CAPITULO 23. UN MENSAJE A LA IGLESIA MODERNA (227-248)
(Éste Capítulo Está Basado En San Mateo 21:33-44.
LA PARÁBOLA DE LOS DOS HIJOS FUE SEGUIDA POR LA PARÁBOLA DE LA VIÑA. En la primera, Cristo había presentado delante de los maestros judíos la importancia de la obediencia.
En la otra, señaló las ricas bendiciones conferidas a Israel, y por medio de éstas mostró el derecho que Dios tenía a su obediencia.
Presentó delante de ellos la gloria del propósito de Dios, que podrían haber cumplido mediante la obediencia.
Apartando el velo del futuro, mostró cómo, al
dejar de cumplir su propósito, toda la nación estaba renunciando a su bendición
y trayendo sobre sí la ruina.
"Fue Un
Hombre, padre de familia -dijo Cristo-, el cual plantó una viña; y la cercó
de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la dio a renta a
labradores, y se partió lejos".
LA NACIÓN JUDÍA. El profeta Isaías describe esta viña: "Ahora cantare por mi amado el cantar
de mi amado a su viña. Tenía mi amado
una viña en un recuesto, lugar fértil. Habíala cercado, y despedregádola y plantádola de vides escogidas: había
edificado en medio de ella una torre, y también asentado un lagar en ella; y
esperaba que llevase uvas".*Isa. 5:1,2.
El labrador escoge una parcela de terreno en el desierto; la cerca, la limpia, la trabaja, la planta con vides escogidas, esperando una rica cosecha. Espera que este terreno, en su superioridad con respecto al desierto inculto, le honre 228 mostrando los resultados de su cuidado y los afanes con que lo cultivó.
Así Dios había escogido a un pueblo de entre
el mundo para que fuera preparado y educado por Cristo. El profeta dice: "La viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los
hombres de Judá planta suya deleitosa".*Isa. 5:7.
Sobre ese pueblo Dios había prodigado grandes
privilegios, bendiciéndolo ricamente con su abundante bondad. Esperaba que lo honraran llevando fruto. Habían de revelar los principios de su reino. En medio de un mundo caído e impío habían de
representar el carácter de Dios.
Al igual que la viña del Señor, habían de producir un fruto completamente diferente del de las naciones paganas. Esos pueblos idólatras se habían entregado a la iniquidad.
Sin ninguna restricción se ejercían la violencia, el crimen, la gula, la opresión y las prácticas más corruptas. La iniquidad, la degradación y la miseria eran el fruto del árbol corrupto.
Muy
diferente había de ser el fruto dado por la viña plantada por Dios.
EL PRIVILEGIO DE LA NACIÓN JUDÍA ERA EL DE REPRESENTAR EL CARÁCTER
DE DIOS tal como había sido revelado
a Moisés. En respuesta a la oración de
Moisés: "Ruégote que me muestres tu
gloria", el Señor le prometió: "Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro". "Y pasando
Jehová por delante de él, proclamó: Jehová, Jehová, fuerte, misericordioso y piadoso;
tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad; que guarda la misericordia
en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado". Éxodo
33:18,19; 34:6,7.
Este era el fruto que Dios deseaba de su pueblo. En la pureza de sus caracteres, en la
santidad de sus vidas, en su misericordia, en su amante bondad y compasión,
habían de mostrar que "la ley de
Jehová es perfecta, que vuelve el alma". Salmos 19:7.
El propósito de Dios era impartir ricas bendiciones a
todo el mundo mediante la nación judía. Por medio de Israel había de prepararse el camino para la difusión de su
luz a todo el mundo. Las naciones de la
tierra, al seguir 229 prácticas corruptas, habían perdido el conocimiento de
Dios. Sin embargo, en su misericordia,
Dios no las rayó de la existencia. Se
propuso darles la oportunidad de llegar a conocerlo mediante su iglesia. Quería que los principios revelados por medio
de su pueblo fueran los medios de restaurar la imagen moral de Dios en el
hombre.
PARA CUMPLIR ESTE PROPÓSITO, DIOS LLAMÓ A ABRAHÁN A SALIR DE SU PARENTELA IDÓLATRA, y le indicó que morara en la tierra de Canaán.
"Haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición",* Gen. 12:2, le dijo.
Los descendientes de Abrahán, Jacob y su posteridad, fueron llevados a Egipto, para que en medio de aquella grande e impía nación pudieran revelar los principios del reino de Dios.
La integridad de José y su maravillosa obra
al preservar la vida de toda la nación egipcia, fue una representación de la
vida de Cristo. Moisés y muchos otros
fueron testigos de Dios.
AL SACAR A ISRAEL DE EGIPTO, Dios manifestó nuevamente su poder y misericordia. Las obras maravillosas realizadas al librarlos del cautiverio y la forma en que los trató en su viaje por el desierto, no fueron únicamente para el beneficio de Israel. Habían de ser una lección objetiva para las naciones circunvecinas. El Señor se reveló a sí mismo como un Dios que estaba por encima de toda autoridad y grandeza humanas. Las señales y maravillas que realizó en favor de su pueblo mostraban su poder sobre la naturaleza y sobre los más encumbrados adoradores de ella.
Dios pasó por la orgullosa tierra de Egipto así como pasará por la tierra en los últimos días. Con fuego y tempestad, terremoto y muerte, el gran YO SOY redimió a su pueblo.
Lo sacó de la tierra de esclavitud. Lo guió a través de "un desierto grande y espantoso, de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed". Les sacó agua de "la roca del peñal" y los alimento con "trigo de los cielos".*Deut. 8:15; Salmos 78:24.
"Porque 230 -como le dijo a Moisés- la parte de Jehová es su pueblo; Jacob la cuerda de su heredad. Hallólo en tierra de desierto, y en desierto horrible y yermo; trájolo alrededor, instruyólo, guardólo como la niña de su ojo. Como el águila despierta su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas: Jehová solo le guió, que no hubo con él dios ajeno".*Deut. 32:9-12.
Así los sacó para él, para que pudieran morar bajo la sombra del
Altísimo.
CRISTO ERA EL DIRIGENTE DE LOS HIJOS DE ISRAEL EN SUS
PEREGRINACIONES POR EL DESIERTO.
El los dirigió y guió rodeados por la columna de nubes de día y la columna de
fuego de noche. Los preservó de los
peligros del desierto, los llevó a la tierra prometida, y a la vista de todas
las naciones que no reconocían a Dios, estableció a Israel como su posesión
escogida, la viña del Señor.
A ESTE PUEBLO LE FUERON CONFIADOS LOS ORÁCULOS DE DIOS. Se lo rodeó con el vallado de los preceptos de su ley, los principios eternos de verdad, justicia y pureza.
La obediencia a esos principios había de ser
su protección, pues los salvaría de la destrucción propia por las prácticas
pecaminosas. Y, como la torre en la
viña, Dios colocó en medio de la tierra su santo templo.
Cristo era su instructor. Así como había estado con ellos en el desierto, había de continuar siendo su maestro y guía. En el tabernáculo y en el templo su gloria moraba en la santa shekinah encima del propiciatorio. En favor de ellos, manifestó constantemente las riquezas de su amor y paciencia.
DIOS QUERÍA HACER DE SU PUEBLO ISRAEL UNA ALABANZA Y UNA GLORIA. Se dio a ellos toda ventaja espiritual. Dios no les negó nada favorable a la formación del carácter que había de hacerlos sus representantes. Su obediencia a la ley de Dios había de hacerlos maravillas de prosperidad delante de las naciones del mundo.
El que podía darles sabiduría y habilidad en todo artificio, 231continuaría siendo su maestro, y los ennoblecería y elevaría mediante la obediencia a sus leyes.
Si eran obedientes, habían de ser preservados de las enfermedades que afligían a otras naciones, y habían de ser bendecidos con vigor intelectual. La gloria de Dios, su majestad y poder, habían de revelarse en toda su prosperidad.
Habían de ser un reino de sacerdotes y
príncipes. Dios les proveyó toda clase
de facilidades para que llegaran a ser la más grande nación de la tierra.
EN UNA FORMA MUY DEFINIDA CRISTO, MEDIANTE MOISÉS, LES HABÍA
PRESENTADO EL PROPÓSITO DE DIOS,
y había aclarado las condiciones de su prosperidad: "Tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios -dijo él-: Jehová tu Dios
te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que
están sobre la haz de toda la tierra... Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que
guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandatos,
hasta las mil generaciones... Guarda por tanto los mandamientos, y
estatutos, y derechos que yo te mando hoy que cumplas. Y será que, por haber oído estos derechos, y
guardado y puéstolos por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la
misericordia que juró a tus padres; y te amará, y te bendecirá, y te
multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y tu
grano, y tu mosto, y tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus
ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos... Y
quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que
tú sabes, no las pondrá sobre ti". Deut. 7:6,9, 11-15.
Si
ellos guardaban sus mandamientos, Dios prometía darles el mejor trigo, y
sacarles miel de la roca. Habría de
satisfacerlos con una larga vida, y mostrarles su salvación.
POR SU DESOBEDIENCIA A DIOS, ADÁN Y EVA HABÍAN PERDIDO EL EDÉN, y debido a su pecado toda la tierra quedó
maldita. Pero si el pueblo de Dios
seguía su instrucción, 232 su tierra había de ser restaurada a la fertilidad y
la belleza. Dios mismo les dio
instrucciones en cuanto a la forma de cultivar el suelo, y ellos habían de
cooperar con él en su restauración. De
modo que toda la tierra, bajo el dominio de Dios, llegaría a ser una lección
objetiva de verdad espiritual. Así como
en obediencia a las leyes naturales de Dios, la tierra había de producir sus
tesoros, así en obediencia a sus leyes morales el corazón de la gente había de
reflejar los atributos del carácter de Dios. Aun los paganos reconocerían la superioridad de los que servían y adoraban
al Dios viviente.
"Mirad -dijo Moisés-, yo os he enseñado estatutos y derechos, como
Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual
entráis para poseerla. Guardadlos, pues,
y ponedlos por obra: porque ésta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en
ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán:
Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es ésta. Porque ¿Qué gente grande hay que tenga los
dioses cercanos a sí, como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le
pedimos? Y ¿Qué gente grande hay que
tenga estatutos y derechos justos, como es toda esta ley que yo pongo hoy
delante de vosotros?" Deut. 4:5-8.
LOS HIJOS DE ISRAEL HABÍAN DE OCUPAR TODO EL TERRITORIO QUE DIOS LES HABÍA SEÑALADO. Habían de ser desposeídas las naciones que rechazaran el culto y el servicio al verdadero Dios. Pero el propósito de Dios era que por la revelación de su carácter mediante Israel, los hombres fueran atraídos a él. A todo el mundo se le dio la invitación del Evangelio.
Por medio de
la enseñanza del sistema de sacrificios, Cristo había de ser levantado delante
de las naciones, y habían de vivir todos los que lo miraran. Todos los que, como Rahab la cananea, y Rut
la moabita, se volvieran de la idolatría al culto del verdadero Dios, habían de
unirse con el pueblo escogido. A medida
que aumentara el número de los israelitas, 233 éstos habían de ensanchar sus
fronteras, hasta que su reino abarcara el mundo.
DIOS DESEABA COLOCAR TODAS LAS NACIONES BAJO SU GOBIERNO MISERICORDIOSO. Deseaba que la tierra se llenara de gozo y paz. Creó al hombre para la felicidad, y anhela llenar el corazón humano con la paz del cielo.
Desea que las familias terrenales sean un símbolo de la gran familia celestial.
Pero Israel no cumplió el propósito de Dios.
El Señor declaró: "Yo te planté de buen vidueño, simiente verdadera toda ella: ¿Cómo pues te me has tornado sarmiento de vid extraña?" "Es Israel una frondosa viña, haciendo frutos para sí". Jer. 2:21; Oseas 10:1.
"Ahora pues, vecinos
de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se
había de hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que
llevase uvas ha llevado uvas silvestres? Os mostraré pues ahora lo que haré yo a mi viña: Quitaréle su vallado, y
será para ser consumida; aportillaré su cerca, y será para ser hollada; haré
que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerá el cardo y las espinas:
y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente... esperaba juicio, y he aquí
vileza; justicia, y he aquí clamor". Isa. 5:3-7.
MEDIANTE MOISÉS, EL SEÑOR HABÍA PRESENTADO DELANTE DE SU PUEBLO EL RESULTADO DE LA INFIDELIDAD. Al rehusar guardar su pacto, se habían de apartar de la vida de Dios, y su bendición no podía venir sobre ellos.
"Guárdate -dijo Moisés-, que no te olvides de Jehová tu Dios, para no observar sus mandamientos, y sus derechos, y sus estatutos, que yo te ordeno hoy: que quizás no comas y te hartes, y edifiques buenas casas en que mores, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se te aumente, y se eleve luego tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios...
Y digas en tu corazón: Mi poder y la fortaleza de mi mano me han traído esta riqueza... Mas será, si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios, 234 y anduvieras en pos de dioses ajenos, y les sirvieres, y a ellos te encorvares, protéstolo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
Como las gentes que Jehová destruirá delante
de vosotros, así pereceréis; por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová
vuestro Dios".*Deut. 8:11-14,17,19,20.
LA ADVERTENCIA NO FUE TENIDA EN CUENTA POR EL PUEBLO JUDÍO.
Se olvidaron de Dios, y perdieron de vista su elevado privilegio como representantes suyos. Las bendiciones que habían recibido no proporcionaron ninguna bendición al mundo. Todas sus ventajas fueron empleadas para su propia glorificación. Privaron a Dios del servicio que él requería de ellos, y robaron a sus prójimos la dirección religiosa y el ejemplo santo.
A semejanza
de los habitantes del mundo antediluviano, siguieron todos los pensamientos de
su mal corazón. Así ellos hicieron
aparecer como una farsa las cosas sagradas, diciendo: "Templo de Jehová,
templo de Jehová es éste",*Jer. 7:4, mientras que al mismo tiempo
representaban indebidamente el carácter de Dios, deshonrando su nombre y
profanando su santuario.
Los labradores que habían sido encargados de la viña
del Señor, fueron infieles a la confianza depositada en ellos. Los sacerdotes y
los maestros no fueron fieles instructores del pueblo. No mantuvieron delante
de él la bondad y la misericordia de Dios y su derecho a su amor y
servicio. Estos labradores buscaron su
propia gloria. Deseaban apropiarse de los frutos de la viña. Tenían el
propósito de atraer la atención y el homenaje hacia sí.
EL PECADO DE ESTOS DIRIGENTES DE ISRAEL, no era como el pecado de un transgresor vulgar. Ellos estaban colocados bajo la más solemne obligación hacia Dios.
Se habían comprometido a enseñar un "así dice Jehová", y a manifestar estricta obediencia en su vida práctica. En vez de hacer esto, pervertían las Escrituras.
Colocaban pesadas cargas sobre los hombres,
estableciendo ceremonias forzosas en todos los asuntos de la vida.
El pueblo vivía en una
inquietud 235 continua; pues no podía cumplir con los requisitos impuestos por
los rabinos. Cuando vieron la
imposibilidad de guardar los mandamientos hechos por los hombres, se tornaron
descuidados respecto a los mandamientos de Dios.
El Señor le había enseñado a su pueblo que él era el propietario de la viña, y que todas sus posesiones les habían sido confiadas a fin de que fuesen usadas para él. Pero los sacerdotes y los maestros no realizaban su sagrado oficio como si hubiesen estado manejando la propiedad de Dios. Le robaban sistemáticamente los medios y las facilidades confiados a ellos para el adelanto de su obra.
Su avaricia y
ambición hacían que fuesen despreciados aun por los paganos. Así se le dio ocasión al mundo gentil de
interpretar mal el carácter de Dios y las leyes de su reino.
DIOS SOPORTÓ A SU PUEBLO CON CORAZÓN PATERNAL. Lo
constriñó con misericordias dadas y misericordias retiradas. Pacientemente le presentó sus pecados, y con
tolerancia esperó su reconocimiento. Fueron enviados profetas y mensajeros para que insistiesen ante los
labradores en las demandas de Dios; pero en vez de ser bienvenidos, fueron
tratados como enemigos. Los labradores
los persiguieron y los mataron. Dios
todavía envió otros mensajeros, pero ellos recibieron el mismo trato que los
primeros, sólo que los labradores mostraron aún un odio más resuelto.
COMO UN ÚLTIMO RECURSO, Dios envió a su Hijo diciendo: "Tendrán respeto a mi
hijo". Pero su resistencia los
había vuelto vengativos, y dijeron entre sí: "Este es el heredero; venid,
matémosle, y tomemos su heredad". Entonces se nos dejará gozar de la viña y hacer lo que nos plazca con el
fruto.
LOS GOBERNANTES JUDÍOS NO AMABAN A DIOS; por lo que se apartaron de él, y rechazaron todos
sus ofrecimientos de hacer un justo arreglo. Cristo, el Amado de Dios, vino para presentar las demandas del Dueño de
la viña, pero los labradores lo trataron con marcado desprecio, diciendo: Este:
236 hombre no nos gobernará. Tenían
envidia de la belleza de carácter de Cristo. La forma de enseñar que Cristo tenia era muy superior a la de ellos, y
temían su éxito. El los reconvino,
desenmascarando su hipocresía y mostrándoles los resultados seguros de su
proceder. Esto los irritó hasta la
locura. Se sentían requemados bajo los
reproches que no podían acallar. Aborrecían la elevada norma de justicia que Cristo presentaba
continuamente. Veían que sus enseñanzas
los estaban colocando en el lugar en donde su egoísmo iba a quedar al
descubierto, y determinaron matarlo.
ABORRECÍAN
SU EJEMPLO DE VERACIDAD Y PIEDAD, y la elevada espiritualidad revelada en todo lo que
hacía. Su vida entera era un reproche
para el egoísmo de ellos, y cuando se presentó la prueba final, la prueba que
significaba obediencia para vida eterna o desobediencia para muerte eterna,
rechazaron al Santo de Israel.
Cuando se les pidió que escogieran entre Cristo y Barrabás, clamaron: "Suéltanos a Barrabás". Y cuando Pilato preguntó: "¿Qué pues haré de Jesús?" gritaron ferozmente: "Crucifícale". "¿A vuestro rey he de crucificar?" preguntó Pilato, y de los sacerdotes y magistrados se elevó la respuesta: "No tenemos rey sino a César".
Cuando Pilato se lavó las manos diciendo: "Inocente soy yo de la sangre de este justo", los sacerdotes se unieron con la turba ignorante en su exclamación apasionada:
"Su sangre sea sobre nosotros, y
sobre nuestros hijos".*Lucas 23:18; Mateo 27:22; Juan 19:15; Mateo
27:24,25.
ASÍ
HICIERON SU ELECCIÓN LOS DIRIGENTES JUDÍOS. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel
que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá
esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León
de la tribu de Judá.
LOS
JUDÍOS ABRIGABAN LA IDEA DE QUE ERAN LOS FAVORITOS DEL CIELO, y que siempre habían de ser
exaltados como iglesia de Dios. Eran los
hijos de Abrahán, declaraban, y tan firme les parecía el fundamento de su
prosperidad, que 237 desafiaban al cielo y a la tierra a que los desposeyeran
de sus derechos. Sin embargo, mediante
sus vidas de infidelidad, se estaban preparando para la condenación del cielo y
su separación de Dios.
EN LA PARÁBOLA DE LA VIÑA, DESPUÉS QUE CRISTO HUBO
DESCRITO DELANTE DE LOS SACERDOTES SU ACTO CULMINANTE DE IMPIEDAD, les hizo la pregunta: "Cuando viniere el señor de
la viña, ¿Qué hará a aquellos labradores?" Los sacerdotes habían
seguido la narración con profundo interés, y sin considerar la relación que el
tema tenía con ellos, se unieron con el pueblo en la respuesta: "A
los malos destruirá miserablemente, y su viña dará a renta a otros labradores,
que le paguen el fruto a sus tiempos".
Sin advertirlo, habían pronunciado su propia
sentencia. Jesús los contempló, y bajo su escudriñadora mirada ellos supieron
que leía los secretos de su corazón. Su
divinidad irradió delante de ellos con poder inconfundible. Vieron en los labradores el propio retrato de
sí mismos, e involuntariamente exclamaron: "¡Dios nos libre!"
SOLEMNE Y SENTIDAMENTE CRISTO LES PREGUNTÓ: "¿Nunca leísteis en las Escrituras: la piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina; por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos?
Por
tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a
gente que haga los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra será
quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará".
CRISTO PODRÍA HABER IMPEDIDO LA CONDENACIÓN DE LA NACIÓN JUDÍA SI EL PUEBLO LO HUBIERA RECIBIDO. Pero la envidia y los celos hicieron implacables a los hijos de Israel. Determinaron no recibir a Jesús de Nazaret como el Mesías. Rechazaron la luz del mundo, y de allí en adelante sus vidas estuvieron rodeadas de tinieblas, como las tinieblas de media noche.
La condena predicha cayó sobre la nación judía. Sus propias pasiones feroces e indómitas produjeron 238 su ruina. En su ira ciega se destruyeron mutuamente. Su terco orgullo rebelde trajo sobre ellos la ira de sus conquistadores romanos.
Jerusalén fue destruida, el templo dejado en
ruinas y el terreno arado como un campo. Los hijos de Judá perecieron en las más horribles formas de muerte. Millones fueron vendidos para servir como
esclavos en tierras paganas. Como pueblo, los judíos habían dejado de cumplir
el propósito de Dios, y la viña les fue quitada. Los privilegios de que habían abusado, la
obra que habían menospreciado, fueron confiados a otros.
LA IGLESIA DE HOY DÍA. La parábola de la viña se aplica no sólo a la nación judía.
Tiene una lección para nosotros.
La iglesia en
esta generación ha sido dotada por Dios de grandes privilegios y bendiciones, y
él espera los resultados correspondientes.
Hemos sido redimidos mediante un rescate costoso. Sólo por la grandeza de este rescate podemos concebir sus resultados. En esta tierra, la tierra cuyo suelo ha sido humedecido por las lágrimas y la sangre del Hijo de Dios, se han de producir preciosos frutos del paraíso. En la vida de los hijos de Dios, las verdades de su Palabra han de revelar su gloria y excelencia.
Mediante su pueblo, Cristo ha de manifestar su carácter y los principios de su reino. Satanás trata de obstruir la obra de Dios, e insta constantemente a los hombres a aceptar sus principios. Presenta al pueblo escogido de Dios como a gente engañada.
Es un acusador de los hermanos, y su poder de acusar
lo emplea contra los que obran justicia.
El Señor desea, mediante su pueblo, contestar las acusaciones de Satanás mostrando los resultados de la obediencia a los principios rectos. Esos principios se han de manifestar en el cristiano individualmente, en la familia, en la iglesia, y en cada institución establecida para el servicio de Dios.
Todos
éstos 239 han de ser símbolos de lo que se puede hacer para el mundo. Han de
ser representaciones del poder salvador de las verdades del Evangelio. Todos son agentes en el cumplimiento del gran
propósito de Dios para la especie humana.
LOS DIRIGENTES JUDÍOS CONSIDERABAN CON ORGULLO SU MAGNÍFICO TEMPLO Y LOS IMPONENTES RITOS DE SUS SERVICIOS RELIGIOSOS;
pero les faltaba la justicia, la misericordia y el amor de Dios.
La gloria del templo, el esplendor de sus servicios, no podían recomendarlos a Dios;
pues no le ofrecían lo único que es de valor a su vista.
No le presentaban el sacrificio de un espíritu humilde y contrito. Cuando los principios vitales del reino de Dios se pierden, las ceremonias se aumentan y se hacen extravagantes.
CUANDO SE DESCUIDA LA EDIFICACIÓN DEL CARÁCTER, cuando faltan los adornos del
alma, cuando se pierde de vista la sencillez de la piedad, entonces el orgullo
y el amor a la ostentación demandan magníficos templos, espléndidos adornos, y
ceremonias imponentes. En todo esto no
se honra a Dios.
Una
religión a la moda que consiste en ceremonias, exterioridades y ostentación, no
es aceptable ante él. Los servicios de
tal religión, no obtienen respuesta de los mensajeros celestiales.
LA IGLESIA ES MUY PRECIOSA A LA VISTA DE DIOS. El la aquilata, no por sus ventajas externas, sino por la sincera piedad que la distingue del mundo.
La estima de acuerdo con el crecimiento de los miembros en el conocimiento de Cristo, de acuerdo con su progreso en la vida espiritual.
Cristo anhela recibir de su viña el fruto de santidad y abnegación.
Busca los principios de amor y bondad. Toda la belleza del arte no puede compararse con la belleza del temperamento y del carácter que se han de revelar en los que son representantes de Cristo.
La atmósfera de la gracia que rodea el alma
del creyente, el Espíritu Santo que trabaja en la mente y el corazón, son los
que hacen de él un sabor de vida para vida, y permiten que Dios bendiga su
obra.
UNA CONGREGACIÓN PUEDE SER LA MÁS POBRE DE LA TIERRA. 240 Puede carecer del atractivo de la apariencia exterior; pero si los miembros poseen los principios del carácter de Cristo, tendrán el gozo de él en sus almas. Los ángeles se unirán con ellos en su culto. La alabanza y acción de gracias de los corazones agradecidos, ascenderán al Salvador como una dulce ofrenda. El Señor desea que mencionemos su bondad y hablemos de su poder. Se le honra mediante la expresión de alabanza y agradecimiento.
Él dice: "El que sacrifica alabanza me honrará".*Salmos 50:23.
CUANDO LOS HIJOS DE ISRAEL VIAJABAN POR EL DESIERTO, ALABABAN A DIOS CON HIMNOS SAGRADOS. Los mandamientos y las promesas de Dios fueron provistos de música y a lo largo de todo el sendero fueron cantados por los peregrinos.
Y en Canaán, al participar de las fiestas sagradas, las maravillosas obras de Dios habían de ser repasadas, y se había de ofrecer el agradecimiento debido a su nombre.
Dios deseaba que toda la vida de su pueblo fuera una vida de alabanza. En esa forma los caminos de Dios habían de ser conocidos "en la tierra", y su salud "en todas las gentes". Salmos 67:2.
Así debería ser también hoy. Los habitantes del mundo adoran dioses falsos. Han de ser apartados de su falso culto, no porque oigan acusaciones contra sus ídolos, sino porque se les presente algo mejor. Han de ser pregonadas las bondades de Dios.
"Sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios". Isa.
43:12.
EL SEÑOR DESEA QUE
APRECIEMOS EL GRAN PLAN DE LA REDENCIÓN, QUE COMPRENDAMOS NUESTRO ELEVADO
PRIVILEGIO COMO HIJOS DE DIOS,
y que caminemos delante de él en obediencia y agradecimiento. Desea que le sirvamos en novedad de vida, con
alegría cada día. Anhela que la gratitud
brote de nuestro corazón porque nuestro nombre está escrito en el libro de la
vida del Cordero, porque podemos poner todos nuestros cuidados sobre Aquel que
cuida de nosotros. Él nos ordena que nos
regocijemos porque somos la herencia 241 del Señor, porque la justicia de
Cristo es el manto blanco de sus santos, porque tenemos la bendita esperanza de
la pronta venida de nuestro Salvador.
EL ALABAR A DIOS DE TODO CORAZÓN Y CON SINCERIDAD, ES UN DEBER IGUAL AL DE LA ORACIÓN. Hemos de mostrar al mundo y a los seres celestiales que apreciamos el maravilloso amor de Dios hacia la humanidad caída, y que esperamos bendiciones cada vez mayores de su infinita plenitud. Mucho más de lo que hacemos, debemos hablar de los preciosos capítulos de nuestra vida cristiana.
Después de un derramamiento especial del
Espíritu Santo, aumentarían grandemente nuestro gozo en el Señor y nuestra
eficiencia en su servicio, al repasar sus bondades y sus maravillosas obras en
favor de sus hijos.
ESTAS PRÁCTICAS RECHAZAN EL PODER DE SATANÁS. Excluyen el espíritu de murmuración y queja,
y el tentador pierde terreno. Fomentan
aquellos atributos del carácter que habilitarán a los habitantes de la tierra
para las mansiones celestiales. Un testimonio tal tendrá influencia sobre
otros. No se puede emplear un medio más
eficaz para ganar almas para Cristo.
HEMOS DE ALABAR A DIOS MEDIANTE UN SERVICIO TANGIBLE, haciendo todo lo que podamos para aumentar
la gloria de su nombre. Dios nos imparte
sus dones para que podamos también dar, y hacer así que el mundo conozca su
carácter.
EN EL SISTEMA JUDÍO, LAS OFRENDAS FORMABAN UNA PARTE ESENCIAL DEL CULTO DE DIOS. Se enseñaba a los israelitas a destinar una décima parte de todas sus entradas al servicio del santuario.
Además de esto habían de traer ofrendas por el pecado, ofrendas voluntarias, y ofrendas de gratitud. Estos eran los medios para sostener el ministerio del Evangelio en aquel tiempo. Dios no espera menos de nosotros de lo que esperaba de su pueblo antiguamente.
Debe llevarse adelante la gran obra de la salvación de las almas. Él ha hecho provisión 242 para esa obra por medio del diezmo y las ofrendas. La espera que así se sostenga el ministerio del Evangelio.
Reclama el diezmo como suyo, y siempre debería ser considerado como una reserva sagrada, a fin de ser colocado en su tesorería para beneficio de la causa de Dios.
Él nos pide también ofrendas voluntarias y ofrendas de gratitud. Todo esto ha de ser dedicado para la
propagación del Evangelio hasta los confines de la tierra.
EL SERVICIO QUE SE HACE PARA DIOS INCLUYE EL MINISTERIO PERSONAL. Mediante el esfuerzo individual, hemos de cooperar con él en la salvación del mundo.
La orden de Cristo: "Id por todo el mundo; predicad el Evangelio a toda criatura", Marcos 16:15, se dirige a cada uno de sus seguidores. Todos los que sean investidos para una vida semejante a la de Cristo, han de trabajar por la salvación de sus prójimos.
Su corazón
latirá al unísono con el corazón de Cristo. Se manifestará en ellos el mismo anhelo por las almas que él sentía.
NO TODOS PUEDEN OCUPAR EL MISMO LUGAR EN LA OBRA, PERO HAY UN LUGAR Y UNA OBRA PARA CADA UNO. En la antigüedad, Abrahán, Isaac, Jacob y Moisés, con su humildad y sabiduría, y Josué con sus diversos dones, fueron todos empleados en el servicio de Dios.
La música de María, el valor y la
piedad de Débora, el afecto filial de Rut, la obediencia y fidelidad de Samuel,
la firme fidelidad de Elías, la suavizadora y subyugadora influencia de Eliseo,
todas estas cualidades se necesitaron. Así también ahora, todos aquellos a quienes Dios ha prodigado sus
bendiciones, han de responder con un servicio verdadero; ha de emplearse cada
don para el adelanto de su reino y la gloria de su nombre.
TODOS LOS QUE RECIBEN A CRISTO COMO UN SALVADOR PERSONAL, han de manifestar la verdad del Evangelio y su poder salvador en la vida. Dios no pide nada sin hacer provisión para su cumplimiento. Por medio de la gracia de Cristo podemos realizar todo lo que Dios requiere.
Todas 243 las riquezas del cielo, han de ser reveladas mediante el pueblo de Dios.
Dijo Cristo: "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y
seáis así mis discípulos".*Juan 15:8.
DIOS RECLAMA TODA LA TIERRA COMO SU VIÑA. Aunque ahora esté en manos del usurpador, pertenece a Dios. Es suya tanto por la redención como por la creación. Cristo hizo su sacrificio por el mundo. "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito".*Juan 3:16.
Mediante este don único,
todos los demás se imparten a los hombres. Diariamente todo el mundo recibe las bendiciones de Dios. Cada gota de lluvia, cada rayo de luz
prodigados sobre la humanidad ingrata, cada hoja, flor y fruto, testifican de
la tolerancia de Dios y de su gran amor.
¿Y qué se da en cambio al gran Dador? ¿Cómo consideran los hombres las demandas de Dios? ¿A quién rinden el servicio de su vida las multitudes?
Sirven a Mammón. La riqueza, la posición, los placeres del mundo son su blanco.
La riqueza se obtiene
robando no sólo a los hombres, sino a Dios. Los hombres usan los dones divinos para complacer su egoísmo. Todo lo que pueden tomar lo usan para
satisfacer su amor egoísta de placer.
EL
PECADO DEL MUNDO DE HOY DÍA ES EL MISMO QUE ACARREÓ LA DESTRUCCIÓN DE ISRAEL. La ingratitud a Dios, el descuido de las oportunidades y bendiciones, el
aprovechamiento egoísta de los dones de Dios: todo esto estaba comprendido en
el pecado que hizo caer la ira sobre Israel. Estos males están trayendo la ruina al mundo actual.
LAS
LÁGRIMAS QUE CRISTO DERRAMÓ SOBRE EL MONTE DE LAS OLIVAS al contemplar la ciudad
escogida, no lo derramó solamente por Jerusalén. En la suerte de esta ciudad, él contempló la
destrucción del mundo. "¡Si también tú conocieses, a lo menos en éste tu
día lo que toca a tu paz! mas ahora está encubierto a tus ojos".*Lucas
19:42.
"EN ÉSTE TU DÍA". El día está llegando a su fin. Casi ha 244 terminado el tiempo de misericordia y privilegios. Se están reuniendo las nubes de venganza. Los que han rechazado la gracia de Dios,
están por ser envueltos en una ruina súbita e irreparable.
Sin embargo, el mundo duerme. Sus habitantes no conocen el tiempo de su
visitación.
¿DÓNDE SE HA DE ENCONTRAR
LA IGLESIA EN ESTA CRISIS? ¿Están cumpliendo sus miembros con las demandas de
Dios? ¿Están cumpliendo la comisión divina y presentando el carácter de Dios al
mundo? ¿Están llamando con insistencia la atención de sus prójimos al último
misericordioso mensaje de amonestación?
LOS HOMBRES ESTÁN EN PELIGRO. LAS MULTITUDES PERECEN. ¡Pero cuán pocos de los profesos seguidores
de Cristo sienten anhelo por esas almas! El destino de un mundo se halla en juego en la balanza; pero esto apenas
si conmueve a los que pretenden creer las verdades más abarcantes que jamás
hayan sido dadas a los mortales. Hay
falta de aquel amor que indujo a Cristo a abandonar su hogar celestial y tomar
la naturaleza humana a fin de que la humanidad pudiera tocar a la humanidad, y
llevarla a la divinidad.
Hay
Un Estupor, Una Parálisis Sobre El Pueblo De Dios, Que Le Impide Entender El
Deber De La Hora.
CUANDO LOS ISRAELITAS ENTRARON EN CANAÁN, NO CUMPLIERON EL PROPÓSITO DE DIOS DE POSEER TODA LA TIERRA. Después de hacer una conquista parcial, se establecieron para disfrutar de los resultados de sus victorias. En su incredulidad y amor a la comodidad, se congregaron en las porciones ya conquistadas en vez de proseguir y ocupar nuevos territorios.
Así comenzaron a apartarse de Dios. Al no cumplir el propósito divino,
hicieron imposible que Dios cumpliera su promesa de bendecirlos.
¿NO ESTÁ HACIENDO LO MISMO LA IGLESIA DE HOY? Teniendo ante ellos a todo el mundo necesitado del Evangelio, los profesos cristianos se congregan donde puedan gozar de los privilegios evangélicos. No sienten 245 la necesidad de ocupar nuevos territorios, llevando el mensaje de salvación a las regiones remotas.
Rehúsan cumplir el
mandato de Cristo: "Id por todo el
mundo; predicad el Evangelio a toda criatura".*Marcos 16:15. ¿Son
menos culpables de lo que fue la iglesia judía?
LOS
PROFESOS SEGUIDORES DE CRISTO ESTÁN SIENDO PROBADOS ante el universo celestial;
pero la frialdad de su celo y la debilidad de sus esfuerzos en el servicio de
Dios los señalaba como infieles. Si lo
que están haciendo fuera lo máximo que pueden hacer, no caería la condenación
sobre ellos; pero si su corazón estuviera ocupado en la obra, podrían hacer
mucho más.
ELLOS SABEN, Y EL MUNDO TAMBIÉN LO SABE, que han perdido en gran medida
el espíritu de abnegación y sacrificio.
Hay muchos, frente a cuyos nombres se encontrará escrito en los libros del cielo lo siguiente: No son productores, sino consumidores.
Muchos de los
que llevan el nombre de Cristo, oscurecen su gloria, velan su belleza, lo
privan de su honor.
Hay muchos cuyos nombres están en los libros de la iglesia, pero que no están bajo el dominio de Cristo.
No hacen caso de sus
instrucciones ni cumplen con su obra. De
aquí que están bajo el dominio del enemigo. No están haciendo un bien positivo; por lo tanto, están realizando un
daño incalculable. Debido a que su
influencia no es un sabor de vida para vida, es un sabor de muerte para muerte.
El Señor dice: "¿No había de hacer visitación sobre esto?"*Jer. 5:9.
Por cuanto los hijos de Israel no cumplieron con el propósito de Dios, fueron puestos a un lado, y el Señor extiende su invitación a otros. Si éstos también son infieles,
¿no serán rechazados de la misma forma?
EN LA PARÁBOLA DE LA VIÑA, Cristo declaró culpables a los labradores. Ellos fueron los que habían rehusado dar a su
señor el fruto de su terreno. Los
sacerdotes y magistrados de la nación judía fueron los que, al descarriar al
pueblo, le habían robado a Dios el servicio que él reclamaba. 246 Fueron ellos
los que apartaron de Cristo a la nación.
LA LEY DE DIOS, EXENTA DE TRADICIONES HUMANAS, FUE PRESENTADA POR CRISTO COMO LA GRAN NORMA DE OBEDIENCIA. Esto despertó la enemistad de los rabinos.
Ellos habían puesto las enseñanzas humanas por encima de la Palabra de Dios,
y habían apartado al pueblo de sus preceptos.
No estaban dispuestos a renunciar a sus mandamientos hechos por hombres, a fin de obedecer los requerimientos de la Palabra de Dios. No querían sacrificar, por causa de la verdad, el orgullo de la razón y la alabanza de los hombres.
Cuando Cristo
vino, presentando a la nación las demandas de Dios, los sacerdotes y ancianos
le negaron su derecho de interponerse entre ellos y el pueblo. No estaban dispuestos a aceptar sus reproches
y amonestaciones, y se propusieron malquistar a la gente con Jesús y así
destruirlo.
Ellos fueron responsables del rechazamiento de Cristo, con los resultados que le siguieron.
El Pecado De Una Nación y su ruina se debieron a los dirigentes religiosos.
¿NO OBRAN ACASO LAS MISMAS INFLUENCIAS EN NUESTROS DÍAS?
¿No están muchos siguiendo los pasos de los dirigentes judíos a semejanza
de los labradores de la viña del señor?
¿Acaso los dirigentes religiosos no están apartando a los hombres de los
claros requisitos de la Palabra de Dios?
¿No están educándolos en la transgresión en vez de la obediencia de la
ley de Dios?
Desde muchos púlpitos de las iglesias se enseña a la gente que no es
obligatoria la ley de Dios. Se exaltan
las tradiciones, ordenanzas y costumbres humanas.
LOS DONES DE DIOS SE
EMPLEAN PARA FOMENTAR EL ORGULLO y
la complacencia propia, al paso que se olvidan las demandas de Dios. Al poner a
un lado la ley de Dios, los hombres no saben lo que están haciendo. La ley de Dios es la transcripción de su
carácter. Abarca los principios de su reino. El que rehúsa aceptar esos principios, se está colocando fuera del canal
por donde fluyen las bendiciones de Dios. 247
LAS GLORIOSAS POSIBILIDADES PRESENTADAS ANTE ISRAEL SE PODÍAN REALIZAR ÚNICAMENTE MEDIANTE LA OBEDIENCIA A LOS MANDAMIENTOS DE DIOS.
La misma elevación de
carácter, la misma plenitud de bendición -bendición de la mente, el alma y el
cuerpo, bendición del hogar y del campo, bendición para esta vida y la
venidera-, podemos obtenerlas únicamente por medio de la obediencia.
Tanto en el mundo espiritual como en el natural, la obediencia a las leyes de Dios es la condición para llevar fruto. Y cuando los hombres enseñan a la gente a desobedecer los mandamientos de Dios, están impidiendo que den fruto para su gloria.
Son culpables de retener del
Señor los frutos de su viña.
Los mensajeros de Dios mandados por el Maestro vienen
a nosotros. Vienen, como Cristo,
demandando obediencia a la Palabra de Dios. Piden los frutos de la viña, los frutos del amor, la humildad y el
servicio abnegado.
¿ACASO NO HAY MUCHOS LABRADORES QUE, A SEMEJANZA DE LOS DIRIGENTES JUDÍOS, SE MUEVEN A IRA? Cuando se presentan delante del pueblo las demandas de la ley de Dios, ¿no usan su influencia esos maestros para inducir a los hombres a rechazarlas? A tales maestros Dios llama siervos infieles.
Las palabras que Dios dirigió al antiguo Israel encierran una solemne amonestación para la iglesia actual y sus dirigentes.
De Israel dijo el Señor: "Escribíle las grandezas de mi ley, y
fueron tenidas por cosas ajenas".*Oseas 8:12. Y él declaró de los
sacerdotes y maestros: "Mi pueblo
fue talado porque le faltó sabiduría. Porque tú desechaste la sabiduría, yo te
echaré... pues que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus
hijos". Oseas 4:6.
¿No se hará caso de las reprensiones de Dios?
¿No se aprovecharán las oportunidades de servir?
¿Impedirán la mofa del mundo, el orgullo de la razón, la conformidad a las costumbres y tradiciones humanas, que los profesos seguidores 248 de Cristo le sirvan?
¿Rechazarán la Palabra de Dios como los dirigentes judíos rechazaron a Cristo?
Delante de nosotros está el resultado del pecado de Israel.
¿Aceptará la amonestación la iglesia de Dios hoy día?
"Si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho partícipe de la raíz y de la grosura de la oliva;
no te jactes... por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie.
No te ensoberbezcas, antes teme, que sí Dios no perdonó a las ramas naturales,
a ti
tampoco no perdone". Rom. 11:17-21. 249
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