Lamentaciones 3. Continua el lamento. A). El Pueblo Se Desespera A Causa De Sus Aflicciones. Versículos 1-20. B). El Pueblo Se Vuelve A Dios Con Esperanza Por Sus Misericordias. Y Reconocen La Justicia De Dios. Versículos 21-41. C). Una Descripción Adicional De Los Castigos Divinos. 42-54. D). Una Oración En Reconocimiento De Las Misericordias De Dios Y Por Liberación. 55-63. E). Una Oración Para Que Dios Castigue A Los Enemigos De Su Pueblo. 64-66.
Son dos las opiniones más aceptadas en cuanto a la identidad de quien habla en este pasaje: (1) Que Jeremías relata sus propias tribulaciones, o (2) que el profeta presenta el cuadro general de los sufrimientos de Judá como si fuera una narración de su caso personal. Si el poema presenta el caso personal de Jeremías, es ciertamente típico de la situación vivida por el pueblo de Judá. Sin embargo, hay muchos detalles que llevan a pensar que este capítulo se refiere al cuadro general de los judíos en ocasión de la caída de su reino. Los cap. 1 y 2 establecen un precedente, pues en ellos se personifica a la ciudad y a la nación. En este capítulo se continúa con este recurso.
1 YO SOY el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo. 2 Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz; 3 Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día. 4 Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos; 5 Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo. 6 Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo. 7 Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas; 8 Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración; 9 Cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos. 10 Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;
11 Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado. 12 Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta. 13 Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba. 14 Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días; 15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos. 16 Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza; 17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien, 18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová. 19 Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; 20 Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;
21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. 22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. 24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. 25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. 26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. 27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. 28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; 29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza; 30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas. 31 Porque el Señor no desecha para siempre;
32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; 33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres. 34 Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra, 35 Torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo, 36 Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba. 37 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? 38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? 39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado. 40 Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová; 41 Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos;
42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste. 43 Desplegaste la ira y nos perseguiste; mataste, y no perdonaste; 44 Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra; 45 Nos volviste en oprobio y abominación en medio de los pueblos. 46 Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca; 47 Temor y lazo fueron para nosotros, asolamiento y quebranto; 48 Ríos de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo. 49 Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio 50 Hasta que Jehová mire y vea desde los cielos; 51 Mis ojos contrastaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad. 52 Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por qué; 53 Ataron mi vida en cisterna, pusieron piedra sobre mí; 54 Aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.
55 Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda; 56 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros. 57 Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas. 58 Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida. 59 Tú has visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa. 60 Has visto toda su venganza, todos sus pensamientos contra mí. 61 Has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí; 62 Los dichos de los que contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día. 63 Su sentarse y su levantarse mira; yo soy su canción.
64 Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos. 65 Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos. 66 Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová. (Lamentaciones 3).
1. Yo Soy. En el hebreo, este poema es un acróstico triple; es decir, cada letra del alfabeto hebreo es la inicial de tres versículos sucesivos, en orden alfabético (ver com. cap. 1: 1).
Ver en el t. III, PP.
19-30 un estudio de la poesía hebrea.
El Hombre. Son dos las opiniones más aceptadas en cuanto a la
identidad de quien habla en este pasaje: (1) Que Jeremías relata sus propias
tribulaciones, o (2) que el profeta presenta el cuadro general de los
sufrimientos de Judá como si fuera una narración de su caso personal. Si el
poema presenta el caso personal de Jeremías, es ciertamente típico de la
situación vivida por el pueblo de Judá. Sin embargo, hay muchos detalles que llevan
a pensar que este capítulo se refiere al cuadro general de los judíos en
ocasión de la caída de su reino. Los cap. 1 y 2 establecen un precedente, pues
en ellos se personifica a la ciudad y a la nación. En este capítulo se continúa
con este recurso. En los vers. 40-47 hay un cambio brusco, y se emplea la
primera persona plural, y después, en el vers. 48, se vuelve a emplear la
primera persona singular.
El Látigo De Su Enojo. En los vers. 1-18 se presenta en lenguaje poético la
severidad de los castigos divinos. En el AT con frecuencia se emplea la figura
de una "vara" (Isa. 10:5), de un "azote" (Job 21:9) o de
un "látigo" para referirse a un instrumento de castigo. Según
Jeremías, los castigos de Dios son correcciones, disciplinas, manifestaciones
de su amante cuidado para con su pueblo a fin de que se vuelva a él con un
corazón sincero (Lam. 3:32-33, 39-40).
3. Ciertamente. Heb. 'ak (ver com. Sal. 62: 1). Revolvió. En el sentido de "volver de nuevo" la mano contra alguien. El Señor repetidas veces volvió su mano contra su pueblo.
Nótese la
sucesión de figuras poéticas que se emplean para ampliar el vers. 3, en las
cuales se presentan diversos tipos de castigos: vers. 4, enfermedad; vers. 5,
asedio; vers. 6, tinieblas; vers. 7-9, prisión; vers. 10-11, fiera que acecha;
vers. 12-13, cazador.
5. Edificó Baluartes Contra Mí. Podría entenderse que Dios ha encerrado a su pueblo dentro de un recinto amurallado o que lo ha sitiado con máquinas de guerra, así como lo hizo Nabucodonosor cuando sitió la ciudad de Jerusalén. Amargura. Heb. ro'sh, "hierba amarga y venenosa" (ver com. Sal. 69: 21). Esta palabra también se emplea para designar la ponzoña de la serpiente (Deut. 32: 33; Job 20: 16).
6. Me Dejó. En el hebreo, este versículo es casi idéntico a la última parte de Sal. 143: 3. Su uso aquí indica que Jeremías conocía muy bien los Salmos. Oscuridad. Así se testifica de la verdad que el lugar donde descansan los muertos es un recinto de oscuridad e inactividad (ver com. Ecl. 9: 10; Isa. 38: 18).
8. Cuando Clamé Y Di Voces. Mejor, "cuando grito y pido auxilio" (BJ), lo cual indica una acción continuada o repetida. Cerró. A primera vista, esto parecería contradecir las muchas afirmaciones de que Dios escucha la oración (Sal. 65: 2; 91: 15; " Joel 2: 32). Sin embargo, debe observarse que en este poema existe cierta progresión de ideas. En este pasaje Jeremías habla de su propia actitud o la de su pueblo, que contempla su situación ruinosa. El Señor no ha escuchado las plegarias que han elevado los suyos en procura de liberación. En su desánimo, les parece que nunca los escuchará. Pero todavía hay esperanza. Al desarrollarse el poema, se presenta la seguridad de que "bueno es Jehová a los que en él esperan... Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová" (Lam. 3: 25-26). Muchas veces las oraciones que no parecen recibir respuesta son tan sólo una prueba para saber si el suplicante está plenamente preparado para apreciar y utilizar al máximo la dádiva que ha solicitado.
9. Torció Mis Senderos. El cuadro es que los caminos principales están
cerrados con muros, y que cuando el que habla se ve obligado a andar por los
caminos laterales, los encuentra tortuosos y difíciles.
13. Entrañas. Literalmente, "riñones", órgano que
representa las vísceras en general. En cierta época, se creía que allí tenían
su sede las emociones (ver com. cap 2: 11). Las saetas de Dios habían herido la
parte más vital de la nación, no sólo desde el punto de vista físico, sino
también en lo psicológico (vers. 14). Jeremías emplea la palabra
"riñones" muchas veces con este sentido (Jer. 11: 20; 12: 2; 17: 10;
20: 12).
14. Burla De Ellos. "Su copla" (BJ). Referencia al canto de
burla y triunfo, sobre todo en el caso de una victoria sobre un enemigo (ver
com. Job 30: 9; Sal. 69: 12).
15. Me Embriagó. "Me ha abrevado" (BJ). Literalmente, "me ha hecho beber hasta saciarme". La idea básica no es tanto la de embriaguez o pérdida de la razón, sino de ser llenado en exceso. Ajenjos. Una hierba muy amarga, símbolo de las desgarradoras vicisitudes de los judíos (ver com. Prov. 5: 4).
16. Mis Dientes Quebró. Se continúa con la misma figura del alimento iniciada en el vers. 15. No sólo Judá debía saciarse con una amarguísima bebida, sino que su comida estaba llena de "guijarros" (BJ). La Midrás (comentario rabínico) afirma que mientras iban en camino al exilio en Babilonia, los judíos debieron asar el pan en fosos, por lo cual salía mezclado con arena. Ceniza. Símbolo común del luto (2 Sam. 13: 19; Job 2: 8).
17. Mi Alma. Expresión idiomática que podría traducirse sencillamente como "yo" (ver com. Sal. 16: 10). Paz. Ver com. Jer. 6: 14.
18. Mis Fuerzas. Heb. netsqj (ver com. 1 Sam. 15: 29).
19. Acuérdate. También sería posible traducir como lo hace la BJ: "Recordar mi miseria y vida errante es ajeno y amargor Ajenjo. Ver com. vers. 15. Hiel. Ver com. vers. 5.
20. Aún En Memoria. Si el estado de ánimo es adecuado, la continua
reflexión en los castigos divinos proporciona humildad de espíritu.
22. Misericordias. Heb. jésed (ver la Nota Adicional del Sal. 36). Aquí
aparece la forma plural para indicar que las manifestaciones del amor de Dios
son multiformes y nunca acaban.
Los vers. 22-41 son
el meollo y el pináculo, no sólo de este poema, sino de los cinco capítulos de
Lamentaciones. Aquí se
revela la verdad sublime acerca de las verdaderas intenciones del Señor para
con su pueblo afligido. 587 Estos versículos responden en forma totalmente
positiva a las muchas preguntas negativas que pueden surgir al leer los
capítulos con los cuales comienza y termina este libro. Aquí se revela el Señor
como Dios que, a pesar de que debe castigar, "no aflige ni entristece
voluntariamente" (vers. 33), cuyas misericordias "nunca
decayeron" (vers. 22).
23. Nuevas Son Cada Mañana. Las bondadosas misericordias de Dios -la vida, la
salud, el alimento, el abrigo, la vestimenta, el afecto humano, el compañerismo
y otras incontables bendiciones- se renuevan cada día de la vida del ser
humano, con tal constancia, que se las puede considerar fácilmente como
merecidas, olvidando que cada una de ellas es una dádiva, una manifestación del
constante amor de Aquel que es el Dador de toda dádiva y todo don perfecto
(Sant. 1:17).
25. Bueno. Los vers. 25-27 no sólo comienzan con la misma letra, sino con la misma palabra, tob, "bueno". Esta es la palabra tónica de esta parte del poema. Esperan. Aquí está la clave para lograr la confianza en la adversidad. Esperar implica fe y paciencia.
26. Esperar, En Silencio. De nuevo se hace resaltar la importancia de
someterse valientemente a los caminos de Dios, los cuales, a la larga, siempre
son los mejores (ver com. Rom. 8: 28).
27. Yugo. Símbolo de sumisión y servicio (Jer. 27: 8, 11-12). Desde Su Juventud. La persona que aprende esta lección en sus años mozos recibe una bienaventuranza especial, pues toda su vida será moldeada por una paciencia piadosa. Jeremías mismo había sido llamado siendo joven a ejercer la misión profético, llena de dificultades y pesares (Jer. 1: 6).
28. Se Siente Solo. Ver cap. 1: 1, donde en el hebreo se aplican las
mismas palabras a la ciudad de Jerusalén (ver también Jer. 15: 17). Aquí se
reconoce que esa soledad es provechosa para Jerusalén.
En los vers. 28-30 se explica lo que significa realmente "llevar el yugo" (vers. 27). Este pasaje es aún más enfático cuando se recuerda que esta paciente humillación debe ser soportada desde los días de la juventud. Se Lo Impuso. El hecho de que es Dios quien impone las dificultades, es la razón básica para que sea saludable soportar el yugo.
29. Su Boca En El Polvo. Una descripción gráfica de lo que representa una sumisión plena. En la antigüedad, se practicaba comúnmente esta señal de humillación (ver com. Gén. 17:3).
Por ejemplo, en el famoso Obelisco Negro de Salmanasar III, aparece
Jehú, rey de Israel, postrado con el rostro en tierra delante del rey asirio,
mientras sus siervos entregan el tributo (ver el t. II, frente a la p. 64).
30. Dé La Mejilla. Una clara afirmación del AT de la enseñanza de
Cristo en cuanto al deber de volver la mejilla (Mat. 5: 39). La conducta de
David con Simei fue un ejemplo notable de este principio (2 Sam. 16: 11-12).
31. Porque El Señor. En los vers. 31-33 se halla la clave para comprender
debidamente todo el libro de Lamentaciones. Aquí se revela el amor de Dios detrás
de todo el sufrimiento que permite que sobrevenga a sus hijos. El Señor no
permite la adversidad sin tener en cuenta la conducta del hombre. Si bien
algunas veces Dios permite que sobrevenga la aflicción, también es verdad que
muchas veces el hombre ocasiona el mal que le viene. El castigo es para Dios su
"extraña obra" (Isa. 28: 21). Algunas veces, debido a su providencia
que está por encima de todas las situaciones, Dios "permite que ocurran
males a fin de que puedan evitarse males aún mayores que sobrevendrían"
(EGW RH 4-21 909).
32. Misericordias. Ver com. vers. 22. La constancia, la variedad, y el
número de las bendiciones diarias, "comunes", que todo hombre recibe,
debieran ser una prueba para el que está en adversidad de que su Dios todavía
"se compadece" de él.
33. No Aflige Ni Entristece Voluntariamente. El maravilloso amor de Dios para sus hijos irradia
claramente en este pasaje. No es el deseo ni la voluntad de Dios herir ni
destruir a ninguna de sus criaturas. No quiere "que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento" (2 Ped. 3: 9). Debido a que el
Señor desea llevar a los hombres a la salvación, prodigará abundantes
manifestaciones de sus misericordias. Algunas veces, cuando ningún otro método
ha sido efectivo, el Señor, por su amor para el hombre, permitirá que le
sobrevengan aflicciones a fin de llevarlo al arrepentimiento. Así ocurrió con
la nación de Judá en los días de Jeremías. "Dios había demorado mucho sus
castigos porque no estaba dispuesto a humillar a su pueblo escogido, pero ahora
le manifestaría su desagrado como un último esfuerzo para refrenarlo 588 en su
camino de impiedad" (4T 165).
34. Desmenuzar. Una vívida referencia que quizá aluda a la costumbre de los antiguos vencedores de colocar el pie sobre el cuello de los enemigos vencidos. Así aparece Darío el Grande en la inscripción de Behistún, con un pie sobre el cuerpo de Gaumata, el usurpador (ver t. III, PP. 71-72; también la ilustración del t. I, p. 106). Encarcelados. Evidentemente, esta figura representa a toda la humanidad, según está delante de Dios.
35. El Derecho. Esta expresión parece dar la misma idea que la frase
"derechos humanos". Al crear al hombre, Dios le dotó de ciertos derechos
inalienables, los cuales ni él mismo le quitará. Considerando la época y las circunstancias en las
que se escribieron estas palabras, constituyen una notable declaración de la
dignidad de la persona.
36. Trastornar. Se habla aquí de emplear métodos fraudulentos para
obtener una decisión contraria a una persona que ha presentado una causa justa
delante de un juez.
39. Se Lamenta El Hombre Viviente. Con referencia a este versículo, el comentario
tradicional judío dice tan sólo: "Es suficiente para él el hecho de qué
vive" (Midrás Rabbah, Lamentaciones, sección 9). El que un hombre tenga
vida - un don de Dios- basta para recordarle que la mano divina lo conserva
(Hech. 17: 28). Aquí el poeta emplea cierta ironía para avergonzar al que se
sienta tentado a quejarse en momentos de prueba. Una persona que a cada momento
respira porque Dios se lo permite, ¿se atreverá a hablar en contra de la manera
en que Dios dirige los asuntos del universo?
40. Escudriñemos Nuestros Caminos. Las aflicciones y las dificultades que a todos
sobrevienen son recordativos de que el hombre ha de escudriñar su corazón, y
que si descubre que sus caminos no son los de Dios, debe modificarlos.
41. Nuestros Corazones. Ver com. cap. 2: 19. No se trata de que se deba
levantar el corazón en las manos, sino que, a fin de que la oración sea
efectiva, no sólo deben alzarse las manos, sino también el corazón (Luc. 18:
10-14).
42. Nosotros. . . Tú. El empleo de los pronombres en el hebreo es enfático
y destaca el abismal contraste entre el pueblo y su Dios. En el vers. 42
termina el argumento que comienza en el vers. 37. En los versículos siguientes
se vuelve a la descripción de los castigos que Judá debió sufrir.
No Perdonaste. Heb. salaj, "perdonar". Este verbo siempre
se emplea para describir un acto de Dios, y nunca lo que hace el hombre. Con
frecuencia esta palabra hace resaltar el resultado del perdón como lo demuestra
la remisión del castigo (Jer. 36: 3; Amós 7: 2; ver com. 2 Rey. 24: 4).
Pareciera que ésta es la idea que prima aquí. Jeremías no dice que Dios no
perdonará a Judá sus pecados ni que no la restaurará, porque ha de hacer eso
(Jer. 33: 6-8); pero el profeta afirma que el Señor no ha liberado a Judá del
castigo que le corresponde.
44. Para Que No Pasase. Ver com. vers. 8. Era el pecado de Judá el que
formaba como una pared, por la cual sus oraciones no podían pasar (Isa. 59: 2).
45. Oprobio. Literalmente, "lo que se barre", es decir,
la "basura" (BJ).
46. Todos. La letra hebrea pe', con la cual comienzan los vers.
46-48, aparece antes de la letra 'áyin, con la cual comienzan los vers. 49-51,
aunque en el alfabeto hebreo la 'áyin siempre aparece antes de la pe' (cf. cap.
4: 1617; ver com. cap. 2: 16).
47. Temor Y Lazo. En el hebreo hay una aliteración notable, que no se
puede reproducir en la traducción.
48. Ríos... Mis Ojos. Ver Sal. 119: 136; Lam. 1: 116; 2: 18.
49. Destilan. "Fluyen" (BJ). Esta expresión vigorosa es
paralela con la del vers. 48.
51. Contristaron Mi Alma. Esto podría entenderse como que: (1) La incomodidad
física que sienten los ojos por el continuo llorar, agrava las emociones ya
perturbadas del poeta; o (2) que lo que sus ojos contemplan entristece su
corazón. Esta última interpretación corresponde mejor con el espíritu del
libro.
53. Cisterna. Algunos han pensado que los vers. 52-57 son
autobiográficos, que relatan lo que le pasó a Jeremías en el calabozo de
Malquías (Jer. 38:1-13). Sin embargo, no hay mención de que Jeremías hubiera
sido apedreado ni de que hubiera estado realmente en el agua. Con todo, si
estas expresiones deben tomarse en forma figurada, parecería que todo el pasaje
debería entenderse como una referencia a lo que le sucedió a toda la nación.
Piedra. Heb. 'ében. Si bien esta palabra está en singular,
parece tener un sentido colectivo 589 con el significado de
"piedras", y es posible que aluda a la costumbre hebrea de apedrear a
un reo. El cuerpo de Absalón fue colocado de ese modo en un "gran
hoyo" y se amontonaron piedras sobre él (2 Sam. 18: 17). Si la palabra se
entiende en singular, podría suponerse que el preso afligido no sólo fue puesto
en una cisterna, sino que se puso una piedra en la boca de esa cisterna para
que no pudiera escapar.
54. Aguas. Figura que representa gran angustia (ver com. Sal.
42: 7).
56. Mis Suspiros. Heb. rewajah, del verbo rawaj, que significa
"sentir alivio". Esta palabra sólo aparece aquí y en Exo. 8: 15,
donde se traduce como "reposo", y se refiere al "respiro",
al "alivio" que tuvieron los egipcios después de la plaga de las
ranas. Si bien el sentido exacto no es del todo claro en este versículo, podría
traducirse de la siguiente forma: "No escondas tu oído de mi clamor en
procura de alivio".
57. No Temas. Ver com. Isa. 41: 10.
58. Ahogaste, Señor, La Causa. Jehová es el abogado de Israel (cf. 1 Juan 2: 1).
Redimiste. Se emplea esta palabra para describir el proceder
del pariente cercano que venga la sangre de uno que ha sido muerto (Deut. 19:6,
"vengador"), o que compra de nuevo la propiedad que ha sido vendida
por un pariente (Lev. 25: 25), o que se casa con una parienta viuda (Rut 3: 13,
"redimir"). Así Jehová es el vengador de Israel (ver com. Deut. 32:
35), su redentor (ver com. Sal. 107: 2) y su nuevo esposo (ver com. Isa. 54:
4-6).
63. Su Levantarse. Es decir, todos los aspectos de su vida (Sal. 139: 2).
Su Canción. Ver com. vers. 14.
64. Dales El Pago. Literalmente, "tú harás volver a ellos".
Pareciera que debe entenderse que los vers. 64-66 son una predicción del
castigo que Jehová traerá sobre los que han asolado a Judá, y no una plegaria
en procura de venganza (ver t. III, p. 630), como podría pensarse a primera
vista.
66. Persíguelos. . . Y Quebrántalos. El hebreo dice: "tú los perseguirás y los quebrantarás". (4CBA) Ministerio Hno. Pio
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