Amos 8. La visión de las frutas de verano y el hambre por la palabra de Dios. (1-3) Por medio de un canastillo de fruta de verano, se le anuncia a Israel la proximidad de su fin. (4-10) Se reprueba la opresión. (11-14) Se anuncia que habrá hambre de oír la palabra.
1 Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí un canastillo de fruta de verano. 2 Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y respondí: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehová: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más. 3 Y los cantores del templo gemirán en aquel día, dice Jehová el Señor; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio.
4 Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra, 5 diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza, 6 para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo? 7 Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras.
8 ¿No se estremecerá la tierra sobre esto? ¿No llorará todo habitante de ella? Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto. 9 Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro. 10 Y cambiaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto de unigénito, y su postrimería como día amargo.
11 He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. 12 E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. 13 En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed. 14 Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán. (Amos 8).
1. Fruta de verano. Heb. qayits, fruta que madura temprano; refiérase
con frecuencia a las brevas o higos tempranos. El propósito de esta visión era
mostrar que el pueblo estaba maduro para el juicio; estaba agotándose la
tolerancia de Dios. La paciencia divina sólo había dado como resultado la
prolongación del pecado de Israel. Esta figura adecuadamente representa la
condenación final de Israel. En lugar de "un canastillo de fruta de
verano", la LXX traduce: "una canasta de cazador de aves". Esto
encierra el pensamiento de que Israel sería llevado en cautiverio así como un
ave es atrapada en una jaula o una canasta de un cazador de aves.
2. Fin. Heb. qets. El uso de qets en relación con qayits
(ver com. vers. 1) es tan típico juego de palabras en hebreo.
No lo toleraré. Ver com. cap. 7: 8. Lo único que se puede hacer con
una cosecha en el tiempo de la siega es recogerla. La forma de atender la
cosecha depende del tipo de fruta cosechada.
3. Cantores. Ouizá se refiera a los cantos religiosos entonados
en el "templo" idólatra de Bet-el. O quizá puedan ser los cantos de
los desenfrenados que se mencionan en el cap. 6:5. Sea como fuere, esos cantos
se iban a transformar en lamentos por los muertos (8: 10).
Silencio. Una indicación del anonadamiento o mudez que
acompaña a los sufrimientos graves e inevitables, sufrimientos demasiado
profundos para ser expresados con palabras.
Las
lamentables condiciones de la región que aquí se describen, aplicadas
principalmente a la nación de Israel después
del cautiverio asirio, eran una muestra
en pequeña escala de los efectos de la cuarta de las siete últimas plagas
(ver CS 686).
4. Los que explotáis. Literalmente, "que jadeáis en pos de". Los
que oprimen a los pobres son exhortados para que comprendan que su conducta
pecaminosa ha preparado el camino para que caigan sobre ellos los castigos
divinos. La prosperidad de los encumbrados no podría ayudar a esos impíos
opresores en el día del castigo de Israel.
5. El mes. "El novilunio" (BJ). El primer día del mes
(1 Sam. 20: 5, 24, 27; ver t. II, pp. 105-106) era dedicado a servicios
religiosos, y sin duda era un día citando se suspendía todo negocio (ver com. Núm.
28: 11; 2 Rey. 4: 23). Este es un notable ejemplo de la observancia formal de
instituciones sagradas, sin un verdadero espíritu de consagración. Estos
apóstatas refunfuñaban egoístamente por el tiempo que les demandaba su
formalismo religioso. Un culto tal se convierte en una maldición en vez de ser
una bendición.
Abriremos. Con el propósito de vender. La LXX traduce:
"Abriremos el tesoro", es decir, los graneros o depósitos.
Medida. Ver el t. I, pp. 175-176. El vendedor achicaba la
medida y ganaba más dinero que el debido por la cantidad de grano que vendía.
6. Comprar los pobres. Ver com. cap. 2: 6.
Los desechos. En tiempos de escasez estos "desechos",
generalmente usados para alimentar animales, podían ser vendidos para alimento
humano.
7. Gloria de Jacob. En la LXX se traduce así la primera mitad de este
versículo: "El Señor jura contra el orgullo de Jacob"; en este caso,
los hechos motivados por ese orgullo y no los propósitos de ese orgullo (ver
com. cap 6: 8).
8. ¿Se estremecerá la tierra? Es decir, como un mar agitado. Debido al castigo
divino que sobrevendría sobre la tierra, ésta se elevaría e hincharía como el
Nilo, "el río de Egipto", durante su creciente anual.
9. Que se ponga el sol. Con frecuencia se presenta el día del Señor
acompañado de trastornos en el mundo natural (Isa. 13: 10; Joel 3: 15; etc.;
cf. Amós 5: 20).
10. Cambiaré vuestras fiestas. Ver Lam. 5: 15; Ose. 2:11; Amós 5: 16-17; 8: 3.
Cilicio. Una señal de luto (1 Rey. 20: 31; Isa. 15: 3; Joel
1: 8, 13), como también lo era el "rapar" la cabeza (Job 1: 20; Isa.
3: 24; 15: 2).
De unigénito. Es decir, "por un unigénito", lo que
representa un dolor singularmente profundo (ver Jer. 6: 26; Zac. 12: 10).
11. Enviaré hambre. El profeta claramente indica un tiempo cuando, debido a la continua desobediencia, sería demasiado tarde para que los israelitas se volvieran a la Palabra de Dios en un intento de evitar los castigos divinos. Los dolores profundos a veces estimulan a los hombres para que presten atención a las Sagradas Escrituras.
Desgraciadamente un dolor tal
con frecuencia se presenta demasiado tarde para producir un resultado benéfico.
Esto sucede no porque el amor de Dios se retire del pecador, sino porque el
pecador se ha endurecido de tal manera en sus iniquidades que sólo desea
escapar de las consecuencias de sus transgresiones sin abandonar sus malos
caminos. Ha contristado al Espíritu Santo más allá de toda esperanza de
arrepentimiento y reforma del carácter (Gén. 6: 3, 5-6; ver com. 1 Sam. 28:
6).
En el postrer "día del Señor",
precisamente antes de la segunda venida de Cristo, se repetirá el caso del antiguo Israel, pues
entonces los impenitentes de toda la tierra que estarán sufriendo intensamente
durante las siete últimas plagas, procurarán alivio de alguna manera para su
dolor, inclusive buscando la Palabra de Dios, cuyo estudio y obediencia antes
habían descuidado (ver CS 687).
12. Errantes. Del heb. nua', "temblar",
"tambalearse", o "moverse con inestabilidad".
Hasta el oriente. Algunos eruditos bíblicos creen que se ha omitido el
"sur" de las direcciones aquí mencionadas, porque al sur del reino
del norte, en la ciudad de Jerusalén, estaba el verdadero culto de Dios que
habían rechazado los apóstatas (1 Rey. 12: 26-33).
Discurrirán. Heb. shut, "vagar" (ver com. Dan. 12:4).
13. Las doncellas hermosas y los jóvenes.
Las condiciones mencionadas en los vers. 11-12 serían tan terribles, que
afectarían aun a los que poseyeran el vigor pleno y la energía de la juventud.
Desmayarán. En hebreo este verbo se refiere a un desmayo
literal, físico, y no solamente a "debilitamiento" o
"languidez".
14. Pecado. Heb. 'ashmah, "ofensa" o
"culpabilidad". Quizá sea una
referencia al culto idólatra del becerro de oro de Bet-el (ver com. Ose. 8:
5-6). "Tu Dios, oh Dan" se refiere al otro becerro instalado en Dan,
en el extremo norte del reino (1 Rey. 12: 26-33). Algunos creen que ´ashmah
debiera entenderse como un nombre propio ("Asimá", BJ, 1966). Asimá era la deidad de los hamateos, quienes
introdujeron su culto en la región de Samaria cuando los llevó allí Sargón para
reemplazar a los israelitas cautivos (2 Rey. 17:29-30).
Camino. Literalmente dice aquí "vive el camino de
Beerseba"; pero el "camino de Beerseba" es un modo de rendir
culto, o un sistema de religión (Hech. 9: 2; 19: 9, 23).
La
LXX traduce así esta frase: "Tu dios, oh Beerseba, vive". (4CBA).
COMENTARIOS
DE (EGW).
*Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba
por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y
extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación
final del pueblo de Dios.
En el Apocalipsis se lee lo
siguiente con referencia a esas mismas plagas tan temibles: "Vino una
plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre
los que adoraban su imagen." El mar "se convirtió en sangre como de
un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar." También "los
ríos; y . . ., las fuentes de las aguas, . . . se convirtieron en sangre."
Por terribles que sean estos castigos, la justicia de Dios está plenamente
vindicada. El ángel de Dios declara: "Justo eres tú, oh Señor, . . .
porque has juzgado estas cosas: porque ellos derramaron la sangre de los santos
y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo
merecen." (Apocalipsis 16: 2-6.) Al condenar a muerte al pueblo de Dios,
los que lo hicieron son tan culpables de su sangre como si la hubiesen
derramado con sus propias manos. Del mismo modo Cristo declaró que los judíos
de su tiempo eran culpables de toda la sangre de los santos varones que había
sido derramada desde los días de Abel, pues estaban animados del mismo espíritu
y estaban tratando de hacer lo mismo que los asesinos de los profetas.
En la plaga que sigue, se le da
poder al sol para "quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se
quemaron con el grande calor." (Apocalipsis 14: 8, 9.) Los profetas
describen como sigue el estado de la tierra en tan terrible tiempo: "El
campo fue destruído, enlutóse la tierra; . . . porque se perdió la mies del
campo." "Secáronse todos los árboles del campo; por lo cual se secó
el gozo de los hijos de los hombres." "El grano se pudrió debajo de
sus terrones, los bastimentos fueron asolados." "¡Cuánto gimieron las
bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron
pastos! , . . Se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las 687
praderías del desierto." (Joel 1: 10, 11, 12, 17, 18, 20.) "Y los
cantores del templo aullarán en aquel día, dice el Señor Jehová; muchos serán
los cuerpos muertos; en todo lugar echados serán en silencio." (Amós 8: 3.)
Estas plagas no serán
universales, pues de lo contrario los habitantes de la tierra serían
enteramente destruídos. Sin embargo serán los azotes más terribles que hayan
sufrido jamás los hombres. Todos los juicios que cayeron sobre los hombres
antes del fin del tiempo de gracia fueron mitigados con misericordia. La sangre
propiciatoria de Cristo impidió que el pecador recibiese el pleno castigo de su
culpa; pero en el juicio final la ira de Dios se derramará sin mezcla de
misericordia.
En aquel día, multitudes enteras
invocarán la protección de la misericordia divina que por tanto tiempo
despreciaran. "He aquí vienen días, dice el Señor Jehová, en los cuales
enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír
palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar: desde el norte hasta el
oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán." (Amós
8: 11, 1 2.)
El pueblo de Dios no quedará
libre de padecimientos; pero aunque perseguido y acongojado y aunque sufra
privaciones y falta de alimento, no será abandonado para perecer. El Dios que
cuidó de Elías no abandonará a ninguno de sus abnegados hijos. El que cuenta
los cabellos de sus cabezas, cuidará de ellos y los atenderá en tiempos de
hambruna. Mientras los malvados estén muriéndose de hambre y pestilencia, los
ángeles protegerán a los justos y suplirán sus necesidades. Escrito está del
que "camina en justicia" que "se le dará pan y sus aguas serán
ciertas." "Cuando los pobres y los menesterosos buscan agua y no la
hay, y la lengua se les seca de sed, yo, Jehová, les escucharé; yo, el Dios de
Israel, no los abandonará." (Isaías 33: 16; 41: 17, V.M.)
"Mas aunque la higuera no
floreciere, y no hubiere fruto en la vid; aunque faltare el producto del olivo,
y los campos nada dieren de comer; aunque las ovejas fueren destruídas del 688 aprisco,
y no hubiere vacas en los pesebres; sin embargo" los que teman a Jehová se
regocijarán en él y se alegrarán en el Dios de su salvación. (Habacuc 3:17, 18,
V.M.)
"Jehová es tu guardador:
Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna
de noche. Jehová te guardará de todo mal: él guardará tu alma." "Y él
te librará del lazo del cazador: de la peste destruidora. Con sus plumas te
cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro: escudo y adarga es su verdad. No
tendrás temor de espanto nocturno, ni de saeta que vuele de día; ni de
pestilencia que ande en oscuridad, ni de mortandad que en medio del día
destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra: más a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás, y verás la recompensa de los impíos. Porque
tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no
te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada." (Salmos 121: 5-7; 91: 3-10).
CS/EGW
EL TIEMPO DE
ANGUSTIA. https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/el-tiempo-de-angustia.html
TERMINACIÓN DEL TERCER MENSAJE. Se me señaló la época en que
terminaría el mensaje del tercer ángel.
El poder de Dios había asistido a sus hijos, quienes después de cumplir
su obra estaban preparados para sobrellevar la hora de prueba que les
aguardaba. Habían recibido la lluvia
tardía o refrigerio de la presencia del Señor y se había reavivado el viviente
testimonio. Por todas partes había
cundido la postrera gran amonestación, agitando y enfureciendo a los moradores
de la tierra que no habían querido recibir el mensaje.
Vi ángeles que iban y venían de
uno a otro lado del cielo. Un ángel con
tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesús que
había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quién había estado
oficiando ante el arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y
alzando las manos exclamó en alta voz: "Consumado es." Y toda la
hueste angélica se quitó sus coronas cuando Jesús hizo esta solemne
declaración: "El que es injusto, sea injusto todavía; 280 y el que es
inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía;
y el que es santo, santifíquese todavía."
Todos los casos habían sido
fallados para vida o para muerte.
Mientras Jesús oficiaba en el santuario, había proseguido el juicio de
los justos muertos y luego el de los justos vivientes. Cristo, habiendo hecho expiación por su
pueblo y habiendo borrado sus pecados, había recibido su reino. Estaba completo el número de los súbditos del
reino, y consumado el matrimonio del Cordero.
El reino y el poderío fueron dados a Jesús y a los herederos de la
salvación y Jesús iba a reinar como Rey
de reyes y Señor de señores.
Al salir Jesús del lugar
santísimo, oí el tintineo de las campanillas de su túnica. Una tenebrosa nube cubrió entonces a los
habitantes de la tierra. Ya no había
mediador entre el hombre culpable y un Dios ofendido. Mientras Jesús estuvo interpuesto entre Dios
y el pecador, tuvo la gente un freno; pero cuando dejó de estar entre el hombre
y el Padre, desapareció el freno y Satanás tuvo completo dominio sobre los
finalmente impenitentes. Era imposible
que fuesen derramadas las plagas mientras Jesús oficiase en el santuario; pero
al terminar su obra allí y cesar su intercesión, nada detiene ya la ira de Dios
que cae furiosamente sobre la desamparada cabeza del culpable pecador que
descuidó la salvación y aborreció las reprensiones. En aquel terrible momento, después de cesar
la mediación de Jesús, a los santos les toca vivir sin intercesor en presencia
del Dios santo. Había sido decidido todo
caso y numerada cada joya. Detúvose un
momento Jesús en el departamento exterior del santuario celestial, y los
pecados confesados mientras él estuvo en el lugar santísimo fueron asignados a
Satanás, originador del pecado, quien debía sufrir su castigo.
Entonces vi que Jesús se
despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus más regias
galas. Llevaba en la cabeza muchas
coronas, una corona dentro de otra. 281
Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo.
Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la tierra. Algunos acusaban a Dios y le maldecían. Otros acudían presurosos al pueblo de Dios en
súplica de que les enseñase cómo escapar a los juicios divinos. Pero los santos no tenían nada para
ellos. Había sido derramada la última
lágrima en favor de los pecadores, ofrecida la última angustiosa oración,
soportada la última carga y dado el postrer aviso. La dulce voz de la misericordia ya no había
de invitarlos. Cuando los santos y el
cielo entero se interesaban por la salvación de los pecadores, éstos no habían
tenido interés por sí mismos. Se les
ofreció escoger entre la vida y la muerte.
Muchos deseaban la vida, pero no se esforzaron por obtenerla. No escogieron la vida, y ya no había sangre
expiatorio para purificar a los culpables ni Salvador compasivo que abogase por
ellos y exclamase: "Perdona, perdona al pecador durante algún tiempo
todavía." Todo el cielo se había unido a Jesús al oír las terribles
palabras: "Hecho está. Consumado
es." El plan de salvación estaba cumplido, pero pocos habían querido
aceptarlo. Y al callar la dulce voz de
la misericordia, el miedo y el horror invadieron a los malvados. Con terrible claridad oyeron estas palabras:
"¡Demasiado tarde! ¡demasiado tarde!"
Quienes habían menospreciado la
Palabra de Dios corrían azorados de un lado a otro, errantes de mar a mar y de
norte a oriente en busca de la Palabra del Señor. Dijo el ángel: "No la hallarán. Hay hambre en la tierra; no hambre de pan ni
sed de agua, sino de oír las palabras del Señor. ¡Qué no dieran por oír una
palabra de aprobación de parte de Dios!
Pero no; han de seguir hambrientos y sedientos. Día tras día descuidaron la salvación,
estimando en más las riquezas y placeres de la tierra que los tesoros y
alicientes del cielo. Rechazaron a Jesús
y menospreciaron a sus santos, Los sucios permanecerán sucios para
siempre."
Muchos de los impíos se
enfurecieron grandemente al 282 sufrir los efectos de las plagas. Ofrecían un espectáculo de terrible
agonía. Los padres recriminaban
amargamente a sus hijos y los hijos a sus padres, los hermanos a sus hermanas y
las hermanas a sus hermanos. Por todas
partes se oían llantos y gritos como éstos: "Tú me impediste recibir la
verdad que me hubiera salvado de esta terrible hora!" La gente se volvía
contra sus ministros con acerbo odio y los reconvenía diciendo: "Vosotros
no nos advertisteis. Nos dijisteis que
el mundo entero se iba a convertir, y clamasteis: '¡Paz, paz!' para disipar
nuestros temores. Nada nos enseñasteis
acerca de esta hora, y a los que nos precavían contra ella los tildabais de
fanáticos y malignos que querían arruinarnos." Pero vi que los ministros
no se libraron de la ira de Dios. Sus
sufrimientos eran diez veces mayores que los de sus feligreses. PE/EGW
EN LOS ÚLTIMOS
DÍAS. Las escenas finales de la historia de esta tierra se hallan presentadas
en la parte final de la historia del hombre rico. Este pretendía ser
hijo de Abrahán, pero se hallaba separado de él por un abismo insalvable, esto
es, un carácter equivocadamente desarrollado. Abrahán sirvió a Dios,
siguiendo su palabra con fe y obediencia. Pero el hombre rico no se
preocupaba de Dios ni de las necesidades de la doliente
humanidad. El gran abismo que existía entre él y Abrahán era el
abismo de la desobediencia.
Hay muchos hoy día que están siguiendo la misma conducta. Aunque
son miembros de la iglesia, no están convertidos. PVGM/EGW
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/como-se-decide-nuestro-destino.html
Ministerio Hno. Pio
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