Romanos 10. LA ELECCIÓN Y RECHAZO DE ISRAEL: vers. (1-4) El deseo del apóstol por su nación. (5-10) La Escritura muestra la diferencia entre la justicia de la ley y la de la fe, (11-17) y que todos los que creen, judíos o gentiles, no serán confundidos. (18) Los gentiles recibirán la Palabra, y creerán. (19-21) Israel no ignoraba estas cosas.
1 Hermanos, ciertamente el anhelo
de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. 2 Porque yo
les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. 3
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia,
no se han sujetado a la justicia de Dios;
4 Porque El Fin De La Ley Es Cristo, Para Justicia A Todo Aquel Que Cree.
5 Porque de la justicia que es
por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por
ellas. 6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón:
¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); 7 o, ¿quién
descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los
muertos). 8 Mas; ¿qué dice? Cerca de ti
está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que
predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
11 Pues la Escritura dice: Todo
aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12 Porque no hay diferencia entre
judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los
que le invocan;
13 porque todo aquel que invocare
el nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel
en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y
cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren
enviados? Como está escrito: ¡Cuán
hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas
nuevas! 16 Más no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor,
¿quién ha creído a nuestro anuncio?
17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
18 Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras.
19 También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira. 20 E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí.
21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor. (Romanos 10).
1. Hermanos. Pablo usa con frecuencia este vocativo cuando
quiere ser particularmente enfático (Rom. 7:1; 8:12; 12:1; 1 Cor. 14:20; Gál.
3:15). El tema que trata en este capítulo es el hecho afirmado en Rom. 9:31-33:
que Israel no ha podido obtener la justicia porque había ido tras una justicia
basada en los méritos de sus propias obras. Pero antes de ocuparse de la penosa
tarea de señalar el fracaso y la culpabilidad de su pueblo, Pablo expresa
nuevamente su sincera preocupación por la salvación de ellos (cf. cap. 9:1-3).
Anhelo. Gr. eudokía, "buena voluntad".
"beneplácito", "aprobación". Compárese con el uso de esta
palabra en Mat. 11:26; Efe. 1:5,9; Fil. 1:15; 2:13; 2 Tes. 1:11. Pablo anhelaba
sinceramente la salvación de sus compatriotas judíos.
Oración. Gr. dé'sis, "petición",
"súplica" (ver Efe. 6:18; Fil. 4:6; 1 Tim. 2:1; 5:5), afín del verbo
déomai, "querer", "suplicar", "orar". Dé'sis se
diferencia de proseuj', sustantivo que generalmente se traduce
"oración" (Rom. 1:10), en que dé'sis se refiere a un pedido por un
beneficio específico.
Por Israel. La evidencia textual tiende a confirmar (cf. p. 10)
la variante "por ellos" (BJ), es decir, por los que ya han sido
mencionados (cap. 9:31-33). El pronombre indica una estrecha relación entre los
dos capítulos. En el cap. 10 continúa sin interrupción el tema de Pablo
concerniente al rechazo de Israel, que trató en el cap. 9.
Para salvación. Es significativo que inmediatamente después de haberse ocupado del rechazo de Cristo por parte de los judíos, Pablo ora por la salvación de ellos. Esto demuestra que no consideraba el caso de sus compatriotas como desesperado, a pesar de su conducta pecaminosa.
Más aún: si Pablo hubiera considerado ese rechazo como la
predeterminada voluntad de Dios para su destrucción - como algunos han
entendido la doctrina de la predestinación-, no habría orado para que aún
pudieran ser salvos. El Evangelio enseña que "todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo" (vers. 13). El Evangelio es para todos los
hombres, incluso los judíos (cap. 1:16; 3:29-30; 10:12).
2. Les doy testimonio. "Testifico en su favor"
(BJ). Pablo bien podía hacer esto basado en su propia y triste experiencia,
pues una vez había sido "mucho más celoso de las tradiciones de" sus
"padres" (Gál. 1:14), por lo que conocía bien el celo equivocado de ellos
(ver Hech. 22:3; Fil. 3:6).
Celo de Dios. Es decir, celo por Dios. Compárese con la frase
"me consumió el celo de tu casa", que significa "el celo por tu
casa" (Sal. 69:9; Juan 2:17). Los judíos se gloriaban de su celo por Dios y
por su ley (Hech. 21:20; 22:3; cf. Gál. 1; 14). Pablo ya ha descrito acertadamente
el fervor de ellos en asuntos religiosos durante ese período.
La triste historia de los judíos
es que no alcanzaron la justicia a pesar de su gran celo religioso (Rom. 9:30-32).
Su religión era extremadamente legal y formal. Su despliegue externo de
minuciosa obediencia era un manto para cubrir la corrupción interior (cap.
2:17-29). Sin embargo, Pablo parece estar hablando del celo de ellos por Dios
como de algo digno de alabanza y, como en el cap. 1:8, primero destaca una
buena cualidad antes de presentar los fracasos de ellos. Parece encontrar en
ese celo equivocado algún motivo de ánimo, alguna esperanza de que si un celo
tal pudiera ser dirigido hacia el verdadero camino de justicia, todavía podrían
ser salvados.
Ciencia. "Pleno conocimiento" (BJ). Gr. epígnÇsis.
Esta palabra denota conocimiento completo y cabal (cf. cap. 1:28; 3:20). A los
judíos no les faltaba gnÇsis, conocimiento, pero carecían de la verdadera
sabiduría que podría haberlos conducido a servir a Dios en la debida forma.
Habían sido especialmente favorecidos con el conocimiento de Dios (cap. 3:1-2),
pero su celo por él no había sido bien encaminado.
Aunque conocían la letra de la
ley y los profetas, no percibían interiormente el verdadero significado de las
palabras y de las obras de Dios. Su fervor sin sabiduría se transformó en
fanatismo, y manifestaron más celo por la forma y por la letra que por Dios.
3. Porque. Este versículo explica por qué el celo de los
judíos no era "conforme a ciencia". Si hubieran estado dispuestos a
obedecer la voluntad de Dios habrían llegado a entender la verdad (ver Juan
7:17). Pero se negaron a someterse.
Ignorando. Pablo posteriormente muestra que esa ignorancia era
inexcusable, pues los judíos habían tenido todas las oportunidades necesarias
para instruirse (Rom. 10:14-21; cf. Juan 5:39-40).
La justicia de Dios. Ver com. cap. 1:17.
Procurando. Gr. z'téÇ, "buscando",
"empeñándose" (BJ).
Establecer. Gr. híst'mi, "levantar",
"colocar", "establecer". Este verbo sugiere que en el
esfuerzo de los judíos había orgullo por establecer su propia justicia; con su
falso celo por Dios, en realidad estaban trabajando para su propia
glorificación.
Compárese con la descripción de
Oseas: "Israel es una frondosa viña, que da abundante fruto para sí.
mismo" (Ose. 10:1). En vez de buscar la justicia de Dios en la forma
indicada por Dios, dependían de sus obras llenas de justicia propia (cf. Fil.
3:9). Llegaron a considerar el simple cumplimiento de los sacrificios y de los
ritos como algo que tenía justicia en sí mismo, en vez de depender de la
justicia de Aquel a quien señalaban esos sacrificios y ritos. Por lo tanto, la
religión degeneró convirtiéndose en suficiencia propia y formalismo para
glorificar el yo. Y a medida que los judíos perdían de vista la justicia de
Dios, se tornaban rigurosos en la observancia de esos ritos para establecer su
propia justicia.
Sujetado. Gr. hupotássÇ, verbo que significa ponerse bajo órdenes,
"obedecer" (cf. Sant. 4:7; 1 Ped. 2:13; 5:5). Esta flexión verbal del
griego se traduce mejor "no se sometieron" (BJ). Los judíos se
enorgullecían de su conocimiento de Dios y de la ley divina (Rom. 2:17-20),
pero en realidad se negaban a conformarse a la voluntad de Dios. Confiaban en
su propia justicia; no querían someter su corazón a un plan que les exigía
confesar que su justicia propia no era aceptable (Isa. 64:6) y que su salvación
no dependía de sus méritos. No hay obstáculo mayor para la salvación por medio
de la gracia que la justicia propia del pecador. Como los judíos no estuvieron
dispuestos a someterse a la orden de Dios de que "creamos en el nombre de
su Hijo Jesucristo" (1Juan 3:23), manifestaron que su aparente fe en Dios
no era sino un servicio vacío, de labios, pues la esencia de la fe es completa
obediencia. Esa renuencia para someterse fue la causa no sólo de su ignorancia
sino también de su rechazo como pueblo escogido.
4. El fin de la ley es Cristo. La palabra griega télos,
"fin", está aquí en una posición que realza su importancia. Esta
afirmación ha sido interpretada de diversas maneras: que Cristo es la
terminación de la ley; que Cristo es la meta o propósito de la ley (cf. Gál. 3:24);
que Cristo es el cumplimiento de la ley (cf. Mat. 5:17); que Cristo es la
terminación de la ley como medio de salvación (cf. Rom. 6:14).
La primera interpretación,
llamada antinomismo o antinomianismo* es una perversión de las Escrituras (ver
com. cap. 3:31). Las otras tres interpretaciones son verdaderas, pero la última
parece concordar mejor con el contexto de este versículo, pues Pablo está
contrastando la forma como Dios justifica por la fe, con los intentos humanos
de justificarse por medio de la obediencia a la ley. El mensaje del Evangelio
es que Cristo "es el fin de la ley" como medio de buscar la justicia,
para todo aquel que ejerce fe. Quizá sea significativo que en el griego no hay
artículo (ver com. cap. 2:12), lo que indica que Pablo se refiere al principio
de ley en general y no a una ley en particular.
Además, la tendencia de todo el
razonamiento muestra que el apóstol Pablo está hablando de ley en sentido
general. Este versículo no implica que se podía lograr la justicia mediante la
observancia de la ley en el tiempo del AT, y que con la venida de Cristo la fe
sustituyó a la ley como un medio de alcanzar la justicia. Desde la caída de
Adán, Dios había revelado sólo un camino por el cual los hombres pueden ser
salvos: la fe en el Mesías venidero (Gén. 3:15; 4:3-5; Heb. 11:4; cf. Rom. 4).
Tampoco debe entenderse este
pasaje en el sentido de que Cristo es la terminación de la ley de Dios, y que,
por lo tanto, los hombres no están más bajo la obligación de obedecerla. Cristo
es la solución de la ley porque es la solución final del problema del pecado,
hecho patente por la ley. El propósito de Dios al proclamar sus leyes a Israel
fue mostrarle su pecaminosidad (Rom. 3:20) y su necesidad de un Salvador (Gál.
3:24).
Pero los judíos habían pervertido
el propósito de Dios y usado sus leyes -la moral y la ceremonial- como medio
para establecer su propia justicia mediante sus esfuerzos de obediencia
legalista. Cristo vino para poner fin a este abuso de la ley y para restablecer
el sendero de la fe.
Esta fe no abroga la ley sino que la establece (ver
com. Rom. 3:31) y hace posible que los hombres cumplan con sus requerimientos
(ver com. cap. 8:4).
*CRISTO es el fin
de la ley para entenderlo más claro, en que con su muerte terminan todo lo
relacionado con el antiguo pacto. La ley ceremonial e moral. Pero en el nuevo
pacto están la ley moral, los ritos propios como el bautismo, la cena…etc., y
la fe en Jesús y su ministerio sacerdotal en los cielos. (Heb. 10:16; Apoc. 14:12; 12:17;
Heb. 8:1,2).
5. Porque. . . Moisés. Ahora Pablo describe el contraste
entre la justicia mediante la ley y la justicia mediante la fe, con un lenguaje
tomado del AT; y al hacerlo demuestra al mismo tiempo que en este tema no hay
contradicción entre el AT y el NT.
Escribe. La evidencia textual (cf. p. 10) se inclina por el
texto: "Porque Moisés escribe la justicia de la ley que el que los haga,
vivirá en (o por) ellos". Por lo tanto la traducción de la RVR es acertada.
La cita proviene de Lev. 18:5, que dice: "Guardaréis mis estatutos y mis
ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos" (cf. Gál. 3:12).
Pablo cita estas palabras y deduce, basado en los conceptos judíos, que la
justicia por la ley demanda el perfecto cumplimiento de la ley, la cual debe
guardarse estrictamente de acuerdo con las especificaciones de la letra, pues
en la ley no hay ni gracia ni misericordia.
Todo lo que pide la ley, o se cumple o no hay salvación (ver Gál. 3:10-13). Pero ésta es una condición que nunca ha podido cumplir el hombre caído, como Pablo ya lo ha mostrado claramente en Rom. 1:3, y que nunca podrá cumplir a menos que sea regenerado (cap. 8:5-8).
Por lo tanto, sólo puede haber condenación para los que dependen de su propio
cumplimiento de la ley para su justificación ante Dios (cap. 3: 20).
Es significativo que en el
contexto de Lev. 18:5 se describe la ley de Dios como que consistiera en
estatutos y ordenanzas que realmente se podían guardar, y que si el pueblo los
guardaba podía entrar en la vida. Las referencias a este mismo pasaje que hacen
Ezequiel (cap. 20:11,13,21) y Nehemías (cap. 9:13,29) también demuestran que se
podía cumplir con las condiciones y ganar lo prometido.
Por medio de la revelación más
amplia del plan de Dios presentado en el NT, comprendemos que estos pasajes del
AT enseñan implícitamente que el cristiano debe depositar su fe en el Redentor
venidero para obtener el perdón de los pecados y la gracia que lo capacita para
la obediencia (ver com. Eze. 16:60; 20:11; 36:26).
No se debe entender que
estos pasajes implican que se puede alcanzar justicia guardando la ley sin
necesidad de ejercer fe.
Pero los fariseos y la gran mayoría del pueblo judío, debido a la influencia de aquéllos, albergaban este concepto erróneo. Pedían justicia y vida como recompensa por su propia estricta observancia de la ley. Su relación con Dios era enteramente legalista.
Su pacto con el Señor era un pacto de obras, no
de fe ni de gracia. Dios procuraba conducirlos a una vida más elevada, pero
rehusaban aceptar ese progreso (ver com. Eze. 16:60).
Para desenmascarar el error de
este punto de vista, Pablo cita Lev. 18:5. Usa las palabras de Moisés para
recordar a los judíos legalistas que la justicia sólo la adquieren los que
obedecen, pero que el hombre sin ayuda no puede llegar a esa obediencia.
Compárese esto con la respuesta que dio Jesús al "intérprete de la
ley" que buscaba "la justicia que es por la ley": "haz
esto, y vivirás" (Luc. 10:28).
6. Que es por la fe. Pablo personifica a la justicia
que es por la fe como si ella misma hablara. Compárese con la personificación
de la sabiduría (Prov. 1:20; Luc. 11:49) y de la exhortación (Heb. 12:5). El
apóstol podría haber dicho: "Moisés habla así acerca de la justicia que es
por la fe", De modo que ambas partes de Rom. 10:4 son confirmadas por el
testimonio de Moisés, a saber, la imposibilidad de alcanzar la justicia por la
ley (vers. 5) y la seguridad de que se puede alcanzar por medio de la fe (vers.
6-8).
Para muchos comentadores ha
significado un problema el hecho de que Pablo usara palabras de Moisés, que
parecen referirse únicamente a la ley, para describir la justicia que es por la
fe. Pero la dificultad radica en la falsa suposición -tan difundida- de que la
ley y el Evangelio se oponen o contradicen. El problema se resuelve
reconociendo que la justicia que es por la fe siempre ha sido el método de Dios
para salvar al hombre, y que la promulgación de la ley por medio de Moisés era
una parte integral de ese plan.
Además, Dios usó especialmente a
Moisés para presentar el gran sistema de símbolos y ceremonias que prefiguraban
todo el plan de justificación por la fe en Cristo. Por lo tanto, es
completamente irrazonable suponer que Moisés ignoraba la debida relación entre
la ley y el Evangelio, y que cada vez que hablaba tan decididamente de la
obediencia a los mandamientos de Dios estaba ensalzando la justicia por la ley
antes que por la fe.
Dice así. La cita proviene de Deut. 30:11-14. Moisés enumera
en este capítulo las bendiciones que recibiría Israel si obedecía la ley de
Dios. Es importante observar que Moisés está hablando a aquellos a quienes
previamente ha dicho: "Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón,. . . para
que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que
vivas" (Deut. 30:6).
Moisés está describiendo la
experiencia de los israelitas verdaderamente arrepentidos y fieles. Habla de la
ley desde el punto de vista de los israelitas circuncidados de corazón. No es
necesario suponer -como lo han hecho muchos conectadores- que Pablo sólo está
tomando las palabras de Moisés en cuanto a la ley, y las está aplicando a algo
que Moisés no había tenido en cuenta. Así como Pablo encontró que Abrahán había
sido justificado por la fe porque creyó y obedeció a Dios, así también
encuentra la esencia de la justificación por la fe en el caso de aquellos que
se arrepienten delante de Dios, y lo aman y le obedecen con todo su corazón y
con toda su alma.
Las palabras de
Moisés, si se entienden en su verdadero sentido espiritual, describen la
verdadera justificación porque es por la fe.
No digas en tu corazón. Esta expresión se encuentra en
Deut. 9:4, y Pablo la usa para comenzar su cita de Deut. 30:12-14. "Decir
en el corazón" es un modismo hebreo que significa "pensar"
generalmente en algo malo (cf. Deut. 15:9; 18:21; Sal. 14:1; Mat. 3:9; 24:48;
Apoc. 18:7; 1 Cor. 7:37).
¿Quién subirá? Moisés pronunció estas palabras para destacar que
la palabra de Dios no está lejana ni más allá del alcance del hombre, sino que
ya le ha sido revelada y explicada. Pablo usa las mismas palabras acerca del
Evangelio: la revelación aún más clara de la palabra de Dios que ha sido dada
por medio de Cristo.
Para traer abajo a Cristo. Como si aún no hubiera venido. La
justificación por la fe dice: "No dudes de que Cristo ya ha venido. El
Hijo de Dios ya se ha hecho hombre y vivió entre nosotros. La fe no es algo tan
difícil, pues Cristo ha venido".
7. ¿Quién descenderá? En vez de "¿quién pasará por
nosotros el mar?" (Deut. 30:13), Pablo dice: "¿Quién descenderá al
abismo?" No era necesario que los israelitas escudriñaran más allá del mar
para traer de vuelta los mandamientos de Dios, y tampoco hay necesidad de que
alguien baje al abismo para hacer subir a Cristo. Él ya ha resucitado.
Abismo. Ver com. Mar. 5:10. Evidentemente Pablo aplica este
término al lugar de los muertos, al cual Cristo había "descendido".
8. ¿Qué dice? Es decir, ¿qué dice la justicia que es por la fe? Pablo
continúa personificando a la justicia por la fe (ver com. vers. 6).
Cerca de ti está la palabra. El propósito de este pasaje del
AT era asegurar a Israel que Dios había establecido el medio por el cual
podrían cumplirse las exigencias de la ley. El pacto eterno hecho con Adán en
el Edén proporciona perdón por la transgresión y gracia que capacita para la
obediencia mediante la fe en el Mesías venidero. Los hombres revelaban su fe en
el Redentor ofreciendo sus sacrificios de animales y observando los otros
requisitos de la ley ritual. Los israelitas fueron lentos en aceptar este pacto
dado a Adán y renovado con Abrahán (ver com. Eze. 16:60); en cambio,
prefirieron buscar justicia mediante sus propios esfuerzos para obedecer.
Los profetas del AT trataron
repetidas veces de inducir al pueblo a que aceptara las estipulaciones del plan
eterno de Dios, pero no lo consiguieron. El Señor les ofreció por medio de
Jeremías el nuevo pacto (ver com. Jer. 31:33-34), y Ezequiel destacó la
necesidad de un "corazón nuevo" y un "espíritu nuevo" (ver
com. Eze. 36:26). Por lo tanto les fue ofrecida la justificación por la fe,
"pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en
los que la oyeron" (Heb. 4:2; cf. Gál. 3:8).
La palabra estuvo
"cerca" de ellos. Todo lo que se les pedía era que creyeran con el
corazón y confesaran con la boca. Pablo contrasta en esta forma la sencillez de
la justificación por la fe con la penosa y desesperada tarea de tratar de
establecer en forma legalista nuestra propia justicia (Rom. 10:2-3, 5).
La palabra de fe. Es decir, el mensaje del
Evangelio acerca de la fe. Esta es la única vez que aparece esta expresión en
el NT. La palabra que Moisés describe como "muy cerca de ti. . . en tu
boca y en tu corazón para que la cumplas" (Deut. 30:14) esencialmente es
la misma que "la palabra de fe" predicada por Pablo: el Evangelio que
anuncia la fe como el principio de justificación.
Que predicamos. Pablo añade estas palabras para
destacar que la verdad de la justificación por la fe no es desconocida, sino
que puede ser entendida por todos los que estén dispuestos a escuchar. Que los
judíos no pueden tener excusa alegando ignorancia, se declara más plenamente en
los vers. 14-21.
9. Que. O "porque". Si se retiene la traducción
"que", significa que Pablo está presentando el contenido del mensaje
en cuanto a la fe; si se prefiere "porque", quiere decir que está
probando que la palabra de fe está cerca. Sea como fuere, se muestra que el
contenido del mensaje de la fe corresponde con la enseñanza mosaica de
Deuteronomio.
Confesares. Gr. homologéÇ. Este mismo verbo se traduce
frecuentemente "profesar", y como sustantivo, "profesión"
(Tito 1:16; Heb. 3:1); también se ha traducido como "declarar" (Mat.
7:23). Literalmente significa "convenir con", "decir lo mismo
que otros". Por eso la confesión de un creyente es la expresión de su
acuerdo con todo lo que Dios ha declarado que es verdadero, Esto incluye todo
lo que él ha revelado en cuanto a su ley, el pecado y nuestra necesidad de un
Salvador. Incluye todo lo que Dios ha declarado en cuanto al único camino de
salvación: fe en su Hijo Jesucristo.
Que Jesús es el Señor. Cf. 1 Cor 12:3; Fil. 2:11. Los
judíos atribuían el señorío sólo a Dios el Padre. Los gentiles adoraban al
emperador como a su señor; pero los cristianos reconocían a Cristo como
"el Señor. . . del cielo" (1 Cor. 15:47), el único Hijo de Dios (Juan
3:16), que es la suprema cabeza de la iglesia (Efe. 5:23) y el Señor de todos
(Hech. 10:36). La confesión del señorío de Cristo implica la disposición para
seguir su conducción y obedecer sus mandamientos (Juan 14:21; 1 Juan 2:3-4).
Creyeres. Una creencia normalmente precede a una confesión,
pero Pablo está siguiendo el orden del vers. 8, donde se menciona la boca antes
que el corazón. En el vers. 10 Pablo presenta el orden normal: primero la fe,
luego la confesión.
Dios le levantó. Ver com. vers. 7. La resurrección
fue la confirmación de las afirmaciones de Cristo en cuanto a sí mismo, el
sello divino sobre su sacrificio (ver com. cap. 1:4). Si el cristiano cree que
Dios levantó a Jesús de entre los muertos, reconoce el triunfo de Cristo sobre
el pecado y la muerte, y su poder para justificar y salvar a los pecadores (ver
com. cap. 4:25). La justicia mediante la fe, en contraste con la justicia
mediante la ley (cap. 10:5), depende de lo que Cristo ha hecho y puede hacer, y
no de lo que nosotros podemos hacer.
10. El corazón. Ver com. cap. 1:21. Los judíos
consideraban que el corazón era el asiento de la vida íntima, de los
pensamientos y los sentimientos. Para ellos, el corazón no representaba las
emociones como diferentes, separadas de los razonamientos. Cuando Pablo se
refiere a creer "con el corazón", quiere decir que la fe incluye una
transformación interior completa. Y este cambio da como resultado la justificación
y la rectitud (cap. 3:22; 5:1).
Se confiesa. La evidencia externa del cambio interior es la
confesión "con la boca", el estar decididamente en armonía con lo que
se cree que es verdadero. Una buena disposición para confesar a Cristo con
palabras y hechos ha sido siempre la prueba para el verdadero discípulo (Mat.
10:32; Luc. 12:8; cf. Apoc. 3:5). Un testimonio bueno y constante delante del
mundo revelará el fruto de la salvación (cf. Apoc. 2:10).
11. La Escritura dice. La cita es de Isa. 28:16 (ver
com. Rom. 9:33).
Todo aquel. Estas palabras no están en el texto de Isaías.
Pablo deseaba destacar el hecho de que el Evangelio era para todos.
12. Porque. Así comienza la explicación de Pablo referente a
"todo aquel", del vers. 11.
Diferencia. O "distinción" (BJ). Cf. cap. 3:22. Ambos,
judíos y gentiles, han pecado y están necesitados de salvación (ver com. cap.
3:23). Dios ha proporcionado sólo un medio por el cual pueden salvarse. No ha
dispuesto un medio para los judíos y otro para los gentiles. Por lo tanto, se
desvanecen todas las distinciones de raza, sexo, clase o condición social.
Griego. Es decir, los gentiles (ver com. cap. 1:16).
El mismo que es Señor de todos. O "uno mismo es el Señor de
todos" (BJ). Judíos y gentiles tienen, sin excepción, el mismo Señor (cf.
cap. 3:29-30), quien ha redimido a toda la humanidad (Juan 3:16). Una
comparación con los vers. 9 y 11 de Rom. 10 indica que "Señor" se
refiere aquí a Cristo. En Hech. 10:36 Cristo es llamado "Señor de todos"
(cf. Rom. 14:9; Fil. 2:10-11).
Rico para con todos. No hay límite para los recursos
del Señor (Rom. 8:32; 11:33; Efe. 1:7; 2:7; 3:8).
Le invocan. Invocar al Señor o invocar el nombre del Señor es
una expresión habitual casi equivalente a adorar al Señor. Quizá se originó en
el hábito de comenzar una invocación a una deidad mencionando primero su
nombre. Los hebreos eran conocidos como los que invocaban a Jehová. Los
cristianos eran los que invocaban a Cristo (1Cor. 1: 2). Es significativo que
se use esta expresión en el NT aplicándola a Cristo, ya que sólo Dios es digno
de adoración. De modo que es un claro reconocimiento de la divinidad de Cristo
(ver Hech. 7:59-60; 9:14, 21; 22:16; 2 Tim. 2:22). En cuanto a la deidad de
Cristo, ver Nota Adicional com. Juan 1.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/07/enlace-sobre-los-evangelios-de-mateo.html
13. Todo aquel que invocare. La cita es de Joel 2:32. Este
pasaje también fue citado por Pedro en su sermón del día de Pentecostés (Hech.
2:21). Los judíos entendían que el pasaje de Joel significaba que todos los
verdaderos adoradores de Jehová serían librados en el día del juicio de Dios.
Pablo aplica el pasaje a Cristo. Las palabras "toda carne" (Joel 2:28)
muestran que los gentiles están incluidos en la profecía.
14. ¿Cómo, pues, invocarán? Luego de declarar la
universalidad de la salvación por la fe, Pablo ahora trata las condiciones que
se deben cumplir para que todos tengan la oportunidad de aceptarla. Enumera las
condiciones con una serie de preguntas, y cada pregunta es un razonamiento cuya
conclusión tácitamente aceptada constituye la base de la pregunta siguiente:
"¿Cómo pueden invocar al Señor a menos que crean en él? No podrán. Por lo
tanto, deben creer primero. Pero, ¿cómo pueden creer si no han oído? No
podrán". Y continúa la enumeración.
Algunos unen los vers. 14 y 15
con el pasaje precedente, y los relacionan con la predicación del Evangelio a
los gentiles. Si el Evangelio es para todos, como es evidente en las palabras
"todo aquel" del vers. 13, entonces debiera ser predicado a todos.
Otros unen más estrechamente los vers. 14 y 15 con los restantes versículos del
capítulo, argumentando que Pablo no está tratando en esta sección con la misión
a los gentiles, sino con la incredulidad de los judíos. Estos, como Pablo ya lo
ha explicado, han "ignorado" (cf. vers. 3) la forma correcta de
alcanzar justicia, y para convencerlos de su grandísima culpabilidad en este
asunto, procura mostrar que han tenido amplias oportunidades para conocer y
entender el plan de Dios. Comienza preguntando qué condiciones son necesarias
para invocar "el nombre del Señor", y después muestra que dichas
condiciones han sido cumplidas. Por lo tanto, los judíos no pueden presentar
excusa para su incredulidad.
El tema de los vers. 14-21 puede
resumirse así: ¿Han sido enviados los predicadores del Evangelio de modo que
todos puedan tener la oportunidad de creer (vers. 14)? Sí; el Evangelio ha sido
predicado como Isaías lo predijo (vers. 15). El hecho de que no todos han
creído, ¿demuestra que no han oído (vers. 16)? No; porque Isaías también
predijo que algunos no recibirían el mensaje (vers. 16-17). ¿Es posible que
algunos de los judíos no hubieran oído (vers. 18)? No puede ser, pues el
mensaje evangélico ha ido por doquiera. Aun siendo verdad que Israel escuchó el
Evangelio, ¿es posible que no captara su significado (vers. 19)? Esto tampoco
puede ser pues, tal como lo describieron Moisés e Isaías, los gentiles con menos
privilegios y menos conocimientos han podido entender (vers. 19-20). Por lo
tanto, los judíos no pueden argumentar que ignoraban el Evangelio, como una
excusa para su incredulidad. El hecho real, como lo dijo lsaías, es que son
rebeldes y tercos (vers. 21).
De quien. Oír el Evangelio presentado por un predicador
enviado por Cristo, es escuchar a Cristo (2 Cor. 5:20). Se oye al Señor cuando
habla a través de sus representantes elegidos.
15. Si no fueren enviados. Gr. apostéllÇ, de donde se deriva
la palabra apóstolos, "apóstol". Como el Padre envió a su Hijo, así
el Hijo envió a sus apóstoles, y éstos a su vez, bajo la dirección del Espíritu
de Cristo, enviaron a otros (Luc. 9:2; 10:1,3; Juan 4:38; 17:18; Hech. 26:17; 1
Cor. 1:17). La proclamación del mensaje divino debe ser hecha por uno que haya
sido comisionado por Dios para este propósito (cf. Jer. 1:7; 7:25; 14:14-15;
23:21).
Como está escrito. La cita es de Isa. 52:7. Pablo no
presenta literalmente el pasaje sino que lo abrevia. Omite "sobre los
montes", quizá porque la expresión sólo tenía un significado local o
poético; cambia "del que trae" al plural, "los que
anuncian", y omite las palabras "que publica salvación".
¡Cuán hermosos son los pies! Es decir, cuán apreciado es el
que viene (ver com. Isa. 52:7).
De los que anuncian la paz. La evidencia textual (cf. p. 10)
tiende a confirmar la omisión de esta frase. Con esta cita Pablo afirma que fueron enviados los mensajeros
comisionados. En cuanto al significado de este pasaje en el contexto original,
ver com. Isa. 52:7. Los judíos y los cristianos consideraban que esta sección
de Isaías preanunciaba la obra del Mesías. Las buenas nuevas de la liberación
del cautiverio babilónico simbolizan las buenas nuevas de salvación.
Anuncian buenas nuevas. Gr. euaggelízÇ, de donde deriva
la palabra "Evangelio" (euaggélion). Ver com. cap. 1:1.
16. Obedecieron. Gr. hupakóuÇ, "obedecer como
resultado de escuchar", "prestar atención", "tener en
cuenta" (ver com. cap. 5:19). La palabra es especialmente apropiada en
este contexto, donde Pablo está describiendo la incredulidad con que ha sido
recibido el mensaje del Evangelio. Los judíos oyeron, pero no prestaron
atención.
Evangelio. O "alegres nuevas", "buena
noticia" (ver com. cap. 1:1).
Isaías dice. Una cita de Isa. 53:1. El texto hebreo no tiene la palabra "Señor", pero está en la LXX. La desobediencia de los judíos también fue predicha por el profeta. Inmediatamente después de su descripción de los mensajeros de alegres nuevas (Isa. 52), Isaías predice que el pueblo no recibiría el mensaje.
Compárese con la afirmación del cumplimiento de esta
profecía en Juan 12:37-38. Esta cita también implica (cf. Rom. 10:15) que el
mensaje había sido dado, pues de lo contrario no podría haber sido desoído y
desobedecido.
17. Fe. O "creencia". Para apreciar la estrecha
relación entre los vers. 16 y 17 se debe tener en cuenta que el idioma griego
no tiene dos palabras diferentes para "creencia" y
"fe". Pístis, "fe" o
"creencia", es el sustantivo que deriva de pistéuÇ, verbo traducido
"ha creído" (epísteusen) en el vers. 16 (ver com. cap. 3:3).
El oír. Gr. ako', que aparece dos veces en este versículo.
En el vers. 16, ako' se ha traducido como "anuncio" en la RVR
("predicación", en la BJ), en donde significa literalmente "lo
que es oído". Si aquí se le da el mismo significado a ako', se hace posible
la siguiente traducción: "¿Quién ha creído lo que ha oído de nosotros? De
modo que la fe viene de lo que es oído, y lo que es oído viene de la palabra de
Dios". Esta traducción hace más evidente la relación entre los vers. 16 y
17.
La palabra de Dios. La evidencia textual favorece (cf.
p. 10) la variante "palabra de Cristo" (BJ). Esto podría significar
"el mensaje en cuanto a Cristo", así como "la palabra de
fe" (vers. 8) significa "el mensaje en cuanto a la fe" (ver com.
vers. 8). Este versículo contiene una afirmación importante en cuanto a la
naturaleza y el origen de la verdadera fe. La fe genuina no es una confianza
ciega que se debe poner en acción cuando falta la evidencia adecuada. Fe es
nuestra convicción en cuanto a cosas que no podemos ver (Heb. 11:1), y esta
convicción debe estar fundada en el conocimiento, un conocimiento basado en la
Palabra de Dios, el mensaje en cuanto a Cristo. Como medio para desarrollar una
fe transformadora y permanente, no hay sustituto para el estudio regular y
ferviente de la Biblia.
18. Pero digo. Los judíos podían pretender que no habían tenido la
oportunidad de oír, y por lo tanto no habían aceptado el Evangelio. Pablo ahora
refuta ese argumento.
¿No han oído? O "¿no oyeron?", o "¿fracasaron en
oír?" La construcción del griego de esta pregunta indica que se espera una
respuesta negativa y que no se puede admitir la excusa de no haber oído. Los
que "no han oído" son los "no todos" del vers. 16, es
decir, especialmente los judíos incrédulos.
Antes bien. "¡Cierto que sí!" (BJ, NC). Esta es la
enfática respuesta de Pablo ante la insinuación de que no habían oído el
mensaje. Afirma que el Evangelio ha ido
a todo el mundo, y lo dice con las palabras de Sal. 19:4.
La tierra. Gr. oikoumén', "el mundo habitado" (ver
com. Luc. 2:1). Es evidente que cuando se escribió esta epístola el Evangelio
no había sido predicado literalmente en todas partes, pues con seguridad aún no
había llegado a España (Rom. 15:20,24,28). Sin embargo, el mensaje de la fe ya
se había divulgado tan ampliamente por todo el mundo, que Pablo estaba
capacitado para presentar una declaración tan amplia y general.
En realidad, durante su
generación el Evangelio fue llevado a "toda la creación ['toda criatura',
BJ] que está debajo del cielo" (Col. 1:23; cf. Ed 91). Además, el mensaje
era llevado "al judío primeramente" (Hech. 9:20; 11:19; 13:5; 14:1;
17:1-2, 10; 18:4,19; 28:17; Rom. 1:16), y es probable que el principal
propósito de Pablo en este capítulo ha sido demostrar que ningún israelita
podía presentar excusas alegando que nunca había oído el Evangelio.
Voz. Gr. fthóggos, palabra onomatopéyica con la que se
imita el sonido que produce la vibración de un instrumento musical o de la voz
humana (cf. 1 Cor. 14:7). Pablo está citando el Sal. 19:4 (ver comentario
respectivo). De acuerdo con el salmista, "su voz" es la voz de la
naturaleza, el testigo silencioso con el cual "los cielos cuentan la
gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Sal. 19:1).
El salmista compara la revelación de Dios en sus obras (Sal. 19:1-6) con la
revelación especial de sí mismo mediante su palabra (Sal. 19:7-11). Pablo ve
aquí una representación de los alcances mundiales de la predicación del
Evangelio, y usa las palabras del salmista para describir cómo la
"voz" de los predicadores de la palabra de fe ha llegado "hasta
los fines de la tierra".
19. ¿No ha conocido esto Israel? Más exactamente: "¿es que
Israel no comprendió?" (BJ) o "¿fracasó Israel en comprender?"
Como en el vers. 18, la construcción griega pide una respuesta negativa. A
pesar de la revelación de Dios por medio de Moisés y de los profetas, Israel
seguía ignorante en cuanto a la senda de justicia de Dios.
Primeramente. Es decir, primero en orden, en linaje profético.
Moisés dice. La cita es de Deut. 32:21. Moisés, que había
comunicado a Israel sus favores especiales y ventajas sobre los gentiles,
también había presentado la regla de fe por la cual esa posición favorecida
podría invertirse en algún momento futuro, y en realidad así sucedería (cf.
Deut. 32:18,20).
Os provocaré. Dios, mostrando misericordia para con los gentiles,
esperaba despertar los celos de su pueblo e inspirarle fervor por el Señor.
Compárese con Ose. 2:23; Rom. 9:25.
Con un pueblo que no es pueblo. Cf. Deut. 32:21. Los gentiles son
llamados "pueblo que no es pueblo" porque no mantenían con Dios la
relación reconocida que mantenía Israel (cf. Deut. 4:5-8). Eran un "pueblo
insensato" porque no habían recibido la misma revelación de Dios, sino que
adoraban ídolos de madera y de piedra (ver com. Rom. 1:21). Pablo tenía el
propósito de producir celos en sus compatriotas haciéndoles notar que, así como
lo había predicho Moisés, Dios ahora había dispensado sus favores especiales a
un pueblo a quien los judíos estaban acostumbrados a considerar como inferior
(cap. 11:14). Y el apóstol, al hacer esto, se proponía aclarar mediante sus
fervientes oraciones que su pueblo podría arrepentirse y encontrar salvación en
Jesucristo (cap. 9:13; 10:1).
20. E Isaías. O "pero Isaías", o "entonces
Isaías".
Fui hallado. La cita es de Isa. 65:1. La inesperada fe de los
gentiles debería ser un reproche para los judíos que, a pesar de ser
privilegiados e instruidos, eran incrédulos (cf. cap. 9:30-33).
21. Dice. Es decir, Isaías dice. El profeta está hablando en
nombre de Dios. La cita es de Isa. 65:2 y concuerda más con la LXX que con el
hebreo.
Todo el día. Así expresa Isaías la maravillosa paciencia de Dios
para con su pueblo, aunque éste persistía en desobedecerle y rechazaba sus
invitaciones. La forma en que Dios trata aun a los pecadores rebeldes está
llena de ternura y compasión. Todo el día extiende su brazo de misericordia a
los desobedientes y contradictores. Que Dios siempre ha sido tan compasivo y
paciente será al fin reconocido por los que lo han menospreciado (Apoc. 15:4;
CS 728-729).
Contradictor. O "que habla en contra", "se
opone" Al rechazar el Evangelio y resistirlo, los judíos revelaban una
característica que hacía mucho había sido señalada y condenada por los
profetas. Esteban presentó antes de su martirio la misma acusación (Hech.
7:51-53; cf. Luc. 13:34). 6CBA
COMENTARIOS DE EGW
1. HAp 300
20-21. HAp 301
LA SALVACIÓN
OFRECIDA A LOS JUDÍOS. Basado En La Epístola A Los Romanos. (299-306)
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-35-la-salvacion-ofrecida-los.html
DTG 422. MUCHOS que estaban convencidos de que Jesús era el Hijo de Dios fueron
extraviados por el falso raciocinio de los sacerdotes y rabinos. Estos maestros
habían repetido con gran efecto las profecías concernientes al Mesías, que
reinaría "en el monte de Sión, y en Jerusalem, y delante de sus
ancianos" sería "glorioso;" que dominaría "de mar a mar, y
desde el río hasta los cabos de la tierra."* (Isaías 24:23; Salmos
72:8).
LUEGO habían hecho
comparaciones despectivas entre la gloria allí descrita y la humilde apariencia
de Jesús. Pervertían las mismas palabras de la profecía para sancionar el
error. Si el pueblo hubiese estudiado con sinceridad la Palabra por sí mismo,
no habría sido extraviado.
EL CAPÍTULO 61 DE ISAÍAS testifica
que Cristo había de hacer la misma obra que hacía.
EL CAPITULO 53 presenta su
rechazamiento y sus sufrimientos en el mundo,
Y EL CAPÍTULO 59 describe el
carácter de los sacerdotes y rabinos.
DIOS NO OBLIGA A LOS
HOMBRES A RENUNCIAR A SU INCREDULIDAD. Delante de ellos están la luz y
las tinieblas, la verdad y el error A ellos les toca decidir lo que aceptarán.
La Mente Humana Está Dotada De Poder Para Discernir Entre Lo Bueno Y Lo
Malo. Dios Quiere Que Los Hombres No Decidan Por Impulso, Sino Por El Peso De
La Evidencia, Comparando Cuidadosamente Un Pasaje De La Escritura Con Otro.
SI LOS JUDÍOS hubiesen puesto
a un 423 lado sus prejuicios y comparado la profecía escrita con los hechos que
caracterizaban la vida de Jesús, habrían percibido una hermosa armonía entre
las profecías y su cumplimiento en la vida y el ministerio del humilde Galileo.
MUCHOS SON
ENGAÑADOS HOY DE LA MISMA MANERA QUE LOS JUDÍOS. Hay maestros religiosos que
leen la Biblia a la luz de su propio entendimiento y tradiciones; y las gentes
no escudriñan las Escrituras por su cuenta, ni juzgan por sí mismas la verdad,
sino que renuncian a su propio criterio y confían sus almas a sus dirigentes.
La predicación y enseñanza de su Palabra es uno de los medios que Dios ordenó
para difundir la luz; pero debemos someter la enseñanza de cada hombre a la
prueba de la Escritura.
QUIENQUIERA QUE ESTUDIE CON ORACIÓN LA BIBLIA, deseando
conocer la verdad para obedecerla recibirá iluminación divina. Comprenderá las
Escrituras. "El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina."
DTG
2. 1JT 211; 234, 569. *Lo que el Señor requiere es una
obra del corazón, buenas obras que broten de un corazón lleno de amor. Todos
deben 211 considerar con cuidado y oración los pasajes arriba citados, e
investigar sus motivos y acciones. La promesa que Dios nos hace se basa en una
condición de obediencia, de obediencia a todos sus requerimientos. "Clama
a voz en cuello” dice el profeta Isaías no te detengas; alza tu voz como
trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.
Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese
obrado justicia, y que no hubiese dejado el derecho de su Dios: pregúntanme
derechos de justicia, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y
no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido?"
(Vers. Isa. 58:1-3.)
Aquí se habla a un pueblo que
hace una alta profesión de fe, que tiene costumbre de orar, y que se deleita en
los ejercicios religiosos, pero al cual, sin embargo, le falta algo. Se da
cuenta de que sus oraciones no reciben contestación; sus esfuerzos celosos y
fervientes no son observados en el cielo, y pregunta con anhelo por qué el
Señor no le responde. No es que haya negligencia de parte de Dios. La dificultad
estriba en el pueblo mismo. Mientras profesa tener piedad, no lleva frutos para
gloria de Dios; sus obras no son lo que debieran ser. Descuida sus deberes
positivos. A menos que los cumpla, Dios no puede contestar sus oraciones para
su gloria.
**EL CELO CRISTIANO. HAY un celo ruidoso, sin objeto
ni propósito, que no obra de acuerdo con el conocimiento, sino que actúa
ciegamente y, como resultado, destruye. No es el celo cristiano, pues éste se
rige por principios y no es esporádico. Es ferviente, profundo y fuerte,
embarga toda el alma y pone en ejercicio la sensibilidad moral. Para él, la
salvación de las almas y los intereses del reino de Dios son asuntos de la más
alta importancia. ¿Qué objeto hay que exija mayor fervor que la salvación de las
almas y la gloria de Dios? Hay en esto consideraciones que no se pueden pasar
por alto livianamente. Son de tanto peso como la eternidad. Los destinos
eternos están en juego. Hombres y mujeres se deciden para bien o para mal. El
celo cristiano no se agotará en palabrerías, sino que será sensible y actuará
con vigor y eficiencia. Sin embargo, el celo cristiano no obrará para ser
visto. La humildad caracterizará todos sus esfuerzos y se verá en todas sus
obras. El celo cristiano inducirá a orar fervientemente y con humildad, y a la
fidelidad en los deberes del hogar. En
el círculo del hogar se verá la amabilidad y el amor, la benevolencia y la
compasión, que son siempre frutos del celo cristiano. . . .
¡Oh, cuán pocos aprecian el valor
de las almas! ¡Cuán pocos están dispuestos a sacrificarse para llevar almas al
conocimiento de Cristo! Se habla mucho,
se profesa gran amor por las almas que perecen; pero el hablar cuesta poco. Lo
que se necesita es ferviente celo cristiano, un celo que se manifieste en
obras. Todos deben trabajar ahora para sí mismos, y cuando tengan a Jesús en su
corazón, lo confesarán a otros. Más fácil es impedir que las aguas del Niágara
se despeñen por las cataratas, que impedir a un alma poseedora de Cristo que lo
confiese. 235
***El amor que debe existir entre
los miembros de la iglesia 569 es con frecuencia reemplazado por críticas y
censuras; y éstas se manifiestan hasta en los servicios religiosos, en reproches
y severas alusiones personales. Los ministros, los ancianos o los hermanos no
deben apoyar estas cosas. Los servicios de la iglesia deben llevarse a cabo con
un sincero deseo de glorificar a Dios. Cuando los hombres, con sus
peculiaridades, se reúnen en la iglesia, a menos que la verdad de Dios suavice
y subyugue los rasgos duros del carácter, aquélla quedará afectada y su paz y
armonía serán sacrificadas a causa de estos rasgos egoístas no santificados. Muchos,
al tratar de descubrir las faltas de sus hermanos, descuidan la investigación
de su propio corazón y la purificación de su propia vida. Esto desagrada a Dios. Cada miembro de la
iglesia debe ser celoso de su propia alma y debe vigilar atentamente sus
propias acciones, no sea que obre por motivos egoístas y sea una causa de
tropiezo para sus hermanos débiles.
Dios toma a los hombres tales
como son, con el elemento humano de su carácter, y luego los educa para su
servicio si quieren dejarse disciplinar y aprender de él. La raíz de amargura,
de envidia, de desconfianza, de celos y aun de odio que existe en el corazón de
algunos miembros de la iglesia, es obra de Satanás. Tales elementos tienen una
influencia perniciosa sobre la iglesia. "Un poco de levadura leuda toda la
masa." (Gál. 5:9.) El celo religioso que se manifiesta al acusar a los
hermanos, es un celo que no es conforme al conocimiento. Cristo no tiene nada
que hacer con un testimonio tal. 570
3. DMJ 50. Una religión
formalista no basta para poner el alma en armonía con Dios. La
ortodoxia rígida e inflexible de los fariseos, sin contrición, ni ternura ni
amor, no era más que un tropiezo para los pecadores. Se asemejaban
ellos a sal que hubiera perdido su sabor; porque su influencia no tenía poder
para proteger al mundo contra la corrupción. La única fe verdadera
es la que "obra por el amor" * Gálatas 5:6, para
Purificar el alma. Es como una levadura que transforma el
carácter. 50
Los judíos debían haber aprendido todo esto de las enseñanzas de los
profetas. Siglos atrás, la súplica del alma por la justificación en
Dios había hallado expresión y respuesta en las palabras del profeta Miqueas:
"¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me
presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová
de millares de: carneros, o de diez mil arroyos de aceite?. . . Oh hombre, él
te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer
justicia, y amar misericordia y humillarte ante tu Dios". * Miq. 6:6-8.
El profeta Oseas había
señalado lo que constituye la esencia del farisaísmo, en las siguientes
palabras: "Israel es una frondosa viña, que da abundante fruto
para sí misma". * Oseas 10:1. En el servicio que profesaban
prestar a Dios, los judíos trabajaban en realidad para sí mismos. Su
justicia era fruto de sus propios esfuerzos para observar la ley, conforme a
sus propias ideas y para su propio bien egoísta. Por lo tanto, no podía
ser mejor que ellos. En sus esfuerzos para hacerse santos,
procuraban sacar cosa limpia de algo inmundo.
La ley de Dios es tan santa como él, tan perfecta como él. Presenta
a los hombres la justicia de Dios. Es imposible que los seres
humanos por sus propias fuerzas, observen esta ley; porque la naturaleza del
hombre es depravada, deforme y enteramente distinta del carácter de
Dios. Las obras del corazón egoísta son "como suciedad,
y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia". * Isaías 64:6.
Aunque
la ley es santa, los judíos no podían alcanzar la justicia por sus propio
esfuerzos para guardarla. Los discípulos de Cristo debían buscar una justicia
diferente de la justicia de los fariseos, si querían entrar en el reino de los
cielos. Dios les ofreció, en su Hijo, la justicia perfecta de la
ley. Si querían abrir sus corazones para recibir plenamente a
Cristo, entonces la vida misma de Dios, su amor, moraría en ellos,
transformándolos a su semejanza; así, por el don generoso, de Dios, poseerían
la justicia exigida por la ley. Pero los fariseos rechazaron a
Cristo; "ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la
suya propia", * Romanos 10:3. no querían someterse a la
justicia de Dios.51
Jesús procedió entonces a mostrar a sus oyentes lo que significa observar los mandamientos de Dios, que son en sí mismos una reproducción del carácter de Cristo. Porque en él, Dios se manifestaba diariamente ante ellos.
6-9. DTG 156. EL ODIO QUE REINABA
ENTRE LOS JUDÍOS Y LOS SAMARITANOS IMPIDIÓ A LA MUJER OFRECER UN FAVOR 156 A JESÚS; pero
el Salvador estaba tratando de hallar la llave de su corazón, y con el tacto
nacido del amor divino, él no ofreció un favor, sino que lo pidió. El ofrecimiento
de un favor podría haber sido rechazado; pero la confianza despierta confianza.
EL REY DEL CIELO SE
PRESENTÓ A ESTA PARIA DE LA SOCIEDAD, pidiendo un servicio de sus manos. El
que había hecho el océano, el que rige las aguas del abismo, el que abrió los
manantiales y los canales de la tierra, descansó de sus fatigas junto al pozo
de Jacob y dependió de la bondad de una persona extraña para una cosa tan
insignificante como un sorbo de agua.
LA MUJER SE DIO
CUENTA DE QUE JESÚS ERA JUDÍO. En su sorpresa, se olvidó de
concederle lo pedido, e indagó así la razón de tal petición: "¿Cómo
tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?"
JESÚS CONTESTÓ: "Si
conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías
de él, y él te daría agua viva." Es decir: Te maravilla que yo te
pida un favor tan pequeño como un sorbo de agua del pozo que está a nuestros
pies. Si tú me hubieses pedido a mí, te hubiera dado a beber el agua de la vida
eterna.
LA MUJER NO HABÍA
COMPRENDIDO LAS PALABRAS DE CRISTO, pero sintió su solemne significado.
Empezó a cambiar su actitud despreocupada. Suponiendo que Jesús hablaba del
pozo que estaba delante de ellos, dijo: "Señor, no tienes con qué
sacarla, y el pozo es hondo: ¿de dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Eres tú
mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual él bebió?"
ELLA NO VEÍA DELANTE
DE SÍ MÁS QUE UN SEDIENTO VIAJERO, cansado y cubierto de polvo. Lo
comparó mentalmente con el honrado patriarca Jacob. Abrigaba el sentimiento muy
natural de que ningún otro pozo podía ser igual al cavado por sus padres.
MIRABA hacia atrás
a los padres, y hacia adelante a la llegada del Mesías, mientras la Esperanza
de los padres, el Mesías mismo, estaba a su lado, y ella no lo conocía.
¡CUÁNTAS ALMAS
SEDIENTAS están hoy al lado de la fuente del agua viva, y, sin embargo, buscan
muy lejos los manantiales de la vida! "No digas en tu corazón: ¿Quién
subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo:) O, ¿quién descenderá al
abismo? (esto es, para volver a traer a Cristo de los muertos.)... Cercana está
la palabra, en tu boca y en tu corazón... Si confesares 157 con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo." (Romanos 10:6-9).
10. HAd 364. ENTRE
LOS QUE DIERON SU CORAZÓN A DIOS a causa de las labores de Pablo en Roma,
Estaba Onésimo, esclavo pagano que
había perjudicado a su amo Filemón, creyente cristiano de Colosas, y había
escapado a Roma. En la bondad de su corazón, Pablo trató de aliviar al
desdichado fugitivo en su pobreza y desgracia, y entonces procuró derramar la
luz de la verdad en su mente entenebrecida. Onésimo atendió las palabras de
vida, confesó sus pecados y se convirtió a la fe de Cristo.
ONÉSIMO se
hizo apreciar por Pablo en virtud de su piedad y sinceridad, tanto como por su
tierno cuidado por la comodidad del apóstol y su celo en promover la obra del
Evangelio. Pablo vio en él rasgos de carácter que le
capacitarían para ser un colaborador útil en la obra misionera, y le aconsejó
que regresara sin demora a Filemón, suplicándole su perdón; hizo planes,
además, para el futuro.
El
apóstol prometió ayudarle haciéndose
él mismo responsable por la suma que hubiese robado a Filemón.
ESTANDO
A PUNTO DE ENVIAR A TÍQUICO con cartas para varias iglesias de Asia Menor,
ENVIÓ A ONÉSIMO con él. Fue una
severa prueba para este siervo entregarse así a su amo a quien había
perjudicado, pero estaba verdaderamente convertido, y no desistió de cumplir
con este deber.
PABLO
HIZO A ONÉSIMO PORTADOR DE LA CARTA A FILEMÓN, en
la cual, con su tacto y bondad acostumbrados, el apóstol defendía la causa del
esclavo arrepentido, y expresaba sus deseos de conservar sus servicios para el
futuro.
LA
CARTA COMENZABA con afectuosos saludos
para Filemón como amigo y colaborador: "Gracia a vosotros y paz,
de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios siempre,
haciendo mención de ti en mis oraciones, oyendo hablar de tu amor y fe, que
tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; para que la
comunicación de los frutos de tu fe, llegue a ser eficaz, en el conocimiento de
todo lo bueno que hay en vosotros, para gloria de Cristo."
EL
APÓSTOL RECORDÓ A FILEMÓN que todo
buen propósito y rasgo de carácter que poseía lo debía a la gracia 365 de
Cristo; solamente esto lo hacía diferente de los perversos y pecadores. La
misma gracia podía hacer de un degradado criminal un hijo de Dios y un obrero
útil en el Evangelio. DTG
2JT 208. Millares de millares pueden profesar obedecer la ley y el Evangelio, y sin
embargo vivir en transgresión. Los hombres pueden presentar de una manera clara
lo que la verdad requiere de otros, y sin embargo ser carnales en su propio
corazón. Pueden amar y practicar el pecado en secreto. La verdad de Dios puede
no ser verdad para ellos, porque su corazón no ha sido santificado por ella. Es
posible que el amor del Salvador no ejerza poder constreñidor sobre sus
pasiones bajas. Sabemos por la historia pasada que los hombres pueden ocupar
puestos sagrados, y sin embargo manejar con engaño la verdad de Dios. No pueden
alzar manos santas a Dios, "sin ira ni contienda." Esto es porque
Dios no domina su mente. La verdad no fue nunca estampada sobre su corazón.
"Con el corazón se cree para justicia." "Amarás al Señor tu Dios
de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu
entendimiento." (Rom. 10:10; Luc. 10:27.) ¿Estáis haciendo esto? Muchos no lo hacen ni lo han hecho
nunca. Su conversión ha sido tan sólo
superficial.
"Si habéis pues resucitado
con Cristo -dice el apóstol- buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios. Poned la
mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra." (Col. 3:1,2.) El
corazón es la ciudadela del hombre. De
él mana la vida o la muerte. Mientras su
corazón no esté purificado, una persona queda descalificada para tener parte
alguna en la comunión de los santos. ¿No sabe el que escudriña el corazón
quiénes están permaneciendo en pecado, sin consideración por sus almas? ¿No
hubo acaso un testigo que vio las cosas más secretas de la vida de cada uno? Fui
obligada a oír las palabras dichas por algunos hombres a mujeres y niñas:
palabras de adulación, palabras que querían engañar e infatuar. Satanás emplea
todos estos medios para destruir almas. Algunos de vosotros podéis haber sido
así sus agentes; y en tal caso, tendréis que afrontar estas cosas en el juicio.
El ángel dijo acerca de esta clase: "Su corazón no ha sido nunca entregado
a Dios. Cristo no está en ellos. La verdad 209
no está allí. Su lugar está ocupado por el pecado, el engaño y la mentira. No
creen la Palabra de Dios ni actúan de acuerdo con ella."
11-13. DTG 370. LOS MISMOS FACTORES
QUE SEPARABAN DE CRISTO A LOS HOMBRES HACE (DOS MIL) AÑOS ESTÁN ACTUANDO HOY. El espíritu que
levantó el muro de separación entre judíos y gentiles sigue obrando. El orgullo
y el prejuicio han levantado fuertes murallas de separación entre diferentes
clases de hombres. Cristo y su misión han sido mal representados, y multitudes
se sienten virtualmente apartadas del ministerio del Evangelio. Pero no deben
sentirse separadas de Cristo. No hay barreras que el hombre o Satanás puedan
erigir y que la fe no pueda traspasar. Con fe, la mujer de Fenicia se lanzó
contra las barreras que habían sido acumuladas entre judíos y gentiles. A pesar
del desaliento, sin prestar atención a las apariencias que podrían haberla inducido
a dudar, confió en el amor del Salvador. Así es como Cristo desea que confiemos
en él.
LAS BENDICIONES DE LA
SALVACIÓN SON PARA CADA ALMA. Nada, a no ser su propia
elección, puede impedir a algún hombre que llegue a tener parte en la promesa
hecha en Cristo por el Evangelio. 370 Las castas son algo aborrecible para
Dios. El desconoce cuanto tenga ese carácter. A su vista las almas de todos los
hombres tienen igual valor. "De una sangre ha hecho todo el linaje
de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha
prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos;
para que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque
cierto no está lejos de cada uno de nosotros."
Sin distinción de edad, jerarquía, nacionalidad o privilegio religioso,
todos están invitados a venir a él y vivir. "Todo aquel que en él creyere,
no será avergonzado. Porque no hay diferencia." "No hay judío, ni
griego; no hay siervo, ni libre." "El rico y el pobre se encontraron:
a todos ellos hizo Jehová." "El mismo que es Señor de todos, rico es
para con todos los que le invocan: porque todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo." (Hechos 17:26,27; Gálatas 3:28; Proverbios 22:2;
Romanos 10:11-13). 371
12. DTG 214. EL SALVADOR NO MENOSPRECIABA LA EDUCACIÓN; porque, cuando está regida por el amor de Dios y consagrada a su
servicio, la cultura intelectual es una bendición. Pero pasó por alto a los
sabios de su tiempo, porque tenían tanta confianza en sí mismos, que no podían
simpatizar con la humanidad doliente y hacerse colaboradores con el Hombre de
Nazaret. En su intolerancia, tuvieron en poco el ser enseñados por Cristo…
14. 2JT 375. NADIE SE QUEDE
SIN AMONESTACIÓN. Mientras los ángeles retienen los cuatro vientos,
debemos trabajar con toda nuestra capacidad. Debemos dar nuestro mensaje sin
dilación. Debemos dar al universo celestial y a los hombres de esta época
degenerada evidencia de que nuestra religión es una fe y un poder de los cuales
Cristo es el autor, y su Palabra el oráculo divino. Hay almas humanas en la
balanza, Serán súbditos del reino de Dios o esclavos del despotismo 375 de Satanás. Todos han de tener
oportunidad de aceptar la esperanza a ellos presentada en el Evangelio; y ¿cómo
pueden oír sin que haya quien les predique? La familia humana necesita una
renovación moral, una preparación del carácter, a fin de poder subsistir en la
presencia de Dios. Hay almas a punto de perecer a causa de los errores teóricos
prevalecientes destinados a contrarrestar el mensaje del Evangelio. ¿Quiénes
querrán consagrarse ahora plenamente a la obra de colaborar juntamente con
Dios?
Mientras veis los peligros y la
miseria del mundo por obra de Satanás, no agotéis en ociosas lamentaciones las
energías que Dios os ha dado, sino antes trabajad por vosotros mismos y los
demás. Despertad y preocupaos por los que perecen. Si no se los gana para
Cristo, perderán una eternidad de bienaventuranza. Pensad en lo que les es
posible ganar. El alma que Dios creó y que Cristo redimió es de gran valor en
virtud de las posibilidades que tiene, las ventajas espirituales que le han sido
concedidas, las capacidades que puede poseer si la Palabra de Dios la vivifica,
y la inmortalidad que por el Dador de la vida puede obtener si es obediente. Un
alma es de más valor para el cielo que todo un mundo de propiedades, casas,
tierras y dinero. Debiéramos emplear nuestros recursos hasta lo sumo para la
conversión de un alma. Un alma ganada
para Cristo reflejará en derredor suyo la luz del cielo, que, penetrando las
tinieblas morales, salvará a otras almas.
Si Cristo dejó las noventa y
nueve para buscar y salvar a la oveja perdida, ¿podremos quedar justificados
haciendo menos? ¿No es la omisión de trabajar como Cristo trabajó, de
sacrificarse como él se sacrificó, una traición hecha a los cometidos sagrados,
un insulto a Dios?
Haced resonar la alarma por toda la longitud y anchura de la tierra. Decid a la gente que el día del Señor está cerca y se apresura grandemente. No quede nadie sin amonestación...
17. PVGM 71.
A
MENUDO SE LEVANTA LA PREGUNTA: ¿Por qué,
entonces, hay tantos que pretenden creer en la Palabra de Dios, en los cuales
no se ve una reforma en las palabras, en el espíritu y en el carácter? ¿Por qué
hay tantos que no pueden soportar la oposición a sus propósitos y planes, que
manifiestan un temperamento no santificado, y cuyas palabras son ásperas,
despóticas y apasionadas? Se ve en ellos el mismo amor al yo, la
misma indulgencia egoísta, el mismo mal genio y lenguaje precipitado que se
notan en la vida de los mundanos. Existe el mismo orgullo sensible, la
misma concesión a la inclinación natural, la misma perversidad de carácter que
si la verdad fuera completamente desconocida para ellos. La razón es que
no están convertidos. No han escondido la levadura de la verdad en su
corazón. No ha habido oportunidad para que ella realizan su obra. Sus
tendencias naturales y cultivadas a hacer lo malo no han sido sometidas a su
poder transformador, Sus vidas revelan la ausencia de la gracia de Cristo, una
falta de fe en su poder para transformar el carácter. "La fe es por el oír; y el oír por la palabra de
Dios".*Romanos 1:17.
Ministerio Hno. Pio
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