7. HAY QUE SOSTENER LA OBRA DE DIOS.
Los últimos años del tiempo de prueba están pasando a la eternidad. El gran día del Señor está sobre nosotros. Toda energía que poseemos deberíamos emplearla ahora para estimular a los que están muertos en sus transgresiones y pecados. . .
Es tiempo de prestar atención a la Palabra de Dios. Todos sus requerimientos han sido dados para nuestro bien. El pide que los que están bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel den evidencia de que comprenden su dependencia de Dios y su responsabilidad frente a él al devolverle una parte de lo que él les ha confiado. Este dinero debe utilizarse para promover la obra que debe hacerse a fin de cumplir la comisión dada por Cristo a sus discípulos. . .
El pueblo de Dios es llamado a una obra que requiere dinero y consagración. Las obligaciones que descansan sobre nosotros nos hacen responsables de trabajar para Dios hasta el máximo de nuestra habilidad. El pide un servicio indiviso, la completa devoción del corazón, el alma, la mente y las fuerzas.
En el universo hay tan sólo dos lugares donde podemos colocar nuestros tesoros: en la tesorería de Dios o en la de Satanás; y todo lo que no se dedica al servicio de Dios se pone en el lado de Satanás, y va a fortalecer su causa. El Señor se propone que los medios confiados a nosotros se empleen en la edificación de su reino. Sus bienes nos han sido confiados en nuestra calidad de mayordomos suyos para que los manejemos cuidadosamente y le llevemos los intereses en términos de almas salvadas. Estas almas a su 40 turno se convertirán en mayordomos confiables que colaborarán con Cristo para estimular los intereses de la causa de Dios.
RECIBIENDO PARA IMPARTIR.
Cuando hay vida en una iglesia, ésta se manifiesta en aumento y crecimiento. Hay también un intercambio constante, tomando y dando, recibiendo y devolviendo al Señor lo que es suyo. Dios imparte a cada verdadero creyente luz y bendición, y el creyente las imparte a su turno a otros en la obra que hace por el Señor. Al dar de lo que recibe, aumenta su capacidad para recibir. Hace lugar para una nueva provisión de gracia y verdad. Recibe una luz más clara y un mayor conocimiento. La vida y el crecimiento de la iglesia dependen de este dar y recibir. El que recibe, pero que nunca da, pronto deja de recibir. Si la verdad no fluye de él hacia otros, pierde su capacidad para recibir. Debemos impartir los bienes del cielo si queremos recibir nuevas bendiciones.
El Señor no se propone venir a este mundo para poner oro y plata a disposición del adelantamiento de su obra. Proporciona recursos a los hombres para que éstos, mediante sus donativos y ofrendas, mantengan su obra en progreso. Un propósito por encima de todos los demás para el que debieran usarse los donativos de Dios, es el sostén de los obreros en los campos donde se realiza la cosecha [de almas]. Y si los hombres están dispuestos a convertirse en conductos a través de los cuales las bendiciones del cielo puedan fluir hacia otros, el Señor mantendrá esos canales provistos. Los hombres no se empobrecen al devolver a Dios lo que es suyo; la pobreza sobreviene cuando se retienen esos recursos...
UN TIEMPO PARA EJERCER ECONOMÍA Y SACRIFICIO
Dios pide que su pueblo despierte a sus responsabilidades. De su palabra fluye abundancia de luz, y debe 41 producirse un cumplimiento de las obligaciones descuidadas. Cuando se lleva a cabo esto dando al Señor lo que le pertenece en diezmos y ofrendas, se abrirá el camino para que el mundo escuche el mensaje que el Señor se propone que éste oiga. Si nuestro pueblo poseyera el amor de Dios en el corazón, si cada miembro de iglesia estuviera imbuido por el espíritu de abnegación, no habría falta de fondos para las misiones nacionales y extranjeras; nuestros recursos se multiplicarían; se abrirían mil puertas de utilidad, y se nos invitaría a entrar por ellas. Si se hubiera cumplido el propósito de Dios de presentar el mensaje de misericordia al mundo, Cristo habría venido y los santos habrían recibido la bienvenida a la ciudad de Dios.
Si alguna vez hubo un tiempo cuando ha sido necesario hacer sacrificios, es ahora.
Hermanos y hermanas, practicad la economía en vuestros hogares. Desechad los ídolos que habéis colocado delante de Dios. Abandonad vuestros placeres egoístas. Os ruego que no gastéis dinero en embellecer vuestras casas, porque vuestros recursos pertenecen a Dios y a él tendréis que dar cuenta por su uso. No utilicéis el dinero de Dios para gratificar los caprichos de vuestros hijos. Enseñadles que Dios tiene derecho sobre todo lo que poseen y que nada podrá cancelar ese derecho.
El dinero constituye un capital necesario. No lo gastéis pródigamente sobre los que no lo necesitan. Hay quienes tienen necesidad de vuestros donativos voluntarios. En el mundo hay gente que tiene hambre y que muere por falta de alimento. Podéis decir: yo no puedo alimentarlos a todos. Pero al practicar las lecciones de economía dadas por Cristo, podéis alimentar a uno. "Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada" (Juan 6: 12). Estas palabras fueron pronunciadas por Aquel cuyo poder obró un milagro para satisfacer las necesidades de una multitud hambrienta.
Si tenéis hábitos dispendiosos, eliminadlos inmediatamente de vuestra vida. A menos que lo hagáis entraréis 42 en bancarrota por toda la eternidad. Los hábitos de economía, trabajo y sobriedad constituyen para vuestros hijos una mejor parte que una rica dote.
Somos peregrinos y extranjeros en el mundo. No gastemos nuestros medios gratificando deseos que Dios quiere que reprimamos. Representemos adecuadamente nuestra fe restringiendo nuestras necesidades. Que los miembros de nuestras iglesias se levanten como un solo hombre y trabajen fervorosamente como quienes andan en la plena luz de la verdad para estos últimos días. . .
¿Qué valor tiene una cuantiosa riqueza si se encuentra acumulada en costosas mansiones o en bonos y acciones? ¿Cuánto pesa eso en la balanza en comparación con la salvación de las almas por quienes ha muerto Cristo, el Hijo del Dios infinito? RH, dic. 24, 1903.
UN PRIVILEGIO Y UNA RESPONSABILIDAD
Las verdades más solemnes que alguna vez se hayan confiado a los mortales nos han sido dadas para que las proclamemos al mundo. La divulgación de estas verdades constituye nuestro trabajo. El mundo tiene que ser amonestado y el pueblo de Dios debe ser fiel a la comisión que se le ha dado. Sus integrantes no deben dedicarse a especulaciones, ni tampoco han de establecer relaciones comerciales con los incrédulos, porque éstos les impedirían llevar a cabo la obra que se les ha dado que hagan.
Cristo dijo a su pueblo: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mat. 5: 14). No es asunto de poca importancia el que los consejos, los propósitos y los planes de Dios nos hayan sido revelados claramente. Es un privilegio maravilloso el poder comprender la voluntad de Dios tal como ha sido manifestada en la segura palabra profética. Esto coloca una pesada responsabilidad sobre nosotros. Dios espera que impartamos a otros el conocimiento que nos ha proporcionado. 43 El espera que los instrumentos divinos y humanos se unan en la proclamación del mensaje de amonestación. RH, julio 28, 1904.
HAY QUE SOSTENER LAS MISIONES EN EL EXTRANJERO.
La simpatía del pueblo de Dios debería ser estimulada en cada iglesia del país, y debería llevarse a cabo una acción abnegada para satisfacer las necesidades de los diferentes campos misioneros. Los hombres deberían dar testimonio de su interés en la causa de Dios dando de su sustancia. Si ese interés se pusiera de manifiesto, existiría el vínculo de la fraternidad y su fuerza aumentaría entre todos los miembros de la familia de Cristo.
Esta obra de entregar fielmente todos los diezmos para que haya comida en la casa de Dios, proporcionaría obreros para los campos nacionales tanto como para los extranjeros. Aunque los libros y otras publicaciones acerca de la verdad presente están derramando sus tesoros de conocimientos en todas partes del mundo, sin embargo hay que establecer puestos misioneros en diferentes lugares. El predicador viviente debe proclamar las palabras de vida y salvación. Hay campos abiertos que invitan a los obreros a entrar. La cosecha está madura y por todas partes en la tierra se escucha el ferviente llamado macedónico que pide obreros. RH, feb. 19, 1889.
LA OBRA NO DEBE DETENERSE*
Si en realidad tenemos la verdad para estos últimos días, ésta debe ser llevada a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Dentro de poco los vivos y los muertos serán juzgados según sus obras hechas en el cuerpo, y la ley de Dios es la norma por medio de la que serán probados. Por lo tanto ahora 44 deben ser advertidos; la ley de Dios debe ser vindicada y puesta ante ellos como un espejo. Para llevar a cabo esta obra se necesitan recursos financieros. Sé que los tiempos son difíciles y que no hay mucho dinero; pero la verdad debe ser esparcida y el dinero necesario para extenderla debe ser colocado en la tesorería. . .
¿ABANDONAREMOS LA OBRA?
Nuestro mensaje es de alcance mundial, y sin embargo muchos no están haciendo literalmente nada, y muchos más están haciendo muy poco, y esto frente a la tremenda falta de fe significa prácticamente nada. ¿Abandonaremos los campos que ya hemos abierto en los países del extranjero? ¿Descartaremos una parte de la obra en nuestras misiones nacionales? ¿Palideceremos frente a una deuda de unos pocos miles de dólares? ¿Claudicaremos y nos convertiremos en holgazanes ahora que nos encontramos en las escenas finales de la historia de este mundo? Mi corazón dice: No, no. No puedo considerar este asunto sin experimentar el deseo ardiente de que la obra siga avanzando. No queremos negar nuestra fe ni a Cristo, sin embargo lo haremos a menos que avancemos a medida que la providencia de Dios abre el camino.
La obra no debe detenerse por falta de recursos. Hay que invertir más dinero en ella. Hermanos de América, ¡en el nombre del Maestro os ruego que os despertéis! Vosotros que estáis ocultando vuestros talentos en la tierra, que estáis edificando casas y añadiendo más tierra a la que ya poseéis, Dios os dice: "Vended lo que tenéis y haced donativos". Está por llegar el tiempo cuando los que guardan los mandamientos no podrán comprar ni vender. Apresuraos a desenterrar vuestros talentos ocultos. Si Dios os ha confiado dinero, sed fieles a ese legado; abrid vuestros cofres y enviad vuestros talentos a los banqueros para que cuando Cristo venga pueda recibir lo suyo con interés. 45
GOZOSA LIBERALIDAD EN LA OBRA FINAL
En los momentos más difíciles, antes de que esta obra termine, miles de pesos serán depositados gozosamente sobre el altar. Hombres y mujeres consideran un bendito privilegio participar en la obra de la preparación de las almas para que estén firmes en el gran día de Dios, y darán cientos de pesos con tanta presteza como ahora dan uno .
Si el amor de Cristo ardiera en los corazones de su pueblo profeso, hoy veríamos manifestarse el mismo espíritu. Si tan sólo comprendieran cuán cerca está el fin de toda obra en favor de la salvación de las almas, sacrificarían sus posesiones tan espontáneamente como lo hicieron los miembros de la iglesia primitiva. Trabajarían por el progreso de la causa de Dios con tanto fervor como los hombres mundanos trabajan por adquirir riquezas. Se ejercería tacto y habilidad, y se pondría en práctica un trabajo fervoroso y abnegado a fin de adquirir dinero no para guardarlo, sino para derramarlo en la tesorería del Señor.
¿Y si alguno se empobrece por invertir sus recursos en la obra? Cristo se hizo pobre por amor a nosotros, pero nosotros estamos asegurándonos riquezas eternas, un tesoro en el cielo que no fallará. Nuestro caudal está mucho más seguro depositado allá que en un banco o invertido en casas y terrenos. Es colocado en bolsas que no envejecen. Ningún ladrón puede aproximarse a él, y ningún fuego puede consumirlo. . .
Al obedecer la orden del Salvador, nuestro ejemplo predicará con voz más alta que nuestras palabras. La manifestación más patente del poder de la verdad se ve cuando los que profesan ser creyentes dan evidencia de su fe por medio de sus obras. Los que creen en esta verdad solemne deberían poseer espíritu de sacrificio en una medida tal que sirvan de reproche a las ambiciones mundanas de los adoradores del dinero.
Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists, págs. 291-293. 46
8.
08. UNA SINCERA VINCULACIÓN CON LA IGLESIA.
Todo creyente debe ser sincero en su unión con la iglesia. La prosperidad de ella debe ser su primer interés, y a menos que sienta la obligación sagrada de lograr que su relación con la iglesia sea un beneficio para ella con preferencia a sí mismo, la iglesia lo pasará mucho mejor sin él. Está al alcance de todos hacer algo para la causa de Dios. Hay quienes gastan grandes sumas en lujos innecesarios. Complacen sus apetitos, pero creen que es una carga pesada contribuir con recursos para sostener la iglesia. Están dispuestos a recibir todo el beneficio de sus privilegios, pero prefieren dejar a otros pagar las cuentas.
Los que realmente sienten un profundo interés por el adelanto de la causa, no vacilarán en invertir dinero en la empresa, cuando y dondequiera que sea necesario. JT1. 446.
Los que se regocijan en la preciosa luz de la verdad deben sentir un ardiente deseo de que se la difunda por doquiera. Hay algunos pocos fieles portaestandartes que nunca rehúyen el deber o las responsabilidades. Sus corazones y bolsillos están siempre abiertos a todo pedido de recursos para adelantar la causa de Dios. A la verdad, algunos parecen listos a sobrepasar su deber, como si temiesen perder la oportunidad de invertir su porción en el banco del cielo.
Hay otros que harán lo menos que puedan. Atesoran sus recursos, o malgastan medios en su propia persona, 47 dando a regañadientes una ofrenda escasa para sostener la causa de Dios. Si hacen una promesa a Dios, se arrepienten luego y evitan su pago mientras pueden, si no dejan de pagarla por completo. Disminuyen el diezmo tanto como pueden como si temiesen que lo devuelto a Dios se perdiera. Nuestras diversas instituciones pueden estar abrumadas por falta de recursos, pero estas personas obran como si no les importara que prosperen o no. Sin embargo, dichas instituciones son instrumentos de Dios para iluminar al mundo. JT 1, 556.
EL VOTO BAUTISMAL
Cada uno de los que se vinculan con la iglesia hace por ese hecho un voto solemne de trabajar para el bien de la iglesia, y de juzgar este interés superior a toda consideración mundanal. Le toca conservar una relación viva con Dios, dedicarse con corazón y alma al gran plan de la redención y manifestar, en su vida y carácter, la excelencia de los mandamientos de Dios en contraste con las costumbres y los preceptos del mundo. Toda persona que ha profesado aceptar a Cristo se ha comprometido a ser todo lo que puede ser como obrero espiritual, a ser activa, celosa y eficiente en el servicio de su Maestro. Cristo espera que cada hombre haga su deber. Sea éste el santo y seña de todas las filas de sus discípulos. . .
Todos han de demostrar su fidelidad a Dios por el uso prudente del capital que les ha sido confiado, no sólo en recursos, sino en cualquier don que tienda a la edificación de su reino. Satanás empleará todo designio posible para impedir que la verdad llegue a aquellos que están sumidos en el error; pero la voz de la amonestación y la súplica debe llegarles. Y aunque son tan sólo pocos los que están empeñados en esta obra, millares debieran estar tan interesados como ellos. JT 2, 160, 163. 48
NUESTRA TAREA
Hay un mundo que debe ser amonestado. Esta obra nos ha sido encomendada. Debemos practicar la verdad a cualquier costo. Debemos actuar como milicianos abnegados que están dispuestos a sufrir la pérdida de la vida misma, si es necesario, en el servicio de Dios. Hay una gran obra que debe hacerse en poco tiempo. Debemos comprender cuál es nuestro trabajo y hacerlo fielmente. Todos los que finalmente reciban la corona de victoria, mediante un esfuerzo noble y decidido para servir a Dios, habrán ganado el derecho de ser vestidos con la justicia de Cristo. El deber de cada cristiano consiste en formar parte de la cruzada contra Satanás y en levantar en alto el estandarte ensangrentado de la cruz de Cristo.
Esta obra exige sacrificio. La abnegación y la cruz están a lo largo de todo el camino de la vida. Cristo dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mat. 16:24). Los que obtienen los tesoros de este mundo están obligados a trabajar y sacrificarse. ¿Deberían pensar los que van en pos de una recompensa eterna que no necesitan hacer sacrificios?
RH, enero 31, 1907.
NO ESPERÉIS QUE SE OS PIDA
Nuestro pueblo no debe esperar más llamamientos, sino que ha de emprender la obra y convertir en posibilidades aquello que parezca ser imposible. Que cada uno se pregunte: ¿No me ha confiado el Señor recursos para el adelantamiento de su causa?. . .
Seamos honrados con el Señor. Todas las bendiciones de las que disfrutamos proceden de él; y si él nos ha confiado recursos financieros a fin de que contribuyamos a llevar a cabo su obra, ¿nos echaremos atrás? ¿Diremos: "No, Señor; esto no complacerá a mis hijos, y por lo tanto me aventuraré a desobedecer a Dios y enterraré sus talentos"? 49
No debe haber demora. La causa de Dios exige vuestra ayuda. Os pedimos, como mayordomos del Señor, que hagáis circular vuestros recursos a fin de proporcionar las facilidades por medio de las que muchas personas tendrán la oportunidad de aprender qué es la verdad.
Podéis sentir la tentación de invertir vuestro dinero en tierras. Tal vez vuestros amigos os aconsejarán que lo hagáis. ¿Pero no hay una forma mejor de invertir vuestros recursos? ¿No habéis sido comprados por un precio? ¿No se os ha confiado vuestro dinero para que negociéis para Dios? ¿No podéis comprender que él desea que utilicéis vuestros recursos para ayudar a edificar casas de culto, para ayudar a establecer sanatorios donde los enfermos recibirán curación espiritual y física, y para ayudar a establecer colegios donde los jóvenes serán preparados para el servicio, a fin de que haya obreros para enviar a los países del mundo?
Dios mismo ha establecido los planes para el adelantamiento de su causa, y ha provisto a su pueblo con un exceso de recursos para que responda favorablemente cuando se le pida ayuda. Si sus hijos llevan fielmente a su tesorería los medios que se le han confiado, su obra adelantará rápidamente. Muchas almas serán ganadas para la verdad y se apresurará el día de la venida de Cristo.
RH, julio 14, 1904. 50
9.
09. LA VOZ DE LA CONSAGRACIÓN.
¿Es éste el lenguaje de vuestro corazón? "Soy tuyo por completo, mi Salvador; tú pagaste el rescate por mi alma, y todo lo que soy o lo que seré te pertenece. Ayúdame a adquirir recursos, no para gastarlos neciamente, no para complacer mi orgullo, sino para usarlos para gloria de tu nombre".
En todo lo que hagáis, que vuestra preocupación sea: ¿Es éste el camino del Señor? ¿Agradará esto a mi Salvador? El dio su vida por mí: ¿Qué puedo dar yo por Dios? Puedo decir tan sólo: "De lo recibido de tu mano te damos" (1 Crón. 29: 14). A menos que el nombre de Dios esté escrito en vuestras frentes- escrito allí porque Dios es el centro de vuestros pensamientos- no se os hallará en luz para que recibáis la herencia. Vuestro Creador ha derramado sobre vosotros todo el cielo en un solo don maravilloso: su Hijo unigénito. . .
Dios extiende su mano sobre los diezmos tanto como sobre los donativos y las ofrendas, y dice: "Esto me pertenece. Cuando os confié mis bienes especifiqué que una parte debía ser vuestra, para suplir vuestras necesidades, y otra porción debía devolvérseme".
Cuando reuníais vuestra cosecha y llenabais vuestros galpones y graneros para vuestra propia comodidad, ¿devolvisteis a Dios fielmente el diezmo? ¿Le presentasteis vuestros donativos y ofrendas para que su causa no sufriera? ¿Habéis cuidado de los huérfanos y las viudas? Esto constituye un ramo de la actividad misionera que por ninguna razón debería descuidarse. 51
¿No hay a vuestro alrededor pobres y dolientes que necesitan ropas abrigadas, alimento mejor, y sobre todo lo demás, lo que será más apreciado: simpatía y amor? ¿Qué habéis hecho por las viudas, los angustiados, que os piden ayuda para educar y preparar a los hijos o nietos? ¿Cómo habéis tratado estos casos? ¿Habéis procurado ayudar a los huérfanos? Cuando padres o abuelos ansiosos y preocupados os han pedido, y hasta os han rogado que consideréis sus casos, ¿los habéis rechazado con negativas insensibles e indiferentes? Si ha sido así, que el Señor se compadezca de vuestro futuro; porque, "con la medida con que medís, os será medido" (Mat. 7: 2). ¿Podemos admirarnos de que el Señor retenga su bendición cuando sus donativos son pervertidos egoístamente y mal usados?
Dios está constantemente derramando sobre vosotros las bendiciones de esta vida; y si os pide que ayudéis en los diversos ramos de su obra, lo hace en vuestro propio interés temporal y espiritual, para que así reconozcáis que Dios es el dador de toda bendición. Dios, como Obrero principal colabora con los hombres en la tarea de proporcionar los medios necesarios para su mantenimiento; por eso requiere que ellos colaboren con él en la salvación de las almas. Ha colocado en manos de sus siervos los recursos necesarios para promover su obra en las misiones nacionales y extranjeras. Pero si tan sólo la mitad de la gente cumple con su deber, la tesorería carecerá de los fondos necesarios, y como resultado muchas partes de la obra de Dios quedarán incompletas. RH, dic. 23, 1890.
CONTESTANDO LA ORACIÓN DE CRISTO POR LA UNIDAD
La iglesia no podrá alcanzar la posición que Dios desea que logre hasta que se una en simpatía con sus obreros misioneros. La unidad por la que Cristo oró no podrá existir hasta que se lleve espiritualidad al servicio misionero, 52 y hasta que la iglesia se convierta en un instrumento para el sostén de las misiones. Los esfuerzos de los misioneros no conseguirán lo que se proponen hasta que los miembros de la iglesia de los campos nacionales demuestren, no sólo por la palabra sino también por la acción, que comprenden la obligación que descansa sobre ellos de proporcionar a esos misioneros su entusiasta apoyo.
Dios pide obreros. Se necesita actividad personal. Pero la conversión viene en primer lugar; y después de ella, la búsqueda de la salvación de los demás.
RH, sept. 10, 1903.
HAY QUE VACIAR EL CORAZÓN DE EGOÍSMO
Resulta lamentable que la iglesia experimente hoy tan poca inclinación a manifestar agradecimiento al Señor por haberla enriquecido con su gracia, por haberle dado recursos para suplir su tesorería.
Las porciones improductivas de la viña del Señor llaman a Dios diciendo: "Los hombres me han descuidado". Al permitir que sus semejantes permanezcan en la esclavitud de la necesidad y la degradación, hombres y mujeres dan la oportunidad a Satanás de reprochar a Dios por permitir que sus hijos padezcan de lo necesario para vivir. Dios es insultado por la indiferencia de las personas a quienes ha encomendado sus bienes. Sus mayordomos rehúsan percatarse de la aflicción que deberían aliviar. Así acarrean oprobio sobre Dios.
Que nadie considere livianamente sus responsabilidades. Si no negociáis con pesos, sino tan sólo con centavos, recordad que la bendición de Dios descansa sobre la diligencia infatigable. El no desprecia el día de las cosas pequeñas. Un empleo atinado de las cosas pequeñas producirá una ganancia admirable. Un talento convenientemente utilizado producirá dos para Dios. Se espera que el interés sea proporcional al capital confiado. Dios acepta de acuerdo 53 con lo que un hombre tiene, en proporción con lo que no tiene.
Dios pide lo que le debéis en diezmos y ofrendas. Pide consagración en cada ramo de su obra. Desempeñad fielmente vuestra parte en el puesto del deber que se os ha asignado. Trabajad fervorosamente recordando que Cristo está a vuestro lado planeando, proyectando y construyendo para vosotros. "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra" (2 Cor. 9: 8). Dad con alegría, gozo y desprendimiento, agradecidos porque podéis hacer algo para promover el reino de Dios en el mundo. Vaciad el corazón de egoísmo y disponed la mente a la actividad cristiana. Si estáis en estrecha relación con Dios estaréis dispuestos a realizar cualquier sacrificio con tal de colocar la vida eterna al alcance de los que perecen.
LA PROSPERIDAD ESPIRITUAL Y LIBERALIDAD CRISTIANA
En el nombre del Señor os ruego, hermanos míos, en este momento de crisis mundial, que acudáis a ayudar al Señor, a ayudarle contra los poderosos. Siempre que se retiene lo que es del Señor se acarrea maldición. La prosperidad espiritual está estrechamente ligada con la liberalidad cristiana. Anhelad tan sólo la exaltación que produce la imitación de la beneficencia divina del Redentor. Tenéis la preciosa seguridad de que vuestro tesoro va delante de vosotros a los recintos celestiales.
¿Queréis aseguraros vuestras propiedades? Colocadlas en las manos que llevan las marcas de los clavos de la crucifixión. Retenedlo todo en vuestra posesión y será para vuestra pérdida eterna. Dadlo a Dios, y a partir de ese momento llevará su marca. Quedará sellado con su inmutabilidad. ¿Queréis gozar de vuestros bienes? Entonces utilizadlos para bendecir a los que sufren. ¿Queréis 54 aumentar vuestras posesiones? "Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto" (Prov. 3: 9, 10).
DIOS VOLVERÁ A LLENAR LA MANO
Si todos desempeñan su parte, la esterilidad de la viña del Señor ya no hablará más para condenar a los que profesan seguir a Cristo. La obra misionera médica debe abrir la puerta para que entre el Evangelio de la verdad presente. El mensaje del tercer ángel debe hacerse resonar en todos los lugares. ¡Economizad! Despojaos del orgullo. Dad a Dios vuestro tesoro terrenal. Dad lo que podéis ahora, y a medida que colaboráis con Cristo vuestra mano se abrirá para impartir aún más. Dios volverá a llenar más vuestra mano para que el tesoro de la verdad pueda ser llevado a muchas almas. Él os dará para que vosotros podáis dar a otros. RH, dic. 10, 1901. 55
10.
10. LLAMAMIENTO A UNA MAYOR DILIGENCIA.
El mundo y las iglesias están transgrediendo la ley de Dios, y hay que dar esta advertencia: "Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira" (Apoc. 14: 9, 10). Puesto que esta maldición pende sobre los transgresores del santo sábado de Dios, ¿no deberíamos manifestar mayor diligencia y mayor celo? ¿Por qué somos tan indiferentes, tan egoístas, tan dedicados a los intereses temporales? ¿Se hallan nuestros intereses separados de Jesús? ¿Ha llegado a ser la verdad demasiado aguda, demasiado próxima a nuestras almas en su aplicación y como resultado de esto, lo mismo que los discípulos de Cristo que se ofendieron, ¿nos hemos vuelto hacia las cosas miserables del mundo? Gastamos dinero en propósitos egoístas y en complacer nuestros propios deseos, mientras las almas mueren sin el conocimiento de Jesús y la verdad. ¿Durante cuánto tiempo continuará esto?
Todos deberían tener una fe viviente, una fe que obre por amor y que purifique el alma. Hombres y mujeres están listos a hacer cualquier cosa con tal de complacerse a sí mismos, ¡pero cuán poco están dispuestos a hacer por Jesús, y por sus semejantes que perecen por falta de la verdad! . . .
INVERTID AHORA EN EL BANCO DEL CIELO
¿No ha llegado el tiempo cuando deberíamos comenzar a reducir nuestras posesiones? Que Dios ayude a los que 56 podéis hacer algo ahora por invertir en el banco del cielo. No pedimos un préstamo sino una ofrenda voluntaria, una devolución al Maestro de sus propios bienes que os ha prestado. Si amáis a Dios sobre todas las cosas y a vuestro prójimo como a vosotros mismos, creemos que daréis pruebas tangibles de esto en términos de ofrendas voluntarias para nuestra obra misionera. Hay almas que deben ser salvadas, y ojalá que vosotros seáis colaboradores con Cristo en la salvación de esas almas por quienes él dio su vida. El Señor os bendecirá en los buenos frutos que podéis llevar para su gloria. Ojalá que el mismo Espíritu Santo que inspiró la Biblia se posesione de vuestros corazones y os guíe a amar su palabra, que es espíritu y vida. Ojalá que él abra vuestros ojos para que descubráis las cosas del Espíritu de Dios. La razón por la que hoy existe tanta religión atrofiada es porque la gente no ha introducido en sus vidas en forma práctica la abnegación ni el sacrificio. RH, enero 8, 1889.
LA LLUVIA TARDÍA POSPUESTA
El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ha de alumbrar toda la tierra con su gloria, no sobrevendrá hasta que tengamos un pueblo esclarecido que sepa por experiencia lo que significa ser colaboradores juntamente con Dios. Cuando tengamos una consagración completa y sincera al servicio de Cristo, Dios reconocerá el hecho derramando su Espíritu sin medida; pero esto no ocurrirá mientras la parte más grande de la iglesia no trabaja juntamente con Dios. Dios no puede derramar su Espíritu cuando el egoísmo y la complacencia propia se manifiestan en forma tan notoria, cuando prevalece un espíritu que, si se lo tradujera en palabras, constituiría la respuesta de Caín: "¿Soy yo guarda de mi hermano?" RH, julio 21, 1896. 57
SUBORDINAD TODO INTERÉS MUNDANO
Queridos hermanos, os hablo con amor y ternura. Todo interés mundano debe subordinarse a la gran obra de redención. Recordad que en las vidas de los seguidores de Cristo deben verse la misma devoción y la misma sujeción a la obra de Dios de cada interés social y de cada afecto terreno, como se vio en su vida. Siempre hay que dar el lugar, el más destacado, a las pretensiones de Dios. "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí" (Mat. 10: 37). La vida de Cristo constituye nuestro libro de texto. Su ejemplo debe inspirarnos a desplegar un esfuerzo incansable y abnegado para el bien de otros. . .
Toda facultad de los siervos de Dios debe mantenerse en ejercicio continuo a fin de llevar a muchos hijos e hijas a Dios. En su servicio no ha de existir la indiferencia ni el egoísmo. Cualquier alejamiento de la abnegación hacia la complacencia, cualquier disminución de las súplicas fervientes por las obras del Espíritu Santo, significa que el enemigo recibe así tanto poder. Cristo está pasando revista a su iglesia. ¡Cuántos hay cuya vida religiosa constituye su propia condenación!
Dios exige lo que no le damos: una consagración sin reserva. Si cada cristiano hubiera sido fiel a la promesa hecha al aceptar a Cristo, no se habría dejado en el mundo perecer a tantos en el pecado. ¿Quién responderá por las almas que han descendido a la tumba sin estar preparadas para encontrarse con su Señor? Cristo se ofreció como un sacrificio completo hecho en nuestro favor. ¡Con cuánto fervor trabajó para salvar a los pecadores! ¡Pero qué poco hemos hecho! ¡Cuán incansables fueron sus esfuerzos a fin de preparar a sus discípulos para el servicio! Y la influencia de lo poco que hemos hecho ha sido terriblemente debilitada por el efecto neutralizador de lo que hemos dejado sin hacer, o que una vez comenzamos sin nunca terminarlo, y por nuestros hábitos de descuidada indiferencia. ¡Cuánto 58 hemos perdido por dejar de esforzarnos para cumplir nuestra obra dada por Dios! Como cristianos profesos deberíamos estar aterrados ante la perspectiva.
RH, dic. 30, 1902.
EL ESPÍRITU DE SACRIFICIO
El plan de salvación se trazó en base a un sacrificio tan amplio, profundo y elevado que resulta inconmensurable. Cristo no envió a sus ángeles a este mundo caído mientras él permanecía en el cielo, sino que él mismo vino sin escolta y soportó el vituperio. Se convirtió en varón de dolores, experimentado en quebranto; él llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. Y Dios considera la ausencia de abnegación en sus seguidores profesos como una negación del nombre de cristianos. Los que profesan ser uno con Cristo y sin embargo complacen sus deseos egoístas de poseer ropa y muebles elegantes y costosos, y alimento exquisito, son cristianos solamente de nombre. Ser un cristiano es ser como Cristo.
Y sin embargo, cuán verdaderas son estas palabras del apóstol: "Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús" (Fil. 2: 21). Las obras de muchos cristianos no corresponden con el nombre que llevan. Obran como si nunca hubieran oído acerca del plan de redención llevado a cabo a un costo infinito. La mayoría procura forjarse fama en el mundo; adopta las formas y ceremonias mundanas, y vive para satisfacer la complacencia propia. Esta gente sigue en pos de sus propios designios con tanta ansiedad como lo hace el mundo, y así suprime su poder para ayudar a establecer el reino de Dios. . .
La obra de Dios, que debería progresar con diez veces más fuerza de la que posee actualmente, es retardada, como la primavera es detenida por los helados vientos del invierno, debido a que algunos cristianos profesos se están apoderando para sí mismos de los recursos que deberían dedicar a su servicio. Debido a que el amor abnegado de 59 Cristo no está entretejido con las prácticas de la vida, la iglesia es débil cuando debería ser fuerte. Debido a su propio proceder ha apagado su luz y con esto ha privado a millones del Evangelio de Cristo. . .
¿Cómo pueden aquellos por quienes Cristo sacrificó tanto continuar disfrutando egoístamente de sus dones? Su amor y abnegación no tienen paralelo; y cuando este amor entra en la experiencia de sus seguidores, éstos identificarán sus intereses con los de su Redentor. Su obra contribuirá a edificar el reino de Cristo. Se consagrarán a sí mismos y a sus posesiones a él, y se usarán ellos mismos y sus riquezas como la causa lo requiera.
Esto no es nada más que lo que Jesús espera de sus seguidores. Ningún individuo que tenga delante de él un objetivo tan grandioso como es la salvación de las almas experimentará pérdida al inventar maneras de negarse a sí mismo. Esto constituirá una obra individual. Todo lo que podamos dar fluirá hacia la tesorería del Señor para ser usado en la proclamación de la verdad, para que el mensaje de la pronta venida de Cristo y las exigencias de su ley puedan ser proclamados en todas partes en el mundo.
HAY QUE ENVIAR MISIONEROS PARA QUE HAGAN ESTA OBRA.
El amor de Cristo en el alma se revelará en palabras y acciones. El reino de Cristo ocupará el lugar más destacado. Se colocará el yo como sacrificio voluntario sobre el altar de Dios. Todos los que estén verdaderamente unidos con Cristo sentirán el mismo amor por las almas que hizo que el Hijo de Dios dejara su trono real, su elevada autoridad, y por amor a nosotros se hiciera pobre para que mediante su pobreza nosotros fuésemos hechos ricos. RH, oct. 13, 1896.
UN LLAMAMIENTO A LA CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA
Dios pide que los que conocen la verdad realicen un esfuerzo personal. Pide que las familias cristianas vayan a 60 las comunidades que están en las tinieblas del error, que vayan a los campos extranjeros, que se familiaricen con un nuevo tipo de sociedad, y que trabajen con prudencia y perseverancia en favor de la causa del Maestro. Para contestar este llamado hay que tener abnegación.
Mientras muchos están esperando que desaparezca todo obstáculo, las almas están muriendo sin esperanza y sin Dios en el mundo. Muchos, muchísimos, por amor a las ventajas mundanales, por amor a la adquisición de conocimientos científicos, se aventuran a ir a regiones pestilenciales, y van a países donde piensan que pueden obtener ventajas comerciales; ¿pero dónde están los hombres y las mujeres que cambiarán su ubicación y trasladarán sus familias a regiones que necesitan la luz de la verdad, a fin de que su ejemplo influya sobre los que verán en ellos a los representantes de Cristo?
El llamado macedónico llega de todos los rincones del mundo, y los hombres dicen: "Pasa. . . y ayúdanos"; ¿y por qué no hay una respuesta decidida? Miles de personas deberían ser constreñidas por el Espíritu de Cristo a seguir el ejemplo de Aquel que dio su vida por la vida del mundo. ¿Por qué negarse a realizar esfuerzos decididos y abnegados a fin de instruir a los que no conocen la verdad para esta época? El Misionero principal vino a nuestro mundo, y ha ido ante nosotros para mostrarnos la forma como debemos trabajar. Nadie puede trazar una línea precisa para los que quieren testificar en favor de Cristo.
Los que poseen recursos indudablemente son responsables, porque esto significa que Dios se los ha confiado, y deben sentir su responsabilidad de promover la obra de Dios en sus diferentes ramos. El hecho de que la verdad ata a las almas por medio de sus eslabones dorados al trono de Dios, debería inspirar a los hombres a trabajar con todas las energías que Dios les ha dado, a comerciar con los 61 bienes del Señor en regiones lejanas diseminando lejos el conocimiento de Cristo, entre los gentiles.
Muchas personas a quienes Dios ha confiado medios con los cuales bendecir a la humanidad, han dejado que éstos se conviertan en una trampa para ellas, en lugar de que sean una bendición para sí mismos y los demás. ¿Podría ser que hayáis permitido que la propiedad que Dios os ha dado se convierta en una piedra de tropiezo? ¿Dejaréis que los medios que se os han confiado, que se os han dado para que comerciéis con ellos, os aten y alejen de la obra de Dios? ¿Permitiréis que el legado que Dios ha hecho reposar sobre vosotros como sus mayordomos fieles, sirva para disminuir vuestra influencia y utilidad, impidiendo que seáis obreros juntamente con Dios? ¿Os dejaréis retener en el hogar para conservar los recursos que Dios os ha confiado para que los coloquéis en el banco del cielo? No podéis decir que no hay nada para hacer, porque todo está por hacerse. ¿Os conformaréis con disfrutar de las comodidades de vuestro hogar sin tratar de decir a las almas que perecen cómo pueden obtener las mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que le aman? ¿No sacrificaréis vuestras posesiones a fin de que otros puedan obtener una herencia inmortal?-RH, julio 21, 1896. 62
11. VENTA DE CASAS Y PROPIEDADES.
Dios invita a todos los que poseen tierras y casas a que las vendan e inviertan el dinero donde suplirá la gran necesidad del campo misionero. Una vez que hayan experimentado la verdadera satisfacción que proviene de obrar así, mantendrán abierto el conducto, y los recursos que Dios les confía fluirán constantemente a la tesorería para que se conviertan las almas. A su vez estas almas practicarán la misma abnegación, economía y sencillez por amor a Cristo, a fin de poder llevar sus ofrendas a Dios. Por medio de estos talentos sabiamente invertidos, se convertirán otras almas; y así proseguirá la obra, demostrando que los dones de Dios son apreciados. El Dador es reconocido y ello redunda para su gloria en la fidelidad de sus mayordomos.
Cuando dirigimos estas fervientes súplicas en favor de la causa de Dios y presentamos las necesidades financieras de nuestras misiones, se conmueven profundamente las almas concienzudas que creen en la verdad. Como la viuda pobre que fue elogiada por Cristo y que puso sus dos blancas en la tesorería, ellas dan en su pobreza hasta el máximo de su capacidad. Con frecuencia las tales se privan hasta de las cosas aparentemente necesarias para la vida; mientras que hombres y mujeres poseedores de casas y tierras se aferran a sus tesoros terrenales con tenacidad egoísta, y no tienen bastante fe en el mensaje ni en Dios para colocar sus recursos en su obra. A estos últimos se aplican las palabras de Cristo: "Vended lo que poseéis, y dad limosna" (Luc. 12: 33). 63
HAY QUE ESPERAR DIRECCIÓN INDIVIDUAL
Hay hombres y mujeres pobres que me escriben pidiendo consejo en cuanto a si deben vender sus casas y dar el dinero a la causa. Dicen que los pedidos de recursos conmueven sus almas y quieren hacer algo para el Maestro quien lo ha hecho todo por ellos. Quiero decir a los tales: "Tal vez no debáis vender vuestras casitas ahora mismo; pero id a Dios por vuestra cuenta; el Señor oirá ciertamente vuestras fervientes oraciones para pedir sabiduría para conocer vuestro deber". -5 T 733, 734.
HAY QUE DISMINUIR ANTES QUE AUMENTAR LAS POSESIONES
Ahora es cuando nuestros hermanos debieran estar reduciendo sus propiedades en vez de aumentarlas. Estamos por trasladarnos a una patria mejor, a saber la celestial. No seamos, pues, moradores de la tierra, sino más bien reduzcamos nuestras cosas a la menor cantidad posible.
Viene el tiempo cuando no podremos vender a ningún precio. Pronto se proclamará el decreto que prohibirá comprar o vender a nadie que no tenga la marca de la bestia. -5 T 152.
PREPARACIÓN PARA EL TIEMPO DE ANGUSTIA
En el tiempo de angustia, de nada valdrán a los santos las casas ni las tierras, porque entonces tendrán que huir delante de turbas enfurecidas, y en aquel entonces no podrán deshacerse de sus bienes para hacer progresar la causa de la verdad presente. Me fue mostrado que la voluntad de Dios es que, antes que venga el tiempo de angustia, los santos se libren de cuanto los estorbe y hagan pacto con Dios por medio de sacrificio. Si ponen sus propiedades sobre el altar y preguntan fervorosamente a Dios cuál es su deber, les enseñará cuándo deberán deshacerse de aquellas cosas. Entonces estarán libres en el tiempo de angustia y no habrá trabas que los detengan. 64
Vi que si algunos se aferraban a sus propiedades y no preguntaban al Señor en qué consistía su deber, él no se los hará conocer y les permitirá conservar sus propiedades, pero en el tiempo de angustia éstas se levantarán delante de ellos como una montaña para aplastarlos, y ellos tratarán de deshacerse de ellas, pero no podrán. Oí a algunos lamentarse así: "La causa languidecía, los hijos de Dios morían por carecer de la verdad, y nosotros no hicimos esfuerzos para suplir la falta; ahora nuestras propiedades no tienen valor. ¡Ojalá que nos hubiésemos librado de ellas y hecho tesoros en los cielos!" Vi que un sacrificio no crece, sino que decrece y es consumido. También vi que Dios no ha pedido a todos sus hijos que se deshagan de sus propiedades al mismo tiempo; pero si ellos desean que se les enseñe, él les hará saber, en tiempo de necesidad, cuándo y cuánto deben vender. En tiempos pasados, se les pidió a algunos que se deshicieran de sus propiedades para sostener la causa bendita, mientras que a otros se les permitió guardar la suya hasta un momento de necesidad. Entonces, a medida que la causa lo necesite, es su deber vender. PE 56, 57.
NINGÚN VÍNCULO DEBE UNIRNOS AL MUNDO
La obra de Dios se ha de extender. Si su pueblo sigue su consejo, no conservará muchos recursos que serán consumidos en la conflagración final. Se habrá hecho tesoros donde la polilla y el orín no pueden corromper, y no habrá vínculo que lo ligue a esta tierra. -1T 197.
PARA UN ESTUDIO ADICIONAL
Pablo encomia a la iglesia de Macedonia por su liberalidad, HA 282-283.
Liberalidad de la iglesia primitiva, HA 270 - 277.
"De gracia recibisteis, dad de gracia, 9 T 49 - 60. 65
Dios pudo haber enviado recursos del cielo para llevar a cabo su obra, 1T 174.
Ayudad a los campos misioneros, 6 T 445 - 453.
La luz de la verdad está brillando sobre los gabinetes de los reyes,
JT 3, 223.
La obra en las ciudades producirá un mayor sostén de nuestra causa,
6T 100, 101.
La amplitud de la obra de Dios, 6 T 440, 441.
"No pidáis disminución en la obra evangélica", 9 T 55, 56.
La abnegación en beneficio de las misiones y su efecto en el carácter,
7T 297.
Nuestro General todavía dice: "Avanzad. Entrad en nuevos territorios", 6T 28, 29.
Toda la tierra será iluminada por la gloria de la verdad, 6T 23, 24.
La iglesia fue organizada con propósitos misioneros, 6T 29
Pocos son llamados al ministerio, pero muchos colaborarán financieramente, JT 2, 40.
La prosperidad de la obra nacional depende de la influencia refleja de la obra en el extranjero, OE 479 - 485.
Una sabia distribución de los medios, OE 469 - 472.
Hay que hacer provisión para los pobres que hay en el pueblo de Dios, JT 2, 507-510.
Según la providencia de Dios, las viudas, los huérfanos y los afligidos tienen el propósito de probar al pueblo de Dios y de desarrollar su carácter, 3 T 511.
Muchos defienden una distribución pareja de las posesiones; pero tal cosa no es el propósito de Dios, 4 T 552.
El propósito de la desgracia y la adversidad, TM 291, 292.
Lecciones sobre liberalidad tomadas de la antigüedad,
JT 1, 549; 2 T 598; Ed. 37, 38; JT 1, 385.
Donativos de los judíos para el tabernáculo y el templo,
JT 1,467,468.
Hoy hay una necesidad más urgente, PP 565 - 569.
Nunca hubo una necesidad más grande que ahora, JT 2, 329, 330.
Las primicias deben ser dadas a Dios, JT 3, 35, 36.
No es posible alcanzar la perfección del carácter sin ejercer sacrificios, 9T 53.
La noche viene, y hay que hacer una gran obra, JT 2, 167, 168.
"¿Creemos realmente que debemos llevar la Palabra a todo el mundo?" TM 404 - 406.
Colaborar con Dios es un honor señalado, JT 1, 543. 69
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