Romanos 1:16-32. EXPOSICIÓN DOCTRINAL: Vers. (16-17) Pablo, explica que
es el Evangelio y la justicia que manifiesta. (18-20) La ira de Dios contra
toda clase de pecado. (21-32) Cuáles son los pecados de los gentiles.
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el por la fe vivirá.
18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
21 Pues habiendo conocido a Dios,
no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron
en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser
sabios, se hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en
semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de
reptiles.
24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por esto Dios los entregó a
pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso por el que es
contra naturaleza, 27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso
natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo
hechos vergonzosos hombres con hombres, y
recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
28 Y como ellos no aprobaron
tener en cuenta a Dios, Dios los entregó
a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29 estando
atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. (Romanos 1).
16. No me avergüenzo. Los judíos consideraban a Pablo
como apóstata. Había sido despreciado y perseguido entre los gentiles,
expulsado de una y otra ciudad y considerado como "la escoria del
mundo" y "el desecho de todos" (1 Cor. 4:13). Comprendía
claramente que la predicación de la cruz era "la locura" para los griegos
y "tropezadero" para los judíos (1 Cor. 1:23). Pero como estaba tan
completamente convencido de la verdad del Evangelio y él mismo había
experimentado tan plenamente su bendición y poder, no sólo no estaba
avergonzado en nada del Evangelio sitio que aún se gloriaba en lo que era lo
más desagradable para muchos: la cruz de Cristo (Gál. 6:14).
Poder de Dios. El Evangelio es la forma como
Dios ejerce su poder para la salvación de los hombres. Dondequiera que el
Evangelio encuentra corazones creyentes, es un Poder divino por medio del cual
desaparecen todos los obstáculos para la redención del hombre. Pablo está
afirmando un trecho que sabe que es verdadero por su propia experiencia. Ha
sentido este "poder de Dios" en su propia vida y ha sido testigo de sus
efectos en otros (1 Cor. 1:18, 24; 2:1-5).
Que cree. El Evangelio es para todos los
hombres (1 Tim. 2:4), pero es "poder de Dios para salvación" sólo
para los que están dispuestos a aceptarlo. Esa aceptación voluntaria es la fe
(ver Juan 3:16-17).
Al judío primeramente. Pablo siempre coloca a los judíos primero en privilegios y en responsabilidades (cap. 2:9-10). A ellos se les había confiado la Palabra de Dios (cap. 3:12); a ellos les habían pertenecido la ley y los servicios simbólicos del templo.
El Mesías había descendido de ellos (cap. 9:5). Entonces lo más natural era que el Evangelio les fuera predicado primero. Este fue sin duda el orden en que el Evangelio se comenzó a proclamar al mundo (Hech. 13:46; cf. Mat. 10:56; 21:43; Luc. 24:47; Hech. 18:6).
Pablo acostumbraba en su ministerio comenzar su obra en las sinagogas (Hech.
17:1-2; 18:4,6; 19:8). Una de las primeras cosas que hizo al llegar preso a
Roma fue presentar el Evangelio a los dirigentes judíos de esa ciudad (Hech.
28:17,23).
Griego. Gr. héll'n, "heleno",
equivalente aquí a "gentil", como en Rom. 2:9-10; 3:9; ver com. Juan
7:35. "Judío y griego" era la forma judaica, de acuerdo con la
religión, de referirse a toda la humanidad (ver Hech. 14:1; 1 Cor. 10:32).
"Griegos y bárbaros" era la división griega de acuerdo con la
nacionalidad y la cultura (ver com. Rom. 1:14).
17. La justicia de Dios. Puede entenderse que esta frase
se refiere a la justicia propia de Dios, o a la justicia que deriva de Dios, o
a la justicia que es aceptable para Dios, o al método de Dios para restaurar al
hombre a la justicia. Parece que en esta declaración resumida del gran tema de
la epístola, Pablo usa la frase "la justicia de Dios" en un sentido
general y abarcante. El Evangelio revela Justicia y la perfección de Dios
(cap. 3:26); manifiesta la clase de justicia que deriva de Dios y cómo puede
ser recibida por el hombre (Mat. 5:20; Fil. 3:9; ver com. Rom. 4:3-5).
Se revela. O "es revelada". El tiempo presente del verbo indica una acción continua. La justicia de Dios estaba siendo revelada especialmente en la muerte de Cristo (cap. 3:21-26), pero la revelación se repite en la proclamación continua del Evangelio y en la experiencia espiritual de cada persona que oye y cree en el Evangelio (Gál. 1:16). El hombre nunca podrá concebir o alcanzar sin ayuda esta justicia divina mediante su propia razón y filosofía. La justicia de Dios es una revelación de Dios.
Por fe y para fe. Literalmente "de fe para
fe". Compárese con "de gloria en gloria" (2 Cor. 3:18) y
"de poder en poder" (Sal. 84:7). La justicia de Dios es recibida por
la fe, y cuando se recibe, produce una fe siempre creciente. A medida que se
utiliza la fe, podemos recibir más y más de Injusticia de Dios, hasta que la fe
se convierte en una actitud permanente hacia él.
Como está escrito. Aquí, como en el vers. 2 y en
muchos otros pasajes de la epístola, Pablo procura probar que el mensaje
evangélico concuerda con las enseñanzas del AT.
El justo por la fe vivirá. O "aquel que por fe es
justo, vivirá". La frase "por fe" podría relacionarse con
"el justo" o con "vivirá". La cita está tomada de Hab. 2:4.
Durante la invasión de los caldeos el profeta Habacuc fue consolado con la
seguridad de que el justo es amparado por su fe y confianza en Dios (ver com.
Hab. 2:4). Un significado similar se puede ver en el uso que hace Pablo de esta
cita en Rom. 1:17. El justo no vivirá por confiar en sus propias obras y en sus
méritos, sino por su confianza y fe en Dios.
Otros prefieren relacionar
"por fe" con "el justo" para expresar más exactamente el
tema de la epístola: la justificación
por la fe. Pablo está tratando de demostrar que el hombre puede ser justo
delante de Dios únicamente por la fe. Sólo vivirá la persona que es justa por
la fe. En todo caso el significado es esencialmente el mismo; sea como fuere,
el énfasis se pone sobre la fe.
18. Porque. Aquí comienza el principal argumento de la epístola. Pablo primero procura demostrar que todos, gentiles y judíos por igual, necesitan la justificación que se revela en el Evangelio.
Esto
se debe a que todos los hombres son pecadores y por lo tanto están expuestos a
la ira de Dios, ya sean gentiles (cap. 1:13-32) o judíos (cap. 2:1 a 3:20).
La ira de Dios. Es decir, el desagrado divino
contra el pecado, que termina finalmente con la entrega del hombre al castigo
de la Muerte (ver Rom. 6:23; Juan 3:36). La ira del Dios infinito no puede ser
comparada con la pasión humana. Dios es amor (1 Juan 4:8), y aunque odia el
pecado, ama al pecador (CC 53-55).
Sin embargo, Dios no impone su
amor a los que no están dispuestos a recibir su misericordia (ver DTG 13, 431,707).
La ira de Dios contra el pecado se manifiesta cuando él retira su presencia y
su poder vivificador de los que eligen permanecer en el pecado, y de esa manera
participan de sus inevitables consecuencias (ver Gén. 6:3; cf. DTG 82, 711-713;
CC 17-18).
La terrible suerte que corrieron
los judíos después de que rechazaron a Cristo ilustra lo que estamos
comentando. Como finalmente persistieron en su obstinada impenitencia y
rechazaron los últimos ofrecimientos de misericordia, "Dios les retiró
entonces su protección y dio rienda suelta a Satanás y a sus ángeles, y la
nación cayó bajo el dominio del caudillo que ella misma había elegido" (CS
31).
Cuando la ira de Dios contra el
pecado cayó sobre Cristo como nuestro sustituto, la separación de su Padre le
causó una enorme angustia. "No debía ejercer su poder divino para escapar
de la agonía. Como hombre debía sufrir las consecuencias del pecado del hombre.
Como hombre debía soportar la ira de Dios contra la transgresión" (DTG
637). Finalmente en la cruz, "la ira de Dios contra el pecado, la terrible
manifestación de su desagrado por causa de la iniquidad, llenó de consternación
el alma de su Hijo. . . Al sentir el Salvador que de él se apartaba el
semblante divino en esta hora de suprema angustia, atravesó su corazón un pesar
que nunca podrá comprender plenamente el hombre" (DTG 701).
Por lo tanto, como Pablo lo
explica en Rom. 1:24,26,28, Dios revela su ira entregando a los pecadores
impenitentes a los resultados finales de su rebelión. Esta resistencia
persistente contra el amor de Dios y su misericordia culminará en la revelación
final de la ira de Dios en aquel día cuando el Espíritu de Dios sea finalmente
retirado. Los impíos no tienen ninguna protección contra el mal sin el amparo
de la gracia divina. Cuando "los ángeles de Dios dejen ya de contener los
vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se
desencadenarán" (CS 672).
Finalmente descenderá el fuego de
Dios que procede del cielo, y el pecado y los pecadores serán destruidos para
siempre (Apoc. 20:9; cf. Mal. 4:1; 2 Ped. 3:10). Pero aun esta revelación final
de la ira de Dios en la destrucción de los impíos no es ti acto de poder
arbitrario. "Dios es la fuente de la vida; y cuando uno elige el servicio
del pecado, se separa de Dios, y se separa así de la vida" (DTG 712).
Mientras Dios da la existencia a
los hombres por un tiempo, ellos eligen a quién han de servir. Finalmente recibirán
los resultados de su propia elección. "Por una vida de rebelión, Satanás y
todos los que se unen con él se colocan de tal manera en desarmonía con Dios,
que la misma presencia de él es para ellos un fuego consumidor" (DTG
712-713; cf. CS 598).
Se revela. O "está siendo
revelada" (cf. vers. 17). La plena manifestación de la ira de Dios será
vista al fin del mundo (Rom. 2:5; 1 Tes. 1:10; 2 Tes. 1:7-9; Apoc. 6:16-17). Pero
el desagrado de Dios contra el pecado también está siendo revelado en la
condición de la humanidad. Los vicios degradantes y la impiedad deliberada a la
cual se entregan los pecadores (Rom. 1:24-32), dan lugar a la condenación de
Dios y al castigo del pecado. La predicación de Pablo acerca de la justicia de
Dios revelada en el Evangelio (vers. 17) también sirve para demostrar la ira de
Dios más claramente que nunca antes.
Desde el cielo. La revelación de la ira de Dios
viene como un mensaje de amonestación desde el trono de Dios.
Impiedad. Gr. asébeia, "falta de
reverencia a Dios", "irreligión" (vers. 21).
Injusticia. Gr. adikía, "falta de
conducta recta", "injusticia" (vers. 29).
Detienen. Gr. katéjÇ, "poseer",
"retener con firmeza", "detener", "impedir",
"suprimir". Aquí mejor "detener" o "suprimir".
Con injusticia. Por su impiedad los hombres
estaban deteniendo y suprimiendo la verdad acerca de Dios. Afianzados en su
determinación de practicar la iniquidad, no estaban dispuestos a atesorar el
conocimiento de un Dios puro y santo que sabían que se oponía a esos hechos, y
que los castigaría. Al hacerlo no sólo estaban suprimiendo la verdad de su
propio corazón, sino también ocultándola de otros.
Verdad. Se refiere especialmente al
conocimiento acerca de Dios (ver Rom. 1:19, 25; com. Juan 8:32).
19. Se conoce. O "es conocido".
Les es manifiesto. Es decir, en sus corazones y
conciencias (ver cap. 2:15).
Dios se lo manifestó. Dios se revela al hombre en tres
formas: (a) mediante una revelación interna a la razón y a la conciencia de cada
uno (Rom. 2:15: cf. Juan 1:9); (b) mediante una revelación externa en las obras
de la creación (Rom. 1:20); y (c) mediante una revelación especial en las
Escrituras y en la persona y obra de Cristo, que confirma y completa las otras
revelaciones. Pablo se está refiriendo aquí a las primeras dos.
Dios ha dotado a los hombres de
razón y conciencia; los ha hecho capaces de ver e investigar las obras de Dios;
ha desplegado ante ellos las evidencias de la bondad divina, de su sabiduría y
poder; por lo tanto, ha hecho que sea posible que los gentiles y los judíos
aprendan de él.
20. Las cosas invisibles. Es decir, "su eterno poder y
piedad", como se menciona después. Los hombres, inducidos por su ceguera,
habían sustituido esos invisibles atributos de Dios por imágenes visibles.
Deidad. Gr. theiót's, "naturaleza
divina", "divinidad". Esta es la única vez que aparece theiót's
en el NT. El apóstol habla aquí de la esencia divina y de la manifestación de
los atributos divinos. Compárese con la
palabra theót's en Col. 2:9, que significa "deidad".
Claramente visibles. Las cosas invisibles de Dios
pueden ser percibidas con claridad por la mente con la ayuda de las obras
creadas de la naturaleza. Aunque marchitadas por el pecado, "las cosas
hechas" testifican del poder infinito de Aquel que creó esta tierra. Alrededor
de nosotros vemos abundantes pruebas de la bondad y del amor de Dios, hasta el
punto que es posible que aun los paganos reconozcan y admitan el poder del
Creador.
Desde la creación. Es decir, siempre, a partir de
la creación.
No tienen excusa. La revelación de Dios mediante la
conciencia y la naturaleza es suficiente para que los hombres conozcan los
requerimientos divinos. Ante esa revelación quedan sin excusa por el
incumplimiento del deber, es decir, por su idolatría y por estorbar la verdad.
21. Habiendo conocido a Dios. O "aunque conocían a
Dios", es decir, mediante la revelación de la conciencia y la naturaleza
(ver com. vers. 20). Además, los hombres temerosos de Dios, como Noé y sus
hijos, conocían a Dios y transmitieron ese conocimiento a sus descendientes;
pero debido a un descuido pecaminoso, la mente de la mayoría de sus
descendientes pronto se entenebreció, y el conocimiento de Dios en gran medida
se perdió entre los gentiles.
No le glorificaron. El no querer honrar a Dios como
el Creador divino fue la verdadera causa de que hubiera mentes entenebrecidas y
prácticas abominables entre los gentiles. Glorificar a Dios significa reverenciarlo,
amarlo y obedecerle.
Ni le dieron gracias. El negarse a dar gracias a Dios
por su amor y bondad hacia los hombres es una de las causas de corrupción e idolatría.
La ingratitud endurece el corazón e induce a los hombres a olvidar al Ser a
quien no quieren expresar gratitud.
Se envanecieron. Gr. mataióÇ, "hacerse necio",
o "llegar a ser vano". Los gentiles se habían hecho vanos y necios
ideando vanidades. La mente humana que adora ídolos mudos de oro, madera o
piedra se hace seme ante a los objetos de su culto (Sal. 115:8). Compárese con
kenós, palabra que se traduce "vano" (1 Cor. 15:10), y que significa
"vacío" o "hueco".
Razonamientos. Gr. dialogismós,
"razonamiento" "pensamiento", "especulación". Pablo
está usando este término para referirse a las vanas ideas y especulaciones a
que habían llegado los gentiles acerca de Dios, en oposición a la verdad que
una vez habían conocido y que todavía les era presentada en las obras creadas
por Dios (vers. 20).
Necio. Gr. asúnetos, literalmente "sin entendimiento" (ver Mat. 15:16), por lo tanto, "sin inteligencia", "insensato". Corazón. Término que se usa para referirse a todas las facultades humanas del pensamiento (Rom. 10:6), la voluntad (1 Cor. 4:5), o el sentimiento (Rom. 9:2). Los judíos consideraban que el corazón era la sede de la vida íntima del hombre. Allí podría albergarse o el Espíritu Santo (cap. 5:5) o los malos deseos (Rom. 1:24; cf. Mar. 7:21-23).
Fue entenebrecido. Los hombres se habían hundido tan
profundamente en la ignorancia y el pecado, que su mente se había entenebrecido
y era insensible; ya no percibían ni entendían la verdad. El propósito de
Satanás en el gran conflicto ha sido producir siempre tal entenebrecimiento.
Dios ha dado a cada hombre "individualidad, la facultad de pensar y
hacer" (Ed 15).
La salvación depende del recto
ejercicio y del desarrollo de esta facultad al elegir tener fe en Dios y
obedecer su voluntad. Por lo tanto, durante como seis mil años el propósito
deliberado de Satanás ha sido debilitar y destruir esta facultad que tiene su
origen en Dios, para que los hombres lleguen a ser completamente incapaces de
reconocer, recibir y practicar la verdad.
Por esta razón, una de las
primeras promesas del Evangelio y la más necesaria, es que Dios dará al hombre
un corazón nuevo, o sea una mente nueva (Eze. 36:26; cf. Juan 3:3). "Las
palabras 'os daré corazón nuevo' (Eze. 36:26) significan, os daré una mente
nueva" (CM 436). El mensaje de Pablo en la Epístola a los Romanos es que
esta maravillosa transformación del corazón y de la mente ha sido hecha posible
para todo el que tiene fe en Cristo.
22. Ser sabios. Pablo no se está refiriendo
simplemente a las pretensiones de la filosofía griega, aunque él colocó en un
nivel inferior ese tipo de sabiduría (1 Cor. 1:18-25). Está describiendo la
infatuación de aquellos cuya sabiduría se relaciona con cualquier tipo de
separación voluntaria de la verdad divina, y de la cual originalmente debe
haber surgido la idolatría en sus muchas y fantásticas formas. Los hombres se
apartaron del verdadero conocimiento de Dios por su supuesta sabiduría, y el
paganismo fue el resultado inevitable.
Se hicieron necios. La idolatría fue el extremo de su
necedad (ver Jer. 10:14-15), ¿pues qué necedad podría haber sido mayor que
adorar a un animal en lugar de Dios?
23. Cambiaron. Los hombres dominados por su
necedad, habían cambiado el culto de Dios por el de imágenes. En vez de elevar
la mirada a un Ser revestido de majestad y poder, se inclinaban ante reptiles y
bestias. Cambiaron un glorioso objeto de culto por lo que degrada y humilla
(ver Sal. 106:20; Jer. 2:11). El hombre fue colocado como el señor de los seres
irracionales (Sal. 8:6-8), pero se degradó a sí mismo rindiendo culto a las
criaturas que Dios hizo para que le sirvieran (cf. Ose. 8:6).
Incorruptible. Es decir, no sujeto a la muerte,
por lo tanto, no sometido a la descomposición como todas las criaturas. Pablo contrasta la "incorruptibilidad"
de Dios con la "corruptibilidad" del hombre. Sólo Dios es inmutable,
indestructible, inmortal y, por lo tanto, digno de adoración (1 Tim. 1:17).
Imagen. Los hombres no estaban
satisfechos con adorar a Dios "en espíritu" (Juan 4:23-24); no se
sentían contentos con la revelación que hace Dios de sí mismo en la naturaleza
(Rom. 1:20). Prefirieron representarlo
mediante imágenes a semejanza de hombres, aves, cuadrúpedos o reptiles. Pablo parece estar señalando las etapas
sucesivas de la degradación moral e intelectual de los paganos, que termina en la
representación del Dios viviente con reptiles inmundos y otros seres que se
arrastran sobre la tierra.
En la religión griega y romana eran comunes los dioses en forma humana. El culto de toda clase de seres como toros, cocodrilos, serpientes y aves prevalecía en Egipto. Los israelitas, imitando la idolatría de Egipto, hicieron un becerro de oro (Exo. 32:4). Posteriormente Jeroboam erigió dos becerros de oro, uno en Dan, y otro en Bet-el, y les ofreció sacrificios (1 Rey 12:28-32). Algunos de los paganos más cultos quizá consideraban las imágenes sólo como representaciones simbólicas, pero muchos del pueblo veían en los ídolos a los mismos dioses. La Biblia no hace una distinción tal, sino que sencillamente condena como idólatras a todos los adoradores de imágenes (Exo. 20:4-5; Lev. 26:1; Miq. 5:13; Hab. 2:18-19).
24. Los entregó. Cuando los paganos
voluntariamente se apartaron de Dios y lo eliminaron de su mente y corazón, el
Señor los dejó que caminaran en sus propias sendas de autodestrucción (Sal.
81:12; Hech. 7:42; 14:16). Esto es parte del precio de nuestra libertad moral. Si
los hombres insisten en seguir en sus malos caminos, Dios permitirá que lo
hagan retirando su bondadosa ayuda y restricción. En ese caso son dejados para
que cosechen los resultados de su rebelión, siendo esclavizados cada vez más
profundamente bajo el poder del pecado (ver Rom. 1:26,28; cf. CS 484).
Inmundicia. Es decir, impureza, contaminación
moral, como la que se especifica en los vers. 26 y 27. La idolatría
generalmente va acompañada de una cruda inmoralidad, y ésta era considerada
antiguamente como una parte de la religión.
En las concupiscencias. Se refiere a la condición moral
en la que ya estaban cuando Dios los dejó entregados a las consecuencias de sus
inclinaciones y deseos depravados.
Deshonraron entre sí sus propios cuerpos. Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, pero con la inmoralidad pierde esa dignidad (1 Cor. 6:15-19; 1 Tes. 4:3-4).
El paganismo deja sus
huellas en el cuerpo, así como también en el alma de los seres humanos.
25. Cambiaron la verdad. Cambiaron la verdad divina por lo falso.
La mentira. Cf. Jer. 10:14. Los ídolos son mentiras personificadas. El hombre los hace, y sin embargo los ve como una representación de Aquel que hizo al hombre (Isa. 40:18-20). Tienen ojos, pero no pueden ver; tienen boca, pero no pueden hablar (Sal. 115:5-7; 135:15-17).
Honrando y dando culto. "Honrando" podría
referirse a rendir culto en forma general; "dando culto", a una
adoración mediante ritos y sacrificios especiales.
Las criaturas. Cualquier cosa o ser creado.
Antes que. Mejor "en vez de",
"primero que". Rechazaron al Creador para adorar a las cosas creadas.
Bendito. Gr. eulog'tós; no es la misma
palabra que se usa en las bienaventuranzas (ver com. Mat. 5:3), sino una
expresión de alabanza y gloria que, como aquí, se atribuye con frecuencia a
Dios (ver Sal. 89:52, LXX; Rom. 9:5; 2 Cor. 1:3; 11:31). Esta alabanza es
especialmente apropiada aquí, pues muestra la lealtad de Pablo a Dios en
contraste con la apostasía de los paganos, a los cuales está describiendo el
apóstol.
26. Los entregó. Ver com. vers. 24.
Pasiones vergonzosas. Literalmente "pasiones de
deshonra". La historia confirma la práctica de estos vicios antinaturales
en la sociedad pagana; pero, en contraste con la libertad de los escritores
paganos de sus días, Pablo describe con mucha reserva la inmoralidad que
prevalecía entonces. Considera que hasta era una vergüenza hablar de tales
cosas (Efe. 5:12).
27. Hombres. . . unos con otros. Pablo se refiere eufemísticamente
a las depravadas aberraciones de la sodomía y la homosexualidad.
Retribución debida. El castigo de sus errores, fruto
de la idolatría, fue una degradación física, mental y espiritual: la
consecuencia inevitable de lo que habían hecho.
28. No aprobaron. Esto implica que rechazaron a
Dios conscientemente. Se negaron a reconocerlo. En vez de aumentar su
conocimiento de Dios (vers. 21), suprimieron la verdad (vers. 18), y se
convirtieron en "los gentiles que no conocen a Dios" (1 Tes. 4:5).
Tener en cuenta. Gr. epígnÇsis, "completo
conocimiento".
Los entregó. Ver com. vers. 24.
Reprobada. Gr. adókimos,
"desaprobado". Una palabra de la misma raíz, dokimázÇ
"aprobar", se usó en la primera parte del versículo
("aprobaron"). Como no" aprobaron" recibir el conocimiento
de Dios, el Eterno los entregó a una mente "reprobada"; y
como consecuencia de su determinación de olvidarse de Dios, él los abandonó al
malvado estado mental que habían elegido y que él no podía aprobar.
No conviene. Es decir, impropio, indecente.
29. Injusticia. Un término general ya usado para
describir la condición que merece la ira de Dios (vers. 18). Compárese con la
lista de pecados en Gál. 5:19-21; 1 Tim. 1:9-10; 2 Tim. 3:2-4.
Fornicación. La evidencia textual (cf. p, se
inclina por la omisión de esta palabra.
Perversidad. Gr. pon'ría, término general para
expresar bajeza, malignidad, vileza, maldad.
Avaricia. Gr. pleonexía, "el deseo de
tener más". Pablo también describe este pecado como idolatría (Col. 3:5).
Maldad. Gr. kakía, cuyo significado es algo similar al de pon'ría (ver com. "perversidad"). Algunos sugieren que pon'ría representa una impiedad activa, en contraste con kakía, que destaca un estado interior de impiedad. Envidia. Gr. fthónos. La envidia también está en la lista de las obras de la carne (Gál. 5:19-21).
Contiendas. Gr. éris, "contienda".
Pablo no se refiere a discusiones en el sentido moderno del término. La palabra
griega destaca principalmente los elementos de lucha, disputa e ira (cf. Rom. 13:13; 1 Cor. 1:11; 3:3; 2 Cor. 12:20;
Gál. 5:20; Fil. 1:15; 1 Tim. 6:4; Tito 3:9. En todos esos pasajes se ha
traducido "contiendas" en la RVA, excepto en el último donde se
tradujo "contenciones").
Engaños. Gr. dólos, "astucia",
"engaño". Esta palabra está en
Mat. 26:4; Juan 1:47; Hech. 13:10; 1 Tes. 2:3, etc., en donde se ha traducido
"engaños".
Malignidades. Gr. kako'theia,
"malicia". "encono", "malevolencia",
"astucia".
30. Murmuradores. Gr. psithurist's,
"chismoso", "propagador de escándalos".
Detractores. Es decir,
"difamadores".
Aborrecedores de Dios. Gr. theostug's, que también
podría traducirse "aborrecibles para Dios". En el griego clásico esta
palabra generalmente se emplea en un sentido pasivo: aborrecidos por
Dios"; sin embargo, muchos intérpretes consideran que en esta lista de pecados
corresponde mejor el sentido activo: "aborrecedores de Dios".
Injuriosos. Es decir, insolentes. Pablo
emplea este término para describir su propio comportamiento antes de su conversión
("injuriador", 1 Tim. 1:13).
Soberbios. Gr. huper'fanos,"que se
autodestaca por sobre otros", "arrogante", "altivo".
Altivos. Gr. alazÇn,
"jactancioso", "persona vanidosa".
Inventores de males. Es decir, inventores de nuevas
formas de vicios y complacencia propia, de los cuales Nerón era un vivo ejemplo
(ver pp. 83-86; DTG 28).
Desobedientes a los padres. La inclusión de este pecado en
esta lista demuestra la forma en que Pablo consideraba la desobediencia a los padres
(cf. Mal. 4:6; Luc. 1:17).
31. Necios. Gr. asúnetos, cuya forma singular
se ha traducido "necio" en el vers. 21.
Desleales. Es decir, que no cumplen lo que
prometen.
Sin afecto natural. El infanticidio y el divorcio
eran comunes en los días de Pablo. Cuando, debido a su persistente rebelión
contra Dios, los hombres alejan al Espíritu Santo, contristándolo (Efe. 4:30),
sus vidas revelan la falta de amor y afecto natural. Dios no impone su Espíritu
de amor sobre los hombres. Cuando persisten en oponerse a su voluntad, el Señor
los entrega a sus propias inclinaciones antinaturales y egoístas (Rom. 1:24,26,28).
Implacables. La evidencia textual (cf. p. 10)
establece la omisión de esta palabra; sin embargo, el mismo vocablo griego
aparece en la lista de pecados de 2 Tim. 3:3.
Sin misericordia. Es decir, sin piedad ni
compasión. La morbosa satisfacción de los espectadores que contemplaban la
matanza de gladiadores y de mártires en Roma, indica cuán poca piedad y
compasión había en el corazón de los hombres de esa época. Jesús enseñó que ser
inmisericorde es una evidencia de un carácter corrupto, que no es apto para el
cielo (Mat. 25:41-43).
32. Habiendo entendido. En el texto griego estas palabras
implican "conocimiento pleno" (cf. com. vers. 28).
Juicio. Gr. dikaíÇma, "ordenanza", "decreto". Pablo se está refiriendo a la recta sentencia de Dios que define qué es bueno y qué es malo y relaciona la muerte con el pecado y la vida con la rectitud. Este decreto no sólo se revela en el AT sino también en la conciencia de cada hombre (cap. 2:14-16).
Pablo ha destacado claramente en
este primer capítulo, que los pecados de los paganos se cometían a pesar de
tener un gran conocimiento acerca de Dios (vers. 19-21, 25, 28).
Practican. El griego insinúa una acción
repetida y continuada.
Dignos de muerte. No se refiere al fallo de la
justicia civil sino más bien a las fatales consecuencias del pecado (cap. 6:23).
Se complacen. O "aprueban
cordialmente", "aplauden". Esta palabra describe algo más que
una aprobación pasiva ante el mal; sugiere un consentimiento y tina aprobación
activos (ver Hech. 8:1; 22:20). El punto culminante de esta enumeración de
pecados que hace Pablo es la depravada impiedad de hallar satisfacción en las
malas prácticas de otros. El hombre se degenera hasta este punto cuando se
niega a conocer y honrar al verdadero Dios.
El sombrío cuadro que pinta Pablo
de la corrupción de los paganos puede verificarse leyendo a los escritores
seculares del siglo I. Una de las descripciones que se cita con más frecuencia
en cuanto a la iniquidad que prevalecía en los días de Pablo, es la del
filósofo Séneca, contemporáneo del apóstol: "Todo lugar está lleno de
crímenes y vicio; se cometen demasiados crímenes para que puedan ser curados
mediante restricción alguna. Los hombres compiten en una grandiosa rivalidad de
impiedad.
Cada día es mayor el deseo de
hacer el mal, y es menor el temor de hacerlo. Se ha desvanecido toda
consideración por lo que es mejor y más justo; la concupiscencia impera por
dondequiera, y los crímenes no se encubren más. Se lucen delante de nuestros
mismos ojos, y la impiedad se ha hecho tan pública, ha ganado tal poder sobre
los corazones de todos, que la inocencia ya no sólo es rara: no existe"
(De Ira ii. 9.1). Ver también la Sabiduría de Salomón 14:22-30. Cf. DTG 27-28.
Desde que cayeron nuestros
primeros padres se había llevado a cabo el experimento en cuanto a si el hombre
podía salvarse a sí mismo por sus propias obras. "El principio de que el
hombre puede salvarse por sus obras. . . es [el] fundamento de toda religión
pagana" (DTG 26). Se había hecho evidente que se necesitaba otro plan de
salvación. "Satanás se estaba regocijando de que había logrado degradar la
imagen de Dios en la humanidad. Entonces
vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor" (DTG 28; ver
Gál. 4:4-5). Las buenas nuevas de que la condición del hombre no es desesperada
sino que la justificación está al alcance de todos los que tienen fe en Cristo,
era el mensaje de esperanza que Pablo presentaba ante el mundo pagano. Este es
el "Evangelio de Cristo", el tema de esta epístola para los creyentes
de Roma. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
16-17. HAp 305. LA SALVACIÓN OFRECIDA A LOS JUDÍOS.
Basado En La Epístola A Los Romanos. (299-306)
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-35-la-salvacion-ofrecida-los.html
18-32 CN 412. PRESERVACIÓN
DE LA INTEGRIDAD MORAL. 411-442
https://elaguila3008.blogspot.com/2018/08/conduccion-del-nino-egw-seccion-xvi.html
20. CM 145; DTG 248; Ed 130;
MC 319; MM 103; PP 109; PVGM 8, 12, 78; 8T 255
21. FE 331; HAp 12; 2JT 335;
PP 68; PVGM 9
21-22. CM 324
22. “Profesando Ser Sabios, Se Hicieron Necios”. PVGM 157.
(EL CASO DEL HIJO
PRODIGO) ¡Qué Cuadro Se Presenta Aquí
De La Condición Del Pecador! Aunque rodeado
de las bendiciones del amor divino, no hay nada que el pecador, empeñado en la
complacencia propia y los placeres pecaminosos, desee tanto como la separación
de Dios. A semejanza del hijo desagradecido, pretende que las cosas buenas de
Dios le pertenecen por derecho. Las recibe como una cosa natural, sin expresar
agradecimiento ni prestar ningún servicio de amor. Así como Caín salió de la
presencia del Señor para buscarse hogar; así como el pródigo vagó por "una
provincia apartada", así los pecadores buscan la felicidad en el
olvido de Dios. Rom. 1:28.
CUALQUIERA SEA SU
APARIENCIA, toda vida cuyo centro es el yo, se malgasta. Quienquiera que intente
vivir lejos de Dios, está malgastando su sustancia, desperdiciando los años
mejores, las facultades de la mente, el corazón y el alma, y labrando su propia
bancarrota para la eternidad.
El Hombre Que Se
Separa De Dios Para Servirse A Sí Mismo, es
esclavo de Mammón. La gente que Dios creó para asociarse con los
ángeles, ha llegado a degradarse en el servicio de lo terreno y bestial.
Este Es El Fin Al
Cual Conduce El Servicio Del Yo. Si habéis escogido una vida
tal, sabed que estáis gastando dinero en aquello que no es pan, y trabajando
por lo que no satisface. Llegarán horas cuando os daréis cuenta de vuestra
degradación. Solos en la provincia apartada, sentís vuestra miseria, y en
vuestra desesperación clamáis: "¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me
librará del cuerpo de esta muerte?" Rom. 7:24.
LAS PALABRAS DEL
PROFETA CONTIENEN LA DECLARACIÓN DE UNA VERDAD UNIVERSAL CUANDO DICE: "Maldito
el hombre que confía en el hombre, y pone carne por su brazo y su corazón se
aparta de Jehová. Pues será como la retama en el desierto, y no verá cuando
viniere el bien; sino que morará en las securas en el desierto, en tierra 159 despoblada
y deshabitada". Jeremías 17:5,6.
25. CS 13; FE 329; 1JT 591; PP
79; PR 211; PVGM 9
28. PP 68, 79
29-32 Ed 231. Es un hecho
sumamente ignorado, pero no por eso menos peligroso, que el error rara vez se
presenta tal como es. Logra aceptación mezclado o ligado a la verdad. El comer
del árbol del conocimiento del bien y del mal causó la ruina de nuestros
primeros padres, y la aceptación de una, mezcla de bien y de mal es la causa de
la ruina de los seres humanos de hoy día. La mente que depende del criterio de
otros se extraviará tarde o temprano.
La facultad de distinguir entre
lo bueno y lo malo sólo se puede obtener mediante la dependencia individual del
Señor. Cada uno debe aprender por si mismo de Dios, mediante su Palabra. Se nos
dio la razón para que la usáramos, y el Altísimo desea que lo hagamos. "Venid. . . y estemos a
cuenta"*Isa. 1:18, nos dice. Si confiamos en él podemos tener sabiduría
para "desechar lo malo y escoger lo
bueno". *Isa. 7:15; Sant. 1:5.
EN TODA ENSEÑANZA VERDADERA, es esencial
la relación personal. Al enseñar, Cristo trató individualmente con los hombres.
Educó a los doce por medio del trato y la asociación personales. Sus más
preciosas instrucciones las dio en privado, y con frecuencia a un solo oyente.
Reveló sus más ricos tesoros al honorable rabino en la entrevista nocturna
celebrada en el Monte de los Olivos, y a la mujer despreciada, junto al pozo de
Sicar, porque en esos oyentes percibió un corazón sensible, una mente abierta,
un espíritu receptivo. Ni siquiera la muchedumbre que con tanta frecuencia
seguía sus pasos era para Cristo una masa confusa de seres humanos. Hablaba y
exhortaba en forma directa a cada mente, y se dirigía a cada corazón. Observaba
los rostros de sus oyentes, veía cuando se iluminaban, notaba la mirada rápida
y de comprensión que revelaba el hecho de que la verdad había llegado al alma,
y su corazón vibraba en respuesta con gozosa simpatía.
Ministerio Hno. Pio
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