jueves, noviembre 19, 2009

3 ¡MARANATA EL SEÑOR VIENE! "Apresuremos el Regreso del Señor" (I. EL REY YA VIENE 11-19)


I. EL REY YA VIENE (11-19)
11. APRESUREMOS EL REGRESO DEL SEÑOR. 
Porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. (Rom. 9: 28).
En la profecía referente a la destrucción de Jerusalén, Cristo dijo: "Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mat. 24: 12-14). 

 Esta profecía volverá a cumplirse. La abundante iniquidad de aquel día halla su contraparte en esta generación. Lo mismo ocurre con la predicción referente a la predicación del Evangelio. Antes de la caída de Jerusalén, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, declaró que el Evangelio había sido predicado a "toda criatura que está debajo del cielo" (Col. 1: 23 V.A.) Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el Evangelio eterno ha de ser predicado "a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apoc. 14: 6, 14).

Dios "ha establecido un día en el cual juzgará al mundo" (Hech. 17: 31). Cristo nos dice cuándo ha de iniciarse ese día. 
 No afirma que todo el mundo se convertirá, sino que "será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No sólo hemos de esperar la venida del día de Dios, sino apresurarla. (2 Ped. 3: 12. ) Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el Señor le ordenaba, todo el mundo habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús habría venido a nuestra tierra con poder y grande gloria.*

La incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y las contiendas entre el profeso pueblo de Dios nos han mantenido en este mundo de pecado y tristeza tantos años. . .
Tal vez tengamos que permanecer aquí en este mundo muchos años más debido a la insubordinación, como les sucedió a los hijos de Israel; pero por amor de Cristo, su pueblo no debe añadir pecado sobre pecado culpando a Dios de las consecuencias de su propia conducta errónea.* 18

12. LAS ÚLTIMAS AMONESTACIONES DEL TERCER ÁNGEL
Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. (Apoc. 18:1).
El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje, alumbrará toda la tierra con su gloria. Así se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario. El movimiento adventista de 1840 a 1844 fue una manifestación gloriosa del poder divino; el mensaje del primer ángel fue llevado a todas las estaciones misioneras de la tierra, y en algunos países se distinguió por el mayor interés religioso que se haya visto en país cualquiera desde el tiempo de la Reforma del siglo XVI; pero todo esto será superado por el poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la proclamación de la última amonestación del tercer ángel. . .

La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volverse a cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio. . .

Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán, y señales y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará sus falsos milagros, al punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres. (Apoc. 13: 13.) Es así como los habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad. . .

Las publicaciones distribuidas por los misioneros han ejercido su influencia; sin embargo, muchos cuyo espíritu fue impresionado han sido impedidos de entender la verdad por completo o de obedecerla. Pero entonces los rayos de luz penetrarán por todas partes, la verdad aparecerá en toda su claridad, y los sinceros hijos de Dios romperán las ligaduras que los tenían sujetos. Los lazos de familia y las relaciones de la iglesia serán impotentes para detenerlos. La verdad les será más preciosa que cualquier otra cosa. A pesar de los poderes coligados contra la verdad, un sinnúmero de personas se alistará en las filas del Señor.* 19

13. REINARÁ PARA SIEMPRE
El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor, y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. (Apoc. 11:15).
La venida de Cristo, que ha de inaugurar el reino de la justicia, ha inspirado los más sublimes y conmovedores acentos de los escritos sagrados. . . El salmista cantó el poder y la majestad del Rey de Israel. . . "Alégrense los cielos, y gócese la tierra. . . delante de Jehová; porque viene, sí, porque viene a juzgar la tierra. ¡Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad!" (Sal. 96:11-13, VM). . .

 "Destruirá a la muerte para siempre; y el enjugará Jehová Señor toda lágrima de todos los rostros, y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho" (Isa. 25: 8). . .
Cuando el Señor estuvo a punto de separarse de sus discípulos, los consoló en su aflicción asegurándoles que volvería: "No se turbe vuestro corazón. . . En la casa de mi Padre muchas moradas hay. . . voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo" (Juan 14: 1-3).

Los ángeles que estuvieron en el Monte de las Olivas después de la ascensión de Cristo, repitieron a los discípulos la promesa de volver que él les hiciera: "Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hech. 1: 11). Y el apóstol Pablo, hablando por inspiración, asegura: "El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo" (1 Tes. 4: 16). El profeta de Patmos dice: "He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá" (Apoc. 1: 7).

En torno de su venida se agrupan las glorias de "la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Hech. 3: 21). Entonces será quebrantado el poder del mal que tanto tiempo duró; "los reinos del mundo" vendrán "a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos" (Apoc. 11: 15).* 20

14. LA PROFECÍA DE ELÍAS
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. 
(Mal. 4:5, 6).

Los que deben preparar el camino para la segunda venida de Cristo están representados por el fiel Elías, así como Juan vino en el espíritu de Elías a fin de preparar el camino para la primera venida de Cristo.*
La obra de Juan el Bautista, y la de aquellos que en los últimos días saldrán con el espíritu y el poder de Elías para despertar a la gente de su apatía, en muchos sentidos es la misma. Su obra es la clase de obra que debe hacerse en este tiempo. Cristo vendrá por segunda vez a juzgar al mundo con justicia.*

Juan se apartó de sus amigos y de los lujos de esta vida. La sencillez de su vestimenta: Una túnica tejida con pelos de camello, era una permanente reprensión a la extravagancia y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general. Su alimentación, totalmente vegetariana, compuesta por algarrobas y miel silvestre, era una reprensión a la complacencia del apetito y la gula que prevalecían en todas partes. . . Se debe agitar el gran tema de la reforma y despertar la conciencia pública. Debe relacionarse con el mensaje la temperancia en todas las cosas, para apartar al pueblo de Dios de su idolatría, su gula y su extravagancia en el vestir y en otras cosas.

La abnegación, la humildad y la temperancia requeridas de los justos, a quienes Dios conduce y bendice especialmente, deben presentarse a la gente en contraste con la extravagancia y los hábitos destructores de la salud de los que viven en esta época degenerada. Dios ha mostrado que la reforma sanitaria está tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano con el cuerpo.*

Tal como Juan el Bautista al preparar a la gente para la primera venida de Cristo llamaba su atención a los Diez Mandamientos, nosotros debemos dar este mensaje no con un sonido incierto: "Temed a. Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado" (Apoc. 14: 7). Con el fervor que caracterizaban a Elías el profeta y a Juan el Bautista, debemos luchar para preparar el camino de la segunda venida de Cristo.* 21

15. JESÚS, EL CENTRO DE TODO
Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. (Apoc. 22:16).
Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nuestro trabajo hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que está. No se dejen sin tratar las solemnes escenas que la profecía ha revelado. Si nuestros hermanos estuvieran despiertos aunque fuera a medias, si se dieran cuenta de la cercanía de los sucesos descriptos en el Apocalipsis, se realizaría una reforma en nuestras iglesias, y muchos más creerían el mensaje. 

 No tenemos tiempo que perder. . . Presentad nuevos principios, y acumulad la clara verdad. Ella será como espada de doble filo. Pero no os manifestéis demasiado dispuestos a asumir una actitud polémica. Hay ocasiones en que hemos de quedar quietos para ver la salvación de Dios. Dejad que hablen Daniel y el Apocalipsis, y digan cuál es la verdad. Pero sea cual fuere el aspecto del tema que se presente, ensalzad a Jesús como el centro de toda esperanza, "la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana".

No cavamos en forma suficientemente profunda para escudriñar la verdad. A todo creyente en la verdad presente se le requerirá en algún momento que dé razón de la esperanza que hay en él. Los hijos de Dios han de ser llamados a la presencia de reyes, príncipes, gobernantes y grandes hombres de la tierra, y éstos deben saber que ellos conocen cuál es la verdad. Deben ser hombres y mujeres convertidos. Dios puede enseñaros en un momento, por su Espíritu Santo, más de lo que podríais aprender de los grandes hombres de la tierra. El universo está observando el conflicto que se desarrolla sobre la tierra.

 A un costo infinito, Dios le ha proporcionado a todo hombre una oportunidad para que conozca lo que ha de hacerlo sabio para la salvación. ¡Cuán ávidamente miran los ángeles para ver quiénes aprovecharán esta oportunidad! Cuando se presenta un mensaje a los hijos de Dios, éstos no deben levantarse en oposición a él; deben ir a la Biblia, comparándolo con la ley y el testimonio, y si no soporta esta prueba, no es verdad. Dios quiere que nuestras mentes se expandan. Desea colocar su gracia sobre nosotros. Podemos tener un banquete de cosas buenas todos los días, pues Dios puede abrir todo el tesoro del cielo para nosotros.* 22

16. EL CAMPO ES EL MUNDO
Por tanto, Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
 (Mat. 28:19).

Durante nuestra estada en California, en el año 1874, tuve un impresionante sueño. . . Soñé que varios hermanos de California estaban reunidos en concilio, tratando de acordar el mejor plan de trabajo para la próxima temporada. . . 
Entró en el consejo un joven a quien frecuentemente había visto yo en sueños. Escuchó con profundo interés cuanto se decía, y después declaró con deliberada confianza y autoridad: "Las ciudades y aldeas forman parte de la viña del Señor y deben oír los mensajes de amonestación. El enemigo de la verdad está haciendo desesperados esfuerzos para desviar a la gente de la verdad de Dios y conducirla a la falsedad. . . Habéis de sembrar junto a todas las aguas.
"Podrá suceder que no veáis en seguida el resultado de vuestra labor, pero esto no ha de desanimaros. 
Tomad a Cristo por modelo. Tuvo muchos oyentes, pero pocos discípulos. . ."

El mensajero prosiguió diciendo: "Tenéis ideas demasiado estrechas acerca de la obra necesaria en esta época. 
 Forjáis planes de la obra de modo que podáis abarcarla, pero habéis de ampliar vuestro criterio. No debéis poner vuestra luz debajo de un almud ni debajo de la cama, sino en el candelero, para que alumbre a todos los de la casa. Vuestra casa es el mundo. . ."

"Muchos países esperan la luz progresiva que el Señor tiene para ellos, y vuestra fe es mezquina y escasa. Es necesario que ampliéis grandemente vuestro concepto de la obra. . . Seguid adelante. Dios obrará poderosamente si procedéis con humildad de ánimo ante él. No es fe el hablar de imposibilidades. Nada es imposible con Dios. La luz de Dios ha de poner al mundo a prueba. . ."

El tiempo es corto, y todos cuantos creen en este mensaje deben sentir la solemne obligación de ser obreros desinteresados, que ejerzan rectamente su influencia, y nunca se opongan de palabra ni obra contra los que procuren el adelanto de los intereses de la causa de Dios... La luz que Dios nos ha dado no serviría de mucho a las gentes si no se la presentáramos de modo que puedan verla. Os digo que debemos ampliar el campo de nuestra visión.* 23

17. LOS JUICIOS DE DIOS SOBRE LA TIERRA
Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra. (Luc. 21:26).

¡Oh, si el pueblo de Dios tuviera conciencia de la inminente destrucción 
de miles de ciudades ahora casi entregadas a la idolatría!

No hace mucho tiempo, una escena muy impresionante pasó delante de mí. Vi un inmenso globo de fuego cayendo entre algunas hermosas mansiones y causando su instantánea destrucción. Escuché a alguien decir: "Nosotros sabíamos que los juicios de Dios vendrían sobre la tierra, pero no sabíamos que vendrían tan pronto". Otros dijeron: "¿Vosotros lo sabíais? Entonces, ¿por qué no nos lo dijísteis? Nosotros no lo sabíamos". . .

Pronto penosas aflicciones sobrevendrán entre las naciones: Una angustia que no cesará hasta la venida de Jesús. Como nunca antes necesitamos apresurarnos a servir juntos a Aquel que ha preparado su trono en los cielos y cuyo reino gobierna sobre todos. Dios no ha desamparado a su pueblo, y nuestra fuerza depende de no separarnos de él.

Los juicios de Dios están en la tierra. Las guerras y los rumores de guerras, la destrucción por fuego e inundación, dicen claramente que el tiempo de angustia, el cual irá en aumento hasta el fin, está cerca, a las puertas. No tenemos tiempo que perder. El mundo está perturbado por el espíritu de la guerra. Las profecías del capítulo once de Daniel casi han alcanzado su cumplimiento final.

El viernes pasado, de mañana, justamente antes de levantarme, se presentó delante de mí una escena muy impresionante. Me parecía que me había despertado de dormir, pero no en mi hogar. Por las ventanas yo podía observar una terrible conflagración. Grandes esferas de fuego se desplomaban sobre las casas, y desde esas bolas de fuego, saetas ígneas volaban en toda dirección. Era imposible dominar los incendios que se iniciaban y muchos lugares estaban siendo destruidos.*

Las ciudades de las naciones serán tratadas con estrictez, y sin embargo, no serán visitadas con la extrema indignación de Dios, porque algunas almas renunciarán a lo engaños del enemigo, y se arrepentirán y convertirán, mientras que las masas estarán atesorando ira para el día de la ira.* 24

18. UN CAMINO MEJOR Y MÁS NOBLE
Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; 
dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien. (Isa. 1: 16, 17).

La ignorancia, el amor a los placeres y los hábitos pecaminosos, que corrompen el alma, el cuerpo y el espíritu, 
llenan el mundo de lepra moral; un mortífero paludismo moral esta destruyendo a millares y a decenas de millares.*

Muchos están sumidos en el pecado. Muchos están angustiados. Están oprimidos por el sufrimiento, la necesidad, la incredulidad y el desaliento. Se hallan afligidos por enfermedades de toda clase, tanto del cuerpo como del alma. Anhelan hallar solaz para sus penas, y Satanás los tienta a buscarlo en la concupiscencia y los placeres que conducen a la ruina y a la muerte. Les ofrece las manzanas de Sodoma, que se tornarán ceniza en sus labios.*

Se me ha presentado un horrible cuadro de la condición del mundo. La inmoralidad cunde por doquiera. 
 La disolución es el pecado característico de esta era. Nunca alzó el vicio su deforme cabeza con tanta osadía como ahora... La iniquidad prevaleciente no es del dominio exclusivo del incrédulo y el burlador. Ojalá fuese tal el caso; pero no sucede así. Muchos hombres y mujeres que profesan la religión de Cristo son culpables. Aun los que profesan esperar su aparición no están más preparados para ese suceso que Satanás mismo. No se están limpiando de toda contaminación. 

Han servido durante tanto tiempo a su concupiscencia, que sus pensamientos son, por naturaleza, impuros, y sus imaginaciones, corruptas. Es tan Imposible lograr que sus mentes se espacien en cosas puras y santas como lo sería desviar el curso del Niágara y hacer que sus aguas remontasen las cataratas. . . Cada cristiano tendrá que aprender a refrenar sus pasiones y a guiarse por los buenos principios. . .

Si la lascivia, la contaminación, el adulterio, los delitos y el homicidio están a la orden del día entre los que no conocen la verdad y se niegan a ser regidos por los principios de la Palabra de Dios, ¡cuán importante resulta que les muestren un camino mejor y más noble aquellos que profesan ser discípulos de Cristo y estar estrechamente aliados con Dios y los ángeles! ¡Cuán importante viene a ser que por su castidad y virtud se destaquen en contraste con los que son dominados por brutales pasiones!* 25

19. CUANDO SUENE EL FUERTE CLAMOR
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. (Rom. 13:11).

El fin se acerca; avanza sigilosa, insensible y silenciosamente, como el ladrón en la noche. Concédanos el Señor la gracia de no dormir por más tiempo, como otros lo hacen, sino que seamos sobrios y velemos. La verdad está a punto de triunfar gloriosamente y todos los que decidan ahora ser colaboradores con Dios triunfarán con ella. El tiempo es corto; la noche se acerca cuando nadie podrá trabajar.

Viene el tiempo cuando habrá tantas personas convertidas en un día como las hubo en el día de Pentecostés, después que los discípulos recibieron el Espíritu Santo.

Hay muchos que no han prestado atención a la invitación del Evangelio; han sido probados, pero al parecer se les han presentado obstáculos monumentales que han impedido su avance. Mediante la fe, la perseverancia y el valor, muchos superarán esas dificultades y entrarán en la luz gloriosa.

Casi inconscientemente se han erigido barreras en el camino estrecho y angosto; se han colocado piedras de tropiezo en el sendero; pero todo eso será quitado. Las salvaguardias que los falsos pastores han colocado alrededor de su grey llegarán a ser como nada; miles entrarán en la luz y trabajarán para difundir la luz. Las inteligencias celestiales se combinarán con los instrumentos humanos. Estimulada en esta forma, la iglesia se levantará y brillará, y aplicará todas sus energías santificadas al conflicto; en esta forma se cumple el designio de Dios, y así es como se recuperan las perlas perdidas...

Durante el fuerte clamor, la iglesia, ayudada por las disposiciones providenciales de su exaltado Señor, difundirá el conocimiento de la salvación tan abundantemente que la luz será comunicada a toda ciudad y pueblo. La tierra será llena del conocimiento de la salvación. Tan abundantemente habrá coronado de éxito el Espíritu renovador de Dios a los agentes intensamente activos, que la luz de la verdad presente brillará por todas partes. 26 (MARANATHA) EGW


No hay comentarios.:

Publicar un comentario