jueves, agosto 12, 2021

REFLEXIÓN 801. SEGUNDO VIAJE MISIONERO DE PABLO: Evangelio en Europa: En Tesalónica, Berea, Y Atenas (HECHOS 17).

Hechos 17. El Evangelio En Europa. Vers. (1-9) Pablo predica en Tesalónica: algunos creen; otros lo persiguen. (10-14) Es enviado a Berea y predica allí; y es perseguido, (15-34) viaja a Atenas, donde disputa y predica al Dios vivo, "no conocido" por los atenienses. Muchos creen en Cristo.

1 PASANDO por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo* discutió con ellos, 3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, el Cristo. 4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.

5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; 7 a los cuales jasón ha recibido y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. 8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. 9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.

10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea.  Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. 12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. 13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.

15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.

18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)

22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.

24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho. Porque linaje suyo somos. 29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.

30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. 33 Y así Pablo salió de en medio de ellos. 34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos. (Hechos 17).

1. Pasando por. Gr. diodéuÇ, "avanzar", "dirigirse", de diá, "a través" y hodós, "camino". En el NT este verbo griego sólo aparece aquí y en Luc. 8:1. Su uso proporciona una evidencia adicional para la paternidad literaria común de ambos libros.

Anfípolis. A tinos 53 km al suroeste de Filipos. Antiguamente esta ciudad era conocida como Ennéa Hodói (Nueve Caminos), en reconocimiento de su posición estratégica. Bajo los romanos Anfípolis fue la capital del primero de los cuatro distritos en los cuales estaba dividida la provincia romana de Macedonia.

Apolonia. A unos 50 km al suroeste de Anfípolis. No se conoce el lugar exacto de la ciudad. Estas dos ciudades podrían haber sido lugares donde pernoctaban los que viajaban procedentes de Filipos, aunque viajar distancias de casi 50 km por día podría haber sido un esfuerzo agotador para quienes poco antes habían sido azotados. Los misioneros no se demoraron en las dos ciudades, quizá porque allí había pocos judíos, si es que los había.

Tesalónica. Situada a unos 60 km al noroeste de Apolonia. Esta ciudad había sido conocida antiguamente como Termas, pero luego había sido agrandada por Filipo de Macedonia, y Casandro la llamó Tesalónica en honor de su esposa, hija de Filipo de Macedonia. Estaba muy bien situada para el comercio en el golfo de Salónica, y había llegado a ser un puerto de importancia. Salónica es ahora una ciudad importante.

Sinagoga de los judíos. Tesalónica, un activo centro comercial, atrajo a un gran número de judíos. Estos miembros de la diáspora (ven t. V, pp. 61-62) gozaban de libertad religiosa, y pudieron construir su propio lugar de culto. Es posible que la sinagoga de Tesalónica también hubiera servido para las ciudades cercanas, cuya población judía no era suficientemente numerosa para sostener una sinagoga propia.

2. Como acostumbraba. Ver com. cap. 13:5,14; cf. com. Luc. 4:16.

Fue a ellos. Tenía derecho por ser judío. Pudo haber sido invitado a hablar, como en Antioquía de Pisidia (ver com. cap. 13:14).

Por tres días de reposo. Gr. epí sábbata tría. Literalmente "en (sobre) tres sábados". Algunos han sugerido que debe entenderse como "durante tres semanas". Sin embargo, no hay nada en el griego, el contexto o las circunstancias descritas, que exija la traducción "semanas".

De 68 versiones consultadas sobre este pasaje en 13 idiomas, sólo dos traducen "semanas". Muchas versiones usan la expresión "tres sábados" (BJ, BC, NC, VM) o "sábados sucesivos", lo cual excluye cualquier pensamiento de "semanas". Por lo tanto, podemos concluir que la traducción "por tres sábados" es válida, y en este caso preferible. En cuanto a la relación de Pablo con la observancia del sábado, ver com. cap. 13:14;16:13.

Durante los intervalos entre los sábados, el apóstol sin duda trabajaba en su oficio de hacer tiendas (ver com. cap. 18:3; 1 Tes. 2:9; 2 Tes. 3:8). El hecho de que a Pablo se le permitiera predicar tres sábados consecutivos, muestra el respeto que se le tenía como rabino, y su fervorosa elocuencia.

Discutió. Gr. dialégomai, "conversar", "disertar", "tratar", más bien que "disputar", como se traduce este mismo verbo en el vers. 17. 

El testimonio de Pablo fue tan intrépido como siempre. Predicaba el Evangelio de Dios no "en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre" (1 Tes. 1:5); pero al mismo tiempo era suave "como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos" (1 Tes. 2:7), y como resultado no sólo se salvaron judíos y prosélitos, sino que muchos gentiles se volvieron "de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (1 Tes. 1:9).

3. Declarando. Gr. dianóigÇ, "abrir". Lucas usa este verbo en otras tres circunstancias: (1) cuando Cristo abrió o explicó las Escrituras a los discípulos que iban a Emaús (Luc. 24:32); (2) cuando Cristo abrió el entendimiento de los once para que comprendieran las Escrituras (Luc. 24:43), y (3) cuando el Señor abrió el corazón de Lidia para que estuviese atenta a lo que Pablo enseñaba (Hech. 16:14). Pablo sigue el ejemplo de su Maestro, y abre las Escrituras para que la mente de sus oyentes pudiera recibir el mensaje.

Exponiendo. Gr. paratíth'mi, "demostrar", "señalar", verbo usado para indicar la colocación de alimentos sobre la mesa, "poner la mesa" (ver com. cap. 16:34), o en forma figurada, para exponer argumentos. "Exponer" en su significado más antiguo quiere decir "citar". Pablo presentó pruebas de las Escrituras para su enseñanza, y en forma persuasiva las expuso ante sus oyentes en la sinagoga.

Por medio de las Escrituras. Más bien, "de las Escrituras". Pablo sacó sus razones de las Escrituras como Jesús (ver com. Luc. 24:25-27,44) y Esteban (ver com. Hech. 7), y como él mismo lo había hecho en Antioquía de Pisidia (ver com. cap. 13:16-41).

Que era necesario. Pablo mostró cómo el Mesías no podía triunfar sobre el pecado a menos que padeciera. El sufrimiento era esencial para triunfar (ver com. Luc. 24:26-27). 

Que el Cristo. En el texto griego está el artículo: "el Cristo" o "el Mesías". El apóstol se propone corregir las ideas erróneas de los judíos acerca del Mesías (ver com. Luc. 4:19).

Padeciese y resucitase de los muertos. Pablo trata específicamente dos aspectos de la enseñanza cristiana que los judíos encontraban difícil de aceptar: los padecimientos del Mesías y su resurrección. El cap. 53 de Isaías tuvo seguramente un lugar prominente en ese estudio (ver com. Luc. 24:26-27; cf. com. Hech. 8:32-35; 13:26-33).

Y que Jesús, a quien yo os anuncio. La construcción del griego justifica la inserción de "diciendo" antes de la preposición "que". Podría decir: "diciendo que éste es el Mesías, Jesús, a quien yo públicamente os proclamo" (cf. com. 9:22).

4. Y algunos de ellos. Es decir, algunos de los judíos que estaban en la sinagoga (ver com. 13:43). Probablemente eran una minoría en comparación con los judíos incrédulos (cap. 17:5).

Creyeron. Mejor "fueron persuadidos" por el razonamiento de Pablo.

Y se juntaron con Pablo. Literalmente "fueron asignados a Pablo [por Dios]" para ser discípulos. Rotherdam traduce: "echaron su suerte con Pablo".

De los griegos piadosos. Algunos de éstos eran prosélitos (ver com. cap. 10:2); pero la iglesia de Tesalónica parece haber sido predominantemente gentil, y algunos de sus miembros fueron ganados directamente de la idolatría sin pasar por el judaísmo (1 Tes. 1:9; 2:14).

Gran número. Estos gentiles no estaban dominados por los prejuicios a que estaban sometidos aquellos que habían nacido judíos.

Mujeres nobles. Pueden haber sido independientes económica y socialmente como Lidia (cap. 16:14), o las esposas de los principales de la ciudad. No es posible afirmar si eran judías o gentiles. En Macedonia, las mujeres gozaban de mucha libertad. Es probable que este vers. (cap. 17:4) abarque más que los tres sábados mencionados en el vers. 2. El tenor de la narración, con la descripción de una floreciente obra en Tesalónica y la epístola de Pablo (1 Tesalonicenses), sugiere una permanencia de más de tres semanas.

5. Que no creían. La evidencia textual establece (cf p. 10) la omisión de estas palabras. Esto es de poca importancia porque en este versículo se declara que algunos judíos creyeron, y es obvio que los judíos que juntaron una turba contra Pablo y Silas, no creían. La predicación del Evangelio en la sinagoga casi siempre producía una decidida división entre aquellos que la escuchaban (cap. 13:14, 43-45; 14:1-2; 19:8-9).

Teniendo celos. Gr. z'lóÇ, "estar lleno de envidia", es decir "estar celoso" (cf. com. 13:45).

Tomaron consigo a algunos ociosos. Literalmente "habiendo tomado de los mercados ciertos varones malvados". Se refiere a aquellos hombres que sin tener empleo fijo, deambulaban alrededor del mercado procurando ganar algo, listos para cualquier cosa buena o mala que se presentara. Los celosos judíos estaban dispuestos a emplear a esos pillos, organizarlos como turba, y usarlos para promover dificultades contra los misioneros y sus conversos.

Alborotaron. Gr. thorubéÇ, "alborotar", "crear confusión". La técnica de la sedición usada por los judíos ha sido imitada por los enemigos del cristianismo a través de los siglos. Los enemigos de la iglesia han levantado sediciones, y después a menudo han acusado a los cristianos de ser los causantes de los disturbios.

La ciudad. En griego no aparece la palabra "toda", pero su omisión no debilita la fuerza de la narración. Y asaltando. Gr. efist'mi, "encontrarse con [alguno, alguien] repentinamente" (cf. Luc. 20:1; Hech. 22:13; 23:27). Este ataque sin motivo fue un acto de desorden público que debería haber inducido a las autoridades a castigar a los judíos, y no a Jasón o a Pablo.

Jasón. Un nombre griego a menudo adoptado por judíos, cuyo equivalente hebreo era Josué (2 Mac. 4:7; ver Josefo, Antigüedades xii. 5.l). También se encuentra este nombre en una lista de los parientes de Pablo (Rom. 16:21); pero no hay evidencia que sugiera que se refiera a su amigo tesalonicense. El hecho de que Pablo aceptara hospedarse en la casa de Jasón, puede indicar que era judío. Su hospitalario acto le acarreó la ira fanática de sus incrédulos compatriotas.

Sacarlos. A Pablo y a Silas.

Al pueblo. Gr. d'mos, posiblemente "asamblea popular" en contraste con laós, que generalmente representa un pueblo como tribu o nación. Tesalónica era una ciudad libre griega, por lo tanto los judíos pudieron haber trazado el plan de llevar el asunto ante el d'mos, o tribunal del pueblo. Como una alternativa pudieron haber tenido la esperanza de que la enardecida turba linchara a los misioneros sin darles la oportunidad de un juicio.

6. Pero no hallándolos. Probablemente, amigos que estaban alerta sacaron secretamente a Pablo y a Silas fuera de la casa, y los escondieron hasta que pudieron sacarlos sin peligro de Tesalónica (vers. 10). Cuando fueron frustrados sus deseos de apoderarse de ellos, los sediciosos apresaron a otras víctimas de la localidad, pero las trataron en forma más legal.

Trajeron. Gr. súrÇ, "arrastrar" o "sacar". En otro pasaje (cap. 8:3) se usa esta palabra para decir que Pablo, "arrastraba" a hombres y mujeres y los entregaba a la cárcel.

Algunos hermanos. Aunque no se da el nombre de estos hermanos, no pasaron inadvertidos.

Autoridades de la ciudad. Gr. politárj's, de pólis, "ciudad", y árjÇn, "gobernante". En los registros literarios conocidos, sólo Lucas usa la palabra.  Sin embargo, la arqueología ha demostrado que la usó con exactitud. Se han descubierto 19 inscripciones en las cuales aparece la palabra politárj's, y en la mayoría de los casos se refiere a magistrados de ciudades de Macedonia.

Cinco inscripciones se refieren a los de Tesalónica, con lo cual se confirma la minuciosa exactitud del narrador. Lucas describió correctamente a los magistrados en Filipos, una colonia romana, como strat'gós (ver com. cap. 16:20); pero Tesalónica era una ciudad macedónica libre, y sus magistrados no romanos, que eran cinco o seis en aquel tiempo, eran oficialmente conocidos como politárg's.  Ante estos funcionarios fueron arrastrados Jasón y sus amigos.

Estos que trastornan el mundo. En Hech. 21:38 y Gál. 5:12 hay declaraciones semejantes, pues derivan del mismo verbo. Para el comentario de la palabra "mundo" (Gr. oikoumén') ver com. Mat. 24:14; Luc. 2:1. Acusaciones similares de causar alboroto se presentaron contra Elías (1 Rey. 18:17) y los cristianos del siglo 111 (Tertuliano, Apología 40; Ad Nationes 9); y acusaciones semejantes se presentarán contra el pueblo de Dios en los últimos días (CS 672-673).

En el caso que comentamos los cargos fueron sin duda exagerados por la excitación del momento, pero su significado era serio.

Los romanos estaban orgullosos de su Pax Romana (Paz Romana), y estaban decididos a tratar severamente a los que la perturbaban. Pero no importa cuán exagerada pudo haber sido esta acusación, muestra que la reputación de los misioneros por ganar conversos era anterior a su obra en Tesalónica, y es un testimonio de la rápida propagación del cristianismo.

7. Ha recibido. Gr. hupodéjomai, como en Luc. 10:38; 19:6; Sant. 2:25. Los apóstoles eran huéspedes de Jasón, y por eso fue considerado como simpatizante de sus enseñanzas.

Todos éstos. Esto es, Jasón y algunos hermanos. Si hubieran encontrado a Pablo y a Silas también los hubieran incluido en la acusación. En un sentido más amplio, el cargo pudo haber sido contra toda la iglesia cristiana.

Decretos. Gr. dógma (ver com. cap. 16:4). Se refiere probablemente a las leyes romanas contra las enseñanzas sediciosas; sin embargo, es posible que los "decretos" también pudieran referirse a los términos del edicto decretado por el emperador Claudio ordenando que los judíos debían ser expulsados de Roma, si es que dicho edicto tuvo su origen en el crecimiento del cristianismo (ver t. V, p. 72; com. cap. 18:2).

Ese edicto era válido realmente sólo en Roma y en sus colonias (como Filipos), pero podía influir en todas las partes del Imperio Romano. Aunque Tesalónica era una ciudad libre estaba bajo el gobierno imperial, y su legislación armonizaba con la índole de la política imperial romana.

Otro rey. Gr. basiléus héteros, es decir una clase diferente de rey (ver com. Mat. 6:24). Sobre esta frase basaron los acusadores su principal acusación: sostenían que los cristianos estaban proclamando un rey o emperador rival.  Difícilmente podría presentarse una acusación más grave contra cualquier grupo (ver Mar. 12:14; com. Luc. 23:2), Y aun cuando no era cierta tenía suficiente base para que pareciera razonable.

Los cristianos enseñaban por dondequiera la superioridad del reino de Cristo (ver com. Mat. 3:2-3; Juan 18:36), y los críticos hostiles fácilmente podían tergiversar sus palabras convirtiéndolas en dichos sediciosos.

Según las epístolas a los Tesalonicenses es claro que Pablo destacaba el reino en su predicación, y ponía énfasis en la segunda venida de Cristo como Rey (1 Tes. 1:9-10; 2:12; 4:14-17; 5:2,23; 2 Tes. 1:5-8; 2:8). Para un funcionario romano tal enseñanza era suficiente para probar el cargo que presentaban los airados judíos y los que pensaban como ellos.

8. Alborotaron. Gr. tarássÇ, "agitar" "excitar". Las nuevas dadas por los judíos sacudieron a los habitantes de Tesalónica. El público temió una insurrección y sus consecuentes horrores, mientras que los magistrados enfrentaban la responsabilidad de haber fracasado en conservar el orden y haber permitido actividades subversivas.

Pueblo. Gr. ójlos, "multitud", "gentío", "pueblo común", una palabra diferente de la que se traduce pueblo (d'mos) en el vers. 5.

9. Fianza. Gr. hikanós, literalmente "suficiente", pero que aquí se usa como un término técnico equivalente a "fianza". Jasón tuvo posiblemente que entregar una cantidad de dinero en vez de presentar a Pablo y a Silas en persona, o como una promesa de que los evangelistas no volverían a perturbar la ciudad, o como garantía de la buena conducta de él.

Los cristianos de la ciudad corrieron grandes riesgos debido a los misioneros, pero voluntariamente hicieron frente al peligro por causa del Evangelio (cf. 1 Tes. 1:6; 2:14). Es evidente que los magistrados se oponían a ser lanzados a una acción imprudente, y son dignos de alabanza por su razonable decisión. Quizá juzgaron que las evidencias eran insuficientes para pronunciar un fallo de culpabilidad.

10. Inmediatamente, los hermanos enviaron. O por causa de una orden de los magistrados, o por causa del inminente peligro (cf cap. 9:25). Pablo y Silas habían sido los benefactores de los nuevos creyentes, pero ahora la situación había cambiado y los cristianos de Tesalónica solícitamente cuidaron de los misioneros. Pablo nunca olvidó las atenciones de esos hermanos, y a menudo anheló verlos de nuevo. Por lo menos en dos ocasiones intentó visitar a la iglesia de Tesalónica, Pero tuvo que contentarse con enviar a Timoteo (ver com. 1 Tes. 2:18; 3:1-2).

Berea. Pequeña ciudad macedónica a unos 80 km al suroeste de Tesalónica, Berea era mucho menos importante comercialmente que Tesalónica. La ciudad aún retiene su nombre en la moderna Veroia. La forma bíblica del nombre sería más exactamente Beroea (ver mapa p. 314).

En la sinagoga. La población judía era suficientemente grande para sostener su propio lugar de culto. Pablo solía comenzar su trabajo evangelístico en la sinagoga (cf. com. vers. 1-2), pero en este caso, inmediatamente después de los disturbios en Tesalónica, una acción tal exigía un valor extraordinario.

11. Nobles. Literalmente "bien nacidos" (cf. 1 Cor. 1:26), término que aquí representa la lealtad y generosidad que idealmente se suponía que caracterizaba a los que eran de cuna aristocrática. Esta cualidad de benevolencia y amplitud de criterio fue la que el apóstol y Lucas admiraron en los judíos bereanos, quienes, en contraste con los judíos de la sinagoga de Tesalónica, no eran esclavos de los prejuicios, sino que con mentes bien dispuestas estaban listos para estudiar las verdades que Pablo presentaba.

Recibieron la palabra. Esto es, la Palabra de Dios. Pablo les impartió la misma enseñanza bíblica que había dado a los judíos en Tesalónica.

Solicitud. O "anhelo". Deseaban intensamente más conocimiento.

Escudriñando. Gr. anakrínÇ, "investigar", "examinar", "entresacar [evidencias]", especialmente en el sentido legal como en cap. 4:9; 12:19. En Juan 5:39 se usa un verbo diferente, eraunáÇ ("escudriñar", "examinar"). Los bereanos usaron una inteligencia santificada al estudiar las Escrituras, y encontraron que las palabras inspiradas hablaban de un Mesías que sufriría y resucitaría. Una vez que examinaron la evidencia y la encontraron verdadera, demostraron su sinceridad aceptando la nueva enseñanza.

Los conversos bereanos siempre han sido considerados -especialmente por aquellos que destacan el derecho a utilizar el juicio privado- como representantes de los que mantienen la relación correcta entre la razón y la fe, evitando por una parte la credulidad, y por la otra, el escepticismo. Los bereanos constituyen un buen ejemplo para imitar, por su disposición para examinar lo que les fue presentado como verdad, verificarlo comparándolo con la venerada autoridad de las Escrituras y, finalmente, para seguir la verdad tal como la encontraron.

Cada día. Estas palabras sugieren que la permanencia de Pablo con los bereanos fue por lo menos suficientemente larga para dirigir a los investigadores en un estudio extenso de las Escrituras.

12. Así que. Como resultado de tina búsqueda diligente y diaria de las Escrituras, muchos creyeron el mensaje del Evangelio. La Biblia aún continúa produciendo convicción y conversión en aquellos que con sinceridad buscan la verdad en sus páginas.

Creyeron muchos de ellos. En contraste con "algunos de ellos creyeron" (vers. 4).

Mujeres griegas de distinción. Quiere decir, mujeres de buena categoría o posición, distinguidas por su influencia y riqueza (cf com. cap. 13:50). Aunque la frase se refiere especialmente a las mujeres, es probable que también se incluyeran hombres (ver com. vers. 4).

13. Judíos de Tesalónica. No estaban satisfechos con haber expulsado a los misioneros de su propia ciudad; su odio persiguió a los cristianos a Berea (cf. com. 14:19). 

La palabra de Dios. Este es el término que usa Lucas. Los judíos de Tesalónica que no aceptaron el mensaje de Pablo no la hubieran descrito como la "palabra de Dios". El prejuicio y una prolongada instrucción en las tradiciones judías habían cegado sus ojos (cf. com. 2 Cor. 3:14-15).

Alborotaron. Gr. saléuÇ "agitar", "sacudir". Esta figura sugiere una tormenta en el mar donde todo está revuelto. Es una descripción muy apta de la confusión que los judíos de Tesalónica querían crear. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto: "llegaron allí agitando y perturbando a las gentes" (ver com.  "multitudes"). Los judíos probablemente presentaron cargos similares a los que habían sido levantados contra los cristianos en Tesalónica, acusando a los creyentes de fomentar disturbios políticos.

Multitudes. O "gentíos" (ver com. vers.  8). Los judíos de Tesalónica aparentemente intentaron promover la misma acción de las turbas contra los apóstoles en Berea, con la cual habían tenido tanto éxito en su propia ciudad (ver com. vers. 5-10).

14. Inmediatamente. Tanto en Tesalónica (vers. 10) como en Berea, la partida de los apóstoles fue muy apresurada; pero los cristianos de Berea, nuevos en la fe y con riesgo personal hicieron, como los de Tesalónica, los arreglos necesarios para la seguridad de sus maestros.

Que fuese hacia el mar. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto "hasta el mar". Esta acción repentina fue preparación para embarcarse hacia un lugar que tal vez aún no había sido determinado. Debido a que no se mencionan lugares donde se detuvo entre Berea y Atenas (como lo fueron Anfípolis y Apolonia entre Filipos y Tesalónica, vers. 1), se supone que Pablo viajó por mar, rodeando el cabo de unión para entrar en Atenas por el puerto de El Pireo (ver com. vers. 16).

Lo acompañaron algunos que habían venido desde Berea (vers. 15); pero regresaron y Pablo se quedó solo. Su deseo de tener compañeros y de recibir consejos se expresa en el mensaje que envió con los bereanos que regresaban, para que Silas y Timoteo vinieran a él "lo más pronto que pudiesen" (vers. 15). Según 1 Tes. 3:1-3 parece que Timoteo llegó a Atenas quizá después del episodio del Areópago, y fue enviado muy poco después con palabras de consejo y consuelo para los que estaban pasando por muchas tribulaciones en Tesalónica.

Silas y Timoteo. Timoteo no había sido mencionado desde que fuera introducido en la narración de los sucesos en Listra (ver com. cap. 16:1); pero desde su circuncisión (vers. 3) parece que había estado constantemente con Pablo. Ahora está con Silas; se halla separado del evangelista mayor. Los perseguidores judíos estaban sedientos de la sangre de Pablo, y no era muy probable que molestaran a estos obreros menos destacados si permanecían en Berea. De este modo Silas y Timoteo estarían libres para fortalecer a los nuevos creyentes en Berea y Tesalónica.

15. Conducir. Parece que todo el cuidado y la dirección del viaje de Pablo estuvo a cargo de los bereanos, y no de Pablo. Ellos lo acompañaron personalmente en el viaje para asegurar su protección.

A Atenas. El apóstol había planeado con toda probabilidad ir a pie a través de Macedonia hasta llegar a Grecia; pero la inesperada crisis hizo que el plan fuera cambiado y viajara por mar directamente a Atenas (ver mapa p. 314; com. vers. 16). Allí podía sin peligro esperar a sus compañeros en el ministerio. Tal vez tenía el plan de esperar, Sin predicar, pero su espíritu ardiente de evangelista se turbaba con lo que veía en Atenas.

Lo más pronto que pudiesen. O "tan rápidamente como les fuera posible". Los que habían llevado a Pablo a Atenas, regresaron a Berea con instrucciones para que Timoteo y Silas se unieran con el apóstol inmediatamente. 

Hay razones para suponer que Pablo no podía viajar o trabajar solo a causa de sus debilidades corporales (cf. com. cap. 9:18). El deseaba la presencia de sus fieles compañeros para ponerse inmediatamente a trabajar. De 1 Tes. 3:1-2 se puede deducir que por lo menos Timoteo fue a Atenas. Parece que inmediatamente después Pablo lo envió de regreso para que cuidara a los conversos en Tesalónica. Desde Atenas Pablo viajó a Corinto (Hech. 18:1), donde más tarde se reunió con Silas y Timoteo (vers. 5).

Salieron. Se refiere a los bereanos que habían llevado a Pablo hasta Atenas. Por primera vez en sus grandes viajes misioneros el apóstol queda sin la compañía de sus colaboradores.

16. Atenas. La capital de la antigua Ática y de la Grecia moderna, situada en el extremo sureste de la provincia romana de Acaya (ver mapa frente a p. 33). Está a unos 7 km del mar, y estaba unida con el puerto de El Pireo por un camino amplio y amurallado. La tradición remonta su historia al año 1581 a. C., pero la ciudad no comenzó a destacarse sino hasta cerca del año 600 a. C. En los dos siglos siguientes Atenas llegó a la cúspide de su poder, y alcanzó su edad de oro en los días de Pericles (461-430 a. C.).

Sus ilustres hijos, incluyen a Sófocles, Sócrates, Platón, Aristóteles y Demóstenes. Pero en el año 338 a. C. la ciudad fue vencida por el creciente poder de Macedonia, y en el siglo II a. C. fue incluida en la provincia romana de Acaya. Atenas ya no poseía en los días de Pablo un poder político efectivo, pero aún era reconocida como el centro intelectual del mundo y considerada como la ciudad universitaria del Imperio Romano. Su población en aquel tiempo era de unos 250.000 habitantes. Ver mapa p. 314.

El lugar más importante de Atenas era la Acrópolis (ciudad "alta" o "superior"). Es una Colina de unos 160 m de altura en donde había varios templos famosos de los cuales los principales y más hermosos eran el Partenón, el Erectión y el de la Victoria sin alas (ver ilustración frente a p. 352). En una colina más baja, al oeste de la Acrópolis, se levantaba el Areópago ("la Colina de Marte", Ver com. vers. 19), una prominencia rocosa sin vegetación, que va de noroeste a sureste. Este era el ambiente en el cual Pablo se encontraba mientras esperaba que Silas y Timoteo llegaran de Berea.

Su espíritu. Esto es, su mente, lo íntimo de Su ser.

Se enardecía. Gr. paroxúnÇ, "irritar", "provocar", "causar ira" (cf. com. cap. 15:39). Parece que Pablo no había intentado predicar en Atenas, pero las escenas que contempló lo movieron a la acción, y se sintió impulsado a hablar aun antes de la llegada de Silas y Timoteo.

Entregada a la idolatría. Mejor "llena de ídolos". Josefo describe a los atenienses como "los más píos de los griegos" (Contra Apión ii. 12). Según un antiguo registro, había más de 3.000 estatuas en Atenas en los días de Pablo.

Una de sus calles estaba adornada con un busto del dios mensajero Hermes delante de cada casa. Templos, pórticos, peristilos y patios estaban repletos con obras de arte esculpidas primorosamente, que en forma elocuente proclamaban el amor de los griegos por la belleza.

Pablo, con sus antecedentes helenísticos, difícilmente podía ser indiferente a la atracción estética de tal riqueza artística, pero cualquier placer que pudiera haber sentido fue totalmente superado por las implicaciones espirituales de lo que veía.

La mayor parte de las esculturas estaban ligadas al culto pagano, y podían, con justicia, ser descritas como "ídolos". Para un judío, tal ostentación era evidentemente un insulto a los dos primeros mandamientos; para un cristiano, este panorama podía provocar una tristeza mayor, pues mostraba el abismo que había entre al paganismo griego y la revelación del Evangelio de Dios en Cristo. Pablo compartía tan completamente el deseo del Salvador de redimir a los hombres de sus locuras, que, a pesar de todo, su reacción final lo indujo a evangelizarlos. No podía descuidar la oportunidad de proclamar el Evangelio a los atenienses.

17. Así que. Su justa ira contra la desenfrenada idolatría no se expresó mediante duras condenaciones, sino que lo indujo a intentar la evangelización de la ciudad pagana. Discutía. Ver com. vers. 2.

Sinagoga. No hay evidencia de que en Atenas existiera una gran colonia judía, pero se han encontrado antiguas inscripciones judías en la ciudad. Pablo, como era su costumbre (ver com. cap. 9:15; 13:5,14; cc com. Luc. 4:16), fue primero a los judíos, pues esperaba naturalmente su apoyo para luchar contra la idolatría. La narración no insinúa cómo le fue entre sus compatriotas, y no hay ningún registro de resultados concretos de su obra con ellos.

Piadosos. Ver com. cap. 10:2.

Plaza. Gr. agorá (ver com. Mat. 11:16; Hech. 16:19). En Atenas había dos plazas (o ágoras): una era la comercial, y la otra, a la cual se hace referencia aquí, era el centro social de la ciudad. En el tiempo de Pablo estaba adornada con una multitud de estatuas, imágenes de héroes nacionales, así como de la mayoría de los dioses del panteón griego. Esta plaza era el lugar donde se llevaban a cabo la mayoría de las discusiones políticas y filosóficas en Atenas. Pablo podía oír aquí a filósofos aficionados y profesionales, que discutían unos con otros y con sus oyentes. El apóstol estaba en libertad para participar en las discusiones y exponer su propia filosofía de la vida.

Con los que concurrían. Más bien, "los que llegaban" o "aparecían" o sea los transeúntes: un terreno difícil para sembrar la semilla del Evangelio.

18. Filósofos. Literalmente llamadores de la sabiduría", término usado para llamar a aquellos que buscaban constantemente la sabiduría o la instrucción.

Epicúreos. Dos escuelas filosóficas eran en ese tiempo los grande representantes del pensamiento griego: la de los epicúreos y la de los estoicos. El epicureísmo llevaba el nombre de su fundador, Epicuro, que vivió una vida larga y tranquila en Atenas, c. 342 hasta el 270 a. C. En armonía con la voluntad de su fundador, las reuniones se efectuaban en un jardín, y por eso los epicúreos fueron conocidos algunas veces como la "escuela del jardín". Las especulaciones de Epicuro incluían una solución física y ética para los problemas del universo.

En unión con la mayoría de los pensadores de su tiempo, rechazaba el politeísmo popular, al cual, sin embargo, no intentó renunciar abiertamente, y enseñaba que los dioses en su calma estaban demasiado alejados de los hombres para molestarse por las tristezas o los pecados humanos. No necesitaban sacrificios, ni contestaban las oraciones. El gran mal del mundo era la superstición que esclavizaba la mente de la mayoría de los hombres, y era la fuente de la mayor parte de los crímenes y la desgracia. El fin del hombre era alcanzar la felicidad, y el primer paso hacia ella era librarse de la idea de un castigo futuro.

El siguiente paso era reconocer que la felicidad consistía en emociones placenteras, La experiencia enseñaba que lo que algunos llaman placer es frecuentemente neutralizado con creces por el dolor que sigue. Por lo tanto enseñaba que uno debería evitar los excesos sensuales. Su misma vida parece haberse destacado por el dominio propio, la bondad, la generosidad, la piedad y el patriotismo (Diógenes, Lucrecio x. 10).

Pero Epicuro consideraba las leyes humanas como simples arreglos convencionales, y no encontraba lugar para una ley moral más elevada. Por lo tanto, cada hombre podía decidir sobre la legitimidad de sus propios placeres, y la mayoría elegía una vida de ocio y desenfreno.

Algunas veces, pero muy pocas, un pensamiento prudente equilibraba una tendencia de los epicúreos a hundirse en la sensualidad; pero más a menudo, aquellos que se dedicaban a la complacencia del sentido del gusto, por un lado, y de la libertad sexual, por el otro, proporcionaban tristes muestras de la profundidad de la degradación en la cual tal filosofía permitía que se hundieran los hombres.

Se ha atribuido a Epicuro el predecir con anticipación algunos de los así llamados descubrimientos de la ciencia moderna en el campo de la física. El excluía la idea de una creación y de un control.

Enseñaba que la materia existió desde la eternidad y que los infinitos átomos de los cuales la materia está compuesta, por un proceso de repulsión y atracción, habían producido múltiples combinaciones, de las cuales había surgido el mundo de la naturaleza tal como los hombres lo ven. El poema de Lucrecio De Rerum Natura es quizá la más descollante expresión de este sistema negativo y virtualmente ateo, porque posee una cierta nobleza de indignada protesta contra la superstición que se había profundizado tan firmemente en el mundo pagano.

La poesía de los epicúreos da ejemplos característicos de la enseñanza ética de su sistema. "Deja de preguntar qué es lo que traerá el mañana, y ponte a ganar cada día lo que la fortuna te otorga" (Horacio, Odas i. 9).

"Muestra sabiduría". Cuela el vino dejándolo claro, y como la vida es corta, ¡interrumpe las esperanzas trascendentes! Aún mientras hablamos, el envidioso Tiempo se ha apresurado. ¡Siega la cosecha de hoy colocando tan poca confianza como puedas en el mañana! (Id. 11).

Pablo se encontró frente a frente con esta filosofía; y por los vers. 22-31 sabemos cómo la enfrentó. El afirmó la personalidad del Dios viviente como Creador, Soberano y Padre; la fuerza obligatoria de la ley divina escrita en el corazón; la nobleza de una vida elevada por encima de una frenética búsqueda de los placeres, y vivida no para uno mismo, sino para otros y para Dios. Finalmente señaló la responsabilidad moral del hombre a la luz de la resurrección y del juicio. Esta enseñanza colocó al apóstol lejos de los profesores paganos de la más encumbrada filosofía.

Estoicos. Esta escuela filosófica no tomó su nombre de Zenón, su fundador (c. 340 -c. 260 a. C.), natural de Chipre, sino de stoá poikíl, el pórtico pintado en la plaza de Atenas donde Zenón acostumbraba enseñar. Josefo (Vida 2) declara que hay puntos de similitud entre los estoicos y los fariseos. En verdad puede decirse que su actitud hacia la vida moral del paganismo en ese tiempo presentaba muchos rasgos similares a los de los fariseos.

Los estoicos enseñaban que la verdadera sabiduría consistía en ser dueños y no esclavos de las circunstancias.

Las cosas que no están en nuestro poder no deben ser ni codiciadas, ni evitadas, sino aceptadas con ecuanimidad. Al que buscaba la sabiduría se le enseñaba a ser indiferente tanto al placer como al dolor, y a mantener una neutralidad intelectual.

La teología estoica era más noble que la de los epicúreos. Aquéllos concebían una mente divina que llenaba el universo y ordenaba sus asuntos. Reconocían su autoridad en los asuntos de las naciones y en las vidas de los individuos, aunque en la práctica creían en la libertad de la voluntad humana.

El Manual de ética, una crónica de la filosofía de Epicteto, un ex esclavo, y las Meditaciones de Marco Aurelio, el emperador, muestran cómo el esclavo y el emperador eran en un sentido considerados iguales de acuerdo con este sistema de filosofía. Los escritos de Séneca muestran que la ética de los estoicos era parecida a la de los cristianos. Muchos de los estoicos llegaron a ser tutores de los hijos de familias nobles, y ejercieron una influencia comparable a la de los confesores jesuitas en Europa en los siglos XVII y XVIII.

Varias desventajas impedían la eficacia ética de su filosofía: (1) Al procurar ser indiferentes consigo mismos, perdían la simpatía por otros; (2) al aspirar a una perfección ética por medio de la operación de su propia voluntad, falsamente suponían que los hombres son capaces de ganar su propia salvación; (3) al destacar la vida perfecta convertían, como los fariseos, el alto ideal en una máscara para sus vidas egoístas y corruptas, y como los fariseos, a menudo eran "hipócritas" (o "actores de escenario"); aparecían ante el mundo en una forma que no correspondía con su carácter íntimo. Un escritor satírico se refirió a los estoicos en estos términos: "Gente que imita a los de la curia [curii, de la curia; los abogados y gente de gobierno] pero vive como los que participan de las bacanales, se atreve a hablar sobre moral" (juvenal, Sátiras ii. 2-3).

Naturalmente había numerosos puntos de semejanza entre Pablo y los mejores representantes de esta escuela de pensamiento; sin embargo, aun para ellos los principios básicos que él representaba les parecían un sueño inútil. Cuando Pablo habló de Jesús, de la resurrección y del juicio venidero, los estoicos rechazaron de plano el pensamiento de que ellos también necesitaban perdón y redención.

Disputaban. Gn sumbállõ, "encontrarse", "trabar conversación" (BJ); no necesariamente con malos propósitos sino como un encuentro casual.

Palabrero. Gr. spermológos, literalmente "recogedor de semillas", término a menudo usado para referirse a los pájaros que recogían semillas perdidas. Los filósofos aplican aquí el término a Pablo, como a uno que luego de recoger migajas perdidas de conocimiento está demasiado listo para instruir a los que están mejor informados.

Nuevos dioses. O deidades extranjeras. La palabra griega que se traduce "dioses" (daimónion) la usan los escritores del NT para referirse a "demonios" (ver com. Mar. 1:23), seres malignos sobrenaturales, indignos de la adoración del hombre.

Pero los escritores paganos usaban daimónion para un orden inferior, de seres divinos, no necesariamente malos, que pretendían la adoración de los hombres. Una de las acusaciones presentadas contra Sócrates, y por la cual fue condenado, fue la de haber introducido nuevos daimónia (Jenofonte, Memorabilia i. 1.1-2); sin embargo, la atmósfera intelectual de Atenas había cambiado desde el enjuiciamiento de Sócrates, porque no fue la ira sino la curiosidad lo que impulsó a los retadores de Pablo.

No estaban atacando a Pablo por su enseñanza, pues en medio de tanta abundancia de ídolos probablemente no tenían dificultad en darle un lugar a Jesús, siempre que no buscara destronar sus propias divinidades.

Algunos han pensado que los atenienses, al usar en plural la palabra "dioses", entendieron que Jesús era una nueva divinidad, y anástasis (término griego que significa "resurrección"), otro.

Los atenienses habían dedicado templos y altares a la Concordia y Epiménides les había mandado erigir altares a la Insolencia y a la Desgracia (Cicerón, De Legibus ii, 11), los dos demonios que eran acusados de haber llevado la ciudad a la ruina. Era natural que los griegos pensaran que un predicador cristiano proclamara nuevas divinidades. También se dieron cuenta de que él tenía más para decirles que lo que ellos habían oído antes.

Jesús. El Salvador era el constante tema de la predicación apostólica (cf. cap. 2:22; 3:13; 5:30,42; 8:5,35; 9:20; 11:20; 13:23; etc.). Pablo intrépidamente proclamó el mismo Jesús a los intelectuales escépticos de Atenas.

Resurrección. Este también era un tema central en la predicación de la iglesia primitiva (cf. cap. 2:24; 3:15; 4:2,10; 10:40; etc.). Pablo tenía una experiencia personal para probar la resurrección de Cristo, porque había conversado con el Cristo resucitado (cap. 9: 4-6).  Pero el apóstol también estaba enseñando la resurrección final de todos los hombres (cf. com. Hech. 17:32; 1 Cor. 15:51; 1 Tes. 4:14-16), y esto fue lo que alarmó a los filósofos de Atenas.

Ellos creían en la inmortalidad del alma, pero se quedaron asombrados al oír que alguien predicara la resurrección del cuerpo. En 1 Cor. 15:35-44 se ve la naturaleza de las objeciones contra esta doctrina y la manera en que Pablo las contestó.

19. Y tomándole. Gr. epilambánõ, "agarrar". No se supone que se hubiera usado o intentado usar alguna violencia. Pablo estaba solo, y si es cierto que su vista era deficiente (ver com. cap. 9:18), pudo muy bien haber necesitado un poco la ayuda de otros al ir de un lugar a otro. Epilambánõ se usa a menudo con el significado de tomar por la mano para ayudar o proteger (ver com. Mar. 8:23; Hech. 23:19), y Lucas lo emplea para describir la acción de Bernabé cuando tomó a Pablo y "lo trajo a los apóstoles" (cap. 9:27). Más aún; todo el contexto muestra que la acción de la multitud no fue en ningún sentido un arresto porque, después de haber hablado, "Pablo salió de en medio de ellos" (cap. 17:33), evidentemente sin que hubiera estado detenido.

Areópago. Gr. Áreios Pagos, "Colina de Ares"; Ares es el equivalente griego de Marte, el dios romano de la guerra.  Por esto se conoce también a Áreios Pagos como la "Colina de Marte".  Con referencia a su ubicación, ver coro. vers. 16. El sitio era famoso como el lugar de reuniones del consejo ateniense del Areópago, que tomó su nombre de la colina donde se reunía.

Este consejo, que aseguraba que debía su existencia a Atenea, la diosa patrona de la ciudad, era el tribunal más antiguo y venerado de Atenas. Contaba entre sus miembros a personas del más alto rango oficial. Lo componían sólo aquellos que habían servido en el alto puesto de arconte y habían cumplido 60 años de edad. Pericles en cierta medida limitó su amplia autoridad (siglo V a. C.), y Esquilo, como vocero del partido que se oponía a las ideas de progreso de Pericles, escribió la tragedia Las Euménides, para destacar la autoridad divina del consejo. No se sabe con exactitud qué autoridad ejercía este consejo en los días de Pablo.

Las opiniones están divididas en cuanto a si Pablo fue llevado a la colina o ante el consejo. El texto griego tiene el artículo definido delante de Áreios Pagos, lo cual se traduce "el Areópago", que puede referirse a la colina o al consejo del Areópago que desde hacía mucho tiempo había sido llamado sencillamente "el Areópago". La colina era comparativamente pequeña y estaba llena de altares, de manera que el consejo generalmente se reunía en la stoá basílicos "el pórtico real", y lo hacía en la Colina de Marte sólo para comunicar sus fallos.

Si Pablo fue llevado ante el consejo, es muy improbable que hubiera habido algún procedimiento judicial. Su comparecencia fue más bien con el propósito de presentar su enseñanza ante el supremo cuerpo intelectual de la ciudad universitaria. Por otro lado, aún si sólo fue llevado a la colina, podría haber sido escuchado por el grupo selecto de los filósofos epicúreos y estoicos que deseaban decidir sobre el valor de su extraña enseñanza.

Allí, lejos del bullicio de la paz (ver com. vers. 17), el apóstol estaría libre para exponer su doctrina. Algunos suponen que el tribunal estaba sesionando cuando trajeron a Pablo, particularmente porque un miembro del tribunal se convirtió por su predicación (ver coro. vers. 34). Pero no hay evidencias de esto.

¿Podremos saber? Una expresión idiomática que puede traducirse por "¿sería posible que nosotros conociéramos?", pregunta que pudo haber sido cortés, sarcástica o irónica. Los epicúreos y los estoicos no tenían dudas acerca de su propia habilidad para comprender todo lo que Pablo podía decirles, pero es obvio que estaban ansiosos de oír acerca de esta extraña enseñanza.

Nueva enseñanza. Gr. kainós, "nuevo" en cualidad, de aquí que por implicación fuera alguna cosa diferente de las filosofías atenienses, apreciadas por ellos.

20. Cosas extrañas. Esta oración puede traducirse: "Porque tú estás trayendo cosas sorprendentes a nuestros oídos". Sus oyentes nunca habían escuchado una enseñanza como la que Pablo les estaba trayendo. Su mensaje despertó la atención de ellos por ser tan novedoso. Queremos, pues, saber. Su pasión dominante era "saber", adquirir conocimiento (cf. com. vers. 19).

Qué quiere decir esto. Pablo sólo había podido esbozar el bosquejo de su mensaje (vers. 18). Sus oyentes ahora deseaban que se les explicara su significado y aplicación.

21. Todos los atenienses. Este versículo es un paréntesis para explicar todo lo que precede. Era proverbial la inquieta curiosidad de la mente ateniense. En palabras casi idénticas a éstas de Lucas, Demóstenes anteriormente había reprochado a sus conciudadanos por perder ociosamente su tiempo en la plaza, preguntando por noticias de los movimientos de Filipo de Macedonia o por la acción de los enviados de ellos, cuando debían haber estado dedicando sus esfuerzos a prepararse para la guerra (Primera filípica 10-13).

Extranjeros. Residentes que provenían de otros lugares, de los cuales había una gran cantidad en Atenas. La vida intelectual de la ciudad atraía a un grupo heterogéneo: jóvenes romanos enviados para terminar su educación, artistas, turistas, filósofos y buscadores de novedades de cada provincia del imperio, y aun de más allá de sus fronteras.

Se interesaban. La frase completa dice literalmente "en ninguna otra cosa pasaban el tiempo". El tiempo del verbo griego indica que su mente constantemente estaba investigando. Si todo el tiempo de que uno dispone se usa en una determinada ocupación, no hay lugar para, nada más. Los atenienses podían encontrar tiempo para buscar cosas nuevas, pero muy poco para otras actividades.

Algo nuevo. Literalmente "algo más nuevo", o como nosotros diríamos, "la última novedad". Esta afición de los atenienses está confirmada por las declaraciones de los autores clásicos. Tucídides presenta a Cleón quejándose de sus compatriotas que tenían la costumbre de representar el papel de " espectadores de palabras y oyentes de hechos " (Historia iii. 38. 4). Ya se hizo referencia a una acusación similar hecha por Demóstenes.

22. Areópago. Si el apóstol estaba encima de la rocosa colina, mirando hacia abajo, al noroeste, contempló el templo de Hefestos, y mirando hacia arriba, al Partenón, que se elevaba sobre la Acrópolis. En la cima de aquella colina mayor estaba la colosal estatua de bronce de Atenea, que era considerada como la diosa tutelar de su querida Atenas. Debajo del apóstol estaba la ciudad, que verdaderamente estaba "llena de ídolos". Ver ilustración frente a p. 352. 

Varones atenienses. Aunque este fue un comienzo muy respetuoso, el discurso que sigue no es el de uno que está siendo juzgado (cf. com. vers. 19), sino el de un ardiente defensor de creencias peculiares pero muy amadas. Pablo adoptó el lenguaje de los oradores atenienses, lo cual concordaba con su costumbre de adaptarse a su público (ver com. 1 Cor. 9:19-22). El hecho de que Pablo fuera capaz de hacer esto es un elogio de su habilidad. Lucas condensa el discurso del apóstol en diez versículos (Hech. 17:22-31), pero es probable que Pablo hablara mucho más, especialmente ante tan distinguido auditorio.

Observo. Gr. theõréõ, "contemplar", "mirar a"; esto sugiere que Pablo basaba sus palabras en lo que había visto.

Muy religiosos. Gr. deisidaimonésteros, adjetivo comparativo formado por déidõ (temer) y dáimõn (deidad), que puede traducirse como "extremadamente religiosos". Esta palabra griega se usaba en buen y en mal sentido. Un deisidáimõn era alguien que consultaba a adivinadores y que creía en agüeros; por ejemplo, evitaba hacer un viaje si veía una comadreja en el camino.

Un claro ejemplo de esta clase de religiosidad entre la gente culta es el de Nicias, general ateniense, que siempre estaba agobiado por el temor de los celos de los dioses, por lo que anuló importantes movimientos estratégicos debido a un eclipse de luna (Tucídides, Historia, vii. 50.4). El emperador Marco Aurelio, que era estoico (Meditaciones i.16), se autofelicita no por ser un deisidáímõn, sino un theosebês, un hombre piadoso, debido a la devoción de su madre (Id. i.3).

Pablo no habría usado un término en sentido ofensivo al comienzo de su discurso. Más bien habría comentado la manera meticulosa como los atenienses procuraban reconocer todas las formas de deidad. Tal comienzo le ganaría la atención de los filósofos y de los atenienses en general.

23. Porque pasando. Mejor "pasando por", es decir, a través de la ciudad, ya fuera paseando por ella o simplemente llegando hasta su centro.

Mirando. Gr. anatheõréõ,"mirar con atención", "observar con exactitud".

Santuarios. Gr. sébasma, "objeto de culto". Pablo había visto y estudiado muchas de las numerosas estatuas y sus inscripciones. Cortésmente identifica esas esculturas como las deidades atenienses, los objetos de la adoración de ellos. Así trató de crear buena voluntad desde el principio para que pudieran seguir escuchándolo atentamente. Quería ganar a sus oyentes sin que se enemistaran con él.

Hallé también un altar. Además de la gran cantidad de objetos de culto ya indicados, Pablo había encontrado algo más. La palabra griega para "altar" (bõmós) sólo se usa aquí en el NT, pero aparece en la LXX, donde algunas veces se refiere a los altares paganos (Exo. 34:13; Núm. 23:1; Deut. 7:5).

Esta inscripción. Literalmente "sobre el cual se había escrito".

Al Dios no conocido. Gr. agnôstõ theô, "a un Dios desconocido". Esta rara inscripción ha sido objeto de muchas discusiones. Algunos han dudado de la existencia de un altar con tal inscripción; otros han pensado que Pablo o Lucas se refirieron en singular a una inscripción que generalmente se encontraba en plural: "a los dioses no conocidos". Una solución razonable del problema puede hallarse en un estudio de antiguas referencias a altares en los que había inscripciones semejantes.

Podemos mencionar cuatro. (1) Pausanias (c. 150 d. C.) dice que en el camino que va desde el puerto llamado Falerón hasta Atenas, había altares a dioses que recibían el nombre de "no conocidos" (i. 1. 4); (2) el mismo escritor registra que en Olimpia había también un altar a dioses "no conocidos" (i. 14. 8); (3) Diógenes Lucrecio (i. 110), escritor de principios del siglo III a. C., cuenta que Epiménides de Creta fue invitado para socorrer a Atenas azotada por una gran pestilencia.

El cretense llevó algunas ovejas negras y blancas al Areópago, y las soltó para que vagaran por la ciudad. En cada lugar donde se acostaba una oveja, se ofrecía un sacrificio y se erigía un altar. Los monumentos conmemorativos de esta expiación no llevaban nombre. (4) Filostrato (c. 200 d. C.) en la Vida de Apolonio de Tiana (vi. 3) hace una mención especial de Atenas, donde dice que había altares dedicados aun a deidades no conocidas. Tales referencias son suficientes para establecer el hecho de que los griegos erigían altares a dioses cuyos nombres no conocían.

Fuera del NT no se conoce ningún registro de un altar que llevara la inscripción en singular "a un dios no conocido", pero las evidencias citadas demuestran la posibilidad de que en los días de Pablo existiera un altar semejante.

La presencia de un altar de esa clase estaba en armonía con lo que se conoce acerca de la filosofía religiosa ateniense. Los habitantes de la ciudad anhelaban aplacar a todas las deidades, y erigían altares a un dios no conocido o a dioses no conocidos para no pasar por alto a ninguno. Ésta práctica representa la confesión final -similar a lo que algunas veces se ha escuchado de labios de hombres de ciencia modernos-, de la impotencia humana para solucionar los problemas del universo.

Una equivalencia latina de las inscripciones griegas se encontró en un altar descubierto en Ostia, el puerto de Roma, y que ahora está en el Museo Vaticano. Este altar presenta a un grupo que ofrece un sacrificio mitraísta, y tiene la inscripción: "El símbolo del Dios que no se puede descubrir". También se encontró un altar en Pérgamo con una inscripción en griego muy deteriorada, aparentemente dedicado a dioses no conocidos.

Al que. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto: "lo que" y "esto". Sin duda Pablo usó pronombres neutros, aunque se estaba refiriendo a la Deidad, porque los atenienses aún eran ignorantes de la personalidad del Dios viviente. También puede haber estado pensando en la Divinidad, como en el vers. 29, donde la palabra griega para "divinidad" (théion) está en género neutro.

Sin conocerle. Gr. agnoóuntes, participio que significa "no conociendo" o "sin conocer". Pablo declara con un juego de palabras que el "no conocido (ágnõstos) dios" es Aquel, "a quien vosotros desconociendo o sin conocer (agnoóuntes), adoráis".

Anuncio. Gr. kataggéllõ, "anunciar", "proclamar". En el vers. 18 los filósofos usaron virtualmente la misma palabra (kataggeléus, "un anunciador", "un proclamador"), para describir a Pablo como un "predicador de nuevos dioses". Pablo no se incomoda ni niega el nombre que le dan, sino que toma la palabra (kataggellô) y la usa para justificar su propio procedimiento. De esta manera, pudo presentar al verdadero Dios, a quien él amaba y servía.

24. Dios. Ahora que Pablo está hablando del verdadero Dios, deja el género neutro del vers. 23 y emplea el masculino. Algunos han entendido que esto coloca a Aquel a quien él adoraba en un plano más elevado que todos los dioses de Atenas.

Hizo el mundo. El apóstol hace ahora la suprema identificación del Dios a quien se está refiriendo: él es el Creador. Esto lo distingue de todos los falsos dioses (ver com. Jer. 10:10-12). La creación hecha por un Dios personal era una enseñanza opuesta a la filosofía epicúrea y a la estoica; pero Pablo la presenta en tal forma, que despertó la admiración y el interés de sus oyentes, y se le permitió continuar. La palabra traducida "mundo" (kósmos) la usaban los griegos para referirse al universo y al orden que hay en él, y podía implicar ambos: "cielo y tierra" (cf. com. Mat. 4:8).

Todas las cosas. El intrépido orador no dejó lugar para que se tergiversaran sus palabras o se introdujeran ideas de escepticismo. Dios no sólo hizo el universo, sino que creó todas las cosas. Esta enseñanza da el golpe de gracia a la mitología pagana.

Siendo Señor. Mejor "El, siendo Señor". Esto coloca al Dios de Pablo infinitamente por encima de todos los otros supuestos dioses, y lo constituye en el poseedor y soberano de todo el universo.

No habita en templos. Ver com. Hech. 7:48; cf. Juan 4:21-24. Mientras Pablo habla de "templos" probablemente estaría señalando a los magníficos monumentos de la habilidad arquitectónica de los griegos, con los cuales estaba rodeado en Atenas. Su enseñanza de la omnipresencia y trascendencia de Dios hizo que el culto pagano pareciera inútil, y divorciado de las elevadas cualidades espirituales que él estaba proclamando.

25. Honrado. Gr. Therapéuõ, "tratar", "curar" en el lenguaje médico; pero aquí se usa con un significado religioso, y significa "servir". Pablo está enfatizando la naturaleza espiritual del servicio que Dios espera de los hombres, en contraste con la adoración materialista que los impíos presentan.

Como si necesitase de algo. Literalmente "[como] necesitando alguna cosa además". Las religiones paganas presentaban a sus dioses como dependientes de los hombres y como si ambicionaran las dádivas humanas. Pablo explica que el Dios verdadero es diferente. Los hombres deberían pensar en Dios como el supremo dador, no como que exige algo de ellos, excepto justicia, misericordia y humildad (Miq. 6:8).

Otros escritores judíos y paganos habían dado testimonio de la misma verdad. David dijo: "Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría" (Sal. 51:16); y el poeta epicúreo latino, Lucrecio (De Rerum Natura ii. 649-651) escribió acerca de la naturaleza divina diciendo que era "sin peligro, poderosa en sí misma por sus propios recursos, no necesita en nada de nosotros, y no se la aplaca con servicio ni se irrita por la ira".

Da a todos. Por medio de estas palabras Pablo incluyó a sus oyentes, y declara que ellos también dependían del Dios de quien él está hablando.

Vida y aliento. Estos dos sustantivos pueden tomarse en el sentido que incluyen la existencia mortal del ser humano. Dios le da al hombre vida original, y se la mantiene garantizándole aliento físico. Pablo pone el énfasis en la dependencia total del hombre del verdadero Dios.

26. Una sangre. La evidencia textual sugiere (cf. p. 10) la omisión de "sangre", palabra que pudo haber sido añadida más tarde para ayudar a aclarar el pensamiento. Pablo está presentando la verdad histórica de que todos los hombres y, en consecuencia, todas las naciones, emanaron de un antepasado común: Adán. Esta creencia, ningún griego, y menos ateniense, estaría dispuesto a aceptar. Para los atenienses la distinción entre griegos y bárbaros era radical y esencial. Se creía que por naturaleza el uno era esclavo del otro (Aristóteles, Política i. 2.6).

Pero en la teología de Pablo no había lugar para una raza superior El creía en el relato de la creación del hombre, que se presenta en el Génesis. Veía la unidad de la estructura física, del potencial, del verdadero desarrollo, lo que prohíbe que una raza o nación -hebrea, griega, latina o teutónica- pretenda ser la flor y nata de la humanidad. Cf. Gál. 3:28 y Col. 3:11, donde Pablo destaca la unidad que se había alcanzado por medio de la fe en Cristo. El cristiano está doblemente obligado a reconocer la unidad del hombre: por creación y por redención.

Toda la faz de la tierra. Un eslabón adicional en el razonamiento de Pablo. El Creador determinó que los hombres poblasen todas las partes de la tierra, sin asignar superioridad a los habitantes de una determinada región.

Ha prefijado. Gr. horízõ, "señalar los límites", "señalar", "determinar". La forma del verbo que se usa aquí es un participio, y puede traducirse "habiendo determinado".

El orden de los tiempos. Gr. prostelagménoi kairói "tiempos señalados" (o "estaciones"). Se captará mejor el significado si se inserta la palabra "sus": "habiendo determinado sus tiempos señalados". La palabra "tiempos" (kairói) se refiere a épocas históricas más bien que a estaciones anuales. La referencia es al conocimiento que Dios tiene de los asuntos humanos.

Límites. Dios, por medio de su providencia, ha fijado los límites naturales para las naciones (ver com. Dan. 4:17; cf. Deut. 32:8).

27. Busquen a Dios. Dios organizó la creación de tal manera que todos, si así lo desean, puedan buscarlo y encontrarlo.

Alguna manera. Gr. ei ára ge, "si verdaderamente entonces", o "que entonces verdaderamente". Dios espera que los hombres lo busquen. La única duda implícita aquí se debe a que a menudo los hombres no desean buscarlo.

Palpando. Gr. psêlafáõ, "tocar", "sentir", "palpar". Se usa en la LXX para describir el acto de palpar como un ciego, o en la oscuridad (Deut. 28:29; Job 5:14; etc.). Se describe adecuadamente la ciega investigación del hombre que palpa tratando de encontrar al Ser Supremo.

Puedan hallarle. El altar al Dios no conocido era una prueba de que aún no lo habían encontrado. "El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría" (1 Cor. 1:21). Pero Pablo presentó la seguridad de que el verdadero que lo encuentren; es "galardonador de los que le buscan" (Heb. 11:6).

No está lejos. Toda la oración es enfática, y literalmente dice: "Verdaderamente, no está lejos de cada uno de nosotros". Pablo hace una declaración positiva de un hecho: no expresa duda alguna en sus palabras. El Señor está cerca de los hombres, aun cuando ellos no lo reconozcan. Esto hace que sea comparativamente sencillo que ellos encuentren a Dios, porque él está a su lado esperando que lo busquen y ayudándoles en sus esfuerzos para descubrirlo.

Dios puede revelarse, y lo hace de acuerdo con la medida de celo y fervor que demuestren los que lo buscan.  En este punto los estoicos podían encontrar paralelos entre su enseñanza y el pensamiento de Pablo; pero los epicúreos tenían que alejarse porque las palabras del apóstol constituían un ataque contra el ateísmo básico de su sistema.

28. En él vivimos. Literalmente "En [o por] él estamos viviendo y estamos siendo movidos y estamos existiendo". Las palabras de Pablo expresan el pensamiento de que no sólo nuestra confianza inicial depende del Creador, sino que todas nuestras actividades -físicas, mentales y espirituales derivan de él.

En la enseñanza del apóstol, la personalidad del Dios omnipotente y omnisciente no se fusiona en el alma impersonal del mundo, como es el caso en el dios de los panteístas, sino que se presenta con majestuosa distinción en el carácter de Creador y Sustentador de la vida. "Por medio de los agentes naturales, 

Dios obra día tras día, hora tras hora, y en todo momento, para conservarnos la vida, fortalecernos y restaurarnos . . . Lo que obra por medio de estos agentes es el poder de Dios" (MC 75-76).

Vuestros propios poetas. Es posible que esta frase se refiera a la primera declaración de este versículo, así como a la cita que sigue. Las palabras, "porque en él vivimos, y nos movemos y somos" son una cita casi exacta de una estrofa probablemente escrita por Epiménides de Creta (siglo VI a. C.), la cual aparece en los escritos de Isodad, comentarista siríaco nestoriano del siglo IX: "Ellos idearon una tumba para ti, oh santo y alto. Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos.

Pero tú no estás muerto; tú vives y permaneces para siempre. Porque en ti vivimos, y nos movemos y tenemos nuestro ser" (citado en F. F. Bruce, The Book of the Acts, serie New International Commentary en the New Testament, p. 359).

Este pasaje es interesante no sólo debido a la posible relación de Epiménides con el altar dedicado "Al Dios Desconocido" (ver com. vers. 23), sino particularmente porque contiene la cita que Pablo usa para describir a los cretenses en Tito 1:12. El hecho de que Pablo citara a Epiménides en la carta a Tito, aumenta la probabilidad de que hubiera pensado también en estos versos en ocasión de su disertación en el areópago.

La segunda frase, "porque linaje suyo somos", es evidentemente una cita de un poeta griego, como Pablo lo reconoce. Es de Arato (c. 270 a. C.), amigo de Zenón, fundador de la escuela de los estoicos. Arato, como Pablo, era de Cilicia. Su poema didáctico, Fenómenos, trata de los principales hechos de la ciencia astronómico y meteorológica como entonces se conocían. Comienza con una invocación a Zeus, y contiene las palabras que Pablo cita: "De Zeus comenzamos; a él los mortales nunca lo dejamos de nombrar; llenas de Zeus están todas las calles y todas las plazas de hombres; llenos están el mar y los cielos. Siempre tenemos necesidad de Zeus, porque linaje suyo somos" (Fenómenos 1-5). 

Esta cita podría, sin duda, atraer inmediatamente la atención de sus oyentes.  Pablo, al citarles su propia literatura, demostró su costumbre: "a todos me he hecho de todo" (1Cor. 9:22). Ellos podrían reconocer que no estaban tratando con un judío indocto, como los comerciantes y exorcistas tan comunes en las ciudades griegas, sino con un hombre que Poseía una cultura como la de ellos, y que estaba familiarizado con los escritos de sus poetas.

No debe exagerarse la erudición clásica de Pablo; pero es claro por las referencias mencionadas aquí y por la cita de 1 Cor. 15:32, que conocía los autores griegos y que era capaz de introducir citas apropiadas de su obras cuando la situación así lo exigía. Con esto Pablo no necesariamente apoyaba los conceptos contenidos en los contextos de las Palabras que utilizaba; simplemente citaba autores griegos para ilustrar la enseñanza más elevada que él estaba presentando.

El enfoque psicológico de Pablo en esta ocasión es instructivo. El apóstol no dice a sus oyentes de entrada que tienen una opinión demasiado elevada de sí mismos, que son sólo seres de barro, Hijos del diablo; por el contrario: destaca que tienen una estima demasiado baja de su posición, que habían olvidado que eran linaje de Dios, y que, como lo habían hecho los judíos incrédulos, se habían considerado indignos "de la vida eterna" (Hech. 13:46).

29. Linaje de Dios. El apóstol usa inmediatamente las palabras del poeta griego (ver coro. vers. 28) para combatir la idolatría. Si en verdad somos "linaje" de Dios, nuestra concepción de él debería elevarse y no descender a los ídolos, los cuales están por debajo de los hombres porque son hechos por éstos.

Pablo aprueba la misma verdad que fue expresada por los profetas del AT (1 Rey 18:27; Sal. 135:15-18; Isa. 44:9-20), pero su tono al referirse a la idolatría es muy diferente al de los profetas. Menciona el comienzo o desarrollo de la idolatría, pero en vez de hablar de ella con desprecio, odio y mofa, habla con compasión para aquellos que la practican.

No debemos pensar. El hombre es más digno de honor que las cosas materiales, ¡cuánto más digna de honor debe ser la Divinidad, el Creador!

Divinidad. Gn théion "divinidad", "deidad". Théion es un vocablo usado por Josefo (Antigüedades viii. 4.2) y por Filón (La inmutabilidad de Dios xxiii), para referirse al Dios verdadero; y Pablo lo emplea aquí como un término aceptable para sus oyentes griegos.

Oro, o plata, o piedra. La primera palabra recuerda a los atenienses el abundante uso de oro en la colosal estatua de Atenea, esculpida por Fidias y colocada en el Partenón. Los griegos no usaban comúnmente la plata. Sin embargo, los templecillos de Artemisa (Diana) en Éfeso (ver com. cap. 19:24) son ejemplos de su uso. "Piedra" era el término que generalmente se le daba al mármol del monte Pentélico, material que se utilizaba mucho en la arquitectura de Aterias y en sus bellas esculturas.

Escultura de arte. Mejor "obra de arte esculpida" ["cincelada"].

Imaginación de hombres. Mejor "de ingenio de hombre". Esta frase y la precedente revelan el conocimiento que Pablo tenía del arte con que estaba rodeado en Atenas.

30. Pasado por alto. Gr. huperoráõ, "pasar por alto". La frase, como está en español, sugiere no sólo tolerancia, sino disimulo y perdón del mal. En realidad, Pablo se consolaba con el pensamiento de que la ignorancia del mundo pagano disminuía su culpabilidad y por lo tanto, el castigo.

En las edades pasadas del mundo había habido un "pasar por alto" (páresis) de los pecados de los hombres, en el sentido de que no se había castigado plenamente a los pecadores. Esto se debía a la paciencia de Dios (ver com. Rom. 3:25). El Señor en su gran misericordia estaba perdonando a los hombres debido al sacrificio expiatorio de Cristo, pero este perdón sólo era válido si se arrepentían.

Tiempos de esta ignorancia. Literalmente "Por lo tanto, los tiempos de la ignorancia habiendo pasado por alto Dios". Agnóia, palabra que se usa aquí y significa ignorancia, y las palabras para "no conocido" y "sin conocerle" del vers. 23, derivan de la misma raíz, e ilustran la estrecha coherencia del pensamiento de Pablo, quien caracteriza y parcialmente disculpa todo el período precristiano por haber estado basado en una falta de conocimiento, especialmente de lo divino.

Ahora. La frase griega señala el contraste entre los tiempos pasados de ignorancia y el presente de esclarecimiento anunciado por una predicación como la de Pablo.

Manda. O "proclama", "anuncia". "declara". A todos los hombres en todo lugar. Frase muy amplia que incluye a cada ser humano, y armoniza con la naturaleza mundial de la comisión evangélica (cf. Mat. 24:14; Mar. 16:15).

Arrepientan. Dios destaca la pecaminosidad del hombre, pero la rica misericordia divina hace posible que el hombre encuentre perdón, con la condición de que se arrepienta.

Los estoicos y los epicúreos habían seguido atentamente el pensamiento de Pablo, pero ahora, en este punto, su atención empieza a sufrir un cambio.

Los epicúreos podrían haber lamentado los errores que habían cometido al buscar el placer; pero un cambio como el que implica el arrepentimiento -un cambio de mente, aversión por el pasado de uno y una resolución de vivir en un plano más elevado en el futuro- era completamente extraño a sus pensamientos. Por otro lado, los estoicos aceptaban las consecuencias de sus acciones con serena indiferencia. Daban gracias porque no eran como los otros hombres, porque habían sido capaces de alcanzar por sus propios esfuerzos la perfección ética; pero la idea de arrepentirse aún no había comenzado ni a aparecer en sus pensamientos (cf. Marco Aurelio, Meditaciones i.1-16).

31. Por cuánto. Pablo deduce la invitación al arrepentimiento del hecho del juicio venidero. Un día. Esto es, cierto tiempo, y no necesariamente un día de 24 horas.

juzgará. Gr. méllõ krínein, "estar por juzgar", o simplemente como futuro: "juzgará", "va a juzgar". Pablo, que está citando el Sal. 9:8, recalca la certidumbre y quizá la proximidad del juicio (cf. Hech. 24:25; Rom. 2:5-6,16).

La proclamación de un juicio venidero es una parte integral de la doctrina paulina y cristiana (ver com. Apoc. 14:6-7). El cristianismo no deja a los hombres en la ignorancia de lo que les espera, sino que les da una abarcante, aunque necesariamente breve, vista panorámica de los acontecimientos del porvenir.

Pero la humanidad raramente da la bienvenida a la idea de un juicio. A los hombres no les gusta enfrentar la perspectiva de presentarse ante el tribunal de Dios, y los griegos no eran una excepción en este respecto. Es probable que a partir de este momento, los epicúreos y los estoicos se opusieran fuertemente a la exposición de Pablo.

Mundo. Gr. oikouméne, "la tierra habitada" (ver com.  Mat. 24:14; Luc. 2:1). Esta palabra también se usaba comúnmente para designar el mundo romano, o el mundo civilizado en contraste con las regiones de los bárbaros. Con justicia. Esto es, en una atmósfera justa (cf. Sal. 9:8; 96:13; 2 Tim. 4:8). Por aquel varón. Literalmente "por un varón". Por lo que sigue es evidente para los cristianos que Pablo se está refiriendo a Jesús; pero el registro del discurso no muestra que el apóstol tuvo una oportunidad para identificar públicamente dicho "varón" (ver com. vers. 32).

A quien designó. Esto es, lo destinó para la obra del juicio. Cf. Hech. 10:42; Rom. 2:16

Dando fe. En otras palabras, Dios ha provisto las bases para la confianza.

A todos. Pablo destaca otra vez la naturaleza universal del llamamiento del Evangelio.

Con haberle levantado. Aquí se presenta la resurrección de Jesús como la garantía de las intenciones de Dios para la humanidad en cuanto al juicio y, por deducción, a la vida eterna que él da por medio de Jesucristo. A Pablo se le negó la oportunidad de desarrollar este tema, porque cuando mencionó la resurrección se despertó el desprecio de sus oyentes, lo cual llevó su discurso a un repentino fin.

Si Pablo hubiera podido terminar el discurso, probablemente habría hablado en un lenguaje más definido acerca de la vida y la obra de Jesús, y de su posición clave en el plan de Dios para la humanidad. Nótese cómo se desarrolla su argumento. Primero habla de Dios como el Creador del mundo y del hombre, y de las normas que dio para que el hombre habitara la tierra; después razona que todo esto debiera inspirar a los hombres a conocer que Dios está muy por encima de los hombres, lo cual, a su vez, debería inducirlos a buscarlo, sabiendo que un Creador tal nunca está lejos, sino esperando que se le acerquen los hombres.

Han concluido los días cuando los hombres ignorantes tenían que depender de la revelación de Dios en la naturaleza. Ahora está hablando por medio del Hijo del hombre, quien por su resurrección probó que era el Hijo de Dios. El Altísimo juzgará al mundo por medio de su Hijo, y los hombres deberían prepararse para este juicio, mediante el arrepentimiento.

32. Cuando oyeron. Al apóstol se le prestó una atención respetuosa hasta que mencionó por primera vez el tema de la resurrección de los muertos. Esta resurrección les parecía algo increíble a los epicúreos y a los estoicos, y en general a los griegos y también a los saduceos (cf. Hech. 23:8; 26:8; 1 Cor. 15:35).

El mundo de entonces, como el de ahora, estaba preparado para creer en la inmortalidad del alma, pero no estaba dispuesto a aceptar la doctrina de la resurrección del cuerpo.

Unos se burlaban. La inflexión del verbo griego implica que comenzaron a burlarse en este punto del discurso de Pablo. La palabra "unos" puede incluir a los epicúreos y a los estoicos.

Te oiremos... otra vez. Algunos podrían haber tenido el deseo genuino de escuchar más sobre este tema tan vital; pero no parece que lo hubieran escuchado otra vez del apóstol de los gentiles.  Compárese con la actitud de Félix (cap. 24:25).

34. Mas. Esto es, "pero", "por otra parte", en feliz contraste con aquellos que rechazaran el mensaje de Pablo.

Juntándose. Gr. kolláÇ (ver com. cap. 5:13; 9:26). En las palabras y en el carácter del apóstol había un poder de atracción que hacía que los hombres se unieran a él.  Algunos han considerado que el discurso de Pablo en Atenas fue un fracaso, pero tal juicio no es justo en vista de los conversos que ganó.

Dionisio el areopagita. Un miembro del consejo del Areópago (ver com. vers. 19). Por lo menos en tiempos antiguos la constitución del consejo requería que sus miembros hubieran desempeñado una alta función en la magistratura, como la de arconte, y que tuvieran más de 60 años de edad. Por lo tanto, es posible que Dionisio fuera un hombre de cierta importancia. Según la tradición, atribuida por Eusebio (Historia eclesiástica iii. 4. 9-10; iv. 4.23) a un obispo de Corinto, este Dionisio llegó a ser el primer obispo de Atenas. Hay un escrito detallado sobre La jerarquía celestial que se atribuye a Dionisio, pero que es de una fecha muy posterior a él, posiblemente del siglo IV o V. La leyenda de los siete paladines del cristianismo ha transformado a Dionisio en el San Denis de Francia.

Dámaris. Posiblemente dámalis, "vaquilla", nombre griego bastante común. No hay identificación de esta conversa. Crisóstomo y otros creían que era la esposa de Dionisio, pero esto no tiene fundamento en ningún hecho conocido.

Otros con ellos. Es significativo el contraste entre éstos y el "gran número" de Tesalónica (vers. 4) y los "muchos" de Berea (vers. 12). No menos sorprendente es que Pablo no menciona a Atenas en ninguna de sus epístolas paulinas. Lo que más se acerca a una referencia es la probable inclusión de los cristianos atenienses entre "los santos que están en toda Acaya" (2 Cor. 1:1).

Cuando Pablo llegó a Corinto encontró oyentes de un nivel intelectual inferior, y les predicó conforme a ese nivel. Él se propuso no saber "cosa alguna" entre ellos, "sino a Jesucristo, y a éste crucificado" (1 Cor. 2:2). Concentró su mensaje en la cruz de Cristo, y el Espíritu de Dios le dio un éxito notable. Pero Pablo fue dirigido en Atenas por el Espíritu Santo al hablar a los filósofos, y adaptó su discurso a la forma de pensar de ellos. No ganó gran cantidad de conversos, como ya se hizo notar, pero se fundó una iglesia que permaneció como un recuerdo constante y honorable del poder del Evangelio para rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado y la tentación, para hacerlos libres en Cristo Jesús (cf. HAp pp. 195-196). 6CBA

COMENTARIOS DE EGW

3. HAp 186

11-12. HAp 188

13. HAP 189

14-15. HAp 189

16. HAp 190

17-18. HAp 191

19-20. HAp 192

22-23. HAp 192

24-28. HAp 193

29-32. HAp 194

34. HAp 195 

1-34 HAp 180-197. TESALÓNICA. Basado en Hechos 17:1-10. (180-187)

https://elaguila3008.blogspot.com/2018/07/capitulo-22-tesalonica.html

BEREA Y ATENAS. Basado en Hechos 17:11-34. (188-197)

https://elaguila3008.blogspot.com/2018/07/capitulo-23-berea-y-atenas.html

16-31. MC 164-166. MUCHOS SE FIGURAN QUE PARA ALCANZAR A LAS CLASES ALTAS, hay que adoptar un modo de vivir y un método de trabajo adecuado a los gustos desdeñosos de ellas. Consideran de suma importancia cierta apariencia de fortuna, los costosos edificios, trajes y atavíos, el ambiente imponente, la conformidad con las costumbres mundanas y la urbanidad artificioso de las clases altas, así como su cultura clásica y lenguaje refinado.

ESTO ES UN ERROR. El modo mundano de proceder para alcanzar las clases altas no es el modo de proceder de Dios.  Lo que surtirá efecto en esta tarea es la presentación del Evangelio de Cristo de un modo consecuente y abnegado.

LO QUE HIZO EL APÓSTOL PABLO AL ENCONTRARSE CON LOS FILÓSOFOS DE ATENAS encierra una lección para nosotros. Al presentar el Evangelio ante el tribunal del Areópago, Pablo contestó a la lógica con la lógica, a la ciencia con la ciencia, a la filosofía con la filosofía. Los más sabios de sus oyentes quedaron atónitos.  No podían rebatir las palabras de Pablo. Pero este esfuerzo dio poco fruto. Escasos fueron los que aceptaron el Evangelio. En lo sucesivo Pablo adoptó un procedimiento 165 diferente.

PRESCINDIÓ DE COMPLICADOS ARGUMENTOS Y DISCUSIONES TEÓRICAS, y con sencillez dirigió las miradas de hombres y mujeres a Cristo, el Salvador de los pecadores. Escribiendo a los Corintios acerca de su obra entre ellos, dijo: "Así que, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con altivez de palabra, o de sabiduría, a anunciamos el testimonio de Cristo. Porque no me propuse saber algo entre vosotros, sino a Jesucristo, y a éste crucificado.... Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, mas con demostración del Espíritu y de poder; para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, más en poder de Dios." (1 Corintios 2:1-5.) Y en su epístola a los romanos, dice: "No me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud a todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego." (Romanos 1:16.)

QUE AQUELLOS QUE TRABAJAN POR LAS CLASES ALTAS se porten con verdadera dignidad, teniendo presente que tienen a ángeles por compañeros. Embargue su mente y su corazón el "Escrito está." Tengan siempre colgadas en el aposento de su memoria las preciosas palabras de Cristo. Hay que estimarlas más que el oro o la plata.

Cristo dijo que le era más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que al rico entrar en el reino de Dios.

MIENTRAS SE TRABAJE POR LOS RICOS se presentarán muchos motivos de desaliento, se tropezarán con muchas revelaciones angustiosas. Pero todo es posible con Dios. Él puede y quiere obrar mediante agentes humanos e influirá en el espíritu de quienes dedican su vida a ganar dinero. Veránse realizar milagros de conversiones verdaderas, milagros que hoy no se advierten.

LOS HOMBRES MÁS EMINENTES DE LA TIERRA No Son Inaccesibles Para El Poder Del Dios Que Obra Maravillas. Si los que colaboran con él cumplen su deber valiente y fielmente, Dios convertirá a personas que desempeñan 166 puestos de responsabilidad, a hombres de inteligencia e influencia. Mediante el poder del Espíritu Santo, muchos serán inducidos a aceptar los principios divinos.

CUANDO LES CONSTE BIEN CLARO QUE EL SEÑOR ESPERA QUE ELLOS sean sus representantes para aliviar a la humanidad doliente, muchos responderán y contribuirán con sus recursos y su simpatía a mejorar la suerte de los pobres. Al desprenderse así de sus intereses egoístas, muchos se entregarán a Cristo. Con sus dotes de influencia y sus recursos, cooperarán gozosos en la obra de beneficencia con el humilde misionero que fue instrumento de Dios para su conversión. Mediante el empleo acertado de sus tesoros terrenales se harán "tesoro en los cielos que nunca falta; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe." (Lucas 12:33.)

UNA VEZ CONVERTIDOS A CRISTO, muchos llegarán a ser instrumentos en manos de Dios para trabajar en beneficio de otros de su propia categoría social.

VERÁN QUE SE LES HA ENCOMENDADO UNA MISIÓN DEL EVANGELIO en favor de los que han hecho de esté mundo su todo. Consagrarán a Dios su tiempo y su dinero y dedicarán su talento e influencia a la obra de ganar almas para Cristo.

SÓLO LA ETERNIDAD pondrá de manifiesto lo realizado por esta clase de ministerio, y cuántas almas, antes presa de dudas y hastiadas de mundanalidad y desasosiego, fueron llevadas al gran Restaurador, siempre ansioso de salvar eternamente a los que a él acuden. Cristo es un Salvador resucitado, y hay curación en sus alas. MC/EGW

Ministerio Hno. Pio


No hay comentarios.:

Publicar un comentario