(Este capítulo 53. Está basado en
San Lucas 9:51-56; 10:1-24).
AL ACERCARSE EL FIN DE SU MINISTERIO, cambió Jesús su manera de
trabajar. Antes, había procurado rehuir la excitación y la publicidad. Había
rehusado el homenaje del pueblo y pasado rápidamente de un lugar a otro cuando
el entusiasmo popular en su favor parecía volverse ingobernable. Vez tras vez
había ordenado que nadie declarase que él era el Cristo. En ocasión de la
fiesta de las cabañas, su viaje a Jerusalén fue hecho secreta y
apresuradamente. Cuando sus hermanos le instaron a presentarse públicamente
como el Mesías, contestó: "Mi
tiempo aún no ha venido.' (Juan 7:6). Hizo su viaje a Jerusalén sin ser
notado, y entró en la ciudad sin ser anunciado ni honrado por la multitud.
PERO NO SUCEDIÓ
ASÍ EN OCASIÓN DE SU ÚLTIMO VIAJE. Había abandonado a Jerusalén por una
temporada a causa de la malicia de los sacerdotes y rabinos. Pero ahora regresó
de la manera más pública, por una ruta tortuosa y precedido de un anuncio de su
venida, que no había permitido antes.
ESTABA
MARCHANDO HACIA EL ESCENARIO DE SU GRAN SACRIFICIO, hacia el cual
la atención del pueblo debía dirigirse. "Y
como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo
del hombre sea levantado." (Juan 3:14). Como los ojos de todo Israel
se habían dirigido a la serpiente levantada, símbolo de su curación, así los
ojos debían ser atraídos a Cristo, el sacrificio que traería salvación al mundo
perdido.
ERA UN CONCEPTO falso de la
obra del Mesías y una falta de fe en el carácter divino de Jesús, lo que había
inducido a sus hermanos a instarle a presentarse públicamente al pueblo en
ocasión de la fiesta de las cabañas.
AHORA, CON UN
ESPÍRITU ANÁLOGO A ÉSTE, los discípulos quisieron impedirle hacer el viaje a
Jerusalén. Recordaban sus palabras referentes a lo que había de sucederle allí,
conocían la hostilidad implacable de los dirigentes religiosos, y de buena gana
hubieran disuadido a su Maestro de ir allá. 450
PARA EL CORAZÓN
DE CRISTO,
era una prueba amarga avanzar contra los temores, los desengaños y la
incredulidad de sus amados discípulos. Era duro llevarlos adelante, a la
angustia y desesperación que les aguardaban en Jerusalén.
Y
SATANÁS estaba
listo para apremiar con sus tentaciones al Hijo del hombre.
¿Por Qué Iría Ahora A Jerusalén, A Una Muerte
Segura?
En todo su derredor había almas hambrientas del pan de vida. Por todas partes
había dolientes que aguardaban su palabra sanadora. La obra que había de
realizarse mediante el Evangelio de su gracia sólo había comenzado. Y él estaba
lleno de vigor, en la flor de su virilidad.
¿Por Qué No Se Dirigiría Hacia Los Vastos
Campos Del Mundo Con Las Palabras De Su Gracia, El Toque De Su Poder Curativo?
¿Por Qué No Tendría El Gozo De Impartir Luz Y Alegría A Aquellos Entenebrecidos
Y Apenados Millones? ¿Por Qué Dejaría La Siega De Esas Multitudes A Sus
Discípulos, Tan Faltos De Fe, Tan Embotados De Entendimiento, Tan Lentos Para
Obrar? ¿Por Qué Habría De Arrostrar La Muerte Ahora Y Abandonar La Obra En Sus
Comienzos?
EL ENEMIGO QUE HABÍA HECHO FRENTE A CRISTO EN
EL DESIERTO, LE ASALTÓ AHORA CON FIERAS Y SUTILES TENTACIONES. Si Jesús
hubiese cedido por un momento, si hubiese cambiado su conducta en lo mínimo
para salvarse, los agentes de Satanás hubieran triunfado y el mundo se hubiera
perdido. Pero Jesús 'afirmó su rostro para ir a Jerusalén." La única ley
de su vida era la voluntad del Padre. Cuando visitó el templo en su niñez, le
dijo a María: "¿No sabíais que en
los negocios de mi Padre me conviene estar?" (Lucas 2:49).
EN CANÁ, cuando María
deseaba que él revelara su poder milagroso, su respuesta fue: "Aun no ha venido mi hora." (Juan
2:4). Con Las Mismas Palabras Respondió A Sus Hermanos Cuando Le Instaban A
Ir A La Fiesta.
PERO EN EL GRAN
PLAN DE DIOS Había Sido Señalada La Hora en que debía ofrecerse por los pecados
de los hombres, y esa hora estaba por sonar.
ÉL NO QUERÍA
FALTAR NI VACILAR. Sus pasos se dirigieron a Jerusalén, donde sus enemigos
habían tramado desde hacía mucho tiempo quitarle la vida; ahora la depondría.
Afirmó su rostro para ir hacia la persecución, la negación, el rechazamiento,
la condenación y la muerte.
"Y ENVIÓ MENSAJEROS
DELANTE DE SÍ, los cuales fueron y entraron en una ciudad de los samaritanos,
para prevenirle." Pero 451 los habitantes rehusaron recibirle, porque estaba
en camino a Jerusalén. Interpretaron que esto significaba que Cristo
manifestaba preferencia por los judíos, a quienes ellos aborrecían con acerbo
odio. Si él hubiese venido a restaurar el templo y el culto en el monte
Gerizim, le hubieran recibido alegremente; pero iba en camino a Jerusalén, y no
quisieron darle hospitalidad.
¡Cuán poco
comprendieron que estaban cerrando sus puertas al mejor don del cielo! Jesús invitaba
a los hombres a recibirle, les pedía favores, para poder acercarse a ellos y
otorgarles las más ricas bendiciones. Por cada favor que se le hacía, devolvía
una merced más valiosa. Pero aquellos samaritanos lo perdieron todo por su
prejuicio y fanatismo.
SANTIAGO Y
JUAN,
los mensajeros de Cristo, se sintieron vejados por el insulto inferido a su
Señor. Se llenaron de indignación porque él había sido tratado tan rudamente
por los samaritanos a quienes estaba honrando con su presencia. Poco antes,
habían estado con él en el monte de la transfiguración, y le habían visto
glorificado por Dios y honrado por Moisés y Elías.
PENSABAN que esta
manifiesta deshonra de parte de los samaritanos, no debía pasarse por alto sin
un notable castigo. Al volver a Cristo, le comunicaron las palabras de los
habitantes del pueblo, diciéndole que habían rehusado darle siquiera albergue
para la noche. Pensaban que se le había hecho un enorme agravio, y al ver en
lontananza el monte Carmelo, donde Elías había matado a los falsos profetas,
dijeron: "¿Quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los
consuma, como hizo Elías?"
SE
SORPRENDIERON cuando vieron que Jesús se apenaba por sus palabras, y se
sorprendieron aún más cuando oyeron su reproche: "Vosotros no sabéis de qué
espíritu sois; porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de
los hombres, sino para salvarlas."
NO ES PARTE DE LA MISIÓN DE CRISTO obligar a los hombres a
recibirle. Satanás, y los hombres impulsados por su espíritu son quienes
procuran violentar las conciencias. Pretextando celo por la justicia, los
hombres que están confederados con los ángeles malos acarrean sufrimientos a
sus prójimos, a fin de convertirlos a sus ideas religiosas; pero Cristo está
siempre manifestando misericordia, siempre procura conquistarlos por la
revelación de su amor. Él no puede admitir un rival en el 452 alma ni aceptar
un servicio parcial; pero desea solamente un servicio voluntario, la entrega
voluntaria del corazón, bajo la compulsión del amor.
No puede haber una evidencia más concluyente de
que poseemos el espíritu de Satanás que el deseo de dañar y destruir a los que
no aprecian nuestro trabajo u obran contrariamente a nuestras ideas.
TODO
SER HUMANO PERTENECE A DIOS EN CUERPO, alma y espíritu. Cristo
murió para redimir a todos. Nada puede ser más ofensivo para Dios que el hecho
de que los hombres, por fanatismo religioso, ocasionen sufrimientos a quienes
son adquisición de la sangre del Salvador.
"Y
partiéndose de allí, vino a los términos de Judea y tras el Jordán: y volvió el
pueblo a juntarse a él; -y de nuevo les enseñaba como solía." (Marcos
10:1).
GRAN PARTE DE
LOS MESES FINALES DEL MINISTERIO DE CRISTO SE PASÓ EN PEREA, LA PROVINCIA
"TRAS EL JORDÁN" CON RESPECTO A JUDEA. Allí la
multitud se agolpaba a su paso, como en los primeros días de su ministerio en
Galilea, y él repitió mucha de su enseñanza anterior. Así como enviara a los
doce, "designó el Señor aun otros setenta, los cuales envió de dos en dos
delante de sí, a toda ciudad y lugar a donde él había de venir." Estos
discípulos habían estado algún tiempo con él, preparándose para su trabajo.
Cuando los doce fueron enviados a su primera gira misionera, otros discípulos
acompañaron a Jesús en su viaje por Galilea. Allí tuvieron ocasión de asociarse
íntimamente con él y de recibir instrucción personal directa. Ahora este grupo
mayor también había de partir en una misión por separado. Las indicaciones
hechas a los setenta fueron similares a las que habían sido dadas a los doce;
pero la orden impartida a los doce de no entrar en ninguna ciudad de gentiles o
samaritanos, no fue dada a los setenta. Aunque Cristo acababa de ser rechazado
por los samaritanos, su amor hacia ellos era inalterable. Cuando los setenta
partieron en su nombre, visitaron ante todo las ciudades de Samaria.
LA VISITA DEL
SALVADOR MISMO A SAMARIA, Y MÁS TARDE LA ALABANZA AL BUEN SAMARITANO y el gozo
agradecido del leproso samaritano, quien de entre diez fue el único que volvió
para 453 dar gracias a Cristo, fueron hechos de mucho significado para los
discípulos.
LA
LECCIÓN PENETRÓ PROFUNDAMENTE EN EL CORAZÓN DE ELLOS. Al
comisionarlos inmediatamente antes de su ascensión, Jesús mencionó a Samaria
junto con Jerusalén y Judea como los lugares donde debían predicar primeramente
el Evangelio. Su enseñanza los había preparado para cumplir esta comisión.
Cuando
En El Nombre De Su Señor Fueron Ellos A Samaria, hallaron a la
gente lista para recibirlos. Los samaritanos se habían enterado de las palabras
de alabanza de Cristo y de sus obras de misericordia en favor de hombres de su
nación. Vieron que a pesar del trato rudo que le habían dado él tenía solamente
pensamientos de amor hacia ellos, y sus corazones fueron ganados.
DESPUÉS DE SU
ASCENSIÓN,
dieron la bienvenida a los mensajeros del Salvador, y los discípulos cosecharon
una preciosa mies de entre aquellos que habían sido antes sus más acerbos
enemigos. "No quebrará la caña
cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio a verdad."
"Y en su nombre esperarán los gentiles." (Isaías 42:3; Mateo 12:21).
AL ENVIAR A LOS
SETENTA,
Jesús les ordenó, como lo había ordenado a los doce, no insistir en estar donde
no fueran bienvenidos. "En cualquier ciudad donde entrareis, y no os
recibieren --les dijo,-- saliendo por sus calles decid: Aun el polvo que se nos
ha pegado de vuestra ciudad a nuestros pies, sacudimos en vosotros: esto empero
sabed, que el reino de los cielos se ha llegado a vosotros."
NO DEBÍAN HACER
ESTO POR RESENTIMIENTO o porque se hubiese herido su dignidad, sino para mostrar
cuán grave es rechazar el mensaje del Señor o a sus mensajeros. Rechazar a los
siervos del Señor es rechazar a Cristo mismo. "Y os digo --añadió Jesús--
que los de Sodoma tendrán más remisión aquel día, que aquella ciudad." Y
recordó los pueblos de Galilea donde había cumplido la mayor parte de su
ministerio. Con acento de profunda tristeza exclamó: "¡Ay de ti, Corazín!
¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón hubieran sido hechas las
maravillas que se han hecho en vosotras, ya días a que, sentados en cilicio y
ceniza, se habrían arrepentido. Por tanto, Tiro y Sidón tendrán más remisión
que vosotras en el juicio. Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos estás
levantada, hasta los infiernos serás bajada." 454
Las
Más Ricas Bendiciones Del Cielo Habían Sido Ofrecidas Gratuitamente A Aquellos
Activos Pueblos Próximos Al Mar De Galilea.
DÍA TRAS DÍA,
EL PRÍNCIPE DE LA VIDA HABÍA ENTRADO Y SALIDO ENTRE ELLOS. La gloria de
Dios, que profetas y reyes habían anhelado ver, había brillado sobre las
multitudes que se agolpaban en el camino del Salvador. Sin embargo, habían
rechazado el Don celestial.
CON GRAN
OSTENTACIÓN DE PRUDENCIA, los rabinos habían amonestado al pueblo contra la
aceptación de las nuevas doctrinas enseñadas por este nuevo maestro; porque sus
teorías y prácticas contradecían las enseñanzas de los padres.
EL PUEBLO DIO
CRÉDITO A LO QUE ENSEÑABAN LOS SACERDOTES Y FARISEOS, en lugar de
procurar entender por sí mismo la Palabra de Dios. Honraba a los sacerdotes y
gobernantes en vez de honrar a Dios, y rechazó la verdad a fin de conservar sus
propias tradiciones.
Muchos Habían
Sido Impresionados y casi persuadidos; pero no habían obrado de acuerdo con
sus convicciones, y no eran contados entre los partidarios de Cristo. Satanás
presentó sus tentaciones, hasta que la luz les pareció tinieblas. Así muchos
rechazaron la verdad que hubiera tenido como resultado la salvación de su alma.
El Testigo verdadero dice: "He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo." (Apocalipsis 3:20).
TODA AMONESTACIÓN, reprensión y súplica de la
Palabra de Dios o de sus mensajeros es un llamamiento a la puerta del corazón.
Es la voz de Jesús que procura entrada. Con cada llamamiento desoído se
debilita la inclinación a abrir. Si hoy son despreciadas las impresiones del
Espíritu Santo, mañana no serán tan fuertes. El corazón se vuelve menos
sensible y cae en una peligrosa inconsciencia en cuanto a lo breve de la vida
frente a la gran eternidad venidera.
NUESTRA CONDENACIÓN en el juicio no se deberá
al hecho de que hayamos estado en el error, sino al hecho de haber descuidado
las oportunidades enviadas por el cielo para que aprendiésemos lo que es la
verdad.
A SEMEJANZA DE
LOS APÓSTOLES, LOS SETENTA HABÍAN RECIBIDO DONES SOBRENATURALES COMO SELLO DE
SU MISIÓN. Cuando
terminaron su obra, volvieron con gozo, diciendo: "Señor, aun los demonios
se nos sujetan en tu nombre." Jesús respondió: "Yo veía a Satanás,
como un rayo, que caía del cielo." 455 Escenas pasadas y futuras se presentaron
a la mente de Jesús. Vio a Lucifer cuando fue arrojado por primera vez de los
lugares celestiales.
MIRÓ HACIA
ADELANTE A Las Escenas De Su Propia Agonía,
cuando el carácter del engañador sería expuesto a todos los mundos.
OYÓ EL CLAMOR: "Consumado es," (Juan 19:30). El
cual anunciaba que la redención de la raza caída quedaba asegurada para
siempre, que el cielo estaba eternamente seguro contra las acusaciones, los
engaños y las pretensiones de Satanás.
MÁS ALLÁ DE LA
CRUZ DEL CALVARIO, con su agonía y vergüenza, Jesús miró hacia el gran día
final, cuando el príncipe de las potestades del aire será destruido en la
tierra durante tanto tiempo mancillada por su rebelión. Contempló la obra del
mal terminada para siempre, y la paz de Dios llenando el cielo y la tierra.
EN LO VENIDERO, los
seguidores de Cristo habían de mirar a Satanás como a un enemigo vencido.
EN LA CRUZ, Cristo iba a
ganar la victoria para ellos; deseaba que se apropiasen de esa victoria.
"HE AQUÍ --dijo él-¬os doy potestad de hollar
sobre las serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo,
y nada os dañará."
EL PODER OMNIPOTENTE DEL ESPÍRITU SANTO es la defensa de
toda alma contrita. Cristo no permitirá que pase bajo el dominio del enemigo
quien haya pedido su protección con fe y arrepentimiento. El Salvador está
junto a los suyos que son tentados y probados. Con él no puede haber fracaso,
pérdida, imposibilidad o derrota; podemos hacer todas las cosas mediante Aquel
que nos fortalece. Cuando vengan las tentaciones y las pruebas, no esperéis
arreglar todas las dificultades, sino mirad a Jesús, vuestro ayudador.
HAY
CRISTIANOS QUE PIENSAN Y HABLAN DEMASIADO DEL PODER DE SATANÁS. Piensan
en su adversario, oran acerca de él, hablan de él y parece agrandarse más y más
en su imaginación. Es verdad que Satanás es un ser fuerte; pero, gracias a
Dios, tenemos un Salvador poderoso que arrojó del cielo al maligno. Satanás se
goza cuando engrandecemos su poder.
¿Por Qué No Hablamos De Jesús? ¿Por Qué No
Magnificamos Su Poder Y Su Amor?
EL ARCO IRIS DE
LA PROMESA
que circuye el trono de lo alto 456 es un testimonio eterno de que "de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
más tenga vida eterna." (Juan 3:16).
ATESTIGUA AL
UNIVERSO
que nunca abandonará Dios a su pueblo en la lucha contra el mal. Es una
garantía para nosotros de que contaremos con fuerza y protección mientras dure
el trono.
JESÚS AÑADIÓ: "Mas
no os gocéis de esto, que los espíritus se os sujetan; antes gozaos de que
vuestros nombres están escritos en los cielos."
NO OS GOCÉIS
POR EL HECHO DE QUE POSEÉIS PODER, no sea que perdáis de vista vuestra
dependencia de Dios. Tened cuidado, no sea que os creáis suficientes y obréis
por vuestra propia fuerza, en lugar de hacerlo por el espíritu y la fuerza de
vuestro Señor.
EL YO ESTÁ
SIEMPRE LISTO Para Atribuirse El Mérito Por Cualquier Éxito Alcanzado. Se lisonjea y
exalta al yo, y no se graba en otras mentes la verdad de que Dios es todo y en
todos. El apóstol Pablo dice: "Porque
cuando soy flaco, entonces soy poderoso.' (2 Corintios 12:10).
Cuando
Nos Percatamos De Nuestra Debilidad, Aprendemos A No Depender De Un Poder
Inherente.
NADA puede
posesionarse tan fuertemente del corazón como el sentimiento permanente de
nuestra responsabilidad ante Dios.
NADA alcanza tan plenamente a los
motivos más profundos de la conducta como la sensación del amor perdonador de
Cristo.
DEBEMOS ponernos en
comunión con Dios; entonces seremos dotados de su Espíritu Santo, el cual nos
capacita para relacionarnos con nuestros semejantes.
POR LO TANTO, gozaos de que
mediante Cristo habéis sido puestos en comunión con Dios, como miembros de la
familia celestial.
MIENTRAS MIRÉIS más arriba que
vosotros mismos, tendréis un sentimiento continuo de la flaqueza de la
humanidad.
CUANTO
MENOS APRECIÉIS EL YO, más clara y plena será vuestra comprensión
de la excelencia de vuestro Salvador.
CUANTO
MÁS estrechamente os relacionéis con la fuente de luz y poder,
mayor luz brillará sobre vosotros y mayor poder tendréis para trabajar por Dios.
GOZAOS
porque sois uno con Dios, uno con Cristo y con toda la familia
del cielo.
MIENTRAS LOS
SETENTA ESCUCHABAN LAS PALABRAS DE CRISTO, el Espíritu Santo impresionaba
sus mentes con las realidades vivientes y escribía la verdad en las tablas del
alma. Aunque los cercaban multitudes, estaban como a solas con Dios. 457
Conociendo que ellos habían sido dominados por la inspiración de la hora,
"Jesús se alegró en espíritu, y dijo: Yo
te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas
a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños: así, Padre,
porque así te agradó. Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie
sabe quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre, sino el Hijo, y a
quien el Hijo lo quisiere revelar."
LOS HOMBRES
HONRADOS POR EL MUNDO, los así llamados grandes y sabios, con su alardeada
sabiduría, no podían comprender el carácter de Cristo. Le juzgaban por la
apariencia exterior, por la humillación que le cupo como ser humano.
PERO A LOS
PESCADORES Y PUBLICANOS les había sido dado ver al Invisible.
AUN LOS
DISCÍPULOS no podían comprender todo lo que Jesús deseaba revelarles; pero a veces,
cuando se entregaban al poder del Espíritu Santo, se iluminaban sus mentes.
Comprendían que el Dios poderoso, revestido de humanidad, estaba entre ellos.
JESÚS SE
REGOCIJÓ PORQUE, aunque los sabios y prudentes no tenían este conocimiento,
había sido revelado a aquellos hombres humildes.
A MENUDO, mientras él
había presentado las Escrituras del Antiguo Testamento, y les había mostrado
como se aplicaban a él y a su obra de expiación, ellos habían sido despertados
por su Espíritu y elevados a una atmósfera celestial. Tenían una comprensión
más clara de las verdades espirituales habladas por los profetas que sus mismos
autores.
EN ADELANTE HABRÍAN DE LEER LAS
ESCRITURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO, no como las doctrinas de los escribas
y fariseos, no como las declaraciones de sabios que habían muerto, sino como
una nueva revelación de Dios.
VEÍAN A AQUEL "al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce: más vosotros le conocéis; porque está con
vosotros, y será en vosotros." (Juan 14:17).
LO ÚNICO QUE NOS PERMITE obtener una
comprensión más perfecta de la verdad consiste en que mantengamos nuestro
corazón enternecido y sojuzgado por el Espíritu de Cristo. El alma debe ser
limpiada de la vanidad y el orgullo, y vaciada de todo lo que la domina; y
Cristo debe ser entronizado en ella.
LA CIENCIA HUMANA es demasiado limitada para
comprender el sacrificio expiatorio. El plan de la redención es 458 demasiado
abarcante para que la filosofía pueda explicarlo. Será siempre un misterio
insondable para el razonamiento más profundo. La ciencia de la salvación no
puede ser explicada; pero puede ser conocida por experiencia.
SOLAMENTE el que ve su propio carácter
pecaminoso puede discernir la preciosidad del Salvador.
LAS LECCIONES
QUE JESÚS ENSEÑABA mientras iba lentamente de Galilea a Jerusalén estaban
llenas de instrucción. El pueblo escuchaba ansiosamente sus palabras.
EN PEREA Y
GALILEA,
el
pueblo no estaba tan dominado por el fanatismo de los judíos como en Judea, y
las enseñanzas de Cristo hallaban cabida en los corazones. Presentó muchas de
sus parábolas durante estos últimos meses de su ministerio.
LOS SACERDOTES
Y RABINOS
le perseguían cada vez más acerbamente, y las amonestaciones que les dirigiera
iban veladas en símbolos. Ellos no podían dejar de entender lo que quería
decir, aunque no podían hallar en que fundar una acusación contra él.
EN
LA PARÁBOLA DEL FARISEO Y EL PUBLICANO, la
suficiencia propia manifestada en la oración: "Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres,"
contrastaba vívidamente con la plegaria del penitente: "Dios, sé. Propicio a mí pecador." (Lucas 18:11,13). Así
Censuró Cristo La Hipocresía De Los Judíos.
Y
BAJO LAS FIGURAS DE LA HIGUERA ESTÉRIL Y DE LA GRAN CENA Predijo La Sentencia Que Estaba
Por Caer Sobre La Nación Impenitente. Los que habían
rechazado desdeñosamente la invitación al banquete evangélico, oyeron sus
palabras de amonestación: "Porque
os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron llamados, gustará mi
cena."* (Lucas 14:24).
Muy
Preciosas Eran Las Instrucciones Impartidas A Los Discípulos.
LA PARÁBOLA DE
LA VIUDA IMPORTUNA Y DEL AMIGO QUE PEDÍA PAN a medianoche, dieron nueva
fuerza a sus palabras "Pedid, y se
os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os será abierto." (Lucas 11:9). Y
a menudo la vacilante fe de ellos fue fortalecida recordando las palabras que
Cristo había dicho: "¿Y Dios no
hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche, aunque sea
longánime acerca de ellos? Os digo que los defenderá presto." (Lucas
18:7,8).
CRISTO
REPITIÓ LA HERMOSA PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA. Y
dio aun mayor alcance a su lección cuando habló de la dracma 459 perdida y del
hijo pródigo.
LOS DISCÍPULOS
NO PODÍAN APRECIAR ENTONCES TODA LA FUERZA DE ESTAS LECCIONES; pero después
del derramamiento del Espíritu Santo, cuando vieron la conversión de numerosos
gentiles y la ira envidiosa de los judíos, comprendieron mejor la lección del
hijo pródigo, y pudieron participar del gozo de las palabras de Cristo: "Mas era menester hacer fiesta y
holgarnos;" "porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; habíase
perdido, y es hallado.'' (Lucas 15:32,24).
Y CUANDO SALIERON EN EL NOMBRE DE SU SEÑOR,
arrostrando reproches, pobreza y persecución, confortaban a menudo sus
corazones repitiendo su mandato: "No
temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino. Vended lo
que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los
cielos que nunca falta; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe. Porque
donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.'' (Lucas
12:32-34). 460
(Este capítulo 53. Está basado en
San Lucas 9:51-56; 10:1-24).
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