jueves, noviembre 19, 2009

24 !MARANATA EL SEÑOR VIENE¡ "La Purificación del Santuario" VIII. LA SANTIFICACION Y EL SANTUARIO (28-31)


VIII. LA SANTIFICACION Y EL SANTUARIO (28-31)
28. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, 
que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. (Dan. 7:13).

Después de su ascensión, nuestro Salvador empezó a actuar como nuestro Sumo Sacerdote. Pablo dice: "No entró Cristo en un lugar santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros" (Heb. 9:24, VM)...

Este ministerio siguió efectuándose durante dieciocho siglos en el primer departamento del santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca del Padre, no obstante lo cual sus pecados permanecían inscriptos en los libros de registro. Como en el servicio típico había una obra de expiación al fin del año, así también, antes de que la obra de Cristo para la redención de los hombres se complete, queda por hacer una obra de expiación para quitar el pecado del santuario. Este es el servicio que empezó cuando terminaron los 2.300 días. Entonces. . . nuestro Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo, para cumplir la última parte de su solemne obra: 
la purificación del santuario.*

La venida de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote al lugar santísimo para la purificación del santuario, de la que se había en Daniel 8: 14; la venida del Hijo del hombre al lugar donde está el Anciano de días, tal como está presentada en Daniel 7: 13; y la venida del Señor a su templo, predicha por Malaquías, son descripciones del mismo acontecimiento representado también por la venida del Esposo a las bodas, descripta por Cristo en la parábola de las diez vírgenes, según Mateo 25.*

La purificación del Santuario implica. . . una obra de investigación: Una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón estará con él, para que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra.*
En el día final del ajuste de cuentas, la posición, el rango o la riqueza no alterarán ni en el espesor de un cabello el caso de nadie. El Dios que todo lo ve juzgará a los hombres por lo que éstos son en pureza, nobleza y amor a Cristo.* 247

29. INSTRUCCIÓN PROVENIENTE DEL SANTUARIO
Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia. 
 (Heb. 10:22).

"Y he aquí en las nubes del cielo como un hijo de hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de grande edad, e hiciéronle llegar delante de él" (Dan. 7:13)... La venida de Cristo descripta aquí no es su segunda venida a la tierra. El viene hacia el Anciano de días en el ciclo para recibir el dominio y la gloria y un reino, que le será dado a la conclusión de su obra de mediador. Es esta venida, y no su segundo advenimiento a la tierra, la que la profecía predijo que había de realizarse al fin de los 2.300 días en 1844. Acompañado por ángeles celestiales nuestro gran Sumo Sacerdote entra en el lugar santísimo, y allí, en la presencia de Dios, da principio a los últimos actos de su ministerio en beneficio del hombre, a saber, cumplir la obra del juicio y hacer expiación por todos los que resulten tener derecho a ella.*

Ojalá que el Señor nos permita ver la necesidad de beber de la fuente viva del agua de vida. Su corriente pura nos renovará y sanará y vivificará todo lo que se halle relacionado con nosotros. ¡Oh, si los corazones tan solo se sometieran a él! Si se tuviera en vista únicamente la gloria de Dios, ¡con qué abundancia se derramaría sobre el alma la luz celestial! Aquel que ha hablado como ningún hombre lo ha hecho jamás, fue un Educador en este mundo. Después de su resurrección fue Maestro de los desanimados y solitarios discípulos que viajaban a Emaús y de los que se reunieron en el aposento alto. Les reveló lo que las Escrituras decían respecto a su Persona e hizo que sus corazones se ligaran a una esperanza y un gozo santos, nuevos y sagrados.

Desde el lugar santísimo prosigue la gran obra de instrucción... Cristo oficia en el santuario. Nosotros no lo seguimos hasta el interior del santuario tal como deberíamos hacerlo. Cristo y los ángeles obran en el corazón de los hijos de los hombres. La iglesia del cielo unida con la iglesia de la tierra está peleando la buena batalla de la fe en este mundo. Debe producirse una purificación del alma aquí en la tierra, en armonía con la purificación efectuada por Cristo en el santuario celestial.*

El pueblo de Dios debe tener ahora sus ojos fijos en el santuario celestial, donde... nuestro gran Sumo Sacerdote... 
está intercediendo por su pueblo.* 248

30. EL JUICIO DE LOS VIVOS
Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdale, y arrepiéntete. Pues si no velas, 
vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. (Apoc. 3:3).

En el tiempo señalado para el juicio -al fin de los 2.300 días, en 1844- empezó la obra de investigación y el acto de borrar los pecados. Todos los que hayan profesado el nombre de Cristo deben pasar por ese riguroso examen. Tanto los vivos como los muertos deben ser juzgados "de acuerdo con las cosas escritas en los libros, según sus obras".

El juez dijo: "Todos serán justificados por su fe y juzgados por sus obras". Los pecados que no hayan inspirado arrepentimiento y que no hayan sido abandonados, no serán perdonados ni borrados de los libros de memoria, sino que permanecerán como testimonio contra el pecador en el día de Dios.*

Empeñada lucha espera a todos los que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra individual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirá la falta de estas cualidades en otro. Si bien todas las naciones deben pasar en juicio ante Dios, sin embargo él examinará el caso de cada individuo de un modo tan rígido y minucioso como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante.

El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto -nadie sabe cuándo- les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En éste más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación del Señor: "Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo". "Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti" (Mar. 13:33; Apoc. 3:3).* 249

31. EL JUICIO INVESTIGADOR.
 Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, 
mas a otros se les descubren después. (1 Tim. 5:24).

La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados deben realizarse antes del segundo advenimiento del Señor. En vista de que los muertos han de ser juzgados según las cosas escritas en los libros, es imposible que los pecados de los hombres sean borrados antes del fin del juicio en que sus vidas han de ser examinadas... Cuando el juicio investigador haya concluido, Cristo vendrá con su recompensa para dar a cada cual según sus obras.  

En el servicio ritual típico el sumo sacerdote, hecha la propiciación por Israel, salía y bendecía a la congregación. 
 Así también Cristo, una vez terminada su obra de mediador, aparecerá "sin pecado... para la salvación" (Heb. 9: 28, VM), para bendecir con el don de la vida eterna su pueblo que le espera. Así como, al quitar los pecados del santuario, el sacerdote los confesaba sobre la cabeza del macho cabrío emisario, así también Cristo colocará todos estos pecados sobre Satanás, autor e instigador del pecado. El macho cabrío emisario, que cargaba con los pecados de Israel, era enviado "a tierra inhabitada" (Lev. 16: 22); así también Satanás, cargado con la responsabilidad de todos los pecados que ha hecho cometer al pueblo de Dios, será confinado durante mil años en la tierra entonces desolada y sin habitantes, y sufrirá finalmente la plena sanción del pecado en el fuego que destruirá a todos los impíos.*

Unos pocos, poquísimos, del inmenso número que puebla la tierra, serán salvos para vida eterna, en tanto que las multitudes que no han perfeccionado sus almas en la obediencia de la verdad, serán destinadas a la muerte segunda.*

Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra.* 250 (MARANATHA) EGW


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