Hechos 14. Vers. (1-7) Pablo y Bernabé son perseguidos en Iconio. (8-18) Pablo sana a un cojo en Listra por lo cual la gente cree que él y Bernabé son dioses. (19-20) Pablo es apedreado. (21-25) Ambos regresan a las iglesias para confirmarlas en la fe y en la perseverancia. (26-28) Regresan a Antioquía, e informan de lo que Dios hizo por ellos.
1 Aconteció en Iconio que
entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que
creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. 2 Mas los judíos que no creían excitaron y
corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. 3 Por tanto, se
detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el
cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por
las manos de ellos señales y prodigios.
4 Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. 5 Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrontarlos y apedrearles, 6 habiéndole sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, 7 y allí predicaban el evangelio.
8 Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies,
cojo de nacimiento, que jamás había andado. 9 Este oyó hablar a Pablo, el cual,
fijando en él sus ojos, y viendo que
tenía fe para ser sanado,
10 dijo a gran voz: Levántate
derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. 11 Entonces la gente, visto lo
que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo
la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 12 Y a Bernabé llamaban
Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra.13 Y el
sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y
guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería
ofrecer sacrificios.
14 Cuando lo oyeron los apóstoles
Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando
voces 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos
hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os
convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que
en ellos hay.
16 En las edades pasadas él ha
dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 17 si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien,
dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de
alegría nuestros corazones. 18 Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron
impedir que la multitud les ofreciese sacrificio.
19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que
persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera
de la ciudad, pensando que estaba muerto.
20 Pero rodeándole los
discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con
Bernabé para Derbe. 21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de
hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía,
22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a
que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas
tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con
ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
24 Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia. 25 Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. 26 De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 27 Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había echo Dios con ellos, y cómo había abierto a puerta de la fe a los gentiles. 28 Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos. (Hechos 14).
1. Iconio. Lucas no dice nada del viaje de Antioquía a Iconio,
de lo cual podría deducirse que hubo poca oportunidad de hacer obra misionera
por el camino. Iconio estaba a unos 145 km al sureste de Antioquía, en la
encrucijada de varias rutas importantes.
Algunos escritores antiguos
ubicaban esta ciudad en Frigia; otros, en Licaonia. Iconio era bastante grande,
por esto merecía ser llamada la Damasco de Licaonia.
En la tradición cristiana
posterior se conoció por haber sido el escenario del episodio de Pablo y su conversa
Tecla. En la Edad Media, Iconio fue importante como capital de los sultanes
selyúcidas. Actualmente se llama Konya, y es una floreciente ciudad de Turquía.
Entraron juntos. Evidentemente no se describe una
visita especial a la sinagoga, sino las repetidas veces que Pablo y Bernabé
fueron a reunirse con los judíos.
En la sinagoga. Pablo, como de costumbre, comenzó
su trabajo entre los judíos y los gentiles temerosos de Dios que se reunían con
ellos para celebrar el culto. Es evidente que estas visitas a la sinagoga se
hicieron en día sábado (ver com. cap. 13:14,44).
Hablaron de tal manera. Predicaron n varias ocasiones, en
algunas de las cuales parece que hubo gentiles, además de judíos (ver com. "Griegos").
Una gran multitud. Como sucedió en Antioquía de
Siria (cap. 11:21,24), la predicación del Evangelio fue un rotundo éxito.
Griegos. Gr. héll'n, "heleno", palabra que usa
Lucas para referirse a un gentil, en contraposición con hell'nist's,
"helenista", que se aplicaba a un judío de habla griega (ver com.
cap. 11:20). Parece que aquí, como en Antioquía, había en la sinagoga gentiles
creyentes (cf. cap. 13:16). Además, los apóstoles pasaron mucho tiempo en
Iconio (cap. 14:3), y sin duda predicaron en otros lugares fuera de la
sinagoga.
2. Los judíos que no creían. O "judíos que no habían sido
persuadidos". La palabra que se traduce "que no creían" se
refiere a una incredulidad que genera rebeldía, y por lo tanto describe bien el
carácter de estos, judíos que persiguieron a Pablo y Bernabé.
Excitaron. Las persecuciones que se registran en el libro de
los Hechos fueron ocasionadas mayormente por la enemistad de los judíos. El
caso de Demetrio (cap. 19:24) es casi la única excepción, y aun entonces los
judíos pudieron haber causado la violenta reacción del orfebre griego.
En una fecha muy posterior, en la
segunda mitad del siglo II, los judíos influyeron muchísimo para que Policarpo
fuera muerto en Esmirna (Eusebio, Historia eclesiástica iv. 15.29). A comienzos
del siglo III Tertuliano dijo que las sinagogas judías de su tiempo eran
"fuentes de persecución" (Scorpiace 10).
Corrompieron. "Les envenenaron contra los hermanos"
(BJ). El verbo griego que se usa aquí no sólo se refiere a la mala voluntad que
se creó en contra de los hermanos, sino también al daño que se hizo en la mente
de aquellos en quienes se suscitaron malos pensamientos.
Contra los hermanos. Es decir, los nuevos conversos,
en contraste con "los judíos que no creían".
3. Mucho tiempo. Quizá varios meses. Mientras no
hubo persecución, los apóstoles pudieron trabajar con éxito, ganando nuevos
conversos y afirmando la fe de los nuevos creyentes.
Hablando con denuedo. Su entusiasmo provenía de la
completa presentación del Evangelio de la gracia divina que predicaban, en
agudo contraste con el estrecho criterio judaico que los gentiles convertidos
al judaísmo habían conocido hasta entonces. Cf. cap. 9:27-29. Ese denuedo
estaba íntimamente relacionado con los milagros y otras señales y maravillas
que hacían en el nombre de Jesucristo.
El cual daba testimonio. El Señor capacitó a Pablo y a
Bernabé para que hicieran maravillas y así demostró que los apóstoles eran sus
servidores y hablaban su verdad.
La palabra de su gracia. Es decir, el mensaje acerca de la
gracia salvadora de Dios, las buenas nuevas del Evangelio. Pablo siempre
predicó acerca del favor inmerecido de Dios para salvación (Efe. 2:5,8; Rom. 5:1-2).
Señales y prodigios. No tenían el propósito de servir
de base para la fe, sino de ser una evidencia de la fe. En este pasaje de Hechos no se especifica
cuáles fueron las "señales" hechas.
4. Estaba dividida. Los cristianos y los que no lo
eran, formaron bandos opuestos en la ciudad, y entre estos últimos se manifestó
un espíritu de maldad. Evidentemente
Lucas se refiere a la mayor parte de la población pagana. Los conversos al
cristianismo sin duda eran la minoría, y quizá procedían de las clases más
pobres de la sociedad, como ocurrió con frecuencia en los primeros tiempos de
la iglesia (1 Cor. 1:26-28). Como había sucedido en Antioquía, los principales
hombres y mujeres de la ciudad estaban en contra de ellos (Hech. 13:50).
Unos estaban con los judíos. Lo mismo sucedió cuando Pablo predicó
en Tesalónica (cap. 17:4-5). Jesús había predicho que tales divisiones
resultarían de la predicación de su Palabra (Luc. 12:51-53).
5. Gobernantes. La construcción del griego
permite entender que se trataba de los gobernantes de la sinagoga donde Pablo y
Bernabé habían comenzado a predicar cuando llegaron a Iconio.
Se lanzaron. El griego dice "hubo un intento de"
(horm', "intento") afrontarlos o "ultrajarles" (BJ). Los
judíos excitaron y azuzaron a sus amigos paganos, esperando que se produjera
una situación de violencia.
Afrentarlos. "Tratarlos con violencia", "ultrajarles"
(BJ), "insultarlos". Parece que el plan era incitar a la multitud
para que los tratara de ese modo. En 1 Tim. 1:13 Pablo usa una palabra afín,
"injuriador", que deriva de la misma raíz, para describir su conducta
cuando era perseguidor.
Apedrearlos. El apedreamiento era el castigo judío por la
blasfemia (Lev. 24:14-16), y los judíos parece que entendían que la enseñanza
de los apóstoles era de esa categoría. Es probable que no se procedió legalmente
para desarrollar ese plan. Sencillamente decidieron maltratarlos (ver com.
Hech. 7:58; cf. Juan 10:31).
6. Habiéndolo sabido. Evidentemente había algunos del lado de los apóstoles que tenían suficientes relaciones con el grupo adversario, y conocían el complot. Lucas no se propone exagerar los sufrimientos de los evangelistas cristianos. El relato de cómo pudieron salvarse los apóstoles de ser apedreados, se presenta con un lenguaje sencillo, sin adornos. Huyeron. Los apóstoles obedecieron la orden de Jesús: huir de la persecución (ver com. Mat. 10:23).
Listra. Hasta 1885 no se conoció la situación geográfica
exacta de Listra. En ese año se encontró una inscripción que llevaba el nombre
latino Lustra, con la cual pudo identificarse como Listra el lugar que ahora es
llamado Zoldera, ubicado a unos 35 km al suroeste de Iconio, Los apóstoles,
viajando por el camino desde Iconio, ascendieron por entre los cerros hasta la
planicie donde se encontraba Listra.
Aunque Licaonia aparece en la
literatura clásica como un territorio poco civilizado, se sabe por algunas
inscripciones que Listra fue convertida en colonia romana por Augusto, y por lo
tanto sin duda fue una ciudad donde había más cultura que en el territorio
circunvecino. Como centro comercial
romano, Listra pudo haber contado con muchos judíos entre su población; sin
embargo, el registro de Hechos no dice que en la ciudad había una sinagoga. Las
relaciones que Pablo tuvo allí parecen haber sido mayormente con gentiles. Ni
aun Timoteo, hijo de una piadosa mujer judía, probablemente de Listra, había
sido circuncidado (ver com. cap. 16:1,3).
Derbe. La posición geográfica de Derbe no se conoció sino
hasta 1956, cuando su nombre se encontró en Kerti Hüyük, en una inscripción a
83 km al sureste de Iconio, la moderna Konya.
Esta ciudad estaba casi en la frontera de la provincia romana de Galacia
con el reino de Antíoco de Comagene. Esto podría explicar por qué los apóstoles
se volvieron de Derbe en vez de entrar en un nuevo territorio. Gayo, más tarde compañero de viaje de Pablo,
era de Derbe (cap. 20:4).
Licaonia. Licaonia no era una provincia romana, sino una
región en la cual se hablaba un idioma diferente del de Pablo y Bernabé. La
parte occidental estaba en la provincia romana de Galacia, y la parte oriental
en el reino de Antíoco de Comagene. Parece que Pablo y Bernabé permanecieron
dentro de los límites de Galacia. En tiempos del NT se consideraba que lconio
pertenecía a Frigia; por lo tanto, al viajar a Listra y a Derbe, los apóstoles
entraban en un nuevo territorio.
Toda la región circunvecina. Esto podría sugerir que las
ciudades de Listra y de Derbe eran pequeñas, y que Pablo y Bernabé las evangelizaron
en corto tiempo. En su trabajo misionero en las aldeas tuvieron que haber encontrado
casi únicamente gentiles.
7. Predicaban el evangelio. Gr. euaggelízomai (ver com. cap.
13:32).
8. De nacimiento. Un ejemplo del cuidado de Lucas,
como médico, de registrar este detalle (ver com. cap. 3:7; 9:33).
9. Oyó. Mejor "escuchaba" (BJ).
Fijando en él sus ojos. Gr. atenízÇ (ver com. cap. 13:9; 23:1). Sin duda la fe del cojo se reflejó en su rostro, y Pablo reconoció que era un hombre que, una vez curado, podía ser una prueba viviente para el pueblo de Listra. Tenía fe. La fe era y es un requisito previo para la curación milagrosa (Mat. 9:22; Mar. 9:23).
10. Gran voz. Pablo levantó el tono de su voz por encima del que
estaba usando al dirigirse a la gente.
Levántate derecho. Esta orden habría sido una burla
para cualquiera que no hubiera estado preparado por la fe para ir más allá de
los límites de la experiencia humana común. El cojo decidió actuar en respuesta
a la fe. Lo mismo hicieron otros que fueron sanados en forma milagrosa: el
paralítico (Mat. 9:6-7), el paralítico de Betesda (Juan 5:11,14), el cojo en la
puerta del templo (Hech. 3:6-8). En cada uno de estos casos la restauración
espiritual fue seguida por la curación física.
Es evidente el paralelo entre la
curación del cojo hecha por Pedro en la puerta la Hermosa del templo (cap. 3:1-11),
y la curación del cojo de Listra que hizo Pablo.
Saltó, y anduvo. "Dio un salto y se puso a
caminar" (BJ). Ver com. cap. 3:8.
11. Lengua licaónica. Pablo afirmó que hablaba en
lenguas (1 Cor. 14:18), pero su don parece no haber incluido la comprensión de
la lengua de los de Licaonia. Lo que se sabe con certeza es que Pablo y Bernabé
no sabían que la gente de Listra estaba a punto de adorarlos. No es posible
pensar que deliberadamente permitieron que el pueblo siguiera adelante con el
plan de adorarlos como a dioses, para poder producir un efecto dramático al
rechazar esa adoración.
Es probable que la gente de
Listra fuera bilingüe y entendiera lo que Pablo y Bernabé decían en griego;
pero que los misioneros no pudieran comprender lo que la gente decía cuando
trazaba sus planes para ofrecer el sacrificio pagano. Nada se sabe en cuanto a
la lengua licaónica, pues no se han encontrado ni textos ni inscripciones.
Dioses. En los tiempos del NT no eran sólo los sencillos
licaonios los que creían que los dioses podían mezclarse con los hombres, pues
ésta era una idea generalizada entre los paganos. En las Metamorfosis de Ovidio
(viii. 626-724) aparece el mito de que Zeus y Hermes (Júpiter y Mercurio) se
habían aparecido una vez en forma humana, y habían sido recibidos por un
matrimonio de ancianos, Filemón y Baucis, a quienes les habían dado regalos. La
leyenda dice que el lugar donde se supone que vivieron los dioses, más tarde se
convirtió en un santuario a donde iban los devotos, como peregrinos, para dejar
allí sus ofrendas.
12. Júpiter… Mercurio. Gr. Zéus... Herm's. El Zeus griego, el principal
de los dioses, y su hijo Hermes, heraldo y mensajero de los dioses y patrono de
la elocuencia.
En el panteón romano los
equivalentes de estos dioses eran Júpiter y Mercurio, por eso la RVR emplea
estos nombres. El culto de Zeus y de Hermes parece haber sido popular en la
región de Listra.
Cerca de Listra se ha encontrado
una inscripción en la cual se registra que ciertos hombres, cuyos nombres son
licaónicos, habían dedicado una estatua a Zeus.
Cerca de Listra también se
encontró un altar de piedra dedicado a "El que oye la oración",
probablemente a Zeus y a Hermes.
La gente de Listra creía,
naturalmente, que si cualquier divinidad se aparecía en medio de ellos con
buenos propósitos, tenía que ser el dios Júpiter, a quien habían levantado un
templo frente a su ciudad (ver com. vers. 13), y a quien rendían su principal
culto. Se consideraba que Mercurio era el primer ayudante de Júpiter. Es
posible que Bernabé tuviera un porte más impresionante que Pablo, y por eso se
le dio el título de Júpiter Como Pablo era el que más había hablado, se lo
identificó como Mercurio.
13. Cuyo templo estaba frente a la ciudad. Esto
significaría que Zeus era el dios tutelar de la ciudad de Listra, y su templo
evidentemente estaba cerca de la ciudad para protegerla. Fue el sacerdote de
Zeus quien dirigió los preparativos para el sacrificio, y fue al lugar donde estaban
alojados los apóstoles.
Guirnaldas. Estas guirnaldas aparecen a menudo en las
esculturas antiguas, Solían hacerse de lana blanca y a veces se decoraban con
flores y hojas. Frecuentemente se adornaban con guirnaldas los sacerdotes, sus
ayudantes, las puertas, los altares y también los animales que iban a ser
sacrificados.
Las puertas. Gr. pulÇn, "puerta" o "portón",
a veces de una casa (Hech. 12:14); pero mayormente de algún edificio mayor, o
de una ciudad (Apoc. 22:14). En este pasaje podría referirse a las puertas de
la ciudad, o a la entrada del templo de Zeus (ver com. "cuyo
templo...").
Ofrecer sacrificios. El acto de ofrecer sacrificios
posiblemente consistía en degollar los toros y derramar parte de su sangre
sobre un altar.
14. Los apóstoles. Los complicados preparativos para
el sacrificio naturalmente despertaron el recelo de los apóstoles.
Rasgaron sus ropas. Entre los judíos esta era una
expresión de gran horror. Se empleaba específicamente como protesta por una
blasfemia (ver com. Mat. 26:65). Los apóstoles entendieron como una blasfemia
lo que por ignorancia estaba por hacer el pueblo de Listra. No se sabe si la
gente de Listra entendía el significado de la acción de Bernabé y Pablo;
seguramente deben haberse admirado y sorprendido al verlos rasgar sus ropas.
Se lanzaron. Gr. ekp'dáÇ, "lanzarse", "correr al
encuentro". Los apóstoles se lanzaron al lugar donde estaba reunida la
gente, quizá en la puerta de la ciudad, o junto al templo de Zeus (vers. 13)
que estaba "frente a la ciudad", donde se estaban preparando para
hacer el sacrificio.
15. Semejantes a vosotros. "De igual condición que
vosotros" (BJ). Es notable el parecido entre las palabras de Pablo y
Bernabé, y las de Pedro a Cornelio (Hech. 10:26).
Os anunciamos. Literalmente "evangelizamos", "damos
buenas nuevas" (ver com. cap. 13:32). Para los idólatras, un mensaje que
presenta al Dios vivo y no a los ídolos mudos, debe ser buenas nuevas,
especialmente porque Jesucristo es Dios encarnado, Salvador de los hombres.
Estas vanidades. Es decir, ceremonias semejantes
al sacrificio pagano que estaba a punto de ofrecerse con todo lo que implicaba.
La "vanidad" simboliza con frecuencia el vacío y la carencia de valor
del culto pagano (Efe. 4:17; 1 Ped. 1:18).
Dios vivo. El apóstol aconseja al pueblo de Listra a abandonar
su idolatría y a volverse a un Dios que vive y actúa, quien hizo los cielos y
la tierra, el dador de toda buena dádiva y que juzgará a todos los hombres. Isaías
presenta en forma dramática el contraste entre Dios y los ídolos (Isa. 40:6-31;
41:18-29; 44:6-28).
El cielo y la tierra, el mar. La afirmación de que Dios es
creador de todo contrasta grandemente con la creencia popular pagana, que
asignaba diferentes deidades al cielo, la tierra y el mar. Pablo proclama que
un solo Dios hizo todas las cosas y las dirige.
En las Escrituras se señala con
frecuencia el hecho de que Dios es el Creador. Esta realidad se encuentra al
comienzo de la historia de la relación de Dios con el universo (Gén. 1), y es
el fundamento del último mensaje evangélico de advertencia para el mundo (Apoc.
14:7).
16. Las gentes. Gr. plural de éthnos,
"pueblo", palabra que se emplea comúnmente para referirse a los
gentiles. Aquí aparece la primera indicación de lo que podría llamarse la filosofía
paulina de la historia. Pablo presentó una idea similar (cap. 17:30) en el
discurso en Atenas, cuando declaró que Dios había "pasado por alto los
tiempos de esta ignorancia". Quienes vivieran en esos tiempos serían
tratados en forma justa y juzgados conforme a su conocimiento limitado. En Rom.
1 y 2 amplía esta filosofía. Se había permitido que siguieran su curso la
ignorancia y el pecado del mundo gentil como parte, podría decirse, de un drama
divino para inducir a los gentiles a que sintieran la necesidad de redención y
prepararlos para recibir esa redención.
17. No se dejó a sí mismo sin testimonio. Dios no ha
quedado sin testimonio entre los paganos como los de Listra. Aquí aparece
nuevamente un esbozo de lo que Pablo más tarde amplió en Rom. 1:19-20, aunque
aquí lo que argumenta es que a pesar de todo los paganos están sin excusa. En
esta oportunidad Pablo recalcó la evidencia de la bondad divina como podían
verla de continuo sus oyentes en la naturaleza. Más tarde, al dirigirse a los
filósofos de Atenas, afirmó que "en él vivimos, y nos movemos, y
somos" (Hech. 17:28; cf. Rom. 2:14-15).
Haciendo bien. Esto incluye la continua manifestación de la bondadosa voluntad divina en favor de los hombres (Mat. 5:45). Pablo señaló que Dios era quien daba lluvia, y no Júpiter, el supuesto Dios de las lluvias. Nuestros. La evidencia textual establece el texto "vuestros".
18. Difícilmente lograron impedir. Evidentemente, la
gente estaba decidida a ofrecer sacrificio y rendir culto. Algunos de los que
fueron impedidos a ofrecer sacrificios quizá se apartaron de "estas
vanidades" al Dios vivo. No se sabe cuánto tiempo más permaneció Pablo en
Listra antes de ocurrir lo que se narra en los vers. 19-20; pero es probable
que se hubiera establecido allí una iglesia. Según parece, la judía Loida, su
hija Eunice y su nieto Timoteo, se contaron entre los primeros conversos (2
Tim. 1:5; ver com. Hech. 16:1).
19. Judíos de Antioquía. Se habla aquí de Antioquía de
Pisidia (ver com. cap. 13:14). El hecho de que los judíos de Antioquía y de
lconio hubieran actuado de común acuerdo, y que los de Antioquía hubieran
viajado más de 150 km hasta Listra para impedir la obra de los apóstoles,
demuestra el odio de los judíos de Antioquía contra Pablo y su misión.
Una inscripción descubierta en
una estatua en Antioquía afirma que el monumento fue erigido en honor de esa
ciudad por la población de Listra, lo que sugiere que había entre las dos
ciudades una estrecha amistad.
Estos judíos estaban furiosos con
Pablo y Bernabé, sus conciudadanos. Para justificar su conducta podían
presentar razones religiosas, alegando que los apóstoles estaban poniendo a un
lado requerimientos legales que eran tan importantes para los judíos; pero
tales razones no habrían tenido validez para incitar a los paganos de Listra en
contra de los apóstoles.
El milagro de la curación del
cojo había probado que el poder de los apóstoles era real; pero no se había
dicho cuál era la fuente de ese poder. Es posible que los judíos lo hubieran
atribuido a un poder demoníaco para persuadir a los paganos a que persiguieran
a los apóstoles (compárese con un caso similar de Jesús, Mat. 12:24-27). También
pudieron haber buscado algún otro motivo legal o supersticioso para acusar a
los apóstoles.
Persuadieron a la multitud. El repentino cambio de actitud de
parte de la gente de Listra recuerda lo que ocurrió en la última semana de la
vida de Jesús, cuando en pocos días, los hosannas de la multitud de Jerusalén
se convirtieron en gritos de "¡crucifícale!" (Mat. 21:9; 27:22).
No es difícil entender tales
altibajos emocionales en gente supersticiosa como eran los licaonios,
tradicionalmente descritos como indignos de confianza. Otro cambio de actitud,
pero a la inversa, se registra en la narración de la relación de Pablo con los
habitantes de Malta (Hech. 28:3-6). Los habitantes de Listra quizá pensaron que
si Pablo y Bernabé poseían poderes tan misteriosos, pero no eran dioses hechos
hombres, debían ser hechiceros o tal vez demonios. Los judíos bien pudieron
haber fomentado esta idea e instado al pueblo a proceder en forma tan cruel.
Habiendo apedreado. Apedrear a alguien era un castigo
típico de los judíos, y éstos, sin duda ayudados por los habitantes paganos de
Listra, evidentemente fueron los instigadores del castigo. Esta es la única vez
que se registra que el apóstol hubiera sufrido esta clase de persecución (cf. 2
Cor. 11:25).
Pablo escapó por muy poco de ser
apedreado en Iconio (Hech. 14:5-6). Lucas registra los dos casos; pero el
apóstol sólo habla de la vez cuando realmente fue apedreado. Este episodio aún
estaba claro en el recuerdo de Pablo cuando se acercaba el fin de su vida (2
Tim. 3:11-12).
Fuera de la ciudad. La ley hebrea ordenaba que el
apedreamiento se efectuara fuera del campamento (Lev. 24:14) o de la ciudad.
Pero en esta oportunidad, quizá porque Listra era una ciudad pagana y el
apedreamiento era el resultado de la furia de una turba, parece haberse hecho
dentro de la ciudad, y Pablo fue después arrastrado fuera de ella.
20. Los discípulos. Esto es, los nuevos creyentes. No
habían podido impedir el ataque; pero habían ido hasta el lugar donde Pablo
había sido arrastrado inconsciente, probablemente pensando con preocupación
cómo sepultarlo dignamente. Puede suponerse que Timoteo fue testigo del
apedreamiento; para él esta amarga experiencia de Pablo debe haber sido tanto
un desafío para el servicio como un ejemplo de consagración (HAp 149-150).
Quizá Loida y Eunice también estuvieron presentes en el grupo, primero
llorando, y más tarde regocijándose de que su amado maestro no estuviera
muerto.
Se levantó. Debe haberse considerado un milagro que Pablo
recuperara el conocimiento e inmediatamente demostrara su energía y su valor al
entrar de nuevo en la ciudad. El haber sido apedreado por una turba enfurecida,
y dejado por muerto, y luego recuperarse y caminar como si nada hubiera pasado,
era una evidencia aún más convincente del poder de Dios que la curación del
cojo (vers. 8-10).
Al día siguiente salió. Aunque Pablo había sido librado
de la muerte en forma providencial, sin duda comprendió que el sentimiento del
populacho hacia él no había variado, y que por el momento era mejor que se
fuera de la ciudad. En ocasiones posteriores visitó por lo menos dos veces la
ciudad de Listra (vers. 21; cap. 16:1).
Con Bernabé. Bernabé no había sufrido tanto como Pablo la ira de
los judíos. Aunque su poder como "hijo de exhortación" o "de
consolación" era grande (ver com. cap. 4:36), evidentemente no había sido
tan manifiesto como el de su compañero en el apostolado. Derbe. Ver com. vers. 6.
21. De hacer muchos discípulos. Gayo de Derbe, a quien Lucas
nombra como uno de los compañeros de Pablo en un viaje posterior (cap. 20: 4),
quizá pudo ser uno de los que se convirtieron en esta oportunidad. La obra
hecha sugiere que los apóstoles permanecieron allí durante varios meses.
Volvieron. Hubiera sido mucho más sencillo ir al este hasta
Tarso, y regresar por barco a Antioquía de Siria. Sin embargo, Pablo y Bernabé escogieron
el camino largo y difícil de unos 400 km para llegar hasta el mar.
Pero al regresar por donde habían
venido, tuvieron la oportunidad de sembrar aun más ampliamente la semilla de la
palabra que antes habían sembrado con tanto peligro para sus vidas. La
hostilidad de los judíos en Antioquía y en Iconio parecía haberse sosegado lo
suficiente como para que los apóstoles pudieran visitar de nuevo esas ciudades
sin mayores dificultades. Durante el
tiempo transcurrido, en algunos lugares quizá habían cambiado los gobernantes
de esas ciudades.
22. Confirmando los ánimos. Mejor "fortaleciendo el
ánimo", es decir, "afirmando la fe de los hermanos". Lo que hizo
Pablo estaba en armonía con lo que Jesús le había ordenado a Pedro: "Y tú,
una vez vuelto, confirma a tus hermanos" (Luc. 22:32). Pablo pudo haber
hecho esto por medio de advertencias y exhortaciones tomadas de sus pruebas y
de la forma en que fue librado de ellas.
La fe. Probablemente deba entenderse como la expresión
objetiva de la fe, es decir, lo que se creía y enseñaba. Esta acepción de
"fe", que sugiere el contenido de lo que se cree, aparece en los
escritos apostólicos posteriores (2 Tim. 4:7; Jud. 3,20), y probablemente se
emplea aquí en ese sentido.
Es necesario que... entremos. Una cita directa de lo que dijo
Pablo en esa ocasión. Algunos han pensado que el uso de la primera persona del
plural ("entremos"), indica que Lucas estaba presente y se incluía
entre los oyentes de esos sermones, sin embargo, no hay ninguna indicación de
que Lucas hubiera sido compañero de Pablo sino hasta el segundo viaje
misionero, en Troas (cap. 16:10). Por lo tanto, es mejor entender que ésta es
una cita directa en donde Pablo se incluye con sus oyentes. Indudablemente
podía referirse a sus propias tribulaciones como ilustraciones de la verdad de
lo que decía.
Muchas tribulaciones. En 2 Tim. 3:12, epístola escrita
al discípulo amado de Listra (Hech. 16:1-3), aparece una conmovedora referencia
a la persecución que se presentó en Antioquía, Iconio y Listra. Pablo presenta
allí este axioma: "Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo
Jesús padecerán persecución" (ver también Apoc. 1:9; 7:14).
El reino de Dios. Ver com. cap. 1:6. Esta frase,
frecuente en los Evangelios, aparece repetidas veces en la enseñanza de Pablo
(Rom. 14:17; 1 Cor. 4:20; 6:9; Col. 4:11; 2Tes. 1:5). Para Pablo era un reino
de verdad, y Cristo era el Rey.
23. Constituyeron. Gr. jeirotonéÇ, literalmente
"extender la mano". Este verbo lo usaban los griegos para describir
la acción de elegir gobernantes levantando la mano. Por este uso pasó a tener
el significado de "elegir", sin tomar en cuenta el método preciso
empleado en la elección (se traduce como "designado" en 2 Cor. 8:19 y
como "ordenado" en Hech. 10:41).
Basándose en el uso de este
verbo, algunos han pensado que esto indica que en Listra, Iconio y Antioquía se
eligieron los ancianos por voto popular. Aunque es probable que en la iglesia
apostólica se practicara algún sistema de elección (Hech. 6:3; 2 Cor. 8:19), es
dudoso que en este caso se hubiera hecho una elección tal como se entiende hoy.
En este pasaje se dice que Pablo
y Bernabé hicieron la elección (o nombramiento) de los ancianos, y que no
fueron los miembros de iglesia quienes eligieron a sus dirigentes; por lo
tanto, la traducción de la RVR es muy apropiada.
En Tito 1:5 Pablo parece
recomendar que el nombramiento de los ancianos fuera hecho por el misionero y
no por la iglesia. Es posible que se haya celebrado una ceremonia de imposición
de manos (cf. 1 Tim. 4:14; 5:22; 2 Tim. 1:6); pero el verbo jeirotonéÇ no lo
indica.
En fecha posterior los obispos
fueron elegidos regularmente mediante el voto del clero y de los miembros.
Fabián fue escogido en Roma por la iglesia en el año 236 d. C. (Eusebio, Historia
eclesiástica vi. 29. 2-4).
Cipriano, de Cartago (m. 258 d.
C.), habla del "voto de toda la hermandad" (Epístola lxvii. 5), y las
Constituciones apostólicas (quizá del siglo IV) indican que los dirigentes de
la iglesia debían ser elegidos por todo el pueblo (viii. 2. 4).
A partir del siglo IV se
estableció la norma de que el nuevo obispo fuera elegido por los obispos
vecinos y que su nombre fuera aprobado por el clero y los laicos de su
diócesis. En la Edad Media, los laicos que podían elegir pertenecían a la
aristocracia y no a la gente común.
Ancianos. Ver com. cap. 11:30. En virtud de la autoridad que
les había sido confiada como misioneros (cap. 13:3), Pablo y Bernabé dirigieron
la elección de los ancianos. De este modo instituyeron en las iglesias gentiles
la forma de organización que ya había sido adoptada por los cristianos en
Jerusalén.
Esto se basaba en la organización
de la sinagoga y no en la del templo (cf. t. V, p. 59). Pablo organizó estas
iglesias poco después de que sus miembros se hicieran cristianos, lo cual
muestra que la organización es esencial para mantener la vida espiritual y el
crecimiento de la iglesia.
Habiendo orado con ayunos. Tal fue el procedimiento que se
siguió cuando los apóstoles fueron enviados desde Antioquía (ver com. cap. 13:3).
Encomendaron. Esta palabra sugiere que se tiene confianza en la
persona a cuyo cuidado se encomiendan posesiones que son preciosas para el que
las entrega. En este caso indica confianza absoluta en Dios.
24. Pisidia. Ver com. cap. 13:14. Panfilia. Ver com. cap. 13:13.
25. Perge. La ciudad de donde Juan Marcos había vuelto a
Jerusalén (cap. 13:13). No se menciona que los apóstoles hubieran predicado
antes aquí. Cuando regresaron, hicieron lo que al parecer no habían hecho
antes.
Atalia. Parece que cuando entraron en esa provincia, los
apóstoles fueron directamente desde Palos hasta Perge, a orillas del río Cestro
(ver com. cap. 13:13).
Al regresar pasaron por Atalia,
puerto que se hallaba en la desembocadura del río Catarractes. Esta ciudad fue
construida por Atalo II Filadelfo, rey de Pérgamo (159-138 a. C.). No se
registra que se haya hecho obra misionera en Atalia. Es probable que los
apóstoles sólo fueron allí porque era un puerto desde donde podían embarcarse
hacia Siria.
26. Antioquía. En Siria, desde donde los apóstoles habían
comenzado su viaje. Su barco pudo haber pasado entre Cilicia y Chipre y haber
atracado en Seleucia o, si era pequeño, entrado en el río Orontes y navegado
hasta Antioquía.
Encomendados. Cuando la iglesia de Antioquía envió a Pablo y a
Bernabé, los había encomendado a la gracia de Dios para que fueran guiados,
protegidos y sostenidos en su trabajo. Esa gracia no les había faltado.
Que habían cumplido. Pablo y Bernabé habían sido
enviados por la iglesia de Antioquía para que hicieran una tarea específica: la
evangelización de los gentiles. Ahora podían volver a su iglesia de origen con
la satisfacción de que habían cumplido con su comisión. Aunque sólo habían comenzado a predicarles a
los paganos, lo que habían hecho estaba bien hecho.
27. La iglesia. Es decir, la congregación
cristiana de Antioquía, la cual había sido impulsada por el Espíritu (cap.
13:2) a enviarlos en su gira. Era apropiado que los apóstoles presentaran a
esta iglesia los resultados de su primer viaje misionero.
Refirieron. Es probable que mientras los apóstoles viajaban,
los cristianos de Antioquía no hubieran tenido noticias de ellos. Es de
imaginarse el interés que demostraron al reunirse para escuchar el relato de lo
ocurrido.
Había hecho Dios. Las grandes cosas que habían
logrado los apóstoles eran en realidad lo que Dios había hecho.
Había abierto la puerta. Esta frase llena de significado
es una metáfora preferida por Pablo (1 Cor. 16:9; 2 Cor. 2:12; Col. 4:3);
aparece aquí quizá como un fragmento de su discurso.
A los gentiles. Los privilegios del Evangelio
habían sido concedidos a todos los que creyeron. Esta libertad fue ofrecida por
primera vez a los gentiles de Antioquía, donde Pablo había ayudado a Bernabé y
a otros en la obra (cap. 11:20-26). Ahora se había llevado el Evangelio a los
gentiles en un territorio mucho más amplio. Pablo estaba cumpliendo su comisión
de ir a los gentiles (cap. 22:21).
28. Mucho tiempo. Literalmente "no poco
tiempo" (BJ). Era natural que Pablo se sintiera más atraído a Antioquía
que a Jerusalén, porque en Antioquía se había formado la primera iglesia gentil
y esa era la iglesia que lo había enviado como misionero a los gentiles.
Durante este tiempo los dos apóstoles sin duda siguieron atrayendo a muchos
conversos gentiles, además de los que habían ganado antes. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-3. HAp 144
4. HAp 145
5-6. HAp 145
8-13. HAp 147
14-18. HAp 148
19-20. HAp 148,149
21-23. HAp 150
24-26. HAp 152
27. HAp 153
1-28. HAp 144-153. LA PREDICACIÓN
ENTRE LOS PAGANOS.
Basado en Hechos 14:1-26. (144-152)
https://elaguila3008.blogspot.com/2017/08/capitulo-18-la-predicacion-entre-los.html
CAPÍTULO 19. JUDÍOS
Y GENTILES. (153)
https://elaguila3008.blogspot.com/2017/08/capitulo-19-judios-y-gentiles.html
Ministerio Hno. Pio
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