1 Timoteo 3.
REQUISITOS PREVIOS PARA DIRIGENTES CRISTIANOS, 3:1-13.
A.- Carácter de los obispos, 3:1-7.
B.- Carácter de los diáconos, 3:8-13.
El Mensaje Esencial… 3:14-16.
1 PALABRA fiel: Si alguno anhela
obispado, buena obra desea. 2 Pero es necesario que el obispo sea
irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso,
hospedador, apto para enseñar; 3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso
de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 4 que gobierne bien
su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad 5 (pues el que
no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); 6 no un
neófito, no sea que envaneciendo caiga en la condenación del diablo. 7 También
es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en
descrédito y en lazo del diablo.
8 Los diáconos asimismo deben ser
honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias
deshonestas; 9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 10 Y
éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado,
si son irreprensibles. 11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras,
sino sobrias, fieles en todo. 12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y
que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 13 Porque los que ejerzan bien el
diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en
Cristo Jesús.
14 Esto te escribo, aunque tengo
la esperanza de ir pronto a verte, 15 para que si tardo, sepas cómo debes
conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad.
16 Es indiscutiblemente,
grande es el misterio de la
piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
(1
Timoteo 3).
1. Fiel. Gr. pistós, "digno de confianza";
"cierta" (BJ); "digna de fe" (BC). Algunos comentadores
creen que la primera frase del cap. 3 debe considerarse como la conclusión de
lo que se dice de las mujeres en el cap. 2; pero podría aplicarse tanto a lo
que precede como a lo que sigue porque ambos comentarios son dignos de una
cuidadosa consideración.
Obispado. O "cargo de supervisor" (ver com. Hech.
11:30; 20:28). El cargo de "obispo" era igual al de "anciano"
en los tiempos apostólicos. En cuanto a la evolución historia del episcopado,
ver t. VI, pp. 28,40. Es muy interesante la traducción de la BJ: "Si
alguno aspira al cargo de epíscopo". "Epíscopo" es una
transliteración muy singular de la palabra griega epískopos, lo cual se aclara
en la nota correspondiente: " 'Epíscopo' no corresponde todavía a 'obispo'
en sentido actual... Ver Tito 1:5 + ". Y la NC explica significativamente
en la nota correspondiente: "No es tan claro cómo se pasó en la Iglesia
del régimen primitivo, en que los apóstoles ejercían la suprema autoridad en
las iglesias, al régimen episcopal, que dicen monárquico, el cual vemos
implantado en los comienzos del siglo II sin que se echen de ver vestigios de
lucha".
Buena. Gr. Kalós, "excelente",
"loable".
2. Es necesario. Es decir, por la misma naturaleza
del caso. Un dirigente cristiano debe ser un ejemplo de los principios que
profesa si quiere convencer a otros de la dignidad de su mensaje. Una corriente
de agua no alcanza un nivel más alto que el de su fuente, y por lo general una
congregación no se elevará más alto que quienes la dirigen. Ver com. Ose. 4:9.
Irreprensible. O "irreprochable", "que no admite
censura". Quien preside una iglesia debe estar libre de toda censura
relacionada con la siguiente lista de requisitos morales. Debe demostrar su
idoneidad moral.
Una sola mujer. Estas palabras se han explicado
de maneras: (1) que todos los ministros deben casarse; (2) que la poligamia y
el concubinato están estrictamente prohibidos a los ministros; (3) que una
persona divorciada no debe servir como obispo; (4) que si los ministros
enviudan no deben casarse otra vez.
Contra la primera explicación se
argumenta que es difícil armonizarla con la declaración de Pablo en la que
anima a los hombres a vivir como él, es decir, sin esposa (ver com. 1Cor.
7:7-8). Pero los que defienden dicha explicación señalan que si las
afirmaciones de Pablo acerca del matrimonio se examinan en su contexto, fue
"la necesidad que apremia" lo que lo indujo a recomendar cautela (ver
com.1Cor. 7:26-28). Pablo no menosprecia el hogar como institución divina pues
Dios lo estableció en el Edén. El íntimo compañerismo de los esposos es uno de
los medios ordenados por el Altísimo para el debido desarrollo espiritual de
ambos, como Pablo mismo lo declara (ver com. Efe. 5:22-33; 1Tim. 4:3; Heb. 13:4).
Pablo incluye sin duda esto en su
consejo acerca de los obispos, porque si son casados estarán en mejores
condiciones para entender muchos de los problemas que surgen entre las familias
de la iglesia. Es seguro que Pablo se opone aquí al celibato obligatorio del
clero. Eso es indiscutiblemente claro.
La segunda explicación podría
reflejar parte del pensamiento de Pablo, pues siempre condenó la promiscuidad
sexual. En una época en que el concubinato y la poligamia se aceptaban en la
sociedad, la iglesia cristiana debía mantenerse incontaminado como un ejemplo
de una forma de vida. Si los miembros de iglesia cometen faltas de esta clase, podría
haber censura y perdón. Pero si un dirigente de la iglesia no da un ejemplo de
la más elevada norma moral, pierde su derecho a su cargo en el liderazgo. Quizá Pablo esté destacando el peligro de
nombrar como obispo anciano a un hombre con antecedentes morales dudosos.
Los que favorecen la tercera
explicación hacen notar que los judíos aceptaban los modos más triviales para
el divorcio (ver com. Mat. 5:32), y que algunos de los primitivos cristianos
imitaban tal ejemplo y justificaban el divorcio por otras causas fuera del
adulterio (ver com. Mat. 19:8-9). Un obispo que se había divorciado por
cualquier razón estaba incapacitado para el liderazgo espiritual.
La cuarta explicación ha recibido
mucho apoyo a través de los siglos. Los que la favorecen, prefieren la
siguiente traducción: "Casado una sola vez" (BJ). Contra este punto
de vista se argumenta que el texto griego no afirma que un obispo sólo puede
casarse una vez, sino que sencillamente dice que debe ser "marido de una
sola mujer", es decir, que no debe tener dos o más esposas al mismo
tiempo. 'También se hace notar que en ningún pasaje de las Escrituras se
condena un nuevo casamiento después de la muerte de la primera esposa, ni que
se considera como un impedimento para ser dirigente espiritual. Los que se
oponen a esta opinión advierten finalmente que los que apoyan con más firmeza
este punto de vista, son los que defienden el celibato y otras prácticas de
extremado ascetismo.
Después de todo una cosa es
clara: el obispo debe tener limpios antecedentes de fidelidad marital para que
pueda ser un digno modelo para su grey.
Sobrio. Gr. nefálios, "sin vino",
'abstemio". Nefálicos se usa en el griego clásico para describir una
comida sin vino o una ofrenda sin vino. También se usaba para describir al
sacerdote que debía estar totalmente alerta y sobrio: "sin vino".
Prudente. Gr. sofron, "cuerdo",
"equilibrado", "sobrio". Tales dirigentes siempre se
necesitan en la iglesia para evitar el fanatismo y para que presidan en tiempos
de grave emergencia.
Decoroso. Gr. kósmios, "ordenado" (ver com. cap. 2:9).
Hospedador. Ver com. Rom. 12:13. El obispo debe destacarse por
su consideración desinteresada de los viajeros cristianos.
Apto para enseñar. didaktikós, "hábil en la
enseñanza". El ministro de Dios debe estar dispuesto a dejarse enseñar y
también ser capaz de enseñar a otros las verdades de la Palabra de Dios,
siguiendo el ejemplo del gran Maestro.
No dado al vino. Gr. paróinos, "entregado al no", "borracho".
Los ancianos no debían dar motivo para que se
los acusara de ser borrachos o buscadores de placer (cf. com. vers. 8; cap.
5:23). Debían ser, por sobre todos los miembros de la iglesia, modelos de
sobriedad.
No pendenciero. Esto es, ni belicoso, ni
peleador. Un carácter conciliador y pacifista es una cualidad importante en
todo dirigente de iglesia.
No codicioso de ganancias deshonestas. La evidencia
textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. Eso no significa que no
sea una excelente cualidad en un dirigente de iglesia: "Desprendido del
dinero" (BJ); "desinteresado" (BC); "ni amigo del
dinero" (NC).
Amable. Gr. epieikes, "benigno", "razonable"
(ver com. Sant. 3:17).
Apacible. "No peleador"; un conciliador.
No Avaro. Literalmente "no amante de la plata". Los
casos de judas Iscariote y Simón el Mago revelan el peligro y el perjuicio que
sobrevienen al ministerio de la iglesia debido al amor al dinero (ver Juan
12:1-6; Hech. 8:14-23).
4. Gobierne. Gn proístemi, "dirigir",
"presidir". Si un hombre fracasa en una tarea menor, será incapaz de
tener éxito en la tarea mayor de supervisar a las muchas familias que componen
una congregación o grupo de iglesias (cf. vers. 5).
Casa. Gr. óikos, "casa", y por extensión
"familia", "hogar".
Hijos en sujeción. Los hijos del ministro deben
demostrar por su comportamiento obediente y circunspección que respetan a su
padre. Los hijos de Elí, el sumo sacerdote, representan un trágico ejemplo de
un amor paterno equivocado y de su fracaso en gobernar a su familia (ver com. 1
Sam. 2:12,27).
Honestidad. Gr. semnótes, "gravedad",
"dignidad" (ver com. cap. 2:2).
6. Neófito. Literalmente "recién plantado". Uno
recién convertido debería primero llegar a la madurez espiritual antes de poder
dirigir a la iglesia.
Envaneciéndose. El verbo griego se traduce
literalmente "llenarse de humo"; es decir "inflarse",
"enorgullecerse". El orgullo oscurece, ofusca el entendimiento.
Condenación del diablo. Esta expresión podría entenderse: (1) que el "neófito" recibirá la misma condenación o castigo aplicado al diablo cuando el orgullo precipitó su rebelión en el cielo (ver com. Eze. 28:12-17); (2) que es la condenación que el diablo, como "el acusador de nuestros hermanos" (ver Apoc. 12:10; Job 1:6; 2:4-5) presentará contra el neófito" que fue entrampado por el orgullo.
Contra este segundo punto de
vista se argumenta que el juicio no es Bíblicamente función del diablo. El
juicio es función de Dios, y la sentencia dictada contra el diablo en el cielo (Apoc.
12:7-9) también caerá sobre los que permiten que el orgullo domine su
pensamiento.
7. Es necesario. Ver com. vers. 2.
Buen testimonio. La reputación del obispo en la
comunidad debe ser óptima, de tal modo que merezca el pleno respeto y confianza
de los que no pertenecen a la iglesia (ver com. 2 Cor. 6:3). El cristianismo
sería poco atractivo si los dirigentes de la iglesia fueran tan poco íntegros
como los que no pertenecen a ella.
Descrédito. Es decir, las duras críticas e injurias de los miembros
de la iglesia y de los incrédulos. Cuando la influencia del ministro es anulada
por el juicio crítico de la comunidad, casi inevitablemente se producen
desanimo y desazón, lo que menoscabará aún más la utilidad del pastor.
Diablo. Ver com. Mat. 4:1. El ministro que ha perdido el
respeto de los miembros de la iglesia y de los extraños, ha caído por lo menos
en un "lazo del diablo", y caerá en otros, a menos que ocurra un
cambio radical en su corazón.
8. Diáconos. Ver com. Mar. 9:35. En cuanto a la función y
evolución histórica del diaconado, ver t. VI, pp. 27-28.
Asimismo. Para ocupar el cargo de diácono, como el de obispo
o ministro, hay que satisfacer ciertos requisitos.
Honestos. Del adjetivo griego semnós, "digno de
honra", "noble". En cuanto al sustantivo que corresponde con este
adjetivo, ver com. cap. 2:2.
Sin doblez. Literalmente "no de dos palabras". Es
decir, que no digan una cosa a una persona y lo contrario a otra. "No doblados
en sus palabras" (BC). El que tiene un cargo en la iglesia debiera ser
pacificador, no divulgador de escándalos ni perturbador. Esta palabra quizá
impulsó a Juan Bunyan a llamar "Sr. Dos Lenguas" a uno de sus
personajes de El peregrino.
Vino. Gr. óinos, "vino", ya fuera fermentado o
sin fermentar. Algunos sostienen que Pablo habla de vino sin fermentar -jugo de
uvas-, porque si no fuera así estaría contradiciendo su instrucción de no
contaminar el cuerpo (ver com. 1 Cor. 6:19; 10:31), y se opondría a la
enseñanza general de la Biblia en cuanto a las bebidas embriagantes (ver com.
Prov. 20:1; 23:29-32; Juan 2:9). Otros sostienen que Pablo está permitiendo el
uso moderado de vino común, porque si estuviera hablando de jugo de uvas no
necesitaría haber advertido a los diáconos contra beber "mucho", ni
prohibirlo totalmente a los obispos (o ancianos). No hay duda de que el pasa es
de difícil interpretación. Ver com. Deut. 14:26; cf. com. 1 Tim. 5:23.
No codiciosos de ganancias deshonestas. El cristiano
siempre debe vencer la tentación de aprovecharse de alguien, aunque al hacerlo
no se haga culpable de transgredir una ley específica. Tampoco debe aprovechar
el privilegio de su cargo para hacer favores que se reporten una ganancia
indirecta. El dinero no debe ser la dieta principal de su vida.
9. Ministerio. cuanto al significado con que Pablo usa la palabra "misterio", ver com. Rom. 11:25. La fe. Es decir, todo el conjunto de las enseñanzas cristianas. Los diáconos no sólo de estudiantes de la Biblia bien informa, sino también deben reflejar los principios de ella.
Limpia Conciencia. Cf. cap. 1:5. En vez de tener los
defectos presentados anteriormente. (cap 3:8), los diáconos deben ser ejemplos
de los principios de la fe cristiana en su vida cotidiana. El diácono fiel no
tendrá de qué avergonzarse ni delante de Dios ni de los hombres, pues su
conciencia estará libre de faltas intencionales.
Sometidos a prueba. No debe darse por segura la
idoneidad de cualquier candidato a diácono. Pablo insta a que se siga el
proceder seguro de investigar primero todas las fases de la vida de un hombre
antes de darle el cargo de diácono, aunque esta función sea menor en jerarquía
que la del obispo (cf. vers. 2-7). Pablo condena específicamente lo que a veces
el sugiere: que se dé cargos en la iglesia para estimular a los que han sido
descuidados o débiles en la fe, con la esperanza de que así sean impulsados al
celo y la piedad.
11. Las mujeres. Gr. gune, "mujer",
"esposa" No se puede determinar en forma concluyente si Pablo se
refiere a las diaconisas o a las esposas de los diáconos.
Honestas. Ver com. vers. 8.
Culminadoras. Gr. diábolos, ver com. Mat. 4:1.
Sobrias. Gr. néfalioi, "abstemias de vino" (ver
coro. vers. 2).
Fieles. Es decir, siempre dignas de confianza en los
asuntos de a ellas. Quizá sea una referencia a su integridad al ejercer la
caridad frente a los necesitados.
12. Una sola mujer. Ver com. vers. 2.
Hijos. Ver com. vers. 4. La elevada norma de una vida
doméstica bien ordenada que se exige de un obispo también corresponde a un
diácono. No vale mucho una religión ineficaz en el hogar.
13. Ejerzan bien el diaconado. Gr. Diakone "servir" (ver com. Hech. 6:1). Mejor, "los que han servido bien". Pablo resume los vers. 1-12 y presenta un incentivo para que todos sirvan fielmente en los cargos recibidos: obispos, ancianos, diáconos y diaconisas. Aunque en ese tiempo el término diákonos, "diácono", ya estaba tomando su significado más específico y literal, todavía se empleaba para describir a todos los que servían en la iglesia en cualquier cargo.
Pablo, aunque era apóstol, con frecuencia se presenta como diákonos o se incluye con otros diákonoi (plural de diákonos).
Cf. 1 Cor. 3:5; 2 Cor. 3:6-6:4; 11:23; Efe. 3:7;
Col. 1:23. Lo mismo hace al referirse a Timoteo, pastor de la iglesia de Efeso
(1 Tim. 4:6).
Ganan. Del verbo griego peripoiéo, "salvar",
"ganar" (ver com. Efe. 1:14). El servicio fiel resulta en mayor
capacidad para servir más fielmente en lo futuro.
Grado. Gr. bathmós, "peldaño",
"categoría". Ganarían el respeto y la consideración de los hermanos. El
aumento de la eficiencia en la obra de la iglesia es una evidencia de una
comunión con Dios que se va profundizando, y su resultado es el aumento del
aprecio de la hermandad. Pablo no quiere decir que el cumplimiento de los
deberes de la iglesia es un medio para asegurar la salvación personal, ni que
una obra fielmente hecha significa que se pueda ganar una jerarquía más elevada
en la eternidad.
Confianza. Gr. parresía, "confianza", "valor
", "intrepidez"; "entereza" (BJ). Ver com. Hech. 4:13. Pablo usa a menudo este
sustantivo para describir la confianza que todos los miembros de la iglesia
deben tener en el éxito del plan del Evangelio y en lo que personalmente pueden
lograr mediante una relación vital con Cristo por la fe (Efe. 3:12; Fil. 1:20;
Heb. 3:6; 4:16; 10:19,35). Si el que desempeña un cargo en la iglesia está
unido con Cristo, no se desanimará por ninguna dificultad ya sea suya propia o
de su cargo. Hacer bien cada tarea asignada, dará serenidad y confianza y
preparará para hacer frente a problemas más difíciles en lo futuro.
La fe. La fe cristiana, cuyo motivo central es Cristo.
14. Esperanza de ir. Hasta donde sepamos, este deseo
nunca se cumplió.
15. Conducirte. Gr. anastréfo, "vivir",
"comportarse". Pablo instruye a Timoteo respecto a la administración
de la iglesia local y particularmente acerca de la elevada conducta moral requerida
de todos los dirigentes. Cuando Timoteo hiciera frente a los frecuentes y
diversos problemas propios de todas las congregaciones, podría encontrar la
carta de Pablo un verdadero manual de normas y procedimientos.
Casa. O "familia" (ver com. Efe. 2:19; 1 Tim.
3:4). En un tiempo cuando los cristianos no poseían edificios de iglesia (ver
p. 20), el pensamiento de que a pesar de todo Dios estaba en su medio, era
profundamente reconfortante personal y colectivamente. Un edificio no puede
reflejar a un "Dios viviente". pero sí un cristiano convertido. Por
lo tanto, la iglesia de Dios es, en primer lugar, la unión espiritual de todos
sus miembros convertidos, ya sea que rindan culto en el mismo recinto o estén
separados por grandes distancias.
Dios viviente. Adorar a un "Dios viviente" exige una fe
viva que reconoce el propósito de Dios en acción día tras día. Los cristianos
pueden ser moradas del Dios viviente únicamente cuando se dedican con
entusiasmo a la propagación del programa evangélico.
Columna. Ver Gál. 2:9. Los cristianos genuinos son testigos de Dios en lo que atañe al poder de la gracia divina y a la sabiduría de los propósitos de Dios.
Cuando dejan de cooperar plenamente con el plan celestial
para restaurar en el hombre la imagen de Dios, inevitablemente se atrasa el día
de la restauración de esta tierra (ver PVGM 4748). A menos que el poder de Dios
y sus propósitos se cumplan en las vidas de los que se llaman sus hijos,
parecerán ser ciertas las acusaciones de Satanás (ver com. Job 1:9; PP 22). Por
eso Pablo insta a los miembros de la iglesia a que reflejen en sus vidas los
principios de la verdad que dicen que practican.
Baluarte. Gr. edráioma, "base", "sostén",
"soporte"; "fundamento" (BJ, NC). La iglesia de personas
redimidas, ocupadas activamente en el programa de restaurar en el hombre
"la imagen de su Hacedor" (ver Ed 13), es una de las principales
demostraciones de la suprema eficacia de la "verdad". No es
suficiente un simple asentimiento a los principios de la verdad; éstos deben
reflejarse plenamente en la vida (ver com. Juan 8:32).
16. Indiscutiblemente. Literalmente "de común
acuerdo", "por confesión unánime". Muchos comentadores creen que este versículo
se refiere a un bien conocido himno de la iglesia primitiva.
Misterio. Ver 1 Tim. 3:9; com. Rom. 11:25. "El misterio
de la piedad" (1 Tim. 3:16) es la base de toda esperanza y el origen de
todo consuelo.
Piedad. Ver com. cap. 2:2. El triunfo de la gracia de Dios
sobre las fuerzas del mal en la vida de un hombre, será siempre motivo de
admiración y gratitud.
Dios. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto
"el que"; "Aquel" (VM); "el cual" (BC). Claramente
se hace referencia a Jesús, en quien y mediante quien ha sido revelado el
secreto divino.
Manifestado. Ver com. Juan 1:14. En carne. Aunque Jesucristo posee "corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (ver com. Col. 2:9), se despojó de sus prerrogativas celestiales (ver com. Fil. 2:5-8) y vivió en la esfera de los hombres, poseyendo aun un cuerpo humano (ver com. 1 Tim. 2:5).
En cuanto a la naturaleza humana de Cristo, ver t.V, p. 894.
Justificado. Gr. dikaióo, "ser declarado justo". Respecto a Cristo como el "Justo", ver com. Hech. 7:52.
Cristo fue declarado
justo porque era intachable (ver com. Juan 8:46). Los hombres son declarados
justos cuando aceptan la justicia imputada de Cristo (ver com. Rom. 4:25).
En el Espíritu. O "en espíritu", es decir,
respecto a lo espiritual. El Salvador hizo frente a la vida con un espíritu de
completa dedicación a la voluntad de Dios, y esa actitud lo guardó del pecado. Cristo
vino para ser el sustituto del hombre, y su conducta como ser humano demostró
que Dios es completamente justo en sus exigencias y en sus juicios.
Visto de los ángeles. Es decir, los ángeles vieron cada
fase de la vida terrenal de Cristo, desde su nacimiento hasta su resurrección y
ascensión. Fueron testigos de su perfección de carácter y completa abnegación
(Mat. 4:11; Luc. 2:9-15; 22:43; Heb. 1:6).
Gentiles. Las naciones a las cuales debían ir los apóstoles
según la orden del Señor (Mat. 28:18-20; Hech. 1:8).
Creído. Pablo traza cronológicamente el éxito de la misión de Cristo, desde la encarnación hasta su recepción favorable en los corazones de los sinceros. En esta forma confirma Pablo el rápido progreso del Evangelio en todo el mundo conocido de entonces (ver com. Col. 1:23). Recibido arriba. Gr. analambáno. Este verbo se usa en el relato de la ascensión (Mar. 16:19; Hech. 1:2,11,22).
En gloria. La recepción que se le tributó a Cristo cuando se
le dio la bienvenida al ascender al cielo, fue gloriosa. (7CBA).
COMENTARIOS DE EGW
4. 1JT 28, 39, 76. LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES.
Vi que descansa sobre los padres una gran responsabilidad. Estos no deben
ser manejados por sus hijos, sino que deben dirigirlos a ellos. Se me señaló el
caso de Abrahán. El era fiel en su casa, gobernó a su familia después de él, y
ello fue recordado por Dios.
Se me mencionó luego el caso de
Elí. Él no reprendía a sus hijos y éstos se pervirtieron y envilecieron y por
su maldad extraviaron a Israel. Cuando Dios hizo conocer sus pecados a Samuel,
y le comunicó la grave maldición que los iba a sobrecoger porque Elí no los
había reprendido, dijo que sus pecados no podían ser limpiados por sacrificios
u ofrendas. Cuando Samuel le transmitió lo que el Señor le había revelado, Elí
se sometió, diciendo: "Jehová es; haga lo que bien le pareciera." (1
Sam. 3: 18.) La maldición de Dios no tardó en sobrevenir. Aquellos malvados
sacerdotes fueron muertos así como treinta mil hombres de Israel, y el arca de
Dios fue tomada por el enemigo. Y cuando Elí oyó que el arca de Dios había sido
tomada, cayó de espaldas y murió. Todo este mal resultó de la negligencia de
Elí en cuanto a reprender a sus hijos. Vi que si Dios era tan escrupuloso que
advertía tales cosas antiguamente, no las nota menos en estos último días.
Los padres deben gobernar a sus
hijos, corregir sus acciones y subyugarlos, o Dios destruirá seguramente a sus
hijos en el día de su gran ira; y los padres que no hayan dominado a sus hijos
no quedarán sin culpa. De manera especial, deben los siervos de Dios gobernar
sus propias familias y mantenerlas en buena sujeción. Vi que no están
preparados para juzgar o decidir asuntos de la iglesia, a menos que puedan
gobernar bien su propia casa. Primero deben poner orden en su casa, y luego su
juicio e influencia pesarán en la iglesia. 29
Vi que las visiones no habían
sido más frecuentes últimamente, porque no han sido apreciadas por la iglesia.
La iglesia ha perdido casi completamente su espiritualidad y fe, y las
reprensiones y amonestaciones han tenido muy poco efecto sobre ella. Muchos de
los que profesaban tener fe en aquéllas no las escucharon.
Algunos siguieron una conducta
poco juiciosa cuando hablaban de su fe a los incrédulos, y si se les exigía una
prueba, leían una visión en vez de recurrir a la Biblia para encontrar la
prueba requerida. Vi que esta conducta es inconsecuente, y crea en los
incrédulos prejuicios contra la verdad. Las visiones no pueden tener peso para
aquellos que nunca las han visto, y no conocen su espíritu. No se debe recurrir
a ellas en tales casos. 30
* LAS ESPOSAS COMO COLABORADORAS. Estas hermanas están
estrechamente vinculadas con la obra de Dios si es que él ha llamado a sus
esposos a predicar la verdad presente. Estos siervos, si verdaderamente son
llamados por Dios, sentirán la importancia de la verdad. Se colocaran entre los
vivos y los muertos, y velarán por las almas como quienes han de dar cuenta. Solemne
es su vocación y sus compañeras pueden ser para ellos una gran bendición o una
gran maldición. Pueden alentarlos cuando están abatidos, consolarlos cuando
están desanimados, y animarlos a mirar hacia arriba y confiar plenamente en
Dios cuando les falta la fe. O pueden seguir una conducta opuesta; mirar el
lado sombrío, pensar que pasan por tiempos difíciles, y no ejercer fe en Dios,
hablar de sus pruebas e incredulidad con sus compañeros, albergar un espíritu
quejoso y murmurador, y ser un lastre y hasta una maldición para ellos.
Vi que las esposas de los
ministros deben ayudar a sus esposos en sus labores, y cuidar muchísimo la
influencia que ejercen; porque hay quienes las observan, y esperan más de 39
ellas que de otros. Su indumentaria, su vida y conversación debieran ser un
ejemplo que tenga sabor de vida y no de muerte. Vi que deben asumir una actitud
humilde y mansa, aunque digna, sin dedicar su conversación a cosas que no
tienden a dirigir la mente hacia el cielo.
Su gran pregunta debe ser: "¿Cómo puedo salvar mi propia alma, y
ser el medio de salvar a otros?" Vi que Dios no acepta una obra tibia al
respecto. Quiere todo el corazón e interés, o nada. Su influencia se ejerce
decidida e inequívocamente en favor de la verdad o contra ella. Recogen con
Jesús o dispersan. Una esposa no santificada es la mayor maldición que pueda
tener un ministro. Aquellos siervos de Dios que por desgracia tengan en sus
casas esta influencia agostadora, deben duplicar sus oraciones y su vigilancia,
y, asumiendo una posición firme y decidida, no permitir que los opriman las
tinieblas. Deben aferrarse más a Dios, ser enérgicos y decididos, gobernar bien
su propia casa, y vivir de tal manera que puedan recibir la aprobación de Dios
y la custodia de los ángeles. Pero si ceden a los deseos de sus compañeras no
consagradas, el ceño de Dios pesará sobre su casa. El arca de Dios no puede
morar en ella, porque ellos apoyan a sus esposas en sus errores y se los toleran.
Nuestro Dios es un Dios celoso. Es
algo terrible jugar con él. Antiguamente, Acán codició un lingote de oro y un
manto babilónico, y los escondió. Todo Israel sufrió por ello y fue derrotado
delante de sus enemigos. Cuando Josué averiguó la causa, el Señor dijo:
"Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque
Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no
podrás estar delante de tus enemigos hasta tanto que hayáis quitado el anatema
de un medio de vosotros." (Josué 7: 13.) Acán había pecado, y Dios lo
destruyó a él y a toda su familia, con todo lo que poseían, y borró la
maldición de Israel.
Vi que el Israel de Dios debe
levantarse, y renovar su fortaleza en Dios, refirmando y cumpliendo su pacto
con él. La codicia, el egoísmo, el amor
al dinero y el amor al mundo
Vi que las esposas de los
ministros deben ayudar a sus esposos en sus labores, y cuidar muchísimo la
influencia que ejercen; porque hay quienes las observan, y esperan más de 40
compenetran todas las filas de
los observadores del sábado. Estos males están destruyendo el espíritu de
sacrificio entre el pueblo de Dios. Los
que albergan esta codicia en su corazón no se dan cuenta de ello. Ese mal se ha apoderado de ellos
imperceptiblemente, y a menos que lo desarraiguen, su destrucción será tan
segura como la de Acán. Muchos han
sacado su sacrificio del altar de Dios.
Aman al mundo, desean sus ganancias, y a menos que se produzca en ellos
un cambio completo, perecerán con el mundo. Dios les ha prestado recursos;
éstos no son propios, pues Dios ha hecho a los hombres mayordomos suyos. Pero debido a esto, los llaman propios y los
atesoran. Pero ¡oh, cuán prestamente les es arrebatado todo en un momento
cuando la mano prosperadora de Dios se aparta de ellos! Se deben hacer sacrificios para Dios; hay que
negarse al yo por amor a la verdad. ¡Oh, cuán débil y frágil es el hombre!
¡Cuán débil su brazo¡ Vi que pronto la altivez del hombre será abatida, y
humillado su orgullo. Reyes y nobles, ricos y pobres, todos por igual serán
postrados y caerán sobre ellos la plagas agostadoras de Dios. 41
*DEBERES PARA CON LOS HIJOS. SE ME ha
mostrado que generalmente los padres no se han conducido debidamente para con
sus hijos. No los han refrenado como debieran haberlo hecho, sino que les han
permitido manifestar orgullo y seguir sus propias inclinaciones. Antiguamente,
la autoridad paterna era respetada: los hijos estaban entonces sujetos a sus
padres, y los temían y reverenciaban; pero en estos últimos días el orden ha
sido invertido. Algunos padres están sujetos a sus hijos. Temen contrariar su
voluntad, y por lo tanto ceden a lo que les exigen. Pero mientras que los hijos
están bajo el techo de sus padres, y dependen de ellos, deben estar sujetos a
su voluntad. Los padres deben obrar con decisión, requiriendo que se acate lo
que ellos consideran correcto.
Elí podría haber reprendido a sus
hijos perversos, pero temía desagradarles. Los dejó persistir en su rebeldía,
hasta que llegaron a ser una maldición para Israel. Se exige que los padres
refrenen a sus hijos. La salvación de éstos depende en gran parte de la
conducta seguida por los padres. En su amor y ternura equivocados, muchos
padres miman a sus hijos para perjuicio de éstos, fomentan su orgullo, y los atavían
con adornos que los envanecen e inducen a pensar que el traje es lo que hace a
un caballero o a una dama. Pero una corta relación con ellos convence a quienes
los tratan de que una hermosa apariencia no es suficiente para ocultar la
deformidad del corazón desprovisto de las gracias cristianas, pero lleno de
amor propio, altanería, y pasiones sin freno. Los que aman la mansedumbre, la
humildad y la virtud, deben huir de tal sociedad, aún cuando sea la de hijos de
observadores del sábado. Su compañía es deletérea; su influencia conduce a la
muerte. 77 Los padres no se dan cuenta de la influencia destructora que ejerce
la semilla que están sembrando. Ella brotará y dará un fruto que hará a los
hijos despreciar la autoridad paterna.
Aunque sean adultos, se requiere
de los hijos que respeten a sus padres, y que se preocupen por su
comodidad. Deben seguir los consejos de
padres piadosos, y no han de pensar que porque han cumplido algunos años más ya
no tienen obligaciones para con ellos. Hay un mandamiento que encierra una
promesa para aquellos que amen a su padre y a su madre. En estos postreros
días, los hijos se distinguen tanto por su desobediencia y falta de respeto,
que Dios lo ha notado especialmente. Ello constituye una señal de que el fin se
acerca y demuestra que Satanás ejerce un dominio casi completo sobre la mente
de los jóvenes. Muchos no respetan ya las canas. Se considera que eso es
anticuado; que es una costumbre que data de los tiempos de Abrahán. Dijo Dios:
"Yo lo he conocido, sé que mandará a sus hijos y a su casa después de
si." (Gén. 18:19.)
Antiguamente, no se
permitía a los hijos que se casaran sin el consentimiento de sus padres. Los
padres elegían los cónyuges de sus hijos. Se consideraba delito que los hijos
contrajesen matrimonio por su propia responsabilidad. Primero se presentaba el asunto ante los
padres, y ellos habían de considerar si la persona que iba a ser puesta en
íntima relación con ellos era digna, y si las partes contrayentes podían
sostener una familia. Se consideraba de suma importancia el que ellos, como
adoradores del verdadero Dios, no se uniesen en matrimonio con gente idólatra,
a fin de que sus familias no fuesen apartadas de Dios.
Aún después que los hijos se
habían casado, se hallaban bajo la más solemne obligación para con sus padres.
Su juicio no era considerado aún entonces como suficiente sin el consejo de los
padres, y se les exigía que respetasen y acatasen sus deseos, a menos que éstos
se opusieran a los requisitos de Dios.
También fue llamada mi atención a
la condición de los 78 jóvenes en estos últimos días. No se ejerce dominio
sobre los niños. Padres, debéis principiar vuestra primera lección de
disciplina cuando vuestros hijos son aún niños mamantes en vuestros
brazos. Enseñadles a conformar su
voluntad a la vuestra. Esto puede hacerse con serenidad y firmeza. Los padres
deben ejercer un dominio perfecto sobre su propio genio, y con mansedumbre,
aunque con firmeza, doblegar la voluntad del niño hasta que no espere otra cosa
sino el deber de ceder a sus deseos.
RESULTADOS DE
LA NEGLIGENCIA PATERNA. Los padres no empiezan a tiempo.
No subyugan la primera manifestación de mal genio del niño, y éste nutre una
terquedad que aumentará con el crecimiento y se fortalecerá a medida que él
mismo adquiera fuerza. Algunos niños piensan que por ser ya mayorcitos es la
cosa más natural que se los deje hacer su propia voluntad y que sus padres se
sometan a sus deseos. Ellos esperan que sus padres los sirvan. Las
restricciones los impacientan, y cuando ya tienen bastante edad para ayudar a
sus padres, no llevan las cargas que debieran llevar. Se les ha eximido de las
responsabilidades, y le vuelven inútiles para el hogar y para cualquier
ambiente. No tienen poder de resistencia. Los padres han llevado las cargas, y
los han dejado crecer ociosos, sin hábitos de orden, laboriosidad ni economía.
No se los ha habituado a la abnegación, sino que se los ha mimado y echado a
perder. Sus apetitos han sido fomentados; y llegan a la edad adulta con la
salud debilitada. Sus modales y comportamiento no son agradables. Son
desdichados ellos mismos, y hacen desdichados a cuantos los rodean. Y mientras
los hijos son aún niños, mientras necesitan ser disciplinados, se les deja
salir en grupos y buscar la sociedad de los jóvenes, y unos ejercen una
influencia corruptora sobre otros.
La maldición de Dios descansará
seguramente sobre los padres infieles. No sólo están ellos plantando espinas
que los habrán de herir aquí, sino que deberán arrostrar su propia 79
responsabilidad cuando se abra el juicio. Muchos hijos se levantarán en el
juicio y condenarán a sus padres porque no los reprendieron, y los harán
responsables de su destrucción. La falsa
simpatía y el amor ciego de los padres los impulsa a excusar y a no corregir
las faltas de sus hijos, y como consecuencia éstos se pierden, y la sangre de
sus almas recaerá sobre los padres infieles.
Los niños que son así criados sin
disciplina, tienen que aprenderlo todo cuando profesan seguir a Cristo. Toda su
experiencia religiosa queda afectada por la crianza que han recibido en su
niñez. Muchas veces aparece el mismo carácter voluntarioso, la misma falta de
abnegación, la misma impaciencia bajo los reproches, el mismo amor propio y
mala voluntad para aceptar consejos ajenos, o para recibir la influencia de los
juicios ajenos, la misma indolencia, el mismo espíritu de rehuir las cargas y
de negarse a llevar responsabilidades. Todo esto se ve en su relación con la
iglesia. Para los tales es posible
vencer; pero ¡cuán dura es la lucha que les aguarda y cuán severo el conflicto!
¡Cuán duro es pasar por el curso de disciplina cabal necesario para alcanzar la
elevación del carácter cristiano! Sin
embargo, si llegan a vencer al fin, les será permitido ver, antes de ser
trasladados, cuánto se acercaron al precipicio de la destrucción eterna, por
haberles faltado la debida preparación en la juventud, por no haber aprendido a
someterse en la niñez. 80
15. PVGM 34.
En este período de formación de la vida de sus hijos, 34 la
responsabilidad de los padres es muy grande.
Debe constituir su tema de estudio cómo rodear a la juventud de las
debidas influencias, influencias que les den opiniones correctas acerca de la
vida y su verdadero éxito.
En vez de esto, ¡cuántos padres convierten en el primer objeto de su vida
el conseguir para sus hijos la prosperidad mundanal! Eligen todas sus
relaciones con este fin. Muchos padres fijan su hogar en alguna gran
ciudad, y presentan sus hijos a la sociedad elegante y a la moda. Los
rodean de influencias que estimulan la mundanalidad y el orgullo.
En esa atmósfera la mente y el alma se empequeñecen.
Los blancos nobles y elevados de la vida se pierden de vista. El privilegio
de ser hijos de Dios, herederos de la eternidad, se cambia por el
beneficio mundanal.
Muchos padres tratan de crear la
felicidad de sus hijos satisfaciendo su amor a las diversiones.
Les permiten ocuparse en los deportes y asistir a fiestas sociales, y los
proveen de dinero para usar libremente en la ostentación y la complacencia
propia. Cuanto más se trata de satisfacer el deseo placer, tanto más
se fortalece.
El interés de estos jóvenes queda cada vez más absorbido por las
diversiones, hasta que llegan a considerarlas como el gran objeto de su vida.
Forman hábitos de ociosidad y complacencia propia que hace imposible que alguna
vez lleguen a ser cristianos estables.
AUN A LA IGLESIA, que debe ser el
pilar y el fundamento de la verdad, se la halla estimulando el amor egoísta
del placer. Cuando debe obtenerse dinero para fines religiosos, ¿a qué medios
recurren muchas iglesias? A los bazares, las cenas, las exposiciones de
artículos de fantasía, aun a las rifas y a recursos similares. A menudo
el lugar apartado para el culto divino es profanado banqueteando y bebiendo,
comprando, vendiendo y divirtiéndose. El respeto por la casa de Dios
y la reverencia por su culto disminuyen en la mente de los jóvenes. Los
baluartes del dominio propio 35 se debilitan. El egoísmo, el apetito, el
amor a la ostentación son usados como móviles, y se fortalecen a medida que se
complacen.
16. CC 11. Nunca fue áspero,
nunca habló una palabra severa innecesariamente, nunca dio a un alma sensible
una pena innecesaria. No censuraba la debilidad humana. Hablaba la verdad, pero
siempre con amor. Denunciaba la hipocresía, la incredulidad y la iniquidad;
pero las lágrimas velaban su voz cuando profería sus fuertes reprensiones.
Lloró sobre Jerusalén, la ciudad amada que rehusó recibirlo, a él, el Camino,
la Verdad 11 y la Vida. Habían
rechazado al Salvador, más él los consideraba con piadosa ternura.
La suya fue una vida
de abnegación y verdadera solicitud por los demás. Toda alma era preciosa a sus
ojos. A la vez que siempre llevaba consigo la dignidad divina, se inclinaba con
la más tierna consideración hacia cada uno de los miembros de la familia de
Dios. En todos los hombres veía almas caídas a quienes era su misión salvar.
Tal es el carácter de Cristo como se revela en su vida. Este es el carácter de
Dios. Del corazón del Padre es de donde manan los ríos de compasión divina,
manifestada en Cristo para todos los hijos de los hombres. Jesús el tierno y
piadoso Salvador, era Dios "manifestado en la carne" (1 Timoteo
3:16). Jesús vivió, sufrió y murió para redimirnos. Él se hizo "Varón de
dolores" para que nosotros fuésemos hechos participantes del gozo eterno.
Dios permitió que su Hijo amado, lleno de gracia y de verdad, viniese de un
mundo de indescriptible gloria, a un mundo corrompido y manchado por el pecado,
oscurecido con la sombra de la muerte y la maldición. Permitió que dejase el
seno de su amor, la adoración de los ángeles, para sufrir vergüenza, insulto,
humillación, odio y muerte. "El castigo de nuestra paz cayó sobre él, y
por sus llagas nosotros sanamos" (Isaías 53:5).
¡Miradlo en el
desierto, en el Getsemaní, sobre la cruz! El Hijo inmaculado de Dios tomó sobre
sí la carga del pecado. El que había sido uno con Dios, sintió en su alma la
terrible separación que hace el pecado entre 12 Dios y el hombre.
Esto arrancó de sus labios el angustioso clamor: "¡Dios mío! ¡Dios mío!
¿Por qué me has desamparado?" (San Mateo 27:46). La carga del pecado,
el conocimiento de su terrible enormidad y de la separación que causa entre el
alma y Dios, quebrantó el corazón del Hijo de Dios. Pero este gran sacrificio
no fue hecho a fin de crear amor en el corazón del Padre para con el hombre, ni
para moverlo a salvar. ¡No, no! "Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que dio a su Hijo unigénito" (S. Juan 3:16). No es que el Padre nos ame por
causa de la gran propiciación, sino que proveyó la propiciación porque nos ama.
Cristo fue el medio por el cual él pudo derramar su amor infinito sobre un
mundo caído. "Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al
mundo" (2 Corintios 5:19).
Dios sufrió con su
Hijo. En la agonía del Getsemaní, en la muerte del Calvario, el corazón del
Amor Infinito pagó el precio de nuestra redención. Jesús decía: "Por esto
el Padre me ama, por cuanto yo pongo mi vida para volverla a tomar"
(San Juan 10: 17). Es decir: "De tal manera os amaba mi Padre, que
aún me ama más porque he dado mi vida para redimiros. Por haberme hecho vuestro
Sustituto y Fianza, por haber entregado mi vida y tomado vuestras
responsabilidades, vuestras transgresiones, soy más caro a mi Padre; por mi
sacrificio, Dios puede ser justo y, sin embargo, el justificador del que cree
en Jesús".´ Nadie sino el Hijo de Dios podían efectuar nuestra redención;
porque sólo él, que estaba 13 en el seno del Padre podía darlo
a conocer. Sólo él, que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios,
podía manifestarlo. Nada menos que el infinito sacrificio hecho por Cristo en
favor del hombre caído podía expresar el amor del Padre hacia la perdida
humanidad. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
unigénito"…
PVGM 104. MILLARES
HAN PUESTO AL SEÑOR DELANTE DE SÍ, y contemplándolo han sido transformados a su misma imagen. Su
espíritu arde dentro de ellos mientras hablan de su carácter, contando lo que
Cristo es para ellos y lo que ellos son para Cristo. Pero estos
investigadores no han agotado estos temas grandiosos y santos. Millares
más pueden empeñarse en la obra de investigar los misterios de la salvación, Mientras
uno se espacie en la vida de Cristo y el carácter de su misión, rayos de luz
brillarán más distintamente con cada intento de descubrir la verdad. Cada
nuevo estudio revelará algo más profundamente interesante que lo que ya ha sido
desplegado. El tema es inagotable. El estudio de la encarnación de
Cristo, su sacrificio expiatorio y su obra de mediación, embargarán la mente
del estudiante diligente mientras dure el tiempo; y mirando al cielo con sus
innumerables años, exclamará: "Grande es el misterio de la piedad".
En la eternidad aprenderemos aquello que, de haber recibido la iluminación que
fue posible obtener aquí, habría abierto nuestro entendimiento. Los temas
de la redención llenarán los corazones y las mentes y las lenguas de los
redimidos a través de las edades eternas. Entenderán las verdades que
Cristo anheló abrir ante sus discípulos, pero que ellos no tenían fe para
entender. Eternamente irán apareciendo nuevas visiones de la perfección y
la gloria de Cristo. Durante los siglos interminables, el fiel Padre de
familia sacará de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. 105
Ministerio Hno. Pio
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