sábado, agosto 07, 2021

REFLEXIÓN 796. MINISTERIO EN PALESTINA Y SIRIA: Santiago Y Pedro Son Perseguidos/Pablo y Bernabé en Antioquía (HECHOS 12).

Hechos 12. SANTIAGO Y PEDRO SON PERSEGUIDOS. Vers. (1-19) El rey Herodes persigue a los cristianos, mata a Santiago y aprisiona a Pedro; pero la iglesia ora, y éste es liberado. (20-23) Herodes, lleno de orgullo, se atribuye el honor que pertenece sólo a Dios; es herido por un ángel y muere devorado por los gusanos. (24-25) Después de su muerte, la palabra de Dios avanza. Pablo y Bernabé en Antioquía.

1 EN AQUEL mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. 2 Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. 3 Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. 4 Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua.

5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.

6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él.

11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. 12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. 13 Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15 Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel!

16 Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. 17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.

18 Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué había sido de Pedro. 19 Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí.

20 Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 21 Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó.

22 Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! 23 Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.

24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba. 25 Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. (Hechos 12).

1. En aquel mismo tiempo. Lo que aquí se relata debe haber ocurrido poco antes de la muerte de Herodes Agripa I (cf. vers. 20-23). 

Puesto que este rey murió en el año 44 d.C., los acontecimientos de la primera parte de este capítulo quizá puedan ubicarse en el año 43 o a comienzos del 44 d. C.

El rey Herodes. Herodes Agripa I era hijo de Aristóbulo y Berenice, y nieto de Herodes el Grande y de la princesa asmonea Mariamna; era también hermano de la Herodías que aparece en el relato de Juan el Bautista (ver t. V, p. 40). Su nombre era el del estadista que fue primer ministro de Augusto. Después de que su padre fue víctima de los recelos de su abuelo Herodes el Grande, en el año 7 a. C., (ver t. V, p. 43), fue enviado a Roma en parte como rehén y también para que no fuera implicado en intrigas políticas. Allí se hizo amigo de Calígula y de Claudio, los cuales más tarde llegaron a ser emperadores.

Cuando Herodes Antipas se casó con Herodías, hermana de Herodes Agripa, éste fue nombrado como supervisor del mercado de Tiberias, pero pronto riñó con Antipas y se marchó a Roma. Allí sufrió el desagrado de Tiberio por haber expresado imprudentemente el deseo de que su amigo Calígula pudiera ser emperador. Fue encarcelado por Tiberio y permaneció en prisión hasta la muerte de ese emperador.

Cuando Calígula sucedió a Tiberio en el trono, colmó de honores a su amigo Agripa; primero le dio la tetrarquía de Felipe y después la de Lisanias (Luc. 3:1), y le concedió el título de rey Cuando Antipas fue depuesto (ver t. V, p. 66), Agripa pasó a gobernar sus territorios, además de los que ya tenía. En el t. V, pp. 69, 224 hay más detalles acerca de su reinado.

Maltratarles. Puesto que Agripa anhelaba que lo consideraran como un judío piadoso, pudo ser fácilmente incitado por los judíos para que atacara a los cristianos. Por lo tanto, comenzó a perseguir a la iglesia, "despojando de casas y bienes a los creyentes" (HAp 116).

2. Mató a espada a Jacobo. Si este apóstol hubiera sido hallado culpable de blasfemia o de herejía, el sanedrín lo habría sentenciado a muerte por apedreamiento. Como ocurrió con Juan el Bautista (Mat. 14:10), el hecho de que Jacobo fuera decapitado demuestra que su muerte fue decretada por un gobernante civil que empleaba métodos romanos de castigo (cf. Mat. 20:23).

Sólo puede conjeturarse en cuanto a la razón por la cual Herodes escogió a Jacobo como la primera de sus víctimas. Es posible que en la predicación del Evangelio, Jacobo hubiera seguido ocupando el lugar destacado que había compartido con Pedro y Juan en el relato evangélico. Quizá se distinguía por su elocuencia natural, pues lo llamaban hijo "del trueno" (Mar. 3:17).

En una tradición procedente de Clemente de Alejandría y conservada por Eusebio (Historia eclesiástica ii. 9), se relata que el que acusó a Jacobo, se convirtió al contemplar la fe y la paciencia de su víctima.

Según la cronología que se conoce de los Hechos, Jacobo desempeñó un corto ministerio de sólo 13 años después de la ascensión de Cristo. Fue el primero de los apóstoles en morir, mientras que Juan, su hermano, fue probablemente el último en fallecer.

Los romanos aplicaban la pena de muerte por decapitación. Posteriormente, como lo declara la Mishnah (Sanhedrin 7.3), los judíos la emplearon algunas veces.

3. Había agradado a los judíos. El objetivo de Agripa era agradar a los judíos. Josefo también señala esto. Cuando compara a Agripa con Antipas, dice que este último se mostraba más amigable con los griegos que con los judíos; pero que Agripa no lo era (Antigüedades xix. 7.3).

En la Mishnah (Sotah 7.8) se relata un caso que muestra cuán sensible era el rey ante las alabanzas o la censura popular.

Cierta vez, el rey Agripa leía en el libro de la ley durante la fiesta de los tabernáculos en un año sabático. Cuando llegó a las palabras de Deut. 17:15, donde dice, "no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano", se le llenaron los Ojos de lágrimas al pensar en su origen idumeo. El pueblo vio que lloraba, y pensando éste más bien en su ascendencia asmonea, exclamó: "¡Nuestro hermano! ¡Nuestro hermano eres tú!", con lo cual el corazón del rey se sintió confortado.

A menos que fuera a los dirigentes de los judíos a quienes Agripa deseaba complacer en primer lugar, este relato da a entender que se había obrado un gran cambio de sentir en el pueblo, pues es evidente que había un sentimiento popular en favor de los apóstoles (cap. 2:47; 5:26). Este cambio fue causado sin duda por el rápido aumento de la feligresía de la iglesia.

También a Pedro. Después de encarcelar y matar a Jacobo, hizo prender a Pedro, quien era una figura destacada entre los doce y constituía un blanco lógico del ataque de Herodes.

Días de los panes sin levadura. Se refiere a toda la fiesta de la pascua, lo cual puede deducirse de Luc. 22:1: "La fiesta de los panes sin levadura, que se llama la pascua".

4. Le puso en la cárcel. Para tenerlo ahí hasta que terminara la fiesta.

Cuatro grupos de cuatro soldados cada uno. Es probable que dos soldados estuvieran encadenados a Pedro y dos estuvieran guardando la puerta (ver com. vers. 10). Eran necesarios cuatro grupos para que fueran rotándose.

Sacarle al pueblo. Agripa quería presentarlo ante el pueblo para juzgarlo y condenarlo, así como Pilato había llevado a Jesús ante el tribunal (Juan 19:13).

Pascua. Se hace referencia a toda la fiesta de la pascua, y no sólo a un día. Pedro fue arrestado al comenzar la fiesta de la pascua (la cena pascual se comía la noche que daba comienzo al día 15 de Nisán), y el rey quería sentenciarlo y castigarlo el día 21, después de que terminara la fiesta.

5. Estaba custodiado. La frase griega sugiere que estuvo en la cárcel algunos días.

Sin cesar. Gr. ektenÇs, "insistentemente" (BJ), "fervorosamente". Esta palabra se usa también para describir la oración de Jesús en el Getsemaní: "intensamente" (Luc. 22:44, RVR). En 1 Ped. 4:8, se traduce "ferviente". Por lo que se sabe en cuanto a la situación general de la iglesia cristiana, puede conjeturarse que estas oraciones eran ofrecidas por grupos de cristianos reunidos en casas particulares (Hech. 12:12), porque debido a la persecución de Agripa era peligroso celebrar públicamente los cultos cristianos, como ocurrió muchas veces en los primeros días del cristianismo.

6. Le iba a sacar. Esto indica que había transcurrido cierto tiempo desde su encarcelamiento al comienzo de la fiesta de la pascua, hasta que fuera ejecutado después de terminar dicha fiesta.

Estaba Pedro durmiendo. Es una inspiración y una exhortación para la fe notar el tranquilo descanso del apóstol, que duerme como uno a quien Dios le ha concedido el sueño de sus amados (Sal. 127:2), sin ser turbado por el temor del inminente sufrimiento o de la muerte.

Guardas. Probablemente los dos soldados del grupo de cuatro (vers. 4) que no estaban encadenados al preso.

7. Se presentó. Gr. efist'mi, literalmente, "ponerse encima". Es el mismo verbo que se emplea al hablar de la aparición de los ángeles a los pastores (Luc. 2:9).

Una luz resplandeció. Así como "la gloria del Señor… rodeó de resplandor" a los pastores, la presencia del ángel introdujo la gloria del cielo en la oscura cárcel.

La cárcel. Gr. oik'ma, "vivienda", "habitación"; aquí, "celda". Los atenienses usaban este sustantivo como un eufemismo para referirse a la "cárcel".

Las cadenas se le cayeron. Pedro estaba encadenado a dos soldados, y a pesar de que las cadenas se le cayeron de los tobillos y las muñecas, los soldados no se despertaron.

8. Cíñete. Pedro seguramente se había aflojado el cinturón y se había quitado las sandalias para dormir. "Ceñirse" podría referirse literalmente a atarse un cinto; pero además tenía la idea más amplia de "vestirse" (Juan 21:18), o la idea figurada de prepararse como para un viaje (Luc. 12:35).

Manto. Gr. himátion, manto exterior, no la túnica interior (ver t. V, p. 49). Es probable que Pedro hubiera estado durmiendo envuelto en este manto.

Sígueme. El ángel no dio ninguna explicación sino que sencillamente libró a Pedro de sus cadenas, y este acto fue suficiente para que el apóstol lo siguiera con confianza.

9. No sabía. A Pedro posiblemente le pareció ahora que la situación era parecida a la que había experimentado al recibir la visión narrada en el cap. 10. Debe haber pensado que al despertar se encontraría aún encadenado a los dos soldados, como cuando al volver en sí después de la anterior visión aún se encontraba en el terrado de la casa.

10. Guardia. Gr. fulak', "guardia". Podría referirse a los guardias apostados junto a la puerta interior de la cárcel y en alguna puerta a cierta distancia, o posiblemente a los guardias que estaban encadenados con Pedro y a los otros de la puerta (vers. 4).  Pedro quizá había sido encerrado en una celda interior, y por lo tanto tenía que salir atravesando dos patios.

A la ciudad. Evidentemente la cárcel estaba dentro de la ciudad. Pudo haber estado situada en la torre Antonia (ver t. V, p. 215; cf. com. "salidos", en este versículo).

Por sí misma. Ningún ser humano abrió la puerta; sin duda, la abrió un ángel invisible. Nótese la forma sencilla y natural como Lucas narra este milagro.

Salidos. El Códice de Beza añade: "descendieron los siete escalones y..", luego continúa el texto. Aunque la evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase, la misma podría sugerir un conocimiento más detallado de la ciudad de Jerusalén que la que hoy tenemos. Posiblemente se base en la tradición de que Pedro fue encarcelado en la torre Antonia, a la cual parece que se entraba por una escalinata (cap. 21:34-35, 40). Calle. Gr. rhúm', "calle", aun mejor "calle estrecha".

El ángel se apartó de él. Cuando Pedro ya no necesitaba la ayuda sobrenatural, el ángel lo dejó para que hiciera lo que era necesario para escapar.

11. Volviendo en sí. Pedro se encuentra libre en una calle de la ciudad de Jerusalén, envuelto en el aire fresco de la noche. El Señor. Pedro no tenía ninguna duda en cuanto al origen de su tan oportuna liberación.

Me ha librado. El Señor de Pedro había enviado como antes (cap. 5:19) a su ángel para librarlo. Ya no había duda en cuanto a la autenticidad de su liberación.

12. Habiendo considerado esto. "Consciente de su situación" (BJ). Pedro había estado en un primer momento como en un sueño (vers. 9; cf. Sal. 126:1); pero al fin pudo comprender la maravillosa verdad y entró en acción. Entonces comprendió las circunstancias de su liberamiento y se dio cuenta qué debía hacer.

María. Esta María era parienta de Bernabé (cf. Col. 4:10, donde se llama a Juan Marcos "sobrino de Bernabé", aunque la palabra griega significa más bien "primo"). Puesto que no se menciona al padre de Marcos, se podría suponer que María era viuda. Al igual que Bernabé (Hech. 4:36-37), parece que tenía ciertos recursos, ya que disponía de una casa suficientemente grande que servía como lugar de oración de la iglesia.

Juan. Pedro llama "hijo" a Marcos (1 Ped. 5:13), por lo tanto, es posible que el joven hubiera sido un converso del apóstol. El nombre latino Marcus sugiere que había alguna relación con romanos o judíos romanos.

Reunidos orando. Estas reuniones probablemente eran comunes en la casa de María. En el mismo momento en que Pedro era liberado de la cárcel, el grupo estaba orando fervientemente (vers. 5) por su vida, pues estaban conscientes de que la iglesia se enfrentaba a una gran crisis. 

13. Llamó Pedro. Cuando el ángel abrió las puertas de la cárcel, el poder sobrenatural intervino para ayudar en una necesidad extraordinaria; pero Pedro, unos minutos después del milagro de su liberación, tuvo que llamar a la puerta de una casa para poder entrar en forma normal. Puerta. Gr. pulón; ver com. Mat. 26:71.

A escuchar. El hecho de que Rode haya salido "a escuchar", da a entender que había un sentimiento de peligro por causa de la persecución que sufrían los discípulos motivada por el celo de Agripa a favor del judaísmo. Saulo había entrado antes en las casas (cap. 8:3) para llevar hombres y mujeres a la cárcel; ahora existía la posibilidad de un peligro similar. Por esta razón Rode no abrió la puerta hasta que supo quién pedía permiso para entrar. Muchacha. Gr. paidísk', "muchacha" o "sirvienta".

Rode. Nombre griego que significa "rosa". Rode se menciona aquí; pero son pocas las muchachas de servicio tan bien conocidas como ella. A Rode, como al ladrón en la cruz, a María la que lavó los pies de Jesús y la viuda anónima que puso las dos blancas en el cofre de las ofrendas del templo, la han conocido por casi 20 siglos todos los lectores de la Biblia.

14. La voz de Pedro. El amor cristiano de esta joven por el piadoso y valiente soldado de la cruz, sin duda la había impulsado a escuchar atentamente a Pedro en anteriores ocasiones, y por eso conocía su voz. Además, Pedro hablaba con acento galileo, razón por la cual otra sirvienta lo reconoció en una ocasión anterior (Mat. 26:73).

De gozo. No fue por falta de fe que Rode no abrió en seguida la puerta a Pedro, sino debido al profundo gozo que sentía. Ella había compartido la preocupación que los hermanos sentían por Pedro, y había participado en las plegarias ofrecidas en su favor. Su intenso anhelo de contar las buenas nuevas de la liberación de Pedro hizo que perdiera su serenidad. Lucas también registra que los discípulos, al reconocer a Jesús en la tarde del día de la resurrección, "de gozo, no lo creían" (Luc. 24:41).

15. Estás loca. Cuando Rode dio la noticia de que Pedro estaba a la puerta, los hermanos no podían creerle. No tenían suficiente fe para creer que Dios había contestado sus oraciones; por lo tanto, pensaron que la joven debía haber perdido la razón. Su ángel. En Heb. 1:14 se expresa interrogativamente la creencia de los judíos en cuanto a los ángeles: "¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?" Los judíos creían que cada persona desde su nacimiento tenía un ángel guardián (Sal. 91:13-15; jubileos 35:17; Tobías 12:12).

Cuando Jesús habló de los ángeles de los niños (Mat. 18:10), se refería a algo familiar para los judíos. Después del exilio, y quizá por la influencia pagana, la angelología judía fue tornándose cada vez más complicada. En la literatura rabínica los ángeles tienen funciones más explícitas que en la Biblia.

16. Persistía en llamar. Pedro persistía tanto en llamar a la puerta como habían persistido los creyentes en sus oraciones rogando por su liberación.

Se quedaron atónitos. Es difícil encontrar una mejor ilustración de la incapacidad, aun de gente buena, para creer que sus oraciones son contestadas definitiva y específicamente. Cuando Pedro estuvo delante de ellos, les costó admitir que era , sin embargo, Jesús había dado a sus seguidores la más plena seguridad de que sus oraciones de fe serían respondidas (Juan 14:13-14).

17. Le había sacado. Cuando fue liberado de la cárcel y volvió en sí, exclamó: "El Señor ha enviado su ángel" (vers. 11). Ahora testifica otra vez que había sido el Señor el que lo había librado. Haced saber. Gr. apaggéllÇ, "anunciar", "declarar".

Jacobo. Sin duda el mismo que presidió el concilio de Jerusalén, en el cual se discutió el tema de la circuncisión, y pronunció su decisión en cuanto a ese asunto (cap. 15:13). Esto hace pensar que, de una manera u otra, era la persona principal de la iglesia de Jerusalén y, por lo tanto, era natural que Pedro quisiera que Jacobo se enterara inmediatamente de su liberación.

Es posible que este Jacobo fuera el hijo de Alfeo, o el Jacobo que era hermano del Señor. Los hermanos de Jesús sólo creyeron en él cuando su vida terrenal llegaba a su fin, mucho después de que los doce fueron elegidos. Pablo llama "hermano del Señor" (Gál. 1:19; cf. cap. 2:9) al mismo Jacobo que era una de las columnas de la iglesia de Jerusalén después de la muerte de Jacobo, hijo de Zebedeo.

Es probable que este sea el Jacobo al cual Pedro se refiere aquí. Eusebio (Historia eclesiástica ii. 23) lo llama obispo de Jerusalén, y cita el libro quinto de Commentaria de Hegesipo, que aunque no necesariamente contiene datos exactos, puede contener algunos elementos de verdad: "Recibió el gobierno de la Iglesia, juntamente con los apóstoles, Santiago hermano del Señor, quien ya desde los tiempos de Cristo hasta nuestra edad ha sido llamado el Justo. Pues ciertamente han existido muchos que se llamaban con el nombre de Santiago pero éste fue santo desde el vientre de su madre. Nunca bebió vino ni zumo de dátiles; se abstuvo totalmente de las carnes de animales. Nunca se cortó la cabellera, ni acostumbraba a ungir ni a bañar su cuerpo. Era el único entre todos que tenía el derecho y la facultad de entrar en el santuario íntimo del templo. No usaba vestidura de lana sino de lino.

Acostumbraba a entrar solo en el templo y orar allí intercediendo ante Dios de rodillas por los pecados del pueblo, hasta el punto de que sus rodillas hubiesen encallecido como las del camello, cuando venerando a Dios asiduamente se postraba en el suelo haciendo votos por la salvación del pueblo" (traducción de Luis M. Cádiz [Buenos Aires: Editorial Nova, 1950], pp. 88-89).

Luego sigue el relato de su martirio.  De acuerdo con la tradición, Jacobo fue llevado a la cima del templo, y como siguió afirmando su fe en Jesús, fue lanzado al vacío, lo apedrearon, y finalmente un batanero lo mató a bastonazos (ver t. V, p. 73). Según Josefo, murió apedreado (Antigüedades xx. 9.1). Ver la Introducción del libro de Santiago.

A otro lugar. El viaje de Pedro a otro lugar armonizaba con la orden que el Señor había dado a los doce (Mat. 10:23). No se sabe adónde escapó Pedro. Algunos autores católicos dicen que fue a Roma, y que después de fundar allí la iglesia, regresó a Jerusalén para asistir al concilio que se registra en Hech. 15.

Otros han sugerido que fue a Antioquía, lo que parece más probable; pero no hay huellas de su presencia en esa ciudad sino hasta después del concilio de Jerusalén (a menos que Gál. 2:1-10 corresponda con Hech. 11:30; ver la primera Nota Adicional del cap. 15; cf. Gál. 2:12). Bien pudo bastarle con refugiarse en una ciudad más cercana, como Jope o Lida. El hecho de que no se dé el nombre del lugar sugiere que para el registro de Lucas era un detalle relativamente de poca importancia.

18. No poco alboroto. Los guardias, que estaban encadenados con Pedro, al despertar deben haberse dado cuenta que su prisionero había escapado. Estaban conscientes de que merecían la pena de muerte porque el prisionero se les había escapado. A partir de este momento Pedro sólo aparece cuando participa en el concilio de Jerusalén (Hech. 15:7). Pablo lo menciona en Gál.1:18; 2:7-8, 11,14) y se sabe algo de sus actividades por lo que él mismo dice en sus epístolas (1 Ped. 1:1; 5:12-13; 2Ped. 1:14). El NT no dice nada más en cuanto a él.

La tradición sí dice mucho; pero lo que afirma no siempre puede aceptarse o rechazarse con seguridad. Jerónimo afirma en su paráfrasis del Crónicon de Eusebio, que Pedro predicó durante 25 años en Roma; pero esto es muy dudoso, pues estuvo en el concilio de Jerusalén (Hech. 15), y después estuvo en Antioquía -posiblemente después del concilio (Gál. 2:11-14; ver Nota Adicional de Hech. 15)-.

Además, Pedro mismo insinúa que trabajó en la zona noroeste del Asia Menor (1 Ped. 1:1; Eusebio, Historia eclesiástica iii. 1). Según Hech. 8-12, todo esto tuvo que haber ocurrido después de que Pedro fue liberado de la cárcel alrededor del año 44 d. C.

19. Llevarlos a la muerte. El carcelero de Filipos estuvo a punto de suicidarse cuando creyó que todos sus prisioneros se habían escapado, pues sabía que sería condenado a muerte, según lo ordenaba la ley (Hech. 16:27; cf. Hech. 27:42). Parece que era ley, o por lo menos costumbre, que el carcelero era responsable por los presos que le habían sido confiados. Una ley romana, promulgada alrededor del año 529 d. C., dice: "La custodia y el cuidado de las personas encarceladas, es deber del carcelero, quien no debe pensar que un despreciable y vil subordinado será responsable si, de algún modo, se escapa un preso; porque [en tal caso] deseamos que él sufra el mismo castigo que se demuestre que debería haber sufrido el preso que se escapó (Justiniano, Código ix. 4.4).

A Cesarea. Agripa, y no un gobernante romano, era quien gobernaba en Cesarea en este tiempo, porque Josefo dice que había recibido de Claudio la jurisdicción de Judea y de Samaria, además de la de los distritos que había gobernado en los días de Calígula (Antigüedades xix. 8.2).

20. Estaba enojado. "Estaba... fuertemente irritado" (BJ). Estaba muy airado contra ellos.

Tiro y... Sidón. Estas dos ciudades fenicias, sedes de la industria marítima, no estaban sometidas a Agripa. En cierto sentido eran ciudades autónomas, aunque estaban bajo el control de Roma. La simpatía de Agripa por la gente de Berito, hoy Beirut, otro puerto marítimo fenicio un poco al norte de Sidón, quizá pudo haber estado relacionada con su enojo contra la gente de esas dos ciudades más antiguas.

Josefo describe los espléndidos edificios construidos por Agripa en Beirut (Antigüedades 7.5; cf. t. V, p. 70). Es claro que la ira del rey se hizo sentir de algún modo, y fue un obstáculo para la prosperidad comercial de Tiro y de Sidón.

Vinieron. Las dos ciudades se unieron para enviar una embajada común que las representara, y para tratar de apaciguar la ira de Herodes.

Sobornado. En el griego dice, "habiendo persuadido a Blasto". No es raro que la cooperación de Blasto se hubiera logrado mediante un cohecho.

Blasto. Nada más se sabe de este personaje. El "camarero" era el encargado del dormitorio del rey. El mismo título aparece en inscripciones del período bizantino. El "camarero", que después se denominó "camarlengo" o "chambelán", era un funcionario de alta jerarquía, algunas veces secretario personal o encargado de los asuntos especiales del rey.

Pedían paz. Esto no significa que Agripa estuviera en guerra con Tiro y Sidón, sino que no tenía buenas relaciones con ellas. Israel había tenido buenas relaciones comerciales con Tiro desde mucho tiempo atrás (1 Rey. 5:11). En Eze. 27:12-25 se describe el comercio de la ciudad de Tiro con diversas naciones.

Era abastecido. El dominio de Herodes Agripa era amplio (ver t. V, pp. 70, 224), y si favorecía a otro puerto y desviaba el tráfico de Tiro y Sidón, podía perjudicar seriamente su comercio.

21. Un día señalado. Josefo dice (Antigüedades xix. 8.2) que era un día festivo dedicado para hacer votos por el bienestar del César.

Se sentó. Josefo describe con detalles este episodio en Antigüedades xviii. 6-8. Ver la primera Nota Adicional de este capítulo.

22. El pueblo. Gr. d'mos, "la masa del pueblo", el populacho pagano reunido en un lugar público. Sólo Lucas usa esta palabra y lo hace dentro de un contexto que no es judío.

¡Voz de Dios! Probablemente deba entenderse en el sentido de culto al emperador, y no de adoración a un ser celestial o un dios pagano (ver com. vers. 21).

23. Le hirió. En el vers. 7 un ángel tocó a Pedro para despertarlo y liberarlo; pero aquí, en agudo contraste, un ángel toca a Herodes para destruirlo. Ser golpeado por un agente divino equivale generalmente a un severo castigo (1 Sam. 25:38; 2 Rey. 19:35; Hech. 23:3).

No dio la gloria a Dios. Estas palabras no necesariamente significan que Agripa sólo había fallado en rendir a Dios la alabanza que le corresponde a él, y sólo a él. Dar gloria a Dios siempre implica proceder de tal forma que se glorifique su nombre a pesar de las circunstancias. "Dar gloria a Dios" algunas veces ha significado confesar los pecados y las debilidades, como en Jos. 7:19 (cf. com. Juan 9:24).

Comido de gusanos. Josefo no menciona en su relato paralelo la enfermedad en forma específica. Es posible que la descripción más detallada de Lucas responda a sus conocimientos médicos, aunque difícilmente pueda considerarse que la frase "comido de gusanos" represente la descripción literal de una enfermedad específica. Este fue un castigo divino. Los antiguos consideraban que el ser comido de gusanos era un castigo celestial porque era una muerte espantosa.

En la historia se registran varios casos: Feretime, reina de Cirene (Herodoto, Historia iv. 205); Antíoco Epífanes (2 Mac. 9:5-10); Herodes el Grande (Josefo, Antigüedades xvii. 6. 5), y Galerio, enemigo de la iglesia en los tiempos de la persecución de Diocleciano, 303-313 d. C. (Lactancio, De la manera que murieron los perseguidores, 33). Hay un relato similar en cuanto a la muerte de Felipe II, rey de España. Agripa murió en el año 44 d. C., en el séptimo año de su reinado, a los 53 años de edad.

24. La palabra del Señor crecía y se multiplicaba. Cf. cap. 6:7; 19:20; ver com. cap. 11:24. "La semilla es la palabra de Dios" (Luc. 8:11), dijo Cristo. Lucas, el historiador cristiano, refiere que la palabra fue como semilla: cuando era sembrada en forma diligente, crecía y daba fruto. Esta declaración describe una expansión continua.

 La muerte de Agripa, principal perseguidor, dejó a los predicadores del Evangelio en libertad para proclamar su mensaje, y no fueron tardos para aprovechar esta oportunidad.

25. Bernabé y Saulo... volvieron. Regresaron de su visita a Jerusalén (cap. 11:27-30) para seguir trabajando entre los gentiles de Antioquía (ver com. "de Jerusalén"; también la segunda Nota Adicional de este capítulo).

De Jerusalén. La evidencia textual sugiere (cf. p. 10) el texto "a Jerusalén", como si los apóstoles hubieran regresado desde Antioquía a Jerusalén. Sin embargo, los redactores de manuscritos griegos posteriores, tomando en cuenta el contexto, y considerando que el vers. 25 es la conclusión del relato que comienza en el vers. 27, cap. 11, pusieron "de Jerusalén", como se lee en la RVR y en la BJ. Además, existe la posibilidad de que en el texto griego, que no tenía puntuación, pudiera haberse leído "Bernabé y Saulo volvieron habiendo completado su ministerio en Jerusalén".

Servicio. Literalmente "su diaconado"; es decir, su "ministerio". La palabra griega es la misma que se traduce como "socorro" en el cap. 11:29. Bernabé y Saulo completaron la misión que les había confiado la iglesia de Antioquía.

Llevando también consigo a Juan. Ver com. vers. 12. Esta elección se explica, en parte, por el parentesco de Juan Marcos con Bernabé (Col. 4:10); pero también demuestra que Juan Marcos entraba de lleno en la obra de convertir a los gentiles. Ver Hech. 13:5,13; 15:37-39; 2 Tim. 4:11. Evidentemente, hasta este momento había estado viviendo en su casa en Jerusalén.

NOTAS ADICIONALES DEL CAPÍTULO 12

Nota 1. Al comparar los relatos de Lucas y de Josefo, parece probable que los delegados de Tiro y de Sidón estuvieron entre los que clamaron "voz de Dios, y no de hombre", y añadieron, como lo informa Josefo, "ten misericordia de nosotros".  Nótese el agudo contraste entre la actitud de Pedro, quien se negó a recibir el homenaje de Cornelio, y la de Agripa, que aceptó la lisonja blasfema de la multitud en Cesarea. 

El relato de Josefo concuerda con el de Lucas en los siguientes detalles: (1) Entre la multitud que lisonjeaba a Agripa había algunos que estaban procurando recuperar su favor. (2) La fiesta se celebró en un "día señalado". (3) Herodes estaba vestido de ropas reales. (4) La lisonja consistió en llamarlo "dios". (5) El rey no los reprendió por eso. (6) Cayó enfermo inmediatamente, y fue llevado a su palacio. Josefo añade que Agripa reconoció que el castigo era de Dios por aceptar los elogios blasfemos, y que todos esperaban que muriera en seguida.

En cuanto a la última parte del relato de Josefo donde dice que el dolor violento aumentó rápidamente, y al relato del NT que dice que Agripa fue comido de gusanos, debe señalarse que en el relato de la muerte de Antíoco Epífanes se describen en forma separada estos dos mismos hechos como características de la misma enfermedad: "Pero el Señor Dios de Israel que todo lo ve, le hirió con una llaga incurable e invisible: apenas pronunciada esta frase, se apoderó de sus entrañas un dolor irremediable, con agudos retortijones internos,... hasta el punto que del cuerpo del impío pululaban gusanos, caían a pedazos sus carnes, aun estando con vida, entre dolores y sufrimientos, y su infecto hedor apestaba todo el ejército" (2 Mac. 9:5,9BJ).

Josefo, quien apoyaba decididamente a Agripa, sólo describió los primeros síntomas de la enfermedad del rey y omitió los repugnantes detalles del relato de la muerte de quien, en su opinión, era un gran rey. En el libro de Hechos se da una presentación más detallada, porque el objetivo de su autor era destacar en toda su gravedad el pecado por el cual, como lo relata Josefo, Agripa sabía que había sido castigado. Los puntos de concordancia entre los dos relatos son tantos, y las diferencias tan pequeñas y tan fácilmente explicadas, que debe considerarse que el relato de Josefo es un tributo a la precisión y al cuidado de Lucas como historiador.

Nota 2. Al Final del cap. 12 surge la pregunta en cuanto a si la visita de Bernabé y de Saulo, para llevar socorro a los cristianos de Jerusalén (cap. 11:27-30) ocurrió antes o después del encarcelamiento de Pedro y de la muerte de Herodes Agripa I, pues el último vers. del cap. 12 es evidentemente la conclusión del relato que comienza en el cap. 11:27. Este problema aparece porque la evidencia cronológica sugiere que la muerte de Herodes ocurrió antes de la misión de Bernabé y de Saulo, secuencia que parece invertirse en el relato de Lucas.

Al considerar este problema debe reconocerse que Lucas no siempre procura presentar los acontecimientos en estricto orden cronológico, ni en su Evangelio ni en Hechos. En su Evangelio menciona a "muchos" que habían "tratando de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas" (Luc. 1:1).  Lucas escogió de lo que aquellos habían registrado, tal como a él le había "parecido.... después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen", aquellos acontecimientos que proporcionaban una narración coherente de determinadas fases de la historia primitiva (cap. 1:3). 

Después de haber seguido las actividades de un personaje (principalmente Pedro, Hech. 1-12), o de haber presentado un cuadro coherente de un aspecto de la marcha de la obra (la predicación del Evangelio en Palestina, hasta el cap. 11:18), Lucas se ocupa de otro personaje u otro aspecto del trabajo misionero, y lo sigue hasta llegar a otra culminación o conclusión lógica (ver la transición, cap. 11:18-19). 

El orden cronológico a veces es menos importante para Lucas que otras clases de presentación ordenada, por ejemplo, la presentación por determinado tema o por área geográfica. Esta actitud es característica de la literatura de su época, como también del AT (ver com. Gén. 25:19; 27:1; 35:29; Exo. 16:33,35; 18:25).

Las frases "en aquellos días" (cap. 11:27) o "en aquel mismo tiempo"(cap. 12:1) se emplean como acontece con frecuencia en los Evangelios, sólo como frases rutinarias que indican una transición, pero no necesariamente con el fin de señalar un momento cronológico específico.

Es muy posible que los acontecimientos del cap. 12:1-24 hubieran ocurrido entre los vers. 26 y 27 del cap. 11; el cap. 12:25 sigue lógicamente al 11:30. El "servicio" del cap. 12:25 parece referirse al "socorro" enviado por los hermanos de Antioquía a los hermanos de Judea (cap. 11:29). Por lo tanto, la visita debida al hambre pudo haber ocurrido después de que Pedro fue encarcelado, milagrosamente liberado y partió de Jerusalén, y después de la muerte de Herodes Agripa, que tuvo lugar en el año 44 d. C.

Siguiendo el método histórico ya descrito, Lucas ha relatado el comienzo de la obra en favor de los gentiles en Antioquía. Al concluir ese relato, sus héroes, Bernabé y Saulo, son enviados a Jerusalén para llevar a los ancianos de la iglesia el socorro necesario por causa del hambre. En vista de este cambio de escenario, Lucas tiene que relatar lo que mientras tanto ha estado ocurriendo en Jerusalén (cap. 12:1): la persecución de la iglesia, la muerte de Jacobo, el encarcelamiento de Pedro y el terrible fin de Herodes el perseguidor.

Después retoma su relato en Antioquía, y narra el envío de Bernabé y de Saulo como misioneros ordenados (cap. 13:1-3).  Pero primero, debe hacer volver a sus personajes principales a Antioquía, diciendo que "cumplido su servicio volvieron de Jerusalén" (cap. 12:25). También se vale de esta oportunidad para introducir a un nuevo personaje: Juan Marcos (ya mencionado de paso en Jerusalén, vers. 12), porque Marcos acompañará a dos misioneros de más edad en el viaje que Lucas describe a continuación (cap. 13:4 a 14:27): el primer viaje de Pablo.

Si se tiene en cuenta el método habitual de Lucas para organizar su material, este pequeño desplazamiento carece de importancia, y no es necesario que se haga un reajuste especial de los dos acontecimientos o del registro de los mismos, como se hace cuando se siguen ciertos puntos de vista (ver la primera Nota Adicional del cap. 15). 6CBA

COMENTARIOS EGW

1-23. HAP 116-125. LIBRADO DE LA CÁRCEL.

https://elaguila3008.blogspot.com/2013/01/capitulo-15-librado-de-la-carcel.html

Ministerio Hno. Pio


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