El Salmo 70, es
un cántico de súplica de un afligido, por la liberación de las asechanzas de sus
enemigos. En éste Salmo hay alabanza y esperanza entremezclados con el clamor
angustioso por la liberación.
Al músico principal. Salmo de
David, para conmemorar.
1 Oh Dios, Acude A Librarme;
Apresúrate,
oh Dios, a socorrerme.
2 Sean avergonzados y confundidos
Los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados
Los que mi mal desean.
3 Sean vueltos atrás, en pago de
su afrenta hecha,
Los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!
Los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!
4 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Engrandecido sea Dios.
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Engrandecido sea Dios.
5 Yo estoy afligido y menesteroso;
Apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador eres tú;
Oh Jehová, no te detengas.
Salmo 70.
*Hay apenas leves diferencias
entre el Sal. 70 y el Sal. 40: 13-17.
Este salmo es el clamor de un alma profundamente angustiada. Quizá represente a la nación de Israel, que
percibe su enorme necesidad de Dios.
Consta de dos estrofas que contrastan entre sí: los vers. 1-3 se
refieren a los enemigos de Dios; los vers. 4, 5 hablan de los que le
buscan.
*Al Final, La expresión de
confianza en Dios (vers. 1-4) se transforma en el clamor de un necesitado. El
poema termina con nota de angustia. Vers. 5. (3CBA).
* Los enemigos que afligen al
creyente en Dios están presentes en todas las épocas. Enemigos cercanos o
lejanos. El peor de todo los enemigos que los asecha, es el gran acusador; Satanás: “Que vive solo para destruir a los hijos de Dios”. Apoc. 12:9.
Así, como el salmista
presenta en suplica angustiosa y urgente su pedido por liberación de los
enemigos. Así el creyente hoy, presenta su caso a Dios. Por cada pena y tristeza…
que suceden a sus hijos. El enemigo de las almas es el causante principal. Solo el gozo llega cuando la respuesta
divina llega. Amen.
Hoy tenemos un enemigo común que
asecha a toda la humanidad: EL COVID19. Está matando a miles de personas en el
mundo. La mayor parte de la población estamos recluidos y detenidos en nuestras
propias casas, y la solución por el momento; es aún incierto. Pero Dios tiene
en cuenta todo esto y es escudo de sus hijos. En tiempos difíciles nuestra
confianza debe crecer y crecer en Dios, porque la solución pronto llegará,
porque es nuestro libertador. Amen.
Ministerio Hno. Pio
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