jueves, diciembre 03, 2020

REFLEXIÓN 488. NARRACIONES BIOGRÁFICAS E HISTÓRICAS: ACONTECIMIENTOS QUE PRECEDIERON AL ASOLAMIENTO DE JERUSALÉN: Jeremías Encarcelado Y Rescatado (JEREMÍAS 38).

En Jeremías 38. “El Profeta Es Encarcelado Y Rescatado”. Los Hechos se dan Así:  Vers. (1-6) Por una sugestión maliciosa Jeremías es echado en la cisterna de Malquías. (7-13) Ebed-melec, etíope, intercede por Jeremías, quien es sacado de la cisterna. (14-23) Jeremías aconseja al rey, en secreto, que se entregue a los caldeos para que salve la vida. (24-28) Por consejo del rey, el profeta oculta a los príncipes lo tratado con el monarca.

1 OYERON Sefatías hijo de Matán, Gedalías hijo de Pasur, Jucal hijo de Selemías, y Pasur hijo de Malquías, las palabras que jeremías hablaba a todo el pueblo, diciendo: 2 Así ha dicho Jehová: El que se quedare en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pasare a los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá. 3 Así ha dicho Jehová: De cierto será entregada esta ciudad en manos del ejército del rey de Babilonia, y la tomará. 4 Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.

5 Y dijo el rey Sedequías: He aquí que él está en vuestras manos; pues el rey nada puede hacer contra vosotros. 6 Entonces tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas. Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno.

7 Y oyendo Ebed-melec, hombre etíope, eunuco de la casa real, que habían puesto a Jeremías en la cisterna, y estando sentado el rey a la puerta de Benjamín, 8 Ebed-melec salió de la casa del rey y habló al rey, diciendo: 9 Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad. 10 Entonces mandó el rey al mismo etíope Ebed-melec, diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y haz sacar al profeta Jeremías de la cisterna, antes que muera.

11 Y tomó Ebed-melec en su poder a los hombres, y entró a la casa del rey debajo de la tesorería, y tomó de allí trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, y los echó a Jeremías con sogas en la cisterna. 12 Y dijo el etíope Ebed-melec a Jeremías: Pon ahora esos trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, bajo los sobacos, debajo de las sogas. Y lo hizo así Jeremías. 13 De este modo sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron de la cisterna; y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

14 Después envió el rey Sedequías, e hizo traer al profeta Jeremías a su presencia, en la tercera entrada de la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías: Te haré una pregunta; no me encubras ninguna cosa. 15 Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te lo declarare, ¿no es verdad que me matarás? y si te diere consejo, no me escucharás. 16 Y juró el rey Sedequías en secreto a Jeremías, diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te entregaré en mano de estos varones que buscan tu vida. 17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa. 18 Pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, y la pondrán a fuego, y tú no escaparás de sus manos.

19 Y dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan. 20 Y dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás. 21 Pero si no quieres entregarte, esta es la palabra que me ha mostrado Jehová: 22 He aquí que todas las mujeres que han quedado en casa del rey de Judá serán sacadas a los príncipes del rey de Babilonia; y ellas mismas dirán: Te han engañado, y han prevalecido contra ti tus amigos; hundieron en el cieno tus pies, se volvieron atrás.

23 Sacarán, pues, todas tus mujeres y tus hijos a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que por mano del rey de Babilonia serás apresado, y a esta ciudad quemará a fuego. 24 Y dijo Sedequías a Jeremías: Nadie sepa estas palabras, y no morirás.

25 Y si los príncipes oyeren que yo he hablado contigo, y vinieren a ti y te dijeren: Decláranos ahora qué hablaste con el rey, no nos lo encubras, y no te mataremos; asimismo qué te dijo el rey; 26 les dirás: Supliqué al rey que no me hiciese volver a casa de Jonatán para que no me muriese allí. 

27 Y vinieron luego todos los príncipes a Jeremías, y le preguntaron; y él les respondió conforme a todo lo que el rey le había mandado. Con esto se alejaron de él, porque el asunto no se había oído. 28 Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel hasta el día que fue tomada Jerusalén; y allí estaba cuando Jerusalén fue tomada. (Jeremías 38).

1. Gedalías. No debe confundirse con Gedalías el hijo de Ahicam, protector de Jeremías (cap. 26: 24; 39: 14). Con referencia a Jucal y Pasur, ver cap. 21: 1; 37:3. Esos cuatro príncipes estaban entre los más acérrimos opositores de Jeremías.

4. Muera Ahora. Los príncipes se negaron a aceptar el mensaje de Jeremías. Consideraban que el profeta era un traidor, que se pasaría a los babilonios para protegerse. Cf. cap. 37: 11-15. Pidieron la pena máxima para Jeremías.

5. Él Está En Vuestras Manos. Sedequías, cuyo carácter débil y espíritu vacilante le impedía oponerse, consintió, aunque de mala gana, con la demanda de los decididos príncipes.

6. Cisterna De Malquías. Malquías quizá sea el mismo que se menciona en el vers. 1. Hamelec significa "el rey". Malquías probablemente era hijo del rey en el sentido de que pertenecía a la casa real (ver com. cap. 36: 26).

No Había Agua, Sino Cieno. El agua pudo haberse agotado durante el asedio, o quizá esto ocurrió en octubre o noviembre, cuando ya no quedaba mucha agua después del verano (t. II, p. 113). En todo caso, no había sino un depósito de lodo fétido en el fondo de la cisterna. Es evidente que los príncipes temían la reacción del pueblo si ejecutaban públicamente a Jeremías (ver com. vers. 4- 5). Por eso dejaron al profeta en la cisterna para que muriera de hambre (vers. 9). Es muy probable que en Lam. 3: 53-55 Jeremías se refiriera a ese momento de dolor y sufrimiento.

7. Ebed-Melec. Su nombre significa "siervo del rey". Como no está precedido de artículo en el texto hebreo, es, sin duda, un nombre propio; y así lo traducen la LXX, la Vulgata, y las demás versiones castellanas. De Ebed-melec se sabe poco, pero el relato aclara que era allegado del rey, quizá uno de sus favoritos (ver com. vers. 8), y que intrépidamente empleó su influencia para proteger a Jeremías. Puerta De Benjamín. Ver com. cap. 37: 13.

8. De La Casa Del Rey. Esto muestra el estrecho vínculo que existía entre Ebed-melec y el rey.

9. Mal Hicieron Estos Varones. Algunos manuscritos de la LXX dicen, "mal hiciste tú". Se culpa así al rey de lo que había ocurrido. No Hay Pan. El asedio de Jerusalén estaba en sus momentos finales y desesperantes.

10. Treinta Hombres. Es posible que se haya utilizado esta cantidad de hombres, al parecer muy grande, para hacer frente a cualquier posible oposición de los príncipes. Un manuscrito hebreo dice "tres" en vez de "treinta". 

La aparente facilidad con que Sedequías tomaba una decisión, para revocarla poco después, demuestra una debilidad fundamental de carácter. La vacilación causó la ruina del rey. Ver com. cap. 37: 2.

11. Tesorería. Los almacenes o casas donde se guardaban tesoros u otros objetos. 

Trapos Viejos. La bondad de Ebed-melec brilla como una joya en este relato. Las sogas habrían bastado para salvar a Jeremías, pero Ebed-melec utilizó trapos para que el anciano profeta no se lastimara.

12. Bajo Los Sobacos. Ver com. vers. 11.

13. Quedó Jeremías En El Patio. Nuevamente se revela el carácter vacilante de Sedequías. Permitió que se sacara a Jeremías de la cisterna cenagosa, pero no se atrevió a poner al profeta en completa libertad.

14. En La Tercera Entrada. Es imposible identificar con precisión el lugar de esa entrevista secreta. Te Haré Una Pregunta. Es claro que el rey, aunque no de muy buena gana, respetaba el consejo del profeta, y no podía dejar de escucharlo (cap. 37: 17).

15. Me Matarás. Es evidente que a Jeremías le resultaba difícil pensar que el rey no hubiera dado su aprobación al trato severo que había recibido de los príncipes de Judá. 

No Me Escucharás. En la LXX se emplea la forma negativa griega más enfática (ver com. Mat. 5: 18).

16. Nos Hizo Esta Alma. Sedequías juró por el que había dado la vida al hombre, a fin de que el profeta no albergara duda alguna en cuanto a la sinceridad de su propósito.

17. Jehová Dios De Los Ejércitos. Ver com. cap. 7: 3. Príncipes. Los que capitaneaban el ejército 520 que rodeaba a Jerusalén. Nabucodonosor estaba en Ribla, a orillas del río Orontes, en Celesiria (cap. 39: 5).

19. Se Han Pasado. Se deduce que muchos Judíos se habían entregado a los caldeos, ya fuera en respuesta a los mensajes de Jeremías, o nada más porque el temor los impulsaba a salvar sus vidas.

22. Todas Las Mujeres Que Han Quedado. Las esposas y concubinas de reyes anteriores que, junto con las esposas y concubinas de Sedequías, serían capturadas por los "príncipes del rey de Babilonia". Tus Amigos. Literalmente, "los hombres de tu paz"; es decir, los que engañosamente habían asegurado al rey que todo saldría bien. Las palabras de las mujeres se hacían más significativas por su aparente referencia al "cieno" donde había sido colocado Jeremías (vers. 6).

24. Nadie Sepa. El pusilánime y vacilante rey tenía más temor de los príncipes que del Dios del cielo y de su profeta.

26. A Casa De Jonatán. Ver com. cap. 37: 15-16. El apocado rey tenía miedo de que alguien se enterara de su entrevista con el profeta, por lo que inventó una excusa para encubrir lo ocurrido.

27. Les Respondió. Jeremías accedió al pedido del rey (ver com. vers. 26) y dijo a los príncipes "conforme a todo lo que el rey le había mandado". Jeremías no procedió mal al no dar a los príncipes una información que no les incumbía, así como el profeta Samuel no había hecho mal cuando procedió en forma parecida por orden directa de Dios (ver com. 1 Sam. 16: 2). No Se Había Oído. Evidentemente nadie había oído la conversación entre Jeremías y el rey, y el asunto terminó allí.

28. Patio De La Cárcel. Ver com. vers. 13. Cuando Jerusalén Fue Tomada. Evidentemente esto ocurrió poco después de la última entrevista de Jeremías con Sedequías (vers. 14-26). 4CBA/Ministerio Hno. Pio


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