1 CORINTIOS 14. UN ESTUDIO DE LOS DONES DE LENGUAS Y DE PROFECÍA: Vers. (1-5) Pablo recomienda el profetizar, prefiriéndolo al don de lenguas. (6-11) Comparación extraída de los instrumentos musicales. (12-21) Ambos dones deben usarse para la edificación, y (22-25) para un fin bueno y verdadero. (26) Cómo debe usarse cada uno, y (27-33) desaprobación de su abuso. (34-40) Se prohíbe a las mujeres que hablen en la iglesia.
1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.
5 Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.
6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? 7 Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? 8 Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? 9 Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. 10 Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. 11 Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí.
12 Así también vosotros; pues que
anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la
iglesia. 13 Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder
interpretarla. 14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero
mi entendimiento queda sin fruto. 15 ¿Qué,
pues? Oraré con el espíritu, pero oraré
también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también
con el entendimiento. 16 Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa
lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe
lo que has dicho 17 Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no
es edificado.
18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; 19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida. 20 Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. 21 En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.
22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes. 23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? 24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25 lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.
26 ¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.
27 Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. 28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. 30 Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. 31 Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. 32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; 33 pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos,
34 vuestras mujeres callen en las
congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como
también la ley los dice. 35 Y si quieren aprender algo, pregunte en casa a sus
maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación. 36 ¿Acaso
ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?
37 Si alguno se cree profeta, o
espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. 38 Mas
el que ignora, ignore. 39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis
el hablar lenguas; 40 pero hágase todo decentemente y con orden. (1 Corintios
14).
1. Seguid. Gr. diókÇ, "perseguir";
"buscar". Los corintios fueron instados a emplear toda la diligencia
posible para sentir amor y crecer en él. Antes de emprender un análisis del don
de lengua, Pablo presenta una exhortación final y urge acerca del camino más
excelente que él ensalza y describe tan vívidamente en el cap. 13.
Amor. Gr. agáp'' (ver com. cap. 13:1).
Procurad. Gr. z'lóÇ, "ser celoso por". Ver com.
cap. 12:31, donde aparece el mismo verbo.
Profeticéis. Para una descripción del don de profecía, ver com.
cap. 12:10. En el cap. 14, Pablo contrasta el don de profecía con el de
lenguas, demostrado que el primero es más amplio beneficio para un número mayor
de personas.
Los corintios
ensalzaban en el don de lenguas por encima del de profecía, sin duda por su
naturaleza espectacular.
Algunos quizá despreciaban la
profecía, como parece haber sido el caso en Tesalónica (1 Tes. 5:20). Pablo
insta a los corintios a seguir el amor que impulsa a los hombres a procurar los
dones que pueden beneficiar tanto a otros como a ellos mismos. Los hombres no
deben procurar los dones para ensalzarse en alguna forma, sino para poder
servir mejor a Dios y ayudar más a la iglesia (ver Hech. 8:18-22; 19:13-17).
2. Lenguas. En cuanto a los diversos puntos de vista acerca de
la naturaleza de estas lenguas, ver la Nota Adicional al fin de este capítulo.
No habla a los hombres. Ver la Nota Adicional al fin de
este capítulo.
Por el Espíritu. Es decir, bajo la influencia del
Espíritu, sin duda, en una forma similar a la de un profeta que está "en el
Espíritu" (ver com. Apoc. 1:10).
Misterios. En cuanto a una definición de "misterios"
ver com. Rom. 11:25. El Espíritu revelada verdades divinas al que hablaba en
lenguas. Sin embargo, la revelación sólo beneficiaba al que hablaba. Los
sonidos que emitía no eran inteligibles para los oyentes; en realidad, no eran
dirigidos a ellos.
3. El que profetiza. Es
decir, el que habla bajo la influencia de la inspiración. El profeta hablaba
bajo la influencia de la inspiración. El profeta hablaba en un lenguaje
conocido por aquellos que lo oían. Sus servicios proporcionaban bendiciones y
enseñanzas a la iglesia, mientras que el que hablaba en una lengua extraña sólo
se fortalecía a sí mismos (ver. 4).
A los hombres. Profeta es el que el llamado por Dios para ser el
agente mediante el cual se han de revelar a otros los misterios divinos (ver
Isa. 6:9; Jer. 1:5-7; Joel 1:1-2; etc.).
Edificación. Los mensajes de los profetas servían para
fortalecer y edificar la experiencia del cristiano en etapas progresivas.
Exhortación. Gr. parákl'sis, "admonición",
"consuelo", "estímulo". La palabra del mismo origen,
parákl'tos, es el nombre que se da al Espíritu Santo en Juan 14:16, 26; 15:26;
16:7. en cuanto al significado del nombre, ver com. Juan 14:16.
Consolación. Gr. paramuthía, cuyo significado es casi idéntico
al de parákl'sis (exhortación).
4. Lengua extraña. "Lenguas" (BC, BJ, NC). Literalmente " en lengua". El adjetivo "extraña" ha sido añadido. A sí mismo se edifica. Este don cumplía, por lo tanto, una función útil y tenía su lugar, pero no en asambleas públicas a menos que estuviera presente un intérprete (vers. 5,19). Debiera notarse que como en ese tiempo había pocos ejemplares de las Escrituras del AT, habría sido más necesario que hubiera relaciones personales de la verdad divina (ver. 4).
Edifica a la iglesia. El profeta recibe relaciones
divinas, pero es sólo el medio por el cual esas revelaciones son impartida a la
iglesia para que sea edificada.
5. Quisiera
Que Todos Vosotros Hablaseis En Lenguas. Para que no fuera acusado de
menospreciar indebidamente algún don del Espíritu, Pablo expresó el deseo de
que todos los creyentes pudieran hablar en lenguas. Era un don importante, y
tenía que desempeñar una parte destacada en la obra de la iglesia. Sin embargo,
este don no debía opacar al don de profecía, que era menos espectacular, pero
más importante.
Mayor. El don de profecía, era mayor debido a su valor
para la iglesia, y más personas se beneficiaban con él que con el don de
lenguas.
Los dones del Espíritu debieran ser evaluados de
acuerdo con su utilidad más que por su naturaleza espectacular.
A no ser que las interprete. Es indudable que el que hablaba en lenguas no siempre podía interpretar los misterios que le habían sido revelados. Pablo le aconseja orar para "poder intepretarla" (vers. 13), pero lo amonesta que "si no hay intérprete", "calle en la iglesia" (vers. 27-28). Edificación. Ver com. vers. 4.
6. Hablando en lenguas. Pablo afirma que hablaba en
lenguas más que los corintios (vers. 18).
Revelación. Gr. apokálupsis, "quitar lo que cubre", "quitar un velo". Aquí se refiere a la acción de Dios al revelar a los hombres lo que no puede ser descubierto por las facultades naturales de la mente. Con ciencia. Pablo quizá se refiera al don conocido como "palabra de sabiduría" (ver com. cap. 12:8).
Con profecía. Es difícil distinguir entre "profecía" y
"revelación", pues el profeta habla por revelación. Pablo quizá esté
distinguiendo entre nuevas revelaciones de la verdad y declaraciones inspiradas
que adaptan verdades conocidas a aplicaciones específicas. La primera podría
referirse al contenido; la segunda, a los medios de presentarlo.
Doctrina. Gr. didaj', Literalmente "enseñanza".
Instruir era la obra de los que recibían en don de ser "maestros"
(ver cap. 12:29).
7. Flauta. Gr. aulós, en la LXX, el equivalente del Heb. jalil (ver r. III, p. 40). El instrumento aulós del NT quizá era una sencilla flauta. Cítara. Gr. kithára, "lira" o "cítara".
Distinción. Aun los
instrumentos inanimados, si tienen que reproducir el lenguaje de la música,
influyendo así en las emociones de sus oyentes, deben hacer una distinción en
los sonidos que producen. Deben estar controlados por las leyes reconocidas del
tono y el ritmo, y de los intervalos de la escala y la medida; de lo contrario,
los sonidos que producen no tienen el efecto deseado.
8. Trompeta. Puede verse una descripción de los antiguos cuernos
y trompeta en el t. III, pp. 42-43. El lenguaje de la trompeta era inteligible
para el ejército; pero si el que la tocaba no daba un sonido claro, podía
producirse una confusión, y el ejército no sabía si debía iniciar la batalla o
no.
9. Lengua. Aquí probablemente se refiere al órgano del habla y
no al don puesto en práctica. Este versículo sería una ilustración adicional a
lo dicho en los vers. 7-8.
Al aire. Es decir, sin producir efecto.
10. Idiomas. Gr. fÇné, "tono", "sonido",
"voz". En el contexto parece preferible la traducción
"idiomas". Los idiomas ("lenguas" BJ, BC) se hablan con la
intención de hacerse entender por los oyentes. Tienen el propósito de ser
útiles y no de hacer ostentación con ellos.
11. Extranjero. Gr. bárbaros,
"bárbaro". Término usado para referirse a uno que no era griego, o
que estaba fuera de la esfera del idioma o la cultura de los griegos. Aquí se
usa para persona que habla un idioma extranjero.
12. Dones espirituales. Literalmente
"espíritus". Las diferentes manifestaciones del poder espiritual, se
presenta aquí como espíritus.
Edificación. No hay nada malo en desear dones espirituales. Dios
quiere que sus hijos sean bendecidos de esa manera, pero el gran propósito de
todo derramamiento del Espíritu -a saber, la edificación de la iglesia- debe
ser la meta deseo de tener dones. No se deben procurar egoístamente los dones
para ensalzarse y satisfacer la ambición personal de dominar a nuestros
prójimos.
13. Lengua extraña. Literalmente "lengua". El
adjetivo "extraña" ha sido añadido.
Interpretarla. Ver com. vers. 5.
14. Lengua desconocida. Sólo "lengua".
Mi espíritu ora. El don de lenguas se manifestaba
bajo la influencia del Espíritu. Los misterios divinos se manifestaban
"por el Espíritu" (cf. com. vers. 2). Esta experiencia probablemente
era similar a la de un profeta "en visión" (ver com. Apoc. 1:10).
Entendimiento. Gr. nóus, "mente".
Sin fruto. Esta frase se ha entendido de dos maneras: (1) La
oración no tiene fruto porque no es entendida por los oyentes, y por lo tanto
no beneficia. (2) La mente no se emplea en forma consciente -en su forma
parcial o total- mientras se utiliza el don, como en el caso de un profeta en
visión.
15. ¿Qué, pues? ¿Qué
es lo correcto que yo haga? Una forma similar de expresión se encuentra en Rom.
3:9; 6:15.
Con el espíritu. Es
decir, en estado de éxtasis (ver com. vers. 2).
También con el entendimiento. O "con la mente" (BJ, BC, NC). Esta
combinación se daría si el que habla una lengua pudiera al mismo tiempo
interpretarla (ver coro. vers. 5). La interpretación sería en el idioma de los
oyentes.
16. Simple. "No iniciado" (BJ). Gr. idiótes, sin
conocimiento profesional, inexperto, ignorante". Según el contexto, parece
referirse al que es "ignorante" en lo que se refiere al don de
lenguas. Si el que puede hablar en lenguas empleara esa facultad en la iglesia
sin la correspondiente interpretación, el resto de los presentes no podría
tomar parte en el culto. Así quedarían privados de compartir las bendiciones
del servicio.
Amén. Gr. amén, del Heb. 'amen,
que significa "firme", "establecido" (ver com. Mat. 5:18). Cuando
la palabra es usada por una congregación al terminar un sermón o una oración,
expresa aprobación de lo que se ha dicho (ver 1 Crón. 16:36; Neh. 5:13; 8:6).
Una congregación también dice
"amén" al terminar una oración, para indicar confianza en que será
oída (ver Deut. 27:15-26; Neh. 8:6). Se daba mucha importancia a esta práctica.
Esto está comprobado por las afirmaciones de algunos de los rabinos. Por
ejemplo: "Mayor es el que responde, amén, que el que pronuncia la
bendición" (Talmud Berakoth 53b).
"Al que responde: 'Amén,
bendito sea el gran nombre de él' con toda su fuerza, se le deshecha su
sentencia decretada". "Al que
responde 'Amén' con toda su fuerza, se le abren las puertas del paraíso"
(T. Shabbathi 119b). Si la palabra se usaba sin la debida consideración, era
llamada un "Amén 'huérfano'" (T. Berakoth 47a). En la sinagoga era
común responder con un "amén", costumbre que fue adoptada por la
iglesia cristiana primitiva (ver Justino Mártir, Primera apología 65;
Tertuliano, De Spectaculis 25).
17. Bien. O "tu acción de gracias es excelente"
(BJ). Para que no se pensara que el que alababa a Dios con oración o canto
mediante el don especial de lenguas, se presentaba ante Dios en forma
inaceptable, Pablo dice claramente que un culto tal es bueno y correcto. No
edificaba a la iglesia, pero sí al que así alaba (vers. 4).
18. Doy gracias a Dios. Debe reconocerse a Dios como el que
prodiga el don de lenguas. Este versículo demuestra que Pablo no empequeñecía
ni despreciaba el don de lenguas.
Más que todos vosotros. Sin embargo, la Biblia no
registra ejemplos de que el apóstol empleara ese don.
19. Iglesia. Gr.ekkl'sía (ver com. Mat. 18:17). No se hace
referencia al edificio en el que se celebraban las reuniones de los cristianos,
sino al conjunto organizado de los creyentes, sin tener en cuenta el lugar en
el que pudieran reunirse.
Cinco palabras. En el NT suele usarse el número
"cinco" como un número redondo para significar "pocos". Se
habla de cinco pajarillos (Luc. 12:6), cinco en tina familia (vers. 52), cinco
yuntas de bueyes (cap. 14:19), etc.
Con mi entendimiento. O "con mi mente" (BJ), es
decir, en una forma diferente a la de las "lenguas", a fin de que
fuera comprensible para otros.
Enseñar. Gr. kat'j'Ç, "instruir oralmente",
"enseñar con palabras de la boca". De este vocablo deriva "catecismo", que
originalmente significaba instrucción oral, como en el caso de los dogmas de la
fe. Es mejor dar una breve exhortación en la iglesia, como lo indican las
"cinco palabras", si es para edificación, que un largo discurso que
no es comprendido por los oyentes, y que no sirve para instruirlos.
Lengua desconocida. Sólo "lengua". El
adjetivo es interpretación, aunque correcta.
20. Hermanos. Forma habitual en Pablo para exhortar (ver com.
cap. 1:10).
Niños. Los corintios se gloriaban mucho de su sabiduría
(cap. 1:20; 8:1-2). Se regocijaban por sus adquisiciones intelectuales, pero se
comportaban puerilmente en relación con los dones del Espíritu. Se interesaban
más en los dones que eran de una naturaleza espectacular -como el de lenguas-
que en los que actuaban en forma más discreta, y que sin embargo eran más
eficaces para la iglesia, como el don de la profecía. Con su conducta estaban
poniendo a un lado esa inteligencia superior de la que se gloriaban, y
descendían al nivel de la niñez porque apreciaban las cosas por su apariencia
externa.
Hay muchas cosas triviales que
ocupan el tiempo y la atención de los cristianos, mientas que excluyen otras
dignas de prestarles pensamiento y acción. Muchos asuntos aparentemente muy
importantes serán reconocidos como juegos de niños cuando los hombres se enfrenten
a las realidades del juicio.
Sed niños. Gr. n'piázÇ, "ser infantes". Esta palabra
indica una condición más infantil que paidíon, la palabra que se traduce como
"niños" en la oración inmediata anterior. Sugiere que el cristiano
que realmente ha nacido de nuevo no conocerá por experiencia la corrupción
moral del mundo. Esa inocencia en cuanto a la "malicia" probablemente
es parte de lo que Jesús tenía en cuenta cuando afirmó que el ser como niños es
esencial para todos los que quieran entrar en el cielo (ver Mat. 18:3).
Malicia. Gr. kakía, "maldad",
"impiedad", "depravación", "malignidad". Respecto a esta cualidad, los niñitos pueden
ser considerados como los más inocentes. Esta es la actitud que se verá en
todos los que están llenos del espíritu de Jesús.
Maduros. Gr. téleios, "plenamente crecidos",
"maduros", "de edad plena". Demostrad con vuestro
pensamiento que sois adultos.
21. Ley. Gr. nómos. Aquí se refiere evidentemente a todo el
AT (ver com. Juan 10:34).
Está escrito. La cita es de Isa. 28:11, pero sólo concuerda
lejanamente con el texto hebreo o con la LXX. El pasaje original es una
amonestación para Israel debido a su incredulidad y trato despreciativo a los
mensajeros de Dios.
Parece que preguntaron en son de
burla si debían ser tratados como niñitos, por habérseles repetido ruidosamente
en los oídos -como se enseñaba a los niñitos- el "línea sobre línea"
y el "mandamiento tras mandamiento". Dios contestó mediante el
profeta que, debido a que habían despreciado una enseñanza tan sencilla, serían
instruidos mediante un pueblo extranjero de idioma diferente.
Esta es una referencia a las
naciones gentiles, particularmente Asiria y Babilonia, por las cuales los
judíos fueron llevados en cautiverio. Los judíos, ya cautivos, sólo oirían un
idioma que para ellos sería ininteligible y bárbaro. Sin embargo, parece que al
usar Pablo este pasaje del AT, está destacando que así como Dios antiguamente
usó otros idiomas con un propósito, así también ahora usa el don de lenguas
para cumplir un propósito importante en la era cristiana.
22. Así que. Estas
palabras unen estrechamente el párrafo que sigue con la observación anterior.
Así como Dios antiguamente usó a los asirios y babilonios para convencer a los
israelitas incrédulos, así también ahora usa el don de lenguas para convencer a
los incrédulos y a los lentos en la fe que el mensaje evangélico tiene el sello
del cielo. Un ejemplo de esto podría ser el descenso del Espíritu Santo sobre
los que estaban reunidos en la casa de Cornelio (Hech. 10:24, 44-47).
Señal. El don de lenguas
era una señal para los incrédulos. Esto no significa que en el momento en que
se aceptaba la fe el don ya no cumplía una función útil. Dejaba de ser una
"señal", pero podía continuar para la edificación del creyente (ver
com. vers. 4).
A los creyentes. La profecía edifica a la iglesia
y tiene el propósito de robustecer al conjunto de creyentes (vers. 2-4). Es una
señal de la presencia continua de Dios en la iglesia.
23. Se reúne. El caso que aquí se presenta es para ilustrar el
uso pervertido del don de lenguas. Ese don tenía el propósito de ser una señal
para los incrédulos (vers. 22), pero el don tenía el efecto opuesto cuando
ocurría, como en el caso de Corinto, en que todos hablaban al mismo tiempo.
Indoctos. Gr. idiót's (ver com. vers. 16). Aquí la palabra
parece referirse a personas que no estaban familiarizadas con el fenómeno del
don de lenguas.
Incrédulos.
Los tales podrían ser judíos o
paganos. La mención de incrédulos muestra que algunos no cristianos asistían a
las reuniones cristianas. Quizá acudían movidos por la curiosidad o por el
deseo de conocer algo de la religión cristiana. A semejanza de los
"indoctos", tampoco podrían comprender lo que se estaba llevando a cabo.
Locos. Del verbo griego máinomai, "estar fuera de
sí". Esta palabra también aparece en Juan 10:20; Hech. 12:15; 26:24-25. La
confusión resultante de la situación mencionada no podía reflejar idea alguna
de verdad o santidad a los forasteros o visitantes que pudieran estar
presentes. Por el contrario, daría una idea equivocada del cristianismo,
creando la impresión de que era una religión de confusión y desatinos.
24. Todos profetizan. Aquí se hace contrastar el efecto
de una manifestación del don de profecía sobre los creyentes y las personas
ignorantes, con el de una manifestación confusa de lenguas. El que profetiza
habla en un idioma conocido por la congregación.
Por todos es convencido. Mejor "convencido de pecado
por todos". El Espíritu Santo convence de pecado (ver com. Juan 16:8); en
este caso, mediante los mensajes de los que profetizaban.
25. Se hace
manifiesto. Ya fuera porque la conciencia se despertaba y el Espíritu Santo revelaba
los verdaderos designios y motivos del corazón, o mediante la revelación de
acciones secretas acerca de los forasteros presentes en la reunión, revelación
hecha por la inspiración del Espíritu Santo. La revelación de los secretos de
la vida de la samaritana fue lo que produjo la convicción de que Jesús era un
profeta (Juan 4:19; cf. vers. 29).
Postrándose. Postura de
adoración común en el antiguo Medio Oriente.
Declarando. Gr. apaggéllÇ, "declarar",
"anunciar". Su mensaje es el opuesto del que daban los forasteros que
asistían a reuniones donde había una exhibición desordenada de lenguas (vers.
23).
La convicción íntima causada por
el poderoso testimonio de los que tienen el don de profecía, cuando cada uno
presenta clara, lógica y persuasivamente la fase especial de revelación que le
impartió el Espíritu, impele al "incrédulo" o "indocto" a
confesar su fe en el poder de Dios.
26. ¿Qué hay? Es decir, ¿cuál es, pues, la deducción que se debe
sacar de lo que ha sido dicho? ¿Qué se debe hacer?
Cada uno. Pablo no quiere decir que cada persona poseía todos
los diversos dones aquí enumerados, sino que todos los dones estarían en la
iglesia al mismo tiempo, distribuidos entre los diversos miembros de acuerdo
con la sabiduría y la voluntad de Dios (ver cap. 12:6,11).
Tiene salmo. Es decir, tiene la capacidad de expresar de una
manera extraordinaria uno de los sagrados himnos que se encuentran en el libro
de los Salmos. O un creyente podría ser inspirado a componer un himno de
alabanza y a cantarlo en la reunión (cf. Exo. 15:20-21; Juec. 5:1; Luc. 2:25-32).
Doctrina. O "enseñanza" (ver com. vers. 6). Revelación. Probablemente sea una referencia a uno que tiene el don de profecía. Es una comunicación que procede de Dios para beneficio de la congregación.
Interpretación. Ver com. cap. 12:10; 14:8.
Edificación. Cf. vers. 3-5.
Ver com. vers. 12.
27. Lengua extraña. Literalmente "en
lengua".
Uno interprete. Ver com. cap. 12:10; 14:5. Una
persona quizá podía interpretar todo lo que era dicho por los que hablaban en
lenguas.
28. Calle. Esto demuestra que
el que recibía el don de lenguas tenía cierto control de la manifestación del
don (cf. com. vers. 32).
Para sí mismo. Es indudable que el propósito principal del don,
tal como se manifestaba en Corinto, era la edificación personal (ver Nota
Adicional al fin de este capítulo).
29. Dos o tres. El consejo para los profetas es
similar al que se da a los que recibían el don de lenguas. El propósito del
consejo es evitar confusión (cf. vers. 33).
Los demás. Para la identificación de "los demás",
ver com. "juzguen".
Juzguen. Gr. diakrínÇ, "discriminar",
"discernir". Algunos creen que "los demás" se refiere a
otros miembros de la iglesia que tenían el don de profecía y también el don de
discernimiento, que debían evaluar las expresiones de los profetas que hablaban
y determinar si sus mensajes procedían de Dios o eran inspirados por algún otro
poder (cf. 1; Tes. 5:21; 1 Juan 4:1).
Jesús advirtió a la iglesia que
habría muchos "falsos profetas" que se levantarían y procurarían
engañar a los creyentes, y la iglesia siempre debe estar en guardia contra
ellos, especialmente a medida que se acerca el fin (ver Mat. 24:5, 11, 24; 2 Tes.
2:9-11). Otros creen que el consejo de Pablo se dirige a los oyentes, cuyo
deber era dar una debida aplicación del mensaje a su caso individual.
30. Fuere revelado. Dios es el que da la revelación al que está en la congregación. Respetando la nueva revelación, el que hablaba en ese momento debía callarse.
Los profetas debían hablar por turno (vers. 31).
Estuviere sentado. Esto indica que la congregación
estaba sentada. El que dirigía a la congregación sin duda estaba de pie (cf.
com. Luc. 4:16).
31. Profetizar todos. Si se observaba el orden debido
en la reunión, y cada uno se dirigía a la iglesia por turno, sería posible que
todos los que se sintieran impulsados a hacerlo presentaran la verdad que les
había sido revelada.
Todos sean exhortados. Los mensajes combinados
proporcionarían la debida enseñanza para todos. Un miembro podría recibir ánimo
y ayuda escuchando a determinado orador, mientras que otros exhortarían
aceptablemente a otros miembros de la congregación, y en esa forma todos serían
edificados.
32. Sujetos a los profetas. Es evidente que había algunos que
pretendían que no podían quedar callados cuando estaban bajo la inspiración del
Espíritu Santo. Pablo refuta categóricamente esa pretensión.
Los verdaderos profetas dominaban
sus pensamientos y podían hablar o permanecer en silencio a voluntad. La
inspiración no elimina la individualidad y la libre elección. El ser humano
expresa en su propio estilo y pensamientos las verdades que le han sido
reveladas (ver CS 7-9).
33. Confusión. Dios no es desordenado ni produce desorden,
desunión, discordia o confusión. El verdadero culto de Dios no produce
desórdenes de ninguna clase.
Este versículo presenta un
principio general que rige en el cristianismo, y que se deriva de la naturaleza
de Dios. Él es Dios de paz, y no se debe enseñar que podría complacerse con un
culto caracterizado por confusión de ninguna clase (ver Rom. 15:33; 16:20, 1
Tes. 5:23; Heb. 13:20).
El cristianismo tiende a promover
el orden (1 Cor. 14:40). Nadie que es dócil a la conducción del Espíritu Santo
estará dispuesto a participar en escenas de desorden y confusión como las que
resultarían si varias personas hablaran en lenguas o profetizaran al mismo
tiempo.
El que rinde culto está dispuesto
a expresar su amor y gratitud a Dios en oración y testimonio, pero lo expresa
con seriedad, delicadeza y un genuino respeto por el mantenimiento del orden en
la casa de Dios, y no con un deseo de interrumpir y perturbar el decoro del
culto de Dios.
Todas las iglesias. Pablo hace notar que el principio
de una conducta ordenada en el culto a Dios prevalecía en todas las iglesias y,
por lo tanto, debía ser aceptado también en Corinto.
Dios es el autor de la paz en
todos los lugares, y los que verdaderamente creen en él procuran preservar la
paz cuando lo adoran, dominando cualquier deseo de autoensalzamiento mediante
una exhibición inoportuna de los dones del Espíritu dados a ellos.
La parte final de
este versículo se relaciona con el vers. 34 en la RVR: "Como en todas las
iglesias de los santos, vuestras mujeres callen". Esto concuerda con la
traducción de la BJ, BC y NC. No se puede definir con certeza a cuál
declaración se refieren las palabras "como en todas las iglesias de los
santos".
34. Vuestras mujeres callen. Si la última parte del vers. 33
se relaciona con el vers. 34, corresponde la traducción de la BJ, BC y NC. Ver
com. vers. 33. Si así fuera, la orden de que las mujeres callaran no habría
sido una restricción únicamente regional debido a alguna circunstancia local,
sino un reflejo de una costumbre general de todas las iglesias.
Según 1 Tim. 2:11-12 puede
deducirse que la costumbre era general, pues Pablo, sin especificar ninguna
iglesia particular, amonesta: "La mujer aprenda en silencio, con toda
sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre, sino estar en silencio".
Algunos han encontrado difícil de
entender esta prohibición, no sólo en términos de nuestros conceptos modernos
del lugar de la mujer en la iglesia, sino también debido al lugar y al servicio
de las mujeres en la historia de la Biblia (ver Juec. 4:4; 2 Rey. 22:14; Luc.
2:36-37; Hech. 21:9).
Pablo mismo alabó a las mujeres que
trabajaban con él en el Evangelio (Fil. 4:3).
No hay duda de que
las mujeres desempeñaron un papel definido en la historia de la iglesia. ¿Por
qué, pues, había de impedírseles que hablaran en público? La respuesta se
encuentra en el vers. 35.
Ley. Las Escrituras enseñan que a la mujer, debido a su
parte en la caída del hombre, Dios ha asignado un lugar de subordinación frente
a su esposo (Gén. 3:6,16; Efe. 5:22-24; 1 Tim. 2:11-12; Tito 2:5; 1 Ped. 3:1,
5-6).
El cambio de la
naturaleza del hombre ocasionado por la entrada del pecado en su vida, terminó
con la existencia armoniosa que la pareja había conocido antes. No convenía más que el esposo y la esposa
tuvieran igual autoridad en la conducción del hogar, y Dios prefirió colocar
sobre el hombre la responsabilidad mayor de tomar las decisiones en su familia
y de instruirla (ver PP 41-42).
35. Pregunten . . . a sus maridos. Una conducta
tal impediría interrupciones fuera de lugar en el servicio del culto, y
evitaría la confusión que resulta de ellas.
Indecoroso. Era "indecoroso" porque las costumbres de
los griegos y de los judíos ordenaban que las mujeres se retiraran cuando se
discutían los asuntos públicos. La violación de esa costumbre sería considerada
como una deshonra y habría sido una vergüenza para la iglesia.
36. De vosotros. La
iglesia de Corinto no fue la primera sino una de las últimas que Pablo fundó;
por lo tanto, no le correspondía a esa iglesia prescribir reglas de conducta
para otras iglesias, ni pretender tener derecho a ser diferente de ellas.
No estaba sola en la proclamación
del Evangelio; por lo tanto, debía dar la debida consideración a los principios
de conducta y a las formas de culto que se aceptaban en general.
Es evidente que la iglesia de Corinto había adoptado costumbres extrañas,
como las de permitir que las mujeres se presentaran en los cultos públicos sin
velo (ver com. cap. 11:5,16) y que hablaran en la congregación en una forma
desconocida en otras iglesias.
Los corintios habían permitido
que hubiera irregularidades y confusión en la iglesia. Pero no tenían derecho a
ser diferentes de otras iglesias en ese sentido, ni tenían ningún derecho a
decir a las otras iglesias que también debían tolerar esa confusión y ese
desorden. Deberían haber reconocido que su deber era conformarse con las
prácticas del conjunto de las iglesias cristianas.
Sólo a vosotros. La iglesia de Corinto no fue la
primera en ser establecida, ni era la única. Dios estaba haciendo surgir
iglesias en muchos lugares mediante sus siervos.
Si una iglesia tenía derecho de crear costumbres y
hábitos peculiares, las otras también lo tenían. Si se aceptaba esa idea, el
resultado sería confusión y desorden.
Por lo tanto, todas las iglesias
debían adoptar el mismo plan general de procedimiento en el culto público, y
las costumbres que no se practicaban en otras iglesias no debían haberse
practicado en Corinto.
37. Se cree profeta. Todo el que pretendiera haber
recibido alguno de los dones del Espíritu, pero que se negara a reconocer la
enseñanza dada por Pablo como proveniente del Señor, mostraría, al hacerlo, que
su inspiración no procedía de lo alto.
Señor. Pablo no hablaba por su propia autoridad ni en su
propio nombre. Hablaba a los corintios en el nombre del Señor y por la
inspiración del Espíritu Santo. Al aceptar el consejo del apóstol y obedecer
las instrucciones mediante él, mostrarían que estaban dispuestos a ser guiados
por el Señor.
La fe verdadera siempre demuestra que es genuina por
su cuidadosa obediencia a las órdenes de Dios.
Además, cualquier profesión de fe
que desobedezca los mandatos divinos, rechace la autoridad de las Escrituras y
no preste atención a la paz y al orden en la iglesia, demuestra que no es
genuina.
38. El que ignora. Gr. agnoéÇ, "no
reconocer". En efecto, Pablo dice que si alguno no reconocía el hecho de
que él era inspirado por Dios, y por lo tanto no recibía sus instrucciones como
mandatos de Dios, lo hacía para su propio mal. Pablo había demostrado que su
comisión provenía de Dios, y no necesitaba decir nada más en ese sentido.
El que rechazaba el consejo que venía mediante el apóstol, sufriría las consecuencias. No había nada más que se pudiera hacer por él; debía responder ante Dios por su rebeldía.
La ignorancia voluntaria de los mandatos de Dios no será una excusa para nadie; sino que significará su perdición final. El Espíritu Santo no continuará abogando para siempre por el que obstinadamente se aferra a sus propias ideas equivocadas y a sus hábitos de vida aun después de que se le ha mostrado el camino correcto (ver Gén. 6:3; Ose. 4:17).
Una ignorancia tal, obstinada y
voluntaria, de los planes de Dios para el mundo ha de ser una actitud
característica de cierta clase de personas en los últimos días, y servirá como
una señal de la proximidad del fin (ver 2 Ped. 3:3-5).
Es peligroso rechazar la luz que
procede de Dios a fin de continuar complaciendo los deseos del corazón natural,
el cual siempre está en enemistad contra Dios (ver Rom. 8:6-8; Gál. 5:16-17; 1
Juan 1:15-16).
Ignore. La evidencia textual (cf. p. 10) favorece el texto
"es ignorado", "no es reconocido". Si se sigue esto último,
quizá el significado sea que la tal persona no es reconocida por Dios. Una
experiencia tal es lo opuesto de lo que se describe en el cap. 8:3: "Si
alguno ama a Dios es conocido por él".
39. Procurad. Gr. z'lóÇ, "ser celoso por". "Aspirad
al don de la profecía" (BJ, NC). Resumiendo su tema, Pablo reafirma la
prioridad dada a la profecía en el vers. 1, donde se refirió al don de profecía
como el don espiritual más deseable al cual pudieran aspirar los cristianos. Es
sumamente deseable que uno pueda hablar bajo la inspiración del Espíritu Santo
para que la iglesia sea edificada.
No impidáis. No
debía ponerse ningún obstáculo a la presencia del don de lenguas. Lo único que
se debía evitar era el uso de este don en las reuniones públicas cuando no
había un intérprete (ver la Nota Adicional al fin de este capítulo).
40. Con orden. Gr. katá táxin, "según categoría",
"según distribución". Esta expresión se usaba como término militar,
para representar la regularidad y el orden con que se forman las filas de un
ejército en una distribución simétrica.
Podrían surgir muchas preguntas en cuanto a los métodos y las formas de celebrar el culto en las iglesias, pero el sentido común y la debida reverencia hacia Dios indicarían lo que era adecuado para su culto y evitaría que se cometieran excesos.
Todo debía hacerse decorosamente, como conviene en el culto del Creador
omnipotente, sin ninguna confusión, ningún ruido innecesario, ni desorden (ver
Hab. 2:20; Ev 231, 461-463; Ed 237; PR 32-34; PP 310; 4T 626).
El cristiano siempre debe estar
en guardia contra los males del formalismo en el culto público. Dios no mira
las manifestaciones externas y la exhibición de talentos, sino la consagración
sincera y amante que se le expresa en oración y alabanza (ver Juan 4:24; OE
369).
La dignidad y la reverencia son
esenciales, pero deben inspirarse en una comprensión genuina de la majestad y
la grandeza de Dios, y no en la respuesta a los impulsos del corazón natural
que busca autoensalzamiento.
Para que el culto público
dedicado a Dios sea en verdad reverente, debe celebrarse de tal manera que
todos los presentes puedan participar con inteligencia en todo lo que se hace. Por
lo tanto, el uso de cualquier idioma que los adoradores no entienden, está
completamente fuera de lugar, a menos que ese idioma sea interpretado para
beneficio de todos.
NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 14
Hay dos principales
opiniones en cuanto al don de lenguas, tal como se presenta en el cap. 14: (1)
Que la manifestación debe ser explicada lo mismo que el fenómeno de las lenguas
en el día de Pentecostés (Hech. 2); que el idioma (o idiomas) hablado en
Corinto bajo la influencia del don era un idioma extranjero que podía ser
fácilmente entendido por un extranjero que hablara esa lengua; que por hablar
en la iglesia en idioma extranjero sin haber nadie presente que lo entendiera, los corintios estaban pervirtiendo la función de ese don, y que esa perversión
del don fue lo que Pablo reprochó.
(2) Que la manifestación en Corinto fue diferente a la del día de Pentecostés; que el idioma no era uno que hablaban los hombres, y que por eso nadie podía entender a menos que estuviera presente un intérprete que poseyera el don del Espíritu para interpretar ese idioma (1 Cor. 12:10); que la función del don de lenguas era confirmar la fe de los nuevos conversos (1 Cor. 14:22; cf. Hech. 10:44-46; 11:15) y proporcionar edificación espiritual personal (1 Cor. 14:4).
Lo que Pablo reprochó en 1 Cor. 14 fue el uso de este don en
asambleas públicas, pues su principal propósito era la edificación personal, en
privado.
Otros puntos de vista combinan puntos de estas dos opiniones.
Al considerar esta cuestión es útil enumerar las características del don de lenguas tal como se manifestó en Pentecostés y en Corinto. En cuanto a este don en Pentecostés, ver com. Hech. 2:4. En esa ocasión fue evidente que el don consistió en la capacidad de hablar lenguas extranjeras, y su propósito fue facilitar la divulgación del Evangelio (HAp 32-33).
Un Segundo Propósito puede verse en el episodio de
Pedro en la casa de Cornelio, donde la manifestación del don convenció a Pedro
y a los escépticos cristianos de origen judío que estaban con él que Dios aceptaba
a los gentiles (ver com. Hech. 10:46) y, sin duda, también convenció a Cornelio
y a los suyos de que la obra de Pedro llevaba el sello del cielo.
EN CUANTO AL DON QUE MÁS TARDE SE MANIFESTÓ EN
CORINTO, SE DESTACAN LAS SIGUIENTES CARACTERÍSTICAS:
(1) El don es inferior al de profecía (1 Cor. 14:1). (2) El que habla en lenguas se dirige a Dios y no a los hombres (vers. 2). (3) Nadie entiende al que habla en lenguas (vers. 2). (4) El que habla lo hace "por el Espíritu", es decir, está en éxtasis (1 Cor. 14:2,14; cf. com. Apoc. 1:10). (5) El que habla expresa misterios (1 Cor. 14:2; para la definición de misterios, ver com. Rom. 11:25).
(6) El que habla se edifica a sí mismo, no a la
iglesia (1 Cor. 14:4).
(7) Pablo deseaba que todos tuviesen el don (vers. 5). (8) El que habla debiera orar para poder interpretar de modo que la iglesia sea edificada (vers. 12-13).
(9) El entendimiento, o sea la mente, no recibe provecho cuando uno ora en "lenguas", lo que indica que esta experiencia no corresponde a un estado consciente de la mente (vers. 14). (10) El don era una señal para los que no creían (vers. 22). (11) El don debía usarse en la iglesia sólo si estaba presente un intérprete (vers. 27); de lo contrario, el que hablaba sólo debía hablar para sí mismo y para Dios (vers. 28). (12) Se amonestó a los corintios que no impidieran que se hablara en lenguas (vers. 39).
La lista de características del don indica que el apóstol no se está
ocupando de un don falsificado.
Ha enumerado "géneros de
lenguas" entre los dones genuinos del Espíritu (cap. 12:8-10), y en
ninguna parte insinúa que la manifestación descrita en el cap. 14 no es don de
Dios; por el contrario, la alaba (cap. 14:5,17), y afirma que hablaba "en
lenguas" más que los corintios (vers. 18); desea que todos tuvieran el
don, e insta a los creyentes a no impedir el uso del don (vers. 39).
Su propósito a
través de todo el tema es mostrar su debido lugar y papel, y amonestar contra
su abuso.
Es evidente que los corintios
abusaban del don. Hablaban en lenguas en la iglesia cuando no estaba presente
un intérprete y cuando sólo se beneficiaba el que hablaba. Indudablemente
varios hablaban al mismo tiempo, mientras otros estaban profetizando,
enseñando, etc. Esto producía una confusión general (vers. 26-33, 40).
Los comentadores han debatido
mucho si las "lenguas" eran un idioma hablado, un idioma desconocido
por los hombres, o sencillamente sonidos
inarticulados.
Los que creen que el discurso se
daba en un idioma desconocido para el que hablaba, pero entendido por los que
estaban familiarizados con ese idioma, arguyen, basándose en lo que llaman la
analogía de las Escrituras, que el don manifestado en Corinto debe explicarse
teniendo en cuenta lo acontecido el día de Pentecostés (Hech. 2) y en otras
ocasiones (Hech. 10:44-46; 11:15; 19:6), y que, por lo tanto, es claro que su
propósito era habilitar a algunos para predicar el Evangelio en idiomas antes
desconocidos para ellos.
Explican pasajes como 1 Cor. 14:2,
donde se dice que ninguno de los presentes puede entender, señalando que los
que hablan en lenguas se valen de un idioma que un extranjero sí podría
entender.
Además, destacan que es difícil concebir que el Espíritu Santo se
manifestara en un idioma desconocido teniendo en cuenta las circunstancias del
cap. 14.
Los que sostienen que el fenómeno
consistía en sonidos ininteligibles, sin relación con ningún idioma humano,
argumentan que esta es la forma más natural de interpretar los diversos pasajes
de este tema, y que esta es la conclusión inevitable a que se debe llegar
cuando se toman en cuenta todas las características enumeradas.
Creen que las ilustraciones de
Pablo en los vers. 7-10 tienen el propósito de mostrar que lo que se escuchaba
eran sonidos inarticulados o un idioma que no podía ser comprendido por
hombres, a menos que ellos también estuvieran poseídos por el Espíritu y
dotados con el don de interpretación (cap. 12:10).
*CUALQUIERA QUE SEA LA POSICIÓN QUE SE ADOPTE, una cosa es cierta: la manifestación del don en el
día de Pentecostés, y los propósitos para los cuales fue dado (Hech. 2),
diferían en muchos respectos del don tal como se manifestaba en Corinto.
El don en Corinto servía para edificar al que hablaba, y no a otros (1 Cor. 14:4). Pablo no estimulaba su uso en público a menos que estuviera presente un intérprete (vers. 12-13, 27). No recomendaba su uso en la iglesia (vers. 19,28). El discurso se dirigía a Dios, y no a los hombres (vers. 2,28). El que hablaba estaba en éxtasis y, por lo tanto, inconsciente (vers. 14).
Estás cosas no sucedieron así
cuando el don se manifestó en los discípulos el día de Pentecostés. El poder
hablar en idiomas extranjeros tenía el propósito evidente de edificar a otros. El
don fue conferido para que los discípulos pudieran predicar el Evangelio sin
necesidad de un intérprete.
Las palabras se
dirigían a los hombres, no a Dios, y el que hablaba no estaba en éxtasis, sino
que actuaba como quien domina un idioma después de estudiarlo (ver com. Hech. 2).
Debido a ciertos aspectos oscuros
en cuanto a la forma exacta en que se manifestaba antiguamente el don de
lenguas, le ha sido fácil a Satanás
falsificar este don.
En el culto pagano
era bien conocido y los sonidos incoherentes abundaban.
En tiempos
posteriores, bajo el disfraz del cristianismo, de vez en cuando también han
aparecido diversas manifestaciones de un pretendido don de lenguas.
Sin embargo, cuando esas manifestaciones se comparan
con las especificaciones bíblicas del don de lenguas, se encuentra que hay algo
muy diferente con el don impartido antiguamente por el Espíritu. Por lo tanto,
esas manifestaciones deben rechazase como falsas.
Pero la existencia de la
falsificación no debe inducirnos a pensar con desdén del don genuino.
La
manifestación correcta del don del cual Pablo trata en 1 Cor. 14 cumplía una
función útil. Es cierto que había abusos del don, pero Pablo trataba de
corregir los abusos y de dar a la presencia del don su debido lugar y aplicación.
(6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
2. 1JT 161, 168. EL VOTO DE SERVIR AL MAESTRO. Cada Uno de los que se vinculan con la iglesia hace por ese hecho un voto solemne de trabajar para el bien de la iglesia, y de juzgar este interés superior a toda consideración mundanal.
Le Toca conservar una
relación viva con Dios, dedicarse con corazón y alma al gran plan de la
redención y manifestar, en su vida y carácter, la excelencia de los
mandamientos de Dios en contraste con las costumbres y los preceptos del mundo.
Toda Persona que ha profesado
aceptar a Cristo se ha comprometido a ser todo lo que puede ser como obrero
espiritual, a ser activa, celosa y eficiente en el servicio de su Maestro.
Cristo espera que cada hombre haga su deber. Sea éste el santo y seña de todas las filas de sus discípulos. 161 Para impartir luz, no hemos de esperar que se nos solicite e importune para dar consejo o instrucción.
Cada Uno de los que
reciben los rayos del Sol de justicia ha de reflejar su brillo sobre cuantos le
rodean. Su religión debe ejercer una influencia decidida y positiva. Sus
oraciones y súplicas deben estar de tal manera impregnadas del Espíritu Santo
que enternezcan y subyuguen el alma.
Dijo Jesús: "Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras obras buenas,
y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." (Mat. 5:16.)
Sería mejor para un mundano nunca
haber visto a quien profese religión que haber estado bajo la influencia de
quien ignora el poder de la piedad.
SI CRISTO
fuese nuestro modelo, su vida nuestra regla, ¡qué celo se manifestaría, qué
esfuerzos se harían, qué generosidad se ejercería, qué abnegación se
practicaría! ¡Cuán incansablemente trabajaríamos, qué fervientes peticiones por
poder y sabiduría elevaríamos a Dios! Si
todos los que profesan ser hijos de Dios sintieran que es su ocupación
principal hacer la obra que él les ordenó, si trabajasen abnegadamente en su
causa, ¡qué cambio se vería en los corazones y hogares, en las iglesias, si, en
el mundo mismo!
En toda época, los que siguieron a
Cristo necesitaron vigilancia y fidelidad; pero ahora, estando en el mismo
umbral del mundo eterno y teniendo las verdades que tenemos, tanta luz y una
obra tan importante, debemos duplicar nuestra diligencia. Cada uno ha de obrar
hasta lo sumo de su capacidad. Hermano mío, Vd. hace peligrar su salvación si
retrocede ahora. Dios le pedirá cuenta si no hace el trabajo que le asignó.
¿Conoce Vd. la verdad? Comuníquela a otros.
¿Qué Puedo Decir Para Despertar A
Nuestras Iglesias? ¿Qué Puedo Decir De Aquellos Que Han Desempeñado Una Parte
Destacada En La Proclamación Del Postrer Mensaje?
"El Señor Viene," debe ser el
testimonio dado, no sólo por los labios, sino por la vida y el carácter; pero
muchos de aquellos a quienes Dios ha dado luz y conocimiento, talentos de
influencia y recursos, son hombres que no aman la verdad ni la practican. 162
Han bebido tan ávidamente de la copa intoxicante del egoísmo y la mundanalidad
que se han embriagado con los cuidados de esta vida.
Hermanos, Si
Continuáis Siendo Tan Ociosos Y Mundanos Y Tan Egoístas Como Antes, Dios os pasará
seguramente por alto, y tomará a los que tienen menos cuidado de si mismos, son
menos ambiciosos de honores mundanales, y no vacilarán, como no vaciló su
Maestro, en cuanto a salir del campamento cargados de oprobio. La obra será
dada a quienes la acepten, la aprecien y entretejan sus principios con su
experiencia diaria. Dios elegirá a hombres humildes, que traten de glorificar
su nombre y de hacer progresar su causa, más bien que honrarse y favorecerse a
si mismos. El suscitará hombres que no tengan tanta sabiduría mundanal, pero
que estén relacionados con él, que busquen fuerza y consejo de lo alto.
* Vuelvo a
invitar a los miembros de la iglesia a ser cristianos, a ser semejantes a
Cristo. Jesús no trabajaba para sí mismo sino para los demás. Trabajaba para
bendecir y salvar a los perdidos. Si sois cristianos, imitaréis su ejemplo. El
echó el fundamento, y nosotros edificamos con él. Pero ¿qué material estamos poniendo sobre este
fundamento? "La obra de cada uno será manifestada: porque el día la
declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál
sea, el fuego hará la prueba." (1 Cor. 3:13.) Si estáis dedicando toda
vuestra fuerza y talento a las cosas de este mundo, el trabajo de vuestra vida
está representado por madera, heno y hojarasca, que serán consumidos por el
fuego en el postrer día. Pero la labor
abnegada por Cristo y la vida futura será como oro y plata y piedras preciosas;
es imperecedera.
32-33. HAp 163. Había sido enseñado 163 por
Dios en cuanto a la imposición de cargas innecesarias a los cristianos
gentiles; así cuando los creyentes judaizantes introdujeron en la iglesia de
Antioquía el asunto de la circuncisión, Pablo conocía el sentir del Espíritu de
Dios concerniente a esa enseñanza, y tomó una posición firme e inflexible que
libró a las iglesias de las ceremonias y los ritos judíos.
NO OBSTANTE el hecho de que
Pablo era enseñado personalmente por Dios, no tenía ideas exageradas de la
responsabilidad personal. Aunque esperaba que Dios lo guiara directamente,
estaba siempre listo a reconocer la autoridad impartida al cuerpo de creyentes
unidos como iglesia.
SENTÍA LA NECESIDAD DE CONSEJO; y cuando se levantaban asuntos de importancia, se complacía en
presentarlos a la iglesia, y se unía con sus hermanos para buscar a Dios en
procura de sabiduría para hacer decisiones correctas. Aun "los espíritus de los profetas decía sujetos están a los
profetas: porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como sucede en
todas las iglesias de los santos."(1Cor. 14:32,33, V.M.) Con Pedro,
enseñaba que todos los que están unidos como miembros de iglesia deben estar
"sumisos unos a otros." (1Ped. 5:5.)
Ministerio Hno. Pio
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