jueves, enero 07, 2021

REFLEXIÓN 531. PROFECÍAS DE CASTIGO PARA ISRAEL (SECCIÓN II. 6.º año, 6.º mes, 5.º día Set. Del Año 592/591 a. C). VARIAS PARÁBOLAS Y VARIOS SÍMBOLOS: La niñita miserable y la vid adúltera (EZEQUIEL 16).

Ezequiel 16. Es la alegoría muy realista del origen miserable, luego del pacto con Dios, su prosperidad y gloria. Luego la decadencia sin límites simbolizados en una prostituta y adultera. Seguida de Los castigos por la ley de las adúlteras por sus hechos, y finalmente la esperanza de redención para Jerusalén.

Vers. (1-5) La condición de Jerusalén, es comparada con una recién nacida en completo abandono. (6-14) El tierno amor de Dios por ella. (15-34) Su degradante prostitución. (35-43) Su horrendo juicio. (44-59) Su pecado, igual al de su madre, pero peor que el de sus hermanas Sodoma y Samaria, exige castigos. (60-63) Se le promete misericordia para el fin.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones, 3 y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea. 4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas. 5 No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.

6 Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! 7 Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta. 8 Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía. 9 Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite; 10 y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda. 11 Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello. 12 Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza. 13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite; y fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar. 14 Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor. 

15 Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras. 16 Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más. 17 Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas; 18 y tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas. 19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así, dice Jehová el Señor. 20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones, 21 para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía 22 Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre. 23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice Jehová el Señor), 24 te edificaste lugares altos, y te hiciste altar en todas las plazas. 25 En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.

26 Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. 27 Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto. 28 Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste. 29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste. 30 ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada, 31 edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a ramera, en que menospreciaste la paga, 32 sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos. 33 A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones. 34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres: porque ninguno te ha solicitado para fornicar, y tú das la paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente.

35 Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová. 36 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido manifestada a tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste; 37 por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez. 38 Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos. 39 Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos, y derribarán tus altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta. 40 Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas. 41 Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y que ceses de prodigar tus dones. 42 Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más. 43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor; pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria.

44 He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija. 45 Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro padre amorreo. 46 Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti. 47 Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos. 48 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. 50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité. 51 Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que tú hiciste. 52 Tú también que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas; más justas son que tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión, por cuanto has justificado a tus hermanas. 53 Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas, 54 para que lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas. 

55 Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro primer estado. 56 No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias, 57 antes que tu maldad fuese descubierta. Así también ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian. 58 Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová. 59 Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?

60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno. 61 Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto, 62 sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová; 63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor. (Ezequiel 16).

1. Palabra de Jehová. Por medio de una alegoría muy realista se le "notifica a Jerusalén sus abominaciones" (vers. 2). Parte del lenguaje que se emplea en la alegoría resulta chocante para el lector moderno. Hoy no se habla en esta forma tan franca, pero aquellos a quienes Ezequiel se dirigía estaban acostumbrados a esa forma de hablar, por lo cual no les resultaba chocante.

3. Amorreo . . . hetea. Hasta hace pocos años, el verdadero sentido de esta frase era un misterio. Sin embargo, los descubrimientos arqueológicos de las últimas décadas han proyectado mucha luz sobre la antigua historia de Palestina. Ahora se sabe que los amorreos habitaron esa región desde épocas muy antiguas, y que los hititas, que se venían infiltrando desde el norte, ocuparon algunas zonas de Palestina antes de que los hebreos se establecieran en el país. Entre los diversos pueblos de Canaán estaban los Jebuseos, quienes vivían en la antigua ciudad de Jebús, ubicada en el lugar donde más tarde se situó la ciudad de Jerusalén. Los reyes de esa ciudad, antes de que fuera conquistada por los israelitas, tenían nombres amorreos e hititas. Este marco histórico étnico fue la cuna de Jerusalén. Las palabras de Ezequiel constituían un sarcasmo muy duro para la gente de Jerusalén, que se jactaba de ser del linaje de Abrahán, pero que se comportaba como si descendiera de los habitantes paganos de lo que posteriormente fue tierra de Israel. El parecido de carácter era de mayor importancia que el hecho de proceder del mismo linaje (ver Juan 8: 44).

4. En cuanto a tu nacimiento. En los vers. 4-5 se describe a un niño recién nacido que había sido arrojado en un campo, práctica que era común entre los paganos. Abandonada, la criatura pronto habría muerto. Era necesario cortarle el cordón umbilical a fin de que tuviera vida independiente. La costumbre antigua indicaba que se debía frotar al recién nacido con sal después de lavarlo. Según los antiguos este tratamiento fortalecería la piel, la secaría más y la limpiaría mejor. También se consideraba que la sal tenía propiedades preservativas. Además, se acostumbraba fajar y envolver al niño (ver Luc. 2: 7). ¿Qué período de la historia de Israel se representa en esta parábola? Es probable que se refiera a la permanencia en Egipto, donde nació la nación de Israel.

6. ¡Vive! Se presenta a Dios como si fuera un transeúnte, quien, al pasar, descubre a esa criatura tan digna de lástima y tan repulsiva a la vista. Y, a pesar de ser tan repugnante la criatura, Dios se apiada de ella y le salva la vida. El Señor halló a los hebreos en esa situación desvalida y miserable en la tierra de esclavitud. Por medio de una cruel opresión y la matanza de los niños varones, los egipcios procuraron impedir que el pueblo de Israel se convirtiera en un pueblo más fuerte y más numeroso que ellos (Exo. 1: 9-14). Pero Dios bendijo a su pueblo, y a pesar de la dura 657 esclavitud, "se fortaleció en gran manera" (Exo. 1: 20).

7. Te hice multiplicar. La LXX dice: "Crece; como brote del campo te he dado". En el hebreo, los verbos están en tiempo perfecto, lo cual indicaría que se trata de acciones ya realizadas.

Llegaste a ser muy hermosa. La vocalización del texto masorético obligaría a traducir como "viniste con ornamento de ornamentos", lo cual no es muy claro. La LXX dice: "Entrastes en la ciudad de las cuidades". Pero las versiones siríacas dicen: "Llegaste a la edad de la menstruación", lo cual sería posible entender del hebreo, si se hace una ligera modificación ortográfica. Es decir, que la criatura abandonada había llegado a ser señorita. "Llegaste a la edad núbil" (BJ).

8. Y pasé yo. Esta visita es diferente de la que realizara Dios al hallar a Israel recién nacido en Egipto, cuando lo bendijo y lo multiplicó. Israel había llegado ahora a la edad del matrimonio, y el Señor se compromete en casamiento con él (cf. Jer. 2: 2).

Extendí mi manto. Esta acción representaba la intención de conferir a la joven el honor del matrimonio (ver com. Deut. 22: 30; Rut 3: 9). Es evidente que se hace referencia al solemne acuerdo concertado en el Sinaí, cuando Jehová hizo pacto con los hebreos, quienes, a su vez, se comprometieron a amarlo, adorarlo y obedecerle en forma exclusiva, eliminando así a todo otro Dios rival (Exo. 19: 1-9; 24: 1-8).

9. Te lavé. El lavamiento y el ungimiento eran parte de los preparativos para el matrimonio (Rut 3: 3; Est. 2: 12).

10. Bordado. Heb. riqmah, "tela multicolor".  En Sal. 45: 14 se describe a la hija del rey como vestida de reqamoth, plural de riqmah (ver allí el comentario).

Te calcé de tejón. Heb. tajash. Esta palabra sólo aparece aquí y en el Pentateuco (ver com. Exo. 25: 5; 26: 14; etc.), donde también se traduce tejón.

Seda. Heb . meshi palabra que sólo aparece aquí y en el vers. 13. La tradición afirma que esta palabra debe traducirse como "seda", pero no hay ninguna seguridad de que sea lo que nosotros hoy entendemos por "seda".  Ezequiel habla de telas y artículos de vestir conocidos en sus días, pero nuestro conocimiento incompleto de las costumbres de su época impide comprender claramente todos los detalles. Sin embargo, la verdad esencial del pasaje es clara.

11. Adornos. La descripción corresponde con los adornos de una novia oriental de familia real. Con referencia a "brazaletes", ver Gén. 24: 22, 30; Núm. 31: 50; Eze. 23: 42. En cuanto a "collar", ver Gén. 41: 42.

12. Joyas. Heb. nézem, literalmente "anillo", traducido como "pendiente" en Gén. 24: 47 y "joyeles" en Isa. 3: 21. Sin duda se hace referencia a las joyas que aún hoy llevan comúnmente las damas del Cercano Oriente en la nariz.

SURGE LA PREGUNTA: ¿Debe encontrarse en este pasaje el permiso de usar tales adornos hoy? ¿Acaso no fue Dios mismo quien adornó con tanta profusión a la joven?  Debe responderse en forma negativa. En primer lugar, se trata de un caso figurado, cuyas imágenes son tomadas de las costumbres de la época. Un caso similar es el empleo de Jesús de la parábola del rico y de Lázaro, basada en una doctrina totalmente falsa del estado de los muertos (PVGM 206-207).

Además, lo que en tiempos de menos luz del AT se sancionó o por lo menos se permitió, con frecuencia no se sancionó en el período evangélico, debido a su mayor luz.  Ejemplos de esto son la poligamia y el divorcio fácil (ver com. Deut. 14: 26). En 1 Tim. 2: 9-10 y 1 Ped. 3: 3-4 se habla en contra del uso de joyas y en contra de que las damas cristianas se adornen con joyas y vestimentas costosas.

13. Prosperaste. Es probable que se haga referencia a los tiempos de David y de Salomón, cuando el reino de Israel se extendió desde el Eufrates hasta "el límite con Egipto" (ver com. 1 Rey. 4: 21), y muchos de los reinos vecinos le pagaban tributo. Este fue el período áureo de Israel.

14. Yo puse sobre ti. Se le recuerda al pueblo que su prosperidad y su gloria no se debían a ningún mérito propio, sino que debían a Dios lo que disfrutaban.

15. Confiaste en tu hermosura. Un cumplimiento notable de Deut. 32: 15; cf.  Ose. 13: 6. Habiendo llegado al pináculo de la gloria en la primera parte del próspero reinado de Salomón, Israel comenzó a confiar demasiado en su grandeza y prosperidad. Salomón perdió de vista el elevado destino que Dios tenía para los hebreos y se empeñó en convertir a Israel en un imperio grande y poderoso entre las naciones de la tierra. Para lograr esto, celebró contratos y alianzas con 658 naciones extranjeras, lo cual había sido expresamente prohibido por Dios. Creyendo que se beneficiaba con el tratado concertado con el rey de Egipto y sellado con su matrimonio con la hija del faraón, Salomón concertó acuerdos similares con otras naciones.  Pero el engaño fue fatal. La multitud de sus esposas introdujo la idolatría en su reino, hasta que, tanto el rey como los súbditos se inclinaron ante los dioses extraños. De este modo, el medio que Salomón había empleado para expandir su imperio fue lo que motivó su caída. Los enormes tributos exigidos para mantener la magnificencia del reino se convirtieron en pretexto para la revuelta. El imperio que tenía fuera de Palestina se desintegró y el reino mismo se dividió.

Te prostituiste. Se emplea esta figura para describir las alianzas con naciones extranjeras realizadas para obtener ventajas políticas, las cuales Dios había prohibido en forma enfática (Deut. 7: 2; Juec. 2: 2), o para describir cualquier forma de culto que reemplazara al culto del verdadero Dios. Esta figura es común en las Escrituras (Exo. 34: 15-16; Lev. 17: 7; Deut. 31: 16; Juec. 2: 17; Isa. 1: 21; Jer. 2: 20; Sant. 4: 4). En este pasaje se hace referencia a las diversas alianzas que efectuó Salomón con los paganos y la consiguiente adopción del culto idolátrico de esas naciones.

16. Lugares altos. Heb. bamah (ver com. cap. 6: 3).

Ni sucederá más. En el Heb. la última parte del versículo dice: "ellas no vienen y no será". Sin embargo, es probable que la traducción de la RVR represente aproximadamente la idea del hebreo.*

17. Que yo te había dado. En los vers. 17-19 se acusa a Israel de haber dado a otros los obsequios que Dios le había prodigado. En la parábola de los talentos (Mat. 25: 14-30), Jesús hizo resaltar que es algo muy grave consagrar a propósitos egoístas los talentos confiados. Dios le ha asignado a cada hombre su tarea, una obra especial en un lugar especialmente designado. A cada uno lo ha dotado con capacidades especiales para cumplir esa tarea. Muchos aceptan los dones que se les confían - dones de salud, intelecto, posesiones, tiempo- y los pervierten empleándolos para fines totalmente egoístas. Los tales son tan culpables y dignos de censura como lo fue la idólatra nación de Israel. Cada uno debería preguntarse seriamente si está haciendo la obra que Dios le ha asignado.

Muchos tienen un concepto distorsionado del éxito. Piensan que sólo aquellos que han llegado a cierta jerarquía, han logrado ciertos propósitos, han triunfado. Esta no es la definición que el cielo da del éxito. Ante la vista de Dios se considera que una persona ha triunfado cuando cumple la misión especial que el cielo le ha encomendado. Esa misión puede ser muy humilde, y la tarea servil, pero no por eso la recompensa ha de ser menor. Imágenes de hombre. Posiblemente las imágenes de Baal.

20. Los sacrificaste. Referencia al culto de Moloc, idolatría muy común en el período último de Israel (2 Rey. 16: 3; Sal. 106: 37; Isa. 57: 5; Jer. 7: 31-32). En esta forma de culto se quemaba a los niños en brazos de un ídolo, lo que constituía un crimen terrible y antinatural (ver com. Lev. 18: 21; 1 Rey. 11: 7; 2 Rey. 16: 3).

22. No te has acordado. Aquí se acusa a Israel del pecado de vil ingratitud. La nación había gozado de todos los privilegios y había sido ensalzada hasta el cielo debido a sus prerrogativas. Dios no había pasado por alto ninguna cosa que le ayudaría a lograr el éxito. Por medio de un profeta anterior había dicho: "¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?" (Isa. 5: 4).

En la Biblia hay muchísimos otros ejemplos de ingratitud. A la cabeza de la lista está el tremendo ejemplo de la ingratitud de Adán.  Él también ocupaba una situación magnífica.  Para siempre será un misterio cómo él -un ser santo- pudo llegar al punto de pecar contra Dios, desdeñando de tal modo al Eterno que había dispuesto todo sólo para el bien de Adán. La historia humana terminará con un registro de ingratitud. En los últimos días, los hombres serán "ingratos" (2 Tim. 3:1-5). Los cristianos deberían cuidarse de no ser mezquinos en expresar su agradecimiento. Deberían dedicar una parte mucho mayor de sus oraciones a alabar a Aquel que es la fuente de toda bendición.

23. Toda tu maldad. Hasta este punto, Ezequiel se había ocupado de las formas cananeas de la idolatría. Ahora comienza a condenar las alianzas con países más distantes y las idolatrías provenientes de ellos.

24. Lugares altos. Heb. gab, "toro" o "bocel", la moldura redonda que rodea la base de una columna. Algunos comentadores han sugerido que se refiere a una construcción redonda, quizá una bóveda. Sin embargo, los relieves procedentes de Asur parecerían indicar que se hace alusión a cierta plataforma elevada, frente al altar, en el cual se llevaban a cabo relaciones sexuales rituales. En la LXX se lee o«z'k'ma pornikón, "casa de prostitución", y en la BJ, "prostíbulo". En muchas de las formas antiguas de culto, la prostitución adquiría un carácter semirreligioso.

26. Hijos de Egipto. Algunos piensan que aquí se hace referencia al carácter licencioso del culto egipcio. En repetidas ocasiones, Israel buscó amistad con Egipto, sobre todo en la última parte de la monarquía (1 Rey. 3: 1; 9:16; 10:28; 2 Rey. 17:4; 18:21; Isa. 30:1-5; 31:1-3; 36:6; Ose. 7:1 1). En este mismo tiempo, parte de la obra de jeremías consistía en oponerse a la tendencia a pactar una alianza con Egipto (Jer. 37: 5, 7). Con la figura de la prostitución se representan las alianzas políticas y comerciales (Isa. 23: 17; Nah. 3: 4).

Gruesos de carnes. Una figura del poder de Egipto y de la fuerza de los soldados egipcios. Cf. cap. 23: 20.

27. Disminuí tu provisión ordinaria. El propósito de Dios era que ésta fuera una medida disciplinaria que hiciera que la esposa infiel se diera cuenta de su pecado.  Los seres humanos tienden a olvidar que todas las bendiciones temporales provienen de Dios, quien hace que su sol brille tanto sobre justos como sobre malos. Por el ejercicio inmediato del poder divino, cada semilla brota a la vida y la tierra produce en abundancia para sostener al hombre. Dios desea que al ser quitados estos beneficios, los hombres recuerden que dependen plenamente de él.

Filisteos. Desde los tiempos de los jueces, los filisteos habían sido persistentes enemigos de Israel. Fueron subyugados por David, pero nuevamente causaron dificultades durante el período de los últimos reyes (2 Rey. 18: 8; 2 Crón. 26: 7; 28: 18). Con frecuencia fueron el tema de declaraciones proféticas (Isa. 9: 12; Jer. 25: 20; 47: 1, 4; Eze. 25: 15-16; Amós 1: 6-8; 3:9; Abd. 19; Sof. 2: 5; Zac. 9: 6).

Se avergüenzan. Es posible que esta figura se base en la idea de que los filisteos por lo menos se habían mantenido fieles a sus dioses y no los habían cambiado por otros como lo había hecho Israel (Jer. 2: 10-11).

28. Asirios. Tanto Judá (2 Rey. 16: 7) como Israel (Ose. 8: 13) brindaron su amistad a los asirios.

29. Canaán. Heb. kena'an. Es probable que aquí no se emplee la palabra en su sentido de nombre propio, sino en el sentido secundario de "tráfico" o "comercio" (ver Isa. 23: 8 donde kena'an se traduce como "mercaderes"; cf. Ose. 12: 7; Sof. 1: 11). En Eze. 17: 4 "tierra de mercaderes" es "tierra de kena'an", y se aplica a Babilonia. En este pasaje, se podría traducir "el país de los mercaderes, en Caldea" (BJ). Con Babilonia concluye la enumeración de países con los cuales había fornicado Israel.

30. ¡Cuán inconstante! Esta exclamación condena el apetito enfermizo del deseo carnal. Los pecados que se cometen, con frecuencia debilitan la naturaleza moral hasta que las facultades de la voluntad son destruidas. El hombre es entonces esclavo de su concupiscencia. El Evangelio de Jesucristo es plenamente capaz de transformar tales corazones endurecidos por el pecado. Cuando el hombre permite que el poder divino entre en su vida, la voluntad debilitada puede fortalecerse una vez más y la fibra moral puede ser regenerada.

31. Mis lugares altos. Heb. gab. Ver com. vers. 24. Menospreciaste la paga. Por lo general una ramera acepta el pago, pero Israel, contrariamente al procedimiento acostumbrado, daba obsequios a sus amantes (vers. 31-34). Estratégicamente situada en la gran ruta que unía a las naciones rivales de Asiria y Egipto, Israel bien podría haber exigido el pago de su amistad.  En vez de hacerlo, pagó un elevado precio por la ayuda de esas naciones. Compró así su ruina (2 Rey. 16: 8-9; cf. Ose. 12: 1).

35. Oye. Después de señalar el pecado de Judá, el profeta declara cuál ha de ser su castigo. Se emplea el mismo lenguaje figurado.

36. Por cuánto. El hebreo de esta frase dice: "por haberse derramado tu nejósheth" y "fue (o ha sido) expuesta tu desnudez en tus obscenidades con tus amantes". La palabra nejósheth significa "cobre", por lo cual la VM traduce "ha sido derramado tu dinero". También podría derivarse de la palabra 660 acadia nujshu, "abundancia", y en tan sentido despectivo, "derroche". La tendencia modera es de pensar que nejósheth viene de la palabra acadia najshatu, "menstruación".  La BJ dice: "Por haber exhibido tu vergüenza y descubierto tu desnudez..."

Sangre de tus hijos. El infanticidio requerido en el culto de Moloc (ver com. vers. 20).

37. Todos tus enamorados. Es decir, todas las naciones vecinas con las cuales Israel se había aliado.

38. Las leyes de las adúlteras. En la antigua ley judía, el castigo del asesinato, del adulterio y de sacrificar a Moloc era la muerte (Exo. 21: 12; Lev. 20: 15, 10). La pena capital era el apedreamiento (Lev. 20: 2; cf.  Juan 8: 5). La acusación de haber derramado sangre, además de referirse al infanticidio relacionado con los sacrificios de Moloc, podría también incluir otros crímenes, asesinatos y homicidios judiciales.

39. Lugares altos. Ver com. vers. 24.

40. Te apedrearán. Esta era la forma de aplicar la pena capital en el caso de adulterio (ver com. vers. 38). La ley mandaba que el castigo debía ser ejecutado por la congregación (Núm. 15: 36), o por los hombres de la ciudad (Lev. 20: 2). En este caso, la "muchedumbre de gente" es el ejército de los caldeos.

41. Quemarán tus casas. En 2 Rey. 25: 9 y Jer. 52: 13 se relata el cumplimiento literal de esta predicción. Hay aquí una mezcla de lo figurado con lo literal. La casa de la adúltera será destruida y las casas de Jerusalén serán quemadas.

Muchas mujeres. Si se sigue la figura de Jerusalén como esposa infiel, éstas serían las naciones paganas.

42. Descansaré. Aquí aparece la figura del esposo celoso que completa el castigo de su esposa adúltera. La retribución se acaba como se extingue un fuego que ha consumido todo el combustible. Como lo indica la secuela (vers. 53, 60-63), los castigos no serían finales, sino que la retribución sería correctiva.

43. Me provocaste a ira. Heb. ragaz, verbo que quizá debería traducirse aquí como "te airaste contra mí".

44. Cual la madre, tal la hija. Otro ejemplo de la costumbre oriental de expresar las vivencias cotidianas en dichos cortos y expresivos. Hoy diríamos: 'De tal palo, tal astilla". Este dicho afirma que Israel, a pesar de que se enorgullecía de sus antepasados, a los cuales consideraba muy superiores a los de otros, no era mejor que su madre hitita (ver com. vers. 3).

45. Desechó a su marido. "Sus maridos" (BJ). No se puede identificar con claridad a estos maridos. Algunos han pensado que se representa aquí a Dios como si fuera el esposo, no sólo de Israel, sino también de las otras naciones. En el caso de ellas, la idolatría también equivalía a haber apostatado de Dios, quien les había dado una revelación de sí mismo. Dios es Dios de todo el mundo y no sólo de Israel. Tiene derecho de recibir la lealtad de toda la humanidad, en primer lugar por haber creado al hombre, y en segundo lugar porque ha dado a todos una medida de revelación suficiente como para que le rindan un culto inteligente. Jesús es la "luz verdadera, que alumbra a todo hombre" (Juan 1: 9; cf.  Rom. 1: 20; Hech. 14: 17).

46. Hermana mayor. Desde el punto de vista cronológico, Sodoma no era menor que Jerusalén, ni Samaria era mayor. El hebreo habla de hermana "grande" y hermana "pequeña". El reino de Samaria era mayor y más fuerte, mientras que Sodoma era menor porque tenía una población relativamente pequeña.

Habita al sur. En forma poética se representa a Sodoma como si todavía existiera.

47. Como si esto fuera poco y muy poco. Heb. kime'at qat. La primera palabra significa "como poco". La segunda posiblemente signifique "pequeño", aunque esto no es seguro. Algunos piensan que está relacionada con la palabra etiópica quatit, "pequeño". De entenderse así, la frase debería traducirse: "ni hiciste según sus abominaciones muy poco, te corrompiste más que ellas". En el hebreo, esta frase también podría referirse a "poco tiempo".  Entonces debería entenderse: "no hiciste según sus abominaciones, sino que en poco tiempo te corrompiste más que ellas".

Debe entenderse que su pecado era mayor y que eran más culpables porque habían tenido mayores oportunidades. Este fue el pensamiento de Cristo cuando condenó a la gente de sus días, afirmando que sería "más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad" (Mat. 10: 15).  Son más pecadores quienes pecan contra la luz más clara. Los castigos más terribles son los que sobrevienen a quienes han tenido mayores oportunidades, pero se han 661 abusado de la misericordia de Dios y no han aceptado las advertencias divinas. La luz acumulada durante siglos brilla en nuestros días. Los que hoy descuidan las bendiciones y las oportunidades son más culpables que los hombres de cualquier otra época.

La ira de Dios que se manifiesta en las siete postreras plagas está reservada para quienes deciden ir en contra de Cristo en el día de mayor luz, cuando el mensaje del tercer ángel se incrementó convirtiéndose en un fuerte clamor, y toda la tierra es iluminada con la gloria de Dios (Apoc. 18: 1-4). Los pecadores de otras épocas sólo sufren la ira que sobreviene después del milenio.

49. Soberbia. El profeta no señala los crímenes contra la naturaleza que comúnmente se asocian con el nombre de Sodoma. Más bien parece referirse a las causas y no a las manifestaciones externas.  La prosperidad siempre pone en peligro la virtud, y el ocio lleva a la tentación y a todo tipo de pecado. Moisés había prevenido a Israel en contra de estos peligros (Deut. 6:10-12; cf. (Jer. 22: 21; Ose. 13: 6). En la enumeración de pecados, se incluye uno negativo: "no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso". Por lo general los hombres se preocupan de los pecados de comisión. Pero es igualmente fácil perder el cielo por los pecados de omisión. En la parábola, Jesús ordena a los que están a su izquierda que se aparten, no porque hayan cometido grandes pecados visibles, sino porque han descuidado el sencillo ministerio del amor (Mat. 25: 41-46). Esta enseñanza armoniza con la declaración del apóstol: "Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Sant. 4: 17).

No se mencionan los pecados de Samaria, sin duda porque sus abominaciones eran tan recientes que no necesitaban ser mencionadas, mientras que la historia de Sodoma había concluido más de mil años antes.

50. Cuando lo vi. El hebreo dice "como yo vi". En primer lugar, Dios inspecciona (ver Gén. 18: 21) y después castiga, conforme a las obras. Este proceder es análogo al del juicio final, cuando se hará una cuidadosa investigación de los registros de todos los hombres antes de que se asignen las recompensas o castigos (2 Cor. 5: 10).

51. Has justificado a tus hermanas. Esta frase deberá entenderse a modo de comparación. Sodoma y Samaria, en comparación con Judá, parecíais ser inocentes, sin que esa aparente inocencia bastara para absolverlas de culpa.  Frecuentemente, los seres humanos procuran justificar su propia conducta imperfecta comparándose con otros que, según sus aseveraciones, son más pecadores que ellos mismos. Esta conducta lleva a la ruina. Los hombres sólo deberían compararse con una norma: el inmaculado carácter de Cristo.

53. Haré volver a sus cautivos. Literalmente, "haré volver el cautiverio de ellas", es decir, "las restableceré" (BJ). Se indica así que, en un sentido figurado, volverían a su estado anterior, ya que en Sodoma nunca hubo cautiverio. Este texto es problemático pues Sodoma y sus hijas (las ciudades circunvecinas) habían desaparecido con todos sus habitantes, siglos antes, y no quedaban de ellas descendientes (Gén. 19:25; Jud. 7). Por esto ¿cómo podía efectuarse un restablecimiento? Es posible que en este pasaje Sodoma simbolice a los pueblos vecinos, tales como los amonitas y los moabitas, descendientes de Lot, quien había sobrevivido a la destrucción de Sodoma. El plan divino para la salvación del hombre es también para todas las naciones.  Sin embargo, el lenguaje de este pasaje es sumamente figurado, y el propósito de esta comparación es el de "provocarlos [a los judíos] a celos" (Rom. 11: 11). En la restauración Judá aparece ocupando el tercer lugar.

54. Siendo tú motivo de consuelo. El que estas hermanas, a quienes Jerusalén había despreciado, participaran en la restauración sería en sí un motivo de mayor humillación.

55. Y tus hermanas. Se menciona en primer término a Sodoma y a Samaria, no porque cronológicamente iban a ser restablecidas antes que Judá, si es que se alude a una aplicación literal (ver com. vers. 53), sino a fin de que, siguiendo el mismo argumento, la mera mención de ellas pudiera provocar el arrepentimiento de la arrogante Judá.

*Pero también en aras de la justicia divina. En algún momento de su historia antes de que se degradará totalmente, habría existido personas de bien que vivieron conforme a los principios de Dios en Sodoma... Los cuales serían salvas. Cuando Dios haga el juicio justo a las naciones. Mt. 25:61-46.

56. Digna de mención. Literalmente, "para informe oído', sin duda con el sentido de un "informe para mal', o "burla", o "reproche".  Es posible que esta frase deba interpretarse como una pregunta: "¿Acaso no hiciste burla de tu hermana Sodoma, el día de tu orgullo?" (BJ).

57. Siria. Heb.'Aram. En varios manuscritos y en las versiones siríacas se lee "Edom". Las letras hebreas de la palabra 'Aram y de la palabra 'Edom son muy similares 662 (ver com. 2 Sam. 8: 12). Este pasaje puede referirse a la alegría de Judá frente a las desgracias tanto de Siria como de Edom.

59. Invalidar el pacto. Israel había invalidado el pacto hecho en el Sinaí, según el cual Dios ofrecía a Israel el privilegio de llegar a ser su "especial tesoro" (Exo 19: 5). Este pueblo debería ser el depositario de los sagrados oráculos y había de divulgar el conocimiento de la ley de Dios, primeramente mediante La demostración de la verdad en sus vidas, y en segundo lugar, mediante la obra misionera activa. Fracasaron miserablemente en ambos sentidos.  Ver PP. 32-36.

60. PACTO SEMPITERNO. Aunque Israel había sido desleal y había quebrantado el pacto, su infidelidad no podía modificar la fidelidad de Dios. Él estaba dispuesto a convenir un nuevo compromiso de pacto tan pronto como ellos se arrepintieran. Desgraciadamente, a causa de la continua infidelidad del remanente, esto no se cumplió hasta la era evangélica, cuando se aseguró la estabilidad del pacto, que ya no se hizo con una nación sino con individuos. Por otra parte, el ofrecimiento de hacer un "pacto sempiterno" no fue aceptado por los repatriados después del exilio.

En la Biblia aparecen dos pactos: uno "antiguo" y otro "nuevo". En realidad, no hay más que un pacto: el plan de salvación, que es un "pacto eterno". El que se hable de un "pacto antiguo" -el que fue ratificado en el Sinaí- y un "pacto nuevo" -el que fue ratificado en el Calvario- podría prestarse para alguna confusión. El pacto eterno es sencillamente lo que Dios ha dispuesto para la salvación de la raza humana. En su esencia el "pacto eterno" es un sinónimo del "plan de redención". Este pacto fue concertado con Adán en el Edén y más tarde fue renovado con Abrahán (PP 387). Representaba la puesta en marcha de un plan mediante el cual el hombre pudiera ser restablecido a la posición que había perdido. El hombre necesitaba recibir el perdón de sus transgresiones. Este perdón fue posible por medio de la obra que el Hijo de Dios habría de realizar en su encarnación, vida y muerte. El carácter del hombre necesitaba ser puesto de nuevo en armonía con la imagen divina. Se le prometió al hombre el poder divino, el cual, una vez aceptado por el ser humano, expulsaría de la vida el pecado e incorporaría en el alma los rasgos de piedad.

Este pacto o convenio para la salvación fue concertado con Adán, pero se aplica igualmente a los hombres de todas las edades. En el NT, este mismo pacto se denominó "nuevo pacto", sencillamente porque su validación mediante el sacrificio de Cristo ocurrió después de la validación del antiguo pacto, realizado en el Sinaí.

EL ANTIGUO PACTO fue concertado en el Sinaí. Ya que existía una disposición adecuada para la salvación de los hombres, ¿por qué fue necesario que se hiciera este otro pacto? El pacto antiguo nunca tuvo el propósito de ocupar el lugar del pacto eterno. Tampoco debía servir como otra manera de alcanzar la salvación. Si se estudia el marco histórico de este pacto, se comprenderá con mayor claridad su propósito. Mientras habían sido esclavos en Egipto, los israelitas en buena medida habían perdido el conocimiento de Dios y de los requerimientos divinos. Se necesitaría algún tiempo para lograr su redacción. La verdad espiritual sólo puede comprenderse en forma gradual. Sólo cuando se ha aprendido una verdad, puede adquiriese otra más. Dios comenzó su instrucción en el Sinaí diciéndole al pueblo que el propósito de su plan era el de hacer armonizar la vida de ellos con el carácter divino. Sin embargo, ese propósito fue expresado en forma objetiva: "Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa" (Exo. 19: 56). En ese momento los israelitas entendían poco lo que eso implicaba. Concordaron con la amplia declaración de los propósitos, y respondieron: "Todo lo que Jehová ha dicho, haremos" (Exo. 19: 8). Dios tenía el plan de proseguir a partir de este punto, e instruir al pueblo en la forma de lograr esos objetivos. En forma gradual, a medida que pudieran comprenderlos, Dios se proponía enseñarles todos los detalles del pacto eterno (ver Material Suplementario de EGW com. Exo. 19: 38).

Desgraciadamente, el pueblo nunca pudo progresar más allá de la primera lección en su instrucción espiritual. Captó la idea de que era necesario obedecer. Esta filosofía la había aprendido en Egipto. Por lo tanto, procuró el favor de Dios esforzándose en rendir una obediencia externa a los requerimientos divinos. Fueron rechazados todos los intentos 663 divinos de mostrar que era necesario tener un corazón nuevo, y que era indispensable la gracia divina para que tal obediencia fuera posible. Salvo pocas excepciones individuales, esta actitud continuó durante todo el período del AT, a pesar de que los profetas repetidas veces instaron al pueblo para que aceptara esa relación más excelsa. Con referencia al nuevo pacto, ver Jer. 31: 31- 34; Heb. 8: 8-13; PP 386-390.

61. Y te avergonzarás. Por medio de sus desgracias, Judá sería humillada e instruida, y al fin llegaría a comprender los propósitos de Dios.

Las mayores...  las menores. Estos plurales indican que no sólo se hace referencia a Samaria y a Sodoma, sino que están incluidas todas las naciones que acepten la relación que establece el nuevo pacto.

Tu pacto. Quizá se haga alusión aquí a la interpretación errónea que Judá había hecho del pacto divino original que, según el plan de Dios, debía abarcar a todo el mundo, pero que, según los judíos, debía excluir de sus beneficios a todas las otras naciones.

63. Para que te acuerdes. El perdón concedido por Dios no borra por completo el recuerdo del pasado pecaminoso. La vergüenza que acompaña a este recuerdo es una salvaguardia necesaria dentro de la nueva vivencia. Este conocimiento también hace recordar constantemente la magnitud de la salvación. Comparar esto con PR 57. (4CBA)

 Ministerio Hno. Pio


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