jueves, septiembre 17, 2020

REFLEXIÓN 393. LIBERACIÓN Y REGRESO DE ISRAEL (ISAÍAS 27).

Isaías 27. Entre otros detalles, trata de la restauración de Israel. Se dice que cuando regresó del cautiverio babilónico, se curaron de la idolatría. Nunca más se levantó imágenes, ni ídolos de dioses paganos… siempre fue el ideal de Dios, bendecir a su pueblo; un pueblo que lo ame solo a él.

Cuando Israel fracasó como nación, esta tarea le fue encomendada al Israel espiritual, la iglesia cristiana. La iglesia, compuesta de judíos y gentiles, es representada por ramas injertadas que reemplazan a las ramas naturales del árbol de Israel, las cuales fueron quebradas (Rom. 11:11-12, 15-26).

Desde los versículos (1-6) Es el cuidado de Dios sobre su viña. Del (7-11) Es el castigo y perdón a su pueblo. y del (12-13) Es la iglesia compuesta de judíos y gentiles         (El Nuevo Israel).

1 EN AQUEL día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar. 2 En aquel día cantad acerca de la viña del vino rojo. 3 Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe. 4 No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una. 5 ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo. 6 Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto.

7 ¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido muerto como los que lo mataron? 8 Con medida lo castigarás en sus vástagos. El los remueve con su recio viento en el día del aire solano. 9 De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol. 10 Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas. 11 Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él, el que lo formó.

12 Acontecerá en aquel día, que trillará Jehová desde el río Éufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno. 13 Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén. (Isaías 27). 

1. Leviatán. Ver com. Job 41: 1; Sal. 74: 13-14. En la mitología antigua cananea el "leviatán" era la serpiente de siete cabezas que luchaba contra los dioses y las fuerzas del bien, y era considerada la personificación de las fuerzas del mal. Antiguos textos cananeos hallados en Ras Shamra (ver t. I, pp. 135-136) se refieren a un monstruo de siete cabezas, "Lotán", que se cree que corresponde al "leviatán" bíblico (Heb. liwyathan). En Tell Asmar, Mesopotamia, se encontró un sello cilíndrico en el cual aparece un dragón de siete cabezas que es derrotado por dos héroes. Estas y otras leyendas sugieren que los antiguos tenían un concepto confuso, pero persistente, de la lucha entre el bien y el mal, cuyas tuerzas algunas veces eran personificadas bajo la figura de un dragón o una serpiente. En la Biblia, el dragón y la serpiente claramente se emplean para representar a Satanás (Gén. 3: 15; cf. Apoc. 12: 3-4).

Por el contexto de la descripción, el "leviatán" de Job parece ser un animal real (Job 41), el cual por lo general se identifica con el cocodrilo. Refiriéndose a la destrucción "el ejército egipcio en el Mar Rojo, el salmista dice que el Señor quebrantó "las cabezas del leviatán" (Sal. 74: 13-14).  Un cocodrilo de muchas cabezas sería un monstruo simbólico muy adecuado para designar a Egipto. El cocodrilo abundaba en el Nilo. En Isa. cap. 27, 30 y 31 se nombra repetidas veces a Egipto, y esto tiende a confirmar la posición de que el "leviatán" es aquí, en primer término, un símbolo de Egipto. Compárese también el "dragón" del cap. 27: 1 con el de Eze. 29: 3; cf. cap. 32: 2,4.

En el Apocalipsis se representa a Satanás como "un dragón escarlata, que tenía siete cabezas" (Apoc. 12: 3). También se afirma que "Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón", y que "fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero" (Apoc. 12: 7, 9). Al parecer, "aquel día" en que Jehová matará al "leviatán" es el día cuando "Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad" (Isa. 26: 21). No hay certeza de que puedan aplicarse las palabras de Isaías a Satanás.

2. La viña del vino rojo. En el cap. 5: 1-7 Isaías entonó una endecha acerca de Israel simbolización por una viña improductiva. Aquí el canto es mucho más agradable, porque esta viña improductiva llena todo el mundo con su fruto (cap. 27: 6).

3. Yo Jehová la guardo. El contraste entre esta viña y la anterior es notable. En el cap. 5:1-7 el Señor quitó el vallado de la viña, la dejó desierta y ordenó que no lloviera sobre ella. En ese caso se dijo precisamente que la viña era "la casa de Israel, y los hombres de Judá" (cap. 5: 7). Aquí parece entenderse lo mismo (cap. 27: 6). También Cristo compara a sus discípulos con los sarmientos de una vid (Juan 15: 1-8).

4. No hay enojo en mí. Dios no está airado con su viña. Espinos y cardos. En la viña anterior los cardos y las espinas reemplazaron a la vid original, y el Señor pronunció sentencia contra Israel (cap. 5: 6). Las espinas y los cardos representan la obra del enemigo; Dios los consumirá con fuego (Mat. 13: 30).

5. ¿O forzará alguien mi fortaleza? Mejor, "o que se acojan a mi amparo" (BJ); "a no ser 246 que se pongan bajo mi protección" (NC). En el tiempo del conflicto, cuando el enemigo dirige sus ataques contra el pueblo de Dios, se amonesta a la iglesia que busque protección en Dios. Si la iglesia obedece, los esfuerzos del enemigo no tendrán éxito; el pueblo de Dios habrá hecho la paz con él, y sabrá que Dios es su amigo y no su enemigo; puede confiar en él, y en medio de las mayores pruebas su alma puede reposar en paz. Estas palabras se aplican especialmente al tiempo de angustia durante las siete últimas plagas, cuando Satanás hará todo lo que pueda contra los santos.

6. Jacob. Es decir, Israel (ver com. Gén. 32: 28). Fruto. Cf. com. Isa. 5: 2; Juan 15: 2-8. Dios deseaba que Israel llevara a todo el mundo el conocimiento de la salvación (ver pp. 30-32). Cuando Israel fracasó como nación, esta tarea le fue encomendada al Israel espiritual, la iglesia cristiana. La iglesia, compuesta de judíos y gentiles, es representada por ramas injertadas que reemplazan a las ramas naturales del árbol de Israel, las cuales fueron quebradas (Rom. 11:11-12, 15-26).

7. ¿Acaso ha sido herido? ¿Ha herido Dios a su propio pueblo así como hirió, a los que guerreaban contra él? Isaías hace notar el contraste entre el trato de Dios con su propio pueblo y su trato con los enemigos de su pueblo. El pueblo de Dios puede sufrir pruebas y tribulaciones, pero no será totalmente destruido.  Dios "hiere" a su pueblo para su propio bien (Heb. 12: 5-11; Apoc. 3: 19), para remediar los defectos de su carácter, no para destruirlos. "¿Acaso le ha herido como hirió a quien le hería?" (BJ).

8. Con medida. Tradicionalmente se ha entendido que la frase besa'ss'ah incorpora la palabra se'ah, medida de unos 7 lt (ver t. I, p. 176). Se ha usado, por lo tanto, este texto para indicar que Dios no castiga más de lo que se puede tolerar, que sus juicios son siempre atemperados con clemencia y misericordia. Si bien esta idea es claramente bíblica, no es prudente basarla en este pasaje. La frase besa'ss'ah sólo aparece aquí y probablemente significa "con expulsión" o "con expulsarla", o, según la LXX, "con guerra". Se traduciría entonces: "Con expulsarla, con despacharla, tú peleas con ella". El vers. 8 describe el castigo del pueblo escogido; el vers. 9 habla de las condiciones para su restitución.

El los remueve. El hebreo dice "la removió", lo cual se interpreta como "Jehová removió a Israel". "La echó con su aliento áspero como viento de Oriente" (BJ). El sentido de este versículo no es totalmente claro. Parecería decir que Jehová expulsó a Judá, como con un recio viento solano, viento quemante del desierto, símbolo apropiado de la muerte y la destrucción (Gén. 41: 6; Job 27: 21; Sal. 48: 7; Jer. 18: 17; Ose. 13: 15). En forma figurada, el aliento de Dios es como ese viento y trae consigo el castigo merecido por los pecados de Judá.  Este versículo pareciera referirse al futuro cautiverio babilónico, que sería un castigo disciplinario para el pueblo de Dios (Isa. 48: 10; Jer. 30: 11-17; Ose. 2: 6-23; Miq. 4: 10-12).

9. La iniquidad de Jacob. El Señor desea purificar a su pueblo, no destruirlo (ver com. vers. 7-8). El castigo del vers. 8 es un instrumento de purificación. El fruto. Es decir, el resultado. El "fruto" del castigo será el arrepentimiento, con el consiguiente perdón y la eliminación de todo vestigio de idolatría. El cautiverio babilónico curó de idolatría a los judíos (PR 520). Como piedras de cal desmenuzadas. Las piedras de los altares serían desmenuzadas como si fueran de cal; los símbolos de Asera (ver com. Exo. 34: 13; Deut. 7: 5; 16: 21; 2 Rey. 17: 10) y los ídolos serían derribados y destruidos. Dios permite que su pueblo soporte pruebas para que pueda ser purificado de sus iniquidades.

10. La ciudad fortificada. Esto es, Jerusalén, símbolo del pueblo de Dios. La ciudad floreciente se convertiría en un lugar desolado. Donde hubo casas, crecería pasto (cap. 7: 23-25). Esta predicción se cumplió un siglo más tarde, en el año 586 AC.                          (Dan. 9:16-17).

11. Encenderlas. En este versículo se continúa la descripción de la última parte del versículo anterior. Un árbol cuyas ramas son deshojadas (vers. 10), se seca y muere. La madera se seca. Luego se cortan las ramas y se las usa para hacer fuego. La figura es similar a la de Eze. 31: 12-13, en donde se compara la destrucción de Asiria con un árbol cuyas ramas se han caído. Tanto Juan el Bautista como Jesús compararon a los impíos con árboles que eran cortados y echados al fuego (Mat. 3:10; Juan 15: 6). Pablo comparó a los judíos literales con ramas naturales que fueron cortadas y reemplazadas por las ramas injertadas: la iglesia (Rom. 11: 12-20). 247

12. En aquel día. Ver com. cap. 26: 1-2. (Es decir, en el gran día de Jehová descrito en los cap. 24 y 25. Será un día de angustia y destrucción para los impíos, pero de salvación y regocijo para el pueblo de Dios). Trillará. Aquí la trilla representa el gran día del juicio, cuando se juntará el trigo en el alfolí celestial y el tamo será quemado (Joel 3: 13; Mat. 3: 12; 13: 39-40; Apoc. 14: 14-19).

Hasta el torrente de Egipto. La tierra que se le prometió a Israel se extendía desde el Eufrates hasta el torrente de Egipto (ver com. Gén. 15: 18; 1 Rey. 4: 21; 8: 65). Las naciones comprendidas entre esos límites serían trilladas y sus tierras entregadas al pueblo escogido de Dios. Uno a uno. Figura empleada para indicar que Dios se preocuparía de cada persona del remanente de los hijos de Israel.

13. En aquel día. Ver com. cap. 26: 1; ver com. cap. 11: 16. (Y como Dios condujo a su pueblo a salvo a través del "terrible desierto" (Deut. 1: 19), y mil años más tarde lo hizo regresar de Babilonia (Isa. 19: 23-25; 35: 8), así también conducirá con seguridad a su pueblo remanente a través del terrible tiempo de angustia predicho por Daniel (ver com. Dan 12: 1; cf. Jer. 30: 7).

Asiria. Es decir, Mesopotamia, la patria de los asirios. En los días de Isaías, Babilonia era una provincia de Asiria (t. II, pp. 62-65; ver com. Esd. 6: 22).

El maravilloso poder de Dios manifestado en Egipto y en el mar Rojo permanecía vivo en el recuerdo del pueblo de Dios, pues de continuo rememoraban esos dramáticos acontecimientos como una evidencia de que su Dios era el verdadero, y que ellos eran su pueblo escogido). 

Con referencia a la restauración de Israel después del cautiverio, ver la página 34. Introducción 4CBA. (Dice: ES IMPORTANTE OBSERVAR que todas las promesas del Antiguo Testamento que anticipaban el tiempo de la restauración de los judíos fueron dadas antes de su regreso del cautiverio (Isa. 10: 24-34; 14: 1-7; 27: 12-13; 40: 2; 61: 4-10; Jer. 16: 14-16; 23: 3-8; 25: 11; 29: 10-13; 30: 3-12; 32: 7-27, 37-44; Eze. 34: 11-15; 37; Amós 9: 10-15; Miq. 2: 12-13; etc.). Así comprendió Daniel estas promesas (Dan. 9: 1-8). Reconoció que el cautiverio confirmaba la "maldición" que había caído sobre ellos por su desobediencia (vers. 11-12), y que por eso Jerusalén estaba desolada (vers. 16-19). Entonces vino Gabriel para asegurarle que su pueblo sería restablecido y que finalmente vendría el Mesías (vers. 24-25). Pero el ángel dijo que el Mesías sería rechazado y que se le quitaría la vida por causa de las abominaciones de Israel, y Jerusalén y el templo una vez más quedarían en ruinas (vers. 26-27). Israel, como nación, tendría su segunda y última oportunidad de cooperar con el plan divino en el lapso comprendido entre el retorno de Babilonia y el rechazo del Mesías (Jer. 12: 14-17). "Setenta semanas"-O sea 490 años literales- fueron determinadas para los judíos, "para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable" (Dan. 9: 24).

Sin embargo, finalmente se hizo evidente que los judíos nunca alcanzarían la norma que Dios requería de ellos, lo cual Malaquías hace notar con toda claridad (cap. 1: 6, 12; 2: 2, 8-9, 11, 13-14, 17; 3: 7, 13-14; PR 520). El culto rutinario suplantó a la religión sincera (DTG 21; cf. Juan 4: 23-24; 2 Tim. 3: 5). Se respetaban las tradiciones humanas en lugar de la voluntad revelada de Dios (ver com. Mar. 7: 6-9). Lejos de transformarse en la luz del mundo, el pueblo judío "se encerró en sí mismo y se aisló del mundo para salvaguardarse de ser seducidos por la idolatría" (PR 523; cf. Deut. 11: 26-27; Mar. 7: 9). Perdieron de vista el espíritu de la ley por su minucioso apego a la letra de la misma. Olvidaron que Dios aborrece la multiplicación de las formas religiosas externas (Isa. 1: 11-18; Ose. 6: 6; Miq. 6: 7; Mal. 2: 13), y que sólo pide del hombre que haga justicia, ame la misericordia y se humille ante Dios (Miq. 6: 8; cf. Mat. 19: 16-17; 22: 36- 40).Pero en su misericordia, Dios todavía soportó a su pueblo, y a su debido tiempo vino el Mesías (Mal. 3: 1-3; DTG 28). "Si el pueblo le hubiese recibido, Cristo habría evitado a la nación judía su condenación" (PR 526) aun en el último momento. Cuando terminó el período de prueba de los 490 años, la nación judía aún permanecía obstinada e impenitente, y por eso perdió su papel de privilegio como representante de Dios en la tierra). 4CBA/Ministerio Hno. Pio


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