martes, abril 21, 2020

REFLEXIÓN 213. LAMENTO Y PEDIDO DE MISERICORDIA Y VENGANZA POR LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN (SALMO 79).


El Salmo 79, es una descripción breve de la destrucción de Jerusalén por los babilonios en el 587/586 AC, Y el pedido de misericordia y venganza al Dios de Israel.

Salmo de Asaf.
1 Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo; Redujeron a Jerusalén 
a escombros.
2 Dieron los cuerpos de tus siervos por comida 
a las aves de los cielos,
La carne de tus santos a las bestias de la tierra.
3 Derramaron su sangre como agua 
en los alrededores de Jerusalén,
Y no hubo quien los enterrase.
4 Somos afrentados de nuestros vecinos,
Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
5 ¿Hasta Cuándo, Oh Jehová? 
¿Estarás Airado Para Siempre?
¿Arderá Como Fuego Tu Celo?
6 Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen,
 sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7 Porque han consumido a Jacob,
Y su morada han asolado.
8 No Recuerdes contra nosotros las iniquidades 
de nuestros antepasados;
Vengan Pronto tus misericordias a encontrarnos,
Porque estamos muy abatidos.
9 Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre;
Y líbranos, y perdona nuestros pecados 
por amor de tu nombre.
10 Porque dirán las gentes: ¿Dónde Está Su Dios? 
Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos,
La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.
11 Llegue delante de ti el gemido de los presos; 
Conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte,
12 Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos
De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
13 Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, 
Te alabaremos para siempre;
De generación en generación 
cantaremos tus alabanzas.

*EL Sal. 79 es una elegía dedicada a la desolación de Jerusalén por causa del cautiverio babilónico (ver Sal. 74).  Comienza con una descripción gráfica de Jerusalén en ruinas y de sus habitantes muerto a espada; sigue con una plegaria por la liberación y para que los invasores reciban su merecido.  Termina con un cántico de alabanza y la promesa de eterna gratitud.  A pesar de tener estrofas de métrica irregular, en este salmo hay gran fluidez de pensamiento.  Era uno de los preferidos por los hugonotes franceses y de los puritanos ingleses.


1. Vinieron las naciones.
En los vers. 1-4 se lamentan en forma emotiva las terribles calamidades que habían sobrevenido a Israel.
Heredad. Ver Sal. 28: 9; 74: 2; 78: 62.
Han profanado. Los invasores babilonios entraron en el templo, se llevaron los muebles sagrados, demolieron sus adornos y lo incendiaron, con lo cual lo profanaron (2 Crón. 36: 17, 18; Jer. 52: 17-23; cf.  Sal. 74: 47).
Escombros. 2 Crón. 36: 19; Jer. 9: 1 l; 26: 18; Miq. 3: 12.

2. Cuerpos. Este versículo describe la terrible matanza que hubo cuando los caldeos tomaron la ciudad de Jerusalén. Los muertos insepultos sirvieron de alimento para los animales salvajes y los buitres (2 Crón. 36: 17; cf. Deut. 28: 26; Jer. 7: 33; 8: 2; 9: 22; etc.).

3. No hubo quien los enterrase.
Ver Jer. 14: 16. Los antiguos consideraban que era sumamente vergonzoso no ser sepultado en forma honrosa. Se exigía que aun a los criminales ejecutados se los enterrara decentemente (ver Deut. 21: 23).

4. Vecinos. Ver com. vers. 12.

5. ¿Hasta cuándo?
Cf.  Sal. 74: 1, 10; 77: 7-9; 89: 46.
Celo. Ver Exo. 20: 5; 34: 14.  Dios exige que le sirvamos con todo nuestro ser (Deut. 6: 13, 20-25; Mat. 4: 10).

6. Derrama. Ver el notable parecido entre 
los vers. 6, 7 y Jer. 10: 25.
No te conocen. Quizá mejor, "no te reconocen".  
Todas las naciones han recibido cierto grado de revelación divina (ver Rom. 1: 18-25; 2: 14-16).

8. Iniquidades de nuestros antepasados. 
Se ruega a Dios que no les permita sufrir las consecuencias de los pecados de sus antepasados (Exo. 20: 5; Lam. 5: 7).

9. Dios de nuestra salvación.
El salmista tiene fe en el poder de Dios para salvar.
La gloria de tu nombre. Pide a Dios que socorra a Israel, no por amor a éste -pues nada merece-, sino por la gloria divina (ver Exo. 32: 12).  En este versículo se recurre dos veces al nombre de Dios (ver com.  Sal. 5: 1 l; 7: 17).
Perdona. Heb. kafar, "cubrir".  Se traduce generalmente "hacer expiación" (ver Exo. 30: 15).

10. ¿Dónde está su Dios?
En la antigüedad se consideraba que el triunfo sobre un país extranjero representaba la victoria sobre sus dioses. 
El salmista se preocupa por la vindicación del poder de Dios. Al menos en dos ocasiones, Moisés hizo un ruego similar (Exo. 32: 12; Núm. 14: 13 -19).
Sea notoria. El salmista pide castigo para las naciones impías que han derramado la sangre de los siervos de Dios.

11. Gemido. Referencia al gemido o lamento de los hebreos cautivos (ver Sal. 137: 1-6; Lam. 1: 3-5).
Sentenciados a muerte. Heb. "hijos de la muerte" (BJ). 
Ver Sal. 102: 20.

12. Vecinos. Las naciones que rodeaban a Israel, que se gloriaban por su desgracia en vez de procurar ayudarlo contra el invasor (Dan. 9: 16; Abdías 1).
Siete tantos. La idea es de una venganza plena, pues el número siete es símbolo de plenitud.
 (ver Gén. 4: 15, 24; Sal. 12: 6; Mat. 18: 21, 22).

13. Ovejas de tu prado.
Ver com.  Sal. 74: 1; cf.  Sal. 78: 52.
De generación en generación. En este himno de alabanza, el poeta promete trasmitir a las generaciones sucesivas el relato de la bondad de Dios.  Por su situación geográfica en la encrucijada de las naciones, Israel debía ser la luz del mundo (Isa. 43: 21).  3CBA


*¿Ha cuantos nos gusta escuchar?
Un consejo, una advertencia, un llamado, etc. Es una anticipación a los acontecimientos; antes que lleguen.
Pero la mayoría no nos gustan los consejos. 
 Israel, y Judá, no fueron la excepción.
Si revisas los libros de 1, 2 Samuel, 1, 2 Reyes, Jeremías… Encontraras la paciencia de Dios por siglos y la obstinación del pueblo de vivir a la moda de los pueblos.   
Y llegó el día del juicio para Israel con el reino del norte y la destrucción de Jerusalén. Así llegará el juicio para el mundo pecador. Que usando el poder de las naciones se preparan para luchar contra Dios y su ley.
Recuerda: Todo ser humano tiene en su ser, en sus genes, grabados la ley de Dios y sabe por instinto que hacer lo bueno es paz y felicidad. Rom. 2:14-16. Exodo 20:3-17.
Pero van en contra de sí mismos, instigados por el gran engañador. Son engañados porque se complacieron en la injusticia. 2 Tes. 2: 10-12. Isa. 48:18.
El salmista entiende todo esto,
 pero va mas allá y apela a la misericordia divina.
La misericordia, es el amor de Dios. Ese amor preservó la vida de la humanidad hasta enviar al sustituto, al que moriría en lugar del culpable. (Juan 3:16).
Y al pedir misericordia el salmista, pide que sea su amor y no su justicia el que juzgue a Israel. Porque la justicia de Dios, ya lo había visto al describir su destrucción. 
Causa y efecto. Desobediencia–destrucción.
Dios nos ayude a vivir conforme a los principios de Dios, 
y todo nos irá bien. Amen.
 Ministerio Hno. Pio

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