Basado En La Epístola A Los
Gálatas.
MIENTRAS ESTABA EN CORINTO, PABLO tenía motivo de seria aprensión concerniente a algunas de las iglesias ya establecidas.
Por la influencia de falsos maestros que se habían levantado
entre los creyentes de Jerusalén, se estaban extendiendo rápidamente la
división, la herejía y el sensualismo entre los creyentes de Galacia.
ESOS FALSOS MAESTROS mezclaban
las tradiciones judías con las verdades del Evangelio. Haciendo caso omiso de
la decisión del concilio general de Jerusalén, instaban a los conversos
gentiles a observar la ley ceremonial.
LA
SITUACIÓN ERA CRÍTICA. Los males que se habían introducido amenazaban
con destruir rápidamente a las iglesias gálatas. El corazón de Pablo se sintió
herido y su alma fue conmovida por esta abierta apostasía de aquellos a quienes
había enseñado fielmente los principios del Evangelio.
ESCRIBIÓ
INMEDIATAMENTE A LOS CREYENTES ENGAÑADOS, exponiendo las falsas
teorías que habían aceptado, y reprendiendo con gran severidad a los que se
estaban apartando de la fe. Después de saludar a los gálatas con las palabras: "Gracia sea a vosotros, y paz de Dios
el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo," les dirigió estas palabras de
agudo reproche:
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis traspasado del
que os llamó a la gracia de Cristo, a otro evangelio: no que hay otro, sino que
hay algunos que os inquietan, y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más aún
si nosotros o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos
anunciado, sea anatema."
LAS
ENSEÑANZAS DE PABLO habían estado en 308
armonía con las Escrituras, y el Espíritu había dado testimonio acerca de sus
labores; por lo tanto exhortó a sus hermanos a que no escucharan a quien
contradijera la verdad que él les había enseñado.
EL
APÓSTOL Pidió A Los Creyentes Gálatas que
consideraran cuidadosamente el comienzo de su vida cristiana."
¡OH GÁLATAS INSENSATOS! EXCLAMÓ, ¿quién os fascinó, para no obedecer a la verdad, ante cuyos ojos
Jesucristo fue ya descrito como crucificado entre vosotros? Esto sólo quiero
saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el
oír de la fe? ¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os
perfeccionáis por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si empero en
vano. Aquel, pues, que os daba el Espíritu, y obraba maravillas entre vosotros
¿hacíalo por las obras de la ley, o por el oír de la fe?"
ASÍ
PABLO EMPLAZÓ A LOS CREYENTES DE GALACIA ante el tribunal de su propia conciencia, y trató de detenerlos en su
conducta. Confiando en el poder de Dios para salvar, y rehusando reconocer
las doctrinas de los maestros apóstatas, el apóstol se esforzó por inducir a
los conversos a ver que habían sido groseramente engañados, pero que retornando
a su fe anterior en el Evangelio, podrían sin embargo frustrar el propósito de
Satanás. Tomó partido firmemente del lado de la verdad y la justicia; y su
suprema fe y confianza en el mensaje que predicaba ayudaron a muchos cuya fe
había fallado, a recuperar su lealtad al Salvador.
¡Cuán Diferente Del Modo
En Que Pablo Escribió A La Iglesia De Corinto, Fue El Proceder Que Siguió Hacia
Los Gálatas!
A
LA PRIMERA
la reprendió con cuidado y ternura; a
los últimos, con palabras de despiadado reproche.
LOS
CORINTIOS
habían sido vencidos por la tentación. Engañados por los ingeniosos sofismas de
maestros que presentaban errores bajo el disfraz de la verdad, se habían
confundido y desorientado. El enseñarles a distinguir lo falso de lo verdadero
requería cautela y paciencia. La severidad o la prisa imprudente de parte de
Pablo hubiera 309 destruido su
influencia sobre muchos de aquellos a quienes anhelaba ayudar.
EN
LAS IGLESIAS GÁLATAS, el error abierto y desenmascarado estaba
suplantando al mensaje evangélico. Cristo, el verdadero fundamento de la fe, era
virtualmente desplazado por las anticuadas ceremonias del judaísmo. El apóstol
vio que para salvar a los creyentes gálatas de las peligrosas influencias que
los amenazaban, debían tomarse las más decisivas medidas, darse las más
penetrantes amonestaciones.
UNA IMPORTANTE LECCIÓN que todo ministro de Cristo debe aprender
es que debe adaptar sus labores a la condición de aquellos a quienes trata de
beneficiar. La ternura, la paciencia, la decisión y la firmeza son igualmente
necesarias; pero han de ejercerse con la debida discriminación. El tratar
sabiamente con diferentes clases de mentes, en diversas circunstancias y
condiciones, es un trabajo que requiere sabiduría y juicio iluminados y
santificados por el Espíritu de Dios.
EN
SU CARTA A LOS CREYENTES GÁLATAS, Pablo repasa brevemente los principales
incidentes relacionados con su propia conversión y primera experiencia
cristiana. Por este medio trató de demostrar que fue por una manifestación
especial del poder divino, cómo él fue inducido a ver y recibir las grandes
verdades del Evangelio.
FUE
Por Instrucción Recibida De Dios Mismo cómo Pablo fue
inducido a reprender y amonestar a los gálatas en tan solemne y positiva
manera. Escribió no con vacilación y duda, sino con la seguridad de la firme
convicción y del conocimiento absoluto. Bosquejó claramente la diferencia entre
el ser enseñado por el hombre y el recibir instrucción directa de Cristo.
EL
APÓSTOL
instó a los gálatas a dejar a los falsos guías por los cuales habían sido
extraviados, y a volver a la fe que había sido acompañada por evidencias
inconfundibles de la aprobación divina. Los hombres que habían tratado de
apartarlos de su fe en el Evangelio eran hipócritas, profanos de corazón y
corruptos en su vida. Su religión estaba constituida por una rutina de 310 ceremonias, con cuyo cumplimiento
esperaban ganar el favor de Dios. No querían un Evangelio que exigía obediencia
a la palabra: "El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de
Dios." (Juan 3:3.) Sentían que una religión fundada en tal doctrina,
requería demasiado sacrificio, y se aferraban a sus errores, engañándose a sí
mismos y a otros.
SUBSTITUIR LA SANTIDAD DEL CORAZÓN y la vida por las formas
exteriores de la religión, es tan agradable para la naturaleza no renovada hoy
como en los días de esos maestros judíos. Hoy, como entonces, hay falsos guías
espirituales, a cuyas doctrinas muchos prestan atención ansiosamente.
EL ESFUERZO PREMEDITADO DE SATANÁS procura
apartar las mentes de la esperanza de salvación mediante la fe en Cristo y la
obediencia a la ley de Dios.
EN TODA ÉPOCA El Gran Enemigo Adapta Sus Tentaciones A Los
Prejuicios E Inclinaciones De Aquellos A Quienes Trata De Engañar.
EN LOS TIEMPOS APOSTÓLICOS inducía
a los judíos a exaltar la ley ceremonial y a rechazar a Cristo; y actualmente
induce a muchos profesos cristianos, con el pretexto de honrar a Cristo, a
menospreciar la ley moral y a enseñar que sus preceptos pueden ser
transgredidos impunemente.
ES EL DEBER de todo siervo de Dios resistir firmemente a
estos pervertidores de la fe y, por la palabra de verdad, exponer denodadamente
sus errores.
EN
SU ESFUERZO POR RECUPERAR LA CONFIANZA DE SUS HERMANOS GÁLATAS, Pablo vindicó
hábilmente su posición como apóstol de Cristo. Se declaró apóstol, "no de los hombres, ni por hombre, mas
por Jesucristo y por Dios el Padre, que lo resucitó de los muertos." Él
no había recibido su comisión de los hombres, sino de la más alta autoridad del
cielo. Y su posición había sido reconocida por un concilio general en
Jerusalén, cuyas decisiones Pablo había cumplido en todas sus labores entre los
gentiles. A los que procuraban negar su apostolado, Pablo les presentó así
pruebas de que "en nada he sido
inferior a aquellos grandes apóstoles" (2 Cor. 11:5), no para
exaltarse a sí mismo, 311 sino para
magnificar la gracia de Dios.
LOS
QUE PROCURABAN EMPEQUEÑECER SU VOCACIÓN Y SU OBRA, estaban luchando
contra Cristo, cuya gracia y poder se manifestaban por medio de Pablo. El
apóstol se vio forzado, por la oposición de sus enemigos, a defender decididamente
su posición y autoridad.
PABLO
ROGÓ
a los que habían conocido una vez el poder de Dios en sus vidas, a volver a su
primer amor de la verdad evangélica. Con argumentos irrefutables les presentó
su privilegio de llegar a ser hombres y mujeres libres en Cristo, por cuya
gracia expiatoria todos los que se entregan plenamente son vestidos con el
manto de su justicia. Sostuvo que toda alma que quiera ser salvada debe tener
una experiencia genuina y personal en las cosas de Dios.
LAS
FERVIENTES PALABRAS de ruego del apóstol no fueron estériles. El Espíritu
Santo obró con gran poder, y muchos cuyos pies habían sido descarriados por
caminos extraños, volvieron a su primera fe en el Evangelio.
DESDE
ENTONCES SE MANTUVIERON FIRMES en la libertad con que Cristo los había hecho
libres. En sus vidas se revelaban los frutos del Espíritu: "Caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza." El nombre de Dios fue glorificado, y muchos
fueron agregados al grupo de creyentes por toda esa región.312
Los
Hechos De Los Apóstoles En La Proclamación
Del
Evangelio De Jesucristo. (EGW). MHP
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