sábado, agosto 21, 2021

REFLEXIÓN 810. ARRESTO Y ENJUICIAMIENTOS DE PABLO: Primer Encarcelamiento: Defensa De Pablo Ante Agripa Y Festo (HECHOS 26).

Hechos 26. DEFENSA DE PABLO ANTE AGRIPA Y FESTO Vers. (1-11) Pablo, ante Agripa, habla de su vida desde su juventud, (12-23) y cómo milagrosamente se convirtió y fue llamado al apostolado. (24-27) Festo lo acusa de estar loco, pero él le responde con mucha cordura. (28-30) Agripa casi es persuadido a ser cristiano. (31-32) Todos los presentes lo declaran inocente. 

1 ENTONCES Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: 2 Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. 3 Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. 4 Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; 5 los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo.

6 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; 7 promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos.

8 ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?

9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; 10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. 11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

12 Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, 13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. 14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 15 Yo entonces dije: Quién eres, Señor?  Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, 18 para que abras sus Ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. 19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, 20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. 21 Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. 22 Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: 23 Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.

24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. 25 Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. 27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees.

28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.

29 Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! 30 Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; 31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. 32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César. (Hechos 26).

1. Agripa. Ver com. cap. 25:13. Se observa un marcado contraste entre Pablo y el joven rey. Agripa, el último descendiente de una línea decadente de reyes judíos -la de los Macabeos y del linaje de Herodes-, profesaba ser judío, pero era romano de corazón. Su reinado marcó el fin de una dinastía y de una era.

Desde el comienzo la dinastía herodiana había estado sometida a Roma, y su historia no era nada brillante. Pablo, ahora ya entrado en años pero firme en sus convicciones y confiado a pesar de las circunstancias, está ante Agripa. El rey es cínico e indiferente a los valores reales; Pablo es vehemente en favor de la verdad, sin importarle lo que le cueste.

Extendiendo la mano. La mención de este ademán espontáneo sugiere que Lucas muy bien pudo haber sido testigo ocular de este acontecimiento (cf. cap. 21:40).

Comenzó. O presentó su defensa (ver com. cap. 25:8). Cuando Pablo expone su defensa ante Agripa, se dirige a uno que es un judío nominal, pero que a pesar de todo aparentemente no es hostil. El prisionero, confiado en que será mejor comprendido, no vacila en hablar con mayor libertad y quizá presentando más detalles que en sus anteriores audiencias ante Félix y Festo.

2. Dichoso. Gr. makários, "feliz", "afortunado", "dichoso" (ver com. Mat. 5:3). Pablo se sentía más cómodo con Agripa que frente a cualquier otro ante quien hubiera comparecido desde su arresto. Agripa podía apreciar mucho más exacta rápidamente que cualquier magistrado pagano las emociones que sentían tanto los acusadores como el acusado. Pablo indudablemente esperaba influir sobre la mente romana de Festo por intermedio de Agripa.

Aunque Pablo habló en su propia defensa, sin duda en primer lugar se proponía proclamar a Cristo ante los que estaban reunidos frente a él. La conversión de los allí presentes y su liberación de las ataduras del pecado, significaban más para Pablo que su propia liberación de las cadenas que lo aprisionaban (cf. Hech. 26:29). Pablo era completamente sincero en su declaración inicial: "Me tengo por dichoso".

3. Mayormente. Probablemente esta palabra se refiera a la felicidad que sentía Pablo (vers. 2) al poder decirle todo a Agripa, y no tanto al hecho de que éste pudiera comprenderlo mejor que otros judíos destacados y bien informados (cf. cap. 25:26).

Costumbres y cuestiones. Ver com. cap. 6:14; 21:21.

4. Mi vida. Se refiere a su conducta, sus principios y su filosofía de la vida.

Desde el principio. Pablo había llegado a Jerusalén siendo joven.  Pero mientras vivía en Tarso había sido enseñado esmeradamente en los principios del judaísmo desde su niñez. En Jerusalén había vivido los años en que se modela el carácter, y todos los que lo conocían desde ese tiempo podían dar testimonio de su forma de vivir entre ellos.

En Jerusalén. Su vinculación con los de su pueblo en Jerusalén podía sugerir que desde Tarso Pablo primero se había relacionado con su propia gente, que sin duda formaba una colonia independiente en aquella ciudad pagana (ver com. cap. 9:11). Pablo conocía perfectamente las costumbres y prejuicios de los judíos, y difícilmente podía oponerse a ellos. Sus estudios posteriores en la juventud, en Jerusalén, sin duda profundizaron las experiencias de su niñez que lo inclinaban a ser leal a los judíos.

La conocen todos los judíos. Muchos líderes judíos habían conocido a Pablo, y no pocos lo conocieron especialmente cuando aún joven fue admitido en el sanedrín (cap. 8:1,3; HAp 83-84) y por la reputación que había ganado como fanático perseguidor de la odiada secta nazarena. Y debido a la confianza que los dirigentes habían depositado en él, le fue confiada una misión especial en Damasco (cap. 9:1-2).

5. Desde el principio. O "desde antiguo", "desde su origen", expresión que Lucas usa en forma similar al referirse a su conocimiento de la historia del Evangelio (Luc. 1:3).

Si quieren testificarlo. Pero no querían decir en favor de Pablo las cosas que personalmente sabían que eran verdaderas.

Más rigurosa. O "la más estricta". Cf. Fil. 3:4-6.

Secta. Esta palabra puede significa "herejía" o "secta" (ver com. cap. 5:17; 15:5; 24:14). Aquí se refiere a los fariseos como una secta del judaísmo.

Fariseo. Ver t. V, pp. 53-54.

https://elaguila3008.blogspot.com/2021/04/los-judios-del-primer-siglo-de-la-era.html

6. La promesa. Es decir, la promesa de un Mesías que vendría, en la cual se centraban todas las otras promesas para Israel; la promesa que siempre habían estado esperando las doce tribus, y que Pablo declara que se había cumplido en Jesús.

En la promesa del Mesías está implícita su resurrección (ver com. Isa. 53:10-12), porque ¿qué ayuda podría ser para Israel un Mesías muerto? Para Pablo la resurrección de Jesús era el gran acontecimiento central que justificaba todas sus esperanzas para el futuro (1 Cor. 15:12-23; Fil. 3:10-11; 1 Tes. 4:13-18; Tito 2:13).

La dificultad principal en el concepto judío respecto al Mesías era que los judíos se habían concentrado tanto en las promesas del AT referentes a su grandeza como nación y a la venida del Mesías destinada a derrotar a sus enemigos -todas ellas presentadas por los profetas (ver t. IV, pp. 29-34), que perdieron de vista el hecho de que el Mesías primero debía sufrir y morir por los pecados de ellos (ver com. Luc. 4:19). Pablo sabía que las promesas de la gloria futura se cumplirían en el segundo advenimiento de Cristo (1 Cor, 15:51-54; Heb. 9:28).

Nuestros padres. Particularmente Abrahán, Isaac y Jacob.

Soy llamado a juicio. O "soy juzgado", a pesar de su lealtad a los principios fundamentales del judaísmo (vers. 4-5). Como cristiano, Pablo no creía nada "fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder" (vers. 22).

7. Promesa. Es decir, la bendición prometida a Abrahán (Gén. 12:1-3) y repetida a sus descendientes de generación en generación.  Para Pablo, Jesús era la personificación, el medio y el cumplimiento de esta bendición (Rom. 4:12-13; 1 Cor. 1:30).

Doce tribus. Aunque diez de las doce tribus habían sido totalmente esparcidas entre las naciones a las cuales habían sido llevadas cautivas, aún se las consideraba como herederas de las promesas. Unos pocos de estas tribus sin duda habían permanecido fieles a Dios (cf. 1 Rey. 19:18).

Santiago dirige su epístola "a las doce tribus que están en la dispersión" (Sant. 1:1). Ana la profetisa era de la tribu de Aser (Luc. 2:36). En los años que transcurrieron después de la restauración, muchos de los exiliados habían regresado a su tierra natal. En el Talmud (Berakoth 20a), se dice que el Rabí Johanán era de la "simiente de José".

Constantemente. Gr. en ektenéia, "con celo", "asiduamente", "constantemente".

De día y de noche. Esta frase intensifica la idea del celo y fervor con que los fieles judíos practicaban la religión.

Agripa. La evidencia textual (cf. p. 10) establece la omisión de esta palabra.

Soy acusado. Dos aspectos básicos de la esperanza mesiánica de Pablo habían sido puestos en tela de juicio: (1) que Jesús era el Mesías, y (2) que el Mesías había resucitado (ver com. vers. 6). Pablo, judío de judíos y fariseo de fariseos, es acusado por sus compatriotas debido a la esperanza que es el centro del judaísmo. Pablo, el estricto por excelencia, tildado de apóstata; el más ferviente patriota, declarado traidor.

Por los judíos. Estos, de entre todos los pueblos, deberían haber sido los defensores de la causa del apóstol ante los gentiles, y no sus acusadores.

8. Vosotros. Pronombre que incluye a todos los oyentes.

Cosa increíble. Pablo, fariseo y a la vez cristiano, inevitablemente creía en la resurrección de los muertos, y sobre todo en la de Jesús. Sin la esperanza de la resurrección todo el sistema de la fe judía (cap. 24:15), por no decir también del cristianismo (1 Cor. 15:12-22), se desintegraría. Sin la esperanza de la resurrección, la fe en Dios pierde su significado (ver com. Mat. 22:32; 1 Con 15:14,17,19).

9. Contra. Pablo había combatido el cristianismo "con toda buena conciencia" (cap. 23:1), pero era una conciencia insensibilizada por la instrucción que había recibido.

El nombre. Una expresión común en el libro de Hechos para referirse al Resucitado (ver com. cap. 2:38), quien verdaderamente era la encarnación de todas las esperanzas de Israel (ver com. Juan 1:14).

10. También hice. Parece increíble que Pablo, el gran héroe de la iglesia primitiva, el apóstol a los gentiles y autor de casi una tercera parte del NT, hubiera sido una estrella brillante en el firmamento del judaísmo y de buena reputación entre los judíos (cap. 7:58; 8:1; 9:1-2; 22:4-5). Como tal había recibido grandes honores (cf. HAp 83-84), y los hombres que ahora tan vehementemente lo acusaban le habían confiado importantes responsabilidades (cap. 9:1-2).

Lo mismo habían hecho los sucesores inmediatos de ellos. La labor de Pablo como perseguidor no había sido el resultado de una explosión de ira, sino el plan trazado por un hombre consagrado, resuelto a servir a su nación y a su religión, y muy cruel en su actuación para alcanzar sus fines.

Además, esas actividades se habían centralizado en Jerusalén, donde sus enemigos, más acérrimos aún porque antes habían sido sus amigos, ahora proyectaban matarlo (cap. 25:1-3). 

Los mataron. Lucas sólo menciona específicamente la muerte de Esteban; pero evidentemente hubo otros de cuya muerte Pablo había sido responsable.

11. En todas las sinagogas. Aparentemente los primeros cristianos no se separaron de las sinagogas, sino que continuaron rindiendo culto con sus hermanos judíos en las sinagogas y en el templo (cap. 2:46). Con referencia a la sinagoga como lugar de castigo, ver Mat. 10:17; 23:34; Mar. 13:9; Luc. 12:11; t. V, pp. 57-58. Alrededor del año 205 d. C. Tertuliano llamó a las sinagogas judías "fuentes de persecución" (Scorpiace10). Forcé. La forma verbal se traduce mejor "les forzaba", lo cual indica continuidad, más de una vez.

A blasfemar. A renunciar a su fe en Cristo como el Mesías (cf. Lev. 24:11-16). Plinio (c. 108 d. C.) descubrió que algunos cristianos preferían la muerte antes que renunciar a Cristo (Cartas x. 96).

Enfurecido. Pablo había sido un fanático religioso, en parte debido quizá a un intento de acallar las súplicas del Espíritu Santo (cf. 1 Tim. 1:13).

Ciudades extranjeras. En ciudades fuera de los límites de Palestina.

12. Con poderes. Pablo fue un comisionado itinerante del sanedrín contra la herejía. Fue el inquisidor general del judaísmo de su época.

13. A mediodía. La deslumbrante luz no era la del sol, porque Pablo había estado viajando sin dificultades durante horas bajo su creciente brillantez. Bajo la plena luz solar lo cegó una luz sobrenatural aún más brillante que la del sol. En los vers. 13-18 sólo se tratan los puntos que no se comentaron en el cap. 9:1-22, en donde se narra la conversión de Pablo (ver p. 228).

14. Una voz que me hablaba. Todos oyeron la voz, pero sólo Pablo entendió las palabras (ver com. Hech. 9:4-5; cf. Dan. 10:7; Juan 12:28-29).

Coces contra el aguijón. Parece que era un proverbio bien conocido, que podía entenderse perfectamente en cualquier pueblo dedicado a la agricultura, como lo estaban los judíos. La figura de lenguaje está tomada de la costumbre de los labradores de usar un aguijón de hierro para acelerar el lento paso de sus bueyes. Es posible que esta escena o costumbre se practicara a lo largo del camino a Damasco, y que el Señor la tomó para ilustrar en forma concreta su mensaje al perseguidor. (En cuanto a la forma en que Jesús usaba los proverbios populares, ver com. Luc. 4:23.)

La forma verbal que se traduce "dar coces" puede también traducirse "seguir dando coces"; y la palabra que se traduce "aguijón" (kéntron) es la que se emplea para referirse al instrumento para apremiar a los bueyes (esta misma palabra aparece en sentido figurado en 1 Cor. 15:55). 

El mensaje divino da a entender que la conciencia de Saulo había estado resistiendo decididamente los llamamientos del Espíritu Santo (cf. com. hech. 8:1).

El espíritu de Gamaliel, su maestro (cap. 22:3), era más tolerante que el espíritu que Pablo estaba demostrando con su proceder. Este antecedente de la educación del apóstol y también la posibilidad de que antes de su conversión Pablo ya tuviera parientes que eran cristianos (Rom. 16:7), sin duda fueron factores en su crisis espiritual.

15. Yo soy Jesús. Gr. egÇ eimi I'sóus (ver com. cap. 9:5).

16. Ponerte por ministro. Ver com. cap. 9:10,15, donde Dios instruye a Pablo por medio de Ananías, su representante en Damasco.

Que has visto. La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por el siguiente texto: "que [me] viste". Pablo vio realmente a su Señor (Hech. 22:17-18; 1 Cor. 9:1; 15:8), y sobre esta comisión directa que recibió, basó su derecho como apóstol. Conocía por experiencia personal que Cristo sin duda alguna había resucitado (cf. Gál. 1:15-18; 1Tim. 2:7). Para que un testigo sea genuino debe tener conocimiento directo de todo aquello sobre lo cual testifica.

Me apareceré. En repetidas ocasiones Cristo se le apareció a Pablo para guiarlo e intervenir en su vida (Hech. 18:9-10; 22:17-21; 23:11; 1 Cor. 11:23; 2 Cor. 12:1-5). Pablo era un testigo que había visto al Señor resucitado, y por su experiencia personal conocía la verdad de la resurrección.

17. Librándote. Este detalle y otros de ese episodio no se mencionan en los relatos anteriores (cap. 9:22). Esta promesa no significaba que el Señor libraría a Pablo de todo peligro, sino que estaría con él en medio del peligro.

Pueblo. Es decir, los judíos, en contraste con los gentiles (cf. vers. 23).

Te envío. En el texto griego la construcción es enfática: "yo mismo te envío". Jesús invistió a Pablo con el apostolado.

18. Abras sus Ojos. Ver com. Luc. 4:18. Esta es una promesa de que el éxito acompañaría su misión. Pablo sabía que el diablo había cegado los ojos espirituales de los hombres (Rom. 1:20-32; 2 Cor. 4:4). Aun mientras Jesús le hablaba a Pablo, éste ya sufría de ceguera física. ¡Cuán bien podía apreciar el apóstol la necesidad de que los ojos fueran abiertos!

Se conviertan. Una vez abiertos los ojos, podrían ver con certeza la muerte al fin del camino por el que andaban. Esto debía inducirlos a cambiar el rumbo.

De las tinieblas a la luz. Ver com. Juan 1:4-9.

Potestad de Satanás. Satanás ha inducido a todos los hombres al pecado. Es el autor del pecado. Sólo el poder supremo de Cristo puede liberar al hombre de las garras de Satanás.

Perdón de pecados. Tanto para los judíos como para los gentiles es imposible librarse por sí mismos del pecado. Pero el Evangelio llevó hasta ellos las buenas nuevas del perdón (1 Juan 1:7-9; 1 Ped. 2:24).

Herencia. En vez de las vanidades de este mundo transitorio, envejecido en la maldad, Pablo les ofrecería a los gentiles "una herencia incorruptible, incontaminado e inmarcesible" (1 Ped. 1:4).

Santificados. Pablo a menudo menciona la santificación, el proceso de transformación a través del cual deben pasar los santos. A la libertad instantánea de la culpabilidad del pecado por medio de la justificación (ver com. Rom. 4:8), la santificación añade una continua y repetida dedicación de la mente y de la vida a la meta de la perfección en Cristo. "La santificación no es obra de un momento, una hora, o un día, sino de toda la vida" (HAp 447; ver también pp. 447-449). Ver com. Mat. 5:48.

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Pablo estaba experimentando una consagración continua, avanzando de victoria en victoria en Cristo. Lo mismo debe suceder en el caso de todos los cristianos (Fil. 3:12-14; ver com. Rom. 8:1-4).

19. No fui rebelde. Pablo no dio "coces contra el aguijón" (ver com. vers. 14). Se entregó completamente a Cristo en respuesta a la visión que el Señor le concedió. Tan completa fue su dedicación que desde ese momento cuando la senda del deber le quedó clara, nunca vaciló una sola vez. Sólo preguntó lo que su Señor quería, y después cumplió la voluntad divina (cap. 16:6-12).

A través de toda su vida su única pregunta fue: "Qué haré, Señor?" (cap. 22:10). Podía aún haber escogido la desobediencia, pero el "amor de Cristo" lo constreñía (2 Cor. 5:14).

La visión celestial. Ver com. cap. 9:3-7. No fue un sueño. Saulo se encontró personalmente con su Señor en el camino a Damasco, y llegó a conocerlo íntimamente; en cierto sentido en forma más personal que aquellos que lo habían conocido mientras estaba en la tierra. Esta visión permaneció en Pablo como una realidad viviente. Sabía en quién había creído (2 Tim. 1:12).

20. Anuncié. Pablo era el evangelista de Dios, su heraldo de las buenas nuevas.

Los que están en Damasco. Pablo comenzó inmediatamente a trabajar, donde estaba en el momento de su conversión, en el mismo lugar donde había intentado infligir graves daños a la iglesia (ver com. cap. 9:19-22).

Y Jerusalén. Unos tres años más tarde regresó a Jerusalén (Gál. 1:18); y allí, aun a riesgo de su vida, testificó con tal audacia que los judíos se enfurecieron (cap. 9:29), especialmente los helenistas (ver com. Hech. 6:1; 14:1).

Toda la tierra. Por toda la región. No se conoce el momento exacto cuando Pablo llevó a cabo su evangelización en Judea, aunque tal vez fue durante los intervalos de sus diversos viajes a Jerusalén (Hech. 11:29-30; 12:25; 15:3-4; 18:22; 21:8-15; cf. Gál. 1:22).

Los gentiles. La misión de Pablo para los gentiles comenzó unos nueve o diez años más tarde, en Antioquía de Siria (cap. 11:25-26; 13:1-4).

Arrepintiesen. Gr. metanoé, "cambiar de pensamiento" (ver com. Mat. 3:2; Hech. 3:19-21).

Haciendo obras. Ver com. Mat. 3:8. Pablo no aboga aquí por una justificación mediante las obras, sino por la clase de "obras" que caracterizan una vida que ha alcanzado la justicia por la fe en Cristo.

El apóstol no quiere decir que es posible obtener justicia haciendo ciertas obras, sino que la verdadera justicia automáticamente produce las obras inherentes a la gracia divina, obras que demuestran la presencia de la gracia de Dios en la vida. Ningún evangelista jamás ha enfatizado mejor que Pablo el glorioso hecho de la justificación por la fe mediante la gracia salvadora de Dios (Rom. 3:21-22, 27; Efe. 2:5-8).

Pero siempre que Pablo menciona la dádiva gratuita de la salvación, también se ocupa, como aquí, de las buenas obras que demuestran la fe (Rom. 8:1-4). La persona de fe confirma, afianza la ley (Rom. 3: 31), porque es creada "en Cristo Jesús para buenas obras" (Efe. 2:10). Dondequiera que haya verdadera justificación por la fe, esa justicia se demostrará en buenas obras, porque "la fe sin obras es muerta" (Sant. 2:14-24).

La Salvación Es Un Todo. No solo lo que nos da Dios por su gracia; también como respondemos a esa gracia. Por eso dice el gran apóstol: “Por gracia soy salvos por Medio de la Fe” que están en armonía con las buenas obras que resultan de nuestra obediencia a la ley de Dios, que son los frutos del Espíritu. (Gal. 5:14-26).

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús Para Buenas Obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efes. 2:10).

Y en filipenses en el capítulo 2:12. Dice: … ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Y 2 Corintios 9:10: Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia.

Jesús dice en Mateo 5:20: “Porque os digo que, si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, NO entraréis en el reino de los cielos”…etc…

21. Prendiéndome. Ver com. cap. 21:27-31.

22. Auxilio de Dios. Ver com. cap. 21:31,32; 23:11-12,30. Para los Ojos humanos, Lisias y sus soldados fueron los que rescataron a Pablo; pero él sabía que Dios había enviado la ayuda (cap. 23:11).

Dando testimonio. Ver com. cap. 9:15; 26:1.

Los profetas y Moisés. Es decir, el AT (ver com. Luc. 24:44). Pablo afirma repetidas veces su confianza en las Escrituras y su lealtad a ellas (ver com. Hech. 24:14). Las profecías acerca del Mesías, cumplidas en Jesús, están distribuidas en todas las páginas del AT.

23. El Cristo. Ver com. Mat. 1:1.

Había de padecer. Los sufrimientos, la muerte y la resurrección de Cristo eran los puntos esenciales de controversia entre los judíos y Pablo. En el concepto mesiánico judío no había lugar para un Mesías sufriente ni muerto, y por lo tanto no había razón para que el Mesías resucitara de los muertos (ver com. vers. 6). La declaración que aquí presenta Pablo es casi idéntica a la de Jesús en el camino a Emaús (ver com. Luc. 24:25-27). El "Cristo crucificado" siempre ha sido un "tropezadero" para los judíos (1 Cor. 1:23). Ver com. Hech. 13:27-37.

Ser el primero de la resurrección. Cristo es "primicias de los que durmieron" (1Cor. 15:20), el "primogénito de entre los muertos" (Col. 1:18). También fue el primero en proclamar que los muertos vivirán por medio de la fe en él (Juan 5:21-29; 11:23-26).

En lo que a tiempo se refiere, Cristo no fue el primero en resucitar de los muertos, sino Moisés (Luc. 9:28-30; Jud. 9). Cristo fue el "primero" en preeminencia y como el Autor de la vida (Col. 1:15-16; 3:4). Como él venció a la muerte (Hech. 2:24; Apoc. 1:18), garantiza la vida a todos los que confían en él y en su poder. Su resurrección aseguró la resurrección general de los justos (1 Cor. 15:12-22). Fue él quien "sacó a la luz la vida y la inmortalidad" (2 Tim. 1:10).

Anunciar luz. El Evangelio, tan antiguo como la necesidad que tiene el hombre de un Redentor, se proclama con nueva fuerza debido a la muerte y resurrección del Salvador. Ver com. Juan 1:4-9.

Al pueblo. Es decir, a los judíos. Simeón llamó al niño Jesús "luz para revelación a los gentiles y gloria de" su "pueblo Israel" (Luc. 2:32).

Los gentiles. Para quienes Pablo fue el mensajero elegido del cielo, con el propósito de proclamarles la luz de la verdad (ver com. cap. 9:15).

24. Festo. . . dijo. Este había escuchado más de lo que era capaz de entender o quizá de lo que tenía interés en oír. Su exclamación fue la gran voz". La predicación de la cruz es "locura" para los oídos que están atados a esta tierra (1 Cor. 1:23).

Estás loco. Probablemente Festo era sincero al creer que la obsesión de Pablo al ocuparse de temas tan elevados le había trastornado la mente. Lo que Agripa podía entender, si quería, estaba mucho más allá del alcance del romano Festo.

25. Excelentísimo. Un título honorífico de uso común y apropiado para el elevado cargo oficial de Festo (ver com. Luc. 1:3; Hech. 23:26; 24:3).

Cordura. Esto era lo opuesto a la locura que se le había atribuido.

26. El rey sabe. Pablo apela a Agripa a que reconozca la exactitud histórica de sus declaraciones concernientes a Cristo.

Hablo con toda confianza. El relato de la conversión de Pablo registrado en este capítulo está presentado con más detalles que en las versiones de esta misma narración que aparecen en los cap. 9 y 22. Pablo hablaba con toda confianza, en parte porque en el rey Agripa tenía un oyente informado, y en parte quizá porque se daba cuenta que esta era su audiencia final en Palestina, de la cual dependía mucho, tanto para él como para sus oyentes.

Nada de esto. Es decir, la vida, el ministerio, la muerte y la resurrección de Jesús; el episodio de Pentecostés, los milagros hechos por Pedro, Juan y los otros apóstoles, la asombrosa conversión de Pablo y los notables resultados que seguían a la predicación del Evangelio.

No se ha hecho esto en algún rincón. Los fariseos se habían quejado que "el mundo se va tras él" (Juan 12:19), es decir tras Jesús; y los judíos le dijeron a los magistrados de Tesalónica que los apóstoles "trastornan el mundo entero" (Hech. 17:6). El interés y la agitación, así como la controversia que acompañaban a la proclamación del Evangelio, confirman lo que Pablo dijo.

27. ¿Crees, oh rey Agripa? Como judío, quizá creía. Los profetas habían predicho todo lo que Pablo relató acerca de Jesús. Ver com. vers. 22.

Yo sé. No deseando colocar descortésmente a Agripa en una posición difícil, Pablo anticipó la respuesta del rey. Agripa se daba cuenta de que todo lo que Pablo había dicho era verdad, pero ni el conocimiento ni la convicción pudieron inducirlo a vivir lo que creía (ver com. Mat. 7:21-27).

28. Por poco. Gr. en olígo, literalmente "en poco", posiblemente "en poco" o "por poco". La ambigüedad del texto griego en este versículo ha dado lugar a varios intentos de traducción y de exégesis. Los comentadores en general han concluido que Agripa habló en forma irónica, como para burlarse de la seria exhortación de Pablo registrada en los vers. 26 y 27. Si así fue, su ironía era una máscara para ocultar sus verdaderos sentimientos (ver HAp 349-350).

Como Agripa, muchos que están profundamente convencidos del Evangelio con frecuencia hablan y actúan en una forma indiferente, en particular ante la presencia de sus amigos incrédulos. Aunque sentía una profunda convicción, quizá Agripa deseaba dar la impresión ante los que estaban reunidos en la sala de audiencias del procurador de que consideraba que Pablo era un ingenuo, si pensaba que un preso podía convertir a un rey en un tiempo tan corto, o con una explicación tan breve.

29. Por poco o por mucho. Una referencia a la exclamación de Agripa: "por poco" (vers. 28). No importa si era poco o mucho lo que Pablo había presentado como evidencia, era suficiente como para exhortar a un judío informado como lo era el rey.

No solamente tú. Pablo, sin acobardarse, siguió insistiendo en su exhortación.

Fueseis. Literalmente "llegaseis a ser".

Excepto estas cadenas. Cuando Pablo hace el ademán con sus manos, muestra las cadenas con que está atado.

30. Cuando había dicho estas cosas. La evidencia textual (cf. p. 10) establece la omisión de estas palabras.

Se levantó el rey. La entrevista concluyó sin resultados visibles de la breve pero hábil presentación de Pablo y de su ferviente exhortación. Sólo es posible conjeturar cuán profunda pudo haber sido la desilusión de Pablo.

31. Hablaban entre sí. Intercambiaban sus puntos de vista sobre el caso de Pablo.

Ninguna cosa digna... de muerte. Pablo podía ser "loco" (vers. 24-25), pero no peligroso. Festo y Agripa aparentemente estaban dispuestos a admitir que Pablo era sincero, que estaba bien informado y era ferviente en su celo por Dios.

32. Puesto en libertad. Ver com. cap. 25:11. (6CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1-32. HAp 347-350. "CASI ME PERSUADES". Basado en Hechos 25:13-27; Capitulo 26 (346-350)

https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-41-casi-me-persuades.html

Ministerio Hno. Pio


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