miércoles, septiembre 30, 2020

REFLEXIÓN 407. DIOS CONSUELA A SU PUEBLO (ISAÍAS 40).

Isaías 40. En la sección que comienza con éste capítulo, Dios encuentra a los israelitas desanimados por el aparente fracaso del propósito divino para ellos como nación, y los insta a esperar con fe, la gloriosa perspectiva que les aguardaría cuando regresaran del cautiverio…

Desde los capítulos 40-66. El profeta presenta promesas del derramamiento de la gracia divina sobre los justos. En buena medida se debe a esta sección, el que se llame a Isaías el "profeta evangélico". Isaías expone el glorioso futuro de Israel como fiel "siervo" de Dios, su liberación de todo enemigo, la venida del Mesías y el establecimiento del reino mesiánico, y con la tierra renovada, donde morarán sólo los fieles que vivieron conforme a los principios divinos.

Hasta los capítulos 1-39. El enemigo salió vencedor, logrando apartar al pueblo de los propósitos divinos. Desde los capítulos 40-66. Es la victoria de Dios, logrando el ideal trazado para Israel…

Éste capítulo abarca, desde los versículos (1-2). La promulgación del Evangelio. Del (3-8). Es la profecía de la predicación de Juan el Bautista, preparando el camino al Mesías en su primera venida. Del (9 -11). Es un mensaje de buenas nuevas. Desde los versículos (12-17). Es el profeta, mostrando la omnipotencia de Dios. y del (18-25). Muestra su grandeza incomparable. Y finalmente. Del (26-31). Dios consuela al pueblo, en que cifre sus esperanzas en él; por lo que hizo y hará.

1 CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.

3 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. 6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. 7 La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. 8 Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! 10 He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. 11 Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

12 ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? 13 ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? 14 ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? 15 He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. 16 Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. 17 Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.

18 ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? 19 El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. 20 El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva. 21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? 22 El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. 23 El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24 Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. 25 ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.

26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. 27 ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, 283 y de mi Dios pasó mi juicio? 28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40).

1. Consolaos, consolaos, pueblo mío. Con este capítulo comienza la tercera y última sección del libro de Isaías. El problema del llamado Déutero-lsaías se considera en las pp. 126-128. Los cap. 40-66 son, en muchos sentidos, la parte más importante de la profecía de Isaías. Los cap. 1-35 constan mayormente de reproches contra las transgresiones y anuncios de castigos venideros. En los cap. 36-39 se relatan sucesos relacionados con la invasión de Senaquerib, la enfermedad y curación de Ezequías y la visita de los embajadores babilonios. En los capítulos que siguen, el mensaje del profeta es muy diferente, tanto en su contenido como en su estilo. Las amenazas de juicios y castigos quedan mayormente en el pasado, y el resto del libro presenta promesas del derramamiento de la gracia divina sobre los justos. En buena medida se debe a los cap. 40-66 el que se llame a Isaías el "profeta evangélico". Aquí, en el lenguaje más sublime que jamás haya pronunciado un orador inspirado, Isaías expone el glorioso futuro de Israel como fiel "siervo" de Dios, su liberación de todo enemigo, la venida del Mesías y el establecimiento del reino mesiánico.

Los pensamientos del profeta se anticipan al tiempo cuando Dios concederá su favor a su pueblo y las bendiciones de la justicia y la paz.

Son muchas las predicciones relacionadas con el Mesías venidero: su carácter y su ministerio, su vida, su abnegado servicio y su muerte. Se describen el engrandecimiento de la iglesia y el ingreso en ella de los gentiles. También se pintan cuadros arrobadores de la tierra restaurada a la paz y la hermosura edénicas. En toda esta sección, Israel (es decir, el pueblo de Judá, pues el reino del norte ya no existía) aparece como el pueblo elegido de Dios, como su "siervo", su "escogido" en quien Dios "tiene contentamiento" (cap. 42: 1; etc.).

El peligro representado por Asiria, el principal enemigo de Judá en los cap. 1-39, en buena medida había desaparecido. Pero por miedo del profeta Isaías, Dios prepara a su pueblo para una calamidad aún mayor: el cautiverio babilónico que llegaría un siglo más tarde. 

En la sección que comienza con el cap. 40, Dios encuentra a los israelitas desanimados por el aparente fracaso del propósito divino para ellos como nación, y los insta a esperar con fe la gloriosa perspectiva que les aguardaría cuando regresaran del cautiverio (ver pp. 33-34).

En la primera parte del libro, Isaías presenta un mensaje de reproche. Ahora pronuncia promesas de consuelo y esperanza. La sección anterior trata mayormente de la injusticia del pueblo; ésta habla de la justicia de Dios. Los cap. 1-39 se refieren principalmente al éxito del enemigo en apartar al pueblo de Dios de sus elevados ideales; los cap. 40-66 se ocupan del éxito de Dios en llevar de nuevo a Israel a su posición ideal como luz y esperanza del mundo. Se presenta un cuadro notable del Mesías como Siervo de Dios, y de los hombres que siguen sus pisadas y son sus testigos. Aparecen también cuadros sublimes de Dios como la esperanza de su pueblo, y del pueblo que se vuelve a él y ocupa su posición designada como representante de Dios en la tierra. En estos capítulos los Judíos son liberados del poder de Babilonia, ocupan de nuevo la tierra prometida, y los lugares desiertos de la tierra llegan a ser como "huerto de Jehová" (cap. 51: 3).

2. Hablad al corazón de Jerusalén. El libro de Isaías comienza con un duro mensaje de reprensión para Jerusalén (cap. 1: 2-10). Ella era entonces una "ciudad asolada", impía como Sodoma y Gomorra (cap. 1: 8-10); pero ahora Isaías contempla el momento cuando "su tiempo" se habrá cumplido y Dios le envía un mensaje consolador. Ya ha sido castigada por sus pecados, y ahora se le ofrecen perdón y restauración.

Su tiempo. "Su milicia" (BJ). Esta "milicia" incluye las invasiones militares en tiempos de Isaías, las conquistas babilónicas en los días de Nabucodonosor más de un siglo después 284 y, en sentido figurado, la milicia más amplia de la iglesia en contra de las potestades de las tinieblas en todas las edades. Anticipándose con visión profética al tiempo de la restauración después del cautiverio babilónico, Isaías habla con confianza, como si los enemigos de Israel ya hubieran sido vencidos (ver t. I, p. 31).

3. Preparad camino. El propósito divino era que cuando Judá regresara del cautiverio babilónico, se esforzara al máximo en la preparación de ella misma, como también de las naciones que la rodeaban, para la venida del Mesías. Aguardaba a la nación un futuro glorioso, pues el programa divino continuaría aceleradamente y sin interrupción hasta que el Mesías apareciera y estableciera su reino eterno (ver pp. 31-32). El proceso de preparación llegaría al máximo con la vida y el ministerio de Juan el Bautista, a cuya obra se refieren específicamente estas palabras (ver com. Mat. 3: 3). 

Del mismo modo, la iglesia hoy tiene el privilegio de preparar el "camino a Jehová", a fin de que él pueda volver a la tierra con poder y gloria. Esta preparación, como en el caso del antiguo Israel, es doble. En primer lugar, consiste en la transformación del carácter, y en segundo término, en la proclamación del mensaje evangélico a toda la humanidad. Compárese con Isa. 62: 10 -12; Mal. 3: 2. Calzada. El simbolismo empleado aquí se trata en com. Mat. 3: 3.

4. Todo valle. Los preparativos para la venida de un monarca terrenal incluían la reparación del camino por el cual había de pasar, para que no tuviera dificultad en llegar. Estas palabras aplicadas a la venida del Mesías Rey, tienen un sentido espiritual (ver com. Mat. 3:3). La obra de Juan el Bautista fue la de exhortar a los hombres a que prepararan sus propios corazones y sus vidas para la venida de Jesús (Mat. 3: 5-12; Luc. 3: 3-17). Los mensajeros de Dios en los últimos tiempos han de proclamar un mensaje similar.

5. La Gloria De Jehová. Esta se revelaría en la vida y en el ministerio de nuestro Señor (Juan 1: 14; 2: 11; 2 Ped. 1: 16; ver com. Luc. 2: 52). Cuando Jesús aparezca por segunda vez, los hombres contemplarán su gloria visible (Mat. 16: 27; 25: 31; Apoc. 1: 7).

6. ¿Qué Tengo Que Decir? El mensajero de Dios estaba perplejo. ¿Qué mensaje podría presentar que fuera apropiado para una nación que estaba sufriendo por causa de sus pecados? ¿Qué mensaje hubo para Sodoma y Gomorra (cap. 1: 9-10) en el día de su destrucción?Toda Carne Es Hierba. Compárese con Job 14: 2; Sal. 90: 5; 102: 11; 103: 15; Sant. 1: 10; 1 Ped. 1: 24.

7. El Viento De Jehová Sopló. Como viento abrasador, el aliento del desagrado de Dios reduce los consejos de los impíos a la nada. Lo que es profano no puede perdurar en la presencia divina. Dios envía su Espíritu a fin de que los hombres inmundos e impíos puedan ser transformados y renovados a la imagen de su Creador, pero si se resisten, perecerán como la flor del campo.

8. Sécase La Hierba. El hombre no es inmortal. El hombre, en lo que se refiere al elemento básico de la vida, no es superior a la hierba del campo (Ecl. 3: 9-21).

La Palabra Del Dios Nuestro. La voluntad revelada de Dios es el alimento espiritual por el cual el hombre ha de subsistir (Mat. 4: 4; Juan 6: 48-63). La verdad nunca cambia, pues su Autor es "el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Heb. 13: 8). Los que vienen a él en busca del alimento para sus almas, nunca tendrán hambre (Juan 6: 35), ni tampoco tendrán sed (Juan 4: 14).

9. Sion. Ver com. Sal. 48: 2. El mensaje que Sión debía anunciar era el mensaje de la bondad y del perdón de Dios. En un tiempo de peligro y oscuridad, Sion tiene un mensaje de esperanza y luz. En las pp. 28-32 se encuentra un comentario acerca de Israel como mensajero cuyo deber era llevar estas nuevas al mundo.

¡Ved Aquí Al Dios Vuestro! Vez tras vez, en esta sección del libro, Isaías señala las evidencias del infinito poder de Dios, a fin de animar al desconsolado pueblo de Judá para que creyera en las gloriosas promesas que aún habrían de ser suyas (cap. 40: 4-5, 8, 10, 15, 17-18, 26-29; 41: 20; 42: 13-14; 43: 13-19; 44: 6; etc.). 

El gran error del profeso pueblo de Dios fue que apartó su vista de su Señor y Creador, y la fijó en sí mismo. Lo que más necesitaba era contemplar una visión de Dios, de su misericordia y de su justicia. A Isaías se le concedió una visión tal cuando fue llamado a ser profeta (cap. 6: 1, 3). Después de haber visto él mismo a Dios, en adelante debía ayudar al pueblo para que también lo viera, pues sólo así podría tener vida y esperanza.     La mayor obra que se le ha encomendado a los mortales es invitar a los perdidos 285 a contemplar a su Redentor.

10. El Señor Vendrá. En este pasaje Isaías describe la venida del Señor para hacer juicio (Isa. 25:9; 62:11-12; Apoc. 22:12). El brazo de Dios se extiende con misericordia para los justos y con juicio para los impíos (Isa. 51:5; 52:10; 63:5; cf. Mat. 25:33-34,46). Recompensa. El "salario" (BJ) que se pagará por el trabajo realizado (ver cap. 49:4; 62:11).

11. Como Pastor. El cuidado solícito de Cristo para con su pueblo, mediante el cual provee lo que necesita y lo protege del peligro, se compara muchas veces al trabajo fiel y tierno del pastor con su rebaño (Sal. 23: 1; 77: 20; 80: 1; 95: 7; 100: 3; Jer. 13: 17; 31: 10; Eze. 34: 11-16; 37: 24; Mat. 9: 36; 18: 12; Luc. 15: 4; Juan 10:  11; 1 Ped. 2: 25). Así como el pastor junta sus corderos, llevando en brazos a los débiles y guiando suavemente a las ovejas que crían (cf. Gén. 33: 13), así también Cristo ejerce todo el cuidado posible en favor de su rebaño. Dios no es un amo duro ni un cruel tirano, sino la personificación misma de la consideración y del amor.

12. ¿Quién Midió? El cuadro sublime que Isaías presenta aquí de la sabiduría, el poder la eterna majestad de Dios no tiene paralelo en las Escrituras (ver Job 38: 4-37). El profeta se refiere de nuevo más adelante (Isa. 40: 26-28; 41: 19-20) al poder de Dios manifestado en las obras de la creación. Compárese con Sal. 96: 5. Ver com. Isa. 41: 21. Dios es el gran Artífice del universo, el que hizo los cielos y la tierra. Para él no hay tarea que sea demasiado grande ni responsabilidad que sea demasiado pequeña. Lo que es infinitamente grande e incomprensible para el hombre es como nada para él. Tenemos el privilegio de confiar en un Dios que es grande, y sabio, y bueno. Toda su sabiduría y su poder están a disposición de los que creen y confían en él. Compárese con Isa. 57: 15; DTG 767.

13. ¿Quién Enseñó? Ante una tarea difícil, el hombre suele buscar sabiduría y dirección en quienes tienen mayor experiencia que él. Dios no pide ni necesita ayuda de nadie. No hay ninguno que sea más sabio ni más poderoso que él. Pablo hace referencia a este pasaje de Isaías en Rom. 11: 33-34, cuando menciona la infinita sabiduría y el conocimiento de Dios (cf. 1 Cor. 2: 16).

14. El Camino Del Juicio. La serie de preguntas formuladas aquí tiene que ver con el conocimiento, el entendimiento y la sabiduría, un tema que aparece repetidas veces en el libro de Proverbios. Dios es la fuente y la personificación de la sabiduría. De él proceden todo conocimiento y todo entendimiento (ver com. Prov. 1: 7).

15. Las Naciones. En el tiempo de Isaías, Asiria era la nación más poderosa de la tierra, y todos la temían. Pero el Señor deseaba que su pueblo comprendiera que esta gran nación era como nada delante de él. Cuando los hombres temen a Dios no tienen por qué temer a los así llamados grandes poderes de la tierra. A pesar de los planes y los propósitos de los hombres, Dios hace cumplir su propia voluntad (Isa. 14: 24-27; ver com. Dan. 4: 17).

16. Ni El Líbano Bastará. Compárese con Sal. 50: 10-12. Los hebreos daban mucha importancia a los sacrificios como parte de su religión, pero aunque se empleara toda la leña de los grandes bosques del Líbano como combustible para un enorme sacrificio en el cual se inmolaran todos los animales que allí había, esa ofrenda todavía no sería suficiente para la majestad de Dios.

18. ¿A Qué, Pues, Haréis Semejante? Ver com. vers. 9. Cuando se perciben la grandeza y la infinidad de Dios, se ve claramente la suma necedad de la idolatría. Muchos de los hebreos seguían a los paganos en su adoración de ídolos. Isaías procuraba llevarlos de nuevo a la adoración y al servicio del verdadero Dios.

19. El Artífice. Los ídolos son hechos, irremediablemente, por las manos del hombre, pero éste, a su vez, es obra de Dios. En tiempos de Isaías los hombres desplegaban su mayor ingenio y empleaban sus metales más preciosos en la fabricación de ídolos. Pero a pesar de todo su cuidado, los ídolos seguían siendo el producto de las manos del hombre. ¿Qué virtud podría haber en poner como objetos de culto a las cosas hechas por la mano del hombre? Isaías amonesta a los hombres para que adoren al verdadero Dios, porque él los ha creado. ¡Qué insensatez la del hombre que adora, no al Creador, sino lo que él mismo ha creado! ¡Algo semejante a lo que ocurriría si el Creador adorase lo que ha creado!

20. Madera. El pobre, que no tiene recursos para hacerse un ídolo de metal precioso, lo hace de madera; pero una vez hecho el ídolo, ¿qué es lo que tiene sino madera? ¿Cuánto tiempo durará un dios tal? ¡Hasta 286 que se pudra la madera! Isaías muestra a su pueblo la insensatez de adorar dioses hechos por manos humanas.

21. ¿No Sabéis? ¿Sois totalmente faltos de sabiduría? El sentido común ¿no os muestra claramente la necedad de vuestra acción? En este pasaje Isaías recurre a la intuición básica del hombre, sin mencionar para nada el mandamiento divino ni la revelación. Aun sin conocer la revelación, los hombres tienen sentido común suficiente, si es que lo emplean, para darse cuenta de que los ídolos hechos por las manos del hombre no son objetos apropiados para el culto (ver Rom. 1: 18-23).

22. El Círculo. Heb.jug, la gran bóveda celeste (Job 22: 14), o el horizonte (como debería traducirse en Prov. 8: 27). El Señor del cielo reina supremo sobre todo, por encima del gran universo que ha creado. Algunos han pensado que este pasaje es una prueba de que Isaías sabía, quizá por revelación, que la tierra es esférica. Es posible que haya sabido esto, pero la palabra jug parece referirse más bien a un círculo que a una esfera, y no puede presentarse este texto como una evidencia de lo que Isaías podía saber respecto a la esfericidad de la tierra. Más bien parece pintar el cuadro de Dios entronizado sobre la vasta bóveda celeste. Aun los hombres más encumbrados son totalmente insignificantes cuando se los compara con él. Dios mora en "los cielos de los cielos" (1 Rey. 8: 27), por así decirlo; "extiende los cielos como cortina" (Sal. 104: 2), y tiene su trono en el cielo (Isa. 66: 1).

23. Los Poderosos. Dios quita reyes y destruye las naciones. Los gobernantes terrenales ocupan sus tronos sólo mientras Dios se lo permite (Sal. 75: 7; Jer. 27: 5; Dan. 2: 21; 4: 17, 25; Hech. 17: 26; Rom. 13: 1; ver la Nota Adicional de Dan. 4). ¿Por qué entonces temer a los reyes de Babilonia, de Asiria o de Egipto, o algún otro poder en tanto que Jehová sea Dios?

24. Como Si Nunca Hubieran Sido Plantados. Los llamados grandes hombres de la tierra son apenas mejor que la hierba que se seca o la flor que se marchita (vers. 8). Se desvanecen cuando el viento de Jehová sopla sobre ellos (vers. 7).

25. Dice El Santo. El atributo característico de Dios no es tanto su gran sabiduría o poder como su perfecta santidad. He ahí el secreto de su sabiduría y su poder. La justicia es el cimiento de su trono. En agudo contraste con Dios, las deidades paganas -Baal, Moloc, Istar, etc.- son viles criaturas, la deificación misma de los vicios y las pasiones de los hombres.

26. Levantad En Alto Vuestros Ojos. Si los hombres únicamente levantaran la vista al cielo, tendrían el privilegio de contemplar una evidencia innegable del Creador y Sostenedor de todas las cosas (Sal. 19: 1-3; Hech. 14: 17; Rom. 1: 19-23). Por así decirlo, Dios está entronizado más allá de los ejércitos de estrellas que llenan el cielo, gobernando el universo que creó. Cuando consideramos el número de estrellas, su orden y disposición, su gloria y hermosura, no podemos menos de quedar impresionados por nuestra propia insignificancia y el poder de Dios que todo lo trasciende. Todos los cuerpos celestes siguen su ruta designada; cada uno tiene su nombre y su lugar; cada tino tiene su papel que desempeñar en la gran procesión sideral.

27. Mi Camino Está Escondido. Muchos de los habitantes de Judá sentían que Dios los había olvidado y que no los trataba con justicia. Pero había muchas cosas que ellos mismos no comprendían. Sentado en su trono en los cielos, Dios lo ve todo, lo sabe todo, y lo considera todo. Pesa cuidadosamente cada factor, tanto pasado como presente, tanto futuro como pasado. No hay nada que no tome en cuenta, ningún detalle que escape a su atención. Todo lo que hace es sabio, justo, recto y bueno. ¿Quién es el hombre para que sienta que Dios lo está dejando a un lado o lo está tratando injustamente?

28. ¿No Has Sabido? Ver com. vers. 21. El Dios Eterno. ¿Cuán ancianos son los hombres más viejos y más sabios si se los compara con el Dios eterno? En comparación con la eternidad, nuestro mundo no ha existido más que un momento. Los más sabios de entre los hombres son, en el mejor de los casos, la encarnación de la debilidad y la necedad, si se los compara con el Eterno. Nadie puede sondear las profundidades de la providencia y de la sabiduría de Dios (Sal. 145: 3; Rom. 11: 33). El que "cuenta el número de las estrellas" y cuyo "entendimiento es infinito", es suficientemente bondadoso y misericordioso como para suplir todas las necesidades de los hombres (Sal. 147: 3-5; Hech. 14: 17).

29. El Da Esfuerzo. El Dios que no desfallece, imparte fuerza a los corazones que desmayan. No importa cuál sea la necesidad del hombre, Dios es capaz de suplirla 287 (Sal. 104: 27; 145: 15). Quienes con espíritu manso y humilde reconocen sus propias debilidades y faltas, pueden estar segurísimos de que sus necesidades serán suplidas (Isa. 57: 15; Mat. 5: 3-6). Dios siempre escucha el clamor de los que se sienten insuficientes para realizar la tarea que tienen por delante y desean obtener la ayuda del cielo. La fuerza de Dios se perfecciona en la debilidad humana (2 Cor. 12: 9). Este hecho ha sido comprobado en la vida de incontables miles de personas.

30. Jóvenes. Los jóvenes en la plenitud de su vigor se cansan y extenúan; aun los muchachos en lo mejor de su vida llegan al punto de faltarles las fuerzas. Muchas luchas se pierden por causa de la debilidad del cuerpo o del espíritu, aun de parte de los más fuertes.

31. Esperan A Jehová. Esto es, buscar a Jehová con sinceridad y humildad para obtener sabiduría y fuerza, y luego aguardar con paciencia la dirección divina (ver com. cap. 30: 21; cf. 57: 15).

Tendrán Nuevas Fuerzas. La vida cristiana es un proceso constante de recibir de parte de Dios, y de dar a Dios. Se gastan fuerzas en el servicio del Maestro (cf. Mar. 5: 30), pero siempre hay una nueva provisión de gracia y vitalidad que se puede recibir de Aquel que no conoce el cansancio. El que no recibe de continuo fuerza de Dios, pronto se hallará en una condición tal que no podrá servir a Dios (ver DTG 767).

Como Las Águilas. Uno de los espectáculos más asombrosos del mundo natural es el del águila que se remonta más y más sin aparente dificultad. Del mismo modo, el hijo de Dios que obtiene su fuerza de lo alto puede seguir siempre hacia adelante y hacia arriba, siempre alcanzando nuevas alturas. (Sal. 103: 5). Los cristianos tienen el privilegio de progresar continuamente de gracia en gracia y de victoria en victoria (1 Cor. 15: 57; 2 Cor 2: 14; Ed 16; DTG 633-634). Se añade fuerza sobre fuerza, y el progreso es constante. Surgen metas siempre más elevadas, y finalmente el cristiano llega al "premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Fil. 3: 14). 4CBA/Ministerio Hno. Pio


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