Lamentaciones 5. Es una plegaria que pide restauración. A). La triste condición del pueblo después de la caída de Jerusalén. 1-18. B). El reconocimiento de que sólo Dios puede restaurar. 19-22.
1 ACUÉRDATE, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido; Mira, y ve nuestro oprobio. 2 Nuestra heredad ha pasado a extraños, Nuestras casas a forasteros. 3 Huérfanos somos sin padre; Nuestras madres son como viudas. 4 Nuestra agua bebemos por dinero; Compramos nuestra leña por precio. 5 Padecemos persecución sobre nosotros; Nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo. 6 Al egipcio y al asirio extendimos la mano, para saciarnos de pan.
7 Nuestros padres pecaron, y han muerto; Y nosotros llevamos su castigo. 8 Siervos se enseñorearon de nosotros; No hubo quien nos librase de su mano. 9 Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan ante la espada del desierto. 10 Nuestra piel se ennegreció como un horno a causa del ardor del hambre. 11 Violaron a las mujeres en Sión, A las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 A los príncipes colgaron de las manos; No respetaron el rostro de los viejos. 13 Llevaron a los jóvenes a moler, Y los muchachos desfallecieron bajo el peso de la leña. 14 Los ancianos no se ven más en la puerta, Los jóvenes dejaron sus canciones.
15 Cesó el gozo de nuestro corazón; Nuestra danza se cambió en luto. 16 Cayó la corona de nuestra cabeza; ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos. 17 Por esto fue entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestros ojos, 18 Por el monte de Sión que está asolado; Zorras andan por él.
19 Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; Tu trono de generación en generación. 20 ¿Por qué te olvidas completamente de nosotros, Y nos abandonas tan largo tiempo? 21 Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; Renueva nuestros días como al principio. 22 Porque nos has desechado; Te has airado contra nosotros en gran manera. (Lamentaciones 5).
1. Acuérdate. Este poema final del libro de Lamentaciones es una
plegaria en la que se pide una restauración.
Las condiciones que en él se describen evidentemente son las del pueblo
de Judá en el período después de la caída de Jerusalén.
Difiere en
varios sentidos de los poemas de los cap. 1-4: No es acróstico, a pesar de
tener 22 versículos, el mismo número de las letras del alfabeto hebreo, y no
está escrito con la métrica típica de una elegía hebrea (p. 574). Sin embargo, hay en este capítulo admirables
características poéticas. Cada versículo consta de dos partes paralelas. La
repetición es un rasgo muy característico de la poesía hebrea (ver t. III, PP.
19-30). El poeta ha prestado una desusada atención a la rima, lo que es
notable, porque la rima, en cualquiera de sus formas, por lo general no
caracteriza a la poesía hebrea.
2. Extraños. Ver com. cap. 1: 10.
3. Viudas. Ver com. cap. 1: 1. Debe entenderse que aquí se
habla tanto de la viudez simbólica como de la literal, puesto que muchos
hombres murieron en la guerra, y sin duda, muchos otros fueron llevados
cautivos, pero sus esposas e hijos fueron dejados en Palestina.
4. Agua. Aun lo indispensable para sostener la vida sólo
podía conseguirse con dinero.
5. Sobre nosotros. Literalmente, "sobre nuestro cuello". Esto
podría indicar que eran tenazmente perseguidos. Algunos creen que más bien esto
se refiere a la crueldad de la esclavitud que se les impuso. En inscripciones
egipcias aparecen los prisioneros unidos por el cuello con ataduras.
6. Egipcio. Los judíos habían procurado aliarse con Egipto, pero también habían estado bajo dominio egipcio durante la primera parte del reinado de Joacim (ver p. 382). Asirio. Ver com. Esd. 6: 22.
Extendimos la mano. Son dos las interpretaciones de este texto: (1) los
judíos habían buscado ayuda y alimento de Egipto y de Asiria; (2) se habían
sometido a esas naciones (Esd. 10: 19; Jer. 50: 15; Eze. 17: 18).
7. Nuestros padres. Ver 2 Rey. 21: 11-15; 23: 26-27.
8. Siervos. Tal como se usa en el AT, esta palabra, aplicada a
los funcionarios del gobierno, puede referirse a personas que desempeñaban
elevados cargos administrativos (ver com.
Neh. 2: 10).
9. Espada del desierto. Es probable que esta expresión singular se refiera a
los merodeadores del desierto, que acosaban a la gente que procuraba alimento
en su país llano y sin defensas.
10. Se ennegreció. Mejor, "nuestra piel abrasa" (BJ). Esta figura representa la fiebre originada
por la terrible hambre del asedio final de Jerusalén (cap. 2: 20; 4: 10).
12. Colgaron de las manos. Método común de tortura en todas las edades.
13. Bajo el peso de la leña. Se exigía a niños de corta edad que llevaran cargas
muy pesadas de leña. Se consideraba que
moler granos y acarrear leña eran tareas degradantes (Juec. 16: 21; ver com.
Jos. 9: 21).
14. La puerta. Ver com. Gén.
19: 1; Jos. 8: 29; Lam. 1: 4.
15. Danza. Los hebreos consideraban que la danza era una
expresión singular de gozo y alabanza (Sal. 30: 11; 149: 3; 150: 4; Jer. 31: 4,
13; ver com. 2 Sam. 6: 14).
16. Corona. La desaparición de la soberanía nacional se
transforma en símbolo de todo lo que Judá ha perdido junto con ella.
17. Se entenebrecieron. Debido al exceso 594 de llanto o a las terribles
escenas que se contemplaban (ver com. cap. 3: 51).
18. Monte de Sión. Es decir, Jerusalén (ver com. Sal. 48: 1-2). Se pensaba de un modo especial que el monte
de Sión era el lugar de la morada de Jehová (Sal. 74: 2; 76: 2), pero la
presencia del Señor se había apartado de allí.
Zorras. Heb. shu'al.
También se emplea para chacales (ver com. Juec. 15: 4). La
presencia de zorras, y más aún de chacales, hace resaltar la desolación
de lo que una vez había sido el corazón de una gran ciudad. Sin duda, este poema fue compuesto algún
tiempo después de la destrucción de la ciudad.
19. Permanecerás. No importa lo que pueda sucederle al hombre, Dios está para siempre por encima de todo. Por eso sus promesas son seguras. Para siempre. Heb. le'olam (ver com. Exo.12: 14; 21: 6; 2 Rey. 5: 27).
20. Completamente. Heb. lanetsaj (ver com. 1Sam. 15: 29).
21. Vuélvenos. Es decir, "restáuranos". Esto es mucho más que una plegaria para que fueran liberados del cautiverio. Repetidas veces Jeremías emplea el mismo lenguaje para referirse tanto a la restauración temporal como a la espiritual (Jer. 3: 1, 12; 31: 16-21).
Aquí se destaca que sólo Dios puede restaurar al pecador perdido al favor divino; sólo él puede conceder la gracia que hace posible que el pecador se arrepienta y "vuelva" a él (Hech. 5:31; Rom. 2:4).
22. Nos has desechado. El hebreo puede traducirse como una lastimera
pregunta: "¿Acaso nos has desechado del todo?" Jehová no ha rechazado
por completo a Judá. Numerosas son las
promesas de restauración presentadas por Jeremías mismo Jer. 16:13-15; 27:21-22;30: 5-24; 33: 7-9; Lam. 3: 22, 31-32). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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