domingo, diciembre 13, 2009

SECCION IV. LA PERSONALIDAD EN DESARROLLO


16. Influencias Prenatales
La importancia de las influencias prenatales.
Muchos padres creen que el efecto de las influencias prenatales es cosa de poca monta; pero el Cielo no las considera así. El mensaje enviado por un ángel de Dios y reiterado en forma solemnísima merece que le prestemos la mayor atención. -MC 288 (1905).

Un espíritu satisfecho afecta a la descendencia.
Toda mujer a punto de ser madre, cualquiera que sea su ambiente, debe fomentar constantemente una disposición feliz, alegre y contenta, sabiendo que por todos los esfuerzos que haga en tal sentido se verá resarcida diez veces en la naturaleza física y moral de su hijo. Ni es esto todo. Ella puede acostumbrarse por hábito a pensar animosamente, y así alentar una condición mental feliz como alegre reflejo de su propio espíritu de dicha sobre su familia y sobre aquellos con quienes trate. Su propia salud física quedará muy mejorada. Las fuentes de la vida recibirán fuerza; la sangre no circulará perezosamente, como sucedería si ella cediese al abatimiento y la lobreguez. Su salud mental y moral será vigorizada por su buen ánimo. 
RH, 25 de julio de 1899; HAd 233, 234.

Los sentimientos de la madre moldean la disposición del niño que no ha nacido.
Los pensamientos y los sentimientos de la madre tendrán una poderosa influencia sobre el legado que ella da a su niño. Si permite que su mente se espacie en sus propios sentimientos, si cede al egoísmo y si es malhumorada y exigente, la disposición de su hijo testificará de este temperamento. Así muchos han recibido, como un legado, tendencias al mal casi invencibles. ST, 13 de sep. de 1910; Te 151, 152. 

Si la madre se atiene invariablemente a principios rectos, si es templada y abnegada, bondadosa, apacible y altruista, puede transmitir a su hijo estos mismos preciosos rasgos de carácter. -MC 288, 289 (1905).

La influencia prenatal de la paz.
La que espera ser madre debe conservar el amor de Dios en su alma. Su ánimo debe estar en paz; debe descansar en el amor de Jesús y practicar sus palabras. Debe recordar que las madres colaboran con Dios. -HAd 234 (1896).

El padre debe conocer las leyes físicas.
Hay que velar con cariño por las fuerzas de la madre. En vez de permitir que las malgaste en tareas agotadoras, hay que reducir sus cuidados y cargas. Muchas veces el esposo y padre desconoce las leyes físicas que el bienestar de su familia exige que conozca. Absorto en la lucha por la vida, o empeñado en labrarse una fortuna y acosado por cuidados y apuros, permite que caigan sobre la esposa y madre cargas que agotan sus fuerzas en el periodo más crítico de su vida y le causan debilidad y Enfermedad. -MC, 289 (1905).

Se priva a los niños de la elasticidad mental.
Si la madre se ve privada del cuidado y de las comodidades que merece, si se le permite que agote sus fuerzas con el recargo de trabajo o con las congojas y tristezas, sus hijos se verán a su vez privados de la fuerza vital; de la flexibilidad mental y del espíritu siempre alegre que hubieran debido heredar.  Mucho mejor será alegrar animosamente la vida de la madre, evitarle la penuria, el trabajo cansador y los cuidados deprimentes, a fin de conseguir que los hijos hereden una buena constitución, que les permita pelear las batallas de la vida con sus propias fuerzas. -MC 290, 291 (1905).

No deben descuidarse las necesidades de la madre.
Las necesidades físicas de la madre no deben descuidarse en manera alguna. Dos vidas dependen de ella, sus deseos deben ser cariñosamente atendidos, y sus necesidades satisfechas con liberalidad. Pero en este período más que nunca debe evitar, en su alimentación y en cualquier otro asunto, todo lo que pudiera menoscabar la fuerza física o intelectual. Por mandato de Dios mismo, la madre está bajo la más solemne obligación de ejercer dominio propio. -MC 289 (1905).

La responsabilidad de la esposa.
Las mujeres de principios y que están bien instruidas no se apartarán de la sencillez de la dieta en este momento [del embarazo]. Considerarán que otra vida depende de ellas y serán cuidadosas en todos sus hábitos, especialmente en la dieta. -2T 382 (1870).

Los hijos inocentes sufrirán.
Nacen niños enfermos por causa de la satisfacción del apetito de sus padres. El sistema no requiere la variedad de alimentos sobre los se detiene la mente. Las mujeres cristianas deben rechazar el gran error de que lo que está en la mente debe estar en el estómago. No debe permitirse que la imaginación controle los deseos del sistema. Los que permiten que el gusto los gobierne sufrirán el castigo por transgredir las leyes de su existencia. Y el problema no termina aquí; sus hijos inocentes también sufrirán. -2T 383 (1870). Consejeros no sabios animarán a la madre a satisfacer todo deseo e impulso como si fuera esencial para el bienestar de sus hijos. Tal consejo es falso y perjudicial. Por orden de Dios mismo la madre está bajo la más solemne obligación  de ejercitar el autocontrol. ¿A qué voz prestaremos atención: la voz de la sabiduría divina, o la voz de la superstición humana? 
ST, 26 de febrero de 1902.

La madre embarazada ha de formar hábitos de abnegación.
La madre que es una maestra adecuada para sus hijos debe, antes que nazcan, formar hábitos de abnegación y dominio propio; porque les transmite sus propias cualidades; sus rasgos de carácter fuertes o débiles. El enemigo de las almas entiende estas cosas mejor que muchos de los padres. El acosará a la madre con sus tentaciones, sabiendo que si ella no le resiste, él puede por su intermedio afectar al niño. La única esperanza de la madre está en Dios. Puede acudir a él en busca de gracia y fortaleza. Ella no buscará ayuda en vano. El le permitirá transmitir a su descendencia cualidades que le ayudarán a obtener éxito en la vida y ganar la vida eterna. -CRA 257 (1902).

La base de un carácter correcto.
La base de un carácter correcto en el hombre futuro queda afirmada por hábitos de estricta temperancia de parte de la madre antes de que nazca el niño... Esta lección no debe considerarse con indiferencia. 
HAd 233 (1880).

La raza gime bajo el peso de las miserias acumuladas.
La raza gime bajo el peso de las miserias acumuladas por causa de los pecados de las generaciones anteriores. Y sin embargo, casi sin dedicarle un pensamiento o preocupación, los hombres y las mujeres de la generación presente complacen la intemperancia por medio del exceso en el comer y de la ebriedad, con lo cual dejan, como un legado para la siguiente generación, enfermedad, intelectos debilitados y una moralidad contaminada. -4T 31 (1876).

Sed insaciable, deseos pecaminosos se trasmiten a su prole.
Ambos padres transmiten a sus hijos sus propias características, mentales y físicas, su temperamento y sus apetitos. . .  Los que beben alcohol y los que usan tabaco pueden transmitir a sus hijos sus deseos insaciables, su sangre inflamada y sus nervios irritables, y se los transmiten en efecto. Los licenciosos legan a menudo sus deseos pecaminosos, y aun enfermedades repugnantes, como herencia a su prole. Como los hijos tienen menos poder que sus padres para resistir la tentación, hay en cada generación tendencia a rebajarse más y más. 
PP 604 (1890).

Como regla, cada hombre intemperante que cría hijos transmite sus inclinaciones y tendencias malas a su descendencia.  RH, 21/11/1882; Te 151.

La vida prenatal de Sansón regulada por Dios.
Las palabras dirigidas a la esposa de Manoa contienen una verdad que las madres de hoy harán bien en estudiar. Al hablar a esta madre, el Señor habló a todas las madres ansiosas y afligidas de aquel tiempo, y a todas las madres de las generaciones sucesivas. Sí, cada madre puede comprender su deber. Puede saber que el carácter de sus hijos dependerá más de sus hábitos anteriores a su nacimiento y de sus esfuerzos personales después del nacimiento, que de las ventajas o desventajas exteriores. CRA 257 (1902).

 Dios tenía asignada una importante obra para el hijo prometido de Manoa, y para asegurarle las cualidades necesarias para realizar esa obra, los hábitos de la madre tanto como del niño tenían que ser cuidadosamente regulados. . . El niño sería afectado para bien o para mal por los hábitos de la madre. Ella misma debía gobernarse por principios y practicar la temperancia y la abnegación, si había de procurar el bienestar de su niño. -Te 80 (1890).

El padre y la madre están involucrados.
Los padres, así como las madres, están involucrados en esta responsabilidad, y ellos también deberían procurar fervientemente la gracia divina para que su influencia sea tal que Dios pueda aprobar. La pregunta de cada padre y cada madre debería ser: "¿Qué haremos con el niño que nacerá?" Muchos han  considerado livianamente el efecto de las influencias prenatales; pero la instrucción enviada desde el cielo a aquellos padres hebreos, y repetida dos veces de la manera más explícita y solemne, muestra cómo el Creador considera este asunto. -ST, 26 de feb. de 1902.

Los padres dan su propio sello a los hijos.
Los padres... por su complacencia han fortalecido sus pasiones animales. Y al fortalecerse éstas, las facultades morales e intelectuales se debilitaron. Lo espiritual ha sido vencido por lo bestial. Los niños nacen con las propensiones animales mayormente desarrolladas han recibido el sello del propio carácter de sus padres... La fuerza cerebral se ha debilitado, y la memoria llega a ser deficiente... Los pecados de los padres recaerán sobre sus hijos porque los padres les han dado el sello de sus propias propensiones lujuriosas. -2T 391 (1870).

Satanás procura degradar las mentes.
Se me ha mostrado que Satanás procura degradar las mentes de los que se unen en matrimonio a fin de poder poner el sello de su propia imagen odiosa sobre sus niños... El puede moldear la posteridad de ellos mucho más fácilmente de lo que pudo hacerlo con sus padres, porque puede controlar la mente de los padres para que por medio de ellos pueda grabar su propio carácter sobre sus niños. De este modo hacen muchos niños con pasiones animales mayormente crecientes, mientras que sus facultades morales se han desarrollado sólo débilmente.- 2T 480 (1870).

La razón debiera controlar el número de hijos.
Los que aumentan el número de su familia, cuando si consultasen su razón sabrían que los hijos heredarán debilidad física y mental, son transgresores de los últimos seis preceptos de la ley de Dios. . . Hacen su parte en aumentar la degeneración de la humanidad y en hundir más abajo la sociedad, con lo cual perjudican a su prójimo. Si Dios considera de  esta manera los derechos del prójimo, ¿no se preocupe de una relación más estrecha y más sagrada? Si ni un gorrión cae sin que él lo advierta, ¿no se preocupará de los niños nacidos en el mundo, enfermos física y mentalmente, y que sufren en mayor o menor grado durante toda su vida? ¿No pedirá cuenta a sus padres, a los que ha dado la facultad de la razón, por desentenderse de ella y por convertirse en esclavos de la pasión cuando, como resultado de ello, las generaciones posteriores tendrán que llevar la marca de sus deficiencias físicas, mentales y morales? 2MS 488 (1865).

Transmiten energía disminuida.
Hombres y mujeres que han enfermado, en su relación matrimonial han pensado con frecuencia egoístamente tan sólo en su propia felicidad. No han considerado seriamente la cuestión desde el punto de vista de los principios nobles y elevados y no han razonado que lo único que podían esperar de su posteridad era una energía corporal y mental disminuida, que no elevaría a la sociedad sino que la hundiría aún más. 
2MS 487 (1865).

La enfermedad pasa de una generación a otra.
Hombres enfermos con frecuencia han ganado los afectos de mujeres que aparentemente estaban sanas, y porque se amaban mutuamente se sentían con toda libertad de casarse... Si esto afectase únicamente a los que participan en el matrimonio, el pecado no sería tan grande. Pero obligan a sus hijos a sufrir a causa de las enfermedades que les transmiten. Así es como la enfermedad se ha perpetuado en una generación tras otra... Han dado a la sociedad una raza debilitada, y han hecho su parte para deteriorar a la humanidad al hacer que la enfermedad fuera hereditaria, con todo lo cual el sufrimiento humano se ha acrecentado. -2MS 487 (1865).

La diferencia de edades es un factor.
Otra causa de la deficiencia de la generación actual en lo que concierne a la fortaleza física y al poder moral, la constituyen los casamientos  entre hombres y mujeres cuyas edades varían ampliamente. . . Los hijos de tales uniones, cuando las edades difieren ampliamente, con frecuencia han tenido mentes desequilibradas. También su fuerza física ha sido deficiente. En tales familias se han manifestado rasgos de carácter alterados, peculiares y hasta penosos. [Los hijos] suelen morir prematuramente, y los que llegan a la madurez, en muchos casos son deficientes en su fuerza física, en su poder mental y en su dignidad moral... Así es como se ha arrojado al mundo una clase de seres que han sido una carga para la sociedad. Sus padres eran responsables en gran medida por el carácter desarrollado por sus hijos, el que se transmite de generación en generación. -2MS 487, 488 (1865).

Dios nos tendrá por responsables por el descuido prenatal.
Las mujeres no siempre han seguido los dictados de la razón y en cambio han obrado por impulso. No han sentido en elevado grado las responsabilidades que descansaban sobre ellas y según las cuales debían elegir compañeros para la vida que no estamparan sobre sus hijos un grado de baja moralidad y una pasión por gratificar los apetitos pervertidos a expensas de la salud y hasta de la vida. Dios las tendrá por responsables en gran medida por la salud física y el carácter moral que de este modo han transmitido a las generaciones futuras... Muchas personas que han pertenecido a esta clase se han casado y han transmitido a sus hijos las taras dé su propia debilidad física y de su moral depravada. La complacencia de las pasiones animales y de la tosca sensualidad han constituido características notables de su posteridad, que se ha ido rebajando de una generación a otra, aumentando las miserias humanas a un grado terrible y apresurando la depreciación de la raza. -2MS 486, 487 (1865).

Los padres equipan al niño para la vida.
'Los hijos serán en gran medida lo que sean sus padres. Las condiciones físicas de éstos, sus disposiciones y apetitos, sus aptitudes intelectuales  y morales, se reproducen, en mayor o menor grado, en sus hijos. 
MC 287 (1905).

Moldean la sociedad del futuro.
Cuanto más nobles sean los propósitos que animen a los padres, cuanto más elevadas sus dotes intelectuales y morales, cuanto más desarrolladas sus facultades físicas, mejor será el equipo que para la vida den a sus hijos. Cultivando en sí mismos las mejores prendas, los padres influyen en la formación de la sociedad de mañana y en el ennoblecimiento de las futuras generaciones. Los padres y las madres deben comprender su responsabilidad.

El mundo está lleno de trampas para los jóvenes. Muchísimos son atraídos por una vida de placeres egoístas y sensuales. No pueden discernir los peligros ocultos o el fin temible de la senda que a ellos les parece camino de la felicidad. Cediendo a los apetitos y pasiones, malgastan sus energías y millones quedan perdidos para este mundo y para el venidero. Los padres deberían recordar siempre que sus hijos tienen que arrostrar estas tentaciones. Deben preparar al niño antes de su nacimiento para predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal. Esta responsabilidad recae principalmente sobre la madre, que con su sangre vital nutre al niño y forma su armazón física, le comunica también influencias intelectuales y espirituales que tienden a formar la inteligencia y el carácter. MC 287
Los padres han dado su propio sello de carácter a sus hijos.
Los padres han dado su propio sello de carácter a sus hijos; y si algunos rasgos están indebidamente desarrollados en un niño, y otro revela una fase diferente del carácter que es desagradable, ¿quiénes deberían ser tan tolerantes, pacientes y bondadosos como los padres? ¿Quiénes deberían ser tan fervientes como para cultivar en sus hijos las preciosas gracias del carácter reveladas en Cristo Jesús? Las madres no aprecian ni la mitad sus privilegios y posibilidades. No parecen comprender que pueden ser misioneras en el más alto sentido, colaboradoras con Dios en ayudar a sus hijos a construir un carácter simétrico. Esta es la gran tarea que Dios les ha dado. La madre es el agente de Dios para cristianizar a su familia. -RH, 15 de sep. de 1891.

La responsabilidad de los padres por la influencia prenatal.
El primer gran objetivo que debe alcanzarse en la educación de los hijos es una constitución vigorosa que los preparará en gran medida para la educación mental y moral. La salud física y moral están estrechamente unidas. Qué enorme responsabilidad descansa sobre los padres cuando consideramos que la conducta que siguen antes del nacimiento de sus hijos tiene mucho que ver con el desarrollo de su carácter después del nacimiento. -2MS 490 (1865).

Qué hacer con ella.
Los padres pueden haber trasmitido tendencias a sus hijos. . . las cuales harán más difícil el trabajo de educar e instruir a estos niños a ser estrictamente temperantes y a desarrollar hábitos puros y virtuosos. Si el apetito por alimentos malsanos y por estimulantes y narcóticos les ha sido trasmitido como un legado por sus padres, ¡qué responsabilidad terriblemente solemne recae sobre los padres para contrarrestar las malas tendencias que les dieron a sus hijos! ¡Cuán ferviente y diligentemente deberían trabajar los padres para cumplir su deber, con fe y esperanza, en favor de su desafortunada descendencia! 
3T 567, 568 (1875).

Un día de ajuste de cuentas para los padres.
Cuando los padres y los niños se encuentren en el día final para rendir cuentas, ¡qué escena se verá! 
 Miles de niños que han sido esclavos de los apetitos y de vicios degradantes, cuyas vidas han sido fracasos morales, estarán frente a frente con sus padres que los hicieron lo que son. 
¿Quiénes, sino los padres, deben afrontar esta terrible responsabilidad? 
¿Fue  el Señor quien corrompió a estos jóvenes? 
¡Oh, no! ¿Quién, entonces, ha hecho esta terrible obra? 
¿No fueron trasmitidos los pecados de los padres a los hijos por apetitos y pasiones pervertidos?
 ¿Y no fue completada la obra por los que descuidaron su adiestramiento de acuerdo con el modelo que Dios ha dado?
 Tan ciertamente como que ellos existen, todos estos padres tendrán que pasar el examen de Dios.- FE 140, 141 (1890).

Se necesita sabiduría más que humana.
Los padres deberían recordar siempre que sus hijos tienen que arrostrar. . . tentaciones. Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento para predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal. 
MC 287 (1905).

Dichosos los padres cuyas vidas reflejan la divina.
Dichosos los padres cuya vida es un reflejo fiel de la vida divina, de modo que las promesas y los mandamientos de Dios despierten en los hijos gratitud y reverencia; dichosos los padres cuya ternura, justicia y longanimidad interpreten fielmente para el niño el amor, la justicia y la paciencia de Dios; dichosos los padres que al enseñar a sus hijos a amarlos, a confiar en ellos y a obedecerles, les enseñen a amar a su Padre celestial, a confiar en él y a obedecerle. Los padres que hacen a sus hijos semejante dádiva los enriquecen con un tesoro más precioso que los tesoros de todas las edades, un tesoro tan duradero como la eternidad. -MC 291 (1905).

17. Herencia y ambiente
El poder de la herencia.
Consideremos la fuerza de la herencia, la influencia de las malas compañías, el poder de los malos hábitos. ¿Qué tiene de extraño que bajo semejantes influencias muchos se degraden? ¿Debe sorprendernos que no se apresuren a corresponder a los esfuerzos que se hacen para levantarlos?.- MC 125, 126 (1905).

Los niños a menudo heredan disposiciones.
Generalmente los niños heredan la disposición y las tendencias de sus padres, e imitan su ejemplo; de manera que los pecados de los padres son cometidos por los hijos de generación en generación. Así la vileza y la irreverencia de Cam se reprodujeron en su posteridad y le acarrearon maldición durante muchas generaciones... Por otro lado, ¡cuán ricamente fue premiado el respeto de Sem hacia su padre; y qué ilustre serie de hombres santos se ve en su posteridad! -PP 111 (1890).

Las madres debieran informarse de las leyes de la herencia.
Si las madres pertenecientes a generaciones pasadas se hubiesen informado acerca de las leyes de su organismo,  habrían comprendido que sus fuerzas físicas tanto como su tono moral y sus facultades mentales, estarían representadas en gran medida en sus hijos. Su ignorancia acerca de este tema, que tiene tantas aplicaciones, es criminal. -2MS 495 (1865).

La enfermedad es trasmitida de padres a hijos.  
A través de sucesivas generaciones desde la caída, la tendencia ha sido siempre hacia abajo. La enfermedad se ha transmitido de padres a hijos, generación tras generación. Aun los infantes en la cuna sufren de aflicciones causadas por los pecados de sus padres.

Moisés, el primer historiador, presenta un relato bien definido de la vida social e individual de los primeros días de la historia del mundo, pero, no encontramos ningún caso en que un infante hubiera nacido ciego, mudo, lisiado o imbécil. No se registra un solo caso de muerte natural en la infancia, en la niñez o al comienzo de la edad adulta. . . Era tan raro que un hijo muriera antes que su padre, que un hecho tal era considerado digno de ser registrado: "Murió Harán antes que su padre Taré". Los patriarcas desde Adán hasta Noé, con pocas excepciones, vivieron casi mil años. Desde entonces el promedio de la vida ha estado decreciendo.
En el tiempo de la primera venida de Cristo, la raza humana había degenerado tanto, que no solamente ancianos, sino también personas de edad media y jóvenes eran llevados desde todas las ciudades al Salvador, para ser sanados de sus enfermedades. Muchos trabajaban bajo una increíble carga de miseria.  CRA 139, 140 (1890).

Los niños han de evitar los malos hábitos de sus padres.
La enfermedad no sobreviene nunca sin causa. Descuidando las leyes de la salud se le prepara el camino y se la invita a venir. Muchos sufren las consecuencias de las transgresiones de sus padres. Si bien no son responsables de lo que hicieron éstos, es, sin embargo, su deber averiguar lo que  son o no son las violaciones de las leyes de la salud. Deberían evitar los hábitos malos de sus padres, y por medio de una vida correcta ponerse en mejores condiciones.- MC 179 (1905).

Los pecados de los antepasados llenaron el mundo con enfermedad.
Nuestros antepasados nos han legado costumbres y apetitos que están llenando el mundo con enfermedad. Los pecados de los padres, mediante el apetito pervertido, están cayendo con terrible poder sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generaciones. La mala alimentación de muchas generaciones, los hábitos de glotonería y desenfreno de la gente, están llenando nuestros asilos, nuestras prisiones y nuestros manicomios. La intemperancia manifestada al beber te y café, vino, cerveza, ron y aguardiente, y al usar tabaco, opio y otros narcóticos ha producido gran degeneración mental y física, y esta degeneración está en constante aumento. -RH, 29 de julio de 1884; CH 49.

Herencia del apetito por los estimulantes.
Para algunas personas no es de ninguna manera seguro tener vino o sidra en la casa. Han heredado el apetito por los estimulantes que Satanás está continuamente tratando de inducirles a complacer. Si ceden a sus tentaciones, no se detienen; el apetito exige que se lo complazca y se complace para su ruina. El cerebro se entorpece y se nubla; la razón ya no tiene las riendas, sino las ha cedido a la concupiscencia. -5T 356, 357 (1885).

Los males del tabaco trasmitidos a los hijos.
Entre los niños y jóvenes el uso del tabaco hace un daño incalculable. Las prácticas malsanas de las generaciones pasadas afectan a los niños y jóvenes de hoy. La incapacidad mental, la debilidad física, las perturbaciones nerviosas y los deseos antinaturales se transmiten como un legado de padres a hijos. Y las mismas prácticas, seguidas por los hijos, aumentan y perpetúan los malos resultados. A esta causa se debe  en gran parte la deterioración física, mental y moral que produce tanta alarma. -MC 252 (1905).

Los niños heredan las inclinaciones.
Los niños heredan las inclinaciones al mal, pero también tienen muchos hermosos rasgos de carácter. Estos deberían ser fortalecidos y desarrollados, mientras que las tendencias hacia el mal deberían ser cuidadosamente vigiladas y reprimidas. Los niños nunca deberían ser adulados, porque la adulación es veneno para ellos; pero los padres deberían mostrar un cuidado tierno y santificado por ellos, y así ganar su confianza y amor. -RH, 24 de enero de 1907.

Palabras de alabanza apropiadas.
Siempre que la madre pueda dar una palabra de alabanza por la buena conducta de sus hijos, debería hacerlo. Debería animarlos con palabras de aprobación y miradas de amor. Estas serán como la luz del sol para el corazón del niño y conducirán al cultivo del respeto propio y a la dignidad del carácter. -3T 352 (1889).

El temperamento irritable a veces se hereda.
Algunos han recibido como herencia el temperamento irritable, y su educación en la niñez no les ha enseñado el autocontrol. Con frecuencia a este temperamento fogoso, se unen la envidia y los celos. 
2T 74 (1868).

Satanás se aprovecha de las debilidades heredadas.
En nuestra propia fortaleza, nos es imposible negarnos a los clamores de nuestra naturaleza caída. Por su medio, Satanás nos presentará tentaciones. Cristo sabía que el enemigo se acercaría a todo ser humano para aprovecharse de las debilidades hereditarias y entrampar, mediante sus falsas insinuaciones, a todos aquellos que no confían en Dios. Y recorriendo el terreno que el hombre debe recorrer, nuestro Señor ha preparado el camino para que venzamos. No es su voluntad que seamos puestos en desventaja en el conflicto  con Satanás. No quiere que nos intimiden ni desalienten los asaltos de la serpiente. "Tened buen ánimo -dice;- yo he vencido al mundo" (Juan 16: 33).-DTG 98 (1898).

La conversión cambia las tendencias heredadas.
Una conversión genuina cambia las tendencias hacia el mal heredadas y cultivadas. La religión de Dios es un tejido firme, compuesto de innumerables hilos, entrelazados con tacto y habilidad. Sólo la sabiduría que viene de Dios puede completar este tejido. Hay una gran variedad de telas que al principio tienen una buena apariencia, pero no pueden soportar la prueba. Se destiñen. Los colores no son firmes. Bajo el calor del verano se destiñen y se pierden. La tela no puede soportar un trato rudo. -Carta 105, 1893; 6BC 1101.

No han de ser esclavizados por la herencia.
La pregunta que debemos considerar es ésta: ¿Tenemos los atributos de Cristo? Las excusas no tienen valor. Todas las circunstancias, todos los apetitos y pasiones, han de ser siervos del hombre que teme a Dios, y no sus amos. El cristiano no ha de ser esclavizado por ningún hábito o tendencia heredada o cultivada. -TM 421 (1897).

Los ángeles ayudan a luchar contra estas tendencias.
Los ángeles están siempre presentes donde más se los necesita. Están junto a los que deben librar las batallas más recias, junto a los que deben luchar contra las inclinaciones y tendencias hereditarias, junto a los seres cuyos hogares son de mal ambiente. -RH, 16 de abril de 1895; MeM 312.

La fe purifica las imperfecciones heredadas.
Los que, por una inteligente comprensión de las Escrituras, consideran debidamente la cruz, los que creen verdaderamente en Jesús, tienen un seguro fundamento para su fe. Tienen esa fe que obra por el amor y purifica el alma de todas sus imperfecciones hereditarias y cultivadas. -4TS 328 (1900).

Los efectos de largo alcance del ambiente.
Estamos viviendo en una atmósfera de hechizos satánicos. El enemigo entretejerá un ensalmo de licencia alrededor de toda alma que no haya logrado parapetarse en la gracia de Cristo. Vendrán tentaciones; pero si velamos contra el enemigo, si mantenemos el equilibrio del dominio propio y la pureza, los espíritus seductores no tendrán influencia sobre nosotros. Los que nada hacen para estimular la tentación tendrán fuerza para resistirla cuando venga; pero los que se mantienen en una atmósfera de mal, ellos mismos tendrán la culpa si son vencidos y caen. En lo futuro, se verán buenos motivos por los que se han dado amonestaciones acerca de los espíritus seductores. Entonces se verá la fuerza de las palabras de Cristo: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5: 48).
CM 244 (ed. PP); 197 (ed. ACES).

Las hijas de Lot arruinadas por el ambiente.
Lot habitó poco tiempo en Zoar. La impiedad reinaba allí como en Sodoma, y tuvo miedo de quedarse, por temor a que la ciudad fuese destruida. Poco después Zoar fue destruida, tal como Dios lo había proyectado. Lot se fue a los montes y vivió en una caverna, privado de todas las cosas por las cuales se había atrevido a exponer a su familia a la influencia de una ciudad impía Pero hasta allá le siguió la maldición de Sodoma. La infame conducta de sus hijas fue la consecuencia de las malas compañías que habían tenido en aquel vil lugar. La depravación moral de Sodoma se había filtrado de tal manera en su carácter, que ellas no podían distinguir entre lo bueno y lo malo. Los únicos descendientes de Lot, los moabitas y amonitas, fueron tribus viles e idólatras, rebeldes contra Dios, y acérrimos enemigos de su pueblo. 
PP 164 (1890).

Evitemos las malas compañías.
Pocos comprenden la importancia que tiene el rehuir, hasta donde sea posible, todas  las compañías que no favorecen la vida religiosa. Al elegir su ambiente, pocos son los que dan la primera consideración a la prosperidad espiritual.
Los padres acuden con sus familias a las ciudades, porque se imaginan que allí es más fácil ganarse la vida que en el campo. Los hijos, no teniendo qué hacer cuando no están en la escuela, se educan en la calle. De las malas compañías adquieren hábitos de vicio y disipación. Los padres ven todo esto, pero la corrección de su error requeriría un sacrificio y permanecen donde están, hasta que Satanás obtiene pleno dominio de sus hijos. Mejor es sacrificar cualesquiera consideraciones mundanales, o aun todas ellas, antes que poner en peligro las almas preciosas confiadas a vuestro cuidado. -2JT 74 (1882).

Vivir en la atmósfera del cielo.
Debemos guiarnos por la teología verdadera y el sentido común. Nuestras almas deben estar rodeadas por la atmósfera del cielo. Los hombres y las mujeres tienen que vigilarse; han de estar constantemente en guardia, no permitiéndose palabra o acto que podría ser causa de que se hablase mal de su conducta. El que profesa seguir a Cristo debe vigilarse, mantenerse puro y sin contaminación en sus pensamientos, palabras y actos. Su influencia sobre los demás debe ser elevadora. Su vida ha de reflejar los brillantes rayos del Sol de justicia. 
CM 244 (ed. PP); 197 (ed. ACES) (1913).

La influencia sobre la niñez modela el destino.
Desde una edad muy tierna, los niños están al alcance de influencias desmoralizadoras, pero los padres que profesan ser cristianos no parecen discernir el mal de su propio proceder. ¡Ojalá comprendieran que la influencia que se ejerce sobre un niño en sus más tiernos años imprime una tendencia a su carácter y modela su destino para la vida eterna o la muerte eterna! Los niños reciben las impresiones morales y espirituales, y los que son sabiamente educados en la niñez quizá yerren a veces, pero no irán lejos en su descarrío. -CN 1829 183 (1896).

Los padres son responsables en gran medida.
Los padres son en gran medida responsables por la forma dada al carácter de sus hijos. Deberían apuntar hacia la simetría y la proporción. Hay pocas mentes bien equilibradas porque los padres son inicuamente negligentes de su deber de estimular los rasgos débiles y reprimir los malos. No recuerdan que están bajo la obligación más solemne de vigilar las tendencias de cada niño, que es su deber adiestrar a sus hijos en los hábitos correctos y en la forma correcta de pensar. -5T 319 (1885).

Comenzar en la infancia.
La obra de los padres debe comenzar cuando su hijo está en la infancia, para que pueda recibir las correctas impresiones en su carácter antes de que el mundo coloque su sello sobre la mente y el corazón. 
RH, 30 de agosto de 1881; CN 177.

La importancia de los tres primeros años de la vida.
Madres, estad seguras de que disciplináis debidamente a vuestros hijos durante los primeros tres años de su vida. No les permitáis que formen sus deseos y apetencias. La madre debe ser la mente para su hijo. Los primeros tres años son el tiempo cuando se dobla la diminuta rama. Las madres debieran entender la importancia que existe en ese período. Entonces es cuando se establece el fundamento. -CN 178 (1899).

Los primeros siete años tienen mucho que ver con la formación del carácter.
No se puede exagerar la importancia de la educación precoz de los niños. Las lecciones que aprende el niño en los primeros siete años de vida tienen más que ver con la formación de su carácter que todo lo que aprende en los años futuros. -CN 177 (1903).

Rara vez se olvidan las primeras lecciones.
Las criaturas, niños y jóvenes no debieran oír una palabra impaciente del padre, la madre o cualquier miembro de la familia; porque reciben impresiones muy precoces en la vida, y lo que los padres los hacen hoy, ellos serán mañana, y al día siguiente y al siguiente. Rara vez se olvidan las lecciones impresas en la mente del niño... Las impresiones dejadas precozmente en el corazón se ven en los años siguientes. Quizá queden sepultadas, pero rara vez son raídas. -CN 178 (1897).

Primero el desarrollo físico.
Durante los primeros seis o siete años de la vida del niño hay que prestar atención especial a su educación física antes que a su intelecto. Después de este período, si la constitución física es buena habría que atender a su educación física e intelectual. La infancia se extiende hasta la edad de seis o siete años. Durante ese período los niños deberían dejarse libres como los corderitos para que corran por los alrededores de la casa y los patios impulsados por la animación de su estado de ánimo, saltando y brincando, libres de toda preocupación y problema. Los padres, y especialmente las madres, deberían ser los únicos maestros de las mentes de los niños en esa edad. No deberían educarlos basándose en los libros. Por regla general los niños son lo bastante curiosos como para aprender las cosas directamente de la naturaleza. Formularán preguntas acerca de las cosas que ven y que oyen, y los padres deberían aprovechar la oportunidad de instruirlos y de contestar pacientemente esas pequeñas preguntas. En esta forma pueden tomar ventaja al enemigo y fortalecer las mentes de sus hijos al sembrar buenas semillas en sus corazones sin dejar lugar para que arraigue el mal. Las amorosas instrucciones de las madres impartidas a una tierna edad es lo que los niños necesitan en la formación de su carácter. 
2MS 501 (1865).

El primer hijo necesita cuidado especial.
El primer hijo debería ser educado especialmente con mucho cuidado, porque él educará al resto. Los niños crecen de acuerdo con  la influencia de los que los rodean. Si son manejados por aquellos que son ruidosos y turbulentos, ellos también se convierten en ruidosos y casi insoportables. -CN 27 (1899).

Ambientes diferentes para diferentes niños.
Algunos niños tienen mayor necesidad que otros de paciente disciplina y bondadosa educación. Han recibido como legado rasgos de carácter poco promisorios, y por eso tienen tanto mayor necesidad de simpatía y amor. Por sus esfuerzos perseverantes, se puede preparar a estos niños díscolos para que ocupen un lugar en la obra del Maestro. Poseen facultades sin desarrollarse que, una vez despiertas, los habilitarán para ocupar lugares mucho más destacados que los de aquellos de quienes se esperaba más. -CM 110 (ed. PP); 89 (ed. ACES) (1913).

Los hábitos rara vez se cambian más tarde.
Lo que el niño ve y oye está trazando profundas líneas en la tierna mente, que ninguna circunstancia posterior de la vida podrá borrar del todo. Entonces el intelecto está tomando forma y los afectos están recibiendo dirección y fortaleza. Los actos repetidos en cierto sentido se convierten en hábitos. Estos se pueden modificar mediante una severa educación, en la vida posterior, pero rara vez se cambian. 
CN 184, 185 (1880).

Influencia sanadora de la bondad.
Bajo la influencia de la mansedumbre, la bondad y la amabilidad, se crea una atmósfera que sana y no destruye. -MeM 156 (1906).

18. La seguridad en el hogar
El amor humano debe fundarse en el amor divino.
Sólo en Cristo puede formarse una unión matrimonial feliz. El amor humano debe fundar sus más estrechos lazos en el amor divino*. Sólo donde reina Cristo puede haber cariño profundo, fiel y abnegado. 
MC 276 (1905).

Alcanzar el ideal de Dios.
Hombres y mujeres pueden alcanzar el ideal que Dios les señala si aceptan la ayuda de Cristo. Lo que la humana sabiduría no puede lograr, la gracia de Dios lo hará en quienes se entregan a él con amor y confianza. Su providencia puede unir los corazones con lazos de origen celestial. El amor no será tan sólo un intercambio de palabras dulces y aduladoras. El telar del cielo teje con urdimbre y trama más finas, pero más firmes, que las de los telares de esta tierra. Su producto no es una tela endeble, sino un tejido capaz de resistir cualquiera prueba, por dura que sea. El corazón quedará unido al corazón con los áureos lazos de un amor perdurable. -MC 280 (1905).

Pesar cada sentimiento al considerar el casamiento.
Los que piensan en casarse deben pesar cada sentimiento y cada manifestación del carácter de la persona con quien se proponen unir su suerte. Cada paso dado hacia el matrimonio debe ser acompañado de modestia, sencillez y sinceridad, así como del serio propósito de agradar y honrar a Dios. El matrimonio afecta la vida ulterior en este mundo y en el venidero. El cristiano sincero no hará planes que Dios no pueda aprobar. -MC 277 (1905).

La unión verdadera es la obra de años.
Por mucho cuidado y prudencia con que se haya contraído el matrimonio, pocas son las parejas que hayan llegado a la perfecta unidad al realizarse la ceremonia del casamiento. La unión verdadera de ambos cónyuges es obra de los años subsiguientes. -MC 278 (1905).

Desaparece la imagen romántica.
Cuando la pareja recién casada afronta la vida con sus cargas de perplejidades y cuidados, desaparece el aspecto romántico con que la imaginación suele tan a menudo revestir el matrimonio. Marido y mujer aprenden entonces a conocerse como no podían hacerlo antes de unirse. Este es el período más crítico de su experiencia. La felicidad y utilidad de toda su vida ulterior dependen de que asuman en ese momento una actitud correcta. Muchas veces cada uno descubre en el otro flaquezas y defectos que no sospechaban; pero los corazones unidos por el amor notarán también cualidades desconocidas hasta entonces. Procuren todos descubrir las virtudes más bien que los defectos. 

Muchas veces, nuestra propia actitud y la atmósfera que nos rodea determinan lo que se nos revelará en otra persona. Son muchos los que consideran la manifestación del amor como una debilidad, y permanecen en tal retraimiento que repelen a los demás. Este espíritu paraliza las corrientes de simpatía. Al ser reprimidos, los impulsos de sociabilidad y generosidad se marchitan y el corazón se vuelve desolado y frío. Debemos guardarnos de este error. El amor no puede durar mucho si no se le da expresión. No permitáis que el corazón de quienes os acompañen se agoste por falta de bondad y simpatía de parte vuestra. -MC 278 (1905).

El amor estimula hacia fines más nobles.
Ame cada uno de ellos al otro antes de exigir que el otro le ame. Cultive lo más noble que haya en sí y esté pronto a reconocer las buenas cualidades del otro. El saberse apreciado es un admirable estímulo y motivo de satisfacción. La simpatía y el respeto alientan el esfuerzo por alcanzar la excelencia, y el amor aumenta al estimular la persecución de fines cada vez más nobles. -MC 279 (1905).

La individualidad no se debe fusionar.
Ni el marido ni la mujer deben fundir su individualidad en la del cónyuge. Cada cual tiene su relación personal con Dios. A él tiene que preguntarle cada uno: "¿Qué es bueno? ¿Qué es malo? ¿Cómo cumpliré mejor el propósito de la vida?" Fluya el caudal del cariño de cada uno hacia Aquel que dio su vida por ellos. Considérese a Cristo el primero, el último y el mejor en todo. En la medida en que vuestro amor a Cristo se profundice y fortalezca, se purificará y fortalecerá vuestro amor mutuo. -MC 279 (1905). Tenemos nuestra propia individualidad, y la individualidad de la esposa no debe perderse en la de su esposo. Dios es nuestro Creador. Somos suyos por creación, y somos suyos por redención. Queremos ver cuánto podemos retribuir a Dios, porque El nos da el poder moral, El nos da la eficiencia, El nos da el intelecto; y El quiere que aprovechemos al máximo estos preciosos dones para la gloria de su nombre. 
Ms 12, 1895.

Entera sumisión sólo a Jesús.
Dios requiere que la esposa recuerde siempre el temor y la gloria de Dios. La sumisión completa que debe hacer es al Señor Jesucristo, quien la compró como hija suya con el precio infinito de su vida. . .  Su individualidad no puede desaparecer en la de su marido, porque ha sido comprada por Cristo. -HAd 101 (1891).

No debe albergarse el pensamiento que la unión es un error.
Aunque se susciten dificultades, congojas y desalientos, no abriguen jamás ni el marido ni la mujer el pensamiento de que su unión es un error o una decepción. Resuélvase cada uno de ellos a ser para el otro cuanto le sea posible. Sigan teniendo el uno para con el otro los miramientos que se tenían al principio. Aliéntense el uno al otro en las luchas de la vida. Procure cada uno favorecer la felicidad del otro. Haya entre ellos amor mutuo y sopórtense uno a otro. Entonces el casamiento, en vez de ser la terminación del amor, será más bien su verdadero comienzo. El calor de la verdadera amistad, el amor que une un corazón al otro, es sabor anticipado de los goces del cielo. -MC 278, 279 (1905).

Una relación controlada por la razón.
Los que consideran la relación matrimonial como una de las ordenanzas sagradas de Dios, protegida por su santo precepto, estarán controlados por los dictados de la razón. Considerarán cuidadosamente los resultados de cada privilegio que otorga la relación matrimonial. Los tales sentirán que sus hijos son joyas preciosas que Dios encargó a su cuidado, para quitar de su naturaleza la superficie áspera por medio de la disciplina, a fin de que aparezca su brillo. Se sentirán bajo la más solemne obligación de formar sus caracteres de tal manera que puedan hacer el bien en su vida, bendecir a otros con su luz, y que el mundo sea mejor porque ellos vivieron en él, y que finalmente estén en condiciones para la vida superior, el mundo mejor, para brillar en la presencia de Dios y del Cordero para siempre. -HL (2da. parte) 48, 1865.

Una familia bien organizada.
La empresa familiar debiera estar bien organizada. El padre y la madre deberían considerar 160 juntos sus responsabilidades, juntos deberían trabajar para el más elevado bienestar de sus hijos. No debe haber desacuerdos entre ellos. Nunca debieran criticarse mutuamente sus planes o cuestionar el juicio del otro en presencia de sus hijos. Si la esposa no tiene experiencia, debería tratar de descubrir dónde su trabajo hace más difícil la tarea de su esposo mientras él trabaja por la salvación de sus hijos. Y el esposo debería sostener las manos de su esposa, dándole consejos sabios y estímulo amante. -RH, 8 de julio de 1902.

Los padres deben gobernarse a sí mismos.
Los padres que gobiernan con éxito sus familias deben primero gobernarse a sí mismos. Si desean tener sólo palabras agradables en su familia, deben hacer que sus hijos sólo escuchen palabras agradables de sus labios. Al plantar una semilla se producirá una cosecha similar. Los padres tienen una obra solemne y sagrada que realizar en la educación de sus hijos por precepto y ejemplo. Están bajo la obligación de presentar ante Dios a sus hijos en condiciones de recibir, a una edad muy temprana, un conocimiento inteligente de lo que significa seguir a Jesucristo. Si los que pretenden ser cristianos bíblicos tienen hijos que no temen ni aman a Dios, en la mayoría de los casos es porque el ejemplo de los padres no ha sido el correcto. Se sembraron semillas falsas y espurias, y se ha producido una cosecha de espinas y abrojos. -Ms 59, 1900.

Sonrisas y palabras suaves para la familia.
Es no sólo nuestro privilegio, sino nuestro deber, cultivar la mansedumbre, para que la paz de Cristo esté en el corazón, y como pacificadores y seguidores de Cristo sembrar una preciosa semilla, que producirá una cosecha para la vida eterna. Los profesos seguidores de Cristo pueden poseer muchas cualidades buenas y útiles; pero su carácter queda muy deformado por un temperamento falto de bondad, displicente y juzgador. El esposo o la esposa que abriga sospecha y desconfianza,  crea disensión y dificultades en el hogar. Ninguno de ellos debiera reservar sus palabras amables y sonrisas únicamente para los extraños, y manifestar irritabilidad en el hogar, destruyendo así la paz y la alegría. -NEV 181 (1894).

Debe evitarse el lenguaje vulgar.
Padres y madres, esposos y esposas, les ruego que no se dejen dominar por pensamientos bajos y lenguaje vulgar. Las palabras rudas, las bromas bajas, la falta de cortesía en la vida de hogar, dejarán una impresión sobre ustedes, y si se repiten con frecuencia suficiente, llegarán a ser una segunda naturaleza. El hogar es un lugar demasiado sagrado como para contaminarlo con vulgaridad, sensualidad y recriminaciones. Hay un Testigo que declara: "Conozco tus obras". Permitan que el amor, la verdad, la bondad y la paciencia sean las plantas que se cultiven en el jardín del corazón. -Carta 18b, 1891.

Nunca manifieste rudeza o falta de bondad.
¿Nunca manifiesta usted rudeza, falta de bondad y falta de cortesía en el hogar? Si manifiesta dureza en su hogar, no importa cuán elevada pueda ser su profesión, usted está quebrantando los mandamientos de Dios. -RH, 29 de marzo de 1892.

Los amigos no deben inmiscuirse en la vida familiar (consejo a un joven).
El círculo del hogar debería ser considerado como un lugar sagrado, un símbolo del cielo, un espejo para reflejarnos. Podemos tener amigos y conocidos, pero no deben inmiscuirse en la vida del hogar. Debería existir un fuerte sentido de pertenencia, que produzca una sensación de tranquilidad, reposo y confianza.
Pero su asociación con otras mujeres y niñas ha sido una fuente de tentación para ellas, conduciéndolas a tomarse libertades y sobrepasar el límite que la relación matrimonial impone sobre cada hombre y mujer. Usted no lo percibió, pero su amor por las diversiones y el espíritu que usted estimuló no impresionaron a otros con lo sagrado de la relación matrimonial. La vida familiar práctica es la gran prueba del carácter. Por su tierna consideración en el hogar, por el ejercicio de la paciencia, la bondad y el amor, un hombre determina su carácter. -Carta 17, 1895.

Las esposas anhelan palabras de amor.
Muchas mujeres anhelan de sus esposos, quienes las han elegido para ser las compañeras de su vida, palabras de amor y bondad y las atenciones y cortesías usuales que les corresponden. Cuántas dificultades y qué marea de males e infelicidad se podrían haber evitado si los hombres, y también las mujeres, hubieran continuado cultivando la consideración, la atención, las bondadosas palabras de aprecio, y las pequeñas cortesías de la vida que mantuvieron vivo el amor y que sintieron que eran necesarias cuando estaban conquistando a las compañeras elegidas. Si el esposo y la esposa sólo continuaran cultivando estas atenciones que nutren el amor, serían felices en su compañía mutua y tendrían una influencia santificadora sobre sus familias. Tendrían entre sí un pequeño mundo de felicidad y no desearían salir de ese mundo para buscar nuevas atracciones y nuevos objetos de su amor. Muchas esposas han enfermado y muerto prematuramente por falta de palabras de estímulo, de simpatía y de amor manifestadas en atenciones y palabras bondadosas. -Carta 27, 1872.

El esposo puede cerrar la puerta a la enfermedad.
El esposo debe manifestar gran interés en su familia. Debe ser especialmente cuidadoso de los sentimientos de una esposa débil. Puede evitarle muchas enfermedades. Las palabras bondadosas, alegres y alentadoras resultarán mucho más eficaces que las medicinas más poderosas. Infundirán ánimo al corazón de la abatida y desanimada esposa, y la alegría infundida a la familia por los actos y las palabras de bondad, recompensarán diez veces el esfuerzo hecho. El esposo debiera recordar que gran parte de la carga de educar a sus hijos recae sobre la madre, y que ella ejerce una gran influencia para modelar sus mentes. Esto debe inducirle a manifestar los sentimientos más tiernos, y aliviar con solicitud sus cargas. Debe alentarla a apoyarse en su afecto, y a dirigir sus pensamientos hacia el cielo, donde hay fuerza, paz y descanso final para los cansados.
No debe volver a la casa con la frente ceñuda, sino que su presencia debiera brindar alegría a la familia y estimular a la esposa a mirar hacia arriba y creer en Dios. Unidos, pueden aferrarse a las promesas de Dios y atraer su rica bendición sobre la familia. La falta de bondad, el espíritu de queja y la ira, apartan a Jesús de la morada. Vi que los ángeles de Dios huirán de una casa donde se pronuncian palabras desagradables y se manifiesta inquietud y disensión. -1JT 105, 106 (1862).

El esposo, cabeza de la familia.
El esposo y padre es cabeza de la familia. Es justo que la esposa busque en él amor, simpatía y ayuda para la educación de los hijos, pues son de él tanto como de ella, y él tiene tanto interés como ella en el bienestar de ellos. Los hijos buscan sostén y dirección en el padre, quien necesita tener un concepto correcto de la vida y de las influencias y compañías que han de rodear a su familia. Ante todo, debería ser dirigido por el amor y temor de Dios y por la enseñanza de la Palabra divina, para poder encaminar los pasos de sus hijos por la buena senda. -MC 303 (1905).

La esposa, ayuda idónea para el esposo.
Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una "ayuda idónea para él", alguien que realmente le correspondía, una persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser una sola cosa con él en amor y simpatía. Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo  parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación. -PP 26, 27 (1890).

Cómo crear la paz en el círculo del hogar.
Cuando el esposo tiene la nobleza de carácter, la pureza de corazón y la elevación mental que debe poseer todo verdadero cristiano, ello será puesto de manifiesto en las relaciones matrimoniales. . . Procurará mantener a su esposa con salud y buen ánimo. Se esforzará por pronunciar palabras de consuelo, y por crear en el círculo del hogar una atmósfera de paz. -HAd, 205 (1891). Los maridos deben estudiar el modelo y procurar saber lo que significa el símbolo presentado en la epístola a los efesios, la relación que sostiene Cristo con su iglesia. En su familia, el esposo ha de ser como el Salvador. ¿Se destacará él en la noble virilidad que Dios le dio, y procurará siempre elevar a su esposa y a sus hijos? ¿Alentará en derredor suyo una atmósfera pura y dulce? Mientras asevera sus derechos a ejercer la autoridad, ¿no cultivará tan asiduamente el amor de Jesús, para hacer de él un principio permanente que rija su hogar? -HAd 102 (1891).

El esposo no ha de espaciarse en su puesto. No evidencia virilidad el esposo espaciándose constantemente en su puesto como cabeza de la familia. No aumenta el respeto hacia él cuando se le oye citar la Escritura para apoyar sus derechos a ejercer autoridad. No le hará más viril el requerir de su esposa, la madre de sus hijos, que actúe de acuerdo con los planes de él como si fuesen infalibles. El Señor ha constituido al esposo como cabeza de la esposa para que la proteja; él es el vínculo de la familia, el que une sus miembros, así como Cristo es cabeza de la iglesia y Salvador del cuerpo místico. Todo esposo que asevera amar a Dios debe estudiar cuidadosamente lo que Dios requiere de él en el puesto que ocupa. La autoridad de Cristo  se ejerce con sabiduría, con toda bondad y amabilidad; así también ejerza su poder el esposo e imite la gran Cabeza de la iglesia. -HAd 191, 192 (1891).

La esposa ayudará alegremente al esposo a mantener su dignidad.
También se me ha mostrado que muchas veces la esposa comete un grave error. Ella no realiza esfuerzos decididos para dominar su propio genio y hacer feliz el hogar. Manifiesta a menudo inquietud y profiere quejas innecesarias. El esposo llega de su trabajo cansado y perplejo, y encuentra un rostro ceñudo en vez de palabras alegres y alentadoras. El es humano, y sus afectos se apartan de su esposa. Pierde el amor al hogar, su senda se obscurece y se desvanece su valor. Pierde el respeto propio y la dignidad que Dios le exige que mantenga. El esposo es la cabeza de la familia, como Cristo es la cabeza de la iglesia, y cualquier actitud asumida por la esposa que pueda disminuir su influencia y degradar su posición digna y responsable, desagrada a Dios. Es deber de la esposa renunciar a sus deseos y voluntad, en favor de su esposo. Ambos deben saber renunciar a sus gustos, pero la Palabra de Dios da la preferencia al criterio del esposo. Y la esposa no perderá dignidad al ceder así a aquel a quien ella eligió por consejero y protector. El esposo debe mantener su posición en la familia, con toda mansedumbre, y sin embargo con decisión. -1JT 106 (1862).

El hombre, un ser social.
Entre todas las criaturas que Dios había creado en la tierra, no había ninguna igual al hombre. "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea para él" (Génesis 2: 18). El hombre no fue creado para que viviese en la soledad; había de tener una naturaleza sociable. Sin compañía, las bellas escenas y las encantadoras ocupaciones del Edén no hubiesen podido proporcionarle perfecta felicidad. Aun la comunión con los ángeles no hubiese podido satisfacer su deseo de simpatía y compañía. No existía nadie de la misma naturaleza  y forma a quien amar y de quien ser amado. 
PP 26 (1890).

La armonía en el hogar sólo es posible por el Espíritu de Dios.
Debemos tener el Espíritu de Dios, o no podremos tener armonía en el hogar. Si la esposa tiene el espíritu de Cristo, será cuidadosa en lo que respecta a sus palabras; dominará su genio, será sumisa y sin embargo no se considerará esclava, sino compañera de su esposo. Si éste es siervo de Dios, no se enseñoreará de ella; no será arbitrario ni exigente. No podemos estimar en demasía los afectos del hogar; porque si el Espíritu del Señor mora allí, el hogar es un símbolo del cielo.. .
 HAd 102, 103 (1891).

El círculo interior es supremo.
Hemos de usar todas nuestras facultades para Cristo. Esta es la deuda que cada uno le debe a Dios. Al establecer una relación con Cristo, el hombre renovado sólo regresa a su relación original con Dios. El es un representante de Cristo, y siempre ha de orar y velar en oración. Sus deberes lo rodean, cercanos y remotos. Su primer deber es para con sus hijos y sus familiares más cercanos. Nada puede excusarlo de descuidar el círculo interior en favor del círculo exterior mayor. En el día del ajuste final de cuentas, los padres y las madres tendrán que responder con respecto a sus hijos. Se preguntará a los padres qué hicieron y dijeron para asegurar la salvación de las almas sobre las que ellos mismos asumieron la responsabilidad de traerlos al mundo. ¿Descuidaron a sus corderos, dejándolos al cuidado de extraños? Padres y madres, ¿están ustedes permitiendo que sus hijos crezcan en la impureza y el pecado? Un gran bien hecho a otros no cancelará la deuda que tienen con Dios de cuidar a sus hijos. El bienestar espiritual de su familia está primero. Llévenlos consigo a la cruz del Calvario, trabajando por ellos como quienes tienen que dar cuentas. -Ms 56, 1899.

19. La influencia de los padres
Controlados por principios divinos.
Descansa sobre los padres la más solemne obligación de educar a sus hijos en el temor y amor de Dios. En el hogar han de conservarse las costumbres más puras. Ha de enseñarse la estricta obediencia a los requerimientos bíblicos. Las enseñanzas de la Palabra de Dios han de controlar la mente y el corazón para que la vida del hogar pueda demostrar el poder de la gracia de Dios. Cada miembro de la familia ha de ser labrado "como las [piedras] de un palacio" (Sal. 144: 12) por los principios y preceptos divinos. -RH, 10 de nov. de 1904.

Los padres necesitan comprender a los hijos.
Los padres no deben olvidar cuánto anhelaban en su niñez la manifestación de simpatía y amor, y cuán desgraciados se sentían cuando se les censuraba y reprendía con irritación. Deben rejuvenecer sus sentimientos, y transigir mentalmente para comprender las necesidades de sus hijos. Sin embargo, con firmeza mezclada de amor, deben exigirles obediencia. La palabra de los padres debe ser obedecida implícitamente. -1JT 137 (1863).

Dios ha señalado un camino.
Los ángeles de Dios vigilan a los niños con el más profundo interés para ver qué carácter adquieren. Si Cristo tratase con nosotros como menudo tratamos a los demás y a nuestros hijos, tropezaríamos y caeríamos de puro desaliento. Vi que Jesús conoce nuestras flaquezas, y ha experimentado lo mismo que nosotros en todo, menos en el pecado. Por lo tanto, nos ha preparado una a Pero hasta allsenda adecuada a nuestra fuerza y capacidad, y como Jacob, ha andado suavemente y con serenidad con los niños según lo que ellos pudieran soportar, a fin de sostenernos por el consuelo de su compañía y servirnos de guía perpetuamente. El no desprecia, descuida ni deja atrás a los niños del rebaño. El no nos ha ordenado que avancemos y los dejemos. El no ha viajado tan apresuradamente como para dejarnos rezagados juntamente con nuestros hijos. ¡Oh, no; sino que ha emparejado la senda de la vida, aun para los niños! Y requiere que los padres, en su nombre, los conduzcan por el camino estrecho. Dios nos ha señalado una senda adecuada a la fuerza y capacidad de los niños. -1JT 137, 138 (1863).

La nerviosidad debe ser reprimida.
Padres, cuando os sentís nerviosos, no debéis cometer el grave pecado de envenenar a toda la familia con esta irritabilidad peligrosa. En tales ocasiones, ejerced sobre vosotros mismos una vigilancia doble, y resolved en vuestro corazón no ofender con vuestros labios, sino pronunciar solamente palabras agradables y alegres. Decíos: "No echaré a perder la felicidad de mis hijos con una sola palabra de irritación". Dominándoos así vosotros mismos, os fortaleceréis. Vuestro sistema nervioso no será tan sensible. Quedaréis fortalecidos por los principios de lo recto. La conciencia de que estáis desempeñando fielmente vuestro deber, os fortalecerá.

Los ángeles de Dios sonreirán al ver vuestros esfuerzos, y os ayudarán.
Cuando os sentís impacientes, con demasiada frecuencia pensáis que la causa está en vuestros hijos, y les echáis  la culpa cuando no la merecen. En otras ocasiones, ellos podrían hacer las mismas cosas, y todo sería aceptable y correcto. Los niños conocen, notan y sienten estas irregularidades y ellos tampoco son siempre los mismos. A veces están más o menos preparados para arrostrar actitudes variables; y en otras ocasiones están nerviosos e intranquilos, y no pueden soportar la censura... Algunos padres de temperamento nervioso, cuando están cansados por el trabajo u oprimidos por la congoja, no conservan serenidad mental, sino que manifiestan hacia aquellos que debieran serles más caros en este mundo una irritación e intolerancia que desagradan a Dios y extienden una nube sobre la familia. Con tierna simpatía, debe calmarse a los niños en sus dificultades. La bondad y tolerancia mutuas harán del hogar un paraíso y atraerán a los ángeles santos al círculo de la familia. -1JT 135, 136 (1863).

Las mentes paralizadas de los padres.
Conocemos algo de la forma en que Satanás está trabajando y cuánto éxito tiene. Por lo que se me ha mostrado, ha paralizado la mente de los padres. Son lentos para sospechar que sus propios hijos pueden estar equivocados y ser pecadores. Algunos de estos hijos profesan ser cristianos, y los padres duermen, no temiendo ningún peligro, mientras las mentes y los cuerpos de sus hijos se están arruinando. Algunos padres ni siquiera se preocupan por tener a sus hijos consigo cuando están en la casa de Dios. Las jovencitas asisten a las reuniones y se sientan, tal vez con sus padres, pero más frecuentemente en los asientos de atrás. Tienen el hábito de encontrar excusas para salir de la iglesia. Los muchachos comprenden esto y salen antes o después que salieron las niñas y entonces, al terminar la reunión, las acompañan a la casa. Los padres no son más sabios por esto. Por otra parte, dan excusas para volver caminando, y los muchachos y las niñas se reúnen en un parque u otro lugar aislado, y juegan y pasan un momento de excitación, sin que los vean ojos experimentados que puedan ayudarlos a andar con cautela. -2T 481, 482 (1870).

La dieta y la influencia de los padres.
Si los padres hubiesen vivido en forma saludable, si hubiesen estado satisfechos con un régimen sencillo, habrían ahorrado muchos gastos. El padre no habría estado obligado a trabajar más allá del límite de sus fuerzas a fin de satisfacer las necesidades de su familia. Un régimen nutritivo y sencillo no habría influido para excitar indebidamente el sistema nervioso y las pasiones animales, produciendo mal humor e irritabilidad. Si el niño consumiera únicamente alimentos sencillos, tendría la cabeza despejada, los nervios firmes y el estómago sano; y por tener un organismo en buenas condiciones, no padecería de inapetencia; y con todo esto, la generación actual estaría en una condición mucho mejor que la que tiene ahora. Pero aun ahora, en este período tardío, es posible hacer algo para mejorar nuestra condición. La temperancia en todas las cosas es necesaria. Un padre temperante no se quejará si no tiene una gran variedad de alimentos en la mesa. La manera sana de vivir mejorará la condición de la familia en todo sentido, y permitirá que la esposa y madre tenga tiempo para dedicarlo a sus hijos. Los padres deberían estudiar detenidamente en qué forma pueden preparar mejor a sus hijos a fin de que sean útiles en este mundo y sean idóneos para el cielo. Deberían contentarse con que sus hijos tengan vestidos limpios, sencillos, pero cómodos, libres de bordados y adornos. Deben trabajar seriamente para conseguir que sus hijos posean los adornos interiores, el ornamento de un espíritu humilde y sereno, lo cual tiene un gran valor a la vista de Dios. -2MS 502 (1865).

El esposo, el que une el hogar.
Un padre cristiano es el lazo que une a su familia, vinculándolos estrechamente al trono de Dios. Nunca ha de decaer su interés por sus hijos. El padre que tiene varios varones no debería dejar a estos varones inquietos totalmente al cuidado de la madre. Es una carga demasiado pesada para ella. Debería hacerse amigo y compañero de ellos. Debería esforzarse por protegerlos  de las malas compañías. Puede ser difícil para la madre ejercer autocontrol. Si el esposo ve que la debilidad de su esposa está poniendo en peligro la seguridad de sus hijos, él debiera llevar una parte mayor de la carga, haciendo todo lo que está de su parte para conducir a sus muchachos a Dios.-RH, 8 de julio de 1902.

Las madres no han de buscar excitación.
Las madres que tienen que disciplinar mentes juveniles y formar el carácter de sus hijos, no debieran buscar la excitación del mundo con el fin de estar alegres y ser felices. Tienen una tarea importante en la vida, y tanto ellas como los suyos deben disponer de su tiempo en forma provechosa. El tiempo es uno de los valiosos talentos que Dios nos ha confiado y del cual nos pedirá cuenta. Derrochar el tiempo es malograr la inteligencia. Las facultades de la mente son susceptibles de gran desarrollo. Es deber de las madres cultivar sus propias inteligencias y conservar puros sus corazones. Debieran aprovechar de todos los medios a su alcance para su mejoramiento intelectual y moral, a fin de estar preparadas para cultivar la mente de sus hijos. Aquellas que satisfacen su inclinación a estar siempre en compañía de alguien, se sentirán pronto incómodas a menos que hagas visitas o las reciban. Las tales no tienen la facultad de adaptarse a las circunstancias. Los deberes sagrados y necesarios del hogar les parecen vulgares y faltos de interés. No les agrada el examen o la disciplina propias. La mente anhela las escenas cambiantes y excitantes de la vida mundanal; se descuida a los hijos por complacer las inclinaciones, y el ángel registrador escribe "siervos inútiles". Dios se propone que nuestras mentes no carezcan de propósito, sino que hagan el bien en esta vida. -EC 25 (1872).

La madre que amamanta ha de mantenerse feliz.
El carácter del niño también es más o menos afectado por la naturaleza del alimento que recibe de su madre. Cuán importante es, entonces, que la madre, mientras amamanta a  su bebé, conserve un estado mental de felicidad, con un control perfecto sobre su propio espíritu. Porque al hacer esto el alimento del niño no es dañado, y la forma serena y confiada en que la madre trata a su hijo tiene mucho que ver en la formación de la mente del niño. Si está nervioso y se inquieta fácilmente, la conducta cuidadosa y serena de la madre tendrá una influencia correctiva y tranquilizadora, y mejorará mucho la salud del bebé. 
RH, 25 de julio del 1899.

La madre debiera tratar de mantenerse dueña de sí misma.
Cuanto más tranquila y sencilla la vida del niño, más favorable será para su desarrollo físico e intelectual. La madre debería procurar siempre conservarse tranquila, serena y dueña de sí misma. Muchos pequeñuelos son en extremo susceptibles a la excitación nerviosa, y los modales suaves y apacibles de la madre ejercerán una influencia calmante de incalculable beneficio para el niño. -MC 295 (1905).

No herir con la indiferencia a los niños sensibles.
A los niños pequeños les agrada tener compañía. Por lo general no disfrutan estando solos, y por esta razón la madre debería comprender que en muchos casos el lugar para sus hijos, cuando están en la casa, es la habitación donde ella se encuentra. Así ella podrá observarlos y zanjar las pequeñas diferencias que surgen entre ellos cuando se lo pidan, y corregir los malos hábitos o las manifestaciones de egoísmo o de ira; de este modo podrá imprimir a sus mentes un giro en la dirección correcta. Los niños piensan que a la madre le agrada aquello con lo que ellos disfrutan, y les parece perfectamente natural consultar a su madre acerca de los pequeños problemas que los confunden. Y la madre no debería herir el corazón de sus hijos sensibles tratando sus intereses con indiferencia o rehusando molestarse con tales asuntos de poca monta. Lo que puede parecer pequeño a la madre puede ser muy importante para ellos. Y una palabra de consejo o de advertencia dada en el momento oportuno con frecuencia resultará de gran valor. Una mirada de aprobación, una palabra de ánimo y de alabanza de la madre a menudo serán como un rayo de luz en sus tiernos corazones durante todo el día. -2MS 503 (1865).

Traten suavemente a los pequeños.
Madres, tratad amablemente con vuestros pequeñuelos. Cristo fue una vez un niñito. Por amor suyo, honrad a los niños. Consideradlos como un cometido sagrado, no para mimarlos y hacer de ellos ídolos, sino para enseñarles a vivir una vida pura y noble. Son propiedad de Dios; él los ama y os invita a cooperar con él para ayudarles a adquirir un carácter perfecto. -ST, 23 de ago. de 1899; HAd 253.

Su hijo es propiedad de Dios.
Hermana, ¿se sorprende usted de que su hija tenga poca confianza en la palabra de su madre? Usted la ha educado para no decir la verdad; y el Señor está apenado al ver a una de sus pequeñas conducidas por el mal camino por su madre. Su hija no le pertenece, usted no puede hacer con ella lo que le parezca, porque es propiedad del Señor. Ejerza un control firme y perseverante sobre ella; enséñele que pertenece a Dios. Con esta educación crecerá para ser una bendición para los que la rodean. Pero será necesario un discernimiento claro y agudo para reprimir las inclinaciones de ella a dominar a ambas, a salirse con la suya a hacer lo que le plazca. -Carta 69, 1896.

Disposiciones y genios alegres.
Enseñad a vuestros hijos desde la cuna a practicar la abnegación y el dominio propio. Enseñadles a disfrutar de las bellezas de la naturaleza, y a ejercitar en un empleo útil todas las facultades de la mente y del cuerpo. Criadlos de tal manera que tengan constituciones sanas y buena moralidad, a tener disposiciones y genios alegres. Enseñadles que ceder a la tentación es débil y perverso; que resistir es noble y viril. 
CM 121 (ed PP); 98 (ed ACES) (1913).

Las madres son un ejemplo.
Si las madres desean que sus hijas lleguen a ser mujeres con cuerpos sanos y caracteres virtuosos, deben dar un ejemplo con sus propias vidas, protegiéndolas de las modas destructoras de la salud de nuestra época. Las madres cristianas tienen una responsabilidad que no perciben. Deberían educar a sus hijos para que tengan principios firmes y salud moral en esta era de corrupción. -Ms 76, 1900.

Cuando el capricho del niño es ley.
En algunas familias los deseos del niño son ley. Se le da todo lo que desea. Si algo no le gusta, se lo anima a que no le guste. Se cree que la complacencia hará feliz al niño, pero sólo lo vuelve inquieto y descontento. La complacencia ha arruinado su apetito por la comida sencilla y saludable y por el uso sencillo de su tiempo; la complacencia propia ha hecho su obra de trastornar su carácter para el tiempo y la eternidad. -RH, 10 de mayo de 1898.

Satanás procura controlar la mente de los niños.
Padres, ustedes conocen algo de las atracciones mediante las cuales Satanás procura conducir a sus niños a la locura. Está trabajando con todas sus fuerzas para desviarlos. Con una determinación que muchos ni sueñan está buscando obtener el control de sus mentes y anular el efecto de los mandamientos de Dios en la vida de ellos. -Ms 93, 1909.

Los padres han de ligar a sus hijos a su corazón.
No dejéis que vuestros hijos os vean con rostros ceñudos. Si ellos ceden a la tentación, y luego ven su error y se arrepienten de él, perdonadles tan generosamente como esperáis ser perdonados por vuestro Padre celestial. Instruidlos bondadosamente y ligadlos a vuestro corazón. Este es un tiempo crítico para los niños. Los rodearán influencias tendientes a separarlos de vosotros, y debéis contrarrestarlas. Enseñadles a hacer de vosotros sus confidentes. Permitidles contaros sus pruebas y goces. Estimulando esto, los salvaréis de  muchas trampas que Satanás ha preparado para sus pies inexpertos, No tratéis a vuestros hijos únicamente con severidad, olvidándoos de vuestra propia niñez, y olvidando que ellos no son sino niños. No esperéis de ellos que sean perfectos, ni tratéis de obligarlos a actuar como hombres y mujeres en seguida. Obrando así, cerraríais la puerta de acceso que de otra manera pudierais tener hacia ellos, y los impulsarais a abrir la puerta a las influencias perjudiciales, que permitirían a otros envenenar sus mentes juveniles antes de advertir el peligro. -1JT 136 (1863).

Disciplina sólida y uniforme.
La felicidad de cada niño puede alcanzarse con una disciplina sólida y uniforme. Las gracias más genuinas del niño consisten en la modestia y la obediencia, -oídos atentos para escuchar las palabras de orientación, pies y manos dispuestos a caminar y trabajar en la senda del deber. Y la verdadera bondad del niño traerá su propia recompensa, aun en esta vida. Los primeros años son el momento para el proceso educativo, no sólo para que el niño llegue a ser más servicial y lleno de gracia y de verdad en esta vida, sino para que pueda asegurarse el lugar preparado en el hogar celestial para todos los que son fieles y obedientes. En la educación de nuestros propios hijos y en la de los hijos de otros hemos probado que nunca aman menos a los padres y tutores por impedirles hacer el mal. -RH, 10 de mayo de 1898.

Jesús manifestó una disposición especialmente amable.
Durante su infancia, Jesús manifestó una disposición especialmente amable. Sus manos voluntarias estaban siempre listas para servir a otros. Revelaba una paciencia que nada podía perturbar, y una veracidad que nunca sacrificaba la integridad. En los buenos principios, era firme como una roca, y su vida revelaba la gracia de una cortesía desinteresada. Con profundo interés, la madre de Jesús miraba el desarrollo  de sus facultades, y contemplaba la perfección de su carácter. Con deleite trataba de estimular esa mentalidad inteligente y receptiva. Mediante el Espíritu Santo recibió sabiduría para cooperar con los agentes celestiales en el desarrollo de este niño que no tenía otro padre que Dios. DTG 49 (1898).

La mente ocupada no deja lugar para pensamientos bajos.
Educad las facultades y gustos de vuestros seres amados; procurad que su mente esté ocupada de antemano de modo que no haya lugar para pensamientos o complacencias de carácter bajo y degradante. La gracia de Cristo es el único antídoto o preventivo del mal. Si lo queréis, podéis elegir que la mente de vuestros hijos esté ocupada con pensamientos puros y límpidos o con los males que existen por doquiera: orgullo y olvido de su Redentor. -Carta 27, 1890; CN 174.

Rodeados por un muro que no se rompe fácilmente.
Cada hogar cristiano debería tener reglas; y los padres, por sus palabras y su conducta el uno hacia el otro, deberían dar a los niños un precioso ejemplo viviente de lo que ellos desean que lleguen a ser. La pureza del lenguaje y la verdadera cortesía cristiana deberían practicarse constantemente. No se estimule el pecado, ni las sospechas ni el hablar lo malo. Enseñen a los niños y jóvenes a respetarse a sí mismos, a ser fieles a Dios, fieles a los principios; enséñenles a respetar y obedecer la ley de Dios. Entonces estos principios controlarán sus vidas y serán practicados en sus asociaciones con otros. Amarán a sus prójimos como a sí mismos. Crearán una atmósfera pura, que tendrá una influencia que estimule las almas débiles a andar por el sendero que conduce a la santidad y al cielo. Sea cada lección de un carácter elevador y ennoblecedor, y los registros en los libros del cielo serán tales que no los avergonzarán cuando los encuentren en el juicio.

Los niños que reciben esta clase de instrucción no serán una carga, una causa de ansiedad en nuestras instituciones [educativas, médicas, editoriales, etc.]; sino serán una fuerza, un apoyo para los que llevan responsabilidades. Estarán preparados para ocupar cargos de confianza y por precepto y ejemplo ayudarán constantemente a otros a hacer lo correcto. Las personas cuya sensibilidad moral no ha sido dañada apreciarán los principios correctos y los practicarán. Estimarán correctamente sus dotes y harán el mejor uso de sus facultades físicas, mentales y morales. Tales almas, son constantemente fortalecidas contra la tentación; están rodeadas por un muro que no se rompe fácilmente. Tales personas son, con la bendición de Dios, portaluces; su influencia tiende a elevar a otros hacia una vida cristiana práctica. La mente puede ser así elevada para que los pensamientos divinos y la contemplación de ellos llegue a ser tan natural como respirar. -Carta 74, 1896.

20. La atmósfera del hogar
El hogar afecta la sociedad.
El hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. El bienestar de la sociedad, el buen éxito de la iglesia y la prosperidad de la nación dependen de la influencia del hogar. -MC 269 (1905).

Agencia efectiva para la formación del carácter.
Dios quiere que las familias de la tierra sean un símbolo de la familia celestial. Los hogares cristianos, establecidos y dirigidos de acuerdo con el plan de Dios, se cuentan entre sus agentes más eficaces para formar el carácter cristiano y para adelantar su obra. -3JT 63 (1900).

El culto en la casa.
Tuve padres piadosos, que de diversas maneras procuraban relacionarnos con nuestro Padre celestial. Cada mañana y cada noche tengamos oración en familia. Cantábamos alabanzas a Dios en nuestro hogar. Había ocho niños en la familia, y nuestros padres aprovechaban cada oportunidad para animarnos a dar nuestros corazones a Jesús. 
Ms 80, 1903.

Mayor influencia cuando hay mayor unidad.
Cuánto más estrechamente estén unidos los miembros de una familia en  lo que tienen que hacer en el hogar, tanto más elevadora y servicial será la influencia que ejerzan fuera del hogar el padre, la madre, los hijos y las hijas. -HAd 31 (1903).

Autoridad con firmeza.
La autoridad debe mantenerse por una severidad firme, o muchos la recibirán con burla y desprecio. La así llamada ternura, los halagos y la indulgencia que manifiestan hacia los jóvenes los padres y tutores, es uno de los peores males que les puedan acontecer. En toda familia, la firmeza y la decisión son requerimientos positivos esenciales. 
PR 178 (1917).

El hogar, una lección objetiva.
Dios quisiera que nuestras familias fuesen símbolos de la familia del cielo. Recuerden esto cada día los padres y los hijos, y relaciónense unos con otros como miembros de la familia de Dios. Entonces su vida será de tal carácter que dará al mundo una lección objetiva de lo que pueden ser las familias que aman a Dios y guardan sus mandamientos. Cristo será glorificado; su paz, su gracia y su amor compenetrarán el círculo familiar como un perfume precioso. 
RH 17 de nov. de 1896; HAd 13.

El principio de la paz.
No se ve inquietud en el hogar si Cristo es el principio de la paz que opera en su alma. Allí no hay falta de cortesía. Allí no hay aspereza ni lenguaje hiriente. ¿Por qué? Porque creemos que somos miembros de la familia real y actuamos como hijos del Rey celestial, unidos a Jesucristo por el más fuerte lazo de amor, -ese amor que obra por la fe y purifica el alma. Usted ama a Jesús y está constantemente luchando para vencer todo egoísmo, y para ser una bendición, consuelo, fortaleza y un apoyo para las almas que El ha comprado con su sangre. No puedo ver por qué no deberíamos tratar de ser más fervientes en traer la paz de Cristo directamente a nuestra familia de lo que somos cuando trabajamos por los que no tienen una conexión viviente con nosotros; pero si tenemos la religión en el hogar, se extenderá fuera de él. La tendrán  en todas partes. La llevarán consigo a la iglesia. La pueden llevar con ustedes cuando vayan al trabajo. Estará con ustedes dondequiera que estén. Lo que queremos es la religión en el hogar. Lo que necesitamos es el principio de la paz que controle nuestros espíritus y nuestra vida y carácter a la semejanza de la vida de Cristo que El nos dio como ejemplo. -Ms 36, 1891.

El amor se revela en los actos.
De todo hogar cristiano debería irradiar una santa luz. El amor debe expresarse en hechos. Debe manifestarse en todas las relaciones del hogar y rebelarse en una amabilidad atenta, en una suave y desinteresada cortesía. Hay hogares donde se pone en práctica este principio, hogares donde se adora a Dios, y donde reina el amor verdadero. De estos hogares, de mañana y de noche, la oración asciende hacia Dios como un dulce incienso, y las misericordias y las bendiciones de Dios descienden sobre los suplicantes como el rocío de la mañana. -PP 140 (1890).

El cristianismo en el hogar brilla en todas partes.
El esfuerzo para hacer del hogar lo que debe ser: un símbolo del hogar celestial, nos prepara para obrar en una esfera más amplia. La educación obtenida al manifestar tierna consideración unos hacia otros nos permite saber cómo tener acceso a los corazones necesitados de que se les enseñen los principios de la religión verdadera. La iglesia necesita toda la fuerza espiritual que pueda obtener, para que todos, y especialmente los miembros más jóvenes de la familia del Señor, sean guardados con todo esmero. La verdad vivida en el hogar se hace sentir en una obra hecha desinteresadamente fuera de él. El que vive el cristianismo en el hogar será en cualquier parte una luz resplandeciente. -ST 1º de sept. de 1898; HAd 32, 33.

La elevación de la humanidad comienza en el hogar.
La restauración y el levantamiento de la humanidad empiezan  en el hogar. La obra de los padres es cimiento de toda otra obra. La sociedad se compone de familias, y será lo que la hagan las cabezas de familia. Del corazón "mana la vida" (Proverbios 4: 23).-MC 269 (1905).

Cosas que hacen que el hogar sea atractivo.
Las maneras suaves, la conversación jovial y los actos de amor ligarán los corazones de los hijos a sus padres con las cadenas de seda del afecto y conseguirán que el hogar sea atractivo con mucho más éxito que los adornos más exóticos que se puedan adquirir. 
ST 2 de oct. de 1884; MeM 206.

La pureza en el hogar.
El orden es la primera ley del cielo, y el Señor desea que su pueblo demuestre en sus hogares el orden y la armonía que llenan las cortes celestiales. La verdad nunca pone sus delicados pies en un sendero de impureza o suciedad. La verdad no transforma a los hombres y a las mujeres en personas ásperas o rudas o desordenadas. Eleva a un nivel más alto a todos los que la aceptan. Bajo la influencia de Cristo se produce una obra de constante refinamiento... El que estaba tan interesado en que los hijos de Israel practicaran hábitos de limpieza no sancionará ninguna impureza en los hogares de su pueblo hoy. Dios mira con desaprobación la falta de limpieza de cualquier clase. ¿Cómo podemos invitarlo a nuestros hogares a menos que en ellos todo sea prolijo, limpio y puro? -RH, 10 de junio de 1902.

La ubicación del hogar.
Mejor que cualquier herencia de riquezas que podáis dejar a vuestros hijos será la dádiva de un cuerpo vigoroso, una mente sana y un carácter noble. Quienes comprendan lo que constituye el verdadero éxito de la vida serán sabios a tiempo. Al establecer un hogar recordarán las mejores cosas de la vida. En vez de vivir donde sólo pueden verse las obras de los hombres y donde lo que se ve y se oye sugiere a menudo malos pensamientos, donde el alboroto y la confusión  producen cansancio e inquietud, id a vivir donde podáis contemplar las obras de Dios. Hallad la paz del espíritu en la belleza, quietud y solaz de la naturaleza. Descanse vuestra vista en los campos verdes, las arboledas y los collados. Mirad hacia arriba, al firmamento azul que el polvo y el humo de las ciudades no obscurecieron, y respirad el aire vigorizador del cielo. Id adonde, lejos de las distracciones y disipaciones de la vida de la ciudad, podáis dar vuestro compañerismo a vuestros hijos y enseñarles a conocer a Dios por medio de sus obras y prepararlos para una vida de integridad y utilidad. -MC 284 (1905).

Muebles finos no hacen el hogar.
Cuatro paredes y muebles costosos, alfombras afelpadas, espejos elegantes y hermosos cuadros no son cosas que constituyan un "hogar" si faltan la simpatía y el amor. Aquella palabra sagrada no se aplica a la resplandeciente mansión donde se desconocen los goces de la vida doméstica... En realidad, la comodidad y el bienestar de los niños vienen a ser lo último en que se piensa en una casa tal. Los descuida la madre, que dedica todo su tiempo a la apariencia y a satisfacer las exigencias de una sociedad elegante. El intelecto de los niños no recibe preparación y ellos adquieren malos hábitos; se vuelven inquietos y descontentos. No hallando placer en su casa, sino tan sólo restricciones incómodas, se separan del círculo familiar en cuanto les resulte posible. Con poca vacilación se arrojan al vasto mundo, sin que los refrene la influencia del hogar ni los tiernos consejos que de él debieran provenir. 
ST 2 de oct. de 1884; HAd 138, 139.

Las críticas abren la puerta a Satanás.
Padres y madres, sean vigilantes. Sea vuestra conversación en el hogar agradable y animadora. Hablen siempre bondadosamente, como en la presencia de Cristo. Que no haya críticas, ni acusaciones. Las palabras de esta clase hieren y lastiman el alma. Es natural que los seres humanos hablen palabras  hirientes. Los que ceden a esta inclinación abren la puerta para que Satanás entre en sus corazones y los haga rápidos para recordar los errores y las equivocaciones de otros. Se explayan en estas faltas, se notan sus deficiencias, y se dicen palabras que hacen perder la confianza en quien está haciendo lo mejor para cumplir su deber como colaborador de Dios. A menudo se siembran las semillas de la desconfianza porque se piensa que uno debería haber sido favorecido pero no lo fue. -Carta 169, 1904.

La influencia de los defectos de los padres.
Parece perfectamente natural para algunos hombres ser ásperos, egoístas, exigentes y despóticos. Nunca aprendieron la lección del dominio propio, de modo que no están dispuestos a restringir sus sentimientos irrazonables, no importa cuáles sean las consecuencias. Tales hombres recibirán su pago al ver a sus compañeras enfermas y desanimadas, y a sus hijos llevando las peculiaridades de sus propios rasgos de carácter desagradable. -2MS 494 (1865).

Los hogares con discordia no atraen a los ángeles.
Los hogares en los que reina la discordia no atraen a los ángeles. Cesen los padres y las madres todas sus críticas y murmuraciones. Eduquen a sus hijos para que hablen palabras agradables, palabras que traigan alegría y gozo. ¿No entraremos ahora en el hogar-escuela como alumnos de Cristo? Traigan la piedad práctica al hogar. Vean entonces si las palabras que ustedes hablan no causan gozo. Padres, comiencen la obra de la gracia de la iglesia en vuestro propio hogar, comportándoos de tal manera que vuestros niños vean que estáis cooperando con los ángeles celestiales. Convertíos cada día. Educaos a vosotros mismos y a vuestros hijos para la vida eterna en el reino de Dios. Los ángeles serán vuestros poderosos ayudadores. Satanás os tentará, pero no cedáis. No habléis una sola palabra de la cual el enemigo pueda obtener una ventaja. -Ms 93, 1901.

Un llamado por más hospitalidad.
Aun entre los que  profesan ser cristianos se ejercita poco la verdadera hospitalidad. Entre nuestro propio pueblo la oportunidad de manifestar hospitalidad no es considerada como debiera serlo: como un privilegio y una bendición. Es en absoluto demasiado escasa la sociabilidad y disposición para hacer lugar para dos o tres más en la mesa de la familia, sin molestia u ostentación. Algunos alegan que "es demasiado trabajo". No resultaría así si dijéramos: "No hemos hecho preparativos especiales, pero le ofrecemos gustosos lo que tenemos". El huésped inesperado aprecia una bienvenida tal mucho más que una preparación elaborada. -2JT 570 (1900).

Cosas que hacen a un hogar feliz.
Las voces agradables, los modales amables y el afecto sincero que se expresan en todas las acciones, juntamente con la laboriosidad, el aseo y la economía, truecan hasta un tugurio en el más feliz de los hogares. El Creador considera con aprobación un hogar tal. 
ST, 2 de oct. de 1884; HAd 382.

El cultivo del verdadero refinamiento.
Es muy necesario que se cultive el verdadero refinamiento en el hogar. Con él se da un poderoso testimonio en favor de la verdad. Sea quien sea que la manifieste, la grosería en las palabras y en la conducta indica un corazón viciado. La verdad de origen celestial no degrada nunca a quien la recibe, ni le hace grosero o tosco. La influencia de la verdad suaviza y refina. Cuando los jóvenes la reciben los vuelve respetuosos y corteses. La cortesía cristiana se recibe tan sólo bajo la actuación del Espíritu Santo. No consiste en afectación, o pulimiento artificial, ni en inclinarse con reverencia y sonrisas artificiales. Esta es la clase de cortesía que poseen los del mundo, pero carecen de la verdadera cortesía cristiana. La urbanidad y el refinamiento verdaderos se obtienen tan sólo de un conocimiento práctico del Evangelio de Cristo. La verdadera urbanidad y cortesía consiste en manifestar bondad hacia todos, humildes o encumbrados, ricos o pobres. -HAd 382, 383 (1900).

21. Cristo trata con las mentes
Las enseñanzas de Cristo son una guía.
La enseñanza de Cristo, lo mismo que su simpatía, abarcaba el mundo. Nunca podrá haber una circunstancia de la vida, una crisis de la experiencia humana que no haya sido prevista en su enseñanza, y para la cual no tengan una lección sus principios. Las palabras del Príncipe de los maestros serán una guía para sus colaboradores, hasta el fin. 
Ed 81, 82 (1903).

Se identificó con los intereses de sus oyentes.
Enseñaba de tal manera que les hacía sentir cuán completamente se identificaba con los intereses y la felicidad de ellos. Tan directa era su enseñanza, tan adecuadas sus ilustraciones, y sus palabras tan impregnadas de simpatía y alegría, que sus oyentes se quedaban embelesados. -MC 14, 15 (1905).

Comprende la operación oculta de la mente humana.
Aquel que pagara el precio infinito para redimir a los hombres lee con inequívoca precisión todas las ocultas maquinaciones de la mente humana, y sabe exactamente cómo tratar con toda alma. Y al tratar con los hombres, manifiesta los mismos principios que se revelan en el mundo natural. -TM 189, 190 (1895).

El obra mediante la operación tranquila y regular de leyes.
Dios obra por medio de la operación tranquila y regular de las leyes que él ha establecido. Así ocurre en las cosas espirituales. Satanás está tratando constantemente de producir efectos por medio de rudas y violentas embestidas; pero Jesús encontraba acceso a las mentes por el camino de sus asociaciones más familiares. El perturbaba tan poco como era posible el tren habitual del pensamiento de la gente, por acciones abruptas o prescritas. Honraba al hombre con su confianza, y así lo colocaba en el puesto que correspondía a su honor. Introducía viejas verdades con una luz nueva y preciosa. Así, cuando tenía solamente doce años de edad, asombró a los doctores de la ley por sus preguntas en el templo. -Ev 106, 107 (1894).

Siempre rodeado de paz.
Su tierna compasión caía con un toque sanador sobre los corazones cansados y atribulados. Aun en medio de la turbulencia de enemigos airados, estaba rodeado por una atmósfera de paz. La hermosura de su rostro, la amabilidad de su carácter, sobre todo el amor expresado en su mirada y su tono, atraían a él a todos aquellos que no estaban endurecidos por la incredulidad. De no haber sido por el espíritu suave y lleno de simpatía que se manifestaba en todas sus miradas y palabras, no habría atraído las grandes congregaciones que atraía. Los afligidos que venían a él sentían que vinculaba su interés con los suyos como un amigo fiel y tierno, y deseaban conocer más de las verdades que enseñaba. El cielo se acercaba. Ellos anhelaban permanecer en su presencia, y que pudiese acompañarlos de continuo el consuelo de su amor. -DTG 219, 220 (1898).

Su vida era armoniosa.
La vida de Jesús de Nazaret era diferente de la de todos los demás hombres. Su vida entera estuvo caracterizada por la benevolencia desinteresada y la belleza de la santidad. En su seno se encontraba el amor más puro, libre de toda mancha de egoísmo y pecado. Su  vida fue perfectamente armoniosa. El es el único verdadero modelo de bondad y perfección. Desde el comienzo de su ministerio los hombres comenzaron a comprender más claramente el carácter de Dios. Hasta el tiempo de la primera venida de Cristo, los hombres adoraron a dioses crueles y despóticos. Aun la mente judía fue alcanzada por el temor y no el amor. La misión de Cristo sobre la tierra fue la de revelar a los hombres que Dios no era un déspota sino un Padre celestial, lleno de amor y misericordia hacia sus hijos. -Ms 132, 1902.

No carecía de calor y alegría.
Hay muchos que tienen ideas erróneas sobre la vida y el carácter de Cristo. Piensan que carecía de calor y alegría, que era austero, severo y triste. Para muchos toda la vida religiosa se presenta bajo este aspecto sombrío. -CC 121 (1892).

Posibilidades infinitas en cada ser humano.
En cada ser humano percibía posibilidades infinitas. Veía a los hombres según podrían ser transfigurados por su gracia, en "la luz de Jehová nuestro Dios" (Sal. 90: 17). Al mirarlos con esperanza, inspiraba esperanza. Al saludarlos con confianza, inspiraba confianza. Al revelar en sí mismo el verdadero ideal del hombre, despertaba el deseo y la fe de obtenerlo. En su presencia, las almas despreciadas y caídas se percataban de que aún eran seres humanos, y anhelaban demostrar que eran dignas de su consideración. En más de un corazón que parecía muerto a todas las cosas santas, se despertaron nuevos impulsos, A más de un desesperado se presentó la posibilidad de una nueva vida. -Ed 80 (1903).

Su corazón era un manantial de vida.
Se dice a menudo que Jesús lloraba, pero que nunca se supo que haya sonreído. Nuestro Salvador fue a la verdad un varón de dolores experimentado en quebranto, porque abrió su corazón a todas las miserias de los hombres. Pero aunque su vida era abnegada y ensombrecida por dolores y cuidados, su espíritu  no quedaba abrumado por ellos. En su rostro no se veía una expresión de amargura o dolor, sino siempre de paz y serenidad. Su corazón era un manantial de vida, y dondequiera iba, llevaba descanso y paz, gozo y alegría. 
CC 121, 122 (1892).

Cristo nunca fue apasionado.
Cristo practicó en su vida sus propias enseñanzas divinas. Su celo nunca lo llevó a ser apasionado. Manifestó consecuencia sin obstinación, benevolencia sin debilidad, ternura y simpatía sin sentimentalismo. Era muy sociable y sin embargo poseía una reserva y dignidad que no estimulaban familiaridades indebidas. Su temperancia nunca lo llevó al fanatismo ni a la austeridad rigurosa. No se conformó a este mundo, y sin embargo no fue indiferente a las necesidades del más pequeño entre los hombres. Estaba despierto a las necesidades de todos. 
Ms 132, 1902; Ev 461.

Tacto para tratar con mentes llenas de prejuicio.
Variaba sus mensajes de misericordia para adaptarlos a su auditorio. Sabía "hablar en sazón palabra al cansado" (lsaías 50: 4) porque la gracia se derramaba de sus labios, a fin de inculcar a los hombres los tesoros de la verdad de la manera más atrayente. Tenía tacto para tratar con los espíritus llenos de prejuicios, y los sorprendía con ilustraciones que conquistaban su atención. -DTG 219 (1898).

Llegó hasta las profundidades de la miseria humana.
Recorrió toda senda en la que se extravían las almas. Llegó hasta las mismas profundidades de la miseria y la angustia humanas. 
Carta 50, 1897.

Combate el poder de Satanás sobre la mente.
El [Cristo] vio el poder -el poder engañoso- de Satanás sobre las mentes humanas, y se comprometió a venir a esta tierra. Pone a un lado su manto real, se quita la corona real, abandona su alto mando, desciende del trono de gloria como Comandante  supremo de todo el cielo, y viste su divinidad con humanidad, para que la humanidad pueda alcanzar a la humanidad. Para eso vino aquí. Vino directamente a nuestra tierra para tomar sobre sí la naturaleza del hombre, para pasar por todas las pruebas, todas las aflicciones y tentaciones que asaltan al hombre, y aquí luchó con esas tentaciones, pasando por el terreno donde Adán cayó, a fin de poder redimir el desgraciado fracaso y la caída de Adán. Con la naturaleza humana, como nuestro sustituto y garantía, se aferró de la misma esperanza que tenemos el privilegio de asir, y eso es poder infinito. Mediante él, nuestro Salvador venció las tentaciones del enemigo y obtuvo la victoria. ¿Para quiénes? Para nosotros. ¿Para qué? Para que ninguno de los miembros de la familia humana necesite tropezar en el camino que conduce a la vida eterna. Por cuanto El lo recorrió antes de nosotros, conoce todo obstáculo, conoce cada dificultad que cada alma sobre la faz de la tierra debe afrontar. Conoce esto, y por consiguiente, cuando en ocasión de su bautismo ofreció su pedido al cielo, esa oración se abrió paso directamente a través de la sombra infernal que Satanás ha arrojado sobre el sendero de ustedes, sobre mi sendero, y la fe penetró "hasta dentro del velo" (Heb. 6:19). MS 18

Ayuda a ejercer fe.
Cristo conocía todos los pensamientos de ella, y se dirigía hacia ella. Comprendía él la gran necesidad de la mujer, y le ayudaba a ejercitar su fe.-MC 38 (1905).

El conocimiento divino puede llegar a ser el humano.
El conocimiento divino puede llegaos a la locura. Estr a ser conocimiento humano. Cada ministro debería estudiar cuidadosamente la forma en que Cristo enseñaba. Debe comprender sus lecciones. No hay uno en veinte que conozca la belleza y la esencia real del ministerio de Cristo. Han de descubrirlo. Entonces llegarán a ser participantes del rico fruto de sus enseñanzas. Las entretejerán tan plenamente en su propia  vida y práctica que las ideas y los principios que Cristo presentó en sus lecciones aparecerán en su enseñanza. La verdad florecerá y llevará los frutos más nobles. Y el propio corazón del obrero se encenderá; sí, arderá con la vivificante vida espiritual que infunden en las mentes de otros. -Ms 104, 1898.

En contacto con diversas mentalidades.
Todos los que profesan ser hijos de Dios deben recordar que, como misioneros, tendrán que tratar con toda clase de personas: refinadas y toscas, humildes y soberbias, religiosas y escépticas, educadas e ignorantes, ricas y pobres, No es posible tratar a todas estas mentalidades del mismo modo; y no obstante, todas necesitan bondad y simpatía. Mediante el trato mutuo, nuestro intelecto debe recibir pulimento y refinamiento. Dependemos unos de otros, unidos como estamos por los vínculos de la fraternidad humana. -MC 396 (1905).

La mente ha de llegar a ser una con la de Cristo.
Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová. 
PVGM 253, 254 (ed PP); 221 (ed ACES) (1900).

22. La Escuela y el Maestro
Despertar las facultades mentales.
La verdadera educación no consiste en inculcar por la fuerza la instrucción en una mente que no está lista para recibirla. Hay que despertar las facultades mentales, lo mismo que el interés. A esto respondía el método de enseñanza de Dios. El que creó la mente y ordenó sus leyes, dispuso su desarrollo de acuerdo con ellas.
En el hogar y el santuario, por medio de las cosas de la naturaleza y el arte, en el trabajo y en las fiestas, en el edificio sagrado y la piedra fundamental, por medio de, métodos, ritos y símbolos innumerables, Dios dio a Israel lecciones que ilustraban sus principios y conservaban el recuerdo de sus obras maravillosas. Entonces, al levantarse una pregunta, la instrucción dada impresionaba la mente y el corazón. 
Ed 41 (1903).

La educación imparte energía vitalizadora.
No es la obra más elevada de la educación el comunicar meramente conocimientos, sino el impartir aquella energía vivificadora que se recibe por el contacto de la mente con la mente y del alma con el alma. Únicamente la vida puede engendrar vida. -DTG 215 (1898)

El más elevado desarrollo de las facultades mentales.
Está bien que la juventud considere que debe alcanzar el más alto desarrollo de sus facultades intelectuales. No queremos poner limites a la educación que Dios ha hecho ilimitada. Pero de nada nos sirve lo que logramos si no lo empleamos para honra de Dios y beneficio de la humanidad. No conviene atestar la mente con estudios que requieren intensa aplicación, pero no se utilizan en la práctica. -MC 355 (1905).

Peligros de algunas escuelas.
Muchos jóvenes salen de las instituciones de enseñanza con costumbres degradadas y poderes físicos debilitados, sin conocimientos para la vida práctica y con pocas fuerzas para desempeñar sus tareas.
Al ver estos males, pregunté: ¿Deben nuestros hijos e hijas volverse debiluchos morales y físicos a fin de obtener una educación en las escuelas? Esto no debe ser así; no necesita serlo, si los maestros y los alumnos fueran fieles a las leyes de la naturaleza, las cuales también son leyes de Dios. Todas las facultades de la mente y del cuerpo deberían ser ejercitadas en forma activa para que los jóvenes puedan llegar a ser hombres y mujeres fuertes y bien equilibrados. 
ST, 29 de junio de 1882; FE 71.

Amparar la educación.
La mente será de igual carácter que aquello de que sé alimenta; la cosecha, de igual naturaleza que la semilla sembrada. ¿No bastan estos hechos para hacernos ver cuán necesario es amparar desde los primeros años la educación de los jóvenes? ¿No sería mejor para los jóvenes crecer hasta cierto punto en ignorancia de lo que comúnmente se acepta por educación, más bien que llegar a ser indiferentes a la verdad de Dios? -2JT 453 (1900).

Ha de ser clara la relación de Dios con el hombre.
Es de la máxima importancia que cada ser humano, a quién Dios ha dado poderes de razonamiento, comprenda su relación con Dios. Por su bien presente y eterno ha de preguntarse  cada paso: ¿Es éste el camino del Señor?. . . Necesitamos invitar más fervientemente a cada ser humano para que compare su carácter con la ley de Dios, la norma del carácter para todos los que entrarán en el reino de Dios, y llegar a ser ciudadanos del país celestial. -Ms 67, 1898.

La educación más elevada.
La ciencia de una vida cristiana pura, saludable y consecuente se obtiene por el estudio de la Palabra del Señor. Esta es la educación más elevada que cualquier ser terrenal puede obtener. Estas son las lecciones que deben enseñarse a los estudiantes en nuestras escuelas, para que puedan salir con pensamientos puros y mentes y corazones limpios, preparados para ascender la escalera del progreso y practicar las virtudes cristianas. -Ms 86, 1905.

Los hábitos de los maestros ejercen influencia.
Los principios y hábitos del maestro deberían considerarse de mayor importancia aun que su preparación académica. Si el maestro es un cristiano sincero, sentirá la necesidad de tener igual interés en la educación física, mental, moral y espiritual de sus alumnos. A fin de ejercer la influencia correcta debería tener un control perfecto sobre sí mismo, y su propio corazón debería estar ricamente imbuido de amor por sus alumnos, lo que se manifestará en su apariencia, palabras y actos. Debería tener firmeza de carácter; entonces podrá moldear las mentes de sus alumnos, así como también instruirlos en las ciencias. La educación temprana de los jóvenes generalmente forma su carácter para la vida. Los que tratan con los jovencitos deberían ser muy cuidadosos en desarrollar las cualidades de la mente, para que puedan saber cómo dirigir mejor sus facultades, y para que puedan ejercitarlas de la mejor manera posible. -RH, 14 de julio de 1885,

Desarrollar las cualidades superiores de la mente.
Debería ejercerse el mayor cuidado en la educación de los  niños y variar la instrucción como para desarrollar las elevadas y nobles facultades de la mente. Los padres y los maestros de las escuelas están ciertamente descalificados para educar adecuadamente a los niños si no han aprendido primero las lecciones de dominio propio, paciencia, tolerancia, suavidad y amor. ¡Qué posición importante para los padres, tutores y maestros! Muy pocos perciben las necesidades más esenciales de la mente y saben cómo dirigir el intelecto en desarrollo, los pensamientos y sentimientos en crecimiento de los jóvenes. -RH, 14 de julio de 1885.

Ser inspirados por el Espíritu Santo.
Tratar con las mentes humanas es la tarea más delicada que puede hacerse, y los maestros necesitan ser inspirados por el Espíritu de Dios para que puedan ser capaces de hacer bien su trabajo. -Ms 8, 1899.

Afrontar las faltas.
Nunca los eduquen dando publicidad a los errores y faltas de ningún alumno, pues ellos lo considerarán una virtud en ellos exponer las faltas de otros. Nunca humillen a un alumno presentando sus equivocaciones y quejas y pecados delante del alumnado: no se puede hacer nada más efectivo que esto para endurecer su corazón y confirmarlo en el mal. Hablen y oren con él a solas, y muestren la misma ternura que Cristo les demostró a ustedes, los maestros. Nunca estimulen a un alumno a criticar y hablar de las faltas de otro. Escondan una multitud de pecados de toda manera posible, siguiendo la forma de Cristo para sanarlo. Esta clase de educación será una bendición, que será visible en esta vida y alcanzará a serlo en la futura vida inmortal. -Ms 34, 1893.

Plenamente capacitado para tratar con las mentes humanas.
Cada maestro necesita que Cristo viva en su corazón por la fe, y poseer un espíritu fiel, abnegado y de sacrificio propio por amor de Cristo. Alguien puede tener suficiente educación y conocimiento de la ciencia como para enseñar,  pero, ¿se ha averiguado si tiene tacto y sabiduría para tratar con las mentes humanas? Si los instructores no tienen el amor de Cristo en su corazón, no están capacitados para ser puestos en contacto con los niños, ni para llevar las graves responsabilidades que les fueron asignadas de educar a estos niños y jóvenes. Les faltan la educación superior y el adiestramiento, y no saben cómo tratar con las mentes humanas. El espíritu de sus propios corazones naturales e insubordinados lucha por el control, y someter las mentes y los caracteres dúctiles de los niños a tal disciplina es dejar en la mente cicatrices y magulladuras que nunca se borrarán. Si un maestro no puede sentir la responsabilidad y el cuidado que debería revelar al tratar con las mentes humanas, es que su educación en algunos casos ha sido muy defectuosa. En la vida de hogar el adiestramiento ha sido perjudicial para el carácter, y es triste reproducir este carácter y conducción defectuosos en los niños puestos bajo su cuidado. -FE 260, 261 (1893).

Responsabilidades que no son para los inexpertos.
La escuela de la iglesia de Battle Creek es una parte importante de la viña que ha de ser cultivada. Se necesitan mentes bien equilibradas y caracteres simétricos en los maestros en todas las áreas. No entreguen esta tarea en manos de jóvenes y señoritas que no sepan cómo tratar con las mentes humanas. Esto ha sido un error, y ha producido un mal en los niños y jóvenes bajo su cuidado... Hay que tratar con toda clase de caracteres en los niños y jóvenes. Sus mentes son impresionables. Cualquier exhibición apresurada y apasionada de parte del maestro puede destruir su influencia para el bien en los alumnos que se pretende que eduque. ¿Será esta educación para el bien actual y el bien eterno futuro de los niños y jóvenes? Hay que ejercer una influencia correcta sobre ellos para su bien espiritual. -Ms 34, 1893.

Consejo a un maestro de genio rápido.
Cada maestro tiene su propio rasgo peculiar de carácter que debe vigilar para que Satanás no lo use como su agente para destruir almas mediante sus rasgos de carácter no consagrados. La única seguridad para los maestros es aprender diariamente en la escuela de Cristo, su mansedumbre, su humildad de corazón; entonces el yo se esconderá en Cristo, y humildemente llevará el yugo de Cristo y considerará que está tratando con la herencia de El. Debo señalarle que se me ha mostrado que los mejores métodos no se han practicado siempre al tratar con los errores y faltas de los alumnos, y el resultado ha sido que se han puesto en peligro las almas, y algunas se han perdido. Él mal genio de los maestros, los movimientos imprudentes y la dignidad propia han hecho su obra perversa. No hay forma de vicio, mundanalidad o ebriedad que hará una obra más maligna sobre el carácter, amargando el alma, y poniendo en marcha males que sobrepujan lo bueno, que las pasiones humanas que no están bajo el control del Espíritu de Dios. Nunca serán provechosas la ira, la agitación o la pérdida de los estribos. Cuántos hijos pródigos quedan fuera del reino de Dios por el carácter descuidado de los que pretenden ser cristianos. Celos, envidia, orgullo, sentimientos duros, justicia propia, fácil provocación, malicia, aspereza, frialdad, falta de simpatía, son todos atributos de Satanás. Los maestros los encontrarán en los caracteres de sus alumnos. Es terrible tener que tratar con estas cosas; pero al procurar arrojar fuera estos males, el obrero ha desarrollado, en muchos casos, atributos similares que han arruinado el alma de aquel con quien están tratando. -Carta 50, 1893.

Necesitan una mente bien equilibrada.
Los maestros que trabajan en esta parte de la viña del Señor, necesitan tener dominio propio, mantener bajo control su genio y sus sentimientos, y asimismo estar sujetos al Espíritu Santo. Deben dar evidencia de poseer, no una experiencia unilateral,  sino una mente bien equilibrada, un carácter simétrico. -CM 183 (ed PP); 148 (ed ACES) (1913).

La decisión de mejorar es importante.
Las oportunidades de un maestro pueden haber sido limitadas, de modo que no haya logrado acumular tantos conocimientos como sería de desear; sin embargo, si sabe incursionar en las intimidades de la naturaleza humana; si siente amor sincero por su trabajo, si aprecia su magnitud y está decidido a mejorar; si está dispuesto a trabajar afanosa y perseverantemente, comprenderá las necesidades de los alumnos y, mediante su espíritu comprensivo y progresista, despertará en ellos el deseo de seguirlo mientras trata de guiarlos por el camino ascendente. -Ed 279 (1903).

No se usa ni la mitad de las facultades mentales.
Es importante que tengamos escuelas intermediarias y secundarias. Nos ha sido confiada una gran obra, la proclamación del mensaje del tercer ángel a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Tenemos tan sólo pocos misioneros. Desde nuestra patria y del extranjero nos llegan muchos urgentes pedidos de obreros. Los jóvenes de ambos sexos, los de edad madura, y de hecho, todos los que pueden dedicarse al servicio del Maestro, debieran aplicar su mente hasta el límite, el esfuerzo de prepararse para contestar a estos llamamientos. Por la luz que Dios me ha dado, sé que no empleamos las facultades de la mente ni con la mitad de la diligencia que debiéramos poner en un esfuerzo para prepararnos para ser más útiles. 
CM 200, 201 (ed PP); 161, 162 (ed ACES) (1913).

Combinar lo natural con lo espiritual y procurar las más elevadas realizaciones.
En los estudios de nuestras escuelas, lo natural y lo espiritual han de combinarse. Los trabajos agrícolas ilustran las lecciones bíblicas. Las leyes que la tierra obedece revelan el hecho de que está bajo el dominio magistral de un Dios infinito. Los mismos principios rigen  el mundo espiritual y el mundo natural. Si divorciamos a Dios y su sabiduría de la adquisición del conocimiento, tenemos una educación unilateral y pobre, muerta a todas las cualidades salvadores que dan poder al hombre, de modo que él no puede adquirir la inmortalidad por medio de la fe en Cristo. El autor de la naturaleza es el autor de la Biblia. La creación y el cristianismo tienen un Dios. Todos los que se ocupan en la adquisición de conocimiento deberían apuntar a alcanzar el nivel más elevado de progreso. Avancen tan rápidamente y tan lejos como puedan; sea su campo de estudio tan amplio como sus facultades puedan abarcar, haciendo de Dios su sabiduría, aferrándose al que es infinito en conocimiento, quien puede revelar los secretos escondidos por las edades, quien puede resolver los problemas más difíciles para las mentes que creen en el único que tiene inmortalidad, quien vive en luz inaccesible para el hombre. 
 El testigo viviente de Cristo, que sigue conociendo al Señor, encontrará que sus salidas están dispuestas como el alba. "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará"
 (Gálatas 6: 7).

Con honestidad y diligencia, con un cuidado adecuado del cuerpo, aplicando cada facultad de la mente a la adquisición de conocimiento y sabiduría en las cosas espirituales, cada alma puede ser completa en Cristo, quien es el modelo perfecto de un hombre completo. 
FE 375, 376. 

Las lecciones correctas no pueden impresionar las mentes de quienes no conocen la verdad de la Palabra de Dios. Pero la raza caída no comprenderá. Se cree que la ciencia de la naturaleza controla al Dios de la naturaleza. Las lecciones correctas no pueden impresionar la mente de los que no conocen la verdad ni la Palabra de Dios. Cuando el corazón y la mente están sometidos a Dios, cuando el hombre está dispuesto a ser instruido como un niñito, se encontrará la ciencia de la educación en la Palabra de Dios. La educación superior del mundo ha demostrado ser una farsa. Cuando los maestros y los alumnos bajan de sus zancos y entran en la escuela de Cristo para aprender de él, hablarán en forma inteligente, de la educación superior porque comprenderán que es este conocimiento el que capacita a los hombres para comprender la esencia de la ciencia. -Ms 45, 1898.

Se necesitan ayudas visuales.
El uso de ilustraciones, pizarrones, mapas y figuras ayudará a explicar estas lecciones (espirituales) y grabarlas en la memoria. Los padres y maestros deberían buscar constantemente métodos mejores. 
Ed 186 (1903).

Eviten una variedad demasiado grande de alimento mental.
Dios quiere que mantengamos puras y limpias las facultades mentales. Pero a menudo se da a la mente una variedad demasiado grande de alimento. Resulta imposible absorberlo y usarlo adecuadamente. El cerebro debería ser aliviado de toda carga innecesaria. Sólo los estudios que sean de mayor uso, no sólo aquí sino en la vida futura, que proveerán la mejor instrucción para el cuerpo y el alma, serán llevados a la eternidad. -Ms 15, 1898.

El estudio y la vida práctica.
No es bueno atiborrar la mente con una clase de estudios que requiere intenso esfuerzo y aplicación pero que no se podrá usar en la vida práctica. Una educación de esta clase será una pérdida para el estudiante, pues estos estudios quitan el deseo y la inclinación por los estudios que lo prepararían para ser útil y lo capacitarían para cumplir las responsabilidades a él asignadas como colaborador con Dios para socorrer a los que debería ayudar, por precepto y por ejemplo, a obtener la inmortalidad. -Ms 15, 1898.

Necesidad de adiestramiento práctico.
El estudio del latín y del griego es de mucho menor importancia para nosotros mismos, para el mundo y para Dios, que el estudio y el uso cuidadoso de toda la maquinaria humana. Es un pecado  estudiar libros y descuidar el conocimiento de los diversos ramos de utilidad en la vida práctica. En algunos, la aplicación íntima a los libros es un desperdicio. La maquinaria física que no está sometida a esfuerzos, conduce a una gran actividad cerebral. Este llega a ser el taller del diablo. La vida que ignora la casa donde vivimos, nunca llegará a ser armoniosa. 
Carta 103, 1897.

Libros de texto y modelos de pensamiento.*
Con voz solemne el Orador continuó: "¿Encuentran ustedes que estos autores [incrédulos] tienen aquello que pueden recomendar como esencial para la verdadera educación superior? ¿Se atreverían a recomendar su estudio a los alumnos que ignoran su verdadero carácter? Los hábitos equivocados de pensamiento, una vez aceptados, llegan a ser un poder despótico que atrapa la mente como con una mano de acero. Si muchos que han recibido y leído estos libros nunca los hubieran visto y en cambio hubieran aceptado las palabras del divino Maestro, estarían mucho más adelantados de lo que están ahora en el conocimiento de las verdades divinas de la Palabra de Dios, las cuales hacen sabios a los hombres para su salvación. Estos libros han conducido a miles hacia donde Satanás condujo a Adán y Eva: a un conocimiento que Dios les prohibió tener. Por medio de sus enseñanzas, los estudiantes se han vuelto de la Palabra del Señor a las fábulas". 
RH, 12 de marzo de 1908.

Los amplios principios de la Biblia han de controlar los conceptos.-*
Sobre la mente de cada estudiante debería impresionarse el pensamiento de que la educación es un fracaso a menos que el entendimiento haya aprendido a apoderarse de las verdades de la revelación divina, y a menos que el corazón acepte las enseñanzas del evangelio de Cristo.  El estudiante que, en lugar de los amplios principios de la Palabra de Dios, acepte ideas comunes y permita que se absorba su tiempo y atención con asuntos vulgares y triviales, encontrará que su mente se empequeñecerá y debilitará; perderá la capacidad de crecer. La mente debe ser educada para comprender las importantes verdades que conciernen a la vida eterna. -Carta 64, 1909.

El mejor uso de las partes de la máquina humana.
Si los maestros hubieran estado aprendiendo las lecciones que el Señor deseaba que aprendieran, no habría una clase de alumnos cuyas cuentas deban ser pagadas por alguien o deban salir del colegio con una pesada deuda sobre ellos. Los educadores no están haciendo la mitad de su trabajo cuando saben que un joven está dedicando años de intensa aplicación al estudio de los libros, y no busca ganar los medios necesarios para pagar sus estudios, y sin embargo no hacen nada sobre el asunto. Debería investigarse cada caso, debería preguntarse con bondad e interés por cada uno de estos jóvenes para evaluar su situación financiera. Uno de los estudios puesto ante él como muy valioso debería ser el ejercitar la razón que Dios le ha dado en armonía con sus poderes físicos, su cabeza, su cuerpo, sus manos y sus píes. El uso correcto del propio ser es la lección más valiosa que se puede aprender. No debemos hacer sólo trabajo cerebral y detenernos allí, o hacer esfuerzos físicos y detenernos allí; sino que hemos de hacer el mejor uso de cada una de las diferentes partes que componen la maquinaria humana: cerebro, huesos y músculos, cuerpo, cabeza y corazón. Ningún hombre está preparado para el ministerio si no entiende cómo hacer esto. -Carta 103, 1897.

Los maestros cooperan en la recreación.
Veo algunas cosas aquí en Suiza* que pienso que son dignas de imitar. Los  maestros de las escuelas a menudo salen con sus alumnos mientras están jugando y les enseñan cómo recrearse, y están cerca para reprimir cualquier desorden o faltas. A veces sacan a sus alumnos y tienen una larga caminata con ellos. Me gusta esto; pienso que hay menos oportunidades para que los niños cedan a las tentaciones. Los maestros parecen participar de los deportes de los niños y regularlos. No puedo de ninguna manera sancionar la idea de que los niños deben sentir que están bajo una continua desconfianza y no pueden actuar como niños. Pero únanse los maestros en los entretenimientos de los niños, sean uno de ellos, y muestren que desean verlos felices, y eso los dará confianza a los niños. Pueden ser controlados por el amor, pero no se logrará si los siguen en sus comidas y en sus entretenimientos con una severidad agria e inflexible. -5T 653 (1889).

Manifieste confianza en los alumnos.
El educador sabio, al tratar con sus alumnos, procurará estimular la confianza y fortalecer el sentido del honor. La confianza que se tiene en los jóvenes y niños los beneficia. Muchos, hasta entre los pequeños, tienen un elevado concepto del honor; todos desean ser tratados con confianza y respeto y tienen derecho a ello. No debería hacérseles sentir que no pueden salir o entrar sin que se los vigile. La sospecha desmoraliza y produce los mismos males que trata de impedir. En vez de vigilar continuamente, como si sospecharan; el mal, los maestros que están en contacto con sus alumnos se darán cuenta de las actividades de una mente inquieta y pondrán en juego influencias que contrarresten el mal. Hágase sentir a los jóvenes que se les tiene confianza y pocos serán los que no traten de mostrarse dignos de ella. -Ed 289, 290 (1903).

Es esencial la confianza de los alumnos.
El maestro debe ser apto para su trabajo. Debe tener la sabiduría y el tacto necesarios para manejar las mentes. Por grande que sea su  su conocimiento científico, por excelentes que sean sus cualidades en otros ramos, si no logra conquistar el respeto y la confianza de sus alumnos, sus esfuerzos serán vanos. -Ed 278, 279 (1903).

Ayudar a los atrasados y a los no promisorios.
Si manifiesta bondad, amor, tierna consideración por sus alumnos, cosechará de ellos lo mismo como respuesta. Si los maestros son severos, criticones, altivos, insensibles a los sentimientos de otros, recibirán lo mismo como reacción. Un hombre que desea conservar su respeto propio y dignidad debe ser cuidadoso de no sacrificar el respeto y la dignidad de los demás. Esta regla debería ser sagradamente observada hacia los más simples, los menores y los alumnos que ,más se equivocan. Lo que Dios hará con estos jóvenes aparentemente sin posibilidades usted no lo sabe. Dios ha aceptado y escogido, en lo pasado, a personas precisamente como ellos para hacer una gran obra para El. Su Espíritu, obrando sobre el corazón, ha actuado como una batería eléctrica, despertando las facultades aparentemente dormidas a una acción vigorosa y perseverante. El Señor vio en estas piedras ásperas, sin interés y sin pulir, el metal precioso que soportará la prueba de la tormenta y la tempestad y la fiera prueba del fuego. Dios no mira lo que el hombre mira, Dios no juzga como el hombre juzga-. El escudriña el corazón. -Ms 2, 1881.

Cómo tratar con el estudiante lento.
Los maestros deben considerar que están tratando con niños, no con hombres y mujeres. Son niños que tienen todo por aprender, y aprender es mucho más difícil para algunos que para otros. El alumno lento necesita mucho más estímulo de lo que recibe. Si se pone sobre estas diversas mentes a maestros a quienes por naturaleza les gusta mandar y dictar y engrandecerse por su autoridad, quienes tratan con parcialidad y tienen favoritos por quienes muestran preferencias mientras tratan a otros con rigor y severidad, se creará un estado de confusión y de insubordinación. -FE 269, 270 (1893).

La atmósfera del aula afecta a los estudiantes.
La vida religiosa de muchos profesos cristianos es tal que muestra que no son cristianos... Sus propios rasgos de carácter heredados y cultivados son consentidos como cualidades preciosas cuando son mortales en su influencia sobre otras mentes. En palabras sencillas y claras: caminan a la luz de sus propias chispas. Tienen una religión que está sujeta a las circunstancias y controlada por ellas. Si todo sucede como les agrada y no hay circunstancias irritantes que hagan aflorar la naturaleza no sometida y no semejante a Cristo, son condescendientes y agradables y aun muy atractivos. Cuando hay cosas que ocurren en la familia o en su asociación con otros que perturban su paz y provocan su mal genio, si pusieran todas las circunstancias ante Dios y perseveraran en sus pedidos de gracia antes de comenzar su tarea diaria como maestros, y si conocieran por sí mismos el poder y la gracia y el amor de Cristo morando en sus corazones antes de comenzar sus labores, los ángeles del cielo entrarían con ellos a la sala de clases. Pero si entran al aula con un espíritu excitado e irritado, la atmósfera moral que rodea sus almas estará dejando una impresión sobre los niños que están bajo su cuidado, y en lugar de estar capacitados para instruirlos, necesitan que alguien les enseñe las lecciones de Jesucristo. -FE 265, 266 (1893).

Se necesitan paciencia y adaptabilidad (consejos a un maestro).
Usted no tiene éxito como maestro porque no tiene paciencia ni adaptabilidad. Usted no sabe cómo tratar con las mentes humanas o cómo impartir conocimiento de la mejor manera posible. Si sus expectativas no se logran, se pone impaciente. Usted ha tenido todas las ventajas en su educación, y sin embargo, no es un maestro sabio. Le resulta muy desagradable inculcar ideas en mentes lentas.
En su juventud necesitó disciplina y entrenamiento. Pero el espíritu que usted manifestó bajo la corrección echó a perder su vida. 
Carta 117, 1901.

Los padres han de cooperar con los maestros.
Un campo abandonado representa la mente sin cultivar. Los padres deben mirar este asunto bajo una luz diferente. Deben sentir que es su deber cooperar con el maestro, estimular la sabia disciplina, y orar mucho por quien está enseñando a sus hijos. Ustedes no ayudarán a los niños impacientándose, censurándolos o desanimándolos; tampoco habrán... de ayudarles a rebelarse y a ser desobedientes y faltos de bondad y desagradables por el espíritu que ustedes desarrollan. 
Ms 34, 1893.

La responsabilidad de la comunidad religiosa.
No puede haber obra más importante que la educación apropiada de nuestros jóvenes. Debemos protegerlos, resistiendo a Satanás, a fin de que no los arranque de nuestros brazos. Cuando los jóvenes vayan a nuestros colegios, no se les debería hacer sentir que están entre extraños que no se interesan por sus almas. Debería haber padres y madres en Israel que vigilen sus almas como quienes deben dar cuenta de ellas. Hermanos y hermanas, no se alejen de la querida juventud, como si no tuvieran preocupación por ellos o responsabilidad sobre ellos. Ustedes, quienes por mucho tiempo han profesado ser cristianos, tienen una obra que hacer en guiarlos en forma paciente y bondadosa por el camino correcto. Deberían mostrarles que los aman porque son los miembros más jóvenes de la familia del Señor, comprados con su sangre. -RH, 26 de agosto de 1884; FE 89, 90.

Cómo enfrentar corazones obstinados y disposiciones perversas.
Nuestro Redentor comprendía ampliamente a la humanidad. Su corazón siempre se conmovía por la conocida impotencia de un niño que está sujeto a un trato rudo, porque El amaba a los niños. Nunca llegó en vano a sus oídos 206 el más débil clamor de sufrimiento humano. Y todo el que asume la responsabilidad de instruir a la juventud afrontará corazones obstinados y disposiciones perversas, y es su tarea cooperar con Dios en la restauración de la imagen moral de Dios en cada niño. Jesús, precioso Jesús, en su alma había toda una fuente llena de amor. -FE 265 (1893).
(Mente, Carácter y Personalidad 1 de E.G. de White)

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