lunes, octubre 19, 2020

REFLEXIÓN 427. UN LLAMAMIENTO PARA REFORMARSE: “UNA SÚPLICA FERVIENTE PARA ABANDONAR EL PECADO” (ISAÍAS 59).

Isaías 59. Es el llamado de Dios a su pueblo a volverse a él. “Que comprenda que los males que les aquejan es consecuencia exclusiva, por su maldad”. Promete su misericordia, manteniendo su pacto perpetuo a los que se volvieren de su iniquidad.

Vers. (1-2) La infame naturaleza del pecado. (3-8) Los pecados de los judíos. (9-15) El pecado trae calamidad. (16-19) La salvación viene solamente de Dios. (20-21) El pacto del Redentor.

1 HE AQUÍ que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. 4 No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. 5 Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaran, saldrán víboras. 6 Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. 7 Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. 8 No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.

9 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. 10 Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. 11 Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. 12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: 13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia, y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. 

16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. 17 Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, 18 como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa. 19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, más el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.

20 Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se volvieron de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. 21 Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre. (Isaías 59).

1. La Mano De Jehová. Muchos israelitas atribuían las dificultades que acosaban a la nación a la incapacidad de Dios para liberarlos. Habían llegado a tener una concepción de Dios similar a la que los paganos tenían de sus dioses. Les parecía que Jehová era como una deidad local cuyo poder era limitado y que, al parecer, no podía ni siquiera protegerlos de los dioses y de los ejércitos de las naciones circunvecinas. Culpaban a Dios de sus aflicciones. En este pasaje el Señor responde a esas cavilaciones. Les dice que la culpa no está en él, sino en ellos. Dios sigue siendo bueno y fuerte, su brazo aún es poderoso, y su oído todavía está atento al clamor de sus hijos. Puede ayudarlos, y lo hará, una vez que los impedimentos hayan sido eliminados.

Ni Se Ha Agravado Su Oído. El inconveniente radica en la percepción espiritual de Israel, y no en el oído de Dios (cap. 6:9-10).

2. Vuestras Iniquidades. El pecado levanta una barrera entre el hombre y Dios. Si el cielo parece estar muy distante de la tierra, es porque el pecado ha colocado un velo de separación entre el hombre y Dios.

3. Vuestras Manos. Isaías repite aquí la acusación ya presentada (cap. 1: 15). Aunque los judíos hacían una gran profesión de religiosidad, sus palabras y obras eran de continuo impías.

4. No Hay Quien Clame Por La Justicia. Literalmente, "no hay quien clame con o en justicia". Por el contexto, se ve claramente que Isaías se refiere a la administración de justicia. Debe entenderse que cuando los hombres entablan un pleito, no lo hacen para lograr una estricta justicia, sino para obtener la aprobación de sus actos injustos y tiránicos.

Juzgue Por La Verdad. Mejor, "juzgue con lealtad", ó "juzgue con probidad" (BC), es decir que nadie pleitea honradamente. En el transcurso del proceso legal, todos sacan provecho ilegal de sus antagonistas (Isa. 1:17, 23; Ose. 4:1-2; Amós 2:6-8; 4: 1; 5:11-12; 8:4-6; Miq. 3:11; 6:10-12; 7:2-3).

5. Huevos De Áspides. Tanto dirigentes como pueblo estaban constantemente ideando maldades que producirían obras impías.

Telas De Arañas. Tejían redes engañosas para seducir a sus prójimos. La tela de la araña no parece ser un instrumento mortal, pero está admirablemente adaptada para entrampar a su presa. Si Los Apretaren. La indudable frustración de los planes impíos no evitaba el mal mismo. Los enemigos de la justicia todavía podían lograr sus fines.

6. Sus Telas. La tela de araña no puede usarse como vestimenta, y el que intenta vestirse de ella, sólo revela así su vergüenza y necedad. Los que se ocupan de tejer telas de araña, malgastan el tiempo produciendo algo que no sólo es completamente inútil, sino dañino.

7. Sus Pies Corren. Las formas verbales "corren" y "se apresuran" describen el afán y la avidez con que esa gente participa del mal.  Su conciencia no está dormida sino muerta. Habiendo consumado un acto inicuo, están impacientes por realizar otro. Compárese con Prov. 1: 16; 6:17-18; Miq. 7:3.

Derramar La Sangre Inocente. "Derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera" (2 Rey. 21:16). Dios decretó que "el que derramara sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada" (Gén. 9:6). Cuando Judá se vio frente a su ruina, sus dirigentes estaban entregados a la "avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio" (Jer. 22:17). Una de las condiciones que Dios puso para evitar la destrucción de Jerusalén, era que el pueblo no oprimiera al extranjero, ni al huérfano, ni a la viuda ni derramara sangre inocente (Jer. 7:6).

Pensamientos De Iniquidad. En los días de Noé, Dios vio que "la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio 348 de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal" (Gén. 6:5). De la misma manera, los planes de los impíos presagian males para nuestra generación (ver com. Mat. 24:37-38).

Destrucción Y Quebrantamiento. En el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto se añade "y violencia". los malos pensamientos engendran malas acciones. Cuando el mal ya ha llegado a la etapa de la acción, en buena medida son inútiles los esfuerzos para impedir que se realice. La única manera efectiva de impedir las malas acciones, es transformar los pensamientos. Cristo expuso este aspecto de la ley en el Sermón del Monte (ver com. Mat, 5:17-22). Sus Caminos. Ya no se podía viajar con seguridad.

8. Caminos De Paz. Quienes quieran gozar de paz, en primer lugar, deberán meditar en pensamientos de paz. La paz es el producto de pensamientos correctos y acción correcta (cap. 32:17). El pueblo de Dios goza de paz porque tiene paz en el corazón. Este es el remedio para la angustia y el infortunio del mundo.

9. Justicia. En los vers. 1-8, Dios se dirige al pueblo. Aquí éste responde admitiendo las acusaciones de Dios. Tinieblas. Israel había esperado que se cumplieran las promesas del pacto (ver pp. 29-30), sin que tuviera que hacer frente a sus obligaciones. Esperaba gozar de todos sus privilegios sin aceptar sus responsabilidades. Por esto, cosechó la maldición de la desobediencia (ver pp. 32-36). Israel no había tenido en cuenta la justicia, la honradez, la misericordia y la bondad. Por eso Dios no pleitearía por él frente a sus opresores. Para su desdicha, Israel descubrió que con la medida con que había medido a otros: habría de ser medido (ver com. Mat. 7:2). Estaba cosechando lo que había sembrado. Clamó a Dios en procura de socorro, pero los cielos en lo alto parecían de bronce, y la tierra debajo, de hierro (Deut. 28:23).

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10. Palpamos. En los vers. 10- 15 se describen vívidamente los resultados de la transgresión. Cuando los hombres rehúsan andar por el camino de la luz y de la justicia, Dios permite que les sobrevenga ceguera (Las. 6:10; cf. Rom. 11:25). Deja que anden por los caminos que ellos mismos se han trazado, caminos que inevitablemente llevan a la angustia y a la perplejidad. Por así decirlo, los hombres se encuentran encerrados entre muros de dificultades. Ciegamente y en vano tantean buscando una vía de escape. Este era precisamente el resultado que Moisés había predicho (Deut. 28:20, 29).

11. Gruñimos. La aflicción produce varios efectos: algunas veces, enojo y amargura; otras, angustia y desconsuelo (ver com. vers. 9). "No hay paz... para los impíos" (ver com. Isa. 57:21).

12. Nuestras Rebeliones. En nombre del pueblo de Judá, Isaías reconoce francamente sus transgresiones (ver com. vers. 9). Los judíos ya no intentan justificarse. Han comenzado a recibir la paga del pecado (Rom. 6:23; cf. Sant. 1: 15).

13. El Apartarse De En Pos De Nuestro Dios. El pecado siempre aparta de Dios, nunca acerca a él. El camino que Israel estaba siguiendo llevaría a la nación siempre más lejos de los ideales que Dios había puesto delante de él. Por así decirlo, el pueblo, mediante Isaías (ver com. vers. 12) admitía francamente su culpabilidad (ver com. vers. 9), y al hacer esto, daba el primer paso de regreso hacia Jehová. Los pasos sucesivos, esenciales para la reforma, se explican en el cap. 58:5-14. Al seguirlos, Israel encontraría su única esperanza para evitar mayores calamidades.

14. El Derecho. 0 también, "justicia". Isaías describe aquí la triste situación que prevalecía en los tribunales de justicia y en el trato individual de judíos entre sí. Se personifica al derecho y se lo pinta como un fugitivo que huye en busca de seguridad. La justicia no se atrevía a dejarse ver en público.

Justicia. En el sentido de "rectitud". También la rectitud había sido dejada de lado, y había huido de la habitación de los hombres. La verdad había sido atacada y yacía como un guerrero caído, pisoteada, e incapaz de levantarse. La equidad y la integridad habían sido desterradas y no se atrevían a volver. Este es el resultado inevitable cuando una nación da la espalda a Dios y a la ley divina (CS 641-642).

15. Fue Puesto En Prisión. Mejor, "es despojado" (BJ). Aquí termina la sección que había comenzado con el vers. 9.

Los tiempos son tan malos que el hombre recto encuentra que su misma vida está en peligro. Tal era la situación en Judá durante el reinado de Manasés, quien derramó "mucha sangre inocente" (2 Rey. 21: 16). 349

Lo Vio Jehová. Con estas palabras comienza una nueva sección. Ha concluido la acusación divina dirigida a Judá (vers. 9-15). Ahora el Señor estudia la condición de Judá, al parecer desesperada, y se ofrece a sí mismo como Salvador e Intercesor (ver com. cap. 53:12). Es alentador saber que cuando una situación se presenta oscura y desanimadora para el hombre, no sólo el Señor lo sabe todo, sino que también está dispuesto a tomar las medidas necesarias para resolverla.

16. No Había Hombre. En la crisis que se había presentado, no hubo ninguno que proporcionara alivio (ver Eze. 22:30), o detuviera el castigo, como lo hicieron Aarón y Moisés (Núm. 16:47-48), o Finees (Núm. 25:7-8). Desde el punto de vista humano, la situación era desesperada. El socorro debía venir de Dios, como lo hizo en Egipto, en el cruce del Mar Rojo, y repetidas veces durante la peregrinación por el desierto y la ocupación de la Tierra Prometida. Dios obraría por amor de su propio nombre y por amor de su pueblo abatido.

Quien Se Interpusiese. O "que no hubiera intercesor" (BJ), que "interviniera" en favor de Israel que estaba alejado del Padre celestial y en angustiosa necesidad de ayuda (ver com. vers. 1-2, 9). Su Misma Justicia. Es la misericordia divina la que impulsa al Omnipotente a intervenir en favor de su pueblo asediado. La crisis que enfrentaba Judá en los días de Isaías y a la que hizo frente más tarde, amenazaba con extinguir la nación. Pero, como tantas veces acontece en el libro de Isaías, la Inspiración deduce de la crisis inmediata una lección profundísima referente al gran conflicto entre el bien y el mal. En esto no sólo está implicado el reino de Judá, sino toda la humanidad.

La completa impotencia de Judá ante sus enemigos aparece aquí como un ejemplo de la ineficacia de toda la raza humana en su lucha contra el pecado y las fuerzas del mal. Sin la intervención divina, el hombre no tiene esperanza. Por lo tanto, Cristo se ofrece a sí mismo como rescate para muchos y entra por el arduo sendero del conflicto que finalmente lo llevará a la cruz.

17. Coraza. Isaías describe a Cristo como un guerrero armado que entra en la lucha por la salvación del hombre. Se trata de una guerra, pero el conflicto no se riñe con armas carnales. La coraza y el yelmo son armas defensivas para proteger el pecho y la cabeza, las dos partes más vulnerables del cuerpo. (Efe. 6:14, 17). Celo. Ese celo hacía intrépido a Cristo y aterrorizaba a las fuerzas del mal (Sal. 69:9; 119:139).

18. Como Para Vindicación. Mejor, "según los merecimientos así pagará" (BJ). Para ser justo, el castigo debe ser proporcional a la culpa. Cuando Cristo vuelva, lo hará para recompensar con galardón "a cada uno según sea su obra" (Apoc. 22:12). El Señor es "tardo para la ira", pero vendrá el momento cuando castigará a "sus adversarios... y no tendrá por inocente al culpable" (ver com. Nah. 1:2-3). Los De La Costa. Las naciones lejanas que han oprimido al pueblo de Dios (ver com. cap 42:4)

19. Y Temerán. Como en el caso del antiguo Egipto, todas las naciones deberán respetar el poder y la majestad de Dios cuando él se yerga para defender a su pueblo (ver com. cap. 45:23). Cuando los juicios de Dios visitan la tierra, "los moradores del mundo aprenden justicia" (cap. 26:9). La manifestación final del poder de Dios en favor de su pueblo hará que todos, desde sin extremo de la tierra hasta el otro, reconozcan su soberanía (Sal. 50:1-6; Mal. 1: 11; Apoc. 5:13; 15:3-4).

Vendrá El Enemigo Como Río. El texto masorético, sin vocales, puede también traducirse: "vendrá como torrente impetuoso, empujado por el soplo de Yavé" (NC). La palabra tsar, traducida en la RVR como "enemigo", puede también traducirse como "angostura", "estrechez", "angustia", y la frase resultante: "un río de angustia" podría representar el poder avasallador con el cual avanza Jehová. La LXX emplea una traducción similar, lo que muestra que ésa era la idea que sus traductores captaron del original.

Levantará Bandera. Heb. nosesah. Este verbo irregular no muestra claramente cuál es su forma básica. Si procede del verbo nasas, se refiere a "levantar bandera", pero si viene del verbo nus, como afirman los diccionarios más recientes, debe traducirse como "empujar", por lo cual la traducción de Nácar-Colunga, "vendrá como torrente impetuoso, empujado por el soplo [o Espíritu] de Yavé" parece ser la más precisa. Si se acepta esta interpretación, debe considerarse que el versículo 19 presenta la gran liberación de Dios, que con fuerza y majestad derrota al enemigo. Vez tras vez, en el transcurso de la historia, Dios ha intervenido de maneras sumamente maravillosas para liberar a su pueblo. Lo mismo ocurrirá con el pueblo de Dios en ocasión de la gran crisis al final de la historia humana. Cuando los impíos de la tierra piensen que los santos están completamente en su poder, el Señor se manifestará destruyendo a sus enemigos y llevándose a los santos para que reciban su heredad.

  20. Vendrá El Redentor. Esta profecía se cumplirá con la segunda venida de Cristo.             El Señor volverá entonces para salvar a su pueblo, a los que han abandonado sus transgresiones y lo han aceptado como su Salvador. En Rom. 11:26-27, Pablo aplica palabras similares al tiempo cuando "todo Israel será salvo".

21. Mi Pacto. Ver com. Gén. 17:4, 7-8; Jer. 31:31-34; Heb. 8: 10-11; 10: 16. (4CBA) Ministerio Hno. Pio


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