jueves, septiembre 03, 2020

REFLEXIÓN 379. PROFECÍA CONTRA BABILONIA (ISAÍAS 13).

Isaías 13. Describe el juicio futuro contra Babilonia, antes de que retomara su hegemonía en el mundo antiguo conocido. Seria juzgada por su crimen contra la humanidad y el cielo. Y la sentencia final, es que dejaría de ser, y nunca volvería a habitarse. Babilonia recibe el mismo trato que dio a los pueblos en sus conquistas vers. 16. Además, Babilonia es un símbolo de la apostasía global y la institución de la mentira, que, en el fin del tiempo, seria juzgada, por el Dios del cielo. Apoc. 14:8-11; 17, 18. Así como juzgó a Babilonia, juzgará a los demás pueblos de la tierra que tuvieron algo que ver con el pueblo de Dios. De igual manera juzgó a los pueblos del pasado lejanos Israel; así juzga también hoy a las naciones. Por lo tanto, éste capítulo se divide (1-5) cuando Dios pasa revista a los ejércitos de su ira. (6-18) Cuando Amenaza destruir a Babilonia por sus crímenes, por medio de los persas (19-22) y con la desolación permanente de Babilonia. 

1 PROFECÍA sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz. 2 Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes. 3 Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria. 4 Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla. 5 Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra. 

6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso. 7 Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre, 8 y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas. 9 He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. 10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.       11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. 12 Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. 13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. 14 Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. 15 Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos sea tomado, caerá a espada. 16 Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. 17 He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. 18 Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos.

19 Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. 20 Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada; 21 sino que dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones; allí habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. 22 En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán. (Isaías 13). 

1. Profecía. Literalmente, "carga" (VM); en sentido técnico, "oráculo", (BJ), "mensaje solemne". Repetidas veces Isaías emplea este título para referirse a los mensajes pronunciados contra diversos países (cap. 15: 1; 17: 1; 19: 1; 21: 1; 22: 1; 23: 1). Esta "profecía" continua hasta el cap. 14: 28 (ver com. cap. 14: 1). Fue dada en el año 716/715 Aprox. (ver com. cap. 14: 28). Después de presentar una serie de mensajes contra Jerusalén y Judá, Isaías se dirige a las naciones vecinas. Estos mensajes se encuentran en los cap. 13-23. No fueron pronunciados exclusivamente para las naciones a las cuales hacen referencia, sino principalmente para Israel, pueblo de Dios, a fin de que pudiera comprender el trato de Dios para con las naciones circunvecinas. Isaías comienza con Babilonia; luego habla de Moab, Siria, Etiopía y Tiro.

Durante El Período Patriarcal, Babilonia había sido el gran 204 poder del Cercano Oriente. Pero unos 800 años antes de Isaías, Babilonia había sido eclipsada por otras naciones como Egipto, Asiria y el poderío hitita, que se destacaron en el panorama del Cercano Oriente.

Aunque, en tiempos de Isaías, Babilonia era un reino vasallo del imperio asirio, estaba comenzando a recuperar el poder que había perdido, y un siglo después sería de nuevo la nación principal del Asia occidental. En 729/728 Tiglat-pileser III de Asiria se convirtió en rey de Babilonia y adoptó el nombre de Pulu. En 709 Sargón llegó a ser rey de Babilonia. Durante los reinados de Sargón y Senaquerib, Merodac-baladán de Babilonia se constituyó en una seria amenaza para el poder asirio. Repetidas veces fue expulsado de Babilonia, pero siempre volvía... Enfurecido Senaquerib, por las frecuentes rebeliones de Babilonia, destruyó la ciudad en el año de 689, pero fue reconstruida a fines de ese mismo siglo.         Con referencia a este período, ver t. II, pp. 63-67, 88-89, 160-161.

2. Levantad bandera. Dios estaba a punto de dar la señal para la destrucción de Babilonia. El dirigió de tal manera los asuntos de las naciones, que un Estado tras otro se levantó contra la arrogante e impía ciudad, hasta que finalmente fue totalmente destruida. Una bandera colocada sobre un monte sería vista claramente; esto constituiría la señal divina de la destrucción de Babilonia. Alto monte. Mejor "monte pelado" (BJ); "monte desnudo" (NC).

3. Mis consagrados. Los que han sido apartados para desempeñar una tarea específica. A los asirios (Isa. 10: 5), a los babilonios (Jer. 25: 9; Hab. 1: 6), y más tarde a los medos y persas (Isa. 13: 17; 45: 1-4; cf. Dan. 5: 30-31), se les ordenó que cumplieran una tarea divinamente designada en el escenario de la historia. Los que se alegran con mi gloria. Literalmente, "orgullosos de mi arrogancia", es decir "mis arrogantes y orgullosos". Tanto Asiria (cap. 10: 7-14) como Babilonia (Dan. 4: 30; 5: 20-28) fueron orgullosas y arrogantes en el ejercicio del poder que les fue concedido por el cielo.

4. Estruendo de multitud. Heb. "voz de tu multo"; "ruido estrepitoso" (BJ). Los montes.      El cap. 13 tiene un lenguaje poético en hebreo, y es probable que Isaías use la palabra "montes" en un sentido poético. Es improbable que sean montes simbólicos, porque ésta no es una profecía simbólica.

Pasa revista. Compárese con Jer. 50:9-10, 14, 29-31; Eze. 38:14-16; Joel 3:1-2, 9-17; Sof. 3:8; Zac. 14:2-3; Apoc. 16:13-14; 17:14, 17; 19:11-21. Se pasa revista a las tropas que han de luchar contra Babilonia. Debe recordarse que el título del capítulo 13 es "Profecía sobre Babilonia" (vers. 1), y que todo el capítulo es una predicción literal de la caída y de la desolación de la Babilonia que entonces existía, como símbolo de la caída de la Babilonia simbólica tal como lo presentan algunos escritores del NT (Apoc. 14:8; 17:16; 18:4; 19: 2). Por lo tanto, la descripción que aquí se presenta de la caída de la Babilonia literal puede también considerarse como apropia da para la caída de la Babilonia simbólica, con todos los detalles que la Inspiración ha aplicado a la caída de la Babilonia mística o simbólica. Con referencia al doble cumplimiento de ciertas predicciones, ver com. Deut. 18:15; p. 37.

5. Los instrumentos de su ira. Es decir, los medios escogidos por Dios para efectuar el castigo de Babilonia. Compárese las plagas que cayeron sobre Egipto con la "ira" divina contra otras naciones y la que sobrevendrá en el fin del mundo (ver Exo. 7: 19 a 12: 30;         Isa. 26: 20; 34: 2-8; Nah. 1: 5-7; Apoc. 14: 10; 15: 1).

6. El Día De Jehová. Esta expresión aparece por lo menos 20 veces en los escritos de los profetas del AT. Siempre se emplea en relación con el tiempo del castigo divino sobre una ciudad o nación (no para referirse al castigo de una sola persona), o al castigo final de los habitantes de toda la tierra. Como contraste, las Escrituras describen lo que podría llamarse "el día del hombre" como "el día de salvación" (Isa. 49: 8; 2 Cor. 6: 2), "y tiempo de tu buena voluntad" (Sal. 69: 13), o "tiempo aceptable" (Isa. 49: 8), cuando aún perdura el tiempo de gracia para los hombres y las naciones (Sal. 95: 7-8; Heb. 4: 7).

Por lo contrario, "el día de Jehová" es la ocasión cuando concluye históricamente el tiempo de gracia de una nación o de una ciudad, y finalmente será el momento cuando se sellará eternamente el destino de todos los hombres. Mientras sea "día de salvación", los hombres y las naciones están libres de ejercer 205 esa facultad que Dios les dio para elegir entre el bien y el mal, pero cuando llegue el "día de Jehová", la voluntad de Dios será suprema, pues ya no se verá limitada por el ejercicio de la voluntad humana.

En relación con Judá, "el día de Jehová" (Isa. 2: 12; Joel 1: 15; 2: 1; Sof. 1: 7) Fue el día cuando como nación no se le permitió seguir con su impía conducta y recibió el castigo ordenado por Dios (Eze. 12: 21-28). Lo mismo aconteció con Israel, el reino del norte (Amós 5: 18), con Egipto (Eze. 30: 3), con Edom (Abd. 15) y con otras naciones de la antigüedad (Dan. 5: 22-31). Lo que ocurre con una ciudad o toda una nación cuando llega el "día de Jehová" es similar a lo que ocurrirá a todo el mundo cuando termine su tiempo de gracia. Por ejemplo, en Mat. 24 Jesús hace una descripción del "día de Jehová" para la ciudad de Jerusalén y la nación judía, que tiene mucho parecido con lo que ocurrirá en todo el mundo citando él regrese a la tierra al "fin del siglo" (Mat. 24: 3; Luc. 21: 20; cf. Mat. 24: 30). Por eso, los principios que se aplican cuando el "día de Jehová" se refiere a una ciudad o nación, también se aplican cuando "el día de Jehová" sobrevenga a todo el mundo; y una descripción profética del AT relativa a la destrucción de alguna ciudad o nación antigua, en términos del "día de Jehová", también se aplica, en principio, al "día grande de Jehová" (Sof. 1: 14), al final de los siglos. En vista de que los autores del NT toman la destrucción de la antigua Babilonia como un símbolo del fin de la Babilonia espiritual (ver com. Isa. 13: 4), y puesto) que aplican la expresión "día de Jehová" al momento cuando Cristo vuelva al mundo para ejecutar el castigo (1 Cor. 5: 5; 2 Cor. 1: 14; 1 Tes. 5: 2; 2 Ped. 3: 10), en muchos sentidos el "día de Jehová", para Babilonia tal como se lo describe en Isa. 13, corresponde con el "día grande de Jehová" al fin del tiempo.

Vendrá como asolamiento. El "día de Jehová" nunca aparece en las Escrituras como una ocasión cuando los hombres tendrán una segunda oportunidad para acepar la salvación. Siempre, y sin excepción, el "día de Jehová" es un día de juicio, un día de destrucción, un día de tinieblas (Joel 1: 15; 2: 1-2; Amós 5: 18-20; etc.).

7. Se debilitará. El verbo usado aquí significa "relajarse", "decaer", "aflojarse". Esta condición de las manos refleja sentimientos de desánimo, descorazonamiento, impotencia o, como en este caso, desesperación. En momentos de desesperación o terror, los hombres dejan caer las manos en señal de impotencia (cf. Heb. 12: 12).

8. Mujer De Parto. Esta imagen con frecuencia representa una situación de gran angustia y dolor (Sal. 48: 6; Jer. 4: 31; 6: 24; 13: 21; 49: 24; 50: 43). Rostro De Llamas. Cuando los hombres se miran despavoridos con los ojos desorbitados por el terror, el miedo se refleja en su vista con la intensidad de una llama.

9. El Día De Jehová. Ver com. vers. 6. Para Convertir La Tierra En Soledad. El pecado no produce vista y prosperidad, sino desolación, ruina y muerte. El pecado devastó a Asiria y a Babilonia, que una vez fueran naciones prósperas; destruyó a muchas de las mayores ciudades de la tierra y finalmente causará la asolación de todo el mundo. Esta profecía, que originalmente fue una descripción de la caída de la Babilonia literal, es aplicada por los escritores del NT a la destrucción de la Babilonia simbólica en ocasión de la segunda venida de Cristo (ver com. vers. 4).

Raer de ella a sus pecadores. La destrucción del pecador no es, como piensan algunos, un acto arbitrario de Dios. El Eterno ama a los pecadores y procura salvarlos (Eze. 18: 23, 31-32; 2 Ped. 3: 9). Es el pecado lo que finalmente destruye al pecador. Quienes andan en los caminos de iniquidad finalmente se vuelven tan corruptos, tan crueles, tan irrazonables, que las medidas que usan para destruir a quienes los rodean los sumergen a ellos mismos en una suerte común. "El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada" (Gén. 9: 6). "Todos los que tomen espada, a espada perecerán" (Mat. 26: 52; cf. Apoc. 13: 10). La historia ha demostrado la veracidad de estas declaraciones. Babilonia empuñó la espada, y pereció por ella. Lo mismo ocurrió con los hititas, Asiria, Grecia y Roma. Un día este principio sellará el destino del mundo pecaminoso.

*A pesar de que cada quien cosecha las consecuencias de su siembra. Hay algo que pasan por alto muchos. Quien ejecuta la sentencia o el castigo o la recompensa a esta siembra. Y ese alguien: “es Dios”. Que paga hoy, como ayer, y en aquel día del juicio final, conforme a sus obras a cada uno. Deut. 32:35; Salm. 94:1; 149:7; Isa. 34:8; Ecles. 12:13,14. Apoc. 20:11-15.

10. Las estrellas. Con frecuencia se afirma que una oscuridad sobrenatural, durante la cual las luminarias celestes retendrán su luz, acompañará al grande y terrible "día de  Jehová" (Joel 2: 10-11; 3: 15-16; Amós 8: 9; cf. Mat. 24: 29; Mar. 13: 24-25; Luc. 21: 25; Apoc. 6: 12-13; CS 693-694). Ver PE 41.

11. Castigaré al mundo. La justicia exige 206 que la impiedad sea castigada. Dios es justo, y no permitirá que la maldad de los hombres quede impune. Los pecadores deben  comprender que ciertamente vendrá el día cuando tendrán que rendir cuentas de sus delitos (Ecl. 8: 11).

12. Más precioso. "Más escaso" (BJ). Parte del castigo de los impíos comprende la despoblación de la tierra, la cual queda desolada y en ruinas (vers. 9). Sólo el piadoso remanente escapará de la destrucción general. Por ser tan pocos, serán tan "preciosos" o "escasos" como el oro fino de Ofir.

13. Haré Estremecerse Los Cielos. Con referencia a la caída de la Babilonia literal, los vers. 13 y 14 describen en forma figurada la total destrucción descrita más literalmente en los vers. 19-22. Esto es literal en lo que atañe al fin del mundo (Heb. 12: 25; Apoc. 6: 14; PP 353). Las escenas finales de la historia de este mundo se caracterizarán por tremendos cataclismos (Apoc. 6: 14; 16: 18, 21). Es la voz de Dios la que "sacude los cielos y la tierra" (CS 694-695; cf. Isa. 2: 21).

Ardor de su ira. Es decir, la indignación de Dios contra la Babilonia literal (vers. 19; ver com. vers. 4). En lo que se refiere a la Babilonia simbólica y al fin del mundo, las escenas aquí descritas constituyen los acontecimientos finales de la última de las siete postreras plagas, en la cual "la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira" (Apoc. 16: 19).

14. Como gacela perseguida. Ver com. vers. 4. En los últimos días los impíos de todas las naciones serán esparcidos como ovejas sin pastor. Así como el animal asustado busca lugares que en el pasado le han proporcionado amparo y refugio, así también los impíos buscarán algún lugar en donde ocultarse de la ira final de Dios; pero no lo hallarán.

15. Será alanceado. El profeta continúa aquí su gráfica descripción de la caída de Babilonia, aplicada por los autores del NT a la segunda venida de Cristo (ver com. vers. 4). Los babilonios huyen ante sus enemigos.

16. SUS NIÑOS serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. Las palabras de Jesús, cuando habla de la regla de oro, en Mt. 7:12. Dice: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”.                      “En la vida, sólo recibimos, el fruto de nuestra siembra”

Era común el accionar de los reinos que invadían y dominaban otro reino. Estrellaban a sus niños y violentaban a las mujeres. Era lo peor de la crueldad humana. Se dice lo mismo de lo que pasaría con Samaria por los asirios. (Oseas. 13:16). Y Los babilonios al hacer lo mismo cuando llegaron a Judá. Lam. 5:11. Sal. 137:8,9. También cosecharían lo mismo al respecto. (Vers. 18). Entonces es relevante preguntar y preguntarnos: ¿Cómo está nuestra siembra personal?

17. Los medos. En el tiempo de Isaías, Asiria era el principal enemigo de Babilonia. En el año 689, por ejemplo, los ejércitos de Senaquerib destruyeron totalmente esa ciudad (t. II, p. 66). Pero entonces el reino medo era una potencia relativamente insignificante. Esta profecía prevé el momento cuando Media desempeñaría un papel importante en la caída de Babilonia. Cuando Babilonia cayó en manos de Ciro en 539, los medos cooperaron con los persas para provocar esa derrota. En la lucha final, Darío de Media desempeñó una parte muy importante (Dan. 5: 31). Isaías también predijo lo que haría Ciro en la lucha contra Babilonia (Isa. 44: 27-28; 45: 1-3). Sin embargo, la ruina final de Babilonia ocurrió siglos más tarde (ver com. vers. 19). Plata. Aquí se describe a los medos como un pueblo que no se interesaba en el botín. Procuraban adueñarse de la ciudad de Babilonia, pero no les interesaban sus riquezas.

19. Hermosura de reinos. No fue sino hasta un siglo después de Isaías que Babilonia, gobernada por la dinastía de los caldeos, alcanzó su máxima fama y logró renombre universal por su hermosura y esplendor.

Sodoma. Ver com. Gén. 19: 24. Jeremías, quien conoció a Babilonia en el apogeo de su poder, también predijo que su destrucción sería como la de Sodoma y Gomorra (ver Gen. 50: 40). Su asolamiento sería absoluto; nunca más sería reconstruida (Gen 51: 64). La Babilonia simbólica sufrirá igual suerte al fin del mundo (Apoc. 18: 21). Mientras vivía Isaías, la ciudad de Babilonia fue completamente destruida por Senaquerib (ver com. vers. 17), pero pronto sería reconstruida por Esarhadón, hijo de Senaquerib. Más tarde, cuando Nabucodonosor llegó a ser rey de Babilonia, la convirtió en una de las ciudades más hermosas de la antigüedad. Los medo-persas no destruyeron esta ciudad cuando la conquistaron en 539 a. C., sino que la hicieron su capital. Medio siglo más tarde, cuando la ciudad se rebeló, Jerjes la destruyó en parte. Después, nunca fue completamente reconstruida; pasó a ser una capital de Alejandro Magno después que éste la tomó en 33. Por lo tanto, la profecía de Isaías no se cumplió sino varios siglos después de su muerte.

Cuando Seleuco Nicátor (312-280 a. C.) reinó sobre la parte oriental del imperio de Alejandro (ver com. Dan. 7: 6), Babilonia perdió su importancia. Este rey fundó una nueva capital a orillas del Tigris, a unos 54 km al norte de Babilonia, en donde estaba Opis, y le puso el nombre de Seleucia en honor de sí mismo. Desde Babilonia, cuya preeminencia quedó así permanentemente destruida, se llevaron a la nueva ciudad los materiales de construcción y parte de los pobladores. Sin Embargo, Babilonia siguió teniendo cierta importancia durante unos 207 dos siglos más. En la época de Estrabón, alrededor del año 20 a. C., o poco después, la mayor parte de la ciudad se había transformado en una vasta desolación (Estrabón xvi. 1. 5), aunque todavía tenía habitantes. Durante el reinado de Trajano (98-117 d. C.), Babilonia estaba completamente en ruinas.

20. Nunca más será habitada. Cuando Babilonia fue finalmente destruida, quedó totalmente abandonada. Un siglo después de Isaías, Jeremías predijo algo similar (Jer. 51:37). Ni levantará allí tienda. Desde que Babilonia fue destruida en la antigüedad (ver com. vers. 19), su lugar no ha sido habitado de nuevo. Visitantes de épocas pasadas dijeron a veces que los beduinos de las proximidades evitaban acercarse a las ruinas movidos por un temor supersticioso que les inspiraba ese lugar. Bien pudo haber ocurrido esto, pero los beduinos actuales sólo dicen que las antiguas ruinas no ofrecen las condiciones necesarias para que allí more el hombre. Tal como ha ocurrido durante milenios, ahora no levanta "allí tienda el árabe".

Sin embargo, si los beduinos se instalaran entre las ruinas de la antigua Babilonia, esto no invalidaría la predicción de Isaías. El profeta no tenía tanto en cuenta los muros inexpugnables de Babilonia y sus majestuosos palacios, como su religión y cultura paganas y su poderío militar. Su impresionante cuadro de una ciudad abandonada y en ruinas declara enfáticamente que el arrogante imperio de aquel tiempo tenía que desaparecer de la tierra. Los siglos dan testimonio de la precisión de la profecía de Isaías, pues hoy sólo quedan ruinas de aquella civilización de la antigüedad. Cf. com. Eze. 26: 14. El árabe. Se emplea este vocablo para designar en forma genérica a las tribus nómadas de beduinos que vagan por el desierto al oriente de Palestina.

21. Las fieras. Al ser abandonada por los hombres, Babilonia se convirtió en habitación de animales salvajes. En lugar de ser habitada por hombres fuertes y mujeres hermosas, lo sería por fieras. Hurones. Heb. 'óaj, vocablo que sólo aparece aquí, y cuyo significado es incierto. Se cree que es un término onomatopéyico que alude al aullido de algún animal. Algunos piensan que se refiere al búho gigante. Las traducciones son diversas: "bestias aulladoras" (VM); "búhos" (NC); "mochuelos" (BJ).

Las cabras salvajes. Heb. s´a'ir, "peludo" o "velludo"; es el nombre comúnmente dado a cabras. El nombre Seir (Gén. 32: 3) deriva de la misma raíz. Este nombre luego se usó para referirse a demonios o divinidades mitológicas con apariencia de cabra (los sátiros); pero en este pasaje no hay evidencia alguna de que Isaías se refiera a demonios, sino a chivos o cabras. Las otras criaturas mencionadas en Isa. 13: 21-22 son animales literales. Sa'ir sencillamente significa "cabra salvaje".

22. Hienas y chacales. En lugar de escucharse la música alegre de las fiestas babilónicas, se escucharían entre las ruinas de los palacios antiguos los lúgubres aullidos de las hienas y los chacales. Cercano a llegar. La ciudad de Babilonia fue completamente destruida por Senaquerib en el año 689 a. C., mientras aún vivía el profeta Isaías (ver com. vers. 17 y 19); pero esta no fue su destrucción final, pues la ciudad fue reconstruida. 4CBA                    Ministerio Hno. Pio

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