Lucas 6:17-49. El Sermón Del Monte. (17-19) sana a los enfermos, (20-26) y, frente a la multitud, presenta a sus discípulos bienaventuranzas y maldiciones, (27-45) enseña cómo debemos amar a nuestros enemigos, (46-49) y cómo unir la obediencia -las buenas obras- con la recepción de la Palabra, para que en el día de la prueba final no caigamos como la casa edificada sobre la arena, sin fundamento.
17 Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; 18 y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. 19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.
20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas.
24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. 25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. 26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.
27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; 28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. 31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. 32 Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. 37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. 39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro. 41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
43 No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44 Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. 45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? 47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa. (Lucas 6).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
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17. Y descendió. [Sermón del Monte, Luc. 6:17-49 = Mat. 5:1 a 8:1. Comentario principal: Mateo.] Bajó del monte donde había pasado la noche en oración antes de elegir y ordenar a los doce (ver com. Mar. 3:13). Un lugar llano. Ver DTG 265; com. Mat. 5:1.
19. Procuraba tocarle. Ver com. Mar. 3:10.
Poder. Gr. dúnamis, "poder"
(ver com. cap. 1: 35). Las formas verbales "salía" y "sanaba",
que corresponden exactamente con el texto griego, indican que el
"poder" divino salía continuamente de Jesús. El poder divino
irradiaba de Jesús siempre que fuera necesario. "El mismo aire estaba como
electrizado de poder espiritual" (A. T. Robertson, Word Pictures in
the New Testament, t. 2, p. 86). Este mismo poder está hoy al
alcance de los representantes de Cristo.
20. Alzando los ojos. Ver com. Mat. 5:2.
Bienaventurados. Lucas registra cuatro de las ocho
bienaventuranzas dadas por Mateo. Para establecer la comparación de las dos
series de bienaventuranzas, ver com. Mat. 5:3. Lucas presenta con las cuatro
bienaventuranzas cuatro ayes (Luc. 6:24-26).
Vosotros los pobres. Lucas parece darle a las
bienaventuranzas una aplicación más literal o material que Mateo (ver com. Mat.
5:3). Esta interpretación literal se hace aún más evidente en los ayes que
registra (ver com. Luc. 6:24). Sin embargo, este relato breve y literal de las bienaventuranzas
debería leerse a la luz de la exposición más completa y detallada del Sermón
del Monte tal como lo registra Mateo. El agudo contraste entre la pobreza, el
hambre y la persecución que se sufren "ahora" y la bienaventuranza
futura (vers. 21, etc.), a primera vista podría parecer que le da un sesgo
materialista a las palabras de Cristo. Pero dentro del contexto de todo el
Sermón del Monte (ver com. Mat. 5:2), es claro que no es así. Cristo
sencillamente hace notar el contraste entre la situación actual de quienes
buscan el reino y su condición después de entrar en el reino.
22. Os aparten de sí. Posiblemente sea una referencia a
la exclusión de la sinagoga (Juan 9:22,34; 12:42; 16:2). En el Talmud se
describen con muchos detalles las razones por las cuales se excluía a una
persona de la sinagoga y la manera en que se llevaba a cabo esa excomunión
(Mo'ed Qatan 15a, 16a, 16b, 17a). Las proscripciones iban desde un mínimo de
treinta días hasta la excomunión permanente. El que había sido excomulgado
debía andar como si hubiera estado de duelo, y la demás gente no debía
acercarse a menos de cuatro codos (1,80 m) de él. Se trataba de un castigo
social y religioso. Si bien los documentos que describen estos castigos son
posteriores a la época de Jesús, es posible que reflejen costumbres conocidas
ya en el siglo I d. C.
Desechen vuestro nombre. Es decir, lo desprecien. Se
refiere a la circulación de informes falsos y maliciosos (1 Ped. 4:14).
Hijo del Hombre. Ver com. Mar. 2:10.
24. ¡Ay de vosotros! El contraste entre la bendición y
el ay parece haber sido característico de la literatura judía. Es probable que
se originara con las bendiciones y las maldiciones de Deuteronomio (cap. 27 y
28). Compárese también con los ayes pronunciados por Cristo sobre los escribas
y fariseos (Mat. 23).
Ricos. La poca importancia que Jesús le
daba a las cosas materiales de la vida (ver com. Mat. 5:3) le hacía perder el
afecto de la clase social que consideraba que la riqueza y el prestigio eran
los principales propósitos de la vida (Mat. 6:1-6; etc.), aunque el Salvador
procuraba presentar la salvación a todas las clases sociales, tanto ricos como
pobres. Fueron relativamente pocos los ricos que se hicieron amigos de Jesús,
entre éstos son notables excepciones Nicodemo y José de Arimatea. Jesús
procuraba persuadir a los hombres a que acumularan tesoros en el cielo y no en
la tierra (Mat. 6: 33-34; Luc. 12:13-33), para que su corazón pudiera estar más
estrechamente ligado al cielo. Las riquezas resultaron ser en demasiados casos,
para quienes las poseían, una barrera insuperable para entrar en el cielo (Mar.
10:23, 25; Luc. 18:24-25).
Tenéis. Gr. apéjÇ, "recibir",
"tener". Como lo ilustran los papiros, en un contexto como éste, este
término puede indicar la cancelación de una cuenta.
Consuelo. Gr. parákl'sis,
"consuelo". Aquí se refiere a la felicidad o al bienestar que se
tiene cuando las cosas andan bien (ver com. Mat. 5:4).
25. Saciados. Los que se han saciado de las
buenas cosas de esta vida (cf. cap. 16:19-31).
26. Hablen bien de vosotros. Esto es todo lo contrario de
"os vituperaren" (vers. 22). Aquí aparece otra de las paradojas que
pone de manifiesto la gran diferencia entre el cristianismo y el mundo, entre
sus ideales y los ideales del mundo. Los hombres suelen hablar bien de quienes
poseen riquezas o poder y pueden responder a las lisonjas en tal forma que
beneficien al lisonjero.
Así hacían sus padres. Compárese con el duro trato que
sus antepasados habían dado a los profetas del Señor (vers. 23).
27. Os digo. Ver com. Mat. 5:22.
Amad a vuestros enemigos. Ver com. Mat. 5:43-44.
28. Bendecid a los que os
maldicen. Ver com. Mat. 5:43.
Os calumnian. "Os maltratan" (BJ).
Ver com. Mat. 5:43-44.
29. Al que te hiera. Ver com. Mat. 5:39.
30. A cualquiera que te pida,
dale. Los cuatro verbos principales de este versículo están en tiempo presente,
que en el griego no se aplica a acciones que se hacen sólo una vez, sino a lo
que se hace en forma repetida o habitual. Por lo tanto, aquí se habla de
"dar" continuamente, idea que concuerda perfectamente con el tenor
del Sermón del Monte. La instrucción de dar "a cualquiera que te
pida" no quiere decir que el cristiano deba dar todo lo que se le pida
indiscriminadamente o sin tener en cuenta la necesidad. En armonía con la forma
verbal y la sustancia del Sermón del Monte, Cristo quiso decir que deberíamos
dar en forma habitual. El cristiano debe tener un propósito generoso que esté
listo a dar y feliz de hacerlo, según la necesidad que involucro el pedido y su
propia capacidad para hacer frente a esa necesidad (ver com. Mat. 5:42). El
cristiano responderá favorablemente, por lo general, a los pedidos de ayuda que
se le hagan. No dará de mala gana ni se negará a hacerlo, como lo hacen los de
duro corazón. Estará dispuesto a cooperar con otros y no a oponerse a ellos.
31. Como queréis. Ver com. Mat. 7:12.
32. Amáis a los que os aman. Ver com. Mat 5:43-47.
Pecadores. Para la mentalidad judía,
"pecador" era el que no conocía la ley, o la conocía pero no la
guardaba. Por lo tanto, todos los gentiles eran pecadores, y también los judíos
recaudadores de impuestos, las rameras, etc.
33. Hacéis bien. Ver com. Mat. 5:44-46.
34. Si prestáis. Mateo no registra este pasaje
acerca de los préstamos. El préstamo del cual se habla aquí es el de una
transacción comercial en la cual se da dinero a interés.
Recibir otro tanto. Es decir, recibir de vuelta el
capital y junto con él, por supuesto, el interés estipulado.
35. Amad, pues, a vuestros
enemigos. Ver com. Mat. 5:44-46.
No esperando. Gr. apelpízÇ, palabra que sólo
aparece aquí en el NT. En la literatura griega clásica siempre significa
"desesperarse", o "perder la esperanza". Sin embargo,
dentro de este contexto, parece que requiere una traducción similar a la de la
RVR y la BJ ("sin esperar nada"). La crítica textual se inclina (cf.
p. 147) por el texto "no desesperando de nada" o "no
desesperando de nadie". "Nada" aparece en más MSS que
"nadie".
El texto de la RVR y el de la BJ
parecen basarse más en la traducción de la Vulgata: "no esperando de ello
nada", más que en el griego mismo. Basándose en la Vulgata, la Iglesia
Católica prohibió durante siglos el préstamo de dinero a interés, y como
resultado los judíos se convirtieron en los grandes prestamistas y banqueros de
Europa. Con referencia a los principios bíblicos que rigen el préstamo de
dinero a interés, ver com. Exo. 22:25.
El contexto de Luc. 6: 30-35
indica claramente que Cristo no se refiere al interés en los préstamos, sino al
gran principio de que los cristianos deberían dar a otros (vers. 30), tratar a
otros en forma equitativa (vers. 31), hacer el bien a otros (vers. 31, 35), y
amar a otros (vers. 32), sin calcular previamente la probabilidad de recibir de
nuevo lo que se dio o aun más de lo que se dio. Los cristianos deben ayudar
hasta en casos aparentemente desesperados (en la literatura griega se emplea el
verbo apelpízÇ al referirse a un médico que desespera ante un caso sin
esperanza y sin solución). La ayuda debe basarse en la necesidad, no en la
perspectiva de obtener provecho invirtiendo en buenas obras. El cristiano nunca
debe cansarse de hacer el bien (Gál. 6:9), ni tampoco debería sentir que su
trabajo ha sido "en vano" (1 Cor. 15:58).
Vuestro galardón. Cristo destacó que habrá galardones
para el que viva rectamente, no primariamente como incentivos -aunque, bien
entendidos, son realmente incentivos-, sino para demostrar que aunque los
hombres no aprecien los elevados principios que impulsan a los ciudadanos del
reino celestial, con todo Dios conoce y aprecia. El finalmente acabará con el
reinado del pecado y restablecerá los asuntos de este mundo en armonía con los
mismos principios por los cuales sus "hijos" padecen injusticias en
este mundo actual. El más elevado motivo de un cristiano no es vivir la vida
mejor para ganar ciertos galardones, aunque éstos puedan tener su lugar
adecuado, sino vivir la vida mejor por el hecho de que es intrínsecamente una
vida mejor. El cristiano encuentra la satisfacción esencial al vivir en armonía
con los grandes y eternos principios del reino de los cielos.
Hijos. El parecido moral que tienen con
Dios prueba que son sus hijos. Lo son porque piensan, hablan y viven en armonía
con los principios divinos (ver com. Mat. 5:45).
Altísimo. Gr. hupsistós, "altísimo".
"Hijos del Altísimo" corresponde, según Lucas, con "hijos de
vuestro Padre que está en los cielos" (Mat. 5:45). El equivalente hebreo
de hupsistós es 'elyon (ver com. Gén. 14:18; Núm. 24:16).
Los ingratos. Cristo no se preocupa tanto
porque estas personas no aprecian las bondades que les manifiestan los
ciudadanos del reino de los cielos, sino por la actitud básica de los
desagradecidos. A pesar de todo, Dios es todavía bondadoso con ellos, y los
hijos de Dios en la tierra -los que se parecen a su Padre celestial en carácter
moral- harán lo mismo (ver com. Juan 8:44).
Malos. En griego un artículo sirve para
dos adjetivos, lo cual indica que los ingratos y malos son un solo grupo y no
dos. Las bondades que Dios extiende se basan en su propia bondad como dador, y
no en la bondad de los que reciben. Algunas veces ocurre que el favor que se le
extiende al más indigno y falto de aprecio despierta en él el deseo de escapar
de las cadenas del pecado y lo impulsa a permitir que Dios transforme su
carácter.
36. Misericordiosos. O "compasivos". El
grado de mérito que el prójimo pueda tener o dejar de tener, de ninguna manera
debe determinar la actitud y las acciones del cristiano para con él. La fuerza
motriz de esta clase de vida está en que el cristiano es hijo de Dios por medio
de Cristo, cuyo amor le "constriñe" o controla (2 Cor. 5:14).
37. No juzguéis. Ver com. Mat. 7:1-2
Perdonados. Ver com. Mat. 6:14-15.
38. Regazo. Gr. kólpos, "seno", "pecho", "regazo", o también el pliego del manto que se ajustaba con el cinto y se empleaba como bolsillo (Exo. 4:6; Sal. 79:12; Prov. 6:27; ver com. Sal. 65:6). Con la misma medida. Ver com. Mat. 7:2.
39. Les decía una parábola. Suele considerarse que aquí comienza la segunda parte del Sermón del Monte tal como lo registra Lucas. Dieciséis de las ilustraciones empleadas en este sermón, como lo registran Mateo y Lucas, pueden clasificarse como parábolas, aunque sólo la que se da aquí lleva esa designación.
LAS
PARÁBOLAS Y SU INTERPRETACIÓN. La palabra "parábola" deriva
del Gr. parabol': :uxtaposición", "comparación",
"ilustración", "parábola", "proverbio"; de un
verbo que significa "poner una cosa al lado de otra [para comparar]",
"situar al lado de". El
vocablo Gr. pa'rabol' y su equivalente hebreo (t. III, p. 957) tienen un
significado más amplio que la palabra "parábola"; sin embargo, las
parábolas que se presentan como tales en este Comentario son las que con
propiedad caven dentro de los límites más estrictos de la palabra parábola. De acuerdo con la definición expuesta, la
parábola es una narración cuyo principal propósito es enseñar una verdad; pero
literariamente hablando es una alegoría o sucesión de metáforas. Muchas de las parábolas de Cristo fueron tan
breves que pueden considerarse como metáforas o proverbios.
UNA PARÁBOLA ES EN LOS EVANGELIOS UNA NARRACIÓN "colocada
al lado de" cierta verdad espiritual con el fin de hacer una
"comparación". Las parábolas
de nuestro Señor se basaban, por lo general, en hechos comunes de la vida
diaria familiar de sus oyentes, y con frecuencia se trataba de hechos
específicos que acababan de ocurrir (ver DTG 462) o de algo que los oyentes
podían ver en ese momento (PVGM 16; cf. DMJ 34-35). La narración era simple y breve, y por lo general
su conclusión era tan obvia que no admitía confusiones (Mat. 21: 40-41); y se
colocaba paralelamente la verdad espiritual con el propósito de ilustrar a
ésta. La parábola se convertía así en un
puente por el cual los oyentes podían ser conducidos hacia la comprensión y
apreciación de esa verdad. La narración
comenzaba al nivel de los oyentes, y Jesús dirigía los pensamientos hacia donde
él quería valiéndose de un miedo agradable y familiar. Era una ventana a través de la cual el alma
podía contemplar perspectivas de una verdad celestial.
POR MEDIO DE PARÁBOLAS JESÚS (1) despertaba el
interés, la atención y las preguntas; (2) enseñaba verdades desagradables sin
despertar prejuicios; (3) eludía a los espías que lo perseguían
implacablemente; (4) creaba en la mente de sus oyentes impresiones duraderas
que se renovarían e intensificarían cuando vieran nuevamente las escenas
presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5) convertía la naturaleza en
un instrumento para conocer a Dios. Las
parábolas revelaban la verdad a los que querían recibirla, y, a veces, la
ocultaba a otros.
AL ESTUDIAR LAS PARÁBOLAS DE JESÚS ES IMPORTANTÍSIMO SEGUIR PRINCIPIOS CORRECTOS DE INTERPRETACIÓN. Esos Principios Pueden Resumirse Brevemente Así: 1. Una parábola es un espejo por el cual se puede ver la verdad; pero no es la verdad misma.
2. El contexto en que se presenta una
parábola -lugar, circunstancias, personas a las que se dirigió la parábola y el
problema que se trataba- debe tomarse en cuenta y convertirse en la clave para
su interpretación.
3. La introducción y conclusión de
Cristo a la parábola aclaran generalmente su propósito fundamental.
4. Cada parábola ilustra un aspecto
básico de una verdad espiritual (ver la lista de los principios que ilustran
las diversas parábolas de nuestro Señor, pp. 195-197). Los detalles de una parábola sólo son
significativos cuando contribuyen a aclarar ese punto especial de verdad.
5. Antes de que se pueda entender el
significado espiritual de la parábola, es necesario tener una clara perspectiva
de la situación descrita en la parábola: costumbres orientales y modalidades de
pensamiento y expresión. Las parábolas
son cuadros verbales vívidos que deben verse para que puedan ser entendidos.
6. Es un hecho fundamental que una
parábola tiene el propósito de ilustrar la verdad, y generalmente una verdad
particular; por lo tanto, no se debe basar ninguna doctrina en los detalles
incidentales de una parábola.
7. La parábola se debe interpretar, sea
en conjunto o sea en parte, teniendo en cuenta la verdad que tiene el propósito
de enseñar, tal como se presenta en lenguaje literal en el contexto inmediato y
en otras partes de las Escrituras.
La siguiente lista de parábolas se ha
preparado teniendo en cuenta la definición presentada en la p. 193. Están agrupadas por temas, de acuerdo con la
verdad principal que Cristo quiso ilustrar con cada una de ellas. La referencia bíblica principal de
cada parábola señala dónde aparece la mayor explicación de la parábola en este
Comentario. Las referencias paralelas
que se dan en "Principios ilustrados" indican otra u otras parábolas
que enseñan la misma verdad o verdades relacionadas con dicha parábola; y las
referencias que aparecen al final de cada grupo de parábolas indican otra u otras
parábolas que contienen lecciones secundarias apropiadas para el grupo
respectivo. El "Número en la
Armonía" (pp. 186-191), dirige a otras fuentes de información relacionadas
con las parábolas. La columna
"Principios ilustrados" proporciona, además, un breve análisis de la
enseñanza o enseñanzas básicas de cada parábola. En las pp. 206-211 se presenta el orden
cronológico de las parábolas.
¿Puede un ciego guiar? La forma de la pregunta en griego
indica que se espera una respuesta negativa.
El ciego no puede ser guía de otro ciego.
¿No caerán ambos? La forma de la pregunta griega
indica que se espera una respuesta positiva. Ocurrirá, sin duda, alguna
desventura.
40. El discípulo. Es decir, el alumno no es
superior al maestro. Esto es similar al dicho que afirma que una corriente de
agua no se eleva por encima del nivel de la fuente. Un proverbio chino dice que
el estudiante no puede aventajar a su maestro. El contexto del vers. 39 sugiere
que el maestro corresponde con el ciego que quiere guiar o enseñar a otro
ciego, y el discípulo corresponde con el que es guiado. La moraleja es
sencilla: quienes pretenden enseñar a otros, deben tener una clara percepción
de los temas que se proponen enseñar. Si no lo hacen, alcanzarán, en el mejor
de los casos, sólo un bajísimo nivel.
Esta parábola ilustra la misma
lección presentada en la metáfora de los vers. 41-42: una persona que trata de
sacar la paja o astilla del ojo de su hermano, cuando tiene una viga en su
propio ojo. Es necesario ver con claridad antes de que se pueda ayudar a otros.
Perfeccionado. Gr. katartízÇ,
"preparar", "educar", "completar",
"perfeccionar". La BJ traduce: "El que esté bien formado".
El verbo griego también se emplea como un término médico para describir la
acción de reducir un hueso roto.
Será como su maestro. Es decir, no será mejor que su
maestro (cf. vers. 39).
41. Paja. Ver com. Mat. 7:3.
Echas de ver. Del verbo griego katanoéÇ,
"fijar la mente en", o sea "considerar con atención",
"observar", "comprender".
42. Déjame sacar. Ver com. Mat. 7:4. El que tiene la viga en el ojo habla con estudiada cortesía al que tiene la paja en el ojo, como si ofreciera hacerle un favor. Pretende ser "hermano" de esa persona, pero en realidad es un "hipócrita". Hipócrita. Ver com. Mat. 7:5.
44. Se conoce. Ver com. Mat. 7:16.
45. El hombre bueno. Ver com. Mat. 7:12,16.
46. Señor, Señor. Ver com. Mat. 7:21-22.
47. Todo aquel que viene a mí. Es decir, todo el que quisiera
ser discípulo de Jesús, así como los doce que habían sido escogidos ese mismo
día, y en ese momento estaban sentados junto a Cristo (ver com. Mat. 5:1).
48. Al edificar una casa. Ver com. Mat. 7:24-25.
No la pudo mover. Es decir, no fue suficientemente
fuerte como para sacudirla o moverla.
Fundada sobre la roca. La evidencia textual (cf. p. 147)
favorece el texto "bien edificada" (BJ).
49. Oyó y no hizo. Ver com. Mat. 7:26.
Cayó. Mejor "se desplomó"
(BJ). Ver com. Mat. 7:27. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
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EL SERMÓN DEL MONTE (01) “INTRODUCCIÓN
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SERMÓN DEL MONTE (02) “LAS BIENAVENTURANZAS”
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Ministerio Hno.
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