EL Salmo 64, es una enérgica
descripción de los impíos que tramaban contra la vida del salmista (Sal. 52; 57
a 59). Consta de dos partes: un pedido
para que Dios lo libre de sus enemigos (vers. 1-6), y una expresión de
confianza y gratitud por la destrucción de éstos (vers. 7-9). El poema termina con un dístico que infunde
aliento (vers. 10). 3CBA
Al músico principal. Salmo de David.
1 ESCUCHA, Oh Dios, la voz de mi queja;
Guarda mi vida del temor del
enemigo.
2 Escóndeme del consejo secreto de los malignos,
De la
conspiración de los que hacen iniquidad,
3 Que Afilan Como Espada Su Lengua;
Lanzan cual saeta suya, palabra
amarga,
4 Para Asaetear A Escondidas Al Íntegro;
De repente lo asaetean, y no
temen.
5 Obstinados En Su Inicuo Designio,
Tratan de esconder los lazos,
Y
DICEN: ¿Quién los ha
de ver?
6 Inquieren Iniquidades,
hacen una investigación exacta;
hacen una investigación exacta;
Y el íntimo
pensamiento de cada uno de ellos,
así como su corazón, es profundo.
7 Mas Dios Los Herirá Con Saeta;
De repente serán sus plagas.
8 Sus propias lenguas los harán
caer;
Se espantarán todos los que los
vean.
9 Entonces Temerán Todos Los Hombres,
Y anunciarán la obra de Dios,
Y entenderán sus hechos.
10 Se Alegrará el justo en Jehová, y confiará en él;
Y se gloriarán todos los rectos de
corazón. (Salmo 64).
El Salmista suplica a Dios, que escuche
su queja ante la trama de los enemigos ocultos.
Los enemigos podían ser cercanos a
él, principalmente gente con poder dentro de su gobierno… si es así, estamos
hablando de gente sin escrúpulos, que pretenden creer en Dios y se atreven a
decir que nadie los verá en su trama de maldad.
Eso es y ha sido el accionar de la
gente malvada a través del tiempo. Pero, así como en el tiempo de David y a través
de toda la historia humana.
¡El malvado recibe su recompensa de acuerdo a su maldad!
¡Porque hay un Dios justo que vela por sus hijos!
¡El malvado recibe su recompensa de acuerdo a su maldad!
¡Porque hay un Dios justo que vela por sus hijos!
El salmo finaliza con el triunfo
del salmista. Y eso también será el final glorioso de todos los que confían en
Dios. Amen. Ministerio Hno. Pio
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