Ezequiel 3:1-11. Continua el llamado del profeta y las advertencias para
que no se desanime…
Vers. (1-3)
Ezequiel se come el rollo. (4-11) Dios lo anima, le pondría su rostro como
pedernal. Para que sea fuerte y perseverante.
1 ME DIJO: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. 2 Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. 3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
4 Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. 5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel. 6 No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. 7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón.
8 He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. 9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde. 10 Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos. 11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar. (Ezequiel 3)
1. Come este rollo. Es posible que una leve vacilación de Ezequiel
demandara la repetición de la orden (cap. 2: 8). La lección que se deseaba
enseñar exigía ser ilustrada en forma dramática. El profeta no debía de escoger
su propio mensaje. Su comida debía ser hacer la voluntad de Aquel que lo había
enviado y proclamar su mensaje (Juan 4: 34). La inspiración es más que la
purificación y el estímulo de los poderes mentales en forma subjetiva. Se
imparten hechos objetivos, externos.
Los
que estudian la Palabra también deben aprender esta lección. Deben recibir la
Biblia como si les hubiera sido enviada a ellos, porque los hombres no crean la
verdad divina, sino que la descubren en la Biblia. El mensaje debe asimilarse
en forma personal, debe ser algo íntimo. Las verdades deben convertirse en
parte integrante de la vida y del carácter. Este es el medio por el cual los
hombres llegan a ser en todo sentido nuevas criaturas.
3. Dulce como miel. Cuán emocionante le resultó a Ezequiel comprender
que había sido llamado para ser colaborador de Dios, portavoz de Jehová para
reprender los pecados de su pueblo. Ser llamado a desempeñarse como profeta es
en verdad un excelso privilegio. Pero el peligro de la exaltación del yo
siempre se halla presente. Pablo temía eso (2 Cor. 12: 7). Compárese esto con
el caso de Elena de White (LS 71-72). La vivencia inicial de Ezequiel, la
sensación de dulzura, más tarde se convirtió en amargura cuando debió hacer
frente a las realidades de la tarea. Esto ocurre frecuentemente con los que son
llamados a un servicio especial. Cuán pronto la primera emoción pierde su
fuerza cuando uno tiene que enfrentarse con las severas realidades del deber
inflexible.
5. De lengua difícil. Se indica que, en lo externo, su tarea sería más
fácil que si hubiera sido enviado a los paganos cuyo idioma no comprendía y a
quienes su lengua sería extraña. En primer lugar, su misión era ir a "las
ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mat. 15: 24). No se trataba de que
las otras naciones estuvieran fuera del alcance de la salvación, sino que el
propósito de Dios era hacer de Israel el núcleo espiritual y la fuerza
evangelizadora. Por medio de su pueblo escogido Dios deseaba preservar entre
los hombres el conocimiento de su ley y extender su reino espiritual. Los
profetas reconocieron este propósito. Buena parte de las profecías de Ezequiel
fue dedicada a la enumeración de los castigos que caerían sobre las naciones
vecinas. En esencia, estas profecías eran exhortaciones a esos países, que les
revelaban su historia futura si rehusaban aceptar el plan de Dios (Jer. 18:
7-8). Ver las PP. 28-32.
6. Ellos te oyeran. Así como lo hicieron Naamán el sirio (Luc. 4: 27),
la mujer cananea (Mat. 15: 21-28) o el centurión romano (Mat. 8: 5-12). Las
maravillas que se realizaron en Corazín y Betsaida habrían sido más que suficientes
para la conversión de Tiro, Sidón y Nínive (Mat. 11: 21; 12: 41). Pero Israel
se había empedernido más que las naciones que lo rodeaban.
En todos los tiempos Dios ha tenido el propósito de salvar a tantos miembros de la familia humana como sea posible. "Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino y que viva" (Eze. 33: 11). Dios no quiere "que ninguno perezca" (2 Ped. 3: 9).
Las enérgicas condenaciones de los escritores proféticos deben entenderse
-tal como era su propósito- como pronóstico de calamidades nacionales, nunca
como pronunciamientos de eterna ruina para todos los individuos de la nación. No
importa cuán severa fuera la predicción de una ruina nacional, los individuos
que componían la nación tenían todavía la oportunidad de alcanzar la salvación
personal. Así fue como en tiempos de Elías quedaron 7.000 que no habían doblado
sus rodillas ante Baal (1 Rey. 19: 18).
7. A mí. Para que Ezequiel no se desanimara por el hecho de
que el pueblo se negaba a oír sus palabras, el Señor le recordó que ya se había
negado antes a escucharlo a él. "El siervo no es mayor que su señor"
(Juan 13: 16). El siervo no debe esperar un mejor trato que el que recibe su
Maestro. El que trabaja en favor de las almas siente agudamente el rechazo de
los hombres. Recuerde el chasco más acerbo que experimentó su Maestro, quien es
en realidad el que es rechazado en la persona de su siervo. Es verdad que el
siervo puede examinar los esfuerzos que ha hecho para ver si la misericordia
fue rechazada por 615 causa de alguna deficiencia en su presentación. Pero
muchos rechazaron al mismo Señor de gloria, y sus siervos ¿deberán sentir que
son superiores a su Maestro?
Toda la casa de Israel. Es decir, los israelitas en general. Había en ese
tiempo santos como Jeremías y Daniel, y sin duda muchos otros, que en forma
individual mantenían su integridad ante Dios.
8. Fuerte. La raíz de este adjetivo es la misma de la primera
parte del nombre de Ezequiel (ver p. 597), y es probable que se emplee esta
palabra en referencia con su nombre. Es posible que el profeta hubiera
protestado que era demasiado débil para hacer frente a la terquedad de
pecadores empedernidos. Aquí se le promete que, no importaba cuán duros fueran
los israelitas, el profeta sería hecho más duro que ellos y él prevalecería
contra ellos. Esta promesa no implica coacción alguna para lograr la aceptación
de ese mensaje. En el gobierno de Dios, la aceptación siempre es un acto
voluntario.
9. Diamante. Heb. shamir, "piedra de gran dureza".
Algunos piensan que se trata del "esmeril". La RVR traduce
"diamante" (cf. Jer. 17: 1) y así también la BJ; pero en esa época no
se conocía el diamante.
10. En tu corazón. Esta frase explica la simbólica acción de comer (vers. 1). En este versículo el proceso de la recepción aparece invertido: primero el corazón, después los oídos. Esto ilustra un tipo de transposición bastante común en el hebreo.
Todas mis palabras. El profeta no puede negarse a recibir y a declarar todo el consejo de Dios (vers. 11).
11. A los cautivos. Antes (vers. 4; cf. cap. 2: 3) se le había dicho a Ezequiel que su misión sería la de ir a la casa de Israel. Ahora se le da la misión más específica de ir a "los cautivos". Cuando Ezequiel fue llamado en el año 593/592 a. C. (ver com. cap. 1: 2), y por varios años más, los cautivos no formaban sino una pequeña parte de la nación judía. Después de la caída de Jerusalén en 586 a. C. los cautivos representaban la mayoría del pueblo.
El mensaje de Ezequiel estaba dirigido a los cautivos; el de
Jeremías al remanente de Judá, y el de Daniel a la corte de Babilonia, salvo
aquella parte de su libro que estuvo sellada hasta el tiempo del fin (Dan. 12:
4; CS 405). De modo que, aunque los tres fueron contemporáneos, sus esferas de
responsabilidad eran diferentes. 4CBA/Ministerio
Hno. Pio
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