sábado, agosto 14, 2021

REFLEXIÓN 803. TERCER VIAJE MISIONERO DE PABLO: En Éfeso. (HECHOS 19).

 Hechos 19. Vers. (1) Apolos en Corinto. Y Pablo en Éfeso. (2-7) Pablo rebautiza a conversos de Juan el Bautista. El Espíritu Santo desciende por la imposición de las manos de Pablo.

EVANGELIZACIÓN DE ÉFESO. vers. (8-12) Los judíos blasfeman contra la doctrina, la cual es confiada con milagros. (13-18) judíos exorcistas, son golpeados por el maligno. (19-23) Los libros de magia son quemados en Éfeso. (24-34) Demetrio, Por su codicia, levanta un tumulto contra Pablo, (35-41) Pero es apaciguado por el escribano de la ciudad.

1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, 2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?  Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. 3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. 4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.

5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos y vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 7 Eran por todos unos doce hombres.

8 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo Por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. 9 Pero endureciéndose algunos y no creyendo, -maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tirano. 10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.

11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. 14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.

15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.

18 Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. 

20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma. 22 Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia.

23 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. 24 Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; 25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos.

27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.

28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! 29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. 31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro. 32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido.

33 Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empuñándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. 34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios! 

35 Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?

36 Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. 37 Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.

38 Qué si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. 39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. 40 Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. 41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea. (Hechos 19).

1. Entre tanto que Apolos estaba en Corinto. Después de terminar el paréntesis concerniente a Apolos, la narración continúa ahora con Pablo.

Apolos encontró que Corinto era un centro muy favorable para su obra en Acaya, y parece que estableció allí su base de operaciones por un tiempo. Entre tanto Pablo viajó hacia el oeste (cap. 18:23) cruzando Asia Menor rumbo a Éfeso.

Regiones superiores. Eran parte de una zona grande (ver com. cap. 13:50, y estaban más hacia el interior. El apóstol viajó a través de Licaonia, Galacia y Frigia, lugares que había visitado antes.

Vino a Éfeso. Esta visita fue en cumplimiento a su promesa cuando salió de la ciudad en su viaje anterior (cap. 18:21).

Ciertos discípulos. Se los llama "discípulos" porque, como Apolos, habían aprendido algunas cosas relativas a Jesús, y debido a esto se habían sentido atraídos a escuchar a Pablo, quien podía enseñarles más.

2. Cuando creísteis. O "habiendo creído". Es decir, cuando creísteis o por cuanto creísteis. Pablo se dirigió a ellos como a creyentes.  Como acababa de llegar, no conocía los antecedentes de todos los que estaban en la congregación. Pero es posible que Pablo hubiera descubierto en estos creyentes la falta de dones espirituales, y quizá carencia de la paz, gozo y alegría que se manifiestan en los que han recibido plenamente el mensaje del Evangelio.

Si hay Espíritu Santo. La posición de estos discípulos es tan semejante a la de Apolos cuando llegó a Éfeso, que es razonable pensar que se convirtieron por la predicación de él. Por supuesto, debieron haber conocido al Espíritu Santo como un nombre en el AT y en la enseñanza de Juan el Bautista (Mat. 3:11); pero fuera de esto ignoraban la naturaleza del Espíritu.

Habían recibido el bautismo como señal de arrepentimiento, y sin duda vivían correctamente, pero no estaban arraigados en la experiencia de "justicia, paz y gozo" que les pertenecía "en el Espíritu Santo" (Rom. 14:17) Es evidente que esos discípulos eran judíos y no gentiles.

3. ¿En qué? Ver com. cap. 2:41; 8:38. La frase del NT es "bautizar en" para expresar la íntima unión de los hombres con Dios, unión a la cual son conducidos por el acto simbólico de la inmersión en el bautismo.

Las respuestas de estos creyentes demostraban una instrucción incompleta que no satisfacía la norma de lo que los candidatos al bautismo generalmente recibían, y también una experiencia espiritual deficiente debido a su falta de conocimiento. Seguramente no se daban cuenta de lo que les faltaba, y es probable que se consideraban completamente calificados para pertenecer a la congregación de los creyentes.

En el bautismo de Juan. Posiblemente Apolos los bautizó antes de que él fuera completamente enseñado por Aquila y Priscila, o tal vez fueron bautizados por alguno que tenía el mismo conocimiento de Apolos. Esta referencia y la que aparece en el versículo siguiente, son las últimas que hay respecto a Juan el Bautista en el NT.

4. Bautismo de arrepentimiento. Pablo resumió lo que Juan había enseñado: el bautismo de arrepentimiento y fe en Aquel que vendría tras él, pero estos discípulos de Éfeso no sabían nada del bautismo del Espíritu Santo, ni de los dones del Espíritu y muy poco de las doctrinas de la fe en Cristo.

5. Cuando oyeron esto. La evidencia textual establece la omisión de la palabra "esto". Lo que escucharon estos conversos sin duda no fueron las sencillas declaraciones de que Jesús era el Mesías, sino los argumentos con citas del AT con los cuales Pablo demostró que eso era verdad, comprobando que en Jesús se había cumplido el AT. Aunque la descripción es breve en el relato, la convicción de ellos no fue necesariamente repentina o sin una completa instrucción.

En el nombre. En cuanto al significado de "nombre", ver com. Hech. 3:16; 4:12. Aquí tenemos un ejemplo de personas rebautizadas después de recibir una verdad vital, pero nueva para ellos; sin embargo, esto no autoriza para rebautizar con frecuencia.

El rebautismo debería ser administrado raras veces. La purificación de los pecados que comete el cristiano, en su diario caminar en un mundo de pecado, se origina en la perdonadora gracia de Dios por medio de Cristo (1 Juan 1:9; 2:1-2), y se expresa mediante el rito del lavamiento de los pies que simboliza la purificación del pecado (Juan 13:4-10).

Cuando uno ha sido bautizado en Cristo sólo debe rebautizarse si ha habido una apostasía definida de las creencias y normas que acompañan a la comunión con Cristo. Las excepciones a esta regla general deberían ser casos como el que aquí se describe. El bautismo en el nombre de Cristo es la manifestación de haber entrado en el pacto de salvación, y se espera que sea una experiencia permanente.

6. Impuesto Pablo las manos. Ver com. cap. 6:6.

Vino sobre ellos el Espíritu Santo. Esta fue una experiencia que compartieron varios cuyo bautismo está registrado en el libro de los Hechos.

En esta ocasión descendió el Espíritu a fin de que se realizase la gran obra que haría de Éfeso -una ciudad totalmente consagrada al culto de la diosa Artemisa (Diana)- un lugar conquistado para Cristo. De ese modo se transformó en un centro del cristianismo en todo ese territorio durante varios siglos.

Hablaban en lenguas. O "comenzaron a hablar en lenguas". Este fue un derramamiento pentecostal. Así como en Jerusalén el don cumplió su propósito en los judíos que de todas partes del imperio se habían reunido para la fiesta, así también en este momento el Espíritu derramado en Éfeso, centro del mundo gentil, tendría un resultado semejante, pues el asombro de las personas ante tal poder llamaría la atención al mensaje y ganaría conversos para Cristo. "Así quedaron capacitados para trabajar en Efeso y en sus alrededores, y para salir a proclamar el Evangelio en Asia Menor" (EGW RH 31-8-1911).

Profetizaban. O "comenzaron a profetizar". La "profecía" no es sólo predicción de acontecimientos futuros, cosa que podría haber sido de poca ayuda a la causa de Cristo en ese tiempo. "Profetizar" es también proclamar un mensaje de origen divino, por medio del cual los oyentes quedarían convencidos de la verdad acerca de Cristo.

7. Eran por todos unos doce hombres. La narración sugiere que estos 12 formaban un grupo que tal vez asistía a las reuniones de la iglesia, pero sin compartir plenamente la vida de ella hasta este momento.

8. Sinagoga. De acuerdo con la costumbre del apóstol (ver com. cap. 9:20). Estas visitas sin duda eran principalmente en día sábado; en primer lugar porque Pablo guardaba el sábado (cap. 13:14; 16:13), además porque Pablo trabajaba durante la semana (Hech. 18:3; 20:34; 1 Tes. 2:9; 2 Tes. 3:8), y porque los sábados le daban una oportunidad inmejorable para relacionarse con los ' judíos.

Habló con denuedo. Ver com. cap. 9:27.

Por espacio de tres meses. Estas breves palabras comprenden la historia de un intenso período de trabajo. Sin duda Pablo continuó trabajando diariamente en hacer tiendas (cf. cap. 20:34), mientras que los sábados, por lo menos, estaba en la sinagoga predicando que Jesús era el Cristo, y manifestando la naturaleza de su obra y las eternas leyes de su reino.

Discutiendo. Ver cap. 17:2; 18:4, 19; com. cap. 20:7.

Persuadiendo. O "intentando persuadir".

Reino de Dios. Ver com. cap. 1:6.

9. Endureciéndose algunos y no creyendo. O "pero algunos se endurecían y se resistían a creer". Ver coro. cap. 14:2.

Maldiciendo el Camino. Es decir, a los cristianos y al cristianismo. Los judíos incrédulos actuaron en Éfeso como sus compatriotas en Tesalónica. Probablemente mostraron su odio a Pablo intentando que los gentiles se volvieran contra él.

Se apartó. Pablo dejó de tomar parte en los servicios públicos de la sinagoga.

Separó a los discípulos. Todos los cristianos que formaban parte de la congregación en la sinagoga se retiraron, así como los judíos que estaban interesados en las enseñanzas de Pablo.

Este es el primer registro que tenemos de que un grupo completo de creyentes cristianos se separó de la sinagoga judía. Este proceso de separación debe haberse acelerado durante el período de las guerras judías entre los años 68 a 135 d. C., cuando no sólo no convenía, sino que era realmente peligroso en algunos lugares, relacionarse con los judíos (ver t. Vg P. 81).

Cada día. No se puede saber cuán a menudo enseñó Pablo en la sinagoga durante sus primeros tres meses en Éfeso, aunque sin duda lo hacía cada sábado y tal vez con más frecuencia. Finalmente, Pablo se ocupó ahora de un programa intenso de evangelismo público, al cual dedicó, por lo menos, una parte de cada día. Es posible que al mismo tiempo continuara trabajando para sostenerse (ver coro. vers. 8).

La escuela. Gr. sjolê, palabra que tiene una historia interesante. Originalmente significó "holganza"; más tarde, se aplicó al tiempo libre empleado en debates que implicaban erudición y estudio; después, como aquí, al lugar en el cual se estudiaba.

Finalmente llegó a ser un término común para los seguidores de un maestro particular, como "la escuela de Zenón". En este versículo probablemente significa una sala de clases, la cual, como propiedad privada, era prestada o alquilada al apóstol por su dueño.

Uno Llamado Tirano. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto: "la escuela de Tirano", lo cual sugiere que Tirano pudo haber sido una persona bien conocida. Nada más se sabe con certeza acerca de él. Pudo haber sido un maestro de filosofía o de retórica; pero difícilmente habría sido completamente pagano, pues es probable que no hubiera permitido que su aula de clases fuera usada por el maestro de una nueva fe que era ridiculizada en ciertos círculos (cap. 17:32).

Por lo tanto, algunos piensan que era una escuela judía, una beth-hammidrash, en la cual habría sido más factible que se reunieran los oyentes judíos. Evidentemente la audiencia era en parte gentil y en parte judía.

No hay duda de que en Éfeso había suficientes judíos, lo que hacía necesaria la existencia de tales "escuelas" para su educación; y es posible que el dirigente de una escuela tal podría haber adoptado un nombre gentil además del judío. Así que este Tirano posiblemente era judío.

10. Por espacio de dos años. Cuando Pablo habló más tarde a los ancianos de la iglesia de Éfeso, en Mileto, declaró que había amonestado por "tres años" a la iglesia de Éfeso (cap. 20:31).

No hay conflicto entre estas dos declaraciones. A los dos años que aquí se mencionan deben añadirse los tres meses del vers. 8 y el tiempo que pudo haber precedido a su enseñanza en la sinagoga (ver HAp 236).

Todos... en Asia. Para una explicación del término "Asia", ver com. cap. 2:9. Evidentemente Éfeso llegó a ser el centro del trabajo de Pablo, y sin duda desde allí visitaba las ciudades vecinas.

Por esto es posible que las iglesias mencionadas en el Apocalipsis (cap. 2; 3) deban su origen a Pablo, aunque dicha posibilidad se debilita debido a la afirmación de que algunos no habían visto el rostro de Pablo (Col. 2:1; cf. com. Hech. 18:23).

El crecimiento de la nueva comunidad cristiana en Éfeso, cuyos miembros eran judíos y griegos, llegó a ser un hecho muy conocido. El número de ofrendas para Artemisa (Diana) y la venta de recuerdos de ella disminuyeron en forma notable.

Las declaraciones de Lucas implican que los oyentes que Pablo atrajo no provenían sólo de quienes se radicaban en Éfeso, sino también de los que visitaban la ciudad y llevaban las nuevas del predicador y de su mensaje por todos los rincones de ese territorio. Filemón, de Colosas, pudo haber sido uno de los conversos de Pablo durante este período (ver com. File. 19).

11. Hacía. La inflexión del verbo griego sugiere que esas manifestaciones del poder de Dios continuaron durante la permanencia del apóstol en Efeso. No fue una manifestación fugaz como resultado de algún poderoso sermón aislado.

Milagros extraordinarios. Literalmente "maravillas no las [que] sucedían por casualidad", es decir "milagros no de los corrientes". Eran de tal naturaleza que iban más allá de lo rutinario (cf. coro. cap. 28:2). El sustantivo griego que se traduce "milagro" es dúnamis (ver t. V, p. 198). Dios hizo la obra; Pablo fue el instrumento.

Por mano. Reproducción literal de una frase idiomática hebrea que expresa la presencia de un instrumento (ver com. cap. 5:12).

12. De su cuerpo. Las palabras griegas traducidas "paños" y "delantales" son transliteraciones del latín. Los "paños" (soudárion) se usaban para enjugar el sudor del rostro; los "delantales" (simikínthion) eran delantales cortos que usaban los artesanos.

Parece algo extraño que Lucas, después de resumir dos años de ministerio en unas pocas palabras, se detenga en estos detalles. Puede ser que como médico naturalmente le llamaron mucho la atención las curaciones sobrenaturales.  Parece que personas sinceras fueron hasta donde trabajaba el apóstol y recibían los paños o delantales que él usaba. La eficacia de estos medios de curación se puede comparar con la del borde del vestido del Señor (ver com. Mar 5:27-28) y el barro que él usó en la curación del ciego (ver com. Juan 9:6).

NO HAY SINO DOS CONDICIONES Indispensables En Todo Lugar Para Que Haya Actos Sobrenaturales De Curación Divina: El Poder De Dios Y La Fe Del Individuo.

Las cosas materiales que puedan vincular el poder divino y la fe humana no son más que vehículos para el ejercicio de la fe.

Las enfermedades se iban. En la ciudad de Éfeso, donde se hacía gala de exorcismo y de extrañas artes de magia y encantamientos ante los ojos del pueblo, como se ve en este capítulo, parece que Dios hizo esas curaciones milagrosas para que quedaran como demostraciones especiales del poder de la fe.

13. Algunos. Mejor "también algunos".

judíos, exorcistas ambulantes. O "judíos, exorcistas itinerantes". Los impostores estaban tratando de beneficiarse usando los nombres de Pablo y Jesús. Estos judíos se jactaban de curar enfermedades mediante magia y ensalmos (ver com. cap. 8:9; 13:6). Josefo, el historiador judío, escribiendo acerca de la supuesta arte de Salomón contra los demonios y del uso de exorcismos, añade: "Esta clase de curación es de gran poder entre nosotros hasta este día" (Antigüedades viii. 2.5).

Invocar el nombre. La literatura tradicional de los judíos desde fecha muy antigua atribuía grandes resultados a la pronunciación del indecible nombre de la Deidad.

Afirmaban que en esa forma Moisés mató al egipcio, y que Eliseo "en el nombre de Jehová" causó la destrucción de los niños que se burlaban de él. Es fácil entender que estos "judíos ambulantes", después de ver los resultados del uso del nombre de Jesús cuando lo pronunciaba Pablo, intentaran efectuar curaciones usando el mismo nombre (ver com. cap. 3:16).

14. Judío, jefe de los sacerdotes. Se sugiere que puede haber sido jefe de uno de los 24 turnos en los cuales estaban divididos los sacerdotes (ver com. Mat. 2:4; Luc. 3:2). Si así fue, es posible que este hombre, por alguna razón, hubiera perdido su lugar, pero que al llegar a Éfeso aún se autodenominara principal sacerdote, y así lo describe Lucas.

Hacían esto. Los siete Hijos de Sceva empleaban para su exorcismo la forma de las palabras citadas, como una fórmula que les daba una apariencia de respetabilidad.

15. Respondiendo. Los exorcistas se enfrentaron con un endemoniado tan loco y fuerte como el que se enfrentó con Jesús en Gadara (Mar. 5:3-4; cf. Mat. 8:28).

A Jesús conozco. Gr. ton Iêsóun ginôskõ, conozco o reconozco a Jesús". Ginóskô implica aquí no sólo conocimiento personal sino reconocimiento de autoridad.

Sé quién es Pablo. Gr. ton Páulo epístamai, "estoy familiarizado con Pablo". Epístamai puede implicar una relación familiar o el conocimiento de un hecho.

¿Quiénes sois? Literalmente "¿pero vosotros, quiénes sois?" El endemoniado se identificó con el demonio (cf. Mar. 5:7-12). Tenía temor al nombre de Jesús cuando lo pronunciaba un hombre como Pablo, pero no se sintió aterrorizado ante estos fingidores.

16. Saltando sobre ellos. La posesión demoníaca como ésta y la de los gadarenos daba a sus víctimas una fuerza sobrenatural. Los impostores huyeron espantados ante la furia demoníaca del hombre.

Dominándolos. La evidencia textual (cf. p. 10) establece el texto "dominando a ambos", lo cual da a entender que en este caso estaban implicados únicamente dos de los siete Hijos de Sceva; sin embargo, por los papiros es evidente que la palabra griega traducida generalmente como "ambos" puede también significar "todos" (más de dos).

Desnudos. Esto podría significar que sólo su vestido exterior o capa fue destrozada, dejándoles únicamente las cortas túnicas interiores (ver coro. Mat. 5:40).

El relato termina aquí. Si el autor estuviera inventando cosas extraordinarias, podría haber continuado la narración hasta el clímax de la curación del hombre por Pablo después del fracaso de los Hijos de Sceva. Pero el relato de Lucas es auténtico.

17. Fue notorio a todos. Literalmente "llegó a conocerse". El relato sin duda se propagó rápidamente. Los Hijos de Sceva probablemente tenían poco que decir acerca del episodio.

Era magnificado el nombre del Señor Jesús. La flexión del verbo implica una continua magnificación. La narración muestra que el nombre de Jesús se destacó muy por encima de cualquiera de los nombres que los exorcistas habían usado en sus ensalmos. También fue notorio que era peligroso usar el Nombre imprudentemente, sin fe en lo que éste implicaba. Los habitantes de Éfeso respetaron el Nombre como nunca antes, cuando fueron testigos del castigo que cayó sobre los que lo habían profanado.

18. Muchos de los que habían creído venían, confesando. Como en el vers. 2, el verbo "creer" probablemente se usa para referirse a todo el proceso de conversión, incluyendo el bautismo (cf. vers. 3). Estos creyentes habían hecho profesión de fe, pero es claro que aún tenían una experiencia imperfecta. Ahora hubo confesiones de hechos malos, en algunos casos quizá con respecto a prácticas de ocultismo en que habían caído después de haber sido bautizados.

La iglesia, movida por el Espíritu, pasó por una experiencia de un completo escudriñamiento del corazón. No es claro si las confesiones fueron hechas en privado a Pablo y a los otros predicadores, o públicamente en presencia de la congregación. Esto último es lo más probable, así como ocurrió en el caso de las confesiones hechas a Juan el Bautista (ver com. Mat. 3:6).

Ellos habían visto lo que el diablo podía hacer con el que abusaba del nombre de Jesús, y se preguntaron si no estaban también abusando de este nombre al autodenominarse cristianos. Comprendieron que debían enfrentar a Cristo como el juez supremo. Sus conciencias fueron fuertemente sacudidas. Confesaron sus pecados, quedando así amparados por el generoso perdón y la intercesión de Cristo (1 Juan 1:9; 2:1; ver HAp 233).

19. Muchos. La oración literalmente dice: "Muchos de los que habían practicado cosas superfluas", es decir las artes mágicas, supersticiones. Estas artes eran en Éfeso casi una especialidad. Había muchos magos y astrólogos que se ocupaban de un activo comercio en encantamientos, libros de adivinación y reglas para interpretar los sueños.

Los llamados, "hechizos de Éfeso" o "escritos efesios" (efesía grámmata) eran tiritas de pergamino guardadas en bolsas de seda, sobre las cuales estaban escritas palabras antiguas o de oscuro significado.

Clemente de Alejandría (Stromata v. 8) enumera esas palabras, y a pesar de ser oscuras aun para su análisis lingüístico, las interpreta dándoles el significado de tinieblas y luz, tierra y año, sol y verdad. Sin duda representaban una reliquia del antiguo culto frigio a la naturaleza, que era anterior a la diosa griega Artemisa. Este culto más tarde se combinó con supersticiones provenientes de otras religiones.

Trajeron los libros. Debe referirse a la recolección de las tiras en que estaban escritos los ensalmos y encantamientos, los "escritos efesios" y los libros publicados como tratados de estas "artes" ocultas. Se afirmaba que algunos de estos "escritos" eran muy antiguos. Probablemente también trajeron talismanes o amuletos.

Los quemaron. Probablemente haya una relación entre esta incineración de libros y las curaciones por medio de Pablo, las cuales fueron seguidas por el triunfo del demonio sobre los falsos exorcistas (vers. 12,16). Aquellos que "habían creído" comprendieron claramente que el poder del cristianismo era superior a la "magia". Fue evidente que los encantamientos, los nombres simbólicos, las fórmulas y las cartas eran vanas pretensiones.

Por lo tanto, fueron quemados los encantamientos y los libros donde se los explicaba. El tiempo imperfecto del verbo griego Puede significar o que hubo una quemazón continua por algunas horas, mientras libro tras libro iba siendo arrojado al fuego, o repetidos actos de incineración. Una demostración tal tuvo que haber llamado mucho la atención de la gente.

Hecha la cuenta de su precio. El sacrificio hecho por los creyentes no sólo significaba el costo de los libros que Lucas menciona, sino también la pérdida de posibles ganancias debidas a la práctica de la magia y la adivinación.

Cincuenta mil piezas de plata. Como esta extraordinaria incineración de libros que muchos estimaban muy valiosos tuvo lugar en el centro de una ciudad griega, es probable que Lucas con las "piezas de plata" se haya referido a dracmas griegas. Si así fue, 50.000 de estas monedas equivaldrían a unos 190 kg de plata. En el siglo 1 d. C. la dracma equivalía al salario de un día.  Algunos de los libros sin duda se hubieran podido vender a un alto precio (ver t. V, p. 51).

20. Así crecía... poderosamente la palabra del Señor. Literalmente "poderosamente continuaba creciendo la palabra del Señor". "Poderosamente" puede entenderse como con fuerza y fortaleza irresistibles, a las que nada podía hacer frente.

Prevalecía. O "continuaba fortaleciéndose".

21. Pasadas estas cosas. En Éfeso deben haberse incorporado muchas personas a la iglesia. Por medio de estos episodios resaltantes Dios se había manifestado en las actividades de la iglesia y de la ciudad. Aquellos que "habían creído" experimentaron una reforma.  Se había producido una destrucción espectacular de los instrumentos del mal. Esto atrajo la atención de toda la ciudad. Ahora la obra estaba bien establecida, y Pablo pensó que podía dejar la ciudad.

Se propuso en espíritu. La expresión es ambigua en el texto griego. Puede significar el espíritu de Pablo, o que Pablo fue inspirado por el Espíritu Santo para hacer lo que decidió (ver com. cap. 17:16).

Ir a Jerusalén. Para llevar la contribución mencionada anteriormente. Pablo se había referido a las "fieras" de Efeso (1 Cor. 15:32) y a la "puerta grande y eficaz" que se le había "abierto" en Efeso (1 Cor. 16:9). Los serios problemas por los que había pasado en aquella ciudad sin duda eran para Pablo puertas de oportunidad y también amenazas mortales.  Pero el apóstol podía ahora salir de Éfeso, visitar las iglesias de Grecia, y después ir a Jerusalén.

Macedonia y Acaya. La Primera Epístola a los Corintios nos da los antecedentes del propósito de Pablo. Hubo una comunicación más o menos frecuente con las iglesias de Macedonia y Acaya durante los años que Pablo pasó en Éfeso, y él tenía razones para sentirse preocupado. Fue necesario que escribiera una carta a los Corintios -que no se han conservado- amonestándolos en cuanto al grave pecado de fornicación que había entre ellos (1 Cor. 5:9-11).

Miembros de la familia de Cloé le habían llevado noticias de divisiones, y también le informaron de graves desórdenes, de que no había disciplina en la iglesia y hasta de un adulterio incestuoso (1 Cor. 1:11; 5:1; 11: 18-22). Estos asuntos debían ser atendidos personalmente por Pablo. También deseaba visitar de nuevo a Jerusalén para llevar la contribución de las iglesias gentiles a los necesitados creyentes de origen judío en Palestina (1 Cor. 16:1-2; 2 Cor. 8:1-4).

Ver también a Roma. Esta es la primera expresión que se registra del deseo de Pablo de ir a Roma. Su anhelo de visitar a Roma (Rom. 1:13; 15:23) demuestra que había sentido este deseo durante muchos años, posiblemente desde el momento que se le dijo que sería el apóstol a los gentiles (Hech. 22:21). su deseo de llegar a la capital del imperio fue sin duda fortalecido por el hecho de que tenía un gran número de amigos en roma, a quienes había conocido en otras partes (Rom. 16:1-15).

Su obra no le parecía completa hasta que hubiera dado testimonia en el gran centro del imperio. Pero hasta ese momento estas esperanzas se habían frustrado. Por eso, cuando estaba a punto de partir de Éfeso, declaró que tenía el firme plan de ir a Roma y también a España (Rom. 15:28).

22. Enviado a Macedonia. Sin duda para que las contribuciones que se iban a recoger en las iglesias fueran hechas con buena voluntad, y para que no hubiera necesidad de colectas cuando él llegara, como escribió a los Corintios (1 Cor. 16:2).

Ayudaban. Gr. diakonéo, "ministrar", "servir". De este verbo se deriva el sustantivo "diácono". Ver p. 27.

Timoteo. En 1 Cor. 4:17 se informa en cuanto a la misión de Timoteo. Fue enviado antes de amonestar y aconsejar a los creyentes, y en esa forma ahorrarle a Pablo la necesidad de ser excesivamente severo cuando visitase Corinto. Pablo exhortó a los creyentes de Corinto para que recibieran a Timoteo con respeto (1 Cor. 16:10); luego recibió la instrucción  de que regresara junto a Pablo (vers. 11), por eso estuvo con el apóstol cuando éste escribió la Segunda Epístola a los Corintios (2 Cor. 1:1).

Erasto. En Corinto se encontró un trozo de pavimento que data de la mitad del siglo 1 d. C., con esta inscripción: "Erasto en recompensa por su edilidad, puso el pavimento en sus propias expensas". Los eruditos generalmente identificaban a este Erasto con el que se menciona aquí (ver com. Rom. 16:23; cf. 2 Tim. 4:20).

23. Disturbio no pequeño. Frase pequeña para dar énfasis.

Camino. Ver com. cap. 9:2.

24. Demetrio. Su nombre, que era común entre los griegos, sólo aparecen en este capítulo.

Templecillos. Gr. naós (ver com. Mat. 4:5). Esta palabra que comúnmente se traduce "templo", siempre se refiere al santuario interior donde se suponía que estaba la presencia divina, y, por lo tanto, aquí debe significar el santuario interior donde estaba la estatua de la diosa.

La pequeña presentación de plata (o de terracota) del templo quizá tenía en su interior una estatuilla de la diosa. Estas figuras podían colocarse en la casa o usarse como amuleto.

Diana. Gr. Artemis. "Artemisa" (BJ, NC), "Artemis" (BC). En la RVR se traduce Diana, nombre de la diosa romana que aproximadamente se identificaba con la diosa de Efeso. La adoración de Artemisa, originalmente un culto asiático, se había centrado desde tiempos antiguos en la ciudad de Éfeso.

Cuando los griegos fundaron colonias en el Asia Menor encontraron allí esta forma de religión y por alguna semejanza que descubrieron en ese culto le dieron a la divinidad asiática el nombre de la diosa griega Artemisa.

La magnificiencia del cuarto templo erigido en honor de Artemisa se debió en gran parte a Creso. Se dice que incendiado la noche de su nacimiento de Alejandro Magno en 356 a. C. por Herostrato, quien cometió este acto impulsado por el desatinado deseo de lograr renombre inmortal, o tal vez notoriedad.

El templo fue reconstruido más imponente que antes en los tiempos de Alejandro Magno, se llego a considerar como una de las siete maravillas del mundo. Sus pórticos estaban adornados con pinturas y esculturas de los grandes maestros del arte griego. Tenía su personal de sacerdotes, sacerdotisas y de acólitos.

Los niños empleados en los servicios del templo reciben educación, y los sacerdotes y sacerdotisas disfrutaban de una pensión después de 60 años (cf. 1 Tim. 5:9). Una clase de sacerdotes, conocida como la de los Theologoi, tenía la misión de interpretar los misterios del culto que se le rendía a la diosa Diana.

Se hicieron grandes contribuciones para el sostén del templo, y a los benefactores se les otorgaban los mayores honores que la ciudad podía conferir. de todas partes del mundo llegaban peregrinos para rendir culto, y compraban recuerdos hechos de plata, bronce, mármol o arcilla. Estos recuerdos representaban el santuario y la imagen de Diana que estaba adentro.

La parte superior de la imagen de Diana era una figura femenina con muchos pechos. Desde la cintura para abajo era simplemente una columna cuadrada adornada con símbolos misteriosos, que incluían abejas, mazorcas y flores extrañamente entremezcladas. Estaba tallada en madera, pero se había ennegrecido con los años.

En el Museo Vaticano hay una reproducción de esta figura. en el museo de Éfeso hay dos notables esculturas de Diana en marfil.

El primer golpe efectivo que la idolatría recibió en Éfeso durante siglo fue el que Pablo le asestó cuando predicó en esa ciudad.

Aunque parezca raro, el siguiente golpe se lo propinó el demente Nerón, quien saqueó el templo de Artemisa como había saqueado otros en Grecia y Asia (Tácito, Anales XV. 45), para adornar su casa dorada en Roma con esos tesoros de arte. Trajano envió más tarde las puertas del templo artísticamente esculpidas como un obsequio para un templo en Bizancio, que más tarde sería la ciudad de Constantinopla.

Al extenderse el cristianismo, el culto de Artemisa naturalmente declinó, y antes de mucho tiempo sus altares quedaron casi abandonados. Cuando los godos desvastaron el Asia menor alrededor del año 262 d. C., saquearon el templo de Diana y siglos más tarde los turcos completaron su destrucción.

En el siglo VI, cuando el emperador Justiniano reconstruía en Constantinopla la Basílica de la santa sabiduría hizo llevar desde Efeso 8 columnas del templo de Diana, junto con columnas y esculturas y otros templos paganos, para hermosear esta iglesia cristiana. Se señala en estas columnas en lo que es hoy el museo de Santa Sofía en Estambul.

La ciudad de Éfeso cayó en un estado tal de decadencia que el lugar donde estuvo el templo fue olvidado, y no fue sino hasta el siglo pasado se supo a ciencia cierta donde había estado. Desde entonces las escavaciones han puesto al descubierto el lugar del templo y han sacado a luz muchas de las descripciones ocasionas con él.

Ganancia. Gr. ergasía, "trabajo", "negocio"; también, "ganancia producida por trabajos", o sea utilidades. Esta palabra se usa dos veces en el cap. 16:16, y 19, aplicándola a la "ganancia" que hacían en Filipos los amos de la muchacha que tenía espíritu de adivinación. Los artífices de Éfeso produjeron el alboroto porque sus utilidades estaban desapareciendo.

Demetrio, el más frenético de todos los alborotadores, quizá no hacia ningún trabajo; pero al emplear a muchos obreros recibía gran parte de las ganancias. Todo el simbolismo y la fantasía de Artemisa proporcionaba una excelente oportunidad para que los plateros y artífices desplegaran su arte.

25. Reunidos. El arte de Demetrio posiblemente consistía en tallar y grabar los templecillos, como se deduce por la palabra que se traduce "plateros".

Pero antes de que el trabajo fuera terminado, el material tenía que pasar por muchas manos en el proceso de preparación, hasta que llegaba al experto artífice que le daba los toques finales de adorno y bruñido. Por supuesto, todos estaban preocupados con la amenaza de la pérdida de su negocio.

De este oficio. La palabra que se traduce "oficio" es la misma que se traduce "ganancia" en el vers. 24; y en ambos lugares puede significar "ocupación". Las palabras de Demetrio revelan con una sencillez casi ingenua, que la religión a menudo amenaza intereses económicos arraigados, lo que a veces puede conducir a la persecución.

Esta situación aumentó; mucho las dificultades con las cuales tenían que verse los evangelistas. Cada ciudad tenía sus templos y sacerdotes, sus oráculos y santuarios. Los sacrificios u las fiestas creaban un mercado para una industria que de otra manera hubiera faltado.

Por esto en los primeros tiempos del cristianismo, la interferencia económica que esto representaba a menudo despertaba la ira de aquellos que sentían que sus ingresos estaban amenazados.

26. Veis y oís. El platero les recordaba que ellos eran testigos de lo que estaba sucediendo en Efeso: la disminución de la venta de los productos relacionados con el culto a medida que la predicación y los predicadores del cristianismo se extendían más y más. Este Pablo. Si la presencia corporal de Pablo era tan "débil" como él la describe (2 Cor. 10:10; Gál. 4:13-15), fácilmente podemos imaginarnos cuánto desprecio puso Demetrio en sus palabras cuando se refirió a "este Pablo". 

En casi toda Asia. El discurso de Demetrio, exagerado sin duda por sus propios temores, confirma la declaración del vers. 10 en cuanto al éxito de las labores de Pablo. Como se ha destacado anteriormente, es posible que los escritos de Pablo, si no su misma presencia, hubieran llegado hasta Colosas, Laodicea y Hierápolis. En el Apocalipsis se mencionan las iglesias de Pérgamo, Esmirna, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea, que corresponden a ciudades no muy distantes de Éfeso.

El Evangelio se había extendido ampliamente en diferentes formas a través de la región ahora llamada Asia Menor. Plinio, en su carta al emperador Trajano (Cartas x. 96) casi medio siglo más tarde, usa un lenguaje similar al de Demetrio. Habla de templos "casi abandonados" y "sólo pocos compradores" de víctimas para sacrificar en la región del Ponto, precisamente al noreste de Éfeso.

Ha apartado a muchas gentes. Se habían apartado de su devoción a Artemisa, y por lo tanto de la compra de los templecillos y de otros materiales relacionados con el templo.

No son dioses. Ver com. Hech. 14:14-15, 1 Cor. 8:4. Demetrio, lleno de ira, virtualmente se entregó a la idea opuesta: que el ídolo era un dios. Los filósofos paganos siempre insistían en que las imágenes eran sólo representaciones ideales y simbólicas.

27. Negocio. Gr. méros, "parte", "porción" o sea una rama del negocio u ocupación. La palabra que se traduce "oficio" en el vers. 25 no es méros. Gran diosa. El adjetivo "grande" (mégas) se usaba especialmente para la diosa Artemisa de Efeso. Aparece en muchas de las monedas y medallas de la ciudad.

Sea estimado en nada. Literalmente "sea contado por nada". Esto es lo que iba a suceder si los hombres comenzaban a pensar que los dioses representados por la obra de las manos del hombre no eran verdaderos dioses.

Demetrio se olvidó, en su vehemencia, de presentar lo que el escribano de la ciudad mencionó más tarde (vers. 35): que se suponía que la imagen había descendido del cielo. El sólo estaba interesado en las ganancias que obtenía con el culto de la diosa. El platero de Éfeso inconscientemente había llegado a ser profeta de la futura ruina del paganismo.

Ser destruida la majestad. Mejor "estar a punto de ser derribada la grandeza de ella". La gran diosa estaba a punto de ser despojada de su grandeza. La palabra griega traducida "majestad" se usa frecuentemente para expresar la majestad de Dios.

Toda Asia, y el mundo entero. Asia era una de las provincias proconsulares, y la palabra "mundo" se usa en sentido figurado como en Luc. 2:1 para designar al Imperio Romano. La riqueza del Cercano Oriente así como la de Grecia y aun la de los habitantes de Roma, se dedicaba a este suntuoso templo.

28. Llenaron de ira. Demetrio había soliviantado a los presentes en tal forma que los excitaba más y más con cada argumento adicional. Las arengas fueron hábilmente dirigidas, primero al interés de ellos, y después a su orgullo y superstición.

Gritaron. Literalmente "gritaban". Esta inflexión verbal también podría traducirse, "comenzaron a gritar en forma continua".

¡Grande es Diana! La turba, incitada por el discurso de Demetrio, aparentemente usó esta exclamación como una consigna para reunirse, y gritaba vez tras vez a medida que crecía su excitación y se enajenaba su mente arrastrada por una psicosis colectiva.

29. Y la ciudad. Aparentemente la ciudad no estaba tan interesada en las ganancias de los plateros como en la gloria y magnificencia de que gozaba Éfeso como sede del culto de Artemisa. Por lo tanto, el alboroto que comenzó en la reunión convocada por Demetrio se extendió a todos los habitantes de Éfeso.

Al teatro. Sin duda se refiere al anfiteatro de Éfeso. Sus ruinas aún permanecen y demuestran que podían entrar en él hasta 24.500 personas. No se registra que a Gayo y a Aristarco les hubieran hecho algo más, excepto llevarlos al teatro. Tal vez se pensó que dirían el lugar donde se escondía Pablo.

A Gayo y a Aristarco. Puede ser que la multitud trató de encontrar a Pablo, y como no pudieron hallarlo, echaron mano de estos dos hombres. La inclusión de estos conversos macedonios en el grupo de los creyentes demuestra el efecto permanente de las labores de Pablo en aquel país durante su viaje anterior.

La brevedad del relato de los Hechos da más significado a estas indicaciones incidentales, intercaladas como de paso. "Gayo", representa el nombre romano "Cayo", un nombre latino muy común (Hech. 20:4; Rom. 16:23; 1 Cor. 1:14; 3 Juan 1). Aristarco era de Tesalónica (Hech. 20:4; 27:2), y pudo haber sufrido antes actos de violencia semejantes al que ahora estaba soportando (cf. 1 Tes. 2:14).

Aparece como uno de los compañeros de Pablo en el viaje a Jerusalén (Hech. 20:4), probablemente como delegado de las iglesias de Macedonia. Tal vez compartió la prisión de Pablo en Roma (Col. 4:10), como compañero de celda o, lo que es más probable, para atender a Pablo en lo que fuera menester.

Compañeros de Pablo. No se sabe cuándo Gayo y Aristarco fueron "compañeros de Pablo" en sus viajes. Quizá habían sido los que lo llevaron desde Berea hasta Atenas (cap. 17:15). Probablemente su viaje con él fue en relación con alguna labor misionera no registrada, fuera de Éfeso, durante el período de la permanencia del apóstol allí.

30. Y queriendo Pablo salir. Pablo, movido por su celo, no podía soportar que sus compañeros sufrieran solos el ímpetu del ataque. Siempre estaba listo para ir al frente de batalla. No le dejaron. El temor y la angustia por la seguridad del apóstol indujeron a los hermanos a impedir que Pablo diera un paso que pondría en peligro su propia vida sin poder ayudar a sus dos amigos. Es difícil decir hasta qué extremos de ferocidad puede llegar una turba cuando se excita.

31. Autoridades de Asia. O "asiarcas", título oficial que se daba a los que eran elegidos anualmente en las principales ciudades de la provincia de Asia para presidir los festivales religiosos y los juegos públicos. Se escogían diez asiarcas de entre el gran número de los representantes de las ciudades; y el procónsul nombraba a uno de ellos como presidente. Sus deberes los obligaban a ir a las ciudades donde se estaban celebrando juegos o festivales.

Como los asiarcas estaban relacionados con el teatro y con el culto a Artemisa, así como con el culto al emperador, probablemente fueron informados del alboroto y de sus causas. Se ha pensado que las referencias al servicio de la pascua en 1 Cor. 5:6-8 sugieren que Pablo escribió la epístola cerca del tiempo de esa fiesta. Como probablemente se fue de Corinto pocas semanas después (2 Corintios fue escrita desde Macedonia) y su partida fue poco después del alboroto (Hech. 20:1), puede ser que el tumulto ocurrió muy poco después de la pascua, en la primavera.

En este caso el pueblo estaba guardando o anticipando el gran festival en honor de Artemisa en el mes llamado Artemistón (abril-mayo), en honor de la diosa: Por lo tanto estaban más inclinados a responder al desafío de Demetrio. En esa estación del año los asiarcas también habrían podido estar en Éfeso.

Sus amigos. El tacto y la cortesía, unidos al fervor y a la intrepidez de Pablo, aparentemente le ganaron la atención y el respeto de las autoridades. Esto ocurrió en el caso de los asiarcas y en otro tiempo frente a Sergio Paulo (cap. 13:7-12), Galión (cap. 18:14-17), Festo (cap. 25:9-12), Agripa (cap. 26:28,32) y el centurión Julio (cap. 27:3,43). Los asiarcas le aconsejaron lo mismo que los discípulos, aunque por motivos diferentes. Comprendieron que la presencia del apóstol sólo serviría para excitar aún más las pasiones de la multitud. No se presentase. Estos funcionarios amigables se interesaron personalmente en la seguridad de Pablo.

32. Gritaban. O "continuaban gritando". La vivacidad del relato sugiere que el narrador fue testigo ocular. Aristarco y Gayo, compañeros de Pablo en una parte del trayecto de su viaje a Jerusalén (cap. 20:4), pudieron haber relatado la historia a Lucas.

Concurrencia. Gr. ekklêsía, un grupo "llamado", "escogido". La turba que se había reunido en el anfiteatro no era una ekklêsía en el sentido de una asamblea legal o gubernamental, según el significado que tenía en su uso clásico (ver com. Mat. 18:17; cf. com. Hech. 19:39). Ekklêsía se usa aquí en un sentido no tan definido, para referirse a una multitud. Confusa. Literalmente "arrojada junta", "mezclada". Una turba que no razona, sigue ciegamente a sus caudillos.

No sabían por qué. Esto no habría sido tan trágico si el éxito del Evangelio no hubiera estado en juego. La descripción que hace Lucas de una gran multitud gritando y arremolinándose en el anfiteatro sin que la mayoría supiera con seguridad por qué estaba allí, destaca lo ridículo de la situación.

33. Y sacaron. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto: "y algunos de la multitud instruyeron a Alejandro". El verbo también puede traducirse "aconsejaron" o "convencieron".

Alejandro. Este Alejandro fue posiblemente el "calderero" (2 Tim. 4:14) que le hizo "mucho mal" al apóstol en Éfeso.

Hablar en su defensa. Gr. apolegéomai, "justificarse". El alboroto era de origen netamente pagano. Demetrio era un pagano fabricante de ídolos, y su acusación contra Pablo sólo podía tener significado para los paganos. Sin duda se sabía que Pablo era judío, y los judíos de Éfeso, que también se negaban a adorar a Artemisa, indudablemente temían que el motín se convirtiera en una matanza de judíos.

Por lo tanto, la "defensa" que Alejandro sin duda trató de presentar consistió en hacer que los paganos no relacionaran a los judíos de Éfeso con Pablo y los suyos.

34. Conocieron. O "lo percibieron". Sus rasgos judíos y su vestido sólo parecieron irritar más a la turba, pues recordaban cuánto aborrecían los judíos la idolatría. Se acusaba a los judíos de comerciar con bienes robados de los templos (ver com. Rom. 2:22). El lenguaje del escribano (Hech. 19:37) sugiere el mismo pensamiento, pues señalando a Aristarco y a Gayo, declaró enfáticamente: "Estos hombres" no son "sacrílegos".

Todos a una voz. La multitud tenía ahora en qué centrar su alboroto, y durante dos horas repitieron su clamor. Esto demuestra que los judíos no eran populares. La ira que el discurso de Demetrio había producido contra el judío Pablo, estaba ahora a punto de volcarse contra todos los judíos de Éfeso.

35. Escribano. Gr. grammatéus, que se traduce "escriba" en los Evangelios. Era el que custodiaba los archivos de la ciudad, y tenía mucha influencia en Éfeso. Por medio de él se hacían todas las comunicaciones públicas a la ciudad y se daban las respuestas.  Este título griego aparece en muchas inscripciones de Éfeso, a menudo junto con las de los asiarcas y el procónsul. Los escribas y los asiarcas eran todos ciudadanos de Éfeso (ver com. vers. 1). El lenguaje de este funcionario estaba lleno de meditada prudencia; pero el de Demetrio había sido impetuoso. Como los asiarcas, trató a Pablo y a sus compañeros con evidente respeto. No era fanático, ni tampoco tenía la intención de convertirse en perseguidor. No se opuso a la multitud, sino que procuró apaciguarla demostrando afecto por su religión.

Guardiana. Gr. neõkóros, "guardador de templo", y por extensión el devoto de un dios y su santuario. Se presenta a toda la ciudad como consagrada al servicio de la diosa. La palabra neõkóros se encuentra en monedas de Asia Menor, y expresa la devoción de ciertas ciudades a un dios o a un emperador.

El pueblo de Éfeso consideraba a Artemisa como su protectora y guardiana. En una inscripción, la ciudad reclama el honor de ser su "nodriza" '

Gran diosa Diana. En el griego dice simplemente "la grande Artemisa". En algunas inscripciones de Éfeso se la describe como "la máxima", "la altísima".

Imagen venida de Júpiter. Gr. diopetês, "caída de Zeus [o del cielo]", nombre que se daba a menudo a imágenes antiguas, como por ejemplo la de Palas Atenea, de Atenas, y la de Paladio, de los troyanos (Virgilio, Eneida ii. 183).

En este caso la palabra puede haber tenido un significado más literal, refiriéndose a un aerolito que fue adorado en su forma original o usado para tallar la antigua escultura.

Por lo tanto, no necesariamente se refiere a la imagen de Artemisa (ver com. vers. 24), la cual, según varios autores antiguos, no fue hecha de piedra sino de madera de olivo, de ébano, de cedro o de vid, o tal vez de oro.

36. Contradecirse. El escribano alegó que nadie podía disputar lo que él acababa de decir. Su discurso tenía el tono de una declaración oficial concerniente a un culto establecido antes que el de su propia devoción a dicho culto. 

Os apacigüéis. O "estéis tranquilos".

Nada hagáis precipitadamente. O "nada precipitado hagáis". El adjetivo griego que se usa describe bien el obstinado y violento alboroto para el que no había una razón y del cual nada bueno podía resultar, así como la conducta impulsiva de la multitud al echar mano de dos personas que no eran delincuentes y contra las cuales era obvio que no podía iniciarse un proceso.

37. Sin ser sacrílegos. O "robadores de templos". El fabuloso templo de Éfeso tenía una cámara grande de tesoros, por lo tanto, el delito no podía ser desconocido por el pueblo. Cualquier cosa que se colocaba en el templo quedaba bajo la tutela de la diosa; por consiguiente durante ese tiempo era propiedad del templo, y robar cualquier cosa que le perteneciera sería un sacrilegio (ver com. vers. 34).

Vuestra diosa. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto: "la diosa de nosotros". En un discurso popular lo natural sería que el orador se identificara con sus conciudadanos. Por este versículo podemos entender que el lenguaje de Pablo y sus compañeros había sido cuidadosamente elegido cuando hablaron acerca del culto especial de Éfeso.

Habían presentado los grandes principios de que los dioses hechos con manos no eran dioses, y dejado que esta declaración hiciera su obra (vers. 26). Pablo ejerció en Atenas la misma prudencia, aunque se conmovió mucho cuando vio "la ciudad entregada a la idolatría" (cap. 17:16).

38. Tienen pleito. O sea, si tienen acusaciones específicas, que las presenten. Si los cargos eran como se alegaba, podía haber base para una acción legal; pero no había excusa para el alboroto levantado por el platero y sus amigos.

Audiencias se conceden. Esta traducción da el sentido general. Las palabras griegas están en plural, y pueden significar "días señalados de audiencia", "días de foro se celebran", o sea ocasiones específicas ya fijadas para tratarse tales asuntos; o tal vez mejor, "las audiencias continúan ahora", puesto que el tiempo del verbo implica que estaba abierta la oportunidad para una acción legal inmediata.

Procónsules. Gr. anthúpatos, "procónsul" (cf. cap. 13:7-8, 12; 18:12, donde también se traduce "procónsul"). Asia era una provincia proconsular (ver com. cap. 6:9). 

La dificultad estriba aquí en el uso del plural, porque a una provincia correspondía un solo procónsul, y por lo tanto, cuando el escribano estaba hablando, en Éfeso había sólo uno.

Hay varias explicaciones: (1) Los asesores (consiliarii) del procónsul con propiedad podían haber sido considerados como representantes del procónsul. (2) El escribano podía estar recordando al pueblo la disposición existente en las instituciones del imperio para obtener justicia en el caso de ser perjudicado; es como si dijera: "Hay procónsules en la institución imperial.

En cada provincia como la nuestra existe un magistrado supremo, y por lo tanto no hay temor en cuanto a lograr una indemnización si hubo perjuicios". (3) Poco antes había sido envenenado el procónsul Silano (Tácito, Anales xiii. l), y Celer y Helius, que estaban a cargo de la administración imperial en Asia, podrían haber sido aludidos en ese título en plural. (4) Podía haber estado presente en Éfeso algún otro procónsul de una provincia vecina como Cilicia, Chipre, Bitinia u otra. La explicación más posible parece ser la segunda.

Acúsense. Gr. egkaléõ, "traer una acusación". Demetrio y sus seguidores deberían presentar una declaración formal del cargo que tenían contra los acusados. Estos presentarían una respuesta y, con el asunto así encarado, cada parte podría presentar sus testigos.

39. Y si demandáis alguna otra cosa. O "si tenéis algún otro asunto".

En legítima asamblea. En las ciudades griegas había tradicionalmente asambleas populares de los ciudadanos en las cuales se discutían las transacciones de los asuntos públicos. El escribano da a entender aquí que la multitud a la que se está dirigiendo no es esa "legítima" asamblea, legalmente constituida. Según Crisóstomo (Homilía xiii, com. Hech. 19:21,23), tales asambleas se reunían tres veces por mes.

40. Concurso. Gr. sustrofê, "conspiración", "conmoción", "alboroto".

41. Despidió la asamblea. Esto lo pudo hacer debido a su cargo oficial. El último argumento que probablemente usó fue el de más peso ante sus oyentes. Si se informaba a Roma de una conducta sediciosa como la que había habido, podía resultar en una reducción de los privilegios de su ciudad. El escribano había serenado a la multitud hasta el punto de que tranquilamente se dispersaron. (6CBA)

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-41. HAp 228-240. ÉFESO. Basado en Hechos 19:1-20. (228-235)

https://elaguila3008.blogspot.com/2019/07/capitulo-27-efeso.html

DÍAS DE TRABAJO Y DE PRUEBA. Basado en Hechos 19:21-41; 20:1. (236-240)

https://elaguila3008.blogspot.com/2019/07/capitulo-28-dias-de-trabajo-y-de-prueba.html

Ministerio Hno. Pio 


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