Marcos 6. La Tercera Gira Misionera. Vers.
(1-6) Cristo es menospreciado por sus coterráneos. (7-13) Da poder a los doce
sobre los espíritus. (14-26) Diversas opiniones en cuanto a Cristo. (27-28)
Juan el Bautista es decapitado (29) y enterrado. (30-33) Los apóstoles regresan
de la predicación. (34-47 El milagro con los cinco panes y los dos peces. (48-52)
Cristo camina sobre el mar, (53-56) y sana a todos cuantos tocan su manto.
1 SALIO Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. 2 Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? 3 ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. 4 Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. 5 Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. 6 Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.
7 Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. 8 Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, 9 sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. 10 Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. 11 Y si en algún lugar no os recibieron ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. 12 Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. 13 Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.
14 Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de 598 los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. 15 Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas. 16 Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos. 17 Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. 18 Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.
19 Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; 20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. 21 Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, 22 entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y yo te lo daré. 23 Y le juro: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino. 24 Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. 25 Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
26 Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. 27 Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. 28 El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. 29 Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.
30 Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. 31 Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. 32 Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. 33 Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él.
34 Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. 35 Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. 36 Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer.
37 Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Qué vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? 38 Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces. 39 Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde.40 Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.
41 Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos. 42 Y comieron todos, y se saciaron. 43 Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces. 44 Y los que comieron eran cinco mil hombres.
45 En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar; 47 y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.
48 Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. 49 Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; 50 porque todos le veían, y se turbaron. pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! 51 Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. 52 Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones. 53 Terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret, y arribaron a la orilla.
54 Y saliendo ellos de la barca, en seguida la gente le conoció. 55 Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes, enfermos en lechos, a donde oían que estaba. 56 Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos. (Marcos 6).
1. Salió. [Segundo rechazo en Nazaret, Mar. 6:1-6 = Mat. 13:54-58. Comentario
principal: Marcos] Según el relato de Mateo,
la segunda vez que Jesús fue rechazado por la gente de Nazaret ocurrió después
del sermón junto al mar, aunque no se dice cuánto tiempo después (ver Mat. 13:53-54;
cf. DTG 208). Mateo vincula estrechamente el segundo rechazo en Nazaret con la
muerte de Juan el Bautista (cap. 13:53 a 14:12).
Marcos
lo presenta en relación con los sucesos del tercer viaje por Galilea y con la
muerte de Juan el Bautista (Mar. 6: 1-30; cf. DTG 326). La muerte del Bautista
debe haber ocurrido poco antes o poco después del comienzo del viaje, pues fue
la obra de los doce durante el tercer viaje por Galilea lo que indujo a Herodes
a pensar que Juan el Bautista había resucitado (ver com. vers. 14). Por ende,
es probable que esta visita final a Nazaret (ver DTG 208) ocurriera a fines del
30 y comienzos del 31 d. C.
Su tierra. En cuanto al tiempo probable de la primera visita de Jesús a Nazaret
durante el período de su ministerio en Galilea, ver la Nota Adicional de Luc.
4.
Es
evidente que la única forma en que puede armonizar el relato evangélico es
sobre la base de dos visitas.
Ni
Mateo ni Marcos mencionan a Nazaret por nombre en relación con la segunda
visita, pero no puede haber duda de que, legítimamente, se hace referencia aquí
a Nazaret como la "tierra" de Jesús en virtud de que se había criado
allí (Luc. 4:16; cf. cap. 2:51), que vivía allí cuando emprendió su obra (Mar.
1:9) y que allí estaba el hogar de sus padres (Luc. 2:1-5). Después de salir de
Nazaret para emprender su ministerio, Jesús no volvió allí de visita hasta que
comenzó su ministerio en Galilea. El tiempo que pasó debe haber sido de unos 18
meses (ver com. Luc. 4:16), quizá desde septiembre del año 27 d. C. hasta marzo
o abril del año 29 d. C. (ver com. Mat. 4:12). En su conjunto, el ministerio en
Galilea abarcó desde marzo o abril del 29 d. C. hasta la misma época del 30 d.
C. De modo que fue hacia el fin de este período cuando se efectuó la segunda y
última visita a Nazaret (cf. DTG 208).
2. El día de reposo. Como en la visita previa (Luc. 4:16).
En la sinagoga. Como en la ocasión anterior (ver com. Luc. 4:16). En las pp. 57-59 se
describe la sinagoga judía y sus servicios.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/04/los-judios-del-primer-siglo-de-la-era.html
Se admiraban. Es obvio que parecía increíble a la gente de Nazaret que Aquel que había
vivido entre ellos pudiera ser el Hijo de Dios.
Este. Expresión
que con frecuencia es despectiva.
¿Qué sabiduría es ésta? Ver com. Isa. 11:2-3; 50:4. Ni los dirigentes judíos ni el común de la
gente de Nazaret parecen haber pensado en negar la inteligencia, comprensión y
sabiduría infinitamente superiores de Jesús. Era algo demasiado evidente. En
realidad, era eso lo que turbaba a la gente.
Estos milagros. Ver p. 198.
LA NATURALEZA Y
EL PROPÓSITO DE LOS MILAGROS. Los
escritores de los Evangelios se refieren a los milagros de nuestro Señor en
varios términos. Los más comunes son dúnamis, "poder", y s'meíon,
"señal". El primero se usa cuando se desea caracterizar el milagro
como una manifestación del poder divino; el segundo, como una confirmación
visible de la autoridad divina de Jesús.
Cuando el escritor desea destacar la reacción de la gente, usa téras, "maravilla",
thaumásion, "cosa admirable", éndoxon, "cosa gloriosa", o
parádoxon, "cosa extraña".
Téras era la palabra común para una "maravilla" hecha por un
mago, y por eso los escritores del Nuevo Testamento siempre la acompañan con
una de las palabras que indican un milagro genuino como un acto de Dios. Jesús
comúnmente hablaba de sus milagros como érga, "obras".
He aquí dos definiciones de milagro: "Acto del
poder divino, superior al orden natural y a las fuerzas humanas. Cualquier suceso o cosa rara, extraordinaria
y maravillosa" (Diccionario de la Real Academia). "En sentido
estricto, intervención extraordinaria de la Providencia en el orden natural de
las cosas, y puede definirse: suceso ocurrido fuera del orden y de las leyes
naturales (supra, contra o praeter naturam) cuya causa excede el poder de toda
naturaleza creada" (Martín Alonso, Enciclopedia del idioma).
La palabra milagro deriva del latín miraculum: "un
objeto de admiración", "cosa maravillosa", "cosa
extraña", "cosa admirable", "algo asombroso"; de
mirari: "maravillarse".
Por lo tanto, nuestra palabra "milagro"
designa específicamente cualquier suceso que resulta inexplicable debido a las
limitaciones del conocimiento humano y a nuestra comprensión. No hay milagros
para Dios, pues su conocimiento y su comprensión son infinitos. La apariencia
milagrosa de ciertos fenómenos naturales no radica tanto en los hechos mismos
como en el efecto que producen en la mente de los seres limitados que los
contemplan. El suceso es objetivo, pero
su apariencia milagrosa es subjetiva.
A medida que aumentan el conocimiento y la comprensión
de los hombres, algunos sucesos que antes parecían milagrosos pueden dejar de
serlo. Por ejemplo, cuando se inventó la imprenta, se la consideró como algo
milagroso y se la atribuyó al diablo. Los hombres de ese tiempo y con esos
conceptos, ¿qué habrían pensado de la televisión? Sin embargo, los milagros de nuestro Señor
significaron la acción de un poder completamente desconocido para el hombre y
produjeron resultados que aún hoy día no se pueden explicar dependiendo del
conocimiento humano.
A pesar de todo, lo que parece ser una violación de una
ley de la naturaleza, tal como la comprendemos, podría ser sencillamente la
acción de una ley de naturaleza superior y desconocida que modifica o
contrarresta una ley inferior y conocida. Por ejemplo, la gravedad atrae todas
las cosas hacia la tierra; pero una ley superior de la naturaleza contrarresta
la ley de la gravedad cuando un ser viviente levanta esas mismas cosas, cuando
el sol eleva hacia la atmósfera toneladas de agua para formar las nubes, o
cuando la acción de la capilaridad hace subir la savia desde las raíces de un
abeto gigantesco (como las sequoais de California) hasta sus ramas más altas. O
cuando una ley puede ser modificada por otra, como en el caso de las fuerzas
centrífuga y centrípeta, que se equilibran para mantener un planeta en su
órbita. Las fuerzas de la naturaleza actúan de acuerdo con la expresa voluntad
de Dios, y por esto es difícil pensar o demostrar que los milagros sean una
violación de la ley natural. Sería más correcto considerarlos como variaciones
de la acción de una ley natural tal como la conocen y entienden los hombres.
Dios nunca procede en contra de sí mismo. 199
Un milagro de curación no es mayor que el milagro de una
vida transformada. En realidad, una vida tal es el mayor de todos los milagros.
Y Dios sencillamente actúa en cada uno de ellos en forma que no podemos
comprender plenamente, para nuestro bien en esta vida y en la venidera. Hay una
ley espiritual que determina que "la paga del pecado es muerte"; pero
hay otra ley superior que enseña que "la dádiva de Dios es vida
eterna" (Rom. 6: 23; 7: 21 a 8: 4). Ver DTG 373-374.
Para poder comprender el propósito por el cual se
produjeron los milagros de Jesús y las condiciones bajo las cuales pudieron ser
hechos, es necesario verlos en su verdadera perspectiva, tal como se relacionan
con el ministerio de Jesús en la tierra.
¿POR QUE JESÚS HIZO MILAGROS? Cada milagro de nuestro Señor tuvo un propósito
definido. Nunca ejerció su poder divino para satisfacer la curiosidad ociosa o
para demostrar que tenía la facultad de proceder así (DTG 678), o para
beneficiarse a sí mismo (DTG 677). "Sus obras admirables fueron todas
hechas para beneficio de otros" (DTG
95; cf. 373), y contribuyeron material y espiritualmente al bienestar de
ellos. De esa manera procuraba que los hombres estuvieran seguros del amor, la
simpatía y la protección de su Padre celestial.
La evidencia de la obra de Cristo en favor de los hombres, demostrada en
formas extraordinarias los guiaría a una mejor comprensión y a un aprecio más
profundo de la forma en que él suple las necesidades de ellos día tras día en
los sucesos más comunes de la vida (DTG
334-335; ver también p. 117).
Los milagros de nuestro Señor también ilustraban
verdades espirituales. El paralítico de
Capernaúm primero fue curado de su parálisis espiritual (Mat. 2: 9-11). El ciego de Siloé disfrutó de la restauración
de su vista natural y de la espiritual (Juan 9:5-7, 35-38). El pan que se dio a los 5.000 tenía el
propósito de conducirlos al Pan de vida que descendió del cielo (Juan 6:
26-35). La resurrección de Lázaro
demostró el poder de Cristo para impartir vida a todos los que creen en él
(Juan 11: 23-26; cf. 5: 26-29) y su poder para infundir nueva vida en los que
están espiritualmente muertos.
"Cada milagro era de un carácter destinado a conducir a la gente al
árbol de la vida, cuyas hojas son para la sanidad de las naciones" (DTG
334).
Los milagros de nuestro Señor testificaban, por sobre
todo, de su misión divina como el Salvador de la humanidad y daban validez a la
verdad de su mensaje. Jesús se refirió una y otra vez a sus obras asombrosas
como una evidencia de su autoridad divina y de su mesianismo (Mat. 11: 20-23;
Juan 5: 36; 10: 25, 32, 37-38; 14: 10-11); y por eso los de sincero corazón
reconocían la divinidad que obraba en Cristo y mediante él (Mat. 13: 54; Luc.
9: 43; 19: 37; 24: 19; Juan 3: 2; 6: 14; 9: 16, 33).
Los milagros de Cristo no sólo contribuyeron en una
forma general para la comprensión de esos propósitos, sino que cada uno -por lo
menos los registrados en los Evangelios- parece haber sido significativo en sí
mismo y por sí mismo (ver com. Luc.
2:49). Por eso, un estudio de los milagros
de nuestro Señor debiera incluir una investigación de sus resultados, y, por lo
tanto, del propósito que los produjo y qué indujo a los evangelistas a
registrarlos (ver la columna "Propósito Y [o] resultado(s)", pp.
200-203).
¿En qué circunstancias hizo Jesús milagros? "Cristo no realizó nunca un milagro que
no fuese para suplir una necesidad verdadera" (DTG 334). Dios no recibe
honra cuando se acude a él para que haga lo que los hombres pueden hacer por sí
mismos. El propósito final de un milagro sólo se puede comprender cuando los
hombres reconocen que sus necesidades superan a su sabiduría. No hay duda de
que primero debe haber un profundo sentido de necesidad. Luego debe creerse que Dios puede
proporcionar la ayuda que se necesita tan desesperadamente y que él la
proporcionará, También debe existir un ferviente deseo y un intenso anhelo de
que Dios 200 supla esa necesidad. Debe
haber una disposición del corazón y de la mente de avanzar por fe, en armonía
con todo lo que Dios pueda pedir. Finalmente tiene que sentirse la disposición de
ordenar la vida desde ese momento en armonía con los principios del reino de
los cielos y de dar testimonio del amor de Dios y de su poder.
La
gente de Nazaret no podía negar los grandes milagros que hacía Jesús así como
tampoco podía negar su sabiduría. Ya fuera que enseñara u obrara milagros,
estaban obligados a admitir que "bien lo ha hecho todo" (cap. 7:37).
3. El carpintero. Si bien la evidencia textual tiende a confirmar el texto tal como se lee en la RVR, varios MSS dicen, al igual que Mat. 13:55, "el hijo del carpintero". Aunque como una expresión idiomática en hebreo y arameo, las palabras "el hijo del carpintero" podrían ser tan sólo una circunlocución equivalente a "carpintero", en ese pasaje puede aludirse a que la gente pensaba que Jesús era hijo de José. En todo caso, José había sido de oficio carpintero y, antes de que emprendiera su ministerio, Jesús también se ocupó de ese oficio (cf. DTG 84). Este es uno de los pocos vistazos que tenemos en el NT de la vida. 600 de Cristo entre su visita al templo cuando era niño y su bautismo (ver com. Luc. 2:51-52).
Hijo de María. El hecho de que aquí se haga referencia a Jesús como "hijo de
María" y no "hijo de José", sugiere que José había muerto (cf.
DTG 84). Acerca de José como el "padre" de Jesús, ver com. Mat. 1:21;
Luc. 2:33.
Hermano de Jacobo. Acerca de los hermanos de Jesús, ver com. Mat. 1:18, 25; 12:46. Muchos han
confundido a este Jacobo con Jacobo el hijo de Alfeo, generalmente debido a los
confusos escritos de los padres de la iglesia o a las propias conclusiones de
los comentadores, basadas en Gál. 1:19 y 2:9. La única mención segura de este
Jacobo después de la conversión de los hermanos de Jesús (ver Hech. 1:14; cf.
Juan 7:5) está en Gál. 1:19, y quizá también en Jud. 1. Jacobo "el hermano
del Señor" no debiera ser confundido con Jacobo el hijo de Alfeo (ver com.
Mar. 3:18).
Judas. Posiblemente
el autor de la Epístola de Judas, porque es identificado como el
"hermano" de Jacobo, el único personaje del NT de nombre Judas del
cual una identificación tal es segura (ver Jud. 1; com. Mar. 3:18).
Sus hermanas. El plural indica que, a lo menos, eran dos, y sugiere la posibilidad de que
fueran más.
Se escandalizaban. Del verbo griego skandalízÇ Aquí equivale a sábado (N. de la RVR) Aquí
equivale a sábado (N. de la RVR)., "tropezaban" (ver com. Mat. 5:29).
4. Profeta. Ver com. Gén. 20:7; Deut. 18:15.
Sin honra. La declaración de Cristo parece haber sido un bien conocido proverbio. Si
los propios hermanos de Jesús no creían que él era el Mesías (Juan 7:5), ¿cómo
podría esperarse que creyeran sus vecinos?
Su propia tierra. La gente de Nazaret conocía a Jesús (ver com. Luc. 2:52). Toda su relación
diaria con ellos testificaba de la perfección del carácter de Jesús, y eso los
había resentido porque la comparación les resultaba desventajosa. No veían nada
en el carácter ejemplar de Jesús que los atrajera en especial, nada que
apreciaran o consideraran de valor para alcanzar los propósitos para los cuales
ellos vivían.
Sus parientes. Aun un año después, sus hermanos no habían llegado a creer en él (ver com.
Juan 7:5), aunque se convirtieron después de su muerte y resurrección (ver com.
Hechos 1:14).
5. Ningún milagro. Jesús no fue impedido porque le faltara poder, sino por la falta de fe de
la gente (Mat. 13:58).
Unos pocos enfermos. Sin duda, sanados de enfermedades leves. Pero no hubo milagros notables
tales como los que Jesús había realizado en otras partes.
6. Estaba asombrado. Unos pocos meses antes de esto, Jesús se había maravillado de la fe del
centurión (Mat. 8:10).
Recorría. Quizá mientras los doce estaban recorriendo los pueblos y las aldeas de
Galilea. Marcos registra las actividades evangélicas personales de Jesús antes
de mencionar las de los doce (vers. 7), al paso que Mateo sigue el orden
inverso (Mat. 11:1).
7. Llamó a los doce. [Tercer viaje por Galilea, Mar. 6:7-13 = Mal. 9:36 a 11:1 = Luc. 9:1-6.
Comentario principal: Mateo.] En lo que atañe al llamamiento original y elección
de los doce, ver com. cap. 3:13-19.
De dos en dos. Ver com. cap. 3:14.
Autoridad. Ver com. Mar. 2:10; Luc. 1:35.
8. Cinto. "Faja" (BJ). Ver com. Mat. 10:9.
9. Túnicas. Quizá "camisas" (ver com. Mat. 10:10).
11. De cierto. Ver com. Mat. 5:18. La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión
del resto del vers. 11.
12. Los hombres se arrepintiesen. El mismo mensaje habían predicado tanto Juan (Mat.
3:2) como Jesús (Mar. 1:15). Los doce debían ofrecer curación tanto del alma
como del cuerpo.
13. Ungían con aceite. Era común que se usara aceite de oliva como medicina en la Palestina antigua
(cf. Luc. 10:34), el cual se empleaba tanto interna como externamente. El uso
literal de aceite como medicina puede haber sido la base para su uso simbólico
aquí y después en la iglesia cristiana. El ungimiento con aceite como un acto
de fe sólo se menciona aquí y en Sant. 5: 14.
14. Oyó... la fama [Martirio de Juan el Bautista, Mar. 6: 14-29 = Mat. 14: 1-2, 6-12 = Luc. 9:
7-9. Comentario principal: Marcos. Ver diagrama p. 221.] Es indudable que las
amplias actividades de los doce durante el curso del tercer viaje por Galilea,
fueron suficientes para que muchos prestaran atención a Jesús y a su obra, y
para que se despertara el temor de Herodes de que Jesús fuera Juan, resucitado
de los muertos. No cabe duda de que los informes que llegaban de todas partes a
Herodes, revelaban una rápida divulgación del Evangelio. Si bien es cierto que
en lo pasado puede haber parecido a las autoridades que Jesús no era más que un
predicador 601 itinerante y aislado, acompañado por un diminuto grupo de
seguidores, ahora resultaba evidente que representaba a un movimiento mucho
mayor. Herodes no podía menos que desear escucharlo.
El rey Herodes. Mateo menciona a Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande y gobernante de
Galilea y Perea, impuesto por la autoridad de Roma (ver com. Mat. 2:22; Luc.
3:1). Tanto Mateo (cap. 14:1) como Lucas se refieren a Herodes Antipas por su
título oficial de "tetrarca" (ver com. Luc. 3: 1). Sólo era
"rey" por haber sido nombrado por Roma, y ese título se le permitía
únicamente como una cortesía. Gobernó
sobre su territorio desde la muerte de su padre, Herodes el Grande, en el año 4
a. C., hasta 39 d. C. Su madre era Maltace, mujer samaritana que también era
madre de Arquelao (ver com. Mat. 2:22). Es posible que el rey Herodes residiera
oficialmente en Tiberias, ciudad que construyó en la orilla sudoeste del mar de
Galilea, y a la que dio el nombre en homenaje al César que entonces gobernaba,
Tiberio. Ver p. 65; diagramas pp. 40, 224.
Juan el Bautista ha resucitado. La superstición, junto con una conciencia culpable,
parece que llevaron a Herodes a esa conclusión.
Poderes. Ver
com. Vers. 2. Sobre Milagros. Juan no había efectuado milagros (Juan 10:41).
15. Otros decían. Ver Mar. 8:27-28; Luc. 9:19.
Elías. Acerca
de las profecías del AT referentes al regreso de Elías, ver com. Isa. 40:3,5;
Mal. 3:1; 4:5-6.
Un profeta. Según los rumores, se creía que Jesús era uno de los antiguos profetas que
había resucitado, o era semejante a uno de ellos. A pesar de que Juan no
realizó milagros (Juan 10:41), aun los dirigentes de Jerusalén, por no decir
nada del pueblo en general (Mat. 14:5; 21:26), habían acariciado la idea de que
podría ser profeta (ver com. Juan 1:19-27).
16. Es Juan. Ver com. vers. 14.
17. Le había encadenado en la cárcel. Ver com. Luc. 3: 19-20. Quizá Juan estuvo preso en la fortaleza de Machaeros.
(ver com. Luc. 3:20) desde antes de la pascua de 29
d. C. (ver Nota Adicional de Luc. 4) hasta el invierno siguiente, un poco menos
de un año.
De Herodías. Ver com. Luc. 3:19. Originalmente casada con Felipe (ver el párrafo
siguiente), se divorció de él, prefiriendo a Herodes Antipas. Por su parte,
Herodes se había divorciado de la hija de Aretas, rey de Arabia. Por ende, los
cónyuges legítimos de Herodes y Herodías vivían. Por haberse divorciado Herodes de su esposa
anterior, Aretas -padre de ella- hizo guerra contra Herodes y lo derrotó. Esa derrota fue considerada por los judíos
como un castigo divino para Herodes, debido a su injustificable unión con
Herodías (Josefo, Antigüedades xviii. 5. 1. 2).
Mujer de Felipe su hermano. No Felipe el tetrarca (ver com. Luc. 3:1, 19), sino
otro hijo de Herodes el Grande, tenido con Mariamna II. Herodes Antipas era
hijo de Herodes el Grande y de Maltace, y por lo tanto, medio hermano de este
Felipe. Herodías era nieta de Herodes el Grande, habiendo nacido de Mariamna I,
otra esposa de Herodes el Grande. Anteriormente, Herodías se había casado con
Felipe, medio hermano de su padre, y después llegó a ser cónyuge de Antipas,
también medio tío de ella. Ver diagrama p. 40.
18. Juan decía. Sin duda, Herodes personalmente había escuchado la predicación de Juan, y
por un tiempo parecía que cedería ante la invitación al arrepentimiento (vers.
20; DTG185).
No te es lícito. La ley de Moisés prohibía estrictamente una unión tal como la de Herodes y
Herodías (Lev. 18:16; 20:21), y, según Josefo, los Judíos condenaban
completamente este concubinato (Antigüedades xviii. 5. 4).
19. Le acechaba. La traducción de la BJ es más literal: "le aborrecía". O también
"le guardaba rencor". Herodías odiaba a Juan y aguardaba el momento
oportuno para matarlo. Conociendo la influencia que Juan había ejercido sobre
Herodes Antipas (ver com. vers. 20), Herodías quizá temía que el tetrarca se
divorciara de ella, como se lo había aconsejado Juan (cf. DTG 185).
20. Varón justo. Juan era como sus padres, de los cuales se dice que "ambos eran justos delante de Dios" (ver com. Luc. 1:6). Le guardaba a salvo. Herodes impedía que Herodías llevara a cabo su propósito de hacer morir al profeta (vers. 19). Se proponía liberarlo cuando lo estimara conveniente (DTG 191-192).
Le escuchaba de buena gana. El mensaje de Juan tenía el sello divino, y a no
ser por la influencia de Herodías, Herodes podría haberse declarado
abiertamente en favor de Juan.
21. Un día oportuno. Es decir, "una ocasión 602 favorable" para que la vengativa
Herodías torciera las intenciones de Herodes de proteger a Juan y finalmente
liberarlo (ver com. vers. 20). Sin duda los planes de Herodías estaban bien
tramados.
Daba una cena. O, "dio un banquete" (BJ). Quizá en el palacio de la fortaleza de
Machaeros (ver com. vers. 17, 27).
Príncipes. Sin duda se trataba de los funcionarios encumbrados del gobierno civil.
Tribunos. Gr. jilíarjos, "comandante de mil", es decir los
"oficiales" del ejército de Herodes. Además de los jefes civiles y
militares, evidentemente Herodes invitó a otros personajes destacados de la
vida social y comercial, "los principales de Galilea".
22. Hija. Se trata de Salomé, hija de Herodías y un primer esposo (ver com. vers.
17).
De Herodías. Mejor, "de la misma Herodías" (BJ). Lo que Marcos aquí destaca es
el hecho de que Herodías envió a su propia hija para que danzara, y no a una
bailarina profesional. Aun de acuerdo con las normas de la corte de Herodes,
ninguna joven digna hubiera interpretado una danza voluptuosa como ésa. En todo
sentido ese acto iba más allá de los límites de la decencia. Salomé no era nada
más que un instrumento en el plan de su madre para terminar con Juan
Danzó. Era
acertado el cálculo de Herodías de que la seductora belleza de Salomé
fascinaría a Herodes y a sus huéspedes.
Los que estaban con él. Es decir, sus invitados (ver com. vers. 21).
23. Le juró. El enfático juramento de Herodes fue expresado en presencia de todos sus
invitados. Es evidente que estaba completamente fuera de sí ante el insólito
honor de que una princesa real danzara para complacerlo a él y sus invitados.
Salomé descendía, por Herodías y Mariamna I (ver com. vers. 17; p. 65), de la
casa real de los asmoneos, linaje ilustre de sacerdotes y príncipes judíos.
Mitad de mi reino. Esta expresión, sumamente hiperbólico, representaba el máximo de la
generosidad (Est. 5:3; 7:2).
24. Saliendo ella. Es indudable que la afirmación de que Salomé fue "instruida
[literalmente, "instigada", BJ] primero por su madre" (Mat.
14:8), significa antes de que pidiera y no antes de que danzara. Salomé no
sabía nada del siniestro propósito de su madre mientras danzaba ante Herodes y
sus invitados. Simplemente se convirtió en un instrumento en manos de su
sanguinaria madre.
¿Qué pediré? Más bien, "¿qué pediré para mí?" Esta pregunta hubiera sido
innecesaria si Salomé hubiese sabido de antemano lo que iba a pedir. En
realidad, ni siquiera hubiera necesitado retirarse de la presencia del rey.
25. Prontamente. Instada por Herodías, Salomé no perdió tiempo en presentar el fatídico
pedido a Herodes, no fuera que, aun en su estado de embriaguez, reflexionara en
su vanagloriosa promesa y cambiara de parecer. La insistencia de Herodías en
una acción inmediata podría implicar que Herodes tendía a vacilar o que se
sabía que su admiración por Juan era grande, o ambas cosas.
Plato. Es
decir, "una bandeja" (BJ).
26. Se entristeció mucho. Aun estando embriagado, Herodes sintió profundamente su responsabilidad
personal para con Juan (ver com. vers. 20). Pero Herodías lo había atrapado en
un momento de debilidad debida a su embriaguez, y se sintió impotente para
proceder en armonía con lo que sabía que era lo correcto. Si no hubiese sido
por el vino, tal vez Herodes hubiera rehusado dar la orden de ejecución. Ver
com. Mat. 4:3.
De los que estaban. La naturaleza pública de su juramento (ver com. vers. 23), pronunciado ante
sus invitados de honor (ver com. vers. 21), le hizo parecer a Herodes que era
imposible quebrantarlo.
Desecharla. Es decir, rechazar o negar su pedido.
27. En seguida. Según Josefo (Antigüedades xviii. 5. 2), Juan fue encarcelado en la
fortaleza de Machaeros (ver com. Luc. 3:19-20). La rapidez con que Juan fue
decapitado demuestra que el festejo del cumpleaños se celebraba en algún lugar
cercano a la cámara de la prisión.
28. Le decapitó. Herodes temía a Juan (vers. 20), temía al pueblo (Mat. 14: 5), temía a
Herodías. Era esclavo de sus temores, aunque esos temores fueran
contradictorios. Supersticiosamente, Herodes temía a Juan cuando estuvo muerto
tanto como lo había temido cuando estaba vivo (Mar. 6: 14, 16, 20).
La dio a su madre. Para Salomé no significaba nada el espantoso obsequio. Pero tal vez ninguna
cosa pudiera haber sido más satisfactoria para su sanguinaria madre. Unos nueve
años más tarde, en 39 d. C., Herodes Antipas y Herodías fueron desterrados por
aspirar a la dignidad real (Josefo, Antigüedades xviii.7; Guerra ii. 9. 6).60
29. Oyeron esto sus discípulos. Evidentemente, no estaban con él en la fortaleza,
aunque quizá se hallaban tan cerca como para poder verlo de cuando en cuando y
ayudarle cuando se presentaba la oportunidad. Posteriormente, los discípulos de
Juan fueron a ver a Jesús con el informe de lo que había sucedido (Mat. 14:12),
quizá poco antes o durante el curso del tercer viaje por Galilea (ver com. Mar.
6:1).
30. Apóstoles. [Alimentación de los cinco mil, Mar. 6:30-44 = Mat. 14:13-21 = Luc. 9:10-17
= Juan 6:1-14. Comentario principal: Marcos y Juan. Ver mapa p. 210, diagrama
p. 221; acerca de los milagros, pp. 198-203.]
Esta es la única vez en que Marcos usa la palabra "apóstoles"
(ver com. Mat. 10:2; Mar. 3:14). Quizá tanto Marcos como Lucas (cap. 9:10),
mediante el uso de la palabra "apóstoles", quisieron destacar, en
este punto del relato, la nueva responsabilidad de ellos en virtud de ser enviados
para enseñar y sanar por su propia cuenta.
Se juntaron. Es decir, cuando volvieron del tercer viaje por Galilea (ver com. Mat. 9:36).
Quizá habían estado separados durante varias semanas en el invierno (diciembre
del 29 a marzo del 30 d. C.), y ahora comenzaba la primavera del año 30, no
mucho antes de la pascua (Juan 6:4; cf. DTG 332, 352). No cabe duda de que esta
reunión se realizó en un tiempo y en un lugar convenidos de antemano.
Le contaron todo. Jesús había enviado a los doce de dos en dos para que pudieran tener una
oportunidad de aplicar los principios que habían observado previamente en el
ministerio de su Maestro. Ahora presentaron un informe completo de lo que había
sucedido durante el curso del recorrido de ellos.
31. Venid vosotros aparte. De un modo especial, los doce necesitaban descanso
e instrucción. E incluso Jesús sentía la necesidad de una tregua, lejos de las
multitudes que lo seguían por doquiera él iba, apremiándolo desde temprano por
la mañana hasta tarde por la noche. El retiro de los discípulos con Jesús a las
proximidades de Betsaida y la milagrosa alimentación de los 5.000 son los
únicos hechos de la vida de Jesús, entre el bautismo y la entrada triunfal, que
son registrados por los cuatro escritores de los Evangelios.
Un lugar desierto. Es decir, un lugar solitario, aislado o remoto (ver com. Mat. 3:1; Luc. 1:80).
El sitio elegido para este retiro, apartado de los bulliciosos caminos de
Galilea, estaba en las proximidades de Betsaida (Luc. 9:10), en el extremo
noreste del lago de Galilea, al este de la desembocadura del Jordán en el lago
y, por lo tanto, dentro del territorio de Herodes Felipe (ver com. Mat. 11:21).
Un poco al este de Betsaida está la planicie de El Batiha, el sitio tradicional
de la alimentación de las 5.000 personas.
Descansad un poco. Cualquiera sea la ocupación de una persona, un cambio ocasional no sólo proporciona reposo sino que imparte nuevo vigor.
Ni aún tenían tiempo para comer. Como había sido el caso varios meses antes (3:20).
32. Se fueron solos. Hicieron lo mejor que pudieron para salir inadvertidos de Capernaúm.
Un lugar desierto. Ver com. vers. 31.
33. Muchos los vieron. A pesar de sus precauciones, algunos advirtieron su partida y observaron la
dirección en que se fueron para cruzar el lago.
Fueron allá a pie. La distancia desde Capernaúm hasta la planicie conocida como El Batiha, a
corta distancia al este de Betsaida (ver com. vers. 31), no sería más de unos 7
km. La ruta directa, cruzando el lago, sería menos de 5 km.
34. Salió Jesús. Aunque los que habían venido a pie conocían el lugar aproximado donde
atracaría la barca en la orilla, evidentemente no conocían el punto exacto. Por
un período de tiempo Jesús estuvo solo con sus discípulos en la ladera (ver
Juan 6:3; cf vers. 5). juntos hablaron de los problemas encontrados en su
itinerario por los pueblos y las aldeas de Galilea, y Jesús les dio los
consejos necesarios para corregir errores del pasado y a fin de prepararlos
para un ministerio más efectivo en los días venideros (DTG 328, 332).
Tuvo compasión. Voluntariamente, Jesús dejó el sitio aislado en la ladera donde él y sus
discípulos habían pasado algún tiempo juntos, y bondadosamente dio la bienvenida
a la gente (cf. Luc. 9:11).
35. Muy avanzada hora. Lucas dice que "el día comenzaba a declinar" (cap. 9:12). Esto
sería aproximadamente entre las 3 de la tarde y la puesta del sol. El relato
implica que Jesús, sus discípulos y la gente no habían comido ni descansado
durante todo el día.
El lugar es desierto. Ver com. vers. 31.
36. Despídelos. Los discípulos no podían encontrar solución para el problema sino
despidiendo 604 a la gente. Pero la "compasión" de Jesús (vers. 34)
tenía en cuenta tanto el bienestar físico de la multitud como el espiritual.
Pan. Es
decir, alimento en general, cualquier comestible, literalmente, algo "de
comer" (BJ).
No tienen qué comer. La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión de estas palabras.
Sin embargo, están claramente implícitas en el contexto.
37. Dadles vosotros de comer. En este pasaje, el pronombre "vosotros"
es enfático en griego, como si Jesús les hubiera dicho: "Vosotros mismos
dadles de comer". Cada orden de Dios implica el poder necesario para
cumplirla. Desde un punto de vista humano, era absurdo pensar en encontrar
alimento en algún lugar cercano, antes de que cayera la noche, para satisfacer
las necesidades de semejante muchedumbre. Este pedido de Jesús a los discípulos
parecía tan insensato como su orden anterior de que fueran a pescar en las
claras aguas del lago siendo de día (ver com. Luc. 5:5). Ese caso anterior bien
podría haber acudido a su mente si hubiesen reflexionado en la lección que
Jesús entonces quiso que aprendieran. Dios suele obrar mediante seres humanos
para que sean suplidas las necesidades físicas y espirituales de sus prójimos.
Este principio es fundamental para la comisión evangélica.
Doscientos denarios. Es decir, 200 denarios romanos (ver p. 51). Aun en los tiempos modernos, el
salario de un jornalero durante 200 días difícilmente alcanzaría para comprar
suficiente comida para semejante multitud.
38. ¿Cuántos panes? Ya Jesús había hablado a Felipe acerca del problema de proporcionar
alimento a la multitud (Juan 6:5-6; cf. cap. 1:43). Al igual que Pedro y
Andrés, Felipe era natural de Betsaida, y puesto que esa ciudad estaba a corta
distancia de donde sucedieron los acontecimientos de este día memorable, era
lógico que Felipe supiera, mejor que los otros, dónde conseguir alimento. Era
sincero, pero lento para creer, como se manifestó más de una vez en su trato
con Cristo como discípulo (ver Juan 14:8-12; cf. DTG 259). Sin duda, para darle
a Felipe una oportunidad de robustecer su fe, Cristo le dirigió a él esta
pregunta (ver com. Juan 6:5-6). Fue el mismo Felipe quien afirmó que con 200
denarii romanos no se compraría una cantidad de alimento suficiente (Juan 6:7).
Pero fue Andrés, de una mentalidad quizá más práctica, quien indudablemente
aceptó la orden de Cristo, y se puso en acción para buscar el alimento que
pudiera encontrar (Juan 6:8-9). Hay un notable contraste entre la vacilación de
Felipe y la buena disposición de Andrés para avanzar por fe.
Id y vedlo. Jesús "sabía lo que había de hacer" (Juan 6:6) desde el mismo
principio. Pero, al igual que cuando envió a los doce, hizo que los mismos
discípulos analizaran el problema que afrontaban y le encontraran solución.
Dijeron. Fue
Andrés el que descubrió la sencilla merienda que un muchacho había traído para
sí mismo, y transmitió el informe a Jesús (Juan 6: 8-9).
Cinco, y dos peces. Los cinco "panes" estaban hechos de harina de cebada (Juan 6: 9)
y tal vez eran redondos y chatos. La cebada era mucho menos cara que el trigo,
y era el principal alimento de los pobres. Los peces quizá estaban secos y
listos para comer, como sucedía con frecuencia en el Medio Oriente, y como
también sucede hoy día. Servían como una especie de condimento para comer el
pan.
39. Recostar. La traducción de la RVR corresponde exactamente con el verbo griego aquí
empleado, anaklínÇ, "acostarse", "reclinarse". Esta era la
postura acostumbrada en la mesa, a lo menos por la gente de las clases
superiores (ver com. cap. 2: 15).
Por grupos. El hecho de que Cristo hiciera que la gente se recostara por grupos podría
implicar que les pidió que se acomodaran de un modo muy parecido al que
hubieran adoptado si hubiesen estado en torno de una mesa en sus respectivos
hogares, con una abertura en forma de círculo para permitir que entraran los
discípulos y sirvieran a cada grupo, de una manera parecida a como lo hubiera
hecho un sirviente en una casa.
Verde. Sólo
Marcos menciona este detalle. Debido a que la lluvia era sumamente escasa en
Palestina desde mayo hasta septiembre (ver t. II, p. 113), el pasto sólo estaba
verde en invierno o primavera. Solamente faltaban unos pocos días para la
pascua del año 30 d. C., y por lo tanto la hierba estaba en su mejor estado
(Juan 6: 4). De esa manera, el relato de Marcos es complementado por el de Juan
(ver Nota Adicional de Mat. 15).
40. Por grupos. El vers. 39 se refiere particularmente a la organización de cada
"grupo" individual, al paso que aquí se hace referencia 605 a la
ubicación bien ordenada de cada grupo en relación con los otros. Había orden
tanto en la colocación de las personas dentro de cada grupo, como en la
disposición de los grupos mismos.
De ciento... y de cincuenta. Tal vez era necesaria la disposición ordenada de una multitud tan grande a fin de que todos pudieran presenciar el milagro, para que apreciaran mejor su significado, y para que el "pan del cielo" que estaban por recibir pudiera llegar fácilmente hasta todos.
41. Bendijo. Gr. eulogéÇ, "alabar" o "invocar bendiciones". Juan usa
el verbo eujaristéÇ, "estar agradecido", "dar gracias"
(cap. 6:11). Parece que había algo característico en la forma en que Cristo
daba gracias (Mat. 15:36; 26:26), algo de lo cual sin duda los discípulos eran
testigos diariamente mientras acompañaban al Maestro. En Emaús, los discípulos
"le habían reconocido al partir el pan" (Luc. 24:35). Notar también
que en cada caso Jesús tomó el pan en sus manos antes de dar gracias por él.
Pero la parte esencial de la "bendición" consistía en el
reconocimiento de que el alimento es una dádiva de Dios, y en darle gracias por
él.
Partió. O
"lo partió en pedazos".
Panes. Ver
com. vers. 38.
Dio. Mejor
"los iba dando" (BJ). Este contexto sugiere que el milagro ocurría
mientras el pan estaba en las manos de Jesús, entre el acto de partirlo y el
acto de distribuirlo a los discípulos. Jesús nunca realizó un milagro a no ser
que fuera para responder a una necesidad genuina (ver p. 199). Mientras hubo
necesidad, el alimento continuó multiplicándose en sus manos (cf. 1 Rey 17:16;
2 Rey 4:4-6).
Pusiesen delante. Expresión común para indicar que se sirve una comida. Cada uno de los doce
llevó los panes del milagro en su propia canasta (ver com. vers. 43) y sirvió a
una cantidad de personas dispuestas "por grupos" sobre la hierba (ver
com. vers. 40). Los discípulos volvían a Cristo con las canastas vacías en
busca de más pan, y cada vez volvían para continuar distribuyendo los panes y
los peces. El arreglo ordenado de los grupos, el servicio de los discípulos y
la interminable provisión de panes y peces proporcionó, dentro de un corto
lapso, a hombres, mujeres y niños todo lo que podían comer y aún más.
Dos peces. Ver com. vers. 38.
42. Comieron todos. Entre los judíos, los goces del reino mesiánico eran descritos con frecuencia con la figura de un banquete (ver com. Luc. 13:29; 14:15), y es concebible que cuando la gran multitud comía el alimento, milagrosamente proporcionado para ella, algunos volvieron sus pensamientos a las perspectivas mesiánicas.
En el mismo día en que comieron los panes y los peces, esas personas ya habían llegado a la conclusión de que Jesús era "el profeta" (ver com. Juan 6:14; cf. Deut. 18:15; Mat. 11:3; Juan 4:25) que había de venir al mundo. El innegable milagro los llevó a la conclusión inevitable de que Jesús debía ser Aquel predicho por todos los profetas (Luc. 24:27; Juan 1:45), el venidero Rey de Israel (ver Isa. 9:6-7; com. Luc. 1:32-33).
En ese mismo
momento trataron de coronarlo como rey (Juan 6:15). El que podía resucitar
muertos, curar enfermos y proporcionar alimento para las multitudes,
naturalmente podría liberar a Israel del yugo de Roma. Bajo su liderazgo,
serían invencibles los ejércitos de Israel, y se realizarían las más
acariciadas esperanzas de los que esperaban un Mesías político (ver com. Mat.
3:2; 4:17; 5:2; Luc. 4:19).
La alimentación de los 5.000 fue el milagro cumbre del ministerio en Galilea, milagro presenciado por una vasta multitud, y que no pudo ser explicado por los escépticos de los días de Cristo y tampoco puede serlo por los de nuestros días.
Como resultado de este milagro, el ministerio en Galilea llegó
súbitamente a un pináculo (ver com. Luc. 2: 49). Comparar con la curación del
hombre del estanque de Betesda un año antes (ver com. Juan 5), que provocó la
terminación del primer ministerio en Judea.
Se saciaron. El pan multiplicado milagrosamente fue distribuido a cada persona de la
vasta multitud, no en cantidades diminutas, sino lo bastante como para
satisfacer el apetito. Esa abundancia testificaba del poder ilimitado de Jesús.
Sólo terminó la provisión cuando estuvieron plenamente satisfechas las
necesidades de todos. Jesús atendía tan solícitamente las necesidades físicas
de los que acudían a él como sus necesidades espirituales. Pero la provisión
hecha para satisfacer las necesidades físicas tenía el propósito de que los
hombres se acordaran de sus necesidades espirituales, infinitamente más
importantes, y del pan de la vida como el medio para satisfacer esas
necesidades (Juan 6: 26-51).
La
clase de alimento proporcionado era la sencilla comida de pescadores y
campesinos, y testificaba en contra del derroche. La forma 606 en que fue
proporcionado testificaba del poder de Dios que cubre las necesidades de todos
los hombres. La abundancia testificaba de los infinitos recursos de Dios y de
su capacidad para proporcionarnos "más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos" (Efe. 3:20). La recolección de los fragmentos testificaba que
ninguna de las bendiciones de Dios debe ser malgastada. La participación de los
discípulos en la distribución del alimento testificaba que las bendiciones del
cielo están al alcance de los hombres mediante la acción de los que están
dispuestos a cooperar con el Omnipotente. Los discípulos eran tan sólo canales
de bendición; debían recibir antes de poder dar.
El
hecho de que la alimentación de los 5.000 sea el único milagro registrado por
los cuatro evangelistas, lo destaca como de un significado único. Si se quiere
comparar este milagro con la alimentación de los 4.000, ver la Nota Adicional
de Mat. 15.
43. Cestas. Gr. kófinos, palabra que generalmente designaba una cesta pequeña, de
mimbre, como las que llevaban los Judíos cuando viajaban por regiones donde no
era fácil obtener comida, y especialmente para evitar comprar alimento de los
gentiles (ver com. vers. 41). La clase de canasta a la que se hace referencia
en el cap. 8: 8 (Gr spurís) era una cesta grande de mimbre que se usaba para
llevar diversas clases de cargas, tales como provisiones para un grupo de
personas, un juego de herramientas de un operario, etc. A Pablo se lo bajó por
el muro de Damasco en una spurís. Más tarde, Jesús distingue cuidadosamente (en
griego) entre la clase de cestas (Gr. kófinos) usadas en la oportunidad de la
alimentación de los 5.000 (Mat. 16:9; Mar. 8:19) y la clase de canastas (Gr.
spurís) usadas cuando fueron alimentados los 4.000 (Mat. 16:10; Mar. 8:20). (La
BJ distingue estos vocablos traduciendo kófinos como "canastas" y
spurís como "espuertas".)
Pedazos. Gr.
klásma (de la misma raíz como el verbo que se traduce "partir"),
"fragmento" o "trozo". El contexto aclara que esos
"pedazos" no eran sobras parcialmente comidas, sino porciones dejadas
originalmente con cada grupo por los discípulos pero que excedieron de las
necesidades del grupo (ver com. vers. 41), y por lo tanto no se usaron. Se
llaman "pedazos" en el sentido de que fueron "partidos" de
los cinco panes originales (ver com. vers. 41).
44. Hombres. Gr. anér, "varón adulto", y no ánthrÇpos, "hombre", que
puede usarse en sentido genérico para referirse a toda la humanidad (ver com.
cap. 2:27). Es, pues, claro que había 5.000 hombres presentes "sin contar
las mujeres y los niños" (Mat. 14:21). Un cálculo moderado estimaría que
hubo presente por lo menos un número igual de mujeres y niños, lo que elevaría
el total a más de 10.000 personas.
45. En seguida. [Jesús camina sobre el lago, Mar. 6:45-56 = Mat. 14:22-36 = Juan 6:15- 24.
Comentario principal: Mateo y Juan.]
46. Después que los hubo despedido. O, "después de despedirse de ellos" (BJ). La expresión griega se empleaba para una despedida cortés.
47. Al venir la noche. Ver com. Mat. 14:23.
51. Se asombraron en gran manera. Es vívida la traducción de la BJ: "Quedaron en
su interior completamente estupefactos".
52. No habían entendido. Su atención no se enfocaba en el milagro del que acababan de ser testigos,
sino en el chasco de ellos porque Jesús no había permitido que lo coronaran
como rey (ver com. vers. 42).
Endurecidos. Ver com. Exo. 4:21. Los corazones de los discípulos estaban
"endurecidos" en el sentido de que no comprendían el significado del
milagro de los panes y los peces.
55. Lechos. Ver com. cap. 2:4.
56. Dondequiera que entraba. Esta declaración parece implicar que había
transcurrido cierto lapso, y es un breve resumen de episodios de las semanas
precedentes, o de lo que sucedió durante varios días o semanas después de la
alimentación de los 5.000. La alimentación de los 5.000 ocurrió poco antes de
la pascua (ver Juan 6:4; cf. DTG 332, 352). Por lo tanto, resulta evidente que
lo más probable es que este pasaje se refiera al ministerio de Jesús entre el
tiempo de la alimentación de los 5.000 y su partida para Sirofenicia.
Calles. Literalmente,
"lugares de mercado" que estaban en las calles de los pueblos y las
aldeas (ver com. Mat. 11:16). 5CBA
COMENTARIOS DE EGW
7-11. DTG. “LOS
PRIMEROS EVANGELISTAS”
(Basado en San Mateo Capitulo 10; San Marcos 6:7-11; San Lucas
9:1-6).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-37-los-primeros.html
17-28. DTG. "ENCARCELAMIENTO
Y MUERTE DE JUAN"
(Basado en San Mateo 11:1-11; 14:1-11; San Marcos 6:17-28; San Lucas 7:19-28).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-22-encarcelamiento-y.html
30-32. DTG. "VENID, REPOSAD UN POCO"
(Basado en San Mateo 14:1,2, 12,13; San Marcos 6:30-32; San
Lucas 9:7-10).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-38-venid-reposad-un-poco.html
32-44. DTG. "DADLES
VOSOTROS DE COMER" ALIMENTACIÓN DE LOS 5 MIL.
(Basado en San Mateo 14:13-21; San Marcos 6:32-44; San Lucas
9:10-17; San Juan 6:1-13).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-39-dadles-vosotros-de.html
45-52. DTG.
"UNA NOCHE SOBRE EL LAGO" JESÚS ANDA SOBRE EL MAR.
(Basado en San Mateo 14:22-33; San Marcos 6:45-52; San Juan 6:14-21).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-40-una-noche-sobre-el-lago.html
Ministerio Hno. Pio
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