lunes, agosto 23, 2021

REFLEXIÓN 812. VIAJE A ROMA Y ENCARCELAMIENTO: Desembarco En Malta…, Llegada A Roma/Defensa De Pablo Y Los Dos Años En Roma (HECHOS 28).

Hechos 28. EL VIAJE: DESEMBARCO EN MALTA: Vers. (1-4) Los nativos de Malta reciben bondadosamente a los náufragos. (5-7) Una víbora muerde a Pablo, pero no le causa daño. (8-10). Este sana a muchos enfermos en la isla. (11-16) Continúan su viaje a Roma.

*DEFENSA DE PABLO ANTE LOS JUDÍOS EN ROMA. Vers. (17-23) Pablo declara a los judíos la causa de su viaje a Roma. (24-29) Predica; algunos creen; otros, no.

LOS DOS AÑOS DE PABLO EN ROMA. Vers. (30 -31) Permanece allí predicando durante dos años.

1 ESTANDO ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2 Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. 3 Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. 4 Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir.

5 Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. 6 Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. 7 En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días.

8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. 9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; 10 los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.

11 Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux. 12 Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. 13 De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, 14 donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma, 15 de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. 16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.

17 Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos; 18 los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte. 19 Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación.

20 Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. 21 Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. 22 Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.

23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

24 Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían, 25 Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: 26 Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; 27 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane. 28 Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. 29 Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí.

30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento. (Hechos 28).

1. Malta. Malta es una pequeña isla al sur de Sicilia. Algunos han sugerido que el naufragio ocurrió en la isla de Meleda, en el Adriático, cerca de la costa yugoslavia (Siria). Sostienen que la mención del Adriático (cap. 27:27) indica que la nave había salido del Mediterráneo y estaba en lo que hoy se conoce como el mar Adriático.

También hacen notar que los habitantes de Meleda en ese tiempo no eran ni romanos ni griegos, y por eso eran "bárbaros" (cf. cap. 28:2), y que hoy no existen víboras en Malta. Quizá sea suficiente observar que esta explicación es sumamente improbable y no es tomada en cuenta por ningún erudito de la actualidad. Ver com. cap. 27:27;

2. Y los naturales. Literalmente "bárbaros". Palabra de origen onomatopéyico, aplicado a pueblos cuya lengua a los oídos de los griegos y de los romanos sonaba como un incomprensible balbuceo (ver com. Rom. 1:14).

Los naturales de Malta pueden haber sido descendientes de fenicios, o como resultado de su relación con ellos, quizá hablaban un dialecto del idioma fenicio, que a su vez estaba relacionado con el hebreo. Desde la segunda guerra púnica (218-201 a. C.) Malta fue gobernada por los romanos (ver t. V, p. 29; Livio, Anales xxi. 51), cuando éstos arrebataron la isla a los cartagineses.

No poca. O bondad "no común" u "ordinaria". Cf. cap. 19:11 donde la misma expresión griega se traduce como "extraordinarios".

Nos recibieron. Osea, nos dieron la bienvenida. Evidentemente el tiempo continuó lluvioso y con viento.

3. Habiendo recogido Pablo. Pablo procuró otra vez ayudar a sus compañeros.

Ramas secas. Tal vez ramas o también maderas arrojadas a la playa por el agua.

Víbora. Se argumenta que ahora no hay víboras en Malta, pero esto no prueba que no existieran en los días de Pablo. Desde hace años, para citar un solo ejemplo, las serpientes fueron eliminadas de las islas de Hawai.

Huyendo del calor. La serpiente, entumecida por el frío y quizá ya hibernando en ese momento, entró en actividad y se dio cuenta del peligro.

4. Víbora. Literalmente "bestia", "animal" (BJ). Colgando de su mano la víbora no sólo mordió la mano de Pablo, sino que permanecía colgada de ella.

Justicia. Gr. díü, "justicia", "castigo". Para los malteses Pablo era un malhechor a quien los dioses ahora castigaban mediante la mortal agresión de la víbora.

5. Sacudiendo. Pablo permaneció sereno y tranquilo en presencia de este nuevo peligro. ¿Acaso no le había prometido Dios que comparecería ante César?

Ningún daño. No sufrió ni física, ni psíquicamente. Cf. Mar. 16:18; Luc. 10:19.

6. Estaban esperando. Los isleños esperaban el momento en que el cuerpo envenenado de Pablo comenzara a hincharse; pero nada sucedió.

Era un dios. Ver com. cap. 14:11.

7. En aquellos lugares. En las proximidades.

Hombre principal. Gr. prútos, "primero". Se confirma este título en una inscripción que se refiere al gobernador romano de la isla, aunque el título en sí parece no ser de origen romano. Publio. Nombre completamente romano.

Nos recibió. Este personaje probablemente recibió al centurión en consideración a su rango, y con él a Pablo.

Hospedó solícitamente tres días. La hospitalidad del "principal" continuó hasta que pudieron hacerse arreglos más permanentes.

8. Y aconteció. Es decir, quizá posteriormente durante el invierno.

Orado. Ver com. Sant. 5:14-15. Sin embargo, esto parece ser una manifestación del don de sanidades (1 Cor. 12:9).

Le sanó. En Listra (Hech. 14: 8-10), en Filipos (cap. 16:18), en Efeso (cap. 19:11-12) y en Troas (cap. 20:9-10), se había manifestado en Pablo el mismo poder del Espíritu.

9. Los otros. Es decir, otros isleños.

10. Muchas atenciones. No como honorarios sino como regalos; tal vez dinero, alimento y vestidos apropiados para las necesidades de quienes habían perdido todo su equipaje.

Zarpamos. Gr. anágó, que aquí significa "embarcarse" (cf. cap. 27:12).

Nos cargaron. "Nos suplieron". Quizá Publio dio comienzo a ese acto de generosidad, y otros siguieron su ejemplo.

11. Pasados tres meses. Es decir, después de que la estación de tormentas hubo pasado y era seguro reanudar el viaje.

Nave alejandrina. Probablemente otro barco cerealero egipcio (ver com. cap. 27:6,38).

Invernado en la isla. Tal vez en el puerto de La Valetta, a unos 13 km al sureste de la bahía de San Pablo.

Enseña. Probablemente una referencia al mascarón de proa de la nave, debajo del bauprés. Cástor y Pólux. Gr. diskouroi, literalmente los "mellizos", los hijos legendarios de Júpiter, nacidos de Leda. Sus nombres latinos eran Cástor y Pólux, que fueron llamados los Gemelos.

12. Llegados. El barco navegó hacia el norte, rumbo a Sicilia, siendo su próximo puerto la antigua ciudad griega de Siracusa.

Siracusa. La ciudad principal de Sicilia situada en la costa sureste de la isla. Había sido una colonia griega y el escenario del mayor desastre naval ateniense durante la guerra del Peloponeso. Probablemente pasaron los tres días esperando vientos favorables.

13. Costeando alrededor. Gr. perikijomai "ir alrededor", "hacer un circuito", que tal vez signifique aquí una maniobra de viraje para avanzar contra vientos desfavorables.

Regio. Hoy Reggio, en la punta meridional de Italia, en el estrecho de Mesina. Una vez el emperador Claudio hizo planes de construir aquí instalaciones portuarias para la descarga de los buques cerealeros egipcios, pero el proyecto nunca se concretó.

Viento sur. La ocasión era propicia para navegar directamente al norte en vez de ir zigzagueando para enfrentar el viento, como había sido necesario hacerlo entre Siracusa y Regio.

Puteoli. Hoy Pozzuoli, cerca de Nápoles, en Italia. Aunque estaba a unos 225 km al sur de la capital, en ese entonces era un puerto importante para Roma, especialmente para los barcos trigueros de Egipto. Más tarde fue reemplazado por Ostia, en la desembocadura del Tíber (cf. p. 82).

14. Habiendo hallado hermanos. Es animador saber que sólo unos 30 años después de la crucifixión ya había un grupo de creyentes cristianos en la lejana Puteoli, puerto importante de la ciudad de Roma. Allí había una gran colectividad judía, y es probable que por lo menos algunos de estos cristianos fueran conversos del judaísmo. Como no disponemos de información específica, podemos razonablemente suponer que esta iglesia, como la de Roma, surgió como resultado de los trabajos de los judíos italianos convertidos, quizá en algún peregrinaje a Jerusalén o gracias a la labor de algún misionero desconocido.

Nos rogaron. Esto es, nos urgieron. Pablo quedó con la iglesia de Puteoli una semana y, por lo tanto, pasó allí por lo menos un sábado.

Fuimos a Roma. Mejor "llegamos a Roma".

15. Oyendo de nosotros. La semana de descanso en Puteoli había dado tiempo para que la noticia de la llegada de Pablo se difundiera entre los creyentes de Roma. La metrópoli estaba en constante comunicación con Puteoli, su puerto de mar. La llegada de los navíos sin duda se informaba rápidamente, así como la carga y los pasajeros que traían.

Salieron a recibirnos. Según Rom. 16:3-15, entre los creyentes de Roma Pablo tenía parientes y amigos. Sin duda algunos cuyos nombres aparecen registrados en la epístola estaban presentes para saludar a Pablo a su llegada.

Foro de Apio. "La plaza del mercado de Apio". De la familia de este nombre recibió el suyo la famosa Vía Apia, que va desde Roma hasta Brindis.

La palabra latina forum, "plaza pública", "mercado público", se refiere también a una ciudad. Tanto el nombre de la ciudad como el de la carretera probablemente se refieren a Apio Claudio, el notable censor romano. El Foro de Apio estaba a orillas de la Vía Apia, a unos 65 km al sur de Roma. Horacio se refiere con desprecio al lugar diciendo que abundaban allí los taberneros de mala reputación y era frecuentado por marineros (Sátiras i. 5.34). Aquí esperaba a Pablo una delegación de Roma.

Tres Tabernas. En el latín taberna no significa sólo una cantina, sino también se aplica a cualquier tienda o negocio. No es muy segura la ubicación de esta villa, pero se dice que estaba aproximadamente a unos 50 km al sur de Roma. 

Otro grupo de cristianos se encontró aquí con Pablo. Quizá éstos salieron de Roma después de los que se habían encontrado con él en el Foro de Apio. Cicerón menciona este pueblecito (Cartas a Ático ii. 10).

Dio gracias a Dios. La gratitud de Pablo por haber hecho su viaje a salvo, puede ser apreciada fácilmente por todos los cristianos que han pasado por angustiosas vicisitudes.

Cobró aliento. Durante años Pablo había anhelado visitar a Roma y predicar allí el Evangelio (Rom. 1:11-13). Debe haber reflexionado en el gran contraste entre ese anhelo y las realidades que rodearon su llegada. Pero más allá de este contraste, Pablo encontró razones para cobrar aliento así como para experimentar una nueva seguridad de la conducción de Dios. Pablo sabía encontrar razones que le dieran una gran esperanza en medio de las circunstancias aparentemente más desanimadoras (ver 2 Cor. 4:7-10; HAp 358-359). El cristianismo de Pablo hacía de él un decidido y permanente optimista.

16. Llegamos a Roma. El lector del último capítulo del libro de los Hechos desearía intensamente que se hubiera registrado un relato más completo de los episodios de la vida de Pablo en Roma. Tal vez Locas tenía el propósito de añadir algunos detalles adicionales, o comenzar otro libro a partir de la llegada de Pablo a Roma.

El centurión entregó. La evidencia textual (cf. p. 10) favorece la omisión de la cláusula que comienza con estas palabras; sin embargo, el hecho expresado ciertamente es verdadero.

Prefecto militar. Probablemente el praefectus praetorii, jefe de la guardia imperial o pretoriana. Ese militar tenía el deber de tomar bajo su custodia a todos los que eran traídos de las provincias para comparecer ante el emperador (ver Plinio, Cartas x. 57). En ese tiempo el prefecto militar era Burro, hombre de buena reputación. En el año 62 d. C., mientras Pablo sin duda estaba todavía preso, el cargo de Burro fue ocupado por Tigelino, un infame favorito de Nerón.

Vivir aparte. La consideración demostrada al alojar a Pablo, sin duda se debió en parte al centurión Julio, quien posiblemente aún tenía a Pablo bajo su cargo cuando llegó el apóstol a Roma. Julio había dependido mucho de Pablo para el éxito del desembarco de emergencia en Malta, y esto, más otras evidencias de su elevado carácter, su notable sabiduría y su poder espiritual, le habían granjeado el favor y la gratitud del centurión. Todo esto se incluyó sin duda en el informe correspondiente a Pablo, junto con la declaración de su caso redactada por Festo.

Custodiase. El soldado estaba probablemente encadenado a Pablo (cf. vers. 20), y los extremos de la cadena ataban las muñecas del soldado y del apóstol. Pablo hace frecuentes alusiones a esta cadena en las epístolas que escribió durante su encarcelamiento en Roma: Efe. 6:20; Fil. 1:7, 13-14,16; Col. 4:3,18; cf. Hech. 28:20.

 ¿Cuál debió ser la impresión causada sobre un soldado pagano al estar encadenado hora tras hora con el apóstol? ¿Cuál sería la impresión sobre un pagano que estuviera encadenado así a nosotros? 

Como la guardia se cambiaba con frecuencia, cualquier impresión producida por la vida de Pablo durante los dos años de su encarcelamiento debe haberse divulgado ampliamente entre todo el cuerpo de soldados (ver com. Fil. 1:13). 

17. Tres días después. Sin duda Pablo primero renovó las viejas amistades con cristianos con quienes se había encontrado en otras partes, y ganó nuevos amigos entre la hermandad de los creyentes de Roma Después, tuvo el deseo de que lo visitaran los judíos romanos no cristianos.

Principales de los judíos. La regla de Pablo siempre había sido: "al judío primeramente" (Rom. 1:16; 2:9; cf. Hech. 13:5,14,46; 14:1; 17:1-2, 10; 18:4, etc.). 

En esta ocasión invitó a los ancianos de los judíos para que escucharan un relato de primera fuente de por qué él estaba en Roma. Aparentemente el decreto de Claudio para desterrar a todos los judíos de Roma (cap. 18:2) había sido derogado, o por alguna otra causa había llegado a quedar sin efecto.

Varones hermanos. Ver com. cap. 1:16.

Hecho nada. Pablo repitió la defensa de su inocencia que ya había presentado en Jerusalén y Cesarea (cap. 23:1; 24:12-13; 25:8,11; 26:4-7).

Contra el pueblo. Las dificultades que Pablo encontró generalmente fueron causadas por los mismos judíos, como en Antioquía de Pisidia (cap. 13:50), en Listra (cap. 14:19), en Tesalónica (cap. 17:5-8), en Berea (cap. 17:13-14) y en Corinto (cap. 18:12-17).

Costumbres de nuestros padres. Pablo creía con toda sinceridad que lo que él enseñaba como el Evangelio de Jesucristo era una correcta interpretación de las verdades del judaísmo (ver com. cap. 23:1,6; 24:14-16; 26:5-7). Compárese con las acusaciones contra Esteban (cap. 6:13-14).

He sido entregado preso. Sin dar los detalles de todo lo que había sucedido a partir del tumulto de Jerusalén (cap. 21:27-36), Pablo destacó el humillante y desalentador resultado. Por algo más de dos años había estado preso en poder de los romanos, y además encadenado. Los judíos habían causado su arresto y sus continuas actuaciones lo mantenían en prisión.

18. Me querían soltar. O "ponerme en libertad". Cf. cap. 25:25 y 26:32. Si Félix, como lo esperaba, hubiese recibido un soborno, sin duda ese corrupto gobernante hubiera dejado a Pablo en libertad (cap. 24:26). Todos los funcionarios ante quienes Pablo había comparecido, y sin duda también los tribunos de la guardia, estaban convencidos de su inocencia.

19. Tenga de qué acusar. Pablo amaba al pueblo judío (ver Rom. 9:1-3; 10:1), y el afecto que sentía por los suyos no había disminuido por haber sufrido a manos de ellos. A pesar de las injusticias que había experimentado, no los censuró ni levantó nunca acusación alguna contra su pueblo. Había apelado a César no con el propósito de causar dificultades para los judíos de Roma o de otras partes, sino únicamente porque no le había quedado otro recurso.

20. Os he llamado. No podía ir a ver a los judíos en sus sinagogas o en privado, pero según su costumbre procuró establecer primero una base de entendimiento con ellos. Por lo tanto, los invitó a que lo visitaran (ver com. vers. 17).

La esperanza de Israel. Es decir, la esperanza del Mesías. Pablo creía que Jesús era el cumplimiento pleno de esta esperanza. Su fe era la fe que albergaban todos los judíos. El único y gran problema era el de la aplicación de esa le a Jesús de Nazaret.

Sujeto con esta cadena. En realidad, su firme creencia en el judaísmo le había ocasionado su arresto. Antes que renunciar a la esperanza de Israel sufriría cadenas y muerte.

21. Ni hemos recibido de Judea cartas. Esto no era extraño. Ningún barco que hubiera salido de Cesarea después de que Pablo apeló a César, hubiera tenido la posibilidad de llegar a Roma antes que Pablo. Por eso no tenían prejuicios contra él. Lucas no da a entender en ninguna forma que hubieran llegado cartas de Jerusalén contra Pablo durante los dos años (vers. 30) que estuvo en Roma, ni que los dirigentes judíos pudieran haber tomado otras posibles medidas contra Pablo (cf. HAp 361-362).

22. Querríamos oír. Esta manifestación de imparcialidad quizá era completamente sincera. Sin duda los judíos de Roma habían oído un poco acerca de Pablo y de su mensaje, y deseaban oír más. Esta secta. Ver com. cap. 8:17; 24:5,14.

Nos es notorio. Ya había unos pocos cristianos en Roma (ver com. vers. 15) y sin duda por medio de ellos los dirigentes judíos conocían algo del cristianismo. Evidentemente también había informes, o al menos rumores de Judea, traídos por los peregrinos que regresaban de allí.

Habla contra ella. Entre los judíos deben haber circulado muchos informes desfavorables acerca de los cristianos. Tácito escribió en forma sumamente desdeñosa de la nueva secta (Anales xv. 44), y Suetonio (Nerón xvi. 2) es igualmente condenatorio. Justino mártir (murió c. 165 d. C.) habla de las calumnias contra los cristianos, evidentemente de origen judío (Diálogo contra Trifón 17).

Estos judíos de Roma quizá no sólo habían oído de varios episodios en los cuales habían estado implicados los cristianos, sino también conocían rumores muy desfavorables en cuanto a ellos; pero también sabían del sorprendente crecimiento del número de los seguidores de Jesús. Pero por lo menos hasta ese momento estos judíos de Roma no habían oído nada que los indispusiera completamente con los cristianos, y estaban deseosos de escuchar más.

23. Muchos. Literalmente "más". La posada. Ver com. vers. 16, cf. vers. 30.

Declaraba. Aunque encadenado, Pablo aún podía predicar el Evangelio a sus oyentes judíos. Esta debe haber sido una exposición teológico bien estructurado, comparable con la que había presentado Esteban (cap. 7:2-53) y con el sermón del mismo Pablo en Antioquía de Pisidia (cap. 13:14-41).

Testificaba. El apóstol dio testimonio de la esperanza mesiánica ya hecha carne en Jesús, y de la seguridad del advenimiento de Cristo.

Reino de Dios. Ver com. Mat. 3:2; 4:17; 5:2; Luc. 4:19; Hech. 8:12.

Mañana hasta la tarde. Es evidente que algunos judíos estaban resistiendo firmemente al Evangelio, y otros estaban hambrientos por saber más de la Palabra de verdad. De modo que por diversas razones los judíos permanecieron todo el día. Moisés. Ver com. Luc. 24:27,44. 

https://elaguila3008.blogspot.com/2021/07/enlace-sobre-los-evangelios-de-mateo.html

24. Algunos asentían. Esta era la respuesta usual ante la predicación de Pablo (cap. 14:4; 17:4; 19:9). Esto es verdaderamente lo que sucede en el caso de cada evangelista cristiano. Reconociendo que todo hombre tiene libre albedrío, el evangelista debe agradecer a Dios por aquellos que han creído y nunca debe desanimarse por el hecho de que "otros" no crean.

25. No estuviesen de acuerdo. Posiblemente algunos estaban de parte de los saduceos y otros de los fariseos (cf. cap. 23:6-10).

Nuestros padres. La evidencia textual (cf. p. 10) favorece el texto: "vuestros padres". Sin duda los incrédulos judíos afirmaban su apego a los "padres". En este caso Pablo los exhorta a que reconozcan que esos mismos "padres" censuraron la incredulidad que ellos manifestaban ahora (ver com. Luc. 16:31; Juan 8:39,56).

Diciendo. Pablo cita a Isa. 6:9, pasaje que Jesús mismo había usado contra los judíos (Mat. 13:14; Mar. 4:12; Luc. 8:10; Juan 12:40).

26. Oiréis. Este pasaje del AT se considera en com. Isa. 6:9-10; cf. Mat. 7:21-27.

27. Y se conviertan. Literalmente "se den vuelta" (ver com. Mat. 3:2; Hech. 2:38; 3:19-20).

28. Salvación de Dios. Es decir, tal como había sido revelada por medio de Jesucristo (ver com. Mat. 1:21).

Ellos oirán. Pablo se dirigía en particular a aquellos judíos que se negaban a escuchar (ver com. vers. 24-26). De modo que cuando los judíos lo rechazaron, Pablo se volvió a los gentiles.

29. Y cuando hubo. La evidencia textual (cf. p. 10) favorece la omisión del vers. 29. Sin embargo, el hecho expresado es incontestable.

30. Dos años enteros. Parece que Lucas no fue instruido por el Espíritu ni movido por su propia iniciativa para consignar los sucesos de esos dos años. Quizá se proponía escribir un tercer tomo como suplemento de Lucas y Hechos.

Nuestra única información en cuanto a esos dos años es la que dan las cuatro epístolas llamadas "de la prisión", y que en general se piensa que fueron escritas en Roma durante ese período: Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón.

Sabemos que Pablo sintió el peso del encarcelamiento, tanto en forma psíquica como física (Efe. 3:1; 4:1; Fil. 1:16; Col. 4:18; File. 1, 9-10). Se preocupaba por el resultado del juicio al que estaba sometido (Fil. 2:23-24). Sabemos que Lucas y Aristarco (Hech. 27:2) estaban con él, así como Tíquico (Efe. 6:21), quien llevó la Epístola a los Efesios, y Timoteo cuyo nombre aparece junto al del apóstol en las cartas a los hermanos de Filipos (Fil. 1:1), a los de Colosas (Col. 1:1) y a Filemón, el converso propietario de esclavos (File. 1).

Epafrodito trajo ayuda material para Pablo desde Filipos (Fil. 4:18). Onésimo, que había huido de su amo Filemón, estuvo con Pablo mientras se hallaba en Roma (Col. 4:9; File. 10). Marcos, el pariente de Bernabé, un converso de nombre Jesús, llamado el justo, y Epafras de Colosas, también estaban con Pablo (Col. 4:10-12). También se encontraba allí Demas (Col. 4:14; cf. 2 Tim. 4:10).

Aunque estaba preso, el testimonio que Pablo daba del Evangelio fue tan efectivo durante esos años, que probablemente hacia el fin de su encarcelamiento pudo declarar que "las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio" (Fil. 1:12).

Una casa alquilada. La ayuda monetaria debe haber provenido de los amigos de Roma y de otras partes, quizá especialmente de Filipos (Fil. 4:18), porque Pablo ya no podía trabajar con sus manos para sufragar sus gastos personales.

Todos los que a él venían. Pablo gozaba de libertad de comunicación.

31. El reino de Dios. Desde el comienzo, el mensaje cristiano había sido concerniente al "reino" (Mat. 3:2; Mar 1:14). Acerca del Señor Jesucristo. Este era el centro y la circunferencia de toda conversación de Pablo.

Abiertamente. Literalmente "con toda libertad", "con toda valentía".

Sin impedimento. Ni el emperador, ni el tribuno, ni los soldados, ni los judíos impidieron que Pablo proclamara el Evangelio. 

¡El evangelista estaba atado, pero no el mensaje evangélico! 

Así concluye la historia bíblica de la iglesia apostólica. Si Lucas escribió un relato posterior, éste no existe hoy. Acerca de los años que siguieron a la liberación de Pablo y en cuanto a su segundo encarcelamiento y muerte, sólo tenemos indicios en las llamadas epístolas pastorales: 1 Timoteo, 2 Timoteo y Tito, y en la tradición cristiana primitiva. Ver también pp. 104-105, 110. (6CBA).

CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS Y DE LAS EPÍSTOLAS PAULINAS (100-112).

https://elaguila3008.blogspot.com/2021/07/cronologia-de-los-hechos-y-de-las.html

COMENTARIOS DE EGW

1-31. HAp 356-362. 

EL VIAJE Y EL NAUFRAGIO. Basado en Hechos 27; 28:1-10 (351-356)

https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-42-el-viaje-y-el-naufragio.html

 EN ROMA. Basado en Hechos 28:11-31; Filemón (357-367)

https://elaguila3008.blogspot.com/2021/08/capitulo-43-en-roma.html

Ministerio Hno. Pio 


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