Hechos 17. El Evangelio En Europa. Vers. (1-9) Pablo predica en Tesalónica: algunos creen; otros lo persiguen. (10-14) Es enviado a Berea y predica allí; y es perseguido, (15-34) viaja a Atenas, donde disputa y predica al Dios vivo, "no conocido" por los atenienses. Muchos creen en Cristo.
1 PASANDO por Anfípolis y
Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2 Y
Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo* discutió con
ellos, 3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario
que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; que Jesús, a quien yo os
anuncio, decía él, el Cristo. 4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con
Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no
pocas.
5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo
a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad;
y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6 Pero no
hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la
ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; 7
a los cuales jasón ha recibido y todos éstos contravienen los decretos de
César, diciendo que hay otro rey, Jesús. 8 Y alborotaron al pueblo y a las
autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. 9 Pero obtenida fianza de Jasón y
de los demás, los soltaron.
10 Inmediatamente, los hermanos
enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la
sinagoga de los judíos. 11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en
Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. 12 Así que creyeron muchos de
ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. 13 Cuando los
judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de
Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 14 Pero
inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y
Timoteo se quedaron allí.
15 Y los que se habían encargado
de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas
y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.
16 Mientras Pablo los esperaba en
Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 17
Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada
día con los que concurrían.
18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este
palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les
predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 19 Y tomándole, le
trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de
que hablas? 20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues,
saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros
residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír
algo nuevo.)
22 Entonces Pablo, puesto en pie
en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy
religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un
altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle,
es a quien yo os anuncio.
24 El Dios que hizo el mundo y
todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita
en templos hechos por manos humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres,
como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas
las cosas. 26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que
habiten sobre toda la faz de la tierra; y
les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27
para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque
ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de
vuestros propios poetas también han dicho. Porque linaje suyo somos. 29 Siendo,
pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o
plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
30 Pero Dios, habiendo pasado por
alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo
lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual
juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a
todos con haberle levantado de los muertos.
32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. 33 Y así Pablo salió de en medio de ellos. 34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos. (Hechos 17).
1. Pasando por. Gr. diodéuÇ, "avanzar",
"dirigirse", de diá, "a través" y hodós,
"camino". En el NT este verbo griego sólo aparece aquí y en Luc. 8:1.
Su uso proporciona una evidencia adicional para la paternidad literaria común
de ambos libros.
Anfípolis. A tinos 53 km al suroeste de Filipos. Antiguamente
esta ciudad era conocida como Ennéa Hodói (Nueve Caminos), en reconocimiento de
su posición estratégica. Bajo los romanos Anfípolis fue la capital del primero
de los cuatro distritos en los cuales estaba dividida la provincia romana de
Macedonia.
Apolonia. A unos 50 km al suroeste de Anfípolis. No se conoce
el lugar exacto de la ciudad. Estas dos ciudades podrían haber sido lugares
donde pernoctaban los que viajaban procedentes de Filipos, aunque viajar
distancias de casi 50 km por día podría haber sido un esfuerzo agotador para
quienes poco antes habían sido azotados. Los misioneros no se demoraron en las
dos ciudades, quizá porque allí había pocos judíos, si es que los había.
Tesalónica. Situada a unos 60 km al noroeste de Apolonia. Esta
ciudad había sido conocida antiguamente como Termas, pero luego había sido
agrandada por Filipo de Macedonia, y Casandro la llamó Tesalónica en honor de
su esposa, hija de Filipo de Macedonia. Estaba muy bien situada para el
comercio en el golfo de Salónica, y había llegado a ser un puerto de
importancia. Salónica es ahora una ciudad importante.
Sinagoga de los judíos. Tesalónica, un activo centro
comercial, atrajo a un gran número de judíos. Estos miembros de la diáspora
(ven t. V, pp. 61-62) gozaban de libertad religiosa, y pudieron construir su
propio lugar de culto. Es posible que la sinagoga de Tesalónica también hubiera
servido para las ciudades cercanas, cuya población judía no era suficientemente
numerosa para sostener una sinagoga propia.
2. Como acostumbraba. Ver com. cap. 13:5,14; cf. com.
Luc. 4:16.
Fue a ellos. Tenía derecho por ser judío. Pudo haber sido
invitado a hablar, como en Antioquía de Pisidia (ver com. cap. 13:14).
Por tres días de reposo. Gr. epí sábbata tría. Literalmente
"en (sobre) tres sábados". Algunos han sugerido que debe entenderse
como "durante tres semanas". Sin embargo, no hay nada en el griego,
el contexto o las circunstancias descritas, que exija la traducción
"semanas".
De 68 versiones consultadas sobre
este pasaje en 13 idiomas, sólo dos traducen "semanas". Muchas
versiones usan la expresión "tres sábados" (BJ, BC, NC, VM) o
"sábados sucesivos", lo cual excluye cualquier pensamiento de
"semanas". Por lo tanto, podemos concluir que la traducción "por
tres sábados" es válida, y en este caso preferible. En cuanto a la
relación de Pablo con la observancia del sábado, ver com. cap. 13:14;16:13.
Durante los intervalos entre los
sábados, el apóstol sin duda trabajaba en su oficio de hacer tiendas (ver com.
cap. 18:3; 1 Tes. 2:9; 2 Tes. 3:8). El hecho de que a Pablo se le permitiera
predicar tres sábados consecutivos, muestra el respeto que se le tenía como
rabino, y su fervorosa elocuencia.
Discutió. Gr. dialégomai, "conversar", "disertar", "tratar", más bien que "disputar", como se traduce este mismo verbo en el vers. 17.
El testimonio de Pablo fue tan
intrépido como siempre. Predicaba el Evangelio de Dios no "en palabras
solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena
certidumbre" (1 Tes. 1:5); pero al mismo tiempo era suave "como la
nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos" (1 Tes. 2:7), y como
resultado no sólo se salvaron judíos y prosélitos, sino que muchos gentiles se
volvieron "de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero" (1 Tes. 1:9).
3. Declarando. Gr. dianóigÇ, "abrir". Lucas usa este
verbo en otras tres circunstancias: (1) cuando Cristo abrió o explicó las
Escrituras a los discípulos que iban a Emaús (Luc. 24:32); (2) cuando Cristo
abrió el entendimiento de los once para que comprendieran las Escrituras (Luc.
24:43), y (3) cuando el Señor abrió el corazón de Lidia para que estuviese
atenta a lo que Pablo enseñaba (Hech. 16:14). Pablo sigue el ejemplo de su
Maestro, y abre las Escrituras para que la mente de sus oyentes pudiera recibir
el mensaje.
Exponiendo. Gr. paratíth'mi, "demostrar",
"señalar", verbo usado para indicar la colocación de alimentos sobre
la mesa, "poner la mesa" (ver com. cap. 16:34), o en forma figurada,
para exponer argumentos. "Exponer" en su significado más antiguo
quiere decir "citar". Pablo presentó pruebas de las Escrituras para
su enseñanza, y en forma persuasiva las expuso ante sus oyentes en la sinagoga.
Por medio de las Escrituras. Más bien, "de las
Escrituras". Pablo sacó sus razones de las Escrituras como Jesús (ver com.
Luc. 24:25-27,44) y Esteban (ver com. Hech. 7), y como él mismo lo había hecho
en Antioquía de Pisidia (ver com. cap. 13:16-41).
Que era necesario. Pablo mostró cómo el Mesías no podía triunfar sobre el pecado a menos que padeciera. El sufrimiento era esencial para triunfar (ver com. Luc. 24:26-27).
Que el Cristo. En el texto griego está el artículo: "el Cristo" o "el Mesías". El apóstol se propone corregir las ideas erróneas de los judíos acerca del Mesías (ver com. Luc. 4:19).
Padeciese y resucitase de los muertos. Pablo trata
específicamente dos aspectos de la enseñanza cristiana que los judíos
encontraban difícil de aceptar: los padecimientos del Mesías y su resurrección.
El cap. 53 de Isaías tuvo seguramente un lugar prominente en ese estudio (ver
com. Luc. 24:26-27; cf. com. Hech. 8:32-35; 13:26-33).
Y que Jesús, a quien yo os anuncio. La construcción
del griego justifica la inserción de "diciendo" antes de la
preposición "que". Podría decir: "diciendo que éste es el
Mesías, Jesús, a quien yo públicamente os proclamo" (cf. com. 9:22).
4. Y algunos de ellos. Es decir, algunos de los judíos
que estaban en la sinagoga (ver com. 13:43). Probablemente eran una minoría en
comparación con los judíos incrédulos (cap. 17:5).
Creyeron. Mejor "fueron persuadidos" por el razonamiento
de Pablo.
Y se juntaron con Pablo. Literalmente "fueron asignados a Pablo [por Dios]" para ser discípulos. Rotherdam traduce: "echaron su suerte con Pablo".
De los griegos piadosos. Algunos de éstos eran prosélitos
(ver com. cap. 10:2); pero la iglesia de Tesalónica parece haber sido
predominantemente gentil, y algunos de sus miembros fueron ganados directamente
de la idolatría sin pasar por el judaísmo (1 Tes. 1:9; 2:14).
Gran número. Estos gentiles no estaban dominados por los
prejuicios a que estaban sometidos aquellos que habían nacido judíos.
Mujeres nobles. Pueden haber sido independientes
económica y socialmente como Lidia (cap. 16:14), o las esposas de los
principales de la ciudad. No es posible afirmar si eran judías o gentiles. En
Macedonia, las mujeres gozaban de mucha libertad. Es probable que este vers.
(cap. 17:4) abarque más que los tres sábados mencionados en el vers. 2. El
tenor de la narración, con la descripción de una floreciente obra en Tesalónica
y la epístola de Pablo (1 Tesalonicenses), sugiere una permanencia de más de
tres semanas.
5. Que no creían. La evidencia textual establece
(cf p. 10) la omisión de estas palabras. Esto es de poca importancia porque en
este versículo se declara que algunos judíos creyeron, y es obvio que los
judíos que juntaron una turba contra Pablo y Silas, no creían. La predicación
del Evangelio en la sinagoga casi siempre producía una decidida división entre
aquellos que la escuchaban (cap. 13:14, 43-45; 14:1-2; 19:8-9).
Teniendo celos. Gr. z'lóÇ, "estar lleno de
envidia", es decir "estar celoso" (cf. com. 13:45).
Tomaron consigo a algunos ociosos. Literalmente
"habiendo tomado de los mercados ciertos varones malvados". Se
refiere a aquellos hombres que sin tener empleo fijo, deambulaban alrededor del
mercado procurando ganar algo, listos para cualquier cosa buena o mala que se
presentara. Los celosos judíos estaban dispuestos a emplear a esos pillos,
organizarlos como turba, y usarlos para promover dificultades contra los
misioneros y sus conversos.
Alborotaron. Gr. thorubéÇ, "alborotar", "crear
confusión". La técnica de la sedición usada por los judíos ha sido imitada
por los enemigos del cristianismo a través de los siglos. Los enemigos de la
iglesia han levantado sediciones, y después a menudo han acusado a los
cristianos de ser los causantes de los disturbios.
La ciudad. En griego no aparece la palabra "toda", pero su omisión no debilita la fuerza de la narración. Y asaltando. Gr. efist'mi, "encontrarse con [alguno, alguien] repentinamente" (cf. Luc. 20:1; Hech. 22:13; 23:27). Este ataque sin motivo fue un acto de desorden público que debería haber inducido a las autoridades a castigar a los judíos, y no a Jasón o a Pablo.
Jasón. Un nombre griego a menudo adoptado por judíos, cuyo
equivalente hebreo era Josué (2 Mac. 4:7; ver Josefo, Antigüedades xii. 5.l). También
se encuentra este nombre en una lista de los parientes de Pablo (Rom. 16:21);
pero no hay evidencia que sugiera que se refiera a su amigo tesalonicense. El
hecho de que Pablo aceptara hospedarse en la casa de Jasón, puede indicar que
era judío. Su hospitalario acto le acarreó la ira fanática de sus incrédulos
compatriotas.
Sacarlos. A Pablo y a Silas.
Al pueblo. Gr. d'mos, posiblemente "asamblea
popular" en contraste con laós, que generalmente representa un pueblo como
tribu o nación. Tesalónica era una ciudad libre griega, por lo tanto los judíos
pudieron haber trazado el plan de llevar el asunto ante el d'mos, o tribunal del
pueblo. Como una alternativa pudieron haber tenido la esperanza de que la
enardecida turba linchara a los misioneros sin darles la oportunidad de un
juicio.
6. Pero no hallándolos. Probablemente, amigos que estaban
alerta sacaron secretamente a Pablo y a Silas fuera de la casa, y los
escondieron hasta que pudieron sacarlos sin peligro de Tesalónica (vers. 10). Cuando
fueron frustrados sus deseos de apoderarse de ellos, los sediciosos apresaron a
otras víctimas de la localidad, pero las trataron en forma más legal.
Trajeron. Gr. súrÇ, "arrastrar" o
"sacar". En otro pasaje (cap. 8:3) se usa esta palabra para decir que
Pablo, "arrastraba" a hombres y mujeres y los entregaba a la cárcel.
Algunos hermanos. Aunque no se da el nombre de
estos hermanos, no pasaron inadvertidos.
Autoridades de la ciudad. Gr. politárj's, de pólis, "ciudad",
y árjÇn, "gobernante". En los registros literarios conocidos, sólo
Lucas usa la palabra. Sin embargo, la
arqueología ha demostrado que la usó con exactitud. Se han descubierto 19
inscripciones en las cuales aparece la palabra politárj's, y en la mayoría de
los casos se refiere a magistrados de ciudades de Macedonia.
Cinco inscripciones se refieren a
los de Tesalónica, con lo cual se confirma la minuciosa exactitud del narrador.
Lucas describió correctamente a los magistrados en Filipos, una colonia romana,
como strat'gós (ver com. cap. 16:20); pero Tesalónica era una ciudad macedónica
libre, y sus magistrados no romanos, que eran cinco o seis en aquel tiempo,
eran oficialmente conocidos como politárg's.
Ante estos funcionarios fueron arrastrados Jasón y sus amigos.
Estos que trastornan el mundo. En Hech. 21:38 y Gál. 5:12 hay
declaraciones semejantes, pues derivan del mismo verbo. Para el comentario de
la palabra "mundo" (Gr. oikoumén') ver com. Mat. 24:14; Luc. 2:1.
Acusaciones similares de causar alboroto se presentaron contra Elías (1 Rey.
18:17) y los cristianos del siglo 111 (Tertuliano, Apología 40; Ad Nationes 9);
y acusaciones semejantes se presentarán contra el pueblo de Dios en los últimos
días (CS 672-673).
En el caso que comentamos los
cargos fueron sin duda exagerados por la excitación del momento, pero su
significado era serio.
Los romanos estaban orgullosos de
su Pax Romana (Paz Romana), y estaban decididos a tratar severamente a los que
la perturbaban. Pero no importa cuán exagerada pudo haber sido esta acusación,
muestra que la reputación de los misioneros por ganar conversos era anterior a
su obra en Tesalónica, y es un testimonio de la rápida propagación del
cristianismo.
7. Ha recibido. Gr. hupodéjomai, como en Luc.
10:38; 19:6; Sant. 2:25. Los apóstoles eran huéspedes de Jasón, y por eso fue
considerado como simpatizante de sus enseñanzas.
Todos éstos. Esto es, Jasón y algunos hermanos. Si hubieran
encontrado a Pablo y a Silas también los hubieran incluido en la acusación. En
un sentido más amplio, el cargo pudo haber sido contra toda la iglesia
cristiana.
Decretos. Gr. dógma (ver com. cap. 16:4). Se refiere probablemente
a las leyes romanas contra las enseñanzas sediciosas; sin embargo, es posible
que los "decretos" también pudieran referirse a los términos del
edicto decretado por el emperador Claudio ordenando que los judíos debían ser
expulsados de Roma, si es que dicho edicto tuvo su origen en el crecimiento del
cristianismo (ver t. V, p. 72; com. cap. 18:2).
Ese edicto era válido realmente
sólo en Roma y en sus colonias (como Filipos), pero podía influir en todas las
partes del Imperio Romano. Aunque Tesalónica era una ciudad libre estaba bajo
el gobierno imperial, y su legislación armonizaba con la índole de la política
imperial romana.
Otro rey. Gr. basiléus héteros, es decir una clase diferente
de rey (ver com. Mat. 6:24). Sobre esta frase basaron los acusadores su
principal acusación: sostenían que los cristianos estaban proclamando un rey o
emperador rival. Difícilmente podría
presentarse una acusación más grave contra cualquier grupo (ver Mar. 12:14; com.
Luc. 23:2), Y aun cuando no era cierta tenía suficiente base para que pareciera
razonable.
Los cristianos enseñaban por
dondequiera la superioridad del reino de Cristo (ver com. Mat. 3:2-3; Juan 18:36),
y los críticos hostiles fácilmente podían tergiversar sus palabras convirtiéndolas
en dichos sediciosos.
Según las epístolas a los
Tesalonicenses es claro que Pablo destacaba el reino en su predicación, y ponía
énfasis en la segunda venida de Cristo como Rey (1 Tes. 1:9-10; 2:12; 4:14-17;
5:2,23; 2 Tes. 1:5-8; 2:8). Para un funcionario romano tal enseñanza era
suficiente para probar el cargo que presentaban los airados judíos y los que
pensaban como ellos.
8. Alborotaron. Gr. tarássÇ, "agitar"
"excitar". Las nuevas dadas por los judíos sacudieron a los
habitantes de Tesalónica. El público temió una insurrección y sus consecuentes
horrores, mientras que los magistrados enfrentaban la responsabilidad de haber
fracasado en conservar el orden y haber permitido actividades subversivas.
Pueblo. Gr. ójlos, "multitud",
"gentío", "pueblo común", una palabra diferente de la que
se traduce pueblo (d'mos) en el vers. 5.
9. Fianza. Gr. hikanós, literalmente "suficiente",
pero que aquí se usa como un término técnico equivalente a "fianza".
Jasón tuvo posiblemente que entregar una cantidad de dinero en vez de presentar
a Pablo y a Silas en persona, o como una promesa de que los evangelistas no
volverían a perturbar la ciudad, o como garantía de la buena conducta de él.
Los cristianos de la ciudad
corrieron grandes riesgos debido a los misioneros, pero voluntariamente
hicieron frente al peligro por causa del Evangelio (cf. 1 Tes. 1:6; 2:14). Es
evidente que los magistrados se oponían a ser lanzados a una acción imprudente,
y son dignos de alabanza por su razonable decisión. Quizá juzgaron que las
evidencias eran insuficientes para pronunciar un fallo de culpabilidad.
10. Inmediatamente, los hermanos enviaron. O por causa de
una orden de los magistrados, o por causa del inminente peligro (cf cap. 9:25).
Pablo y Silas habían sido los benefactores de los nuevos creyentes, pero ahora
la situación había cambiado y los cristianos de Tesalónica solícitamente
cuidaron de los misioneros. Pablo nunca
olvidó las atenciones de esos hermanos, y a menudo anheló verlos de nuevo. Por
lo menos en dos ocasiones intentó visitar a la iglesia de Tesalónica, Pero tuvo
que contentarse con enviar a Timoteo (ver com. 1 Tes. 2:18; 3:1-2).
Berea. Pequeña ciudad macedónica a unos 80 km al suroeste
de Tesalónica, Berea era mucho menos importante comercialmente que Tesalónica. La
ciudad aún retiene su nombre en la moderna Veroia. La forma bíblica del nombre
sería más exactamente Beroea (ver mapa p. 314).
En la sinagoga. La población judía era
suficientemente grande para sostener su propio lugar de culto. Pablo solía
comenzar su trabajo evangelístico en la sinagoga (cf. com. vers. 1-2), pero en
este caso, inmediatamente después de los disturbios en Tesalónica, una acción
tal exigía un valor extraordinario.
11. Nobles. Literalmente "bien nacidos" (cf. 1 Cor.
1:26), término que aquí representa la lealtad y generosidad que idealmente se
suponía que caracterizaba a los que eran de cuna aristocrática. Esta cualidad
de benevolencia y amplitud de criterio fue la que el apóstol y Lucas admiraron
en los judíos bereanos, quienes, en contraste con los judíos de la sinagoga de
Tesalónica, no eran esclavos de los prejuicios, sino que con mentes bien
dispuestas estaban listos para estudiar las verdades que Pablo presentaba.
Recibieron la palabra. Esto es, la Palabra de Dios. Pablo
les impartió la misma enseñanza bíblica que había dado a los judíos en
Tesalónica.
Solicitud. O "anhelo". Deseaban intensamente más
conocimiento.
Escudriñando. Gr. anakrínÇ, "investigar",
"examinar", "entresacar [evidencias]", especialmente en el
sentido legal como en cap. 4:9; 12:19. En Juan 5:39 se usa un verbo diferente,
eraunáÇ ("escudriñar", "examinar"). Los bereanos usaron una
inteligencia santificada al estudiar las Escrituras, y encontraron que las
palabras inspiradas hablaban de un Mesías que sufriría y resucitaría. Una vez
que examinaron la evidencia y la encontraron verdadera, demostraron su
sinceridad aceptando la nueva enseñanza.
Los conversos bereanos siempre
han sido considerados -especialmente por aquellos que destacan el derecho a
utilizar el juicio privado- como representantes de los que mantienen la
relación correcta entre la razón y la fe, evitando por una parte la credulidad,
y por la otra, el escepticismo. Los bereanos constituyen un buen ejemplo para
imitar, por su disposición para examinar lo que les fue presentado como verdad,
verificarlo comparándolo con la venerada autoridad de las Escrituras y,
finalmente, para seguir la verdad tal como la encontraron.
Cada día. Estas palabras sugieren que la permanencia de Pablo
con los bereanos fue por lo menos suficientemente larga para dirigir a los
investigadores en un estudio extenso de las Escrituras.
12. Así que. Como resultado de tina búsqueda diligente y diaria
de las Escrituras, muchos creyeron el mensaje del Evangelio. La Biblia aún
continúa produciendo convicción y conversión en aquellos que con sinceridad
buscan la verdad en sus páginas.
Creyeron muchos de ellos. En contraste con "algunos de
ellos creyeron" (vers. 4).
Mujeres griegas de distinción. Quiere decir, mujeres de buena
categoría o posición, distinguidas por su influencia y riqueza (cf com. cap.
13:50). Aunque la frase se refiere especialmente a las mujeres, es probable que
también se incluyeran hombres (ver com. vers. 4).
13. Judíos de Tesalónica. No estaban satisfechos con haber
expulsado a los misioneros de su propia ciudad; su odio persiguió a los cristianos
a Berea (cf. com. 14:19).
La palabra de Dios. Este es el término que usa Lucas.
Los judíos de Tesalónica que no aceptaron el mensaje de Pablo no la hubieran
descrito como la "palabra de Dios". El prejuicio y una prolongada
instrucción en las tradiciones judías habían cegado sus ojos (cf. com. 2 Cor.
3:14-15).
Alborotaron. Gr. saléuÇ "agitar", "sacudir".
Esta figura sugiere una tormenta en el mar donde todo está revuelto. Es una
descripción muy apta de la confusión que los judíos de Tesalónica querían
crear. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto: "llegaron allí
agitando y perturbando a las gentes" (ver com. "multitudes"). Los judíos
probablemente presentaron cargos similares a los que habían sido levantados
contra los cristianos en Tesalónica, acusando a los creyentes de fomentar
disturbios políticos.
Multitudes. O "gentíos" (ver com. vers. 8). Los judíos de Tesalónica aparentemente
intentaron promover la misma acción de las turbas contra los apóstoles en
Berea, con la cual habían tenido tanto éxito en su propia ciudad (ver com.
vers. 5-10).
14. Inmediatamente. Tanto en Tesalónica (vers. 10)
como en Berea, la partida de los apóstoles fue muy apresurada; pero los
cristianos de Berea, nuevos en la fe y con riesgo personal hicieron, como los
de Tesalónica, los arreglos necesarios para la seguridad de sus maestros.
Que fuese hacia el mar. La evidencia textual favorece
(cf. p. 10) el texto "hasta el mar". Esta acción repentina fue
preparación para embarcarse hacia un lugar que tal vez aún no había sido
determinado. Debido a que no se mencionan lugares donde se detuvo entre Berea y
Atenas (como lo fueron Anfípolis y Apolonia entre Filipos y Tesalónica, vers. 1),
se supone que Pablo viajó por mar, rodeando el cabo de unión para entrar en
Atenas por el puerto de El Pireo (ver com. vers. 16).
Lo acompañaron algunos que habían
venido desde Berea (vers. 15); pero regresaron y Pablo se quedó solo. Su deseo
de tener compañeros y de recibir consejos se expresa en el mensaje que envió
con los bereanos que regresaban, para que Silas y Timoteo vinieran a él
"lo más pronto que pudiesen" (vers. 15). Según 1 Tes. 3:1-3 parece
que Timoteo llegó a Atenas quizá después del episodio del Areópago, y fue
enviado muy poco después con palabras de consejo y consuelo para los que
estaban pasando por muchas tribulaciones en Tesalónica.
Silas y Timoteo. Timoteo no había sido mencionado
desde que fuera introducido en la narración de los sucesos en Listra (ver com.
cap. 16:1); pero desde su circuncisión (vers. 3) parece que había estado
constantemente con Pablo. Ahora está con Silas; se halla separado del
evangelista mayor. Los perseguidores judíos estaban sedientos de la sangre de
Pablo, y no era muy probable que molestaran a estos obreros menos destacados si
permanecían en Berea. De este modo Silas y Timoteo estarían libres para
fortalecer a los nuevos creyentes en Berea y Tesalónica.
15. Conducir. Parece que todo el cuidado y la dirección del viaje
de Pablo estuvo a cargo de los bereanos, y no de Pablo. Ellos lo acompañaron
personalmente en el viaje para asegurar su protección.
A Atenas. El apóstol había planeado con toda probabilidad ir
a pie a través de Macedonia hasta llegar a Grecia; pero la inesperada crisis
hizo que el plan fuera cambiado y viajara por mar directamente a Atenas (ver
mapa p. 314; com. vers. 16). Allí podía sin peligro esperar a sus compañeros en
el ministerio. Tal vez tenía el plan de esperar, Sin predicar, pero su espíritu
ardiente de evangelista se turbaba con lo que veía en Atenas.
Lo más pronto que pudiesen. O "tan rápidamente como les fuera posible". Los que habían llevado a Pablo a Atenas, regresaron a Berea con instrucciones para que Timoteo y Silas se unieran con el apóstol inmediatamente.
Hay razones para suponer que Pablo no podía viajar o trabajar
solo a causa de sus debilidades corporales (cf. com. cap. 9:18). El deseaba la
presencia de sus fieles compañeros para ponerse inmediatamente a trabajar. De 1
Tes. 3:1-2 se puede deducir que por lo menos Timoteo fue a Atenas. Parece que
inmediatamente después Pablo lo envió de regreso para que cuidara a los
conversos en Tesalónica. Desde Atenas Pablo viajó a Corinto (Hech. 18:1), donde
más tarde se reunió con Silas y Timoteo (vers. 5).
Salieron. Se refiere a los bereanos que habían llevado a Pablo hasta Atenas. Por primera vez en sus grandes viajes misioneros el apóstol queda sin la compañía de sus colaboradores.
16. Atenas. La capital de la antigua Ática y de la Grecia
moderna, situada en el extremo sureste de la provincia romana de Acaya (ver
mapa frente a p. 33). Está a unos 7 km del mar, y estaba unida con el puerto de
El Pireo por un camino amplio y amurallado. La tradición remonta su historia al
año 1581 a. C., pero la ciudad no comenzó a destacarse sino hasta cerca del año
600 a. C. En los dos siglos siguientes Atenas llegó a la cúspide de su poder, y
alcanzó su edad de oro en los días de Pericles (461-430 a. C.).
Sus ilustres hijos, incluyen a
Sófocles, Sócrates, Platón, Aristóteles y Demóstenes. Pero en el año 338 a. C.
la ciudad fue vencida por el creciente poder de Macedonia, y en el siglo II a.
C. fue incluida en la provincia romana de Acaya. Atenas ya no poseía en los
días de Pablo un poder político efectivo, pero aún era reconocida como el
centro intelectual del mundo y considerada como la ciudad universitaria del
Imperio Romano. Su población en aquel tiempo era de unos 250.000 habitantes. Ver
mapa p. 314.
El lugar más importante de Atenas
era la Acrópolis (ciudad "alta" o "superior"). Es una
Colina de unos 160 m de altura en donde había varios templos famosos de los
cuales los principales y más hermosos eran el Partenón, el Erectión y el de la
Victoria sin alas (ver ilustración frente a p. 352). En una colina más baja, al
oeste de la Acrópolis, se levantaba el Areópago ("la Colina de
Marte", Ver com. vers. 19), una prominencia rocosa sin vegetación, que va
de noroeste a sureste. Este era el ambiente en el cual Pablo se encontraba
mientras esperaba que Silas y Timoteo llegaran de Berea.
Su espíritu. Esto es, su mente, lo íntimo de Su ser.
Se enardecía. Gr. paroxúnÇ, "irritar",
"provocar", "causar ira" (cf. com. cap. 15:39). Parece que
Pablo no había intentado predicar en Atenas, pero las escenas que contempló lo
movieron a la acción, y se sintió impulsado a hablar aun antes de la llegada de
Silas y Timoteo.
Entregada a la idolatría. Mejor "llena de
ídolos". Josefo describe a los atenienses como "los más píos de los
griegos" (Contra Apión ii. 12). Según un antiguo registro, había más de
3.000 estatuas en Atenas en los días de Pablo.
Una de sus calles estaba adornada
con un busto del dios mensajero Hermes delante de cada casa. Templos, pórticos,
peristilos y patios estaban repletos con obras de arte esculpidas
primorosamente, que en forma elocuente proclamaban el amor de los griegos por
la belleza.
Pablo, con sus antecedentes
helenísticos, difícilmente podía ser indiferente a la atracción estética de tal
riqueza artística, pero cualquier placer que pudiera haber sentido fue
totalmente superado por las implicaciones espirituales de lo que veía.
La mayor parte de las esculturas
estaban ligadas al culto pagano, y podían, con justicia, ser descritas como
"ídolos". Para un judío, tal ostentación era evidentemente un insulto
a los dos primeros mandamientos; para un cristiano, este panorama podía
provocar una tristeza mayor, pues mostraba el abismo que había entre al
paganismo griego y la revelación del Evangelio de Dios en Cristo. Pablo
compartía tan completamente el deseo del Salvador de redimir a los hombres de
sus locuras, que, a pesar de todo, su reacción final lo indujo a
evangelizarlos. No podía descuidar la oportunidad de proclamar el Evangelio a
los atenienses.
17. Así que. Su justa ira contra la desenfrenada idolatría no se
expresó mediante duras condenaciones, sino que lo indujo a intentar la
evangelización de la ciudad pagana.
Discutía. Ver com. vers. 2.
Sinagoga. No hay evidencia de que en Atenas existiera una
gran colonia judía, pero se han encontrado antiguas inscripciones judías en la
ciudad. Pablo, como era su costumbre (ver com. cap. 9:15; 13:5,14; cc com. Luc.
4:16), fue primero a los judíos, pues esperaba naturalmente su apoyo para
luchar contra la idolatría. La narración no insinúa cómo le fue entre sus
compatriotas, y no hay ningún registro de resultados concretos de su obra con
ellos.
Piadosos. Ver com. cap. 10:2.
Plaza. Gr. agorá (ver com. Mat. 11:16; Hech. 16:19). En
Atenas había dos plazas (o ágoras): una era la comercial, y la otra, a la cual
se hace referencia aquí, era el centro social de la ciudad. En el tiempo de
Pablo estaba adornada con una multitud de estatuas, imágenes de héroes
nacionales, así como de la mayoría de los dioses del panteón griego. Esta plaza
era el lugar donde se llevaban a cabo la mayoría de las discusiones políticas y
filosóficas en Atenas. Pablo podía oír aquí a filósofos aficionados y
profesionales, que discutían unos con otros y con sus oyentes. El apóstol
estaba en libertad para participar en las discusiones y exponer su propia
filosofía de la vida.
Con los que concurrían. Más bien, "los que
llegaban" o "aparecían" o sea los transeúntes: un terreno
difícil para sembrar la semilla del Evangelio.
18. Filósofos. Literalmente llamadores de la sabiduría",
término usado para llamar a aquellos que buscaban constantemente la sabiduría o
la instrucción.
Epicúreos. Dos escuelas filosóficas eran en ese tiempo los
grande representantes del pensamiento griego: la de los epicúreos y la de los
estoicos. El epicureísmo llevaba el nombre de su fundador, Epicuro, que vivió
una vida larga y tranquila en Atenas, c. 342 hasta el 270 a. C. En armonía con
la voluntad de su fundador, las reuniones se efectuaban en un jardín, y por eso
los epicúreos fueron conocidos algunas veces como la "escuela del
jardín". Las especulaciones de Epicuro incluían una solución física y
ética para los problemas del universo.
En unión con la mayoría de los
pensadores de su tiempo, rechazaba el politeísmo popular, al cual, sin embargo,
no intentó renunciar abiertamente, y enseñaba que los dioses en su calma
estaban demasiado alejados de los hombres para molestarse por las tristezas o
los pecados humanos. No necesitaban sacrificios, ni contestaban las oraciones. El
gran mal del mundo era la superstición que esclavizaba la mente de la mayoría
de los hombres, y era la fuente de la mayor parte de los crímenes y la
desgracia. El fin del hombre era
alcanzar la felicidad, y el primer paso hacia ella era librarse de la idea de
un castigo futuro.
El siguiente paso era reconocer
que la felicidad consistía en emociones placenteras, La experiencia enseñaba
que lo que algunos llaman placer es frecuentemente neutralizado con creces por
el dolor que sigue. Por lo tanto enseñaba que uno debería evitar los excesos
sensuales. Su misma vida parece haberse destacado por el dominio propio, la
bondad, la generosidad, la piedad y el patriotismo (Diógenes, Lucrecio x. 10).
Pero Epicuro consideraba las
leyes humanas como simples arreglos convencionales, y no encontraba lugar para
una ley moral más elevada. Por lo tanto, cada hombre podía decidir sobre la
legitimidad de sus propios placeres, y la mayoría elegía una vida de ocio y
desenfreno.
Algunas veces, pero muy pocas, un
pensamiento prudente equilibraba una tendencia de los epicúreos a hundirse en
la sensualidad; pero más a menudo, aquellos que se dedicaban a la complacencia
del sentido del gusto, por un lado, y de la libertad sexual, por el otro,
proporcionaban tristes muestras de la profundidad de la degradación en la cual
tal filosofía permitía que se hundieran los hombres.
Se ha atribuido a Epicuro el
predecir con anticipación algunos de los así llamados descubrimientos de la
ciencia moderna en el campo de la física. El excluía la idea de una creación y
de un control.
Enseñaba que la materia existió
desde la eternidad y que los infinitos átomos de los cuales la materia está
compuesta, por un proceso de repulsión y atracción, habían producido múltiples
combinaciones, de las cuales había surgido el mundo de la naturaleza tal como
los hombres lo ven. El poema de Lucrecio De Rerum Natura es quizá la más
descollante expresión de este sistema negativo y virtualmente ateo, porque
posee una cierta nobleza de indignada protesta contra la superstición que se
había profundizado tan firmemente en el mundo pagano.
La poesía de los epicúreos da
ejemplos característicos de la enseñanza ética de su sistema. "Deja de
preguntar qué es lo que traerá el mañana, y ponte a ganar cada día lo que la
fortuna te otorga" (Horacio, Odas i. 9).
"Muestra sabiduría".
Cuela el vino dejándolo claro, y como la vida es corta, ¡interrumpe las
esperanzas trascendentes! Aún mientras hablamos, el envidioso Tiempo se ha
apresurado. ¡Siega la cosecha de hoy colocando tan poca confianza como puedas
en el mañana! (Id. 11).
Pablo se encontró frente a frente
con esta filosofía; y por los vers. 22-31 sabemos cómo la enfrentó. El afirmó
la personalidad del Dios viviente como Creador, Soberano y Padre; la fuerza
obligatoria de la ley divina escrita en el corazón; la nobleza de una vida
elevada por encima de una frenética búsqueda de los placeres, y vivida no para
uno mismo, sino para otros y para Dios. Finalmente señaló la responsabilidad
moral del hombre a la luz de la resurrección y del juicio. Esta enseñanza
colocó al apóstol lejos de los profesores paganos de la más encumbrada
filosofía.
Estoicos. Esta escuela filosófica no tomó su nombre de Zenón,
su fundador (c. 340 -c. 260 a. C.), natural de Chipre, sino de stoá poikíl, el
pórtico pintado en la plaza de Atenas donde Zenón acostumbraba enseñar. Josefo
(Vida 2) declara que hay puntos de similitud entre los estoicos y los fariseos.
En verdad puede decirse que su actitud hacia la vida moral del paganismo en ese
tiempo presentaba muchos rasgos similares a los de los fariseos.
Los estoicos
enseñaban que la verdadera sabiduría consistía en ser dueños y no esclavos de
las circunstancias.
Las cosas que no están en nuestro
poder no deben ser ni codiciadas, ni evitadas, sino aceptadas con ecuanimidad. Al
que buscaba la sabiduría se le enseñaba a ser indiferente tanto al placer como
al dolor, y a mantener una neutralidad intelectual.
La teología estoica era más noble
que la de los epicúreos. Aquéllos concebían una mente divina que llenaba el universo
y ordenaba sus asuntos. Reconocían su autoridad en los asuntos de las naciones
y en las vidas de los individuos, aunque en la práctica creían en la libertad
de la voluntad humana.
El Manual de ética, una crónica
de la filosofía de Epicteto, un ex esclavo, y las Meditaciones de Marco
Aurelio, el emperador, muestran cómo el esclavo y el emperador eran en un
sentido considerados iguales de acuerdo con este sistema de filosofía. Los
escritos de Séneca muestran que la ética de los estoicos era parecida a la de
los cristianos. Muchos de los estoicos llegaron a ser tutores de los hijos de
familias nobles, y ejercieron una influencia comparable a la de los confesores
jesuitas en Europa en los siglos XVII y XVIII.
Varias desventajas impedían la
eficacia ética de su filosofía: (1) Al procurar ser indiferentes consigo
mismos, perdían la simpatía por otros; (2) al aspirar a una perfección ética
por medio de la operación de su propia voluntad, falsamente suponían que los
hombres son capaces de ganar su propia salvación; (3) al destacar la vida
perfecta convertían, como los fariseos, el alto ideal en una máscara para sus
vidas egoístas y corruptas, y como los fariseos, a menudo eran
"hipócritas" (o "actores de escenario"); aparecían ante el
mundo en una forma que no correspondía con su carácter íntimo. Un escritor
satírico se refirió a los estoicos en estos términos: "Gente que imita a
los de la curia [curii, de la curia; los abogados y gente de gobierno] pero
vive como los que participan de las bacanales, se atreve a hablar sobre
moral" (juvenal, Sátiras ii. 2-3).
Naturalmente había numerosos
puntos de semejanza entre Pablo y los mejores representantes de esta escuela de
pensamiento; sin embargo, aun para ellos los principios básicos que él
representaba les parecían un sueño inútil. Cuando Pablo habló de Jesús, de la
resurrección y del juicio venidero, los estoicos rechazaron de plano el
pensamiento de que ellos también necesitaban perdón y redención.
Disputaban. Gn sumbállõ, "encontrarse", "trabar
conversación" (BJ); no necesariamente con malos propósitos sino como un
encuentro casual.
Palabrero. Gr. spermológos, literalmente "recogedor de
semillas", término a menudo usado para referirse a los pájaros que
recogían semillas perdidas. Los filósofos aplican aquí el término a Pablo, como
a uno que luego de recoger migajas perdidas de conocimiento está demasiado
listo para instruir a los que están mejor informados.
Nuevos dioses. O deidades extranjeras. La palabra griega que se
traduce "dioses" (daimónion) la usan los escritores del NT para
referirse a "demonios" (ver com. Mar. 1:23), seres malignos
sobrenaturales, indignos de la adoración del hombre.
Pero los escritores paganos
usaban daimónion para un orden inferior, de seres divinos, no necesariamente
malos, que pretendían la adoración de los hombres. Una de las acusaciones
presentadas contra Sócrates, y por la cual fue condenado, fue la de haber
introducido nuevos daimónia (Jenofonte, Memorabilia i. 1.1-2); sin embargo, la
atmósfera intelectual de Atenas había cambiado desde el enjuiciamiento de
Sócrates, porque no fue la ira sino la curiosidad lo que impulsó a los retadores
de Pablo.
No estaban atacando a Pablo por
su enseñanza, pues en medio de tanta abundancia de ídolos probablemente no tenían dificultad
en darle un lugar a Jesús, siempre que no buscara destronar sus propias
divinidades.
Algunos han pensado que los
atenienses, al usar en plural la palabra "dioses", entendieron que
Jesús era una nueva divinidad, y anástasis (término griego que significa
"resurrección"), otro.
Los atenienses habían dedicado
templos y altares a la Concordia y Epiménides les había mandado erigir altares
a la Insolencia y a la Desgracia (Cicerón, De Legibus ii, 11), los dos demonios
que eran acusados de haber llevado la ciudad a la ruina. Era natural que los
griegos pensaran que un predicador cristiano proclamara nuevas divinidades. También
se dieron cuenta de que él tenía más para decirles que lo que ellos habían oído
antes.
Jesús. El Salvador era el constante tema de la predicación
apostólica (cf. cap. 2:22; 3:13; 5:30,42; 8:5,35; 9:20; 11:20; 13:23; etc.). Pablo
intrépidamente proclamó el mismo Jesús a los intelectuales escépticos de
Atenas.
Resurrección. Este también era un tema central en la predicación
de la iglesia primitiva (cf. cap. 2:24; 3:15; 4:2,10; 10:40; etc.). Pablo tenía
una experiencia personal para probar la resurrección de Cristo, porque había
conversado con el Cristo resucitado (cap. 9: 4-6). Pero el apóstol también estaba enseñando la
resurrección final de todos los hombres (cf. com. Hech. 17:32; 1 Cor. 15:51; 1
Tes. 4:14-16), y esto fue lo que alarmó a los filósofos de Atenas.
Ellos creían en la inmortalidad
del alma, pero se quedaron asombrados al oír que alguien predicara la resurrección
del cuerpo. En 1 Cor. 15:35-44 se ve la naturaleza de las objeciones contra
esta doctrina y la manera en que Pablo las contestó.
19. Y tomándole. Gr. epilambánõ,
"agarrar". No se supone que se hubiera usado o intentado usar alguna
violencia. Pablo estaba solo, y si es cierto que su vista era deficiente (ver
com. cap. 9:18), pudo muy bien haber necesitado un poco la ayuda de otros al ir
de un lugar a otro. Epilambánõ se usa a menudo con el significado de tomar por
la mano para ayudar o proteger (ver com. Mar. 8:23; Hech. 23:19), y Lucas lo
emplea para describir la acción de Bernabé cuando tomó a Pablo y "lo trajo
a los apóstoles" (cap. 9:27). Más aún; todo el contexto muestra que la
acción de la multitud no fue en ningún sentido un arresto porque, después de
haber hablado, "Pablo salió de en medio de ellos" (cap. 17:33),
evidentemente sin que hubiera estado detenido.
Areópago. Gr. Áreios Pagos, "Colina de Ares"; Ares
es el equivalente griego de Marte, el dios romano de la guerra. Por esto se conoce también a Áreios Pagos
como la "Colina de Marte". Con
referencia a su ubicación, ver coro. vers. 16. El sitio era famoso como el
lugar de reuniones del consejo ateniense del Areópago, que tomó su nombre de la
colina donde se reunía.
Este consejo, que aseguraba que
debía su existencia a Atenea, la diosa patrona de la ciudad, era el tribunal
más antiguo y venerado de Atenas. Contaba entre sus miembros a personas del más
alto rango oficial. Lo componían sólo aquellos que habían servido en el alto
puesto de arconte y habían cumplido 60 años de edad. Pericles en cierta medida
limitó su amplia autoridad (siglo V a. C.), y Esquilo, como vocero del partido
que se oponía a las ideas de progreso de Pericles, escribió la tragedia Las
Euménides, para destacar la autoridad divina del consejo. No se sabe con
exactitud qué autoridad ejercía este consejo en los días de Pablo.
Las opiniones están divididas en
cuanto a si Pablo fue llevado a la colina o ante el consejo. El texto griego
tiene el artículo definido delante de Áreios Pagos, lo cual se traduce "el
Areópago", que puede referirse a la colina o al consejo del Areópago que
desde hacía mucho tiempo había sido llamado sencillamente "el
Areópago". La colina era comparativamente pequeña y estaba llena de
altares, de manera que el consejo generalmente se reunía en la stoá basílicos
"el pórtico real", y lo hacía en la Colina de Marte sólo para
comunicar sus fallos.
Si Pablo fue llevado ante el
consejo, es muy improbable que hubiera habido algún procedimiento judicial. Su
comparecencia fue más bien con el propósito de presentar su enseñanza ante el
supremo cuerpo intelectual de la ciudad universitaria. Por otro lado, aún si
sólo fue llevado a la colina, podría haber sido escuchado por el grupo selecto
de los filósofos epicúreos y estoicos que deseaban decidir sobre el valor de su
extraña enseñanza.
Allí, lejos del bullicio de la
paz (ver com. vers. 17), el apóstol estaría libre para exponer su doctrina.
Algunos suponen que el tribunal estaba sesionando cuando trajeron a Pablo,
particularmente porque un miembro del tribunal se convirtió por su predicación
(ver coro. vers. 34). Pero no hay evidencias de esto.
¿Podremos saber? Una expresión idiomática que
puede traducirse por "¿sería posible que nosotros conociéramos?",
pregunta que pudo haber sido cortés, sarcástica o irónica. Los epicúreos y los
estoicos no tenían dudas acerca de su propia habilidad para comprender todo lo
que Pablo podía decirles, pero es obvio que estaban ansiosos de oír acerca de
esta extraña enseñanza.
Nueva enseñanza. Gr. kainós, "nuevo" en
cualidad, de aquí que por implicación fuera alguna cosa diferente de las
filosofías atenienses, apreciadas por ellos.
20. Cosas extrañas. Esta oración puede traducirse: "Porque tú estás trayendo cosas sorprendentes a nuestros oídos". Sus oyentes nunca habían escuchado una enseñanza como la que Pablo les estaba trayendo. Su mensaje despertó la atención de ellos por ser tan novedoso. Queremos, pues, saber. Su pasión dominante era "saber", adquirir conocimiento (cf. com. vers. 19).
Qué quiere decir esto. Pablo sólo había podido esbozar
el bosquejo de su mensaje (vers. 18). Sus oyentes ahora deseaban que se les
explicara su significado y aplicación.
21. Todos los atenienses. Este versículo es un paréntesis
para explicar todo lo que precede. Era proverbial la inquieta curiosidad de la
mente ateniense. En palabras casi idénticas a éstas de Lucas, Demóstenes
anteriormente había reprochado a sus conciudadanos por perder ociosamente su
tiempo en la plaza, preguntando por noticias de los movimientos de Filipo de
Macedonia o por la acción de los enviados de ellos, cuando debían haber estado
dedicando sus esfuerzos a prepararse para la guerra (Primera filípica 10-13).
Extranjeros. Residentes que provenían de otros lugares, de los
cuales había una gran cantidad en Atenas. La vida intelectual de la ciudad
atraía a un grupo heterogéneo: jóvenes romanos enviados para terminar su
educación, artistas, turistas, filósofos y buscadores de novedades de cada
provincia del imperio, y aun de más allá de sus fronteras.
Se interesaban. La frase completa dice
literalmente "en ninguna otra cosa pasaban el tiempo". El tiempo del
verbo griego indica que su mente constantemente estaba investigando. Si todo el
tiempo de que uno dispone se usa en una determinada ocupación, no hay lugar
para, nada más. Los atenienses podían encontrar tiempo para buscar cosas
nuevas, pero muy poco para otras actividades.
Algo nuevo. Literalmente "algo más nuevo", o como
nosotros diríamos, "la última novedad". Esta afición de los
atenienses está confirmada por las declaraciones de los autores clásicos. Tucídides
presenta a Cleón quejándose de sus compatriotas que tenían la costumbre de
representar el papel de " espectadores de palabras y oyentes de hechos
" (Historia iii. 38. 4). Ya se hizo referencia a una acusación similar
hecha por Demóstenes.
22. Areópago. Si el apóstol estaba encima de la rocosa colina,
mirando hacia abajo, al noroeste, contempló el templo de Hefestos, y mirando
hacia arriba, al Partenón, que se elevaba sobre la Acrópolis. En la cima de
aquella colina mayor estaba la colosal estatua de bronce de Atenea, que era
considerada como la diosa tutelar de su querida Atenas. Debajo del apóstol
estaba la ciudad, que verdaderamente estaba "llena de ídolos". Ver
ilustración frente a p. 352.
Varones atenienses. Aunque este fue un comienzo muy
respetuoso, el discurso que sigue no es el de uno que está siendo juzgado (cf.
com. vers. 19), sino el de un ardiente defensor de creencias peculiares pero
muy amadas. Pablo adoptó el lenguaje de los oradores atenienses, lo cual
concordaba con su costumbre de adaptarse a su público (ver com. 1 Cor.
9:19-22). El hecho de que Pablo fuera capaz de hacer esto es un elogio de su
habilidad. Lucas condensa el discurso
del apóstol en diez versículos (Hech. 17:22-31), pero es probable que Pablo
hablara mucho más, especialmente ante tan distinguido auditorio.
Observo. Gr. theõréõ, "contemplar", "mirar
a"; esto sugiere que Pablo basaba sus palabras en lo que había visto.
Muy religiosos. Gr. deisidaimonésteros, adjetivo
comparativo formado por déidõ (temer) y dáimõn (deidad), que puede traducirse
como "extremadamente religiosos". Esta palabra griega se usaba en
buen y en mal sentido. Un deisidáimõn era alguien que consultaba a adivinadores
y que creía en agüeros; por ejemplo, evitaba hacer un viaje si veía una
comadreja en el camino.
Un claro ejemplo de esta clase de
religiosidad entre la gente culta es el de Nicias, general ateniense, que
siempre estaba agobiado por el temor de los celos de los dioses, por lo que
anuló importantes movimientos estratégicos debido a un eclipse de luna (Tucídides,
Historia, vii. 50.4). El emperador Marco Aurelio, que era estoico (Meditaciones
i.16), se autofelicita no por ser un deisidáímõn, sino un theosebês, un hombre
piadoso, debido a la devoción de su madre (Id. i.3).
Pablo no habría usado un término
en sentido ofensivo al comienzo de su discurso. Más bien habría comentado la
manera meticulosa como los atenienses procuraban reconocer todas las formas de
deidad. Tal comienzo le ganaría la atención de los filósofos y de los
atenienses en general.
23. Porque pasando. Mejor "pasando por", es
decir, a través de la ciudad, ya fuera paseando por ella o simplemente llegando
hasta su centro.
Mirando. Gr. anatheõréõ,"mirar con atención",
"observar con exactitud".
Santuarios. Gr. sébasma, "objeto de culto". Pablo
había visto y estudiado muchas de las numerosas estatuas y sus inscripciones. Cortésmente
identifica esas esculturas como las deidades atenienses, los objetos de la
adoración de ellos. Así trató de crear buena voluntad desde el principio para
que pudieran seguir escuchándolo atentamente. Quería ganar a sus oyentes sin
que se enemistaran con él.
Hallé también un altar. Además de la gran cantidad de
objetos de culto ya indicados, Pablo había encontrado algo más. La palabra
griega para "altar" (bõmós) sólo se usa aquí en el NT, pero aparece
en la LXX, donde algunas veces se refiere a los altares paganos (Exo. 34:13; Núm.
23:1; Deut. 7:5).
Esta inscripción. Literalmente "sobre el cual
se había escrito".
Al Dios no conocido. Gr. agnôstõ theô, "a un Dios
desconocido". Esta rara inscripción ha sido objeto de muchas discusiones. Algunos
han dudado de la existencia de un altar con tal inscripción; otros han pensado
que Pablo o Lucas se refirieron en singular a una inscripción que generalmente
se encontraba en plural: "a los dioses no conocidos". Una solución
razonable del problema puede hallarse en un estudio de antiguas referencias a
altares en los que había inscripciones semejantes.
Podemos mencionar cuatro. (1)
Pausanias (c. 150 d. C.) dice que en el camino que va desde el puerto llamado
Falerón hasta Atenas, había altares a dioses que recibían el nombre de "no
conocidos" (i. 1. 4); (2) el mismo escritor registra que en Olimpia había
también un altar a dioses "no conocidos" (i. 14. 8); (3) Diógenes
Lucrecio (i. 110), escritor de principios del siglo III a. C., cuenta que
Epiménides de Creta fue invitado para socorrer a Atenas azotada por una gran
pestilencia.
El cretense llevó algunas ovejas
negras y blancas al Areópago, y las soltó para que vagaran por la ciudad. En
cada lugar donde se acostaba una oveja, se ofrecía un sacrificio y se erigía un
altar. Los monumentos conmemorativos de esta expiación no llevaban nombre. (4)
Filostrato (c. 200 d. C.) en la Vida de Apolonio de Tiana (vi. 3) hace una
mención especial de Atenas, donde dice que había altares dedicados aun a
deidades no conocidas. Tales referencias son suficientes para establecer el
hecho de que los griegos erigían altares a dioses cuyos nombres no conocían.
Fuera del NT no se conoce ningún
registro de un altar que llevara la inscripción en singular "a un dios no
conocido", pero las evidencias citadas demuestran la posibilidad de que en
los días de Pablo existiera un altar semejante.
La presencia de un altar de esa
clase estaba en armonía con lo que se conoce acerca de la filosofía religiosa
ateniense. Los habitantes de la ciudad anhelaban aplacar a todas las deidades,
y erigían altares a un dios no conocido o a dioses no conocidos para no pasar
por alto a ninguno. Ésta práctica representa la confesión final -similar a lo
que algunas veces se ha escuchado de labios de hombres de ciencia modernos-, de
la impotencia humana para solucionar los problemas del universo.
Una equivalencia latina de las
inscripciones griegas se encontró en un altar descubierto en Ostia, el puerto
de Roma, y que ahora está en el Museo Vaticano. Este altar presenta a un grupo
que ofrece un sacrificio mitraísta, y tiene la inscripción: "El símbolo
del Dios que no se puede descubrir". También se encontró un altar en
Pérgamo con una inscripción en griego muy deteriorada, aparentemente dedicado a
dioses no conocidos.
Al que. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el
texto: "lo que" y "esto". Sin duda Pablo usó pronombres
neutros, aunque se estaba refiriendo a la Deidad, porque los atenienses aún
eran ignorantes de la personalidad del Dios viviente. También puede haber
estado pensando en la Divinidad, como en el vers. 29, donde la palabra griega
para "divinidad" (théion) está en género neutro.
Sin conocerle. Gr. agnoóuntes, participio que significa "no
conociendo" o "sin conocer". Pablo declara con un juego de
palabras que el "no conocido (ágnõstos) dios" es Aquel, "a quien
vosotros desconociendo o sin conocer (agnoóuntes), adoráis".
Anuncio. Gr. kataggéllõ, "anunciar",
"proclamar". En el vers. 18 los filósofos usaron virtualmente la
misma palabra (kataggeléus, "un anunciador", "un
proclamador"), para describir a Pablo como un "predicador de nuevos
dioses". Pablo no se incomoda ni niega el nombre que le dan, sino que toma
la palabra (kataggellô) y la usa para justificar su propio procedimiento. De
esta manera, pudo presentar al verdadero Dios, a quien él amaba y servía.
24. Dios. Ahora que Pablo está hablando del verdadero Dios,
deja el género neutro del vers. 23 y emplea el masculino. Algunos han entendido
que esto coloca a Aquel a quien él adoraba en un plano más elevado que todos
los dioses de Atenas.
Hizo el mundo. El apóstol hace ahora la suprema identificación del
Dios a quien se está refiriendo: él es el Creador. Esto lo distingue de todos
los falsos dioses (ver com. Jer. 10:10-12). La creación hecha por un Dios
personal era una enseñanza opuesta a la filosofía epicúrea y a la estoica; pero
Pablo la presenta en tal forma, que despertó la admiración y el interés de sus
oyentes, y se le permitió continuar. La palabra traducida "mundo"
(kósmos) la usaban los griegos para referirse al universo y al orden que hay en
él, y podía implicar ambos: "cielo y tierra" (cf. com. Mat. 4:8).
Todas las cosas. El intrépido orador no dejó lugar
para que se tergiversaran sus palabras o se introdujeran ideas de escepticismo.
Dios no sólo hizo el universo, sino que creó todas las cosas. Esta enseñanza da
el golpe de gracia a la mitología pagana.
Siendo Señor. Mejor "El, siendo Señor". Esto coloca al
Dios de Pablo infinitamente por encima de todos los otros supuestos dioses, y
lo constituye en el poseedor y soberano de todo el universo.
No habita en templos. Ver com. Hech. 7:48; cf. Juan
4:21-24. Mientras Pablo habla de "templos" probablemente estaría
señalando a los magníficos monumentos de la habilidad arquitectónica de los
griegos, con los cuales estaba rodeado en Atenas. Su enseñanza de la
omnipresencia y trascendencia de Dios hizo que el culto pagano pareciera
inútil, y divorciado de las elevadas cualidades espirituales que él estaba
proclamando.
25. Honrado. Gr. Therapéuõ, "tratar",
"curar" en el lenguaje médico; pero aquí se usa con un significado religioso,
y significa "servir". Pablo está enfatizando la naturaleza espiritual
del servicio que Dios espera de los hombres, en contraste con la adoración
materialista que los impíos presentan.
Como si necesitase de algo. Literalmente "[como] necesitando
alguna cosa además". Las religiones paganas presentaban a sus dioses como
dependientes de los hombres y como si ambicionaran las dádivas humanas. Pablo
explica que el Dios verdadero es diferente. Los hombres deberían pensar en Dios
como el supremo dador, no como que exige algo de ellos, excepto justicia, misericordia
y humildad (Miq. 6:8).
Otros escritores judíos y paganos
habían dado testimonio de la misma verdad. David dijo: "Porque no quieres
sacrificio, que yo lo daría" (Sal. 51:16); y el poeta epicúreo latino,
Lucrecio (De Rerum Natura ii. 649-651) escribió acerca de la naturaleza divina
diciendo que era "sin peligro, poderosa en sí misma por sus propios
recursos, no necesita en nada de nosotros, y no se la aplaca con servicio ni se
irrita por la ira".
Da a todos. Por medio de estas palabras Pablo incluyó a sus
oyentes, y declara que ellos también dependían del Dios de quien él está
hablando.
Vida y aliento. Estos dos sustantivos pueden
tomarse en el sentido que incluyen la existencia mortal del ser humano. Dios le
da al hombre vida original, y se la mantiene garantizándole aliento físico. Pablo
pone el énfasis en la dependencia total del hombre del verdadero Dios.
26. Una sangre. La evidencia textual sugiere (cf.
p. 10) la omisión de "sangre", palabra que pudo haber sido añadida
más tarde para ayudar a aclarar el pensamiento. Pablo está presentando la
verdad histórica de que todos los hombres y, en consecuencia, todas las
naciones, emanaron de un antepasado común: Adán. Esta creencia, ningún griego,
y menos ateniense, estaría dispuesto a aceptar. Para los atenienses la
distinción entre griegos y bárbaros era radical y esencial. Se creía que por
naturaleza el uno era esclavo del otro (Aristóteles, Política i. 2.6).
Pero en la teología de Pablo no
había lugar para una raza superior El creía en el relato de la creación del hombre,
que se presenta en el Génesis. Veía la unidad de la estructura física, del
potencial, del verdadero desarrollo, lo que prohíbe que una raza o nación
-hebrea, griega, latina o teutónica- pretenda ser la flor y nata de la humanidad.
Cf. Gál. 3:28 y Col. 3:11, donde Pablo destaca la unidad que se había alcanzado
por medio de la fe en Cristo. El cristiano está doblemente obligado a reconocer
la unidad del hombre: por creación y por redención.
Toda la faz de la tierra. Un eslabón adicional en el
razonamiento de Pablo. El Creador determinó que los hombres poblasen todas las
partes de la tierra, sin asignar superioridad a los habitantes de una
determinada región.
Ha prefijado. Gr. horízõ, "señalar los límites",
"señalar", "determinar". La forma del verbo que se usa aquí
es un participio, y puede traducirse "habiendo determinado".
El orden de los tiempos. Gr. prostelagménoi kairói
"tiempos señalados" (o "estaciones"). Se captará mejor el
significado si se inserta la palabra "sus": "habiendo
determinado sus tiempos señalados". La palabra "tiempos"
(kairói) se refiere a épocas históricas más bien que a estaciones anuales. La
referencia es al conocimiento que Dios tiene de los asuntos humanos.
Límites. Dios, por medio de su providencia, ha fijado los
límites naturales para las naciones (ver com. Dan. 4:17; cf. Deut. 32:8).
27. Busquen a Dios. Dios organizó la creación de tal
manera que todos, si así lo desean, puedan buscarlo y encontrarlo.
Alguna manera. Gr. ei ára ge, "si verdaderamente
entonces", o "que entonces verdaderamente". Dios espera que los
hombres lo busquen. La única duda implícita aquí se debe a que a menudo los
hombres no desean buscarlo.
Palpando. Gr. psêlafáõ, "tocar",
"sentir", "palpar". Se usa en la LXX para describir el acto
de palpar como un ciego, o en la oscuridad (Deut. 28:29; Job 5:14; etc.). Se
describe adecuadamente la ciega investigación del hombre que palpa tratando de
encontrar al Ser Supremo.
Puedan hallarle. El altar al Dios no conocido era
una prueba de que aún no lo habían encontrado. "El mundo no conoció a Dios
mediante la sabiduría" (1 Cor. 1:21). Pero Pablo presentó la seguridad de
que el verdadero que lo encuentren; es "galardonador de los que le
buscan" (Heb. 11:6).
No está lejos. Toda la oración es enfática, y literalmente dice:
"Verdaderamente, no está lejos de cada uno de nosotros". Pablo hace
una declaración positiva de un hecho: no expresa duda alguna en sus palabras. El
Señor está cerca de los hombres, aun cuando ellos no lo reconozcan. Esto hace
que sea comparativamente sencillo que ellos encuentren a Dios, porque él está a
su lado esperando que lo busquen y ayudándoles en sus esfuerzos para
descubrirlo.
Dios puede revelarse, y lo hace
de acuerdo con la medida de celo y fervor que demuestren los que lo
buscan. En este punto los estoicos
podían encontrar paralelos entre su enseñanza y el pensamiento de Pablo; pero
los epicúreos tenían que alejarse porque las palabras del apóstol constituían
un ataque contra el ateísmo básico de su sistema.
28. En él vivimos. Literalmente "En [o por] él
estamos viviendo y estamos siendo movidos y estamos existiendo". Las
palabras de Pablo expresan el pensamiento de que no sólo nuestra confianza
inicial depende del Creador, sino que todas nuestras actividades -físicas,
mentales y espirituales derivan de él.
En la enseñanza del apóstol, la personalidad del Dios omnipotente y omnisciente no se fusiona en el alma impersonal del mundo, como es el caso en el dios de los panteístas, sino que se presenta con majestuosa distinción en el carácter de Creador y Sustentador de la vida. "Por medio de los agentes naturales,
Dios obra día tras día, hora
tras hora, y en todo momento, para conservarnos la vida, fortalecernos y
restaurarnos . . . Lo que obra por medio de estos agentes es el poder de
Dios" (MC 75-76).
Vuestros propios poetas. Es posible que esta frase se
refiera a la primera declaración de este versículo, así como a la cita que
sigue. Las palabras, "porque en él vivimos, y nos movemos y somos"
son una cita casi exacta de una estrofa probablemente escrita por Epiménides de
Creta (siglo VI a. C.), la cual aparece en los escritos de Isodad, comentarista
siríaco nestoriano del siglo IX: "Ellos idearon una tumba para ti, oh
santo y alto. Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones
ociosos.
Pero tú no estás muerto; tú vives y permaneces para siempre. Porque en ti vivimos, y nos movemos y tenemos nuestro ser" (citado en F. F. Bruce, The Book of the Acts, serie New International Commentary en the New Testament, p. 359).
Este pasaje es interesante no
sólo debido a la posible relación de Epiménides con el altar dedicado "Al
Dios Desconocido" (ver com. vers. 23), sino particularmente porque
contiene la cita que Pablo usa para describir a los cretenses en Tito 1:12. El
hecho de que Pablo citara a Epiménides en la carta a Tito, aumenta la
probabilidad de que hubiera pensado también en estos versos en ocasión de su
disertación en el areópago.
La segunda frase, "porque linaje suyo somos", es evidentemente una cita de un
poeta griego, como Pablo lo reconoce. Es de Arato (c. 270 a. C.), amigo de
Zenón, fundador de la escuela de los estoicos. Arato, como Pablo, era de
Cilicia. Su poema didáctico, Fenómenos, trata de los principales hechos de la
ciencia astronómico y meteorológica como entonces se conocían. Comienza con una
invocación a Zeus, y contiene las palabras que Pablo cita: "De Zeus
comenzamos; a él los mortales nunca lo dejamos de nombrar; llenas de Zeus están
todas las calles y todas las plazas de hombres; llenos están el mar y los
cielos. Siempre tenemos necesidad de Zeus, porque linaje suyo somos"
(Fenómenos 1-5).
Esta cita podría, sin duda,
atraer inmediatamente la atención de sus oyentes. Pablo, al citarles su propia literatura,
demostró su costumbre: "a todos me he hecho de todo" (1Cor. 9:22). Ellos
podrían reconocer que no estaban tratando con un judío indocto, como los
comerciantes y exorcistas tan comunes en las ciudades griegas, sino con un
hombre que Poseía una cultura como la de ellos, y que estaba familiarizado con
los escritos de sus poetas.
No debe exagerarse la erudición
clásica de Pablo; pero es claro por las referencias mencionadas aquí y por la
cita de 1 Cor. 15:32, que conocía los autores griegos y que era capaz de
introducir citas apropiadas de su obras cuando la situación así lo exigía. Con
esto Pablo no necesariamente apoyaba los conceptos contenidos en los contextos
de las Palabras que utilizaba; simplemente citaba autores griegos para ilustrar
la enseñanza más elevada que él estaba presentando.
El enfoque psicológico de Pablo en
esta ocasión es instructivo. El apóstol no dice a sus oyentes de entrada que
tienen una opinión demasiado elevada de sí mismos, que son sólo seres de barro,
Hijos del diablo; por el contrario: destaca que tienen una estima demasiado
baja de su posición, que habían olvidado que eran linaje de Dios, y que, como
lo habían hecho los judíos incrédulos, se habían considerado indignos "de
la vida eterna" (Hech. 13:46).
29. Linaje de Dios. El apóstol usa inmediatamente las
palabras del poeta griego (ver coro. vers. 28) para combatir la idolatría. Si
en verdad somos "linaje" de Dios, nuestra concepción de él debería
elevarse y no descender a los ídolos, los cuales están por debajo de los
hombres porque son hechos por éstos.
Pablo aprueba la misma verdad que
fue expresada por los profetas del AT (1 Rey 18:27; Sal. 135:15-18; Isa. 44:9-20),
pero su tono al referirse a la idolatría es muy diferente al de los profetas. Menciona
el comienzo o desarrollo de la idolatría, pero en vez de hablar de ella con
desprecio, odio y mofa, habla con compasión para aquellos que la practican.
No debemos pensar. El hombre es más digno de honor
que las cosas materiales, ¡cuánto más digna de honor debe ser la Divinidad, el
Creador!
Divinidad. Gn théion "divinidad",
"deidad". Théion es un vocablo usado por Josefo (Antigüedades viii.
4.2) y por Filón (La inmutabilidad de Dios xxiii), para referirse al Dios
verdadero; y Pablo lo emplea aquí como un término aceptable para sus oyentes
griegos.
Oro, o plata, o piedra. La primera palabra recuerda a los
atenienses el abundante uso de oro en la colosal estatua de Atenea, esculpida
por Fidias y colocada en el Partenón. Los griegos no usaban comúnmente la
plata. Sin embargo, los templecillos de Artemisa (Diana) en Éfeso (ver com.
cap. 19:24) son ejemplos de su uso. "Piedra" era el término que
generalmente se le daba al mármol del monte Pentélico, material que se
utilizaba mucho en la arquitectura de Aterias y en sus bellas esculturas.
Escultura de arte. Mejor "obra de arte
esculpida" ["cincelada"].
Imaginación de hombres. Mejor "de ingenio de
hombre". Esta frase y la precedente revelan el conocimiento que Pablo
tenía del arte con que estaba rodeado en Atenas.
30. Pasado por alto. Gr. huperoráõ, "pasar por
alto". La frase, como está en español, sugiere no sólo tolerancia, sino
disimulo y perdón del mal. En realidad, Pablo se consolaba con el pensamiento
de que la ignorancia del mundo pagano disminuía su culpabilidad y por lo tanto,
el castigo.
En las edades pasadas del mundo
había habido un "pasar por alto" (páresis) de los pecados de los
hombres, en el sentido de que no se había castigado plenamente a los pecadores.
Esto se debía a la paciencia de Dios (ver com. Rom. 3:25). El Señor en su gran
misericordia estaba perdonando a los hombres debido al sacrificio expiatorio de
Cristo, pero este perdón sólo era válido si se arrepentían.
Tiempos de esta ignorancia. Literalmente "Por lo tanto,
los tiempos de la ignorancia habiendo pasado por alto Dios". Agnóia,
palabra que se usa aquí y significa ignorancia, y las palabras para "no conocido"
y "sin conocerle" del vers. 23, derivan de la misma raíz, e ilustran
la estrecha coherencia del pensamiento de Pablo, quien caracteriza y
parcialmente disculpa todo el período precristiano por haber estado basado en
una falta de conocimiento, especialmente de lo divino.
Ahora. La frase griega señala el contraste entre los
tiempos pasados de ignorancia y el presente de esclarecimiento anunciado por
una predicación como la de Pablo.
Manda. O "proclama", "anuncia". "declara". A todos los hombres en todo lugar. Frase muy amplia que incluye a cada ser humano, y armoniza con la naturaleza mundial de la comisión evangélica (cf. Mat. 24:14; Mar. 16:15).
Arrepientan. Dios destaca la pecaminosidad del hombre, pero la
rica misericordia divina hace posible que el hombre encuentre perdón, con la
condición de que se arrepienta.
Los estoicos y los epicúreos
habían seguido atentamente el pensamiento de Pablo, pero ahora, en este punto,
su atención empieza a sufrir un cambio.
Los epicúreos podrían haber lamentado los errores que habían cometido al buscar el placer; pero un cambio como el que implica el arrepentimiento -un cambio de mente, aversión por el pasado de uno y una resolución de vivir en un plano más elevado en el futuro- era completamente extraño a sus pensamientos. Por otro lado, los estoicos aceptaban las consecuencias de sus acciones con serena indiferencia. Daban gracias porque no eran como los otros hombres, porque habían sido capaces de alcanzar por sus propios esfuerzos la perfección ética; pero la idea de arrepentirse aún no había comenzado ni a aparecer en sus pensamientos (cf. Marco Aurelio, Meditaciones i.1-16).
31. Por cuánto. Pablo deduce la invitación al arrepentimiento del hecho del juicio venidero. Un día. Esto es, cierto tiempo, y no necesariamente un día de 24 horas.
juzgará. Gr. méllõ krínein, "estar por juzgar", o
simplemente como futuro: "juzgará", "va a juzgar". Pablo,
que está citando el Sal. 9:8, recalca la certidumbre y quizá la proximidad del juicio
(cf. Hech. 24:25; Rom. 2:5-6,16).
La proclamación de un juicio
venidero es una parte integral de la doctrina paulina y cristiana (ver com.
Apoc. 14:6-7). El cristianismo no deja a los hombres en la ignorancia de lo que
les espera, sino que les da una abarcante, aunque necesariamente breve, vista
panorámica de los acontecimientos del porvenir.
Pero la humanidad raramente da la
bienvenida a la idea de un juicio. A los hombres no les gusta enfrentar la
perspectiva de presentarse ante el tribunal de Dios, y los griegos no eran una
excepción en este respecto. Es probable que a partir de este momento, los
epicúreos y los estoicos se opusieran fuertemente a la exposición de Pablo.
Mundo. Gr. oikouméne, "la tierra habitada" (ver com. Mat. 24:14; Luc. 2:1). Esta palabra también se usaba comúnmente para designar el mundo romano, o el mundo civilizado en contraste con las regiones de los bárbaros. Con justicia. Esto es, en una atmósfera justa (cf. Sal. 9:8; 96:13; 2 Tim. 4:8). Por aquel varón. Literalmente "por un varón". Por lo que sigue es evidente para los cristianos que Pablo se está refiriendo a Jesús; pero el registro del discurso no muestra que el apóstol tuvo una oportunidad para identificar públicamente dicho "varón" (ver com. vers. 32).
A quien designó. Esto es, lo destinó para la obra
del juicio. Cf. Hech. 10:42; Rom. 2:16
Dando fe. En otras palabras, Dios ha provisto las bases para
la confianza.
A todos. Pablo destaca otra vez la naturaleza universal del
llamamiento del Evangelio.
Con haberle levantado. Aquí se presenta la resurrección
de Jesús como la garantía de las intenciones de Dios para la humanidad en
cuanto al juicio y, por deducción, a la vida eterna que él da por medio de
Jesucristo. A Pablo se le negó la oportunidad de desarrollar este tema, porque
cuando mencionó la resurrección se despertó el desprecio de sus oyentes, lo
cual llevó su discurso a un repentino fin.
Si Pablo hubiera podido terminar
el discurso, probablemente habría hablado en un lenguaje más definido acerca de
la vida y la obra de Jesús, y de su posición clave en el plan de Dios para la
humanidad. Nótese cómo se desarrolla su argumento. Primero habla de Dios como
el Creador del mundo y del hombre, y de las normas que dio para que el hombre
habitara la tierra; después razona que todo esto debiera inspirar a los hombres
a conocer que Dios está muy por encima de los hombres, lo cual, a su vez,
debería inducirlos a buscarlo, sabiendo que un Creador tal nunca está lejos,
sino esperando que se le acerquen los hombres.
Han concluido los días cuando los
hombres ignorantes tenían que depender de la revelación de Dios en la
naturaleza. Ahora está hablando por medio del Hijo del hombre, quien por su
resurrección probó que era el Hijo de Dios. El Altísimo juzgará al mundo por
medio de su Hijo, y los hombres deberían prepararse para este juicio, mediante
el arrepentimiento.
32. Cuando oyeron. Al apóstol se le prestó una
atención respetuosa hasta que mencionó por primera vez el tema de la
resurrección de los muertos. Esta resurrección les parecía algo increíble a los
epicúreos y a los estoicos, y en general a los griegos y también a los saduceos
(cf. Hech. 23:8; 26:8; 1 Cor. 15:35).
El mundo de entonces, como el de
ahora, estaba preparado para creer en la inmortalidad del alma, pero no estaba
dispuesto a aceptar la doctrina de la resurrección del cuerpo.
Unos se burlaban. La inflexión del verbo griego
implica que comenzaron a burlarse en este punto del discurso de Pablo. La
palabra "unos" puede incluir a los epicúreos y a los estoicos.
Te oiremos... otra vez. Algunos podrían haber tenido el
deseo genuino de escuchar más sobre este tema tan vital; pero no parece que lo
hubieran escuchado otra vez del apóstol de los gentiles. Compárese con la actitud de Félix (cap.
24:25).
34. Mas. Esto es, "pero", "por otra parte",
en feliz contraste con aquellos que rechazaran el mensaje de Pablo.
Juntándose. Gr. kolláÇ (ver com. cap. 5:13; 9:26). En las
palabras y en el carácter del apóstol había un poder de atracción que hacía que
los hombres se unieran a él. Algunos han
considerado que el discurso de Pablo en Atenas fue un fracaso, pero tal juicio
no es justo en vista de los conversos que ganó.
Dionisio el areopagita. Un miembro del consejo del
Areópago (ver com. vers. 19). Por lo menos en tiempos antiguos la constitución
del consejo requería que sus miembros hubieran desempeñado una alta función en
la magistratura, como la de arconte, y que tuvieran más de 60 años de edad. Por
lo tanto, es posible que Dionisio fuera un hombre de cierta importancia. Según
la tradición, atribuida por Eusebio (Historia eclesiástica iii. 4. 9-10; iv. 4.23)
a un obispo de Corinto, este Dionisio llegó a ser el primer obispo de Atenas.
Hay un escrito detallado sobre La jerarquía celestial que se atribuye a
Dionisio, pero que es de una fecha muy posterior a él, posiblemente del siglo
IV o V. La leyenda de los siete paladines del cristianismo ha transformado a
Dionisio en el San Denis de Francia.
Dámaris. Posiblemente dámalis, "vaquilla", nombre
griego bastante común. No hay identificación de esta conversa. Crisóstomo y
otros creían que era la esposa de Dionisio, pero esto no tiene fundamento en
ningún hecho conocido.
Otros con ellos. Es significativo el contraste
entre éstos y el "gran número" de Tesalónica (vers. 4) y los
"muchos" de Berea (vers. 12). No menos sorprendente es que Pablo no
menciona a Atenas en ninguna de sus epístolas paulinas. Lo que más se acerca a
una referencia es la probable inclusión de los cristianos atenienses entre
"los santos que están en toda Acaya" (2 Cor. 1:1).
Cuando Pablo llegó a Corinto
encontró oyentes de un nivel intelectual inferior, y les predicó conforme a ese
nivel. Él se propuso no saber "cosa alguna" entre ellos, "sino a
Jesucristo, y a éste crucificado" (1 Cor. 2:2). Concentró su mensaje en la
cruz de Cristo, y el Espíritu de Dios le dio un éxito notable. Pero Pablo fue
dirigido en Atenas por el Espíritu Santo al hablar a los filósofos, y adaptó su
discurso a la forma de pensar de ellos. No ganó gran cantidad de conversos,
como ya se hizo notar, pero se fundó una iglesia que permaneció como un recuerdo
constante y honorable del poder del Evangelio para rescatar a los hombres de la
esclavitud del pecado y la tentación, para hacerlos libres en Cristo Jesús (cf.
HAp pp. 195-196). 6CBA
COMENTARIOS DE EGW
3. HAp 186
11-12. HAp 188
13. HAP 189
14-15. HAp 189
16. HAp 190
17-18. HAp 191
19-20. HAp 192
22-23. HAp 192
24-28. HAp 193
29-32. HAp 194
34. HAp 195
1-34 HAp 180-197. TESALÓNICA. Basado
en Hechos 17:1-10. (180-187)
https://elaguila3008.blogspot.com/2018/07/capitulo-22-tesalonica.html
BEREA Y ATENAS.
Basado en Hechos 17:11-34. (188-197)
https://elaguila3008.blogspot.com/2018/07/capitulo-23-berea-y-atenas.html
16-31. MC 164-166. MUCHOS SE FIGURAN QUE PARA ALCANZAR A LAS CLASES ALTAS, hay que adoptar un modo de vivir y un método de trabajo adecuado a los gustos desdeñosos de ellas. Consideran de suma importancia cierta apariencia de fortuna, los costosos edificios, trajes y atavíos, el ambiente imponente, la conformidad con las costumbres mundanas y la urbanidad artificioso de las clases altas, así como su cultura clásica y lenguaje refinado.
ESTO ES UN ERROR. El modo mundano de
proceder para alcanzar las clases altas no es el modo de proceder de Dios. Lo que surtirá efecto en esta tarea es la
presentación del Evangelio de Cristo de un modo consecuente y abnegado.
LO QUE HIZO EL
APÓSTOL PABLO AL ENCONTRARSE CON LOS FILÓSOFOS DE ATENAS encierra una
lección para nosotros. Al presentar el Evangelio ante el tribunal del Areópago,
Pablo contestó a la lógica con la lógica, a la ciencia con la ciencia, a la
filosofía con la filosofía. Los más sabios de sus oyentes quedaron
atónitos. No podían rebatir las palabras
de Pablo. Pero este esfuerzo dio poco fruto. Escasos fueron los que aceptaron
el Evangelio. En lo sucesivo Pablo adoptó un procedimiento 165 diferente.
PRESCINDIÓ DE COMPLICADOS
ARGUMENTOS Y DISCUSIONES TEÓRICAS, y con sencillez dirigió las
miradas de hombres y mujeres a Cristo, el Salvador de los pecadores.
Escribiendo a los Corintios acerca de su obra entre ellos, dijo: "Así que,
hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con altivez de palabra, o de sabiduría,
a anunciamos el testimonio de Cristo. Porque no me propuse saber algo entre
vosotros, sino a Jesucristo, y a éste crucificado.... Y ni mi palabra ni mi
predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, mas con
demostración del Espíritu y de poder; para que vuestra fe no esté fundada en
sabiduría de hombres, más en poder de Dios." (1 Corintios 2:1-5.) Y en su
epístola a los romanos, dice: "No me avergüenzo del evangelio: porque es
potencia de Dios para salud a todo aquel que cree; al Judío primeramente y también
al Griego." (Romanos 1:16.)
QUE AQUELLOS QUE
TRABAJAN POR LAS CLASES ALTAS se porten con verdadera dignidad, teniendo
presente que tienen a ángeles por compañeros. Embargue su mente
y su corazón el "Escrito está." Tengan siempre colgadas en el
aposento de su memoria las preciosas palabras de Cristo. Hay que estimarlas más
que el oro o la plata.
Cristo dijo que le era más fácil
a un camello pasar por el ojo de una aguja que al rico entrar en el reino de
Dios.
MIENTRAS SE TRABAJE POR LOS RICOS se presentarán muchos motivos de
desaliento, se tropezarán con muchas revelaciones angustiosas. Pero todo es
posible con Dios. Él puede y quiere obrar mediante agentes humanos e influirá
en el espíritu de quienes dedican su vida a ganar dinero. Veránse realizar
milagros de conversiones verdaderas, milagros que hoy no se advierten.
LOS HOMBRES MÁS EMINENTES DE LA
TIERRA No Son Inaccesibles Para El Poder Del Dios Que Obra Maravillas. Si los que colaboran con él
cumplen su deber valiente y fielmente, Dios convertirá a personas que
desempeñan 166 puestos de
responsabilidad, a hombres de inteligencia e influencia. Mediante el poder del
Espíritu Santo, muchos serán inducidos a aceptar los principios divinos.
CUANDO LES CONSTE BIEN CLARO QUE
EL SEÑOR ESPERA QUE ELLOS sean sus representantes para
aliviar a la humanidad doliente, muchos responderán y contribuirán con sus
recursos y su simpatía a mejorar la suerte de los pobres. Al desprenderse así
de sus intereses egoístas, muchos se entregarán a Cristo. Con sus dotes de
influencia y sus recursos, cooperarán gozosos en la obra de beneficencia con el
humilde misionero que fue instrumento de Dios para su conversión. Mediante el
empleo acertado de sus tesoros terrenales se harán "tesoro en los cielos
que nunca falta; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe." (Lucas
12:33.)
UNA VEZ CONVERTIDOS A CRISTO, muchos
llegarán a ser instrumentos en manos de Dios para trabajar en beneficio de
otros de su propia categoría social.
VERÁN QUE SE LES HA ENCOMENDADO
UNA MISIÓN DEL EVANGELIO en favor de los que han hecho de
esté mundo su todo. Consagrarán a Dios su tiempo y su dinero y dedicarán su
talento e influencia a la obra de ganar almas para Cristo.
SÓLO LA ETERNIDAD pondrá de manifiesto lo
realizado por esta clase de ministerio, y cuántas almas, antes presa de dudas y
hastiadas de mundanalidad y desasosiego, fueron llevadas al gran Restaurador,
siempre ansioso de salvar eternamente a los que a él acuden. Cristo es un
Salvador resucitado, y hay curación en sus alas. MC/EGW
Ministerio Hno. Pio
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