viernes, septiembre 24, 2021

REFLEXIÓN 849. CONCLUSIÓN: Instrucciones Acerca De La Ofrenda Para Los Pobres, Planes Para Una Visita A Corintio… (1 CORINTIOS 16).

1 Corintios 16. CONCLUSIÓN: Instrucciones Acerca De La Ofrenda Para Los Pobres, Planes Para Una Visita A Corintio… Vers. (1-9) Exhortación para aliviar las necesidades de los hermanos de Jerusalén. (10-12) Pablo recomienda a Timoteo, (13-15) y después de algunas admoniciones amistosas (16-24) concluye su epístola con diversos saludos.

1 En Cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. 3 Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. 4 Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo.

5 Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar. 6 Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. 7 Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite. 8 Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés. 9 porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios.

10 Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace obra del Señor así como yo. 11 Por tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los hermanos. 12 Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad.

13 Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 14 Todas vuestras cosas sean hechas con amor. 15 Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de los santos.

16 Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan. 17 Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia. 18 Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas.

19 Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor. 20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo.

21 Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. 22 El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 

23 La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. 24 Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén. (1 Corintios 16).

1. En cuanto a la ofrenda. Pablo tenía a su cargo una misión especial en favor de los creyentes necesitados de Jerusalén (cf. 2 Cor. 8 y 9). Años antes había sido el portador de una dádiva especial para los afectados por el hambre en la iglesia de Antioquía (cf. com. Hech. 11:28-30; 12:25).  Pablo sentía una profunda preocupación por sus hermanos cristianos de origen judío (cf. Gál. 2:10).

Las condiciones económicas y los gravámenes en Palestina eran opresivos para judíos y para cristianos. Se ha calculado que los impuestos combinados -los civiles y los religiosos- alcanzaban al asombroso total de casi el 40 por ciento de los ingresos de una persona. El pueblo no tenía ninguna esperanza de escapar de la pobreza. Además, la iglesia de Jerusalén sufría mucho por las persecuciones.

La mayoría de los creyentes eran pobres, algunos de ellos por haberse hecho cristianos (cf. Hech. 4:34-35; 6:1; 8:1; 11:28-30). Necesitaban ayuda de sus hermanos más afortunados que vivían en otros lugares (ver Hech. 8:1; HAp 58).

Pablo estaba empeñado en la responsabilidad de solicitar ayuda para ellos de otras iglesias que visitaba, y se dirigió a los corintios para que hicieran su parte; por eso les presentó el ejemplo de sus iglesias hermanas de Acaya y Macedonia.

(ver Rom. 15:25-26; 2 Cor. 8:1-7).

De la manera. Los creyentes corintios debían aceptar esa obligación así como lo habían hecho los gálatas. La iglesia ha recibido la misión de ayudar a los pobres en todos los siglos, para que sus miembros puedan fomentar la simpatía y el amor y revelar a otros el poder del Evangelio de Jesucristo (ver Luc. 14:13-14; 2JT 499, 507, 511, 516-518; 4T 619-620; DTG 337-338).

Nuestro proceder frente a los miembros menos afortunados de la sociedad es un factor muy importante para determinar nuestro último destino (ver Isa. 58:6-8; Mat. 25:34-46; 2JT 255). Jesús mismo dio el ejemplo en esta obra de aliviar las necesidades de la humanidad doliente: empleaba más tiempo en curar a los enfermos que en predicar el Evangelio (ver 3TS 267; DTG 316).

2. Primer día de la semana. Ver com. Mat. 28:1.

Ponga. La construcción del griego indica que debían hacer esto regularmente cada primer día de la semana.

Aparte. Gr. par' heautÇ, literalmente "consigo mismo", equivalente a "en su casa". "Reserve en su casa" (BJ); "reserve en su poder" (BC).

Según haya prosperado. Dar en proporción a cómo uno haya prosperado puede implicar un cuidadoso ajuste de cuentas, tarea que Pablo difícilmente aconsejaría hacer en un día de sagrado reposo.

Este versículo se cita a menudo para apoyar la observancia del domingo; pero cuando se examina esta afirmación en relación con la misión del apóstol en favor de los pobres de Jerusalén, se ve que es una exhortación a una planificación sistemática de parte de los miembros de la iglesia de Corinto para hacer su parte en la ofrenda. No hay nada en el versículo que remotamente sugiera que hay algo de sagrado en el primer día de la semana (ver ET 231; cf. F. D. Nichol, Answers to Objections, pp. 218-219).

Si todos los creyentes adoptaran ahora el principio de ser sistemáticos en sus ofrendas, habría abundantes recursos para llevar rápidamente el mensaje de salvación al mundo (ver 1JT 368).

Guardándolo. Literalmente "atesorándolo", "acumulándolo", quizá en algún recipiente especial o en un lugar seguro de la casa.

Ofrendas. Gr. logéia, "colecta", "contribución". Pablo pedía que la ofrenda estuviera lista para cuando él llegara.

3. Por carta. Literalmente "cartas" (BJ, BC, NC). Hay alguna diferencia de opinión entre los comentadores en cuanto al autor de las "cartas" que aquí menciona Pablo. Esta diferencia se advierte al comparar, por ejemplo, el texto de la BJ con el de la RVR.

Cuando me halle ahí, enviaré a los que hayáis considerado dignos, acompañados de cartas, para que lleven a Jerusalén vuestra liberalidad (BJ).

Los que sostienen el punto de vista que se refleja en la traducción de la RVR razonan que las cartas fueron escritas por los dirigentes de la iglesia de Corinto, y que por medio de ellas se nombraba y autorizaba a los portadores como representantes de la iglesia.

Los que siguen la interpretación que concuerda con la BJ, creen que Pablo se ofreció para escribir cartas de recomendación para los representantes de los hermanos corintios ante los hermanos de la iglesia de Jerusalén; sin embargo, no hay nombres de corintios en la lista de Hech. 20:4.

4. Si fuere propio. Gr. áxios, "digno", "adecuado"; "si vale la pena" (BJ); "si valiere la pena" (BC). Si la cantidad que iba a ser llevada, justificaba su presencia, o si se pensaba que sería mejor que él acompañara a los mensajeros, Pablo estaba dispuesto a viajar a Jerusalén para que no hubiera dudas ni sospechas acerca de la ofrenda enviada por la iglesia de Corinto. 

Esta es una ilustración del sumo cuidado del apóstol para evitar cualquier motivo de incomprensión u ofensas (cf. Rom. 14:13,16,21; 1 Cor. 8:9,13).

5. Macedonia. Ver com. Hech. 16:9.

6. Con vosotros . . . pase el invierno. Pablo quería permanecer por un tiempo prolongado en Corinto, y no estar sólo de paso mientras iba a otros lugares (vers. 7); por eso se proponía completar primero su itinerario por Macedonia (vers. 5), y después quería pasar los meses del invierno con la iglesia de Corinto.

Me encaminéis. Ver com. Hech. 15:3; cf. cap. 20:38; 21:16.

7. Si el Señor lo permite. Cf. com. Hech, 18:21; 1 Cor. 4:19.

8. Éfeso. Ver com. Hech. 18:19.

Pentecostés. Ver com. Hech. 2:1.

9. Abierto. Pablo se refería a las extraordinarias oportunidades que se le habían presentado en Éfeso para la predicación del Evangelio, como la razón por la cual deseaba permanecer allí por algún tiempo en vez de seguir inmediatamente a Macedonia y Corinto (vers. 7-8).

Éfeso era un importante centro de culto pagano en la provincia romana de Asia; la diosa Diana (o Artemisa) era su principal deidad (ver com. Hech. 19:24). En esa ciudad, casi completamente entregada a la idolatría, la superstición y los vicios, Dios manifestó su poder mediante Pablo para la conversión de los pecadores y la confusión de los adversarios (ver Hech. 19:8-12, 18-20).

Adversarios. Cuando surgió la oposición en Éfeso, Pablo no abandonó la ciudad, sino que trabajó aun más fervientemente para la difusión del reino de Dios. Una oposición tal generalmente puede ser considerada como la evidencia de que Satanás está alarmado, pues ve en peligro su dominio sobre las almas de los hombres y una indicación de que está actuando el Espíritu de Dios.

10. Timoteo. Uno de los conversos de Pablo y ayudante de él en la obra de Dios (ver com. Hech. 16:1). Había sido enviado a la iglesia de Corinto para ayudar a los hermanos a resolver sus problemas (ver com. 1 Cor. 4:17).

Pablo procuraba prepararle el camino al solicitar la hospitalidad y la bondad de los corintios para con él, de modo que el joven Timoteo no se viera en aprietos cuando tuviera que instruir a los cristianos influyentes de esa importante iglesia.

11. Le tenga en poco. Gr. exouthenéÇ,"no tomar en cuenta", "tratar con menosprecio". "Le menosprecie" (BJ, BC).

Encaminadle. Esto es, proveerle con lo necesario para el viaje. "Procuradle los medios necesarios" (BJ); "preparada el viaje en paz" (BC).

En paz. O con la buena voluntad de los corintios. Pablo esperaba que no hubiera puntos de incomprensión entre Timoteo y los creyentes corintios.

Le espero. Pablo estaba esperando noticias de los asuntos en Corinto (ver com. cap. 4:17). Fue en Macedonia donde Timoteo sin duda se encontró con Pablo, pues estaba con el apóstol cuando se escribió 2 Corintios (ver com. 2 Cor. 1:1; cf. HAp 260).

12. Apolos. Ver com. Hech. 18:24; cf. Hech. 19:1; 1 Cor. 1:12.

De ninguna manera tuvo voluntad. Ver com. cap. 1:12.

13. Velad. Es decir, manteneos despiertos, estad vigilantes como los centinelas apostados alrededor del campamento de un ejército están alerta en cada momento ante la menor insinuación de peligro.

El hecho de que esta exhortación se encuentre en diversos lugares del NT destaca la necesidad de que el cristiano esté en guardia contra los esfuerzos del enemigo para destruirlo (ver Mat. 24:42; 25:13; Mar. 13:35; Hech. 20:31; 1 Tes. 5:5-6).

La admonición tenía aquí una aplicación especial ante los peligros peculiares que rodeaban a los creyentes corintios. Debían cuidar que su salvación no fuera puesta en peligro por disensiones, falsas doctrinas, falsos maestros, prácticas falsas y el predominio de la idolatría que los rodeaba.

Estad firmes en la fe. En cuanto a "fe" como se usa aquí, ver com. Hech. 6:7. Jesús advirtió que habría muchos falsos maestros y falsos profetas que procurarían desviar a la gente de la pureza del Evangelio y la inducirían a aceptar doctrinas que se originaron con Satanás (Mat. 24:4-5, 11, 23-24, 26). 

Se necesita la decidida determinación de aferrarse sin vacilaciones a la genuina Palabra de Dios (ver Isa. 8:20; Mat. 24:13; Fil. 1:27; 4:1; 1 Tes. 5:21; Apoc. 2:10).

Portaos varonilmente. Ser cristiano exige valor, intrepidez, perseverancia, ánimo, en fin, todas las cualidades de un verdadero hombre. No hay lugar para la cobardía, la timidez o el temor. Un carácter noble sólo es desarrollado por los que se colocan sin reservas bajo el liderazgo del Salvador (ver Efe. 6:10).

14. Amor. Gr. ágap', "amor" como principio (ver com. 1 Cor. 13:1). En cuanto al verbo agapáÇ, ver com. Mat. 5:43-44. El amor es la cualidad que todo lo puede, la solución máxima para todos los problemas.

El consejo que aquí se da puede ser considerado como el elemento supremo de la enseñanza de Pablo para los creyentes corintios y para todos los cristianos en todo tiempo y lugar. El amor supremo hacia Dios y el amor desinteresado hacia el prójimo aniquilan toda contienda, lucha, orgullo y males afines (ver Prov. 10:12; Mat. 22:37-40; Rom. 13:10). Este atributo básico del carácter de Dios (1 Juan 4:8) debe estimular a cada hijo de Dios, de modo que su vida sea una demostración del poder del amor y una prueba de la verdad del Evangelio de Jesucristo (cf. Juan 14:23; 15:9-10, 12; 1 Juan 3:14,18, 23-24; 4:7-8, 11-12, 16,18, 20-21; 5:2).

15. Familia de Estéfanas. Familia influyente, cuyos miembros habían sido bautizados por Pablo (cap. 1:16).

Primicias. Es decir, eran el principio de una gran cosecha de almas en Acaya.

Acaya. Provincia compuesta por el Peloponeso y Grecia, al sur de Macedonia. Su capital era Corinto.

16. Ruego. Gr. parakaléÇ, "exhortar", "amonestar" (ver com.  Juan 14:16). "Os hago una recomendación, hermanos" (BJ); "os recomiendo, hermanos" (BC); "un ruego voy a haceros, hermanos" (NC).

Os sujetéis. Es decir, mostrad deferencia y respeto por los que son fieles en el servicio de la iglesia. Su opinión y consejo deben ser considerados como dignos de ser tenidos muy en cuenta. Todos los que ayudan en la gran obra de Dios en la tierra deben ser tratados con respeto y debe dárseles cualquier ayuda que puedan necesitar.

17. La venida de. Los tres mensajeros nombrados indudablemente procedían de Corinto. Fortunato y Acaico no son mencionados en ninguna otra parte. Los tres eran los portadores de la carta con las preguntas de los corintios para Pablo (cap. 7:1), y posiblemente también llevaron la respuesta de Pablo a los corintios, hoy conocida como Primera Corintios.

18. Confortaron. La presencia y las palabras de estos enviados de Corinto habían reanimado y consolado a Pablo. Es evidente que le habían dado informaciones acerca de la iglesia de Corinto (vers. 17). Esa información le ayudó a comprender más claramente la situación (ver Prov. 15:30).

Reconoced. Es decir, dadles reconocimiento.  "Sabed apreciar" (BJ, NC).

19. Asia. Ver com. Hech. 2:9; Nota Adicional de Hech. 16.

Aquila y Priscila. Ver com. Hech. 18:2.

Iglesia . . . en su casa. Los primeros cristianos se reunían en casas de Familia. No hubo templos hasta fines del siglo II.

20. Todos los hermanos. Sin duda los creyentes de Éfeso. Es evidente que estaban interesados en la iglesia de Corinto y deseaban que sus hermanos supieran de su amor y preocupación por ellos. Este mismo espíritu mueve a todos los que aman al Señor y a su pueblo; se interesan en todos los otros miembros de la gran familia de Dios. Este espíritu de amante compañerismo que prevalece entre los Hijos de Dios es motivo de asombro para los que no conocen el amor de Dios y una evidencia de la verdad del Evangelio (ver Juan 17:23; 3T 446-447; CC 111).

Osculo. Forma común de saludo en el Medio Oriente. El ósculo santo era una prueba de afecto cristiano entre los creyentes (cf. Rom. 16:16; 2 Cor. 13:12; 1 Tes. 5:26; 1 Ped. 5:14). Parece que Pablo deseaba que los creyentes corintios se saludaran mutuamente de esa manera cuando recibieran su carta, como una demostración de haber renovado su unidad y amor cristianos. Esta costumbre, por lo menos como, se ordena en las Constituciones apostólicas (2:57; 8:11), era que los hombres saludaran así a los hombres, y las mujeres a las mujeres. De acuerdo con la costumbre de Palestina, el beso se daba en la mejilla, la frente, la barba, las manos o los pies, pero no en los labios.

21. Propia mano. Es evidente que Pablo empleaba los servicios de un secretario para escribir sus cartas a las iglesias. Daba autenticidad a la epístola firmándola y expresando sus saludos a los hermanos (cf. Col. 4:18; 2 Tes. 3:17).

La firma era una prueba de que el contenido de la carta provenía realmente del apóstol, y también era una demostración de su amante consideración por la iglesia. Había sido perturbado por los que habían fraguado cartas que supuestamente eran del apóstol (ver com. 2 Tes. 2:2). Su firma personal tenía el propósito de frustrar los designios de tales hombres.

22. Amare. Gr.filéÇ, "amar con afecto humano". "El que no quiera al Señor"(BJ). "Si alguno no ama al Señor" (BC, NC). Para una comparación con agapáo, ver com. Mat. 5:43-44. 

Aquí el significado es: "Si alguno ni aun tiene amor humano por el Señor Jesucristo".

Anatema. Transliteración del Gr. anáthema, que significa "maldito" o "dedicado a la destrucción". Los que no creen en Cristo ni lo aman, no pueden tener esperanza de salvación. Estos, por su proceder de rechazar el único medio de salvación, eligen la ruina eterna (ver Mar. 16:16; Juan 12:48; Hech. 16:30-32; 1 Juan 5:11-13; cf. Gál. 1:8-9).

El Señor viene. "Maran atha" (BJ, NC); "Marana tha" (BC), transliteración del Gr. marana tha, a su vez una transliteración del arameo maten 'athah, que significa: "nuestro Señor ha venido". También podría dividirse marana' tha, que se traduciría como "nuestro Señor ¡ven!"  Sólo aquí aparece esta frase en el NT.

La carta a los corintios fue escrita en griego, como lo fueron todas las otras epístolas de Pablo; pero Pablo era bilingüe y le era familiar el arameo, idioma vernáculo de la gente de Palestina. Al aproximarse a la conclusión de su enérgica exhortación a los corintios para que dejaran sus divisiones, falsas doctrinas y prácticas falsas, y se entregaran plenamente al Señor, culmina sus argumentos con esta poderosa proclama acerca de la venida del Señor.

Parece que la expresión "maran-atha" era usada por los creyentes como un saludo en los primeros años de la iglesia (ver Didajé 10:6). La venida de Jesús debiera ser el tema de la vida de cada cristiano (ver 3JT 13; MM 322; PE 58).

23. La gracia. Pablo termina su carta con la bendición acostumbrada (ver Rom. 16:24; 2 Cor. 13:14; Gál. 6:18).

24. Amor. ¿Qué bendición más hermosa podía seguir a la severa reprensión dirigida a los que rechazan el amor de Dios? Esta epístola, que contiene mucho que podría ser considerado como áspero al ocuparse con franqueza de ciertos abusos que había en la iglesia, termina con una expresión de amor y de interés en el bienestar eterno de los que recibieron la carta.

Amén. La evidencia textual se inclina por la omisión del "Amén". Antes de la revisión de la RVR en 1960, al terminar el cap. 16 se leía a manera de apéndice y con letra más pequeña: "La primera a los Corintios fue enviada de Filipos con Estéfanas, y Fortunato, y Achaico [Acaico] y Timoteo". Esta nota tampoco aparece en ningún manuscrito antiguo. Su contenido es incorrecto, por lo menos en parte, pues presenta a "Filipos" como el lugar de donde se escribió la epístola cuando en ella se dice que fue escrita en Éfeso (cap. 16:8).

La posdata en un manuscrito uncial (P) del siglo IX dice: "desde Éfeso" y no desde Filipos. En vista de que la información en cuanto al lugar de donde se escribió está equivocado, se despierta la duda en cuanto a si Estéfanas, Fortunato y Acaico fueron los portadores de la carta a Corinto (ver com. vers. 17). La posdata mencionada fue una adición posterior que no es parte del manuscrito original. (6CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1-2. 1JT 378. TESOROS EN LA TIERRA. Cristo nos ordena que busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia. Tal es nuestro primero y más alto deber. Nuestro Maestro amonestó expresamente a sus siervos a que 378 no acumularan tesoros en la tierra; porque al hacerlo su corazón se fijaría en las cosas terrenales antes que en las celestiales. Por esta razón muchas pobres almas han dejado naufragar su fe. Contrariaron directamente las órdenes expresas de nuestro Señor, y permitieron que el amor al dinero llegase a ser la pasión dominante de su vida. Son intemperantes en sus esfuerzos para adquirir recursos. Están tan embriagados con su insano deseo de riquezas como el borracho por la bebida.

Los cristianos se olvidan de que son siervos del Maestro; de que le pertenecen ellos mismos, su tiempo y todo lo que tienen.

Muchos son tentados y la mayoría se deja vencer por las engañosas incitaciones que Satanás les presenta para invertir su dinero en lo que les reportará el mayor provecho en pesos y centavos. Sólo unos pocos consideran las obligaciones que Dios les ha impuesto de hacer que su principal ocupación consista en suplir las necesidades de su causa, y de atender sus propios deseos en último término. Son pocos los que invierten dinero en la causa de Dios en proporción a sus recursos. Muchos lo han inmovilizado en propiedades que deben vender antes de poder invertirlo en la causa de Dios y darle así un uso práctico. Se valen de ello como una excusa para hacer tan sólo poco en la causa de su Redentor. Han enterrado su dinero tan literalmente como el hombre de la parábola. Roban a Dios el diezmo, que reclama como suyo, y al robarle, se despojan del tesoro celestial.

PARA BENEFICIO DEL HOMBRE. El plan de la benevolencia sistemática no oprime penosamente a ningún hombre. "Cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiera; para que cuando yo llegara, no se hagan entonces colectas." (1 Cor.16:1,2.) Los pobres no quedan excluídos del privilegio de dar. Ellos, tanto como Los pudientes, 379 pueden tener una parte en esta obra. La lección que Cristo dio con respecto a las dos blancas de la viuda, nos demuestra que la ofrenda voluntaria más ínfima de los pobres, si se da con un corazón lleno de amor, es tan aceptable como los mayores donativos de los ricos.

En las balanzas del santuario, los donativos de los pobres, presentados por amor a Cristo, no se estiman según la cantidad dada, sino según el amor que motiva el sacrificio. Las promesas de Jesús llegarán a ser tan ciertamente una realidad para el pobre generoso, que tiene poco que ofrecer, pero lo da con liberalidad, como para el pudiente que da de su abundancia.  El pobre hace un sacrificio de lo poco que posee y lo siente en realidad. Se niega algunas de las cosas que necesita para su comodidad, mientras que el rico da de su abundancia y no siente ninguna necesidad, no se niega nada de lo que realmente le hace falta. Por lo tanto, tiene la ofrenda del pobre un carácter sagrado que no se encuentra en la ofrenda del rico, porque éste da de su abundancia. La providencia de Dios organizó todo el plan de la benevolencia sistemática para beneficio del hombre. Su providencia nunca se paraliza. Si los siervos de Dios entran por las puertas que él les abre, todos trabajarán activamente.

Los que retienen lo que pertenece a la tesorería de Dios, y acumulan sus recursos para sus hijos, ponen en peligro el interés espiritual de estos últimos. Ponen su propiedad, que es una piedra de tropiezo para ellos, en el camino de sus hijos, para que también tropiecen con ella para perdición. Muchos cometen una gran equivocación respecto de las cosas de esta vida.  Economizan, privándose a sí mismos y a otros del bien que podrían recibir por el uso correcto de los medios que Dios les ha prestado, y se tornan egoístas y avarientos. Descuidan sus intereses espirituales, y su desarrollo religioso se atrofia; todo por el afán de acumular riquezas que no pueden usar. Dejan su propiedad a sus hijos, y en nueve casos de cada diez es para sus herederos una maldición aun mayor de lo que ha 380 sido para ellos. Los hijos, confiados en las propiedades de sus padres, con frecuencia no alcanzan a tener éxito en esta vida, y generalmente fracasan completamente en lo que respecta a obtener la vida venidera.

El mejor legado que los padres pueden dejar a sus hijos es un conocimiento del trabajo útil y el ejemplo de una vida caracterizada por la benevolencia desinteresada. Por una vida tal demuestran el verdadero valor del dinero, que debe ser apreciado únicamente por el bien que realizará al aliviar las necesidades propias y ajenas y al adelantar la causa de Dios.

1JT 368, 390. EL SISTEMA DEL DIEZMO. El ha dado a su pueblo un plan para obtener sumas suficientes con qué financiar sus empresas. El plan de Dios en el sistema del diezmo es hermoso por su sencillez e igualdad. Todos pueden practicarlo con fe y valor porque es de origen divino. En él se combinan la sencillez y la utilidad, y no requiere profundidad de conocimiento para comprenderlo y ejecutarlo. Todos pueden sentir que son capaces de hacer una parte para llevar a cabo la preciosa obra de salvación.  Cada hombre, mujer y joven puede llegar a ser un tesorero del Señor, un agente para satisfacer las demandas de la tesorería. Dice el 368 apóstol: "Cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere." (1Cor. 16:2.)

Por este sistema se alcanzan grandes objetos. Si todos lo aceptasen, cada uno sería un vigilante y fiel tesorero de Dios, y no faltarían recursos para llevar a cabo la gran obra de proclamar el último mensaje de amonestación al mundo. La tesorería estará llena si todos adoptan este sistema, y los contribuyentes no serán más pobres por ello. Mediante cada inversión hecha, llegarán a estar más vinculados a la causa de la verdad presente. Estarán "atesorando para sí buen fundamento para lo por venir," a fin de "que echen mano a la vida eterna." (1 Tim. 6:19.)

Al ver los que trabajan con perseverancia y sistemáticamente que sus generosos empeños tienden a alimentar el amor a Dios y a sus semejantes, y que sus esfuerzos personales extienden su esfera de utilidad, comprenderán que reporta una gran bendición el colaborar con Cristo. La iglesia cristiana, por lo general, no reconoce el derecho de Dios de exigirle que dé ofrendas de las cosas que posee, para sostener la guerra contra las tinieblas morales que inundan al mundo.  Nunca podrá la causa de Dios progresar como debiera hacerlo antes que los seguidores de Cristo trabajen activa y celosamente.

Cada miembro individual de la iglesia debe sentir que la verdad que él profesa es una realidad, y todos deben trabajar desinteresadamente.  Algunos ricos se sienten inclinados a murmurar porque la obra de Dios se extiende y se necesita dinero.  Dicen que no acaban nunca los pedidos de recursos, y los motivos por solicitar ayuda se presentan uno tras otro.  A los tales queremos decir que esperamos que la causa de Dios se extienda de tal manera que haya mayores, ocasiones y pedidos más frecuentes y urgentes de que la tesorería supla lo necesario para proseguir la obra.

Si el plan de la benevolencia sistemática* fuese adoptado 369 por cada persona y llevado plenamente a cabo, habría una constante provisión en la tesorería.

Los ingresos afluirían como una corriente constantemente alimentada por rebosantes fuentes de generosidad. El dar ofrendas es una parte de la religión evangélica. ¿Acaso la consideración del precio infinito pagado por nuestra redención no nos impone solemnes obligaciones pecuniarias, así como el deber de consagrar todas nuestras facultades a la obra del Maestro?

Tendremos una deuda que saldar con el Maestro antes de mucho cuando él diga: "Da cuenta de tu mayordomía." (Luc. 16:2.) Si los hombres prefieren poner a un lado los derechos de Dios y retener egoístamente todo lo que él les da, él callará por el momento y continuará probándolos con frecuencia aumentando sus bendiciones, dejando que éstas continúen fluyendo; y aquellos hombres seguirán tal vez recibiendo honores de sus semejantes, sin que la iglesia los censure; pero antes de mucho Dios les dirá: "Da cuenta de tu mayordomía." Dice Cristo: "En cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeñitos, ni a mí lo hicisteis." (Mat. 25:45) "No sois vuestros. Porque comprados sois por precio,"  y estáis bajo la obligación de glorificar a Dios con vuestros recursos, así como en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, que son suyos.  "Comprados sois por precio," no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo." (1Cor. 6:20; 1 Ped. 1:18,19.) El pide, en compensación de los dones que nos ha confiado, que ayudemos en la obra de salvar almas. El dio su sangre y nos pide nuestro dinero.  Mediante su pobreza somos hechos ricos, y ¿nos negaremos a devolverle sus propios dones?

* Dios pide talentos de influencia y recursos. ¿Nos negaremos a obedecer? Nuestro Padre celestial concede dones y solicita que le sea devuelta una porción para probarnos si somos dignos de recibir el don de la vida eterna.

Las ofrendas de los niños pueden ser aceptables y gratas a Dios. De acuerdo con el espíritu que impulsa a los donativos será el valor de la ofrenda. Los pobres, al seguir la regla del apóstol de apartar una pequeña suma cada semana, ayudan a llenar la tesorería, y sus dones son completamente aceptables para Dios; porque ellos hacen sacrificios tan grandes, y aún más grandes que sus hermanos ricos. El plan de la benevolencia sistemática guardará a toda familia contra las tentaciones de gastar recursos en cosas inútiles; y beneficiará especialmente a los ricos al evitar que cometan despilfarros.- 1875, tomo 3, Pág. 412. 1JT390

13. 2JT 229. SE NECESITAN MAESTROS BIEN PREPARADOS. El obrero debe ser preparado para emplear las más excelsas energías mentales y morales con que la naturaleza, la cultura y la gracia de Dios le hayan dotado; pero su éxito será proporcional al grado de consagración y sacrificio con que haga la obra, más bien que a sus dotes naturales y adquiridas. Necesitamos hacer los esfuerzos más fervientes y continuos para adquirir cualidades que nos hagan útiles; pero a menos que Dios obre con los esfuerzos humanos, nada lograremos. Cristo dijo: "Porque sin mí nada podéis hacer." (Juan 15:5.) La gracia divina es el gran elemento del poder salvador; y sin ella nada valdrán todos los esfuerzos humanos; su cooperación es necesaria aun en el caso de los esfuerzos más arduos y fervientes para inculcar la verdad.

La causa de Dios necesita maestros que tengan altas cualidades morales , y a los cuales se pueda confiar la educación de otros hombres de fe sana, que tengan tacto y paciencia; que 229 anden con Dios, y se abstengan de la misma apariencia del mal; que estén tan íntimamente relacionados con Dios que puedan ser conductos de luz - en fin, caballeros cristianos. Las buenas impresiones que harán los tales no se borrarán nunca; y la educación así impartida perdurará durante toda la eternidad. Lo que se descuide en este proceso de educación permanecerá probablemente sin hacerse. ¿Quién quiere emprender esta obra?

UN MINISTERIO MEJOR EDUCADO. Cuánto quisiéramos que hubiese jóvenes fuertes, arraigados y afirmados en la fe, que tuviesen tal comunión viva con Dios que pudieran, si así se lo aconsejasen nuestros hermanos dirigentes, entrar en los colegios superiores de nuestro país, donde tendrían un campo más amplio de estudio y observación. El trato con diferentes clases de mentes, el familiarizarse con los trabajos y los métodos populares de educación, y un conocimiento de la teología como se enseña en las principales instituciones del saber, serían de gran valor para tales obreros, y los prepararían para trabajar en favor de las clases educadas y para hacer frente a los errores que prevalecen en nuestros tiempos. Tal era el método seguido por los antiguos valdenses; y, si fuesen fieles a Dios, nuestros jóvenes, como los suyos, podrían hacer una buena obra, aun mientras adquirieran su educación, sembrando la semilla de la verdad en otras mentes.

"Portaos varonilmente, y esforzaos." (1 Cor. 16:13.) Preguntad a Aquel que sufrió oprobio, burlas e insultos por causa nuestra: "Señor, ¿qué quieres que haga?" (Hech. 9:6.) Nadie está demasiado educado para ser un humilde discípulo de Cristo. Los que sienten que es un privilegio dar lo mejor de su vida y aprender de Aquel del cual lo recibieron todo, no rehuirán trabajo ni sacrificio alguno para devolver a Dios los talentos que les confió sirviéndole en la forma más elevada. En la gran batalla de la vida, muchos de los obreros pierden de vista la solemnidad y el carácter sagrado de su misión. La mortífera maldición del pecado continúa agostando y borrando 230 en ellos la imagen de Dios, porque no trabajan como Cristo trabajó.

Vemos la necesidad de estimular ideas superiores de educación y emplear más hombres preparados en el ministerio. Los que no obtienen la debida clase de educación antes de entrar en la obra de Dios no son competentes para aceptar su cometido santo ni para llevar a cabo la obra de reforma. Sin embargo, todos pueden continuar educándose después que han entrado en la obra.  Deben tener la Palabra de Dios morando en sí. Necesitamos más cultura, refinamiento y nobleza de alma en nuestros obreros. Una mejora tal daría resultados en la eternidad.

"Os escribo a vosotros, padres, porque habéis conocido a aquel que es desde el principio." "Os he escrito a vosotros, mancebos, porque sois fuertes, y la palabra de Dios mora en vosotros, y habéis vencido al maligno." (1 Juan 2:13,14.) El apóstol liga aquí la experiencia de los padres con la de los jóvenes; igualmente hay un vínculo entre los discípulos de más edad en esta causa y los más jóvenes, que no han tenido experiencia en los primeros sucesos de este mensaje. Los que eran jóvenes cuando el mensaje nació, tendrán que ser educados por los viejos portaestandartes. Estos maestros deben darse cuenta de que no pueden esmerarse demasiado para preparar hombres para su cometido santo, mientras los viejos abanderados pueden todavía sostener en alto el estandarte. Y, sin embargo, los que han peleado durante tanto tiempo en las batallas, pueden todavía ganar victorias.  Han conocido tan cabalmente las astucias de Satanás que no serán arrebatados fácilmente de las antiguas sendas. Recuerdan los tiempos antiguos. Conocen a Aquel que es desde el principio. Pueden ser siempre portadores de luz, fieles testigos por Dios, epístolas vivas, conocidas y leídas de todos los hombres.

Por lo tanto, demos gracias a Dios porque quedan algunos, como quedaba Juan, para relatar su experiencia en el comienzo de este mensaje y la recepción de lo que ahora nos es tan caro. 231 Pero uno tras otro están cayendo en sus puestos, y no es sino prudente que preparemos a otros para reanudar la obra donde ellos la dejan.

Deben hacerse esfuerzos para preparar jóvenes para la obra. Deben adelantarse al frente, para llevar cargas y responsabilidades.  Los que son ahora jóvenes deben llegar a ser hombres fuertes. Deben ser capaces de hacer planes y dar consejos. La Palabra de Dios, morando en ellos, los hará puros y los llenará de fe, esperanza, valor y devoción. La obra está ahora grandemente atrasada porque hay hombres que llevan responsabilidades para las cuales no están preparados. ¿Continuará y aumentará esta gran necesidad? ¿Habrán de caer estas grandes responsabilidades de las manos de los obreros ancianos y expertos en las manos de los que son incapaces de manejarlas? ¿No estamos descuidando una obra muy importante al dejar de educar y preparar a nuestra juventud para ocupar puestos de confianza?

Edúquense los obreros, pero al mismo tiempo sean mansos y humildes de corazón. Elevemos la obra al más alto nivel posible, recordando siempre que si hacemos nuestra parte, Dios no dejará de hacer la suya. 232

Ministerio Hno. Pio

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