jueves, noviembre 19, 2009

6 ¡MARANATA EL SEÑOR VIENE! Un Momento Culminante... ¿Hay Ídolos Aquí? (II. ¿ESTAMOS LISTOS PARA SU VENIDA? 01-18)


II. ¿ESTAMOS LISTOS PARA SU VENIDA? (01-18) 
01. UN MOMENTO CULMINANTE
¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. (Mal. 3: 2). (Véase Exo. 19: 16-22; 34: 28-35).

A causa de su pecaminosidad, se le prohibió al pueblo de Israel acercarse al monte cuando Dios estaba por descender sobre él para proclamar su ley, para evitar que fuese consumido por la abrasadora gloria de su presencia. Si tales manifestaciones de su poder señalaron el sitio escogido para la proclamación de su ley, ¡cuán pavoroso no será su tribunal cuando venga para aplicar el juicio de estos sagrados estatutos! ¿Cómo soportarán su gloria en el gran día de la retribución final los que pisotearon su autoridad?. . .

Cuando se manifestó la presencia divina en el Sinaí, la gloria del Señor era ante la vista de todo Israel como un fuego devorador. Pero cuando venga Cristo en gloria con sus santos ángeles, toda la tierra resplandecerá con el tremendo fulgor de su presencia. . .

Nunca, desde que se creó al hombre, se había presenciado semejante manifestación del poder divino como cuando se proclamó la ley desde el Sinaí. . . En medio de las más terríficas convulsiones de la naturaleza, la voz de Dios se oyó como una trompeta desde la nube.

 El monte fue sacudido desde la base hasta la cima, y las huestes de Israel, demudadas y temblorosas, cayeron de hinojos. Aquel, cuya voz hizo entonces temblar la tierra, ha declarado: "Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo" (Heb. 12: 26). . .

Cuando Moisés regresó de su encuentro con la divina presencia en el monte, donde había recibido las tablas del testimonio, el culpable Israel no pudo soportar la luz que glorificaba su semblante. ¡Cuánto menos podrán los transgresores mirar al Hijo de Dios cuando aparezca en la gloria de su Padre, rodeado de todas las huestes celestiales, para ejecutar el juicio sobre los transgresores de su ley y sobre los que rechazan su sacrificio expiatorio!. . .

Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hijos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. 
"Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel".* 39

02. UNA NORMA ELEVADA
Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, 
y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. (Lev. 20:26).

Muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista del Señor durante el tiempo de angustia, cuando no haya Sumo Sacerdote en el santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús.

Vi que muchos descuidaban la preparación tan necesaria, esperando que el tiempo del "refrigerio" y la "lluvia tardía" 
los preparase para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡Y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia! 

Habían descuidado la necesaria preparación, y por lo tanto no podían recibir el refrigerio que todos deben tener para poder vivir en la presencia de un Dios Santo. Quienes. . . no purifiquen sus almas mediante la obediencia a toda la verdad. . . llegarán al tiempo de las plagas, y entonces echarán de ver que les hubiera sido necesario ser tallados y escuadrados para la edificación. 

Pero entonces no habrá ya tiempo para ello ni tampoco Mediador que abogue por ellos ante el Padre. Antes de ese tiempo se habrá promulgado la solemne declaración que dice: "El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía" (Apoc. 22: 11). 

Vi que nadie podía participar del "refrigerio" a menos que venciera todas las tentaciones y triunfara contra el orgullo, el egoísmo, el amor al mundo y toda palabra y obra mala. Por lo tanto, debemos nosotros acercarnos más y más al Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria que nos habilite para permanecer firmes en la batalla, el día del Señor. Recuerden todos que Dios es santo y que únicamente seres santos podrán morar alguna vez en su presencia.*

Hemos de velar hoy para no ofender ni en palabras ni en hechos. . . Debemos buscar a Dios hoy, y estar resueltos a no permanecer satisfechos sin su presencia. Debemos velar, obrar y orar como si éste fuese el último día que se nos concede. ¡Qué intenso fervor habría entonces en nuestra vida! ¡Cuán estrechamente seguiríamos a Jesús en todas nuestras palabras y acciones!* 40

03. EL PESA LAS ACCIONES
El Dios de todo saber es Jehová, y a él toca el pesar las acciones. (1 Sam. 2:3).

Vi a un ángel de pie con una balanza en la mano, que pesaba los pensamientos y el interés del pueblo de Dios, especialmente de los jóvenes. En un platillo estaban los pensamientos e intereses que tendían hacia el cielo; en el otro se hallaban los pensamientos e intereses terrenales. 

En este platillo se arrojaba toda la lectura de cuentos, los pensamientos dedicados a los vestidos, la ostentación, la vanidad y el orgullo, etc. ¡Oh, cuán solemne momento! Los ángeles de Dios, de pie, pesan con balanza los pensamientos de los que profesan ser hijos de Dios, de aquellos que aseveran haber muerto al mundo y estar vivos para Dios. 

El platillo lleno de los pensamientos terrenales, la vanidad y el orgullo, bajaba rápidamente a pesar de que se sacaba pesa tras pesa de la balanza. El que contenía los pensamientos e intereses referentes al cielos, subía mientras que el otro bajaba. ¡Qué liviano era! Puedo relatar esto como lo vi, pero nunca podré producir la solemne y vívida impresión que se grabó en mi mente, al ver al ángel que tenía la balanza donde se pesaban los pensamientos e intereses del pueblo de Dios. Dijo el ángel: "¿Pueden los tales entre en el cielo? No, no, nunca. Diles que la esperanza que ahora poseen es vana, y que a menos que se arrepientan prestamente, y obtengan la salvación, perecerán". . .

Vi que muchos se miden entre sí y comparan su vida con la vida de otros. Esto no debe ser. Nadie sino Cristo nos es dado como ejemplo. Él es nuestro verdadero modelo, y cada uno debe luchar para distinguirse por su imitación de él. . .

Vi que algunos apenas saben lo que es la abnegación o el sacrificio, o lo que significa sufrir por causa de la verdad.
Pero nadie entrará en el cielo sin hacer un sacrificio. Debemos tener espíritu de abnegación y sacrificio. Algunos no se han ofrecido a sí mismos ni a sus propios cuerpos sobre el altar de Dios. Conservan un genio impulsivo y arrebatado.

 Satisfacen sus apetitos y atienden sus propios intereses, sin tener en cuenta la causa de Dios. Los que están dispuestos a hacer cualquier sacrificio para obtener la vida eterna, la tendrán, y vale la pena sufrir por ella, crucificar el yo, y sacrificar todo ídolo.* 41

04. ¿SOPORTARÉIS LA PRUEBA?
Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. (Deut. 8:2).

Dios probará a los suyos. . . Si el mensaje [la proclamación hecha durante 1844] hubiese sido de corta duración, como muchos de nosotros suponíamos, no habría habido tiempo para desarrollar el carácter. Muchos actuaron por sentimientos, no por principios y fe, y este mensaje solemne y temible los conmovió. Obró sobre sus sentimientos y excitó sus temores, pero no realizó la obra que Dios quería que realizase. . .

Dios conduce a su pueblo paso a paso. Coloca a sus seguidores en diferentes situaciones a fin de que se manifieste lo que hay en el corazón. Algunos soportan ciertas pruebas, pero fracasan en otras. A medida que se avanza en este proceso, el corazón es probado un poco más severamente. 

Si los que profesan ser hijos de Dios, encuentran que su corazón se opone a esta obra directa, deben convencerse de que tienen que hacer algo para vencer. . . Algunos están dispuestos a aceptar un punto; pero cuando Dios los prueba en otro, lo rehuyen y retroceden, porque hiere directamente algún ídolo suyo. Así tienen oportunidad de ver lo que hay en su corazón que los aísla de Jesús. 

Hay algo que aprecian más que la verdad y su corazón no está preparado para recibir a Jesús. Los individuos son probados durante cierto tiempo para ver si quieren sacrificar sus ídolos. . . Los que resisten en cada punto, que soportan cada prueba y vencen, a cualquier precio que sea, han escuchado el consejo del Testigo Fiel y recibirán la lluvia tardía, y estarán preparados para la traslación. *

Dios prueba a su pueblo en este mundo. Este es el lugar en que debemos prepararnos para comparecer ante su presencia. Aquí, en este mundo, en estos últimos días, la gente va a demostrar qué poder afecta su corazón y dirige sus acciones. Si es el poder de la verdad divina, los conducirá a buenas obras. 

Elevará al que lo recibe, y lo hará de corazón noble y generoso, como su divino Señor..Jóvenes y ancianos,
Dios os está probando. Estáis decidiendo vuestro destino eterno.* 42

05. UN GUÍA INFALIBLE
Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. (Sant. 1:22).

Dios invita a aquellos que conocen su voluntad a ser hacedores de su palabra. La debilidad, la tibieza y la indecisión provocan los asaltos de Satanás; y los que permiten el desarrollo de estos defectos serán arrastrados, impotentes, 
por las violentas olas de la tentación. 

De cada uno de los que profesan el nombre de Cristo se requiere que crezca hasta la plena estatura de Cristo, cabeza viviente del cristiano. Todos necesitamos un guía a través de las muchas estrecheces de la vida, tanto como el marino necesita un piloto entre los bajíos o las rocas del río. 

¿Dónde puede encontrarse ese guía? Os indicamos la Biblia, . . . Inspirada por Dios, escrita por hombres santos, señala con gran claridad y precisión los deberes tanto de los jóvenes como de los mayores. Eleva la mente, enternece el corazón, e imparte alegría y santo gozo al espíritu. La Biblia presenta una perfecta norma de carácter; es un guía infalible en todas las circunstancias, aun hasta el fin del viaje de la vida. Tomadla por vuestra consejera, como la regla de vuestra vida diaria...

En las Escrituras hay miles de gemas de la verdad que yacen escondidas para el que busca en la superficie. La mina de la verdad no se agota nunca. Cuanto más escudriñéis las Escrituras con corazón humilde, tanto mayor será vuestro interés, y tanto más os sentiréis con deseo de exclamar con Pablo: "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Rom. 11: 33).

Cada día debéis aprender algo nuevo de las Escrituras. Escudriñadlas como si buscarais tesoros ocultos, porque contienen las palabras de vida eterna. Orad por sabiduría y entendimiento para comprender estos escritos sagrados. Si lo hacéis, hallaréis nuevas glorias en la Palabra de Dios; sentiréis que habréis recibido la nueva y preciosa sobre asuntos relacionados con la verdad. . .

Ahora se os llama en alta voz a ser diligentes en el empleo de todos los medios de la gracia, a fin de que seáis transformados en carácter, y podáis crecer a la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús.* 43

06. LISTOS PARA RESPONDER
Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. (1 Ped. 3:15).

Se me ha mostrado que muchos de los que profesan conocer la verdad presente no saben lo que creen. 
No comprenden las evidencias de su fe. No tienen justo aprecio de la obra para el tiempo actual. 

Cuando venga el tiempo de prueba, habrá hombres que, si bien están predicando ahora a otros, al examinar sus creencias hallarán que hay muchas cosas de las cuales no pueden dar una razón satisfactoria. Hasta que no sean así probados, 
no conocerán su gran ignorancia. 

Y en la iglesia son muchos los que se figuran comprender lo que creen, y no se percatarán de su propia debilidad mientras no se levante una controversia. Cuando estén separados de los que sostienen la misma fe, y estén obligados a destacarse solos para explicar su creencia, se sorprenderán al ver cuán confusas son sus ideas de lo que habían aceptado como verdad. . .

Dios despertará a sus hijos; si otros medios fracasan, se levantarán herejías entre ellos, que los zarandearán, separando el tamo del trigo. El Señor invita a todos los que creen su Palabra a que despierten. Ha llegado una luz preciosa, apropiada para este tiempo. . . Los creyentes no han de confiar en suposiciones e ideas mal definidas de lo que constituye la verdad. Su fe debe estar firmemente basada en la Palabra de Dios, de manera que cuando llegue el tiempo de prueba, y sean llevados ante concilios para responder por su fe, puedan dar razón de la esperanza que hay en ellos, con mansedumbre y temor. *

Los siervos de Cristo no deben preparar un discurso especial para presentarlo cuando sean llevados ante las autoridades por causa de su fe. Su preparación ha de ser hecha día tras día, atesorando en el corazón las preciosas verdades de la Palabra de Dios, alimentándose de las enseñanzas de Cristo, y fortaleciendo su fe por medio de la oración; entonces, cuando sean llevados ante los tribunales, el Espíritu Santo les hará recordar precisamente las verdades que alcanzarán los corazones de los que vinieren para oír.* 44

07. EL FESTÍN QUE SATISFACE
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. (Mat. 5:6).

Transpórtese repentinamente al cielo a esos hombres y mujeres que están satisfechos con su condición de enanos e inválidos en las cosas divinas, y hágaseles considerar por un instante el alto y santo estado de perfección que reina siempre allí, donde toda alma rebosa de amor, donde todo rostro resplandece de gozo. . . ¿Podrían dichas personas, me pregunto, alternar con la muchedumbre celestial, participar en sus cantos y soportar la pura, excelsa y arrobadora gloria que emana de Dios y del Cordero? ¡Oh no!. . .

Los que han educado su mente en el deleite de los ejercicios espirituales, son los que pueden ser trasladados sin que los abrume la pureza y la gloria trascendental del cielo. Puedes tener un vasto conocimiento de las artes, puedes estar familiarizado con las ciencias, puedes sobresalir en música y caligrafía, pueden agradar tus modales a los que te tratan, pero, ¿qué tienen que ver estas cosas con una preparación para el cielo? ¿Te preparan para subsistir delante del tribunal de Dios?

No te engañes. Dios no puede ser burlado. Nada que no sea la santidad te preparará para el cielo. Es la piedad sincera y experimental lo único que puede darte un carácter puro y elevado, y habilitarte para entrar en la presencia de Dios, quien mora en luz inaccesible. Esta tierra es el único lugar donde debemos adquirir el carácter celestial.*

Desear lo bueno y la verdadera santidad es correcto en sí, pero si te detienes allí, de nada te servirá. Los buenos propósitos son loables, pero no tendrán valor a menos que se lleven resueltamente a cabo. Muchos se perderán aunque esperaron y desearon ser cristianos, pero no hicieron esfuerzos fervientes; por lo tanto, serán pesados en la balanza y hallados faltos.

 La voluntad debe ejercerse en la debida dirección diciendo: Quiero ser un cristiano consagrado. Quiero conocer la longitud, la anchura, la altura y la profundidad del amor perfecto. Escucha las palabras de Jesús: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mat. 5: 6). Cristo ha hecho amplia provisión para satisfacer el alma que tiene hambre y sed de justicia.* 45

08. INDEPENDENCIA MORAL
Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. (2 Cor. 6:17, 18).

Muchos hay hoy día que tienen un velo sobre su rostro. Este velo consiste en la simpatía con las costumbres y prácticas del mundo, que les ocultan la gloria del Señor. Dios quiere que mantengamos nuestros ojos fijos en él, para que perdamos de vista las cosas de este mundo.

A medida que se va introduciendo la verdad en la vida práctica, la norma ha de ser elevada de más en más para ponerse a la altura de las demandas de la Biblia. Esto hará necesaria la oposición a las modas, costumbres, prácticas y máximas del mundo. 

Las influencias mundanales, a semejanza de las olas del mar, baten contra los seguidores de Cristo para arrancarlos de los verdaderos principios de su mansedumbre y de su gracia; pero debemos permanecer en los principios tan firmes como una roca. El hacerlo exigirá valor moral, y aquellos cuyas almas no estén aseguradas a la Roca eterna, serán arrastrados por la corriente mundana. Podremos quedar firmes solamente si nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 

La independencia moral está en su sitio cuando se opone al mundo. Poniéndonos en completa armonía con la voluntad de Dios, estaremos en situación ventajosa y veremos la necesidad de una separación terminante de las costumbres y prácticas del mundo.

No hemos de elevar nuestra norma tan sólo un poquito sobre la norma del mundo, 
sino que hemos de hacer la diferencia incontestablemente evidente. . .

No es cosa fácil obtener el inestimable tesoro de la vida eterna. Nadie puede hacer esto e ir a la deriva con la corriente del mundo. Ha de salir del mundo, separarse de él, y no tocar lo inmundo. Nadie puede proceder como un mundano sin ser arrastrado por la corriente del mundo. Nadie hará progreso alguno en sentido ascendente sin esfuerzo perseverante.

 El que quiere vencer tiene que afirmarse en Cristo. No ha de mirar atrás, sino mantener la vista siempre en alto, obteniendo una gracia tras otra. La vigilancia individual es el precio de la seguridad. . .

El fin de todas las cosas está cerca. Se necesitan ahora hombres y 
mujeres armados y equipados para luchar en favor de Dios. 46

09. ¿HAY ÍDOLOS AQUÍ?
Hijitos, guardaos de los ídolos. (1 Juan 5:21).

Cada verdadero hijo de Dios será aventado como trigo, y en el proceso del aventamiento debe sacrificarse cada placer acariciado que aparte la mente de Dios. Muchas familias tienen sus estantes, anaqueles y mesas llenos de ornamentos y retratos... De este modo los pensamientos que deberían dirigirse hacia Dios y los intereses celestiales, son atraídos hacia cosas comunes. 

¿No es ésto una especie de idolatría? El dinero que se ha gastado en esta forma, ¿no debería haberse empleado para bendecir a la humanidad, para aliviar a los que sufren, para vestir a los desnudos y alimentar a los hambrientos? ¿No debería haberse puesto en la tesorería del Señor para promover su causa y edificar su reino en la tierra?

Este asunto reviste una gran importancia, y os es presentado a fin de salvaros del pecado de la idolatría. Vuestras almas recibirán bendiciones si obedecéis la Palabra pronunciada por el Santo de Israel: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Exo. 20: 3). 

Muchas personas están creando para sí preocupaciones y ansiedades innecesarias al dedicar tiempo y consideración a los adornos superfluos que llenan sus casas. Se requiere el poder de Dios para apartarlas de su devoción, porque esto constituye en todo sentido una idolatría.

Aquel que escudriña los corazones desea rescatar a su pueblo de toda clase de idolatría. Que la Palabra de Dios, el Libro bendito de vida, ocupe las mesas que ahora están llenas de adornos inútiles. Gastad vuestro dinero en adquirir libros que sirvan para esclarecer la mente en lo que atañe a la verdad presente. . . Apoderaos de la Palabra de Dios como el tesoro de amor y sabiduría infinita; éste es el Libro guía que muestra el camino hacia el cielo...

¡Cómo quisiera que investigaseis las Escrituras con una actitud de oración en vuestros corazones, y con un espíritu de entrega a Dios! ¡Ojalá escudriñaseis vuestros corazones como si contaseis con la ayuda de una vela encendida, para descubrir y romper hasta los hilos más finos que os unen a los hábitos mundanales que apartan de Dios la mente! Rogad a Dios que os muestre cada práctica que aleje de él vuestros pensamientos y afectos.* 47

10. ESCUDRIÑA TU PROPIO CORAZÓN
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? (2 Cor. 13:5).

Nada es más traicionero que la falacia del pecado. Es el dios de este mundo que nos engaña, ciega y conduce a la destrucción. Satanás no expone todas sus tentaciones a la vez. Las disfraza con una máscara de bien. . . Las almas engañadas dan un paso y se preparan para el siguiente. . . Oh, ¡cómo acecha Satanás para ver cuán fácilmente se toma su carnada, y para ver a las almas andar precisamente en la senda que él ha preparado!...

Existe la necesidad de examinarse íntimamente y de preguntarse a la luz de la Palabra de Dios: ¿Soy íntegro o corrupto de corazón? ¿Estoy renovado en Cristo o soy todavía carnal de corazón, cubierto sólo exteriormente con un vestido nuevo? Acercaos al tribunal de Dios y observad, como a la luz de Dios, si hay algún pecado secreto, alguna iniquidad, algún ídolo que no hayáis sacrificado. Orad, sí, orad como nunca antes para que no seáis engañados por los ardides de Satanás; para que no os entreguéis a un espíritu descuidado, indiferente, vano...

Uno de los pecados que constituyen una de las señales de los últimos días es que los cristianos profesos son amadores de los placeres más que de Dios. Tratad sinceramente con vuestras propias almas. Investigad cuidadosamente. Cuán pocos, después de un examen fiel, puede levantar la vista al cielo y decir:. . . 
"No soy amador del placer más que de Dios". 

 Cuán pocos pueden decir: "Estoy muerto para el mundo. . . Mi vida está escondida con Cristo en Dios, 
 y cuando Aquel que es mi vida aparezca, yo también apareceré con él en gloria".

¡El amor y la gracia de Dios! ¡Oh preciosa gracia más valiosa que el oro fino! Eleva y ennoblece el espíritu por encima de todos los demás principios. Coloca el corazón y los afectos en el cielo. Mientras los que nos rodean se ocupan en vanidades mundanas, placeres y frivolidades, nuestra conversación está en el cielo, de donde esperamos al Salvador; el alma se dirige a Dios para obtener perdón y paz, justicia y verdadera santidad. El trato con Dios y la contemplación de las cosas de arriba transforman el alma a la semejanza de Cristo.* 48

11. PREGUNTAS ESCRUTADORAS
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. (Sal. 24:3, 4).

Un alma unida con Cristo... luchará contra toda transgresión y toda insinuación del pecado. Llega a ser cada día más semejante a una luz refulgente, llega a ser cada día más victorioso. Va avanzando de fuerza en fuerza, 
no de debilidad en debilidad.

Que nadie engañe a su propia alma en este asunto. Si albergáis orgullo, estima propia, amor a la supremacía, vanagloria, ambición impía, murmuración, descontento, amargura, maledicencia, mentira, engaño, calumnia, Cristo no está morando en vuestro corazón... Debéis tener un carácter cristiano que prevalezca...

Debe haber completa conversión entre los que pretenden conocer la verdad; de otra manera, caerán en el día de la prueba. El pueblo de Dios debe alcanzar una norma elevada. Debe ser nación santa, pueblo adquirido por Dios, linaje escogido, celoso de buenas obras.

Cristo no murió por vosotros para que pudierais tener las pasiones, 
los gustos y los hábitos de los hombres del mundo...

Nadie entra por los portales de gloria a menos que oriente su corazón en esa dirección. 

Meditad entonces en estas preguntas: ¿Ocupan las cosas terrenales vuestro primer interés? ¿Son puros vuestros pensamientos? ¿Estáis respirando la atmósfera del cielo? ¿Lleváis con vosotros las miasmas de la corrupción?... ¿Sois fervientes y consagrados? ¿Estáis sirviendo a Dios con pureza y en la hermosura de la santidad? Preguntaos sinceramente: ¿Soy yo un hijo de Dios, o no lo soy?...

Necesitamos una reforma cabal en todas nuestras iglesias. El poder convertidor de Dios debe entrar en la iglesia. . . 
No posterguéis el día de la preparación. No dormitéis desapercibidos, sin tener aceite en las vasijas con vuestras lámparas... No permitáis que este asunto quede en peligrosa incertidumbre. Preguntaos a vosotros mismos con fervor: ¿Estoy yo entre los salvados, o entre los perdidos? ¿Estaré en pie o no estaré? Sólo el limpio de manos y puro de corazón estará en pie en aquel día.* 49

12. ¿TE ATREVERÁS A SER DIFERENTE?
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1 Ped. 2:9).

La advertencia de que el Hijo del hombre pronto aparecerá en las nubes del cielo, se ha convertido para muchos en un relato familiar. Han abandonado su postura expectante y vigilante. El espíritu egoísta y mundano que se manifiesta en la vida, revela los sentimientos del corazón: "Mi Señor se tarda en venir"...

El mismo espíritu de egoísmo y conformidad con las costumbres del mundo que existía en los días de Noé, se manifiesta en nuestros días. Muchos que profesan ser hijos de Dios se dedican a los asuntos mundanos con un entusiasmo que niega su profesión de fe. Estarán plantando y edificando, comprando y vendiendo, comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el último momento de su tiempo de prueba. Esta es la condición de muchísimos de nuestros hermanos. Debido a que abunda la iniquidad, el amor de muchos se enfría. . .

Mi alma se apesadumbra cuando contemplo la tremenda falta de espiritualidad que se manifiesta entre nosotros. Las modas y costumbres del mundo, el orgullo, el amor a los entretenimientos, el amor a la ostentación, la extravagancia manifestada en la forma de vestir, en las casas, en las tierras adquiridas, todas estas cosas están drenando la tesorería del Señor, desviando hacia la gratificación del yo los medios que deberían ser empleados para enviar la luz de la verdad al mundo. Los propósitos egoístas tienen prioridad. . .

Los hijos de la luz y del día no deben amontonar en torno de ellos las sombras de la noche y las tinieblas que rodean a los obradores de iniquidad. Por el contrario, deben permanecer fielmente de pie en su puesto de deber, como portaluces, reuniendo la luz de Dios para proyectarla hacia los que están en tinieblas. El Señor requiere que su pueblo mantenga su integridad, sin tocar -es decir, sin imitar- las costumbres de los impíos.

Los cristianos deben ser en este mundo "nación santa, pueblo adquirido", 
para manifestar las alabanzas del que los llamó "de las tinieblas a su luz admirable".* 50

13. DESARRAIGAD TODA SEMILLA DE DUDA
No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa... Nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. (Heb. 10:35-39).

Vi que ya estamos en el tiempo del zarandeo. Satanás está trabajando con todo su poder para arrebatar las almas de las manos de Cristo e inducirlas a pisotear al Hijo de Dios...

Se está desarrollando el carácter. Los ángeles de Dios están evaluando la dignidad moral. Dios está probando a su pueblo. El ángel me transmitió estas palabras: "Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio" (Heb. 3: 12-14). 

 A Dios le desagrada cuando algunos de los miembros de su pueblo, que han conocido el poder de su gracia, comienzan a hablar de sus dudas, y al hacerlo, se transforman en canales de Satanás, por medio de los cuales él puede transmitir sus sugerencias a otras mentes. Cuando se siembra una semilla de incredulidad y maldad, no se arraiga rápidamente. 

 Satanás la nutre a cada instante, hasta que florece y se fortalece. La buena semilla necesita que se la alimente, se la riegue y se la cuide con ternura; porque se arrojan a su alrededor toda clase de influencias ponzoñosas con el propósito de impedirle crecer para causarle la muerte. Los esfuerzos de Satanás son más poderosos que nunca, porque sabe que es corto el tiempo de que dispone para engañar...

Se me mostró la recompensa de los santos, la herencia inmortal. Entonces se me mostró cuánto tuvo que soportar el pueblo de Dios por causa de la verdad, y que de todos modos pueden considerar bastante barato el cielo. Reconocieron que los sufrimientos de este tiempo presente no son nada en comparación con la gloria que ha de ser manifestada en ellos. El pueblo de Dios será probado en estos últimos días. Pero pronto vendrá su última prueba, y entonces recibirán el don de la vida eterna.* 51

14. ¿GIGANTES O ENANOS ESPIRITUALES?
Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (2 Cor. 7:1).

El Señor reprende y corrige a los que profesan observar su ley. Señala sus pecados y presenta su iniquidad, porque desea separar de ellos todo pecado y perversidad, a fin de que perfeccionen la santidad en su temor, y estén preparados para morir en el Señor, o ser trasladados al cielo. Dios los reprende y corrige, a fin de que sean refinados, santificados, elevados, y finalmente exaltados a su propio trono.*

Dios no aceptará nada que no sea pureza y santidad; una mancha, una arruga, un defecto de carácter, nos apartarán del cielo para siempre, con todas sus glorias y sus tesoros.*

La mayoría de los que profesan ser cristianos no tienen idea de la fuerza espiritual que podrían tener si fuesen tan ambiciosos, celosos y perseverantes para alcanzar el conocimiento de las cosas divinas como lo son para obtener las miserables y perecederas cosas de esta vida. 

 Las masas que profesan ser cristianas se satisfacen con su condición de enanos espirituales. No están dispuestas a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia; de ahí que la piedad sea para ellas un misterio oculto e incomprensible. No conocen a Cristo por experiencia.*

Se ha hecho amplia provisión para todos los que sincera, ferviente y meditativamente se dedican a la tarea de perfeccionar la santidad en el temor de Dios. Fuerza, gracia y gloria han sido provistas por medio de Cristo, para que los ángeles ministradores las lleven a los herederos de la salvación. 

 Nadie es tan miserable, corrompido y vil, que no pueda encontrar en Jesús, que murió por él, fortaleza, pureza y justicia, si quiere abandonar sus pecados, dejar la senda de la iniquidad y volverse con plena decisión del corazón al Dios viviente. 

 Espera para quitarles sus vestiduras, manchadas y contaminadas por el pecado, para revestirlos de las blancas y resplandecientes túnicas de justicia; y los intima a vivir, no a morir. En él pueden florecer. Sus ramas no se secarán ni serán infructíferas. Si moran en él, podrán extraer savia y nutrición de él, e imbuidos de su espíritu, caminar como él anduvo, vencer como él venció, y ser exaltados a su diestra.* 52

15. ¿SABIOS O INSENSATOS?
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. (Mat. 25:1, 2).

No debemos descansar en la idea de que porque somos miembros de la iglesia ya estamos salvos, mientras no damos evidencias de que nos estamos conformando a la imagen de Cristo, mientras nos aferrarnos de nuestros antiguos hábitos e introducimos en nuestra trama las hebras de las ideas y las costumbres del mundo. . .

Las diez vírgenes están en guardia en el atardecer de la historia de la tierra. Todas pretenden ser cristianas. Todas han sido llamadas, tienen un nombre, una lámpara, y pretenden servir a Dios. Aparentemente todas aguardan su aparición. 
 Pero cinco son deficientes. Cinco, sorprendidas y angustiadas, se encontrarán fuera del lugar del banquete. . .

Somos representados ya sea por las vírgenes prudentes o por las insensatas. Hay muchos que no permanecen a los pies de Jesús para aprender de él. No conocen sus caminos; no están preparados para su venida. La espera del Señor es fingida. No han velado y orado con esa fe que obra por el amor y purifica el alma. 

 Han vivido una vida descuidada. Han escuchado la verdad y han estado de acuerdo con ella, pero nunca la han incorporado a su vida práctica. . . El aceite de la gracia no ha alimentado sus lámparas, ni están preparadas para entrar en la cena de bodas del Cordero. . .

No seáis como las vírgenes insensatas, que dan por sentado que las promesas del Señor les pertenecen, mientras no siguen las intimaciones de Cristo. Jesús nos enseña que la profesión de fe no vale nada. "Si alguno quiere venir en pos de mí -dice él-, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mat. 16: 24).

Cuando pasemos por la prueba refinadora de Dios, por su proceso purificador; cuando el fuego del crisol consuma la escoria y surja el oro fino de un carácter purificado, seguiremos diciendo, con Pablo: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo. . . Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Fil. 3:12-14).* 53

16. AHORA, CASI AHORA MISMO
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. (Mat. 25:13).

La venida de Cristo se producirá, por así decirlo, a la medianoche, cuando todos duermen. Será bueno que todos tengan sus cuentas arregladas antes de la puesta del sol. Todas sus obras deben ser rectas, todos sus tratos, justos, 
entre ellos y sus semejantes. 

 Toda deshonestidad, toda costumbre pecaminosa debe ser puesta de lado. El aceite de la gracia debe estar en las vasijas, con nuestras lámparas. . . Triste ciertamente será la condición del alma que haya tenido apariencia de piedad pero que haya negado la eficacia de ella; que haya llamado a Cristo: "Señor, Señor", y que sin embargo no tenga
 ni su imagen ni su inscripción. . .

Dios en su gracia nos concede un día de prueba, un tiempo de prueba. Nos extiende la invitación: "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano" (Isa. 55: 6). . .

Hoy llama la voz de la misericordia, y Jesús atrae a los hombres con las cuerdas de su amor; pero va a llegar el día cuando Jesús se va a ataviar con ropajes de venganza. . . La maldad del mundo crece cada día, y cuando llegue a ciertos límites, se cerrarán los registros y se ajustarán las cuentas. 

 No habrá más sacrificio por el pecado. El Señor viene. Por mucho tiempo la misericordia ha extendido una mano de amor, de paciencia y tolerancia, hacia un mundo culpable. Se ha dado la invitación: "Que se acojan a mi fortaleza" (Isa. 27: 5, versión Straubinger). Pero los hombres han actuado con temeridad frente a su misericordia y han rechazado su gracia.

¿Por qué ha demorado tanto el Señor su venida? Toda la hueste del cielo espera que se cumpla la última obra en favor de este mundo perdido, y no obstante la tarea sigue inconclusa. Se debe a que los pocos que profesan tener el aceite de la gracia en sus vasijas juntamente con sus lámparas, no se han convertido en antorchas para arder y resplandecer en el mundo. Se debe a que los misioneros son pocos...

"El que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mat. 10: 22). Verifica a ver si tenéis el aceite de la gracia en vuestros corazones. Su posesión establecerá una enorme diferencia con respecto a vosotros en el juicio.* 54

17. LA ÚLTIMA VIGILIA
Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. (Mar. 13:35, 36).

Se me mostró un grupo. . . Sus ojos estaban dirigidos hacia el cielo, y las palabras de su Maestro estaban en sus labios: 
"Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad" (Mar. 13: 37). . . El Señor ha ordenado un receso antes de que amanezca plenamente. Pero no quiere que nadie dé lugar al cansancio, ni que abandone su ferviente vigilancia, debido a que la mañana no llega tan pronto como la esperaba...

Vi que es imposible que los afectos e intereses se entretejan con los cuidados de esta vida, que las posesiones terrenales sigan aumentando y que al mismo tiempo se pueda permanecer en actitud de espera y vigilancia, como el Señor lo ha ordenado. Dijo el ángel: "Sólo podrán lograr un mundo. Para conseguir el tesoro celestial, deben sacrificar el terrenal. 
 No pueden poseer los dos mundos". . . 

Vi que pasaba una vigilia tras otra. ¿Debiera disminuir la vigilancia por causa de eso? ¡Oh, no! Hay mayor necesidad de una alerta incesante ahora, porque disponemos de menos tiempo que cuando terminó la primera vigilia. . . Si velamos en forma constante en ese entonces, cuánto más necesitamos duplicar la vigilancia en esta segunda vela. 

 La conclusión de ésta dará lugar a la tercera, y no tenemos excusa para disminuir nuestra vigilancia. La tercera vela implica una triple dedicación a la tarea. Si nos impacientamos ahora, perderemos todo el provecho de la vigilancia ferviente y perseverante que hemos sostenido hasta ahora. . .

Por medio de nuestra actitud vigilante, debemos demostrar que somos verdaderamente extranjeros y peregrinos en la tierra. La diferencia que existe entre los que aman al mundo y los que aman a Cristo es evidente e inconfundible. Mientras los mundanos se dedican con todo entusiasmo ambición a obtener el tesoro terrenal, los miembros del pueblo de Dios no se conforman al mundo, sino que manifiestan mediante su actitud fervorosa, vigilante y expectante, que han sido transformados; que su hogar no se encuentra en este mundo, sino que están buscando una patria mejor, es a saber, la celestial.* 55

18. LA ÚNICA CONDUCTA SEGURA
Velad y orad, para que no entréis en tentación. (Mat. 26: 41).

¿Qué diré para despertar al pueblo remanente de Dios?. . . Insto a todos los que profesan el nombre de Cristo a que se examinen, y hagan una plena y cabal confesión de todos sus yerros, para que vayan delante de ellos al juicio, y el ángel registrador escriba el perdón frente a sus nombres.

Hermanos míos, si no aprovecháis estos preciosos momentos de misericordia, quedaréis sin excusa. Si no hacéis un esfuerzo especial para despertaros, si no manifestáis celo para arrepentiros, estos momentos áureos pasarán pronto, y seréis pesados en la balanza y hallados faltos. Entonces, vuestros gritos de agonía no os servirán de nada.*

Al exhortarnos a vigilar y orar, Jesús nos señala la única conducta segura. Necesitamos vigilar. Nuestros corazones son engañosos; estamos rodeados por las debilidades y fragilidades de la humanidad, y el propósito de Satanás es destruirnos. Aunque nosotros bajemos la guardia, nuestro adversario jamás estará ocioso. Puesto que estamos informados acerca de su incansable vigilancia, no durmamos, como los demás, sino "velemos y seamos sobrios". Tenemos que enfrentar el espíritu y la influencia del mundo, pero no debemos permitir que tome posesión de nuestra mente y nuestro corazón. *

Examinad escrupulosamente vuestro corazón a la luz de la eternidad. No escondáis nada. Examinadlo, ¡oh, sí! examinadlo como si en ello os fuera la vida, y condenaos, dictad sentencia sobre vosotros, y entonces, por fe, pedid que la sangre purificadora de Cristo elimine toda mancha de vuestro carácter cristiano. No os aduléis ni os excuséis. Tratad lealmente con vuestra propia alma. 

Entonces, al veros pecadores caed quebrantados a los pies de la cruz. Jesús os recibirá, tan contaminados como estáis, y os lavará con su sangre, y limpiará de vosotros toda contaminación, y os hará idóneos para participar de la compañía de los ángeles celestiales, en un cielo puro y armonioso. No hay contiendas ni discordias allí. Todo es salud, felicidad y gozo.*

Este mundo es una escuela en la cual nos preparamos para la escuela superior. Esta vida es una preparación para la vida venidera. Aquí hemos de preparamos para entrar en los atrios celestiales. 56 (MARANATHA) EGW

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