martes, agosto 17, 2021

REFLEXIÓN 806. ARRESTO Y ENJUICIAMIENTOS DE PABLO: Defensa Ante La Multitud y Primer Encarcelamiento (HECHOS 22).

Hechos 22. ARRESTO Y ENJUICIAMIENTOS DE PABLO. SU Defensa Ante La Multitud…: Vers. (1-16) Pablo explica ampliamente cómo se convirtió a la fe (17-21) y llamado al apostolado; (22-23) pero, al mencionar a los gentiles, la gente levanta una gritería contra él. (24-30) Se libra de ser azotado porque es ciudadano romano.

1 VARONES hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. 2 Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo: 3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.

4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.

6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.

9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.

12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenia buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré.

14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.  

21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.

22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire,

24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 

26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano.

27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado.

30 Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos. (Hechos 22).

1. Hermanos y padres. Una forma cortés de dirigir la palabra (ver com. cap. 1:16; 7:2), Pablo se proponía ganar a la turbulenta multitud.

Defensa. Gr. apología, un discurso hecho para defenderse de una acusación.

2. Lengua hebrea. Es decir, arameo, la lengua que hablaban los judíos de ese tiempo (ver com. cap. 21:40).

Más silencio. Su señal con la mano (ver com. cap. 21:40), su discurso en arameo y su cortés lenguaje, le aseguraron la total atención de la revoltosa multitud. El mar de las emociones humanas desapareció repentinamente y sobrevino una calma expectante.

3. Yo de cierto. El pronombre "yo" es enfático por su posición en la frase. Ver com. cap. 21:39. Tarso. Ver com. cap. 6:9; 9:11; 21:39.

Criado. Probablemente no como niño sino como joven. Pablo había nacido en el extranjero, pero alcanzó la madurez en la atmósfera conservadora de la ciudadela del judaísmo.

A los pies. En los días de Pablo el maestro y los alumnos se sentaban, pero el maestro lo hacía en un lugar más alto que los alumnos. Gamaliel. Ver com. cap. 5:34.

Estrictamente. Gr. akríbeia, "exactitud", "precisión". Pablo asegura a la multitud que sus antecedentes son plenamente judíos. Comprende perfectamente el punto de vista de ellos. Ver com. cap. 23:6; 24:14; 26:3-5.

La ley. Osea el sistema judío de prácticas y creencias religiosas.

Celoso. Ver com. cap. 21:20. Pablo conocía por experiencia personal lo que significa ser "celoso" de la "ley".

Como hoy lo sois. . . vosotros. Pablo asegura a sus oyentes judíos que ellos y él tenían una base común para llegar a entenderse. Los alaba por su deseo de conservar el templo sagrado e inviolable.

4. Perseguía yo. Ver com. cap. 7:58; 8:1-4; 9:1-2, 13-14; 26:10.

Este Camino. Ver com. cap. 9:2. Hasta la muerte. Pablo había sido una vez "celoso" como ellos demostraban serlo ahora.

En cárceles. El plural da a entender que las actividades persecutorias de Pablo se llevaron a cabo en varias ciudades (cf. cap. 26:11).

5. El sumo sacerdote. O sea Ananías (cap. 23:2). De acuerdo con la cronología de la vida de Pablo adoptada por este Comentario, Caifás (ver com. Luc. 3:2) aún era sumo sacerdote cuando se convirtió Pablo (35 d. C.). Ananías fue sumo sacerdote desde 48 d. C. hasta que los judíos lo mataron en el 66.

Todos los ancianos. Gr. presbutérion, "presbiterio", que aquí se refiere probablemente al sanedrín. Aunque quizá habían pasado 23 años desde la conversión de Pablo, algunos de los "ancianos" que aún vivían probablemente habían autorizado la persecución de los cristianos por parte de Pablo (cap. 8: 3; 9: 1-2).

Cartas. Ver com. Hech. 9:2; cf. 2 Cor. 3:1-3. Hermanos. Pablo, con mucho tacto, se refiere a sus connacionales (ver com. Hech. 22:1; cf. Deut. 18:15). Fui. Literalmente "iba', es decir, estaba en el camino (ver com. cap. 9:3).

Damasco. El celo religioso de Pablo lo había llevado a tierras extranjeras, primero para perseguir a los cristianos, y más tarde para proclamar el cristianismo.

Presos. O "encadenados".

6. Como a mediodía. El resplandor de la presencia divina oscureció el brillo del sol en aquel mediodía cerca de Damasco (cap. 26:13).

7. Oí una voz. Ver com. cap. 9:4-6; cf. cap. 22:9.

¿Por qué me persigues? Ver com. cap. 9:4. Respecto a los diferentes relatos de la conversión de Saulo, ver com. cap. 9:3.

8. ¿Quién eres? Ver com. cap. 9:5.

9. Se espantaron. La evidencia textual (cf. p. 10) se inclina por la omisión de la frase "y se espantaron". Sin embargo, no hay duda de que los hombres tuvieron temor.

No entendieron la voz. Ver com. cap. 9:7.

10. ¿Qué haré? Ver com. cap. 9:6.

11. Yo no veía. Ver com. cap. 9:8.

12. Varón piadoso. Ananías parece haber sido fiel en su observancia de la religión judía. No se lo describe así en el cap. 9:10, donde se lo llama sólo "discípulo". Pablo parece aquí intentar congraciarse con sus oyentes (ver com. cap. 22:1-4).

Era de suponer que un judío piadoso no habría recibido a Pablo si éste era profano, culpable de blasfemia, como ahora se lo acusaba.

Buen testimonio. La integridad de Ananías como un piadoso judío estaba fuera de duda. Era ampliamente conocido como leal a la fe. El hecho de haber recibido a Pablo comprobaba la legitimidad del episodio de Saulo en el camino a Damasco.

13. Vino a mí. Ver com. cap. 9:11-17.

14. El Dios de nuestros padres. Ver com. cap. 7:32. Ni Esteban ni Ananías pensaban que por ser cristianos tenían que abandonar al Dios de sus padres. Aparentemente los cristianos de origen judío no pensaban abandonar el judaísmo; de hecho se consideraban los más piadosos de todos los hermanos. Anhelaban ardientemente, como Pablo, que sus ciegos connacionales vieran a Jesús de Nazaret como el Mesías (cf. Rom. 9:1-3; 10:1-3). Te ha escogido. O "te ha señalado" (ver com. cap. 9:15).

Conozcas su voluntad. Pablo había sido ignorante de la voluntad de Dios antes de su conversión. Como fariseo había pensado que la conocía bien y que la cumplía fielmente (cap. 23:1; 24:14). Hay una relación íntima entre conocer la voluntad de Dios y hacerla (ver com.  Mat. 7:21-27; Juan 7: 17; 13: 17). Pablo se refiere vez tras vez a la voluntad de Dios (1 Cor. 1:1; 2 Cor. 1:1; Efe. 1:1; Col. 1:1). Justo. Es decir, a Jesús (cf Hech. 3:14; 7:52; 1 Juan 2:1). Los doce habían visto al Señor y se habían relacionado con él cada día (1 Juan 1:1,3). Pablo, que había sido llamado de un modo especial al apostolado, también tuvo el privilegio de ver a su Señor (Hech. 22:17-21; 1 Cor. 15:3-9; 2 Cor. 12:1-5). La voz. Con toda probabilidad una referencia a la visión cerca de Damasco y también, posiblemente, a la instrucción especial que él recibió del Señor posteriormente (2 Cor. 12:1-5; Gál. 1:11-12).

15. Testigo suyo. Pablo, como los doce, había visto al Señor, escuchado su voz y conocido su voluntad (vers. 14). También, como aquéllos, fue comisionado para proclamar el Evangelio (cf. cap. 1:8). Sus credenciales y su autoridad no eran inferiores a las de los apóstoles (1 Cor. 15:10; 2 Cor. 11:5; Gál. 2:8,11).

Todos los hombres. Hasta este momento Pablo ha evitado, con mucha prudencia, mencionar su misión especial entre los gentiles (cf. vers. 21).

Visto y oído. El poder para testificar viene de la experiencia personal (cf. 1 Juan 1:1-3; 2 Ped. 1:16-18). Pablo se había encontrado con el Salvador viviente, y había recibido de él un conocimiento claro, íntimo y sistemático de la verdad, así como lo habían recibido los doce.

16. ¿Por qué te detienes? La evidencia era suficiente, ¿por qué, debido a algunas formalidades, tenía que postergar su decisión de ser cristiano? (cf. cap. 8:36).

Bautízate. Ver com. Mat. 3:6; Hech. 2:38; 9:18; Rom. 6:1-6; cf. Hech. 8:36.

Lava tus pecados. El bautismo es una ordenanza divinamente señalada (Mat. 3:15; Mar. 16:15-16; Juan 3:3,5; Tito 3:5), pero por sí mismo no es suficiente para "lavar" el pecado.

La creencia, el arrepentimiento y la recepción del Espíritu Santo deben acompañar al acto exterior para hacerlo eficaz (Mat. 28:19; Hech. 2:38; 3:19; 8:36-37).

La muerte de Cristo fue la que hizo posible la eliminación de la culpabilidad del pecado (2 Cor 5:20-21; 1 Ped. 2:24; 3:21; 1 Juan 1:7,9).

Invocando. O sea aceptando la salvación por medio de Cristo y entrando en su servicio. Su nombre. Es decir, el nombre del "Justo" (vers. 14), del Señor Jesús.

17. A Jerusalén. A esta visita se refiere el cap. 9:26 (ver com. respectivo).

En el templo. Probablemente en el momento de la hora de la oración matutina o vespertina (ver com. Luc. 1:9; Hech. 3:1). Debido a que Dios había honrado a Pablo con una visión en el mismo lugar que ahora se lo acusaba de profanar, los judíos habrían hecho bien en investigar los hechos antes de decidir su muerte.

Extasis. El mensaje que recibió en esta visión se relata en los vers. 18-21. Esto ocurrió en la visita a Jerusalén que se registra en el cap. 9:26-30.

18. Date prisa. En el pasaje paralelo (cap. 9:29-30) sólo se dice que los discípulos "lo enviaron a Tarso". El complot contra la vida de Pablo (vers. 29) los convenció de que él debía salir de la ciudad sin demora. Pablo, preocupado por los judíos incrédulos (cf. Rom. 9:1-3; 10:1), y con su característica indiferencia por su seguridad personal (cf. Hech. 19:30; 20:22-24; 2 Cor. 4:7-9; 11:24-27), aparentemente sintió que era su deber permanecer en la ciudad (HAp 106).

Hay momentos cuando el mensajero del Evangelio no debe prestar atención a las circunstancias amenazadoras; pero hay otras veces cuando debe huir a otro lugar si es perseguido (ver com. Mat. 10: 23).

En momentos difíciles, debe alzar la vista a Dios para obtener una clara comprensión del deber. Así le sucedió a Pablo en esta ocasión porque, además del consejo de los hermanos, Dios añadió instrucciones directas y específicas.

Pablo no había sido llamado para trabajar principalmente para los judíos, sino para los gentiles (Hech. 22:21; Gál. 2:7-9), y con su partida cumpliría mejor los propósitos de Dios. Para casos similares de dirección divina más el consejo de los hermanos, compárese Exo. 18:17-25 con Núm. 11:16; Hech. 15:2 con Gál. 2:2. Cf. Hech. 13:2-4; 15:28.

Prontamente. Pablo había estado entonces en Jerusalén sólo 15 días (Gál. 1:18).

19. Ellos. La construcción sintáctica del griego destaca el pronombre "ellos". Los mismos que en aquella ocasión anterior habían procurado matarlo, conocían bien el antiguo celo de Pablo como perseguidor de los cristianos.

Encarcelaba y azotaba. Probablemente Pablo no aplicaba personalmente el castigo. La flexión de los verbos indica una acción que se prolonga por un tiempo. Pablo se había dedicado a perseguir; pero ahora, frente a esa turba airada y sedienta de su sangre, su propósito era hallar un punto de afinidad, haciéndoles conocer claramente que él sabía bien cómo se sentían. Así quizá estarían más dispuestos a escuchar todo lo demás que tenía que decirles.

En todas las sinagogas. En cuanto a la sinagoga como el lugar donde se presentaban las acusaciones contra los herejes y alborotadores y se administraban castigos, ver Mat. 10:17; 23:24; Mar. 13:9; Luc. 12:11.

Tertuliano escribió, c. 225 d. C., que en sus días las sinagogas judías eran aún "fuentes de persecuciones" contra los cristianos (Scorpiace x).

Creían en ti. Ver com. cap. 15:21.

20. Testigo. Gr. mártus, "testigo". En los tiempos del NT mártus aún no había adquirido el significado que ahora tiene la palabra "mártir", derivada de mártus; pero a medida que los cristianos fueron con más frecuencia llamados a dar el testimonio supremo de entregar sus vidas, comenzaron a ser conocidos como mártires. 

En su muerte. La evidencia textual (cf. p. 10) establece la omisión de estas palabras; sin embargo, es evidente que este es el significado que Pablo expresa (ver com. cap. 7:58; 8:1).

21. Yo te enviaré. La salida de Pablo de Jerusalén (vers. 18) no fue el cumplimiento de esta declaración del propósito divino para el apóstol. Transcurrirían unos siete años antes de que él y Bernabé salieran en su primer viaje misionero (ver pp. 31,103,105). 

Gentiles. La obra de Pablo sería principalmente para los no judíos (ver com. cap. 9:15).

22. Hasta esta palabra. O "hasta esta declaración". La multitud, hasta ahora en silencio y dominada por una airada expectación, ya no pudo contenerse más. La idea de que la salvación pudiera ser también para los gentiles, los enfureció (cf. Luc. 4:25-29; Hech. 7:51-54).

Por eso clamaron pidiendo la inmediata muerte de Pablo, sin seguir la formalidad de un proceso legal. Según su fanática opinión, Pablo era, sin duda, un apóstata del judaísmo.

23. Arrojaban sus ropas. Arrojar la holgada vestimenta exterior (Gr. himátion; ver com. Mat. 5:40; t. V, p. 49) reflejaba gran conmoción. La turba estaba lista para actuar. Cf. 2Rey. 9:13. Lanzaban polvo. Un gesto de odio y repudio.

24. El tribuno. Gr. jilíarJos, "comandante de mil" (ver com. Juan 18:12). Este funcionario, Claudio Lisias (Hech. 23:26), que sin duda no conocía el arameo, quizá no entendió nada de lo que Pablo estaba diciendo, y sólo pudo deducir por el tumulto que el apóstol era culpable de algún grave delito. Fortaleza. Es decir, el castillo o fortaleza Antonia , al norte del área del templo (com. cap. 21:31).

Examinado con azotes. No con el propósito de infligirle un castigo, sino para arrancarle una confesión. Clamaban así. O "gritaban" (cf. cap. 12:22).

25. Le ataron con correas. Literalmente "lo estiraron", lo cual da a entender que lo estiraron con correas en una posición como para flagelarlo.

Centurión. Gr. hekatóntarJos (ver com. Hech. 10:1; Luc. 7:2). Era el oficial que estaba a cargo del pelotón de soldados encargados de la flagelación.

¿Os es lícito? La ley romana prohibía que un ciudadano romano fuera flagelado (Tito Livio, Historia romana x. 9.4-5).

Romano. Habría sido un grave delito que Pablo afirmara que era ciudadano romano si en realidad no lo hubiese sido. El centurión pensó inmediatamente que el que tenía en sus manos no era más que un judío alborotador.

La ciudadanía romana era tenida en muy alta estima (vers. 28; p. 96; cf. t. V, p. 38) porque daba a su poseedor muchos privilegios. La ciudadanía romana protegió a Pablo en varias ocasiones (ver com. cap. 16:37-39).

27. ¿Eres tú? De acuerdo al griego, el énfasis en la pregunta del oficial romano está en el pronombre "tú": "¿eres tú romano?" Es obvio que el oficial quedó sorprendido al pensar que fuera ciudadano romano el hombre que hacía apenas un momento había alborotado al populacho judío con un discurso en arameo, llevándolo a un frenesí de locura.

28. Ciudadanía. Gr. politéia, que aquí significa "ciudadanía". Compárese con Fil. 3:20.

De nacimiento. Literalmente "nací así"; es decir, nací siendo ciudadano romano.

29. Que le iban a dar. Es decir, estaban a punto de castigarlo.

Tuvo temor. El temor del tribuno no era por haber encadenado a Pablo. A menudo el apóstol había sido tratado así (Hech. 28:20; Fil. 1:7, 13-14, 16; Col. 4:18; File. 10,13), porque los ciudadanos romanos podían ser encadenados. Pablo permaneció encadenado (Hech. 22:30). El temor del tribuno fue porque lo habían atado con correas para azotarlo.

30. Queriendo saber. O "deseando conocer". El tribuno, como prudente funcionario romano, estaba determinado a llegar a la raíz del problema para descubrir por qué los judíos anhelaban tanto matar a Pablo.

De las cadenas. La evidencia textual (cf p. 10) establece la omisión de estas palabras.

Todo el concilio. Es decir, el sanedrín. Lisias se dio cuenta que era un asunto pertinente a la religión judía. Respecto a la sala del concilio donde se reunía el sanedrín, ver com. Mat. 27:2; t. V, mapa frente p. 513.

Sacando a Pablo. O sea de la fortaleza Antonia (ver com. vers. 24; cap. 21:34). La presencia de la guardia romana garantizaba la seguridad personal de Pablo. (6CBA)

COMENTARIOS DE EGW

1-30. HAp 327-329. LA PRISIÓN DE PABLO. Basado en Hechos 21:17-23:35.

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Ministerio Hno. Pio

 

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