Jeremías 46. Es la profecía
sobre el Egipto de los Faraones. Y en su parte final es la esperanza para Israel, que está en medio de los juicios retributivos.
Preámbulo de los mensajes.
Versículo (1). Jeremías profetiza la Derrota del Faraón
Necao II en la segunda batalla de Carquemis, (2-12). Predicción de que Egipto
sería invadido y conquistado por Nabucodonosor, (13-26). Mensaje de consuelo
para Israel mientras pasa su retribución justa (27-28).
Qué lecciones para todos.
Podemos creer o no creer en el Dios creador. Pero de seguro como existe la
tierra; un día seremos juzgados. Juzgados por su juicio justo conforme a todos
nuestros hechos…. Ecles. 12:13-14. Porque la única verdad y realidad es Dios.
1
PALABRA de Jehová que vino al profeta jeremías, contra las naciones.
2 Con respecto a Egipto: contra el ejército de Faraón Necao rey de Egipto, que estaba cerca del río Eufrates en Carquemis, a quien destruyó Nabucodonosor rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá. 3 Preparad escudo y pavés, y venid a la guerra. 4 Uncid caballos y subid, vosotros los jinetes, y poneos con yelmos; limpiad las lanzas, vestíos las corazas. 5 ¿Por qué los vi medrosos, retrocediendo? Sus valientes fueron deshechos, y huyeron sin volver a mirar atrás; miedo de todas partes, dice Jehová. 6 No huya el ligero, ni el valiente escape; al norte junto a la ribera del Eufrates tropezaron y cayeron.
7 ¿Quién es éste que sube como río, y cuyas aguas se mueven como ríos? 8 Egipto como río se ensancha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré a la ciudad y a los que en ella moran. 9 Subid, caballos, y alborotaos, carros, y salgan los valientes; los etíopes y los de Put que toman escudo, y los de Lud que toman y entesan arco. 10 Mas ese día será para Jehová Dios de los ejércitos día de retribución, para vengarse de sus enemigos; y la espada devorará y se saciará, y se embriagará de la sangre de ellos; porque sacrificio será para Jehová Dios de los ejércitos, en tierra del norte junto al río Eufrates. 11 Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti. 12 Las naciones oyeron tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra; porque valiente tropezó contra valiente, y cayeron ambos juntos.
13 Palabra que habló Jehová al profeta jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor rey de Babilonia, para asolar la tierra de Egipto: 14 Anunciad en Egipto, y haced saber en Migdol; haced saber también en Menfis y en Tafnes; decid: Ponte en pie y prepárate, porque espada devorará tu comarca. 15 ¿Por qué ha sido derribada tu fortaleza? No pudo mantenerse firme, porque Jehová la empujó. 16 Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyamos ante la espada vencedora.
17 Allí gritaron: Faraón rey de Egipto es destruido; dejó pasar el tiempo señalado. 18 Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como Tabor entre los montes, y como Carmelo junto al mar, así vendrá. 19 Hazte enseres de cautiverio, moradora hija de Egipto; porque Menfis será desierto, y será asolada hasta no quedar morador. 20 Becerra hermosa es Egipto; mas viene destrucción, del norte viene. 21 Sus soldados mercenarios también en medio de ella como becerros engordados; porque también ellos volvieron atrás, huyeron todos sin pararse, porque vino sobre ellos el día de su quebrantamiento, el tiempo de su castigo.
22 Su voz saldrá como de serpiente; porque vendrán los enemigos, y con hachas vendrán a ella como cortadores de leña. 23 Cortarán sus bosques, dice Jehová, aunque sean impenetrables; porque serán más numerosos que langostas, no tendrán número. 24 Se avergonzará la hija de Egipto; entregada será en manos del pueblo del norte. 25 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha dicho: He aquí que yo castigo a Amón dios de Tebas, a Faraón, a Egipto, y a sus dioses y a sus reyes; así a Faraón como a los que en él confían. 26 Y los entregaré en mano de los que buscan su vida, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia y en mano de sus siervos; pero después será habitado como en los días pasados, dice Jehová.
27 Y tú no temas, siervo mío Jacob, ni desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá quién lo atemorice. 28 Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo. (Jeremías 46).
1. Palabra De Jehová. Heb. debar-Yahweh, expresión técnica que aparece más
de 50 veces en el libro de Jeremías. El vocablo dabar, "palabra",
muchas veces expresa la idea imperativa de "mandato" (ver Deut. 4:13
donde "diez mandamientos" es en hebreo "diez palabras"). Dabar
también puede significar "asunto", "negocio",
"cosa" (ver Exo. 24:14; los. 2:14; 1 Crón. 26:32). Por lo tanto, la "palabra de
Jehová" es aquí la declaración autorizada de Dios acerca de su proceder
para con las naciones.
Contra Las Naciones. Con este versículo se da comienzo a una nueva sección
del libro de Jeremías. Los cap. 46-51 contienen una serie de diez declaraciones
poéticas referentes a varias naciones y tribus: Egipto (cap. 46), los filisteos
(cap. 47), Moab (cap. 48), los amonitas (cap. 49: 1-6), Edom (cap. 49: 7-22),
Damasco (cap. 49:23-27), Cedar (cap. 49:28-29), Hazor (cap. 49:30-33), Elam
(cap. 49: 34-39) y Babilonia (cap. 50:1 al 51:58). La voz hebrea 'al, que aquí
se traduce "contra", se entendería mejor si se tradujera, "con
referencia a", pues aunque estas profecías hablan de muchos castigos
divinos, también prometen restauración (cap. 48: 47; 49: 6, 39).
2. Faraón Necao. Con referencia al significado del nombre "faraón",
ver com. Gén. 12: 15. Necao II (610-595
a. C.) ascendió al trono de Egipto en un tiempo cuando la nación experimentaba
un renacimiento político, cultural y económico. Su padre, Psamético 1 (663-610 a. C.), había tenido el apoyo político y militar de Asiria contra los
etíopes, quienes habían dominado a los egipcios durante un siglo,
aproximadamente. Con la desintegración
del imperio asirio, Psamético I aseguró su independencia de Asiria y estableció
la dinastía 26.ª o saíta. Floreció entonces el comercio con Grecia y Fenicia, y
se acrecentó la prosperidad económica. Esta independencia y la nueva
prosperidad reavivaron en los egipcios el sentimiento de orgullo y poder
nacionales.
Cuando
Nínive cayó en el año 612 a. C., feneció el imperio asirio, lo cual dejó un
vacío político, pues dicho imperio había dominado el panorama político del
Cercano Oriente por más de dos siglos y medio. Los egipcios creyeron que esa
situación les daría la oportunidad de restablecer un imperio en el Asia
Occidental. Poco después de que Necao II sucediera a su padre en el año 610 a.
C., envió un ejército para que ayudara a los asirios, a quienes los babilonios
habían expulsado de Harán, capital que habían establecido después de la
destrucción de Nínive; pero con esta campaña no pudieron reconquistar la ciudad
de Harán. Parece que fue en esta ocasión (609 a. C.) cuando Necao, en camino a
Harán a través de Palestina, derrotó a las tropas de Judá y mató al rey Josías
en la batalla de Meguido (2 Rey. 23: 29-30; 2 Crón. 35: 20-27); y siguió al
norte para luchar contra los babilonios en Siria y fortificar su cuartel
general en Carquemis, a orillas del Eufrates (2 Crón. 35: 20). Tres meses más tarde, en Ribla (2 Rey. 23:
31, 33), destronó a Joacaz, el nuevo rey de Judá; lo apresó, y colocó en su
lugar a Joacim (2 Rey. 23: 34) que, al parecer, era menos nacionalista y estaba
más dispuesto a actuar como un rey vasallo.
Los
ejércitos de Necao fueron expulsados de Carquemis cuatro años más tarde.
Carquemis. Ciudad situada en la ribera occidental del Eufrates,
que dominaba uno de los vados más importantes de ese río. Como era un lugar apropiado para que los
ejércitos procedentes del oeste cruzaran el río e invadieran a Mesopotamia,
tenía gran importancia estratégica y comercial.
Nabucodonosor. Ver com. Dan. 1: 1. Nabopolasar (626-605 a. C.),
padre de Nabucodonosor, fue quien destruyó el imperio asirio con la ayuda de
los medos y los escitas. Como ya poseía la mitad oriental de la media luna de
las tierras fértiles era natural que deseara dominar también la parte
occidental. Se convirtió así en el principal opositor de Necao, quien estaba
procurando restablecer el dominio egipcio sobre Palestina y Siria.
Hasta
el año 1956 no se conocía ningún registro contemporáneo de Nabopolasar que se refiriera a los últimos años de este rey. Fue en el año mencionado que se descubrió una crónica (ver p. 783-784)
en que se relata cómo Nabucodonosor, el príncipe heredero, ganó la batalla
decisiva contra Egipto en el año 605 a. C., después de lo cual tuvo que
regresar inmediatamente a Babilonia por causa de la muerte de su padre. La
mencionada crónica nos da la versión babilónico de los acontecimientos que
corroboran históricamente varios relatos bíblicos: la muerte de Josías, la
batalla de Carquemis, y las invasiones en las cuales Daniel, Joaquín y Ezequiel
fueron llevados cautivos. Se presenta la captura de Joaquín (aunque no se lo
menciona por nombre), para la cual se da la fecha del día 2 del mes de Adar
(aproximadamente el 16 de marzo de 597 a. C.).
Año Cuarto De Joacim. Según el cap. 25:1 el cuarto año de Joacim fue el
primer año de Nabucodonosor, o sea 604 a. C.; por lo tanto, muchos han aceptado
esta fecha como la que corresponde a la batalla de Carquemis.
El
problema que surge es que la crónica ya mencionada (al igual que Beroso, ver
com. Dan. 1l) sitúa esta batalla antes
de que Nabucodonosor ascendiera al trono, en tanto que generalmente se
interpreta, que en este versículo jeremías afirma que la batalla de Caquemis se
riñó en el cuarto año de Joacim, o sea el primero de Nabucodonosor, por lo
menos algunos meses después de que este rey ascendiera al trono. Josefo
(Antigüedades x. 6. 1) interpreta que Jeremías ubica la batalla después de que
Nabucodonosor ascendió al trono.
Antes
de que se conociera la crónica babilónica, cuando aún no había fuentes
históricas para fechar los acontecimientos de Siria y Palestina de los años
609-604 a. C., se creía que poco después de la batalla de Meguido (ubicada
ahora en 609 A. C.), los babilonios habían tomado a Palestina y Siria, y que
Beroso hablaba de una rebelión contra ellos.
Algunos
han resuelto el problema haciendo equivaler "el cuarto año de Joacim"
con el año de la ascensión (anterior al primero) de Nabucodonosor.
Se ha
presentado además otra explicación. "El año cuarto de Joacim" puede lógicamente referirse no tanto
a la fecha de la batalla sino a la del mensaje que el profeta recibió como una
profecía "contra el ejército de Faraón Necao" (vers. 1). En este
caso, las dos declaraciones pueden ser una especie de paréntesis o alusión a la
bien conocida batalla librada el año anterior. El hebreo, que carece de signos
de puntuación, permite esta interpretación, lo cual dejaría sin fecha a la
batalla de Carquemis en el relato de Jeremías, con lo que desaparecería toda
dificultad.
3. Escudo. Heb. magen, un escudo pequeño, quizá de forma circular, que era empleado por las tropas de armamento liviano. Pavés. Heb. tsinnah, un escudo largo que protegía todo el cuerpo, usado por las tropas de armamento pesado.
4. Limpiad. O, "pulid".
5. ¿Por Qué? El profeta expresa su sorpresa ante la derrota de
los egipcios. Quizá vio personalmente la retirada de éstos en Carquemis, perseguidos
de cerca por los babilonios.
Dice Jehová. Heb. ne'um Yahweh. Esta expresión de la afirmación
divina aparece más de 160 veces en Jeremías.
6. Al Norte. Ver com. cap. 1: 14.
7. Río. Heb. ye'or, del egipcio 'iteru, "el río",
es decir, el Nilo (Gén. 41: 1-2; Exo. 1: 22; 2: 3; 7: 15, 17-21, 24-25). Egipto,
país donde prácticamente no llueve, dependía de las inundaciones anuales del
Nilo para su riego. Cuando el Nilo
crecía hasta su punto más elevado, en septiembre y octubre, llegaba el
acontecimiento culminante del año. Estas crecidas fueron cuidadosamente
registradas desde tiempos muy antiguos. El profeta emplea aquí la figura de la
inundación del Nilo para representar a los ejércitos egipcios que cubren a
Palestina y Siria (Jer. 46:8).
9. Los Etíopes. Heb. kush (ver com. Gén. 10:6). Los De Put. Quizá los habitantes de Punt, en la costa norte de África; "libios" (NC), (ver com. Gén. 10:6).
Los De Lud. Heb. ludim. No se sabe si los ludim mencionados aquí
eran los lidios de la parte occidental del Asia Menor, o una tribu africana
vecina de Egipto. La LXX dice ludói, "lidios", lo que parece apoyar
la primera idea. Además, en la inscripción de Asurbanipal, rey de Asiria, se
afirma que Psamético I, padre de Necao, tenía en su ejército tropas proporcionadas
por Giges, rey de Lidia. En apoyo de que era una tribu africana está el hecho
de que los de Lud eran descendientes de Mizraim, hijo de Cam, y por lo tanto
parientes de los egipcios. Por supuesto,
esto no impediría que antes hubieran emigrado del África al Asia Menor (ver
com. Gén. 10: 13). No debe confundirse a
"los de Lud" con los descendientes de Lud, hijo de Sem, que, según
parece, vivieron en el norte de Mesopotamia (Gén. 10: 22; 1 Crón. 1: 17; ver
com. Gén. 10: 22).
10. Jehová Dios De Los Ejércitos. Con referencia al significado de esta expresión, ver com. cap. 7:3. La Espada Devorará. En el hebreo se personifica a las espadas: tienen boca. El "filo" de la espada es su "boca" (Gén. 34: 26); la espada de "dos filos" es una espada de "dos bocas" (Prov. 5: 4). Algunas veces se hacían los mangos de las espadas en forma de cabeza de animal, de modo que la hoja parecía salir de su boca.
Sacrificio. Heb. zebaj, del verbo zabaj, "sacrificar", "matar". Aquí parece sobresalir la idea básica de "matanza". Tierra Del Norte. Ver com. cap. 1: 14.
11. Virgen. Expresión predilecta de Jeremías para referirse al
pueblo de Israel (Jer. 14: 17; 18: 13; 31: 4, 21; Lam. 1: 15; 2: 13). Aquí se aplica a Egipto.
Multiplicarás Las Medicinas. Puede traducirse en presente o en pasado: "En
vano multiplicas [o multiplicastes] las medicinas". Los egipcios
descollaban en la práctica de la medicina entre los pueblos del antiguo Cercano
Oriente. Se han encontrado dos importantes tratados médicos egipcios: el Papiro
Quirúrgico de Edwin Smith y el Papiro Médico de Ebers. Estos documentos
muestran que desde épocas muy remotas los egipcios estuvieron en muy alto nivel
en los aspectos prácticos de la medicina. Los médicos eran hábiles en el
tratamiento de las fracturas y comprendían el valor del pulso para determinar
la condición del paciente. Estuvieron a
punto de descubrir la circulación de la sangre. Heródoto (iii. 1, 129) afirma
que los emperadores persas Ciro y Darío tenían médicos egipcios. "s griegos
dependían tanto del conocimiento que los egipcios tenían de la medicina, que
identificaban a su dios de esta ciencia, Asclepios (llamado Esculapio por los
romanos), con el médico y sabio egipcio Imhotep, de la tercera dinastía. Parece
que el profeta quería dar a entender que a pesar de que Egipto era capaz de
producir los mejores médicos del mundo, en el día de su castigo sus heridas no
tendrían curación.
13. Palabra. Ver com. vers. 1. Este pasaje está en prosa. Los
vers. 3-12, 14-24 y 27-28, tienen forma poética. El vers. 13 introduce una
nueva sección del mensaje profético, una predicción de la invasión de Egipto
por las tuerzas de Nabucodonosor.
La Venida De Nabucodonosor. Como no hay ninguna confirmación histórica positiva,
muchos eruditos dudaban de que esta invasión babilónico en Egipto, predicha
también en Jer. 43:8-13; 44:30; Eze. 29:1-20, hubiera ocurrido en realidad.
Josefo afirma que en el año quinto después del saqueo de Jerusalén, que fue el
año 23.º del reinado de Nabucodonosor, Nabucodonosor. invadió a Egipto para
subyugarlo, y después de haber matado al rey que entonces reinaba y haber
designado a otro, de nuevo tomó cautivos a los judíos que estaban en el país y
los llevó a Babilonia" (Antigüedades x. 9. 7). El hecho de que Apries
(Hofra) fuera rey de Egipto desde 589 hasta 570 a. C., y por lo tanto pudiera
haber sido muerto por Nabucodonosor en su 23er año (582 a. C.), muestra que no
es posible tener plena confianza en esta declaración de Josefo. Además, no
existe ninguna evidencia contemporánea de que Egipto hubiera sufrido una
invasión en ese tiempo. Algunos historiadores interpretaban antes la
inscripción de un cierto Nasuhor, gobernador de Elefantina en tiempos del
faraón Apries, como una indicación de que Nabucodonosor ¡había invadido Egipto
y llegado hasta Asuán. Sin embargo, estudios más recientes indican que esa
inscripción fue interpretada erróneamente, y que más bien se refiere a una
revuelta de mercenarios griegos y asiáticos en el Alto Egipto.
Sin
embargo, hay un fragmento de una tablilla babilónico, fechada en el año 37 de
Nabucodonosor (568 a. C.) que se refiere a un conflicto entre Nabucodonosor y
Amasis de Egipto. Aunque es imposible determinar los detalles de esta invasión,
el hecho de que ocurrió no mucho después de que Amasis destronó a Apries, su
predecesor, parecería indicar que Nabucodonosor creyó que la guerra civil que
se reñía en Egipto le daba la oportunidad de conquistar ese país debilitado y
de añadirlo a su imperio. Este acontecimiento también podría explicar
correctamente el relato de Josefo (ver el párrafo anterior). La profecía de
Ezequiel (cap. 29: 17-20), acerca de una conquista babilónico, dada en el
"año veintisiete" (571 ó 570 a. C.) hace más probable una invasión
por esta época. La historia secular no dice nada en cuanto al 539 éxito de esta
invasión babilónico. Es posible que hubiera habido más de una campaña, pero
algunos piensan que la campaña referida es la que Jeremías describe aquí.
Algunos
han sugerido que jeremías pudo haber sido testigo ocular de los acontecimientos
descritos en el cap. 46:13-26. En tal caso, el profeta sería ya anciano. Esta invasión puede ubicarse en el año
568/567 a. C. jeremías había comenzado a profetizar casi 60 años antes, en el
año 627/626 a. C. (ver com. cap. 1:2).
14. Migdol. Ver com. cap. 44: 1. Menfis. Ver com. cap. 2: 16.
Tafnes. Ver com. cap. 2: 16. Es digno de notarse que todas
las ciudades que se mencionan aquí estaban en el Bajo Egipto, hecho que podría
indicar que la invasión babilónico no penetró por- el valle del Nilo hasta el
Alto Egipto.
15. Ha Sido Derribada. Si se cambian los puntos vocálicos, se lee: "Ha
huido Jep". Esto concordaría con la
LXX, que dice: "Ha huido Apis". "¿Por qué ha huido Apis?"
Apis, en egipcio, Jep, fue desde tiempos antiquísimos el dios-toro de
Menfis. Varias inscripciones de la época
de la dinastía 26.ª, cuando, Jeremías estuvo en Egipto, se refiere a Jep como
"instalado en la casa de Ptah", el principal dios de Menfis. Se creía
que Apis se encarnaba en una sucesión de toros sagrados, los cuales eran
guardados en Menfis en medio de gran lujo- para la adoración y la adivinación. Cuando
esos toros morían, eran momificados y sepultados con gran cuidado.
En
1850 el arqueólogo francés Mariette descubrió el Serapeo en Sakkara, un antiguo
cementerio de Menfis. El Serapeo tiene dos galerías subterráneas de unos 370 m
de longitud, a lo largo de las cuales están las cámaras funerarias donde están
los cuerpos momificados de más de 60 toros, sepultados entre los siglos XIV y
11 a. C. La segunda de estas galerías fue construida por Psamético 1,
contemporáneo de jeremías, lo que indica el excelso sitial del culto de Apis en
los tiempos de esta profecía.
La
probabilidad de que aquí se haga referencia a Apis se ve reforzada porque la
palabra hebrea 'abbir, traducida en la RVR como "fortaleza", además
de significar "valiente" o 'forzudo", también significa
"toro", y como tal se traduce en Sal. 22: 12; 50: 13; 68: 30; Isa.
34: 7. Así como en los días de Moisés se había revelado la verdad acerca de los
dioses egipcios (ver com. Exo. 8: 2; 10: 21), ahora al dramatizar la derrota de
los egipcios, Jeremías parece destacar la impotencia del gran dios toro.
16. Volvámonos. Evidentemente éstas son las palabras de los
mercenarios: griegos, de diversas tribus africanas, o del Asia Menor,
comúnmente contratados para los ejércitos egipcios de este período. Sin tener
una lealtad innata para Egipto, estaban listos a desertar en cuanto se veían
derrotados.
17. Allí Gritaron. Con una ligera modificación de las vocales, se puede
traducir como lo hace la BJ: "Llamad a Faraón, rey de Egipto: 'Ruido...'
"
Faraón. Un título real egipcio y no nombre propio del rey
(ver com. Gén. 12: 15). No es claro a cuál se refiere. La LXX lo identifica como Necao, pero eso es
interpretación y no traducción.
Dejó Pasar El Tiempo Señalado. La escasez de información histórica acerca de la guerra que Jeremías describe aquí (ver com. vers. 13) no permite saber si esta información se refiere a alguna dejadez de parte de Faraón, quien no luchó contra los babilonios cuando le habría convenido hacerlo.
Es posible que aquí se haga referencia a que la nación egipcia dejó pasar su día de oportunidad. A cada nación se permite que ocupe su lugar a fin de ver si ha de cumplir el propósito que Dios tiene para ella. Cuando una nación fracasa, su gloria desaparece (PR 392; com. Dan. 4: 17).
19. Menfis. Ver com. cap. 2:16.
20. Destrucción. Heb. qérets, palabra que aparece sólo aquí en el AT. Proviene de una raíz que significa "pellizcar", "dar un mordisco", lo que sugiere que qérets podría ser más bien un insecto molesto, un "tábano" (BJ) o mosquito" que pica a la becerra y la hace huir. "Un tábano del norte vino sobre ella" (B J). Norte. Ver com. cap. 1: 14.
21. Soldados Mercenarios. Durante este período los mercenarios desempeñaron un
papel importantísimo en el ejército egipcio (ver com. vers. 9, 16).
22. Como De Serpiente. El sonido del ejército egipcio en retirada no sería
como la marcha de tropas bien ordenadas, sino sería más bien un furtivo intento
de deslizarse silenciosamente ante los babilonios que vendrían contra ellos.
23. Bosques. Quizá aquí se use esta palabra en sentido
figurado para representar la multitud de los soldados del ejército egipcio, o
para representar la densidad de la población. Difícilmente podría entenderse en
sentido literal, pues no había bosques en Egipto.
24. Norte. Ver com. cap. 1: 14.
25. Jehová De Los Ejércitos. Ver com. cap. 7:3.
Amón Dios De Tebas. Amón era originalmente el dios local de Tebas, por
lo cual en egipcio esa ciudad llegó a conocerse como Niut'Imen, "ciudad de
Amón".
Cuando
comenzó el Reino Medio en Egipto (en torno de 2000 a. C.) y se estableció la
ciudad en Tebas, el dios local Amón rápidamente ascendió hasta convertirse en
dios supremo entre las deidades del panteón egipcio. Se le concedieron los atributos del dios sol
Ra', y los dos dioses se identificaron como uno, con el nombre de Amen-Ra'. El
empleo de nombres tales como Amenemhet -nombre de cuatro reyes del imperio
medio- y Amenhotep -nombre de otros cuatro reyes del nuevo Imperio- muestran la
importancia de Amen o Amón. Otros faraones, tales como Tutankamón (o
Tutankamen), también recibieron nombres compuestos con el nombre del dios. Durante
la 21.a dinastía (c. 1085-c. 950 a. C.), los sumos sacerdotes de Amón en
realidad reinaron como reyes de Egipto, y en tiempos de jeremías las
sacerdotisas de Amón eran princesas reales. Quizá la mayor prueba de la preeminencia de AmenRa' sea su templo en
Karnak, parte de la antigua Tebas, el cual, aunque está en ruinas, sigue siendo
uno de los mayores monumentos arquitectónicos de la antigüedad.
La
promesa del Señor de que castigaría a Amón y a Faraón simbolizaba la proximidad
de su ira que sería vertida sobre todos los sistemas religiosos y políticos de
Egipto.
26. Será Habitado. Este versículo revela el verdadero propósito de los
castigos que Dios enviaría sobre Egipto. Los castigos no serían enviados para
destruir por completo el país, sino para llevarlo al arrepentimiento por medio
de la humillación.
27. Tú... No Temas. El terrible cuadro de derrota para Egipto que se ha trazado en este capítulo termina con un mensaje de esperanza para Israel. Los castigos que Dios infligirá sobre los vecinos de Israel, así como los que debía sufrir el pueblo judío, tenían el propósito de hacer volver a los hijos de "Jacob" a su Dios. (4CBA) Ministerio Hno. Pio
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