miércoles, agosto 22, 2018

CONDUCCIÓN DEL NIÑO (EGW). SECCION XVIII. EL MANTENIMIENTO DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA.


CAPÍTULO 77. LA BIBLIA EN EL HOGAR.
LA BIBLIA ES UN LIBRO DE CONOCIMIENTOS MUY VARIADOS.
En su vasta esfera de estilo y temas, la Biblia tiene algo para interesar a cada mente y atraer cada corazón.  Sus páginas encierran historia antiquísima; biografías fieles de la vida; principios de gobierno para regir al estado y gobernar la casa, principios que la sabiduría humana nunca ha conseguido igualar. Contiene filosofía profundísima, la poesía más dulce y sublime, apasionada y patética.  Los escritos de la Biblia, aun considerados de esta manera, son inconmensurablemente superiores en valor a las producciones de cualquier autor humano, pero considerados en su relación con el gran pensamiento central, son de alcance infinitamente superior, de valor infinitamente mayor.   Desde este punto de vista, cada tema adquiere nuevo significado.  En las verdades más sencillamente enunciadas se encierran principios tan altos como el cielo y que abarcan la eternidad (La Educación, pág. 121).

La Palabra de Dios abunda en preciosas joyas de verdad, y los padres debieran sacarlas de su estuche y presentarlas ante sus hijos en su verdadero esplendor. . . . En la Palabra de Dios, tenéis un tesoro del cual podéis sacar preciosas provisiones y como cristianos debéis proveeros para toda buena obra (Signs of the Times, 10-9-1894). 478


DIOS PROPORCIONA EN LA BIBLIA UN RICO BANQUETE.
Al darnos el privilegio de estudiar su Palabra, el Señor ha puesto delante de nosotros un rico banquete. Muchos son los beneficios que derivan del alimentarse de su Palabra, que él representa como su carne y su sangre, como su espíritu y su vida.  Al comer su Palabra, aumenta nuestra fuerza espiritual, crecemos en la gracia y el conocimiento de la verdad.  Se forman y fortalecen hábitos de dominio propio.  Las flaquezas de la infancia --inquietud, caprichos, egoísmo, palabras apresuradas, actos apasionados--, desaparecen y en su lugar se desarrollan las gracias de la virilidad y la femineidad cristianas.
 (Consejos para los Maestros, pág. 160).

Las hermosas lecciones de las historias y parábolas de la Biblia, las puras y sencillas instrucciones de la santa Palabra de Dios, son el alimento espiritual para vosotros y vuestros hijos.
¡Oh, qué tarea está delante de vosotros! ¿Os encargaréis de ella en el amor y temor de Dios? ¿Os pondréis a vosotros mismos en comunicación con Dios a través de su Palabra? (Carta 27, 1890).

ES LA NORMA DE LA RECTITUD.
La Palabra de Dios debiera ser juiciosamente presentada delante de la mente juvenil y debiera ser su norma de rectitud para corregir sus errores, iluminar y guiar la mente, lo que será mucho más efectivo para restringir y controlar los temperamentos impulsivos que las palabras ásperas que provocarán a ira.  Esta preparación de los hijos para hacer frente a las normas de la Biblia, requerirá tiempo, perseverancia y oración.  Debiera hacerse esto aunque deban descuidarse algunas cosas de la casa (Signs of the Times, 13-9-1877).

Las verdades de la Biblia así recibidas elevarán la mente de su mundanalidad y degradación.  Si la Palabra de Dios fuera apreciada como debiera serlo, 479 tanto los jóvenes como los mayores poseerían una rectitud interior, una fortaleza de principios que los capacitaría para resistir la tentación (Testimonies, tomo 8, pág. 319).

El Santo de Israel nos ha hecho conocer los estatutos y las leyes que deben gobernar a toda inteligencia humana.  Estos preceptos que han sido declarados como santos, justos y buenos, han de formar la norma de acción en el hogar.  No puede haber una desviación de ellos sin cometer pecado pues son el fundamento de la religión cristiana.
 (Review and Herald, 13-11-1888).

FORTALECE EL INTELECTO.
Si la Biblia fuera estudiada como debiera serlo, los hombres serían fuertes en su intelecto.  Los temas tratados en la Palabra de Dios, la sencillez dignificada de sus declaraciones, los nobles temas que presenta a la mente, desarrollan las facultades en el hombre en una forma en que no podrían ser desarrolladas de otra manera.  En la Biblia se abre delante de la imaginación un campo ilimitado.  El estudiante saldrá de una contemplación de sus grandes temas, de la asociación con sus elevadas imágenes, más puro y elevado en pensamiento y sentimiento que si hubiera pasado el tiempo leyendo cualquier obra de origen meramente humano, por no decir nada de aquellas de carácter liviano.  Las mentes juveniles no alcanzan su más noble desarrollo cuando descuidan la fuente más elevada de sabiduría: la Palabra de Dios.  La razón por la que hay tan pocos hombres de sana inteligencia, de estabilidad y sólido valor es porque Dios no es temido, 
Dios no es honrado, los principios de la religión no se practican en la vida como debieran serlo.
Dios quiere que aprovechemos de todo medio para cultivar y fortalecer nuestras facultades intelectuales. . . . 
Si se leyera más la Biblia, si sus verdades fueran mejor entendidas, habría gente mucho 480 más esclarecida e inteligente.  Se imparte energía al alma al escudriñar sus páginas.
 (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 126).

ES EL FUNDAMENTO DE LA PROSPERIDAD DEL HOGAR, SOCIAL Y NACIONAL.
Las enseñanzas de la Biblia influyen en forma vital sobre la prosperidad del hombre en todas las relaciones de esta vida.  Desarrolla los principios que son la base de la prosperidad de una nación, principios vinculados con el bienestar de la sociedad y que son la salvaguardia de la familia, principios sin los cuales ningún hombre puede alcanzar utilidad, felicidad u honra en esta vida, ni asegurarse la vida futura inmortal.  No hay posición alguna en esta vida, ni fase alguna de la experiencia humana para la cual la enseñanza de la Biblia no constituya una preparación indispensable (Patriarcas y Profetas, pág. 648).

EL CONOCIMIENTO DE LAS ESCRITURAS ES UNA SALVAGUARDIA.
Desde niño Timoteo conocía las Escrituras, y este conocimiento le salvaguardó de las malas influencias que le rodeaban, y de la tentación a escoger el placer y la complacencia egoísta antes que el deber.  Todos nuestros hijos necesitan una salvaguardia tal; y debe ser parte de la obra de los Padres y de los embajadores de Cristo cuidar de que los niños estén debidamente instruidos en la Palabra de Dios.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 530).

EL AMOR POR LA BIBLIA NO ES NATURAL.
Los jóvenes son ignorantes e inexpertos y el amor por la Biblia y sus sagradas verdades no surgirá naturalmente.  A menos que se hagan grandes esfuerzos para erigir en torno de ellos barreras para resguardarlos de las maquinaciones de Satanás, están sometidos a sus tentaciones y son llevados cautivos por él a su placer.  En sus tiernos años han de enseñarse a los niños las demandas de la ley de Dios y la fe en Jesús nuestro Redentor para limpiar de las manchas del 481 pecado.  Esta fe debe ser enseñada día tras día, por precepto y ejemplo (Testimonies, tomo 5, pág. 329).

LOS JÓVENES DESCUIDAN ESPECIALMENTE EL ESTUDIO DE LA BIBLIA.
Tanto los ancianos como los jóvenes descuidan la Biblia.  No hacen de ella su estudio, la regla de su vida.  Especialmente los jóvenes son culpables de tal negligencia.  La mayoría de ellos halla tiempo para leer otros libros, pero no estudian diariamente el Libro que señala el camino hacia la vida eterna.  Leen atentamente las historias inútiles, mientras que descuidan la Biblia.  Este libro es el Guía que nos lleva a una vida más elevada y más santa.  Los jóvenes declararían que es el libro más interesante que leyeron alguna vez, si su imaginación no hubiese quedado pervertida por la lectura de historias ficticias.
Las mentes juveniles no alcanzan su desarrollo más noble cuando descuidan la fuente más elevada de sabiduría: la Palabra de Dios.  Que estamos en el mundo de Dios, en presencia del Creador; que somos hechos a su semejanza; que él vela sobre nosotros y nos ama y cuida; éstos son maravillosos temas de reflexión y conducen la mente a amplios y exaltados campos de meditación. El que abre la mente y el corazón a la contemplación de estos temas, no se quedará nunca satisfecho con asuntos triviales y sensacionales 
(Consejos para los Maestros, pág. 107).

LA DESOBEDIENCIA DE LOS PADRES SE REFLEJA EN LOS HIJOS.
Los niños son observadores aun en sus más tiernos años, y si los padres demuestran que la Palabra de Dios no es su guía y consejero, si desobedecen los mensajes que se les presentan, se manifestará en los hijos el mismo espíritu temerario de "no me importa; haré mi propia voluntad" (Manuscrito 49, 1898).

DAD A LA PALABRA UN LUGAR DE HONOR.
Como pueblo que ha tenido gran luz, debernos ejercer una 482 influencia elevadora en nuestros hábitos, en nuestras palabras, en nuestra vida doméstica y amistades.  Dad a la Palabra un puesto de honor como guía en el hogar.  Considéresela como el consejero en cada dificultad, la norma en cada práctica. ¿Estarán convencidos mis hermanos y hermanas de que no puede haber nunca verdadera prosperidad en ninguna alma del círculo familiar a menos que presida la verdad de Dios, la sabiduría de la rectitud?  Los padres y madres debieran hacer todo esfuerzo posible para elevar su mente del hábito perezoso de considerar como una carga el servicio de Dios.  El poder de la verdad debe ser un agente santificador en el hogar (Carta 107, 1898).

Padres, dad a vuestros hijos la instrucción contenida en la santa Palabra de Dios, línea sobre línea, mandamiento sobre mandamiento.  Esta es la obra que os comprometisteis a hacer cuando fuisteis bautizados.  No permitáis que nada de carácter mundanal os impida hacer esta obra.  Haced todo lo que podáis para salvar el alma de vuestros hijos, ya sea que sean huesos de vuestros huesos y carne de vuestra carne, o que hayan sido recibidos por adopción en vuestra familia.
 (Manuscrito 70, 1900).

SEA LA BIBLIA EL LIBRO DE TEXTO DEL HOGAR.
Padres, si queréis educar a vuestros hijos para que sirvan a Dios y hagan bien en el mundo, haced de la Biblia vuestro libro de texto.  Ella expone los engaños de Satanás.  Es el gran elevador de la raza humana, el agente que reprocha y corrige los males morales, el detector que nos capacita para distinguir entre lo verdadero y lo falso.  No importa que otra cosa se enseñe en el hogar o en la escuela, la Biblia, como el gran educador debiera estar primero.  Si se le da este lugar, Dios es honrado, y obrará para vosotros en la conversión de vuestros hijos.  Hay una rica mina de verdad y belleza en este santo Libro 483 y los padres tienen de qué acusarse si no lo hacen intensamente interesante para sus hijos (Testimonies, tomo 5, pág. 322).

"Escrito está" fue la única arma que Cristo empleó cuando el tentador se presentó con sus engaños.  La enseñanza de la verdad bíblica es la obra grande e importante de que debiera ocuparse cada padre.  Con una agradable y feliz disposición mental, presentad la verdad como es pronunciada por Dios delante de los hijos.  Como padres y madres, podéis ser lecciones objetivas para los hijos en la vida diaria al practicar la paciencia, la bondad y el amor, atrayéndolos a vosotros.  No permitáis que hagan lo que les plazca, sino mostradles que vuestra obra es practicar la Palabra de Dios y criarlos en la educación y admonición del Señor (Manuscrito 5, 1896).

ESTUDIAD DILIGENTE Y SISTEMÁTICAMENTE.
Sed sistemáticos en el estudio de las Escrituras en vuestra familia.  Descuidad cualquier cosa de naturaleza temporal,. . . pero estad seguros de que el alma se alimenta con el pan de la vida.  Es imposible estimar los buenos resultados de una hora o aun media hora dedicada cada día a la Palabra de Dios en una forma alegre y social.  Haced de la Biblia su propio expositor, reuniendo todo lo que se dice acerca de cierto tema en diferentes momentos y en circunstancias diversas.  No interrumpáis vuestra clase familiar a causa de gente que llegue o de visitantes.  Si vienen durante el estudio, invitadlos a participar en él.  Que vean que consideráis más importante obtener un conocimiento de la Palabra de Dios que aseguraros las ganancias o placeres de este mundo.
 (Review and Herald, 9-10-1883).

Si estudiáramos diligentemente y con oración la Biblia día tras día, veríamos cotidianamente alguna hermosa verdad bajo una luz nueva, clara y vigorosa 484 (Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabática, pág. 24).

ESTUDIEN TODOS LAS LECCIONES DE LA ESCUELA SABÁTICA.
La escuela sabática proporciona a padres e hijos una oportunidad de estudiar la Palabra de Dios.  Pero a fin de que obtengan el beneficio que podrían adquirir en la escuela sabática, tanto los padres como los niños deben dedicar tiempo al estudio de la lección, procurando obtener un conocimiento cabal de los hechos presentados, tanto como de las verdades espirituales que estos hechos están destinados a enseñar.  Inculcad en las mentes de los jóvenes la importancia de buscar el significado completo del pasaje considerado.
Padres, apartad cada día un momento para el estudio de la lección de la escuela sabática con vuestros hijos.  Renunciad a la conversación familiar, si ello es necesario, antes de sacrificar la hora dedicada a las lecciones de la Historia Sagrada.  Tanto los padres como los hijos recibirán beneficio de este estudio.  Confíense a la memoria los pasajes más importantes de la Escritura, no como una imposición, sino como un privilegio.  Aunque al principio la memoria sea deficiente, adquirirá fuerza con el ejercicio, de manera que después de un tiempo os deleitaréis en atesorar las palabras de verdad.  Y el hábito resultará de ayuda valiosa para el crecimiento espiritual (Consejos para los Maestros, pág. 106).

Los padres debieran considerar como un deber sagrado instruir a sus hijos en los estatutos y requerimientos de Dios tanto como en las profecías.  Debieran educar a los hijos en el hogar y ellos debieran interesarse en las lecciones de la escuela sabática. Estudiándolas con los hijos, demuestran que dan importancia a la verdad presentada en las lecciones y ayudan a crear un gusto por el conocimiento bíblico 485 (Testimonies on Sabbath School Work, pág. 111).

NO OS SATISFAGÁIS CON UN CONOCIMIENTO SUPERFICIAL.
Es difícil estimar la importancia de procurar un conocimiento cabal de las Escrituras.  "Inspirada divinamente", capaz de hacernos sabios "para la salvación", a fin de que el hombre de Dios sea "perfecto, enteramente instruido para toda buena obra" (2 Tim. 3: 15-17), la Biblia exige nuestra atención más reverente.  No debemos quedar satisfechos con un conocimiento superficial, sino procurar aprender el pleno significado de las palabras de verdad, beber profundamente del espíritu de los Santos Oráculos (Consejos para los Maestros, pág. 107).

Al enseñar a los niños la Biblia, nos será ventajoso observar la tendencia de su mente, las cosas por las cuales se interesan, y despertar su interés por ver lo que la Biblia dice acerca de esas cosas.  Aquel que nos creó y nos dotó de diferentes aptitudes, ha dado en su Palabra algo para cada uno.  A medida que los alumnos vean que las lecciones de la Biblia se aplican a su vida, enseñadles a considerarla como su consejera. . . .
La Biblia tiene una abundancia, una fuerza, y una profundidad de significado inagotables.  Animad a los niños y jóvenes a escudriñar sus tesoros, tanto de significado como de expresión.
 (La Educación, págs. 512, 513).

CADA UNO DEBE ESTUDIAR POR SÍ MISMO.
Las madres y los padres llevan una pesada responsabilidad en cuanto a sus hijos.  Los padres que creen en las Escrituras y las estudian comprenderán que deben obedecer los mandamientos de Dios, que no deben proceder contrariamente a su santa ley.  Los que permiten que alguien, aunque fuera un ministro, los induzca a no obedecer la Palabra de Dios, en el juicio deberán hacer frente a los resultados de su 486 conducta.  Los padres no han de confiar su propia alma y la de sus hijos al ministro, sino a Dios, a quien pertenecen por la creación y la redención.  Los padres debieran escudriñar las Escrituras por sí mismos, pues tienen almas que salvar o perder.  No pueden permitirse depender del ministro para la salvación.  Deben estudiar la verdad por sí mismos (Manuscrito 33, 1900).

HÁGASE INTERESANTE PARA LOS NIÑOS EL ESTUDIO 
DE LA BIBLIA.
Enséñese a los jóvenes a amar el estudio de la Biblia.  En nuestros pensamientos y afectos, dése el primer lugar al Libro de los libros, pues contiene conocimiento que necesitamos por encima de cualquier otro (Review and Herald, 9-10-1883).

A fin de realizar esta obra, los padres mismos deben familiarizarse con la Palabra de Dios.  .  .  .  Y en vez de hablar vanas palabras y narrar fábulas ociosas a sus hijos, conversarán con ellos de temas bíblicos.  Ese libro no fue designado únicamente para los eruditos.  Fue escrito en un estilo llano y sencillo al alcance del entendimiento de la gente común; y con las debidas explicaciones, una gran parte de él puede resultar grandemente interesante y útil para los mismos niñitos.
 (Signs of the Times, 8-4-1886).

No penséis que la Biblia llegará a ser un libro cansador para los niños.  Bajo un instructor sabio, la Palabra llegará a ser más y más deseable.  Será para ellos como el pan de vida, y nunca envejecerá.  Hay en ella una frescura y belleza que atraen y encantan a los niños y jóvenes.  Es como el sol resplandeciente sobre la tierra, que da su brillo y calor, sin agotarse nunca.  Por las lecciones que se desprenden de la historia y la doctrina contenidas en la Biblia, los niños y los jóvenes pueden aprender que todos los demás libros le son inferiores.  Pueden hallar 487 en ella una fuente de misericordia y amor.
 (Consejos para los Maestros, pág. 131).

Padres, sean sencillas las instrucciones que dais a vuestros hijos, y aseguraos que las comprendan claramente.  Las lecciones que aprendéis de la Palabra, debéis presentarlas a sus mentes juveniles con tal claridad, que no puedan dejar de comprenderlas.  Por sencillas lecciones sacadas de la Palabra de Dios y de su propia experiencia, podéis enseñarles a conformar su vida a la norma más alta.  Aun en la infancia y la adolescencia pueden aprender a vivir vidas llenas de reflexión y fervor, vidas que den una rica mies de bien (Id., pág. 85).

PRESENTAD LOS PENSAMIENTOS MÁS LOZANOS; USAD LOS MEJORES MÉTODOS.
Nuestro Padre celestial, al dar su Palabra, no olvidó a los niños. ¿Puede hallarse entre los escritos de los hombres algo que tenga tanta influencia sobre el corazón, algo tan adecuado para despertar el interés de los pequeñuelos, como los relatos de la Biblia?
Mediante esas sencillas historias se pueden explicar los principios de la ley de Dios.  Por medio de ilustraciones adecuadas a la comprensión del niño, los padres y maestros pueden empezar desde los primeros años a cumplir la orden del Señor en cuanto a sus preceptos: "Las inculcarás a tus hijos, y hablarás de ellas en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y al levantarte" (Deut. 6:7).
El uso de lecciones objetivas, pizarrones, mapas y figuras será una ayuda para explicar estas lecciones y grabarlas en la memoria.  Los padres y maestros deberían buscar constantemente métodos mejores.  La enseñanza de la Biblia merece nuestros pensamientos más frescos, nuestros mejores métodos, y nuestro más ferviente esfuerzo.
 (La Educación, págs. 180, 181).

TOMAD LA BIBLIA COMO GUÍA.
Debéis hacer de la Biblia vuestro guía si queréis educar a vuestros hijos 488 en el conocimiento y admonición del Señor.  Preséntense la vida y el carácter de Cristo como el modelo que deben copiar.  Si yerran, leedles lo que el Señor ha dicho acerca de pecados similares.  Se necesitan constante cuidado y diligencia en esta obra.  Un rasgo de carácter erróneo tolerado por los padres, no corregido por los maestros, puede causar que todo el carácter llegue a ser deformado y desequilibrado.  Enseñad a los niños que deben tener un corazón nuevo; que deben crearse nuevos gustos e inspirarse nuevos motivos.  Deben tener ayuda de Cristo; deben llegar a familiarizarse con el carácter de Dios tal como se revela en su Palabra (Signs of the Times, 25-5-1882). 489

CAPÍTULO 78. EL PODER DE LA ORACIÓN.
LA NECESIDAD DE LA ORACIÓN FAMILIAR.
Cada familia debiera erigir su altar de oración, comprendiendo que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría.  Si hay quienes en el mundo necesitan la fortaleza y el ánimo que da la religión, son los responsables de la educación y de la preparación de los niños.  Ellos no pueden hacer su obra de una manera aceptable a Dios mientras su ejemplo diario enseñe a los que los miran en procura de dirección, que ellos pueden vivir sin Dios.  Si educan a sus hijos para que vivan solamente esta vida, no harán preparativos para la eternidad.  Morirán como han vivido, sin Dios, y los padres serán llamados a responder por la pérdida de sus almas.  Padres y madres, necesitáis buscar a Dios por la mañana y por la noche, en el altar de la familia, para que podáis aprender a enseñar a vuestros hijos, sabia, tierna y amorosamente (Review and Herald, 27-6-1899).

CUANDO SE DESCUIDA EL CULTO FAMILIAR.
Si hubo tiempo en el que cada casa debiera ser una casa de oración, es ahora.  Predominan la incredulidad y el escepticismo.  Abunda la inmoralidad.  La corrupción penetra hasta el fondo de las almas y la rebelión contra Dios se manifiesta en la vida de los hombres.  Cautivas del pecado, las fuerzas morales quedan sometidas a la tiranía de Satanás.  Juguete de sus tentaciones, el hombre va donde lo lleva el jefe de la rebelión, a menos que un brazo poderoso lo socorra.
Sin embargo, en esta época tan peligrosa, algunos de los que se llaman cristianos no celebran el culto de familia.  No honran a Dios en su casa, ni enseñan a sus hijos a amarle y temerle.  Muchos se han alejado a tal punto de Dios que se sienten condenados 490 cuando se presentan delante de él.  No pueden allegarse "confiadamente al trono de la gracia", "levantando manos limpias, sin ira ni contienda" (Heb. 4: 16; 1 Tim. 2: 8).  No están en comunión viva con Dios.  Su piedad no es más que una forma sin fuerza (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 91).
La idea de que la oración no es esencial es una de las astucias de las que con mayor éxito se vale Satanás para destruir a las almas.  La oración es una comunión con Dios, fuente de la sabiduría, fuerza, dicha y paz (Ibid.).

LA TRAGEDIA DE UN HOGAR SIN ORACIÓN.
No conozco nada que me cause mayor tristeza que un hogar donde no se ora.  No me siento segura en una casa tal por una sola noche, y si no fuera por la esperanza de ayudar a los padres para que comprendan su necesidad y su triste descuido, no me quedaría.  Los hijos muestran el resultado de ese descuido, pues el temor de Dios no está delante de ellos (Signs of the Times, 7-8-1884).

LA ORACIÓN RUTINARIA NO ES ACEPTABLE.
En muchos casos, los cultos matutinos y vespertinos son poco más que una mera forma, una repetición opaca y monótona de frases hechas en las que no encuentra expresión el espíritu de gratitud o el sentimiento de la necesidad.  El Señor no acepta un servicio tal.  Pero no despreciará las peticiones de un corazón humilde y un espíritu contrito.  El abrir nuestro corazón a nuestro Padre celestial, el reconocimiento de nuestra entera dependencia, la expresión de nuestras necesidades, el homenaje del amor lleno de gratitud: eso es verdadera oración (Id., 1-7-1886).

HAYA FAMILIAS DE ORACIÓN.
Como los patriarcas de la antigüedad, los que profesan amar a Dios deberían erigir un altar al Señor dondequiera que se establezcan. . . . Los padres y las madres deberían 491 elevar sus corazones a menudo hacia Dios para suplicar humildemente por ellos mismos y por sus hijos.  Que el padre, como sacerdote de la familia, ponga sobre el altar de Dios el sacrificio de la mañana y de la noche, mientras la esposa y los niños se le unen en oración y alabanza.  Jesús se complace en morar en un hogar tal (Patriarcas y Profetas, pág. 140).

Tengan siempre en cuenta los miembros de cada familia que están íntimamente unidos con el cielo.  El Señor tiene un interés especial en la familia de sus hijos terrenales.  Los ángeles ofrecen el humo del fragante incienso de las oraciones de los santos.  Por lo tanto, en cada familia ascienda hacia el cielo la oración matinal y en la hora fresca de la puesta del sol, preséntense delante de Dios los méritos del Salvador en favor nuestro.  Mañana y noche, el universo celestial toma nota de cada familia que ora (Manuscrito 19, 1900).

LOS ÁNGELES GUARDAN A LOS NIÑOS DEDICADOS A DIOS.
Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día.  Acudid con humildad, con un corazón lleno de ternura, presintiendo las tentaciones y peligros que os acechan a vosotros y a vuestros hijos, y por la fe atad a estos últimos al altar, solicitando para ellos el cuidado del Señor.  Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios. 
(Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 147, 148).

LA ORACIÓN ESTABLECE UN CERCO EN TORNO DE LOS HIJOS.
Por la mañana, los primeros pensamientos del cristiano deben fijarse en Dios.  Los trabajos mundanales y el interés propio deben ser secundarios.  Debe enseñarse a los niños a respetar y reverenciar la hora de oración. . . . Es el deber de los padres creyentes levantar así, mañana y tarde, por ferviente 492 oración y fe perseverante, una valla en derredor de sus hijos.  Deben instruirlos con paciencia; enseñándoles bondadosa e incansablemente a vivir de tal manera que agraden a Dios (Ibid.).

TENED OCASIONES  ESTABLES PARA EL CULTO.
En cada familia debería haber una hora fija para los cultos matutino y vespertino. ¿No conviene a los padres reunir en derredor suyo a sus hijos antes del desayuno para agradecer al Padre celestial por su protección durante la noche, y para pedirle su ayuda y cuidado durante el día? ¿No es propio también, cuando llega el anochecer, que los padres y los hijos se reúnan una vez más delante de Dios para agradecerle las bendiciones recibidas durante el día que termina? (Id., tomo 3, pág. 92).

NO SEÁIS GOBERNADOS POR LAS CIRCUNSTANCIAS.
El culto familiar no debiera ser gobernado por las circunstancias.  No habéis de orar ocasionalmente y descuidar la oración en un día de mucho trabajo.  Al hacer esto, inducís a vuestros hijos a considerar la oración como algo no importante.  La oración significa mucho para los hijos de Dios y las acciones de gracias debieran elevarse delante de Dios mañana y noche.  Dice el salmista: "Venid, aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.  Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos" (Manuscrito 12, 1898).

Padres y madres, por muy urgentes que sean vuestros negocios, no dejéis nunca de reunir a vuestra familia en torno del altar de Dios.  Pedid el amparo de los santos ángeles para vuestra casa.  Recordad que vuestros amados están expuestos a tentaciones.
 (El Ministerio de Curación, pág. 304).

No pasemos por alto nuestras obligaciones hacia Dios al esforzarnos por atender la comodidad y felicidad de los huéspedes.  Ninguna consideración debería 493 hacernos desatender la hora de la oración.  No habléis ni os entretengáis con otras cosas hasta el punto de estar todos demasiado cansados para gozar de un momento de devoción.  Hacer esto es presentar a Dios una ofrenda imperfecta.  Deberíamos presentar nuestras súplicas y elevar nuestras voces en alabanza feliz y agradecida, a una hora temprana de la noche, cuando podamos orar sin prisa e inteligentemente.
Vean todos los que visitan un hogar cristiano que la hora de la oración es la más preciosa, la más sagrada y la más feliz del día.  Estos momentos de devoción ejercen una influencia refinadora, elevadora sobre todos los que participan de ellos.  Producen un descanso y una paz gratos al espíritu (Mensajes para los Jóvenes, pág. 34).

RESPETEN LOS HIJOS LA HORA DEL CULTO.
Debéis enseñar a vuestros hijos a ser bondadosos, serviciales, accesibles a las súplicas y, sobre todo lo demás, respetuosos de las cosas religiosas, y deben sentir la importancia de los requerimientos de Dios.  Se les debe enseñar a respetar la hora de la oración; se debe exigir que se levanten por la mañana para estar presentes en el culto familiar (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 133, 134).

HÁGASE INTERESANTE EL PERÍODO DEL CULTO.
El padre, que es el sacerdote de su casa, debiera dirigir los cultos matutino y vespertino.  No hay razón para que este no sea el ejercicio más interesante y agradable de la vida hogareña, y Dios es deshonrado cuando se lo hace seco y tedioso.  Sean cortas y animadas las reuniones del culto familiar.  No permitáis que vuestros hijos o cualquier otro miembro de la familia les tengan miedo por ser tediosos o faltos de interés.  Cuando se lee un capítulo largo y se lo explica y se eleva una larga oración, este precioso servicio se hace cansador y es un alivio cuando termina. 494
Los jefes de familia debieran ocuparse especialmente de que la hora del culto sea sumamente interesante.  Dedicándole algo de atención y cuidadosa preparación, cuando nos presentamos ante la presencia de Dios, el culto familiar puede ser agradable y estará lleno de resultados que únicamente revelará la eternidad.  Elija el padre una porción de las Escrituras que sea interesante y fácil de entender; serán suficientes unos pocos versículos para dar una lección que pueda ser estudiada y practicada durante el día.  Se pueden hacer algunas preguntas.  Pueden presentarse a manera de ilustración unas pocas, serias e interesantes observaciones, cortas y al punto.  Por lo menos debieran cantarse unas pocas estrofas de un himno animado, y la oración debe elevarse corta y al punto.  El que dirige en oración no debiera orar por todas las cosas, sino que debiera expresar sus necesidades con palabras sencillas y su alabanza a Dios con gratitud (Signs of the Times, 7-8-1884).

Para despertar y fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia, mucho depende del uso que se haga de la hora del culto.  Las horas del culto matutino y del vespertino deberían ser las más dulces y útiles del día.  Entiéndase que no deben interponerse a esa hora pensamientos inquietos y faltos de bondad; reúnanse los padres y los niños para encontrarse con Jesús y para invitar a los santos ángeles a estar presentes en el hogar.  Los cultos deberían ser breves y llenos de vida, adaptados a la ocasión y variados.  Todos deberían tener parte en la lectura de la Biblia, aprender y repetir a menudo la ley de Dios.  Los niños tendrán más interés si a veces se les permite que escojan la lectura.  Hacedles preguntas acerca de lo leído y permitidles que también las hagan ellos.  Mencionad cualquier cosa que sirva para ilustrar su significado.  Si el culto no es demasiado largo, permitid que los pequeñuelos 495 oren y se unan al canto, aunque se trate de una sola estrofa (La Educación, pág. 181).

ORAD CLARA Y DISTINTAMENTE.
Por vuestro propio ejemplo enseñad a orar con voz clara y distinta.  Enseñadles a levantar la cabeza de la silla y que no se cubran nunca la cara con las manos.  Así pueden ofrecer sus sencillas oraciones, repitiendo al unísono el Padrenuestro (Manuscrito 12, 1898).

EL PODER DE LA MÚSICA.
La historia de los cantos de la Biblia está llena de sugestiones en cuanto a los usos y beneficios de la música y el canto.  A menudo se pervierte la música haciéndola servir a malos propósitos y de ese modo llega a ser uno de los agentes más seductores de la tentación.  Pero, debidamente empleada, es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos a temas más nobles, a inspirar y elevar el alma. . . .
Es uno de los medios más eficaces para grabar en el corazón la verdad espiritual.  Cuán a menudo recuerda la memoria el alma oprimida y pronta a desesperar, alguna palabra de Dios, el tema olvidado de algún canto de la infancia y las tentaciones pierden su poder, la vida adquiere nuevo significado y nuevo propósito y se imparte valor y alegría a otras almas.
Nunca se debería perder de vista el valor del canto como medio educativo.  Cántense en el hogar cantos dulces y puros, y habrá menos palabras de censura, y más de alegría, esperanza y gozo.  Cántese en la escuela, y los alumnos serán atraídos más a Dios, a sus maestros y los unos a los otros.
Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración.  En realidad, más de un canto es una oración.  Si se enseña al niño a comprender esto, pensará más en el significado de las palabras que canta y será más sensible a su poder.
 (La Educación, págs. 163, 164). 496

INSTRUMENTAL Y VOCAL.
Por la noche y por la mañana uníos con vuestros hijos en el culto a Dios, leyendo su Palabra y cantando sus alabanzas.  Enseñadles a repetir la ley de Dios.  Respecto de los mandamientos, los israelitas recibieron esta instrucción: "Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes".  De acuerdo con estas palabras, Moisés instruyó a los israelitas a ponerle música a las palabras de la ley.  Mientras los niños mayores tocaban instrumentos musicales, los menores marchaban y cantaban en concierto el cántico de los mandamientos de Dios.  En los años subsiguientes retenían en su mente las palabras de la ley que aprendieran durante la niñez.
Si era esencial para Moisés encarnar los mandamientos en el cántico sagrado, de manera que cuando marcharan por el desierto los niños pudieran aprender la ley versículo por versículo, cuán esencial es en este tiempo enseñar a nuestros hijos la Palabra de Dios.  Acudamos en ayuda del Señor, instruyendo a nuestros hijos a guardar los mandamientos al pie de la letra.  Hagamos todo lo que esté de nuestra parte para hacer música en nuestro hogar, a fin de que el Señor pueda hacerse presente (Evangelismo, págs. 329, 330).

CULTO ESPECIAL PARA EL SÁBADO.
Tomen parte los niños en el culto de familia [del sábado].  Traigan todos sus Biblias y lea cada uno de ellos uno o dos versículos.  Luego cántese algún himno familiar, seguido de oración.  Para ésta, Cristo ha dejado un modelo.  El Padrenuestro no fue destinado a ser repetido simplemente como una fórmula, sino que es una ilustración de lo que deben ser nuestras oraciones: sencillas, fervientes y abarcantes.  En una simple petición, expresad al Señor vuestras necesidades y gratitud por su misericordia.  Así invitáis a Jesús 497 como vuestro huésped bienvenido en el hogar y el corazón.  En la familia, las largas oraciones acerca de objetos remotos, no están en su lugar.  Hacen cansadora la hora de la oración, cuando debiera ser considerada como un privilegio y una bendición.  Procurad que ese momento ofrezca interés y gozo 
(Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 23, 24).

MÁS ORACIÓN SIGNIFICA MENOS CASTIGO.
Debiéramos orar a Dios mucho más de lo que lo hacemos.  Hay gran fortaleza y bendición al orar juntos en familia con nuestros hijos y para ellos.  Cuando mis hijos han cometido errores y he hablado con ellos bondadosamente y luego he orado con ellos, nunca he encontrado la necesidad de castigarlos después.  Su corazón se conmovía de ternura delante del Espíritu Santo que venía en respuesta a la oración (Manuscrito 47, 1908).

LOS BENEFICIOS DE LA ORACIÓN SECRETA.
Jesús recibió sabiduría y poder, durante su vida terrenal, en las horas de oración solitaria.  Sigan los jóvenes su ejemplo y busquen a la hora del amanecer y del crepúsculo un momento de quietud para tener comunión con su Padre celestial.  Y durante el día eleven su corazón a Dios.  A cada paso dado en nuestro camino, nos dice: "Porque yo, Jehová tu Dios, soy quien tiene asida tu mano diestra, . . . no temas, yo soy tu ayudador".  Si nuestros hijos pudiesen aprender estas lecciones en el alba de su vida, ¡qué frescura y poder, qué gozo y dulzura habría en su existencia! (La Educación, págs. 252, 253).

LAS PUERTAS DEL CIELO SE ABREN PARA CADA MADRE.
Cuando Jesús se arrodilló a orillas del Jordán después de su bautismo y ofreció una oración por la humanidad, se abrieron los cielos y el Espíritu de Dios, como una paloma de oro bruñido, rodeó la forma del Salvador y una voz del cielo dijo: "Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento". 498
¿Qué significa esto para ti?  Dice que el cielo se abrió ante tu oración.  Dice que eres aceptada en el Amado.  Las puertas se abren para cada madre que deposita su carga a los pies del Salvador.  Nos dice que Cristo ha rodeado a la raza humana con su brazo humano y con su brazo divino se ha aferrado del trono del Infinito y ha unido al hombre con Dios y a la tierra con el cielo (Signs of the Times, 22-7-1889).

Las oraciones de las madres cristianas no son desatendidas por el Padre de todos, que envió a su Hijo a la tierra para rescatar un pueblo para sí.  No desdeñará vuestras peticiones ni os dejará a vosotros y a los vuestros para que Satanás os abofetee en el gran día del conflicto final.   Habéis de trabajar con sencillez y fidelidad y Dios afirmará la obra de vuestras manos (Review and Herald, 23-4-1889). 499

CAPÍTULO 79.  EL SÁBADO EL DÍA DE DELICIA.
DESPRECIO PREVALECIENTE POR EL SÁBADO.
Se me ha mostrado que muchísimos de los padres que profesan creer el solemne mensaje para este tiempo no han preparado a sus hijos para Dios.  No han sabido reprimirlos y se han enojado con cualquiera que tratara de reprimirlos.  Mediante una fe viviente no han unido diariamente a sus hijos al altar del Señor.  Muchos de esos jóvenes han sido dejados en libertad de transgredir el cuarto mandamiento haciendo su voluntad en el santo día de Dios.  No han sentido escrúpulos de conciencia en ir por las calles durante el sábado para divertirse.  Muchos van donde les place y hacen lo que les place, y sus padres están tan temerosos de desagradarles que, imitando la conducta de Elí, no los reprimen.
Esos jóvenes finalmente pierden todo respeto por el sábado y no se sienten atraídos por las reuniones religiosas ni por las cosas sagradas y eternas (Testimonies, tomo 5, págs. 36, 37).

PRESTAD ATENCIÓN A LA PRIMERA PALABRA DEL CUARTO MANDAMIENTO.
La palabra "acordarte" está colocada en el mismo principio del cuarto mandamiento.  Padres, necesitáis recordar vosotros mismos el día sábado para guardarlo santamente.  Y si hacéis esto, estáis dando la debida instrucción a vuestros hijos.  Ellos reverenciarán el santo día de Dios.  .  .  . En vuestros hogares se necesita la educación cristiana.  A lo largo de toda la semana tened en cuenta el santo sábado del Señor pues ese día ha de ser dedicado al servicio de Dios.  Es un día cuando han de descansar las manos de las tareas mundanales, cuando han de recibir especial atención las necesidades del alma (Manuscrito 57, 1897). 500

Cuando el sábado se recuerde así, no se permitirá que lo temporal usurpe lo que pertenece a lo espiritual.  Ningún deber que incumbe a los seis días hábiles será dejado para el sábado.  Durante la semana nuestras energías no se agotarán de tal manera en el trabajo temporal que, en el día en que el Señor descansó y fue refrigerado, estemos demasiado cansados para dedicarnos a su servicio.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 21).

HACED DEL VIERNES EL DÍA DE PREPARACIÓN.
Terminad el viernes los preparativos para el sábado.  Cuidad de que toda la ropa esté lista y que se haya cocinado todo lo que debe cocinarse, que se hayan lustrado los zapatos y tomado los baños.  Es posible lograr esto.  Si lo establecéis como regla, podéis hacerlo.  El sábado no debe destinarse a reparar ropas, a cocinar alimentos, a los placeres, o a otra ocupación mundanal.  Antes de que se ponga el sol, debe ponerse a un lado todo trabajo secular y guardarse fuera de la vista todos los periódicos de ese carácter.  Padres, explicad a vuestros hijos lo que hacéis y os proponéis y dejadlos participar en vuestra preparación para guardar el sábado según el mandamiento (Id., tomo 3, pág. 22).

En muchas familias [durante el sábado] se embetunan y lustran los zapatos y se dan puntadas, todo porque estas cositas no fueron hechas durante el viernes.  No se acordaron del "sábado para santificarlo". . . .
Debe prestarse atención a la vestimenta de los hijos durante el viernes.  Durante la semana, todo esto debiera haber sido arreglado por las propias manos de ellos bajo la dirección de la madre, de modo que pudieran vestirse quedamente, sin ninguna confusión ni apresuramiento, ni órdenes precipitadas (Manuscrito 57, 1897). 501

Hay otra obra que debe recibir atención en el día de preparación.  En ese día deben ponerse a un lado todas las divergencias entre hermanos, ora sea en la familia o en la iglesia.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 22).

CUANDO COMIENZA EL SÁBADO, LA FAMILIA CELEBRA CULTO.
Antes de la puesta del sol, congréguense los miembros de la familia para leer la Palabra de Dios y para cantar y orar.  Se necesita una reforma en esto, porque muchos han sido remisos.  Necesitamos confesarnos a Dios y unos a otros.  Debemos empezar de nuevo a hacer arreglos especiales para que cada miembro de la familia esté preparado para honrar el día que Dios ha bendecido y santificado (Id., pág. 23).

LAS HORAS DEL SÁBADO NO SON NUESTRAS SINO DE DIOS.
Dios nos ha dado el conjunto de los seis días para hacer nuestro trabajo y se ha reservado únicamente uno. Este debiera ser un día de bendición para nosotros: un día cuando debiéramos poner de lado todos nuestros asuntos seculares y centralizar nuestros pensamientos en Dios y el cielo (Manuscrito 3, 1879).

Cuando el sábado comienza debemos ponernos en guardia, velar sobre nuestros actos y palabras, no sea que robemos a Dios, dedicando a nuestro uso el tiempo que pertenece estrictamente al Señor.  No debemos hacer ni permitir que nuestros hijos hagan trabajo alguno para ganarse la vida, ni cosa alguna que podría haberse hecho durante los seis días hábiles.  El viernes es el día de preparación.  Entonces puede dedicarse tiempo a los preparativos necesarios para el sábado, y a pensar y conversar acerca de ello.  Nada de lo que a los ojos del cielo será considerado como violación del santo sábado debe dejarse para ser dicho o hecho en sábado.  Dios requiere no sólo que evitemos el trabajo físico en sábado, sino que 502 disciplinemos nuestra mente para que se espacie en temas sagrados.  Se infringe virtualmente el cuarto mandamiento al conversar de cosas mundanales o al dedicarse a una conversación liviana y trivial.  El hablar de cualquier cosa o de todo lo que acude a la mente, es pronunciar nuestras propias palabras.  Toda desviación de lo recto nos pone en servidumbre y condenación. 
(Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 287).

EL TIEMPO DEL SÁBADO ES DEMASIADO PRECIOSO PARA PASARLO DURMIENDO.
Durante la semana, nadie debiera permitirse quedar tan absorbido por sus intereses temporales, y tan extenuado por sus esfuerzos en procura de ganancias materiales, como para que durante el sábado no tenga fuerza ni energía para darlas al servicio de Dios.  Estamos robando al Señor cuando nos incapacitamos para rendirle culto en su día santo.  Y también nos estamos robando a nosotros mismos, pues necesitamos el calor y la luz del compañerismo, tanto como la fortaleza que se pueden ganar de la sabiduría y la experiencia de otros cristianos.
 (Review and Herald, 13-6-1882).

No se malgasten en cama las preciosas horas del sábado.  El sábado de mañana, la familia debe levantarse temprano.  Si se levantan tarde, hay confusión y apresuramiento en los preparativos para el desayuno y la escuela sabática.  Hay apresuramiento, roces e impaciencia.  Así entran en el hogar sentimientos profanos.  El sábado, así profanado, produce cansancio, y en vez de amarse su venida, se la teme. 
(Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 23).

ASISTID AL CULTO DE LA IGLESIA CON LOS HIJOS.
Los padres y las madres debieran convertir en una regla que sus hijos asistan al culto de la iglesia durante el sábado, y debieran reforzar esa regla con su propio ejemplo.  Nuestro deber es guiar a nuestros hijos y a nuestra casa tras de nosotros, como lo hizo Abrahán.  503 Tanto por ejemplo como por precepto, debiéramos impresionar en ellos la importancia de las enseñanzas religiosas. Todos los que han formulado los votos bautismales se han consagrado solemnemente al servicio de Dios. Están bajo la obligación de un pacto donde puedan obtener todos los incentivos posibles y el ánimo para la vida cristiana.
 (Review and Herald, 13-6-882)

Pero mientras damos culto a Dios, no hemos de considerar esto como una tarea penosa.  El sábado del Señor ha de ser hecho una bendición para nosotros y para nuestros hijos.  Ellos han de considerar el sábado como un día de delicia, un día que ha santificado Dios, y así lo considerarán si son debidamente instruidos (Manuscrito 3, 1879).

USAD ROPAS ADECUADAS PARA LA CASA DE CULTO. 
Muchos necesitan instrucción en cuanto a cómo deben presentarse en la asamblea para adorar en sábado.  No han de entrar en la presencia de Dios con las ropas que llevan comúnmente durante la semana.  Todos deben tener un traje especial para el sábado, para llevarlo cuando asistan al culto en la casa de Dios.  Aunque no debernos conformarnos a las modas mundanales, no debemos ser indiferentes acerca de nuestra apariencia exterior.  Debemos ser aseados y estar bien arreglados, aunque sin adornos.  Los hijos de Dios deben ser limpios en su interior y exterior (Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 21, 22).

EXPLICAD A LOS NIÑOS EL SERMÓN DEL SÁBADO. 
Los ministros están ocupados en una sagrada y solemne obra, pero también descansa una sagrada responsabilidad sobre los que oyen.  Han de oír con la determinación de seguir las instrucciones que todos deben practicar para ganar la vida eterna.  Cada oyente debiera esforzarse para entender cada presentación 504 de la verdad bíblica, como un mensaje para él, que ha de ser recibido por fe y puesto en práctica en la vida diaria.  Los padres debieran explicar a sus hijos las palabras pronunciadas desde el púlpito para que ellos puedan entenderlas y tengan ese conocimiento que, si es puesto en práctica, produce abundante gracia y paz (Manuscrito 41, 1903).

HACED UNA PREPARACIÓN ESPECIAL PARA LA COMIDA.
No debemos proveer para el sábado una cantidad o variedad mayor de alimentos que para los otros días.  En vez de esto, los alimentos deben ser más sencillos, y debe comerse menos, a fin de que la mente esté clara y vigorosa para comprender las cosas espirituales. El comer demasiado anubla la mente. Se pueden oír las palabras más preciosas  sin apreciarlas, debido a que la mente está turbada por un régimen impropio. Comiendo demasiado el sábado, muchos han deshonrado a Dios más de lo que lo que piensan.
Aunque debe evitarse el cocinar en sábado, no es necesario comer alimentos fríos.  En tiempo frío, caliéntese el alimento preparado el día antes.  Y sean las comidas, aunque sencillas, atrayentes y sabrosas.  Provéase algo que sea considerado como un plato especial, algo que la familia no tiene cada día (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 23).

ES PRECIOSO EL DESCANSO DEL DÍA.
La escuela sabática y la reunión del culto ocupan sólo una parte del sábado.  La parte que queda para la familia puede abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado.  Mucho de este tiempo deben pasarlo los padres con sus hijos (Id., pág. 24).

HACED PLANES PARA LECTURAS Y CONVERSACIONES ADECUADAS
¡Oh el sábado!  Sea el más dulce y el más bendito de todos los días de la semana. . . .
Los padres pueden y deben prestar atención a sus hijos, leyéndoles las porciones más atrayentes de la historia bíblica, educándolos para reverenciar el sábado, 505 guardándolo conforme al mandamiento. Esto no puede hacerse, si los padres no sienten su responsabilidad para interesar a sus hijos. Pero pueden hacer del sábado una delicia, si toman la debida actitud. A los niños puede interesarse en la buena lectura o en la conversación en cuanto a la salvación de su alma. Pero habrán de ser educados y preparados. El corazón natural no está propenso a pensar en Dios, el cielo ni las cosas celestiales. Deberá contrarrestarse continuamente la corriente de mundanalidad e inclinación al mal y deberá fomentarse la luz celestial (Review and Herald, 14-4-1885).

NO HEMOS DE SER INDIFERENTES A LAS ACTIVIDADES DE LOS NIÑOS.
He encontrado que durante el sábado muchos son indiferentes y no saben dónde están sus niños o qué están haciendo (Ibid.).
Padres, por encima de todas las cosas cuidad a vuestros hijos durante el sábado. No les permitáis que violen el santo día de Dios jugando en la casa o al aire libre.  Lo mismo sería que quebrantarais vosotros mismos el sábado, que permitir que los hijos lo hagan, y cuando permitís que vuestros hijos vagabundeen y les toleráis que jueguen en el sábado, Dios os considera como violadores del sábado (Id., 19-9-1854).

AL AIRE LIBRE CON LOS NIÑOS.
Los padres pueden llevar a sus hijos al aire libre para contemplar a Dios en la naturaleza.  Pueden señalar a las flores en capullo y a los capullos abiertos, los elevados árboles y las bellas briznas de hierba, y enseñar que Dios hizo todas estas cosas en seis días y descansó en el séptimo día y lo bendijo.  En esa forma, los padres pueden dedicarse con afán a instruir a sus hijos, de modo que cuando ellos contemplen las cosas de la naturaleza, recuerden al gran Creador de todas ellas.  Sus pensamientos serán elevados al 506 Dios de la naturaleza, llevados a la creación de nuestro mundo cuando se establecieron los fundamentos del sábado y todos los hijos de Dios clamaron de gozo.  Tales son las lecciones que han de impresionarse en la mente de nuestros hijos.
No hemos de enseñar a nuestros hijos que no deben ser felices durante el sábado, que es un error salir a dar un paseo al aire libre.  Oh, no.  Cristo condujo a sus discípulos a la orilla del lago durante el sábado y les enseñó.  Sus sermones sabáticos no siempre fueron predicados entre cuatro paredes (Manuscrito 3, 1879).

OTRAS LECCIONES DE LA NATURALEZA: LECCIONES OBJETIVAS.
Enseñad a los niños a ver a Cristo en la naturaleza.  Sacadlos al aire libre, bajo los nobles árboles del huerto; y en todas las cosas maravillosas de la creación enseñadles a ver una expresión de su amor.  Enseñadles que él hizo las leyes que gobiernan todas las cosas vivientes, que él ha hecho leyes para nosotros, y que esas leyes son para nuestra felicidad y nuestro gozo.  No los canséis con largas oraciones y tediosas exhortaciones, sino que por medio de las lecciones objetivas de la naturaleza, enseñadles a obedecer la ley de Dios.
 (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 475).

DAD UN VERDADERO CONCEPTO DEL CARÁCTER DE DIOS.
¿Cómo pueden los niños recibir un conocimiento más correcto de Dios y una impresión mental mejor, que pasando una parte del tiempo al aire libre,  no jugando, sino en compañía de sus padres? Asóciense sus mensajes juveniles con Dios en los hermosos panoramas de la naturaleza, llámeseles la atención hacia las manifestaciones de su amor por el hombre en sus obras creadas y se sentirán atraídos e interesados. No correrán el peligro de asociar el carácter de Dios con todo lo severo y adusto; sino que ver las cosas bellas que creó para la felicidad del 507 hombre, serán inducidos a considerarle como un Padre tierno y amable. Verán que sus prohibiciones no han sido hechas simplemente para manifestar su poder y autoridad, sino que buscan la felicidad de sus hijos. Y al cobrar el carácter de Dios el aspecto atrayente del amor, la benevolencia y la belleza, se sentirán inducidos a amarle.  Podéis llamarles la atención a las aves  hermosas que llenan el aire de música con sus felices cantos, los tallos de la hierba y las flores perfectas de llamativos matices que perfuman el aire. Todas estas cosas proclaman el amor y la habilidad del Artista celestial, y revelan la gloria de Dios.

Padres, ¿por qué no hacéis uso de las lecciones preciosas que Dios nos ha enseñado en el libro de la naturaleza para dar a nuestros hijos una idea correcta de su carácter? Los que sacrifican la sencillez por la moda, y se privan de admirar la belleza de la naturaleza, no pueden ser espirituales, no pueden comprender la habilidad y el poder de Dios según se revelan en sus obras creadas; por lo tanto, sus corazones no palpitan con nuevo amor e interés, y no se llenan de reverencia al vislumbrar a Dios en la naturaleza. 
(Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 277, 278).

El valor del sábado, como medio de educación, es inestimable. Cualquier cosa que Dios nos pida, nos la devuelve enriquecida y transfigurada con su propia gloria. . . .
El sábado y la familia fueron instituidos en el Edén, y en el propósito de Dios están indisolublemente unidos. En ese día, más que en cualquier otro, nos es posible vivir la vida del Edén. Era el plan de dios que los miembros de la familia se asociasen en el trabajo y en el estudio, en el culto y en la recreación, el padre como sacerdote de su casa, y él y la madre, como maestros y compañeros de sus 508 hijos. Pero los resultados del pecado, al cambiar las condiciones de la vida, han impedido, en extenso grado, esta asociación.  Con frecuencia ocurre que el padre apenas ve los rostros de sus hijos durante la semana.  Se encuentra casi totalmente privado de la oportunidad de ser compañero de ellos e instruirlos.  Pero el amor de Dios ha puesto un límite a las exigencias del trabajo.  En su día reserva a la familia la oportunidad de tener comunión con él, con la naturaleza y con sus prójimos. 
(La Educación, págs. 244, 245).

HACED DEL SÁBADO UNA DELICIA.
Todos los que aman a Dios deben hacer lo que puedan para que el sábado sea una delicia, santo y honorable.  No pueden hacer esto buscando sus propios placeres en diversiones pecaminosas y prohibidas.  Sin embargo, pueden hacer mucho para exaltar el sábado en sus familias y hacer de él el día más interesante de la semana.  Debemos dedicar tiempo a interesar a nuestros hijos.  Un cambio ejercerá una influencia feliz sobre ellos.  Podemos andar con ellos al aire libre; podemos sentarnos con ellos en los huertos y bajo la alegre luz del sol, y dar a sus mentes inquietas algo en que ocuparse, conversando con ellos de las obras de Dios.  Podemos inspirarles amor y reverencia llamando su atención a los hermosos objetos de la naturaleza.
El sábado debe resultar tan interesante para nuestras familias que su visita semanal sea saludada con gozo.  De ninguna manera mejor pueden los padres exaltar y honrar el sábado que ideando medios de impartir la debida instrucción a sus familias, e interesarlas en las cosas espirituales, dándoles una visión correcta del carácter de Dios, y de lo que él requiere de nosotros a fin de perfeccionar el carácter cristiano y alcanzar la vida eterna.  
Padres, haced del sábado una delicia para que vuestros hijos puedan 509 esperarlo con placer y recibirlo con gozo en su corazón.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 278).

UN PINÁCULO ADECUADO MEDIANTE LA ORACIÓN Y EL CANTO.
Al bajar el sol, señalen la voz de la oración y el himno de alabanza el fin de las horas sagradas, e invitad a Dios a acompañaros con su presencia en los cuidados de la semana de trabajos.
Así pueden los padres hacer del sábado lo que debe ser: el día más gozoso de la semana.  Pueden inducir a sus hijos a considerarlo como una delicia, el día superior a los demás días, santo de Jehová, honorable (Id., tomo 3, pág. 25). 510

CAPÍTULO 80. LA REVERENCIA POR LO QUE ES SANTO.
LA PRECIOSA GRACIA DE LA REVERENCIA.
Otro don que debería ser cuidadosamente fomentado es el de la reverencia (La Educación, pág. 237).

La educación y preparación de los jóvenes debe ser de un carácter que ensalce las cosas sagradas y estimule la devoción pura a Dios en su casa.  Muchos de los que profesan ser hijos del Rey celestial no tienen verdadero aprecio por el carácter sagrado de las cosas eternas.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 198, 199).

DIOS HA DE SER REVERENCIADO.
La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por el sentimiento de su infinita grandeza y la comprensión de su presencia.  El corazón de todo niño debería ser profundamente impresionado con esta sensación del Invisible (La Educación, pág. 237).

HA DE SER REVERENCIADO SU NOMBRE.
También se debería mostrar reverencia hacia el nombre de Dios.  Nunca se debería pronunciar ese nombre con ligereza o indiferencia.  Hasta en la oración se debería evitar su repetición frecuente o innecesaria.  "Santo y temible es su nombre" (Salmo 111: 9).  Los ángeles, al pronunciarlo, cubren sus rostros. ¡Con cuánta reverencia deberíamos pronunciarlo nosotros que somos caídos y pecadores! (Id., pág. 238).

SU PALABRA ES SAGRADA.
Deberíamos reverenciar la Palabra de Dios.  Deberíamos mostrar respeto hacia el volumen impreso y no darle usos comunes ni manosearlo descuidadamente.  Nunca debería ser citada la Escritura en broma, ni parafraseada para decir una agudeza.  "Toda palabra de Dios es acrisolada"; "como plata refinada en horno de tierra, 511 siete veces acrisolada" (Prov. 30: 5; Sal. 12: 6) (Ibid.).

Debiera enseñarse a los niños que respeten cada palabra que procede de la boca de Dios.  Los padres han de magnificar siempre los preceptos de la ley de Dios delante de sus hijos, mostrando obediencia a esa ley y viviendo ellos mismos bajo los requerimientos de Dios.  Si los padres son poseídos por un sentimiento de lo sagrado de la ley, con seguridad esto transformará su carácter convirtiendo su alma.
 (Review and Herald, 10-5-1898).

DIOS ESTÁ EN EL LUGAR DE ORACIÓN.
Dios debe ser honrado en todo hogar cristiano con los sacrificios matutinos y vespertinos de oración y alabanza.  Debe enseñarse a los niños a respetar y a reverenciar la hora de oración.
 (Consejos para los Maestros, pág. 85).

Debería enseñarse al niño a considerar sagrados la hora y el lugar de oración y los cultos públicos, porque Dios está en ellos.  Y al manifestar reverencia en la actitud y conducta, el sentimiento que lo inspire se profundizará (La Educación, pág. 237).

LA CASA DE DIOS ES SU SANTO TEMPLO.
Convendría tanto a los jóvenes como a los viejos estudiar, meditar y a menudo repetir aquellas palabras de la Santa Escritura que muestran cómo debería considerarse el lugar señalado 
por la presencia especial de Dios.
"Quita el calzado de tus pies --ordenó Dios a Moisés, junto a la zarza ardiendo--; porque el lugar en que estás, tierra santa es" (Exo. 3: 5).
Jacob, después de contemplar la visión de los ángeles, exclamó: "Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. . . .  No es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo" (Gén. 28: 16, 17). 512
"Jehová empero está en su santo templo: guarde silencio delante de él toda la tierra" (Hab. 2: 20) (Id., págs. 237, 238).

Muchos . . . no tienen verdadero aprecio por el carácter sagrado de las cosas eternas.  Casi todos necesitan que se les enseñe a conducirse en la casa de Dios.  Los padres no deben sólo enseñar, sino ordenar a sus hijos que entren en el santuario con seriedad y reverencia.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 199).

PRECAUCIÓN CONTRA UN DESCUIDO CRECIENTE.
Del carácter sagrado que rodeaba el santuario terrenal, los cristianos pueden aprender cómo deben considerar el lugar donde el Señor se encuentra con su pueblo.  Ha habido un gran cambio, y no en el mejor sentido, sino en el peor, en los hábitos y costumbres de la gente con referencia al culto religioso.  Las cosas preciosas y sagradas que nos relacionan con Dios, están perdiendo rápidamente su influencia y son rebajadas al nivel de las cosas comunes.  La reverencia que el pueblo tenía antiguamente por el santuario donde se encontraba con Dios en servicio sagrado, ha desaparecido mayormente.  Sin embargo, Dios mismo dio el orden del servicio, ensalzándolo muy por encima de todo lo que tuviese naturaleza temporal (Id., pág. 193).

La casa de Dios es profanada con frecuencia y el sábado es violado por los hijos de los observadores del sábado.  En algunos casos aún se les permite correr por la casa, jugar, conversar y manifestar su mal genio en las mismas reuniones donde los santos debieran rendir culto a Dios en la belleza de la santidad.  Y el lugar que debería ser santo, y donde debería reinar una quietud santa, y donde debiera haber un orden perfecto, limpieza y humildad, se convierte en una perfecta Babilonia, "confusión".  Esto es suficiente para provocar el desagrado de Dios 513 y ahuyentar su presencia de nuestras asambleas (Review and Herald, 19-9-1854).

TENEMOS MÁS RAZONES PARA LA REVERENCIA QUE LOS HEBREOS.
Es demasiado cierto que la reverencia por la casa de Dios ha llegado casi a extinguirse.  No se disciernen las cosas y los lugares sagrados, ni se aprecia lo santo y lo exaltado. ¿No falta en nuestra familia la piedad ferviente? ¿No se deberá a que se arrastra en el polvo el alto estandarte de la religión?  Dios dio a su antiguo pueblo reglas de orden, perfectas y exactas. ¿Ha cambiado su carácter? ¿No es el Dios grande y poderoso que rige en el cielo de los cielos? ¿No sería bueno que leyésemos con frecuencia las instrucciones dadas por Dios mismo a los hebreos, para que nosotros, los que tenemos la luz de la gloriosa verdad, imitemos su reverencia por la casa de Dios?  Tenemos abundantes razones.  .  .  .  para ser aún más reflexivos y reverentes en nuestro culto que los judíos.  Pero un enemigo ha estado trabajando para destruir nuestra fe en el carácter sagrado del culto cristiano.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 198).

LA IGLESIA, EL SANTUARIO DE LA CONGREGACIÓN.
La casa es el santuario para la familia, y la cámara o el huerto el lugar más retraído para el culto individual; pero la iglesia es el santuario para la congregación.  Debiera haber reglas respecto al tiempo, el lugar y la manera de adorar (Id., pág. 193).

ENSEÑAD A LOS NIÑOS A ENTRAR REVERENTEMENTE.
Padres, elevad la norma del cristianismo en la mente de vuestros hijos; ayudadles a entretejer a Jesús en su experiencia; enseñadles a tener la más alta reverencia por la casa de Dios y a comprender que cuando entran en la casa del Señor deben hacerlo con corazón enternecido y subyugado por pensamientos como éstos: "Dios está aquí, ésta es su casa.  Debo tener pensamientos puros y los más santos motivos.  No debo 514 abrigar orgullo, envidias, celos, malas sospechas, odios ni engaño en mi corazón, porque vengo a la presencia del Dios santo.  Este es el lugar donde Dios se encuentra con su pueblo y lo bendice.  El Santo y Sublime, que habita la eternidad, me mira, escudriña mi corazón y lee los pensamientos y los actos más secretos de mi vida" 
(Id., pág. 196).

PERMANEZCAN CON SUS PADRES.
El gusto moral de los que adoran en el santo santuario de Dios debe ser elevado, refinado y santificado.  Esto se ha descuidado tristemente.  Su importancia se ha pasado por alto y como resultado han prevalecido el desorden y la irreverencia, y Dios ha sido deshonrado.  Cuando los dirigentes de la iglesia, ministros y miembros, padres y madres, no tienen opiniones elevadas sobre el asunto, ¿qué se puede esperar de los niños inexpertos?  Con demasiada frecuencia se los encuentra en grupos, separados de los padres que debieran encargarse de ellos.  No obstante estar en la presencia de Dios y bajo su mirada, son livianos y triviales, cuchichean y ríen, son descuidados, irreverentes y desatentos.
 (Id., pág. 199).

SED TRANQUILOS Y SOSEGADOS.
No tengáis tan poca reverencia hacia la casa y el culto de Dios que converséis con otros durante el sermón.  Si los que cometen esta falta pudiesen ver a los ángeles de Dios que los miran y toman en cuenta su acción se llenarían de vergüenza y de aborrecimiento propio.  Dios quiere oidores atentos.  El enemigo sembró la cizaña mientras el hombre dormía (Mensajes para los Jóvenes, pág. 264).

NO HEMOS DE PROCEDER COMO EN UN LUGAR COMÚN.
Debiera haber un lugar sagrado, como el santuario de la antigüedad, donde Dios se encuentre con su pueblo.  Ese lugar no debiera usarse como comedor ni como oficina, sino sencillamente para el culto de Dios.  Cuando los niños asisten a la escuela en el 515 mismo lugar donde se reúnen para rendir culto en el sábado, no se puede hacer que sientan la santidad del lugar y que entren en él con sentimientos de reverencia.  Se mezclan de tal manera lo sagrado y lo común que es difícil distinguirlos.
Por esta razón, la casa o santuario dedicado a Dios no debiera convertirse en un lugar común.  Su santidad no se debiera confundir ni mezclar con los sentimientos comunes de todos los días o de la vida comercial.  Debiera haber un solemne temor reverente en los adoradores cuando entran en el santuario, y debieran dejar tras sí todos los pensamientos mundanos comunes, pues ése es el lugar donde Dios revela su presencia.  Es como la cámara de audiencia del gran Dios eterno.  Por lo tanto, el orgullo y la pasión, la disensión y la egolatría, el egoísmo y la avaricia, que Dios denuncia como idolatría, son inapropiados para tal lugar (Manuscrito 23, 1886).

NO SE HA DE MANIFESTAR UN ESPÍRITU DE LIVIANDAD.
Padres, es vuestro deber tener a vuestros hijos en perfecta sujeción, habiendo dominado todas sus pasiones y mal genio.  Y si los niños son llevados al culto, debiera hacérseles saber y entender dónde están: que no están en casa, sino donde Dios se encuentra con su pueblo.  Y debiera mantenérselos tranquilos y sin jugar, y Dios volverá su rostro hacia vosotros para encontraros y bendeciros.
Si se observa orden en las asambleas de los santos, la verdad tendrá un efecto mejor sobre todos los que la oyen.  Se fomentará una solemnidad que es muy necesaria y habrá poder en la verdad para conmover hasta lo más profundo del alma, y no penderá sobre los que oyen un estupor semejante a la muerte.  Serán afectados los creyentes y los incrédulos.  Pareciera evidente que en algunos lugares el arca de Dios ha sido quitada de la iglesia, pues se han violado los santos mandamientos y la fortaleza 516 de Israel ha sido debilitada.
 (Review and Herald, 19-9-1854).

SACAD A LOS NIÑOS QUE DISTURBEN.
Ud. debiera enseñar a su hijo a obedecer como le obedecen a Dios los hijos de Dios.  Si se mantiene esta norma, una palabra suya tendrá peso cuando su hijo esté inquieto en la casa de Dios.  Pero si los niños no pueden ser reprimidos, si los padres sienten que la restricción se parece mucho a una extorsión, el niño debiera ser sacado de la iglesia inmediatamente.  No se debiera dejarlo para que distraiga la mente de los oidores con sus charlas y carreras.  Dios es deshonrado por la forma descuidada en que muchos padres están con sus hijos en la iglesia (Carta 1, 1877).

LA IRREVERENCIA SE FOMENTA POR LA OSTENTACIÓN.
Debe enseñarse a todos a ser aseados, limpios y ordenados en su indumentaria, pero sin dedicarse a los adornos exteriores que son completamente impropios para el santuario.  No debe haber ostentación de trajes; porque esto estimula la irreverencia.  .  .  .  En todos los asuntos de la indumentaria, debemos ser estrictamente cuidadosos y seguir muy de cerca las reglas bíblicas.  La moda ha sido la diosa que ha regido el mundo, y con frecuencia se insinúa en la iglesia.  La iglesia debe hacer de la Palabra de Dios su norma y los padres deben pensar inteligentemente acerca de este asunto 
(Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 201, 202).

MOSTRAD REVERENCIA POR LOS MINISTROS QUE SON REPRESENTANTES DE DIOS.
Se debería mostrar reverencia hacia los representantes de Dios: pastores, maestros y padres llamados a hablar y actuar en su lugar.  Dios es honrado por el respeto mostrado hacia ellos.
 (La Educación, pág. 239).

Rara vez se les indica [a los niños] que el ministro es el embajador de Dios, que el mensaje que 517 trae es uno de los medios designados por Dios para salvar a las almas, y que para todos los que tienen el privilegio de ser puestos a su alcance, será sabor de vida para vida o de muerte para muerte (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 199).

No debería tratarse con descuido e indiferencia nada que sea sagrado, que pertenezca al culto de Dios.  Cuando se habla la palabra de vida, deberíais recordar que estáis escuchando la voz de Dios a través de su siervo delegado.  No perdáis esas palabras por falta de atención; si las atendéis, impedirán que vuestros pies se extravíen por senderos equivocados (Mensajes para los Jóvenes, pág. 264).

LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES CRITICONES.
Padres, tened cuidado en cuanto al ejemplo y a las ideas que inculcáis a vuestros hijos.  Sus mentes son plásticas y las impresiones se graban fácilmente en ellas.  En lo que respecta al servicio del santuario, si el que habló tiene alguna mancha, temed mencionarlo.  Hablad tan sólo de la buena obra que hace, de las buenas ideas que presentó, que debierais escuchar como procedentes del agente de Dios.  Puede verse fácilmente por qué los niños reciben tan poca impresión del ministerio de la palabra, y por qué tienen tan poca reverencia para con la casa de Dios.  Su educación ha sido deficiente al respecto.
 (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 200).

La mente delicada y susceptible de los jóvenes forma su concepto de las labores de los siervos de Dios por la manera en que sus padres las tratan.  Muchas cabezas de familias hacen del culto un asunto de crítica en casa, aprobando algunas cosas y condenando otras.  Así se crítica y pone en duda el mensaje de Dios a los hombres, y se lo hace tema de liviandad. ¡Sólo los libros del cielo revelarán qué impresiones hacen sobre los jóvenes estas observaciones descuidadas e irreverentes!  Los niños ven y 518 comprenden estas cosas mucho más rápidamente de lo que pueden pensar los padres.  Sus sentidos morales quedan mal encauzados, cosa que el tiempo nunca podrá cambiar completamente.  Los padres se lamentan por la dureza de corazón de sus hijos, y por lo difícil que es despertar su sensibilidad moral para que respondan a los requerimientos de Dios.

Pero los libros del cielo llevan, anotada por una pluma que no se equivoca, la verdadera causa.  Los padres no estaban convertidos.  No estaban en armonía con el cielo ni con la obra del cielo.  Sus ideas bajas y comunes del carácter sagrado del ministerio y del santuario de Dios se reprodujeron en la educación de sus hijos.  Es de dudar que alguno que haya estado durante años bajo la influencia agotadora de tal instrucción doméstica pueda ya tener una reverencia sensible y alta consideración por el ministerio de Dios y por los agentes que él designó para la salvación de las almas.  Debemos hablar de estas cosas con reverencia, con lenguaje decoroso y delicada susceptibilidad, a fin de demostrar a todos los que se asocian con nosotros que consideramos el mensaje de los siervos de Dios como mensaje dirigido a nosotros por Dios mismo (Id., págs. 199, 200).

PRACTICAD LA REVERENCIA HASTA QUE SE HAGA HABITUAL.
En la juventud de este siglo se necesita mucho la reverencia.  Estoy alarmada cuando veo a los niños y jóvenes de padres religiosos tan descuidados en cuanto al orden y decoro que debieran observarse en la casa de Dios.  Mientras los siervos de Dios están presentando las palabras de vida a la congregación, algunos leen, otros murmuran y ríen.  Sus ojos están pecando al distraer la atención de los que los rodean.  Este hábito crecerá e influirá en otros, si se permite que continúe sin ser frenado.

Los niños y jóvenes nunca debieran sentir que es algo para enorgullecerse el ser indiferentes y 519 descuidados en las reuniones donde se adora a Dios.   Dios ve cada pensamiento o acción irreverente, y se registra en los libros del cielo.  Él dice: "Conozco tus obras".  Nada está oculto de su ojo que todo lo escudriña.  Si habéis formado, en cualquier grado que fuera, el hábito de no prestar atención y de ser indiferentes en la casa de Dios, ejerced las facultades que tenéis para corregirlo, y mostrad que tenéis dominio propio.  Practicad la reverencia hasta que se convierta en una parte de vosotros mismos.
 (Youth's Instructor. 8-10-1896). 520

CAPÍTULO 81. LA COORDINACIÓN DEL HOGAR Y DE LA IGLESIA.
COMENZAD LA OBRA DE LA GRACIA EN EL HOGAR.
Padres, comenzad en vuestro hogar la obra de la gracia [que actúa] en la iglesia, conduciéndolos vosotros mismos de tal forma que vuestros hijos vean que estáis cooperando con los ángeles celestiales.  Estad seguros cada día de vuestra conversión.  Preparaos y preparad a vuestros hijos para la vida eterna en el reino de Dios.  Los ángeles serán vuestros poderosos ayudadores.  Satanás os tentará, pero no os rindáis. 

NO HABLÉIS UNA SOLA PALABRA DE LA CUAL PUEDA APROVECHARSE EL ENEMIGO.
La verdad es pura e incorrupta.  More ella en el corazón.  Sea la determinación de cada miembro de la familia: "Seré cristiano, pues en la escuela terrenal debo formar un carácter que me dará entrada en la escuela superior del cielo.  Debo hacer a otros lo que deseo que ellos me hagan a mí, pues tan sólo los que revelan a Cristo en este mundo pueden entrar en los atrios del cielo".
Haced la vida del hogar tan parecida al cielo como sea posible.  Al reunirse en torno del altar familiar, no olviden los miembros de la familia de orar por los que llevan responsabilidades en la obra de Dios (Manuscrito 93, 1901).

Los que gobiernan su familia debidamente, llevarán a la iglesia una influencia de orden y reverencia.  Representarán los atributos de la misericordia y la justicia como si estuvieran mano a mano.  Revelarán a sus hijos el carácter de Cristo.  La ley de la bondad y del amor en sus labios no debilitará sus órdenes ni les quitará autoridad, y sus requerimientos no serán desobedecidos (Review and Herald, 19-2-1895). 521

LOS HOGARES MODELOS CONSIGUEN UNA IGLESIA MODELO.
Cada familia es una iglesia en la que presiden los padres.  La primera consideración de los padres debiera ser trabajar por la salvación de sus hijos.  Cuando el padre y la madre, como sacerdote y, maestra de la familia, toman su posición plenamente del lado de Cristo, se ejercerá en el hogar una buena influencia.  Y esta influencia santificada se sentirá en la iglesia y será reconocida por cada creyente.  Debido a la gran falta de piedad y santificación en el hogar, se estorba grandemente la obra de Dios.  Nadie puede llevar a la iglesia una influencia que no ejerce en su vida familiar ni en sus relaciones comerciales (Manuscritos 57, 1903).

LA DEBIDA CONDUCTA EN LA IGLESIA SE APRENDE EN EL HOGAR.
El hogar es una escuela donde todos pueden aprender el comportamiento en la iglesia.  Cuando todos sean miembros de la familia real, habrá verdadera cortesía en la vida familiar.  Cada miembro de la familia procurará hacerla agradable para los otros miembros.  Los ángeles de Dios, que ministran a los que serían herederos de salvación, os ayudarán a hacer de vuestra familia un modelo de la familia celestial.  Haya paz en el hogar, y habrá paz en la iglesia.  Esta preciosa experiencia llevada a la iglesia será el medio para crear un afecto bondadoso mutuo.  Cesarán las rencillas.  La verdadera cortesía cristiana se verá entre los miembros de iglesia.  El mundo tomará nota de que ellos han estado con Jesús y han aprendido de él. ¡Qué impresión haría la iglesia en el mundo, si todos los miembros vivieran vidas cristianas! (Manuscrito 60, 1903).

POR QUÉ HAY DEBILIDAD EN LA IGLESIA.
Muchos parecen pensar que la decadencia de la iglesia, el creciente amor por los placeres, se deben a la falta de obra pastoral.  Es cierto, la iglesia no dispone de fieles guías y pastores.  Los ministros debieran trabajar 522 fervientemente por los jóvenes que no se han entregado a Cristo y también por otros que son irreligiosos y no son cristianos aunque sus nombres estén en el registro de la iglesia.  Pero aunque los ministros hagan su obra fielmente y bien, representará muy poco si los padres descuidan su obra.  La falta de poder en la iglesia se debe a la falta de cristianismo en el hogar.  Hasta que los padres no tomen su obra como debieran, será difícil que despierten a los jóvenes para que comprendan su deber.  Si la religión reina en el hogar, será llevada a la iglesia.  Los padres que realizan su obra para Dios son un poder para el bien.  Al reprimir y estimular a sus hijos, criándolos en la educación y admonición del Señor, bendicen al vecindario en el cual viven. Y la iglesia se fortalece por su fiel obra (Signs of the Times, 3- 4-1901).

LOS PADRES NEGLIGENTES NO PUEDEN ELEVAR A LA IGLESIA.
Si se permite la desobediencia en la vida del hogar, el corazón de los hijos será llenado con un sentimiento de oposición al gobierno de Dios.  El poder del Espíritu Santo resultará ineficaz para suavizar y subyugar sus corazones.  Si en años posteriores, en circunstancias especiales, se entregan al Evangelio de Cristo, tendrán que reñir terribles batallas para someter la voluntad desleal a la voluntad de Dios.  Con frecuencia la iglesia tiene que sufrir debido a sus miembros, a causa de la errónea educación recibida por ellos en la niñez.  Cuando eran niños, se les permitía practicar el engaño a fin de salirse con la suya, y el espíritu rebelde que se permitía en el hogar, será el último en prestar obediencia a los requerimientos de la Palabra de Dios.
 (Review and Herald, 30-3-1897).

LA ESPIRITUALIDAD PUEDE SER MUERTA POR LA CRÍTICA.
Cuando os sintáis tentados a hablar palabras duras, orad por la gracia para resistir la tentación. 523 Recordad que vuestros hijos hablarán así como os oyen hablar.  Los estáis educando por vuestro ejemplo.  Recordad que si habláis palabras ásperas a otros miembros de iglesia, hablaríais la misma clase de palabras en el cielo, si se os permitiera entrar en él.  .  .  .
Después de la familia, viene la iglesia.  La influencia de la familia ha de ser tal que resulte en ayuda y bendición para la iglesia.  Nunca pronunciéis una palabra de crítica o de queja.  Hay iglesias en las cuales casi ha muerto la espiritualidad debido al espíritu de crítica que se ha permitido que entrara. ¿Por qué hablamos palabras de condenación y censura?  Quedar en silencio es el más poderoso reproche que se puede dar al que os habla palabras ásperas y descorteses.  Guardad perfecto silencio.  Con frecuencia, el silencio es elocuencia (Manuscrito 21, 1903).

EL CUIDADO DE LA JUVENTUD DESVALIDA.
Los jóvenes y señoritas que no están bajo la influencia del hogar necesitan que alguien cuide de ellos y les manifieste interés; y los que hacen esto suplen una gran necesidad y están haciendo tan ciertamente una obra para Dios y la salvación de las almas como el ministro desde el púlpito.  Esta obra de benevolencia desinteresada, al trabajar para el bien de los jóvenes, es nada menos que lo que Dios requiere de cada uno de nosotros. ¡Cuán fervientemente debiera trabajar el cristiano experimentado para evitar la formación de aquellos hábitos que indeleblemente malogran el carácter!  Los seguidores de Cristo hagan la Palabra atrayente para los jóvenes 
(Fundamentals of Christian Education, pág. 51).

EL MINISTRO TIENE UNA OPORTUNIDAD ESPECIAL.
En toda oportunidad adecuada repítase la historia de Jesús a los niños.  En cada sermón, resérveselas un pequeño rincón.  El siervo de Cristo puede hacerse 524 amigos permanentes de estos pequeñuelos.  No pierda él ninguna oportunidad de ayudarlos a hacerse más entendidos en el conocimiento de las Escrituras.  Esto logrará más de lo que nos damos cuenta para cerrar el paso a las tretas de Satanás.  Si los niños llegan a familiarizarse temprano con las verdades de la Palabra de Dios, ello erigirá una barrera contra la impiedad, y podrán hacer frente al enemigo con las palabras: "Escrito está" (Obreros Evangélicos, pág. 22).

SED TAN FIELES EN EL HOGAR COMO EN EL CULTO.
Padres, como maestros de vuestros amados la verdad debiera tener un poder controlador sobre vuestra conciencia y vuestro entendimiento, presidiendo cada palabra y cada hecho.  Sed tan fieles en vuestra vida del hogar como lo sois en el culto de Dios.  Dad un carácter correcto a todo lo que hay dentro del hogar.  Los ángeles de Dios están presentes anotando cómo son tratados los miembros más jóvenes de la familia del Señor.  Con toda seguridad, la religión del hogar será llevada a la iglesia (Manuscrito 84, 1897). 525


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