miércoles, junio 23, 2021

REFLEXIÓN 736. MINISTERIO EN PEREA, OTOÑO A PRIMAVERA, AÑO 30-31 DC/ Enseñanza Mediante Parábolas (LUCAS 12).

Lucas 12. Enseñanza Mediante Parábolas. Vers. (1-12) Cristo enseña a sus discípulos a evitar la hipocresía de los fariseos y a no sentir temor de predicar su doctrina. 

(13-21) Amonesta a la gente contra la avaricia, por medio de la parábola del rico que aumentaba mucho sus bienes. (22-30) No debemos preocuparnos por las cosas materiales, (31-32) sino buscar el reino de Dios, (33-35) dar limosnas (36-40) y estar preparados para recibir a nuestro Señor cuando venga. 

(41-48) Los ministros de Cristo deben cumplir con su deber (49-53) y no sorprenderse por la persecución. (54-57) Todos deben aprovechar este tiempo de gracia, (58-59) porque es algo terrible morir sin haberse reconciliado con Dios.

1 EN ESTO, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 2 Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.

3 Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. 4 Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.

5 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. 6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos?  Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. 7 Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

8 Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; 9 mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.

10 A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. 

11 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.

13 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14 Mas él le dijo: Hombre, ¿Quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 

16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. 

22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? 25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? 26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?

27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿Cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? 29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.  32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.

33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

35 Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas36 y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. 37 Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. 38 Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. 39 Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. 40 Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.

41 Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? 42 Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? 43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.

45 Mas si aquel siervo dijera en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzara a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, 46 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. 47 Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. 

49 Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? 50 De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra?  Os digo: No, sino disensión. 52 Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. 53 Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

54 Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. 55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. 56 ¡Hipócritas!  Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo? 57 ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

58 Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca. (Lucas 12).

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.

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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16

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1. En esto. [Advertencia contra los fariseos, Luc. 12:112.] Estas palabras introductorias establecen una clara relación entre el discurso registrado en el cap. 12 y el episodio en la casa de un fariseo, narrado en el cap. 11. En ocasiones anteriores Jesús había presentado una gran parte de la enseñanza que aparece en el cap. 12 (ver DTG 375, 452), pero todo este capítulo parece ser un discurso presentado inmediatamente después del episodio en la casa del fariseo (ver com. cap. 11:53-54). Todavía quedaban unos meses antes de que terminara el ministerio terrenal de Jesús (PVGM 199). Luc. 12:2-9, 51-53 es similar a Mat. 10:26-36; es una parte de las instrucciones dadas a los doce. Luc. 12:22-34, 57-59 es muy parecido a Mat. 6:25-34, 19-21; 5:25-26. Luc. 12:39-46 es semejante a Mat. 24:43-51, y Luc. 12:54-56 es similar a Mat. 16:2-3. El tema de todo el cap. 12 de Lucas es la sinceridad y consagración que debe caracterizar al verdadero seguidor de Jesús, en contraste con la hipocresía de los fariseos.

Por millares la multitud. Literalmente "habiéndose reunido por miríadas la multitud". La palabra griega muriás significa literalmente "diez mil", pero aquí se emplea para describir un gran número (ver este mismo uso en Hech. 21:20).

Se atropellaban. Un detalle concreto para destacar cuán numerosa era la multitud.

Primeramente. La enseñanza que sigue fue dada primero a los discípulos, pero también tenía el propósito de ser oída por los millares del pueblo. El adverbio "primeramente" debe relacionarse con la frase "comenzó a decir a sus discípulos", y no con la frase que comienza "guardaos".

Guardaos. Ver com. Mat. 16:5-9. En el episodio en el hogar del fariseo, los discípulos habían visto la levadura de los fariseos en acción (Luc. 11:37-54).

Hipocresía. Anteriormente Jesús había definido la levadura de los fariseos como la doctrina de ellos mismos (Mat. 16:12), es decir, sus creencias y enseñanzas. La palabra "levadura" se aplica aquí en primer lugar a su manera de vivir. En la teoría ("doctrina") y en la práctica ("hipocresía") -por precepto y por ejemplo- la influencia de los fariseos apartaba a los hombres de Dios y de la verdad. En cuanto a "hipócrita", ver com. Mat. 6:2; 23:13.

2. Nada hay encubierto. Con referencia a los vers. 2-9, ver com. Mat. 10:27-33.

3. Aposentos. La palabra griega se refiere a habitaciones interiores o lugares donde se guardaban cosas.

5. Infierno. Gr. géenna (ver com. Mat. 5:22; Jer. 19:2).

6. Cinco pajarillos. En el pasaje paralelo de Mat. 10:29 se dice: "se venden dos pajarillos por un cuarto".

Cuartos. Gr. assárion (ver p. 51; com. Mat. 10:29).

8. Confesare. Gr. homologéÇ significa "decir lo mismo", "concordar". En este pasaje, tiene el sentido de "declarar públicamente", "reconocer", "declararse de parte de alguien".

10. Alguna palabra contra. Ver com. Mat. 12:32.

Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1:1; Mar. 2:10.

11. Los magistrados y las autoridades. Con referencia a los vers. 11-12. ver com. Mat. 10:19-20.

13. Le dijo uno. [La insensatez de las riquezas, Luc. 12:13-34. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Era uno de la multitud (vers. 1), que había escuchado las claras acusaciones de Jesús contra los escribas y fariseos (cap. 11:39-52; PVGM 198-199), y su consejo a los discípulos en cuanto a lo que debían hacer cuando fueran llevados ante los magistrados (cap. 12:11; cf. PVGM 198). Este hombre suponía que si Jesús pudiera hablarle a su hermano con la misma autoridad, no se atrevería a desobedecer lo que Jesús le ordenara (PVGM 199). Pensaba que el Evangelio del reino no era más que un medio para favorecer sus propios intereses egoístas. Compárese con la actitud de Simón el Mago hacia la salvación (Hech. 8:9-24). En cuanto a la ubicación cronológica de este episodio, ver com. vers. 1.

Di a mi hermano. Evidentemente ambos hermanos eran codiciosos; si no hubiera sido así difícilmente hubieran estado peleando por la herencia.

Que parta conmigo la herencia. Según la ley mosaica acerca de las herencias, el hermano mayor recibía dos porciones de los bienes de su padre, mientras que cada uno de los otros hermanos recibían sólo una porción (ver com. Deut. 21:17). En este caso quizá fue el hermano menor quien recurrió a Jesús objetando que su hermano mayor recibiera la doble porción que la ley le asignaba (PVGM 234).

14. Hombre. La forma en que Jesús se dirige al que le había hecho el pedido podría sugerir cierta severidad (ver Luc. 22:58,60; Rom. 2:1; 9:20).

Juez o partidor. El reino que Jesús había venido a proclamar no era "de este mundo" (Juan 18:36). El nunca comisionó a sus discípulos que fueran autores de un cambio social, por muy importante que éste pudiera ser, ni tampoco en ningún momento intentó decidir judicialmente entre los hombres (Juan 8:3-11). Jesús, como los profetas de antaño (Miq. 6:8; etc.), expuso claramente los principios que deben gobernar las relaciones de cada uno con su prójimo (ver com. Mat. 5:38-47; 6:14-15; 7:1-6, 12; 22:39; etc.); pero dejó la administración de la justicia civil exclusivamente a las autoridades civiles debidamente constituidas. En ningún caso se apartó de esta regla, y quienes hablan en su nombre deberían seguir su ejemplo en este sentido y también en otros (PVGM 186).

15. Avaricia. Gr. pleonexía (ver com. Mar. 7:22). La avaricia puede definirse como un deseo desmedido por las cosas materiales, especialmente de las que pertenecen a otro. El hombre que se dirigió a Cristo no necesitaba más riquezas; lo que necesitaba era que la avaricia le fuera quitada de su corazón para que las riquezas no le preocuparan tanto.  Sin avaricia en su corazón, no habría ninguna disputa que arreglar. Jesús fue, como siempre, a la raíz de la dificultad, y propuso una solución que impediría que se levantaran problemas similares en lo futuro. No presentaba remedios pasajeros como los que propone hoy el evangelio social. Lo que más necesitan los hombres no es un sueldo mejor o mayores ganancias. Necesitan un cambio de corazón y de pensamiento que los conduzca a buscar "primeramente el reino de Dios y su justicia" para que sientan plena confianza de que las cosas indispensables para la vida les "serán añadidas" (ver com. Mat. 6:33).

La abundancia de los bienes. Ver com. Mat. 6:24-34.

El Materialismo se encuentra en la raíz de muchos de los mayores problemas del mundo actual, y es la base de la mayor parte de las filosofías políticas y económicas, y por lo tanto es la causa de una gran parte de los conflictos entre clases y naciones que afligen a la humanidad.

El descontento con lo que tenemos crea el deseo de lograr más obligando a otros a ceder todo o parte de lo que tienen. Pero, en vez de eso, todos deben trabajar honradamente. La avaricia es la causa de muchos de los problemas insolubles del mundo.

El pedido del que buscó a Jesús para que asumiera el papel de juez de la conducta de su hermano, fue motivado por el mismo espíritu de avaricia que impulsa a algunos industriales a obtener mayores ganancias sin detenerse a pensar en los medios que utilizan para obtenerlas, y que también hace que muchos trabajadores exijan salarios siempre mayores, sin considerar el valor de su propia contribución a la producción de la riqueza ni las posibilidades de su empleador de poder pagar. Es exactamente el mismo espíritu que mueve a determinados grupos e intereses a pedir leyes que les sean favorables, sin preocuparse cómo afectarán a otros grupos del país; es el mismo espíritu que lleva a una nación a imponer su voluntad sobre otros pueblos, sin preocuparse por los intereses o deseos de ellos. Este es el mismo espíritu que muchas veces destruye los hogares, conduce a la delincuencia juvenil y se halla presente en numerosos crímenes.

Dios pide a todos los que quieren amarle y servirle que consideren las cosas materiales de la vida en su verdadera perspectiva, y que las subordinen a las cosas de valor eterno (ver com. Mat. 6:24-34; Juan 6:27). 

La mayoría piensa que a medida que aumentan las riquezas aumenta la felicidad; pero no es necesariamente así. La felicidad no depende de las cosas que se posee, sino de la manera de pensar y de lo que siente el corazón (ver com. Ecl. 2:1-11).

16. Una parábola. En cuanto a la enseñanza de Jesús por medio de parábolas y los principios que rigen su interpretación. Esta parábola, narrada sólo por Lucas, ilustra el principio enunciado en el vers. 15: las cosas materiales no son lo más importante de la vida (cf. com. Mat. 19:16-22); y bien podría titularse: "La locura de una vida consagrada a adquirir riquezas".

La heredad. Mejor "los campos" (BJ). El hombre sepulta la semilla en la tierra y la cuida de la mejor forma posible, pero es Dios quien hace crecer la semilla (ver com. Mar. 4:26-29). El hombre puede favorecer el proceso del crecimiento, pero es Dios quien lo da (1 Cor. 3:6-7). Él envía la luz del sol y la lluvia (ver com. Mat. 5:45), y bendice los esfuerzos del hombre dando "tiempos fructíferos" (Hech. 14:17). Antes de que Israel entrara en la tierra prometida, Dios le advirtió que no olvidara que era él quien da al hombre el poder de adquirir riquezas (Deut. 8:11-18). Sin embargo, el hombre siempre se ha inclinado a atribuirse el mérito de lo que Dios le ha concedido, diciendo en su corazón: "Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza" (Deut. 8:17). Este es un engaño fatal. Aquel cuyo corazón no está agradecido a Dios, se envanecerá en su razonamiento y "su necio corazón" será "entenebrecido" (Rom. 1:21). Es sabio en su propia opinión, pero necio a la vista de Dios (Rom. 1:22). Si persiste en tal conducta acabará por eliminar completamente a Dios de su pensamiento, e irá en pos de la felicidad material y del placer físico (Rom. 1:23-32). Se convertirá en amador de placeres más que de Dios (2 Tim. 3:4).

17. Pensaba dentro de sí. Consideraba el asunto desde varios puntos de vista; y después de pensarlo bien llegó, según su parecer, a una conclusión lógica.

No tengo dónde guardar. Esta clara realidad debería haberlo inducido a pensar en los muchos que necesitan los bienes que Dios le había concedido con tanta abundancia. 

Pero sus intereses egoístas lo enceguecían para no ver las necesidades de sus prójimos (ver com. cap. 16:19-31).

18. Mis frutos. Nótese el afán de poseer: "mis frutos", "mis graneros", "mis bienes", "mi alma" (cf. Ose. 2:5). Todos sus pensamientos giraban sobre sí mismo. Evidentemente no comprendía que "a Jehová presta el queda al pobre" (Prov. 19:17).

19. Alma. Ver com. Mat. 10:28.

Repósate. Este hombre ya ha amasado una fortuna y está por retirarse de sus actvidades. Se dedicará a disfrutar de las buenas cosas de la vida sin pensar más en trabajar.

Come, bebe, regocíjate. Está seguro de que tiene más que suficiente para que le alcance durante el resto de su vida, y pasará sus días divirtiéndose como lo hizo el hijo pródigo en el país lejano, olvidando a Dios y a sus prójimos (ver com. Luc. 15:13; cf. Ecl. 8:15).

20. Necio. Ver com. cap. 11:40. Jesús no dice que Dios le dirigió personalmente estas palabras al "necio" ni que le hizo comprender el significado del nombre que le daba, así como tampoco afirmó que la conversación entre el rico y el "padre Abraham" (cap. 16:24-31) era realmente cierta. La conversación se añade en ambos casos para beneficio de los que están escuchando la parábola, para que puedan captar el principio divino que se ilustra con ella.  Compárese con la conversación de los árboles del bosque (Juec. 9:8-15).

Vienen a pedirte. Algunos sugieren que esta forma impersonal es una perífrasis rabínica para evitar el empleo del nombre divino (ver com. cap. 15:7). Otros suponen que el sujeto tácito es "los que causan la muerte" (Job 33:22).

21. Para sí tesoro. Cualquiera que piensa y hace planes sólo para sí mismo, carece de buen juicio (ver com. cap. 11: 40) delante de Dios.

El Evangelio del reino tiene el propósito de apartar los pensamientos de los hombres de sí mismos, y elevarlos a Dios y proyectarlos hacia sus prójimos. Con referencia al principio aquí implicado, ver com. cap. 12:15.

Para con Dios. Es decir, a la vista de Dios. El "necio" no ha hecho tesoros en el cielo (ver com. Mat. 6:19-23).

22. Dijo luego. Después de responder al que había interrumpido su discurso, Jesús se dirige nuevamente a la multitud en general y a sus discípulos en particular (ver com. vers. 1,13).

No os afanéis. "No andéis preocupados" (BJ) o "no estéis angustiados" (ver com. Mat. 6:25). En relación con el comentario de Luc. 12:22-34, ver com. Mat. 6:19-21, 25-33.

25. Añadir a su estatura. Ver com. Mat. 6:27.

33. Bolsas. Gr. ballántion, "bolsa", especialmente la de llevar el dinero (cf. cap. 10:4).

35. Estén ceñidos vuestros lomos. [El siervo vigilante, Luc. 12:35-59. Con referencia a las parábolas, ver pp. 193-197.]

Aquí se aconseja estar alerta para cualquier emergencia (ver com. Sal. 65:6). La nota tónica de esta breve parábola es la vigilancia. Jesús enseña aquí públicamente por primera vez acerca de su segunda venida. El fin de su ministerio terrenal ya se divisa.  Por lo tanto, procura preparar a sus discípulos para su ascensión y su retorno con poder y gloria.

Esta parábola destaca la necesidad que tenemos de vivir correctamente porque el Maestro viene.

LAS PARÁBOLAS Y SU INTERPRETACIÓN. La palabra "parábola" deriva del Gr. parabol': :uxtaposición", "comparación", "ilustración", "parábola", "proverbio"; de un verbo que significa "poner una cosa al lado de otra [para comparar]", "situar al lado de". El vocablo Gr. pa'rabol' y su equivalente hebreo (t. III, p. 957) tienen un significado más amplio que la palabra "parábola"; sin embargo, las parábolas que se presentan como tales en este Comentario son las que con propiedad caven dentro de los límites más estrictos de la palabra 194 parábola. De acuerdo con la definición expuesta, la parábola es una narración cuyo principal propósito es enseñar una verdad; pero literariamente hablando es una alegoría o sucesión de metáforas.  Muchas de las parábolas de Cristo fueron tan breves que pueden considerarse como metáforas o proverbios.

UNA PARÁBOLA ES EN LOS EVANGELIOS UNA NARRACIÓN "colocada al lado de" cierta verdad espiritual con el fin de hacer una "comparación". Las parábolas de nuestro Señor se basaban, por lo general, en hechos comunes de la vida diaria familiar de sus oyentes, y con frecuencia se trataba de hechos específicos que acababan de ocurrir (ver DTG 462) o de algo que los oyentes podían ver en ese momento (PVGM 16; cf. DMJ 34-35). La narración era simple y breve, y por lo general su conclusión era tan obvia que no admitía confusiones (Mat. 21: 40-41); y se colocaba paralelamente la verdad espiritual con el propósito de ilustrar a ésta. La parábola se convertía así en un puente por el cual los oyentes podían ser conducidos hacia la comprensión y apreciación de esa verdad. La narración comenzaba al nivel de los oyentes, y Jesús dirigía los pensamientos hacia donde él quería valiéndose de un miedo agradable y familiar.  Era una ventana a través de la cual el alma podía contemplar perspectivas de una verdad celestial.

POR MEDIO DE PARÁBOLAS JESÚS (1) despertaba el interés, la atención y las preguntas; (2) enseñaba verdades desagradables sin despertar prejuicios; (3) eludía a los espías que lo perseguían implacablemente; (4) creaba en la mente de sus oyentes impresiones duraderas que se renovarían e intensificarían cuando vieran nuevamente las escenas presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5) convertía la naturaleza en un instrumento para conocer a Dios.  Las parábolas revelaban la verdad a los que querían recibirla, y, a veces, la ocultaba a otros.

AL ESTUDIAR LAS PARÁBOLAS DE JESÚS ES IMPORTANTÍSIMO SEGUIR PRINCIPIOS CORRECTOS DE INTERPRETACIÓN. Esos Principios Pueden Resumirse Brevemente Así:

1. Una parábola es un espejo por el cual se puede ver la verdad; pero no es la verdad misma.

2. El contexto en que se presenta una parábola -lugar, circunstancias, personas a las que se dirigió la parábola y el problema que se trataba- debe tomarse en cuenta y convertirse en la clave para su interpretación.

3. La introducción y conclusión de Cristo a la parábola aclaran generalmente su propósito fundamental.

4. Cada parábola ilustra un aspecto básico de una verdad espiritual (ver la lista de los principios que ilustran las diversas parábolas de nuestro Señor, pp. 195-197). Los detalles de una parábola sólo son significativos cuando contribuyen a aclarar ese punto especial de verdad.

5. Antes de que se pueda entender el significado espiritual de la parábola, es necesario tener una clara perspectiva de la situación descrita en la parábola: costumbres orientales y modalidades de pensamiento y expresión.  Las parábolas son cuadros verbales vívidos que deben verse para que puedan ser entendidos.

6. Es un hecho fundamental que una parábola tiene el propósito de ilustrar la verdad, y generalmente una verdad particular; por lo tanto, no se debe basar ninguna doctrina en los detalles incidentales de una parábola.

7. La parábola se debe interpretar, sea en conjunto o sea en parte, teniendo en cuenta la verdad que tiene el propósito de enseñar, tal como se presenta en lenguaje literal en el contexto inmediato y en otras partes de las Escrituras.

36. Aguardan. No esperan ociosamente, sino en vigilancia y diligente preparación. Compárese con la parábola de las diez vírgenes (Mat. 25:1-12).

37. Bienaventurados. "Felices" o "dichosos" (BJ). Ver com. Mat. 5:3.

De cierto. Ver com. Mat. 5:18.

Se ceñirá. Ver com. Sal. 65:6. Lo hará como premio por su fidelidad y lealtad hacia él.

38. Segunda vigilia. Aproximadamente entre las 9 de la noche (21 horas) y la medianoche (ver com. Mat. 14:25).

Tercera vigilia. Aproximadamente desde la medianoche hasta las 3 de la madrugada.

39. El padre de familia. Gr. oikodespót's, "dueño de casa" (ver com. cap. 2:29).

Minar. Parece referirse a la acción del ladrón que perfora la pared de barro de la casa para poder entrar. Cf. Eze. 12:5,12.

41. Pedro le dijo. Pedro, como de costumbre, por su propia iniciativa actúa como portavoz de los doce (ver com. Mat. 14:28; 16:16; 17:4).

O también a todos. Estaban presentes tanto los doce como la multitud (ver com. vers. 1), y Pedro evidentemente se preguntaba si la advertencia que Jesús había dado en cuanto a la necesidad de vigilar tenía especial aplicación para los discípulos como "siervos" del "padre de familia", o se aplicaba a la multitud en general.

42. Mayordomo fiel y prudente. Con referencia a los vers. 42-46, ver com. Mat. 24:45-51.

47. Conociendo la voluntad de su señor. Ver com. Mat. 7:21-27. Dios juzga la responsabilidad de una persona por su conocimiento del deber, lo que incluye la verdad que podría haber conocido pero que no aprovechó (Eze. 3:18-21; 18:2-32; 33:12-20; Luc. 23:34; Juan 15:22; 1 Tim. 1:13; Sant. 4:17).

49. Fuego vine a echar. Con referencia a los vers. 49-53, ver com. Mat. 10:34-36.

¿Y qué quiero? El significado del resto del vers. 49 no es claro. Una posible traducción sería: "¡Cuánto desearía que ya estuviera encendido!" (BJ).

50. Un bautismo. Evidentemente no se trata de su bautismo por Juan tres años antes, sino del "bautismo" de su muerte (ver com. Mat. 3:11). Cuando el verbo "bautizar" se usa figuradamente como aquí, puede significar "sumergirse en" circunstancias, someterse a algo. La frase española "bautismo de fuego" ilustra bien este significado.

54. Cuando veis la nube. Con referencia a los vers. 54-56, ver com. Mat. 16:2-3.

57. No juzgáis. Con referencia a los vers. 57-59, ver com. Mat. 5:25-26.

58. Adversario. Gr. antídikos, "el que se opone" en un pleito, por consiguiente, "enemigo", "adversario".

Alguacil. Aquel a quien se le debía pagar la multa. El que no podía pagarla, era encarcelado. Con referencia a la antigua costumbre de encarcelar al que no pagaba una deuda, ver com. Mat. 18:25.

59. Blanca. Gr. leptón, una moneda de cobre de muy poco valor (ver p. 51; cf. cap. 21:2). 5CBA

COMENTARIOS DE EGW

1. DTG 375. LOS QUE DESEABAN OBTENER UNA SEÑAL DE JESÚS HABÍAN ENDURECIDO DE TAL MANERA SU CORAZÓN en la incredulidad que no discernían en el carácter de él la semejanza de Dios. No querían ver que su misión cumplía las Escrituras. 

En la parábola del rico y Lázaro, Jesús dijo a los fariseos: "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos."* (Lucas 16:31).

NINGUNA SEÑAL QUE SE PUDIESE DAR EN EL CIELO O EN LA TIERRA LOS HABRÍA DE BENEFICIARJesús, "gimiendo en su espíritu," y apartándose del grupo de caviladores, volvió al barco con sus discípulos. En silencio pesaroso, cruzaron de nuevo el lago. No regresaron, sin 375 embargo, al lugar que habían dejado, sino que se dirigieron hacia Betsaida, cerca de donde habían sido alimentados los cinco mil.

AL LLEGAR A LA ORILLA MÁS ALEJADA, JESÚS DIJO: "Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos." Desde los tiempos de Moisés, los judíos habían tenido por costumbre apartar de sus casas toda levadura en ocasión de la Pascua, y así se les había enseñado a considerarla como una figura del pecado. Sin embargo, los discípulos no comprendieron a Jesús. En su repentina partida de Magdalá, se habían olvidado de llevar pan, y tenían sólo un pan consigo.

CREYERON QUE CRISTO SE REFERÍA A ESTA CIRCUNSTANCIA Y LES RECOMENDABA no comprar pan a un fariseo o a un saduceo. Con frecuencia su falta de fe y de percepción espiritual les había hecho comprender así erróneamente sus palabras. En esa ocasión, Jesús los reprendió por pensar que el que había alimentado a miles de personas con algunos peces y panes de cebada, pudiese referirse en esta solemne amonestación simplemente al alimento temporal.

HABÍA PELIGRO DE QUE EL ASTUTO RACIOCINIO DE LOS FARISEOS Y SADUCEOS SUMIESE A SUS DISCÍPULOS EN LA INCREDULIDAD y les hiciese considerar livianamente las obras de Cristo. Los discípulos se inclinaban a pensar que su Maestro debiera haber otorgado una señal en los cielos cuando se la habían pedido. Creían que él era perfectamente capaz de realizarla, y que una señal tal habría acallado a sus enemigos. No discernían la hipocresía de esos caviladores. Meses más tarde, "juntándose muchas gentes, tanto que unos a otros se hollaban," Jesús repitió la misma enseñanza. "Comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es hipocresía." (Lucas 12:1).

LA LEVADURA PUESTA EN LA HARINA OBRA IMPERCEPTIBLEMENTE y cambia toda la masa de modo que comparta su propia naturaleza. Así también, si se la tolera en el corazón, la hipocresía impregna el carácter y la vida. Cristo había reprendido ya un notable ejemplo de la hipocresía farisaica al denunciar la práctica del "Corbán," por medio de la cual se ocultaba una negligencia del deber filial bajo una afectación de generosidad hacia el templo.

LOS ESCRIBAS Y FARISEOS INSINUABAN PRINCIPIOS ENGAÑOSOS. Ocultaban la verdadera tendencia de sus doctrinas y aprovechaban toda ocasión de inculcarlas arteramente en el 376 ánimo de sus oyentes.

ESTOS FALSOS PRINCIPIOSuna vez aceptados, obraban como la levadura en la harina, impregnando y transformando el carácter. Esta enseñanza engañosa era lo que hacía tan difícil para la gente recibir las palabras de Cristo. Las mismas influencias obran hoy por medio de aquellos que tratan de explicar la ley de Dios de modo que la hagan conformar con sus prácticas. Esta clase no ataca abiertamente la ley, sino que presenta teorías especulativas que minan sus principios. La explican en forma que destruye su fuerza.

LA HIPOCRESÍA DE LOS FARISEOS ERA RESULTADO DE SU EGOÍSMO. La glorificación propia era el objeto de su vida. Esto era lo que los inducía a pervertir y aplicar mal las Escrituras, y los cegaba en cuanto al propósito de la misión de Cristo.

AUN LOS DISCÍPULOS DE CRISTO ESTABAN EN PELIGRO DE ALBERGAR ESTE MAL SUTIL. Los que decían seguir a Cristo, pero no lo habían dejado todo para ser sus discípulos, sentían profundamente la influencia del raciocinio de los fariseos.

CON FRECUENCIA VACILABAN ENTRE LA FE Y LA INCREDULIDAD, y no discernían los tesoros de sabiduría escondidos en Cristo. Los mismos discípulos, aunque exteriormente lo habían abandonado todo por amor a Jesús, no habían cesado en su corazón de desear grandes cosas para sí. Este espíritu era lo que motivaba la disputa acerca de quién sería el mayor. Era lo que se interponía entre ellos y Cristo, haciéndolos tan apáticos hacia su misión de sacrificio propio, tan lentos para comprender el misterio de la redención.

ASÍ COMO LA LEVADURA, SI SE LA DEJA COMPLETAR SU OBRA, ocasionará corrupción y descomposición, el espíritu egoísta, si se lo alberga, produce la contaminación y la ruina del alma.

¡CUÁN DIFUNDIDO ESTÁ HOY COMO ANTAÑO, ESTE PECADO SUTIL Y ENGAÑOSO ENTRE LOS SEGUIDORES DE NUESTRO SEÑOR! ¡Cuán a menudo nuestro servicio por Cristo y nuestra comunión entre unos y otros quedan manchados por el secreto deseo de ensalzar al yo! ¡Cuán presto a manifestarse está el pensamiento de adulación propia y el anhelo de la aprobación humana! Es el amor al yo, el deseo de un camino más fácil que el señalado por Dios, lo que induce a substituir los preceptos divinos por las teorías y tradiciones humanas.

A SUS PROPIOS DISCÍPULOS SE DIRIGEN LAS PALABRAS AMONESTADORAS DE CRISTO: "Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos." 377 La religión de Cristo es la sinceridad misma. El celo por la gloria de Dios es el motivo implantado por el Espíritu Santo; y únicamente la obra eficaz del Espíritu puede implantar este motivo. Únicamente el poder de Dios puede desterrar el egoísmo y la hipocresía. Este cambio es la señal de su obra. Cuando la fe que aceptamos destruye el egoísmo y la simulación, cuando nos induce a buscar la gloria de Dios y no la nuestra, podemos saber que es del debido carácter. "Padre, glorifica tu nombre,"* (Juan 12:28).

FUE EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE LA VIDA DE CRISTO; y si le seguimos, será el principio fundamental de nuestra vida. Nos ordena "andar como él anduvo;" "y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos." (1 Juan 2:6,3). DTG

PVGM 68. MUCHOS hombres educados y de influencia habían venido a oír al profeta de Galilea.  Alguno, de ellos miraban con curioso interés la multitud que se había congregado alrededor de Cristo mientras enseñaba a la orilla del mar. En esta gran multitud se hallaban representadas todas las clases de la sociedad. Allí estaban el pobre, el analfabeto, el andrajoso pordiosero, el ladrón que llevaba impreso en su rostro el sello de la culpa, el lisiado, el disoluto, el comerciante y el que no necesitaba trabajar, el encumbrado y el humilde, el rico y el pobre, estrechándose unos contra otros por encontrar un lugar donde estar y escuchar las palabras de Cristo. Al echar un vistazo estos hombres cultos sobre la extraña asamblea se preguntaron: ¿Se compone el reino de Dios de semejante elemento?  Nuevamente el Salvador contestó con una parábola:

"El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudo".

Entre los judíos, la levadura se usaba a veces como símbolo del pecado.  Al tiempo de la Pascua, el pueblo era inducido a quitar toda levadura de su casa, así como debía quitar el pecado del corazón. Cristo amonestó a sus discípulos: "Guardaos de la levadura de los fariseos, que es hipocresía".  Y el apóstol Pablo habla de "la levadura de 69 malicia y de maldad".*Lucas 12:1; 1 Cor. 5:8.

1-7. EV 176.  NO HAY RAZÓN PARA QUE EXISTA ANSIEDAD O TEMOR.- A menudo cuando nuestros obreros presentan la decisiva verdad del sábado al pueblo, algunos se detienen vacilantes por temor de atraer la pobreza y penurias sobre ellos mismos y sobre sus familias. Dicen: Sí, veo lo que tratáis de mostrarme, con respecto a la observancia del séptimo día de la semana; pero temo que si guardo el sábado perderé mi puesto, y no podré atender a mi familia. Y así, muchos conservan su puesto mundano y desobedecen el mandato de Dios. Pero estos versículos [Luc. 12:1-7], nos enseña que el Señor conoce todas nuestras circunstancias; comprende nuestros inconvenientes; y cuida de todos los que perseveran en conocer al Señor. Nunca permitirá que sus hijos sean tentados más de lo que puedan soportar.

Cristo declaró a sus discípulos: "No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?  Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?  Más ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir a su estatura un codo?"  "Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estáis afanosos de lo demás?"

Sosteniendo ante ellos el lirio del campo con su hermosura y su pureza, el Salvador continuó: "reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fue vestido así como uno de ello. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?

"No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos? Porque los gentiles buscan todas las cosas: que vuestro Padre Celestial sabe que 177 de todas estas cosas habéis menester.  Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas".

Cristo Enseña Aquí Una Preciosa Lección Con Respecto A Su Servicio.  Cualesquiera Sean Las Cosas Que Ocurran, Él Dice: "Servid A Dios".  Cualesquiera Sean Los Inconvenientes Y Las Durezas Que Os Encontréis, Confiad En El Señor.

No tenemos razón para afligirnos y  temer, si hacemos nuestra resolución en favor de la verdad, de que nosotros y nuestras familias sufriremos. Hacerlo es manifestar la de fe en Dios.  "Vuestro Padre celestial sabe que de  todas estas cosas tenéis menester", dice el Salvador.  Si estudiáramos la Palabra más fielmente, creceríamos en fe (Manuscrito 83, 1909).

8. DTG 654. Por Fin, Caifás, Alzando La Diestra Hacia El Cielo, Se Dirigió A Jesús Con Un Juramento Solemne"Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios." Cristo no podía callar ante esta demanda. Había tiempo en que debía callar, y tiempo en que debía hablar. No habló hasta que se le interrogó directamente. Sabía que el contestar ahora aseguraría su muerte. Pero la demanda provenía de la más alta autoridad reconocida en la nación, y en el nombre del Altísimo. Cristo no podía menos que demostrar el debido 654 respeto a la ley. Más que esto, su propia relación con el Padre había sido puesta en tela de juicio.

Debía presentar claramente su carácter y su misión. Jesús había dicho a sus discípulos: "Cualquiera pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos."*(Mateo 10:32). Ahora, por su propio ejemplo, repitió la lección. Todos los oídos estaban atentos, y todos los ojos se fijaban en su rostro mientras contestaba: "Tú lo has dicho." Una luz celestial parecía iluminar su semblante pálido mientras añadía: "Y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo."

POR UN MOMENTO LA DIVINIDAD DE CRISTO FULGURÓ A TRAVÉS DE SU ASPECTO HUMANO. El sumo sacerdote vaciló bajo la mirada penetrante del Salvador. Esa mirada parecía leer sus pensamientos ocultos y entrar como fuego hasta su corazón. Nunca, en el resto de su vida, olvidó aquella mirada escrutadora del perseguido Hijo de Dios. "Desde ahora --dijo Jesús,-- habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo." Con estas palabras, Cristo presentó el reverso de la escena que ocurría entonces. El, el Señor de la vida y la gloria, estaría sentado a la diestra de Dios. Sería el juez de toda la tierra, y su decisión sería inapelable. Entonces toda cosa secreta estaría expuesta a la luz del rostro de Dios, y se pronunciaría el juicio sobre todo hombre, según sus hechos. Las palabras de Cristo hicieron estremecer al sumo sacerdote.

13-21 PVGM 198-203. “EL MAYOR PELIGRO DEL HOMBRE”

(Éste Capítulo Está Basado En San Lucas 12:13-21).

https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/el-mayor-peligro-del-hombre.html

Ministerio Hno. Pio

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