Hechos 24. Vers. (1-9) Pablo, acusado por el orador Tértulo, (10-23) da razón de su vida y su doctrina, (24-25) y predica a Cristo al gobernador y a su señora. (26) El gobernador espera, en vano, que Pablo lo soborne. (27) Deja preso a Pablo cuando es reemplazado por Porcio Festo.
1 CINCO días después, descendió
el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador
llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. 2 Y cuando
éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti
gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu
prudencia, 3 oh Excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo
lugar con toda gratitud. 4 Pero por no molestarle más largamente, te ruego que
nos oigas brevemente conforme a tu equidad.
5 Porque hemos hallado que este
hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo
el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. 6 Intentó también profanar
el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. 7 Pero
interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos,
8 mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle,
podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos.
9 Los judíos también confirmaban,
diciendo ser así todo. 10 Habiéndole hecho seña el gobernador a Pablo para que
hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta
nación, con buen ánimo haré mi defensa. 11 Como tú puedes cerciorarte, no hace
más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; 12 y no me hallaron disputando con
ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni
en la ciudad; 13 ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan.
14 Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman
herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en
la ley y en los profetas están escritas; 15 teniendo esperanza en Dios, la cual
ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de
justos como de injustos. 16 Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin
ofensa ante Dios y ante los hombres.
17 Pero pasados algunos años,
vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. 18 Estaba en ello,
cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud
ni con alboroto. 19 Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí
tienen algo. 20 O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha,
cuando comparecí ante el concilio, 21 a no ser que estando entre ellos
prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy
por vosotros.
22 Entonces Félix, oídas estas
cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando
descendiera el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. 23 Y mandó
al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna
libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él.
24 Algunos días después, viniendo
Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la
fe en Jesucristo. 25 Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio
propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando
tenga oportunidad te llamaré.
26 Esperaba también con esto, que
Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía
venir y hablaba con él. 27 Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a
Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a
Pablo. (Hechos 24).
1. Cinco días después. Esto es, después de la llegada
de Pablo a Cesarea (ver com. vers. 11). Cinco días no era mucho tiempo para
ordenar las acusaciones y para que un profesional preparara el alegato antes de
presentar el caso (cf. cap. 21:17-18,27; 24:11).
Descendió. O "bajó" desde Jerusalén, situada en las
montañas, hasta Cesarea, la capital romana a la orilla del mar.
Ananías. Ver com. cap. 23:2. El sumo sacerdote no debía
sentir mucho afecto por Pablo, pues este lo había llamado "pared
blanqueada" (cap. 23:3).
Ancianos. Ver com. cap. 23:14. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto: "ciertos ancianos".
No es probable que Ananías,
un saduceo, hubiera convocado a muchos fariseos del sanedrín, porque éstos
habían defendido a Pablo (ver com. cap. 23:9).
Orador. Gr. r'tor, "conferenciante",
"orador". El r'tor era un abogado, un defensor profesional. En el NT
nunca se usa este título para un "predicador", o "heraldo"
(Gr. k'rux, 1Tim. 1:7) del mensaje evangélico, ni para Cristo nuestro
"abogado" (Gr. parákl'tos, 1 Juan 2:1; ver com. Mat. 5:4).
Tértulo. Nombre latino, diminutivo de Tertius que significa
"tercero". Compárese con "Segundo" (cap. 20:4). En cada
corte provincial había profesionales versados en las leyes romanas, que podían
hablar en favor de los habitantes no romanos de las provincias.
Tértulo puede haber sido un judío
versado en los procedimientos legales romanos, o un romano familiarizado con
los conocimientos judíos. Si era romano, su uso de los verbos en primera
persona del plural puede dar a entender que era un prosélito del judaísmo, o
puede haberlos usado así sencillamente para enfatizar que estaba hablando en
favor de sus clientes.
Comparecieron. Se incluye a Ananías, a los ancianos y a Tértulo.
Toda la delegación se unió para presentar la acusación contra Pablo. Como en el cap. 25:2,15, el verbo griego
emfanízÇ, "informar" se usa para acusar de manera formal.
2. Llamado. Probablemente sea una referencia para indicar que
Pablo fue traído de su prisión para que se presentara ante la audiencia.
Comenzó a acusarle. El discurso de Tértulo comenzó con excesiva adulación, pero su objetivo era acusar. Se acostumbraba comenzar los discursos, como éste, con adulaciones (Cicerón, De Oratoria ii. 80).
El
informe que Lucas da del discurso (vers. 2-8) es sin duda un breve resumen, en
el cual sólo se conservan los puntos principales.
Gran paz. Durante este agonizante período de la historia
judía, Palestina disfrutó de cualquier cosa, menos de paz. Bajo la superficie
hervían las revueltas que unos siete u ocho años más tarde estallarían en
abierta insurrección (ver t. V, pp. 71-74).
La paz que gozaba la tierra era
la paz romana, impuesta por la fuerza de las armas. Félix había suprimido
repetidas veces a los mesías políticos y extirpado las incipientes revueltas
contra la autoridad romana (Josefo, Antigüedades xx. 8.6-7; Guerra ii. 13.2).
Muchas cosas. Mejor "las mejoras realizadas por tu
providencia en beneficio de esta nación" (BJ). Según Tácito (Anales xii.
54), Félix obtenía considerables ingresos que los bandidos de Palestina le
daban a cambio de que tolerara sus atropellos. Se dice que cuando Félix
suprimió la rapiña, lo hizo sólo para aumentar su propia riqueza. Debido a su
pésima administración fue llamado a Roma durante el tiempo de la prisión de Pablo.
Pueblo. Gr. 'thnos, término común con que los judíos se
referían a los gentiles. Los escritores del NT generalmente llaman a los judíos
"pueblo", Gr. laós (cap. 10:2; 26:17, 23). Cuando los judíos usan
'thnos para referirse a su nación, generalmente lo hacen en presencia de
gentiles o con respecto a gentiles (Luc. 7:5; 23:2).
Prudencia. Gr. prónoia, "previsión", "cuidado
providente".
3. Excelentísimo. Gr. krátistos,
"nobilísimo", "ilustrísimo", palabra que también usó Lisias
en su carta a Félix (cap. 23:26), y que se traduce "excelentísimo".
La palabra no denota carácter, sino posición. Pablo se la aplicó a Festo (cap.
26:25).
4. Por no molestarle. Gr. egkóptÇ,
"estorbar", "detener". Tértulo le atribuye a Félix el estar
muy ocupado manteniendo la paz y promoviendo mejoras (ver vers. 2); por lo
tanto tiene poco tiempo para asuntos tan insignificantes como el problema que
le traen. En esa forma insinúa el deseo de una decisión rápida en favor de sus
clientes.
Equidad. Gr. epiéikeia, "lenidad",
"imparcialidad", "clemencia" (cf. 2 Cor. 10:1).
"Consideración" o "clemencia" es una buena traducción.
Tértulo se propone cegar los ojos de Félix ante los hechos, saturando con
adulaciones el ambiente de la sala de audiencias.
5. Hemos hallado. La declaración da a entender que se había hecho una investigación cuidadosa, de la cual resultó evidente que Pablo era el individuo depravado que ellos acusaban. Es una plaga. Gr. loimós, "peste", "plaga", "pestilencia". En 1 Mac. 10:61 se usa esta palabra para referirse a criminales.
Promotor de sediciones. O "agitador", una grave
acusación que, de ser cierta, hubiera puesto a Pablo en conflicto directo con
la ley romana, como lo esperaban sus acusadores. Pablo era "una
plaga" según los judíos, pero no para los romanos. Sin embargo, Félix era
conocido por tratar duramente a los insurrectos (ver com. vers. 2), y si
Tértulo podía convencerlo con este argumento, la suerte de Pablo estaría
echada. Compárese con las acusaciones que se presentaron ante Pilato contra
nuestro Señor (ver com. Luc. 23: 2).
Entre todos los judíos. Miles de judíos procedentes del
extranjero se habían reunido en Jerusalén para las fiestas anuales, y no hay
duda de que los dirigentes judíos habían oído los informes de los tumultos
producidos por el trabajo de Pablo en Filipos (cap. 16:16-24), Tesalónica (cap.
17:5-9), Corinto (cap. 18: 12-17) y Efeso (cap. 19:8-10,13 a 20: 2).
Esos disturbios podían ser
considerados como resultado de la conducta sediciosa de Pablo, y de esa manera
podían dar fuerza a la acusación presentada contra el apóstol. Tértulo pudo
haber citado episodios específicos, sacando el mejor partido de ellos y
dándoles la peor interpretación posible (cf. cap. 24:18).
Mundo. Gr. oikoumén', "mundo habitado", que aquí
significa el Imperio Romano (ver com. Luc. 2:1).
Cabecilla. Gr. prÇtostát's, "que está al frente", "hombre de primera fila", y por lo tanto, "cabecilla". En la obra de Tucídides, Historia v. 71, el prÇtostát's en el ala derecha es el responsable por la dirección que se sigue al avanzar o al atacar. Esta palabra se usa aquí metafóricamente. Secta. Ver com. cap. 5:17.
Nazarenos. Es la única vez que en el NT se aplica este nombre
a los cristianos; evidentemente se refiere a los seguidores de Jesús de
Nazaret. Durante los siglos II y III hubo una secta de judíos cristianos
llamada nazarenos, pero la referencia que comentamos denomina sencillamente a
los primeros cristianos, ya fueran judíos o gentiles (ver t. V, p. 57). Cf.
Mat. 2:23, donde el término "nazareno" se aplica a Jesús como residente
de Nazaret. Esta palabra no tiene ninguna afinidad conocida con el término
nazareo (ver com. Núm. 6:2; Mat. 2:23), ni puede demostrarse que esté
relacionada con la palabra hebrea natsar "guardar",
"velar", "observar".
6. Intentó. Los enemigos de Pablo lo acusan ahora del supuesto
crimen que condujo a su arresto (cap. 21:21,28).
Profanar. Gr. beb'lÇ, "profanar",
"violar". Está relacionado con una palabra que significa
"umbral", por lo cual el verbo significa "atravesar el
umbral". Se acusó a Pablo de introducir a gentiles más allá del límite que
había en el patio del templo, y al que sólo se permitía que pasaran los judíos
(ver t. V, pp. 68-69), y, por lo tanto, de que lo había profanado. La acusación
que se hizo contra Pablo era muy grave ante la ley romana y la ley judía. Ver
ilustración frente a p. 449, con una advertencia para los no judíos.
Prendiéndole. Gr. kratéÇ, "tomar", "apoderarse",
por medio de la fuerza. Presentaron a Pablo como a un criminal peligroso,
detenido por la fuerza.
Quisimos juzgarle. La evidencia textual (cf. p. 10)
sugiere la omisión de esta frase, del vers. 7, y de la primera parte del vers.
8, incluyendo las palabras: "viniesen a ti". Sin embargo, este pasaje
recapitula, desde el punto de vista de Tértulo, los sucesos que ya Lucas había
registrado (cap. 21:32 a 23:30).
Los vers. 6-8 presentan a Tértulo
empleado en explicar por qué había sido necesario molestar a Félix con este
caso. Sus clientes -el sumo sacerdote y
los ancianos- habían intentado habérselas personalmente con Pablo, pero Lisias
se había interpuesto.
Conforme a nuestra ley. En la ley judía no había ninguna
disposición que autorizara ejecutar a un hombre por ser una "plaga",
es decir una molestia pública. Las leyes del AT son justas, nobles, explícitas.
Pero aun la mejor ley, así como la mejor doctrina, pueden llegar a ser instrumentos
de persecución en manos de hombres caprichosos e intolerantes. Sin embargo, en
el caso de profanación del templo, la ley romana permitía a los judíos que
ejecutaran al violador aun cuando fuera romano (ver t. V, pp. 68-69).
7. Tribuno. Ver com. cap. 22: 24.
Con gran violencia. El hecho era que los judíos
habían sido los culpables de violencia; sin embargo, ellos naturalmente
interpretarían como "violencia" cualquier interferencia con sus
planes.
8. Mandando a sus acusadores. Lisias no dio esta orden sino
hasta que llegó a ser evidente que los judíos estaban tramando el asesinato de
Pablo (ver com. cap. 23:30).
Al juzgarle. Se refiere a Pablo. El antecedente no puede ser
Lisias (vers. 7), quien ya se había pronunciado en favor de poner en libertad a
Pablo (cap. 23:29) y previamente había demostrado su propósito de protegerlo contra
cualquier daño (cap. 21:31-40; 22:24; 23:23-31). En cambio, el antecedente es
el sustantivo "hombre" o Pablo (vers. 5). Un examen cuidadoso de los
pronombres de los vers. 6-8 tiende a apoyar la conclusión de que parte de estos
versículos no estaba en el texto original de Hechos (ver com. vers. 6).
9. Confirmaban. O se unían en la acusación.
Tértulo era el portavoz de los judíos, y éstos confirmaban la supuesta verdad
de lo que él había declarado.
10. Pablo. La defensa de Pablo es una negación categórica de
la acusación presentada contra él (vers. 12-13). Presenta cuatro argumentos:
(1) Había subido a adorar a Jerusalén y a traer "limosnas" y
"ofrendas" (vers. 11, 17); (2) no había causado ningún motín (vers.
12, 18); (3) desafía a sus acusadores a que, mediante testigos, prueben las cosas
de que lo acusan (vers. 13,19); (4) insiste en que su único delito es obedecer
a Dios y su ley y creer en la resurrección (vers. 14-15,21).
La primera parte de su defensa es
una declaración general (vers. 11-16) y la última parte es una repetición
detallada de los puntos presentados en aquella declaración (vers. 16-21). El
proceso probablemente se llevó a cabo en griego. Si Pablo hubiera hablado en
latín, sin duda Lucas lo habría indicado, como cuando Pablo recurrió al hebreo
(cap. 21:40).
Muchos años eres juez. Hasta este momento Félix había
estado quizá seis u ocho años en el cargo de procurador, más tiempo que la
mayoría de los procuradores de Judea (ver t. V, pp. 71-72). Además de
desempeñar su cargo como gobernador durante un período, con toda probabilidad
Félix había sido por algún tiempo procurador conjuntamente con Cumano (Tácito,
Anales xii. 54).
Haré mi defensa. Gr. apologéomai, "hacer la propia
defensa". Pablo "con buen ánimo", da por sentado que Félix es
digno de su confianza; también sabía que Félix conocía las costumbres judías.
Pero su ánimo se basaba en la permanente promesa de la protección divina (cap.
23:11).
11. Tú puedes cerciorarte. Félix fácilmente podía verificar
esta afirmación. No había habido tiempo para promover una insurrección. En
verdad, el propósito de Pablo al ir a Jerusalén había sido totalmente diferente
(vers. 11, 17), y Félix sabía que los judíos de todo el mundo iban a Jerusalén
para adorar y llevar ofrendas.
Doce días. Usando el método inclusivo de cómputo, todo el
período desde que Pablo llegó a Jerusalén parece haber sido de 14 días, los
cuales pueden enumerarse de la siguiente manera: primer día, llegada a
Jerusalén y la recepción que le dieron los hermanos (cap. 21:17); segundo día,
reunión con los apóstoles en Jerusalén (vers. 18-25); tercer día hasta el
séptimo (aproximadamente, cf. HAp 325-326), cinco de los siete días de la
purificación (vers. 26-27); séptimo día (aproximadamente), ataque de los judíos
y el rescate efectuado por Lisias (vers. 27-33); octavo día, la defensa de
Pablo ante el sanedrín (cap. 22:30 a 23:11); noveno día, se trama el complot
para matarlo, el cual es descubierto (vers. 12-22) y Pablo viaja a Cesarea
pasando por Antípatris (vers. 31); décimo día, llegada a Cesarea y su
comparecencia ante Félix (vers. 32-33); décimo a decimocuarto días, los cinco
días del cap. 24:1.
Es probable que Pablo no haya
contado el día de su llegada a Jerusalén ni el día de su audiencia ante Félix,
sino que se refiere a los 12 días intermedios.
A adorar. Esta fue la misma razón fundamental de su viaje a
Jerusalén. Es absurdo pensar que un hombre entrara en el templo para adorar a
Dios, e inmediatamente cambiara de conducta y lo profanara.
12. Y no me hallaron. Aquí comienza Pablo a presentar
una categórica negación, así como una completa refutación de los cargos;
primero en forma general, y después detalladamente (ver com. vers. 10). Nadie
podría decir que Pablo había sido visto haciendo alguna de las cosas de las cuales
lo acusaban sus enemigos. Las afirmaciones del apóstol podían comprobarse. No
había testigos que pudieran probar que Pablo había hablado en forma ofensiva o
se hubiera conducido en forma imprudente.
Amotinando a la multitud. O "provocando un tumulto en
una turba". Fueron los judíos los que reunieron al populacho para atacar a
Pablo (cap. 21:27-28).
13. Probar. Gr. paríst'mi, que significa enunciar formalmente
las evidencias, punto por punto. Josefo usa el mismo verbo para describir sus
pruebas de que los judíos habían sido incitados a la insurrección por el mal
gobierno de los romanos (Vida 6).
14. Confieso. Gr. homologéÇ, "declarar",
"Profesar,". Pablo no "confesó" en el sentido de admitir
algún aspecto de las acusaciones presentadas contra él.
El Camino. Es un término específico que se aplica al
cristianismo (ver com. cap. 9:2).
Herejía. Gr. háiresis. Aquí significa "secta" (ver
com. cap. 5:17; cf. cap. 24:5).
Así sirvo. Pablo reconoce que sirve a Dios en el
"Camino" de los "nazarenos" (vers. 5). Pero en ese tiempo
no había ley ni judía ni romana en contra de ser nazareno o cristiano. Los
judíos no habían pedido un fallo argumentando que Pablo era cristiano.
Dios de mis padres. Pablo insiste que no se desvió de
la fe de Israel al convertirse en nazareno. Sigue adorando al mismo Dios; niega
que sea un heterodoxo.
Creyendo todas las cosas. Pablo no sólo sigue adorando al mismo Dios, sino que también tiene plena fe y confianza en el AT, las Escrituras hebreas. Pablo desmiente en esta forma el argumento de que el AT ha perdido su valor para los cristianos.
Todos los que como Pablo fijan sus Ojos
en Cristo para la salvación, harían bien en imitar su ejemplo de creer
"todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas" (ver
com. Luc. 24:27).
En la ley. Literalmente "según la ley" (ver com.
Luc. 24:44). "La ley", como se usa aquí, en combinación con "los
profetas", es un término específico que se refiere al Pentateuco, los
cinco libros de Moisés. La ley y los profetas son dos de las tres divisiones
del AT hebreo; y cuando esta frase se usa como aquí, en forma genérica,
equivale al AT. La ley señalaba el verdadero camino, y los profetas ilustraban
y ampliaban la ley. Pablo cree en todo esto. No es hereje. Da a entender que el
AT -la autoridad suprema del judaísmo- hace plenamente válidas sus creencias y
prácticas como cristiano.
15. Esperanza. Ver com. Rom. 5:4-5. Sin tener esperanza en la
resurrección y en la vida futura, tanto el cristianismo como el judaísmo
perderían su significado (1 Cor. 15:14,32; Tito 2:13; 1 Juan 3:3). La esperanza
es una de las grandes virtudes cristianas (Sal. 146:5; Zac. 9:12; 1 Cor. 13:13;
Gál. 5:5; Heb. 6:19; 1 Ped. 1:3). Para los que no tienen esperanza y están "sin
Dios en el mundo" (Efe. 2:12) la vida es, en el mejor de los casos, nada
más que una experiencia vana, sombría.
Abrigan. Gr. prosdéjomai, "aceptar",
"recibir". Pablo aparentemente se está refiriendo a sus acusadores.
Entre éstos alude por lo menos a los fariseos, presentes en la sala del
concilio (cap. 23:6). En general los judíos creían en la resurrección (Isa.
26:20; Dan. 12:2,13; cf. 2 Mac. 7:9; Enoc 91:10; Salmos de Salomón 3:16 [ver t.
V, pp. 87-88, 91]).
De los muertos. La evidencia textual (cf. p. 10)
tiende a confirmar la omisión de estas palabras. Los judíos eran algo singular
entre los pueblos antiguos por la certeza con que enseñaban la resurrección
corporal. La idea de una vida futura era menos precisa en cierta forma entre
los egipcios, los babilonios, los persas y los griegos (cap. 17:32). Los
platónicos y aun los estoicos romanos no tenían una enseñanza clara
concerniente a la vida después de la muerte; y los cínicos y los epicúreos
rechazaban la idea de la resurrección.
Injustos. La doctrina de Pablo no es que sólo los justos
resucitarán (1 Cor. 15:51-54; 1Tes. 4:16), sino también los injustos (cf. Dan.
12:2). La resurrección será un acontecimiento general, para todos, pero las
recompensas serán muy diferentes (Rom. 2:5-10). Juan destaca que las dos
resurrecciones están separadas por un período de 1.000 años (Apoc. 20:3-10). Lo
que menciona Pablo acerca de la resurrección de los injustos tuvo que haber
sido un reto para la conciencia de Félix (ver com. Hech. 23:24; 24:2).
16. Y por esto. O sea, en vista de la fe, la esperanza y el piadoso servicio del cual ya había hablado (vers. 14-15). Procuro. Gr. askéÇ, "ejercitarse", "esforzarse", "emplearse". Pablo toma muy en serio sus creencias y prácticas religiosas. Para él la religión es más que un sistema filosófico: es un modo de vida. Se esfuerza seriamente para alcanzar el éxito en los asuntos espirituales, que considera vitales para su felicidad (cf. Mat. 7:24-27; Fil. 2:12-13; 3:7-15). Conciencia. La conciencia -la facultad de distinguir entre el bien y el mal- era para Pablo de importancia suprema (1 Tim. 1:5; 3:9; Heb. 9:14). Repite que hasta ese momento tenía una buena conciencia delante de Dios (Hech. 23:1; cf. Rom. 9:1; 2 Tim. 1:3; Heb. 13:18).
Sin ofensa. Gr. apróskopos, "sin nada contra lo cual
golpear". Todo lo que Pablo había hecho a través de su vida lo había
dedicado como servicio para Dios; inclusive cuando era perseguidor,
sinceramente creía que estaba sirviendo al Señor (Hech. 26:9-10; cf. Juan 16:
2). La vida de Pablo ilustra por lo tanto el hecho de que no es menos
importante tener una conciencia iluminada por Dios que el ser concienzudo. No
importa cuán "buena" pueda ser nuestra conciencia, siempre debe estar
atenta a la voz de Dios (Isa. 30:21) y a su Palabra (Isa. 8:19-20; 2 Tim.
3:15-17; cf. Mat. 24:21-27).
17. Pasados algunos años. La última visita de Pablo a Jerusalén había tenido lugar alrededor del año 52 al concluir su segundo viaje misionero (cap. 18:21-22). Habían pasado, pues, unos seis años (ver p. 105). A hacer limosnas. Pablo explica ahora en forma específica su propósito al regresar a Jerusalén. Su llegada había estado en armonía con su determinación de servir a Dios y a sus semejantes (ver com. vers. 16). No había venido para perjudicar a su pueblo, sino para beneficiarlo (cf. Hech. 11:29-30; 20:35; Rom. 15:25-27; 1 Cor. 16:1-4; 2 Cor. 8:1-4).
Mi nación. Pablo, romano por ciudadanía, aún era judío de
corazón, y sin vacilar se identifica aquí con su pueblo (cf. cap. 22:3). Su
propósito, sin mencionar las "limosnas" y "ofrendas",
demostraba que no había tenido intención de profanar el templo o de perturbar
sus servicios.
18. Estaba en ello. O sea, mientras estaba ocupado
presentando las "limosnas" y "ofrendas". En el preciso
momento en que los judíos de Asia lo vieron tal vez no estaba en realidad
entregando las dádivas, pero sí ocupado en ese asunto.
Judíos de Asia. Probablemente en Éfeso, la ciudad
principal de la provincia romana de Asia (ver mapa frente a p. 33), donde Pablo
había pasado por muchas dificultades, en parte debido a los judíos (cf. Hech.
19:13-16; 21:27; 1 Cor. 15:32).
Me hallaron purificado. Cuando Pablo fue capturado no
estaba provocando un tumulto, sino haciendo los arreglos para el sacrificio que
ofrecería (cf. HAp 325).
No con multitud. Los únicos compañeros de Pablo
eran los cuatro hombres con quienes se había unido para completar sus votos
(cap. 18:18; 21:23-24). No había ninguna base real para acusarlo de un acto
sedicioso (cap. 24:5).
19. Ellos debieran. O sea los judíos de Asia (vers. 18). Acusarme. La acusación que presentaron aparentemente consistió en que soliviantaba a la multitud en el atrio del templo (cap. 21:27-30). Este supuesto alboroto (cap. 21:30-32) y las descabelladas acusaciones presentadas posteriormente contra Pablo, sólo dependían del testimonio de aquellos hombres; pero indudablemente los tales no estaban ahora presentes, y sin testigos oculares para el único cargo específico por el cual Pablo había sido denunciado (ver com. cap. 24:5-6), la acusación debería ser dejada sin efecto.
20. Estos. Al no presentarse los acusadores de Asia (vers.
19), Pablo desafió a los judíos que allí estaban a que presentaran acusaciones
específicas de las cuales fueran testigos personales, o para las cuales pudieran
presentar pruebas aceptables.
En mí. La evidencia textual (cf. p. 10) favorece la
omisión de estas palabras.
Ante el concilio. El supremo concilio de los judíos
no había podido ponerse de acuerdo en cuanto a los cargos contra Pablo. En
realidad, muchos miembros del concilio se habían declarado en favor de él, con
lo cual casi ocasionaron un tumulto (cap. 23:1-10).
Si muchos de los dirigentes
judíos habían pensado que Pablo era inocente y estaban listos para protegerlo
usando la fuerza, ¿qué argumento podrían aducir ante Félix sus acusadores?
21. A no ser que. Algunos han pensado que en esta
declaración Pablo admite o expresa la idea de que no se había portado bien;
pero no es así. Si hubiera habido algo censurable en sus declaraciones ante el
concilio (cap. 23:6), con toda seguridad sus acusadores le habrían dado
importancia; en cambio, de una manera bien calculada evitaron mencionar el
episodio que en realidad los podía poner en aprietos.
Más aún, la narración del caso
probaría que ellos mismos estaban divididos en cuanto a la culpabilidad o
inocencia de Pablo, y que el verdadero punto en disputa era un asunto de
teología judía. Si Pablo refirió todo el hecho, como es de suponer, con eso
demostró que la causa que ellos levantaron contra él ni siquiera sería tomada
en cuenta por un tribunal romano. En cuanto a la reacción de Félix, ver com.
vers. 22.
22. Entonces. La evidencia textual (cf. p. 10) establece la omisión de esta palabra y de la frase "oídas estas cosas"; sin embargo, el contexto muestra que este es el significado del pasaje. El testimonio de Pablo (vers. 10-21) demostró que sus acusadores no tenían un argumento convincente contra él, y por lo tanto Félix despidió a la audiencia; sin embargo, quiso saber qué más podía tener Lisias que decir acerca de Pablo.
Estando bien informado. Félix había servido en Palestina durante varios años (ver com. vers. 10), y tuvo que haber aprendido mucho en cuanto al judaísmo y al cristianismo durante ese tiempo. Su esposa Drusila, hermana de Herodes Agripa II (ver com. vers. 24) también era judía (ver com. cap. 23:24).
Este Camino. Es decir, la fe. cristiana (ver com. cap. 9:2; 24:14). Les aplazó. Sin más información Félix no podía tomar una decisión inteligente, y por lo tanto aplazó el caso.
23. Centurión. Posiblemente uno de los dos que había escoltado a
Pablo desde Jerusalén.
Custodiase. Gr. t'réÇ, "cuidar", "guardar".
El verbo no implica necesariamente un arresto riguroso, sino una custodia.
Parece que Félix le tenía buena voluntad a Pablo debido, en parte, a que su
conciencia había sido conmovida (cf. vers. 14-16, 24-25), y también porque
esperaba recibir cohecho (vers. 26).
Concediese alguna libertad. Privilegios de los que un preso común no podía gozar (cf. com. cap. 23:16-17). Estaría bajo arresto, pero sin sufrir las incomodidades de la cárcel común. De los suyos. Gr. ídios, "suyo"; el plural incluye a parientes o amigos íntimos (ver com. Juan 1:11). Entre éstos tal vez estaban incluidos Felipe (Hech. 21:8) y otros cristianos que vivían en las cercanías de Cesarea, y posiblemente Lucas, que había acompañado a Pablo a Jerusalén (vers. 17). Servirle. Gr. hup'retéÇ, "servir", "estar bajo las órdenes de otro" (ver com. Hech. 13:5). Esto incluía poder disfrutar de entrevistas, recibir ropa, alimento y también mensajes. Posiblemente Félix tenía también la intención de facilitarle a Pablo la forma de que hiciera arreglos con sus amigos para que le proporcionaran dinero para el rescate (cf. cap. 24: 26).
O venir. La evidencia textual (cf. p. 10) establece la
omisión de estas palabras.
24. Algunos días. Ver com. cap. 9:19.
Viniendo Félix. Quizá Félix estuvo ausente de
Cesarea por un tiempo, y cuando regresó se dispuso a interrogar de nuevo a
Pablo.
Drusila. La segunda esposa de Félix. Era hija de Herodes Agripa
I, el cual era nieto de Herodes el Grande y de Mariamna, de la antigua casa
real judía de los asmoneos (ver t. V, p. 40). Por lo tanto, Herodes Agripa II
era hermano de ella, y Berenice, su hermana. Drusila había abandonado a su
primer esposo, el rey Aziz de Emesa, prosélito del judaísmo, para casarse con
Félix (Josefo, Antigüedades xx. 7.1-2).
En ese momento tendría unos 22
años de edad. Tenía seis años cuando su padre mandó matar a Jacobo (cap. 12:
1-2), y pudo haber sabido de aquel trágico acontecimiento. Posiblemente también había oído de la
liberación de Pedro de la prisión (vers. 3:19) y, sin duda, de la horrible
muerte de su padre (vers. 21-23).
Su borrascosa vida conyugal da a
entender que no tomó en serio los escrúpulos judíos, y tal vez sentía
curiosidad de oír a este hombre a quien procuraban matar los dirigentes judíos.
Llamó a Pablo. Posiblemente Félix se propuso conseguir más
información para satisfacer la curiosidad de Drusila, e impresionar a Pablo con
el hecho de que estaba dispuesto a soltarlo si se le pagaba un soborno (ver
com. vers. 26).
Jesucristo. Sin duda Pablo presentó su creencia en el Mesías y
en Jesús de Nazaret como el Mesías (ver com. Mat. 1:1), en su muerte por los
pecadores y su gracia salvadora, en su resurrección, en la certidumbre de su
regreso y en el juicio de todos los hombres. "La fe en Jesucristo"
denota aquí las cosas "ciertísimas" (Luc. 1:1) respecto a él.
25. Al disertar Pablo. La instrucción de Pablo, particularmente a los pies de Gamaliel en Jerusalén, sin duda había desarrollado las facultades naturales de su mente y su habilidad para hablar en público. Su trato personal en visión con el Señor cerca de Damasco y en el templo en Jerusalén (cap. 9:4-6; 22: 17-18), y el poder vigorizador del Espíritu Santo, le habían proporcionado un claro concepto de la verdad, que hizo posible una presentación lógica de las verdades vitales del Evangelio que eran tan apreciadas por el apóstol.
Los años de experiencia que tenía como
predicador habían hecho de su presentación del Evangelio una fuerza poderosa
para ganar a otros para Dios.
Justicia. Gr. dikaiosún' (ver com. Rom. 1:17). Sin duda aquí
Pablo se está refiriendo a una actitud correcta y a una recta conducta hacia
Dios y el prójimo. En esta palabra Lucas sintetiza la exposición que Pablo hizo
de las grandes verdades de la ley y el Evangelio (ver com. Miq. 6:8; Mat. 22:36-40).
La conciencia de Félix debe
haberse perturbado mucho al reflexionar sobre su propia conducta (ver com.
Hech. 24:2). No debe extrañarnos que temblara a medida que Pablo hablaba y se
viera a sí mismo enjuiciado ante el tribunal de Dios.
Dominio propio. Gr. egkráteia, "dominio
propio", o dominio de los apetitos y las pasiones (ver com. Gál. 5:23).
Este rasgo de carácter es muy importante en un dirigente, y sin duda Pablo le
explicó a Félix cómo podía alcanzarlo.
Juicio. Gr. kríma, la sentencia que resulta del juicio (ver
com. Juan 9:39); aquí, del juicio final. En ese momento Félix estaba en calidad
de juez; después, estaría como acusado ante el tribunal de Dios. La codicia,
crueldad y libertinaje de Félix (Tácito, Anales xii. 54; Historia v. 9)
determinaron que el mensaje de Pablo fuera particularmente apropiado. O bien
Pablo conocía el carácter del hombre a quien se estaba dirigiendo, o fue dirigido
por el Espíritu Santo para que pusiera de relieve las cosas que Félix
necesitaba. Pablo no era simplemente un maestro de ética.
No se limitó a argumentos
abstractos sobre la belleza y utilidad de la justicia y la temperancia. Sus
palabras fueron sumamente prácticas y constituyeron la invitación que el cielo
extendía a Félix y a su esposa para que se convirtieran al verdadero Dios.
Se espantó. Gr. émfobos, "aterrorizado". Esta palabra
no denota agitación física sino mental. El Espíritu Santo estaba obrando en la
perturbada conciencia del procurador convenciéndolo "de pecado, de
justicia y de juicio" (Juan 16:8).
Como los demonios, Félix creyó y
tembló (Sant. 2:19) en espíritu. El gobernador que le estaba negando justicia a
Pablo con la esperanza de obtener un soborno por su libertad, tembló al pensar
que tenía que dar cuenta de sus obras ante el juez del universo.
Cuando tenga oportunidad. Félix acalló su conciencia posponiendo su decisión personal. No rechazó abiertamente el llamamiento del Espíritu Santo, sino que, vacilando frente a una decisión en favor de la justicia, determinó aplazar la penosa tarea de poner en orden sus asuntos personales. La "oportunidad" para tomar esta decisión -ahora- a menudo es desagradable; para el que tiene una conciencia culpable, el presente es siempre un momento inapropiado y molesto.
Te llamaré. Félix llamó muchas veces a Pablo (vers. 26), pero
nunca llegó a tomar su decisión; nunca encontró la "oportunidad" que
había pospuesto.
26. Le diera. Félix pensó que si Pablo era tan importante como
para producir tanta oposición de parte de los dirigentes judíos, entonces su
libertad debía merecer un elevado soborno. Como Pablo había sido el portador de
las ofrendas para los judíos de Jerusalén (vers. 17), Félix pudo muy bien haber
deducido que tenía amigos ricos que pagarían por su libertad. Posiblemente pensó que entre los amigos que
permitió que visitaran a Pablo (vers. 23) podría haber algunos que estuvieran
dispuestos a pagar.
Para que le soltase. La evidencia textual (cf. p. 10)
establece la omisión de estas palabras; sin embargo, el contexto aclara que
ésta fue su intención.
Muchas veces. Félix continuó hablando con Pablo debido a que su
mente aún estaba perturbada en cuanto a Injusticia, el dominio propio y el
"juicio venidero" (vers. 25), y porque esperaba un soborno. En
realidad, una extraña combinación de motivos. Pero no consiguió ni el soborno
que esperaba ni la paz mental.
Hablaba. En el griego se da a entender que hubo una
discusión amigable. El contraste entre Pablo y Félix es dramático. Cuando era
Saulo de Tarso, Pablo había tratado de complacer a aquellos que lo estaban
promoviendo a un cargo elevado en su propia nación; pero volvió sus espaldas a
todo lo que un joven hebreo podía desear (cf. Fil. 3:8,10), y se unió a una
secta odiada, experimentando la vergüenza y el sufrimiento que afligían a los
cristianos por todas partes.
Félix esperaba beneficiarse
mediante métodos prohibidos entre su pueblo, pero se encontró tratando con
equidad al despreciado Pablo y envidiando la valiente honradez con que éste
defendía sus convicciones.
Félix debe haber reflexionado
íntimamente en cuanto a tomar en serio las enseñanzas de Pablo, porque, en
cierto sentido, parece que disfrutaba al hablar con un hombre tan hábil, franco
y honrado como el apóstol.
27. Al cabo de dos años. O "cuando dos años fueron cumplidos". Se deduce que fueron dos años completos, y no parte de dos años por el método de cómputo inclusivo (ver pp. 102,104-105; t. I, pp. 191-192). Sucesor. Esto ocurrió alrededor del año 60 (ver p. 105). Porcio Festo. Ver t. V, pp. 72-73. Josefo describe el carácter de este procurador como menos perverso que el de Félix (Guerra xi. 14.1), pero lo presenta, como a su predecesor, acosado por las dificultades de la sedición y los asesinos (Antigüedades xx. 8.9-10).
Congraciarse con los judíos. Félix dejó preso a Pablo, librado
a un destino incierto, pues así esperaba que disminuyeran las quejas que los
judíos presentaban contra él en Roma. A pesar de que estaba desacreditado, jugó
con el destino de Pablo para su propio provecho.
Preso. Es decir, en cadenas; expresión que sugiere que el
tratamiento benévolo que Pablo había recibido estando preso (vers. 23) pudo
haber terminado con una orden del gobernador antes de su partida. No se da
información de cómo empleó Pablo su tiempo durante los dos años que estuvo
detenido bajo la jurisdicción de Félix. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-27. HAp 335-341. EL JUICIO EN CESAREA. Basado en Hechos 24 https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-39-el-juicio-en-cesarea.html
Ministerio Hno. Pio
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