martes, noviembre 24, 2009

DTG CAPÍTULO 82 "¿Por qué Lloras?"

(Este capítulo 82. Está basado en San Mateo 28:1, 5-8; San Marcos 16:1-8; San Lucas 24:1-12; San Juan 20:1-18). 

LAS MUJERES QUE HABÍAN ESTADO AL LADO DE LA CRUZ DE CRISTO esperaron velando que transcurriesen las horas del sábado. 

El primer día de la semana*, muy Temprano, Se Dirigieron A La Tumba Llevando Consigo Especias Preciosas Para Ungir El Cuerpo Del Salvador. No pensaban que resucitaría. El sol de su esperanza se había puesto, y había anochecido en sus corazones. Mientras andaban, relataban las obras de misericordia de Cristo y sus palabras de consuelo.

*NOTA 5. DEL APÉNDICE. Vale la pena notar que seis de las ocho menciones DEL PRIMER DÍA DE LA SEMANA EN EL NUEVO TESTAMENTO se refieren al mismo día, el día que nuestro Señor resucitó. Los pasajes que lo mencionan son los siguientes: San Mateo 28:1; San Marcos 16:2, 9; San Lucas 24:1; San Juan 20:1, 19.

ES EXTRAÑO QUE ESTOS PASAJES QUE SE REFIEREN AL DÍA DE LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR, sean citados en prueba de que se deba descansar el domingo o tenerlo por día del Señor. Las siguientes consideraciones demuestran claramente que dichos textos no suministran prueba alguna de que el primer día tenga un carácter sagrado:

1°. NI EN ESTOS PASAJES NI EN EL CONTEXTO de cualquiera de ellos se declara, como no se declara tampoco en ninguna otra parte de la Biblia, que el domingo sea día de reposo o día del Señor, ni día sagrado, ni que hubiese de reemplazar al sábado de Jehová. Por cierto que a quien observe el domingo como día santo, o en honor de la resurrección, el Señor podría preguntar, como preguntó antaño: "¿Quién demandó esto de vuestras manos?"

2°. DICEN LOS ERUDITOS BÍBLICOS QUE MATEO ESCRIBIÓ SU EVANGELIO DE SIETE A TREINTA AÑOS DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN; Marcos escribió su Evangelio treinta años después; Lucas escribió el suyo treinta y dos años después; y Juan unos sesenta años después de la resurrección. Pero ninguno de estos escritores designa el domingo con otra expresión que "primer día de la semana," mientras que el día anterior es uniformemente llamado por el nombre sagrado de "sábado." Por cierto que los escritores inspirados no conocieron cambio alguno de día de reposo.

3°. QUE ESE DÍA NO SE CELEBRABA EN HONOR DE CRISTO RESUCITADO ES EVIDENTE POR EL HECHO DE QUE LOS DISCÍPULOS "no creían" que hubiese resucitado, ni aun después que se lo dijera María. (S. Marcos 16: 11.) Tampoco creían los discípulos la historia de los dos que habían visto a Jesús en Emaús. (Vers. 12,13.) Y cuando nuestro Señor apareció a los once, "ellos espantados y asombrados, pensaban que veían espíritu" (S. Lucas 24:37), y nuestro Señor "censuróles su incredulidad 786 y dureza de corazón, que no hubiesen creído a los que le habían visto resucitado." (S. Marcos 16:14.) La verdad es que los discípulos no se habían reunido para celebrar la resurrección de Aquel en cuya resurrección no creían.

4°. ES DE NOTAR QUE ESE DÍA NO ERA CONSIDERADO POR LOS DISCÍPULOS COMO DÍA SANTO. Dos de ellos viajaron a Emaús, aldea que estaba a unos doce kilómetros de Jerusalén, y emplearon en ello una porción considerable del día Volviendo a Jerusalén al final de ese día encontraron a los discípulos reunidos, no con el propósito de celebrar una reunión religiosa, sino en una morada común de Jerusalén, con las puertas cerradas "por miedo de los judíos." (Compárese S. Juan 20:19 con Hechos 1:13.)

5°. JESÚS NO EMPLEÓ UN DÍA CONSECUTIVO DE UNA SEMANA EN RESUCITAR DE LOS MUERTOS, como lo había hecho al descansar de la creación, ni empleó todo un día ¿Por qué se había de poner aparte todo un día de la semana para recordar su resurrección? Dios dio al mundo un emblema recordativo más adecuado para conmemorar su resurrección, a saber el poder de una nueva vida en sus hijos creyentes. (Romanos 6:6) Ni la vida ni la enseñanza de Cristo o de los apóstoles, proporciona base para creer que el domingo tenga carácter sagrado. En otros dos pasajes del Nuevo Testamento se menciona el primer día de la semana; a saber, Hechos 20:7 y 1 Corintios 16:2. El primero se refiere a la única reunión religiosa que se mencione celebrada en ese día evidentemente porque se realizó entonces un milagro notable. Esa reunión se celebraba en la velada que procedía al día, y duró hasta el amanecer; y ese domingo lo dedicaron Pablo y sus compañeros al trabajo físico de un viaje a pie. El segundo texto se refiere a un acto que debía realizarse en casa. Ordena que "cada uno de vosotros aparte en su casa" algo, no en una colecta pública, ni en una caja de contribución general, sino que lo "ponga aparte y guarde en casa" (siríaco). Para el que estudia la Biblia, es inevitable la conclusión de que el carácter sagrado que se atribuye al domingo se basa completamente en la tradición y no en la Palabra.

PERO NO RECORDABAN SUS PALABRAS: "Otra vez os veré." (Juan 16:22). Ignorando lo que estaba sucediendo se acercaron al huerto diciendo mientras andaban: "¿Quién nos revolverá la piedra de la puerta del sepulcro?" Sabían que no podrían mover la piedra, pero seguían adelante.

Y HE AQUÍ, LOS CIELOS RESPLANDECIERON DE REPENTE CON UNA GLORIA QUE NO PROVENÍA DEL SOL NACIENTE. La tierra tembló. Vieron que la gran piedra había sido apartada. El sepulcro estaba vacío.

LAS MUJERES NO HABÍAN VENIDO TODAS, A LA TUMBA DESDE LA MISMA DIRECCIÓN. María Magdalena fue la primera en llegar al lugar; y al ver que la piedra había sido sacada, se fue presurosa para contarlo a los discípulos.

MIENTRAS TANTO, LLEGARON LAS OTRAS MUJERES. Una luz resplandecía en derredor de la turba, pero el cuerpo de Jesús no estaba allí. Mientras se demoraban en el lugar, vieron de repente que no estaban solas.

UN JOVEN VESTIDO DE ROPAS RESPLANDECIENTES ESTABA SENTADO AL LADO DE LA TUMBA. Era el ángel que había apartado la piedra. Había tomado el disfraz de la humanidad, a fin de no alarmar a estas personas que amaban a Jesús. Sin embargo, brillaba todavía en derredor de él la gloria celestial, y las mujeres temieron. Se dieron vuelta para huir, pero las palabras del ángel detuvieron sus pasos. "No temáis vosotras --les dijo;-- porque yo sé que buscáis a Jesús, que fue crucificado. No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto 733 el Señor. E id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos."

VOLVIERON A MIRAR AL INTERIOR DEL SEPULCRO Y VOLVIERON A OÍR LAS NUEVAS MARAVILLOSAS. Otro ángel en forma humana estaba allí, y les dijo: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, mas ha resucitado: acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día."

¡HA RESUCITADO, HA RESUCITADO! LAS MUJERES REPITEN LAS PALABRAS VEZ TRAS VEZ. Ya no necesitan las especias para ungirle. El Salvador está vivo, y no muerto. Recuerdan ahora que cuando hablaba de su muerte, les dijo que resucitaría.

¡QUÉ DÍA ES ÉSTE PARA EL MUNDO! Prestamente, las mujeres se apartaron del sepulcro y "con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos." 

María no había oído las buenas noticias. Ella fue a Pedro y a Juan con el triste mensaje: "Han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto."

LOS DISCÍPULOS SE APRESURARON A IR A LA TUMBA, y la encontraron como había dicho María. Vieron los lienzos y el sudario, pero no hallaron a su Señor. Sin embargo, había allí un testimonio de que había resucitado. Los lienzos mortuorios no habían sido arrojados con negligencia a un lado, sino cuidadosamente doblados, cada uno en un lugar adecuado.

JUAN "VIO, Y CREYÓ." No comprendía todavía la escritura que afirmaba que Cristo debía resucitar de los muertos, pero recordó las palabras con que el Salvador había predicho su resurrección.

CRISTO MISMO HABÍA COLOCADO ESOS LIENZOS MORTUORIOS CON TANTO CUIDADO. Cuando el poderoso ángel bajó a la tumba, se le unió otro, quien, con sus acompañantes, había estado guardando el cuerpo del Señor. Cuando el ángel del cielo apartó la piedra, el otro entró en la tumba y desató las envolturas que rodeaban el cuerpo de Jesús. Pero fue la mano del Salvador la que dobló cada una de ellas y la puso en su lugar. A la vista de Aquel que guía tanto a la estrella como al átomo, no hay nada sin importancia. Se ven orden y perfección en toda su obra.

MARÍA HABÍA SEGUIDO A JUAN Y A PEDRO A LA TUMBA; cuando volvieron a Jerusalén, ella quedó. Mientras miraba al interior 734 de la tumba vacía, el pesar llenaba su corazón. Mirando hacia adentro, vio a los dos ángeles, el uno a la cabeza y el otro a los pies de donde había yacido Jesús. "Mujer, ¿por qué lloras?" le preguntaron. "Porque se han llevado a mi Señor --contestó ella,-- y no sé dónde le han puesto." Entonces ella se apartó, hasta de los ángeles, pensando que debía encontrar a alguien que le dijese lo que habían hecho con el cuerpo de Jesús.

OTRA VOZ SE DIRIGIÓ A ELLA: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas?" A través de sus lágrimas, María vio la forma de un hombre, y pensando que fuese el hortelano dijo: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré."

SI CREÍAN QUE ESTA TUMBA DE UN RICO ERA DEMASIADO HONROSA PARA SERVIR DE SEPULTURA PARA JESÚS, ella misma proveería un lugar para él. Había una tumba que la misma voz de Cristo había vaciado, la tumba donde Lázaro había estado. 

¿No podría encontrar allí un lugar de sepultura para su Señor? Le parecía que cuidar de su precioso cuerpo crucificado sería un gran consuelo para ella en su pesar.

PERO AHORA, CON SU PROPIA VOZ FAMILIAR, JESÚS LE DIJO: "¡MARÍA!" Entonces supo que no era un extraño el que se dirigía a ella y, volviéndose, vio delante de sí al Cristo vivo. En su gozo, se olvidó que había sido crucificado. Precipitándose hacia él, como para abrazar sus pies, dijo: "¡Rabboni!" Pero Cristo alzó la mano diciendo: No me detengas; "porque aún no he subido a mi Padre: más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios."

Y MARÍA SE FUE A LOS DISCÍPULOS CON EL GOZOSO MENSAJE. Jesús se negó a recibir el homenaje de los suyos hasta tener la seguridad de que su sacrificio era aceptado por el Padre.

ASCENDIÓ A LOS ATRIOS CELESTIALES, Y DE DIOS MISMO OYÓ LA SEGURIDAD DE QUE SU EXPIACIÓN POR LOS PECADOS DE LOS HOMBRES HABÍA SIDO AMPLIA, de que por su sangre todos podían obtener vida eterna. El Padre ratificó el pacto hecho con Cristo, de que recibiría a los hombres arrepentidos y obedientes y los amaría como a su Hijo. Cristo había de completar su obra y cumplir su promesa de hacer "más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ophir al hombre."*(Isaías 13:12).

EN CIELO Y TIERRA TODA POTESTAD ERA DADA AL PRÍNCIPE DE LA VIDA, y él volvía a sus seguidores en un mundo de pecado para darles su poder y gloria. 735 Mientras el Salvador estaba en la presencia de Dios recibiendo dones para su iglesia, los discípulos pensaban en su tumba vacía, se lamentaban y lloraban.

AQUEL DÍA DE REGOCIJO PARA TODO EL CIELO Era Para Los Discípulos Un Día De Incertidumbre, Confusión Y Perplejidad. Su falta de fe en el testimonio de las mujeres da evidencia de cuánto había descendido su fe.

LAS NUEVAS DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO ERAN TAN DIFERENTES DE LO QUE ELLOS ESPERABAN QUE NO LAS PODÍAN CREER. Eran demasiado buenas para ser la verdad, pensaban. Habían oído tanto de las doctrinas y llamadas teorías científicas de los saduceos, que era vaga la impresión hecha en su mente acerca de la resurrección. Apenas sabían lo que podía significar la resurrección de los muertos.

ERAN INCAPACES DE COMPRENDER ESE GRAN TEMA. "Id --dijeron los ángeles a las mujeres,-- decid a sus discípulos y a Pedro, que él va antes que vosotros a Galilea: allí le veréis, como os dijo." Estos ángeles habían estado con Cristo como ángeles custodios durante su vida en la tierra. Habían presenciado su juicio y su crucifixión. Habían oído las palabras que él dirigiera a sus discípulos. Lo demostraron por el mensaje que dieron a los discípulos y que debiera haberlos convencido de su verdad. Estas palabras podían provenir únicamente de los mensajeros de su Señor resucitado.

"DECID A SUS DISCÍPULOS Y A PEDRO," DIJERON LOS ÁNGELES. Desde la muerte de Cristo, Pedro había estado postrado por el remordimiento. Su vergonzosa negación del Señor y la mirada de amor y angustia que le dirigiera el Salvador estaban siempre delante de él.

DE TODOS LOS DISCÍPULOS, ÉL ERA EL QUE HABÍA SUFRIDO MÁS AMARGAMENTE. A él fue dada la seguridad de que su arrepentimiento era aceptado y perdonado su pecado. Se le mencionó por nombre. "Decid a sus discípulos y a Pedro, que él va antes que vosotros a Galilea: allí le veréis." Todos los discípulos habían abandonado a Jesús, y la invitación a encontrarse con él vuelve a incluirlos a todos. No los había desechado.

CUANDO MARÍA MAGDALENA LES DIJO QUE HABÍA VISTO AL SEÑOR, repitió la invitación a encontrarle en Galilea. Y por tercera vez, les fue enviado el mensaje.

DESPUÉS QUE HUBO ASCENDIDO AL PADRE, Jesús apareció a las otras mujeres diciendo: "Salve. Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dice: No 736 temáis: id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán."

LA PRIMERA OBRA QUE HIZO CRISTO EN LA TIERRA DESPUÉS DE SU RESURRECCIÓN consistió en convencer a sus discípulos de su no disminuido amor y tierna consideración por ellos. Para probarles que era su Salvador vivo, que había roto las ligaduras de la tumba y no podía ya ser retenido por el enemigo la muerte, para revelarles que tenía el mismo corazón lleno de amor que cuando estaba con ellos como su amado Maestro, les apareció vez tras vez. Quería estrechar aún más en derredor de ellos los vínculos de su amor. Id, decid a mis hermanos --dijo,-- que se encuentren conmigo en Galilea.

AL OÍR ESTA CITA TAN DEFINIDA, LOS DISCÍPULOS EMPEZARON A RECORDAR LAS PALABRAS CON QUE CRISTO LES PREDIJERA SU RESURRECCIÓN. Pero aun así no se regocijaban. No podían desechar su duda y perplejidad. Aun cuando las mujeres declararon que habían visto al Señor, los discípulos no querían creerlo. Pensaban que era pura ilusión. Una dificultad parecía acumularse sobre otra.

EL SEXTO DÍA DE LA SEMANA HABÍAN VISTO MORIR A SU MAESTRO, el primer día de la semana siguiente se encontraban privados de su cuerpo, y se les acusaba de haberlo robado para engañar a la gente. Desesperaban de poder corregir alguna vez las falsas impresiones que se estaban formando contra ellos. Temían la enemistad de los sacerdotes y la ira del pueblo. Anhelaban la presencia de Jesús, quien les había ayudado en toda perplejidad. Con frecuencia repetían las palabras: "Esperábamos que él era el que había de redimir a Israel."

SOLITARIOS Y CON CORAZÓN ABATIDO, Recordaban Sus Palabras: "Si En El Árbol Verde Hacen Estas Cosas, ¿En El Seco, Qué Se Hará?" (Lucas 24:21; 23:31).

SE REUNIERON EN EL APOSENTO ALTO y, sabiendo que la suerte de su amado Maestro podía ser la suya en cualquier momento, cerraron y atrancaron las puertas. Y todo el tiempo podrían haber estado regocijándose en el conocimiento de un Salvador resucitado.

EN EL HUERTO, MARÍA HABÍA ESTADO LLORANDO CUANDO JESÚS ESTABA CERCA DE ELLA. Sus ojos estaban tan cegados por las lágrimas que no le conocieron. Y el corazón de los discípulos estaba tan lleno de pesar que no creyeron el mensaje de los ángeles ni las palabras de Cristo. 737

¡CUÁNTOS ESTÁN HACIENDO TODAVÍA LO QUE HACÍAN ESOS DISCÍPULOS! ¡Cuántos repiten el desesperado clamor de María: "Han llevado al Señor, . . . y no sabemos dónde le han puesto"!

¡A CUÁNTOS PODRÍAN DIRIGIRSE LAS PALABRAS DEL SALVADOR: "¿POR QUÉ LLORAS? ¿A QUIÉN BUSCAS?" Está al lado de ellos, pero sus ojos cegados por las lágrimas no lo ven. Les habla, pero no lo entienden.

¡OJALÁ QUE LA CABEZA INCLINADA PUDIESE ALZARSE, Que Los Ojos Se Abriesen Para Contemplarle, que los oídos pudiesen escuchar su voz! "Id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado." Invitadlos a no mirar la tumba nueva de José, que fue cerrada con una gran piedra y sellada con el sello romano.

CRISTO NO ESTÁ ALLÍ. NO MIRÉIS EL SEPULCRO VACÍO. No lloréis como los que están sin esperanza ni ayuda.

JESÚS VIVE, Y PORQUE VIVE, VIVIREMOS TAMBIÉN. Brote de los corazones agradecidos y de los labios tocados por el fuego santo el alegre canto: ¡CRISTO HA RESUCITADO! Vive para interceder por nosotros. Aceptad esta esperanza, y dará firmeza al alma como un ancla segura y probada. Creed y veréis la gloria de Dios. 738 DTG/EGW


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