jueves, noviembre 19, 2009

30 !MARANATA EL SEÑOR VIENE¡ "Las Familias se Reunen" X. SUCESOS FINALES (27-31)


X. SUCESOS FINALES (27-31) 
27 LAS FAMILIAS SE REUNIRÁN
Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, 
y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra. (Jer. 31:16,17).

Cristo va a venir en las nubes y con grande gloria. Le acompañará una multitud de ángeles resplandecientes. Vendrá para resucitar a los muertos y para transformar a los santos vivos de gloria en gloria. Vendrá para honrar a los que le amaron y guardaron sus mandamientos, y para llevarlos consigo. No los ha olvidado ni tampoco ha olvidado su promesa. Volverán a unirse los eslabones de la familia.*

El día de Dios revelará cuánto debe el mundo a las madres piadosas... Cuando el juez se siente, y se abran los libros; cuando el gran juez pronuncie el "bien, buen siervo y fiel", y la corona de gloria inmortal se coloque sobre la cabeza del vencedor, muchos levantarán sus coronas a la vista de todo el universo y se las colocarán a sus madres diciendo: "Ella hizo de mí lo que soy por la gracia de Dios. Su instrucción, sus oraciones, fueron bendecidas para mi salvación eterna".*

Con indecible gozo, los padres contemplan la corona, la vestimenta, el arpa, dados a sus hijos. Los días de temor 
y esperanza han pasado. La semilla sembrada con lágrimas y oraciones puede haber parecido que se esparcía en vano, pero su cosecha se levanta con gozo al final. Sus hijos habrán sido redimidos.*
¡Oh maravillosa redención, tan descrita y tan esperada, contemplada con anticipación febril, 
pero jamás enteramente comprendida!*

Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar para sus fieles seguidores. Estos han vivido en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos ha nacido la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Ahora se regocijan en los rayos no empeñados por la refulgencia y la gloria del Rey en su majestad. Están preparados para la comunión del cielo; pues tienen el cielo en sus corazones.* 307

28. CORONAS PREPARADAS PARA LOS FIELES.
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 
(2 Tim. 4:7,8).

Cuando el Señor recoja sus joyas, los veraces, santos y honrados serán mirados con placer. Los ángeles se ocupan en confeccionar coronas para los tales, y sobre esas coronas adornadas de estrellas, se reflejará con esplendor la luz que irradia del trono de Dios.*

Hablad de las cosas celestiales. Hablad de Jesús, de su piedad y su gloria y de su amor imperecedero por vosotros, y permitid que de vuestro corazón mane amor y gratitud hacia él, que murió para salvaros. ¡Oh, estad listos para encontrar a vuestro Señor en paz! Los que estén preparados recibirán pronto una corona inmarcesible de vida, y morarán eternamente en el reino de Dios, con Cristo, con los ángeles, y con los que han sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo.*

Se coloca. . . una corona de gloria sobre los que esperan, aman y anhelan la aparición del Salvador. Los que esperan son los que serán coronados de gloria, honor e inmortalidad. No necesitáis hablar... de los honores del mundo, o de las alabanzas de los que el mundo considera grandes. Todo ello es vanidad. Si el dedo de Dios simplemente los tocara, pronto volverían al polvo nuevamente. Anhelo el honor permanente, inmortal, que nunca perecerá; una corona mucho más rica que cualquiera de las que jamás hayan honrado las sienes de un monarca.*

En aquel día los redimidos resplandecerán con la gloria del Padre y la de su Hijo. Los ángeles del cielo, mientras pulsan sus arpas de oro, darán la bienvenida al Rey y a los que constituyen los trofeos de su victoria, los que han sido lavados y emblanquecidos con la sangre del Cordero. Brotará un himno de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo ha vencido. 
 Entra en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, que constituyen el testimonio de que su misión de sufrimiento y abnegación no ha sido en vano.* 308

29. UNA CORONA PARA CADA HIJO DE DIOS.
 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, 
recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. (Sant. 1:12).

Vi un gran número de ángeles que traían de la ciudad gloriosas coronas: Una corona para cada santo, con su nombre escrito. A medida que Jesús requería las coronas, los ángeles se las presentaban, y con su propia mano derecha el amante Jesús colocaba las coronas sobre las cabezas de sus santos. De la misma manera los ángeles trajeron las arpas, y Jesús las presentó también a los santos. Los ángeles que dirigían dieron el tono primeramente, y luego toda voz se elevó en alabanza agradecida y feliz, y toda mano se deslizó diestramente sobre las cuerdas de las arpas, arrancando melodiosa música en ricos y perfectos acentos...

En la ciudad había todo lo que podía alegrar los ojos. Por todas partes vieron abundante gloria. Entonces Jesús miró hacia sus santos redimidos; sus rostros estaban radiantes de gloria; y a medida que fijaba en ellos sus ojos amorosos, dijo, con voz exquisita y musical: "Veo el trabajo de mi alma y estoy satisfecho. Esta abundante gloria es vuestra, para que la gocéis eternamente. Vuestras tristezas han terminado. Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor"...

Vi entonces a Jesús conduciendo a su pueblo hacia el árbol de la vida... En el árbol de la vida había hermosos frutos, 
de los cuales los santos podían participar libremente. En la ciudad había un trono muy glorioso, del cual procedía un río puro de agua de la vida, transparente como cristal. A cada lado de ese río estaba el árbol de la vida, y sobre las orillas del río había otros árboles hermosos, cargados de frutos...
El lenguaje humano es completamente inadecuado para intentar una descripción del cielo. Cuando la escena se presenta ante mí, quedo pasmada de asombro. Arrebatada por ese supremo esplendor y esa excelente gloria, dejo la pluma y exclamo: "¡Oh, qué amor! ¡Qué maravilloso amor!" El lenguaje más exaltado no puede describir la gloria del cielo, ni las incomparables profundidades del amor de un Salvador.* 309

30. NUESTRA REDENCIÓN SE ACERCA
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguios y levantad vuestra cabeza, 
porque vuestra redención está cerca. (Luc. 21:28).

La venida de Cristo está más cerca que cuando por primera vez creímos. Se acerca el fin de la gran controversia. 
 Los juicios de Dios están en la tierra. Hablan en solemne amonestación diciendo: "También vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis" (Mat. 24:44)...

Estamos viviendo en medio de las escenas finales de la historia de esta tierra. Las profecías se están cumpliendo rápidamente. Están transcurriendo velozmente las horas del tiempo de gracia. No tenemos tiempo que perder, ni un momento. No seamos hallados durmiendo en la guardia. Nadie diga en su corazón o por sus obras: "Mi Señor se tarda en venir" . Resuene el mensaje del pronto regreso de Cristo en fervientes palabras de advertencia. Persuadamos a hombres
 y mujeres por doquiera a arrepentirse y huir de la ira venidera...

El Señor va a venir pronto, y debemos estar preparados para recibirlo en paz. Resolvamos hacer todo lo que está en nuestro poder para impartir luz a los que nos rodean. No debemos estar tristes, sino alegres, y recordar siempre al Señor Jesús. El va a venir pronto, y debemos estar listos a aguardar su aparición.

¡Oh, cuán glorioso será verle y recibir la bienvenida como sus redimidos! Largo tiempo hemos aguardado; pero nuestra esperanza no debe debilitarse. Si tan solo podemos ver al rey en su hermosura, seremos bienaventurados para siempre. Me siento inducida a clamar con gran voz: "¡Vamos rumbo a la patria!" Nos estamos acercando al tiempo en que Cristo vendrá con poder y grande gloria a llevar a sus redimidos a su hogar eterno...*

Por largo tiempo hemos aguardado el retorno de nuestro Salvador. Sin embargo, su promesa es segura. Pronto estaremos en nuestro hogar prometido. Allí Jesús nos conducirá junto a la corriente viva que fluye del trono de Dios, y nos explicará las oscuras providencias por las cuales nos condujo en esta tierra a fin de perfeccionar nuestros caracteres.
 Allí contemplaremos, con clara visión, las hermosuras del Edén restaurado. Arrojando a los pies de nuestro Redentor las coronas que él habrá puesto sobre nuestras cabezas, y pulsando nuestras arpas de oro, llenaremos todo el cielo con alabanzas a Aquel que se sienta en el trono. * 310

31. SU GALARDÓN ESTA CON ÉL
 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. (Apoc. 22:12).
Nuestra tarea aquí está por terminar, y cada cual recibirá su recompensa de acuerdo con su propia labor. Se me mostró la recompensa de los santos, la herencia inmortal, y vi que los que habían padecido más por causa de la verdad no estimarían que habían pasado por tiempos difíciles, sino que considerarían que el cielo les había resultado fácil de alcanzar.*

Cada día lleva su propia carga de deberes no cumplidos, de descuido, de egoísmo, de engaño, de fraude, de astucia. ¡Cuántas malas obras acumuladas para el juicio final! Cuando Cristo venga, "su recompensa" estará "con él, y delante de él su obra" para dar a cada hombre según sus obras ¡Que revelación será aquélla! ¡Qué confusión de rostro para algunos cuando los hechos de su vida sean revelados en las páginas de la historia!*

Todo acto bueno o malo, y su influencia sobre los demás, no pasa inadvertido para el que escudriña los corazones, a quien se revela todo secreto. Y la recompensa estará de acuerdo con los motivos que promovieron la acción.*

La venida de Cristo se acerca apresuradamente. El tiempo que nos queda para trabajar es corto, y hay hombres y mujeres que perecen... Es necesario que la potencia convertidora de Dios tome posesión de nosotros, para que podamos comprender las necesidades de un mundo que perece. El mensaje que estoy encargada de anunciaros es éste: Preparaos, preparaos para el encuentro con el Señor. Aderezad vuestras Lámparas y que la luz de la verdad brille en las encrucijadas y los vallados. Hay un mundo entero que espera le sea anunciada la proximidad del fin de todas las cosas.

Procuremos una nueva conversión. Necesitamos de la presencia del Santo Espíritu de Dios para enternecer nuestros corazones y evitar un espíritu duro en nuestro trabajo. Ruego a Dios que su Santo Espíritu tome plena posesión de nuestros corazones. Procedamos como hijos de Dios, que buscan su consejo y están listos para seguir sus planes dondequiera que les sean presentados. Dios será glorificado por un pueblo tal y los testigos de nuestro celo dirán:
 Amén, amén.* 311 (MARANATHA) EGW


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