Amos 2. Continua el juicio de castigo, esta vez es contra
Moab, Judá e Israel.
Vers. (1-3)
La ira de Dios contra Moab, (4-5) contra Judá, (6-8) y contra Israel. (9-16) Dios
se queja por la falta de gratitud de su pueblo. Y por la violación voluntaria y atrevida de sus leyes serían castigados.
1 ASÍ ha dicho Jehová: Por tres pecados de Moab, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque quemó los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos. 2 Prenderé fuego en Moab, y consumirá los palacios de Queriot; y morirá Moab con tumulto, con estrépito y sonido de trompeta. 3 Y quitaré el juez de en medio de él, y mataré con él a todos sus príncipes, dice Jehová.
4 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres. 5 Prenderé, por tanto, fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén.
6 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. 7 Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. 8 Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los multados beben en la casa de sus dioses.
9 Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo. 10 Y a vosotros os hice subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para que entraseis en posesión de la tierra del amorreo. 11 Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel?
12 Mas vosotros disteis de beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo: No profeticéis. 13 Pues he aquí, yo os apretaré en vuestro lugar, como se aprieta el carro lleno de gavillas; 14 y el ligero no podrá huir, y al fuerte no le ayudará su fuerza, ni el valiente librará su vida. 15 El que maneja el arco no resistirá, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo salvará su vida. 16 El esforzado de entre los valientes huirá desnudo aquel día, dice Jehová. (Amos 2).
1. Así ha dicho Jehová. En los vers. 1-3 el profeta pronuncia el juicio
divino sobre Moab, la nación hermana de Amón (Gén. 19: 30-38) y que también
tenía parentesco con Israel mediante Lot (ver com. Amós 1: 13).
Moab. La hostilidad de Moab contra los israelitas se
reveló cuando contrataron a Balaam para que mal dijera al pueblo de Dios (Núm.
22: 24; cf. 2 Crón. 20: 22). En la inscripción de la Piedra Moabita, dice el
rey Mesa: "Yo hice este lugar alto para Quemos en Qorjah..., porque me salvó
de todos los reyes y me hizo triunfar sobre todos mis enemigos. Omri, rey de
Israel, había oprimido a Moab durante muchos días, porque Quemos estaba airado
con su país" (ver la Nota Adicional com. 2 Rey. 3, t. II, pp. 861-862).
Quemó los huesos. Esta profanación del cuerpo del rey de Edom. (cf. 2
Rey. 23: 16; Jer. 8: 1-2), que era considerada por los judíos como una gran
vergüenza, no se registra en ninguna otra parte. Como Amós se ocupa
principalmente de los crímenes cometidos contra el pueblo de Dios, esta
atrocidad podría haber tenido relación con Israel o Judá. Pudo haber sucedido
cuando los edomitas se aliaron con Joram y Josafat en una liga contra Mesa, rey
de Moab (2 Rey. 3: 7, 9), el autor de la célebre piedra moabita. Jerónimo cita
una tradición judía que refiere que después de esta guerra los moabitas, para
vengarse de la ayuda que Edom dio a los israelitas, desenterraron el cuerpo del
rey edomita para profanar sus huesos.
2. Queriot. Heb. qeriyyoth, que puede significar
"pueblos", "lugares", o el nombre propio de una ciudad. En
vez de "Queriot", la LXX traduce: "de las ciudades". Sin
embargo, es mejor considerar que qeriyyoth es el nombre de una de las
principales ciudades moabitas (ver Jer. 48: 24, 41). La ciudad es mencionada en
la línea 13 de la Piedra Moabita. (Hay una traducción de la inscripción en la
Nota Adicional de 2 Rey. 3, t. II, p. 862.)
Morirá Moab con tumulto. Los moabitas vivieron como "hijos
revoltosos"; "hijos del ruido" (BJ). Así también morirían debido
a la retribución divina (ver Núm. 24: 17; Jer. 48: 45).
Trompeta. Heb. shofar, "cuerno de carnero" (ver t.
III, p. 41).
3. Juez. Quizá se usa aquí en el sentido de "rey"
(cf. Miq. 5: 1) como el primer
magistrado de la nación.
4. Así ha dicho Jehová. Después de pronunciar juicio contra las naciones extranjeras, Amós se dedica ahora al verdadero tema de su profecía: los pecados de su propio pueblo y los castigos que vendrían sobre él. Como los israelitas habían rechazado una luz espiritual muchísimo mayor que la que habían despreciado los paganos, les correspondía una condenación mayor (Juan 9: 40-41).
Amós se ocupó primero del reino del sur, de Judá (vers. 4-5), y después
se vuelve hacia su principal propósito: el reino del norte, de Israel (vers.
6-8).
Ley. Heb. torah,
el nombre genérico de todo el conjunto de mandamientos y preceptos, tanto
morales como ceremoniales (ver com. Deut. 31: 9; Prov. 3: 1). Las naciones
extranjeras previamente mencionadas fueron condenadas por sus faltas contra el
pueblo de Dios y contra la ley de su conciencia. Aquí se condena y castiga a
Judá por sus ofensas contra Jehová mismo y la ley escrita, contra la religión
revelada. Como Judá tiene conocimiento de "la ley de Jehová", su
responsabilidad delante de Dios era incomparablemente mayor que la de las otras
naciones. Amós condena a Judá, al pueblo de su propia patria; pero manifiesta
la imparcialidad de Dios (ver Rom. 2: 11-13).
Sus mentiras. Es decir, sus ídolos inservibles y su culto a ellos.
No es raro que los escritores bíblicos se refieran a los ídolos como a
"nada", nulidades (Isa. 41: 23-24; Jer. 10: 14-15; 16: 19-20; 1 Cor.
8: 4; 10: 19).
Anduvieron. Una expresión común del AT para designar cierta
conducta moral y espiritual (1 Rey. 15: 26; 2 Rey. 8: 18; Eze. 23: 31). La
falsa creencia de Israel lo indujo a una conducta equivocada, y el transcurso
del tiempo, trágicamente extenso, dio al error una especie de autoridad y
reputación. La mala conducta de una generación se convirtió en la norma
aceptada por la siguiente.
5. Prenderé. . . fuego. Esta profecía primero se cumplió con la destrucción
de Jerusalén a manos de los babilonios encabezados por Nabucodonosor, en 586 a.
C. (2 Rey. 25: 8-9; Jer. 17: 27; Ose. 8: 14). En el año 70 d. C. Jerusalén fue
de nuevo incendiada cuando la tomaron los soldados romanos comandados por Tito.
6. Así ha dicho Jehová. Como clímax de esta serie de mensajes, el profeta
ahora condena a Israel por injusticia, crueldad, incesto, disipación e
idolatría. El pronunciamiento divino sobre las naciones paganas circunvecinas y
sobre Judá y Jerusalén, ahora desciende con toda fuerza sobre el impío Israel.
Dios ya había
enjuiciado a Judá (vers. 4) y había anticipado un intento de Israel de
justificarse señalando las faltas de Judá. Es digno de notarse que Dios no
censura tanto a Israel por despreciar "la ley de Jehová" (vers. 4),
la cual ahora ignoraba en gran medida, como por cometer injusticias sociales
que sabía que eran incorrectas.
Par de zapatos. "Par de sandalias" (BJ). Las sandalias
eran generalmente baratas. Esto indica que la gente era injusta con los pobres
valiéndose del más mínimo pretexto (ver Eze. 13: 18). Sin duda la codicia era
el pecado que predominaba en Israel.
7. Pisotean. La codicia condujo a la opresión de los pobres. La
expresión parece indicar el deseo de estos opresores de que los pobres quedaran
totalmente oprimidos o en una situación tan miserable, que los necesitados
echaran polvo sobre sus cabezas (ver Jos. 7: 5-6; Job 2: 12). La LXX enlaza
esta primera declaración del vers. 7 directamente con las palabras finales del
vers. 6, y dice así: "Y el pobre por sandalias, las cosas que pisan sobre
el polvo de la tierra; y ellos han herido la cabeza de los pobres". La
Vulgata traduce así: "Quienes hieren la cabeza de los pobres sobre el
polvo de la tierra".
Los humildes. Estas son las personas sencillas, pacíficas,
modestas y generalmente piadosas, que contrastan con las orgullosas, llenas de
confianza propia, y que no sienten necesidad de Dios en su vida (ver Isa. 11:
4; Sof. 2: 3; Mat. 5: 5).
Profanando. Literalmente, "a fin de profanar" o
"con el propósito de profanar". Estos pecados contra el Señor no se
cometían por ignorancia, sino deliberada e intencionalmente, con un espíritu
desafiante y rebelde.
Mi santo nombre. Como estos crímenes eran cometidos por los que a sí mismos se llamaban el pueblo de Dios, deshonraban el Nombre sagrado entre los paganos (cf. Lev. 20: 1-3; Eze. 36: 16-23; Rom. 2: 24; ver pp. 34-35).
8. Las ropas empeñadas. Esas ropas eran las vestimentas externas más grandes
que los pobres usaban durante el día y con las cuales se cubrían de noche. Si
se recibían como prenda, tenían que devolverlas al caer la noche (Exo. 22:
26-27; Deut. 24: 10-13). El profeta condena aquí a estos endurecidos y
codiciosos hombres que no entregaban esos vestidos, violando así la ley.
Vino de los multados. El vino lo compraban con las multas que imponían a
los oprimidos. La LXX rinde así este pasaje: "Y han bebido vino de
extorsiones".
Casa de sus dioses. O "de su dios". Podría referirse a la casa
de Jehová, a quien Israel decía rendir culto bajo el símbolo del becerro, culto
instituido cuando el reino del norte se separó de Judá, bajo el liderazgo de
Jeroboam I (1 Rey. 12: 25-33).
9. Yo destruí. El Señor aquí reprende a Israel debido a su falta de
gratitud por el favor y la bondad que él le había prodigado. El pronombre
personal añade énfasis en el hebreo, como si dijera: "Sin embargo, yo
mismo destruí". Dios había desposeído a los amorreos y a otras naciones
cananeas por estos mismos crímenes que ahora cometía Israel. ¿Podía esperar
Israel que evitaría su destino?
Amorreo. Nombre genérico de los habitantes de Canaán que
fueron expulsados cuando los israelitas se posesionaron de la tierra (ver com.
Gén. 15: 16; Jos. 3: 10; Juec. 1: 34; cf. Exo. 33: 2; 34: 11; Deut. 1: 20, 27).
Cedros. En la antigüedad los cedros eran renombrados en el
Cercano Oriente por su altura (Isa. 2: 13; Eze. 17: 22; 31: 3).
Encina. Heb. 'alon, palabra que no describe ninguna especie
particular de árbol, sino un árbol grande.
10. Os hice subir. "Yo os hice subir" (BJ). El pronombre
personal es de nuevo enfático en el hebreo (ver com. vers. 9). La amonestación
del vers. 9 es reforzada con la referencia a una evidencia positiva del poder
de Dios, registrada en la historia de Israel.
De la tierra de Egipto. La liberación de Israel del yugo de Egipto y su
conducción a través del desierto se mencionan como ejemplos destacados del
favor y de la protección de Dios para su pueblo. Estos pasajes contienen muchas
referencias del Pentateuco que muestran que Amós y sus oyentes estaban bien
familiarizados con él (cf. Exo. 20: 2; Deut. 29: 5).
11. Profetas. Dios revelaba su voluntad mediante ellos (Núm. 12:
6), y por su intermedio comunicaba esa voluntad al pueblo (Heb. 1: 1).
Para que fuesen nazareos. El voto del nazareo lo obligaba a abstenerse de
bebidas alcohólicas, de no afeitarse y de evitar toda contaminación ritual (ver
com. Núm. 6: 2-7).
12. Disteis de beber vino. En vez de sacar provecho de las vidas santas de esos
hombres, el apóstata Israel se esforzó para que los nazareos quebrantaran sus
votos.
No profeticéis. En vez de aceptar el testimonio de los profetas,
Israel rechazó esos mensajes divinamente inspirados y con frecuencia maltrató a
los que eran enviados para dar el mensaje de Dios al pueblo (Jer. 20: 9; 1 Cor.
9: 16). La ingratitud y la desobediencia no le permitían tolerar a los que eran
un constante reproche de sus malos caminos (1 Rey. 13: 4; 19: 1-2; 2 Rey. 6:
31; Isa. 30: 9-10; Mat. 23: 37). Los que no soportan una Fiel predicación tendrán
mucho de qué dar cuenta, y mucho más quienes la suprimen. Cuando los hombres
cierran los oídos para no escuchar el mensaje de Dios están, prácticamente,
cerrando el camino por el cual el Espíritu Santo llega hasta el alma.
13. He aquí. El profeta advierte del castigo que vendrá debido a
los pecados del pueblo, y muestra la completa inutilidad de confiar en recursos
humanos.
Os apretaré. La BJ rinde así el versículo: "¡Pues bien, yo
os estrujaré debajo, como estruja el carro que está lleno de haces!"
La forma
verbal traducida "apretaré" o "estrujaré", viene del hebreo
'uq, que según los eruditos contemporáneos significa "tambalear".
Según otros, viene de tsuq, "oprimir", que es la interpretación
seguida tanto en la RVR como en la BJ. Si se acepta la primera posibilidad, la
idea sería que el Señor haría que Israel se tambaleara bajo el peso de su
castigo, así como un carro se sacude bajo su pesada carga y da la impresión de
que está por ser aplastado.
14. No podrá huir. "No se salvará el de pies ligeros" (BJ).
Heb. "desaparecerá refugio". Los que son rápidos no hallarán un lugar
seguro al que puedan huir para resguardarse (cf. Sal. 142: 5).
No le ayudará su fuerza. No hay armas que puedan emplearse con éxito contra
Dios. No hay fuerza que pueda compararse con la fuerza divina (ver Job 40: 9;
Isa. 45: 9).
16. Desnudo. Los guerreros se desprenderían de todo impedimento
que pudiera estorbarlos en su precipitada huida (ver com. 1 Sam. 19: 24; Juan
21: 7). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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