CAPÍTULO 1. LA IMPORTANCIA DEL HOGAR COMO ESCUELA.
LA EDUCACIÓN COMIENZA EN EL HOGAR.
En el hogar es donde ha de empezar la
educación del niño. Allí está su primera
escuela. Allí, con sus padres como
maestros, debe aprender las lecciones que han de guiarlo a través de la vida:
lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio propio. Las influencias educativas del hogar son un
poder decidido para el bien o el mal.
Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales, pero si se ejercen de
la debida manera, llegan a ser un poder abarcante para la verdad y la
justicia. Si no se instruye
correctamente al niño en el hogar, Satanás lo educará por instrumentos elegidos
por él. ¡Cuán importante es, pues, la escuela del hogar! (Consejos para los
Maestros. pág. 83).
LA COLOCACIÓN DEL FUNDAMENTO SÓLIDO.
Sobre los padres recae la obligación de dar
instrucción física, mental y espiritual.
Debe ser el objeto de todo padre, asegurar para su hijo un carácter bien
equilibrado, simétrico. Esa es una obra
de no pequeña magnitud e importancia, una obra que requiere ferviente
meditación y oración no menos que esfuerzo paciente y perseverante. Hay que echar un fundamento correcto,
levantar un armazón fuerte y firme, y luego, día tras día, adelantar la obra de
edificar, pulir y perfeccionar (Ibid.). 18
NIÉGUESE AL NIÑO TODO, MENOS ESTE DERECHO.
Padres, recordad que vuestro hogar es una
escuela en la cual vuestros hijos han de ser preparados para las moradas de
arriba. Negadles todas las cosas antes
que la educación que deberían recibir en sus primeros años. No les permitáis manifestar su enojo. Enseñadles a ser bondadosos y pacientes. Enseñadles a ser considerados con otros. Así los prepararéis para un ministerio
superior en las cosas de la religión (Manuscrito 102, 1903).
El hogar debería ser una escuela preparatoria
donde los niños y los jóvenes se capaciten para el servicio del Maestro, el
cual los ha de preparar para unirse con la escuela superior en el reino de Dios
(Manuscrito 7, 1899).
NO ES UN ASUNTO DE SEGUNDA IMPORTANCIA.
La educación que se imparte en el hogar no
debe considerarse como un asunto de importancia secundaria Ocupa el primer
lugar en toda verdadera educación. Los
padres y las madres han recibido la responsabilidad de moldear las mentes de
sus hijos (Review and Herald, 6-6-1899).
Cuán alarmante es el aforismo que dice:
"Árbol que crece torcido, su tronco nunca endereza". Debe aplicarse a la formación de nuestros
hijos. Padres, ¿recordaréis que la
educación de vuestros hijos, desde sus años más tiernos, os ha sido confiada
como una empresa sagrada? Estos árboles
tiernos han de formarse con cariño, a fin de que puedan trasplantarse en el
huerto del Señor. Por ningún motivo debe
descuidarse la educación en el hogar.
Los que la descuidan, están descuidando un deber religioso (Manuscrito
84, 1897).
EL GRAN ALCANCE EN LA EDUCACIÓN DEL HOGAR.
La educación del hogar significa mucho. Es una cuestión de vasto alcance. Abrahán fue llamado el padre de los
fieles. Entre las cosas que lo
convirtieron 19 en un notable ejemplo de piedad se encuentra la estricta
consideración que daba a los mandamientos de Dios en su hogar. Cultivaba la religión de la familia. El que
ve la educación impartida en cada hogar, y que mide la influencia de esta
educación, dijo: "Yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí,
que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio" (Carta 9,
1904).
Dios mandó a los hebreos que enseñasen sus
requerimientos a sus hijos y que los familiarizase con todo su proceder para
con su pueblo. El hogar y la escuela
eran uno. En lugar de labios extraños,
los amantes corazones del padre y de la madre tenían que dar instrucción a sus
hijos. Los pensamientos de Dios estaban
asociados con todos los acontecimientos de la vida diaria en el hogar. Las obras poderosas de Dios en la liberación
de su pueblo eran repetidas con elocuencia y reverente temor. Las grandes verdades de la providencia de
Dios y de la vida futura eran grabadas en las mentes juveniles, y así éstas
llegaban a familiarizarse con todo lo que fuese verdadero, bueno y bello.
Mediante el empleo de figuras y símbolos, las
lecciones dadas eran ilustradas y grabadas así en la memoria más
firmemente. Por medio de ese conjunto de
imágenes animadas, el niño era, casi desde los primeros años, iniciado en los
misterios, la sabiduría y las esperanzas de sus padres y encauzado en una manera
de pensar, sentir y prever que alcanzaba más allá de lo visible y transitorio:
hasta lo invisible y eterno
(La Educación Cristiana, pág. 260).
HABILITA PARA LA ESCUELA FORMAL.
La obra de los padres precede a la del
maestro. Tienen una escuela en el hogar:
el primer grado. Si tratan de aprender
cuidadosamente cuál es su deber y de cumplirlo con oración, prepararán a sus
hijos para entrar en 20 el segundo grado, para recibir instrucciones del
maestro (Review and Herald, 13-6-1882).
MODELA EL CARÁCTER.
El hogar puede ser una escuela donde el
carácter de los niños se modele a la semejanza de un palacio (Manuscrito 136,
1898).
LA EDUCACIÓN EN EL HOGAR DE NAZARET.
Jesús recibió su educación en el hogar. Su madre fue su primer maestro humano. De los labios de ella, y de los escritos de
los profetas, aprendió las cosas del cielo.
Vivió en un hogar de aldeanos y con fidelidad y buen ánimo llevó su
parte de las cargas de la casa. El que
había sido el comandante del cielo, consintió en ser un siervo voluntario, un
hijo amante y obediente. Aprendió un
oficio, y con sus propias manos trabajó en la carpintería con José (El
Ministerio de Curación, págs. 310, 311). 21
CAPÍTULO 2. LOS PRIMEROS MAESTROS.
LOS PADRES DEBEN COMPRENDER SU
RESPONSABILIDAD.
El padre y la madre deberían ser los primeros
maestros de sus hijos (Manuscrito 67, 1903).
Los padres y las madres deben comprender su
responsabilidad. El mundo está lleno de
trampas para los jóvenes. Muchísimos son
atraídos por una vida de placeres egoístas y sensuales. No pueden discernir los peligros ocultos o el
fin temible de la senda que a ellos les parece camino de la felicidad. Cediendo a sus apetitos y pasiones, malgastan
sus energías, y millones quedan perdidos para este mundo y para el venidero. Los padres deberían recordar siempre que sus hijos
tienen que arrostrar estas tentaciones.
Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento para predisponerlo a
pelear con éxito las batallas contra el mal (El Ministerio de Curación, pág.
287).
Los padres necesitan a cada paso una sabiduría
más que humana a fin de comprender cómo educar mejor a sus hijos para una vida
útil y feliz aquí, y para un servicio más elevado y un mayor gozo en el más
allá (Review and Herald, 13-9-1881).
LA EDUCACIÓN INFANTIL UNA PARTE IMPORTANTE DEL
PLAN DE DIOS.
La educación de los niños constituye una parte
importante del plan de Dios para demostrar el poder del cristianismo. Una solemne responsabilidad reposa sobre los
padres en el sentido de educar a sus hijos para que cuando salgan al mundo,
hagan bien y no mal a aquellos con quienes se asocien (Signs of the Times,
25-9-1901).
Los padres no deberían considerar livianamente
la obra de educar a sus hijos, ni descuidaría por ningún motivo. Deberían emplear mucho tiempo estudiando
cuidadosamente las leyes que regulan nuestro organismo. Deberían hacer su primer objetivo 22 el
conocer cabalmente la manera debida de tratar con sus hijos, a fin de
proporcionarles mentes y cuerpos sanos. . . .
Muchos que profesan ser seguidores de Cristo
descuidan tristemente sus deberes domésticos; no perciben la sagrada
importancia de la responsabilidad que Dios ha encomendado en sus manos, de
moldear los caracteres de sus hijos de tal modo que posean una fibra moral que
les permita resistir a las numerosas tentaciones que entrampan los pies de la
juventud (Pacific Health Journal, abril de 1890).
ES NECESARIA LA COLABORACIÓN CON DIOS.
Cristo no le pidió a su Padre que retirara a
los discípulos del mundo, sino que los guardara del mal en el mundo para
protegerlos de caer en las tentaciones que encontrarían en todas partes. Los padres y las madres deberían ofrecer esta
misma oración en favor de sus hijos. ¿Pero han de rogar a Dios y luego dejar
que sus hijos hagan como les plazca?
Dios no puede proteger del mal a los hijos si los padres no colaboran
con él. Los progenitores deben realizar
su obra valiente y gozosamente, manifestando un esfuerzo incansable (Review and
Herald, 9-7-1901).
Si los padres comprendieran que nunca quedarán
libres de la responsabilidad de educar y formar a sus hijos para Dios, si
hicieran su obra con fe, colaborando con Dios mediante oración ferviente y
trabajo, tendrían éxito en llevar a sus hijos al Salvador (Signs of the Times,
9-4-1896).
CÓMO CUMPLIÓ SU RESPONSABILIDAD UN MATRIMONIO.
Un ángel celestial acudió a instruir a
Zacarías y Elisabeth acerca de la manera como deberían educar a su hijo, a fin
de trabajar en armonía con Dios en la preparación de un mensajero que anunciara
el advenimiento de Cristo. Como padres
debían colaborar fielmente con Dios en formar en Juan un 23 carácter que lo
capacitara para realizar la parte que Dios le había asignado como obrero competente.
Juan les había nacido a una edad avanzada, era
hijo de un milagro, y los padres pudieron pensar que tenía una tarea especial
que realizar para el Señor y que el Señor lo cuidaría. Pero los padres no razonaron en esa forma; se
retiraron a un lugar alejado, donde su hijo no estuviera expuesto a las
tentaciones de la vida ciudadana, o fuera inducido a alejarse del consejo y la
instrucción que ellos como padres le darían.
Cumplieron su parte en desarrollar en el niño un carácter que en todo
sentido satisfaría el propósito para el cual Dios lo había traído a la
existencia. . . . Cumplieron sagradamente su obligación (Id., 16-4-1896).
CONSIDERAD A LOS HIJOS COMO UN LEGADO.
Los padres deben considerar a sus hijos como
un legado de Dios para ser educados para la familia celestial. Educadlos en el temor y amor de Dios, porque
"el temor de Dios es el principio de la sabiduría" (Ibid.).
Los que son leales a Dios lo manifestarán en
la vida doméstica. Considerarán la
educación de sus hijos como una obra sagrada encomendada por el Altísimo
(Manuscrito 103, 1902).
LOS PADRES DEBEN CALIFICARSE COMO MAESTROS
CRISTIANOS.
La importantísima obra de los padres es muy
descuidada. Despertad, padres, de
vuestro sueño espiritual y comprended que la primera enseñanza que reciben los
niños debéis dársela vosotros. Debéis
enseñar a vuestros pequeños a conocer a Dios.
Debéis realizar esta obra antes de que Satanás siembre sus semillas en
sus corazones. Dios llama a sus hijos, y
deben ser conducidos hacia él, educados en hábitos de trabajo, limpieza y
orden. Esta es la disciplina que Cristo
desea que reciban (Review and Herald, 9-10-1900). 24
El pecado estará a la puerta de los padres a
menos que se despierten y se capaciten para ser maestros inteligentes, seguros
y cristianos (Manuscrito 38, 1895).
ES NECESARIA LA UNIDAD ENTRE LOS PADRES.
El esposo y la esposa han de estar
estrechamente unidos en su obra en la escuela del hogar. Deben ser muy suaves y cuidadosos en su
manera de hablar, no sea que abran una puerta a la tentación a través de la
cual Satanás entre para ganar victoria tras victoria. Deben ser mutuamente bondadosos y corteses,
obrando en tal forma que puedan respetarse recíprocamente. Cada uno ha de ayudar al otro a fin de rodear
al hogar de una atmósfera agradable y sana.
No deberían discutir en presencia de sus hijos. Deberían conservar siempre la dignidad
cristiana (Carta 272, 1903).
EL INSTRUCTOR ESPECIAL PARA CADA HIJO.
La madre siempre debería ocupar un lugar
sobresaliente en esta obra de educar a sus hijos. En tanto que tareas graves e importantes
reposan sobre el padre, la madre mediante una asociación casi constante con sus
hijos, especialmente en sus años más tiernos, siempre debe ser su instructora
especial y compañera (Pacific Health Journal, enero de 1890).
UNA EDUCACIÓN MÁS AMPLIA QUE LA MERA
INSTRUCCIÓN.
Los padres deben aprender la lección de la
obediencia implícita a la voz de Dios, que les habla desde su Palabra; y al
aprender esta lección, pueden enseñar a sus hijos la obediencia mediante el
precepto y el ejemplo. Esta es la obra
que debería realizarse en el hogar.
Aquellos que la hagan se elevarán a sí mismos al comprender que deben
elevar también a sus hijos. Esta
educación significa mucho más que una mera instrucción (Manuscrito 84, 1897).
UNA OBRA ESPORÁDICA NO ES ACEPTABLE.
La obra que se realice esporádicamente en el
hogar no pasará 25 la prueba del juicio.
La fe y las obras han de ser combinadas por los padres cristianos. Así como Abrahán continuó guiando a su
familia después de él, también los padres de la actualidad han de guiar a sus
familias después de ellos. La norma que
cada padre debe defender es ésta: "Que guarden el camino de
Jehová". Todo otro camino es una
senda que conduce, no a la ciudad de Dios, sino a las filas del destructor
(Review and Herald, 30-3-1897).
QUE LOS PADRES REVISEN SU OBRA.
¿Quisieran repasar su obra los padres en lo
que atañe a la educación y preparación de sus hijos, y considerar si acaso han
cumplido plenamente su deber con esperanza y fe para que esos niños sean una
corona de gozo en el día del Señor Jesús? ¿Han trabajado por el bienestar de
sus hijos, de tal modo que Jesús pueda contemplarlos desde el cielo y
santificar sus esfuerzos mediante su Espíritu?
Padres, a vosotros os toca preparar a vuestros hijos para ser útiles en
esta vida en el grado más alto, y compartir la gloria final de lo que ha de
venir (Good Health, enero de 1880). 26
CAPÍTULO 3. CUÁNDO COMENZAR LA EDUCACIÓN DEL NIÑO.
LA EDUCACIÓN COMIENZA CON EL LACTANTE.
La palabra "educación" significa más
que un curso de estudios. La educación
comienza cuando el niño está en los brazos de su madre. Mientras la madre moldea y forma el carácter
de sus hijos, los está educando (Good Health, julio de 1880).
Los padres envían a sus hijos a la escuela y
cuando han hecho esto, piensan que ya los han educado. Pero la educación es una cuestión más amplia
de lo que muchos comprenden: abarca todo el proceso mediante el cual el niño es
instruido desde el nacimiento a la segunda infancia, de la segunda infancia a
la juventud, y de la juventud a la adultez.
Tan pronto como un niño es capaz de formar una idea, debería comenzar su
educación (Review and Herald, 27-6-1899).
COMENZAD CUANDO LA MENTE ES MÁS IMPRESIONABLE.
La obra de educación y formación debería
comenzar en la primera infancia del niño, porque entonces la mente es más
impresionable, y las lecciones impartidas se recuerdan mejor (Carta 1, 1877).
Los niños deberían ser educados en la escuela
del hogar desde la cuna hasta la madurez.
Y, como en el caso de cualquier escuela bien llevada, los maestros
mismos obtienen importante conocimiento; especialmente la madre, que es la
maestra principal en el hogar, debería allí aprender las lecciones más valiosas
para su vida (Pacific Health Journal, mayo de 1890).
Los padres tienen el deber de pronunciar las
palabras debidas. . . . Día a día deberían aprender en la escuela de Cristo
lecciones de Aquel que los ama. Luego la
historia del amor eterno de Dios 27 será repetida a los tiernos niños en la
escuela del hogar. Así, antes de que la
razón se desarrolle plenamente, los hijos pueden aprender de sus padres la
actitud debida (Manuscrito 84, 1897).
CONSIDERAD LA PREPARACIÓN PRECOZ.
La preparación precoz de los niños es un tema
que debería estudiarse cuidadosamente.
Necesitamos convertir el tema de la educación de nuestros hijos en una
preocupación, porque su salvación depende mayormente de la educación que se les
imparte en la niñez. Los padres y
guardianes deben mantener pureza en el corazón y en la vida, si desean que sus
hijos sean puros. Como padres y madres,
deberíamos educarnos y disciplinarnos.
Luego como maestros del hogar, podremos formar a nuestros hijos,
preparándolos para la herencia inmortal (Review and Herald, 8-9-1904).
REALIZAD UN BUEN COMIENZO.
Vuestros hijos son la propiedad de Dios,
comprada por precio. Tened mucho
cuidado, padres y madres, en tratarlos en forma cristiana (Manuscrito 126,
1897).
Los jóvenes deberían ser educados cuidadosa y
juiciosamente, porque los malos hábitos formados en la infancia y la juventud a
menudo perduran durante toda la vida.
Que Dios nos ayude a ver la necesidad de realizar un comienzo correcto
(The Gospel Herald, 24-12-1902).
LA IMPORTANCIA DE EDUCAR AL PRIMER HIJO.
El primer hijo debería ser educado
especialmente con mucho cuidado, porque él educará al resto. Los niños crecen de acuerdo con la influencia
de los que los rodean. Si son manejados
por aquellos que son ruidosos y turbulentos, ellos también se convierten en
ruidosos y casi insoportables (Manuscrito 64, 1899).
LA PLANTA COMO LECCIÓN OBJETIVA DE LA
EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS.
El desarrollo gradual de la planta a 28 partir
de la semilla, es una lección objetiva para la educación del niño. "Primero hierba, luego espiga, luego
grano lleno en la espiga" (Mar. 4: 28).
El que dio esta parábola, creó la semillita, le dio sus propiedades
vitales, y dictó las leyes que rigen su crecimiento. Y las verdades enseñadas por la parábola
fueron hechas una realidad en su propia vida.
El, la Majestad del cielo, el Rey de gloria, se hizo criatura en Belén,
y representó por un tiempo a la infancia impotente que depende del cuidado
materno. En su niñez habló y se condujo como niño, honró a sus padres, y
realizó sus deseos en forma útil. Pero a
partir del primer destello de inteligencia, fue creciendo constantemente en
gracia y en conocimiento de la verdad (La Educación, págs. 102, 103). 29
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