Hechos 13. PABLO Y BERNABÉ COMISIONADOS POR
LOS PROFETAS Y MAESTROS DE ANTIOQUÍA. SU MINISTERIO: Ver. (1-3) Pablo y Bernabé son escogidos para
predicar a los gentiles. (4-6) Inician su ministerio formal. Yendo a Seleucia,
Chipre, Salamina. Y en Pafos, hallan a cierto mago, llamado Bar Jesús, que
estorba su labor, ante el Procunsul. (7-13) Y comienza una experiencia única
frente a Sergio Paulo y Elimas el mago.
(14-41) Pablo predica en Antioquía que Jesús es el Cristo. (42-44) Los gentiles creen, (45) pero los judíos contradicen y blasfeman; (46-47) por lo tanto, Pablo y Bernabé se dirigen a los gentiles. (48-52) Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Van a Iconio.
1 HABÍA entonces en la iglesia
que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba
Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el
tetrarca, y Saulo. 2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu
Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3
Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
4 Ellos, entonces, enviados por
el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. 5 Y
llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los
judíos. Tenían también a Juan de ayudante.
6 Y habiendo atravesado toda la
isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Bar
Jesús, 7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este,
llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.
8 Pero les resistía Elimas, el
mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul.
9 Entonces Saulo, que también es
Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los Ojos, 10 dijo: ¡Oh, lleno de
todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No
cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? 11 Ahora, pues, he aquí la
mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún
tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando
alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. 12 Entonces el procónsul,
viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
13 Habiendo zarpado de Pafos,
Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de
ellos, volvió a Jerusalén.
14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo* y se sentaron. 15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. 16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo. Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd: 17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella. 18 Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto; 19 y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio. 20 Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio Jueces hasta el profeta Samuel.
21 Luego pidieron rey, y Dios les
dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. 22
Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio
diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien
hará todo lo que yo quiero.
23 De la descendencia de éste, y
conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. 24 Antes de
su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de
Israel.
25 Mas cuando Juan terminaba su
carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí
uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies.
26 Varones hermanos, hijos del
linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la
palabra de esta salvación. 27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus
gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen
todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. 28 Y sin hallar en él
causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase.
29 Y habiendo cumplido todas las
cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el
sepulcro. 30 Mas Dios le levantó de los muertos.
31 Y él se apareció durante
muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén,
los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. 32 Y nosotros también os
anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 33 la cual
Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como
está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado
hoy.
34 Y en cuanto a que le levantó
de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las
misericordias fieles de David. 35 Por eso dice también en otro salmo: No
permitirás que tu Santo vea corrupción.
36 Porque a la verdad David,
habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y
fue reunido con sus padres, y vio corrupción. 37 Mas aquel a quien Dios
levantó, no vio corrupción. 38 Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por
medio de él se os anuncia perdón de pecados,
39 y que de todo aquello de que
por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo
aquel que cree.
40 Mirad, pues, que no venga
sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: 41 Mirad, oh menospreciadores,
y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que
no creeréis, si alguien os la contare.
42 Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo* les hablasen de estas cosas. 43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.
44 El siguiente día de reposo* se juntó casi toda la ciudad para oír
la palabra de Dios.
45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y
rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo,
dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la
palabra de Dios; mas puesto que la
desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos
a los gentiles. 47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto
para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de
la tierra.
48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. 50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. 51 Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. (Hechos 13).
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/07/enlace-sobre-los-evangelios-de-mateo.html
1. La iglesia... en Antioquía. Cf. cap. 11:26.
A partir del
cap. 13, el centro geográfico del relato se traslada de Jerusalén a Antioquía,
como se anticipó (cap. 11:19-30).
Fue desde Antioquía que Pablo, como apóstol a los
gentiles, emprendió sus tres grandes giras misioneras.
El registro de estos tres viajes ocupa la mayor parte de los capítulos restantes del libro de Hechos; por lo tanto, es apropiado que el punto central del relato se traslade a Antioquía. Allí, por primera vez, muchos gentiles habían entrado en la iglesia. Ver pp. 30-31; com. cap. 11:19-20, 26.
Profetas y maestros. Esta es la primera vez que se
mencionan en la administración de la iglesia personas que poseían dones
espirituales específicos. No se da ninguna indicación concreta en cuanto a la
organización formal de la iglesia de Antioquía, aunque sin duda existía. En
todo caso, es claro que hombres dotados del Espíritu trabajaban en forma
activa. Ver pp. 28, 39-41.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/07/la-iglesia-cristiana-primitiva-19-73.html
En el NT se habla de tales
hombres como si constituyeran un grupo reconocido, aunque no aparecen
organizados oficialmente. Se reconocía a una persona como miembro de este
grupo, no sólo porque era espiritual o piadosa (Gál. 6:1), sino porque
demostraba que poseía un don del Espíritu Santo en acción. Más tarde, en la
literatura cristiana del siglo II, estas personas aparecen como pneumatikói,
"espirituales".
Finalmente desaparecieron,
injustamente desacreditadas por la aparición de "falsos profetas" (1
Juan 4:1) y por la presión de los dirigentes elegidos, los ancianos u obispos
(ver pp. 28,39). Una presentación más detallada de los dones del Espíritu,
aparece en com. 1 Cor. 12.
Las diferentes relaciones y
actividades de las personas que aquí se mencionan, indican que en la iglesia de
Antioquía había un grupo cosmopolita de dirigentes. Bernabé era chipriota; Lucio, cirenio;
Manaén, parece que era un aristócrata palestino; y Saulo, un rabino de Tarso de
Cilicia.
Bernabé. Ver com. cap. 4:36; cf. cap. 9:27; 11:22.
Simón. Simón es nombre judío. Niger es un adjetivo latino
que significa "negro", y puede haberse referido a su tez oscura. Los
judíos, además de su nombre propio, a menudo tenían otro de origen gentil, como
se ve en los casos de Juan Marcos, Simón Pedro, José Bernabé y Saulo
"también llamado Pablo" (ver com. vers. 9). Es posible que a Simón se
le hubiera dado este segundo nombre para distinguirlo de otras personas que se
llamaban del mismo modo.
Lucio de Cirene. El hecho de que Lucio fuera de
Cirene, sugiere que podría haber sido uno de los judíos que abundaban en esa
provincia, y quizá uno de los "varones de Chipre y de Cirene" (cap.
11:20) que habían estado entre los primeros en evangelizar a los gentiles de
Antioquía. Posiblemente sea el mismo
Lucio que aparece en Rom. 16:21.
Algunos autores, basándose que en
Cirene había una famosa escuela de medicina y en la evidencia de las
inscripciones que indica que el nombre Lucio se usaba como un sinónimo de
Lucas, han identificado a este hombre con Lucas, el médico, autor de los
Hechos. Sin embargo, tal identificación podría aceptarse con extrema cautela,
ya que el nombre Lucio era muy común entre los romanos, y bien pudo llamarse
así más de uno de los cristianos destacados.
Manaén. Forma griega del nombre hebreo Menahem.
Se había criado... con. Gr. súntrofos, palabra que podría
indicar que Manaén era hermano adoptivo de Herodes, quizá para significar que
la madre de Manaén amamantó a Herodes, o que fue criado con él, o,
sencillamente, que de algún modo se relacionó con la corte de Herodes. "Herodes
el tetrarca" debe ser Herodes Antipas (Mat. 14:1; Luc. 3:19; 23:7-12; ver
t. V, pp. 65-66), a quien Jesús una vez llamó "aquella zorra" (Luc.
13:32). Josefo (Antigüedades xv. 10.5) menciona a un esenio llamado Menahem o
Manaén, que predijo que Herodes el Grande sería rey.
En el Talmud aparece un Menahem que
se supone estuvo al servicio de Herodes el Grande (Jagigah 16b). Todo esto
parece sugerir que Manaén era un nombre predilecto de quienes mantenían buenas
relaciones con la casa de Herodes. Herodes Antipas y su hermano Arquelao se
educaron en Roma, y es posible que Manaén, quien aquí aparece en Antioquía, pudiera
haberlos acompañado allí. No se sabe cómo ni cuándo llegó a creer en Jesús como
Cristo. Su actividad como maestro cristiano en Antioquía presenta un notable
contraste con la carrera de Herodes Antipas, el rey que mató a Juan el
Bautista, se burló de Jesús, y algunos años antes del momento de este relato
fue desterrado en forma vergonzosa a las Galias.
Saulo. Saulo de Tarso se encuentra "entre los
profetas" con resultados mucho mejores que el rey Saúl, mil años antes (1
Sam. 10:11-12). El nombre de Saulo es el último de la lista. La construcción de
este pasaje en griego podría sugerir, aunque no necesariamente, que los
primeros tres que se mencionan eran profetas, y los dos últimos, maestros. Es
posible que todavía no se hubiera manifestado en Saulo el don profético.
2. Ministrando. Gr. leitourgéÇ,
"ministrar", "servir", palabra griega para describir el
servicio prestado por un funcionario del Estado y tanto en la LXX como en el NT,
para referirse al ministerio de los sacerdotes y levitas en el santuario (Núm.
18:2; Heb. 10:11). Pablo la empleó en forma figurada para describir su
ministerio a los gentiles, comparándose con un sacerdote que presentaba a los
gentiles como ofrenda a Dios (Rom. 15:16).
Al Señor. El ministerio de los profetas y maestros de
Antioquía -su obra de oración, exhortación y enseñanza-, estaba dedicado a Dios
(cf. Rom. 14:18; Col. 3:24).
Ayunando. Fue un solemne acto de devoción de los varones de
Antioquía cuando hicieron frente a la obra que les esperaba. Se ha dicho con
razón que un estómago lleno no estudia con diligencia ni ora con fervor. Ver
com. Mat. 4:2-3
Dijo el Espíritu Santo. Sin
duda el Espíritu Santo expresó su voluntad por medio de los labios de los
profetas, como en el cap. 20:23.
Apartadme. En el griego la partícula d' sigue a este verbo,
para indicar que se trata de una orden precisa que debe cumplirse inmediatamente.
Bernabé y Saulo debían ser apartados para una nueva obra.
A Bernabé y a Saulo. Con referencia al compañerismo
que ya existía entre Saulo y Bernabé, ver cap. 9:27; 11:25-26. Saulo fue
designado desde el comienzo como "instrumento escogido" (cap. 9:15),
pues Dios lo había destinado a prestar grandes servicios misioneros.
Debido a su previa amistad era
lógico que Bernabé fuera elegido como colaborador de Saulo. Los dos habían
estado hasta este momento entre los profetas y maestros de la iglesia; pero
ahora, bajo la autorización de una orden inspirada, serían enviados en una
misión diferente, y fueron consagrados para la obra del apostolado entre los
gentiles.
Para la obra. La orden básica provenía del Espíritu Santo, por lo
cual es de suponerse que sería él quien dirigiría en términos generales a los
apóstoles en la trayectoria de su primer viaje misionero. No hay indicación
alguna de que la iglesia fue la que estudió los planes para este viaje
misionero.
3. Habiendo ayunado y orado. La repetición de estas palabras,
sugieren que el ayuno (vers. 2) continuaba. La orden que se acababa de dar
demandaba una vida espiritual ferviente, de la cual el ayuno era el comienzo,
ayuno que deberían practicar con frecuencia. Se deduce que el ayuno concluyó
con un solemne servicio de consagración.
Impusieron las manos. Ver com. cap. 6:6. Los apóstoles
habían puesto las manos sobre los siete. Así también los profetas y los
maestros de la iglesia de Antioquía reconocieron la divina comisión confiada a
Saulo y a Bernabé, e imploraron para ellos la bendición divina.
4. Enviados. Aquí comienza el primer viaje misionero de Saulo
(Pablo); Pablo y Bernabé fueron enviados bajo la dirección directa del Espíritu Santo,
evidentemente con instrucciones específicas procedentes de esa fuente divina.
Ver p. 31.
¿CÓMO SE SOSTENDRÍAN ESOS MISIONEROS? No hay explicación alguna de que recibirían sueldo,
ni de que se les hubiera dado dinero. Es probable que Pablo, como lo hizo más
tarde (cap. 18:3-4), trabajara en su oficio durante la semana, y predicara en
las sinagogas el día sábado. Años después, escribiendo a los filipenses, Pablo
declaró que había recibido poco sostén financiero (Fil. 4: 15-18). Según
parece, la joven iglesia aún no había pensado que el diezmo, que siempre fue
entregado a los levitas, podía usarse correctamente para pagar los gastos de
los consagrados misioneros cristianos. Pero debe recordarse que aún no había
una organización de hombres dedicados sólo al ministerio.
A Seleucia. Esta ciudad que estaba cerca de la desembocadura
del río Orontes, y que distaba unos 25 km de Antioquía, era el puerto marítimo
de ésta. Llevaba el nombre de su fundador, Seleuco Nicator (m. 280 a.C.), el
general de Alejandro que estableció el imperio seléucida. Ver mapa frente a
p.33.
Navegaron a Chipre. Bajo la dirección del Espíritu,
los misioneros decidieron comenzar su tarea misionera en Chipre, probablemente
porque allí había nacido Bernabé. La población de la isla era mayormente
griega, y su diosa patrona era Venus o Afrodita. Su principal centro de culto
se encontraba en Pafos, ciudad conocida por el libertinaje de las sacerdotisas
prostitutas del templo de esa diosa.
Muchos comentadores creen que el
antiguo nombre de la isla fue Quitim (Gén. 10:4; Isa. 23:1,12; ver t. I, p.
285). En Chipre había minas de cobre, en latín cuprum, de donde deriva su nombre.
Situadas a corta distancia de la costa de Siria, habían atraído a muchos judíos
a Chipre.
Es probable que el Evangelio ya
hubiera sido predicado entre ellos por los primeros evangelistas cristianos
(cap. 11:19). También es probable que algunos chipriotas que se convirtieron el
día de Pentecostés hubieran llevado el mensaje cristiano a su patria cuando
regresaron.
5. Salamina. Situada en el extremo oriental de la isla, era el
puerto chipriota más cercano a Seleucia.
Anunciaban. Predicaron directamente de las Escrituras del AT,
proclamando el mensaje del Mesías crucificado y resucitado (cf. vers. 12).
Las sinagogas. El plural "sinagogas" sugiere que había
una numerosa población judía. Siguiendo su costumbre de predicar primero a los
judíos (vers. 46), es natural que los apóstoles comenzaran su obra en las
sinagogas. Los servicios de la sinagoga proporcionaban excelentes oportunidades
para que predicaran visitantes como Saulo y Bernabé (ver t. V, pp. 57-59).
Juan. Juan Marcos, "sobrino de Bernabé" (ver
com. Col. 4:10).
Ayudante. Gr. hup'rét's, "subordinado" de cualquier
clase (ver com. Hech. 5:22; Luc. 4:20). En el NT se emplea esta palabra para
referirse al funcionario que ejecuta la sentencia impuesta por un juez (Mat. 5:25),
al jazzan de la sinagoga (ver t. V, p. 58), y a los funcionarios bajo el mando
de los dirigentes judíos (Juan 7:32). Lucas emplea este término dos veces más
para designar a ministros del Evangelio (Luc. 1:2; Hech. 26:16). No se
mencionan los deberes específicos de Marcos, pero evidentemente era un ayudante
general en el ministerio de los dos apóstoles.
6. Toda la isla. Es probable que Pablo y Bernabé
hubieran enseñado en varios lugares a medida que cruzaban la isla.
Pafos. La ciudad de Pafos estaba en el extremo occidental
de la isla. Hubo una antigua ciudad de Pafos, famosa por su santuario dedicado
a Afrodita; pero en los días de Pablo se había construido una nueva ciudad a
unos 11 km al noroeste. En ella estaba la sede del gobernador romano de Chipre.
Pablo y Bernabé fueron a esa ciudad nueva.
Mago. Gr. mágos, palabra de origen persa,
empleada en un principio para designar a cierta clase de medos que desempeñaban
funciones sacerdotales en la religión de Ormuz. Estos magos eran personas dignas y respetables. Los
"magos" que vinieron a Belén a ver al niño Jesús eran de esta clase
de personas (ver com. Mat. 2:1).
Pero en el siglo V
a. C. el término ya se aplicaba también al "hechicero". El poeta
griego Sófocles hace que Edipo se burle de Teiresias llamándolo
"mago", una persona que practicaba magia (Edipo Rey 387).
En relación con
Simón, el mago de Samaria, Lucas emplea el verbo de la misma raíz (Hech. 8:9). Parece
que aquí usa el vocablo magos en un sentido general en relación con "falso
profeta", para indicar que Barjesús, aunque ocupaba un puesto de
influencia cerca del gobernador, no era digno de confianza.
Falso profeta. La decadencia en la práctica de la verdadera
revelación produce falsos profetas, quienes a su vez aceleran la decadencia.
Judío. Parece que entre los judíos no era raro que aparecieran personas que se dedicaban a la magia (Simón el mago, Hech. 8; los siete hijos de Esceva, 19:13-15; ver también un ejemplo en el Talmud Berakoth 59a). Trabajaban basándose en parte en el prestigio religioso de su raza; se jactaban además de que sus libros sagrados de encantamientos y hechizos los habían recibido de Salomón.
BarJesús. Este nombre aparece escrito de diferentes maneras
en los manuscritos griegos, sin embargo es evidente que se trata de un nombre
judío. Aunque no se sabe con seguridad la ortografía griega, no hay duda de que
el significado del nombre sea "hijo de Josué" (ver com. Mat. 1:1).
7. Procónsul. Gr. anthúpatos, equivalente al título romano "procónsul". Augusto dividió las provincias romanas en dos clases (27 a. C.). Las que necesitaban control militar estaban bajo el emperador como comandante de las legiones, y eran gobernadas por propretores y procuradores; las provincias más pacíficas eran regidas por el senado, y estaban gobernadas por procónsules.
Chipre había sido una provincia imperial (Estrabón, Geografía xiv. 6.6); pero más tarde fue asignada de nuevo al senado (Dión Casio, Historia romana iii. 12.7), y, por lo tanto, en los días de Pablo era gobernada por un procónsul. El que se hayan encontrado monedas de Chipre de los días de Claudio, y que den el título de procónsul a Cominio Procio, gobernador local, es otra demostración de que en la isla había un gobierno proconsular. Como en otros pasajes, Lucas tiene cuidado de usar los títulos correctos de los funcionarios que aparecen en su relato (ver com. Hech. 23:24; cf. com. Mal. 27:2; Luc. 2:2).
Sergio Paulo. Este nombre aparece en varios manuscritos e
inscripciones de la antigüedad, pero no puede afirmarse que alguno de ellos se
refiera al Sergio Paulo de este relato. En una inscripción latina del año 35 d.
C., en la cual aparece un grupo de hermanos Arval, sacerdotes guardianes del
río Tíber, figura el nombre L[ucius] Sergius Paullus. Aunque no es posible
identificarlo definidamente con el Sergio Paulo de Hechos, existe la
posibilidad de que hubiera sido sacerdote en Roma antes de ser enviado a
Chipre. Otra inscripción hallada en Soli, Chipre, dice que fue escrita en tiempos
de "Paulus, procónsul".
Algunos eruditos han querido
identificar a este procónsul con el Sergio Paulo de Hechos; pero su fecha no
concuerda con la del primer viaje misionero de Pablo. Probablemente se refiera
a un procónsul que gobernó varias décadas antes. Se ha pensado que Plinio el
Viejo, quien escribió alrededor del año 90 d. C., presentaba como principal
autoridad para algunos datos de su Historia natural a un tal Sergio Paulo; pero
al estudiar cuidadosamente los manuscritos se llega a la conclusión de que la
persona que allí se menciona es Sergius Plautus. Por lo tanto, fuera de lo
registrado por Lucas, nada se sabe con certeza acerca del Sergio Paulo de
Hechos.
Varón prudente. Este adjetivo destaca
inteligencia y discernimiento, como en Mat. 11:25; Luc. 10:21; 1 Cor. 1:19. La
presencia de Elimas junto a Sergio Paulo significa que el procónsul era un
hombre de mente inquisitiva. Esta característica la demostró, sin duda, cuando
deseó oír a Bernabé y a Saulo; y demostró su prudencia cuando reconoció la
superioridad del carácter de los misioneros. Es, pues, difícil que hubiera estado
bajo el dominio del mago.
8. Elimas. Se ha conjeturado mucho en cuanto al significado de
este nombre; pero los eruditos no han llegado a ninguna conclusión. Es posible
que sea una palabra semítica de la misma raíz de la palabra árabe que se
traduce como "hechicero" ('alim), en cuyo caso "Elimas" no
sería una traducción de "Bar jesús" sino una identificación de éste
como hechicero. Algunos piensan que este hechicero es el mismo que aparece en
Antigüedades xx. 7.2; pero éste se llama Simón nacido en Chipre.
El mago. Ver com. vers. 6.
Procurando apartar. El hechicero temía perder la
influencia que creía ejercer sobre el procónsul. Veía que su víctima estaba por
liberarse al dejar de creer en la hechicería para ejercer fe en el Evangelio. Elimas
estaba decidido a impedir ese cambio. Janes y Jambres también se opusieron a
Moisés (2 Tim. 3:8) en circunstancias muy similares y con el mismo afán
satánico.
Hasta este momento Sergio Paulo
no había aceptado la doctrina de Cristo, aunque es probable que él y Elimas
hubieran oído muchos informes acerca del mensaje de los apóstoles desde que
éstos llegaron a Salamina. El mago vio que se había despertado el interés del
procónsul, y quería desviar su atención para que no enviase a buscar a Bernabé
y a Saulo. Pero el procónsul estaba resuelto, e hizo que los apóstoles se
presentaran delante de él.
9. También es Pablo. Aquí se emplea por primera vez el
nombre por el cual se conoce mejor al apóstol de los gentiles. En la segunda
Nota Adicional del cap. 7 se presenta un estudio de los nombres Saulo y Pablo.
Lleno del Espíritu Santo. El tiempo del participio griego
que se emplea aquí sugiere que Pablo súbitamente fue henchido del Espíritu
Santo para que pudiera hacer frente a la crisis de ese momento. Así pudo
apreciar bien el carácter de Elimas. Sintió santa indignación y previó el
castigo divino que debía ser aplicado. El Espíritu evidentemente le reveló al
apóstol el castigo que caería sobre Elimas. Dios también le reveló a Pablo que
se cumpliría lo que estaba a punto de decir.
Fijando en él los ojos. Gr. atenízÇ, "mirar fijamente".
Se ha sugerido que una mirada tal era necesaria porque la vista de Pablo quedó
afectada por la deslumbrante luz que vio en el camino a Damasco; pero Lucas emplea
este verbo repetidas veces para referirse a la mirada fija de personas con
vista normal, que contemplaban con asombro o en forma escrutadora (Hech. 3:4;
Luc. 4:20; 22:56). Era necesario
observar a Elimas, porque estaba listo para cm picar cualquier medio posible a
fin de desacreditar a los apóstoles. Pablo lo miró con fijeza y lo reprendió
duramente.
10. De todo engaño y de toda maldad. La palabra
traducida como "maldad" sólo aparece aquí en el NT. Su sentido
primitivo es "facilidad de obrar", pero fuera del NT se la usa para
referirse a "maldad", "engaño". "falta de
escrúpulos". Pablo fue explícito y directo en su condenación a Elimas.
Lleno del Espíritu Santo, condenó al mago con dureza y con razón.
Muchos piensan que un cristiano
lleno del Espíritu debe mostrar sólo los frutos relativamente pasivos del
Espíritu, que son enumerados por Pablo en Gál. 5:22-23. Pero el Espíritu
también hace que sus mensajeros identifiquen y definan francamente el pecado y
lo condenen con palabras bien claras. Pablo, lleno del Espíritu, hizo esto en
el caso de Elimas.
Hijo del diablo. Ver com. Juan 8:44. El diablo es
el padre de la mentira, y Elimas, que se ocupaba de engañar, también merecía
este duro calificativo. Si el nombre Barjesús significa "hijo de
Josué" (nombre éste que significa "Jehová es salvación"; ver
com. vers. 6; com. Exo. 17:9), entonces la forma en que Pablo lo califica
establece un notable contraste.
Enemigo de toda justicia. Pablo se dio cuenta que el
procónsul tenía un ferviente deseo de conocer la verdad, y su ira se encendió
contra Elimas por estar estorbando ese deseo.
Trastornar los caminos rectos. La influencia de Elimas impedía y
torcía el camino de Dios; las sendas rectas de Dios las estaba convirtiendo en
las veredas torcidas de la astucia humana. Era algo completamente opuesto a lo
que describió Isaías (cap. 40:4) como la verdadera preparación del camino del
Señor, que consiste en enderezar lo torcido.
11. La mano del Señor. Ver com. Hech. 11:21; cf. Exo.
9:3; Juec. 2:15. Es probable que Sergio Paulo hubiera estado preguntando a
Elimas en cuanto a la fe Judía; pero en vez de enseñarle al procónsul a conocer
a Dios, lo había extraviado con sus engaños. La mano del Señor, cuyos caminos
Elimas había pervertido, estaba a punto de caer sobre él.
Serás ciego. Era un castigo muy apropiado, pues Elimas había
luchado contra la luz de la verdad. Su castigo presenta un agudo contraste con
la experiencia previa del apóstol. Pablo había quedado ciego físicamente, pero
interiormente había sido dominado por la luz del cielo (ver com. cap. 9:9). Elimas,
ciego y a oscuras por un tiempo, podría también recibir la Luz que alumbra a
todos los hombres (Juan 1:9).
Por algún tiempo. La ceguera, sólo transitoria,
significa que no era apenas un castigo, sino que también debía servir como
remedio. El castigo de Elimas fue menor que el de Ananías y Safira, porque la
conducta de éstos, si continuaba, habría arruinado a la iglesia. El pecado de
Ananías y Safira fue cometido contra una luz mayor que la que había recibido el
mago de Chipre.
Oscuridad y tinieblas. En el texto griego la primera palabra indica una oscuridad menor que la siguiente, por eso algunos han sugerido que se trata de una progresión: que la vista de Elimas se fue oscureciendo poco a poco. Pero también se puede entender como un paralelismo, para destacar la idea de oscuridad o de tinieblas.
La palabra que se traduce
como "oscuridad" se emplea en la literatura médica para referirse a
oscurecimiento de la vista, lo cual ha hecho pensar que Lucas empleó esta
palabra como médico (ver Col. 4:14; cf. com. Hech. 9:18).
Quien le condujese. Elimas había utilizado en forma
egoísta y engañosa el conocimiento que tenía, para extraviar a otros, para su
propia ventaja. Ahora debía buscar a otros para que lo guiasen; pero caminó a
tientas porque un hombre como él no querría demostrar hasta qué punto se habían
cumplido las palabras del apóstol contra él.
12. El procónsul. El procónsul vio el milagro, y
escuchó las palabras que Pablo había pronunciado. Creyó que los apóstoles
habían demostrado un poder mayor, y aceptó su mensaje, que evidentemente era
muy superior al que Elimas le había estado enseñando.
Maravillado. "Pasmado". Se emplea la misma palabra que
en Mat. 7:28, para describir la emoción de quienes escuchaban felices el
Evangelio.
La doctrina del Señor. Es decir, la enseñanza acerca de
Jesucristo.
13. Pablo y sus compañeros. Literalmente "los que
rodeaban a Pablo". A partir de este momento Pablo es reconocido como el
líder de la misión, y el apóstol a los gentiles se convierte en la figura
central de casi todas las escenas del libro de los Hechos.
Perge de Panfilia. Panfilia era una pequeña región en la parte central de la costa sur del Asia Menor. En el año 43 d. C., poco antes de la visita de Pablo, fue unida con Licia, su vecina occidental, para formar una provincia imperial. Perge era la ciudad principal, y estaba ubicada a unos 12 km del mar, a orillas del río Cestro. Lucas no registra que en esa ocasión se hiciera alguna obra evangelística en Perge, quizá porque allí no había sinagogas. Posiblemente la aflicción por causa de la partida de Juan Marcos hubiera hecho que Pablo y Bernabé siguieran su viaje. Pero a su regreso predicaron en Perge (cap. 14:25).
Juan... volvió. Es decir, Juan Marcos (ver com.
vers. 5). No se dice cuál fue la razón por la cual Juan Marcos se fue.
Probablemente temía los peligros y las dificultades que se presentarían en el
interior de Asia Menor.
Es probable que Juan Marcos sea
el que escribió el segundo Evangelio. Más tarde se convirtió en un ferviente
obrero de Cristo. Pablo habló más tarde con afecto acerca de él (Col. 4:10), y
deseó verlo durante su último encarcelamiento (2 Tim. 4:11). Si Lucas sabía la
razón por la cual Juan Marcos se fue, es posible que el respeto por el éxito de
sus labores posteriores hubiera hecho que desistiera de mencionarla.
14. Pasando de Perge. O "pasando por Perge". La ruta de Pablo y de Bernabé llevaba al norte, a la provincia de Galacia, quizá a lo largo de uno de los brazos del río Cestro. Para llegar a Antioquía cruzaron toda Panfilia y la parte sudoccidental de Galacia.
Antioquía. Pisidia era nada más que una región en los días de
Pablo; se convirtió en provincia sólo a fines del siglo III d. C. Esta
Antioquía no estaba en Pisidia, sino cerca, en la región de Frigia. En el año
39 a. C. había sido conquistada por el rey de Pisidia, y desde entonces fue
conocida como Antioquía de Pisidia para distinguirla de otras ciudades del
mismo nombre. En los tiempos del NT formaba parte de la provincia de Galacia.
Antioquía era una de las muchas
ciudades construidas por Seleuco Nicator (m. c. 280 a. C.), quien le puso el
nombre en honor de su padre Antíoco. La ciudad estaba en las estribaciones
inferiores de los montes Tauro, a una altura de algo más de 1.000 m sobre el nivel
del mar. En el tiempo de Augusto se había concedido a sus habitantes una forma de
ciudadanía romana. Es probable que en Antioquía hubiera una población judía
considerable, lo que aparentemente había hecho que los gentiles se interesaran
en el judaísmo (vers. 42).
En este viaje Pablo y sus
compañeros quizá estuvieron expuestos a "peligros de ladrones", de
los cuales habla en 2 Cor. 11:26. Pisidia, por donde debían cruzar para llegar
a Antioquía, era un territorio montañoso. Estrabón (m. c. 24 d. C.) escribió:
"la gente de Panfilia no se abstiene totalmente de la piratería"
(Geografia xii. 7.2).
La sinagoga. Aunque Pablo era el apóstol de los gentiles,
siempre iba primero a las sinagogas (ver com. cap. 13:5,14), donde con
frecuencia se le brindaba la oportunidad de hablar a los visitantes (ver t. V,
pp. 57-59). La organización de la sinagoga excluía todo tipo de ceremonia
sacerdotal y la predicación de los laicos era habitual para los que estuvieran
preparados para efectuarla. Ni los ancianos ni los escribas de la sinagoga
tenían que ser de la tribu de Leví, lo que era necesario para ser sacerdotes en
el templo.
Un día de reposo. Pablo, como su Señor (Luc. 4:16),
tenía la costumbre de asistir a los servicios de la sinagoga en día sábado
(Hech. 13:42-44; 17:2; 18:4; cf. cap. 16:13). Es evidente que en esto el
apóstol Pablo tenía un doble propósito: deseaba tener un contacto espiritual eficaz
con los judíos (ver com. "sinagoga"), y guardar el día sábado
"conforme al mandamiento" (Luc. 23:56).
15. La lectura de la ley. Respecto a la lectura de la ley
y de los profetas en los servicios de la sinagoga, ver t. V, p. 59. Estas
lecturas eran a menudo la base del sermón que seguía. Aunque no es posible
asegurar cuáles fueron las lecturas de este sábado en particular, es
interesante notar que en los vers. 17 y 18 se encuentran ciertas palabras claves
que también están en Isa. 1:2 y Deut. 1:31, pasajes que todavía se leen juntos
el sábado en el servicio de la sinagoga (ver com. Hech. 13:17-18).
Esto parece sugerir que estos dos pasajes, en los cuales se encuentran temas parecidos, también pudieron haberse leído juntos en los tiempos de Pablo.
Sin embargo, como no hay ninguna
evidencia de que en el momento de ocurrir lo que aquí se relata existiera ya un
ciclo fijo para las lecturas sabáticas (ver Nota Adicional de Luc. 4), es
dudoso cualquier intento de determinar el tiempo del año citando Pablo estuvo
en Antioquía, basándose en la fecha en la cual estos pasajes se leían juntos.
Los principales de la sinagoga. Gr. arjisunágÇgos, término empleado por paganos y también por los judíos. En Tracia se descubrió una inscripción pagana en la cual se aplica este título al presidente de una asociación de peluqueros. En los círculos judíos, esta designación correspondía con la frase hebrea ro´sh hakkenéseth, "cabeza de la asamblea", funcionario que era uno de los principales dirigentes de la comunidad judía. Su principal deber, como se refleja aquí, era hacer los arreglos necesarios para la celebración de los cultos en la sinagoga. Escogía a los que habían de ofrecer las oraciones, leer las Escrituras y presentar el sermón (ver t. V, p. 58).
La práctica común parece haber
sido tener sólo uno de estos funcionarios en cada congregación; sin embargo, en
este pasaje se insinúa que en algunos casos había un grupo de dichos
funcionarios para dirigir los asuntos de la sinagoga. "Los principales de
la sinagoga" sin duda vieron a Pablo y a Bernabé en la congregación, y
quizá al enterarse de que Pablo tenía preparación rabínica, invitaron al apóstol
a hablar, ya que era parte de sus deberes oficiales el extender tales
invitaciones.
Varones hermanos. Era una forma cortés de dirigirse
al público. Cf. cap. 1:16; 2:37.
Exhortación. Esta palabra también equivale a
"consolación". Bernabé era llamado "hijo de consolación" [o
de "exhortación", BJ] (ver com. cap. 4:36). Se usa aquí la misma
palabra.
16. Señal de silencio con la mano. Ver Hech. 12:17.
Varones israelitas. Cuando se toma en cuenta el
público, el contenido y el propósito, no es de sorprenderse que este discurso
de Pablo en Antioquía, el de Pedro en Pentecostés y la defensa de Esteban, sean
similares. Pablo había oído la defensa de Esteban, y sus visiones en Damasco
(cap. 9:3-7) y en Jerusalén (cap. 22:17-21), habían confirmado las verdades que
Esteban había pronunciado. Pablo habla ahora con confianza acerca de la verdad
de la resurrección.
Los que teméis a Dios. Entre el público que escuchaba a
Pablo parecen haber estado presentes gentiles, o por lo menos prosélitos (ver
com. cap. 10:2; cf. cap. 13:42).
17. El Dios de este pueblo. Pablo comenzó su discurso en una
forma muy similar a la de Esteban. El enfoque judío de la religión era más bien
histórico que teológico. Por eso Pablo comienza con no resumen de los
principales hechos de la historia de Israel, tema que los judíos nunca se
cansaban de escuchar. Este enfoque también demostraba que los apóstoles
reconocían que los hebreos eran el pueblo escogido de Dios.
Enalteció. Gr. hupsóÇ, "enaltecer",
"exaltar", "engrandecer". Este mismo verbo aparece en la
LXX en Isa. 1:2. En este caso posiblemente fuera no eco de la haftarah, la
porción que se leía de los profetas y que quizá acababa de ser escuchada (ver
com. Hech. 13:15; cf. com. vers. 18).
Con brazo levantado. Es decir, con demostración de poder.
18. Cuarenta años. El tiempo que transcurrió desde
que los hebreos salieron de Egipto hasta que llegaron a Canaán (Exo. 16:35;
Núm. 14:33-34; Deut. 8:2-4).
Los soportó. Aunque la evidencia textual sugiere (cf. p. 10) el
texto "los soportó", muchos MSS dicen "los cuidó". La
diferencia en el griego entre los dos verbos es mínima. La misma variante
aparece en los MSS de la LXX en Deut. 1:31, donde el hebreo dice "los
llevó". Es posible que Pablo se estuviera refiriendo más bien al cuidado
que tuvo Dios para con Israel y no a la paciencia divina.
La aparente relación entre este
versículo y Deut. 1:31 puede no ser una coincidencia, puesto que este pasaje
pudo haber estado en la parte de la ley (parashah) que se había leído antes de
que Pablo comenzara a hablar (ver t. V, p. 59; com. Hech. 13:15; cf. com. vers.
17).
19. Siete naciones. En Deut. 7:1 se enumeran las
siete naciones que Israel debería desplazar o destruir: los heteos (hititas),
los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los
jebuseos.
20. Cuatrocientos cincuenta años. La evidencia
textual sugiere (cf. p. 10) el texto: "Les dio su tierra como heredad como
cuatrocientos cincuenta años. Y después les dio Jueces hasta Samuel el
profeta". Con referencia a la importancia de este pasaje para la
reconstrucción de la cronología hebrea, ver t. I, p. 203.
Jueces. El primer plan de Dios para el gobierno de su
pueblo en Canaán fue el de Jueces itinerantes. Cuando los israelitas se
rebelaron contra ese plan divino fue que Dios les dio un rey como "todas
las naciones" (1 Sam. 8:5-9).
21. Pidieron rey. Los antepasados de los oyentes
judíos de Pablo rechazaron a Dios cuando hicieron esto (1 Sam. 8:7). El apóstol
pronto les diría (Hech. 13:23-28) que sus compatriotas también habían rechazado
a Jesús como el Mesías. La expectativa de un Mesías rey, a quien los judíos de
los días de Pablo esperaban en vano, los había hecho cometer un pecado similar
al de sus antepasados.
Saúl. Pablo, el que les hablaba, también se llamaba Saúl (Saulo), y era de la tribu de Benjamín (cf. Fil. 3:5).
Cuarenta años. En el AT no se da la duración del reinado de Saúl,
pero Isboset, hijo menor de Saúl (ver com. 1 Crón. 8:33), tenía 40 años cuando
murió Saúl (2 Sam. 2:10), y éste era joven cuando lo eligieron rey (1 Sam. 9:2).
Josefo (Antigüedades vi. 14.9) dice que Saúl reinó 18 años antes de la muerte
de Samuel y 22 años después de ese momento, lo que concordaría con la
afirmación de Pablo. Ver com. 1 Sam. 13:1.
22. He hallado a David. Aquí Pablo hace una cita
compuesta, al estilo rabínico, de Sal. 89:20 y 1 Sam. 13:14.
Conforme a mi corazón. Ver 1 Sam. 13:14. David fue ungido rey porque era un varón conforme al corazón de Dios. El propósito de su corazón era servir a Dios (Sal. 57:7; 108:1), y cuando pecó, se arrepintió sincera y humildemente (Sal. 32:5-7; 51:1-17).
"El carácter se da a
conocer, no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecutan, sino
por la tendencia de las palabras y de los actos en la vida diaria" (CC
58).
Hará todo lo que yo quiero. Esta frase recuerda lo que se
dice de Ciro en Isa. 44:28. Aquí se presenta el requisito básico para ser
aceptado por Dios como siervo útil (cf.
Luc. 22:42; Juan 14:15; Heb. 10:9). El que entre en el reino de los
cielos no será el que haga grandes obras, sino el que cumpla la voluntad del
Padre celestial (Mat. 7:21-23).
23. Conforme a la promesa. Una referencia general a las
promesas mesiánicas, y quizá más específicamente a pasajes como 2 Sam. 22:51;
Sal. 132:11; cf. Hech. 2:30.
Levantó. La evidencia textual (cf. p. 10) favorece el texto
"trajo" o "condujo", es decir, "suscitó", y no
"levantó", con el sentido de "resucitó".
Jesús por Salvador a Israel. El nombre Jesús significa "Jehová es salvación" (ver com. Mat. 1:1). De este modo Pablo podía presentarlo en forma muy apropiada como Salvador.
Es probable que el nombre de
Jesús no fuera enteramente desconocido, aun en las distantes regiones de
Pisidia. Cualquier judío que hubiera ido a una fiesta en Jerusalén en años
recientes habría oído acerca de Jesús. Por la forma de hablar, Pablo parece
haber supuesto que sus oyentes tenían por lo menos un conocimiento vago de
Jesús, y ofreció darles una mayor instrucción.
24. Bautismo de arrepentimiento. Ver Mat. 3:1-12.
El mensaje de
Juan era esencialmente una exhortación al arrepentimiento, como preparación
para la venida del Mesías; por lo tanto, su bautismo significaba arrepentimiento
y perdón del pecado (Luc. 3:3). En cuanto a la distinción entre el bautismo de
Juan y el conocimiento espiritual de los que eran bautizados por él, en
comparación con el bautismo en el nombre de Jesús, ver Hech. 19:1-7.
25. ¿Quién pensáis? La evidencia textual establece
(cf. p. 10) el texto "¿qué pensáis que soy?" Esta pregunta no se
encuentra en los Evangelios. Las palabras de Juan aparecen en Mat. 3:11; Mat.
1:7; Luc. 13:16; Juan 1:20-21, 27.
26. Varones hermanos. Ver com. vers. 15.
Linaje de Abraham. "Raza de Abraham" (BJ)
Los que... teméis a Dios. Ver com. vers. 16.
A vosotros. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto
"a nosotros". Esto concordaría con la frase "Dios... escogió a
nuestros padres" (vers. 17). Es evidente que en todo este discurso Pablo
procuró no herir la sensibilidad religiosa de los judíos. Siempre que podía
hacerlo con honestidad, se colocaba en el mismo lugar de sus oyentes.
Esta salvación. En relación con el vers. 23, el
adjetivo demostrativo hace claro que la salvación que Pablo predicaba estaba
basada sobre la obra de Jesucristo y se obtenía mediante la unión con él.
27. No conociendo a Jesús. Ver cap. 3:17. Pablo da a
entender que ahora estaba predicando a los gentiles y a los judíos de la
dispersión, porque el ofrecimiento de salvación había sido rechazado por
quienes normalmente deberían haberla aceptado, y que de haberlo hecho así se
habrían convertido en testigos para los que estaban "lejos" (Efe. 2:17)
tanto geográfica como espiritualmente.
Se leen todos los días de reposo. Ver com. vers.
15. Pablo recurrió a las lecturas que se hacían cada sábado en la sinagoga para
que testificaran del Mesías sufriente, quien no era otro que Jesús. El
pensamiento de un Mesías tal se oponía diametralmente al concepto de un Mesías
rey, lo cual impedía a los judíos a aceptar el Evangelio.
Las cumplieron. Pablo usa las Escrituras hebreas
para convencer a los judíos de que habían pecado al crucificar a Cristo. Afirma
que los judíos mismos habían hecho cumplir las profecías mesiánicas. Cf. com. Luc. 24:26-27,32.
28. Causa digna de muerte. El sanedrín había condenado a
Jesús por el supuesto delito de blasfemia (Mat. 26:65-66); pero no pudo
presentar pruebas concluyentes para fundamentar la acusación (vers. 59-60). Cuando
vinieron delante de Pilato, vacilaron en presentar esa acusación y se
conformaron con decir, en términos generales, que lo habían condenado como
malhechor (Juan 18:30).
Después, en presencia del
vacilante Pilato, añadieron que según su ley debía morir porque se había hecho
Hijo de Dios (Juan 19:7), y que, además, al hacerse rey había actuado contra el
emperador (Juan 19:12). Sin embargo, Pilato dijo que no había hallado en él
"ningún delito digno de muerte" (Luc. 23:22). Cristo "no hizo
pecado" (1Ped. 2:22).
29. Habiendo cumplido todas las cosas. Jesús había
cumplido todas las profecías que anticipaban el cruel tratamiento que sufriría
y las demás circunstancias que rodearían su muerte.
Quitándolo. Pablo parece estar diciendo, en este contexto, que los mismos hombres que habían condenado a Jesús también lo bajaron del madero. En realidad, quienes lo bajaron y sepultaron fueron José de Arimatea y Nicodemo, dos destacados judíos, los cuales no estuvieron implicados en la condenación de Jesús (Luc. 23:50-51; cf. Juan 19:39). De una u otra manera es claro que los dirigentes judíos sí habían expresado el deseo de que el cuerpo de Jesús fuera quitado de la cruz Juan 19:31). En vista de todo esto puede entenderse que en este breve resumen Pablo estaba presentando generalizaciones. Madero. Ver com. cap. 5:30.
30. Dios le levantó. Ver com. Hech. 2:32; cf. com.
Juan 5:26; 10:17-18. Pablo presentó la resurrección de Jesús como una prueba de
que Dios había cumplido la promesa que le había hecho a Abrahán y a David, en
cuanto a la "simiente" en quien serían benditas todas las naciones de
la tierra (Gén. 12:1-3). En otro pasaje Pablo dice que Jesús "fue
declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la
resurrección de entre los muertos" (Rom. 1:4). Como en todas las
presentaciones de los apóstoles en los primeros días de la joven iglesia, el
tema de la resurrección era -y es- necesario en la presentación del argumento
evangélico. La resurrección era la prueba de que Jesús era el Mesías.
31. Muchos días. Pablo habla como quien ha conversado con los testigos y se ha convencido de que su testimonio es verídico. Lo que dice en este pasaje aparece más extensamente en 1 Cor. 15:3-8. Ver Nota Adicional de Mat. 28.
De Galilea a Jerusalén. Los apóstoles y la mayor parte de
los seguidores de Jesús eran de Galilea. Por eso aun antes de la crucifixión el
pueblo llamó a sus seguidores "galileos" (Mar. 14:70). Pablo confirma
este antecedente galileo a pesar del desprecio oficial y popular por los que
eran de Galilea (Juan 7:52; cf. cap. 1:46).
Ahora son sus testigos. Pablo no ha mencionado la
ascensión de Jesús; pero dice tácitamente que Jesús ya no estaba en la tierra
para ser visto de los hombres. Se destaca, por lo tanto, el testimonio
presentado por los que habían estado con Cristo durante su vida terrenal. Según
parece, en esta ocasión Pablo no dijo que él había visto a su Señor resucitado
(cf. 1 Cor. 15:8).
El pueblo. Es decir, los judíos, a quienes los apóstoles aún
predicaban preferentemente el Evangelio (cap. 26:17,23).
32. Os anunciamos el evangelio. Gr. euaggelízomai,
"proclamar buenas nuevas", es decir, "proclamar el evangelio"
(ver com. cap. 5:42). Pablo afirma que los doce eran testigos de Jesús, pero que
él y Bernabé eran sus evangelistas, los portadores de las buenas nuevas.
Promesa. La promesa de la profecía se convierte en las
"buenas nuevas" del Evangelio. La promesa y el Evangelio son una sola
cosa.
33. Ha cumplido. Gr. ekpléróÇ,
"cumplir", "completar".
Resucitando a Jesús. Estas palabras parecen referirse
naturalmente a la resurrección de Jesús; pero entonces surge un problema en
cuanto a la aplicación de la cita del Sal. 2 que se da a continuación (ver com.
"hoy"). Por lo tanto, muchos comentadores entienden que con ellas no
se alude a la resurrección de Jesús, sino a la forma en que Dios hizo que
Cristo viniera a este mundo. Por eso les dan el sentido que tienen en los cap.
3:22; 7:37. Ver com. Deut. 18:15.
Salmo segundo. La cita es de Sal. 2:7. La evidencia textual sugiere (cf. p. 10) el texto "segundo"; sin embargo, hay varios manuscritos que dicen "primero". Debe señalarse que en los tiempos antiguos muchas veces se contaban como uno los Salmos 1 y 2, por lo cual este pasaje se habría encontrado en el "salmo primero".
Mi hijo. Ver com. Luc. 1:35.
Hoy. La cita de Sal. 2:7 se ha entendido de diversas
maneras dentro del contexto de este pasaje. Algunos intérpretes consideran que
se refiere directamente a la resurrección de Jesús; para otros, el Sal. 2 fue
en su contexto histórico original un canto de triunfo escrito para celebrar la
victoria de un rey de Israel.
La victoria de ese día había probado que el rey era un "hijo" escogido de Dios, y el día mismo fue señalado como día de un nuevo engendramiento o manifestación de que era hijo.
Pablo
aplica por inspiración las palabras de este salmo a Cristo como el Rey de
Israel y como Hijo de Dios en un sentido especial, y a su resurrección (cf.
com. Deut. 18:15). Los creyentes
cristianos hicieron de la resurrección el fundamento de su creencia de que
Cristo era el Hijo. Cristo fue "el primogénito de los muertos" (Apoc.
1:5), y se entiende que la resurrección le confirmó el título de "Hijo de
Dios" Ver com. Luc. 1:35.
Otra interpretación de este
pasaje afirma que la "promesa" (Hech. 13:32) se refiere en su sentido
amplio a todas las promesas del AT que hablan de Cristo como Salvador, de las
cuales la resurrección fue el cumplimiento culminante. Según esta posición, la
cita de Sal. 2:7 no se refiere directamente a la resurrección, sino a toda la
vida de Jesús, que culminó con su resurrección. Tal posición sitúa esta cita
dentro de un contexto similar al que se encuentra en Heb. 1:5.
Otra interpretación diferente surge de entender que las palabras "resucitando a Jesús" (ver com. "resucitando a Jesús") no tratan de la resurrección sino de la encarnación.
La cita de Sal. 2:7 se referiría entonces claramente también a la encarnación,
y estaría dentro del mismo contexto de Heb. 1:5. En Hech. 13:34 se habla
específicamente de la resurrección.
34. En cuanto a que le levantó. Pablo se refiere directamente
ahora a la resurrección, lo que podría indicar que en el versículo anterior aún
no la había considerado en forma tan específica (ver com. vers. 33).
Corrupción. No como Lázaro, quien después de ser resucitado
tuvo que morir de nuevo. Aunque Cristo es para siempre "Jesucristo hombre"
(1 Tim. 2:5; cf. Heb. 2:9-18), también es eternamente ensalzado y glorificado
(1 Cor. 15:20-25; Fil. 2:9-11).
Misericordias fieles de David. Pablo cita aquí a Isa. 55:3. La
frase griega es idéntica a la de la LXX, que seguramente usaban los judíos de
Antioquía. La palabra griega que la RVR traduce como "misericordias
fieles" es el plural de hósios, que suele traducirse como
"santo", pero que como sustantivo plural se refiere a los decretos
divinos en contraste con los estatutos humanos. La palabra jésed, que aparece
en el hebreo en Isa. 55:3 es una palabra de significado muy amplio, traducida
perfectamente aquí como "misericordia fiel". Se refiere a la bondad
divina manifestada en diferentes formas (ver Nota Adicional de Sal. 36).
Entre las "misericordias
Fieles" prometidas a David estaba la promesa de un reino eterno (2 Sam. 7:16),
que se cumplió por medio de Cristo, el Hijo de David. Esta interpretación de
las "misericordias fieles de David" es confirmada por la parte de
Isa. 55:3 que no se cita: "Haré con vosotros pacto eterno, las misericordias
firmes a David". La victoria de Cristo, asegurada por la resurrección, fue
un cumplimiento de este pacto y un punto crucial en el establecimiento del
reino que se prometió a David.
35. Tu Santo. La cita es de Sal. 16:10. En el griego se relaciona esta cita con la anterior mediante la repetición de la palabra hósios, "santo" (ver com. vers. 34).
El argumento que Pablo presenta aquí es
muy similar al de Pedro en el día de Pentecostés (cap. 2:25-31). Expresa la
tesis básica de la predicación apostólica.
Vea corrupción. El hecho de que Cristo resucitó
corporalmente al tercer día significa que su cuerpo, en contraste con el cuerpo
de otros que mueren, no sufrió descomposición.
36. Habiendo servido a su propia generación. O "después
de haber servido en sus días a los designios de Dios, murió". (BJ). Se
sugiere un contraste entre el servicio limitado que uno puede prestar a sus
semejantes, no importa cuán grande o poderoso pueda ser, y el servicio
infinito, sin límites, de Jesús, Hijo del hombre, a toda la humanidad.
Según la voluntad de Dios. La BJ traduce: "Después de
haber servido en sus días a los designios de Dios, murió". También podría
unirse esta frase con el verbo siguiente. Por lo tanto, las tres
interpretaciones posibles serían: (1) David sirvió según la voluntad de Dios;
(2) David sirvió al propósito de Dios; (3) David murió según la voluntad de Dios
cuando hubo terminado la obra de su vida. La palabra "voluntad"
deriva del Gr. boul', "voluntad", "propósito",
"consejo".
Durmió. Pablo emplea aquí la acostumbrada terminología
bíblica para describir la muerte (Hech. 7:60; Juan 11:11-14; 1 Tes. 4:13-14). Los
paganos creían que el sueño de la muerte era, eterno, como lo indican numerosos
epitafios griegos y romanos.
37. A quien Dios levantó. Ver com. vers. 30.
No vio corrupción. Cf. vers. 35; cap. 2:27. En
contraste con el caso del reverenciado David, quien, a pesar de su elevada
jerarquía en la historia hebrea, continuaba muerto.
38. Sabed, pues. La culminación del sermón con una
aplicación directa al público era una característica de la predicación
apostólica (cap. 2:36; 7:51).
Varones hermanos. Ver com. vers. 15.
Se os anuncia. El tiempo presente destaca el hecho de que en ese
mismo momento se estaba anunciando el perdón.
Perdón de pecados. Este mensaje del perdón de los
pecados es la buena nueva del Evangelio, que produce regocijo en todos los
corazones abrumados por el pecado (1Juan 1:9). Esta fue la nota tónica de la predicación
de Pablo (Hech. 26:18), y también la de Pedro (cap. 2:38; 5:31; 10:43). Había
sido el tema de Juan el Bautista (Mar. 1:4) y el de Jesús (Mat. 9:2,6; Luc.
7:47-48; 24:47).
39. La ley de Moisés. Para
los oyentes de Pablo, la ley de Moisés era la Torah -toda la ley contenida en
el Pentateuco-, tal como era interpretada por los escribas.
No pudisteis ser justificados. En relación con la impotencia de la ley, ver com. Rom.
3:27-28; Gál. 2:16-21. Este es el punto central de la enseñanza de Pablo. La
ley presenta la norma suprema de justicia, y demanda completa obediencia; los
sacrificios presentan cuán terrible es el pecado.
Sin embargo, la ley
no tiene poder para liberar la conciencia ni para impartir justicia. Desde que
el hombre cayó, el propósito de la ley ha sido el de señalar el pecado o
condenar (Rom. 7:7), y no de librar a los seres humanos del pecado. Pablo había
descubierto que la libertad de la culpabilidad, y la felicidad que viene a
continuación, sólo podían obtenerse mediante la fe en Jesús. "El justo por
su fe vivirá" (Hab. 2:4; cf. Rom. 1:17; Gál. 3:11).
*ÉSTE es un tema muy controversial. Pero debo decir
que la ley de Moisés tuvo estas limitaciones de lograr la justificación, solo; después
de la muerte de Jesús. Ya que antes de ello eran justificados plenamente. Pablo
les está hablando a los judíos, luego que las leyes ceremoniales que prefiguran
al Mesías venidero, habían quedado sin efecto, abolidas; y estos pretendían
alcanzar justificación.
En el Antiguo Pacto están comprendidos, las leyes ceremoniales y la ley
moral o el decálogo, más la fe en el Mesías Venidero.
En el Nuevo Pacto, están comprendidas la ley moral o diez mandamientos
y los ritos… más la fe en Jesús. (Jer. 31:31-34; Heb. 10:15-17; 8:1-; Apoc.
14:12.
Rom. 2:13. Dice: Porque no son los oidores de la ley
los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
https://elaguila3008.blogspot.com/2018/05/reflexion-91-la-ley-de-moises-no.html
https://elaguila3008.blogspot.com/2012/03/13-justificados.html
En él. La justificación se obtiene mediante una relación
vital con Cristo.
Es justificado. El verbo cuya inflexión se ha
traducido "es justificado", sólo aparece aquí en el libro de Hechos. Esta
es la primera vez que se registra en el NT la doctrina de la justificación, tan
característica en la teología de Pablo (Rom. 3:21-26).
En el contexto del
perdón de los pecados, ser justificado significa básicamente ser perdonado, ser
declarado inocente, ser puesto en correcta relación con Dios.
Todo aquel que cree. Una declaración de aplicación tan
personal como el Evangelio mismo.
40. Mirad, pues. Pablo presenta una solemne
advertencia, sin la cual la predicación del Evangelio es sólo una presentación
retórica.
Venga sobre vosotros. Poco después de que se
pronunciara la profecía de Habacuc, que está a punto de ser citada aquí, los
caldeos bajo las órdenes de Nabucodonosor propinaron a la tierra y al pueblo de
Judá un terrible castigo que culminó en el cautiverio babilónico. Esta cruel
situación fue el resultado de la desobediencia de los hebreos a Dios. Pablo
advirtió ahora a los judíos que no podían esperar mejor suerte si rechazaban a
Jesucristo como el Mesías.
En los profetas. Una referencia general a la
sección profético del AT, de la cual forma parte Habacuc, profeta que Pablo
cita a continuación. Ver com. Luc. 24:44.
41. Mirad, oh menospreciadores. Esta es una cita de Hab. 1:5,
según la LXX.
Desapareced. Así está en la LXX; el texto masorético usa el
verbo hebreo tamah, "estar atónito".
Hago una obra. Pablo aquí está por terminar su argumento y hacer
una aplicación severa de lo que ha dicho. Si se continúa durante mucho tiempo
haciendo el mal, el resultado es incredulidad y endurecimiento del corazón en
contra de las advertencias. La "obra" de la cual hablaba Habacuc era
el surgimiento de los caldeos, "nación cruel y presurosa"(Hab. 1:6)
para ejecutar el castigo de Dios.
Es posible que Pablo hubiera
estado pensando en un castigo similar ya predicho por Cristo, y que estaba por
ser ejecutado por los romanos (Mat. 24:2-20), y estrechamente relacionado con
el rechazo de Jesús por la nación judía. Como sucedió con el discurso de
Esteban (ver com. Hech. 7:51), el penetrante tono de advertencia sugiere que Pablo vio señales de enojo e impaciencia entre sus oyentes.
42. Cuando salieron ellos. Mejor "estando ellos
fuera". Algunos MSS tardíos añaden "de la sinagoga".
Los gentiles les rogaron. Si bien algunos MSS especifican
que fueron los gentiles quienes "rogaban" (nótese el tiempo verbal
que sugiere repetición e insistencia), la evidencia textual se inclina (cf. p.
10) por el texto más sencillo: "rogaban". No se dice quiénes lo
pedían, así que podría entenderse que eran tanto judíos como prosélitos, y no
necesariamente sólo los gentiles, como lo sugiere la RVR basándose en el Textus
Receptus (ver t. V, p. 143).
El siguiente día de reposo. Gr. eis to metaxú sábbaton. Metaxú, como adverbio de tiempo, puede traducirse "entre" o
"mientras tanto", o también "después". En este caso
corresponde la segunda acepción, y el "sábado después" viene a ser el
"siguiente día de reposo".
Cosas. Gr. rh'mata, "palabras", y por extensión
"discurso", "declaración". La gente necesitaba que se le
presentara la doctrina cristiana en forma completa.
43. Despedida la congregación. Mientras Bernabé y Pablo se
retiraban de la sinagoga, eran seguidos por muchos de sus oyentes judíos y no
judíos.
Prosélitos piadosos. Se ha debatido cuál sería
exactamente la situación religiosa de estas personas. Es probable que fueran
gentiles de nacimiento que se habían convertido al judaísmo. Tales personas
eran sin duda comunes en las sinagogas de la diáspora (ver t. V, p. 64).
Les persuadían. O "los instaban". El tiempo imperfecto
del verbo griego sugiere que esta exhortación era la continuación de la que
había comenzado en la sinagoga.
En la gracia de Dios. En circunstancias similares
Bernabé había instado a que hicieran lo mismo los conversos de Antioquía de
Siria (cap. 11:23). Aunque Lucas no dice que ya se habían convertido algunos en
Antioquía de Pisidia, los apóstoles deben haber comprendido la intención de
quienes preguntaban, y por eso los instaban a continuar "en la gracia de
Dios" de la cual ya habían comenzado a participar.
44. Casi toda la ciudad. La predicación del Evangelio, ya
fuera por Cristo en Palestina o por los Apóstoles en cualquier parte, no se
hacía en secreto ni sólo a unos pocos. Numerosas multitudes oían la predicación
y ciudades enteras eran instruidas y amonestadas. El contraste tácito entre
"casi toda la ciudad" y "los judíos" (vers. 45) da a
entender que había muchos gentiles entre la multitud.
Es evidente que la sinagoga judía
donde se celebró la reunión al "siguiente día de reposo" no podía
contener a la multitud, y por lo tanto debemos imaginarnos a los oyentes
agolpados, junto a las puertas y las ventanas mientras los apóstoles hablaban
adentro, o si no, a la multitud reunida al aire libre cerca de la sinagoga y
escuchando lo que se le predicaba desde la puerta. Como Lucas no relata este
discurso, podría suponerse que fue similar al sermón que Pablo había presentado
la semana anterior.
La palabra de Dios. Nótese el énfasis que se te da a
la Palabra de Dios en los vers. 44,46,48. Pablo y Bernabé presentaron el
Evangelio como el mensaje de Dios para sus oyentes.
45. Los Judíos. El número de judíos aparece en
contraste con la gran multitud que había venido a escuchar a Pablo y a Bernabé,
en la cual evidentemente había muchos gentiles (ver com. vers. 44).
Celos. Gr. z'los, "celo", "envidia". Parece
que dos factores influían en este sentimiento. Sin duda los judíos de Antioquía
se sentían ofendidos de que dos recién llegados, como Pablo y Bernabé, pudieran
atraer tanto interés entre los gentiles. También comprendían que a estos
gentiles se los invitaba a tener los mismos privilegios religiosos de que
disfrutaban los judíos, y esto les resultaba intolerable.
Hacía mucho tiempo que habían
pensado que ellos eran los únicos Hijos de Dios, y no podían aceptar ahora que
los gentiles fueran también invitados a recibir la salvación bajo las mismas
condiciones que ellos.
Podían aceptar un mensaje como
enviado de Dios y tolerar que se hicieran algunos cambios en sus enseñanzas y
en su manera de hacer el culto; pero no podían soportar que los gentiles fueran
delante de Dios iguales a su pueblo escogido. Este repudio, expresado por Pablo
y Bernabé, de los privilegios exclusivos de los cuales los judíos estaban tan
orgullosos, era más de lo que podían tolerar.
Contradiciendo y blasfemando. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) la omisión de la palabra "contradiciendo". Los judíos en Corinto se opusieron a los misioneros cristianos en forma similar (Hech. 18:6).
46. Hablando con denuedo. Ver cap. 9:27,29; cf. cap. 13:9-11.
Se os hablase primero. Cristo había venido primero a lo suyo (Juan 1:11), y sus mensajeros también proclamaron sus buenas nuevas primeramente a los judíos.
El orden que se debía seguir al predicar el Evangelio era "al judío primeramente y también al griego" (Rom. 2:10). La predicación a los judíos tenía el propósito de que se convirtieran en el medio para que pudieran ser "benditas todas las naciones de la tierra" por el conocimiento de la salvación por medio de Jesucristo (Gén. 22:18). Rechazaron este privilegio; pero, de todos modos, el mensaje fue llevado a los gentiles.
No os juzgáis dignos. En las palabras de Pablo se nota un
dejo de ironía.
Los judíos se
creían dignos de las más grandes bendiciones de Dios, y los apóstoles les
habían presentado la mayor bendición de todas: vida eterna por medio de Cristo
Jesús.
Pero en su exclusivismo y celoso
orgullo, rechazaron el mensaje y demostraron ser indignos. Con su rechazo del
Evangelio se condenaron a sí mismos.
A los gentiles. Estas palabras eran un eco de lo
que Pablo había oído en su visión en el templo en Jerusalén poco después de su
conversión (cap. 22:21). Los gentiles creyentes las escucharían con gozo; pero
los judíos oirían con envidia.
47. Te he puesto. Se cita a Isa. 49:6. Allí puede
entenderse como referencia, primero, a Israel, y proféticamente a Cristo (ver
com. Isa. 41:8; 49:6). Parece que los judíos le habían dado una aplicación
mesiánica a este pasaje durante el período intertestamentario (los 400 años que
transcurrieron entre Malaquías y Cristo), porque en el libro apócrifo de Enoc
(cap. 48:4) se afirma que el Mesías sería "la luz de los gentiles".
Poco después del nacimiento de
Jesús, el anciano Simeón aplicó directamente esta profecía al niño Jesús, y
declaró que sería "luz para revelación a los gentiles" (Luc. 2:32). En
este caso, Pablo y Bernabé tomaron una profecía que originalmente había sido
para Israel, cuyo cumplimiento había iniciado Cristo, y la aplicaron a la
iglesia cristiana en general y a sí mismos en particular. A ellos les había
sido encomendada la responsabilidad de llevar las buenas nuevas de la salvación
al mundo, pues los judíos no la habían cumplido.
Lo último de la tierra. Cf. Mat. 28:19; Col. 1:23.
48. Se regocijaban. En contraste con los judíos, que
se llenaron de celos y de envidia por la predicación de Pablo, los gentiles
creyeron con alegría.
Palabra del Señor. Es decir, la enseñanza que tenía
al Señor Jesús como su tema central. Ver com. vers. 44.
Estaban ordenados. Gr. tássÇ,
"establecer", "designar", "ordenar". Los teólogos
han debatido muchísimo la interpretación de este pasaje. La traducción de la
RVR parece apoyar el dogma de que los decretos divinos determinan el destino
final de los seres humanos. Sin embargo, cabe señalar que en este pasaje el
verbo griego aparece en su voz pasiva, cuyo significado es "poner bajo el
mando de" o "colocarse en determinada categoría". Por lo tanto,
significaría: "creyeron todos los que se colocaron en la categoría de los
que tenían vida eterna", o "y creyeron los que se habían decidido por
la vida eterna".
Dos papiros egipcios del siglo
III d. C. ilustran esta acepción. Uno dice: "Hice los arreglos con Apolo y
él escogió con seguridad el día once para su venida", es decir, "él
mismo escogió el once como día para venir", o sea, "él se impuso esa
decisión". El otro ejemplo dice: "Por todos los medios estoy cuidando
del cobre según lo dispuse", es decir, "según yo me lo impuse o lo
decidí".
Esta interpretación armoniza con
el contexto de este pasaje, pues según el vers. 46, los judíos se habían
mostrado indignos de la vida eterna, y las palabras de este versículo tienen el
propósito de describir lo opuesto de ese caso. Los judíos habían actuado de tal
modo que habían proclamado que ellos eran indignos, mientras que los gentiles
manifestaron el deseo de ser considerados dignos.
Los dos bandos eran como
ejércitos adversarios, que se habían alineado en campos opuestos, y en cierta
medida se consideraba como si Dios hubiera tenido algo que ver con esa
disposición. De este modo los gentiles se estaban poniendo de parte de la vida
eterna. El texto no dice que Dios hubiera ordenado que una persona tomara
determinada decisión o que más tarde no pudiera modificarla si las
circunstancias así lo exigían. Ver com. Juan 3:16-18; Rom. 8:29.
49. Por toda aquella provincia. El Evangelio ya se había
difundido mucho en Antioquía de Pisidia (vers. 44); ahora era plantado en las
regiones vecinas, hasta los límites con Frigia, Licaonia y Galacia. Es probable
que en muchos pueblos y aldeas de la región hubiera por lo menos unos pocos hombres
y mujeres que dejaron de adorar a los dioses de su país y aceptaron el
judaísmo. Muchos de ellos, junto con los judíos que se habían convertido al
cristianismo, sin duda se habían reunido ahora en grupitos aquí y allá como
discípulos de su nuevo Maestro, Jesús de Nazaret, el Salvador y Mesías.
50. Mujeres piadosas y distinguidas. Es probable que
fueran mujeres gentiles de cierta jerarquía, que demostraban interés en el
judaísmo. Quizá por medio de ellas los judíos procuraron influir en los
principales personajes de Antioquía. En muchos casos los judíos encontraban de
parte de tales mujeres un verdadero anhelo de alcanzar una vida más elevada y
más pura que la que ofrecía la profunda degradación de la sociedad
grecorromana, y muchas de ellas habían llegado a apreciar la ética superior en
la vida y en la fe de Israel. Esas mujeres con frecuencia se convertían en
prosélitos.
Los principales. Los judíos de Antioquía
procuraron, por medio de los magistrados paganos, que se tomaran medidas contra
Pablo y Bernabé de modo muy similar al empleado por los judíos en Jerusalén en
cuanto a Jesús.
Levantaron persecución. Es evidente que Pablo y Bernabé
no fueran los únicos que sufrieron por esta persecución. Los cristianos de
Antioquía de Pisidia tuvieron que aprender desde el mismo comienzo que el reino
de Dios sólo podía venir "a través de muchas tribulaciones" (cap.
14:22). Pablo recordó vez tras vez esos sufrimientos, y finalmente los
describió en los últimos momentos de su vida (2 Tim. 3:11).
51. Sacudiendo contra ellos el polvo. Lo hicieron en
obediencia literal a la orden del Señor (Mat. 10:14), lo cual muestra que estos
misioneros sabían lo que Jesús había enseñado a los doce. En este caso no fue
un repudio a los paganos, sino contra los judíos incrédulos y amargados. El
polvo de sus calles era inmundo para los apóstoles, pues habían rechazado el
Evangelio.
A Iconio. Ver com. cap. 14:1.
52. Llenos de gozo. La forma del verbo griego implica
que esta fue una experiencia prolongada. Este gozo es el resultado normal de la
conversión.
Del Espíritu Santo. Estar llenos del Espíritu Santo
posiblemente se refiera a los dones específicos, como el de lenguas y el de
profecía; pero además, la recepción del Espíritu produjo un estímulo en la vida
espiritual, y el resultado natural fue el gozo. El mensaje de esta nueva fe
religiosa les resultaba tan reconfortante a los conversos gentiles, que
pudieron haber expresado mayores manifestaciones externas de gozo que las de
sus hermanos en la fe, los judíos convertidos (ver Rom. 14:17; com. Hech. 2:4;
15:9). 6CBA
COMENTARIOS DE EGW
1-52. HAp 130-143.
EL EVANGELIO EN ANTIOQUÍA.
Basado en Hechos 11:19-26; 13:1-3. (126-134)
https://elaguila3008.blogspot.com/2013/01/capitulo-16-el-evangelio-en-antioquia.html
HERALDOS DEL EVANGELIO. Basado en Hechos 13:4-52. (135-143)
https://elaguila3008.blogspot.com/2013/01/capitulo-17-heraldos-del-evangelio.html
Ministerio Hno. Pio
No hay comentarios:
Publicar un comentario