domingo, enero 24, 2021

REFLEXIÓN 548. PROFECÍAS DE MISERICORDIA CONCERNIENTES A ISRAEL (SECCIÓN I/12.º año, 10.º mes, 5.º día/Año 586/585 AC). La Misión De Ezequiel Renovada Y Noticias De La Caída De Jerusalén (EZEQUIEL 33).

Ezequiel 33. Es Sobre La Misión De Ezequiel Y de las Noticias De La Caída De Jerusalén: Vers. (1-6) El deber del atalaya es prevenir al pueblo del peligro, (7-9) y Ezequiel es amonestado a cumplir con su deber. (10-16) Dios le muestra la justicia de su proceder con los que se arrepienten y con los que no se arrepienten. (17-20) El mantiene su justicia. (21-29) Ezequiel profetiza la desolación del país una vez que escucha la noticia de la caída de Jerusalén. (30-33) juicio de Dios contra los que se burlan de los profetas.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya, 3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, 4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiera, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza. 5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiera librará su vida. 6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiera, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. 9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, el morirá por su pecado, pero tu libraste tu vida.

10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? 11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? 12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.

13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo. 14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiera de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia, 15 si el impío restituyera la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. 16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.

17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto. 18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello. 19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello. 20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

21 Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada. 22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no más estuve callado.

23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión. 25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Comeréis con sangre, y a vuestros ídolos alzaréis vuestros Ojos, y derramaréis sangre, y poseeréis vosotros la tierra? 26 Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual a la mujer de su prójimo; ¿y habréis de poseer la tierra? 

27 Les dirás así: Así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que los que están en aquellos lugares asolados caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán. 28 Y convertiré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase. 29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han hecho.

30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová. 31 Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia. 32 Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra. 33 Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos. (Ezequiel 33).

1. Palabra de Jehová. La profecía de los vers. 1-20 no lleva fecha, pero por las circunstancias que se narran en los vers. 21-22, parecería razonable suponer que fue dada en la tarde, antes de que llegara el mensajero portador de la noticia de la caída de Jerusalén.

2. Los hijos de tu pueblo. Aquí comienza una nueva fase del ministerio de Ezequiel y se renueva la comisión profético.

Lo pusiere por atalaya. Cf. cap. 3: 17. Con referencia a la función del atalaya, ver 2 Sam. 18: 24-25; 2 Rey. 9: 17; Hab. 2: 1. Con referencia a Eze. 33: 2-9, com. cap. 3: 17-19.

3. Tocare trompeta. Ver Ose. 5: 8; Amós 3: 6.

10. ¿Cómo, pues, viviremos? El ánimo de los oyentes de Ezequiel había cambiado. Anteriormente, habían respondido al profeta con incredulidad y desprecio (cap. 12: 22). El pueblo había procurado justificar su pecado afirmando que estaban sufriendo el castigo, no de sus propios pecados, sino de los pecados de sus padres (cap. 18:2). Una vez que la destrucción de Jerusalén fue confirmada, no pudieron ya contradecir las palabras del profeta. Sumidos en la desesperación preguntan angustiados si hay para ellos alguna esperanza en vista de que éste es el castigo por sus pecados.

11. No quiero. Ezequiel alegra a sus compatriotas con la seguridad de que Dios no quiere que mueran. Desea que todos se arrepientan y vivan (2 Ped. 3: 9). Su propósito es que el castigo del cautiverio tenga efectos saludables y lleve al arrepentimiento. Advierte que ninguna justicia anterior cubrirá la transgresión presente (vers. 12). Pero al mismo tiempo, ninguna maldad podrá excluir al pecador de alcanzar misericordia si se arrepiente.

12. La justicia del justo. En los vers. 12-20 se resume brevemente la enseñanza del cap. 18 sobre el tema de la responsabilidad individual. Ver allí el comentario.

21. Año duodécimo. Es decir, del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2). No es posible saber a ciencia cierta qué calendario empleaba Ezequiel para computar los años. Muchos eruditos creen que empleó el año de primavera a primavera, como se usaba en Babilonia, aunque también es posible que hubiera recurrido al calendario judío, cuyo año se computaba de otoño a otoño. Además, no se sabe si los años del cautiverio de Joaquín deben contarse mediante el cómputo inclusivo (t. II, PP. 139-140) o sin él.

Si los años del cautiverio se calculan sin el cómputo inclusivo, ya sea con el año que comenzaba en primavera, o en el otoño, puede fijarse el 5.º día del 10.º mes en el mes de enero de 585 a. C., unos seis meses después de la caída de Jerusalén en julio de 586 a. C. Por otra parte, si se emplea el cómputo inclusivo, debe concluirse que las malas noticias llegaron en enero del año 586, lo cual sería problemático, pues la ciudad de Jerusalén sólo cayó en julio de 586. Con referencia a la fecha de la caída de Jerusalén, ver el t. II, p. 165, y el t. III, PP. 93-94.

22. Abrió mi boca. Ver com. cap. 24: 27.

23. Vino a mí palabra. En los vers. 23-29 se presenta una nueva profecía, pronunciada quizá inmediatamente después de la llegada del fugitivo, o quizá después de un tiempo. No se da ninguna fecha para las profecías que comienzan aquí y se extienden hasta el final del cap. 39. Los caps. 40-48 corresponden con unos 12 años después de la caída de Jerusalén. Es probable que esta serie de profecías fue presentada fragmentariamente durante este período de 12 años (ver p. 602).

24. Habitan aquellos lugares asolados. Según se relata en 2 Rey. 25: 12, 22; Jer. 52: 16, los pobres fueron dejados en la tierra para que cuidaran de las viñas y de las tierras. A ellos se unieron judíos fugitivos provenientes de países vecinos. Este discurso tiene el propósito de refutar lo que decía esa gente.

Abrahán era uno. Estas palabras expresan la arrogancia de aquellos a quienes los babilonios habían dejado en la tierra de Palestina. En realidad, decían que si a Abrahán, siendo uno, se le había dado posesión de la tierra, ellos, siendo muchos, ciertamente podrían poseer la tierra y tomar por heredad las propiedades de los exiliados. La respuesta del profeta indicaba que ser descendientes de Abrahán no les reportaría ningún beneficio. Dios tenía en cuenta las cualidades del carácter de cada uno, y el hecho de que fueran muchos no tenía importancia.

Muchas personas hoy confían en su relación con alguna organización eclesiástica, en vez de buscar una correcta relación con Dios, que es lo único que les permitirá estar en pie en el día final. Depositan su confianza en estadísticas abultadas y en la popularidad. Al final de cuentas, la verdadera religión es algo personal, y cada uno debe ocuparse de su salvación con temor y temblor (Fil. 2: 12). La relación con la iglesia organizada es el resultado natural y esperado de una vida cristiana personal genuina. Pero esa relación en sí misma no constituye en absoluto el fundamento de la esperanza.

25. ¿Comeréis con sangre? Ver Gén. 9:4; cf. Lev. 3: 17; 7: 26; 17: 10-14; Deut. 12: 16. La gente que había quedado en el país no se sentía inclinada a abandonar los pecados de sus padres. Los caps. 42 y 43 de Jeremías constituyen un triste comentario de la descarada rebelión contra las expresas órdenes de Dios.

26. Estuvisteis sobre vuestras espadas. Se habían apoyado en sus actos de violencia. Los asesinatos eran comunes (cf. Jer. 49).

27. En aquellos lugares asolados. Se enumeran aquí tres azotes: la espada (de los babilonios o de los forajidos dedicados al pillaje), las fieras, y la pestilencia. Comparar esta lista con enumeraciones similares en Eze. 5: 12; 14: 12- 21; cf. Lev. 26: 22, 25.

29. Yo soy Jehová. Ver com. caps. 6: 7; 30: 8.

30. Los hijos. Los vers. 30-33 se aplican a los que estaban en el exilio. Su número había aumentado con la llegada de nuevos cautivos. Se le advierte al profeta que no debe dejarse engañar por la deferencia que parecen mostrarle los judíos. De ti. La gente no se oponía a Ezequiel, Disfrutaba de sus discursos. Es probable que el profeta no hubiera tenido antes una congregación tan numerosa ni tan promisoria. Se le advierte que esa gente era meramente oidores y no hacedores de la palabra (ver Mat. 7: 21-27; Sant. 1:22-25).

32. Cantor de amores. O "canción de amor" (BJ). Los judíos se habían congregado como para escuchar el concierto de un artista. (4CBA) Ministerio Hno. Pio

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