Isaías 31. Presenta dos puntos
en conflicto, que vive el pueblo de Dios: primero. La confianza efímera en el brazo
humano (Egipto) como si fuera Dios. y, en segundo término, el llamado a confiar
en el Dios verdadero, como la única seguridad para derrotar al enemigo de
turno: Asiria.
En los versículos (1-5) El profeta muestra la
maldita insensatez de confiar en Egipto y olvidarse de Dios. Del (6-7) Exhorta
a la conversión al pueblo, y del (8 -9) les muestra la caída de Asiria.
1 ¡AY DE los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! 2 Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. 3 Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una. 4 Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sión, y sobre su collado. 5 Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando.
6 Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel. 7 Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.
8 Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios. 9 Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sión, y su horno en Jerusalén. (Isaías 31).
1. Descienden a Egipto. Isaías prosigue (ver cap. 30: 2-7) con su
reprensión a los dirigentes de Judá, por haber buscado la ayuda egipcia contra
Asiria. La caballería de Judá era tan débil, que los asirios irónicamente
ofrecieron 2.000 caballos si Ezequías podía proporcionar jinetes para ellos
(cap. 36: 8). Los políticos hebreos procuraron remediar esta debilidad con el
auxilio de Egipto.
Confían en caballos. En la antigüedad, los caballos se usaban casi
exclusivamente para la guerra. Dios concedió una vez a Israel un triunfo
notable sobre los caballos y los carros de Faraón (Exo. 14:9, 17-18, 23, 27; 15:19);
pero había sido olvidado y su pueblo buscaba auxilio en Egipto, que en esta
época era una nación relativamente débil (t. II, p. 55).
2. Él también es sabio. En estas palabras hay una nota sarcástica. Los que
buscaban la ayuda de Egipto creían que su política era sabia; pero Isaías les
recuerda que también Dios es sabio, y que es capaz de cumplir sus amenazas
contra los que desprecian su mensaje.
3. Los Egipcios Hombres Son. A pesar de la sabiduría de la cual hacían gala y de
los recursos materiales que poseían, los egipcios eran sólo hombres. Isaías
hace resaltar aquí que la fortaleza de una nación no consistente en sus
recursos materiales, sino en el vigor moral y espiritual de sus dirigentes y de
su pueblo.
4. Como El León. Una ilustración muy vívida del poder de Dios y de su
cuidado protector.
5. Vuelan. Se representa a Jehová como a un ave con las alas extendidas, que se cierne sobre sus pequeñuelos a fin de protegerlos. De igual manera el Señor protegería a Jerusalén de todo mal. (cf. Sal. 57: 1; 91: 4). Preservando. En hebreo se emplea el verbo pasaj, "pasar por alto", "eximir", el cual se usa también en Exo. 12: 13, 23, 27, cuando Jehová pasó por alto a su pueblo sin herir a sus primogénitos, en la primera pésaj, o "pascua", cuyo nombre viene del mismo verbo. Es posible que al emplear el verbo pasaje, Isaías hubiera querido recordar a sus contemporáneos la gran liberación concedida a sus antepasados.
6. Volved a aquel. El gran propósito de Isaías era que el pueblo de
Judá se volviera a Dios y se salvara la nación. Si no modificaban su conducta,
sufrirían la misma suerte que hacía poco había sufrido Israel (2 Rey. 17: 6).
7. Arrojará el hombre sus ídolos. En el cap. 2: 20 se describe a la gente
deshaciéndose de sus ídolos cuando ya es demasiado tarde. Ahora lo hace con
espíritu de arrepentimiento y se vuelve al Señor (2 Crón. 31: 1).
8. Entonces caerá Asiria. No fue la mano del hombre la que destruyó al
ejército de Senaquerib, sino la mano de Dios (cap. 37: 36). La
"espada" representaba el castigo divino (Deut. 32: 41-42; 1 Crón. 21:
16; Isa. 34: 5-6; 66: 16; Jer. 9: 16; Eze. 9: 1; 21: 9-14, 20). Tributarios. Heb. "para trabajo
forzado"; "destinados a trabajos" (BJ).
9. De miedo pasará su fortaleza. La "fortaleza", literalmente "peña" o "roca" (sela), de Asiria se desmoronaría. Con referencia a sela, "roca", ver com. Sal. 18: 2. Sus príncipes. Es decir, los oficiales del ejército asirio, quienes desertarían de sus estandartes cuando se dieran cuenta de que Dios estaba defendiendo a Sión.
Su horno en Jerusalén. Se describe a Dios como "fuego consumidor"
(Isa. 33: 14; Heb. 12:29). Cuando los asirios atacaran a Jerusalén, serían
consumidos. El fuego figurado de Isaías será fuego literal cuando los impíos
ataquen la Nueva Jerusalén al fin de los mil años (Apoc. 20: 9; cf. Zac. 14:
2-3). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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