1 Timoteo 2.
UNIVERSALIDAD DEL CULTO CRISTIANO: Vers. (1-8) Exhortación a orar y dar gracias por todos los hombres, y la
razón para hacerlo. (9-11) Cómo deben vestirse las mujeres. (12-14) A la mujer
no debe permitírsela enseñar. (15) Pero se salvará, a pesar de la manifestación
del desagrado Divino, si procrea hijos y permanece en la fe.
1 Exhorto ante todo, a que se
hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los
hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que
vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3 Porque esto es
bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador.
4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
7 Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad
en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.
8 Quiero, pues, que los hombres
oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.
9 Asimismo que las mujeres se
atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni
oro, ni perlas, ni vestidos costosos. 10 sino con buenas obras, como
corresponde a mujeres que profesan piedad.
11 La mujer aprenda en silencio,
con toda sujeción. 12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio
sobre el hombre, sino estar en silencio. 13 Porque Adán fue formado primero,
después Eva; 14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada,
incurrió en transgresión. 15 Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciera
en fe, amor y santificación, con modestia. (1 Timoteo 2).
1. Exhorto. Pablo ahora procede a aconsejar acerca de varios
asuntos específicos relacionados con el culto público, que serían útiles para
Timoteo al desempeñar sus deberes como pastor de la iglesia de Éfeso.
Ante todo. Pablo presenta un principio fundamental de
administración de la iglesia, básico para la libertad de culto.
Rogativas. Gr. déesis, "petición";
"plegarias" (BJ, BC). Aquí se considera la oración desde el punto de
vista de la necesidad personal, lo que implica reconocer que sólo Dios puede
satisfacer esas necesidades.
Oraciones. Gr. proseuje, término común para toda comunión
sagrada con Dios.
Peticiones. Gr. énteuxis, "pedido";
"súplicas" (BJ, NC), "oraciones intercesoras" (cf. com. Rom.
8:26-27). El cristiano genuino se caracteriza por una confianza absoluta en la
seguridad de poder llegar hasta Dios.
Acciones de gracias. Gr. eujarist,
"agradecimiento". Los cristianos deben estar agradecidos por los
favores que reciben tanto de los hombres como de Dios, quien "da a todos
abundantemente" (ver com. Sant. 1:5).
Todos los hombres. El interés del cristiano por sus
prójimos va más allá de los límites artificiales de raza, nación y clase
social. El amor cristiano anhela incluir a "todos los hombres" dentro
del plan de salvación.
2. Reyes. Pablo no está apoyando necesariamente la monarquía como el gobierno ideal; pero esa era la forma común de gobierno en su tiempo.
El
cristiano debe reconocer frente a todas las autoridades que su obligación es
cooperar con ellas (ver com. Rom. 13:1; cf. com. Hech. 5:29; cf. 1 Ped.
2:13-17).
Quieta y reposadamente. Los cristianos procuran estar en
"paz con todos" (Heb. 12:14). Su lealtad al gobierno establecido y el
hecho de que son ciudadanos ejemplares, harán que su patriotismo esté por
encima de toda duda.
Piedad. La reverencia que el cristiano rinde a Dios debe
actuar e influir en todas sus palabras y actos. Aparentar lealtad a las
elevadas normas de la religión cristiana y sin embargo no vivir mejor que los
inconversos, es la forma más baja de insinceridad e hipocresía.
Honestidad. Gr. semnótes, "respetabilidad"; "dignidad" (BJ, BC, BA, NC).
Los cristianos genuinos se ganan el
resto de sus prójimos por su honradez en sus transacciones comerciales,
participando en dignas actividades de la comunidad y teniendo hogares bien
disciplinados.
3. Esto. Osea las oraciones y acciones en favor de "todos los hombres"
(ver com. vers. 1).
Agradable. Vivir una vida consecuente con el mensaje
cristiano, en conjunción con un interés ferviente y discreto por el bienestar
espiritual y material de "todos los hombres", cumple con el ideal de
Dios para sus hijos.
Dios nuestro Salvador. Ver com. cap. 1:1.
4. El cual quiere. CE Tito 2:11; ver com. Juan 3:17;
Rom. 9:18-19; 2 Ped. 3:9. Nadie podría salvarse si Dios no tuviera el propósito
de perdonar y restaurar a los pecadores arrepentidos. Puesto que el amor de
Dios no excluye a nadie de la oportunidad de la salvación, todos los que
finalmente se pierdan sufrirán las consecuencias de no haber aceptado las
invitaciones del amor de Dios (ver com. Juan 3:16).
Conocimiento de la verdad. El conocimiento que nace de una
experiencia personal referente a Dios y su voluntad, que induce a la salvación
(Rom. 1:28; Efe. 1:17-18; 4:13-15; Col. 1:9-10; 3:10; 2 Tiro. 2:25; Tito 1:1;
Heb. 10:26) y que es revelado por la Biblia (ver com. Juan 17:17). Esto
comprende más que un simple conocimiento intelectual.
5. Un solo Dios. La universidad del cristianismo (ver com. vers. 1,4) se amplía con el reconocimiento de la soberanía divina de Dios sobre todo el universo.
(Ver com. Hech. 17:23-28; Rom. 10:12; 1 Cor. 8:4;
Efe. 4:6;1 Tim. 1:17).
Un solo mediador. El pecador puede ser reconciliado con Dios sólo mediante Jesús (ver com. Juan 14:5-6; Rom. 5:1-2). Dios no necesita ser reconciliado con el hombre, pues su voluntad (1 Tim. 2:4) fue la que inició el plan de salvación.
Además, proporcionó el medio de salvación con la vida y la muerte de Cristo.
Ver com. Rom. 5:10.
Pablo excluye claramente la
necesidad de mediadores humanos y el supuesto valor que algunos han atribuido a
esa supuesta mediación o intercesión.
Jesucristo hombre. Un énfasis en la naturaleza de Cristo como "hombre".
Jesús no representaba a ningún nivel social o
nación en particular, sino a toda la humanidad sin distinción de ninguna clase.
Pablo está condenando la teoría del docetismo (ver t. V, p. 890) que surgió en
los tiempos apostólicos, y que enseñaba que Cristo nunca tuvo un cuerpo humano,
sino sólo la apariencia de haberlo tenido. Juan se refiere a esta herejía como
al "anticristo" (1 Juan 4:3).
En cuanto a la humanidad de
Cristo, ver t. V, p. 895.
6. Se dio a sí mismo. Cristo cumplió voluntariamente su misión redentora en esta tierra (ver com. Juan 10:17-18). Rescate. Gn antílutron, forma enfática de lútron, la palabra común para "rescate" (ver com Mat. 20:28; cf com. Rom. 3:24-25).
Pablo destaca aquí la completa incapacidad del hombre para contribuir de alguna manera a su salvación personal.
Todos. La expiación de Cristo es eficaz para el peor de
los pecadores y está al alcance de todos en todas partes (ver 1 Tim. 2:4-5;
com. Juan 1:12).
Dio testimonio. La misión de Cristo en la tierra
confirmó el plan de Dios de salvar a "todos los hombres" (vers. 4).
A su debido tiempo. Ver com. Rom. 5:6; Gál. 4:4; cf. Tito 1:3.
7. Para esto. Pablo se refiere a la provisión hecha para la
salvación del hombre como se presenta en los vers. 4-6. Este era el tema de su
mensaje.
Constituido. O "nombrado". La notable actuación del
apóstol, llena de valor y energía constante, era el resultado de su profunda
convicción de que Dios lo había llamado personalmente al ministerio (ver com. 1
Cor. 1:1 Tim. 1:12).
Predicador. rey o un magistrado. Pablo compara el ministerio
divinamente constituido con esa clase de mensajero.
No miento. Cf. Rom. 9:1. Debido a sus conflictos con los
judaizantes y con los que usaban mal de la ley (1 Tim. 1:4-7), Pablo evitar
cualquier acusación de que era traidor a su nación. Lo hace para destacar la
intervención de Dios al enviarlo a los "gentiles" (ver com. Gál. 2:8-9).
Gentiles. Gr. éthnos, en plural "naciones" (ver
com. Hech. 14:16). Debido al deseo de Dios de salvar a "todos los
hombres" (1 Tim. 2:4), él ha dispuesto que todos tengan la más plena
oportunidad de conocer la "verdad" (vers. 4).
El amor de Dios sería proclamado
a todas las naciones por medio de Pablo y sus sucesores. Por eso debemos orar
por "todos los hombres" e interesarnos en su bienestar (ver com.
vers. 1). Ver coro. Hech. 17:30.
En fe y verdad. Es decir, en los asuntos
relacionados con la fe en Cristo y las verdades de la salvación.
8. Quiero. Gr. bóulomai, "desear", "querer". Pablo ahora se refiere a la debida actitud y forma que deben caracterizar toda oración pública.
Es necesario mantener el orden
mientras se ora; y Pablo, como experimentado misionero, instruye a su
subordinado Timoteo en los detalles necesarios para evitar confusión y
fanatismo. Cf. 1 Cor. 14:33,40.
Hombres. Gr. anér "varón"; para diferenciar a los
hombres de las mujeres. En cuanto al papel de las mujeres en los servicios
públicos, ver com. 1 Cor. 14:34-35.
En todo lugar. Es decir, en todo culto público.
Manos santas. Símbolo de un carácter libre de contaminación moral. Con esto el apóstol quiere decir que sólo tales hombres deben orar en público.
Las manos simbolizan acción, y un hombre es recto cuando es
"limpio de manos" (ver com. Sal. 24:4; cf. Sant. 4:8). Es hipocresía que un hombre contaminado moral
y espiritualmente ore en un culto público, y si lo hace, insulta al Dios del
cielo.
Sin ira. La oración genuina, ya sea en público o en privado, sólo se puede elevar en una atmósfera de amor y perdón.
El espíritu de ira y
venganza es incompatible con el Espíritu de Dios, y debe ser eliminado para que
el culto sea eficaz (ver com. Mat. 5:22; 6:14,15; Efe. 4:31).
Contienda. Gr. dialogismos, "disputa", rencilla";
"discusiones" (BJ, BA, NC). La oración genuina coloca al que rinde
culto en armonía con el espíritu y los propósitos de Dios. Un mal proceder
hacia el prójimo o para con Dios destruye la eficacia de la oración.
9. Asimismo. Pablo expresa ahora su voluntad acerca de la
conducta debida de las mujeres que son miembros de iglesia.
Atavíen. Gr. kosméo, "poner en orden",
"arreglar"; de kosméo deriva cosmético.
Decorosa. Gr. kósmios, "bien arreglado", "con
buen gusto"; por lo tanto, "adecuado" en el sentido de
moderación.
Pudor. Gr. aidos, "respeto propio",
"recato". La mujer pudorosa aparta el pensamiento de cometer acciones
vergonzosas y tiene en alta estima la pureza que impide tales actos.
Modestia. Gn sofrosúne, "sensatez",
"cordura", "prudencia". Pablo está describiendo a la mujer
cristiana convertida como aquella cuyo permanente deseo es reflejar la
abnegación de Cristo. Tiene el propósito de cumplir con sus tareas con buena
disposición y habilidad, sin ser una carga ni para la iglesia ni para su
esposo.
Peinado ostentoso. Gr. Plégma, literalmente "entrelazado", "trenza". lino con trenzas" (BJ, BC). La palabra "peinado" está tácita en el contexto.
El tema de Pablo en los vers. 9 y 10 es el decoro femenino y una alta estima por la pureza moral. Cualquier peinado demasiado llamativo es una violación del principio aquí expresado; sin embargo, el cabello descuidado también llamaría la atención y violaría los principios cristianos.
El buen gusto y el equilibrio son parte de una sana
religión.
Ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos. Ver coro. 1
Ped. 3:3-6. El propósito de un adorno costoso, cualquiera que sea, es llamar la
atención; es siempre una expresión de egocentrismo y a veces de un deseo de
llamar indebidamente la atención al sexo opuesto. En la elección de su
indumentaria y en la forma de usarla, el cristiano debe guiarse por el decoro
buena calidad, la sana conveniencia y la edad. Los gastos que llevan más allá
de ideal son incompatibles con los principios de la mayordomía cristiana. La
ostenta refleja vanidad y egocentrismo, los cuales no concuerdan con la súplica
de Pablo en favor del respeto propio y del decoro cristiano.
10. Buenas Obras. Pablo se ocupa de la naturaleza
externa e interna de la religión genuina. El adorno más atrayente y digno son
las "buenas obras". Esto proporciona de por sí a las mujeres el
placer de ser sinceramente amadas y respetadas. No hay ropas, por atrayentes
que sean, que puedan ocultar el defecto de un genio desagradable o la falta de
"buenas obras". Cf. Tito 3:8.
Piedad. O "reverencia a Dios". Con su
participación en el culto público estas mujeres han hecho demostración de su
lealtad al Dios que adoran. Profesar lealtad al cristianismo, pero vestirse con
lujo y falta de pudor, es una manifestación de hipocresía.
11. En silencio. En ese tiempo las mujeres no tenían derechos privados ni públicos, por eso Pablo creyó conveniente dar este consejo a la iglesia.
Cualquier rechazo de las normas de modestia o decencia en
una sociedad puede hacer que la gente hable mal de la iglesia que lo permite. Los
cristianos deben evitar aun la apariencia de mal (1 Tes. 5:22). Ver com. 1 Cor.
14:34.
Con toda sujeción. O sin tratar de imponerse. CE
Efe. 5:22; Tito 2:5; 1 Ped. 3:1-2.
12. Ejercer dominio. Las Escrituras exhortan a los
cristianos a hacer todo decentemente y con orden (1 Con 14:40).
En los días de Pablo la costumbre exigía que las mujeres se mantuvieran en un segundo plano, sobre todo fuera de su casa. Por lo tanto, si las cristianas hubieran expresado su opinión en público o de alguna otra manera hubieran llamado la atención, el orden podría haberse comprometido y la causa de Dios podría haber sufrido.
Ver com. 1 Cor
11:5-16.
13. Porque. Pablo presenta la razón para el consejo acerca de
la relación entre hombres y mujeres.
Adán. El hecho de que Eva quedara subordinada a Adán después de la entrada del pecado, no era en ninguna forma una deshonra para ella, sino que tenía el propósito de que hubiera armonía y ella disfrutara de la máxima felicidad (ver com. Gén. 3:16).
El hombre es cabeza de su familia
(Efe. 5:22-24; Col. 3:18; 1 Ped. 3:1-2), y su esposa debe colocarse bajo su
cuidado, protección y dirección.
14. Adán no fue engañado. Fue Eva la engañada por el maligno (Gén. 3:13; 2Cor. 11:3).
Adán pecó a sabiendas de lo que estaba
haciendo; pero su amor por Eva lo impulsó con pleno conocimiento a compartir
con ella los resultados de la transgresión (cf. Gén. 3:17).
La mujer, siendo engaña. El segundo argumento del apóstol
para la sumisión de la mujer, es que Eva fue engañada cuando trató de asumir el
liderazgo. No hay explicación para el pecado. Por qué Satanás pudo engañar a
Eva a pesar de la claridad de la explícita orden de Dios, está más allá de una
explicación racional. Debido a ese trágico suceso Pablo ve una razón más para
aconsejar que las cristianas no traten de "ejercer dominio sobre el
hombre".
15. Se salvará. Es decir, el papel preponderante de la mujer en la introducción del pecado y su subordinación en ninguna forma afectan su oportunidad de salvarse.
Los hombres y las mujeres necesitan
igualmente la misericordia y el poder salvador de Dios.
Engendrando hijos. El apóstol escribe totalmente
dentro del contexto de sus tiempos. Para los judíos la maternidad era de
suprema importancia. Entre los romanos las mujeres solteras y las viudas debían
tener un tutor, como si fueran menores de edad. Indudablemente por esto
enfatiza el papel de la mujer como madre, sin por ello decir que una soltera o
una mujer sin hijos no podría ser salvada. Dios ha confiado un gran honor y
privilegio a las mujeres al capacitarlas para dar a luz y criar a sus hijos.
Cuando una mujer cumple fielmente
con su cometido encauzando sus energías hacia la creación de un hogar feliz y
bien constituido, no sólo será llamada bendita por su esposo e hijos sino
también recibirá la aprobación del Señor. La salvación no se puede separar de
la relación cotidiana con las responsabilidades de la vida. Si la mujer
abandona o descuida su esfera de actividades dispuesta por Dios por seguir
otras ocupaciones, el resultado será desgracia y pérdida para ella. Pablo insta
a todas las mujeres a que cumplan con su deber como madres fieles y que
reconozcan que Dios ha dado al hombre la responsabilidad del liderazgo en el
hogar y en la iglesia. Dios ha dotado a ambos sexos con cualidades especiales
para que cumplan con sus tareas individuales, y para uno y otro representará la
felicidad máxima el ocupar sus lugares asignados con un espíritu de amor,
dedicación y fiel servicio.
Si. Ya se trate de hombres o de mujeres, la salvación
depende de que prosigan con la fe inicial Cristo. La salvación es instantánea,
pero debe retenerse mediante una entrega diaria e ininterrumpida al plan y
propósito de Dios para cada individuo.
Amor. Fruto de una fe genuina (ver com. 1 Cor. 13:1). El
amor no intenta "ejercer dominio" (1 Tim. 2:12), ni descuida los
honorables deberes cumplidos por una fiel esposa y madre.
Santificación. Una vida completamente consagrada es el resultado de una fe genuina que subordina todo al cumplimiento de la voluntad de Dios (ver com. Fil. 3:7-8).
Una mujer santificada hallará, en el papel de madre, una
senda de servicio más placentera que la que lograría compitiendo por el
liderazgo para "ejercer dominio sobre el hombre".
Modestia. Ver com. vers. 9. Pablo pide que haya mujeres
sensatas que ensalcen sus deberes femeninos. (7CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-2. CMC 154. EN EL VALLE DE
LA HUMILLACIÓN. No es la copa vacía la que nos causa dificultades para
llevarla; es la copa llena hasta el borde la que debe equilibrarse
cuidadosamente. La aflicción y la adversidad pueden causar muchos
inconvenientes y pueden provocar una gran depresión, pero es la prosperidad la
que es peligrosa para la vida espiritual. A menos que la persona se someta
constantemente a la voluntad de Dios, a menos que sea santificada por la verdad
y que tenga una fe que obre por amor y purifique el alma, la prosperidad con
seguridad despertará la inclinación natural a la presunción.
Existe una gran necesidad de que oremos por los hombres que ocupan posiciones elevadas.
Ellos necesitan las oraciones de toda la
iglesia porque han recibido prosperidad e influencia.
En el valle de la humillación,
donde los hombres dependen de Dios para que les enseñe y los guíe en cada paso,
existe una relativa seguridad. Pero todos los que estén en una relación viva
con Dios oren por los hombres que ocupan cargos de responsabilidad, porque los
que se encuentran sobre una elevada cumbre, debido a su posición destacada, son
considerados como poseedores de mucha sabiduría. A menos que esos hombres
sientan necesidad de un Brazo más fuerte que el brazo de carne sobre el cual
apoyarse, a menos que dependan de Dios, su visión de las cosas se distorsionará
y caerán.- H, dic. 14, 1905.
3-6. CS 305. La doctrina de
los decretos divinos que fija de una manera inalterable el carácter de los
hombres, había inducido a muchos a rechazar virtualmente la ley de Dios. Wesley
se oponía tenazmente a los errores de los maestros del antinomianismo y probaba
que son contrarios a las Escrituras. "Porque la gracia de Dios que trae
salvación a todos los hombres, se manifestó." "Porque esto es bueno y
agradable delante de Dios nuestro Salvador; el cual quiere que todos los
hombres sean salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un
Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, 305 Jesucristo hombre; el cual se dio a sí mismo en precio del
rescate por todos." (Tito 2: 11; 1 Timoteo 2:3- 6.) El Espíritu de Dios es
concedido libremente para que todos puedan echar mano de los medios de
salvación. Así es cómo Cristo "la Luz verdadera," "alumbra a
todo hombre que viene a este mundo." (Juan 1:9.) Los hombres se privan de
la salvación porque rehusan voluntariamente la dádiva de vida.
En contestación al aserto de que
a la muerte de Cristo quedaron abolidos los preceptos del Decálogo juntamente
con los de la ley ceremonial, decía Wesley: "La ley moral contenida en los
diez mandamientos y sancionada por los profetas, Cristo no la abolió. Al venir
al mundo, no se propuso suprimir parte alguna de ella. Esta es una ley que
jamás puede ser abolida, pues permanece firme como fiel testigo en los
cielos.... Existía desde el principio del mundo, habiendo sido escrita no en
tablas de piedra sino en el corazón de todos los hijos de los hombres al salir
de manos del Creador. Y no obstante estar ahora borradas en gran manera por el
pecado las letras tiempo atrás escritas por el dedo de Dios, no pueden serlo
del todo mientras tengamos conciencia alguna del bien y del mal. Cada parte de
esta ley ha de seguir en vigor para toda la humanidad y por todos los siglos;
porque no depende de ninguna consideración de tiempo ni de lugar ni de ninguna
otra circunstancia sujeta a alteración, sino que depende de la naturaleza de
Dios mismo, de la del hombre y de la invariable relación que existe entre uno y
otro.
" 'No he venido para
abrogar, sino a cumplir.' . . . Sin duda quiere [el Señor] dar a entender en
este pasaje -según se colige por el contexto- que vino a establecerla en su
plenitud a despecho de cómo puedan interpretarla los hombres; que vino a
aclarar plenamente lo que en ella pudiera haber de obscuro; vino para poner de
manifiesto la verdad y la importancia de cada una de sus partes; para demostrar
su longitud y su anchura, y la medida exacta de cada mandamiento que la ley
contiene y al mismo tiempo la altura y la profundidad, la 306 inapreciable pureza y la espiritualidad de ella en todas sus
secciones." -Wesley, sermón 25.
Wesley demostró la perfecta
armonía que existe entre la ley y el Evangelio. "Existe, pues, entre la
ley y el Evangelio la relación más estrecha que se pueda concebir. Por una
parte, la ley nos abre continuamente paso hacia el Evangelio y nos lo señala; y
por otra, el Evangelio nos lleva constantemente a un cumplimiento exacto de la
ley. La ley, por ejemplo, nos exige que amemos a Dios y a nuestro prójimo, y
que seamos mansos, humildes y santos. Nos sentimos incapaces de estas cosas y
aun más, sabemos que 'a los hombres esto es imposible;' pero vemos una promesa
de Dios de darnos ese amor y de hacernos humildes, mansos y santos; nos
acogemos a este Evangelio y a estas alegres nuevas; se nos da conforme a
nuestra fe; y 'la justicia de la ley se cumple en nosotros' por medio de la fe
que es en Cristo Jesús....
"Entre los más acérrimos
enemigos del Evangelio de Cristo -dijo Wesley,- se encuentran aquellos que
'juzgan la ley' misma abierta y explícitamente y 'hablan mal de ella;' que
enseñan a los hombres a quebrantar (a disolver, o anular la obligación que
impone) no sólo uno de los mandamientos de la ley, ya sea el menor o el mayor,
sino todos ellos de una vez. . . . La más sorprendente de todas las
circunstancias que acompañan a este terrible engaño, consiste en que los que se
entregan a él creen que realmente honran a Cristo cuando anulan su ley, y que
ensalzan su carácter mientras destruyen su doctrina. Sí, le honran como le
honró Judas cuando le dijo: 'Salve, Maestro. Y le besó.' Y él podría decir
también a cada uno de ellos: '¿Con beso entregas al Hijo del hombre?' No es
otra cosa que entregarle con un beso hablar de su sangre y despojarle al mismo
tiempo de su corona; despreciar una parte de sus preceptos, con el pretexto de
hacer progresar su Evangelio. Y en verdad nadie puede eludir el cargo, si
predica la fe de una manera que directa o indirectamente haga caso omiso de
algún aspecto de la obediencia: si predica a Cristo de un modo 307 que anule o
debilite en algo el más pequeño de los mandamientos de Dios." -Id., sermón
35.
Y a los que insistían en que
"la predicación del Evangelio satisface todas las exigencias de la
ley," Wesley replicaba: "Lo negamos rotundamente. No satisface ni
siquiera el primer fin de la ley que es convencer a los hombres de su pecado,
despertar a los que duermen aún al borde del infierno." El apóstol Pablo
dice que "por medio de la ley es el conocimiento del pecado," "y
mientras no esté el hombre completamente convencido de sus pecados, no puede
sentir verdaderamente la necesidad de la sangre expiatoria de Cristo.... Como
lo dijo nuestro Señor, 'los sanos no tienen necesidad de médico, sino los
enfermos.' Es por lo tanto absurdo ofrecerle médico al que está sano o que
cuando menos cree estarlo. Primeramente tenéis que convencerle de que está
enfermo; de otro modo no os agradecerá la molestia que por él os dais. Es
igualmente absurdo ofrecer a Cristo a aquellos cuyo corazón no ha sido
quebrantado todavía." -Ibid.
De modo que, al predicar el
Evangelio de la gracia de Dios, Wesley, como su Maestro, procuraba
"engrandecer" la ley y hacerla "honorable." Hizo fielmente
la obra que Dios le encomendara y gloriosos fueron los resultados que le fue
dado contemplar. Hacia el fin de su larga vida de más de ochenta años -de los
cuales consagró más de medio siglo a su ministerio itinerante- sus fieles adherentes
sumaban más de medio millón de almas. Pero las multitudes que por medio de sus
trabajos fueron rescatadas de la ruina y de la degradación del pecado y
elevadas a un nivel más alto de pureza y santidad, y el número de los que por
medio de sus enseñanzas han alcanzado una experiencia más profunda y más rica,
nunca se conocerán hasta que toda la familia de los redimidos sea reunida en el
reino de Dios. La vida de Wesley encierra una lección de incalculable valor
para cada cristiano. ¡Ojalá que la fe y la humildad, el celo incansable, la
abnegación y el desprendimiento de este siervo de Cristo se reflejasen en las
iglesias de hoy! 308
8-10. CMC 315. ENTONCES EL MENSAJE IRÁ CON MÁS
PODER. El pueblo de Dios debería practicar una estricta economía en sus gastos,
a fin de tener algo para llevar a Dios, diciendo: "De lo recibido de tu
mano te damos" (1 Crón. 29:14).
En esta forma su pueblo debe
expresarle su agradecimiento por las bendiciones recibidas de él. Así es también como pueden hacerse tesoros
junto al trono de Dios.
Los mundanos gastan en
ropa cuantiosas sumas de dinero que deberían utilizarse para alimentar y vestir
a los que pasan hambre y sienten frío.
Muchos por quienes
Cristo dio su vida apenas tienen lo suficiente de lo que es más barato, la ropa
más ordinaria, mientras otros gastan miles de dólares en sus esfuerzos por
satisfacer las interminables exigencias de la moda.
El Señor ha ordenado a su pueblo
que salga del mundo y viva separado de él. La ropa llamativa o cara no sienta bien a
los que creen que estamos viviendo en los últimos días del tiempo de gracia.
El apóstol Pablo ha escrito: "Quiero, pues, que los hombres oren en todo
lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres
se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni
oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a
mujeres que profesan piedad" (1 Tim. 2:8-10).
Aun entre los que profesan ser
hijos de Dios hay quienes gastan en ropa más de lo que es necesario. Deberíamos
vestirnos pulcramente y con buen gusto, pero, hermanas mías, cuando compráis y
confeccionáis vuestra propia ropa y la de vuestros hijos, pensad en la obra que
todavía espera ser hecha en la viña del Señor. Es correcto comprar buenos materiales
y confeccionarlos bien. Pero los adornos exuberantes son innecesarios, y
usarlos es gastar en la gratificación de sí mismo el dinero que debería
colocarse en la causa de Dios.
No es vuestro
vestido el que os da valor ante la vista 316 del Señor. Dios valora el adorno
interior, las gracias del Espíritu, la palabra bondadosa, la consideración
hacia los demás. Privaos de los
adornos superfluos y apartad el dinero así ahorrado para el adelantamiento de
la causa de Dios. Aprended la lección de la abnegación y enseñadla a vuestros
hijos. Todo lo que pueda ahorrarse practicando la abnegación se necesita ahora
en la obra que debe realizarse. Hay que aliviar a los que sufren, hay que
vestir a los desnudos, hay que alimentar a los hambrientos; la verdad para este
tiempo debe ser proclamada a los que no la conocen. Negándonos lo que no
necesitamos, podemos participar en la gran obra de Dios.
Somos testigos de Cristo y no
debemos permitir que los intereses mundanos absorban nuestro tiempo y atención
a tal punto que no tomemos en cuenta las cosas que Dios ha dicho que deben
ocupar el primer lugar. Hay en juego intereses superiores. "Más buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mat. 6:33). Cristo se dio
por entero a la obra que había venido a realizar, y él nos ha dicho: "Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame" (Mat. 16:24). "Y seáis así mis discípulos" (Juan 15: 8).
Cristo se entregó voluntaria y
gozosamente a la realización de la voluntad de Dios. Fue obediente hasta la
muerte, y hasta la muerte en la cruz. ¿Deberíamos encontrar difícil negarnos a
nosotros mismos? ¿Deberíamos apartarnos para no participar de sus sufrimientos?
Su muerte debería conmover cada fibra de nuestro ser y disponernos a consagrar
a su obra todo lo que poseemos y lo que somos. Al pensar en lo que él ha hecho
por nosotros nuestros corazones deberían llenarse de amor.
Cuando los que conocen la verdad
practiquen la abnegación ordenada en la Palabra de Dios, el mensaje se
proclamará con poder. El Señor oirá nuestras oraciones en favor de la
conversión de las almas. El pueblo de Dios 317 dejará brillar su luz y los
incrédulos al ver sus buenas obras, glorificarán a nuestro Padre celestial.
Relacionémonos con Dios en términos de una obediencia manifestada con
abnegación.-RH, dic. 1, 1910.
Ministerio Hno. Pio
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