Hechos 22. ARRESTO Y ENJUICIAMIENTOS DE PABLO. SU Defensa Ante La Multitud…: Vers. (1-16) Pablo explica ampliamente cómo se convirtió a la fe (17-21) y llamado al apostolado; (22-23) pero, al mencionar a los gentiles, la gente levanta una gritería contra él. (24-30) Se libra de ser azotado porque es ciudadano romano.
1 VARONES hermanos y padres, oíd
ahora mi defensa ante vosotros. 2 Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio.
Y él les dijo: 3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero
criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme
a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.
4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.
6 Pero aconteció que yendo yo, al
llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del
cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús
de Nazaret, a quien tú persigues.
9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.
12 Entonces uno llamado Ananías,
varón piadoso según la ley, que tenia buen testimonio de todos los judíos que
allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la
vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré.
14 Y él dijo: El Dios de nuestros
padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al justo, y oigas
la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que
has visto y oído.
16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.
17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.
21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.
22 Y le oyeron hasta esta
palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre,
porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y
lanzaban polvo al aire,
24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?
26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano.
27 Vino el tribuno y le dijo:
Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con
una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de
nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar
tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo
temor por haberle atado.
30 Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos. (Hechos 22).
1. Hermanos y padres. Una forma cortés de dirigir la
palabra (ver com. cap. 1:16; 7:2), Pablo se proponía ganar a la turbulenta
multitud.
Defensa. Gr. apología, un discurso hecho para defenderse de
una acusación.
2. Lengua hebrea. Es decir, arameo, la lengua que
hablaban los judíos de ese tiempo (ver com. cap. 21:40).
Más silencio. Su señal con la mano (ver com. cap. 21:40), su
discurso en arameo y su cortés lenguaje, le aseguraron la total atención de la
revoltosa multitud. El mar de las emociones humanas desapareció repentinamente
y sobrevino una calma expectante.
3. Yo de cierto. El pronombre "yo" es enfático por su posición en la frase. Ver com. cap. 21:39. Tarso. Ver com. cap. 6:9; 9:11; 21:39.
Criado. Probablemente no como niño sino como joven. Pablo
había nacido en el extranjero, pero alcanzó la madurez en la atmósfera
conservadora de la ciudadela del judaísmo.
A los pies. En los días de Pablo el maestro y los alumnos se sentaban, pero el maestro lo hacía en un lugar más alto que los alumnos. Gamaliel. Ver com. cap. 5:34.
Estrictamente. Gr. akríbeia, "exactitud",
"precisión". Pablo asegura a la multitud que sus antecedentes son
plenamente judíos. Comprende perfectamente el punto de vista de ellos. Ver com.
cap. 23:6; 24:14; 26:3-5.
La ley. Osea el sistema judío de prácticas y creencias
religiosas.
Celoso. Ver com. cap. 21:20. Pablo conocía por experiencia
personal lo que significa ser "celoso" de la "ley".
Como hoy lo sois. . . vosotros. Pablo asegura a sus oyentes
judíos que ellos y él tenían una base común para llegar a entenderse. Los alaba
por su deseo de conservar el templo sagrado e inviolable.
4. Perseguía yo. Ver com. cap. 7:58; 8:1-4; 9:1-2,
13-14; 26:10.
Este Camino. Ver com. cap. 9:2. Hasta la muerte. Pablo había sido una vez "celoso" como ellos demostraban serlo ahora.
En cárceles. El plural da a entender que las actividades
persecutorias de Pablo se llevaron a cabo en varias ciudades (cf. cap. 26:11).
5. El sumo sacerdote. O sea Ananías (cap. 23:2). De
acuerdo con la cronología de la vida de Pablo adoptada por este Comentario,
Caifás (ver com. Luc. 3:2) aún era sumo
sacerdote cuando se convirtió Pablo (35 d. C.). Ananías fue sumo sacerdote
desde 48 d. C. hasta que los judíos lo mataron en el 66.
Todos los ancianos. Gr. presbutérion,
"presbiterio", que aquí se refiere probablemente al sanedrín. Aunque
quizá habían pasado 23 años desde la conversión de Pablo, algunos de los
"ancianos" que aún vivían probablemente habían autorizado la
persecución de los cristianos por parte de Pablo (cap. 8: 3; 9: 1-2).
Cartas. Ver com. Hech. 9:2; cf. 2 Cor. 3:1-3. Hermanos. Pablo, con mucho tacto, se refiere a sus connacionales (ver com. Hech. 22:1; cf. Deut. 18:15). Fui. Literalmente "iba', es decir, estaba en el camino (ver com. cap. 9:3).
Damasco. El celo religioso de Pablo lo había llevado a
tierras extranjeras, primero para perseguir a los cristianos, y más tarde para
proclamar el cristianismo.
Presos. O "encadenados".
6. Como a mediodía. El resplandor de la presencia
divina oscureció el brillo del sol en aquel mediodía cerca de Damasco (cap. 26:13).
7. Oí una voz. Ver com. cap. 9:4-6; cf. cap. 22:9.
¿Por qué me persigues? Ver com. cap. 9:4. Respecto a los
diferentes relatos de la conversión de Saulo, ver com. cap. 9:3.
8. ¿Quién eres? Ver com. cap. 9:5.
9. Se espantaron. La evidencia textual (cf. p. 10)
se inclina por la omisión de la frase "y se espantaron". Sin embargo,
no hay duda de que los hombres tuvieron temor.
No entendieron la voz. Ver com. cap. 9:7.
10. ¿Qué haré? Ver com. cap. 9:6.
11. Yo no veía. Ver com. cap. 9:8.
12. Varón piadoso. Ananías parece haber sido fiel en
su observancia de la religión judía. No se lo describe así en el cap. 9:10,
donde se lo llama sólo "discípulo". Pablo parece aquí intentar
congraciarse con sus oyentes (ver com. cap. 22:1-4).
Era de suponer que un judío piadoso no habría recibido
a Pablo si éste era profano, culpable de blasfemia, como ahora se lo acusaba.
Buen testimonio. La integridad de Ananías como un
piadoso judío estaba fuera de duda. Era ampliamente conocido como leal a la fe.
El hecho de haber recibido a Pablo comprobaba la legitimidad del episodio de
Saulo en el camino a Damasco.
13. Vino a mí. Ver com. cap. 9:11-17.
14. El Dios de nuestros padres. Ver com. cap. 7:32. Ni Esteban ni Ananías pensaban que por ser cristianos tenían que abandonar al Dios de sus padres. Aparentemente los cristianos de origen judío no pensaban abandonar el judaísmo; de hecho se consideraban los más piadosos de todos los hermanos. Anhelaban ardientemente, como Pablo, que sus ciegos connacionales vieran a Jesús de Nazaret como el Mesías (cf. Rom. 9:1-3; 10:1-3). Te ha escogido. O "te ha señalado" (ver com. cap. 9:15).
Conozcas su voluntad. Pablo había sido ignorante de la voluntad de Dios antes de su conversión. Como fariseo había pensado que la conocía bien y que la cumplía fielmente (cap. 23:1; 24:14). Hay una relación íntima entre conocer la voluntad de Dios y hacerla (ver com. Mat. 7:21-27; Juan 7: 17; 13: 17). Pablo se refiere vez tras vez a la voluntad de Dios (1 Cor. 1:1; 2 Cor. 1:1; Efe. 1:1; Col. 1:1). Justo. Es decir, a Jesús (cf Hech. 3:14; 7:52; 1 Juan 2:1). Los doce habían visto al Señor y se habían relacionado con él cada día (1 Juan 1:1,3). Pablo, que había sido llamado de un modo especial al apostolado, también tuvo el privilegio de ver a su Señor (Hech. 22:17-21; 1 Cor. 15:3-9; 2 Cor. 12:1-5). La voz. Con toda probabilidad una referencia a la visión cerca de Damasco y también, posiblemente, a la instrucción especial que él recibió del Señor posteriormente (2 Cor. 12:1-5; Gál. 1:11-12).
15. Testigo suyo. Pablo, como los doce, había visto
al Señor, escuchado su voz y conocido su voluntad (vers. 14). También, como
aquéllos, fue comisionado para proclamar el Evangelio (cf. cap. 1:8). Sus
credenciales y su autoridad no eran inferiores a las de los apóstoles (1 Cor.
15:10; 2 Cor. 11:5; Gál. 2:8,11).
Todos los hombres. Hasta este momento Pablo ha
evitado, con mucha prudencia, mencionar su misión especial entre los gentiles
(cf. vers. 21).
Visto y oído. El poder para testificar viene de la experiencia
personal (cf. 1 Juan 1:1-3; 2 Ped. 1:16-18). Pablo se había encontrado con el
Salvador viviente, y había recibido de él un conocimiento claro, íntimo y
sistemático de la verdad, así como lo habían recibido los doce.
16. ¿Por qué te detienes? La evidencia era suficiente, ¿por qué, debido a algunas formalidades,
tenía que postergar su decisión de ser cristiano? (cf. cap. 8:36).
Bautízate. Ver com. Mat. 3:6; Hech. 2:38; 9:18; Rom. 6:1-6;
cf. Hech. 8:36.
Lava tus pecados. El bautismo es una ordenanza
divinamente señalada (Mat. 3:15; Mar. 16:15-16; Juan 3:3,5; Tito 3:5), pero por
sí mismo no es suficiente para "lavar" el pecado.
La creencia, el
arrepentimiento y la recepción del Espíritu Santo deben acompañar al acto
exterior para hacerlo eficaz (Mat. 28:19; Hech. 2:38; 3:19; 8:36-37).
La muerte de Cristo fue la que
hizo posible la eliminación de la culpabilidad del pecado (2 Cor 5:20-21; 1
Ped. 2:24; 3:21; 1 Juan 1:7,9).
Invocando. O sea aceptando la salvación por medio de Cristo y entrando en su servicio. Su nombre. Es decir, el nombre del "Justo" (vers. 14), del Señor Jesús.
17. A Jerusalén. A esta visita se refiere el cap.
9:26 (ver com. respectivo).
En el templo. Probablemente en el momento de la hora de la
oración matutina o vespertina (ver com. Luc. 1:9; Hech. 3:1). Debido a que Dios
había honrado a Pablo con una visión en el mismo lugar que ahora se lo acusaba
de profanar, los judíos habrían hecho bien en investigar los hechos antes de
decidir su muerte.
Extasis. El mensaje que recibió en esta visión se relata en
los vers. 18-21. Esto ocurrió en la visita a Jerusalén que se registra en el
cap. 9:26-30.
18. Date prisa. En el pasaje paralelo (cap. 9:29-30) sólo se dice que los discípulos "lo enviaron a Tarso". El complot contra la vida de Pablo (vers. 29) los convenció de que él debía salir de la ciudad sin demora. Pablo, preocupado por los judíos incrédulos (cf. Rom. 9:1-3; 10:1), y con su característica indiferencia por su seguridad personal (cf. Hech. 19:30; 20:22-24; 2 Cor. 4:7-9; 11:24-27), aparentemente sintió que era su deber permanecer en la ciudad (HAp 106).
Hay momentos cuando el mensajero del Evangelio no debe
prestar atención a las circunstancias amenazadoras; pero hay otras veces cuando
debe huir a otro lugar si es perseguido (ver com. Mat. 10: 23).
En momentos difíciles, debe alzar
la vista a Dios para obtener una clara comprensión del deber. Así le sucedió a
Pablo en esta ocasión porque, además del consejo de los hermanos, Dios añadió
instrucciones directas y específicas.
Pablo no había sido
llamado para trabajar principalmente para los judíos, sino para los gentiles
(Hech. 22:21; Gál. 2:7-9), y con su partida cumpliría mejor los propósitos de
Dios. Para casos similares de dirección divina más el consejo de los hermanos,
compárese Exo. 18:17-25 con Núm. 11:16; Hech. 15:2 con Gál. 2:2. Cf. Hech.
13:2-4; 15:28.
Prontamente. Pablo había estado entonces en Jerusalén sólo 15
días (Gál. 1:18).
19. Ellos. La construcción sintáctica del griego destaca el
pronombre "ellos". Los mismos que en aquella ocasión anterior habían
procurado matarlo, conocían bien el antiguo celo de Pablo como perseguidor de
los cristianos.
Encarcelaba y azotaba. Probablemente Pablo no aplicaba
personalmente el castigo. La flexión de los verbos indica una acción que se
prolonga por un tiempo. Pablo se había dedicado a perseguir; pero ahora, frente
a esa turba airada y sedienta de su sangre, su propósito era hallar un punto de
afinidad, haciéndoles conocer claramente que él sabía bien cómo se sentían. Así
quizá estarían más dispuestos a escuchar todo lo demás que tenía que decirles.
En todas las sinagogas. En cuanto a la sinagoga como el
lugar donde se presentaban las acusaciones contra los herejes y alborotadores y
se administraban castigos, ver Mat. 10:17; 23:24; Mar. 13:9; Luc. 12:11.
Tertuliano
escribió, c. 225 d. C., que en sus días las sinagogas judías eran aún
"fuentes de persecuciones" contra los cristianos (Scorpiace x).
Creían en ti. Ver com. cap. 15:21.
20. Testigo. Gr. mártus, "testigo". En los tiempos del NT mártus aún no había adquirido el significado que ahora tiene la palabra "mártir", derivada de mártus; pero a medida que los cristianos fueron con más frecuencia llamados a dar el testimonio supremo de entregar sus vidas, comenzaron a ser conocidos como mártires.
En su muerte. La evidencia textual (cf. p. 10) establece la omisión de estas palabras; sin embargo, es evidente que este es el significado que Pablo expresa (ver com. cap. 7:58; 8:1).
21. Yo te enviaré. La salida de Pablo de Jerusalén (vers. 18) no fue el cumplimiento de esta declaración del propósito divino para el apóstol. Transcurrirían unos siete años antes de que él y Bernabé salieran en su primer viaje misionero (ver pp. 31,103,105).
Gentiles. La obra de Pablo sería principalmente para los no judíos (ver com. cap. 9:15).
22. Hasta esta palabra. O "hasta esta
declaración". La multitud, hasta ahora en silencio y dominada por una
airada expectación, ya no pudo contenerse más. La idea de que la salvación
pudiera ser también para los gentiles, los enfureció (cf. Luc. 4:25-29; Hech.
7:51-54).
Por eso clamaron
pidiendo la inmediata muerte de Pablo, sin seguir la formalidad de un proceso
legal. Según su fanática opinión, Pablo era, sin duda, un apóstata del judaísmo.
23. Arrojaban sus ropas. Arrojar la holgada vestimenta exterior (Gr. himátion; ver com. Mat. 5:40; t. V, p. 49) reflejaba gran conmoción. La turba estaba lista para actuar. Cf. 2Rey. 9:13. Lanzaban polvo. Un gesto de odio y repudio.
24. El tribuno. Gr. jilíarJos, "comandante de mil" (ver com. Juan 18:12). Este funcionario, Claudio Lisias (Hech. 23:26), que sin duda no conocía el arameo, quizá no entendió nada de lo que Pablo estaba diciendo, y sólo pudo deducir por el tumulto que el apóstol era culpable de algún grave delito. Fortaleza. Es decir, el castillo o fortaleza Antonia , al norte del área del templo (com. cap. 21:31).
Examinado con azotes. No con el propósito de infligirle un castigo, sino para arrancarle una confesión. Clamaban así. O "gritaban" (cf. cap. 12:22).
25. Le ataron con correas. Literalmente "lo
estiraron", lo cual da a entender que lo estiraron con correas en una
posición como para flagelarlo.
Centurión. Gr. hekatóntarJos (ver com. Hech. 10:1; Luc. 7:2).
Era el oficial que estaba a cargo del pelotón de soldados encargados de la
flagelación.
¿Os es lícito? La ley romana prohibía que un ciudadano romano
fuera flagelado (Tito Livio, Historia romana x. 9.4-5).
Romano. Habría sido un grave delito que Pablo afirmara que
era ciudadano romano si en realidad no lo hubiese sido. El centurión pensó
inmediatamente que el que tenía en sus manos no era más que un judío
alborotador.
La ciudadanía
romana era tenida en muy alta estima (vers. 28; p. 96; cf. t. V, p. 38) porque
daba a su poseedor muchos privilegios. La ciudadanía romana protegió a Pablo en
varias ocasiones (ver com. cap. 16:37-39).
27. ¿Eres tú? De acuerdo al griego, el énfasis en la pregunta del
oficial romano está en el pronombre "tú": "¿eres tú
romano?" Es obvio que el oficial quedó sorprendido al pensar que fuera
ciudadano romano el hombre que hacía apenas un momento había alborotado al
populacho judío con un discurso en arameo, llevándolo a un frenesí de locura.
28. Ciudadanía. Gr. politéia, que aquí significa
"ciudadanía". Compárese con Fil. 3:20.
De nacimiento. Literalmente "nací así"; es decir, nací
siendo ciudadano romano.
29. Que le iban a dar. Es decir, estaban a punto de
castigarlo.
Tuvo temor. El temor del tribuno no era por haber encadenado a
Pablo. A menudo el apóstol había sido tratado así (Hech. 28:20; Fil. 1:7,
13-14, 16; Col. 4:18; File. 10,13), porque los ciudadanos romanos podían ser
encadenados. Pablo permaneció encadenado (Hech. 22:30). El temor del tribuno
fue porque lo habían atado con correas para azotarlo.
30. Queriendo saber. O "deseando conocer".
El tribuno, como prudente funcionario romano, estaba determinado a llegar a la
raíz del problema para descubrir por qué los judíos anhelaban tanto matar a
Pablo.
De las cadenas. La evidencia textual (cf p. 10)
establece la omisión de estas palabras.
Todo el concilio. Es decir, el sanedrín. Lisias se
dio cuenta que era un asunto pertinente a la religión judía. Respecto a la sala
del concilio donde se reunía el sanedrín, ver com. Mat. 27:2; t. V, mapa frente
p. 513.
Sacando a Pablo. O sea de la fortaleza Antonia
(ver com. vers. 24; cap. 21:34). La presencia de la guardia romana garantizaba
la seguridad personal de Pablo. (6CBA)
COMENTARIOS DE EGW
1-30. HAp 327-329. LA PRISIÓN DE PABLO. Basado en Hechos
21:17-23:35.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-38-la-prision-de-pablo.html
Ministerio Hno. Pio
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