Romanos 9. LA ELECCIÓN Y RECHAZO DE ISRAEL: Vers. (1-5) Pablo se siente triste por los judíos. (6-17) No todos los descendientes de Abrahán son hijos de la promesa. (18-20) Dios tiene misericordia de quien quiere. (21-24) El alfarero hace lo que desea con la arcilla. (25-29) El llamado a los gentiles y el rechazo a los judíos fueron predichos. (30-33) Razón por la cual tan pocos judíos alcanzaron la justicia por la fe; por no aceptar a Jesús.
1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
6 No que la palabra de Dios haya
fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, 7 ni por
ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada
descendencia. 8 Esto es: no los que son hijos según la carne son los hijos de
Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como
descendientes.
9 Porque la palabra de la promesa
es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. 10 Y no sólo esto, sino
también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre 11 (pues no
habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de
Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que
llama), 12 se le dijo: El mayor servirá al menor. 13 Como está escrito: A Jacob
amé, más a Esaú aborrecí.
14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. 16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. 19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, 24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?
25 Como también en Oseas dice:
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. 26 Y en el
lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos
del Dios viviente.
27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; 28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. 29 Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.
30 ¿Qué, pues, diremos? Que los
gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la
justicia que es por fe; 31 más Israel, que iba tras una ley de justicia, no la
alcanzo.
32 ¿Por qué? Porque iban tras
ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de
tropiezo, 33 como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca
de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado. (Romanos 9).
1. Verdad digo. Pablo
ahora se aparta del triunfante y gozoso clímax del cap. 8 para considerar un
problema que lo llena de "gran tristeza y continuo dolor" (cap. 9:2).
¿Por qué casi todos los judíos,
el pueblo de Dios, han rechazado el Evangelio? Si el Evangelio proporciona
segura salvación a los elegidos de Dios, ¿por qué Israel, su pueblo escogido,
no se encuentra entre los herederos de esa salvación?
Si las buenas nuevas de la
salvación son el cumplimiento de las promesas hechas a Israel, ciertamente
deberían ser bien recibidas y aprobadas por aquellos a los cuales correspondían
de un modo especial. Pero, por el contrario, el Evangelio ha levantado una
intensa oposición de parte de la mayoría de ellos.
Pablo ha estado preparando el
camino para tratar esta difícil y delicada cuestión al recalcar que el
evangelio es para los judíos y los gentiles, pero en primer lugar para los
judíos (cap. 1:16; 2:10). También ha destacado que Dios no hace acepción de
personas (cap. 2:11) y que los judíos han sido especialmente culpables del
pecado (vers. 17-24). Ha dedicado también todo un capítulo para demostrar que
le Evangelio la fe está bien apoyado por el AT (cap. 4), y hasta comenzó a
considerar este problema directamente (cap. 3:1); pero el estudio pleno del
tema ha quedado reservado para los cap. 9 al 11.
En primer lugar. Pablo afirma su
amor y tristeza por su propio pueblo (cap. 9:1-3). Después declara que la causa
del rechazo de los judíos no es el fracaso de las promesas de Dios para Israel
(vers. 6-13), y que tampoco hay injusticia alguna de parte de Dios en este
asunto (vers. 14-29), sino que la falta radica en que Israel rechazó "la justicia
que es por fe" (cap. 9:30 a 10:21). Sin embargo, Pablo no dice que la
condición de los israelitas es desesperada. Habla de la salvación de "un
remanente escogido por gracia" (cap. 11:1-10) y de la aceptación de los
gentiles (vers. 11-22). todo lo cual es una evidencia de la sabiduría y de la
gloria de Dios (vers. 33-36).
En Cristo. Pablo recurre a su caso personal de estar unido con
Cristo como evidencia de la veracidad de lo que está por decir (cf. 2 Cor. 2:17).
No miento. Compárese con 2 Cor. 11:31; Gál. 1:20; 1 Tim. 2:7.
Pablo comprendía bien que muchos de sus compatriotas judíos lo consideraban
como un traidor (Hech. 21:28; 22:22; 25:24). Sus frecuentes conflictos con los
judíos y con los judaizantes naturalmente proyectaban dudas; sobre su amor por
su propia nación; por lo tanto, expresa la sinceridad de su preocupación por su
pueblo con estas significativas palabras.
Conciencia. Ver com. Rom. 2:15; cf. Hech. 23:1; 24:16.
Me da testimonio. Este mismo verbo se usa en otros
pasajes (cap. 2:15; 8:16).
En el Espíritu Santo. Pablo ya ha hablado de la unión
del creyente con el Espíritu de Dios (cap. 8:9,11,16). El Espíritu Santo es
"el Espíritu de verdad" (Juan 14:17; 15:26; 16:13), y una conciencia
verdaderamente iluminada por este Espíritu y que actúa bajo su influencia tiene
que ser una guía verdadera y segura.
2. Continuo. Gr. adiáleiptos, "sin parar", "sin fin". Esta palabra aparece sólo una vez más en el NT, en 2 Tim. 1:3. Dolor. Gr. odún', "pena", "angustia". Se encuentra una sola vez más en el NT, en 1 Tim. 6:10. Corazón. Ver com. cap. 1:21.
3. Porque. Pablo no presenta en este versículo la razón de su
dolor, sino más bien la prueba de su sinceridad.
Deseara. Gr. "deseaba", o "rogaba". La
frase griega es una expresión idiomática que expresa un deseo real, pero
pasajero, al cual ya se ha renunciado por ser irrealizable. El deseo estaba en
la mente de Pablo; el ruego, en su corazón; pero había condiciones que hacían
que su cumplimiento fuera imposible. Compárese con la misma expresión
idiomática en Gál. 4:20.
Anatema. Se ha debatido mucho qué quiso decir Pablo con esta
vigorosa palabra. La explicación más simple resulta de comparar el deseo de
Pablo con la oración de Moisés: "Que perdones ahora su pecado, y si no,
ráeme ahora de tu libro que has escrito" (Exo. 32:32). La respuesta de
Dios a Moisés demuestra que una petición como ésta no podía ser concedida.
"Al que pecare contra mí -le respondió Dios-, a éste raeré Yo de mi
libro" (Exo. 32:33).
Según la carne. Es decir, los judíos, hermanos de
Pablo por raza. En lo espiritual Pablo era miembro del Israel espiritual, y sus
parientes espirituales eran los hermanos de la iglesia cristiana (cf. Mar. 3:33-35).
4. Israelitas. Pablo no los llama "hebreos", lo que los
hubiera distinguido por el idioma; ni "judíos", lo que habría
destacado la raza. En cambio usa el título que destaca su relación como el
pueblo escogido de Dios. Como descendientes de Jacob -que recibió de Dios el
nombre de "Israel"- son los herederos de las promesas dadas a los
padres (Efe. 2:12). En el NT este título es transferido a la iglesia cristiana,
de la cual Pablo habla como del "Israel de Dios" (Gál. 6:16).
Adopción. Ver com. cap. 8:15. "Adopción" se refiere
a la relación entre Dios e Israel, anunciada en Exo. 4:22: "Israel es mi
hijo, mi primogénito" (cf. Deut. 14:1; 32:6; Jer. 31:9; Ose. 11:1). El
comienzo de esta "adopción" tuvo lugar cuando Abrahán y sus
descendientes fueron llamados para ser el pueblo especial de Dios. Ver t. IV,
pp. 27-29.
La gloria. Ver com. cap. 3:23. La referencia parece ser aquí a la señal visible de la presencia de Dios. Esta señal se vio en las columnas de nube y de fuego, en la luz deslumbradora del Sinaí, en la gloria de Dios que se revelaba entre los querubines, sobre el propiciatorio del arca en el tabernáculo y en el primer templo (Exo. 16:10; 24:16; 40:34-35; 1 Sam. 4:22, 1 Rey 8:10-11; Heb. 9:5).
Entre todas las naciones sólo Israel había tenido el
privilegio de disfrutar de una manifestación tal de la presencia de Dios. Esta
presencia gloriosa se amplia al máximo en el NT con la venida de Jesús (ver
com. Juan 1:14).
El pacto. La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por el
uso del plural: "Pactos" (VM), "las alianzas" (BJ, BC, NC).
Estos son "los pactos de la promesa" (Efe. 2:12-13; cf. Gén. 17:2,7,9;
Exo. 2:24), a los cuales eran "ajenos" los gentiles. Los judíos
parecían considerar que esos pactos obligaban a Dios a favorecerlos con su
protección y bendición. Pero al mismo tiempo se desentendían de sus
obligaciones y no cumplían las condiciones que eran la base de los pactos.
La promulgación de la ley. La referencia es sin duda a las leyes dadas en el Sinaí. Israel había sido favorecido por sobre todas las otras naciones con una revelación de la voluntad de Dios (Deut. 4:8; Neh. 9:13-14).
Pablo ya ha reprochado a los judíos
por suponer que la simple posesión de la ley, sin obediencia, traería bendición
(ver Rom. 2:17-29).
El culto. Gr. latréia, que también se ha traducido como
"culto" en Heb. 9:1 y 9:6 (RVR). La referencia sin duda es al
servicio del santuario. Puesto que el propósito básico del sistema ceremonial
era preparar un pueblo santo y enseñarle las estipulaciones del plan de Dios de
justificación por la fe en el Redentor venidero, los israelitas habían sido
sumamente favorecidos al confiárselas "el culto" de Dios; pero habían
abusado gravemente de ese privilegio (Mat. 21:13; Juan 2:14-16).
Promesas. Se trata especialmente de las promesas del AT
concernientes al Mesías, a su reino y al glorioso futuro de Israel (cf. Hech.
26:6; Gál. 3:16, 21; Heb. 7:6).
5. Los patriarcas. Gr. "los padres".
Abrahán, Isaac y Jacob son especialmente considerados como "los
padres" (Hech. 3:13; 7:32).
Los judíos creían que era un gran
mérito descender de tan nobles antepasados (ver com. Mat. 3:9; cf. Juan
8:39,53; 2 Cor. 11:22). Posteriormente Pablo habla del amor de Dios para con
Israel "por causa de los padres" (Rom. 11:28).
De los cuales. Mejor "procedente de los cuales". El
último y más grande de todos los privilegios concedidos a los israelitas fue
que el Mesías descendiera de su raza. Hacia ese privilegio, el más alto de
todos y el que más honor representaba, habían señalado todas las otras
bendiciones.
Según la carne. Pablo limita el origen judío de
Jesús a su naturaleza humana, como en el cap. 1:3.
Cristo. Literalmente "el Cristo", con lo cual se
hace referencia a su título y posición como "el Mesías".
El cual es Dios. Así como aparece en la RVR, este
versículo afirma que Cristo es Dios. Otras versiones parecen no decirlo con
tanta claridad, o transforman el texto de modo que se alaba a Dios y no a
Cristo. El problema viene de que el griego en el primer siglo no se escribía
con puntuación alguna. En los antiguos manuscritos aparecen algunos signos de
puntuación, pero es evidente que fueron introducidos por copistas y hoy se les
da poca importancia. El texto griego, sin puntuación y sin distinción entre
mayúsculas y minúsculas, dice así: "de los cuales los padres y de los
cuales el Cristo el según la carne el que sobre todo [o todas las cosas] Dios
bendito para los siglos amén".
Son tres las principales
interpretaciones del versículo. La primera es la de la RVR: "De los
cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas,
bendito por los siglos". Según esta interpretación, totalmente posible en
base al griego, Cristo es igualado a Dios. La segunda interpretación pone un
punto después de "carne". Así se lee: "De los cuales los padres
y de los cuales el Cristo según la carne. El que es sobre todas las cosas es
Dios bendito para los siglos". Esta interpretación tampoco hace violencia
al texto. La tercera forma de leer el versículo es en verdad una modificación
de la segunda. El pasaje se leería así: "De los cuales los padres y de los
cuales el Cristo según la carne, el que es sobre todas las cosas. ¡Dios bendito
para siempre!"
La comisión de las Sociedades
Bíblicas que estudió las evidencias textuales que se citan en este Comentario,
se expidió sobre este asunto, reconociendo que no se trata de un problema
textual sino de puntuación. Favorecen la primera interpretación por ser la más
natural. Admiten, sin embargo, que su opinión no es decisiva. (Bruce Metzger, A Textual Commentary on the New Testament, pp. 520-523.)
Sin tener mayores evidencias, el
problema se reduce a escoger entre una interpretación que afirma que Cristo es
Dios, y otra que no lo dice. En concordancia con Metzger, puede decirse que la
forma como interpreta la RVR es la más natural y sencilla, sin hacer violencia
alguna al texto griego, y más armoniosa con el contexto.
Pablo ha estado repasando los
muchos beneficios y privilegios que Dios había conferido a Israel como a su
pueblo escogido, y menciona la descendencia del Mesías de la raza de Israel
como el clímax de esas bendiciones; pero esa descendencia está limitada a su
naturaleza física.
El Mesías tiene otra naturaleza
que no es carnal, y Pablo ahora añade a la descripción de Cristo, "el cual
es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos".
La forma en que Pablo habla de la
humanidad de Cristo parece exigir como antítesis esta clara afirmación de su
divinidad (cf. Rom. 1:3-4). Que Cristo es divino y que es Aquel que está
"por encima de todas las cosas", se enseña en muchos pasajes del NT
(Juan 1:1-3; Efe. 1:20-22; Fil. 2:10-11; Col. 1:16-17; 2: 9. Ver Nota Adicional
com. Juan 1). Un estudio más amplio de este texto puede hacerse en The Ministry
de septiembre de 1954, pp. 19-21 y en Problems in Bible Translation, pp.
218-222.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/07/enlace-sobre-los-evangelios-de-mateo.html
Sobre todas las cosas. Cf. Rom. 11:36. Esta descripción
del poder supremo y de la dignidad de Aquel que por su ascendencia humana era
israelita, sirve para magnificar el carácter privilegiado de la raza judía.
¿Qué bendiciones mayores, qué oportunidades más
grandes podría haber concedido el Señor a pueblo alguno que las que se enumeran
en estos dos versículos?
Al presentar estos privilegios
Pablo ha dado la razón de su "continuo dolor". Cada privilegio
mencionado le hace recordar el propósito original de Dios para Israel y el
glorioso destino que le fue prometido (ver t. IV, pp. 27-40). ¡Pero qué
contraste tan grande entre esto y la triste condición de Israel en tiempos de
Pablo!
https://elaguila3008.blogspot.com/2020/08/el-papel-de-israel-en-la-profecia-del.html
6. No que. Pablo explica que su dolor por sus compatriotas no
debe entenderse como que significa el fracaso de las promesas de Dios para
Israel.
Palabra de Dios. Es decir, la voluntad y el
propósito manifestados por Dios.
No todos los que descienden de Israel. Pablo dice
claramente que no todos los que descienden de Israel pertenecen realmente a
Israel en el pleno significado espiritual de ese nombre. Su propósito al pronunciar
esta afirmación es explicar cómo es que no ha fallado la palabra de Dios para
Israel. El cumplimiento de la promesa de Dios está limitado a los que cumplen
las condiciones de la relación del pacto. La palabra de Dios no fallará para
ese remanente fiel y obediente.
Israelitas. Se refiere a los descendientes de Israel según la
carne, los descendientes literales de Jacob. La promesa divina fue dada a
Israel, pero se incluía en esa promesa a todos los descendientes de Jacob, sin
que cumplieran con otras condiciones. Pablo ya ha explicado que los que tienen
fe son los verdaderos hijos de Abrahán (Rom. 4; Gál. 3:7-9; cf. Rom. 2:28-29).
7. Descendientes. Cf. Gál. 3:29.
Hijos. En el sentido más pleno, como en el cap. 8:17:
"si hijos, también herederos". Los descendientes de Abrahán no tienen
el derecho a la herencia sencillamente porque pueden trazar su ascendencia
física hasta él.
En Isaac. O "por medio de Isaac". La misma palabra
griega traducida "en" se ha traducido "por" en Mat. 9:34 y
1 Cor. 6:2, y "en" en Col. 1:16 (RVR). Las palabras traducidas
"en Isaac te será llamada descendencia" son una cita de Gén. 21:12,
LXX (cf. Heb. 11:18).
Llamada. Según la carne, tanto Isaac como Ismael eran hijos de Abrahán; sin embargo, las promesas fueron dadas a Isaac y a sus descendientes. Se excluyó a Ismael; pero esto no significa que Ismael y sus descendientes quedaban fuera de los alcances de la salvación, sino sencillamente que Dios había escogido a los descendientes de Isaac para que fueran sus misioneros para el mundo. Ellos debían revelar los principios del reino de Dios ante las naciones, para que los hombres fueran atraídos al Señor (ver t. IV, pp. 28-32; com. Eze. 25:1).
Dios se reserva el derecho de asignar
diversas responsabilidades a los hombres y a las naciones (ver com. Dan. 4:17).
8. Hijos según la carne. Estos son los descendientes naturales
como Ismael (ver Gál. 4:23); pero las bendiciones espirituales no se heredan
por esta clase de descendencia.
Hijos de Dios. Históricamente se refiere a los descendientes de
Abrahán por medio de Isaac, a los que estaban en la relación del pacto con
Dios, y heredaron las promesas y recibieron los privilegios del pueblo
escogido. Basándose en la diferencia entre Isaac e Ismael, Pablo deriva el
principio de que ser verdaderos hijos de Abrahán y verdaderos hijos de Dios, no
depende únicamente de la descendencia física o natural. Esta era una doctrina
muy difícil para los judíos, pues su creencia favorita era que por el solo
hecho de ser judíos ya eran hijos de Dios. ¡Pero cuán animador debe haber sido
este mensaje de Pablo para los gentiles!
Hijos según la promesa. Sin duda se hace referencia al
caso de Isaac. Este nació cuando Abrahán y Sara habían pasado la etapa de la
vida en que biológicamente eran capaces de tener un hijo. Pero la promesa de
Dios y la aceptación de ésta por fe hizo posible que llegaran a ser los padres
de Isaac (ver com. cap. 4:18-21). Y así mismo, como Pablo lo explica en Gál. 4:21-31,
por medio del nuevo nacimiento espiritual los gentiles pueden llegar a ser
hijos de Abrahán, hijos de la promesa (vers. 28).
9. Palabra de la promesa. La frase podría traducirse
"porque de promesa es esta palabra". En el griego el énfasis se pone
sobre la palabra "promesa". Pablo quiso recalcar que cuando Dios
dijo: "Al tiempo señalado vendré a ti, y. . . Sara tendrá un hijo",
él hizo una promesa. El nacimiento de Isaac dependía de la promesa; la promesa
no dependía del nacimiento. Si no hubiese sido por la promesa divina y la
intervención de Dios, no hubiera nacido Isaac. Pablo luego deduce el principio
de que una simple vinculación "según la carne" con la raza judía no
implica necesariamente participar en la promesa, así como tampoco lo fue en los
días de Isaac e Ismael.
Por este tiempo. Gr. "según este tiempo".
Es una cita de Gén. 18:10,14.
10. Y no sólo esto. Pablo ahora presenta una
ilustración más clara del mismo principio. Podría argumentarse que la elección
de Isaac y el rechazo de Ismael se comprende fácilmente si se considera que
Sara era la esposa de Abrahán y que Agar era sólo una sierva (Gén. 16:1). Pero
la preferencia que se le dio a Jacob antes que a Esaú no podría explicarse de
esa manera, pues sus orígenes eran idénticos.
Sino también cuando Rebeca. La sentencia que comienza con estas palabras queda interrumpida por el paréntesis del vers. 11, y continúa en el vers. 12; sin embargo, el significado es claro. Se menciona a Rebeca y no a Isaac porque la profecía citada en el vers. 12 le fue dirigida a ella.
De uno. Estas palabras puntualizan que había sólo un padre;
sin embargo, aunque Jacob y Esaú tenían el mismo padre y la misma madre, la
condición que le correspondió a cada uno en la vida fue diferente.
Isaac nuestro padre. El padre de los gemelos era el
patriarca de la raza escogida; sin embargo, Jacob fue elegido como progenitor
de la nación mediante la cual Dios tenía el plan de difundir el conocimiento de
su voluntad.
11. No habían aún nacido. El hecho de que el menor tendría
preeminencia sobre el mayor fue predicho a Rebeca antes del nacimiento de los
dos (ver com. vers. 12).
Elección. Gr. eklog', "selección" (ver Hech. 9:15;
Rom. 11:5,7,28; 1 Tes. 1:4; 2 Ped. 1:10). Deriva del verbo eklégomai,
"escoger", "elegir" (ver com. Rom. 8:33). En cuanto a cómo
se relaciona la elección con la salvación, ver com. cap. 8:29; PP 206-208; TM
453-454.
Permaneciese. O "continuase". Esto es lo opuesto a
"no que. . . haya fallado" (vers. 6).
No por las obras. O no debido a mérito alguno
ganado mediante obras.
El que llama. Dios se reserva el derecho de asignar a los hombres
y a las naciones diversas responsabilidades (ver com. vers. 7). Los hombres
pueden anhelar "los dones mejores" (1 Cor. 12:31), pero es Dios
quien, por medio del Espíritu, distribuye los dones "como él [el Espíritu]
quiere" (vers. 7-11). El hecho de que Jacob fuera elegido para ser el
progenitor de la nación que sería el instrumento evangelizador de Dios, no
significa en lo más mínimo que su hermano fuera elegido para la perdición. Una
deducción tal es completamente falsa.
Este pasaje ha sido usado para
apoyar la doctrina de que Dios predestina a algunos para la salvación y a otros
para la condenación eterna, sin tener en cuenta el carácter. Pero esta doctrina
es contraria a todo el contenido de las Escrituras (ver com. Rom. 8:29), y por
lo tanto Pablo no puede enseñarla en este versículo. Su referencia a la muy
conocida historia de Isaac e Ismael, Jacob y Esaú, tiene el propósito de
destacar ante los judíos el hecho vital de que las obras y la vinculación
física con la raza escogida por sí solas no comprometen ni obligan a Dios a
bendecir con favores y privilegios. Fue necesario que Pablo destacara este
punto con firmeza, porque los judíos tergiversaban y abusaban de su relación
con el pacto.
12. Se le dijo. "Le fue dicho a Rebeca"
(BJ). Así como Pablo describe la elección de Isaac citando la predicción del
Señor hecha a Abrahán (vers. 7), así también ahora describe la elección de
Jacob repitiendo la predicción divina hecha a Rebeca. La cita es de Gén. 25:23.
Servirá al menor. Esta predicción no se cumplió
literalmente en el caso de Jacob y Esaú, sino en la historia posterior de sus descendientes
(ver com. Gén. 25:23). Por la predicción original es claro que la elección
divina de Jacob y el rechazo de Esaú, incluían también a las naciones que descendieron
de ambos.
13. Como está escrito. Una cita de Mal. 1:2-3.
A Jacob amé. Este versículo no explica la razón por la cual Dios
eligió a Jacob y rechazó a Esaú, sino que describe la historia de los dos hijos
y de los dos pueblos que descendieron de ellos: Israel y Edom. Por el contexto
de Mal. 1:2-3 es evidente que se incluye a los descendientes y también a los
antepasados.
A Esaú aborrecí. Esta fuerte expresión no
significa odio según lo entendemos hoy, sino sencillamente que Dios prefirió a
Jacob antes que a Esaú como progenitor de la raza escogida (ver com. vers.
10-11). Parece que en los tiempos bíblicos era común usar el término
"aborrecer" con este sentido. Lea era "odiada" por Jacob
porque éste prefería a Raquel (Gén. 29:30-31, VM); y Jesús dice que para
seguirlo a él es necesario "aborrecer" a padre y madre (Luc. 14:26) y
"aborrecer" la propia vida (Juan 12:25). Cf. Mat. 6:24; ver com. Mal.
1:3.
Cuando Pablo se refiere a la
historia de los patriarcas muestra que cuando Dios eligió al Israel espiritual
(ver com. Mat. 21:33-43), en vista de que los judíos no cumplieron el propósito
divino, estaba actuando plenamente en armonía con su proceder en el pasado.
Dios no es injusto con nadie. Al llamar a la iglesia cristiana para que
cumpliera sus propósitos para el mundo, Dios está siguiendo el mismo principio
que originalmente empleó cuando eligió a los israelitas y rechazó a los
edomitas y a los ismaelitas. Pablo continúa probando que el rechazo actual
tampoco implica que Dios sea injusto.
14. ¿Qué, pues, diremos? En esta forma comienza la primera
de las dos posibles objeciones que un judío podría presentar contra el
razonamiento de Pablo. La segunda está en el vers. 19. La elección de Israel y
el rechazo de Ismael y de Esaú eran ejemplos de elecciones divinas que un judío
podía aprobar gustosamente. Pero Pablo ya ha argumentado que estos ejemplos
implican un principio que justificaría la exclusión de la incrédula nación de
los judíos, y espera que inmediatamente se presente una objeción contra tal conclusión.
¿Hay injusticia? La construcción en griego implica
una respuesta negativa. Pablo responde
apoyándose en una autoridad que no podía ser puesta en duda por un judío. Dios
no puede ser acusado de ser injusto, pues en el AT Dios se atribuye expresamente
la libertad de tratar con los hombres de acuerdo con sus propios propósitos
divinos, los cuales son siempre sabios y justos.
En ninguna manera. Ver com. cap. 3:4.
15. Tendré misericordia. Estas palabras fueron dirigidas a
Moisés cuando pidió ver la gloria de Dios (Exo. 33:19). No se trata de la
salvación personal, sino del derecho de Dios de conceder ciertos favores a
quienes le plazca. El hecho de que Dios no nos revele su gloria hasta donde se
la mostró a Moisés, no es una evidencia de que sea injusto. "Dios es
demasiado sabio para equivocarse, y demasiado bueno para negar un bien a los
que andan en integridad" (CC 96; cf. Sal. 84:11).
Del que. Mejor "de quienquiera". Pablo está citando
estas palabras de Exo. 33:19 para destacar que a Dios le corresponde decidir
quiénes han de ser los que reciban ciertos favores. Al hombre no le corresponde
imponer esto a Dios.
16. Así que. La deducción que se saca de las palabras de Dios a
Moisés es que la concesión de ciertos privilegios no depende de la voluntad ni
del esfuerzo del hombre sino de la sabiduría de Dios, quien sabe qué es lo
mejor y que ejecuta "silenciosa y pacientemente los consejos de [su]
voluntad" (Ed 169).
Corre. Se denota un esfuerzo agotador. Sin duda la
comparación está tomada de las carreras pedestres, una ilustración que a Pablo
le agrada (1 Cor. 9:24, 26; Gál. 2:2; 5:7; Fil. 2:16).
Sino de Dios. Dios busca la salvación de todos los hombres (1
Tim. 2:4). Nadie necesita temer que
quedará fuera de los alcances de la salvación. Pero Dios en su sabiduría elige
los instrumentos mediante los cuales lleva a cabo sus propósitos. Si fracasan
los que él elige para que cumplan cierta misión, entonces escoge a otros para
que ocupen su lugar. Se amonesta a los hombres a que cooperen con los planes del
cielo y que no "corran" [o se esfuercen] si el Señor no los ha
llamado (cf. Jer. 23:21).
17. La Escritura dice. Se personifica las Escrituras
cuando se citan de esta manera (cf. Gál. 3:8,22). En Rom. 9:15, Pablo usa la
flexión verbal "dice", refiriéndose a Dios, para comenzar la cita de
las palabras del Señor a Moisés.
Para esto mismo. O "para este mismo
propósito", e inmediatamente se dice cuál es el propósito. Se cita a Exo.
9:16 con algunas variantes; dicho pasaje es parte de las palabras dirigidas a
Faraón por medio de Moisés después de la plaga de las úlceras.
Para esto. . . te he levantado. Gr. exegéirÇ. Este verbo aparece
en el NT por segunda y última vez en 1 Cor. 6:14, donde se usa para describir
la resurrección de los muertos. Después de examinar el contexto de Exo. 9:16
algunos han concluido que quiere decir: "Te he levantado de la
enfermedad", es decir, que Faraón hasta entonces no había perecido en las
plagas. Faraón, debido a su carácter
rebelde, quizá merecía ser destruido; sin embargo, Dios le preservó la vida y
cumplió mediante él su propósito.
Otros ven una referencia más
general, y creen que se trata de que Dios colocó a Faraón en el escenario de la
historia (cf. Hab. 1:6; Zac. 11:16) y mediante él cumplió un propósito
específico. Ver com. Exo. 9:16.
Pero hay algo que definitivamente
no enseña este pasaje: que Dios hubiera predestinado a Faraón a una vida de
rebelión y destrucción final. Una interpretación tal estaría completamente en
contra del resto de las Escrituras (ver com. Rom. 8:29; PP 271). Lo que se está
considerando no es la salvación personal de Faraón, sino su posición como
dirigente de una de las más grandes naciones de su tiempo. Dios actúa mediante
las naciones y sus dirigentes para cumplir sus propósitos en la tierra (ver
com. Dan. 4:17).
Para mostrar en ti mi poder. El texto hebreo de Exo. 9:16
dice: "para hacerte ver mi poder". El texto que presenta Pablo
concuerda con la LXX. La persistente terquedad de Faraón hizo que las
manifestaciones del poder divino fueran cada vez más grandes, hasta que
finalmente aun el mismo altivo monarca fue obligado a admitir el poder superior
de Dios (Exo. 9:27). La palabra griega dúnamis, que se usa aquí para
"poder", significa "poderío" o "potencia".
Sea anunciado. O "sea publicado ampliamente".
Dondequiera que se lea el libro de Éxodo se está cumpliendo el propósito de
Dios.
18. De manera. Pablo presenta, como en el vers. 16, la deducción
general que debe sacarse de los ejemplos citados.
Tiene misericordia. Ver com. vers. 15.
Endurece. Gr. skl'rúnÇ. Este verbo aparece otras veces en el NT sólo en Hech. 19:9; Heb. 3:8,13,15; 4:7. El endurecimiento del corazón de Faraón a veces se describe en el libro del Éxodo como si lo hubiera producido él mismo (Exo. 8:15,32; etc.), y otras veces como si lo hubiera producido Dios (Exo. 4:21; 7:3; etc.).
En la Biblia con frecuencia se presenta a Dios como si
hubiera producido lo que no impidió (ver com. 2 Crón. 18:18).
Pablo escoge aquí esta segunda
forma porque era más adecuada para su propósito en este contexto. El
endurecimiento del corazón de un hombre es el resultado de su rebelión contra
la revelación divina y su rechazo del Espíritu divino. Pablo ya ha presentado
en esta epístola la forma en que Dios permite que un hombre sufra las consecuencias
inevitables de su obstinada desobediencia (Rom. 1:24,26,28). En cuanto al
endurecimiento del corazón de Faraón, ver com. Exo. 4:21.
19. Pero me dirás. Esta frase introduce la segunda
objeción que podría surgir ante el argumento de Pablo (cf. vers. 14).
Inculpa. La pregunta del que presenta la objeción podría
parafrasearse así: Si Dios mismo endurece el corazón de un hombre, ¿cómo puede
después inculparle? ¿Es justo que Dios culpe a los pecadores si la conducta de
ellos está de acuerdo con los propósitos divinos y es el resultado de la
voluntad irresistible de Dios? Esta objeción puede traer históricamente a la
memoria el reproche de Dios a Faraón: "¿Todavía te ensoberbeces contra mi
pueblo, para no dejarlos ir?" (Exo. 9:17), y "¿hasta cuándo no
querrás humillarte delante de mí?" (cap. 10:3). En el caso de Faraón, el
impugnador podría decir: "Si Dios había elegido endurecer el corazón del
rey, ¿por qué entonces lo inculpó?" Cf. com. Exo. 9:15-16.
Pablo no intenta dar una completa
respuesta a esta objeción, sino que pone énfasis únicamente en el hecho de que
en el gobierno que Dios ejerce sobre el mundo se reserva la perfecta libertad
para tratar con los hombres de acuerdo con las propias estipulaciones divinas y
no según ellos, sin interferir, por supuesto, con las oportunidades que les da
a los hombres para su salvación personal.
Algunos teólogos pasan por alto
el énfasis de Pablo, y por lo tanto han sido inducidos a ver en estos
versículos ideas que Pablo nunca expresó. Calvino entendía que Dios
arbitrariamente creó a algunos hombres para la salvación y a otros para la
destrucción. Un concepto tal del propósito de Dios no concuerda con la
explicación que da Pablo en otros pasajes de esta misma epístola, en donde
muestra no sólo la imparcialidad de Dios (Rom 2:11), sino que el Señor juzgará
a cada hombre de acuerdo con sus obras (cap. 2:6-10; cf. cap. 3:22-23) y
salvará a todo el que lo invoca (cap. 10:12-13).
Ha resistido. La pregunta significa, "¿quién es el que está
resistiendo la voluntad de Dios?", pero denotando que nadie puede
resistirlo.
Voluntad. Gr. bóul'ma. Thél'ma es la palabra que comúnmente
se usa en el NT para "voluntad", y no bóul'ma (cap. 2:18; 12:2; 15:32).
Bóulma aparece dos veces más en el NT: en Hech. 27:43 y en 1 Ped. 4:3. Bóul'ma
implica más definidamente la idea de un propósito consciente y deliberado.
20. Mas antes. En griego: "Oh, hombre, en todo caso tú,
¿quién eres tú?" Se sugiere un agudo contraste entre un hombre y Dios. Pablo
recuerda al hombre que su verdadera relación con Dios es la de una criatura
ante su Creador. Por lo tanto, ¿qué hombre tiene derecho alguno para quejarse
del proceder de Dios o para cuestionarlo? En vez de responder las preguntas
presentadas en el versículo precedente, Pablo se dirige al espíritu que las
promovió.
Alterques. Gr. antapokrínomai, literalmente "responder
contradiciendo". Este verbo aparece sólo una vez más en el NT en Luc. 14:6,
donde se usa para describir la incapacidad de los fariseos para
"replicar" a Jesús. En este versículo puede significar también una
contradicción a una respuesta que Dios ya ha dado.
Vaso de barro. Gr. to plásma, "lo formado", o "la
cosa formada". El verbo plássÇ significa "modelar" o "dar
forma", tal como se hace con la arcilla o la cera. La comparación del
poder de Dios con el dominio del alfarero sobre la arcilla era una idea
familiar en el AT. Pablo está citando a Isa. 29:16; 45:9 (cf. Isa. 64:8; Jer. 18:6). El uso que hace Pablo
de estas palabras de Isaías es muy apropiado, pues ambos escritores están
considerando el mismo tema: la manera en que Dios formó a Israel como nación y,
por lo tanto, su indiscutible derecho a tratar con la nación como mejor le
pareciera.
¿Por qué? Se ilustra vívidamente la presunción de albergar
una queja contra Dios. El, como Creador, tiene el derecho de distribuir sus
dones como le plazca (ver com. vers. 11).
21. Potestad. Gr. exousía, "derecho",
"autoridad". El argumento es que negar que Dios tiene derecho de
tratar con el hombre como le plazca, equivale a negar que el alfarero tiene
dominio completo sobre su arcilla, lo cual es un evidente absurdo. Pablo podría estar aludiendo a Jer. 18:6.
Es importante advertir que en
esta declaración de Jeremías se presenta claramente la naturaleza condicional
de las promesas de Dios (Jer. 18:7-10). Dios está operando para el bien de los
hombres y de las naciones, pero tanto hombres como naciones por su terquedad y
maldad causan su propia ruina.
La misma masa. El alfarero puede, según su propio arbitrio, hacer
de la misma masa de arcilla un vaso para un propósito noble y otro para un uso
más humilde. Dios también tiene autoridad sobre toda la humanidad, y trata a
los hombres de acuerdo con sus propios y benignos propósitos. Dios, al actuar
para la salvación de la humanidad, considera adecuado permitir que hombres y
naciones sufran las consecuencias de sus propias rebeliones; pero lo que Dios
permite con frecuencia se presenta en la Biblia como si él lo hiciera directamente
(ver com. 2 Crón. 18:18).
22. ¿Y qué, si Dios? Literalmente "pero si
Dios". La oración es incompleta, pero la construcción no es rara (ver Luc.
19:41-42; Juan 6:61-62). Lo que Pablo quiere decir es: "Pero si Dios, no
obstante su indiscutible derecho a tratar a sus criaturas en la forma que mejor
le parezca, en la innegable realidad ha demostrado mucha longanimidad, ¿qué
otra objeción puedes tú presentar contra su justicia?"
Queriendo. Algunos comentadores interpretan el sentido de esta
manera: "Debido a que Dios quiere"; otros, "mientras
quiere", o "aunque Dios quiere". Con la primera interpretación
Pablo estaría diciendo que Dios pacientemente soporta a los vasos de ira porque
desea revelar su ira y poder con un castigo final más terrible, y por eso
preservó la vida de Faraón (vers. 17), soportando pacientemente al obstinado
monarca, para poder así exhibir mayores manifestaciones de su poder y de su
determinación de castigarlo por su crueldad y opresión (ver PP 273).
Pero si son correctas la segunda
o la tercera traducción, lo que Pablo quiere decir es que aunque Dios desea
hacer conocer su poder y su odio por el pecado, sin embargo, debido a su
paciencia reprime su ira y soporta a los vasos preparados para la destrucción.
Esta última interpretación parece concordar mejor con el contexto y con el tema
de la epístola (cf. cap. 2:4, donde expresamente se declara que el propósito de
la "paciencia y longanimidad" de Dios es inducir a los pecadores
"al arrepentimiento"). Es cierto que la longanimidad o paciencia de
Dios puede ser "despreciada" con lo cual se puede causar un
endurecimiento del corazón y un castigo más severo, como en el caso de Faraón;
pero el propósito principal de la paciencia de Dios es dar a los hombres la
oportunidad de arrepentirse.
Ira. Ver com. cap. 1:18.
Su poder. Literalmente "lo que es posible para él"
(cf. vers. 17).
Paciencia. Ver com. cap. 2:4.
Vasos. Pablo continúa con la figura del alfarero y de la
arcilla del versículo anterior.
De ira. Es decir, que merecen la ira o que experimentan la
ira, como en la frase "hijos de ira" (Efe. 2:3).
Preparados. Gr. katartízÇ, que en la forma en que aquí se
encuentra podría traducirse como "listos para destrucción". La construcción
griega es diferente de la que se ha traducido "él preparó de
antemano" en el vers. 23. Pablo no quiere decir que Dios había preparado
los vasos de ira para destrucción, sino que ya estaban "maduros" o
"preparados" para ella.
23. Para hacer notorias. La relación gramatical entre los
vers. 22 y 23 es defectuosa, pero el sentido es claro. La maravillosa paciencia
de Dios hacia los preparados para la destrucción, también tiene el propósito de
mostrar misericordia para con los que están dispuestos a emprender el programa
de Dios. Aunque los judíos habían merecido la ira de Dios, él los soportaba con
mucha paciencia, tanto por ellos mismos como por el bien último de toda la
iglesia de Dios.
Riquezas de su gloria. Ver Efe. 1:18; 3:16; Col. 1:27.
En cuanto al abarcante significado de la frase "gloria de Dios", ver
com. Rom. 3:23.
Vasos de misericordia. Es decir, vasos que reciben y
experimentan misericordia. Difícilmente podría entenderse que signifique
"vasos que merecen misericordia", como en el caso de los "vasos
de ira" (ver com. vers. 22), pues no se merece o no se es digno de la
misericordia de Dios.
Que él preparó de antemano. Gr. proetoimázÇ. La única otra vez en que aparece este verbo en el NT es en Efe. 2:10. Pablo afirma con claridad que Dios es quien prepara los vasos de misericordia para gloria, aunque no lo describe como si estuviera preparando los vasos de ira para destrucción (ver com. Rom. 9:22).
La forma como Dios prepara a los suyos de
antemano para la gloria es explicada por Pablo en cap. 8:28-30 (cf. 2 Tim. 1:9).
24. A nosotros. Es decir, a la iglesia cristiana,
a quien ha sido concedido el privilegio antiguamente conferido a Israel.
"Lo que Dios quiso hacer en favor del mundo por medio de Israel, la nación
escogida, lo realizará finalmente mediante su iglesia que está en la tierra
hoy" (PR 526). Ver t. IV, pp. 37-38.
No sólo de los judíos. La iglesia cristiana está
constituida por judíos y gentiles. Pablo destaca otra vez su tema de la
universalidad de la gracia divina (cf. cap. 3:29-30). Nadie es llamado y
salvado sencillamente porque sea judío. La salvación se ofrece a judíos y
gentiles sin excepción, y depende de las mismas condiciones (cap. 3:22; 10:12-13).
Gentiles. Con esta referencia a los gentiles Pablo comienza
el tema que tratará hasta el fin del cap. 11.
25. Como también. . . dice. Pablo siempre procura apoyar sus
conclusiones con pasajes del AT, especialmente cuando sus afirmaciones podrían
parecer dudosas. Por eso ahora demuestra que tanto la invitación a los gentiles
como la salvación de sólo un remanente de Israel habían sido predichas por los
profetas.
Llamaré pueblo mío. La cita es de Ose. 2:23, aunque no es idéntica ni con el texto hebreo ni con la traducción de la LXX. Como Pablo la presenta, dice literalmente en griego: "Llamaré al no pueblo mío, pueblo mío; y a la no amada, amada".
En cuanto al significado de la
declaración de Oseas en su contexto original, ver com. Ose. 2:23; cf. com. cap.
1:6,9.
26. En el lugar. Esta frase parece significar que
en el lugar donde las tribus, o posteriormente los gentiles, habían soportado
la vergüenza de que se les dijera que ya no eran el pueblo de Dios, serían
llamados hijos de Dios.
Vosotros no sois. Esta segunda cita del AT es de
Ose. 1:10. En su contexto original es una predicción de la reunión de las
tribus dispersas. Pablo muestra cómo se cumplirá esa promesa en la iglesia
cristiana (ver com. Ose. 1:10).
27. Isaías. Pablo ahora deja las profecías aplicables a una invitación dirigida a los gentiles, para referirse a otras profecías acerca de la destrucción de todo Israel, con la excepción de un remanente. Clama. Gr. krázÇ. La palabra indica intenso fervor (cf. Juan 1:15; 7:28,37; 12:44; Hech. 23:6).
Si fuere el número. La cita es tomada de Isa. 10:22-23, pero no es idéntica en sus palabras ni con el hebreo ni con la LXX; sin embargo, las variantes de forma no cambian el significado esencial de la profecía. Arena del mar. Las palabras de Isaías reflejan la promesa hecha a Abrahán (Gén. 22:17).
El remanente. Lo que significa en este contexto, "sólo un
remanente". La doctrina del remanente era una parte importante de las
enseñanzas de Isaías. Estaba incluida en su comisión divina de ser mensajero
para Israel (Isa. 6:13), la repite varias veces en su libro (cap. 1:9;
10:20-22; 11:11-16; 37:4, 31-32; 46:3), e inclusive Dios le ordenó que pusiera
a uno de sus hijos el nombre de Sear-jasub, literalmente "remanente
volverá"
Otros profetas del AT también
mencionan con frecuencia al "remanente volverá" (Jer. 6:9; 23:3;
31:7; Eze. 6:8; 14:22; Joel 2:32; Amós 5:15; Miq. 2:12; 4:7; 5:7-8; 7:18; Sof.
2:7,9; 3:13; Hag. 1:12,14; Zac. 8:6,12).
Será salvo. El hebreo dice "volverá". Este retorno no
debía ser sólo del exilio, sino "al Dios fuerte" (Isa. 10:21). Por lo
tanto, la traducción griega "será salvo" representa correctamente la
intención de la profecía.
28. Ejecutará. "Porque palabra cumplida y acortada hará el
Señor sobre la tierra", o "porque pronta y perfectamente cumplirá el
Señor su palabra sobre la tierra" (BJ). La evidencia textual tiende a
confirmar (cf. p. 10) la omisión de la frase "en justicia". En la LXX
el texto es más largo. En cuanto al significado del texto hebreo, ver com. Isa.
10:22.
Su sentencia. "Su palabra" (BJ). "Su obra"
(VM). Gr. lógos, que generalmente se ha traducido como "palabra". Sin
embargo, lógos se usa en el NT con una gran variedad de significados; por
ejemplo, en la RVR se traduce como "hecho" (Mar. 1:45),
"pregunta" (Mar. 11:29; Luc. 20:3), "causa" (Hech. 10:29);
"cuenta" (Heb. 13:17). Lógos aparece más de 300 veces en el NT; su
idea principal es "palabra" o "asunto". Se parece a dabar,
el equivalente hebreo de lógos. Varios significados son posibles en este
contexto específico.
Uno de ellos lo sugiere la
traducción de la RVR de lógos en Rom. 14:12: "De manera que cada uno de
nosotros dará a Dios cuenta [lógos] de sí". Esto último armoniza con la
traducción "sentencia" (RVR) en el pasaje que estamos considerando.
Otra interpretación hace que lógos se refiera a las promesas de Dios acerca de
Israel que sólo se cumplieron de manera limitada en el remanente.
29. Antes dijo. Algunos entienden que estas
palabras significan "predijo" o "preanunció" (cf. Mat.
24:25; Hech. 1:16). Otros entienden que significa sencillamente "dicho
antes" (cf. 2 Cor. 7:3; Gál. 1:9). La decisión depende de si las palabras
de Isaías se deben considerar como una predicción o como una descripción de la
condición de Israel en sus días.
En este último caso, Pablo sólo
estaría haciendo suyas las palabras de Isaías usándolas como una descripción
aplicable a una condición similar de Israel en sus días. Sea como fuere, la
cita concuerda con el argumento de Pablo. Una tercera interpretación entiende
que "antes" significa "en un pasaje anterior". La
afirmación a que se hace referencia proviene de una parte anterior de los
escritos de Isaías (cap. 1:9).
Si el Señor. Una cita de Isa. 1:9.
Ejércitos. Gr. sabaÇth, transliteración del Heb. tseba'oth,
"huestes", "ejércitos". En cuanto al significado del título
"Señor de los ejércitos", ver com. Jer. 7:3.
Descendencia. Estos "descendientes" son el
"remanente" del vers. 27. El texto hebreo de Isa. 1:9 dice "un
pequeño remanente". La LXX, como Pablo, presenta a ese
"remanente" como la "descendencia" de la cual surgirá nuevamente
la nación (cf. Isa. 6:13; Ose. 2:23).
Lo que se destaca en la cita es
que si no hubiese sido por ese remanente, el rechazo de Israel hubiera sido tan
completo y definitivo como lo fue el de Sodoma y Gomorra; pero un pequeño
remanente había mantenido su integridad a través de todos los siglos. A pesar
de la infidelidad y apostasía prevalecientes, ese linaje ininterrumpido de
testigos había permanecido leal a Dios y a las condiciones de sus promesas
hechas a Abrahán (Rom. 11:4-5; cf. Sal. 22:30-31; Isa. 6:12-13).
Como Sodoma. La destrucción de Sodoma y Gomorra se menciona con
frecuencia en el AT como un ejemplo de una aniquilación violenta (Deut. 29:23;
Isa. 13:19, Jer. 49:18; 50:40; Lam. 4:6; Amós 4:11; Sof. 2:9). Jesús también se
refiere a esas ciudades cuando habla del castigo divino (Mat. 11:23-24; Mar.
6:11; Luc. 10:12).
30. ¿Qué, pues, diremos? Después de destacar el aspecto de
la autoridad y de la justicia de Dios en el rechazo de los judíos y en el
llamamiento de los gentiles, Pablo ahora subraya el aspecto humano de la
responsabilidad.
Los gentiles. Mejor "gentiles", sin artículo. Algunos
gentiles, no todos, habían alcanzado la justicia o rectitud. La conclusión a
que llega Pablo ahora es ésta: La promesa de Dios no ha fallado, pero mientras
que algunos gentiles habían obtenido la justicia, los judíos no la habían
logrado porque la buscaron en una forma equivocada. Esto produce naturalmente
la pregunta: ¿por qué? (vers. 32), lo cual da comienzo al punto siguiente del
razonamiento de Pablo: el fracaso y la culpa de los judíos. Desde aquí hasta el
cap. 10:21 Pablo trata este tema.
Iban tras. Gr. diÇkÇ, "perseguir".
Han alcanzado. Gr. katalambánÇ, "alcanzar", "obtener". DiÇkÇ, "perseguir", y katalambánÇ se usaban en relación con carreras pedestres (cf. "corre"; ver com. Rom. 9:16; cf. 1 Cor. 9:24; Fil. 3:12). Pablo está diciendo que los gentiles que ni siquiera se esforzaban por obtener la justicia, la han logrado. No quiere decir que no había deseo o anhelo de justicia entre los gentiles, sino que, en contraste con los judíos legalistas, no la buscaban en forma visible. Sin embargo, cuando la salvación les fue ofrecida a través del Evangelio le dieron la bienvenida. Compárese esto con la descripción que Pablo ha hecho de los gentiles, que cumplían con los requerimientos de la ley, aunque no disponían de un código revelado como el que tenían el privilegio de poseer los miembros del pueblo judío (ver com. Rom. 2:14).
Por fe. Esta definición de la clase de justicia que los
gentiles han obtenido, explica la aparente paradoja de que alcanzaran la
justicia sin esforzarse por lograrla.
31. Una ley de justicia. O una ley que produce justicia.
Esto es: los gentiles no buscaban la justicia", y sin embargo la
obtuvieron; pero los judíos, que perseguían "una ley de justicia", no
obstante no la alcanzaron. Esta frase ha sido interpretada de diversas maneras.
Algunos la consideran como una
referencia a la ley del AT; otros entienden que significa que los judíos iban
tras un principio y una regia de moral y de vida religiosa que los hiciera
justos (compárese con el uso de la palabra "ley" en la expresión
"la ley de la fe"; ver com. cap. 3:27; cf. cap. 7:23).
Los judíos pensaban que habían
encontrado este principio cumpliendo solamente con su sistema de leyes morales
y religiosas; pero como nunca pudieron vivir a la altura de las exigencias de
esas leyes, su principio de justicia no podía producir la justicia que ellos
buscaban. Esto los impulsó a multiplicar más aún sus leyes religiosas en su
afán legalista de encontrar un principio de vida que los hiciera justos a la
vista de Dios.
Otra interpretación -que
concuerda bien con el contexto- es considerar la frase "una ley de
justicia" como el equivalente de "la justicia que se basa en la
ley". El énfasis de Pablo en estos versículos radica en la naturaleza
legalista de la forma en que Israel buscaba la justicia.
No la alcanzó. Israel iba en pos de "una ley de
justicia", pero no tuvo éxito en alcanzarla. La razón de ese fracaso es
que la justicia basada en la ley exige un cumplimiento perfecto de esa ley, y
los hombres con su propia capacidad no pueden cumplir con esa obediencia. Por
lo tanto, los judíos no pudieron llegar a los ideales prescritos por la ley ni
a la justicia que procuraban, porque dependieron para su justicia de una ley
que no podían obedecer con su propia capacidad.
32. Porque. La primera parte de la respuesta dice literalmente:
"Porque no de fe, sino como de obras". La evidencia textual favorece
la omisión (cf. p. 10) de las palabras "de ley".
Sino como por obras. Es decir "como si fuera por
obras". Pablo indica por medio de esta frase que la opinión de los judíos
era que la justicia podía obtenerse en esa forma. Pensaban que podían llegar a
ser justos por obras, pero en la realidad estaban procurando lo imposible (ver
cap. 2:25 a 3:20). La justicia sólo se puede lograr por fe (cap. 3:21-22).
Tropezaron. Gr. proskóptÇ, "caer contra" (Mat. 4:6;
Luc. 4:11), o "tropezar" (Juan 11:9-10), y metafóricamente
"ofenderse por", "escandalizarse", "irritarse por"
(1 Ped. 2:8). Cristo vino para traer "justicia" a todos los que la
aceptaran por fe, pero los judíos, que la buscaban en otra forma, se
escandalizaron con Cristo y con su mensaje. Tan arraigado estaba su concepto
errado de que la justicia podía obtenerse por obras, que los indujo a oponerse
abiertamente al Salvador y finalmente a asesinarle.
Si Pablo está usando el verbo en
su sentido más literal de "tropezar", estos versículos presentan un
cuadro de los judíos que fervientemente iban en pos de una meta de justicia,
pero que tropezaron en Aquel que había venido a ayudarlos a alcanzarla.
La piedra de tropiezo. La culpa no era, por supuesto, de
la piedra, sino de la actitud de aquellos para los cuales se convirtió en un
motivo de tropiezo. "Cristo crucificado" era un
"tropezadero" para los judíos, pero era poder" y "sabiduría
de Dios" para los "llamados" (1 Cor. 1:23-24). Él es piedra de
tropiezo para los infieles y desobedientes, pero piedra preciosa para los
creyentes (1 Ped. 2:7-8).
33. Está escrito. Es una cita de Isa. 28:16 y 8:14,
pero no es idéntica ni con el hebreo ni con la LXX. Pedro aplica estos dos
versículos a Cristo (1 Ped. 2:6-8). La predicción reúne a las dos clases que
Pablo está describiendo: a aquellos para los cuales Cristo es un motivo de
tropiezo, y a aquellos para los cuales él es la piedra angular de su fe (ver
Sal. 118:22; Mat. 21:42; Mar. 12:10; Luc. 20:17; Hech. 4:11).
En él. Estas palabras no están en el hebreo ni en Isa.
28:16, LXX. El uso que Pablo hace de ellas aquí destaca la referencia personal
a Cristo.
No será avergonzado. Este es el texto de la LXX. El
hebreo dice: "No se apresurará". Sin embargo, el hebreo puede también
traducirse "no será confundido". Si se entiende en este sentido, el
significado no es esencialmente diferente. Sea como fuere, el énfasis recae en
la segura confianza que recibe aquel que pone su fe en Cristo y sigue adelante
hacia la meta del supremo llamamiento de Dios. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-5. HAp 300
21-26. HAp 302
27-29. HAp 304
LA SALVACIÓN OFRECIDA A LOS JUDÍOS.
Basado En La Epístola A Los Romanos.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-35-la-salvacion-ofrecida-los.html
2-3. HAp 106. DÍAS DE PREPARACIÓN.
https://elaguila3008.blogspot.com/2012/09/capitulo-13-dias-de-preparacion.html
28. 2JT 374, 490. EL ÚLTIMO MENSAJE DE MISERICORDIA. El Señor Dios
del cielo no enviará al mundo sus juicios por la desobediencia y la
transgresión antes de haber enviado sus atalayas para que den la amonestación.
No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con
más claridad. La ley de Dios ha de ser
magnificada. Sus requerimientos han de ser presentados en su verdadero carácter
sagrado, para que la gente se vea obligada a decidir en pro o en 374 contra de la verdad. Sin embargo,
la obra será abreviada en justicia. El mensaje de la justicia de Cristo ha de
resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del
Señor. Esta es la gloria de Dios que
termina la obra del tercer ángel.
No hay en nuestro mundo obra tan
grande, sagrada y gloriosa, ninguna que Dios honre tanto, como esta obra
evangélica. El mensaje presentado en este tiempo es el último mensaje de
misericordia para un mundo caído. Los que tienen el privilegio de oírlo y
persisten en negarse a escuchar la amonestación, desechan su última esperanza
de salvación. No habrá segunda prueba.
La palabra de verdad: "Escrito está" es el Evangelio que hemos de predicar. No hay espada flamígera puesta delante de este árbol de vida. Todos los que quieran pueden participar de él. No hay poder capaz de impedir a alguna alma sacar de sus frutos.
TODOS PUEDEN COMER Y VIVIR PARA
SIEMPRE. En los mensajes de Dios al mundo, la iglesia remanente llevará
misterios que los ángeles desean escudriñar, que los profetas, reyes y justos
desearon comprender. Los profetas predijeron estas cosas y anhelaron comprender
lo que predecían; pero no se les dio este privilegio. Anhelaron ver lo que
vemos, y oír lo que oímos; pero no pudieron. Lo sabrán todo cuando Cristo venga
por segunda vez; cuando, rodeado por una multitud que nadie puede contar,
explique la liberación realizada por su gran sacrificio.
NADIE SE QUEDE
SIN AMONESTACIÓN. Mientras los ángeles retienen los cuatro vientos,
debemos trabajar con toda nuestra capacidad. Debemos dar nuestro mensaje sin
dilación. Debemos dar al universo celestial y a los hombres de esta época
degenerada evidencia de que nuestra religión es una fe y un poder de los cuales
Cristo es el autor, y su Palabra el oráculo divino. Hay almas humanas en la
balanza, Serán súbditos del reino de Dios o esclavos del despotismo 375 de Satanás. Todos han de tener
oportunidad de aceptar la esperanza a ellos presentada en el Evangelio; y ¿cómo
pueden oír sin que haya quien les predique? La familia humana necesita una
renovación moral, una preparación del carácter, a fin de poder subsistir en la
presencia de Dios. Hay almas a punto de perecer a causa de los errores teóricos
prevalecientes destinados a contrarrestar el mensaje del Evangelio. ¿Quiénes
querrán consagrarse ahora plenamente a la obra de colaborar juntamente con Dios?
Mientras veis los peligros y la
miseria del mundo por obra de Satanás, no agotéis en ociosas lamentaciones las
energías que Dios os ha dado, sino antes trabajad por vosotros mismos y los
demás. Despertad y preocupaos por los que perecen. Si no se los gana para
Cristo, perderán una eternidad de bienaventuranza. Pensad en lo que les es
posible ganar. El alma que Dios creó y que Cristo redimió es de gran valor en
virtud de las posibilidades que tiene, las ventajas espirituales que le han
sido concedidas, las capacidades que puede poseer si la Palabra de Dios la
vivifica, y la inmortalidad que por el Dador de la vida puede obtener si es
obediente. Un alma es de más valor para el cielo que todo un mundo de propiedades,
casas, tierras y dinero. Debiéramos emplear nuestros recursos hasta lo sumo para
la conversión de un alma. Un alma ganada para Cristo reflejará en derredor suyo
la luz del cielo, que, penetrando las tinieblas morales, salvará a otras almas.
Si Cristo dejó las noventa y
nueve para buscar y salvar a la oveja perdida, ¿podremos quedar justificados
haciendo menos? ¿No es la omisión de trabajar como Cristo trabajó, de
sacrificarse como él se sacrificó, una traición hecha a los cometidos sagrados,
un insulto a Dios?
Haced resonar la alarma por toda
la longitud y anchura de la tierra.
Decid a la gente que el día del Señor está cerca y se apresura
grandemente. No quede nadie sin amonestación.
Podríamos estar en lugar de las pobres almas que yerran. Podríamos haber sido colocados entre los
bárbaros. De acuerdo 376 con la
verdad que hemos recibido en mayor medida que los demás, somos deudores para
impartírsela.
No tenemos tiempo que perder. El
fin está cerca. El viajar de lugar en lugar para difundir la verdad quedará
pronto rodeado de peligros a diestra y siniestra. Se pondrá todo obstáculo en
el camino de los mensajeros del Señor, para que no puedan hacer lo que les es
posible hacer ahora. Debemos mirar bien de frente nuestra obra y avanzar tan
rápidamente como sea posible en una guerra agresiva. Por la luz que Dios me ha
dado, sé que las potestades de las tinieblas están obrando con intensa energía
desde abajo, y con paso furtivo Satanás está avanzando para sorprender a los
que duermen ahora, como un lobo que se apodera de su presa. Tenemos
amonestaciones que podemos dar ahora, una obra que podemos hacer ahora; pero
pronto ello será más difícil de lo que podemos imaginarnos. Dios nos ayude a
mantenernos donde brilla la luz, a obrar con nuestros ojos fijos en Jesús
nuestro Caudillo, y a avanzar paciente y perseverantemente hasta ganar la
victoria.
El pueblo de Dios tiene delante
de si una gran obra, una obra que debe elevarse continuamente a mayor
eminencia. Nuestros esfuerzos misioneros
deben hacerse mucho más extensos. Antes del segundo advenimiento de nuestro
Señor Jesucristo debe hacerse una obra más decidida que la hecha hasta aquí. El
pueblo de Dios no debe cesar en sus labores hasta que circuya al mundo.*
Debemos vivir una vida doble, una
vida de meditación y acción, de oración silenciosa y trabajo ardoroso. Todos
los que han recibido la luz de la verdad deben considerar que es su deber
derramar rayos de luz sobre la senda de los impenitentes. Debemos ser testigos por Cristo en nuestras
oficinas tan ciertamente como en la iglesia.
Dios requiere de nosotros que seamos 377 epístolas vivas, conocidas y leídas de todos los hombres. El
alma que por la oración diaria y ferviente busca en Dios su a fortaleza, su
apoyo, su poder, tendrá nobles aspiraciones, claras percepciones de la verdad y
elevados propósitos de acción y continua sed y hambre de justicia. Al
mantenernos en relación con Dios, nos veremos capacitados para comunicar a
otros, mediante nuestro trato con ellos, la luz, la paz, la serenidad que rigen
en nuestro corazón y para presentarles un ejemplo de inquebrantable fidelidad a
los intereses de la obra en la cual estamos empeñados. *
La fuente de las aguas vivas está
abierta para el alma sedienta. Dios declara: "Yo derramaré aguas sobre el
secadal, y ríos sobre la tierra árida." (Isa. 44:3.) Pero la luz será dada
solamente a las almas que la busquen con fervor y que acepten con alegría todo
rayo de iluminación divina proveniente de su santa Palabra. Por medio de estas
almas es como Dios revelará esa luz y ese poder que iluminarán toda la tierra
con su gloria.* 2JT
HAN DE VELAR
POR LAS ALMAS. Perdemos las oportunidades más preciosas al
descuidar de hablar una palabra en sazón. Con demasiada frecuencia, queda sin
usar un talento precioso que debiera multiplicarse mil veces. Si no velamos
para ver el áureo privilegio, pasará. En tal caso el médico dejó que algo le
impidiera hacer la obra que le era señalada como ministro de la justicia.
No hay demasiados médicos
piadosos para servir en su profesión. Hay mucha obra que hacer, y los ministros
y médicos han de trabajar en perfecta unión. Lucas, el escritor del evangelio
que lleva su nombre, es llamado el médico amado, y los que hacen una obra
similar a la suya están viviendo el Evangelio.
Incontables son las oportunidades
del médico para amonestar al impenitente, alentar al desconsolado y
desesperado, y aconsejar para salud de la mente y del cuerpo. Mientras instruye
así a la gente en los principios de la verdadera temperancia y como guardián de
las almas da consejos a los que están mental y físicamente enfermos, el médico
desempeña su parte en la gran obra de preparar a un pueblo para el Señor. Esto
es lo que la obra médico misionera ha de realizar en relación con el mensaje
del tercer ángel.
Los ministros y médicos han de
obrar armoniosamente y con fervor para salvar a las almas que se están
enredando en las trampas de Satanás. Han de dirigir a hombres y mujeres a
Jesús, su Justicia, su Fortaleza, y la Salud de su rostro. Continuamente han de velar por las almas. Hay
quienes están luchando con fuertes tentaciones, en peligro de ser vencidos en
la lucha con los agentes satánicos. ¿Los pasaréis por alto sin ofrecerles
ayuda? Si veis un alma que necesita ayuda,
491 entablad conversación con ella
aun cuando no la conozcáis. Orad con ella. Conducidla a Jesús.
Esta obra incumbe tan ciertamente
al médico como al predicador. Por esfuerzos públicos y privados, el médico debe
tratar de ganar almas para Cristo. 2JT
ISRAEL EN LA PROFECÍAS.
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Ministerio Hno. Pio
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