12. UNA PRUEBA DE LEALTAD.
"Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus
frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de
mosto" (Prov. 3: 9, 10).
Este pasaje nos enseña que Dios, como el Dador de todos nuestros
beneficios, tiene derecho sobre todos ellos; que deberíamos considerar en
primer lugar sus derechos; y que los que honran esos derechos disfrutarán de
una bendición especial.
En el pasaje mencionado se establece un principio que se advierte en
todos los tratos de Dios con el hombre.
El Señor colocó a nuestros primeros padres en el huerto del Edén. Los rodeó con todo lo que podría servir para
su felicidad y les pidió que lo reconocieran como el poseedor de todas las
cosas. Hizo crecer en el huerto todo
árbol agradable a los ojos o bueno para comer.
Pero se reservó uno entre todos ellos.
Adán y Eva podían comer libremente de todos los demás; pero de ese árbol
especial Dios dijo: "No comerás".
Eso constituía la prueba de su gratitud y lealtad a Dios.
Así también el Señor nos ha impartido el tesoro más rico del cielo al
darnos a Jesús. Con él nos ha dado todas
las cosas para que disfrutemos de ellas abundantemente. Los productos de la tierra, las cuantiosas
cosechas, los tesoros de oro y plata, son sus dones. Ha entregado a los hombres
casas y tierras, alimento y vestido. Nos
pide que lo reconozcamos como el Dador de todas las cosas, y por esta razón ha
dicho: De todas vuestras posesiones me 70 reservo la décima parte para mí
mismo, además de los donativos y las ofrendas, que deben ser llevados a mi
tesorería. Esto constituye la prueba de
la provisión que Dios ha hecho para promover la obra del Evangelio.
Este plan fue trazado por el Señor Jesucristo mismo, quien dio su vida
por la vida del mundo. El, que dejó los
recintos celestiales, él, que dejó de lado su honor como Comandante de las
huestes celestiales, él, que vistió su divinidad con la humanidad a fin de
levantar a la raza caída, y él, que se empobreció por amor a nosotros para que
por su pobreza fuésemos hechos ricos, ha hablado a los hombres, y en su
sabiduría les ha presentado su propio plan para el sostenimiento de los que
llevan el mensaje al mundo. RH, feb. 4, 1902.
EL TIEMPO Y LOS RECURSOS QUE DIOS SE RESERVA
El mismo lenguaje que se emplea en el mandamiento del diezmo se usa
también con respecto al sábado: "El séptimo día es reposo para Jehová tu
Dios". El hombre no tiene derecho
ni poder para poner el primer día de la semana en lugar del séptimo. Puede pretender hacerlo; "pero el
fundamento de Dios está firme" (2 Tim. 2: 19). Las costumbres y las enseñanzas de los
hombres no disminuirán la vigencia de la ley divina. Dios ha santificado el séptimo día. Esa porción específica de tiempo puesta
aparte por Dios mismo para el culto religioso, continúa siendo tan sagrada hoy
como cuando fue santificada por primera vez por nuestro Creador.
Asimismo el diezmo de nuestras entradas es "santo a
Jehová". El Nuevo Testamento no
promulga de nuevo la ley del diezmo, como tampoco la del sábado, porque la
validez de ambas se da por establecida y su profundo significado espiritual se
considera explicado. . . Mientras
nosotros como pueblo procuramos firmemente dar a Dios el 71 tiempo que él se ha
reservado como suyo, ¿no le daremos también esa parte de nuestros recursos que
él reclama?-RH, mayo 16, 1882.
HAY QUE DIEZMAR LAS POSESIONES TANTO COMO LAS ENTRADAS
Tal como lo hizo Abrahán, hay que pagar el diezmo de todo lo que se
posee y de todo lo que se recibe. Un
diezmo dado fielmente es la parte del Señor.
Retenerlo es robar a Dios. Cada
persona debe llevar con liberalidad los diezmos y las ofrendas a la tesorería
del Señor, con buena voluntad y con gozo, porque al hacerlo así recibe una
bendición. Es peligroso retener como
propia la parte que le pertenece a Dios.
MS 159, 1899.
PARA CADA DISPENSACIÓN
Tal [se refiere a la experiencia de Abrahán y Jacob en el pago del
diezmo] fue la práctica de los patriarcas y profetas que vivieron antes del
establecimiento de los judíos como una nación.
Pero cuando Israel se convirtió en un pueblo separado, el Señor le dio instrucción
definida acerca de este punto: "Y el diezmo de la tierra, así de la
simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa
dedicada a Jehová" (Lev. 27: 30).
Esta ley no caducaría con los ritos y ofrendas de sacrificio que
simbolizan a Cristo. Mientras Dios tenga
un pueblo en el mundo, sus derechos sobre él serán los mismos.
El diezmo de todo lo que poseemos es del Señor. Él se lo ha reservado para que sea empleado
con propósitos religiosos. Es
santo. En ninguna dispensación él ha
aceptado menos que esto. Un descuido o
una postergación de este deber provocará el desagrado divino. Si todos los cristianos profesos llevaran sus
diezmos a Dios, su tesorería estaría llena.-RH, mayo 16, 1882. 72
CONCEDIDO COMO UNA GRAN BENDICIÓN
El sistema especial del diezmo se fundaba en un principio que es tan
duradero como la ley de Dios. Este
sistema del diezmo era una bendición para los judíos; de lo contrario, Dios no
se lo hubiera dado. Así también será una
bendición para los que lo practiquen hasta el fin del tiempo. Nuestro Padre celestial no creó el plan de la
benevolencia sistemática para enriquecerse, sino para que fuese una gran
bendición para el hombre. Vio que este
sistema de beneficencia era precisamente lo que el hombre necesitaba.-JT 1,
385, 386.
LAS NUEVE DÉCIMAS VALEN MÁS QUE LAS DIEZ DÉCIMAS
Muchos se han compadecido de la suerte del Israel de Dios que estaba
compelido a dar sistemáticamente, además de hacer ofrendas liberales cada
año. Un Dios sabio sabía mejor qué
sistema de liberalidad estaría de acuerdo con su providencia, y ha dado a su
pueblo instrucciones concernientes a él.
Ha quedado demostrado que las nueve décimas valen más que las diez
décimas.-3 T 546.
HA HABIDO UN CAMBIO MARCADO DESDE LOS DÍAS DE LOS JUDÍOS
De todos nuestros ingresos debemos separar en primer lugar lo que
pertenece a Dios. En el sistema de
benevolencia prescrito para los judíos, se requería que éstos llevasen al Señor
las primicias de todas las dádivas que él les había hecho, ya fuera en el
aumento de sus manadas o rebaños, o en la producción de sus campos, huertos o
viñedos; o bien debían redimir las primicias presentando una suma
equivalente. ¡Cuánto ha cambiado esto en
nuestros días! Los requerimientos y los
derechos de nuestro Señor, si es que reciben atención alguna, se dejan para el
final. Sin 73 embargo, nuestra obra
necesita hoy diez veces más recursos económicos que en la época de los judíos.
La gran comisión dada a los apóstoles les ordenaba ir a todo el mundo y
predicar el Evangelio. Esto muestra la
extensión de la obra en nuestros días y la mayor responsabilidad que descansa
sobre los seguidores de Cristo. Si la
ley requería diezmos y ofrendas hace miles de años, ¡cuánto más esenciales son
éstos ahora! Si en la economía judía los
ricos y los pobres debían dar sumas que estaban en proporción con lo que
poseían, es doblemente esencial que se haga esto ahora.-4 T 474. 74
13. FUNDADO SOBRE PRINCIPIOS
ETERNOS.
El sistema del diezmo se remonta hasta más allá del tiempo de
Moisés. Ya en los días de Adán, se
requería de los hombres que ofreciesen a Dios donativos de índole religiosa, es
decir, antes que el sistema fuese dado a Moisés en forma definida. Al cumplir lo requerido por Dios, debían
manifestar, mediante sus ofrendas, aprecio por las misericordias y las bendiciones
de Dios para con ellos. Esto continuó
durante las generaciones sucesivas y fue practicado por Abrahán, quien dio
diezmos a Melquisedec, sacerdote del Altísimo.
El mismo principio existía en los días de Job. Mientras Jacob estaba en Betel, peregrino,
desterrado y sin dinero, se acostó una noche solitario y abandonado, teniendo
una piedra por almohada, y allí prometió al Señor: "De todo lo que me
dieres, el diezmo lo he de apartar para ti" (Gén. 28: 22). Dios no obliga a los hombres a dar. Todo lo
que ellos dan debe ser voluntario. Él no
quiere que afluyan a su tesorería ofrendas que no se presenten con buena
voluntad.-JT 1, 372, 373.
PABLO RECONOCIÓ LA VALIDEZ DEL SISTEMA
En su primera carta a la iglesia de Corinto, Pablo instruyó a los
creyentes respecto a los principios generales sobre los cuales se funda el
sostén de la obra de Dios en la tierra.
Escribiendo en cuanto a sus labores apostólicas en favor de ellos,
preguntó: 75
"¿Quién jamás peleó a sus expensas? ¿quién planta viña, y no come
de su fruto? ¿o quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado?
¿Digo esto según los hombres? ¿no dice esto también la ley? Porque en la ley de
Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes? ¿O dícelo enteramente
por nosotros? Pues por nosotros está escrito; porque con esperanza ha de arar
el que ara; y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto.
"Si nosotros os sembramos lo espiritual- preguntó además el
apóstol- , ¿es gran cosa si segáremos lo vuestro carnal? Si otros tienen en
vosotros esta potestad, ¿no más bien nosotros? Mas no hemos usado de esta
potestad: antes lo sufrimos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de
Cristo. ¿No sabéis que los que trabajan en el santuario, comen del santuario, y
que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor
a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (1 Cor. 9:
7-14).
El apóstol se refirió aquí al plan del Señor para sostener a los
sacerdotes que ministraban en el templo.
Aquellos que eran apartados para este sagrado cargo eran sostenidos por
sus hermanos, a quienes ellos ministraban las bendiciones espirituales. "Y
ciertamente los que de los hijos de Leví toman el sacerdocio, tienen
mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley" (Heb. 7:
5). La tribu de Leví fue escogida por el
Señor para los cargos sagrados pertenecientes al templo y al sacerdocio. Acerca del sacerdote se dijo: "Porque le
ha escogido Jehová. . . , para ministrar al nombre de Jehová" (Deut. 18:
5). Dios reclamaba como propiedad suya
una décima parte de todas las ganancias. . .
A este plan para el sostén del
ministerio se refirió Pablo cuando dijo: "Así también ordenó el Señor a
los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio". Y más tarde, 76 escribiendo a Timoteo, el
apóstol dijo: "Digno es el obrero de su jornal" (1 Tim. 5: 18).-HAS
270, 271.
EL DERECHO DE DIOS SOBRE NOSOTROS
Dios tiene derecho sobre nosotros y sobre todo lo que poseemos. Su
derecho tiene supremacía sobre todos los demás.
Y como reconocimiento de ese derecho, él nos pide que le devolvamos una
porción fija de todo lo que nos da. El
diezmo es la parte que él espera. Por
indicación del Señor le fue consagrado desde los tiempos más antiguos. . .
Cuando Dios libró a Israel desde Egipto para que fuera un tesoro
especial para él, le enseñó a dedicar el diezmo de sus posesiones al servicio
del tabernáculo. Esto era una ofrenda
especial dedicada a un trabajo especial.
Todo lo que quedaba de sus bienes pertenecía a Dios y debía ser usado
para su gloria. Pero el diezmo era
apartado para el sostenimiento de los que ministraban en el santuario. Debía darse de las primicias de los productos
agrícolas, y juntamente con los donativos y las ofrendas, proveía abundantes
recursos para sostener el ministerio del Evangelio para ese tiempo.
Dios no requiere menos de nosotros de lo que exigía a su pueblo de la
antigüedad. Los dones que nos da no son
menores sino mayores que los que ofrecía al Israel antiguo. Su servicio requiere recursos económicos, y
siempre los necesitará. La gran obra
misionera en favor de la salvación de las almas debe proseguir avanzando.
Mediante el diezmo, los donativos y las ofrendas, Dios ha establecido una
amplia provisión para su obra. Se
propone que el ministerio del Evangelio sea plenamente sustentado. Reclama el diezmo como suyo, y éste siempre
debería considerarse como una reserva sagrada que debe colocarse en su
tesorería para beneficio de su causa, para el adelanto de su obra, para enviar
sus mensajeros a "los lugares más allá", hasta los últimos rincones
del mundo. 77
Dios ha puesto su mano sobre todas las cosas, tanto en los hombres como
en sus posesiones, porque todo le pertenece.
Él dice: Soy el dueño del mundo; el universo es mío, y requiero que
consagréis a mi servicio las primicias de todo lo que he puesto en vuestras
manos mediante mi bendición. La Palabra
de Dios declara: "No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar"
(Exo. 22: 29). "Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de
todos tus frutos" (Prov. 3: 9). El
exige este tributo como una señal de nuestra lealtad.
Pertenecemos a Dios; somos sus hijos y sus hijas: Suyos por creación y
suyos por el don de su Hijo unigénito quien nos redimió. "¿Ignoráis. . .
que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de
Dios" (1 Cor. 6: 19, 20). La mente,
el corazón, la voluntad y los afectos pertenecen a Dios; y el dinero que
poseemos es del Señor. Todo bien que
recibimos y que disfrutamos es el resultado de la benevolencia divina. Dios es el magnánimo dador de todo bien, y él
desea que el receptor reconozca la procedencia de esos dones que satisfacen
toda necesidad del cuerpo y el alma. Dios pide tan sólo lo que es suyo. La
primera porción es del Señor y debe utilizarse como un tesoro que él ha
confiado. Cuando el corazón es privado
de egoísmo despierta a la realidad de la bondad y el amor de Dios, y es
inducido a reconocer con entusiasmo sus requerimientos justos.-RH, dic. 8,
1896. 78
14. UN PLAN HERMOSO Y SENCILLO.
El plan de Dios en el sistema del diezmo es hermoso por su sencillez e
igualdad. Todos pueden practicarlo con
fe y valor porque es de origen divino.
En él se combinan la sencillez y la utilidad, y no requiere profundidad
de conocimiento para comprenderlo y ejecutarlo.
Todos pueden sentir que son capaces de hacer una parte para llevar a
cabo la preciosa obra de salvación. Cada
hombre, mujer y joven puede llegar a ser un tesorero del Señor, un agente para
satisfacer las demandas de la tesorería. . .
Por este sistema se alcanzan grandes objetos. Si todos lo aceptasen, cada uno sería un
vigilante y fiel tesorero de Dios, y no faltarían recursos para llevar a cabo
la gran obra de proclamar el último mensaje de amonestación al mundo. La tesorería estará llena si todos adoptan
este sistema, y los contribuyentes no serán más pobres por ello. Mediante cada inversión hecha, llegarán a
estar más vinculados a la causa de la verdad presente. Estarán "atesorando para sí buen
fundamento para lo porvenir", a fin de que "echen mano a la vida
eterna" (1 Tim. 6: 19).
JT 1, 367, 368.
TANTO PARA LOS RICOS COMO PARA LOS POBRES
En el sistema bíblico de los diezmos y las ofrendas las cantidades
pagadas por distintas personas variarán enormemente, puesto que estarán en
proporción a sus entradas. En el caso
del pobre, el diezmo será comparativamente pequeño, y hará su donativo en
proporción a sus posibilidades. Pero no
es el tamaño del donativo lo que hace que la 79 ofrenda sea aceptable para
Dios; es el propósito del corazón, el espíritu de gratitud y amor que
expresa. No se haga sentir a los pobres
que sus donativos son tan pequeños que no son dignos de tomarse en cuenta. Que ellos den de acuerdo con sus
posibilidades, sintiendo que son siervos de Dios y que él aceptará su ofrenda.
Aquel a quien Dios ha confiado un cuantioso capital, si ama y teme a
Dios, no encontrará gravoso satisfacer las exigencias de una conciencia iluminada
en lo que se refiere a los derechos de Dios. Los ricos sentirán la tentación de
complacerse en el egoísmo y la avaricia, y de retener los diezmos. Pero los que son fieles a Dios, cuando sean
tentados contestarán a Satanás: "Escrito está", " ¿robará el
hombre a Dios?" "Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma?" (Mat. 16: 26).-RH, mayo 16, 1893.
COMPROMETIDOS POR EL PACTO
En la gran obra de amonestar al mundo, los que poseen la verdad en el
corazón y han sido santificados por la verdad cumplirán con la parte que se les
ha asignado. Serán fieles en el pago de
diezmos y ofrendas. Cada miembro de
iglesia está comprometido por el pacto hecho con Dios a negarse todo lo que
implique un gasto extravagante de recursos.
No permitamos que la falta de economía en nuestra vida de hogar, nos
incapacite para desempeñar nuestra parte en el fortalecimiento de la obra que
ya está establecida y nos impida entrar en nuevos territorios.-RH, enero 17,
1907.
Ruego a mis hermanos y hermanas de todo el mundo que despierten a la
responsabilidad que descansa sobre ellos en lo que se refiere al pago fiel del
diezmo. . . Llevad fielmente la cuenta con
vuestro Creador. Comprended plenamente
la importancia de ser justos con Aquel que posee presciencia divina. Que cada uno escudriñe diligentemente 80 su
corazón. Que revise sus cuentas y
descubra en qué relación se encuentra con Dios.
El que dio a su Hijo unigénito para que muriera por vosotros, ha hecho
un pacto con vosotros. Él os da sus
bendiciones y en cambio requiere que le llevéis vuestros diezmos y
ofrendas. Nadie se atreverá a decir que
no comprendió este asunto. El plan de
Dios concerniente a los diezmos y ofrendas está claramente establecido en el
tercer capítulo de Malaquías. Dios pide
que sus instrumentos humanos sean fieles al contrato que él ha hecho con
ellos. "Traed todos los diezmos al
alfolí y haya alimento en mi casa" (Mal. 3: 10).-RH, dic. 3, 1901.
NO ES UNA LEY RIGUROSA
Algunos dirán que ésta es una de las leyes rigurosas que pesaban sobre
los hebreos. Pero ésta no era una carga
para el corazón voluntario que manifestaba amor a Dios. Únicamente cuando la naturaleza egoísta se
fortalecía por la retención de aquellos recursos, el hombre perdía de vista lo
eterno y estimaba los tesoros terrenales más que las almas.
JT 1, 375.
NO ES UNA CARGA, SALVO PARA LOS DESOBEDIENTES
Las Escrituras requieren de los cristianos que participen en un plan de
activa generosidad que les haga manifestar constantemente interés en la
salvación de sus semejantes. La ley
moral ordenaba la observancia del sábado, que no era una carga excepto cuando
esa ley era transgredida y los hombres se veían sujetos a las penalidades que
entrañaba su violación. Igualmente, el
sistema del diezmo no era una carga para aquellos que no se apartaban del
plan. El sistema ordenado a los hebreos no
ha sido abrogado ni reducido su vigor por Aquel que lo ideó. En vez de carecer de fuerza ahora, tiene que
practicarse más plena y extensamente, 81 puesto que la salvación por Cristo
debe ser proclamada con mayor plenitud en la era cristiana.-JT 1, 371.
UNA PORCIÓN ESCASA
Hablo del sistema del diezmo; ¡y sin embargo cuán escaso lo considero!
¡Cuán pequeña estimación! ¡Cuán vano es el esfuerzo de medir con reglas
matemáticas el tiempo, el dinero y el amor comparándolos con un amor y
sacrificio que son inconmensurables e incomputables! ¡Los diezmos para Cristo!
¡Oh, cuán escasa porción, vergonzosa recompensa por lo que ha costado tanto! 4
T 119. 82
15. UNA CUESTIÓN DE HONRADEZ.
Un espíritu mezquino y egoísta impide que los hombres den a Dios lo que
es suyo. Dios ha establecido un pacto
especial con los hombres, según el cual si éstos apartan regularmente la
porción destinada a promover el reino de Cristo, el Señor los bendice
abundantemente, a tal punto que no tendrán lugar para recibir sus dones. Pero si los hombres retienen lo que pertenece
a Dios, el Señor declara llanamente: "Malditos sois con maldición"
(Mal. 3: 9). . .
Los que comprenden su dependencia de Dios sentirán que deben ser
honrados con sus semejantes, y por sobre todo, deben ser honrados con Dios, de
quien proceden todas las bendiciones de la vida. La desobediencia a los mandamientos positivos
dados por Dios concernientes a los diezmos y las ofrendas, queda registrada en
los libros del cielo como un robo perpetrado contra él.
Nadie que sea deshonesto con Dios o con sus semejantes puede
prosperar. El Dios altísimo, dueño del
cielo y la tierra, dice: "No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica,
ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño.
Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus
días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da" (Deut. 25:
13-15). El Señor vuelve a expresar su
aborrecimiento de la falta de honradez por medio del profeta Miqueas:
"¿Hay aún en casa del impío tesoros de impiedad, y medida escasa que es
detestable? ¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa. . . ? Por eso yo
también te hice enflaquecer hiriéndote, asolándote por tus pecados" (Miq.
6: 10-13).-RH, dic. 17, 1889. 83
PÉRDIDA DE LA PAZ DE LA CONCIENCIA POR INCUMPLIMIENTO
Cuando tratamos injustamente a nuestros semejantes o a Dios, despreciamos
la autoridad divina e ignoramos el hecho de que Cristo nos ha comprado con su
propia vida. El mundo está robando a
Dios en gran medida. Cuanto más riquezas
él les imparte, tanto más los hombres las reclaman como suyas para ser
empleadas como a ellos les agrada. ¿Pero
irán en pos de las costumbres del mundo los seguidores profesos de Cristo?
¿Perderemos la paz de la conciencia, la comunión con Dios y la comunidad con
nuestros hermanos debido a que hemos fallado en dedicar a su causa la porción
que él reclama como suya?
Los que pretenden ser cristianos que recuerden que están trabajando con
el capital que Dios les ha confiado, y que se requiere de ellos que sigan
fielmente las instrucciones de las Escrituras concernientes a su uso. Si vivís en armonía con Dios no cometeréis
ningún desfalco con los bienes de vuestro Señor ni los invertiréis en vuestras
empresas egoístas...
Hermanos y hermanas, si el Señor os ha bendecido con recursos
financieros, no los consideréis como propios.
Consideradlos como vuestros pero dados en depósito por Dios, y sed
fieles y honrados en el pago de los diezmos y las ofrendas. Cuando hacéis una promesa tened la seguridad
de que Dios espera que la paguéis tan pronto como sea posible. No prometáis una parte al Señor para luego
apropiaros de ella a fin de emplearla en vuestro beneficio, no sea que vuestras
oraciones lleguen a ser abominación para él.
El descuido de estos deberes claramente revelados es lo que acarrea
oscuridad sobre la iglesia.
RH, dic. 17, 1889.
NO ES MEJOR QUE UN SACRILEGIO
Lo que se ha separado de acuerdo con las Escrituras como perteneciente
al Señor, constituye el ingreso del Evangelio, 84 y ya no nos pertenece. La acción que comete un hombre al tomar
recursos de la tesorería del Señor a fin de servirse a sí mismo o de beneficiar
a otros en sus negocios seculares, no es mejor que un sacrilegio. Algunos han cometido la falta de apartar del
altar de Dios lo que ha sido dedicado especialmente a él. Todos deberían considerar esto en la forma
debida. Que nadie, cuando se ve en
dificultades, tome el dinero consagrado a propósitos religiosos y lo use en
beneficio propio, calmando su conciencia al decir que lo devolverá en algún
momento futuro. Es mucho mejor que corte
sus gastos para que correspondan con sus entradas, que restrinja sus
necesidades y viva con lo que gana, que usar el dinero del Señor con propósitos
seculares. 9 T 246, 247. 85
16. REGULARIDAD Y SISTEMA.
Las instrucciones dadas por el Espíritu Santo por medio del apóstol
Pablo concernientes a los donativos, presentan un principio que se aplica
también al diezmo: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros
ponga aparte algo, según haya prosperado" (1 Cor. 16: 2). Aquí se incluye a los padres y a los
hijos. Esto se dirije no sólo a los ricos
sino también a los pobres. "Cada
uno dé como propuso en su corazón [guiado por la sincera consideración del plan
prescrito por Dios]: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al
dador alegre" (2 Cor. 9:7). Los
donativos hay que darlos en consideración a la benevolencia de Dios manifestada
hacia nosotros.
¿Y qué tiempo más apropiado podría elegirse para apartar el diezmo y
presentar nuestras ofrendas a Dios? En el día de reposo pensamos en su
bondad. Hemos contemplado su obra en la
creación como una evidencia de su poder en la redención. Nuestros corazones están llenos de
agradecimiento por su gran amor. Y
ahora, antes de que vuelva a comenzar el tráfago de la semana, le devolvemos lo
que es suyo, y con ello una ofrenda para manifestarle nuestra gratitud. En esta forma nuestra práctica constituirá un
sermón semanal que declara que Dios es el dueño de todos nuestros bienes, y que
él nos ha hecho mayordomos suyos para que los empleemos para su gloria. Cada acto de reconocimiento de nuestra
obligación hacia Dios fortalecerá el sentido del deber. La gratitud se profundiza cuando la
expresamos y el gozo que proporciona es vida para el alma y el cuerpo.-RH, feb.
4, 1902. 86
PRIMERO EL DIEZMO Y LUEGO LAS OFRENDAS
El asunto de la dadivosidad no ha sido librado al impulso. Dios nos ha dado instrucciones definidas
concernientes a él. Ha especificado que
los diezmos y las ofrendas constituyen nuestra obligación, y desea que demos en
forma regular y sistemática. . . Que cada uno examine periódicamente sus
entradas, las que constituyen una bendición de Dios, y aparte el diezmo para
que sea del Señor en forma sagrada. Este
fondo en ningún caso debería dedicarse a otro uso; debe dedicarse únicamente
para el sostén del ministerio evangélico.
Después de apartar el diezmo hay que separar los donativos y las
ofrendas, "según haya prosperado" Dios.-RH, mayo 9, 1893.
PRIMERO HAY QUE SATISFACER LOS DERECHOS DE DIOS.
El Señor no sólo reclama el diezmo como suyo, sino también establece
cómo debería reservárselo para él. Dice: "Honra a Jehová con tus bienes, y
con las primicias de todos tus frutos" (Prov. 3: 9). Esto no nos enseña que debamos gastar los
recursos en nosotros mismos y luego llevar al Señor lo que quede, aunque esto
sea también un diezmo honrado. La
porción del Señor debe separarse en primer lugar.
-RH, feb. 4, 1902.
No debemos consagrarle lo que queda de nuestras entradas después de
haber satisfecho nuestras necesidades reales o imaginarias; antes de gastar
nada debemos apartar lo que Dios ha especificado como suyo.
Muchas personas harán frente a todas las exigencias y los compromisos
inferiores o secundarios, y dejarán a Dios únicamente los restos, si es que
queda algo. Y si no queda nada, su causa
tendrá que esperar hasta un tiempo más propicio.-RH, mayo 16, 1882. 87
17. EL MENSAJE DE MALAQUÍAS.
El reproche, la amonestación y la promesa de Dios se dan con lenguaje
inequívoco en Malaquías 3: 8:
"¿Robará el hombre a Dios?
Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos
robado?" El Señor responde: "En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros,
la nación toda, me habéis robado".
El Señor del cielo desafía a quienes ha suplido con su abundancia a
probarlo. "Traed todos los diezmos
al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de
los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde" (Mal. 3: 10).
Este mensaje no ha perdido nada de su fuerza. Su importancia se renueva constantemente así
como los dones de Dios se renuevan continuamente. No hay dificultad para comprender cuál es
nuestro deber a la luz de este mensaje dado por medio del santo profeta de
Dios. No se nos ha dejado para que
tropecemos en las tinieblas y la desobediencia.
La verdad se declara con toda llaneza, y todos los que deseen ser
honrados ante Dios pueden comprenderla.
El diezmo de todos nuestros ingresos es del Señor. El coloca su mano sobre la porción que ha
especificado que le devolvamos, y dice: Permito que uséis de mi abundancia
después de haber apartado la décima parte y de haberme traído donativos y
ofrendas.
Dios pide que su diezmo sea llevado a su tesorería. Devuélvase esa parte en forma estricta,
honrada y fiel. Además de esto él pide
vuestros donativos y ofrendas. A nadie
se obliga a presentar delante de Dios sus diezmos, donativos 88 u
ofrendas. Pero con la misma seguridad
con la que se nos ha dado la Palabra de Dios, él requerirá lo suyo con interés
de la mano de cada ser humano. Si los
hombres son infieles en devolver a Dios lo que le pertenece, si pasan por alto
la comisión dada a sus mayordomos, no seguirán teniendo la bendición de lo que
el Señor les ha confiado. . .
Dios ha dado a cada persona su obra. Sus siervos han de actuar en
colaboración con él. Los hombres, si así
lo prefieren, pueden rehusar relacionarse con su Hacedor; pueden negarse a
entregarse a su servicio, y utilizar indebidamente los bienes que le fueron
confiados; pueden dejar de ejercer frugalidad y abnegación, y pueden olvidar
que el Señor requiere que le devuelvan una parte de lo que él les ha dado. Tales personas son mayordomos infieles.
Un mayordomo fiel hará todo lo que puede en el servicio de Dios; su
gran preocupación será la necesidad del mundo.
Comprenderá que el mensaje de verdad debe predicarse, no sólo en su
propio vecindario sino en las regiones más alejadas. Cuando los hombres tienen este espíritu, el
amor a la verdad y la santificación que recibirán mediante la verdad borrarán
la avaricia, el engaño y toda clase de falta de honradez.
RH, Supplement, dic.
1, 1896.
UN ATREVIDO REPUDIO
"Entiendo que Ud. proclama también que no debemos pagar
diezmos. Hermano mío, 'quita tus zapatos
de tus pies'; porque el lugar donde Ud. está es tierra santa. El Señor me ha hablado con respecto al pago
de los diezmos. Él ha dicho: 'Traed
todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa'. . . Muy recientemente se me ha dado luz directa
de parte del Señor sobre este asunto, según la cual muchos adventistas del
séptimo día estaban robando a Dios en los diezmos y las ofrendas, y se me
reveló claramente que Malaquías ha declarado el caso tal como es en
realidad. Luego entonces, ¿cómo osa
algún hombre siquiera 89 pensar en su corazón que una sugestión para retener
los diezmos y las ofrendas viene del Señor? ¿Dónde, hermano, se ha descaminado
Ud. de la senda? ¡Oh, encamínese de nuevo a la senda recta!"-TM 57.
ROBANDO A DIOS
El hecho de que vuestros nombres están inscritos en el libro de la
iglesia no os convierte en cristianos.
Debéis llevar vuestros donativos al altar de sacrificio, y colaborar con
Dios al máximo de vuestra capacidad, para que por medio de vosotros él pueda
revelar la belleza de su verdad. No
retengáis nada que sea del Salvador. Todo le pertenece. No tendríais nada para dar si él no os lo
hubiera dado primero.
El egoísmo se ha introducido y se ha apoderado de lo que le pertenece a
Dios. Esto es codicia, lo cual es
idolatría. Los hombres monopolizan lo
que Dios les ha prestado, como si fuera de su propiedad, para hacer lo que les
place. Cuando su capacidad para allegar
riquezas es complacida, piensan que sus posesiones los hacen valiosos a la
vista de Dios. Esto es una trampa, un
engaño de Satanás. ¿De qué valen la
pompa y la ostentación exteriores? ¿Qué
ganan hombres y mujeres con el orgullo y la complacencia de sí mismos? "Porque
¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su
alma? ¿O qué recompensa dará el hombre
por su alma?" (Mat. 16: 26). La riqueza mundanal es efímera. Podemos obtener riquezas eternas únicamente
por medio de Cristo. La riqueza que él
nos concede escapa a todo cómputo.
Habiendo encontrado a Dios somos supremamente ricos en la contemplación
de su tesoro. "Cosas que ojo no
vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado
para los que le aman" (1 Cor. 2: 9).
Formulaos esta pregunta: ¿Qué
estoy haciendo con los talentos del Señor?
¿Os estáis colocando en una situación 90 en la que se os pueden aplicar
estas palabras: "Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado"? (Mal. 3: 9).
Estamos viviendo en un tiempo de solemne privilegio y de cometido
sagrado; un tiempo en el que nuestro destino está siendo decidido para vida o
para muerte. Recuperemos nuestra
sensatez. Vosotros que pretendéis ser
hijos de Dios, llevad vuestros diezmos a su tesorería. Dad ofrendas en forma voluntaria y abundante,
según Dios os haya prosperado. Recordad
que el Señor os ha confiado ciertos talentos con los que debéis negociar
diligentemente para él. Recordad también que el siervo fiel no se atribuye nada
a sí mismo. Toda alabanza y gloria son dadas al Señor: Tú me entregaste tu
depósito. No habría sido posible
ganancia alguna sin que primero hubiese habido un depósito. No habría podido haber ningún interés sin un
capital. El capital fue adelantado por
el Señor. El éxito en los negocios
procede de él, y a él pertenece la gloria.
¡Oh, si todos los que conocen la verdad obedecieran la enseñanza de esa
verdad! ¿Por qué son tan ciegos los
hombres que están en el umbral mismo del mundo eterno? Hablando en términos generales no hay escasez
de medios entre los adventistas. Pero
muchos adventistas no logran comprender la responsabilidad que les asiste de
cooperar con Dios y Cristo en la salvación de las almas. No expresan ante el mundo el gran interés que
Dios tiene en los pecadores. No
aprovechan al máximo las oportunidades que se les conceden. La lepra del egoísmo ha entrado en la iglesia. El Señor Jesucristo sanará a la iglesia de
esta terrible enfermedad si ella quiere ser curada. El remedio se encuentra en el capítulo 58 de
Isaías. RH, dic. 10, 1901.
UN ASUNTO SERIO
Es un asunto serio utilizar mal los bienes del Señor, robarle a Dios;
porque al hacerlo se pervierte la capacidad 91 de percibir y el corazón se
endurece. Cuán árida es la experiencia
religiosa y cuán confusa es la comprensión del que no ama a Dios con amor puro
y sin egoísmo, y del que falla, por lo tanto, en amar a su prójimo como a sí
mismo. . .
El gran día final revelará ante ellos y todo el universo el bien que
habría podido hacerse si ellos no hubiesen seguido sus inclinaciones egoístas
robando así a Dios en los diezmos y las ofrendas. Habrían podido colocar su tesoro en el banco
del cielo y preservarlo en bolsas que no envejecen; pero en lugar de hacerlo,
lo gastaron en ellos mismos y en sus hijos, y al parecer temían que el Señor
recibiese algo de su dinero o su influencia, y de esta manera acarrearon sobre
sí pérdida eterna. Piensen ellos en el resultado
de retener lo que es de Dios. El siervo
infiel que no puso a interés el dinero de su Señor, pierde una herencia eterna
en el reino de gloria. RH, enero 22, 1895 .
Defraudar a Dios es el delito más grande que un hombre pueda cometer; y
sin embargo este pecado está muy arraigado y extendido.
RH, oct. 13, 1896.
CADA PESO ES IMPUTADO.
¿Retendréis de Dios lo que le pertenece? ¿Alejaréis de la tesorería la porción que
Dios reclama como suya? Si lo hacéis,
estaréis robando a Dios, y cada peso será imputado contra vosotros en los
libros del cielo.-RH, dic. 23, 1890.
POR QUÉ ALGUNOS PIERDEN LA BENDICIÓN.
Apresuraos, hermanos y hermanas, en devolver a Dios un diezmo fiel, y
en llevarle también ofrendas de agradecimiento voluntarias. Hay muchos que no
serán bendecidos hasta que restituyan los diezmos que han retenido. Dios espera que redimáis el pasado. La mano de la santa ley alcanza a cada alma
que disfruta de los beneficios de Dios.
Que los que han retenido el diezmo hagan un cálculo 92 exacto y
devuelvan al Señor lo que han robado de su obra. Haced restitución y llevad al
Señor ofrendas de paz. "¿O forzará
alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz;
sí, haga paz conmigo" (Isa. 27:
5). Si reconocéis que habéis obrado mal
al apropiaros de sus bienes, y os arrepentís cabalmente, él perdonará vuestra
transgresión.-RH, dic. 10, 1901.
SE HA LLEVADO OSCURIDAD A LAS IGLESIAS
Algunos dejan de educar a la gente en lo que se refiere al cumplimiento
de su deber. Predican esa parte de
nuestra fe que no despertará oposición ni desagradará a los oyentes; pero no
declaran toda la verdad. La gente
disfruta de su predicación; pero hay falta de espiritualidad porque no se
satisfacen los derechos de Dios. Su
pueblo no le da los diezmos y las ofrendas que le pertenecen. Este robo perpetrado contra Dios, practicado
tanto por ricos como por pobres, ha llevado oscuridad a las iglesias; y los
pastores que trabajan con la gente y no les presentan la sencilla voluntad
revelada de Dios, son puestos bajo condenación con la gente, porque han
descuidado su deber.-RH, abril 8, 1884.
SE TOMA NOTA DE TODA RETENCIÓN EGOÍSTA
El Señor lee los pensamientos codiciosos en cada corazón que se propone
retener lo que le pertenece. Dios ve a
los que son egoístamente descuidados en pagar sus diezmos y en llevar sus
donativos y ofrendas a la tesorería. El
Señor Jehová lo comprende todo. Así como
se escribe un libro de memoria delante de él acerca de los que temen al Señor y
piensan en su nombre, así también se lleva un registro de todos los que se
apoderan de los dones que Dios les ha enviado a fin de que los usen para la
salvación de las almas.
RH, mayo 16, 1893. 93
EL MAYORDOMO INFIEL EXPERIMENTARÁ UNA GRAN PÉRDIDA
La promesa hecha a los que honran a Dios de su sustancia todavía está
registrada sobre las páginas sagradas.
Si el pueblo del Señor hubiera obedecido fielmente sus directivas, la
promesa se habría cumplido para ellos.
Pero cuando los hombres pasan por alto las pretensiones de Dios
establecidas claramente delante de ellos, el Señor permite que sigan sus
propios caminos y cosechen el fruto de sus acciones. Quienquiera que se apodere para su propio uso
de la porción que Dios se ha reservado está demostrando que es un mayordomo
infiel. Perderá no sólo lo que ha
retenido de Dios sino también lo que se le dio como suyo.
RH, feb. 4, 1902. 94
18. PROBEMOS AL SEÑOR.
"Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde"
(Mal. 3: 10). ¿Obedeceremos a Dios y le
llevaremos todos nuestros diezmos y ofrendas, para que haya alimento a fin de
satisfacer las necesidades de las almas que sienten hambre por el pan de vida? Dios nos invita a ponerlo a prueba ahora
mismo, cuando el año viejo se aproxima a su final; hagámoslo así y permitamos
que el año nuevo nos encuentre con la tesorería de Dios reabastecida. . .
Él nos ha dicho que abrirá las ventanas del cielo y derramará sobre
nosotros bendiciones, hasta que sobreabunde.
El empeña su Palabra: "Reprenderé también por vosotros al
devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo
será estéril, dice Jehová de los ejércitos" (Mal. 3: 11). De manera que su palabra constituye nuestra
seguridad de que nos bendecirá de tal modo que llegaremos a dar diezmos y
ofrendas aún mayores. "Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho
Jehová de los ejércitos" (Mal. 3: 7).
Hermanos, ¿cumpliréis con las condiciones? ¿Ofreceréis en forma voluntaria, con gozo y
abundantemente? Las misiones extranjeras
necesitan los recursos que proceden de los Estados Unidos. ¿Pedirán en
vano? Las misiones nacionales tienen
gran necesidad de dinero; han sido establecidas por fe en diferentes lugares
del campo. ¿Serán 95 dejadas para que
languidezcan y mueran? ¿No nos
levantaremos para obrar? Que Dios ayude
a su pueblo a hacer lo mejor que pueda.
NO SE CORRE NINGÚN RIESGO
¡Oh, qué seguridad benigna, plena y completa se nos da, si tan sólo
hacemos lo que Dios requiere! Proceded
en este asunto como si creyeseis que el Señor hará tal como ha prometido. Arriesguemos algo contra la Palabra de
Dios. Muchas personas, en su celo por
enriquecerse, corren grandes riesgos; pasan por alto cosas de importancia
eterna y sacrifican nobles principios; y sin embargo pueden perderlo todo en el
juego. Pero al cumplir con las
invitaciones eternas nosotros no corremos ningún riesgo. Debemos aceptar la Palabra de Dios, y con fe
sencilla debemos avanzar confiando en la promesa, y dar al Señor lo que es
suyo.-RH, dic. 18, 1888.
UNA CAUSA DE ADVERSIDAD
Muchos que profesan ser cristianos proveen abundantemente para ellos
mismos, y suplen todas sus necesidades imaginarias mientras no prestan atención
a las necesidades de la causa del Señor. Piensan que es ganancia retener todos
los dones del Señor, o una proporción egoísta de ellos. Pero encuentran pérdida en lugar de
ganancia. Su conducta provoca la
suspensión de los beneficios y bendiciones.
Los hombres han perdido mucho a causa de su espíritu egoísta y
avaro. Si hubiesen reconocido con
plenitud y voluntariamente los requerimientos de Dios y si los hubiesen
satisfecho, su bendición se habría manifestado aumentando la producción de la
tierra. Las cosechas habrían sido más
abundantes. Las necesidades de todos
habrían sido ampliamente satisfechas.
Cuanto más demos tanto más recibiremos.
RH, dic. 8, 1896. 96
LOS MANDATOS DE DIOS VAN ACOMPAÑADOS DE PROMESAS.
El deber es el deber, y debe cumplirse por esa misma razón. Pero el Señor tiene compasión de nosotros en
nuestra condición caída y acompaña sus mandatos con promesas. Pide a su pueblo que lo pruebe y declara que
recompensará la obediencia con las bendiciones más ricas. . . Nos estimula a darle y declara que lo que él
nos retribuya estará en proporción con los donativos que le hagamos.
"El que siembra escasamente, también segará
escasamente" (2 Cor. 9: 6). Dios no
es injusto para que se olvide de vuestro trabajo y de vuestras acciones de
amor.
¡Cuán tierno y fiel es Dios con nosotros! Nos ha dado en Cristo las bendiciones más
escogidas. Mediante él puso su firma en
el contrato que ha hecho con nosotros.
RH, dic. 3, 1901. 97
19. APODERÁNDOSE DE LOS FONDOS QUE
DIOS SE RESERVA.
El Señor me ha dado últimamente testimonios especiales concernientes a
las advertencias y promesas que él ha dado por medio de Malaquías. Después de hablar con gran claridad en la
iglesia de Sydney [Australia], y mientras me ponía mi ropa de abrigo en el
cuarto de vestir, se me hizo esta pregunta: "Hna. White, ¿cree Ud. que mi
padre debería pagar el diezmo? Ha tenido grandes pérdidas recientemente, y dice
que tan pronto como cancele su deuda, pagará el diezmo". Le pregunté:
"¿Cómo considera Ud. las obligaciones hacia Dios, quien nos da la
vida y la respiración, y todas las bendiciones de que disfrutamos? ¿Le parece a Ud. que nuestra deuda con Dios
debe aumentar continuamente? ¿Quitará
Ud. a Dios la parte que él nunca nos ha dado para que la empleemos con otro
propósito que no sea la promoción de su obra, para sostener a sus siervos en el
ministerio?
Para responder a su pregunta, el
profeta Malaquías dice: 'Robará el hombre a Dios?. . . y dijisteis:
¿En qué te hemos robado?' -como si voluntariamente se quisiera entender
mal este tema. Pero a continuación se da
la respuesta: 'En vuestros diezmos y ofrendas.
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis
robado'. Después de esta declaración,
¿me atrevería a decirle: Ud. no necesita pagar el diezmo mientras esté
endeudado? ¿Debería decirle que debe
pagar todo lo que debe a cualquier persona, aunque robe a Dios para
hacerlo?"
Si todos aceptaran lo que dice la Escritura, y abrieran 98 sus
corazones para comprender la palabra de Dios, no dirían: "No puedo
comprender el asunto del diezmo. No
puedo entender que en mis circunstancias tenga que pagar el diezmo". "¿Robará el hombre a Dios? "El resultado de hacerlo ha sido
claramente expresado, y yo no arriesgaría las consecuencias. Todos los que decidan obedecer a Dios de todo
corazón; los que no se apoderen de los fondos reservados de Dios -su propio
dinero- para pagar sus deudas; los que devuelvan al Señor la parte que él
reclama como suya, recibirán la bendición de Dios que se promete a los que le
obedecen.
Special Testimony to Battle Creek Church, págs. 9, 10 [agosto, 1896].
LA VERDADERA RAZÓN DE LA RETENCIÓN
Vi que algunos se han disculpado por no ayudar a la causa de Dios
debido a sus deudas. Si hubieran
examinado detenidamente sus propios corazones, habrían descubierto que el
egoísmo era la razón por la que no llevaban ofrendas voluntarias a Dios. Algunos siempre estarán endeudados. Debido a su codicia, la mano prosperadora de
Dios no los acompañará para bendecir sus empresas. Aman a este mundo más que a la verdad. No se están disponiendo ni preparando para el
reino de Dios.-1 T 225.
DIEZMOS RETENIDOS POR FALTA DE CONFIANZA
El diezmo es sagrado, y ha sido reservado por Dios mismo. Debe ser llevado a su tesorería para que se
lo emplee en la sustentación de los obreros evangélicos. Durante largo tiempo el Señor ha sido robado
porque hay quienes no comprenden que el diezmo es la porción que Dios se ha
reservado. Algunos no han estado
satisfechos y han dicho: "No pagaré más mi diezmo, porque no tengo
confianza en la forma como se manejan las cosas en el corazón de la
obra". ¿Pero robaréis a Dios porque
pensáis que el manejo de la obra no es correcto? Presentad vuestras quejas 99 en forma clara y
abierta, con el espíritu debido, a las personas debidas. Pedid que las cosas sean ajustadas y puestas
en orden; pero no retengáis lo que corresponde a la obra de Dios, demostrando
así que sois infieles, porque otros no están obrando correctamente.-9 T 249.
EL PRIMER DEBER HACIA DIOS
Algunos piensan que tienen obligaciones inviolables hacia sus hijos.
Deben dar a cada uno su parte, pero se sienten incapaces de reunir recursos
para ayudar la causa de Dios. Presentan
como excusa que tienen un deber hacia sus hijos. Esto puede ser así, pero su primer deber se
refiere a Dios. . . No permitáis que
nadie presente sus pretensiones y os induzca a robar a Dios. No permitáis que vuestros hijos roben vuestra
ofrenda del altar de Dios para usarla en su propio beneficio.-1 T 220. 100
20. LA RESPUESTA DE UNA CONCIENCIA
ESTIMULADA.
Como resultado de las reuniones especiales realizadas en la iglesia de
---------------, se ha producido un progreso decidido en espiritualidad,
piedad, caridad y actividad. Se predicó
acerca del pecado de robar a Dios en los diezmos y ofrendas. . .
Muchos confesaron que no habían pagado los diezmos durante años; y
sabemos que Dios no puede bendecir a los que le roban, y que la iglesia debe
sufrir las consecuencias de los pecados de sus miembros individuales. En los libros de nuestra iglesia hay una gran
cantidad de nombres, y si todas esas personas pagaran prontamente un diezmo
honrado al Señor, lo que constituye su parte, la tesorería no carecería de recursos.
. .
Cuando se presentó el pecado de robar a Dios, la gente recibió un
concepto más claro de su deber y privilegio en este asunto. Un hermano dijo que durante dos años no había
pagado sus diezmos, y que estaba desesperado; pero después de confesar su
pecado, comenzó a cobrar esperanza. "¿Qué
debo hacer?" -preguntó.
Le dije: "Entregue una promesa escrita al tesorero de la iglesia;
eso tendrá valor formal".
Él pensó que eso constituía un pedido más bien extraño, pero se sentó y
comenzó a escribir: "Por valores recibidos, prometo pagar. . ." Levantó la cabeza como para preguntar: ¿Es ésta la forma adecuada de formular una
promesa al Señor?
"Sí -continuó-, por valores recibidos. ¿Acaso no he 101 estado recibiendo las
bendiciones de Dios día tras día? ¿No me
han protegido los ángeles? ¿No me ha
bendecido el Señor con toda clase de bendiciones espirituales y
temporales? Por valores recibidos,
prometo pagar la suma de 571.50 dólares al tesorero de la iglesia". Después de haber realizado todo lo posible de
su parte, se sintió feliz. Al cabo de
pocos días había cumplido su promesa pagando los diezmos a la tesorería. También realizó un donativo de 125 dólares en
ocasión de la Navidad.
Otro hermano hizo una promesa escrita por 1.000 dólares, esperando
pagarla al cabo de pocas semanas. Y un tercero
prometió pagar 300 dólares.-RH, feb. 19, 1889.
LOS DIEZMOS ATRASADOS SON PROPIEDAD DE DIOS
Muchas personas durante largo tiempo no han tratado honradamente con
Dios. Al no separar el diezmo cada
semana han dejado que éste se acumule hasta constituir una suma voluminosa, y
ahora se resisten a pagarlo. Conservan
esos diezmos atrasados y los utilizan como si les pertenecieran. Pero son propiedad de Dios que ellos han
rehusado poner en su tesorería.-RH, dic. 23, 1890.
LOS DESCUIDADOS Y LOS INDIFERENTES EN EL CUMPLIMIENTO DE SU DEBER
Que los que han llegado a ser descuidados e indiferentes, y retienen
sus diezmos y ofrendas, se acuerden que están bloqueando el camino e impidiendo
que la verdad llegue a regiones lejanas.
Se me ha indicado que diga al pueblo de Dios que redima su honor
devolviendo a Dios fielmente el diezmo.-MS 44, 1905.
PAGANDO POR MEDIO DE UN PAGARÉ
El viernes de mañana hablé acerca del diezmo. Este tema no ha sido presentado en las
iglesias en la forma debida, 102 y ese descuido juntamente con la depresión
financiera ha ocasionado una marcada disminución de los diezmos durante el año
pasado. En esta asociación el tema se ha
presentado cuidadosamente en una reunión tras otra. . .
Un hermano de distinguida apariencia, delegado de Tasmania, vino a
verme y me dijo: "Me alegro de
haberle oído hablar acerca del diezmo.
No sabía que fuera una cosa tan importante. No seguiré descuidándolo". Y luego comenzó a calcular la cantidad de
diezmo que debía durante los últimos veinte años, y dijo que lo pagaría con
tanta rapidez como pudiera, porque no quería que el pecado de haber robado a Dios,
registrado en los libros del cielo, lo enfrentara en el juicio.
Una hermana de la iglesia de Melbourne ha traído once libras esterlinas
[54 dólares] como diezmos atrasados que ella no había comprendido que debía
pagar. A medida que han recibido la luz
muchas personas han confesado que están endeudadas con Dios y han manifestado
su determinación de pagar esa deuda. . .
Les propuse que llevaran a la tesorería sus pagarés prometiendo pagar la
cantidad completa correspondiente a un diezmo honrado tan pronto como pudieran
obtener el dinero. Muchas cabezas se
inclinaron manifestando asentimiento, y tengo confianza en que en el próximo
año no tendremos, como ahora, una tesorería vacía.-MS 4, 1893.
PALIDECIENDO ANTE EL DIEZMO RETENIDO
Muchísimas personas han perdido su espíritu de abnegación y
sacrificio. Han estado enterrando su
dinero en posesiones temporales. Hay
hombres a quienes Dios ha bendecido y a quienes está probando para ver cómo
responderán ante sus beneficios. Han
retenido sus diezmos y sus ofrendas hasta que su deuda al Señor de los
ejércitos ha llegado a ser tan grande que palidecen ante el pensamiento de
devolver al Señor lo que es suyo: un diezmo 103 justo. Apresuraos, hermanos, ahora que tenéis la oportunidad
de ser honrados con Dios; no demoréis.-General Conference Daily Bulletin, feb.
28, 1893.
FRENTE AL NUEVO AÑO
¿Cómo está vuestra mayordomía?
¿Habéis robado a Dios en diezmos y ofrendas durante el año pasado? Contemplad vuestros graneros bien abastecidos
y vuestras despensas repletas con las buenas cosas que el Señor os ha dado, y
preguntad si habéis devuelto al Dador lo que le pertenece. Si habéis robado a Dios, hacedle restitución
hasta donde sea posible, enderezad lo pasado y luego pedid al Salvador que os
perdone. ¿No devolveréis al Señor lo que
le pertenece, antes que este año con todas las anotaciones hechas en los
registros celestiales pase a la eternidad?-RH, dic. 23, 1902.
RESTITUCIÓN HECHA CON CONTRICIÓN
Cuando quiera que hayáis descuidado de devolver al Señor lo que es suyo,
arrepentíos con alma contrita y haced restitución, para que su maldición no
recaiga sobre vosotros. . . Cuando
hayáis hecho todo lo posible de vuestra parte, sin retener nada que pertenezca
a vuestro Hacedor, entonces podéis pedirle que proporcione recursos para enviar
el mensaje de verdad al mundo.-RH, enero 20, 1885.
LA FIDELIDAD DE JACOB
Jacob hizo ese voto mientras se hallaba refrigerado por los rocíos de
la gracia, y vigorizado por la presencia y la seguridad de Dios. Después que
hubo pasado la gloria divina, tuvo tentaciones, como los hombres de nuestra
época, pero fue fiel a su voto, y no quiso albergar pensamientos referentes a
la posibilidad de quedar libre de la promesa que había hecho. Podría haber razonado de manera muy similar a
como lo hacen los hombres de hoy, diciéndose que 104 esta revelación era tan
sólo un sueño, que estaba muy excitado cuando formuló ese voto y por tanto no
necesitaba cumplirlo; pero no obró así.
Transcurrieron largos años antes que Jacob se atreviera a volver a su
país; pero cuando lo hizo, cumplió fielmente su deuda para con su Señor. Había llegado a ser rico, y una suma muy
grande de sus propiedades pasó a la tesorería del Señor.
En nuestra época, muchos fracasan donde Jacob tuvo éxito. Aquellos a
quienes Dios concedió más riquezas, se inclinan con más intensidad a retener lo
que tienen, porque deben dar una suma proporcional a su propiedad. Jacob dio el diezmo de todo lo que tenía, y
luego, reconociendo que antes lo había empleado para su uso personal, dio al Señor
el beneficio de lo que había usado para sí durante el tiempo que había estado
en un país pagano y no podía pagar su voto.
Esto sumaba una cantidad elevada, pero no vaciló; no consideraba suyo,
sino como del Señor, lo que había consagrado a Dios.
Según la cantidad otorgada será la requerida. Cuanto mayor sea el capital confiado, más
valioso es el don que Dios requiere que se le devuelva. Si un cristiano tiene diez o veinte mil
pesos, las exigencias de Dios son imperativas para él, no sólo en cuanto a dar
la proporción de acuerdo con el sistema del diezmo, sino en cuanto a presentar
sus ofrendas por el pecado y agradecimiento a Dios.-JT 1, 546, 547
LA ORACIÓN NO ES UN SUSTITUTO DEL DIEZMO
La oración no tiene por objeto obrar un cambio en Dios; nos pone a
nosotros en armonía con Dios. No
reemplaza al deber. Dios nunca aceptará
en lugar del diezmo la oración hecha con frecuencia y fervor. La oración no pagará nuestras deudas a
Dios.-MJ 246. 105
ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE
No pasará mucho tiempo antes que termine el tiempo de gracia. Si ahora no servís con fidelidad al
Señor, ¿cómo podréis hacer frente al
registro de vuestro trato infiel? De
aquí a no mucho tiempo se declarará el arreglo de las cuentas y se os
preguntará: "¿Cuánto debes a mi
Señor?" Si habéis rehusado tratar
honradamente con Dios, os ruego que penséis en vuestra deficiencia, y si es
posible que hagáis restitución. Si esto
no puede hacerse, orad con humildad y contrición que Dios, por amor a Cristo,
perdone vuestra gran deuda. Comenzad
ahora a actuar como cristianos. No
presentéis excusas por haber dejado de dar al Señor lo que le pertenece. Ahora, mientras aún se escucha la dulce voz
de la misericordia, mientras aún no es demasiado tarde para corregir los
errores, mientras se dice hoy, si oís su voz no endurezcáis vuestros
corazones.-RH, Supplement, dic. 1, 1896. 106
21. EL EMPLEO DEL DIEZMO.
Dios ha dado instrucciones especiales concernientes al empleo del
diezmo. No es su propósito que su obra
se vea estorbada por falta de recursos.
Él ha explicado claramente nuestro deber en lo que concierne a estos
puntos, a fin de que no se realice un trabajo casual y para que no se cometan
errores. La porción que Dios se ha
reservado no debe usarse para ningún otro propósito fuera del que él ha
especificado. Que nadie se sienta libre
para retener sus diezmos con el fin de usarlos según su propio juicio. No debe emplearse en caso de emergencia, ni
como parezca conveniente, aun en cosas que conciernan a la obra de Dios.
El ministro, por precepto y ejemplo, debe enseñar a la gente a
considerar el diezmo como algo sagrado.
Este no debe pensar que puede retenerlo y usarlo según su criterio
personal, porque es un ministro. No le
pertenece. No está en libertad de dedicarlo
para sí mismo sea lo que fuere que piense que se le debe. No debe respaldar con su influencia ningún
plan para apartar de su uso legítimo los diezmos y las ofrendas de Dios. Estos deben colocarse en su tesorería y
considerarse sagrados para su servicio tal como él lo ha designado.
Dios desea que todos sus mayordomos sigan con exactitud las
disposiciones divinas. No deben
contradecir los planes del Señor llevando a cabo alguna obra de caridad, o
dando algún regalo u ofrenda, cuando o como ellos, los instrumentos humanos,
consideren conveniente. Los hombres
practican un procedimiento muy pobre cuando procuran mejorar el plan de Dios, e
inventar un sustituto, haciendo 107 prevalecer sus buenos impulsos en esta o
aquella ocasión y oponiéndolos contra los requerimientos de Dios. Dios pide que
todos respalden con su influencia sus propias disposiciones. Él ha dado a conocer su plan, y todos los que
deseen colaborar con él deben llevarlo a cabo en vez de atreverse a intentar un
mejoramiento de él.
El Señor instruyó a Moisés en beneficio de Israel: "Y mandarás a los hijos de Israel que te
traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder
continuamente las lámparas" (Exo. 27: 20).
Esta debía ser una ofrenda continua para que la casa de Dios estuviera
debidamente provista con lo que era necesario para su servicio. Su pueblo debe recordar hoy que la casa de
culto es propiedad del Señor, y que por lo tanto debe conservársela
escrupulosamente. Pero los fondos para
esta obra no deben proceder del diezmo.
Me ha sido dado un mensaje claro y bien definido para nuestro
pueblo. Se me ha pedido que les
comunique que están cometiendo un error al dedicar el diezmo a diferentes
propósitos que, aunque son buenos en sí mismos, no son los objetivos para los
cuales el Señor ha establecido el diezmo.
Los que hacen este uso del diezmo se están apartando de las
disposiciones del Señor. Dios los
juzgará por esto.
HAY QUE SOSTENER OTROS RAMOS DE LA OBRA, PERO NO CON EL DIEZMO
Algunos piensan que el diezmo puede aplicarse a las escuelas. Otros
suponen que los colportores deberían ser sostenidos con el diezmo. Pero se comete un grave error cuando el
diezmo se aparta del objetivo para el que ha sido destinado: el Sostén de los
ministros. . .
El diezmo es del Señor, y los que interfieren con él serán castigados
con la pérdida de su riqueza eterna a menos que se arrepientan. Que la obra no
siga siendo limitada debido a que el diezmo se ha apartado hacia diversos
conductos 108 que no tienen nada que ver con el fin al que Dios lo
destinó. Se ha hecho provisión para
estos otros ramos de la obra. Deben ser
sostenidos, pero no con el diezmo. Dios
no ha cambiado; el diezmo todavía ha de usarse para el sostén del ministerio.-9
T 247-250.
INCLUYE A LOS PROFESORES DE BIBLIA
Nuestras asociaciones dirigen su mirada a nuestras escuelas en busca de
obreros educados y bien preparados, por lo que debieran prestar a las escuelas
el auxilio más generoso e inteligente.
Ha sido dada clara luz en cuanto a que aquellos que ministran en
nuestras escuelas enseñando la Palabra de Dios, explicando las Escrituras,
educando a los alumnos en las cosas de Dios, deben ser sostenidos con el
diezmo. Hace mucho que fue dada esta instrucción y recientemente ha sido
repetida vez tras vez.- JT 2, 473, 474.
NO ES UN FONDO PARA POBRES
El diezmo ha sido puesto aparte con un propósito especial. No debe considerarse como un fondo para
pobres. Debe dedicarse especialmente al
sostén de los que predican el mensaje de Dios al mundo; y no hay que desviarlo
de este propósito.
RH Supplement, dic. 1, 1896.
NO ES PARA GASTOS DE IGLESIA
Se me mostró que es un error emplear el diezmo para satisfacer los
gastos ocasionales de la iglesia. En
esto ha habido un alejamiento de los métodos correctos. Sería mucho mejor vestirse con más sencillez,
eliminar la complacencia, y practicar la abnegación a fin de satisfacer esas
necesidades. Al hacerlo así tendréis una
buena conciencia. Pero estáis robando a
Dios cada vez que ponéis vuestras manos en la tesorería y extraéis fondos para
satisfacer los gastos corrientes de la iglesia.-Special Testimony to Battle
Creek Church, págs. 6, 7 [agosto, 1896]. 109
22. EDUCACIÓN IMPARTIDA POR LOS
MINISTROS Y DIRIGENTES DE LA IGLESIA.
Sobre quienes se dedican al ministerio pesa una gran responsabilidad
que es extrañamente descuidada. A
algunos les agrada predicar, pero no realizan obra personal en las
iglesias. Hay una gran necesidad de instrucción
concerniente a las obligaciones y los deberes hacia Dios, especialmente con
respecto a pagar honradamente el diezmo.
Nuestros ministros se sentirían muy apesadumbrados si no se les pagara
prontamente por su trabajo; ¿pero considerarán ellos que debe haber sustento en
la tesorería de Dios para mantener a los obreros? Si dejan de cumplir con todo su deber en lo
que atañe a la educación del pueblo para que éste sea fiel en el pago de lo que
pertenece a Dios, habrá escasez de recursos en la tesorería para promover la
obra de Dios.
El veedor de la grey de Dios debería cumplir fielmente su deber. Si por la sola razón de que una cosa no le
agrada decide dejarla para que otro la haga, no está siendo un obrero
fiel. Debe leer en Malaquías las
palabras del Señor con las que acusa al pueblo de robar a Dios al retener los
diezmos. El Dios poderoso declara:
"Malditos sois con maldición"
(Mal. 3: 9). Cuando el que
ministra en palabra y doctrina ve que el pueblo adopta una conducta que
acarreará esta maldición sobre él, ¿cómo
puede descuidar su deber de instruirlo y amonestarlo? Cada miembro de iglesia debería ser enseñado
a ser fiel en el pago honrado del diezmo.-9 T 250, 251. 110
INSTRUCCIÓN A LOS NUEVOS CONVERSOS
Un obrero no debe nunca dejar sin hacer alguna parte del trabajo porque
no es agradable ejecutarla, pensando que el predicador que vendrá después la
hará en su lugar. Cuando tal es el caso,
si el segundo predicador sigue al primero y presenta los derechos que Dios
tiene sobre su pueblo, algunos retroceden, diciendo: "El predicador que nos anunció la verdad
no mencionó estas cosas", y se ofenden a causa de la palabra. Algunos se niegan a aceptar el sistema del
diezmo; se apartan y ya no andan más con los que creen y aman la verdad. Cuando se les presentan otros temas,
contestan "No nos enseñaron así", y vacilan en progresar. ¡Cuánto mejor habría sido que el primer
mensajero de la verdad educase fiel y cabalmente a estos conversos en todos los
puntos esenciales, aunque fuese menor el número de personas añadidas a la
iglesia por medio de sus labores! Dios
preferiría que hubiese seis personas cabalmente convertidas a la verdad antes
que sesenta que lo profesasen y no fuesen verdaderamente convertidas.
Es parte de la obra del predicador enseñar a los que aceptan la verdad
por sus esfuerzos a traer el diezmo al alfolí, en reconocimiento de su
dependencia de Dios. Los nuevos
conversos deben ser plenamente instruidos acerca de su deber en cuanto a
devolver al Señor lo que le pertenece.
La orden de pagar el diezmo es tan clara que no hay ni sombra de excusa
para violarla. El que descuida de dar
instrucciones acerca de este punto, deja sin hacer una parte muy importante de
su obra.
Los ministros deben también hacer sentir a la gente la importancia de
llevar otras cargas en relación con la obra de Dios. Nadie está eximido de la obra de
benevolencia. Debe enseñarse a la gente
que cada departamento de la causa de Dios debe recibir su apoyo y atraer su
interés. El gran campo misionero está
abierto delante de nosotros, y este tema debe ser agitado, vez tras vez. Debe hacerse 111 comprender a la gente que no
son los oidores, sino los hacedores de la palabra, quienes obtendrán la vida
eterna. Y se le ha de enseñar también
que los que lleguen a ser participantes de la gracia de Cristo no sólo han de
dar de su sustancia para el progreso de la verdad, sino que han de darse a sí
mismos a Dios sin reserva.-OE 382 - 384.
EL DEBER DEL PASTOR
Que la iglesia designe a pastores o ancianos que se hayan consagrado al
Señor Jesús, y que esos hombres comprendan que se elige a dirigentes que se desempeñarán
fielmente en la obra de reunir el diezmo.
Si los pastores demuestran que no están capacitados para ese cargo, si
dejan de destacar ante la iglesia la importancia de devolver a Dios lo que le
pertenece, si no se preocupan de que los dirigentes de iglesia que dependen de
ellos sean fieles, y de que el diezmo sea llevado a la tesorería, están en
peligro. Están descuidando un asunto que
implica una bendición o una maldición para la iglesia. Deberían ser relevados de su responsabilidad
y habría que poner a prueba a otros hombres.
Los mensajeros del Señor deberían preocuparse de que los miembros de
las iglesias cumplan fielmente sus requerimientos. Dios dice que debería haber
alimento en su casa, y si el dinero de la tesorería es usado indebidamente, si
se considera correcto que las personas usen el diezmo en la forma como les
plazca, el Señor no puede bendecir.
No
puede sostener a los que piensan que pueden hacer lo que quieran con lo que
pertenece a él.
RH Supplement, dic. 1, 1896.
LA RESPONSABILIDAD DE LOS DIRIGENTES DE LA IGLESIA
Los ancianos y dirigentes de la iglesia tienen el deber de instruir a
la gente acerca de este asunto tan importante, 112 y deben poner orden en las
cosas. Como obreros juntamente con Dios,
los dirigentes de la iglesia deben actuar con firmeza en lo que concierne a
este asunto claramente revelado. Los
pastores mismos deben ser estrictos en cumplir la letra de las órdenes de la
Palabra de Dios. Los que ocupan cargos
de responsabilidad en la iglesia no deben ser negligentes, sino que deben
preocuparse de que los miembros sean fieles en el cumplimiento de su deber. .
. Que los ancianos y los dirigentes de
la iglesia sigan las instrucciones de la Palabra Sagrada, e insten a sus miembros
acerca de la necesidad de ser fieles en el pago de las promesas, los diezmos y
las ofrendas.-RH, dic. 17, 1889.
ENSÉÑESE A LOS POBRES A SER LIBERALES
Con frecuencia, los que reciben la verdad se hallan entre los pobres en
bienes terrenos; pero no deben hacer de ello una excusa para descuidar aquellos
deberes que les incumben en reconocimiento de la preciosa luz que han
recibido. No deben dejar que la pobreza
les impida allegarse tesoros en los cielos.
Las bendiciones que están al alcance de los ricos lo están también al de
los pobres. Si son fieles en emplear lo
poco que poseen, su tesoro en los cielos aumentará de acuerdo con su
fidelidad. Es el motivo, no la cantidad,
lo que hace valiosas sus ofrendas a la vista del cielo.-OE 234. 113
PARA UN ESTUDIO
ADICIONAL
Los diezmos y las ofrendas en Israel, PP 564 - 568.
El diezmo existía antes del tiempo de Moisés, JT 1, 372.
Es tan duradero como la ley de Dios, JT 1, 385.
Tal como el sábado el diezmo es sagrado, JT 1, 375.
Un arreglo preciso hecho por Jesucristo mismo, JT 3, 35.
No ha sido abrogado ni reducido JT 1, 371.
A cargo de la conciencia y generosidad de los hombres, JT 1, 373.
Un reconocimiento de su derecho por la creación y la redención,
JT 3,
77 - 80.
Dios pone su mano sobre nuestras posesiones: "Conságrame tus
diezmos", 9 T 245.
Un asunto de sencilla honradez, Ed. 133, 134.
Dios aborrece el espíritu de codicia, HA 272, 273.
La liberalidad no es una gracia natural sino cultivada,
5 T 271, 272.
El mensaje de Malaquías, JT 3, 35 - 42.
Nadie debe robar a Dios siguiendo las inclinaciones del corazón
egoísta, 5 T 481.
Al usar el diezmo para pagar deudas seculares, el hombre se hace
doblemente deudor, JT 3, 41; 1 T 220.
Cuando estamos en armonía con Dios no preferiremos a nadie antes que
él, 6 T 103, 104.
Se estorba el mensaje cuando se detienen los diezmos, 9 T 52.
El resultado de pagar fielmente los diezmos,
JT 1, 368; JT 3, 36; JT 1, 552 - 554; HA 272.
Abundancia de recursos para llevar a cabo la obra de Dios, JT 2, 41.
Una prueba para ver si somos dignos de la vida eterna, JT 1, 390.
Adversidad a causa de la retención egoísta, 1 T 221; JT 1, 564; 4 T
484, 620; 2 T 661, 662; 5 T 151, 152.
No hay excusa para la ignorancia o el descuido,
JT 3, 37, 38; TM 310 -
312.
Considerado como robo en los libros del cielo,
JT 1, 373, 374.
Cuando se paga el diezmo, lo que queda es bendecido,
JT 1, 556.
Las nueve décimas valen más que las diez décimas,
JT 1, 385.
Promesa de prosperidad a los fieles, 5 T 267, 268. 114
Reclamando la promesa de Malaquías, TM 313.
Traed con confesión los diezmos retenidos, 9 T 51, 52.
Pedid que los diezmos sean llevados a la tesorería antes de fin de año,
TM 310 - 313.
Se pide arrepentimiento y restitución, JT 1, 374.
El diezmo es exclusivamente para el ministerio,
9 T 249, 250; OE 238.
Los profesores de Biblia deben ser pagados con el diezmo,
JT 2, 415 .
Los presidentes de asociaciones y ministros tienen el deber de educar,
5 T 374, 375; 9 T 250, TM 310-313.
Enseñad por precepto y ejemplo, 9 T 246.
Los que dejan de enseñar no son considerados sin culpa,
3 T 269, 270;
TM 312.
Hay que enseñar la liberalidad sistemática a los pobres,
OE 234, 235.
En caso de duda es preferible exceder las exigencias del deber más bien
que sustraer de ellas, JT 1, 564. 117
CSMC EGW